HUMANITAS 71

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R E V I S T A DE A n t r o p o l o g í a y C u lt u r a C r i s t i a n a s / N º 7 1 / A Ñ O X V I I I

Juan de Dios Vial Larraín / Javier Prades REFLEXIONES SOBRE LA ENCÍCLICA LUMEN FIDEI Cardenal Angelo Scola EN EL XVII CENTENARIO DEL EDICTO DE MILÁN

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Alver Metalli IBEROÁMERICA PENSADA EN PROFUNDIDAD

Alberto Methol Ferré y el Papa Francisco


HUMANITAS

Consejo de Consultores y Colaboradores

Revista de Antropología y Cultura Cristianas

NACIONALES

EXTRANJEROS

Andrés Arteaga: Obispo Auxiliar de Santiago. Profesor de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. (UC) Francisca Alessandri: Profesora de la Facultad de Periodismo, UC. Antonio Amado: Profesor de Metafísica de la Universidad de los Andes. Felipe Bacarreza: Obispo de Los Ángeles, Chile. Carlos Francisco Cáceres: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Jorge Cauas Lama: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Fernando Chomali: Arzobispo de Concepción. Miembro de la P. Academia Pro Vita. Francisco Claro: Decano Facultad de Educación, UC. Ricardo Couyoumdjian: Profesor del Instituto de Historia, UC. De la Academia de la Historia del Instituto de Chile. Mario Correa Bascuñán: Secretario General de la Pontificia Universidad Católica. Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Carmen Domínguez: Abogado, Directora del Centro UC para la Familia. Vittorio di Girólamo: Profesor de la Universidad Gabriela Mistral. José Manuel Eguiguren Guzmán: Fundador del Movimiento Apostólico Manquehue Carlos José Errázuriz: Consultor Congregación para la Doctrina de la Fe. Profesor de la Pontificia Università della Santa Croce. Jesús Colina: Director de Aleteia. Juan Ignacio González: Obispo de San Bernardo, Chile. Raúl Hasbun: Sacerdote de Schöenstatt. Profesor del Seminario Pontificio Mayor de Santiago. Gonzalo Ibáñez Santa-María: Profesor y ex rector de la Universidad Adolfo Ibáñez. José Miguel Ibáñez Langlois: Teólogo y poeta. Raúl Irarrázabal Covarrubias: Arquitecto. Presidente de la Asociación Chilena de la Orden de Malta. Raúl Madrid: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Patricia Matte Larraín: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Presidenta de la Sociedad de Instrucción Primaria. Mauro Matthei, OSB: Sacerdote y monje benedictino. Historiador. Cardenal Jorge Medina: Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Augusto Merino: Cientista político, profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez. Antonio Moreno: Arzobispo Emérito de Concepción. Fernando Moreno: Filósofo, director del programa de Ciencia Política de la Universidad Gabriela Mistral. Rodrigo Moreno Jeria: De la Academia Chilena de la Historia. Bernardino Piñera: Arzobispo Emérito de La Serena. Rodrigo Polanco: Presbítero, profesor de la Facultad de Teología de la UC. Alejandro San Francisco: Profesor del Instituto de Historia, UC. Gisela Silva Encina: Escritora. Paulina Taboada: Médico. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita. William Thayer Arteaga: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Olga Uliánova: Doctora en Historia por la Universidad de Lomonosov, Moscú. Investigadora de la Universidad de Santiago. Luis Vargas Saavedra: Profesor de la Facultad de Letras, UC. Aníbal Vial: Ex rector Universidad Santo Tomás. Pilar Vigil: Médico. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita.

Héctor Aguer: Arzobispo de la Plata, Argentina. Anselmo Álvarez, OSB: Abad de Santa Cruz del Valle de los Caídos. Carl Anderson: Caballero Supremo de los Caballeros de Colón. Rémi Brague: Premio Ratzinger 2012. Titular cátedra Romano Guardini, Universidad de Munchen. Jean-Louis Bruguès, OP: Archivista y bibliotecario de la Santa Iglesia. Obispo emérito de Angers, Francia. Massimo Borghesi: Filósofo italiano. Catedrático de la Universidad de Perugia. Rocco Buttiglione: Filósofo político italiano. Cardenal Carlo Caffarra: Arzobispo de Bolonia. Cardenal Antonio Cañizares: Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Guzmán Carriquiry: Secretario de la Comisión Pontificia para América Latina. William E. Carroll: Profesor en la Facultad de Teología de la Universidad de Oxford. Alberto Caturelli: Filósofo argentino. Cesare Cavalleri: Director de Studi Cattolici, Milán. Francesco D’Agostino: Profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Tor Vergata de Roma. Ex Presidente del Comité Nacional de Bioética en Italia. Adriano Dell’Asta: Profesor de la Universidad Católica de Milán. Luis Fernando Figari: Fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, Lima. Stanislaw Grygiel: Filósofo polaco. Titular de la Cátedra Juan Pablo II en la Universidad Lateranense, Roma. Henri Hude: Filósofo francés. Ex rector del Colegio Stanislas, París. Lydia Jiménez: Directora General del Instituto Secular Cruzadas de Santa María Paul Johnson: Historiador inglés. Jean Laffitte: Obispo de Entrevaux. Secretario del Consejo Pontificio para la Familia. Nikolaus Lobkowicz: Director del Instituto de Estudios de Europa del Este y Central de la Universidad de Eichstätt, Alemania. Alfonso López Quintás: Filósofo español. Miembro de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Alejandro Llano: Filósofo español. Javier Martínez Fernández: Arzobispo de Granada, España. Carlos Ignacio Massini Correas: Catedrático de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. Livio Melina: Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia. Dominic Milroy, OSB: Monje de Ampleforth, ex-rector de Ampleforth College, York, Gran Bretaña. José Miguel Oriol: Presidente de Editorial Encuentro, Madrid. Francesco Petrillo, OMD: Superior General de la Orden de la Madre de Dios. Aquilino Polaino-Lorente: Psiquiatra español. Cardenal Paul Poupard: Presidente emérito del Pontificio Consejo de Cultura. Javier Prades: Rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Madrid. Miembro de la Comisión Teológica Internacional. Dominique Rey: Obispo de Frejus-Toulon, Francia. Florián Rodero L.C: Profesor de Teología del Ateneo Regina Apostolorum en Roma. Romano Scalfi: Director del Centro Rusia Cristiana, Milán. Cardenal Angelo Scola: Arzobispo de Milán. Josef Seifert: Es Rector de la Academia Internacional de Filosofía de Liechtenstein desde 1986, y desde 2004 en Chile, IAP-PUC. David L. Schindler: Director del Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, Washington D.C. Robert Spaemann: Filósofo alemán. Miguel Ángel Velasco: Director de Alfa y Omega, Madrid. Juan Velarde Fuertes: De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (1992). Richard Yeo, OSB: Abad Presidente de la Congregación Benedictina de Inglaterra.

Publicación trimestral de la Pontificia Universidad Católica de Chile La revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinión pública en general, de un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectoría No 147/95, visto 2o). DIRECTOR Jaime Antúnez Aldunate COMITÉ EDITORIAL Hernán Corral Talciani Samuel Fernández Eyzaguirre Gabriel Guarda, O.S.B. René Millar Carvacho Pedro Morandé Court Ricardo Riesco Jaramillo Francisco Rosende Ramírez Juan de Dios Vial Correa Juan de Dios Vial Larraín Arturo Yrarrázaval Covarrubias SECRETARIA DE REDACCIÓN Marta Irarrázaval Zegers CONSEJO DE CONSULTORES Y COLABORADORES Presidente Honorario: S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa. Arzobispo Emérito de Santiago. Héctor Aguer, Anselmo Álvarez, O.S.B., Carl Anderson, Andrés Arteaga, Francisca Alessandri, Antonio Amado, Felipe Bacarreza, Rémi Brague, Jean-Louis Bruguès, O.P., Rocco Buttiglione, Massimo Borghesi, Carlos Francisco Cáceres, Cardenal Carlo Caffarra, Cardenal Antonio Cañizares, Jorge Cauas Lama, Guzmán Carriquiry, William E. Carroll, Alberto Caturelli, Cesare Cavalleri, Fernando Chomali, Francisco Claro, Ricardo Couyoumdjian, Mario Correa Bascuñán, Francesco D’Agostino, Adriano Dell’Asta, Vittorio di Girolamo, Carmen Domínguez, José Manuel Eguiguren, Carlos José Errázuriz, Jesús Colina, Luis Fernando Figari, Juan Ignacio González, Stanislaw Grygiel, Gonzalo Ibáñez Santa-María, Raúl Hasbun, Henri Hude, José Miguel Ibáñez, Raúl Irarrázabal, Lydia Jiménez, Paul Johnson, Jean Laffitte, Nikolaus Lobkowicz, Alfonso López Quintás, Alejandro Llano, Raúl Madrid, Javier Martínez Fernández, Patricia Matte Larraín, Carlos Ignacio Massini Correas, Mauro Matthei, O.S.B., Cardenal Jorge Medina, Livio Melina, Augusto Merino, Dominic Milroy, O.S.B., Antonio Moreno Casamitjana, Fernando Moreno Valencia, Rodrigo Moreno Jeria, José Miguel Oriol, Francisco Petrillo, O.M.D., Bernardino Piñera, Aquilino Polaino-Lorente, Rodrigo Polanco, Cardenal Paul Poupard, Javier Prades, Dominique Rey, Florián Rodero L.C., Alejandro San Francisco, Romano Scalfi, Cardenal Angelo Scola, David L. Schindler, Josef Seifert, Gisela Silva Encina, Robert Spaemann, Paulina Taboada, William Thayer Arteaga, Olga Ulianova, Luis Vargas Saavedra, Miguel Ángel Velasco, Juan Velarde Fuertes, Aníbal Vial, Pilar Vigil, Richard Yeo, O.S.B.


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Traducción al español de la carta enviada por el Papa emérito Benedicto XVI con motivo del número 70 de revista Humanitas, que rindió homenaje a sus ocho años de pontificado.

Benedictus XVI Papa emeritus

Ciudad del Vaticano 9. 7. 2013

Señor Profesor Dr. Jaime Antúnez Aldunate Director de Revista Humanitas Pontificia Universidad Católica de Chile Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390 Centro de Extensión, 3er Piso

Santiago de Chile

Muy estimado y querido señor profesor: Quisiera hoy agradecerle de corazón su carta del día de Corpus Christi y, especialmente, el ejemplar adjunto de “Humanitas”, con tan favorable apreciación de mi pontificado. Usted ha acompañado tanto mi pensamiento como mi obra a lo largo de 25 años, haciendo así posible que mi voz se escuchara en Chile. Fue de este modo como se creó entre nosotros un vínculo, que ahora ha experimentado un nuevo fortalecimiento a través de su más reciente escrito. Llevo conmigo este legado al tiempo del silencio, al que ahora me he retirado, permaneciendo interiormente cercano a su trabajo y al de la Universidad Católica de Santiago de Chile. Con mi cordial agradecimiento por todo, reciba usted mi bendición apostólica.

Suyo en el Señor

Benedictus XVI


H U M A N I T A S

Humanitas Nº 71 OTOÑO 2013 – A ÑO X VIII

BENEDICTO XVI Y REVISTA “HUMANITAS” Juan de Dios Vial Correa / Jaime Antúnez Aldunate

510

LUZ DE LA FE Juan de Dios Vial Larraín

511

INDIVIDUALISMO, PERSONALISMO Y NUEVA EVANGELIZACIÓN Antonio Suárez

514

Alberto Methol Ferré, filósofo amigo del Papa Francisco IBEROÁMERICA PENSADA EN PROFUNDIDAD Alver Metalli

526

Intercesor de la Jornada Mundial de la Juventud EL BEATO JOSÉ DE ANCHIETA, APÓSTOL DE BRASIL César Augusto Dos Santos S. J.

532

1963-2013 A MEDIO SIGLO DE LA ELECCIÓN DE PABLO VI Henri de Lubac

548

Año de la Fe 2012-2013 Entrevista con el teólogo Javier Prades sobre LUMEN FIDEI LA FE ES UN DON QUE “NECESITA” DE LOS HOMBRES

552

A 20 años de la Encíclica Veritatis splendor LA RENOVACIÓN DE LA TEOLOGÍA MORAL EN LA PERSPECTIVA DEL CONCILIO VATICANO II Joseph Ratzinger

560

Hablan los religiosos ¿POR QUÉ UN AÑO DE LA FE?

576

Juan Pablo II: SU INTERPRETACIÓN DEL CONCILIO VATICANO SEGUNDO Jaroslaw Kupczak

584

En su XVII centenario EL EDICTO DE MILÁN: INITIUM LIBERTATIS Cardenal Angelo Scola

602

900 AÑOS DE LA SOBERANA ORDEN DE MALTA

612

Encuentro internacional en Arica: MIGRACIONES Y RUTAS DEL BARROCO Gabriel Guarda OSB

632

Destacamos en LIBROS Carlos José Errázuriz LA PALABRA DE DIOS COMO BIEN JURÍDICO ECLESIAL Francisco Walker

716

En portada:

Detalle de La Transfiguración, por Fra Angelico. Fresco en San Marcos, Florencia.

Sumario Editorial Notas La Palabra del Papa Panorama Libros Sobre los Autores

507 510 640 650 664 716 736


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HUMANITAS

dieciocho años sirviendo al encuentro de la fe y la cultura

HUMANITAS (ISSN 07172168) recoge los trabajos de sus colaboradores regulares, nacionales y extranjeros. Asimismo, de otros autores cuya temática resulta afín con los objetivos de esta publicación. Toda reproducción total o parcial de los artículos publicados por HUMANITAS requiere de la correspondiente autorización, a excepción de comentarios o citas que se hagan de los mismos. Diseño y Producción: Diseño Corporativo UC Impresión: Gráfica Escorpio Suscripciones y correspondencia: HUMANITAS, Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, 3er piso, Santiago, Chile. Teléfono (562) 354 6519, Fax (562) 354 3755, E-mail: humanitas@uc.cl Suscripción anual, $28.000; estudiantes, $18.000. Valor por ejemplar, $7.000.

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CR ISTIANAS C U LT U R A Y

Congregación para la Doctrina de la Fe

sobre la Atención pastoral a las personas homosexuales Carta y Comentarios

R EVISTA

DE

A NTROPOLOGí A

C U A D E R N O H U M A N I T A S No  2 8

JULIO 2013

Este Cuaderno Humanitas Nº 28 puede ser descargado en formato PDF desde el sitio www.humanitas.cl

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CARTAS POR CUADERNO HUMANITAS 28 Rancagua, 26 de junio de 2013

Señor Jaime Antúnez Aldunate Director Revista Humanitas Santiago

Estimado Jaime: Gracias por el esfuerzo de editar en castellano el libro de la Congregación para la Doctrina de la Fe acerca del cuidado pastoral de las personas homosexuales. Le agradezco sinceramente el envío de ejemplares. Fraternalmente en el Señor, +Alejandro Goic Karmelic Obispo de Rancagua

***

San Bernardo, 26 de junio de 2013 Señor Jaime Antúnez A. Director de la Revista Humanitas.

Estimado señor Director: Como pastor de esta Iglesia diocesana, le agradezco verdaderamente esta feliz iniciativa en un tema tan necesario de ser alumbrado con la enseñanza de la Iglesia, en un tiempo en que sobre la homosexualidad y su tratamiento pastoral existe tanta confusión, incluso dentro de nuestra Iglesia. Este impreso contribuirá, sin duda, a aportar esas luces y por ello me sería de gran utilidad poder ofrecerlo a todos los sacerdotes y religiosos (a) que trabajan en la diócesis de San Bernardo. Le saluda y encomienda al Señor, agradeciéndole su servicio a la Iglesia, su amigo y servidor + Juan Ignacio González Errázuriz Obispo de San Bernardo - Chile

*Otras cartas de autoridades religiosas y lectores fueron recibidas en la dirección de Humanitas por el Cuaderno Nº 28.

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HUMANITAS

Sumario n° 71 (julio-septiembre 2013)

INDIVIDUALISMO, PERSONALISMO Y NUEVA EVANGELIZACIÓN, por Antonio Suárez. La pregunta “¿Qué es la verdad?” tiene una mejor formulación en la interrogante: “¿Quién es la verdad?”, que conduce a la identificación de la verdad con una Persona. Con Jesucristo irrumpe en la historia “la Verdad en Persona” y se genera la concepción personalista cristiana de la realidad basada en este hecho esencial. Ajena a esta realidad, la modernidad ha descansado sobre los fundamentos del “individualismo liberal” y ha interpretado desde sus parámetros los temas del matrimonio, de la familia y de la vida. Sin embargo, en la medida en que los derechos humanos se han utilizado para justificar el individualismo posesivo, han sido despojados de su auténtico significado. La ideología hoy predominante es tal vez el principal obstáculo para la tarea de la nueva evangelización. La insistencia en el hecho de que la persona de Cristo es la verdad puede producir la liberación de la cultura de las cadenas sutiles del individualismo hedonista y positivista, para rescatar el personalismo y el humanismo cristiano. Humanitas 2013, LXXI, págs 514 - 525 PENSADOR DE IBEROAMÉRICA Y AMIGO DEL PAPA, por Alver Metalli. Se analiza la figura de Alberto Methol Ferré, pensador uruguayo fallecido el año 2009, quien desarrolló en su vida una gran comunión de ideas y una estrecha relación con el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio. La cercanía entre ambos viene de lejos. Un amigo uruguayo afirma que ambos se conocieron “intelectualmente” en la década del ’70. Cara a cara, en cambio, se encontraron por primera vez en 1978, en la onda del impulso que ambos intentaban imprimir al debate preparatorio para la tercera Conferencia general del episcopado latinoamericano a realizarse en Puebla, México. Tenían en común el acento en el tema de la religiosidad popular, de los pobres, de la cultura, de la historia latinoamericana, y desarrollaban un enfoque mucho más comprensivo de las realidades nacionales que, en consecuencia, entraba en conflicto con la teología de la liberación subordinada a la hermenéutica marxista. A partir de esas instancias continuó la reciprocidad de ambos con una gran afinidad intelectual que abordó la realidad del hombre de Latinoamérica actual, a la luz de una ética enfocada en la riqueza de la relación, por oposición a la soledad y egoísmo del individuo. Humanitas 2013, LXXI, págs 526 - 531 EL BEATO JOSÉ DE ANCHIETA, APÓSTOL DE BRASIL, por César Augusto Dos Santos S.J. Con ocasión de la recientemente celebrada Jornada Mundial de la Juventud 2013, se presenta en estas páginas a uno de los bienaventurados intercesores de aquel evento. José de Anchieta nace en las islas Canarias, en 1534. Estudia de manera brillante en Coimbra, y atraído por la espiritualidad de los jesuitas, entra en la Compañía de Jesús a los 17 años. Después de sanar de una enfermedad grave, consigue ser enviado en misión a Brasil. Llamado a importantes tareas antes y después de la ordenación sacerdotal, desarrolla una intensa actividad pastoral que recuerda en su labor y entrega misionera en tierras lejanas a su patria original a su antecesor en la Compañía, san Francisco Xavier. Llega a ser llamado por su luminosa influencia y santidad el Apóstol de Brasil. Muere en 1597 y es beatificado por Juan Pablo II el 22 de junio de 1980. Humanitas 2013, LXXI, págs 532 - 543 A MEDIO SIGLO DE LA ELECCIÓN DE PABLO VI, por Henri de Lubac. En junio de 1978, uno de los más importantes teólogos del siglo XX, de gran relevancia en el Concilio, sacerdote jesuita y luego Cardenal de la Iglesia, Henri de Lubac, escribió este artículo en L’Osservatore Romano para conmemorar los 15 años de pontificado del Papa Pablo VI, quien moriría poco después. Reproducimos este documento al conmemorarse el 21 de junio pasado 50 años de la elección de Giovanni Battista Montini como 262º sucesor de Pedro. Humanitas 2013, LXXI, págs 548 - 551

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SOBRE LA ENCÍCLICA LUMEN FIDEI, entrevista al teólogo Javier Prades. “El Tú de Dios, y esta es la genialidad del catolicismo, nos llega a través de un ‘tú’ humano”. Esto es el porqué de que se pueda aprender la fe de nuestras abuelas, como sucede en el caso del Papa Francisco. “Todos tenemos necesidad de un testigo, que viviendo en primera persona la fe ha hecho posible para nosotros la adhesión personal al don de Dios”. La fe es una luz que no viene de nosotros, sino que penetra en la historia de los hombres y se transmite de persona a persona, como una llama, dice la encíclica Lumen fidei. “Una llama”, pero que no arrebata la libertad a los hombres. El entrevistado, teólogo y rector de la Universidad San Dámaso de Madrid, habla en esta entrevista sobre la recientemente publicada primera encíclica del Papa Francisco. Humanitas 2013, LXXI, págs 552 - 559 LA RENOVACIÓN DE LA TEOLOGÍA MORAL EN LA PERSPECTIVA DEL CONCILIO VATICANO II, por Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. Cristo no es un personaje cualquiera de la historia que resulte ajeno a la reflexión del pensamiento humano. Cristo es el Logos hecho carne, es decir, la plenitud de la razón creadora misma, que nos habla y nos abre los ojos para poder ver nuevamente, incluso en la oscuridad de una época post-metafisica, la presencia de una verdad creadora que se encuentra en el fondo del ser y con su lenguaje también habla en el ser. En Cristo confluyen en unidad los caminos de la historia: Él purifica y distingue todo cuanto ha expresado la historia y nos muestra por tanto cómo se refiere la historia a la verdad, indicando el recorrido que conduce precisamente a lo largo del camino que es Él mismo. El hombre no es por sí mismo el dios que determina a solas lo que es el mundo y qué debe hacer en el mundo. Es una criatura que vive en virtud de una dependencia, la cual, gracias al amor de Dios, llega a ser participación: es unión de amor y en el amor. Es preciso volver a encontrar el significado auténtico de la conciencia superando el subjetivismo moderno que relega el ámbito de la religión y de la moral a la esfera privada, ya que en una concepción evolucionista no es posible encontrar elementos objetivos que las justifiquen. En realidad, para la teología moral el momento racional tiene enorme importancia. Precisamente por cuanto el cristianismo como tal, el Evangelio y en particular la moral, desea comunicarse y debe ser comunicable, exige entrar en el debate común de la humanidad; pero precisamente a esta dimensión racional pertenece también la existencia de Dios. No se puede ceder en este punto: sin Dios, también todo el resto deja de tener coherencia lógica. Humanitas 2013, LXXI, págs 560 - 575 JUAN PABLO II: SU INTERPRETACIÓN DEL CONCILIO VATICANO II, por Jaroslaw Kupczak. “El Redentor del hombre, Jesucristo, es centro del cosmos y de la historia”. Esta frase inicial de Redemptor hominis (1979), primera encíclica de Juan Pablo II, es la professio fidei del nuevo papa, que la dio a conocer a los cinco meses de su elección. Al mismo tiempo es también un texto crucial para interpretar el magisterio de Juan Pablo II. Las primeras alocuciones y homilías del recién electo Papa revelan que, desde un principio, estaba perfectamente consciente de que el objetivo primario de su pontificado consistiría en la puesta en práctica del Vaticano II. La función específica de éste fue poner en el primer plano los valores del personalismo cristiano y distinguirlo de otras antropologías contemporáneas, marcadas por el individualismo o el economicismo materialista. En la visión teológica, adoptada por Juan Pablo II durante su pontificado, el orden creado tiene apenas una autonomía e independencia relativas; su verdadero propósito es apuntar hacia la consumación de todo en Cristo. Tiene además un lugar central su noción de los derechos humanos, en especial el de la libertad religiosa, herencia de su influencia en el Concilio como obispo y padre conciliar. El derecho no es un privilegio otorgado a la persona humana por el Estado moderno o el moderno orden democrático, como pone en evidencia un tradicional análisis teológico de actus fidei y voluntarium. Frente a la moderna idolatría del orden político, puesto particularmente de manifiesto por los regímenes totalitarios del siglo veinte, el Papa desplegó su defensa de la libertad y los derechos del hombre en base a una reflexión antropológica sobre la vinculación de la persona humana con su propia conciencia y verdad. Esta postura se convirtió en una útil herramienta para defender a la persona humana en su relación singular con Dios. Humanitas 2013, LXXI, págs 584 - 601 EL EDICTO DE MILÁN: INITIUM LIBERTATIS, por Angelo Cardenal Scola. “El Edicto de Milán del año 313 tiene un significado histórico, porque marca el initium libertatis del hombre moderno”, afirmaba el ilustre cultor del derecho romano Gabrio Lombardi. Ello sugiere que las medidas, firmadas por los dos Augustos, Constantino y Licinio, determinaron no sólo el fin progresivo de las persecuciones contra los cristianos sino, sobre todo, el acta de nacimiento de la libertad religiosa. Con el Edicto de Milán aparecen por primera vez en la historia las dos dimensiones que hoy llamamos “libertad religiosa” y “laicidad del Estado”, aspectos decisivos para la buena organización de la sociedad política. Si la libertad religiosa no se convierte en libertad realizada situada en la cima de la escala de los derechos fundamentales, toda la escala se derrumba. La libertad religiosa es hoy la señal

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de un desafío mucho más vasto: el de la elaboración y la práctica, a nivel local y universal, de nuevas bases antropológicas, sociales y cosmológicas de la convivencia propia de las sociedades civiles en este tercer milenio. Este proceso no puede significar un retorno al pasado, sino que debe tener lugar respetando la naturaleza plural de la sociedad. Por tanto debe partir del bien práctico común de estar juntos. Sirviéndose del principio de comunicación entendido correctamente, los sujetos personales y sociales que habitan la sociedad civil deben narrarse y dejarse narrar buscando un reconocimiento mutuo, ordenado, con vistas al bien de todos. Humanitas 2013, LXXI, págs 602- 611 900 AÑOS DE LA SOBERANA ORDEN DE MALTA. En febrero de 2013 y durante todo el presente año, la Soberana Orden de Malta, la más extendida universalmente entre las obras asistenciales, está celebrando un significativo aniversario. Han transcurrido 900 años desde la promulgación por el Papa Pascual II del Solemne Privilegio que reconoció oficialmente a la comunidad monástica de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. El documento, identificado con las palabras iniciales de su texto, Pie Postulatio Voluntatis, estableció en 1113 la base legal de la soberanía e independencia de la Orden de San Juan de Jerusalén, conocida actualmente como la Soberana Orden de Malta, y constituyó un elemento fundamental para su desarrollo. Con su Solemne Privilegio, el Papa reconocía que la Orden tenía derecho a asegurar su continuación eligiendo, a su debido tiempo, a un sucesor del fundador, el Beato Gerardo. Desde entonces se despliega, por nueve siglos, una heroica historia de fidelidad a Dios y a la Iglesia a través de la atención hospitalaria y espiritual a los necesitados, que ha logrado superar las adversidades más variadas: La salida de Tierra Santa y las pérdidas de las islas mediterráneas de Rodas y de Malta, los ataques de ejércitos y escuadras superiores y, actualmente, el golpe de los terremotos, inundaciones, tifones, pestes, guerras civiles y diversas catástrofes; siempre teniendo como objetivo el fortalecimiento de la fe de sus miembros y la ayuda a “nuestros señores” los pobres y enfermos. Humanitas 2013, LXXI, págs 612 - 631 MIGRACIONES Y RUTAS DEL BARROCO, por Gabriel Guarda, OSB. Se publican en estas páginas los párrafos principales de la Conferencia Inaugural del Encuentro Internacional sobre el Barroco celebrado este año en Arica pronunciadas por el Padre Gabriel Guarda, OSB. El título de este congreso, “Migraciones y Rutas del Barroco, Patrimonio tangible e intangible América-Europa”, se refiere al momento artístico y los cauces culturales que, mezclados en medio de un complejo universo de bienes de toda índole, unen a Europa y el Nuevo Mundo a lo largo de los siglos llamados coloniales. Esta mezcla es donde transita el gran momento creativo de Occidente que es el arte barroco. Humanitas 2013, LXXI, págs 632 - 639

LIBROS “La parola di Dio quale bene giuridico ecclesiale. ‘Il munus docendi’ della Chiesa” por Carlos José Errázuriz (Edizione Santa Croce); “El verdadero poder es el servicio” por Jorge Mario Bergoglio (Editorial Claretiana); “Hasard ou plan de Dieu? La Création et l’Evolution vues à la lumière de la Foi et de la Raison” por Cristoph Schönborn (Les Editions du Cerf); “La canción de Dom Mauro” por Jacinto Peraire Ferrer (Biblioteca de Autores Cristianos); “Il futuro e la speranza. Vita e magisterio del Cardinal Angelo Scola” por Andrea Tornielli (Piemme Incontri); “Newman, ossia: “I Padri mi fecero cattolico”. Un profilo” por Innos Biffi (Jaca Book); “Dialogo sull’educazione con Papa Benedetto XVI” por Donato Petti (Libreria Editrice Vaticana); “Ecos de un pastor” por Fernando Chomalí (Editorial Universidad Católica de la Santísima Concepción); “Franco y la Iglesia” por Luis Suárez Fernández (Editorial Homolegens); “Urgence Éducative. L`école catholique en débat” por Monseigneur Dominque Rey (Éditions Salvator); “Un Obispo contra Hitler” por Stefanía Falasca (Ediciones Palabra); “Educar a la francesa. Anna du Rousier y el impacto del Sagrado Corazón en la mujer chilena (1806-1880)” por Alexandrine de La Taille (Ediciones Universidad Católica de Chile); “El Conocimiento. Nuestro modo de acceso al mundo” por Patricia Moya (Editorial Universitaria); “Anotaciones sobre filosofía de la religión” por Adolph Reinach (Ediciones Encuentro). Humanitas 2013, LXXI, págs 716 - 735

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Benedicto XVI y revista “Humanitas” E

n sus dieciocho años de existencia, revista “Humanitas” ha recibido muchas palabras de reconocimiento y aliento, de gran significado tanto por lo que se dijo en ellas como por quién las dijo. Sus páginas se han visto asimismo ilustradas por colaboraciones de primera importancia, debiendo mencionarse entre estas los textos de quienes serían más tarde sucesores de Pedro, como ha sido el caso del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco (cfr. Humanitas 70, abril 2013), y antes, del Cardenal Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI (cfr. Humanitas - número especial, mayo 2005). Ninguna de esas palabras puede entre tanto compararse, en la importancia y significado que para esta revista suponen, con las que escribe el Papa emérito, Benedicto XVI, en carta fechada el 9 de julio pasado y reproducida al inicio de esta edición. En sí misma, dicha carta constituye, ciertamente, el más alto y honroso reconocimiento que se haya hecho de esta tarea de inculturación del Evangelio, de connotación principalmente editorial –creada y desarrollada en el contexto propio de la Pontificia Universidad Católica de Chile–, que es revista “Humanitas”. La agradecemos al Papa emérito con humildad y desde el fondo de nuestros corazones. Hay, sin embargo, en esas líneas todavía más. Benedicto XVI habla, en efecto, de un vínculo creado a partir del acompañamiento de su obra, intelectual y magisterial, que se prolonga ya por 25 años, es decir, más tiempo que la propia existencia de revista “Humanitas”. Como lo hemos puesto más de una vez por escrito (cfr. Editorial Humanitas 63, julio 2012), la communio de personas de distintas naciones y continentes que constituyen el cuerpo de colaboradores de “Humanitas” se conoce desde antes que esta revista iniciara su recorrido, se vincula orgánicamente al eco de la proclama ¡no tengáis miedo! de Juan Pablo II y, en la iluminación de su camino, nada tuvo tanta gravitación como la continua y luminosa enseñanza de Joseph Ratzinger. Queda así con ello, veraz e inequívocamente, señalado el origen y desarrollo de “Humanitas”. Saber además –a través de palabras escritas de puño y letra por el mismo Papa emérito– que él ahora recoge consigo este legado al tiempo del silencio al que se ha retirado, bendiciendo y permaneciendo interiormente cercano a nuestro trabajo, apunta, por su parte, a lo que esencialmente se debe esperar del futuro de “Humanitas”.

