DF: "El paso de Francisco por Marruecos: un poco de levadura en una gran cantidad de harina"

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Diario Financiero - VIERNES 5 DE ABRIL DE 2019

HUMANITAS

El paso de Francisco por Marruecos: un poco de levadura en una gran cantidad de harina

Este domingo culminó el viaje apostólico del Papa Francisco a Marruecos, el tercero de los cuatro viajes internacionales programados para este primer semestre, viajes que han demostrado no solo su atención continua a las periferias y su gran interés en promover el diálogo católico-musulmán, sino también su defensa en nombre de los migrantes. Visite www.humanitas.cl para acceder a más contenido. La visita a Marruecos se produce 34 años después del viaje del Papa Juan Pablo II al Reino, que tuvo lugar en 1985 y trascendió a la historia de la Santa Sede, pues con este encuentro Karol Wojtyła se convirtió en el primer Papa en dar un discurso ante jóvenes musulmanes y la primera vez que un jefe religioso musulmán, el rey Hassan II, recibía a un Papa. Para Francisco, este es el décimo país Musulmán que visita y, como Juan Pablo II lo hizo entonces, emprendió su viaje como “peregrino de la paz y de la fraternidad”. De hecho, el lema de la visita a Marruecos fue “Siervo de la Esperanza”, porque consideran al Santo Padre como el siervo de los siervos de Dios. La pequeña comunidad de cristianos marroquíes, de solo 23 mil de 35 millones de habitantes del país, está compuesta por dos arquidiócesis: Tánger y Rabat, guiadas por dos arzobispos españoles, el franciscano gallego Santiago Agrelo Martínez, y el salesiano andaluz Cristóbal López Romero que ocupa la sede de Rabat desde marzo de este mismo año. La Iglesia Católica en Marruecos, donde entregan su vida 46 sacerdotes y 180 religiosas, se pone al servicio de los pobres y de esta comunidad cristiana que vive su fe en medio del Islam, una comunidad formada por cooperantes, inversores, trabajadores, estudiantes universitarios, y cada vez más emigrantes en paso hacia los países del norte del Mediterráneo. El Papa fue también a tierra marroquí para “encontrar y animar en su camino” a esta pequeña comunidad a la que abrazó en su segundo día en Marruecos, durante

la Santa Misa que celebró en el Centro Deportivo Príncipe Moulay Abdellah de Rabat. En la Eucaristía participaron 10.000 personas de 60 nacionalidades diversas, a las que animó a no caer “en la tentación de creer en el odio y la venganza como formas legítimas de brindar justicia de manera rápida y eficaz”, porque lo único que hacen es matar “el alma de nuestros pueblos, envenenar la esperanza de nuestros hijos, destruir y llevarse consigo todo lo que amamos”. “Contemplando el corazón del Padre” – dijo el Pontífice – podremos redescubrirnos cada día como hermanos”. A los miembros del clero, a los religiosos y religiosas y al Consejo Mundial de Iglesias el Papa recordó el auténtico sentido de la misión a la luz del Evangelio. Precisando que los cristianos en Marruecos son un pequeño número, el Papa evidenció que la ‘misión’ no está determinada “particularmente por el número o la cantidad de espacios que ocupan” sino que está definida por “la capacidad de generar y suscitar cambio, estupor y compasión”, por el modo en el que se vive como “discípulos del Señor”. ¿A qué se asemeja un cristiano en estas tierras? Preguntó el Papa y explicó: Es similar a un poco de levadura que la Madre Iglesia quiere mezclar con una gran cantidad de harina, hasta que toda la masa fermente. De hecho, ¡Jesús no nos escogió y nos envió para que nos volvamos los más numerosos! Nos llamó para una misión. Nos puso en sociedad como esa pequeña cantidad de levadura: la levadura de las bienaventuranzas y del amor fraterno en la que, como cristianos, todos podemos encontrarnos para hacer presente su Reino. También dedicó su viaje a los inmigrantes, acogidos y apoyados por Cáritas de Rabat. Acoger, explicó el Pontífice, también significa ofrecer mayores posibilidades de entrada segura y legal. De ahí su invitación a garantizar la protección a lo largo de las rutas migratorias, a no dar cabida a los comerciantes de carne humana y a prevenir la discriminación. El Papa Francisco y el Rey de Marruecos,

Mohamed VI, realizaron un llamado a la comunidad internacional. Al finalizar la visita de cortesía del Papa al Rey en el Palacio Real de Rabat, el Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Edgar Peña Parra, leyó en italiano el llamado que después fue firmado por el Santo Padre y el Monarca marroquí. “Creemos que es importante preservar la Ciudad Santa de Jerusalén / Al Qods Acharif como patrimonio común de la humanidad y, sobre todo, para los fieles de las tres religiones monoteístas, como lugar de encuentro y símbolo de convivencia pacífica, en el que se cultivan el respeto mutuo y el diálogo”, escribieron ambos líderes. En esta línea, el Papa y el Rey de Marruecos destacaron que “se debe preservar y promover el carácter multirreligioso específico, la dimensión espiritual y la peculiar identidad cultural de Jerusalén / Al Qods Acharif”. “Esperamos, por tanto, que en la Ciudad Santa se garantice la plena libertad de acceso a los fieles de las tres religiones monoteístas y el derecho de cada una a ejercer allí su culto, para que en Jerusalén / Al Qods Acharif se eleve, de parte de los fieles, la oración a Dios, Creador de todos, para un futuro de paz y hermandad en la tierra”, concluyeron. Previamente, el Papa Francisco visitó el Mausoleo de Mohamed V en donde dejó un ramo de flores y escribió en libro de honor que invocaba “a Dios Todopoderoso la prosperidad del Reino de Marruecos” así como también pidió al Señor que en Marruecos “crezca la hermandad y la solidaridad entre cristianos y musulmanes”. *** Párrafos escogidos del discurso del Santo Padre en el encuentro con el pueblo marroquí, las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático. Me alegro de pisar el suelo de este país, rico en tantas bellezas naturales, custodio de vestigios de antiguas civilizaciones y testigo de una historia fascinante. Ante todo, deseo expresar mi sincero y cordial


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