DF: Dom Columba Marmion: un maestro espiritual por redescubrir"

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Diario Financiero - VIERNES 15 DE JUNIO DE 2018

HUMANITAS Dom Columba Marmion: un maestro espiritual por redescubrir

POR MONS. JOSEPH MURPHY

Dom Columba Marmion es uno de los autores espirituales más influyentes del siglo XX. Prácticamente olvidado en los años que siguen al Concilio Vaticano II, es objeto de un renovado interés sobre todo después de su beatificación, que tuvo lugar el 3 de septiembre del 2000. La reedición de sus Obras Espirituales en 1998, la aparición de una excelente biografía por Dom Mark Tierney de la abadía benedictina de Glenstal (Irlanda) y la reciente publicación de la Correspondencia ofrecen una buena ocasión para presentar este autor a una nueva generación de lectores. Humanitas lo ha escogido para dar comienzo a la nueva sección de la revista “Grandes figuras del Cristianismo del siglo XX”. A continuación presentamos extractos del artículo que puede leer completo en www.humanitas.cl.

Vida del Bienaventurado Columba Marmion Joseph Aloysius Marmion nació en Dublín el 1 de abril de 1858, de padre irlandés, William Marmion, y de madre francesa, Herminie Cordier. En 1874, queriendo hacerse sacerdote diocesano, entra al Seminario de la Santa Cruz de Clonliffe, Dublín. Enseguida, su arzobispo, Mons. Edward McCabe, lo envía a Roma para completar sus estudios. Allí, tuvo él la buena suerte de seguir los cursos del sacerdote Francesco Satolli, futuro delegado apostólico en los Estados Unidos y uno de las grandes figuras de la renovación tomista, quien lo alienta a sumergirse en el estudio de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino. El otro profesor influyente fue el de Sagrada Escritura, Mons. Ubaldo Ubaldi, quien inspira en el joven Marmion un profundo amor por el Nuevo Testamento, y sobre todo por los escritos de San Pablo. Marmion conocía de memoria las cartas del Apóstol de los gentiles y las citaba constantemente en sus conferencias y en su correspondencia. El 16 de junio de 1881, Marmion fue ordenado sacerdote en la iglesia romana Sant’Agata dei Goti (Santa

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Águeda de los Godos), a la sazón capilla del Colegio Irlandés. Camino a Irlanda, se detiene en Bélgica para visitar a un amigo sacerdote en la abadía benedictina de Maredsous. Se siente inmediatamente atraído por la vida monástica. De regreso a Dublín, fue nombrado vicario en la parroquia de Dundrum y en seguida profesor del seminario, lo que le permite completar su formación intelectual y espiritual. Al mismo tiempo, era capellán de un convento de la prisión Mountjoy de Dublín, donde trata con muchos criminales endurecidos. Gracias a su bondad de corazón, el abad Marmion logra conocerlos en la profundidad de su angustia y, en algunos casos, despertar en ellos no solamente esperanza y consolación, sino también la fe en la misericordia de Dios. Después de cinco años de ministerio, abandona Dublín para entrar a la abadía de Maredsous, en donde se le da el nombre de Columba, en honor del gran evangelizador de Escocia. Luego de su profesión religiosa, que tuvo lugar en 1891, se distingue muy rápidamente como predicador y conferencista. En 1899 fue designado para formar parte de un pequeño grupo de monjes enviados para fundar la abadía de Mont-César en Lovaina, en donde se le confía rápidamente el cargo de prior. Allí es también responsable

“Dios quiere nuestra santidad, Él la quiere porque nos ama infinitamente, y nosotros debemos quererla con Él. Dios quiere hacernos santos, haciéndonos participar de su vida misma; y, por eso, Él nos adopta como sus hijos y los herederos de su gloria infinita y de su felicidad eterna”.

espiritual y profesor de los jóvenes monjes llevados a Lovaina para los estudios de filosofía y de teología. En esa misma época se convierte en el confesor del futuro cardenal Mgr Joseph Mercier. Su afinidad estaba sin duda fundada en parte sobre un mismo conocimiento y apreciación de las obras de Santo Tomás de Aquino. Diez años más tarde, en 1909, Dom Marmion fue elegido abad de Maredsous. Se encuentra así a la cabeza de una comunidad de más de cien monjes, dotada de una escuela de humanidades, de una escuela de maestros de arte, y de una enorme granja. Debía también velar sobre la reputación teológica y científica ya bien establecida de la abadía. Continúa su apostolado de predicación de retiros y se consagra a numerosas direcciones espirituales. En 1913 ayuda a los monjes anglicanos de la isla de Caldey y a las monjas de Milford Haven, quienes deseaban convertirse al catolicismo. Durante la Primera Guerra Mundial, después de la invasión de Bélgica, acompaña a los monjes más jóvenes a Irlanda en donde podían continuar su formación monástica. De regreso a Maredsous en 1916, debió asegurar la dirección de la abadía, siguiendo a la vez de cerca la comunidad de jóvenes monjes que permanecían en Edermine, Irlanda. En Maredsous, daba regularmente conferencias espirituales a sus monjes. Su secretario, Dom Raymond Thibaut, y los otros monjes anotaban con avidez lo que él decía durante las conferencias. Dom Thibaut consultaba igualmente a las monjas de Maredret, quienes se beneficiaban también de las enseñanzas de Dom Marmion. Después de haber corregido el francés, Dom Thibaut daba el texto a su abad para su aprobación. Así nació la Trilogía Jesucristo, vida del alma (1917), Jesucristo en sus misterios (1919) y Jesucristo, ideal del monje (1922). Dom Marmion tenía también la intención de publicar un libro sobre el sacerdocio, pero no alcanzó a hacerlo antes de su muerte, sobrevenida el 30 de enero de 1923. Es solamente en 1951 que Dom Thibaut pudo publicar el volumen Jesucristo, ideal del sacerdote, basado en los retiros predicados por Dom

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