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Juan de Dios Vial Correa

Ex Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile

Jaime Antúnez Aldunate Director Revista Humanitas


EDITORIAL

Luz de la Fe

Por Juan de Dios Vial Larraín

L

umen Fidei, la Encíclica del Papa Francisco, no es una estrella fugaz, sino el pleno cumplimiento, el final diseño, de una genial constelación teológica que cubre el cielo de nuestro tiempo. La obra de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, los tres últimos Pontífices de la Iglesia Católica, vista desde un trasfondo en el que se divisan Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, hasta hoy.

La Fe, responde Francisco,

El centro de esta figura es, sin duda, la persona de Cristo y su Gracia, que viene a los hombres a través de las virtudes llamadas teologales –Fe, Esperanza, Caridad– en el encuentro del hombre con Dios. Mediante estas virtudes la Palabra de Dios eleva el espíritu y el corazón del hombre.

fugaces de la vida humana,

no es un salto al vacío, no es un sentimiento ciego, no es una luz subjetiva. Es una luz objetiva y común, que ilumina no instantes sino la existencia humana en su totalidad.(…)

Fe y razón, Esperanza que salva, Dios es Caridad, las encíclicas de los anteriores pontífices en cuyos títulos aparecen esas palabras, hablaron ya de esas tres virtudes. Benedicto XVI, en un gesto genial, clausuró su pontificado e inició el de Francisco en un tiempo al que proclamó el Año de la Fe. Lumen Fidei es su culminación. Me parece ver aquí una teología viva, el discurso viviente que la fe toma en el cristianismo. El encuentro fundamental del hombre con Dios. Quizá lo primero y sorprendente sea la metáfora dominante en este texto: la luz. No es nada casual o retórico. La fundamental religiosidad del hombre, cabe recordar, se ha reconocido a sí misma tantas veces en la maravillosa figura de la luz del sol que ilumina la existencia humana con el poderoso ritmo del día y de la noche. No es casual, pues, la alusión en el párrafo 1 de la Encíclica al Sol Invictus. Ella invita a mirar desde el fondo primario de la religiosidad del ser humano, en la que el propio paganismo pudiera reconocerse, profesada ya por egipcios, caldeos o indoeuropeos –por todos los pueblos, probablemente– e ilustrada por monumentos como las Pirámides, el Partenón o Machu-Picchu. Inclusive cabe recordar que también en la República de Platón, el Bien está representado por el sol y su influjo en el Universo. La fe cristiana, parece advertirnos la metáfora de la luz, tiene que ver con esta dimensión profunda y originaria de la realidad del Universo, con un subsuelo histórico de universal vigencia antropológica, por oscuro que sea todavía su contenido esencial. La Fe estuvo presente, por supuesto, en la Encíclica Fides et Ratio de Juan Pablo II, en los tiempos en los que el Cardenal Ratzinger –Benedicto XVI– era prefecto de la Congregación de

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(…) Es el don de Dios,

Su palabra encarnada

la Fe. En ese notable texto, sin embargo, predomina más bien la Ratio: Esa Encíclica fue un llamado a la inteligencia humana a abrirse a la Palabra de Dios desde el fondo mismo de su constitución; por ende, desde la metafísica. Hoy Lumen Fidei, el texto de Francisco, recupera la visión original de Benedicto XVI, la exalta y difunde.

en la figura humana de

La mano de Francisco está explícita en el pasaje ini-

la virtud sobrenatural que el Espíritu de Dios infunde en el hombre.

cial de esta Encíclica. Ahí encara la principal objeción contemporánea a lo que la fe pueda significar. La Fe sería hombre se encuentra real anacrónica; un comportamiento de antiguas sociedades de e históricamente. las que el hombre adulto de hoy, “ufano de su razón”, estaría liberado. Por cierto, esa objeción destila el progresismo positivista que animara ya a la Ilustración en el siglo XVIII, cuyos ecos todavía resuenan. La Encíclica, por así decir, está más al día y apunta más bien a Nietzsche, a la “autónoma inseguridad”, de la que habla en la carta a su hermana Isabel, que trae el párrafo 2 de la Encíclica. En esa “autonomía” seguramente subyacen la voluntad de dominio y el nihilismo.

Jesucristo con quien el

La Fe, responde Francisco, no es un salto al vacío, no es un sentimiento ciego, no es una luz subjetiva. Es una luz objetiva y común, que ilumina no instantes fugaces de la vida humana, sino la existencia humana en su totalidad. Es el don de Dios, la virtud sobrenatural que el Espíritu de Dios infunde en el hombre. Su palabra encarnada en la figura humana de Jesucristo con quien el hombre se encuentra real e históricamente. Esa Palabra fue escuchada por Abraham, el más antiguo de los patriarcas de Israel, con quien se inician las religiones superiores desde el judaísmo al cristianismo y, más tarde, al Islam. Dios pide a Abraham que acoja su palabra, que le sea fiel. Y le hace la promesa de una vida nueva. En Cristo esa promesa se hace real, se cumple. Ser cristiano es el encuentro con Él. Toda vida humana, ciertamente, está marcada por encuentros que resultan decisivos, en uno u otro sentido; pertenecen a su destino. El encuentro con Dios es decisivo absolutamente: tiene lugar en la Fe y consagra la vida. En el cristianismo estamos en presencia de lo que originariamente es un hecho histórico que perdura. Recogido en el testimonio de los que lo vivieron en primera aproximación, narrado en los libros de la Biblia y vivido a diario, como la luz del sol, por el cristiano. Así, una historia de milenios, que ha tenido y mantiene un sentido único profundo. Milenios de vida constituida y ordenada por una poderosa fuerza, por una verdad radical alojada en lo más íntimo de la conciencia singular de cada hombre que la vive. La fuerza que le hace ser humano. La vida del alma que nos hace ser Yo mismo y Tú mismo en una íntima comunión personal que, en última y fundamental instancia, es comunión con la persona de Cristo que nos reúne y en quien vivimos y somos. El mismo Dios hecho hombre, nacido de mujer, que asume la muerte para

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¿Por qué ha ocurrido todo esto? Sencillamente porque la gran creatura de Dios que es el hombre, en ejercicio de su libertad, se rebela contra Él. Se niega al encuentro, no le reconoce. Alguien ha inducido al hombre a creer que él mismo es Dios, no quien le creara. En el Génesis está representado por la serpiente –encarnación del demonio– que lo sugiere a Eva, pero lo han repetido las grandes herejías, desde la de Arrio, en los primeros siglos de la era cristiana, hasta el materialismo novecentista de Feuerbach o Marx, si no del propio idealismo.

EDITORIAL

dar cumplimiento al designio del amor que es la vida en su plenitud. Si Cristo no ha resucitado, ese designio, nuestra Fe, sería vana, dijo San Pablo.

Dios pide a Abraham que acoja su palabra, que le sea fiel. Y le hace la promesa de una vida nueva. En Cristo esa promesa se hace real, se cumple. Ser cristiano es el encuentro con Él.

La consecuencia de esa demoníaca rebeldía, a la que el hombre pareciera estar naturalmente inclinado en una falsificación de su libertad, es el pecado. Y este, también naturalmente, acarreó al hombre su más lógica consecuencia, que es la muerte. Si el hombre no es creatura de Dios, si no hay en él ninguna plenitud posible, está naturalmente llamado a morir como cualquiera de los seres del mundo. Vana resulta, entonces, nuestra fe. Ya no es Fe. En su lugar habrá una idolatría cualquiera: el placer, el poder, el dinero, los más vulgares. Inclusive podrán serlo el saber, la belleza, la armonía del universo, en tanto meros sustitutos en la ausencia de Dios. El Dios que habla a Abraham es el Dios creador que, como dice San Pablo a los romanos, “llama a la existencia lo que no existe”. El Dios que habla a Moisés en el Sinaí le revela su nombre, pero el pueblo, “no soporta el misterio del rostro oculto”. Prefiere adorar al ídolo “porque lo hemos hecho nosotros” un pretexto “para ponerse a sí mismo en el centro de la realidad” (LF.13) Lumen Fidei destaca en la fe de Israel la figura del mediador. Lo fue Moisés. Lo será Juan el Bautista, lo fueron quienes estuvieron al pie de la Cruz, quienes llegaron al sepulcro vacío o estuvieron en la Última Cena; lo serán quienes recogen la buena nueva, los evangelistas. En fin, lo es la comunidad cristiana, la Iglesia. En la mediación hay una confianza en otro, hay una Fe que nos hace creer, que nos hace partícipes de su visión. Esta es, en el fondo, una manifestación del amor. Cristo es un mediador en quien vemos al Padre, a quien solo Él conocía. La obra creadora de Dios, que el pecado quiebra, solo puede ser restaurada, salvada, por Dios mismo, por la misma fuerza creadora, ahora misericordiosa, de Dios que asume el trágico destino de la creatura a la que ha amado en sí misma: el hombre. Que asume inclusive su castigo, que es la muerte. La Fe abre nuevamente al hombre su vocación más alta. No lo abandona. La Fe lo reconocerá con misericordia. El amor todo lo puede.

Juan de Dios Vial Larraín

es miembro del Comité editorial de Humanitas

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«Al confesar que Dios ha entrado en la historia como “fruto del vientre de una mujer”, la Iglesia Católica confiesa que la persona creada de mayor dignidad es una mujer y sitúa la maternidad en el centro de la fe.»

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La Maestà (detalle de fresco) de Simone Martini. Ayuntamiento de Siena siglo XIV.


Individualismo, personalismo y nueva evangelización Por Antonio Suárez

En la medida en que los derechos humanos se han utilizado para justificar el individualismo posesivo, han sido despojados de su auténtico significado. En nombre de nuevos derechos humanos, de segunda y tercera generación y de inspiración puramente positivista, y a tenor de un absolutismo de la técnica, se conculca la esencia misma de la ley natural. Esta ideología hoy predominante es tal vez el principal obstáculo para la tarea de la nueva evangelización.

¿Qué es la verdad? Jesús dijo un día: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). Así pues, la formulación correcta de la pregunta no debe ser «¿Qué es la verdad?» sino «¿Quién es?». Ésta es la pregunta que se plantea también el hombre del tercer milenio”1. Con estas palabras, Juan Pablo II recordaba en su viaje a Suiza, en 2004, un principio básico de la fe católica: la verdad es una Persona. Con Jesucristo irrumpe en la historia “la Verdad en Persona”2. La encarnación de la segunda Persona de la Santísima Trinidad manifiesta de manera flagrante el carácter persoHUMANITAS Nº 71 pp. 514 - 525

El principio de acuerdo con el cual la persona es definida por la pertenencia a la especie humana significa que los derechos humanos fundamentales no pueden establecerse sobre la base de la pertenencia a un subgrupo del género humano, comoquiera este se defina: raza, religión, pueblo o nación, clase política.

1 Juan Pablo II, Homilía en Berna, 6.6.2004. 2 Orígenes, Contra Celso.

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Al confesar que Jesucristo es la verdad, proclamamos la dignidad de la persona humana, de la maternidad y de la humanidad. (…)

3 Juan Pablo II, op. cit. 4 Ver Benedicto XVI, Motu proprio Porta fidei (11.10.2011).

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nal del cuerpo humano: “En el hombre, creado por Dios, se refleja la gloria de la Santísima Trinidad”3. Además, al encarnarse, esta Persona divina lleva a cabo la Redención de todo el género humano. Al confesar, por lo tanto, la encarnación, confesamos también que cada cuerpo humano tiene un carácter personal: la persona y sus derechos fundamentales son definidos por la pertenencia a la especie humana. Por último, al confesar que Dios ha entrado en la historia como “fruto del vientre de una mujer”, la Iglesia Católica confiesa que la persona creada de mayor dignidad es una mujer y sitúa la maternidad en el centro de la fe. Al confesar que Jesucristo es la verdad, proclamamos la dignidad de la persona humana, de la maternidad y de la humanidad. Al conquistar almas para Cristo, hacemos ser más humano el mundo. Este mensaje es especialmente relevante en el momento histórico actual, también en vista de la nueva evangelización4.

El fundamento del derecho El principio de acuerdo con el cual la persona es definida por la pertenencia a la especie humana significa que los derechos humanos fundamentales no pueden establecerse sobre la base de la pertenencia a un subgrupo del género humano, comoquiera este se defina: raza, religión, pueblo o nación, clase política. Tampoco pueden reducirse los derechos de la humanidad a los de la generación actual. Ciertamente, este principio se puede confesar sin profesar la fe católica. Nos maravilla, sin embargo, el hecho de que la Iglesia Católica hoy parece ser la única autoridad religiosa y moral que lo defiende. Tal vez el motivo es que no se puede negar este principio siendo católicos, ya que esto implicaría al mismo tiempo vaciar el contenido de las verdades centrales de la fe, como la Encarnación y el valor universal de la Redención. Desde este punto de vista, la verdad católica se presenta como una garantía de humanidad. También es importante advertir que el principio al cual nos referimos no es simplemente un “principio de dere-


cho natural”. El cuerpo humano, la identidad personal, constituye la base observable del derecho: es como el “documento central” de todo contrato (cualquier documento de identidad se refiere al cuerpo). Por consiguiente, este principio fundamental de la fe católica es al mismo tiempo el fundamento de todo derecho (natural, civil, penal, constitucional). Cuando se afirma que la sociedad civil y el Estado de derecho surgen de un “contrato social” entre los hombres, no se puede perder de vista que este contrato no es un acuerdo voluntario entre “subjetividades puras”, sino entre “libertades encarnadas”. Es la pertenencia a la especie humana (familia humana) lo que permite a los hombres estar constituidos en sociedad5. La humanidad precede a la sociedad.

El servicio de la Iglesia Católica En el mundo actual, es normal, cuando alguien proclama la inseparabilidad entre el individuo y la especie humana, que sea identificado como católico. No es fácil refutar esta idea, y quizás puede incluso ser contraproducente. Efectivamente, puede ser más eficaz subrayar que se trata de un principio sin el cual el derecho terminará derrumbándose, como se viene abajo inesperadamente sobre una piscina un techo de cemento armado, deteriorado por una corrosión de años, y que al defender este principio la Iglesia Católica sirve a la persona, el derecho y la humanidad. “La Iglesia tiene una responsabilidad con lo creado” y considera que es su deber “proteger ante todo al hombre contra la destrucción de sí mismo”6. Por otra parte, no se puede olvidar que aquel que defiende este principio fundamental del derecho y lleva una buena vida sobre la base del mismo, “mantiene la ley natural y sus preceptos (…) y puede obtener la (vida) eterna ‘mediante la acción de la luz divina y la gracia’7, lo cual significa que en realidad forma parte de la Iglesia Católica, porque “extra Ecclesiam nulla salus”8.. Al respecto, son significativos los discursos de Benedicto XVI en la Westminster Hall (17.09.2010) y en el Bundestag

(…) Este mensaje es especialmente relevante en el momento histórico actual, también en vista de la nueva evangelización.

5 Ver Benedicto XVI, Caritas in veritate (26.6.2009), n. 53; León XIII, Diuturnum illud (29.6.1881); Pío VI, Breve Quod alicuantum (10.3.1791). 6 Benedicto XVI, Caritas in veritate (29.6.2009), n. 51. 7 Pío IX, Quanto conficiamur moerere (10.8. 1863). 8 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 846-848.

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(22.09.2011). Pareciera que la humanidad se viese cada vez más necesitada de buscar el apoyo de la Iglesia Católica en el momento de renovar el respeto al derecho y a la especie humana.

Superar el individualismo

El principio de acuerdo con el cual la persona es definida por la pertenencia a la especie humana significa que los derechos humanos fundamentales no pueden establecerse sobre la base de la pertenencia a un subgrupo del género humano, comoquiera este se defina: raza, religión, pueblo o nación, clase política.

9 Benedicto XVI, Discurso en el Bundestag, 22.9.2011. 10 Ver Benedicto XVI, Caritas in veritate (29.6.2009), n. 53. 11 Ver Crawford Brough Macpherson, The Political Theory of Possessive Individualism: Hobbes to Locke, 1962, Oxford University Press, USA; Reprint edition 2011.

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Ha sido un gran mérito del humanismo moderno reconocer la importancia de la libertad para organizar la sociedad de manera más consonante con la dignidad de la persona humana. El concepto de derechos humanos, la idea de igualdad de todos los hombres ante la ley, la participación democrática de los ciudadanos en el gobierno, el constitucionalismo y la separación de los poderes constituyen parte de estos resultados. Sin embargo, el humanismo moderno, sobre todo en la forma de ideología liberal del Iluminismo, contenía una visión del hombre no centrada en la persona, sino en el individuo entendido como pura subjetividad. Se puede decir que esta visión es un “individualismo positivista”, una ideología según la cual el individuo es “solamente una libertad que él se crea por sí solo”9. Por ejemplo, el liberalismo, en su versión original, no solo contenía el excelente principio económico de la “libertad de mercado”, sino también un “individualismo posesivo”, que celebra la “relación de propiedad” olvidando la metafísica de la “relación interpersonal”10. De acuerdo con ese “individualismo”, el cuerpo no es persona, sino propiedad absoluta del sujeto. Esto vale para el propio cuerpo, pero también para otros cuerpos humanos sobre los cuales eventualmente se adquiere poder. La sociedad humana se reduce a una red de relaciones de mercado, y convivir es un equilibrio de intereses egoístas11. El individuo tiene la primacía absoluta, incluso sobre la especie humana. En la medida en que los derechos humanos se han utilizado para justificar el individualismo posesivo, han sido despojados de su auténtico significado.


«Ya en el siglo XIX, el Magisterio destacó el error del “individualismo posesivo” mimetizado en ideología liberal. Por ejemplo, Pío IX afirma que “cuando en la sociedad civil es desterrada la religión y además son repudiadas la doctrina y la autoridad de la revelación, queda también oscurecida y aun perdida la verdadera idea de la justicia y del derecho, en cuyo lugar triunfan la fuerza y la violencia».

Este principio se puede confesar sin profesar la fe católica. Nos maravilla, sin embargo, el hecho de que la Iglesia Católica hoy parece ser la única autoridad religiosa y moral que lo defiende. (...)

El error del colectivismo La necesidad intelectual de amansar el “individualismo posesivo” ha conducido a ideologías colectivistas que han procurado poner límites mediante diversos mecanismos de socialización. A pesar de conservar la primacía de la “relación de propiedad”, el colectivismo socialista ha intentado remediar las desastrosas consecuencias provenientes de este postulado, otorgando a la “sociedad” la titularidad de los derechos de propiedad. Sin embargo, como ya se ha señalado, el concepto de “sociedad” (en contraposición con “especie humana”) es vago, y la definición de “bien social”

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(...) Tal vez el motivo es que no se puede negar este principio siendo católicos, ya que esto implicaría al mismo tiempo vaciar el contenido de las verdades centrales de la fe, como la Encarnación y el valor universal de la Redención. Desde este punto de vista, la verdad católica se presenta como una garantía de humanidad.

12 Ver Benedicto XVI, Discurso en el Bundestag, 22.9.2011. 13 Ver León XIII, Longinqua oceani (1.1.1895); Pío XII, Serium laetitiae (1.11.1939).

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se deja al arbitrio de quienes tienen el poder. El nacionalsocialismo procedió con criterios racistas y nacionalistas; el marxismo, con criterios de clase política. El remedio resultó ser peor que la enfermedad: era como pensar que es posible apagar el incendio con bencina “porque es líquida”. Se instauró una dialéctica contradictoria, incapaz de cimentar en forma coherente los derechos personales, vale decir, sobre la base de la pertenencia al género humano. Por consiguiente, surgieron regímenes totalitarios que en nombre de la “libertad” pervirtieron el derecho y sacrificaron a la persona12. Además, en el plano de la verdad, el postulado positivista del individualismo conduce al relativismo y rechaza toda limitación de la libertad que no nazca de decisiones voluntarias tomadas por los individuos en las diversas asociaciones en las cuales se constituyen. Por último, este postulado ha conducido en Europa al “secularismo”, un movimiento de “secularización”, que culminó en la reivindicación marxista de la emancipación del Estado con respecto a Dios, la religión y la moral (secularismo). Vale la pena advertir, aunque solo sea de paso, que el constitucionalismo estadounidense se desarrolló de distinta manera, sobre la base de los principios enunciados por George Washington en su Farewell Address: la religión y la moralidad son soportes indispensables de todas las disposiciones y virtudes que conducen a la prosperidad política. No puede pretender ser un patriota aquel que subvierte estos grandes pilares de la felicidad humana y civil. Sería imposible garantizar los derechos fundamentales (propiedad, vida, reputación) si desapareciera el sentido religioso en el ejercicio de la justicia; sería engañoso pensar que la moralidad nacional podría prevalecer prescindiendo del principio religioso. León XIII cita expresamente al primer Presidente de los Estados Unidos y utiliza las ideas del Farewell Address en el momento de formular los principios fundamentales de la doctrina social católica, y en la misma dirección se pronuncia luego Pío XII13.


«Al respecto, son significativos los discursos de Benedicto XVI en la Westminster Hall (en la fotografía) y en el Bundestag. Pareciera que la humanidad se viese cada vez más necesitada de buscar el apoyo de la Iglesia Católica en el momento de renovar el respeto al derecho y a la especie humana.»

La solución del personalismo Las ideologías colectivistas han sido reducidas al absurdo por la historia. Por el contrario, el individualismo sigue vivo: es la ideología hoy predominante, y tal vez el principal obstáculo para la tarea de la nueva evangelización. Un primer paso para superarlo consiste en no confundirlo con el personalismo cristiano. Es fácil pensar, por ejemplo, que “individualismo liberal” y “personalismo cristiano” son equivalentes por cuanto ambos afirman la primacía del individuo con respecto al Estado y a la sociedad. Ciertamente, durante el siglo XX, la lucha contra el totalitaris-

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mo produjo acercamiento entre las posiciones liberales y católicas, por ejemplo en lo tocante a la defensa de la propiedad privada. Sin embargo existe una diferencia de fondo: el “individualismo liberal” defiende la primacía de la persona con respecto a la especie humana, mientras el “personalismo cristiano” defiende la inseparabilidad de la persona y de la especie humana: la relación entre la persona y la humanidad es la de un todo hacia otro todo14. Precisamente esta diferencia conduce a posiciones sumamente distintas sobre los temas del matrimonio, de la familia y de la vida.

Matrimonio, vida y familia

14 Ver Benedicto XVI, Caritas in veritate (29.6.2009), n. 53.

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Detrás de errores como el divorcio, la contraconcepción, la destrucción de los embriones y de los fetos o el matrimonio homosexual, se oculta una negación sutil del principio según el cual ningún individuo es dueño de la especie humana. Consideremos (solo a modo de ilustración) el caso de la contraconcepción: todos reconocen que si el ejercicio de la sexualidad no estuviese ligado a un placer tan grande, “la especie humana se habría extinguido hace tiempo”. Al considerarse legítimo provocar este placer “a voluntad” (es decir, eliminando voluntariamente todo riesgo de concepción), se legitima un comportamiento que, al menos en principio, implica la extinción (además de graves daños para las relaciones interpersonales y para el amor conyugal). En todos los casos, se entiende que el placer individual está por encima de la conservación de la especie humana, y por cuanto la pertenencia a la misma es el fundamento visible de derechos personales, de hecho se pone en tela de juicio el fundamento del derecho, y entre


otras cosas se termina fácilmente otorgando legitimidad a la destrucción de seres humanos indefensos. En semejantes incumplimientos del quinto mandamiento, es fácil reconocer la aberración, ya que el atentado afecta a un cuerpo humano y por lo tanto es visible que se atenta al mismo tiempo contra la especie humana. En las culpas contra el sexto mandamiento, se atenta (en principio) contra la especie sin atentar directamente contra una persona humana. Sin embargo, al aceptarse el principio según el cual “el individuo es dueño de la especie humana” también se acepta que el mismo es dueño de los cuerpos humanos, sobre los cuales adquiere un poder de hecho. Eso implica la instalación de una mentalidad abierta a la violencia. En la última reunión en Asís, un representante del humanismo agnóstico declaró lo siguiente: “El secularismo es la única forma de civilización que no contiene una reflexión sobre lo materno”. Pienso que no se puede expresar mejor el hecho de que “el Estado que nace del secularismo” es portador en sí mismo de una tendencia contraria a la maternidad y destructora de la humanidad. Ya en el siglo XIX, el Magisterio destacó el error del “individualismo posesivo” mimetizado en ideología liberal. Por ejemplo, Pío IX afirma que “cuando en la sociedad civil es desterrada la religión y además son repudiadas la doctrina y la autoridad de la revelación, queda también oscurecida y aun perdida la verdadera idea de la justicia y del derecho, en cuyo lugar triunfan la fuerza y la violencia”. Y en términos que pueden considerarse proféticos a la luz de la actual crisis económica, insiste en el hecho de que “una sociedad al margen de las leyes de la religión y de la verdadera justicia no puede tener como ideal sino acumular riquezas ni aplicar como ley de todas sus acciones sino una indómita concupiscencia dirigida a servir únicamente los propios placeres e intereses”15. Combatiendo decididamente el “individualismo liberal”, el Magisterio anterior al Concilio Vaticano II sostuvo (de manera indirecta, si se quiere, pero sin dudas) la perspectiva católica sobre la persona y el fundamento del derecho.

El principio al cual nos referimos no es simplemente un “principio de derecho natural”. El cuerpo humano, la identidad personal, constituye la base observable del derecho: es como el “documento central” de todo contrato (…) Por consiguiente, este principio fundamental de la fe católica es al mismo tiempo el fundamento de todo derecho (natural, civil, penal, constitucional).

15 Pío IX, Quanta cura (8.12.1864).

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La forma de ideología liberal del Iluminismo, contenía una visión del hombre no centrada en la persona, sino en el individuo entendido como pura subjetividad. Se puede decir que esta visión es un “individualismo positivista”, una ideología según la cual el individuo es “solamente una libertad que él se crea por sí solo”.

16 Benedicto XVI, Discurso en el Bundestag (22.9.2011). 17 Benedicto XVI, Discurso (16.8.2011).

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El Concilio Vaticano II introdujo en cierto sentido un cambio de perspectiva, y el Magisterio sucesivo pone mayormente el acento en la proclamación de la doctrina sobre la persona y sus derechos. Sin embargo, condena el individualismo y el positivismo (por ejemplo, en las cuestiones bioéticas y familiares). Tanto antes como después del Concilio Vaticano II, el Vicario de Cristo, al defender la “Verdad en persona”, defendió y siempre defenderá a la persona y a la humanidad. Por una parte, es muy importante, con el fin de impregnar la cultura de hoy con el espíritu del Evangelio, no aparecer como aquel que sacrifica la libertad en nombre de la verdad; pero por otra parte sería contraproducente aceptar la tesis de que “el Magisterio católico ha sacrificado la libertad y los derechos de la persona en nombre de la verdad”. Aceptando esta tesis, se sugiere que el Magisterio ha defendido una verdad que no es persona, y esto, como hemos visto, es negar el fundamento mismo de la fe cristiana. Al defender el principio según el cual el cuerpo humano es personal y es el fundamento visible del derecho, el Magisterio ha defendido más bien la verdad sin la cual no es posible definir a la persona, verdad que todo Estado tiene el deber de defender, también en forma coercitiva. Como recordó Benedicto XVI ante el Parlamento alemán: “En las cuestiones fundamentales del derecho, en las cuales está en juego la dignidad del hombre y de la humanidad, el principio de la mayoría no basta”16. Es preciso tener presente “el bien humano universal”17.


El humanismo cristiano “La verdad es Jesucristo, que vino al mundo para revelarnos y darnos el amor del Padre. Estamos llamados a dar testimonio de esta verdad con la palabra y sobre todo con la vida”18. Más que refutando los errores doctrinales y exponiendo verdades abstractas, la nueva evangelización se hará manifestando con nuestra vida la adhesión a la Verdad en persona, Jesucristo19. “Jesucristo revela el hombre al hombre”, insistía Juan Pablo II incansablemente, y terminó por abatir los muros del colectivismo marxista ateo. Dando a conocer la Encarnación, se proclama el carácter personal del cuerpo humano, se exalta la maternidad y se defiende a la humanidad. Insistiendo en el hecho de que “la Verdad es una persona: Jesucristo”, lograremos liberar a la cultura de las cadenas sutiles del individualismo hedonista y positivista e instaurar el personalismo y el humanismo cristiano.

El liberalismo, en su versión original, no solo contenía el excelente principio económico de la “libertad de mercado”, sino también un “individualismo posesivo”, que celebra la “relación de propiedad” olvidando la metafísica de la “relación interpersonal”.

18 Juan Pablo II, Homilia em Berna, 6.6.2004. 19 Ver Santo Tomás de Aquino, S. Th., II-II, q. 11, a. 1

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Alberto Methol Ferré, amigo del Papa Francisco

Iberoamérica pensada en profundidad Por Alver Metalli

Alberto Methol Ferré auguró y previó la elección de Bene-

consideraba todavía que no había llegado el tiempo de un Papa latinoamericano. Hacía falta más tiempo. No mucho, se apresuraba a aclarar. «Dentro de pocos años…». Este tiempo ya ha llegado. Un Papa argentino, además, que Methol Ferré conoció muy bien durante su vida, con el cual se encontraba y con quien colaboró estrechamente.

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dicto XVI y vislumbró en el horizonte la del Papa Francisco. En 2005, el 6 de abril para ser más exactos y por lo tanto trece días antes de la fumata blanca que llevó a Ratzinger a la cátedra de Pedro, Methol Ferré rompió una lanza a favor suyo. Al diario argentino La Nación declaró que era «un gran partidario de Joseph Ratzinger ». Más aún: «Pienso que es el hombre más indicado para ser Papa en estos momentos» de la historia. Consideraba todavía que no había llegado el tiempo de un Papa latinoamericano. Hacía falta más tiempo. No mucho, se apresuraba a aclarar. «Dentro de pocos años…». Este tiempo ya ha llegado. Un Papa argentino, además, que Methol Ferré conoció muy bien durante su vida, con el cual se encontraba y con quien colaboró estrechamente. La relación entre Bergoglio y Methol Ferré viene de lejos. Un amigo uruguayo, Elbio López, afirma que ambos se conocieron “intelectualmente” en la década del ’70. Cara a cara, en cambio, se encontraron por primera vez en 1978, en la onda del impulso que ambos intentaban imprimir, también en Argentina, al debate preparatorio para la tercera Conferencia general del episcopado latinoamericano a realizarse en Puebla, México. Francisco Piñón, rector de la Universidad del Salvador de Buenos Aires en los años 1975-1980, evoca el momento del primer encuentro. «Fue un almuerzo de tres, que se llevó a cabo en el Colegio Máximo de San Miguel, sede pontificia, en aquel momento, de la Facultad de Filosofía y Teología de los jesuitas, parte de la Universidad del Salvador». Dos los puntos fundamentales de la conversación que tuvo lugar. «Se habló del momento HUMANITAS Nº 71 pp. 526 - 531


«Retrato de Alberto Methol Ferré (1929 - 2009).»

histórico de América Latina y de la responsabilidad de la Iglesia en esa coyuntura. El tema de la cultura, tal como se estaba perfilando en la fase preparatoria de la Conferencia de Puebla en la que Methol tenía una participación activa, el de la religiosidad popular, el mismo tema de la Teología de la Liberación, se plantearon en profundidad durante la conversación». En Argentina se había formado un núcleo, una línea teológica, que ponía el acento en lo existencial, en la religiosidad y en la cultura popular. Vale decir, más en la Historia que en la Sociología. Formaban parte de ese núcleo, entre otros, los argentinos Lucio Gera, Gerardo Farrell y Juan Carlos Scannone, nombres conocidos y frecuentados tanto por Bergoglio como por Methol Ferré. Todos tenían en común el acento en el tema de la religiosidad popular, de los pobres, de la cultura, de la historia latinoamericana, y desarrollaban un enfoque mucho más comprensivo de las realidades nacionales que, en consecuencia, entraba en conflicto con la teología de la liberación subordinada a la hermenéutica

La relación entre Bergoglio y Methol Ferré viene de lejos. Un amigo uruguayo, Elbio López, afirma que ambos se conocieron “intelectualmente” en la década del ’70. Cara a cara, en cambio, se encontraron por primera vez en 1978, en la onda del impulso que ambos intentaban imprimir, también en Argentina, al debate preparatorio para la tercera Conferencia general del episcopado latinoamericano a realizarse en Puebla, México.

