DF: "La 'conversión afectiva', plus necesario en la 'conversión religiosa'"

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Diario Financiero - VIERNES 16 DE DICIEMBRE DE 2016

humanitas

Entrevista al Padre Juan Carlos Scannone SJ

AÑO XXI

R E V I S T A DE A n t r op ol o gí a y C u lt u r a C r i s t i a n a s / N º 8 3 / A ÑO X X I

La “conversión afectiva”, plus necesario en la “conversión religiosa” Sentados en una sala de la Casa San Miguel ubicada en San Joaquín -parte del Centro Interprovincial de Formación San Pedro Fabro de los padre jesuitas-, donde habitan los jóvenes futuros sacerdotes que se preparan en teología, la conversación fluye ligera y amenísima con este padre que enseñó latín y griego al joven seminarista Jorge Mario Bergoglio y con quien más tarde compartió diez años en el Colegio Máximo de Buenos Aires. Seis cuando Bergoglio era el provincial de la Compañía de Jesús en Argentina, cuatro cuando era rector de dicho Colegio. Van apareciendo así una cantidad de recuerdos, como su cercanía con el actual Papa cuando éste fuera maestro de novicios, que movía a nuestro entrevistado, por la madurez y preparación de dicho maestro, a pedir su consejo espiritual, a pesar de la diferencia de edad. O el impulso que él mismo le dió como superior de aquella casa para que participase en el célebre Encuentro de El Escorial, al que le invitaron en cuanto representante de una línea de teología sudamericana crítica a la hermeneútica marxista, representativa de lo que luego se llamaría “Teología del Pueblo”, por la que el Papa Francisco ha manifestado su interés y simpatía, circunstancia aquella que hizo conocido internacionalmente al Padre Scannone. Una prueba actual de esta consonancia, que atraviesa los años, la vemos en el hecho de que uno de los autores que el Papa cita en su encíclica Laudato si’ es justamente a Juan Carlos Scannone, a quien asimismo pidió consagrara un tiempo de su avanzada vida a la revista La Civiltà Cattolica, tenida generalmente como órgano oficioso de la Santa Sede. Habiendo corrido la conversación sin control del reloj muchos espacios y tiempos interesantísimos de la historia argentina que, cuando jóvenes, les tocó vivir juntos a los padres Scannone y Bergoglio, nos abocamos a ciertos temas que explicó y discutió con un auditorio lleno de profesores y alumnos en la Facultad de Filosofía de la PUC durante su reciente visita a Santiago. - Lo primero sería que nos hable sobre la “conversión afectiva”, un tema que usted ha tratado y del que se ha tratado también en su entorno... ¿Podría decirnos cómo entiende usted esa “conversión”? Y asimismo, ¿qué ve

IGLESIA Y MEMORIA Jean-Louis Bruguès

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

CÁNTICO A FRAY ANDRESITO Magdalena Palacios Bianchi

Portada de revista Humanitas n° 83, actualmente en circulación, donde se publica el presente artículo.

Luego, Lonergan, ya más anciano, se da cuenta que la conversión religiosa no basta por sí sola, y entonces el habla de la conversión intelectual, la conversión ética y la conversión afectiva, sin la cual la conversión moral o no se hace o no dura.

*Director de revista Humanitas. ** Colaboradora de revista Humanitas

en ella como paso positivo en orden a superar cierta rémora ideológica, que facilmente permanece pegada en el espíritu, y de la cual la “conversión afectiva” puede liberar? - Yo he trabajado mucho a Bernard Lonergan (sacerdote jesuita canadiense). Hace algunos años dediqué un tiempo a ayudar a un profesor quien me dio su libro Insight, la primera obra de Lonergan que trata sobre el entendimiento humano. Tuve que realizar una reseña de la obra y ahí comencé a interesarme por él. Más tarde Lonergan saca un libro que se llama Method in Teology, donde habla de tres tipos de conversión: la conversión intelectual, la conversión moral y la conversión religiosa. La primera fase del método que propone empieza con el estudio más científico de las Sagradas Escrituras y de los padres de la Iglesia y termina, luego, en la fase pastoral. Existirían cuatro operaciones intencionales que realiza el sujeto: De la experiencia insight, es decir, de la captación del sentido; se sigue la verdad, por la razón; y luego las operaciones de opción y decisión. Cuando se llega al ámbito de la decisión, viene la conversión, la conversión intelectual, moral y religiosa. Luego, Lonergan, ya más anciano, se da cuenta que la conversión religiosa no basta por sí sola, y entonces el habla de la conversión intelectual, la conversión ética y la conversión afectiva, sin la cual la conversión moral o no se hace o no dura. - ¿Es en este punto, lo afectivo, dónde se vincula la conversión verdadera con el despegue de lo ideológico? - Lonergan dice que después de los maestros de la sospecha (Marx, Freud y Nietzsche) no se puede pensar que el científico está liberado subjetivamente. Marx diría que no se puede estar libre de ideologías, Freud de racionalizaciones y Nietzsche de la voluntad de poder disfrazada. Yo veo que esto se corresponde con algo que dice San Ignacio de Loyola: para encontrar la voluntad de Dios necesitamos estar libres de afecciones o afectos desordenados. La conversión afectiva tendría tres momentos: el primero de ellos es familiar, dentro de mi vida de familia no soy egoísta sino que pienso y busco que mi esposo, hijos, padres, hermanos, estén contentos. El segundo momento es civil, cuando yo busco el bien, empezando con mis conciudadanos y, en último término, de todo hombre y mujer. El tercer paso es, propiamente, la conversión religiosa. Respecto a la conversión religiosa Lonergan utiliza el término de Hegel aufheben, pero en el sentido utilizado por Karl Rahner(1) , esto es, conservar, quitar y elevar algo


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