DF: "Cristianos y musulmanes. Fe y libertad en la ciudad plural

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Diario Financiero - VIERNES 11 DE MAYO DE 2018

HUMANITAS Cristianos y musulmanes. Fe y libertad en la ciudad plural

POR CARDENAL ANGELO SCOLA *ARZOBISPO DE MILÁN

La Fundación Internacional Oasis estudia la interacción y fomenta el entendimiento mutuo entre cristianos y musulmanes dentro del contexto global, caracterizado por una creciente hibridación de civilizaciones y culturas. Se enfoca especialmente en las comunidades cristianas que viven en el Medio Oriente, en las sociedades de mayoría musulmana en las que viven cristianos, y en el islam en su pluralidad interna. Presentamos a continuación la intervención del cardenal Scola en la presentación del último número de la revista Oasis en la Feria del Libro de Milán. Aunque el tema central del último número de la revista Oasis, “Musulmanes, fe y libertad”, pueda parecer lejano de nuestras preocupaciones cotidianas, el subtítulo, “Por qué esta es la verdadera cuestión del futuro (más que el terrorismo)”, debería disipar toda impresión de algo abstracto. Me han dicho que algunos lo han definido como valiente, pero más que valiente creo que es dramáticamente realista porque el gran nudo sin resolver del que nacen muchas de las tensiones del mundo musulmán, llegando hasta la tragedia del yihadismo, es justamente la ausencia de libertad. En particular, sin libertad se seguirá planteando la trágica alternativa entre gobierno autoritario o dictadura religiosa que aplasta a las iglesias cristianas, en apoyo de las cuales nació Oasis hace ya más de doce años.

Una conversación interrumpida Libertad y liberación no son sinónimos. Cincuenta años después del 68 conocemos bien la potencia del ideal de liberación (política, económica, social…), su capacidad para movilizar a las masas, como se decía entonces. Sin embargo, la evolución –aunque sería mejor decir la involución– del 68 nos muestra que no hay verdadera liberación sin una concepción adecuada de la libertad. Las revueltas árabes de 2011,

que empezaron en Túnez y Egipto, han sido un grito de liberación que no supo abrirse camino hacia la libertad; a causa de la represión, ciertamente, pero también a causa de una insuficiencia interna en las diversas almas de las protestas. Y así el terrorismo, entonces reducido a una posición defensiva, pudo volver a levantar la cabeza. Por eso, en un momento en que el yihadismo acusa el golpe de varias derrotas militares, resulta crucial volver a hablar de libertad, sin descargar tan pronto las responsabilidades en el sistema político global y, por otro lado, sin encerrarse, por lo que a Europa se refiere, en un miope enfoque centrado en la seguridad. Solo así se podrá quitar su base al fundamentalismo. Pero no es fácil discutir sobre estos temas, al menos en el mundo musulmán. El primer obstáculo son, sin duda, los constantes ataques a la libertad de expresión que impiden afrontar serenamente las cuestiones más delicadas. ¿Cómo se va a reflexionar sobre la libertad religiosa con la espada del takfīr (acusación a los no creyentes) desenvainada sobre nuestras cabezas? ¿Cómo se va a hablar de los límites del poder político en un estado policial? «Pero lo que el hombre no puede hacer públicamente –escribe el estudioso coránico Emran Al-Badawi en un interesante artículo– lo hace en secreto. O mejor aún en internet». Existe por tanto un debate sobre estos temas que merece ser conocido, aunque se desarrolle en su mayoría de manera subterránea y al margen del discurso oficial, político y religioso. Sin embargo, el último número de Oasis también muestra una dificultad más profunda, diría que un gran malentendido, bien documentado en un libro-manifiesto de principios del siglo XX, “La naturaleza del despotismo” del sirio Al-Kawakibi (1854-1902). Muy conocido en el mundo árabe, este libro supone indudablemente un potente llamamiento en favor de la libertad. Pero insuficiente. El autor sirio leyó a Vittorio Alfieri (1749-1803), del que toma numerosas ideas. Sin embargo, como el piamontés, sigue preso de un esquema ilustrado según el cual el cristianismo –y el catolicismo

en particular– sería el principal obstáculo a la libertad. Al-Kawakibi cree que puede salir al paso de las dificultades con dos movimientos. Primero, introduce la más clásica de las distinciones entre la figura de Jesús, positiva y profética, y la historia de la Iglesia como institución temporal corrupta. Segundo, cree que puede exonerar al islam de la crítica ilustrada ya que se trata de una religión sin clero; si hubiera vivido hasta los tiempos del Isis habría visto que se puede construir tranquilamente una tiranía religiosa aun con ausencia de clero. El gran malentendido de Kawakibi, y de tantos autores que después de él se posicionaron en el mundo islámico a favor de la libertad, consiste en leer el cristianismo a través de las lentes de la modernidad. Por ello, a pesar del respeto que tributa a la figura de Jesús, “uno de los profetas más cercanos a Dios” como siempre nos recuerdan los musulmanes durante los encuentros interreligiosos, su mensaje no es tomado en consideración. El verdadero referente de la confrontación es la Ilustración europea, que nace sin


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