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Tanto por Bergoglio como por Methol Ferré. Todos tenían en común el acento en el tema de la religiosidad popular, de los pobres, de la cultura, de la historia latinoamericana, y desarrollaban un enfoque mucho más comprensivo de las realidades nacionales que, en consecuencia, entraba en conflicto con la teología de la liberación subordinada a la hermenéutica marxista.

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marxista. Con esta línea teológica y de pensamiento se identificaba Bergoglio, una corriente mucho más fuerte en Argentina que en otros países de América Latina y que se fue articulando en jornadas, publicaciones y revistas entre las cuales merece ser recordada Nexo, de la cual Bergoglio era lector asiduo. Otro compatriota de Methol Ferré, Guzmán Carriquiry, lo destaca en una carta escrita recientemente a su hijo Marcos. «Sé muy bien cuánto [Bergoglio] apreciaba y admiraba a Methol Ferré. Seguía con mucho interés y provecho todos sus escritos, especialmente los de la revista Nexo». Methol Ferré viajaba seguido a Buenos Aires y muchas veces cruzaba el portón de Rivadavia 415 y subía hasta el segundo piso. Eran visitas que apreciaba, que se prolongaban mucho más allá de los horarios protocolares, muy poco respetados, por otra parte, por su mismo interlocutor. El que escribe ha sido más de una vez testigo de la seriedad de aquellos encuentros, del beneficio que obtenía de ellos y de la satisfacción con la que Methol Ferré salía de la casa del Cardenal. Satisfacción recíproca. El 16 de mayo de 2009 Bergoglio aceptó presentar el libroentrevista a Methol Ferré, La América Latina del siglo XXI, en el auditorio de la avenida Santa Fe, en Buenos Aires. El salón estaba colmado. Bergoglio fue el primero en tomar la palabra y habló del libro como de un texto “de honda metafísica”. «El sujeto de la metafísica de Methol Ferré es el ser real como tal –determinado y limitado– que abre las puertas a lo universal concreto». Afirmó que, por el contrario, «las ideologías importadas generan universalidades abstractas», y enumeró dos problemas que pone de manifiesto el libro que estaba presentando: el de Dios y la Iglesia, y el problema de la globalización. Methol Ferré, dijo Bergoglio, «hace notar cómo el problema de Dios no puede plantearse fuera de un pueblo». El libro-entrevista, respaldado por tan autorizada presentación, apareció simultáneamente en español, italiano y portugués, esta última edición en Brasil, a la cual muy pronto se sumó otra mexicana. El cardenal Bergoglio


adquirió una cierta cantidad de ejemplares y durante un tiempo los obsequió a los sacerdotes que iban a visitarlo. Hay afinidades de pensamiento, concordancias espontáneas entre Bergoglio y Methol Ferré, y otras que Bergoglio ha compartido y hecho propias de la visión del filósofo uruguayo. En 2005, prologando la edición española de Una apuesta por América Latina de Guzmán Carriquiry, Bergoglio afirma la necesidad de «recorrer los caminos de la integración hacia la configuración de la Unión Sudamericana y la Patria Grande Sudamericana». Solos, aislados –argumenta– «contamos muy poco y no llegaremos a ninguna parte». El aislamiento, el concebirse separados, lleva a «un camino sin salida que nos condenaría a la condición de segmentos marginales, empobrecidos y dependientes de los grandes poderes mundiales». Opinión que repite, casi palabra por palabra, la de Methol Ferré, convencido de que «el que no forme parte de un estado-continente acabará, en un mundo global, al margen de la historia, donde sólo es posible expresarse en términos de lamentación, de furia o de silencio». Es el coro de la historia, otra expresión metholiana en referencia al teatro griego, donde el coro interviene para comentar la gesta de los primeros actores. «En los siglos XX y XXI sólo los estados-continente pueden ser protagonistas», afirma perentoriamente Methol Ferré. En 2011, durante las celebraciones por los doscientos años del ciclo de independencias de los países latinoamericanos de España, Bergoglio escribió la introducción de la edición española de un segundo libro del doctor Carriquiry, El bicentenario de la independencia de los países latinoamericanos. Ayer y hoy. Afirma en el prólogo que considera «muy oportuna» la cita de Methol Ferré que hace el autor en la página 125, «donde el genial pensador del Río de la Plata hace referencia a la decadencia histórica de las ideologías sobre las cuales se construyó la variada serie de hermenéuticas sobre la independencia de los países latinoamericanos: después de los límites evidentes de los tópicos liberales, abundaron interpretaciones inspiradas en los ateísmos mesiánicos y sus utopías “salvacionistas” y hoy se inspiran en esa corriente

Methol Ferré viajaba seguido a Buenos Aires y muchas veces cruzaba el portón de Rivadavia 415 y subía hasta el segundo piso. Eran visitas que apreciaba, que se prolongaban mucho más allá de los horarios protocolares, muy poco respetados, por otra parte, por su mismo interlocutor. (…)

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(…) El que escribe ha sido más de una vez testigo de la seriedad de aquellos encuentros, del beneficio que obtenía de ellos y de la satisfacción con la que Methol ferré salía de la casa del cardenal. satisfacción recíproca.

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de hedonismo nihilista en la que confluyen las crisis de los credos ideológicos». Aquí también resuenan con fuerza los ecos metholianos. Como lo hace notar otro uruguayo, el obispo Pablo Jaime Galimberti, el cardenal Bergoglio señala que «una de las corrientes que amenazan la cultura de los pueblos americanos es el “progresismo adolescente”, una especie de entusiasmo por el progreso que se agota en las mediaciones, abortando la posibilidad de un progreso sensato y fundante, conectado con las raíces de los pueblos». La expresión “progresismo adolescente” –observa Galimberti– «está en la misma línea de lo que Methol Ferré llama “ateísmo libertino”, que vive y se difunde, en perfecta simbiosis, por medio de la televisión y las nuevas tecnologías… “El ateísmo libertino es la exaltación de la corporeidad, la apoteosis del cuerpo sin un tú, puesto al servicio ansioso del eros” ». En efecto, para Methol Ferré el ateísmo libertino «es una de las formas que asume el ateísmo contemporáneo desde un cierto momento en adelante, como sustituto del ateísmo mesiánico que se había suicidado. (…) El viejo ateísmo aristocrático se convirtió en un hedonismo agnóstico cuya lógica última es un ateísmo libertino de masas». Así como para Bergoglio en la condición del hombre subyace una exigencia de belleza y de misericordia, también para Methol Ferré «la verdad del ateísmo libertino es la percepción de que el existir tiene un íntimo destino de gozo, que la vida misma está hecha para una satisfacción». San Francisco, para Methol Ferré lo mismo que para Bergoglio, que tomó su nombre como Papa, es uno de los ejemplos más extraordinarios de la belleza captada y reflejada en una figura humana histórica. Poco antes de que se cumpliera un año de la muerte de Methol Ferré organizamos un simposio para recordar su figura, comenzar una primera sistematización de su pensamiento e iniciar un relevamiento de su vasta producción intelectual dispersa a lo largo y a lo ancho de toda América Latina. Bergoglio, Arzobispo en aquel momento, envió una carta de su puño y letra. Invitaba a recordar a Methol Ferré como «un gran hombre que tanto bien ha hecho a la conciencia latinoamericana y a la Iglesia». Esculpió en pocas palabras


un elogio que bien puede figurar en un libro de historia de América Latina. «Su pensamiento agudo y creativo sabía mirar con perspectiva tanto las raíces como las utopías, y esto hacía de él un hombre fiel a la realidad de los pueblos». Lo recordó nuevamente en octubre de 2010, en un texto de amplia perspectiva que Bergoglio escribió en preparación de las celebraciones por los 200 años de los países de América Latina: Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016). Nosotros como ciudadanos, nosotros como pueblo. Mirando hoy el continente, Bergoglio ponía de manifiesto desde las primeras páginas una tendencia cada vez más marcada a exaltar al individuo, a afirmar su supremacía y la de sus derechos por sobre la dimensión relacional del hombre. «Es el reinado del yo pienso, yo opino, yo creo por encima de la realidad misma, de los parámetros morales, de las referencias normativas, sin hablar de preceptos de orden religioso». Y aquí, en esta apertura analítica sobre la América Latina contemporánea, remitía a un concepto análogo propuesto por «un amigo querido ya fallecido, Alberto Methol Ferré». Amigo que describía la misma tendencia como «un individualismo libertino, hedonista, amoral, consumista, que no tenía horizonte ético ni moral. Se trataba, para él, del nuevo reto para la sociedad y para la Iglesia en América Latina». Es el único pensador laico, junto con Leopoldo Marechal, que ha sido citado en un documento oficial, una especie de encíclica histórica sobre América Latina escrita por Bergoglio, que rezuma en cada página la misma visión que Methol Ferré. Bergoglio siguió solícitamente los últimos meses de la enfermedad de Methol Ferré. Varias veces quiso que lo informáramos sobre su estado de salud. Sé que deseaba conferirle una distinción de la Universidad Católica de la que era Gran Canciller. Me había comprometido a hacerle saber si las condiciones de Alberto mejoraban para poder cumplir sus propósitos. Lamentablemente las cosas fueron de otra manera y Methol Ferré murió en noviembre de 2009. En septiembre de 2011 se constituyó la Asociación Civil Alberto Methol Ferré, de la que Bergoglio es socio honorario.

Opinión que repite, casi palabra por palabra, la de Methol Ferré, convencido de que «el que no forme parte de un estado-continente acabará, en un mundo global, al margen de la historia, donde solo es posible expresarse en términos de lamentación, de furia o de silencio».

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«La actividad múltiple de atención pastoral y de promoción humana desarrollada en favor de toda la población, sin distinción entre portugueses, indígenas y esclavos africanos, está documentada en las cartas enviadas al padre General Claudio Acquaviva. El padre Anchieta se dedica con especial caridad a los enfermos: se ocupa personalmente de los que están en la casa, incluso atendiéndolos de noche y prestando todo tipo de asistencia.»

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Intercesor de la Jornada Mundial de la Juventud

El beato José de Anchieta, apóstol de Brasil Por César Augusto Dos Santos S.J.

“Un gran apóstol de Brasil, el beato José de Anchieta, se marchó a misionar cuando tenía sólo diecinueve años. ¿Saben cuál es el mejor medio para evangelizar a los jóvenes? Otro joven. ¡Éste es el camino que ha de ser recorrido por ustedes!” (Homilía del Santo Padre Francisco en la misa final de la JMJ, Río de Janeiro. Domingo, 28 de julio de 2013)

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osé de Anchieta nace en San Cristóbal de la Laguna (Tenerife), en las islas Canarias, el 19 de marzo de 1534, siendo el tercer hijo de Juan López Anchieta y Mencia Díaz de Clavijo y Llerena. Su formación cultural y religiosa, iniciada en familia, es profundizada luego en la escuela de los dominicos. Posteriormente es enviado a la Universidad de Coimbra, en Portugal, donde desarrolla sus dotes humanísticas estudiando, entre otras disciplinas, retórica, poesía, teatro, lengua y cultura griega. Perfecciona su dominio de la lengua latina y se dedica con tanta

Anchieta y sus compañeros llegan a São Vicente el 24 de diciembre de 1553. Pasadas las fiestas natalicias, son enviados, en un viaje lleno de venturas, en parte en canoa y en parte atravesando montañas, a Piratininga, adonde llegan el día de la conversión de San Pablo, el 25 de enero de 1554. Allí fundan un colegio, el primero de los jesuitas en América, y lo dedican a San Pablo. Alrededor del mismo se forma una aldea, que luego se convertirá en la ciudad de SÃo Paulo.

profundidad al estudio del portugués que su primer biógrafo, Quiricio Caxa, señala que Anchieta parecía “haber bebido el portugués junto con la leche materna”, como difícilmente ocurre con quienes tienen el castellano como lengua materna1. Anchieta destaca como estudiante, especialmente en la poesía y en la prosa, tanto que sus compañeros lo llaman el “Canario”, aludiendo a la belleza del canto de los pájaros y en cierto sentido a su tierra de origen 2 . En Coimbra, con las clases del Maestro Diogo de Teive, famoso latinista y dramaturgo, aprende dramaturgia y

1 Ver Q. CAXA, “Breve Relação da vida e morte do Pe. José de Anchieta”, em Primeiras biografias de José de Anchieta, São Paulo, Loyola, 1988, cap. 1. 2 El nombre Canarias, derivado del archipiélago donde nació Anchieta, no se refiere en realidad a los pájaros, los canarios, sino a una raza de perros que existía allí antiguamente, de donde provienen las figuras de dos perros en la bandera de las Canarias. 3 Anchieta encarnó a David en la obra teatral homónima de Diogo de Teive representada en Coimbra el 16 de marzo de 1550, en el monasterio de Santa Cruz. Ver M. MIRANDA, “Teatro jesuítico e teatro de Anchieta nas origens”, en Congresso Internacional Anchieta em Coimbra, vol. III, Universidad de Coimbra, 1998, 956 s.

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los primeros votos, que pronuncia el 2 de mayo de 1553. Para responder a su deseo, los superiores deciden enviarlo a Brasil, donde el clima es parecido al de las Canarias. Poco antes de embarcar, En la Compañía de llega la noticia de la muerte La actividad misionera Jesús de Juan, su padre, y José consistía en esa época en no puede regresar a su transmitir la fe cristiana En 1542, los jesuitas funcasa para participar en los junto con los valores de dan el Colegio de Jesús funerales y abrazar a su la cultura europea. Para en Coimbra. Anchieta los madre y a sus hermanos. presentar los grandes conoce en 1548 y es atraíLa escuadra naval, constipuntos doctrinales, do por su espiritualidad. tuida por una nave y tres Anchieta elabora un Después de la nueva aprocarabelas, parte con el go“Catecismo brasileño” bación del Instituto por bernador Duarte da Costa y un “Diálogo de la fe”; parte del Papa Julio III y un grupo de jesuitas el 8 emplea también la música (1550), Anchieta entra en la y la danza, y enseña a los de mayo de 1553 y llega a Compañía de Jesús a los 17 huérfanos portugueses a Salvador de Bahía, en esa años, el primero de mayo cantar en el idioma local. época capital de Brasil, el 13 de 15515. Al comienzo del de julio. Tras una detención noviciado, en el mes de los de cinco meses, la escuadra Ejercicios espirituales, se siente atraído por reinicia la navegación hacia el sudeste. la vida misionera. Durante las comidas Habiendo superado una gran tempestad, escucha, con los compañeros, la lectura con la pérdida de una carabela y parte de de las cartas de los misioneros que están la carga, como relata uno de los padres en en Brasil y en las Indias. Especialmente una carta8, los jesuitas llegan a São Vicente los escritos de San Francisco Javier hablan en la víspera de la Navidad de 1553, donde intensamente a su corazón generoso6. los recibe el padre Manuel de Nóbrega, Durante el noviciado es puesto a prue- superior de la misión. ba por una enfermedad grave (tal vez una La ciudad había sido fundada por tuberculosis a los huesos), que lo obliga a los portugueses en 1532. El primer jeinterrumpir los estudios y lo hace temer suita, Leonardo Nunes, llegó ahí en ser alejado de la Compañía; pero el Provin- 1550. Después de atravesar la Selva cial Simón Rodrigues lo tranquiliza: “No Atlántica, subió al altiplano de Piratininga se aflija por esta mala disposición, porque y fundó una escuela para los niños indígeasí lo ha dispuesto Dios para usted”7. A nas y los hijos de los conquistadores, que pesar de su débil salud, es autorizado para luego se trasladó a São Vicente. escenografía3. Anchieta es pues un humanista en todos los sentidos, en el ámbito lingüístico, científico, literario y social, y pone este humanismo al servicio de la evangelización y de la catequesis4.

4 Ver L. F. SEXA CORREA, Discurso pronunciado en Tenerife, en el monasterio de San Miguel, el 26 de abril de 1994, 5. 5 Ver P. RODRIGUES, “Vida do Padre José de Anchieta da Companhia de Jesus”, en Primeiras biografias de José de Anchieta, São Paulo, Loyola, 1988, 62. 6 “En esa época, en la Universidad de Coimbra, se leían las cartas que el gran misionero –Francisco Javier- escribía desde el Oriente con insistentes llamados a los estudiantes jóvenes de las universidades europeas”, Juan Pablo II, Homilía durante la misa de São Paulo, 3 de julio de 1980. 7 P. RODRIGUES, “Vida do Padre José de Anchieta...”, op. cit., 62. 8 Ver S. LEITE (ed.), Monumenta Brasiliae, vol. II, Roma, 1957, 41-44. 9 Ver F. CARDIM, Tratados da terra e gente do Brasil, São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1978, 212.

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Primeras experiencias en Brasil Anchieta y sus compañeros llegan a São Vicente el 24 de diciembre de 1553. Pasadas las fiestas natalicias, son enviados, en un viaje lleno de venturas, en parte en canoa y en parte atravesando montañas9, a Piratininga, adonde llegan el día de la conversión de San Pablo, el 25 de enero de 155410. Allí fundan un colegio, el primero de los jesuitas en América, y lo dedican a San Pablo. Alrededor del mismo se forma una aldea, que luego se convertirá en la ciudad de São Paulo. Anchieta es el animador del colegio: redacta para los nativos instrucciones en su idioma, y se dedica a enseñar latín y la lengua indígena a los estudiantes que se preparan para el sacerdocio11. La actividad misionera consistía en esa época en transmitir la fe cristiana junto con los valores de la cultura europea12. Para presentar los grandes puntos doctrinales, Anchieta elabora un “Catecismo brasileño” y un

Iglesia de Nuestra Señora de Asunción, en Anchieta (Estado de Espíritu Santo). Templo jesuita, cuyos planos se remontan al siglo XVI. Aquí murió el padre Anchieta.

“Diálogo de la fe”; emplea también la música y la danza, y enseña a los huérfanos portugueses a cantar en el idioma local13. Los primeros indígenas catequizados reciben el bautismo, pero la perseverancia es precaria, porque es difícil desarraigar la cultura de la venganza y sin más el banquete caníbal después de dar muerte al enemigo14. Son continuos los actos de violencia, especialmente de la tribu de los tamoyos, con robos de ganado y captura de hombres y mujeres para convertirlos en esclavos o víctimas de sacrificios. El padre Nóbrega decide hacer un trato con los tamoyos. El superior de la misión y Anchieta, que todavía no es sacerdote, parten de São Vicente el 12 de abril de 1563, en la Octava de Pascua, después de renovar sus votos en la misa. Se dirigen en canoa a Bertioga, donde permanecen algunos días dedicándose a actividades pastorales con los portugueses y con los nativos, y finalmente, el 5 de mayo, llegan a la tierra de los tamoyos. Superando desconfianzas y hostilidades, los dos jesuitas logran establecer un frágil acuerdo. Tras la partida del padre Nóbrega, Anchieta debe enfrentar nuevas dificultades, siempre con el temor de ser asesinado. Pide a la Virgen María fuerza para resistir las duras pruebas y a cambio comienza a componer un poema mariano, que tendrá casi 6.000 versos15. Habiendo acordado la paz con el jefe indígena Cunhambebe, Anchieta parte en canoa el 14 de septiembre de 1563 y al

10 Ver Monumenta Brasiliae, vol. II, op. cit., 105. 11 Ver A. CARDOSO, Um carismático que fez história, São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1978, 212. 12 Ver J. ANCHIETA, Textos históricos, H. ABRANCHES VIOTTI a cargo, São Paulo, Loyola, 1989, 56. 13 Ver Monumenta Brasiliae, vol. II, op. cit., 43. 14 Ver S. LEITE, História da Companhia de Jesus no Brasil, C. A. DOS SANTOS a cargo, São Paulo, Loyola, 2004, 574. 15 Ver J. ANCHIETA, O poema de Anchieta sobre a Virgem Maria Mãe de Deus (de Beata Virgine Matre Dei Maria), São Paulo, Paulinas, 1996, 349.

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Misiones jesuitas del Paraguay

Recuerdo de San Roque González, primer mártir jesuita misionero en América Latina, canonizado por Juan Pablo II en 1988 E

n la segunda jornada de la Semana Paraguaya que se realizó en Roma, organizada por la embajada de Paraguay ante la Santa Sede, con el apoyo de la pontificia Comisión de América Latina y de la Academia de España, presentaron la figura del primer santo jesuita y misionero en América Latina, san Roque González de Santa Cruz y de sus compañeros mártires. Expusieron en el auditorio de la Academia de España, el embajador de Paraguay ante la Santa Sede, Esteban Kriskovich; el secretario general de la Pontificia Comisión para América Latina, Guzmán Carriquiry; y el sacerdote Fidel González, consultor de Congregación para la causa de los Santos. Con el título “Las misiones jesuíticas del Paraguay. La ciudad de Dios en la ciudad terrena. La tierra sin mal”, la exposición y el ciclo de conferencias abierto por el cardenal Marc Ouellet, presentó una exposición sobre las reducciones jesuíticas. En su mayoría son fotos y paneles sobre la labor evangelización de los jesuitas, que no dejan de sorprender, como el texto en el cual un misionero de la Compañía de Jesús indica en una carta que un logro fundamental ha sido hacer entender a los hombres nativos, que la mujer tienen la misma dignidad del hombre, partiendo desde allí hacia la concepción de la familia monogámica. Se aborda la familia, el trabajo, los horarios, la música, el arte y una serie de temas que ilustran la extraordinaria obra misionera. El profesor Carriquiry introdujo el tema, recordando que la Compañía de Jesús pasó del claustro a predicar en medio del fragor del mundo, y que sus ejercicios espirituales les llevaron a tener un temple y una conciencia profunda. Elogió el film The Mission, donde se cuenta tan bien la epopeya de estos misioneros. Indicó el trabajo de los misioneros, y cómo en la fidelidad al Concilio de Trento, supieron llevar la fe a tierras lejanas añadiendo una labor de inculturación. El profesor uruguayo

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recordó por ello a santo Toribio de Mogrovejo, en Perú, “que americanizó el Concilio de Trento, con un catecismo trilingue: quechua, aimara y español, que luego fue traducido al guaraní, convirtiéndose en el primer libro impreso en América del Sur”. El consultor para la Congregación de la Causa de los santos, padre Fidel González, al concluir su exposición indicó que “el fruto mayor que tenemos” de esa labor apostólica “es el papa Francisco jesuita y latinoamericano. Dios no tiene prisa, sus tiempos no son los nuestros”. Recordó que este santo, mártir de las flechas indígenas, nacido en Paraguay de padres españoles, fue declarado hijo insigne de Paraguay y declarado padre de la patria, antes que fuera canonizado”. “La ilustración racionalista destrozó una de las experiencias más bonitas de la evangelización” precisó el sacerdote, “por motivos de carácter político y mercantilista, para arrancar de cuajo estos lugares de cristianización” que habían llegado “a un nivel de espiritualidad superior a muchos lugares de la Europa de entonces”. “Destruidas las reducciones, fue el desastre desde todos los puntos de vista. Un drama. Y de este drama doloroso tenemos que aprender, se nos propone una experiencia notable, única en su género. Los misioneros murieron víctimas de su caridad, curando apestados o abriendo las vías del evangelio, desafiando la hostilidad de las tribus de los indios, la adversidad y el rigor de la naturaleza salvaje”. En el caso de las reducciones jesuitas del Paraguay, además de los tres protomártires canonizados por Juan Pablo II durante su visita en 1988, Roque González, Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo, la lista de las víctimas de dicha empresa es muy larga. “Las reducciones jesuitas nacieron de la sangre de diversos mártires. Del 1628 al 1763 los mártires jesuita fueron 26”, dijo. Algunos murieron por los indios a golpes de hacha o acribillados por las flechas. Otros por los disparos de los arcabuces de los paulistas, y otros aún por los malos tratos y el hambre. Juan Pablo II recordó de ellos “fueron capaces de abandonar la vida tranquila de la casa paterna, su ambiente y las actividades que les eran familiares para mostrar la grandeza del amor de Dios a los hermanos. Ni los obstáculos de una naturaleza salvaje ni la incomprensión de los hombres, ni los ataques que venían de quienes veían en su evangelización un peligro para sus intereses, fueron capaces de amedrentar e estos campeones de la fe”. “Su arrojo sin reservas los condujo al martirio, una muerte cruenta que nunca buscaron con gestos de arrogante desafío. Siguiendo las huellas de los grandes evangelizadores fueron humildes en su perseverancia y fieles a su empeño misionero. Aceptaron el martirio porque su amor ennoblecido por una robusta fe y por una solida esperanza no podía sucumbir ni siquiera debajo de los golpes de los verdugos”, indicó el papa en la ceremonia de canonización. Fue párroco por nueve años de la catedral de Asunción, y al auge de su notoriedad entró en la Compañía de Jesús. En el 1609 se unió a la Compañía de Jesús, a los 33 años. Hace parte del primer grupo de jesuitas destinado a evangelizar las poblaciones ‘marginales’ de aquel gran sur del continente. Fue el inicio de las misiones jesuíticas de Paraguay. Fue el primer apóstol del Chaco boreal. En un área difícil para los desplazamientos, por la falta de medios, en lugares inhóspitos.

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El 6 de julio de 2010, el entonces Presidente de Brasil, Ignacio “Lula” da Silva, lo inscribió en el libro de oro de los héroes de la Patria, depositado en el Panteón de la Patria y de la Libertad, en Brasilia.

«En 1586, el padre Anchieta recibe del Obispo de Tucumán, Francisco de Vitoria, la solicitud de enviar misioneros a Paraguay. Con aprobación del padre General Claudio Acquaviva, envía a los primeros cincuenta jesuitas al territorio de Missões da Prata, dando comienzo a las “Reducciones” de Paraguay. Los misioneros llevan consigo la gramática, el vocabulario, el catecismo y otro material preparado por el padre Anchieta». En la foto, Escudo de la Orden Jesuita, San Ignacio Miní. Paraguay.

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cabo de ocho días llega a Bertioga, donde ció gracias a la teoría, como lo reciben los cofrades con gran alegría – lo confirman sus escritos escribe él mismo– “como una persona que teológicos anteriores18 y su sale de la cautividad”. Y agrega: “Bendito poema mariano rico en citas sea el Señor Omnipotente, que da la muerte bíblicas19. y da la vida”16. Anchieta recibe la ordeSin embargo, poco después Anchieta nación sacerdotal en Salvadebe intervenir para resolver otra disputa, dor –un día entre el 6 y el 8 de junio de esta vez entre franceses y portugueses. En 156620– del Obispo don Pedro Leitão, an1555, los franceses habían fundado en la tiguo compañero suyo en Coimbra, quien bahía de Guanabara la “Francia antárti- declara: “La Compañía en Brasil es un anica”, con apoyo de los tamoyos. En 1563, el llo de oro, y su piedra preciosa es el padre gobernador portugués, encontrándose en José”21. El 19 de enero de 1567 regresa a Río dificultades, pide ayuda a de Janeiro, nombrado supelos indígenas cristianizarior de São Vicente, junto Los primeros indígenas dos, y Anchieta reúne 300 con el nuevo Gobernador catequizados reciben hombres; pero la disputa Mem de Sá, el Obispo Pedro el bautismo, pero solo terminará dos años Leitão y el visitante padre la perseverancia es después, con la derrota en Ignazio de Azevedo, futuro precaria, porque es difícil dos batallas de las fuerzas mártir con sus 38 compañedesarraigar la cultura de de tamoyos y franceses. ros, que serán los primeros la venganza y sin más el mártires brasileños. banquete caníbal después de Entretanto el rey portuLa ordenación dar muerte al enemigo. gués Juan III pide a Ignacio sacerdotal de Loyola enviar jesuitas a y la actividad pastoral Brasil, al ver que sobre todo gracias a la El 1 de marzo de 1565, el gobernador Está- obra de Nóbrega y de Anchieta se ha recio de Sá, el padre Gonçalo de Oliveira y pelido la colonización franco-calvinista y José Anchieta fundan la ciudad de Río de Brasil ha logrado la unidad como nación22. Janeiro. Un mes después, Anchieta parte a También el administrador apostólico don Bahía17, donde termina sus estudios de teo- Bartolomeu Simões define al padre Anchielogía y se prepara para el sacerdocio. Puede ta como apóstol del Brasil y fundador de sorprender el hecho de que en primer lugar esa Iglesia, porque le ha dado unidad y ha haya ejercido una gran actividad pastoral asegurado la fidelidad a Pedro23. En 1576, el padre General Everardo y después haya estudiado teología; pero Mercuriano nombra al padre Anchieta la experiencia le proporcionó una sólida base para practicar lo que después cono- Provincial de Brasil. A cargo de un inmen16 Id., “Carta dirigida ao Geral P. Diogo Laínes, 16 de abril de 1563”, en H. ABRANCHES VIOTTI (ed.) Cartas: Correspondência ativa e passiva, São Paulo, Loyola, 1984, 245. 17 Ver F. GONZÁLEZ LUIS (ed.), José de Anchieta, vida y obra, La Laguna, Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 1988, 24. 18 Ver A. CARDOSO (ed.), Comentário ao Diálogo da Fé de José de Anchieta, São Paulo, Loyola, 1988, 24. 19 Ver J. ANCHIETA, O poema de Anchieta…, op. cit., 116. 20 Ver H. VIOTTI, Anchieta, o Apóstolo do Brasil, São Paulo, Loyola, 1980, 123. 21 P. RODRIGUES, “Vida do Padre José de Anchieta...”, op. cit., 123. 22 Ver W. OLIVEIRA, Ubatuba. Documentário, São Paulo, Editora do Escritor, 1977, 41. 23 Ver H. VIOTTI, Anchieta, o Apóstolo do Brasil, op. cit., 136.

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«El 1 de marzo de 1565, el gobernador Estácio de Sá, el padre Gonçalo de Oliveira y José Anchieta fundan la ciudad de Río de Janeiro. Un mes después, Anchieta parte a Bahía, donde termina sus estudios de teología y se prepara para el sacerdocio».

En 1586, el padre Anchieta recibe del so territorio, con más de 140 jesuitas y la Obispo de Tucumán, Francisco de Vitoria, jurisdicción de numerosas obras sociales dependientes de la Compañía, visita las la solicitud de enviar misioneros a Paradiversas sedes dos veces al año, utilizando guay. Con aprobación del padre General Claudio Acquaviva, envía para las que se encuentran a a los primeros cincuenta lo largo de la costa un berEl rey portugués Juan III jesuitas al territorio de gantín que hizo construir su pide a Ignacio de Loyola Missões da Prata, dando antecesor, siendo a menudo enviar jesuitas a Brasil, comienzo a las “Reducél mismo el timonel. al ver que sobre todo ciones” de Paraguay. Los En 1580, después de la gracias a la obra de misioneros llevan consigo muerte del último rey, Don Nóbrega y de Anchieta la gramática, el vocabuSebastião, Portugal y sus se ha repelido la lario, el catecismo y otro colonias pasan por derecho colonización francomaterial preparado por el al rey Felipe II de España. calvinista y Brasil padre Anchieta25. Un grupo militar español, ha logrado la unidad La actividad múltiple enviado para fortificar la como nación. de atención pastoral y de costa brasileña, es víctima promoción humana desade una epidemia, y el padre Anchieta transforma dos alas del colegio rrollada en favor de toda la población, sin en enfermería para recibir a los enfermos. distinción entre portugueses, indígenas Nace así el hospital “Santa María de la y esclavos africanos, está documentada Misericordia” de Río de Janeiro, que con- en las cartas enviadas al padre General serva en la entrada una gran imagen del Claudio Acquaviva26. El padre Anchieta se dedica con especial caridad a los enferfundador24. 24 Ver J. ANCHIETA, “Carta a Felipe II”, en Cartas…, op. cit., 336. 25 Ver H. VIOTTI, Anchieta, o Apóstolo do Brasil, op. cit., 195, nota 27. 26 Ver, entre otras, Cartas…, op. cit., 181, § 20.

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mos: se ocupa personalmente de los que se le aplican las palabras están en la casa, incluso atendiéndolos de del faraón de Egipto: “¡Id a noche y prestando todo tipo de asisten- José!”. Continúa entretanto cia. En caso de necesidad, proporciona trabajando intensamente también atención médica a los indígenas, también en las capitanías de a menudo víctimas de graves epidemias: São Vicente, São Paulo, Río hace sangrías y practica incluso inter- y Espírito Santo. En Brasil, venciones quirúrgicas, extirpando carnes todos lo conocen y le manifiestan gran resinfectadas con resultados inesperados27. peto. En 1596, a pesar de estar ya enfermo, Estudia con los chamanes las propiedades sigue dirigiendo la residencia de Victoria de las hierbas medicinales y enseña la hasta la llegada del nuevo superior. Sin descansar jamás, apoya también a otro forma de producirlas y utilizarlas28. Su caridad incluye también a las ciu- padre en la atención pastoral a los esclavos de las plantaciones y de las dades y a los sin casa, a los haciendas. cuales ayuda con las limosAl llegar el nuevo sunas recibidas, y dice a los También el administrador perior, se retira por un apostólico don benefactores que “todavía tiempo en la hacienda del Bartolomeu Simões define están en deuda, porque capitán Miguel de Azereal padre Anchieta como a través de los pobres se apóstol del Brasil y do, al cual lo liga una proaseguran las riquezas del 29 fundador de esa Iglesia, funda amistad comparable cielo” . De sus cartas se porque le ha dado a la de Jesús con la familia desprende su carácter de unidad y ha asegurado la de Betania30. Dos hijas de eminente guía espiritual fidelidad a Pedro. Azeredo entran al monasy consejero tanto para las terio del Paraíso y dos hijos personas comunes como llegan a ser sacerdotes. El para las que tienen responcapitán morirá 24 años después abrazando sabilidades civiles. Es intransigente con los blancos que explotan a los indígenas el retrato de Anchieta. Cuando se agrava la enfermedad, el y no los confiesa si no declaran públicamente su arrepentimiento y su reparación. jesuita es trasladado en canoa a Reritiba, donde vive tres semanas más. En esos días escribe más de 570 versos en español, en En servicio hasta el último día los cuales exhorta a la caridad y a la devoEn 1587, después de ser provincial de ción a la Virgen, y se despide de ella, como Brasil durante once años, es nombrado un peregrino, hasta un nuevo encuentro: superior del colegio de Victoria, hoy ca- “Parto sin separarme de vos, madre mía pital del Estado de Espírito Santo, donde y señora, confiando en que en la hora en durante muchos años es el padre solícito que debo morir me visitaréis”31. Una noche se levanta para preparar un de indígenas y portugueses, tanto que 27 Ver Comentário…, op. cit., 287 s. 28 Ver C. A. SANTOS, Anchieta e a cultura indígena, Coimbra, Fundação Antônio de Almeida, 2000, 331. 29 P. RODRIGUES, “Vida do Padre José de Anchieta...”, op. cit. 113. 30 Ver H., VIOTTI, Anchieta, o Apóstolo do Brasil, op. cit., 224. 31 Ver A. CARDOSO (ed.), Teatro de Anchieta, São Paulo, Loyola, 1972, 340-361.

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«Fallece a los 63 años el 9 de junio de 1597 en Reritiba, actual Ciudad de Anchieta, en el estado de Espíritu Santo. El cortejo fúnebre llevando sus restos es acompañado por más de 3.000 indios, a lo largo de 90 kilómetros, de Reritiba hasta Vitória. De acuerdo a los cronistas de la Compañía de Jesús, después de su muerte, “comenzó a realizar muchos milagros en todas las capitanías de Brasil”».

remedio a otro enfermo y es víctima de un ictus (ataque cerebral). Lo llevan a la cama y a la mañana siguiente recibe los sacramentos y muere, al cabo de media hora de tranquila agonía, el domingo 9 de junio de 1597. La Virgen María, a quien aprendió a amar de su madre y estuvo siempre presente en su vida y en sus versos, es cercana para él en el momento del encuentro con Dios. Los indígenas comentan su partida con estas palabras: “Ha muerto nuestro padre, ha muerto aquel que nos amaba como hijos”. El cuerpo del apóstol, con vestimenta sacerdotal, es colocado en una urna de

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madera. Los indígenas lo trasladan sobre sus espaldas, recorriendo decenas de kilómetros, hasta el colegio de São Tiago, en Victoria, con un amor que les hace decir: “¡No pesa! ¡No pesa!”. En Victoria, lo esperan, junto a su amigo Miguel De Azeredo, el administrador apostólico Bartolomeu Simões Pereira, los jesuitas del colegio, los franciscanos y una gran multitud. La misa fúnebre es celebrada por el Arzobispo de Río de Janeiro y por Simões Pereira, que en esa ocasión define a Anchieta como el Apóstol de Brasil. En la tumba se encuentra la siguiente inscripción: Hic jacet venerab. P. Josephus de Anchieta Soc. J., Brasiliae Apost. et novi orb. novus thaumaturg. Obiit Reritibae d. IX Jun. ann. MDXCVII (Aquí yace el venerable padre José de Anchieta S.J., Apóstol de Brasil y nuevo taumaturgo del nuevo mundo. Murió en Reritiba el 9 de junio de 1597). El 9 de junio fue declarado por el gobierno de Brasil “Día de Anchieta”. El 6 de julio de 2010, el entonces Presidente de Brasil, Ignacio “Lula” da Silva, lo inscribió en el libro de oro de los héroes de la Patria, depositado en el Panteón de la Patria y de la Libertad, en Brasilia. Durante su vida, se atribuyeron a Anchieta diversos hechos milagrosos, que demuestran la acción de la gracia divina en él. Sobre esta base, Juan Pablo II lo proclamó beato el 22 de junio de 1980.

Ilustración página derecha: El navarro San Francisco Javier (1506-1552), uno de los primeros compañeros de San Ignacio, copatrono de las misiones. San Francisco Javier.

(Óleo de Murillo, siglo XVII.)


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XXVII Jornada Mundial de la Culminando una intensa semana apostólica en Brasil, 3 millones y medio de jóvenes –entre los cuales 40 mil argentinos, 20 mil españoles, 9 mil chilenos– se congregaron en Río de Janeiro junto al Papa Francisco. Estando esta edición de Humanitas en prensa, entregamos toda la información sobre la JMJ Rio 2013 en nuestro sitio www.humanitas.cl

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Juventud en Río de Janeiro «Id y haced discípulos a todos los pueblos»

(Mt 28,19)

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“Por vos y por mi” H

abía expectación por este primer encuentro del Papa Francisco con el pueblo católico latinoamericano. La había desde la fe, como el Cardenal McCarrick, que presagió que “este hombre explotando en amor, en verdad, en bondad, puede revolucionar a Argentina y a América latina”. La había, también ciertamente, por parte de los grandes poderes mediáticos, que aguardan desde marzo pasado y hasta ahora, que por fin se instale en la cátedra de Pedro ese gran reformador que lleve a cabo la revolución que conforma su particular programa para la Iglesia. La primera visita de un Papa latinoamericano a su propio continente podría, en su óptica, ofrecer espacio a este segundo programa. ¿Qué vimos durante este primer gran evento mundial presidido por Francisco? Mucho, bastante más de lo que podemos reflejar en este espacio, pero sin duda, cualquiera con un mínimo de objetividad, pudo aclarar la disyuntiva anterior. Como respondiendo a la solicitud por esa “revolución” que se le pide realizar, el Papa ni siquiera eludió dicha palabra y, al contrario, asumió su significado, eso sí que desde la misma mirada del Cardenal McCarrick, y no desde la propuesta de lo políticamente correcto. Leit-motiv en sus diversos discursos, dirigiéndose a los jóvenes, a los seminaristas, a los sacerdotes: ir contracorriente, rebelarse frente a los falsos ídolos con que esclaviza la cultura individualista dominante (la del “descarte”, la llamó varias veces) y, en sentido inverso, “atreverse a ser felices”, con esa felicidad que rompe con el inmanentismo reinante y mira a lo alto. Por todas partes, y desafiando el mal tiempo, la convocatoria fue multitudinaria, alcanzando en la Vigilia y en la Misa final a los tres millones de jóvenes presentes en cada acto. Como en Madrid, el Via Crucis y la Adoración al Santísimo

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fueron momentos revestidos de gran belleza, diferente a cada lado del Atlántico, según lo propio de cada cultura. Impulsor decidido de una belleza que habla a los corazones, Francisco aprovechó el recogimiento de esta ocasiones para decir cómo piensa que se han de llevar adelante las reformas necesarias, propias no de “una época de cambios” sino de “un cambio de época”. En la huella de su padre, Iñigo de Loyola, delineó así la ruta de la reforma interior que, consonante con el ir contracorriente, es como en el santo de Azpeitia, una verdadera contrarreforma. Lo dijo con fuerte elocuencia en la Vigilia: “¿Por dónde empezamos? ¿A quién le pedimos que empiece esto? Una vez, le preguntaron a la Madre Teresa qué era lo que había que cambiar en la Iglesia, para empezar, por qué pared de la Iglesia empezamos. ¿Por dónde –dijeron– Madre, hay de empezar? Por vos y por mí, contestó ella. ¡Tenía garra esta mujer! Sabía por dónde había que empezar. Yo también hoy le robo la palabra a la madre Teresa, y te digo: ¿Empezamos? ¿Por dónde? Por vos y por mí”. Desde la favela de Varginha a la reunión con los dirigentes de la sociedad en el Teatro Municipal de Rio de Janeiro, la tónica fue la misma, doctrina social de la Iglesia pura, con fuertes resonancias de la Caritas in veritate: Hacer “crecer la humanización integral y la cultura del encuentro y de la relación; es la manera cristiana de promover el bien común, la alegría de vivir (‘ revitalizar siempre el pensamiento y la vida ante la amenaza de frustración y desencanto que pueden invadir el corazón y propagarse por las calles’). Y aquí convergen la fe y la razón, la dimensión religiosa con los diferentes aspectos de la cultura humana: el arte, la ciencia, el trabajo, la literatura...que combina trascendencia y encarnación”. Porque la fe que profesa la Iglesia, no se cansa Francisco de repetirlo, está fundada en ese escándalo: que el Verbo de Dios se hizo carne.

JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE

Publicado en el semanario Alfa y Omega (1°.VI.13.) que circula en toda España con el diario ABC, de Madrid, todos los días jueves.

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«Heredero de Juan XXIII, Pablo VI llevó a cabo el Concilio. Día a día ha procurado la aplicación del mismo. La Iglesia, una vez más, se renueva. Al soplo vivificante de Pentecostés, el árbol de la Cruz reverdece siempre y promete nuevos frutos.», señaló de Lubac a quince años del Pontificado del Papa Montini. (Retrato: témpera de Ernst Gunter Hansing.)

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1963-2013

A medio siglo de la elección de Pablo VI Por Henri de Lubac

El 21 de junio de 1978, el gran teólogo conciliar, sacerdote jesuita, y luego Cardenal de la Iglesia, Henri de Lubac, escribió este artículo en L’Osservatore Romano para conmemorar los 15 años de pontificado del Papa Pablo VI, quién moriría poco después. Reproducimos este documento al celebrarse el 21 de junio pasado 50 años de la elección de Giovanni Battista Montini como el 262º sucesor de Pedro.

C

uando estaba saliendo de la espesa niebla en que estaba sumido a consecuencia de una doble intervención quirúrgica, he aquí que una mañana veo una sombra borrosa que se inclina sobre mi lecho de hospital y oigo estas dos palabras: “Montini… Pablo VI…”. Al momento, la larga pesadilla se disipa. Vuelvo a estar en contacto con el mundo real. Es el retorno de la luz, es la vida que se rehace en mí. ¿Coincidencia? Sí, pero mucho más: en ese momento me Ruge la tempestad. Los invade una gran esperanza. No quedará frustrada. que acusan al Concilio de Heredero de Juan XXIII, Pablo VI llevó a cabo el Concilio. haberla desencadenado Día a día ha procurado la aplicación del mismo. La Iglesia, no saben lo que dicen. una vez más, se renueva. Al soplo vivificante de Pentecostés, No hacía falta ser profeta el árbol de la Cruz reverdece siempre y promete nuevos frutos. para discernir desde hacía Pero, al mismo tiempo, una vez más, ruge la tempestad. mucho sus síntomas. Sin Los que acusan al Concilio de haberla desencadenado no embargo, la sacudida saben lo que dicen. No hacía falta ser profeta para discernir hubiera sido menos fuerte desde hacía mucho sus síntomas. Sin embargo, la sacudida si no hubiera habido una hubiera sido menos fuerte si no hubiera habido una causa causa más inmediata, que más inmediata, que es demasiado pronto para describirla es demasiado pronto para pero que los historiadores que reúnan cuidadosamente los describirla. documentos no tendrán gran dificultad en dilucidar. La Iglesia invitaba a sus hijos a un gran esfuerzo colectivo, en un clima de libertad. No todos han sabido entenderlo, o no se han preocupado de comprenderlo. En muchos casos –es un hecho, aunque no sea popular atreverse a decirlo– el Concilio ha sido traicionado. No solo a causa de una inclinación demasiado natural, sino por la acción de lo que se me permitirá denominar un paraconcilio, no menos anti-concilio en realidad, obra de una oposición declarada

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y tanto más eficaz… Sucede con el Concilio como con el Evangelio: supongo que algunos, hay casos, procuran no releerlo, para no tener que sonrojarse demasiado por lo que predican en su nombre. Sin embargo, desde hace quince años, el Papa Pablo está al timón. Sin conocerlo, sabía lo bastante acerca de él para estar seguro de que el timón estaba en buenas manos. Con firmeza metódica y tenaz, que desmiente constantemente una leyenda asimismo tenaz, dirige la barca. De todo lo que pregonan sus detractores hay que quedarse con un solo rasgo: el dolor que le agobia a veces y que no puede ocultar, sin que jamás quiebre, ni siquiera atenúe, su impulso. En realidad, lamentaríamos más bien que le faltara esta nota de humanidad, entre tantas otras, que es un rasgo que le asemeja a Jesús. Lo que hace que le queramos más es precisamente el ultrajante desconocimiento de que es objeto, no tanto por parte del “mundo” –y no, sin duda, La Iglesia invitaba a sus por el conjunto de los cristianos, católicos o no–, cuanto por hijos a un gran esfuerzo parte de quienes tiene derecho a esperar apoyo. Se hablaba antaño (¿únicamente antaño?) de “teólogos colectivo, en un clima de cortesanos”, esa especie de intelectuales que nunca han fallibertad. No todos han sabido entenderlo, o no tado en torno a toda clase de príncipes. Si así fuera todavía se han preocupado de hoy, el que tenga los ojos abiertos bien sabe que no habría comprenderlo. En muchos que buscarlos en torno a la sede de Pedro. La reina todopocasos –es un hecho, aunque derosa que reparte sus favores está en otra parte. Pero Cristo no sea popular atreverse a ultrajado está más cerca que nunca de Pedro. decirlo– el Concilio ha sido ¡Situación tres veces paradójica! Precisamente en el traicionado. (…) momento en que el papado, habiéndose desprendido de los últimos despojos que recordaban todavía, como embarazosos testigos, un pasado concluido, se presenta, en la estela del último Concilio, encabezando la renovación evangélica y multiplica los gestos aptos para estimularla, las agrias voces de la contestación se elevan desde los más opuestos horizontes, para dar paso seguidamente al silencio de un desdeñoso alejamiento. Por otra parte, cuanto más se acercan algunos medios ajenos a la Iglesia o, por prejuicios tradicionales, mal preparados para comprender, más se mofan de ella públicamente en la persona de su primer pastor algunos de sus hijos, infieles a su propia vocación. No se trata aquí de que se demanden iniciativas o se manifiesten preferencias, cuya oportunidad cada cual, según su competencia y su cargo, siempre tiene derecho a valorar, sino de los fundamentos mismos de la fe, de la moral y de la disciplina católicas, que el cuerpo de los obispos unidos al Papa tiene la misión de mantener. Finalmente, la tercera paradoja: la contestación contra el papado se incrementa dentro del catolicismo en el momento en que, entre los cristianos de otras confesiones, se despierta o se hace más profunda la conciencia de una urgente necesidad de

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la unidad. Nunca olvidaré lo que me confesaba uno de ellos, que ejerce en su Iglesia una función eminente, al finalizar una larga entrevista: “Es necesario, me decía, que la unidad se haga. Pese a los obstáculos todavía acumulados, muchos signos muestran que los tiempos están maduros. Ahora bien, es evidente que la unidad no puede hacerse sino en torno al obispo de Roma; diversas planificaciones deberán garantizar que se respeten las tradiciones que se han desarrollado en sentidos divergentes desde los tiempos de la separación, pero esto no es irrealizable. Solo que –y su voz adoptaba entonces un tono de inquieta tristeza– comprobamos que hoy el Papa es contestado en el interior mismo de la Iglesia católica. Aquí está el gran obstáculo, que implica el riesgo de retrasar mucho la unión”. Mi interlocutor no se engañaba en esto. Si la persona del Papa es contestada de ese modo, es con frecuencia, en realidad (si se me permite hablar así), por lo que tiene de más incontestable. El objetivo de la contestación es, a través de ella, el principio del papado, la función misma (…) por la acción de de Pedro. De esta manera recibe el supremo homenaje. Cada lo que se me permitirá cual lo siente o lo presiente: mientras esté asegurada esa denominar un parafunción, cualesquiera que sean los remolinos de la historia, concilio, no menos la luz de la revelación cristiana permanece intacta y lo que anti-concilio en realidad, con pleno derecho se denomina, en un sentido único, la re- obra de una oposición volución cristiana, conserva su fuerza inagotable. Aquí está declarada. Sucede con la roca, contra la que se rompen los esfuerzos de perversión, el Concilio como con de revolución o de “cambio radical”, que, por otra parte, en el Evangelio: supongo circunstancias turbias, pueden encontrar tantos cómplices que algunos, hay casos, procuran no releerlo, para inconscientes. En el coro de Santa María del Anima, en el centro de la no tener que sonrojarse vieja Roma papal, puede leerse, al pie de la tumba de Adriano demasiado por lo que VI, un epitafio de una melancólica belleza, ante la cual he predican en su nombre. meditado más de una vez. Evoca la situación de la Iglesia a principios del siglo XVI y cuál habría podido ser su renovación bajo la acción de este Papa, que desapareció demasiado pronto, si tantas fuerzas adversas no la hubieran paralizado. A Pablo VI, al igual que a otros, el Señor no le ahorra la prueba; se le ha dado sin medida; como contrapartida, se le ha dado más tiempo que al papa Adriano (y esperamos que todavía se le dé) para avanzar, contra viento y marea, en el cumplimiento del programa que anunciaba ya la encíclica “Ecclesiam suam” y el discurso inaugural de la última sesión del Concilio. Algún día, cuando un historiador serio se proponga exponer lo que fue la vida real de la Iglesia a lo largo de estos quince últimos años, entonces, reducidas a polvo todas las vanas agitaciones, se verá sin duda que, dentro de la plena fidelidad cristiana, bajo el impulso del Pablo VI, todo se preparaba para que prosiga la actividad salutífera de la Iglesia de Cristo en el seno de un mundo profundamente transformado.

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La fe es un don que “necesita” de los hombres

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l Tú de Dios, y esta es la genialidad del catolicismo, nos llega a través de un “tú” humano». Esto es el porqué de que se pueda aprender la fe de nuestra abuela, como le ha sucedido al Papa Francisco. «Todos tenemos necesidad de un testigo, uno que viviendo en primera persona la fe ha hecho posible para nosotros la adhesión personal al don de Dios». La fe es una luz que no viene de nosotros, sino que ha entrado en la historia de los hombres y se transmite de persona a persona, como una llama, dice la nueva encíclica Lumen fidei. Una “llama” que no quita nada a nuestra libertad de hombres. Habla Javier Prades, teólogo de la Facultad San Dámaso de Madrid. Rector de la Universidad de San Dámaso de Madrid.

Año de la Fe 2012-2013

Entrevista con el teólogo Javier Prades sobre LUMEN FIDEI:

–La nueva encíclica del Papa Francisco explica la fe con la metáfora de la luz. ¿Por qué? –En Occidente la metáfora de la luz para indicar el conoLa encíclica es precisa cimiento de la verdad tiene una larga tradición que nace de en el usar el término Platón y es retomada posteriormente por Aristóteles. Por esto, “corazón” en sentido podemos decir que el hombre que consigue comprender la bíblico, que no tiene nada realidad “ve”, gracias a la “luz” de la razón. Esta tradición se que ver con una reducción encuentra con la riqueza de la Sagrada Escritura donde San sentimental del corazón Juan y San Pablo presentan a Jesús como Aquel que es la luz como normalmente se y viene a traer la luz definitiva al mundo. suele hacer en la literatura –“Quien cree, ve; ve con una luz que ilumina todo el recorrido o en el sentido coloquial del camino”, dice la encíclica, precisamente porque no es una luz del término. (…) humana. Entonces, el que no cree ¿qué ve? –No es exacto decir que la luz de la fe no es humana. Mejor sería decir que es una luz que no viene de nosotros, aunque ciertamente coincide con aquello que más deseamos. Es luz de Dios y como tal no es producto de nuestras propias fuerzas; por esto, el que cree es potenciado y ayudado a comprender la realidad del mundo y de sí mismo hasta su origen último y fundamental, que es Dios mismo. ¿Qué ve el que no cree?, me preguntaba usted. Ve muchas cosas, porque el hombre está dotado de una razón que es luz para ver. Gracias a la ciencia, a la filosofía y a todas las modalidades de conocimiento, los hombres ven muchas cosas. Pero quedan aún dos cuestiones abiertas: como la luz de la razón se ha oscurecido por el pecado, es muy frecuente que los Imagen página izquierda: La Transfiguración, por Fra Angelico. Fresco en San Marcos, Florencia.

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hombres vivan en la confusión o en la apariencia: por otra parte, la razón no consigue conocer todo hasta el fondo, sino que siempre es empujada a un más allá al que no puede llegar sola. –Parece que la fe, como don de Dios, implica dos aspectos: la iniciativa de otro y nuestra respuesta a ella, como adhesión a algo o alguien. ¿Prevalece Dios o nuestra elección? –Si nos fijamos bien, la alternativa contenida en su pregunta es extraña a la experiencia cristiana. Es el fruto de una separación de fe y razón que se ha consumado en Occidente en los últimos siglos, por la cual son concebidas extrañas la una a la otra. La fe viene siempre de otro: la iniciativa es Dios, pero también nuestra respuesta es posible por este don, por su presencia en nosotros, que suscita nuestra respuesta. –¿Nos podría explicar mejor este punto? –No es una proporción inversa –más don, menos libertad–, sino una proporción directa: la sobreabundancia de don hace posible y más fácil la respuesta libre. Se podría documentar por analogía también en el plano (…) Corazón es el yo de la experiencia elemental del hombre: cuanto más intenso humano en su totalidad es el amor, inesperado, conmovedor, más somos capaces de y en la unidad de todos procurarle una respuesta. ¡Su iniciativa nos precede siempre sus dinamismos afectivos, y hace posible la nuestra! No por casualidad la encíclica pone volitivos y cognitivos. El al lado la fe tanto a la verdad como al amor. corazón es la verdadera –En la encíclica, aparece 23 veces la palabra “corazón”. ¿Qué sede del don de Dios, que significado tiene este término a propósito de la fe? toca la profundidad del –La encíclica es precisa en el usar el término “corazón” en hombre interesando a toda su persona. sentido bíblico, que no tiene nada que ver con una reducción sentimental del corazón como normalmente se suele hacer en la literatura o en el sentido coloquial del término. Corazón es el yo humano en su totalidad y en la unidad de todos sus dinamismos afectivos, volitivos y cognitivos. El corazón es la verdadera sede del don de Dios, que toca la profundidad del hombre interesando a toda su persona. –En la introducción se lee que la cultura contemporánea ha relegado la fe a la “oscuridad”, contraria a la fe de la razón. “Nuestra cultura ha perdido la percepción de esta presencia concreta de dios, de su acción en el mundo”. ¿Existe un camino para redescubrir la fe hoy? –Sí. Ya que la fe es un don, el camino para redescubrirla es adentrarse en un encuentro gratuito con una Persona, en un acontecimiento. La fe no es producto de factores antecedentes, sino don de Dios en el sentido “puro”: el hombre no puede, por decirlo así, construir una escalera que poco a poco lo lleve hasta la posesión del Dios vivo y verdadero. Hasta que Cristo no se dona, haciéndose presencia humana para el hombre en la comunidad cristiana, no hay camino alternativo que haga posible la fe cristiana.

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Año de la Fe 2012-2013 «Es una bellísima síntesis sobre la fe, que da valor a cuanto se ha propuesto en los documentos del Concilio y en las encíclicas de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Ahora, por primera vez, tenemos una enseñanza sistemática del magisterio sobre la fe.»

–Pero existe una disposición del hombre a la verdad. –En el hombre hay un conjunto de exigencias y de evidencias que hacen más fácil reconocer y acoger el don en su verdadera envergadura. Si hay un camino a la fe, es el de adentrarse en el encuentro con Jesús con la sencillez del Evangelio, con un corazón de niño. –En la Vigilia de Pentecostés (18 de mayo) al que le preguntaba cómo había podido alcanzar en su vida “la certeza de la fe”, Francisco ¿Existe un camino para le respondió “fue sobre todo mi abuela (…) que marcó mi camino de redescubrir la fe hoy? Sí. fe”. Hay otros que también la han recibido de esta manera y luego Ya que la fe es un don, el la han perdido. camino para redescubrirla –Al ser algo que viene de fuera de mí, la fe está intrín- es adentrarse en un secamente ligada a una relación, porque es en una relación encuentro gratuito con donde se da el don entre personas. El Tú de Dios –y esta es una Persona, en un la genialidad del catolicismo– nos llega a través de los “tú” acontecimiento. (…) humanos. El ejemplo del Papa es claro porque demuestra que todos necesitamos un testigo, uno que viviendo en primera persona la fe ha hecho posible para nosotros la adhesión personal al don de Dios. Este entramado de relaciones que constituyen el mundo de la vida es el cauce por el

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CARTA ENCÍCLICA

LUMEN FIDEI DEL SUMO PONTÍFICE

FRANCISCO

A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y A LOS DIÁCONOS A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A TODOS LOS FIELES LAICOS SOBRE LA FE 1. La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se presenta con estas palabras: «Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas» (Jn 12,46). También san Pablo se expresa en los mismos términos: «Pues el Dios que dijo: “Brille la luz del seno de las tinieblas”, ha brillado en nuestros corazones» (2 Co 4,6). En el mundo pagano, hambriento de luz, se había desarrollado el culto al Sol, al Sol invictus, invocado a su salida. Pero, aunque renacía cada día, resultaba claro que no podía irradiar su luz sobre toda la existencia del hombre. Pues el sol no ilumina toda la realidad; sus rayos no pueden llegar hasta las sombras de la muerte, allí donde los ojos humanos se cierran a su luz. «No se ve que nadie estuviera dispuesto a morir por su fe en el sol»[1], decía san Justino mártir. Conscientes del vasto horizonte que la fe les abría, los cristianos llamaron a Cristo el verdadero sol, «cuyos rayos dan la vida»[2]. A Marta, que llora la muerte de su hermano Lázaro, le dice Jesús: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» (Jn 11,40). Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso.

¿Una luz ilusoria? 2. Sin embargo, al hablar de la fe como luz, podemos oír la objeción de muchos contemporáneos nuestros. En la época moderna se ha pensado que esa luz podía bastar para las sociedades antiguas, pero que ya no sirve para los tiempos nuevos, para el hombre adulto, ufano de su razón, ávido de explorar el futuro de una nueva forma. En este sentido, la fe se veía como una luz ilusoria, que impedía al hombre seguir la audacia del saber. El joven Nietzsche invitaba a su hermana Elisabeth a arriesgarse, a «emprender nuevos caminos… con la inseguridad de quien procede autónomamente». Y añadía: «Aquí se dividen los caminos del hombre; si quieres alcanzar paz en el alma y felicidad, cree; pero si quieres ser discípulo de la verdad, indaga»[3]. Con lo que creer sería lo contrario de buscar. A partir de

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3. De esta manera, la fe ha acabado por ser asociada a la oscuridad. Se ha pensado poderla conservar, encontrando para ella un ámbito que le permita convivir con la luz de la razón. El espacio de la fe se crearía allí donde la luz de la razón no pudiera llegar, allí donde el hombre ya no pudiera tener certezas. La fe se ha visto así como un salto que damos en el vacío, por falta de luz, movidos por un sentimiento ciego; o como una luz subjetiva, capaz quizá de enardecer el corazón, de dar consuelo privado, pero que no se puede proponer a los demás como luz objetiva y común para alumbrar el camino. Poco a poco, sin embargo, se ha visto que la luz de la razón autónoma no logra iluminar suficientemente el futuro; al final, este queda en la oscuridad, y deja al hombre con el miedo a lo desconocido. De este modo, el hombre ha renunciado a la búsqueda de una luz grande, de una verdad grande, y se ha contentado con pequeñas luces que alumbran el instante fugaz, pero que son incapaces de abrir el camino. Cuando falta la luz, todo se vuelve confuso, es imposible distinguir el bien del mal, la senda que lleva a la meta de aquella otra que nos hace dar vueltas y vueltas, sin una dirección fija.

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aquí, Nietzsche critica al cristianismo por haber rebajado la existencia humana, quitando novedad y aventura a la vida. La fe sería entonces como un espejismo que nos impide avanzar como hombres libres hacia el futuro.

Una luz por descubrir 4. Por tanto, es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios. La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro. La fe, que recibimos de Dios como don sobrenatural, se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro camino en el tiempo. Por una parte, procede del pasado; es la luz de una memoria fundante, la memoria de la vida de Jesús, donde su amor se ha manifestado totalmente fiable, capaz de vencer a la muerte. Pero, al mismo tiempo, como Jesús ha resucitado y nos atrae más allá de la muerte, la fe es luz que viene del futuro, que nos desvela vastos horizontes, y nos lleva más allá de nuestro «yo» aislado, hacia la más amplia comunión. Nos damos cuenta, por tanto, de que la fe no habita en la oscuridad, sino que es luz en nuestras tinieblas. Dante, en la Divina Comedia, después de haber confesado su fe ante san Pedro, la describe como una «chispa, / que se convierte en una llama cada vez más ardiente / y centellea en mí, cual estrella en el cielo»[4]. Deseo hablar precisamente de esta luz de la fe para que crezca e ilumine el presente, y llegue a convertirse en estrella que muestre el horizonte de nuestro camino en un tiempo en el que el hombre tiene especialmente necesidad de luz. Reproducimos los cuatro primeros puntos de la Encíclica Lumen Fidei. El texto completo puede leerse y descargarse en www.humanitas.cl

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que llegan tantos bienes, tantos conocimientos, tantos beneficios para nuestra vida, y Dios se ha querido plegar a este método para comunicarse, a través de testigos. Con el gran escándalo de muchos; y, sin embargo, es el método que ha elegido Dios. –¿Por qué María es “el icono perfecto de la fe”? –Porque en María se realizan en plenitud todas las dimensiones de la fe. Por ejemplo, la dimensión histórica: es hija de Sión, es decir, se introduce en la tradición de “los justos de Israel”, aquellos que esperan el cumplimiento de la promesa de Dios; o la dimensión existencial, porque (…) La fe no es producto ella ha acogido el don del Altísimo en la plenitud de su hude factores antecedentes, manidad, como ningún otro puede hacer. Ha sido hasta tal sino don de Dios en el punto agraciada por el don divino, que en ella la libertad sentido “puro”: el hombre como adhesión ha sido pura. no puede, por decirlo así, –¿Qué quiere decir? construir una escalera –Que en ella don y libertad se cumplen recíprocamente. que poco a poco lo lleve Es aquí donde se ve la superación de esa contraposición de hasta la posesión del Dios vivo y verdadero. Hasta la que hablábamos antes. La Virgen es quien ha recibido el que Cristo no se dona, mayor de los dones, superior a cualquier otro, el Don más haciéndose presencia alto que se pueda recibir. Por esto, es quien ha sido capaz de humana para el hombre en dar la respuesta más personal que se pueda imaginar en el la comunidad cristiana, no mundo y la más integralmente humana a Dios. hay camino alternativo que –¿Dónde está la novedad de esta primera encíclica del Papa haga posible la fe cristiana. Francisco? –Es una bellísima síntesis sobre la fe, que da valor a cuanto se ha propuesto en los documentos del Concilio y en las encíclicas de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Ahora, por primera vez, tenemos una enseñanza sistemática del magisterio sobre la fe. En segundo lugar, está clara la elección por privilegiar la dimensión de acceso a la verdad propia de la fe, frente a lo que a veces se subraya sobre la oscuridad de la fe o el no ver. En la encíclica, la fe es sobre todo un ver, es ella misma una luz que ilumina la razón haciendo posible conocer la realidad. Esto tiene, en tercer lugar, un desarrollo sacramental y eclesial, con las consecuencias decisivas para la vida personal y social, pero este es un tema que requeriría más profundidad.

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«En María se realizan en plenitud todas las dimensiones de la fe. Ha sido hasta tal punto agraciada por el don divino, que en ella la libertad como adhesión ha sido pura». La Anunciación, por Fra Angelico. Fresco en San Marcos, Florencia.

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«En ella se expresa el lenguaje del creador, que se hace percibir mediante lo creado. Hoy, en cambio, tanto la concepción estoica como la concepción cristiana de la creación están oscurecidas y sustituidas principalmente por un evolucionismo radical, en el cual la naturaleza ya no es expresión de una razón creadora.»

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(Ilustración para una página del libro del Génesis, en The Saint John’s Bible publicada por Liturgical Press.)


La renovación de la teología moral en la perspectiva del Concilio Vaticano II por joseph ratzinger

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A 20 años de la Encíclica Veritatis Splendor

¿Cuál es la intención última de la Encíclica Veritatis

splendor? Interrogarse al respecto ayuda a comprender mejor el recorrido del pensamiento desarrollado en la misma. Si comprendí bien la intención del Papa Juan Pablo II, el motivo original que lo impulsó a escribir la Encíclica fue precisamente retomar y proponer nuevamente el mensaje moral del Concilio Vaticano II, como se expresó sobre todo en la Constitución Pastoral Gaudium et spes. Y tal vez para comprender tanto el núcleo del mensaje conciliar como la manera de proponerlo nuevamente Juan Pablo II, vale la pena referirse a la situación de la teología moral anterior al Concilio, caracterizada por el racionalismo de la manualística. En realidad, no faltaban en ese período movimientos de renovación teológica, como los que condujeron a la Constitución sobre la liturgia o a la revisión de la eclesiología, o incluso a una nueva interpretación de la Revelación.

Sagrada Escritura y teología moral Tampoco faltaban corrientes de renovación dentro de la teología moral, que sin embargo esperaban aún una acabada sistematización y una expresión autorizada. Hablando en general, la tradición manualística estaba realmente marcada por un considerable racionalismo, por lo cual la función de la Sagrada Escritura era sumamente marginal en la elaboración de la teología moral. Esta se construía

HUMANITAS Nº 71 pp. 560 - 575

* Este texto fue expuesto verbalmente y grabado, y elaborado en su presente redacción escrita por Mons. Livio Melina al cumplirse 10 años de la encíclica Veritatis splendor. Presenta una rápida visión panorámica sobre el tema, que sólo pretende ofrecer breves flashes para profundizar posteriormente. En ese sentido, el texto es una invitación a los especialistas a concretar los temas aquí presentados solo en grandes líneas.

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Estaba totalmente ausente el gran aliento bíblico, faltaba la referencia a la figura de Cristo, en quien el hombre encuentra la verdad y el camino en persona, y por consiguiente encuentra también abierta la puerta para la vida, es decir, la reconciliación con Dios y la comunión con Él: entrando en comunión con Cristo, que es al mismo tiempo un hombre presente en mi tiempo y el Hijo de Dios, podemos reconciliar el carácter concreto del momento fugaz con el peso eterno de nuestra vida. (...)

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sustancialmente sobre la base de la ley natural y por tanto en forma de reflexión filosófica, basada en la antigua tradición estoica, que en gran medida se había asimilado a lo largo de la historia del cristianismo. Al mismo tiempo, el desarrollo de estos manuales también estaba determinado por la necesidad práctica de formar a los confesores, dando respuestas concretas a los problemas que podían plantearse en el contexto de la confesión. De ese modo, junto con cierto naturalismo propio de una reflexión sustancialmente filosófica, adornada en cierta medida de citas bíblicas, también estaba muy presente la dimensión casuística para poder responder a los problemas prácticos. En todo caso, estaba totalmente ausente el gran aliento bíblico, faltaba la referencia a la figura de Cristo, en quien el hombre encuentra la verdad y el camino en persona, y por consiguiente encuentra también abierta la puerta para la vida, es decir, la reconciliación con Dios y la comunión con Él: entrando en comunión con Cristo, que es al mismo tiempo un hombre presente en mi tiempo y el Hijo de Dios, podemos reconciliar el carácter concreto del momento fugaz con el peso eterno de nuestra vida. Ese tipo de teología moral ya no mostraba el gran mensaje de la liberación y de la libertad entregada a nosotros en el encuentro con Cristo, manifestando sobre todo el aspecto negativo de tantas prohibiciones, de tantos “no”, que sin duda están presentes en la moral católica, pero que ya no eran presentados como realmente son: la concretización de un gran “sí”. Se sentía por tanto la exigencia de una renovación profunda, y esta fue ciertamente la idea de la Constitución Gaudium et spes: volver a una moral sustancialmente bíblica y cristológica, inspirada en el encuentro con Cristo, una moral no concebida como una serie de preceptos, sino como el advenimiento de un encuentro, de un amor que luego sabe crear también las correspondientes acciones. Si se produce este advenimiento del encuentro vivo, con una persona viva, que es Cristo, y este encuentro suscita amor, todo el resto proviene precisamente del amor. Ilustrar todo esto, mostrar la gran visión bíblica y desarrollar por tanto, desde este punto de partida, también


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cada uno de los contenidos de la moral, fue el programa propuesto por el Concilio a los teólogos. Luego sucedió algo imprevisto, tal vez no totalmente imprevisible, pero en todo caso imprevisto. Había inicialmente algunas tentativas, también importantes y válidas, dirigidas a renovar una teología moral de inspiración bíblica, si bien naturalmente los contenidos concretos no pueden deducirse verbalmente de la Sagrada Escritura, sino más bien encontrarse en el horizonte de la gran inspiración bíblica. Sin embargo, al cabo de muy poco tiempo estas tentativas se estancaron sin alcanzar realmente su objetivo, sin conducir a la nueva primavera tan auspiciada por una teología moral profundamente cristológica y bíblica. Ciertamente vale la pena buscar los motivos de este fracaso, porque no fue causado por mala voluntad, sino consecuencia de verdaderos problemas. Un primer problema sumamente real es que en la Sagrada Escritura no se encuentran respuestas ya listas para los problemas sumamente actuales y graves de nuestra época, y además parece difícil desarrollar respuestas adecuadas para los desafíos de nuestro tiempo partiendo de la Sagrada Escritura. Por otra parte, se tomó conciencia, para estar presentes en el diálogo actual y para incidir sobre la cultura contemporánea, de que era necesario encontrar un lenguaje adecuado para el mundo de hoy y tipos de argumentaciones eficaces en este debate. Sin duda, si pensamos en las discusiones actuales sobre la clonación, la procreación artificial, la eutanasia y tantos otros problemas de la bioética, es importante entrar realmente en el lenguaje y en el pensamiento de la comunidad global, que se ve enfrentada a estos grandes problemas. Es importante encontrar argumentos comprensibles para la mentalidad contemporánea y capaces de convencer. También desde este punto de vista la Biblia parecía demasiado alejada del pensamiento común, inadecuada para una argumentación pública, de hecho demasiado asertiva para un debate desarrollado a nivel humano y filosófico. Existía ademas una problemática que surgió precisamente de la misma Escritura. Como bien lo sabemos, esta no nos

(...) Ese tipo de teología moral ya no mostraba el gran mensaje de la liberación y de la libertad entregada a nosotros en el encuentro con Cristo, manifestando sobre todo el aspecto negativo de tantas prohibiciones, de tantos “no”, que sin duda están presentes en la moral católica, pero que ya no eran presentados como realmente son: la concretización de un gran “sí”.

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El aporte ofrecido por la Sagrada Escritura a la moralidad humana consiste precisamente en lo siguiente: el discernimiento crítico de lo que es verdaderamente humano por cuanto nos asimila con Dios y su purificación al margen de todo cuanto es deshumanizador; su inserción en un nuevo contexto de sentido, propio de la Alianza, que eleva y conduce a su cumplimiento lo humano.

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ofrece un sistema teológico ni mucho menos un sistema de teología moral con una presentación ordenada y sistemática de los grandes principios de la acción. Por el contrario, es un camino, una historia cuyas múltiples relecturas convergen hacia Cristo, el cual por otra parte no puede ser comprendido adecuadamente sino recorriendo nuevamente el camino de todas las narraciones que confluyen hacia su persona. ¿Pero cómo es posible comprender debidamente este camino y encontrar en las múltiples relecturas que proceden hacia Cristo la sustancia permanente que puede funcionar como principio para la acción cristiana? Semejante reconciliación entre historia y verdad es siempre una tarea difícil. Otro problema fue el hecho de que la lectura de la Sagrada Escritura entró también en el contexto del debate ecuménico, donde encontró una situación difícil. Al respecto, sin pretender entrar en las diferencias entre visión calvinista y visión luterana, quisiera detenerme sobre todo en la perspectiva luterana, aun cuando la primera no es tan distinta en todo caso. De acuerdo con la concepción de Lutero, la Sagrada Escritura se interpreta a partir de la dialéctica entre ley y Evangelio y también la vida cristiana debe comprenderse precisamente en esta dialéctica de opuestos, del Dios contrario a sí mismo. En esa perspectiva, naturalmente, todo cuanto se considera ley corresponde a la vertiente negativa de esa dialéctica que debe educarnos en el Evangelio y para acoger el perdón radical concedido a nosotros sin merecerlo. Con todo, una vez afirmada esta dialéctica entre ley y gracia, y por consiguiente la división interior de la Sagrada Escritura propiamente tal, surge como en una cascada una serie de preguntas: “¿Pero qué es la ley?” y “¿La moral forma parte de la ley y por tanto de una realidad superada por Cristo, que ya no tiene validez por cuanto era solo una pedagogía y un camino para conducirnos a lo contrario de la misma?”. “¿El Decálogo también forma parte de la ley y tal vez por consiguiente precisamente esa ley fue superada ahora por la gracia y el Evangelio?”. “¿Y se identifican con nuestra acción moral aquellas obras que no pueden hacernos merecer la salvación? Y si es así, ¿de qué sirve entonces nuestra acción


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moral? ¿Qué dignidad teológica tiene? ¿Qué nexo con la figura de Cristo, si Cristo es Evangelio, mientras la acción moral es obra nuestra?”. Todo esto encuentra una expresión muy radical en Lutero, el cual, al menos en gran parte de sus obras, sitúa también el amor a nivel de las obras. Para él, también el amor es obra nuestra, de tal manera que no podía aceptar la famosa expresión de la epístola a los Gálatas (5,6): fides caritate operans. Efectivamente, esta parecía contraria al principio de la sola fides, que pretende precisamente negar la idea de la fe que obra mediante la caridad; pero de ese modo también la caridad resulta ser profana o al menos problemática. ¿Qué es entonces nuestra acción moral? ¿Qué nos dice la Biblia sobre la moral? ¿En qué sentido inspira Cristo nuestra acción moral? Ciertamente, Lutero agrega luego: “Sí, la fe fructifica y precisamente en la fecundidad de la fe se muestra la verdad de la fe”. ¿Pero cuál es la relación entre estos “frutos de la fe” y las “obras” carentes de mérito? ¿La moral tiene solo importancia profana o puede en cambio integrarse en una visión cristológica? Es preciso reconocer que el problema se complica terriblemente en el debate ecuménico y por tanto resulta difícil asumir la Sagrada Escritura como fuente de inspiración y como principio para la construcción de los fundamentos de la visión moral. Se puede de este modo comprender la situación de la teología moral postconciliar, que condujo a una radical heterogénesis de los fines: mientras se auspiciaba una renovación de la teología moral en el sentido de una superación del planteamieno iusnaturalista en favor de una inspiración bíblica más profunda, precisamente la nueva teología moral terminó marginalizando la Sagrada Escritura aun en mayor medida, si la comparamos con la manualística preconciliar. Así, en esta última la Sagrada Escritura estaba ausente de facto, si bien tal vez en teoría se desease inspirarse en ella, pero sin lograrlo. En cambio, ahora se encuentra marginalizada de iure, es decir, se considera que la Sagrada Escritura no puede ofrecer principios morales adecuados para la construcción de nuestras acciones. Esta ofrecería únicamente un horizonte intencional y motivaciones, pero sin entrar en los contenidos

En el período preconciliar, la racionalidad filosófica se desarrollaba en relación con la categoría fundamental del derecho natural. En cambio, ahora el debate se produce en un contexto no solo post-metafísico, sino también a-metafísico, en el cual el tema de la ley natural aparece como propio de un pasado que ya no se puede alcanzar.

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«Las repercusiones de estas concepciones llegaron a ser visibles sobre todo a partir del debate posterior a la publicación de la Encíclica Humanae vitae, en el cual se llegó a la negación de la autoridad del Magisterio en asuntos concretos de moral y a la absolutización de la conciencia subjetiva emancipada de la referencia eclesial». (Pablo VI proclamó la Encíclica Humanae vitae el año 1968).

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morales de la acción. Estos últimos quedan en manos de la racionalidad propiamente humana. Se percibe aquí el reflejo de la concepción según la cual la acción moral es profana, habiendo instituido una dialéctica entre ley y Evangelio: dicha concepción se traduce ahora en la afirmación de una mera racionalidad de la moral, la cual, para abrirse a la comunicabilidad universal y entrar en el debate común de la humanidad, debería construirse únicamente sobre la base de la razón. Al respecto, se adoptan también múltiples justificaciones para este nuevo redimensionamiento de la Escritura, la cual ya no es el punto de partida y de inspiración permanente, el criterio fundamental, sino solo un horizonte de sentido que no influye en la determinación del contenido rigurosamente racional de la acción. El análisis detenido de la Sagrada Escritura mediante el llamado método histórico-crítico conduciría a determinar que nada propiamente cristiano o esencial y puramente bíblico se puede identificar. Todos los contenidos morales que aparecen en la Sagrada Escritura habrían sido tomados del contexto cultural exterior: no provendrían de la fe de Abraham ni de la inspiración cristiana, sino de lo externo y se encontrarían simplemente incorporados en la Escritura. Además, sería preciso considerar la transformación de los diversos contextos culturales en los cuales tuvo su origen el texto bíblico. Estas tesis tan difundidas son sin embargo terriblemente superficiales y absolutamente insostenibles. Aun cuando ciertamente la Sagrada Escritura no pretende proponer contenidos morales específicos como si fueran exclusivos y mantiene un diálogo con las culturas humanas en busca de la acción más justa, todo esto no implica que no exista una originalidad. De hecho, la originalidad de la Sagrada Escritura en el ámbito moral no consiste en la exclusividad de los contenidos propuestos, sino en la purificación, en el discernimiento, en la maduración de todo cuanto


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proponía la cultura presente. Si se comparan las propuestas morales que han ofrecido material a la Biblia y al contenido expresado en ella, se puede observar que el carácter específico del aporte ofrecido por la Sagrada Escritura a la moralidad humana consiste precisamente en lo siguiente: el discernimiento crítico de lo que es verdaderamente humano por cuanto nos asimila con Dios y su purificación al margen de todo cuanto es deshumanizador; su inserción en un nuevo contexto de sentido, propio de la Alianza, que eleva y conduce a su cumplimiento lo humano. La verdadera novedad y originalidad de la Escritura reside en el camino de purificación, de iluminación y de discernimiento. En este sentido, se rechaza claramente la tesis de la no originalidad de la moral bíblica. Se reconoce correctamente, en cambio, la novedad, consistente en la asimilación del aporte humano, pero trasfigurándolo a la luz divina de la Revelación, que culmina en Cristo, ofreciéndonos así el camino auténtico de la vida. No se olvida ciertamente que el cristianismo, en sus comienzos, se definió como , una vía, un camino: no una teoría, sino la respuesta a la pregunta “¿cómo vivir?” y “¿qué hacer?”. Otra argumentación abordaba el problema de la relación entre historia y verdad permanente, y en definitiva entre dimensión trascendental y categorial de la moral. El aporte de la Sagrada Escritura debería situarse en la dimensión trascendental y no en la dimensión categorial. Aún sin entrar en detalles, me parece que esta distinción se aplica indebidamente y sin comprenderse su significado. Efectivamente, no puede aplicarse al problema moral, porque la pregunta “¿cómo vivir?”, “¿cómo ser hombre?”, “¿cómo responder a la vocación más profunda de nuestro ser, es decir, a la vocación de ser semejantes a Dios?” no puede desembocar en una cuestión categorial, distinguiendo erróneamente entre niveles de conocimiento que pueden constituir un criterio guía para nuestras acciones. Este es entonces el primer elemento que deseaba destacar: la marginalización de la Sagrada Escritura en relación con la teología moral, justificaca de iure dentro de la teología moral postconciliar y no simplemente practicada de facto, como

El concepto de naturaleza ha cambiado radicalmente. Mientras para los estoicos, esta indicaba una realidad divina, con una connotación panteísta, por lo cual la naturaleza misma, llena de dioses y divinidades, estaba impregnada de indicaciones de la voluntad divina y del camino a la divinización, en el cristianismo, mediante el concepto de creación, la naturaleza refleja con transparencia las intenciones del Creador.

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ocurría en la manualística. Pueden aparecer textos bíblicos incluso en contextos sumamente relevantes y sugerentes en los tratados de teología moral, pero en principio su función en relación con la construcción de la acción moral es marginalizada.

La concepción de la razón

Nace así la moral consecuencialista, teleologista o proporcionalista –comoquiera se llame–, la cual presupone una razón post-metafísica, ciega, sorda ante la palabra divina en el ser. esta busca la mejor manera de construir el mundo mediante el cálculo de las consecuencias. Indica lo que se debe hacer en conformidad con este criterio, y de este modo, obviamente, cambia la relación entre intención y objeto.

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Otro punto que es importante considerar es el profundo cambio del concepto de razón. Como se ha señalado, en el período preconciliar, la racionalidad filosófica se desarrollaba en relación con la categoría fundamental del derecho natural. En cambio, ahora el debate se produce en un contexto no solo post-metafísico, sino también a-metafísico, en el cual el tema de la ley natural aparece como propio de un pasado que ya no se puede alcanzar. El concepto de naturaleza ha cambiado radicalmente. Mientras para los estoicos, esta indicaba una realidad divina, con una connotación panteísta, por lo cual la naturaleza misma, llena de dioses y divinidades, estaba impregnada de indicaciones de la voluntad divina y del camino a la divinización, en el cristianismo, mediante el concepto de creación, la naturaleza refleja con transparencia las intenciones del Creador: en ella se expresa el lenguaje del creador, que se hace percibir mediante lo creado. Hoy, en cambio, tanto la concepción estoica como la concepción cristiana de la creación están oscurecidas y sustituidas principalmente por un evolucionismo radical, en el cual la naturaleza ya no es expresión de una razón creadora, sino de diversos factores casuales y con necesidades, que han contribuido a producir el mundo donde vivimos. Por consiguiente, la naturaleza ya no tiene transparencia metafísica alguna: la razón humana ha perdido la capacidad de ver en el mundo y en sí misma la transparencia de lo divino. Y así esta razón a-metafísica y post-metafísica resulta ser una razón encerrada en sí misma, en la cual no se manifiesta la luz divina, sino que sola y únicamente con sus recursos debe encontrar los caminos a seguir, las acciones requeridas y las decisiones por tomar. ¿Cómo podría semejante razón post-metafísica construir una


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«El hombre no es por sí mismo el dios que determina a solas lo que es el mundo y qué debe hacer en el mundo. Es una criatura que vive en virtud de una dependencia, la cual, gracias al amor de Dios, llega a ser participación: es unión de amor y en el amor.» Moisés recibiendo las tablas de la Ley. Óleo de Marc Chagall, Museo Nacional Mensaje Bíblico Marc Chagall. Niza.

concepción moral? Ciertamente ya no reconociendo principios morales inscritos en el ser, porque nada estaría escrito en el ser, desde el momento que es producto de la evolución. Y sin embargo la razón debe encontrar referencias para tomar las decisiones convenientes para la vida de la persona y de las comunidades y para el futuro de la humanidad. Nace así la moral consecuencialista, teleologista o proporcionalista –comoquiera se llame–, la cual presupone una razón post-metafísica, ciega, sorda ante la palabra divina en el ser. Esta busca la mejor manera de construir el mundo mediante el cálculo de las consecuencias. Indica lo que se debe hacer en conformidad con este criterio, y de este modo, obviamente, cambia la relación entre intención y objeto. Efectivamente, el objeto de la acción es en sí mismo cambiante y debe ser contextualizado para poder significar algo. Con la negación de la existencia de principios inscritos en el ser, naturalmente también desaparece la posibilidad de reconocer lo intrinsece bonum vel malum. Nada es intrinsece bonum o intrinsece malum, porque todo depende del contexto

El objeto de la acción es en sí mismo cambiante y debe ser contextualizado para poder significar algo. Con la negación de la existencia de principios inscritos en el ser, naturalmente también desaparece la posibilidad de reconocer lo intrinsece bonum y malum. Nada es intrinsece bonum o intrinsece malum, porque todo depende del contexto y de las finalidades que deban realizarse.

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y de las finalidades que deban realizarse. Se ha llegado así a una teoría que contradice los fundamentos mismos de la visión cristiana, cuyo punto de partida reside precisamente en el lenguaje del Creador, que luego se hace percibir de una manera nueva y definitiva en la persona de Cristo. Las repercusiones de estas concepciones llegaron a ser visibles sobre todo a partir del debate posterior a la publicación de la Encíclica Humanae vitae, en el cual se llegó a la negación de la autoridad del Magisterio en asuntos concretos de moral y a la absolutización de la conciencia subjetiva emancipada de la referencia eclesial.

La intención profunda de Veritatis splendor

La gran visión del Concilio exigía ser considerada nuevamente en sus fundamentos, pero también verificada y renovada ante problemas radicales.

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Precisamente ante semejante inversión de la visión católica, tanto en cuanto al uso de la Biblia como en cuanto a la definición de la razón, el Santo Padre intervino en la Encíclica Veritatis splendor. Considerando el panorama recién delineado, parecía necesario volver al Concilio Vaticano II. La situación paradojal fue que precisamente esta visión innovadora, que proponía una nueva forma de referencia a la Sagrada Escritura o incluso, para hablar más francamente, su marginalización y un nuevo concepto de razón, pretendía acreditarse como el auténtico legado del Concilio, como su realización concreta. En cambio, considerando los textos y las intenciones fundamentales del Concilio Vaticano II, resulta evidente que esta no era en realidad la voluntad del Concilio, sino por el contrario, que de ese modo se había llegado precisamente a la posición contraria a lo auspiciado por el mismo; pero entonces, precisamente en el nuevo contexto en que nos encontramos, se trata de realizar el mandato conciliar, considerando nuevamente cómo puede hoy ser actual y razonablemente plausible en nuestro tiempo. La gran visión del Concilio exigía ser considerada nuevamente en sus fundamentos, pero también verificada y renovada ante problemas radicales. Observando la forma en que se recibió la Encíclica Veritatis splendor, mi desilusión no se debió tanto al hecho de que esta ocasionase muchas críticas (viniendo de Alemania, para mi


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es normal que también sean objeto de crítica documentos pontificios), sino más bien al hecho de que no se haya entrado en este gran debate en torno a los principios de la moral, en torno a esta grande y renovada visión al mismo tiempo cristológica y racional, porque Cristo es el Logos. No se quiso entrar en un debate sobre el gran desafío en relación con la visión amplia de la moral, limitándose en cambio a una discusión sobre detalles, defendiéndose contra la presentación del consecuencialismo y acusando a la Encíclica de ser simplista y caricaturesca. Semejante debate sobre detalles técnicos puede tener también cierta utilidad, pero no es ciertamente la respuesta deseada, justa y necesaria al desafío propuesto por Veritatis splendor a los moralistas y que en definitiva es una profundización del mandato conciliar propiamente tal. Mi expectativa sería que, al cabo de diez años de su publicación1, se comenzase finalmente a enfrentar este gran desafío presentado a la teología moral de la Encíclica, sobre la cual quisiera decir algunas palabras más. En primer lugar, como nos dice el Santo Padre, reconocer el carácter central de la figura de Cristo implica una verdadera reconciliación entre historia y razón, entre revelación sobrenatural y razón, porque Cristo no es un personaje cualquiera de la historia que resulte ajeno a la reflexión del pensamiento humano. Cristo es en cambio el Logos hecho carne, es decir, la plenitud de la razón creadora misma, que nos habla y nos abre los ojos para poder ver nuevamente, incluso en la oscuridad de una época post-metafísica, la presencia de una verdad creadora que se encuentra en el fondo del ser y con su lenguaje también habla en el ser. Y así en Cristo confluyen en unidad los caminos de la historia: Él purifica y distingue todo cuanto ha expresado la historia y nos muestra por tanto cómo se refiere la historia a la verdad, indicando el recorrido que conduce precisamente a lo largo del camino que es Él mismo. En segundo lugar, quisiera abordar brevemente el problema de la autonomía sobre el cual tanto han hablado las disertaciones de teología moral después del Concilio Vaticano II. En mi opinión, este concepto de autonomía, presentado por Kant en forma coherente y sistemática en contraposición

Semejante debate sobre detalles técnicos puede tener también cierta utilidad, pero no es ciertamente la respuesta deseada, justa y necesaria al desafío propuesto por Veritatis splendor a los moralistas y que en definitiva es una profundización del mandato conciliar propiamente tal.

1 La presente conferencia (cfr. nota 1) fue pronunciada el año 2003 por el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger –luego Papa Benedicto XVI– al cumplirse los diez años de la encíclica Veritatis splendor de Juan Pablo II.

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Cristo no es un personaje cualquiera de la historia que resulte ajeno a la reflexión del pensamiento humano. Cristo es el Logos hecho carne, es decir, la plenitud de la razón creadora misma, que nos habla y nos abre los ojos para poder ver nuevamente, incluso en la oscuridad de una época post-metafÍsica, la presencia de una verdad creadora que se encuentra en el fondo del ser y con su lenguaje también habla en el ser.

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con el concepto de heteronomía, no ha sido debidamente asimilado en los debates postconciliares. En ellos ha perdido la profundidad y la consistencia del pensamiento kantiano, no logrando por otra parte una conciliación con la gran visión cristológica. ¿Pero cuál es la concepción correcta de autonomía en conformidad con la visión cristiana del hombre? La primera certeza que debe considerarse es que el hombre no fue creado por sí mismo: es una criatura. No es por sí mismo el dios que determina a solas lo que es el mundo y qué debe hacer en el mundo. Es una criatura que vive en virtud de una dependencia, la cual, gracias al amor de Dios, llega a ser participación: es unión de amor y en el amor. Si se quiere definir el amor como dependencia, se puede decir entonces que se trata de dependencia, pero en realidad el amor va más allá de este concepto de dependencia y nos revela que precisamente la relacionalidad es la verdadera forma de participación en el ser mismo y en su luz. Y por consiguiente vivir en comunión con Dios y encontrar en la luz divina el propio camino, encontrar ahí el camino, la verdad y la vida, no constituye para el hombre una alienación, no es heteronomía, sino más bien un reencuentro consigo mismo en su verdadera identidad. San Agustín nos enseña que Dios es intimior intimo meo y por tanto, obedeciendo y uniéndome a Dios y a Cristo, no salgo de mí mismo en una heteronomía y una dependencia inaceptables, en una esclavitud. Al contrario, precisamente de este modo encuentro mi intimidad y mi identidad, que hasta ese momento permanecían encerradas en el pecado. Mediante la comunión con Cristo puedo encontrarme nuevamente conmigo mismo y entrando en mí mismo, encontrar a Dios y mi theosis, mi verdadera esencia, mi verdadera autonomía. Precisamente renunciando a la autodeterminación individualista se entra en la intimidad del propio ser mediante la comunión con Cristo. Así se llega a ser uno mismo, y encontrando la auténtica comunión con Dios se alcanza la verdadera libertad. En este sentido, también el concepto de libertad, tan central para la Sagrada Escritura y para el debate con la modernidad, se interpreta en la visión cristológica del hombre, que no es


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libre cuando se defiende de Dios, sino cuando acepta la unión con Dios, ofrecida en Cristo. La libertad humana es siempre una libertad compartida, y únicamente al compartirse las libertades puede crecer la verdadera libertad de cada uno. Compartir las libertades llega a ser posible al abrirse nuestra libertad a la libertad divina. En tercer lugar, es preciso volver a encontrar el significado auténtico de la conciencia superando el subjetivismo moderno. Para la modernidad, el ámbito de la religión y de la moral se sitúa en la esfera subjetiva, ya que en una concepción evolucionista no es posible encontrar elementos objetivos de religión y de moral, y por lo tanto estos se reducen a un total subjetivismo. Más allá del sujeto no se abren nuevos caminos y horizontes. Así, la capacidad última del sujeto, que no puede trascender su propio ser y permanece encerrado en sí mismo, se expresa en una determinada concepción de conciencia por lo cual el hombre es la medida de sí mismo. En cuanto pueda valerse de medios y criterios más allá de sí mismo, de hecho es la conciencia subjetiva quien tiene la última palabra decisiva. Así, el sujeto llega a ser realmente autónomo, pero de manera oscura y terrible, porque carece de esa luz que podría realmente dar valor a su subjetividad. Esta concepción que encierra al sujeto en sí mismo como último criterio de juicio es superada únicamente por el concepto clásico de conciencia, que expresa en cambio la apertura del ser humano a la luz divina, a la voz del otro, al lenguaje del ser, al logos eterno, perceptibles en la interioridad misma del sujeto. Me parece por tanto necesario volver a esta visión del ser humano como un ser abierto a lo infinito, en el cual se manifiesta y habla la luz infinita.

También el concepto de libertad, tan central para la Sagrada Escritura y para el debate con la modernidad, se interpreta en la visión cristológica del hombre, que no es libre cuando se defiende de Dios sino cuando acepta la unión con Dios, ofrecida en Cristo. La libertad humana es siempre una libertad compartida, y únicamente al compartirse las libertades puede crecer la verdadera libertad de cada uno.

El horizonte teológico de la moral Quisiera decir algo más: el horizonte cristológico es realmente un horizonte teológico; sin Dios, ciertamente no se puede construir una moral. Incluso el Decálogo, que es sin duda el eje moral de la Sagrada Escritura y es tan importante en el debate intercultural, no se percibe ante todo como ley, sino

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Es preciso volver a encontrar el significado auténtico de la conciencia superando el subjetivismo moderno. Para la modernidad, el ámbito de la religión y de la moral se sitúa en la esfera subjetiva, ya que en una concepción evolucionista no es posible encontrar elementos objetivos de religión y de moral, y por lo tanto Estos se reducen a un total subjetivismo.

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más bien como don: es Evangelio, y puede comprenderse plenamente en la perspectiva que culmina en Cristo; no es por tanto una realidad de preceptos definidos en sí mismos, sino una dinámica abierta a una profundización cada vez mayor. Además, en el Decálogo no solo es importante la segunda tabla, que es muy concreta y puede ayudarnos en las discusiones actuales, sino también la primera tabla, imprescindible para una hermenéutica adecuada de los mandamientos. Efectivamente, en la Sagrada Escritura todo el Decálogo se considera autorrevelación de Dios. Siempre comienza con las palabras “Yo soy Yahvé, tu Señor”, y mediante las diez palabras Dios revela su rostro. En definitiva, las diez palabras son una concretización, una articulación del mandamiento único del amor. A este mandamiento único del amor pertenece también el amor de Dios y nuestro culto a Él, de tal manera que sin esta referencia fundamental a Dios tampoco funciona la segunda tabla. Creo por tanto que para la teología moral el momento racional tiene enorme importancia. Precisamente por cuanto el cristianismo como tal, el Evangelio y en particular la moral, desea comunicarse y debe ser comunicable, exige entrar en el debate común de la humanidad; pero precisamente a esta dimensión racional pertenece también la existencia de Dios. No se puede ceder en este punto: sin Dios, también todo el resto deja de tener coherencia lógica. Por último, quisiera destacar la importancia de la temática del martirio, que se trata en el número 90 de la Encíclica. Es precisamente en el martirio donde se realiza en sentido más pleno la sequela de Cristo crucificado. En este se visualiza la existencia de un bien por el cual vale la pena incluso morir. En realidad, una vida que ya no reconozca un bien que le otorgue valor deja de ser una verdadera vida. Así, la afirmación de mandamientos absolutos, que proscriben lo que es intrinsece malum, no significa someterse a la esclavitud de ciertas prohibiciones, sino abrirse al gran valor de la vida, que es iluminada por el verdadero bien, es decir, por el amor de Dios mismo. A lo largo de toda la historia humana los mártires representan la verdadera apología del hombre


«A lo largo de toda la historia humana los mártires representan la verdadera apología del hombre y demuestran que la criatura humana no es un error del Creador, sino que a pesar de todos los aspectos negativos registrados en la historia, esta realmente está iluminada por el Creador. En el testimonio hasta la muerte, se demuestra la fuerza de la vida y del amor divino. Así, precisamente los mártires nos indican también al mismo tiempo el camino para comprender a Cristo y para comprender qué significa ser hombres.» “Los mártires adoran al Cordero” detalle de mosaico, Capilla San Sebastián, Basílica Vaticana.

y demuestran que la criatura humana no es un error del Creador, sino que a pesar de todos los aspectos negativos registrados en la historia, esta realmente está iluminada por el Creador. En el testimonio hasta la muerte, se demuestra la fuerza de la vida y del amor divino. Así, precisamente los mártires nos indican también al mismo tiempo el camino para comprender a Cristo y para comprender qué significa ser hombres.

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¿Por qué un Año de la Fe? Con fecha 11 de octubre de 2011, el Papa Benedicto XVI publicó una Carta Apostólica con el título “Porta fidei” (Puerta de la fe). En ella anunciaba que había “decidido convocar un Año de la Fe” en el cual se conmemorarían dos aniversarios de inmensa relevancia histórica en orden al don de la fe: medio siglo de la inauguración del Concilio Vaticano II y veinte años de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. Después de la publicación de las palabras de ocho obispos chilenos sobre este tiempo de gracia que se leyeron en las páginas de HUMANITAS 68 (octubre-diciembre 2012), luego que ocho rectores de universidades católicas chilenas respondieran de lo mismo en HUMANITAS 69 (enero-marzo 2013), en la pasada edición de HUMANITAS 70 nueve mujeres responsables de importantes servicios públicos en el ámbito académico, cultural y asistencial expresaron también su voz acerca del significado del Año de la Fe. “Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar”, señala Benedicto XVI en Porta fidei (n° 13). Siguen en el presente número las palabras que nos entregan los religiosos, sea a través de superiores de tres órdenes, sea en cuanto comunidad, dos congregaciones femeninas, todas ellas la expresión de familias hondamente implicadas en la evangelización de nuestra patria y de los pueblos de América Latina.

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La decisión del Papa Benedicto de proclamar el presente como Año de la Fe nos centra en el tema primario, único, valga la redundancia, central, de nuestra profesión cristiana, de nuestra inserción y compromiso con y en la Iglesia. Desde la definición que hace la Epístola a los Hebreos, en el versículo 1 del capítulo 11, a sus incontables menciones –“tu fe te ha salvado”– en los textos del Nuevo Testamento, hasta el Apocalipsis, su mención nos inunda de informaciones iluminadoras sobre lo que recibimos en nuestro bautismo, sin ni siquiera entonces darnos cuenta, pero que a lo largo de la vida, sobre todo de la meditación de la Palabra, guía nuestros pasos, nos conduce “de la mano”.

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Viendo la fe de ellos

Fruto de la Lectio Divina, uno de los tesoros de la regla benedictina, quiero detenerme en una breve profundización de un texto del Nuevo Testamento, incluido con pequeñas variaciones en los evangelios sinópticos, que viene a ilustrarnos de una manera especialmente rica. El relato lo ponen las ediciones bajo el título “Curación de un paralítico” y se incluye en el capítulo 9 del evangelio según san Mateo, en el capítulo 2 de Marcos y en el 5 de Lucas; nos detendremos en el de Marcos, versículos 1 al 12. Dice así: (Jesús) “entró de nuevo en Cafarnaum y corrió la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio. Jesús les predicaba la Palabra. Y le vienen a traer un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: ¿Pero qué habla éste? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?” Mas Jesús, al instante, dándose cuenta en su espíritu de lo que ellos pensaban en su interior, les dice: “Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: tus pecados te son perdonados o decirle: Levántate, toma tu camilla y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar los pecados –dice al paralítico- “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Se puso en pie y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que se pasmaron todos y dieron gloria a Dios, diciendo: “Jamás vimos cosa parecida”.

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No cabe la menor duda de que el centro del relato es la curación del paralítico. Pero hay complementos que lo enriquecen de manera excepcional y que pueden pasar desapercibidos ante la contemplación del milagro: el poder de convocatoria de la predicación de Jesús, el de perdonar los pecados, el juicio de los escribas, la admiración de la gente. Nos centraremos en el que suele pasar de manera más discreta: los cuatro que llevaron al paralítico a la presencia de Jesús. El relato del episodio supone en este punto un proyecto: una reflexión inteligente, extraordinaria. Pensar en la faena física que significa planear y ejecutar una intervención en la estructura de una casa, el albur de que el proyecto –como era muy posible– resultara un fracaso; la certeza de interrumpir en forma tan notoria, impertinente, la predicación del Maestro y el recogimiento de los fieles; la lluvia de tierra, de trozos de barro sobre ambos. Ni hablar del riesgo de vida a que se exponía al paralítico, bajar balanceándose por cuerdas, en medio de voces y órdenes, la expectación de los fieles. Todo esto lo captó nítidamente Jesús y lo valoró en toda su fuerza: el texto subraya expresamente: “viendo la fe de ellos, dice al paralítico (…)”. El episodio completo no tiene desperdicio, ninguna frase que no sea una revelación de carácter central. Es digno de destacarse, sorprendente, que el paralítico no diga una sola palabra: todo es efecto de aquellos cuatro hombres anónimos cuya fe capta tan certeramente el Señor. Las lecciones son muchas, pero una salta a la vista, poderosa, el poder de la intercesión; ella se muestra junto a una fe absolutamente confiada y brillan tras ella el primer mandamiento, la caridad al prójimo, no exenta del concurso de la reflexión, del humano ingenio. El Año de la Fe nos hace especialmente sensibles a sus diversas manifestaciones; este hermoso texto evangélico no es sino una más de tantas otras que nos proporciona la Escritura; desde un punto de vista amplio toda ella es para nosotros, los fieles, una verdadera epifanía de la Fe.

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Providencial oportunidad la de celebrar un Año de la Fe, donde se nos invita como Iglesia a proponer la fe y a profundizar en sus razones, en un mundo cada vez más interpelante. Sin duda que en esta tarea la vida consagrada tiene mucho que decir, en cuanto la experiencia de fe es en el consagrado la más profunda realidad de su vida. Desde esa dimensión se vuelve testimonio de la acción de un Dios que se revela al hombre en la verdad y en el amor.

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Un Dios que se revela al hombre

La vida de un religioso necesariamente se vuelve una provocación, si es vivida en la radicalidad de la entrega, pues es en la experiencia de don, vida entregada por otros, como el ejercicio de la fe se encarna. Desde esta perspectiva la palabra de la carta del apóstol Santiago se vuelve esclarecedora: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?... Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”(Sant 2, 14-18). Desde la vivencia de esta verdad, cada religioso vive su consagración bautismal hasta el extremo, y es por lo tanto testimonio en el mundo. Dentro de los variados aspectos de la vida consagrada, y que mucho tiene que ver con la credibilidad de la experiencia creyente, uno especialmente importante es el que dice relación con esa capacidad de entrega radical por otros. Desde los votos, que no se entienden sino en dimensión de evangelio, el religioso está invitado a vivir la sencillez y la profunda espiritualidad de quien se siente atraído por Cristo. Desde esa fascinación se deviene la cercanía a los pobres, a los sencillos, creciendo siempre en una profunda humanidad, pues Dios se ha hecho hermano de nuestra historia. En esta perspectiva y en el contexto eclesial que vivimos, estoy convencido de que el religioso es invitado, desde una profunda cercanía con Cristo, a volverse cercano a toda problemática humana. Como religioso de una Orden mendicante, entiendo que es desde la realidad y bondad de lo creado, como se es capaz de iluminar a partir de la fe. Relevante se vuelve entonces que nuestras comunidades religiosas, en medio de las ciudades, se vuelvan esos espacios de comunión y escucha, pues si bien la respuesta creyente es individual, la vocación se da en una comunidad de fe. Los consejos evangélicos se viven siempre en comunión. La experiencia creyente se sostiene por la fe de otros y cada uno contribuye a cuidar la de los demás. La vida de cada consagrado es siempre respuesta al amor de Cristo que invita y convoca, esa experiencia de amor necesariamente impulsa a esas “periferias” del mundo que reclaman el anuncio de la buena noticia. Como señaló el recordado Papa Benedicto XVI en la convocatoria a este año: “La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo”.

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Ir a la cultura desde la Fe El año de la fe comenzó el 11 de octubre de 2012, día en que celebrábamos el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. Siguiendo el espíritu del Concilio, queremos preguntarnos cómo hacer significativa y actual nuestra fe en el contexto presente, atendiendo a “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren” (GS 1). De lo que se trata entonces es que la experiencia de Jesucristo, que el mensaje del Evangelio pueda penetrar tan profundamente la cultura o las culturas que las personas puedan vivir un modo de vida según ese mensaje. Querer que una persona adhiera a nuestra fe no tiene otro objetivo que esa persona se convierta, se transforme, sienta que la vida tiene sentido en Jesús, en definitiva, que se sienta salvada, redimida, por el mensaje del Evangelio. Jesús vino a salvar y dar esperanza, no a condenar. Ir a la cultura desde la fe es querer evangelizar la vida entera de las personas pero respetando sus modos de pensar, más aún, reconociendo que muchos aspectos de sus propias culturas son signos del Reino de Dios. Es querer también transformar aspectos que no son evangelio, que incluso se oponen a él, pero hacerlo con “la vara de la misericordia y no de la condena” como dijo Juan XXIII al inaugurar el Concilio. Evangelizar es llevar a Jesucristo, inculturar el Evangelio es reconocer que Dios ya ha actuado en muchos lugares y en muchas culturas antes que llegásemos nosotros. El Evangelio introduce algo nuevo a la cultura y cada cultura se enfrenta con el desafío de expresar a su manera el mensaje del Evangelio, ya que el Evangelio requiere de una traducción cultural para ser comprendido. Nuestra vida de fe nunca debe plantearse en la disyuntiva entre Dios y el mundo: Se trata de siempre ver a Dios en el mundo, trabajando para llevar este mundo a su plenitud de modo que llegue finalmente a ser plenamente en Dios. El año de la Fe nos invita a hacer vida esta experiencia.

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Respondemos a la pregunta desde la perspectiva de nuestra vida benedictina, y lo hacemos con otras preguntas que nos surgen de la carta “Porta fidei”. ¿Puede nuestra vida contemplativa, escondida, ser un “testimonio cada vez más creíble para el mundo”? (n° 9) ¿Cómo después de haber escuchado el primer llamado e invitación a “estar con el Señor, para vivir con Él”, responder a las exigencias misioneras y a la ”responsabilidad social” de ser transmisores de Fe? (n° 10) Si el sentido y alcance de esta manera de seguir al Señor e imitarlo es difícil de comprender para el que no tiene Fe, también para nosotras es necesaria una continua renovación y actualización de la Fe. Levantarse a la madrugada, teniendo como testigos invisibles a los ángeles, y creer que Dios está presente, que recibe nuestra humilde alabanza condicionada por nuestra humanidad y perseverar gozosa pero laboriosamente en ella día tras día, requiere Fe: Fe en que Dios existe y nos ama; en su Palabra, en su Presencia; Fe en su Iglesia santa y pecadora, Cada día hay que cruzar la “puerta de la Fe”, en la Eucaristía, en el Oficio Divino, en la vida comunitaria. Nuestra vida monástica se convierte en testimonio, no de nosotras mismas, sino de Cristo resucitado. La Fe es el don más sublime recibido en el Bautismo. Don que fue creciendo y desarrollándose hasta hacerse adulta e invadir toda nuestra persona. Nos dice que Cristo, nuestro hermano mayor, va con nosotras, y que dentro del pueblo de Dios somos hermanas de multitud de hermanos que nunca conoceremos. “…Que nuestra Fe se convierta en motivo de alabanza en la revelación de Jesucristo, a quien amamos sin haberlo visto, en quien creemos, aunque de momento no lo veamos rebosando de alegría inefable y gloriosa…“ (1 Pe 1) Nuestro Padre S. Benito nos exhorta: “ciñamos nuestra cintura con la Fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio para merecer ver en su reino a Aquél que nos llamó” (RB Pról. 21))

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Cruzar cada día la puerta de la Fe

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Santa María es nuestro modelo de fe

John Henry Newman Religioso Oratoriano, Cardenal de la Santa Iglesia.

L a fe de María no se limitó a una mera aquiescencia a los designios y a la revelación de Dios;… además, “meditaba” todo aquello. Cuando llegaron los pastores y contaron la visión de ángeles que habían tenido en el momento de la Natividad, y cómo uno de ellos les anunció que el Niño nacido de María era “un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2,11), mientras los que escuchaban no salían de su asombro, “María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2,19)…Así, Santa María es nuestro modelo de fe, tanto en la aceptación como en el estudio de la verdad divina. No le basta con recibirla, sino que profundiza en ella. No empieza, por cierto, razonando, como Zacarías, sino creyendo primero; y luego, por amor y reverencia, usando la razón detrás de la fe. De este modo ella simboliza para nosotros no solo la fe de los sencillos, sino también la fe de los doctores de la Iglesia, los que tienen que investigar, profundizar y definir el sentido del Evangelio, además de profesarlo; los que tienen que trazar la línea divisoria entre la verdad y la herejía; prevenir o poner remedio a los diversos extravíos de la razón incorrecta; combatir el orgullo y el atrevimiento con las mismas armas que ellos usan, y triunfar así sobre los amigos de argucias e innovaciones. (The Theory of Developments in Religious Doctrine, Oxford University Sermons, XV, 1843)

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Este Año de la Fe, tiempo de gracia, es una invitación del Señor a volver al “primer amor” (Ap. 2, 4). Porque solo desde la experiencia profunda de “haber conocido el amor de Dios y haber creído en él”, (1 Jn. 4, 16) empezamos a vivir de fe y anunciamos a Jesús -el Kerygma- con el mismo fuego de la primera predicación apostólica. A partir de esta experiencia profunda del amor de Dios, cultivado en la oración y en la vida, el bautizado es transformado en discípulo y misionero.

Año de la Fe 2012-2013

La Fe crece cuando se vive

Esta invitación, volver al “primer amor”, “es un compromiso que todo creyente debe hacer propio” (P.F. 9). Por eso “será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe” (P.F. 13). Se trata de mirar con cariño y gratitud ese momento en que Jesús, el Señor, irrumpió en nuestra vida; de contemplar, alegres y conmovidos, esa historia de amor que Él ha ido tejiendo con cada uno de nosotros, porque “la fe crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo” (P.F. 7). Teresa de Jesús diría que “el amor nos saque de razón” (3M. 2, 7), para que seamos capaces de “aventurar la vida” (V. 21, 4). Porque “llegada un alma aquí, no es sólo deseos los que tiene por Dios; Su Majestad le da fuerzas para ponerlos por obra. No se le pone cosa delante en que piense que le sirve a que no se abalance” (V. 21, 5) y así concluye con toda verdad: “Aquí está mi vida, aquí está mi honra y mi voluntad. Todo os lo he dado, vuestra soy, disponed de mí conforme a la vuestra” (ibid). Pero, al “volver a recorrer la historia de nuestra fe” (P.F. 13), surgirá también el deseo de “una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo” (P.F. 6). Mirar con verdad y lucidez “nuestra historia de fe” nos enfrentará a nuestro pecado, debilidad e inconsistencia. Sin embargo, será una oportunidad más para experimentar el amor de Dios en lo real y concreto, en lo sencillo de cada día. No podemos olvidar lo que nos dice por Isaías: “… con misericordia eterna te quiero” (54, 8) y: “… mi amor de tu lado no se apartará y mi alianza de paz no se moverá –dice Yahveh– que tiene compasión de ti” (54, 10). Por eso el Papa Benedicto asegura que “El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar” (P.F. 7). Volver al “primer amor” “será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad” (P. F. 14), porque, como dice Teresa de Jesús, “si no es naciendo de raíz del amor de Dios, no llegaremos a tener con perfección el del prójimo” (5M. 3, 9). Quiera Dios que, al concluir este Año de la Fe, cada bautizado pueda decir con profunda alegría y gratitud: “Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí” (cfr. Gal. 2, 20). El Papa confió “a la Madre de Dios, proclamada “bienaventurada porque ha creído” (Lc. 1, 45), este tiempo de gracia” (P.F. 15). Que Ella nos haga partícipes de su bienaventuranza en este año de gracia.

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Juan Pablo II: Su interpretación del Concilio Vaticano Segundo Por Jaroslaw Kupzak

“Wojtyla… logró mantener el texto de Dignitatis humanae al margen de las deliberaciones políticas en torno a la relación entre Iglesia y Estado… encauzándolo hacia una profunda reflexión antropológica en torno de las condiciones necesarias para el actus fidei y la relación de la persona humana con su propia conciencia y con la verdad.”

“El Redentor del hombre, Jesucristo, es centro del cosmos y de la histo-

ria” (Redemptor hominis Iesus Christus est centrum universi et historiae). Esta frase inicial de Redemptor hominis (1979), primera encíclica de Juan Pablo II, es la professio fidei del nuevo Papa, electo cinco meses antes de la publicación de este documento. Al mismo tiempo es también un texto crucial para interpretar el magisterio de Juan Pablo II y los muchos logros de su pontificado. En relación al propósito de este texto, vale destacar que esta frase es una cita tomada de la Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, donde se lee lo siguiente: “La Iglesia… cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en el Señor y Maestro (clavis, centrum et finis totius humanae historiae)” (GS, 10). Antes de proceder a revelar el significado de esta teología cristocéntrica de la historia, cultura y antropología humanas, es importante comenzar con algunas observaciones previas. 1 Los documentos del Concilio Vaticano Segundo, así como los textos escritos por Juan Pablo II, son citas tomadas de la página web oficial del Vaticano, www.vatican.va.

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Año de la Fe 2012-2013 Dibujo ˝Vaticano II˝, por Isabella Ducrot (2012).

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Formado por el Concilio Antes de que Juan Pablo II elaborara su propia interpretación del Concilio Vaticano II, fue el Concilio mismo el que de muchas maneras formó e influenció al joven obispo de Polonia. Fue un Wojtyla de cuarenta y dos años quien llegó a la inauguración de la primera sesión del Concilio en el otoño de 1962; había sido sacerdote por dieciséis años y obispo por cuatro. Era uno de los obispos más jóvenes presentes en la ocasión. Wojtyla tomó la palabra veinticuatro veces: pronunció ocho alocuciones, incluyendo las dos oportunidades en que lo hizo en nombre del Episcopado de Polonia (allocutiones); también presentó dieciséis ponencias escritas (animadversiones scriptaea) a la Secretaría del Concilio2. De Wojtyla tomó la entre las intervenciones escritas, tres no fueron presentapalabra veinticuatro das en la Basílica de San Pedro. El Cardenal Angelo Scola veces: pronunció ocho señala: “El Cardenal Wojtyla pertenece a aquellos cuyo alocuciones, incluyendo las dos oportunidades en aporte al Concilio fue único, rico en términos cuantitativos que lo hizo en nombre y particularmente rico y diverso en el nivel doctrinal… No del Episcopado de hay muchos Padres conciliares que se manifestarían ante Polonia (allocutiones); la Asamblea General con tanta frecuencia como hiciera el también presentó obispo de Cracovia”.3 dieciséis ponencias Pareciera que la dimensión más importante del aporte escritas (animadversiones del obispo Wojtyla al Concilio consistió en su énfasis en scriptaea) a la Secretaría del Concilio. la antropología cristiana. Esto ya había quedado claro en el primer aporte de Wojtyla al Concilio, que se verificó mucho antes de que este comenzara. En diciembre de 1959, y contestando a una solicitud de la Comisión Ante-Preparatoria (Commissione Antepraeparatoria) del Concilio, el vicario capitular de Cracovia envió su respuesta, en la cual esboza los principales temas que debería tratar el Concilio4. George Weigel acertadamente llama la atención sobre la naturaleza única de la respuesta entregada por el obispo Wojtyla a la solicitud del Cardenal Tardini: “Muchos obispos presentaron esbozos de asuntos internos de la Iglesia que querían someter a discusión. El obispo Karol Wojtyla remitió un ensayo a los comisionados –trabajo de un pensador, no de un jurisconsulto canónico–. Más que comenzar por lo que la Iglesia necesi2 Cf. Robert Skrzypczak, Karol Wojtyla na Soborze Watykariskim II. Zbiór wystapierí (Varsovia, 2011), 70-71. 3 Angelo Scola, L’esperienza elementare. La vena profunda del magisterio di Giovanni Paolo II (Milán, 2003), 111 4 Cf. Acta et Documenta Concilio Oecumenico Vaticano II Apparando. Series prima (Antepraeparatoria), Vol. 2, Pars.. II (Ciudad del Vaticano, 1960), 741-48

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taba hacer para reformar su propia casa, él adoptó un punto de partida completamente diferente. “¿Cuál –preguntó– es hoy la condición humana? ¿Qué es lo que los hombres y mujeres de esta era esperan escuchar de la Iglesia?”5 La naturaleza inductiva y fenomenológica del texto escrito por el obispo de Cracovia ya proclamaba claramente un método que –después de numerosas luchas y discusiones internas– sería adoptado por el Concilio. En el ensayo remitido a la Comisión Ante-Preparatoria, el Obispo Wojtyla destaca que el problema clave de los tiempos modernos, marcados por el materialismo, es una correcta comprensión de la persona humana. Por tanto, la función específica del Concilio debía ser poner en el primer plano los valores del personalismo cristiano y distinguirlo de otras antropologías contemporáneas, marcadas por el individualismo o el economicismo materialista. El autor del documento pone Más que comenzar por lo énfasis en diversos elementos básicos de la presentación que la Iglesia necesitaba hacer para reformar su que hace del personalismo cristiano. propia casa, él adoptó Primero, la verdad plena acerca del hombre es revelada un punto de partida solamente a la luz de la fe –“esa que solamente puede ser completamente diferente. parcialmente conocida a la luz de la razón, y completamen- “¿Cuál, preguntó, es hoy te a la luz de la revelación divina, requiriendo distinguir la condición humana? al hombre en cuanto persona de otros seres vivientes de ¿Qué es lo que los hombres y mujeres de esta este mundo, pues los otros no son seres personales.”6 Así, era esperan escuchar de la la fe Cristiana revela a plenitud la verdad sobre el hombre Iglesia?” (…) en cuanto persona: Después de todo, la personalidad humana es expresada particularmente en la relación de la persona humana con un Dios personal –es ésta la verdadera cumbre de toda religión basada en la Revelación sobrenatural. Participación por gracia en la naturaleza divina y en la vida interior de la Santísima Trinidad, por la cual esperamos la unión perfecta en una visión bendita– todo esto sólo puede encontrarse entre las personas.7

Es con este trasfondo antropológico que el obispo Wojtyla integra otros temas que debiera tratar el Concilio: la importancia de una correcta eclesiología, la correcta presentación del papel de los laicos en la Iglesia, la importancia de la formación del clero, la renovación de la vida religiosa, 5 George Weigel, Witness to Hope: The Biography of Pope John Paul II (Nueva York, 1999), 159. 6 Acta et Documenta Concilio Oecumenico Vaticano II, Apparando. Series prima (Antepraeparatoria). Vol. 2, Pars. II (Ciudad del Vaticano, 1960), 742 7 Ibíd.

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etc. Podemos decir que una “sensibilidad personalista” es de hecho el fundamento de lo que fuera expuesto en la primera parte del ensayo enviado a la Comisión, saturando todos los demás temas que allí se tratan.8 En todas las intervenciones conciliares del obispo Wojtyla está presente un énfasis antropológico y una cierta sensibilidad personalista: aquellas concernientes a los documentos De ecclesia9, De libertate religiosa10, y Schema XIII, que más adelante se convirtieron en la constitución Gaudium et spes11. Gaudium et spes será analizado más adelante en este documento. En las intervenciones de Wojtyla fue de particular importancia el énfasis antropológico puesto durante las discusiones en De libertate religiosa. Wojtyla fue uno de los padres conciliares que lograron mantener el texto de Dignitatis humanae al margen de las deliberaciones políticas en torno de la relación apropiada entre Iglesia y Estado, –que era la forma (…) La naturaleza teológica habitual de enfocar el asunto en la publicación inductiva y de los documentos anteriores de la Iglesia– encauzándolo fenomenológica del texto en cambio hacia una profunda reflexión antropológica en escrito por el obispo de torno de las condiciones necesarias para el actus fidei y la Cracovia ya proclamaba relación de la persona humana con su propia conciencia claramente un método que 12 –después de numerosas y con la verdad . Para Karol Wojtyla, la participación en el Concilio fue luchas y discusiones una experiencia de crecer y de madurar. Así lo evoca Juan internas– sería adoptado por el Concilio. Pablo II en su libro Cruzando el Umbral de la Fe: Al iniciarse mi participación en el Concilio, yo era un obispo joven. Recuerdo que al comienzo mi asiento quedaba directamente al lado de la entrada a la Basílica de San Pedro. A partir de la tercera sesión –después de ser nombrado Arzobispo de Cracovia– se me ubicó en las proximidades del altar… Naturalmente, los obispos mayores y más experimentados fueron los que más contribuyeron al desarrollo del pensamiento del Concilio. Al principio, como yo era joven, aprendí más de lo que aporté. Sin embargo, gradualmente llegué a participar en el Concilio de un modo más maduro y creativo13. 8 Por ejemplo, cuando el obispo Wojtyla escribe acerca de los laicos en la Iglesia, señala que “en la atención pastoral los laicos no pueden ser tratados sólo como un objeto, debieran ser también considerados como un “sujeto cooperador” (Ibíd., 744). La condición de esta consideración de los laicos al interior de la Iglesia como “sujetos” y que “los clérigos hayan logrado un conocimiento más acabado de la vida entera de los laicos, tanto natural como sobrenatural” (Ibíd.) La vieja actitud patriarcal y preconizadora de los clérigos respecto de los laicos, debería ser reemplazada con la adopción de la “paternidad espiritual de los sacerdotes respecto de los laicos” (Ibíd.). Buscar no lo que divide, sino lo que une, debería ser la característica de toda la eclesiología Católica (Cf. Ibíd.). 9 Cf. Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumenici Vaticani II (Ciudad del Vaticano, 1971), Vol. I, Pars. IV, 598-99 (en adelante citado como AS I, IV); AS II, III, 154-157; II, III, 856-57; II, IV, 340-42; III, I, 613-17; III, II, 178-179; III, IV, 69-70; III, IV, 788-89 10 Cf. AS III, II, 530-32; III, II, 178-79; III, IV, 69-70; III, IV 788-789. 11 Cf. AS III, V, 298-300; III, V, 680-83; IV, II, 660-63; IV, III, 242-43; IV, III, 349-50. 12 Rocco Butiglione, Karol Wojtyla: The Thought of the Man Who Became Pope John Paul II (Grand Rapids, 1977), 177-232. 13 Juan Pablo II, Crossing the Threshold of Hope (Nueva York, 1995), 158.

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Indudablemente, como afirma el propio Papa, su desplazamiento hacia el altar no solamente significaba respeto por la dignidad del nuevo arzobispo metropolitano, sino que también su mayor y más madura participación en el trabajo del Concilio, que también estuvo asociada con la maduración intelectual y espiritual del propio Wojtyla. George Weigel escribe acerca de esto del siguiente modo: “Hacia finales del Concilio, en 1965, el joven obispo que había llegado a Roma en 1962 como un desconocido vicario capitular de Cracovia, se había convertido en uno de los más conocidos hombres de Iglesia del mundo, tanto para sus pares como también para la prensa internacional. Y era conocido no tanto en contraste con la apabullante personalidad de su primado, el Cardenal Wyszynski, sino por sus ideas y una sorprendente presencia personal por derecho propio.”14 El Concilio formó al obispo Wojtyla de muchas maneras. Permítasenos destacar brevemente algunas de sus En el ensayo remitido más fundamentales influencias. Primero, Wojtyla acude a la Comisión Anteal Concilio en calidad de filósofo, sin anteriores publica- Preparatoria, el obispo ciones de importancia en teología. Abandona el Concilio Wojtyla destaca que el problema clave de como teólogo –habiéndose dedicado por espacio de cuatro los tiempos modernos, años a escribir relevantes textos teológicos en conjunto con marcados por el algunos de los mejores teólogos de la Iglesia– y que a poco materialismo, es una andar publicaría algunos importantes libros teológicos de correcta comprensión de la persona humana. (…) su propia pluma15. Segundo, Wojtyla acude al Concilio como un joven obispo sin mucha experiencia internacional16 y retorna como un arzobispo metropolitano fascinado por, y profundamente enamorado de, la universalidad de la Iglesia que allí conoció. Tercero, el Concilio cambia intelectualmente a Wojtyla en muchos aspectos. Por ejemplo, como resultado de su trabajo en la constitución Gaudium et spes, integra de un modo profundo y significativo a su pensamiento una antropología cristocéntrica –en lugar de su anterior teología antropológica–. El Concilio también ayuda a Wojtyla a interpretar teológicamente su filosofía anterior del don, en términos de noción trinitaria, eclesiológica, sacramental y antropológica de comunión.

14 Weigel, Witness to Hope, 158. 15 Podría uno objetar que en el año 1950 fue publicada la tesis doctoral de Wojtyla, que versaba sobre la virtud teológica de la fe en San Juan de la Cruz, además de una serie de artículos basados en sus publicaciones. Esto es verdad. Sin embargo, aun así afirmaría que la primera publicación teológica significativa de Karol Wojtyla, en oposición a su trabajo doctoral, fue su libro post-conciliar Las Fuentes de la Renovación, publicado en 1972. 16 Sin contar dos años de estudio en Roma después de la Segunda Guerra Mundial y breves visitas a Bélgica y Francia.

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El arzobispo Karol Wojtyla durante el Concilio.

Cuarto, el Concilio surte una inmensa influencia sobre el lenguaje teológico de Wojtyla. Como destaca acertadamente Robert Skrzypczak, las intervenciones en latín de Wojtyla durante el Concilio fueron formuladas en el muy tradicional y rígido lenguaje de la teología Tomista17. Se puede casi percibir una tensión entre las citas bíblicas y el resto del texto. El carácter profundamente bíblico de las formulaciones finales de los documentos conciliares presentados, entregó al joven fenomenólogo algunas nuevas perspectivas que sabría llegar a usar en plenitud en sus meditaciones sobre la teología del cuerpo, escritas unos diez años más tarde18. En esos textos, la exégesis bíblica es profundamente armonizada con la teología filosófica, la antropología fenomenológica y la teología metafísica tomista19. Además, todas las encíclicas de Juan Pablo II, comenzando por Redemptor hominis, guardan un carácter profundamente bíblico. Para Karol Wojtyla, el Concilio indudablemente fue una experiencia de formación. Por otra parte, no debemos olvidar el singular testimonio dado por una muy cercana amiga y colaboradora de Wojtyla, Wanda Póltawska, cuando el 21 de febrero de 1968, escribió en su diario: “Estoy leyendo los documentos del Concilio y puedo darme cuenta de que todo eso estaba en el libro de Karol Wojtyla, todo lo ahora presentado por el Concilio, y me 17 Cf. Skrzypczak, Karol Wojtyla na Soborze Watykaniskim II, 102. 18 Hasta donde sabemos, partes significativas de lo que más tarde se conocería como Catequesis de los Miércoles sobre la Teología del Cuerpo, de Juan Pablo II, fueron escritas por el Cardenal Wojtyla en Cracovia a partir del año 1976. 19 El filósofo polaco Marian Grabowski llama al método empleado en la teología del cuerpo de Juan Pablo II “exégesis filosófica” y la describe como “una tradición de imágenes bíblicas en términos filosóficos y narración bíblica en términos de narración filosófica (Cf. Marian Grabowski, W strone antropologii adekwatnej, en O antropologii Jana Pawla II, ed. Marian Grabowski [Torún, 2004], 20).

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El Papa y el Concilio: gratitud y puesta en práctica

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doy cuenta de que el Concilio no fue una “revelación” para mí: ya lo sabía todo a partir del libro [Amor y Responsabilidad]; todo eso era el concepto profético de Karol Wojtyla”.

Juan Pablo II era claramente consciente de que el Concilio Vaticano II había sido el más importante evento para la Iglesia Católica en el siglo veinte. Siempre se refería a él en los términos teológicos más elevados, por ejemplo, como el nuevo Pentecostés, el evento del Espíritu Santo, etc. Su relación con el Vaticano II puede expresarse con dos términos: gratitud y puesta en práctica. Las primeras alocuciones y homilías del recién electo Papa revelan que, desde un principio, estaba perfectamente consciente de que el objetivo primario de su pontificado consistiría en (…) Por tanto, la función la puesta en práctica del Vaticano II. específica del Concilio En su primer mensaje Urbi et Orbi, el día de su elección al debía ser poner en papado, Juan Pablo II enfatizó que la prioridad de su pon- el primer plano los tificado no sería sino poner en práctica las enseñanzas del valores del personalismo Concilio en la vida diaria de la Iglesia: “Ante todo queremos cristiano y distinguirlo de otras antropologías insistir en la permanente importancia del Concilio Ecumécontemporáneas, marcadas nico Vaticano II, y aceptamos el deber ineludible de llevarlo por el individualismo o el cuidadosamente a la práctica. ¿No es acaso este Concilio economicismo materialista. universal como una piedra miliar, o un acontecimiento del máximo peso, en la historia bimilenaria de la Iglesia, y consiguientemente, en la historia religiosa del mundo y del desarrollo humano?” En el discurso del recién electo Papa ya es posible detectar un cierto distanciamiento del modo como el Vaticano II fue interpretado durante las décadas del ’60 y del ’70. Ahora bien, el Concilio, así como no se agota en sus documentos, tampoco concluye en las aplicaciones que se han realizado en estos años. Por eso juzgamos que nuestro primer deber es promover, con la mayor diligencia, la ejecución de los decretos y normas directivas del mismo. Y esto lo haremos, desde luego, con una acción a la vez prudente y estimulante, procurando sobre todo que se logre antes que nada una adecuada mentalización: es decir, es necesario, en primer lugar, hacer que los espíritus sintonicen con el Concilio, para poder llevar luego a la práctica cuanto él dijo, y poder explicitar todo lo que en él se esconde, o –como suele decirse– se encuentra implícito en él, teniendo en cuenta las experiencias realizadas y las exigencias de las nuevas circunstancias.

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Para decirlo brevemente, urge hacer madurar, con el estilo propio de lo que se mueve y vive, las fecundas semillas que los padres del Concilio Ecuménico, alimentados con la Palabra de Dios, sembraron en tierra buena (cf. Mt 13, 8. 23); es decir, los importantes documentos y las deliberaciones pastorales.

Al presente, decenas de miles de páginas del magisterio del Papa Juan Pablo II pueden servir de comentario autorizado a los documentos conciliares, y como punto de referencia para su adecuada interpretación. Veamos ahora cómo los principales documentos del ponEn las intervenciones de tificado de Juan Pablo II se relacionan con los documentos Wojtyla fue de particular del Vaticano II. importancia el énfasis De las cuatro constituciones del Concilio Vaticano antropológico puesto durante las discusiones Segundo, Lumen gentium (Constitución Dogmática de la en De libertate religiosa. Iglesia) y Gaudium et spes (Constitución Pastoral para la Wojtyla fue uno de los Iglesia en el Mundo Moderno) ciertamente fueron el punto padres conciliares que central del interés de Juan Pablo II. Primero, él participó logró mantener el texto activamente en la redacción de estos dos documentos. de Dignitatis humanae Segundo, durante su pontificado dedicó una cantidad al margen de las significativa de escritos y atención a estos dos documentos. deliberaciones políticas Lumen gentium se convirtió en el tema principal en torno de la relación apropiada entre Iglesia del primer libro teológico de Juan Pablo II: Fuentes de y Estado, –que era la Renovación:Puesta en Práctica del Concilio Vaticano II (Cracoforma teológica habitual via, 1972). El interés puesto en la Iglesia ad intra lleva a Juan de enfocar el asunto en Pablo II a convocar un sínodo con motivo de cumplirse el la publicación de los duodécimo aniversario del término del Concilio. Uno de documentos anteriores de la Iglesia– encauzándolo los frutos del Sínodo Extraordinario de Obispos de 1985 en cambio hacia una reside en su elección de la noción de communio como prinprofunda reflexión cipal noción eclesiológica para expresar el carácter de la antropológica en torno de Iglesia. Con certeza se puede también interpretar la última las condiciones necesarias encíclica de Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, como su para el actus fidei y la intento final de formar una definición eclesiológica en relación de la persona términos de communio, o “eclesiología eucarística” como humana con su propia 20 conciencia y con la llamaría Joseph Ratzinger. Al hablar acerca de la constitución Lumen gentium, la verdad. uno debe mencionar la Mariología de Juan Pablo II, tan importante para su devoción privada como para su teología. Durante la bien conocida discusión conciliar en torno del lugar que debía ocupar la 20 Cf. Joseph Ratzinger, Called to Communion: Understanding the Church today (San Francisco: Ignatius Press, 1996), 77-83.

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Mariología, el Arzobispo de Cracovia sostuvo que debía seguir siendo parte de la constitución de la Iglesia.21 En cuanto a Gaudium et spes, sabemos que Karol Wojtyla intervino decididamente en la redacción de este documento. En una de sus observaciones, anotada poco tiempo antes de viajar a Roma en octubre de 1978, el Cardenal Wojtyla reconoce que permanentemente relee Gaudium et spes.22 Ciertamente, el magisterio social de Juan Pablo II, tal como lo presentó en sus encíclicas sociales –Laborem exercens, Sollicitudo rei socialis y Centessimus annus–, está estrechamente vinculado con el estilo de reflexión presente en Gaudium et spes. El magisterio del Concilio sobre los sacramentos de la “Hacia finales del constitución Sacrosanctum concilium (Constitución para la Concilio, en 1965, el joven Sagrada Liturgia), se convirtió en objeto de reflexión para obispo que había llegado a Roma en 1962 como Juan Pablo II en su exhortación apostólica Reconciliatio et pae- un desconocido vicario nitentia (1982) y en su encíclica Ecclesia de Eucharistia (2003). capitular de Cracovia, El Concilio Vaticano II publicó nueve decretos. Para se había convertido en Juan Pablo II, la mayoría de ellos fue objeto de reflexión uno de los más conocidos en sus encíclicas y exhortaciones apostólicas. Tres docu- hombres de Iglesia del mentos en relación al sacerdocio –Optatum totius (Decreto mundo, tanto para sus pares como también para para la formación de los sacerdotes), Presbyterorum ordinis la prensa internacional. (Decreto para la vida y el ministerio de los sacerdotes), Y era conocido, no tanto y Christus Dominus (Decreto para el oficio pastoral de en contraste con la los obispos en la Iglesia)– se convirtieron en objeto de apabullante personalidad reflexión de Juan Pablo II en su exhortación apostólica de su primado, el Cardenal Wyszynski, Pastores dabo vobis (1992). El decreto conciliar Perfectae caritatis estuvo dedicado sino por sus ideas y una sorprendente presencia al tema de la renovación de la vida religiosa. Juan Pablo personal por derecho II dedicó dos de sus documentos importantes a este tema. propio”. (George Weigel) Primero, Redemptionis donum (1984) y, después, Vita consecrata (1996). En relación a la Iglesia ad extra, el decreto Ad gentes, para la actividad misionera de la Iglesia, fue desarrollado en la encíclica de Juan Pablo II sobre la validez permanente del mandato misionero de la Iglesia, Redemptionis missio (1990). El decreto conciliar Apostolicam actuositatem, para el apostolado de los laicos, fue continuado en la exhortación apostólica Christifideles laici (1988) y en el decreto para el ecumenismo Unitas redintegratio, así como en la encíclica Ut unum sint (1995). En lo que respecta al 21 Cf. As I, IV, 599; II, III, 857. En su iluminador libro, Boguslaw Kochaniewicz, Wybrane zagadnienia z mariologii Jana Pawla II [Niepokalanów, 2007]. 22 Cf. Vittorio Possenti, Rewolucia Ducha. Doktryna spoleczna Kosciola widziana oczymaKardynala Karola Wojtyly, (Varsovia, 2007), 99.

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decreto Inter mirifica, sobre los medios de comunicación social, aparte de ser este un ejemplo viviente de prudencia y juicio en cuanto a usar los medios masivos, entre 1979 y 2005, Juan Pablo II escribió veintiséis mensajes para el Día Mundial de las Comunicaciones, que habitualmente se celebra el domingo anterior a Pentecostés.23 El Concilio cambia Aparte de constituciones y decretos, el Concilio puintelectualmente a Wojtyla blicó tres declaraciones que para Juan Pablo II también en muchos aspectos. Por se convirtieron en objeto de intensa reflexión y reinterejemplo, como resultado de su trabajo en la pretación. La declaración conciliar sobre la educación constitución Gaudium et cristiana, Gravissimum educationis, fue profundizada en la spes, integra de un modo exhortación apostólica de Juan Pablo II sobre la catequesis profundo y significativo para nuestro tiempo, Catechesi tradendae, firmada por el a su pensamiento papa en el primer aniversario de su elección al papado, el una antropología 16 de octubre de 1979. La declaración conciliar sobre las cristocéntrica, en lugar de su anterior teología relaciones de la Iglesia con las religiones no-cristianas, antropológica. El Concilio Nostra aetate, fue motivo de inspiración para las numerosas también ayuda a Wojtyla a iniciativas interreligiosas de Juan Pablo II; por ejemplo, interpretar teológicamente un intenso y profundo diálogo con el judaísmo y la consu filosofía anterior ferencia interreligiosa de Asís. En último lugar, pero no del don, en términos menos importante, debemos mencionar Dignitatis humanae, de noción trinitaria, la declaración sobre la libertad religiosa. Fue fuente de eclesiológica, sacramental y antropológica de numerosas iniciativas, mensajes y diálogos del Santo Pacomunión. dre. La defensa papal de los derechos humanos, por sobre todo el derecho de libertad religiosa en todo el orbe, en conjunto con todo lo que ha dicho y hecho, puede verse claramente como una puesta en práctica de Dignitatis humanae.

Elementos característicos de la interpretación que hace Juan Pablo II del Vaticano II Llamaría al primer elemento característico de la interpretación que Juan Pablo II hace del Vaticano II una “complexio oppositorum”, término empleado por el teólogo polaco Robert Skrzypczak para describir una unidad y síntesis de actitudes y horizontes opuestos.24 Skrzypczak escribió del siguiente 23 El mensaje del papa para el Día Mundial de las Comunicaciones es publicado tradicionalmente en conjunto con el Memorial de san Francisco de Sales, patrono de los escritores, que cae el 24 de enero. 24 Cf. Skrzypczak¸ Karol Wojtyla na Soborze Watykariskim II., 171-72. El término “coincidencia oppositorum” viene del tratado De docta ignorantia, escrito por Nicolás de Cusa en el siglo XV, en donde el autor sostiene que el verdadero conocimiento de Dios une y reconcilia lo que parece ser opuesto e irreconciliable. En la moderna filosofía de la religión, el término ha sido usado ampliamente por Mircea Eliade y otros. Un significado interesante de este término puede encontrarse en la interpretación del carácter único del Catolicismo que hace Carl Schmitt, un renombrado filósofo político alemán: “Pareciera no haber antítesis que [el Catolicismo Romano] no abrace. Ha declarado desde hace tiempo y con orgullo, haber reunido en sí mismo todas las formas de estado y de gobierno… Pero este complexio oppositorum también domina toda cosa teológica” (Carl Schmitt, Roman Catholicism and Political Form [Westport, 1996], 7.

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Año de la Fe 2012-2013 «Frente a la moderna idolatría del orden político, puesto particularmente de manifiesto por los regímenes totalitarios del siglo veinte, la noción derechos humanos, especialmente la libertad religiosa, se convirtió en una útil herramienta para defender a la persona humana en su relación singular con Dios.» Óleo de William Congdon.

modo acerca de este rasgo específico del magisterio y proceder del Papa: Él presentó de una vez conceptos contrastantes: diálogo e identidad, innovación y tradición… Después de todo, “Católico” equivale a decir “universalidad”, o “integridad”. Es eso lo que buscaba el último Concilio –una visión teológicamente madura de la naturaleza y misión de la Iglesia, implicando más bien un enfoque sintético que uno analítico–. De aquí en adelante, el Papa no estaría ya solo sin un colegio de obispos y los obispos sin un Papa; no habría ya Escrituras sin Tradición ni Tradición sin Escrituras; ni los sacramentos solos sin evangelización o la evangelización sin los sacramentos y la liturgia…25 El Padre Skrzypczak señala, con acierto, que las dificultades que tienen los medios masivos occidentales en situar a Juan Pablo II expresa muy bien esta coincidencia oppositorum, tanto como la amplia visión del Papa. Debido 25 Skrzypvoczak, Karol Wojtyla na Soborze Watykariskim II, 172.

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a su preocupación por los pobres se le consideraba un izquierdista, pero debido a su fuerte crítica al comunismo se le veía como a un derechista; debido a sus iniciativas interreligiosas (entre credos), se le consideraba un liberal, pero debido a su postura inamovible en cuestiones éticas, especialmente su defensa de la Humanae vitae, se le consideraba conservador, etc. Un excelente ejemplo de la capacidad de Juan Pablo II para integrar a su pensamiento algunas ideas teológicas aparentemente opuestas, puede hallarse en su eclesiología. Durante el debate conciliar en Juan Pablo II era torno del esquema De ecclesia, Wojtyla criticó el énfasis, claramente consciente de de algún modo unilateral, puesto en la idea de “el pueblo que el Concilio Vaticano de Dios” y señaló, anticipando proféticamente algunos II había sido el más problemas post-conciliares de la eclesiología católica, que importante evento para la Iglesia Católica en el esta noción del Antiguo Testamento se halla en peligro de siglo veinte. Siempre se ser interpretada únicamente horizontal y sociológicamenrefería a él en los términos te. Por tanto, Wojtyla pensaba que el término “pueblo de teológicos más elevados, Dios” debería ser equilibrado con el concepto de Iglesia por ejemplo, como el como Cuerpo de Cristo (Corpus Christi). Comenzando con nuevo Pentecostés, su análisis del Concilio, en Fuentes de Renovación, Wojtyla el evento del Espíritu empezó a interpretar al Concilio cada vez más con el Santo, etc. Su relación con el Vaticano II puede concepto communio. El Sínodo Extraordinario de Obispos, expresarse con dos celebrado en 1985, eligió el término communio como la intertérminos: gratitud y puesta pretación más adecuada de la eclesiología del Vaticano II. en práctica. Las primeras Un hecho digno de ser destacado, sin embargo, es que alocuciones y homilías del Wojtyla, en Fuentes de Renovación, así como en sus otras recién electo Papa revelan publicaciones posteriores al Concilio, hizo también uso que, desde un principio, del término “pueblo de Dios”. Él gustaba de este concepestaba perfectamente consciente de que el to eclesiológico por dos razones: primero, ponía énfasis objetivo primario de su en la dimensión histórica de la Iglesia en cuanto pueblo pontificado consistiría en peregrino caminando a lo largo de los siglos hacia la la puesta en práctica del recapitulación final y la renovación de todas las cosas en Vaticano II. Cristo. Segundo, el concepto de Iglesia como pueblo de Dios apuntaba al hecho de que la Iglesia está inmersa en el mundo que debe transformar y renovar. El otro rasgo distintivo de la interpretación que hizo Juan Pablo II del Vaticano II, reside en su antropología cristocéntrica. Por una parte, la antropología siempre ha sido parte de la dogmática de la Iglesia en materia de creación y reencarnación, pecado original, naturaleza y gracia, justificación y juicio final, etc. Por otra, la antropología cristocéntrica se convirtió en un

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elemento destacado del magisterio del Vaticano II, particularmente por la estructura y el contenido de Gaudium et spes. Las citas de los documentos del Vaticano II que aparecen con mayor frecuencia en los escritos de Juan Pablo II pertenecen a Gaudium et spes, 22. Este pasaje no solo forma parte del contenido de la constitución, sino que también define y estructura (forma) este documento del modo más profundo. Personalmente, sostendría que Wojtyla –y después Juan Pablo II– interpreta Gaudium et spes y, correspondientemente, todo el Concilio, a través del lente de este texto. Por tanto, se hace necesario comentar su profunda cristología y antropología. Se lee allí: “En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado (mysterium Verbi incarnati) Porque Adán, el primer hombre (Primus homo), era figura Uno de los frutos del del que había de venir (figura futuri), es decir, Cristo nues- Sínodo Extraordinario de tro Señor, Cristo, el nuevo Adán (novissimus Adam), en la Obispos de 1985 reside en misma revelación del misterio del Padre y de su amor, su elección de la noción de manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le communio como principal noción eclesiológica para descubre la sublimidad de su vocación. Nada extraño, expresar el carácter de pues, que todas las verdades hasta aquí expuestas encuen- la Iglesia. Con certeza se tren en Cristo su fuente y su corona” (GS, 22). puede también interpretar ¿Cuáles son los elementos teológicamente más signifi- la última encíclica de cativos de esta cita? Primero, Adán, el primer hombre, fue Juan Pablo II, Ecclesia una figura de Cristo, el último Adán, quien es el hombre de Eucharistia, como su perfecto. De ahí que sea solamente en Cristo que el hombre intento final de formar una definición eclesiológica en podrá conocerse a sí mismo. La referencia bíblica lleva a términos de communio, o esta imagen una profunda visión teológica, presente en “eclesiología eucarística” el primer capítulo de la epístola a los Colosenses, donde como la llamaría Joseph podemos leer: “Él es imagen de Dios invisible, Primogéni- Ratzinger. to de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, tronos, dominaciones, principados, potestades; todo fue creado por él y para él” (Col 1:15-16). Al interpretar el texto, a menudo se pone el foco en la afirmación antropológica y cristocéntrica “Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre”. Para Karol Wojtyla / Juan Pablo II, sin embargo, este enunciado se fundamenta en la teología completa de la historia humana. La palabra “figura” (del latín figura, del griego τυπος), crucial para comprender la declaración conciliar de que “Adán, el primer hombre, fue una figura de Cristo”, aparece en el Nuevo Testamento en dos lugares: Ro 5,15

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y 1 Col 10.26 En Romanos 5, San Pablo se refiere a la persona de Adán en Génesis 1-3 en orden a enfatizar la universalidad de la salvación traída por Cristo. Así como Adán trajo muerte y el reino universal del pecado a consecuencia de su primera transgresión, la redención traída por Cristo introduce la gracia y la justificación de todos en la historia humana27. La noción bíblica de τυπος no es meramente una comparación literaria. Revela una cierta ontología teológica, crucial para la antropología cristocéntrica de Karol Wojtyla / Juan Pablo II y su teología de la historia; resulta digno de destacar que los críticos de GS a menudo pasan Al hablar acerca de la por alto este aspecto.28 En la segunda instancia puede obconstitución Lumen servarse claramente dónde se hace evidente esta noción: 1 gentium, uno debe Cor 10: En este texto, la palabra τυπος refiere a la relación mencionar la Mariología de Juan Pablo II, entre los acontecimientos descritos en el Antiguo Testatan importante para mento y aquellos que suceden en la realidad escatológica su devoción privada en que san Pablo escribe a los Corintios.29 Esta comparacomo para su teología. ción es principalmente de carácter espiritual. San Pablo Durante la bien conocida destaca la similitud entre la experiencia de los israelitas discusión conciliar en en el desierto, su lucha espiritual con las tentaciones y torno del lugar que debía su propia debilidad, con la situación de los destinatarios ocupar la Mariología, el Arzobispo de Cracovia de su epístola. En este sentido, los acontecimientos del sostuvo que debía seguir tiempo de Moisés pueden servir de ejemplos (τυποιι) para siendo parte de la los Corintios.30 constitución de la Iglesia. Esta comparación espiritual entre el Antiguo y el Nuevo Testamento se fundamenta en cierta ontología teológica. San Pablo hace una comparación entre el vagar de los israelitas por el desierto y el orden sacramental cristiano, enfatizando por sobre todos los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía, al escribir que los israelitas “fueron bautizados en Moisés tanto por la nube como en el mar” (2) y que “todos comieron del mismo alimento espiritual” (3). Luego escribe: “ellos bebieron de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (4). Ciertamente este versículo ha de ser interpretado a la luz de toda la 26 Cf Leonhard Goppelt, τυπος, en Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard Kittel (Grand Rapids, 1972), Vol. 8, 246-47. 27 En orden a mostrar la grandeza del acto de salvación de Cristo, San Pablo emplea el argumento a minori ad maius: si el pecado de Adán trajo efectos tan desastrosos, el acto de redención de Jesús tendrá consecuencias positivas mucho más vastas y duraderas (cf. Joseph A. Fitzmyer, Romanos. Una nueva traducción con Introducción y Comentario (Nueva York, 1992), 406. 28 Cf. Tracy Rowland, Culture and the Thomist Tradition: After Vatican II (Londres, 2003). 29 El autor recuerda a los Corintios el paso de los Israelitas a través del desierto y el hecho de que, a pesar de los grandes dones espirituales que les fueron otorgados (“todos atravesaron el mar y fueron guiados por la nube” (1), bebieron del agua de la roca (3 – 4), “se vieron abatidos en el desierto” (5) porque Dios no estaba agradado con ellos. Resumiendo su advertencia, el autor escribe: “estos hechos ocurrieron como ejemplos (τυποιι) para nosotros, para que no deseemos el mal como ellos hicieron” (6). Más adelante, el autor prosigue su reflexión sobre la huida de los Israelitas de Egipto y su vagar por el desierto, volviendo a escribir: “Estas cosas sucedieron para servirles de ejemplo (τυπικώ), y fueron escritas para instruirnos sobre aquellos para quienes han venido los fines de los tiempos” (11). 30 Cf. William F. Orr y James Arthur Walther, I. Corinthians: A New Translation with a Study of the Life of Paul, Notes and Commentary (Nueva York, 1976), 205 – 355.

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cristología de san Pablo, particularmente sus himnos sobre la preexistencia de Cristo (Cf. Ef. 1:3-13; Col 1:15-20), que forman el trasfondo bíblico primario y punto de referencia para Gaudium et spes. En este contexto, la afirmación de san Pablo, en el sentido de que fue Cristo mismo quien acompañó a los israelitas en el desierto, es una conclusión lógica de estas frases de la Epístola a los Efesios: en Cristo es que fuimos elegidos “antes de la fundación del mundo” (Ef 1,4), en Cristo fuimos bendecidos “con toda bendición espiritual” (3), el Padre ha tomado en Cristo la decisión referente a “la plenitud de los tiempos, para recoger a todas las cosas en Él” (9-10). La identificación que hace san Pablo de la roca de los tiempos de la vagancia de los israelitas con Cristo En cuanto a Gaudium es lógica consecuencia de la verdad de que solo Cristo et spes, sabemos que es el mediador entre Dios y el hombre, y de que el Padre Karol Wojtyla intervino actúa solo con su Hijo y a través de su Hijo (Cf. Jn. 1,1-3). decididamente en la redacción de este Gaudium et spes, interpretado a la luz de Efesios 1 y documento. En una Colosenses 1, presenta una poderosa y profunda visión de sus observaciones, teológica de la cultura, antropología e historia humanas. anotada poco tiempo Semejante visión implica una relación específica entre antes de viajar a Roma creación y redención, naturaleza y gracia. Todo lo creado en octubre de 1978, el (Primus Adam) ha sido creado debido a Cristo (novissimus Cardenal Wojtyla reconoce Adam) y para Cristo, quien aparece en cuerpo humano, que permanentemente relee Gaudium et spes. nacido de la Virgen María, al final de los tiempos. Esta Ciertamente, el magisterio “Cristología desde arriba” mira la historia humana desde social de Juan Pablo II, el punto de vista de un plan misterioso (del griego, myste- tal como lo presentó en rion, del latín, sacramentum), concebido por Dios en el Hijo sus encíclicas sociales antes del comienzo del mundo.31 Las fuentes bíblicas de –Laborem exercens, GS 22 (Ef. 1 y Col. 1) nos llevan a adoptar semejante visión. Sollicitudo rei socialis y Centessimus annus– está En esta visión teológica de GS 22, adoptada por Juan estrechamente vinculado Pablo II, el orden creado tiene apenas una autonomía e con el estilo de reflexión independencia relativas; su verdadero propósito es apun- presente en Gaudium tar hacia la consumación de todo en Cristo (recapitulatio). et spes. Desde esta perspectiva, uno puede interpretar esta frase de GS 10, con que iniciamos la presente reflexión: “La Iglesia... cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro” (clavis, centrum et finis totius humanae historiae). Esta declaración conciliar constituye el comienzo de la primera encíclica de Juan Pablo II: Redemptor hominis). 31 Louis Bouqer, The Theology of the Word of God and Christolog (Huntington, 1978), 388-425.

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Queda todavía todo un conglomerado de temas que tratar. Permítaseme concluir con algunos puntos que debieran ser tratados en mayor profundidad en una reflexión postrera. Primero, la limitada independencia y autonomía del orden creado no viola una cierta autonomía de la creación, o la posibilidad de un conocimiento filosófico realista de ella. Karol Wojtyla, formado en la metafísica realista de santo Tomás, siempre retuvo elementos de dicho pensamiento realista, como atestiguan, especialmente, sus encíclicas Veritatis splendor y Fides et ratio. El segundo punto debiera tratar el tema del lenguaje filosófico adoptado por Juan Pablo II, especialmente las nociones de derechos humanos y dignidad humana. Para Karol Wojtyla / Juan Pablo II, la dignidad humana es una noción teológica, o más bien cristológica, que solamente puede entenderse a la luz de la muerte redentora de Cristo para la salvación de todos, de los nacidos y de los no nacidos, llamados a ser hijos de Dios en la realidad de la vida eterna. Podría agregarse, sin embargo, que la celebrada defensa de la dignidad humana hecha por Juan Pablo II en sus pronunciamientos sociales, refiere a una noción moderna, aunque limitada y que se corrompe a sí mis-

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Año de la Fe 2012-2013

ma.32 Pareciera que la moderna historia humana, en que Dios, el Señor de la historia, actúa de formas misteriosas, ayuda a la iglesia a señalar algunos tesoros específicos de su herencia teológica.33 Es la revelación Cristiana, sin embargo, la que permanece como punto de referencia ulterior y correctivo. Este círculo hermenéutico, presente especialmente en la encíclica Fides et ratio como diálogo e intercambio entre la filosofía y la teología, solamente es posible bajo la condición de que la historia humana sea gobernada por el Señor (Kyrios). Un análisis similar puede aplicarse a la noción derechos humanos, especialmente al derecho de libertad religiosa. El derecho no es un privilegio otorgado a la persona humana por el estado moderno o el moderno orden democrático, como pone en evidencia un tradicional análisis teológico de actus fidei y voluntarium.34 Frente a la moderna idolatría del orden político, puesto particularmente de manifiesto por los regímenes totalitarios del siglo veinte, la noción derechos humanos, especialmente la libertad religiosa, se convirtió en una útil herramienta para defender a la persona humana en su relación singular con Dios.

Observaciones Finales Juan Pablo II fue el último Papa de entre los padres del Concilio. Debido a esto, pudo transmitirnos de forma especial la verdadera interpretación del Concilio Vaticano Segundo. Eso es precisamente lo que Benedicto XVI expresó en una entrevista concedida a la televisión pública polaca el 20 de septiembre de 2005: “Sabemos que el Papa Juan Pablo II fue un hombre del Concilio, que realmente llevó el espíritu y la letra [del Concilio] a su corazón. A través de sus escritos nos hace conscientes de lo que realmente fue –y no fue– la intención del Concilio, y nos ayuda a convertirnos de verdad en la Iglesia digna de nuestros tiempos –presentes y futuros–”.35 Este documento fue presentado a la conferencia, “Keeping the World Awake to God: The Challenge of Vatican II”, celebrado en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios del Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica de Norteamérica, en Washington, D.C, 12 – 14 de enero 2012. Traducción: Martín Bruggendieck.

32 Cf. George Weigel, Soul of the World: Notes on the Future of Public Catholicism (Grand Rapids, 1966). 33 The Conciliar Theology of the Signs of the Times (signa temporum) point this out. Cf. Paul Valadier, “Signes de Temps, Signes de Dieu.” (Etudes 9 (1971): 261-81. 34 Cf. Santo Tomás de Aquino, ST I-II. Q.6; II-III, q. 2-4. 35 Citado en Skrzypczak, Karol Wojtyla na Soborze Watykariskim II., 14.

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En su XVII centenario

El Edicto de Milán: Initium Libertatis

Por Angelo Cardenal Scola

Discurso del Arzobispo de Milán, pronunciado en la última conmemoración de San Ambrosio, dando el sentido de las conmemoraciones relativas a este hito histórico de la libertad religiosa que se materializó hace 1.700 años en la arquidiócesis ambrosiana.

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l Edicto de Milán del año 313 tiene un significado histórico, porque marca el initium libertatis del hombre moderno»1. Esta afirmación de un ilustre cultor del derecho romano, el difunto Gabrio Lombardi, permite poner de relieve que las medidas firmadas por los dos Augustos, Constantino y Licinio, determinaron no solo el fin progresivo de las persecuciones contra los cristianos, sino, sobre todo, el acta de nacimiento de la libertad religiosa. En cierto sentido, con el Edicto de Milán aparecen por primera vez en la historia las dos dimensiones que hoy llamamos “libertad religiosa” y “laicidad del Estado”. Son dos aspectos decisivos para la buena organización de la sociedad política. Una interesante confirmación de este dato la encontramos en dos significativas enseñanzas de san Ambrosio. Por una parte, el arzobispo nunca dudó en recordar a los cristianos que debían Una interesante ser leales respecto a la autoridad civil, la cual, a su vez –he confirmación de este dato aquí la segunda enseñanza–, debía garantizar a los ciuda- la encontramos en dos danos libertad en el plano personal y social. Se reconocía significativas enseñanzas así el horizonte del bien público al cual están llamados a de san Ambrosio. Por contribuir ciudadanos y autoridad. una parte, el arzobispo No se puede negar, sin embargo, que el Edicto de Milán nunca dudó en recordar a fue una especie de “inicio frustrado”. En efecto, los acontec- los cristianos que debían imientos sucesivos abrieron una historia larga y tormentosa. ser leales respecto a la La histórica e indebida conmixtión entre el poder político autoridad civil, la cual, y la religión puede representar una clave de lectura útil de a su vez —he aquí la las distintas fases que ha atravesado la historia de la práctica segunda enseñanza— debía garantizar a los de la libertad religiosa. La situación cambió profundamente con la promulga- ciudadanos libertad ción de la declaración Dignitatis humanae. ¿Cuáles son las en el plano personal y novedades fundamentales de las enseñanzas conciliares? El social. Se reconocía así el Concilio, a la luz de la recta razón confirmada e iluminada horizonte del bien público por la divina revelación, afirmó que el hombre tiene derecho al cual están llamados a a que no se le obligue a actuar en contra de su conciencia y contribuir ciudadanos y autoridad. a que no se le impida actuar conforme a ella. De este modo, con la declaración conciliar se superó la doctrina clásica de la tolerancia para reconocer que «la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa», y que ese derecho «permanece aun en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y adherirse a ella» (DH 2). A decir de Nikolaus Lobkowicz, ex rector de la Universidad de Múnich de Baviera y presidente de la Universidad católica de Eichstätt, «la extraordinaria cualidad de la declaración Dignitatis humanae consiste en haber trasladado el tema de la libertad religiosa de la noción de verdad a la de los derechos de la persona humana. El error no tiene derechos, mientras que una persona tiene derechos incluso cuando 1 G. LOMBARDI, Persecuzioni, laicità, libertà religiosa. Dall’Editto di Milano alla “Dignitatis humanae”, Studium Roma 1991, 128

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se equivoca. Claramente no se trata de un derecho ante Dios; es un derecho respecto a otras personas, a la comunidad y al Estado»2.

Practicar y considerar hoy la libertad religiosa Sin embargo, hablar hoy de libertad religiosa significa afrontar una emergencia que va asumiendo un carácter cada vez más global. Según el meticuloso estudio de Brian J. Grim y Roger Finke3, en el período comprendido entre los años 2000 y 2007 fueron nada menos que 123 los países en los cuales tuvo lugar alguna forma de persecución religiosa y, lamentablemente, el número sigue en continuo aumento. Estos datos, expresión preocupante de un grave malestar de civilizaciones, impulsan a intensificar una profundización del tema sin La situación cambió olvidar los debates –a veces acalorados y nunca sosegados– profundamente con la sobre la naturaleza, la correcta interpretación y la necesaria promulgación de la asunción de la declaración Dignitatis humanae. declaración Dignitatis Ante todo el tema de la “libertad religiosa”, que a primera humanae. ¿Cuáles son las vista suscita un consenso muy amplio, posee desde siemnovedades fundamentales pre un contenido que no es para nada obvio. En efecto, se de las enseñanzas enreda en un nudo bastante complejo, en el cual se cruzan conciliares? El Concilio, al menos tres graves problemas: a) la relación entre verdad a la luz de la recta razón objetiva y conciencia individual, b) la coordinación entre confirmada e iluminada comunidades religiosas y poder estatal y c) desde el punto por la divina revelación, de vista teológico cristiano, la cuestión de la interpretación afirmó que el hombre tiene de la universalidad de la salvación en Cristo frente a la pluderecho a que no se le ralidad de las religiones y “mundovisiones” (visiones éticas obligue a actuar en contra “sustantivas”). de su conciencia y a que En segundo lugar, es preciso añadir que a estos problemas no se le impida actuar –podríamos decir clásicos– de la interpretación de la libertad conforme a ella. religiosa hoy se suman otros nuevos, no menos decisivos. Indico tres. El primero es el de la relación entre la búsqueda religiosa personal y su expresión comunitaria. Con frecuencia se plantea la pregunta: ¿hasta qué punto la libertad religiosa puede limitarse a una expresión solamente individual? Por otra parte, es preciso preguntarse con qué condiciones un “grupo religioso” puede reivindicar un reconocimiento público en una sociedad plural interreligiosa e intercultural. Estamos ante la delicada cuestión relativa al poder de la autoridad pública, legítimamente constituida, de distinguir una religión auténtica de lo que no lo es. Los hechos confirman de ese modo que la distinción entre poder político y religiones no es tan obvia como puede parecer a primera vista. 2 N. LOBKOWICZ, Il Faraone Amenhotep e la Dignitatis Humanae, in Oasis 8 (2008) 17-23, aquí 18. 3 The Price of Freedom Denied. Religious Persecution and Conflict in the Twenty-first Century, Cambridge University Press, Nueva York 2011.

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«Las medidas, firmadas por los dos Augustos, Constantino y Licinio, determinaron no solo el fin progresivo de las persecuciones contra los cristianos, sino, sobre todo, el acta de nacimiento de la libertad religiosa. En cierto sentido, con el Edicto de Milán aparecen por primera vez en la historia las dos dimensiones que hoy llamamos “libertad religiosa” y “laicidad del Estado”.» Constantino (detalle mosaico), Iglesia Santa Sofía, Estambul.

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Con características análogas se presenta el problema de la distinción entre religiones y “sectas”: se trata de un tema tan antiguo como la noción romana de religio licita, pero que recientemente ha asumido caracteres mucho más agudos por una serie de motivos: la fragmentación y la proliferación de “comunidades” dentro del mundo cristiano; la posición agnóstica de la mayor parte de las legislaciones frente a los fenómenos religiosos. Por último, es importante subrayar que hoy uno de los temas más candentes en el ámbito de la discusión sobre la libertad religiosa es el de su vínculo con la libertad de conversión. Por todos estos motivos, reflexionar sobre la libertad religiosa y practicarla es hoy mucho más difícil de cuanto podríamos esperar, sobre todo después de la declaración conciliar.

Nudos que desatar En este marco, para desatar algunos nudos problemáticos, son útiles y apropiados al menos dos tipos de consideraciones. El primero se refiere al nexo entre libertad religiosa y En el período comprendido paz social. No solo la praxis, sino también diversos estudios entre los años 2000 y 2007 recientes han puesto de relieve que entre las dos realidades fueron nada menos que existe una correlación muy estrecha. Hablando en abstracto, 123 los países en los cuales es posible imaginar que una legislación capaz de reducir tuvo lugar alguna forma los márgenes de la diversidad religiosa lograría asimismo de persecución religiosa reducir la consiguiente conflictividad hasta eliminarla, pero y, lamentablemente, el de hecho se verifica exactamente la situación opuesta: cuanto número sigue en continuo más el Estado impone vínculos, más aumentan los contrastes aumento. de base religiosa. Este resultado, en realidad, es comprensible: imponer o prohibir por ley prácticas religiosas, con la obvia improbabilidad de modificar también las correspondientes creencias personales, no hace más que acrecer esos resentimientos y frustraciones que se manifiestan después, en el escenario público, como conflictos. El segundo problema todavía es más complejo y requiere una reflexión un poco más articulada. Se refiere a la conexión entre libertad religiosa y orientación del Estado y, en varios niveles, de todas las instituciones estatales, respecto de las comunidades religiosas presentes en la sociedad civil. La evolución de los Estados democrático-liberales ha ido cambiando cada vez más el equilibrio sobre el cual tradicionalmente se sostenía el poder político. Hasta hace solo algunas décadas se hacía referencia sustancial y explícita a estructuras antropológicas generalmente reconocidas, al menos en sentido lato, como dimensiones constitutivas de la experiencia religiosa: el nacimiento, el matrimonio, la procreación, la educación, la muerte. ¿Qué ha sucedido cuando esta referencia, identificada en su origen re-

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El Cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, junto al patriarca ecuménico Bartolomé I con ocasión de su visita a la ciudad ambrosiana.

ligioso, se ha cuestionado y considerado inutilizable? En política se han extremado procedimientos de decisión que tienden a autojustificarse de manera incondicional. Lo confirma el hecho de que el clásico problema del juicio moral sobre las leyes se haya ido transformando cada vez más en un problema de libertad religiosa. La Conferencia episcopal de Estados Unidos habla de modo explícito de herida a la libertad religiosa a propósito del HHS Mandate, es decir, la reforma sanitaria de Obama, que impone a varios tipos

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“Que sea respetado el derecho a la expresión pública de la fe” Mensaje del santo padre Francisco al cardenal Angelo Scola con ocasión de la celebración por el XVII centenario del Edicto de Milán

El santo padre Francisco envió un mensaje –a través del secretario de Estado Tarcisio Bertone– al cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán, en ocasión de la visita en la ciudad ambrosiana del patriarca ecuménico Bartolomé I, en el contexto de las celebraciones por el XVII centenario del Edicto de Constantino. En el mensaje, “el sumo pontífice envía un saludo a su santidad Bartolomé I” y “dirige un pensamiento de bienvenida a los demás ilustres invitados reunidos por la feliz circunstancia y se complace con la Iglesia ambrosiana, con las autoridades civiles y con toda la ciudad de Milán”. El mensaje recuerda que este acontecimiento fue “una decisión histórica que, decretando la libertad religiosa para los cristianos, abrió nuevas vías al Evangelio y contribuyó de forma decisiva al nacimiento de la civilización europea”. El papa Francisco, continúa el mensaje, “espera que, hoy como entonces, el testimonio común de los cristianos de oriente y de occidente, apoyado en el Espíritu del Resucitado, contribuya a la difusión del mensaje de salvación en Europa y en el mundo entero”, del mismo modo “que sea respetado en todos los lugares el derecho a la expresión pública de la propia fe y sea escuchado sin prejuicios la contribución que el cristianismo continúa ofreciendo a la cultura y a la sociedad en nuestro tiempo”. Para finalizar, el santo padre “asegura su cercanía en la oración a todos los presentes” y envía al cardenal Angelo Scola y “a todo el rebaño confiado a su cuidado pastoral” una especial bendición apostólica.

de instituciones religiosas (especialmente hospitales y escuelas) ofrecer a sus empleados pólizas de seguro sanitario que incluyan contraconceptivos, abortivos y procedimientos de esterilización4. El presupuesto teórico de la evolución mencionada recupera, en los hechos, el modelo francés de laicité, que la mayoría consideró una respuesta adecuada para garantizar una plena libertad religiosa, en particular para los grupos minoritarios. Se basa en la idea de la in-diferencia, definida como “neutralidad”, de las instituciones estatales respecto al fenómeno religioso y, por esto, se presenta a primera vista como idóneo para construir un ámbito favorable a la libertad religiosa de todos. Se trata de una concepción a estas alturas bastante generalizada en la cultura jurídica y política europea, en la cual, sin embargo, fijándonos bien, las categorías de libertad religiosa y de la 4 United States Conference of Catholic Bishops, Our First, Most Cherished Liberty. A Statement on Religious Liberty, 12.04.2012.

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denominada “neutralidad” del Estado se han ido sobreponiendo cada vez más, acabando así por confundirse. En los hechos, por varios motivos a la vez de carácter teórico e histórico, la laicité a la francesa ha acabado por convertirse en un modelo poco abierto al fenómeno religioso. ¿Por qué? Ante todo, la idea misma de “neutralidad” ha resultado ser bastante problemática, sobre todo porque no es aplicable a la sociedad civil, cuya precedencia el Estado debe respetar siempre, limitándose a gobernarla y sin pretender gestionarla. Ahora bien, respetar la sociedad civil implica reconocer un dato objetivo: hoy en las sociedades civiles occidentales, sobre todo europeas, las divisiones más profundas se dan entre cultura laicista y fenómeno religioso, y no –como en cambio a menudo erróneamente se piensa– entre creyentes de distintos credos. Al negar este dato, la justa y necesaria aconfesionalidad del Estado ha acabado por disimular, bajo la idea de “neutralidad”, el sostén del Estado a una visión del mundo que se basa en la Se presenta el problema idea secular y sin Dios. Pero esta es una entre las varias visio- de la distinción entre nes culturales (éticas “sustantivas”) que habitan la sociedad religiones y “sectas”: plural. De ese modo el Estado denominado “neutral”, lejos se trata de un tema tan de serlo, hace propia una específica cultura, la laicista, que antiguo como la noción a través de la legislación se convierte en cultura dominante romana de religio y acaba por ejercer un poder negativo respecto a las demás licita, que ha asumido identidades –especialmente las religiosas– presentes en las caracteres mucho más sociedades civiles, y tiende a marginarlas, si no las expul- agudos por una serie de sa del ámbito público. El Estado, al sustituir a la sociedad motivos: la fragmentación civil, cae, aunque de forma preterintencional, en la posición y la proliferación de programática que la laicité quería rechazar, un tiempo ocupa- “comunidades” dentro da por lo “religioso”. Bajo una apariencia de neutralidad y del mundo cristiano; la posición agnóstica de objetividad de las leyes, se cela y se difunde –por lo menos la mayor parte de las en los hechos– una cultura fuertemente connotada por una legislaciones frente a los visión secularizada del hombre y del mundo, privada de fenómenos religiosos. apertura a lo trascendente. En una sociedad plural es en sí misma legítima, pero solo como una entre las demás. Sin embargo, si el Estado la hace propia, acaba inevitablemente por limitar la libertad religiosa. ¿Cómo eludir este grave estado de cosas? Reflexionando sobre el tema de la aconfesionalidad del Estado en el marco de un pensamiento renovado de la libertad religiosa. Es necesario un Estado que, sin hacer suya una visión específica, no interprete su aconfesionalidad como “distancia”, como una imposible neutralización de las visiones del mundo que se expresan en la sociedad civil, sino que abra espacios en los cuales cada sujeto personal y social pueda dar su contribución a la edificación del bien común5. 5 Cf. A. SCOLA, Buone ragioni per la vita in comune, Mondadori, Milán 2010, 16-17.

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Conviene sin embargo preguntarse: ¿el mejor modo de afrontar esta delicada situación es reivindicar una liberty of religion de las diversas comunidades, pidiendo el respeto de las “peculiaridades” de sus sensibilidades morales minoritarias? Solamente con esta petición, aunque sea necesaria, se corre el riesgo de reforzar en el escenario público la idea según la cual la identidad religiosa está hecha solo de contenidos en desuso, mitológicos y folclóricos. Es absolutamente necesario que esta justa reivindicación se inscriba en un horizonte de propuesta más amplio, dotado de una jerarquía El presupuesto teórico de de elementos bien articulada. Estas consideraciones, demasiado rápidas, muestran no la evolución mencionada Se basa en la idea de la solo cuán complejo es el tema de la libertad religiosa, sino in-diferencia, definida sobre todo nos impulsan a reconocer que hoy, más que nunca, como “neutralidad”, de este tema representa el indicador más sensible del grado de las instituciones estatales civilización de nuestras sociedades plurales. respecto al fenómeno En efecto, si la libertad religiosa no se convierte en lireligioso y, por esto, se bertad realizada situada en la cima de la escala de los derepresenta a primera vista chos fundamentales, toda la escala se derrumba. La libertad como idóneo para construir religiosa es hoy la señal de un desafío mucho más vasto: el de la un ámbito favorable a la elaboración y la práctica, a nivel local y universal, de nuevas bases libertad religiosa de todos. antropológicas, sociales y cosmológicas de la convivencia propia de las sociedades civiles en este tercer milenio. Obviamente este proceso no puede significar un retorno al pasado, sino que debe tener lugar respetando la naturaleza plural de la sociedad. Por tanto, como he dicho en otras ocasiones, debe partir del bien práctico común de estar juntos. Sirviéndose del principio de comunicación entendido correctamente, los sujetos personales y sociales que habitan la sociedad civil deben narrarse y dejarse narrar buscando un reconocimiento mutuo, ordenado, con vistas al bien de todos.

Por un camino común Al respecto, solo querría aludir a una condición en mi opinión imprescindible de este camino arduo, pero impostergable. Adquirida la enseñanza de la Dignitatis humanae conexa al initium libertatis inaugurada positivamente en el Edicto del año 313 —que la adhesión a la verdad solo es posible de manera voluntaria y personal y la coerción externa es contraria a su naturaleza— es preciso reconocer que esta doble condición, en los hechos, es con frecuencia irrealizable. ¿Por qué? Porque no se persigue simultáneamente «el deber y, en consecuencia, el derecho de buscar la verdad» (DH 3) que quita a toda recta afirmación de la libertad religiosa la sospecha de ser otro nombre del indiferentismo religioso que no puede menos que plantearse, por lo menos en los hechos, como una visión del mundo específica, la cual, en las circunstancias históricas actuales, tiene cada vez más tendencia a hacer

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valer la hegemonía de una particular visión del mundo sobre las otras. ¿Qué decir al respecto frente a la objeción de cuantos no satisfacen la obligación de buscar la verdad para adherirse a ella? Ante todo, cabe recalcar que en cualquier caso esta es siempre la elección Por varios motivos a la de una visión del mundo en una sociedad plural, pero que vez de carácter teórico no puede ser subrepticiamente asumida como fundamento e histórico, la laicité a de la aconfesionalidad del Estado. la francesa ha acabado Sin embargo, es todavía más decisiva la libre invitación a por convertirse en un reflexionar en qué consiste esta obligación. modelo poco abierto al Agustín, genio expresivo de la inquietud humana, en- fenómeno religioso. ¿Por tendió el secreto, como nos recuerda Benedicto XVI: «No qué? Ante todo, la idea somos nosotros quienes poseemos la Verdad después de haberla misma de “neutralidad” buscado, sino que es la Verdad quien nos busca y nos posee»6. ha resultado ser bastante En este sentido, la propia verdad, a través de la riqueza de problemática, sobre todo significado de las relaciones y las circunstancias de la vida porque no es aplicable de las cuales cada hombre es protagonista, se propone como a la sociedad civil, cuya “el caso serio” de la existencia y la convivencia humanas. La precedencia el Estado verdad que nos busca se documenta en el anhelo irrefrenable debe respetar siempre, con el cual el hombre aspira a ella: «Quid enim fortius desiderat limitándose a gobernarla y anima quam veritatem?»7. Y este anhelo respeta la libertad de sin pretender gestionarla. todos, incluida la de quien se declara agnóstico, indiferente o ateo. De lo contrario, la libertad religiosa sería una palabra vacía.

6 BENEDICTO XVI, Audiencia General, 14 de noviembre de 2012. 7 AGUSTÍN, “¿Qué desea el hombre más ardientemente que la verdad?”, Comentario al Evangelio de San Juan 26, 5

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900 a単os de la

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Los 900 a単os Sdeoberana O rden la Orden dealta Malta de M H 613


La Orden de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta T

ratamos de una heroica historia de 900 años de fidelidad a Nuestro Señor, a su Iglesia, y a los necesitados. Es una epopeya de lealtad a la Fe que ha logrado superar las adversidades más variadas: La pérdida de Tierra Santa, de Rodas y de Malta, los ataques de ejércitos superiores y de piratas implacables, y actualmente el golpe de los terremotos, inundaciones, tifones, pestes, guerras civiles y catástrofes; siempre teniendo como objetivo el fortalecimiento de la Fe, y la ayuda a nuestros señores los pobres y enfermos.

La historia empieza con la fundación por el Beato Gerardo, en Jerusalén y frente al Santo Sepulcro, del Hospital de San Juan Bautista destinado al auxilio de

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los peregrinos y de los habitantes del lugar. Para atenderlos se formó una hermandad religiosa, que fue reconocida por el Papa Pascual II en el año 1113. El sucesor del Beato Gerardo, Raymond de Puy, redactó una Regla basada en la de San Agustín y San Benito. Para proteger a los peregrinos de los ataques de los mahometanos, la nueva orden también tomó el carácter de militar y construyó de este modo, para defender Tierra Santa, los fuertes de San Juan de Acre y el célebre Krac de los Caballeros, admirable obra de arquitectura militar ubicada en Siria, que resistió 13 ataques y sitios. Se creó asimismo lo que modernamente se llamaría una red de hospitales, siendo los principales el de Jerusalén, con capacidad para dos mil enfermos, el de San Juan de Acre y el de la Sagrada Familia en Belén, que hasta hoy subsiste. Abandonadas las instalaciones en Tierra Santa en razón de la caída de Jerusalén en ma-

nos de los islámicos, luego de instalarse por algunos años en Chipre, se construye en Rodas una hermosa y digna ciudad. En su puerto nació la Armada de la Orden, para defender a los peregrinos de los piratas y para transportar a los enfermos hacia los hospitales. Eran galeras de tamaño mediano, muy rápidas, seguras y de hermosas líneas. En la batalla naval de Lepanto, donde se unieron todas las naciones de la Cristiandad, participaron siete galeras de la Orden, bajo el mando de Don Juan de Austria, quien era miembro de la Orden. La galera maltesa “Capitana” se ubicó en el centro de la línea de batalla, muriendo en ella 73 caballeros de la Orden. Luego del sitio de Rodas por las fuerzas de Solimán, la Orden se instaló en la isla de Malta, un peñón rocoso situado al sur de Italia, donado a ella por el Emperador Carlos V. Se desarrolló allí la agricultura, la pesca y una incipiente industria, saneándose ciudades y pueblos, dotándoseles de buenas iglesias, escuelas, “santas enfermerías” y muros defensivos, con una muy buena arquitectura de piedra. En el año 1565 se produjo el gran asalto de los turcos contra la isla de Malta. Se presentaron 160


galeras con un ejército de 30.000 jenízaros, diez veces superior al ejército de la Orden. Después de violentísimos combates y de muchas pérdidas de vidas, los turcos fueron rechazados. Al año siguiente se empezó a construir la nueva capital de La Vallette, en una larga península rocosa de 60 metros de altura, fácil de defender. Es un ejemplo de urbanismo, siguiendo el principio de la Orden que hay que cons-

truir con dignidad para acoger dignamente a los hijos de Dios. Su autor fue el ingeniero militar Francesco Laparelli. El plan es una ordenada cuadrícula con un eje central que empieza en una portada entre dos fuertes y termina en el gran fuerte de San Elmo, situado en el extremo de la península. En esta calle principal está la plaza mayor, la Catedral de San Juan, de muy simples y armónicas proporciones, con una

nave principal de sección cuadrada y una bóveda semicircular de cañón corrido; y el Palacio del Gran Maestre, de severa arquitectura. Los edificios públicos, los albergues de las diferentes Lenguas o países, y los edificios privados, se destacan por su arquitectura sobria de piedra, con portadas hospitalarias y hermosos patios interiores con pórticos y vegetación. La pérdida de la Isla de Malta, debida a una traición de Napoleón, fue una desgracia, pero permitió que la Orden instalara su sede en Roma, cerca del Santo Padre, y se extendiera por todo el mundo para proseguir con su obra hospitalaria, volviendo a su misión original. Se fundaron hospitales en Nápoles y en Inglaterra, se participó con hospitales de campaña y trenes hospitales en el Resorgimiento de Italia, en las guerras de los Balcanes, franco-prusiana, de los Boxers en China, de los Boers en Sudáfrica, en la primera y segunda guerras mundiales, y en la Guerra Civil de España. En la posguerra se fundó en Alemania el Malteser International, que fue la única entidad hospitalaria presente en el golpe de estado soviético en Hungría. El Malteser International es reconocido mundialmente por la rapidez y eficiencia de su acción, realizada con ejemplar espíritu cristiano, y abierta a todas las personas. Recibe apoyo del Estado Alemán y de las Naciones Unidas, y le ha correspondido

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La Orden mantiene 20 hospitales, 40 clínicas, 50 dispensarios y 44 residencias de personas mayores. Es una gran familia espiritual cuya fortaleza está en los altos ideales de Tuitio Fidei y Obsequium Pauperum. Se distingue por la variedad de razas de sus miembros y por el respeto mutuo. Además de ser hospitalaria y militar, la Orden es soberana. Como tal tiene derecho de terriactuar en Biafra, Vietnam, Ruanda, Líbano, la India, Pakistán, Angola, Camboya, Haití, Perú, Chile, entre otros países. La Orden de San Juan de Jerusalén es una orden religiosa formada mayormente por laicos, habiendo tres grados de participación: El primer grado es el de los caballeros Profesos o de Justicia, y de los capellanes conventuales Profesos, quienes emiten los votos de pobreza, castidad y obediencia, debiendo ser solteros o viudos. El segundo grado es el de los caballeros o damas de Obediencia, quienes deben llevar una vida de especial devoción, y estar prontos a prestar la debida obediencia a su superior legítimo. El tercer grado es el de los caballeros o damas de honor y devoción, capellanes conventuales “ad honorem”, capellanes magistrales, caballeros y damas de gracia y devoción, de gracia magistral y donados de devoción. A la cabeza de la Orden está

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el Gran Maestre, Fra Matthew Festing, de nacionalidad inglesa, elegido de por vida, asistido por el Soberano Consejo. Los caballeros profesos se agrupan en prioratos y subprioratos. Los otros miembros se agrupan en asociaciones nacionales y regionales, de las cuales hay 47 repartidas en los cinco continentes. Actualmente la Orden está compuesta por 12.500 miembros, y tiene un cuerpo de voluntarios formado por 80.000 miembros.

torialidad en sus dos sedes en Roma, el Palacio Magistral en la Via Condotti y la Villa Magistral de Santa María en el Aventino. El primero es un noble edificio urbano romano, próximo a la Piazza Spagna, con un armónico patio, una capilla, salas de recepción, una muy buena biblioteca y una enfermería. La segunda es una villa tradicional con una plazuela de acceso y una portada que se abre a una extraordinaria perspectiva


formada por vegetación, que remata al fondo con la vista de la luminosa cúpula de la basílica de San Pedro en el Vaticano. La villa cuenta con una hermosa capilla enteramente blanca en su interior y con una luz natural muy fina, obra del arquitecto y grabador Gianbattista Piranesi, quien era miembro de la Orden y está enterrado ahí. La Soberana Orden de Malta mantiene relaciones diplomáticas con 100 naciones, lo que ofrece una inmensa ayuda a su obra hospitalaria. Tiene observadores en los organismos internacionales, y su diplomacia vela por la Pax Christiana en todo el mundo. La obra hospitalaria es discreta y desinteresada, como conviene a la caridad cristiana. Abarca muchos campos, dentro de los cuales podrían mencionarse cuatro ejemplos, que son obras especiales: Uno, es la Asociación Internacional Católica de Bioética, fundada en Toronto, Canadá, que realiza estudios y hace reuniones para ofrecer una visión cristiana de la salud. El segundo es la pastoral

penitenciaria, que las Asociaciones de los Estados Unidos de Norte América realizan para ayudar a la rehabilitación de las personas privadas de libertad, y que la Asociación Mexicana realiza en las cárceles de ese país construyendo oratorios que se usan para orar durante el día, y en la noche para hacer adoración al Santísimo Sacramento. El tercero está relacionado con la Fe: Miembros alemanes de la Orden se reunieron con jóvenes para realizar el Catecismo You Cat, destinado especialmente a la juventud. Con un prólogo del Santo Padre Benedicto XVI, buenas y variadas ilustraciones, se publicaron 700 mil ejemplares en 20 idiomas con ocasión

de la “Jornada Mundial de los Jóvenes” realizada en Madrid. El cuarto es la obra que realiza la Asociación Cubana desde Estados Unidos: Se preocupa del Seminario Diocesano de La Habana y de la escasez de alimentos en Cuba manteniendo económicamente al Seminario y 40 comedores que funcionan en las parroquias ubicadas en barrios pobres. Los miembros de la Orden al ingresar a ella participan en la ceremonia de la investidura, que es un sacramental donde reciben el hábito de iglesia y la venera. El hábito de los caballeros es negro con una cruz de ocho puntas, que representan las Bienaventuranzas, de color blanco simbolizando la pureza, y con unas líneas rojas en la manga, signo de su disposición al máximo sacrificio. Las damas usan un hábito con una capa negra que también tiene la cruz blanca de ocho puntas y las líneas rojas, junto con un velo en la cabeza. La bandera oficial de la Orden es una cruz blanca de cuatro brazos sobre fondo rojo, que posiblemente es una de las pri-

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pecialmente el Cardenal Patronus, Su Emcia. Paolo Card. Sardi, que es el vínculo con el Santo Padre; el Prelado o Capellán mayor, Mons. Angelo Acerbi, quien reside en Roma y publica periódicamente los Cuadernos de Espiritualidad que se distribuyen a todas la asociaciones; y los capellanes de los prioratos, subprioratos y asociaciones. meras banderas que representan una nación. Las obras hospitalarias se hacen bajo el signo de la cruz blanca de ocho puntas de las Bienaventuranzas. Las Ocho Bienaventuranzas (cfr. Mt 5, 1-12; Lc 6, 20 – 23) se erigen frente a las ocho miserias del mundo: la enfermedad, la falta de hogar, la soledad, el hambre, la culpa, la falta de Fe, la apatía, la ausencia de caridad. Siguiendo al Cardenal Newman, un buen miembro de la Orden es quien vela por el bien del prójimo y no le produce daño: tiene espíritu de caridad, es generoso con los bienes que Dios le ha dado, es atento con el tímido, amigable con el que está distante, discreto en la conversación, recto en interpretar las actuaciones de las otras personas, supera lo que es mezquino, piensa bien de lo que parece ofensivo, es animoso con los que están tristes. El gozne de ello son las virtudes teologales y las cardinales. La obra hospitalaria de la Orden está basada en la vida espiritual, por la cual velan es-

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Después de la Eucaristía, centro de la vida espiritual de los miembros por la Misa como por la Adoración, son devociones de primera importancia el Santo Rosario (cuya imagen figura en torno al escudo de la Orden), el Oficio Divino y la meditación de las Sagradas Escrituras en forma de “lectio divina”. El patronazgo mariano de la Orden corresponde a la Virgen de Filermo, antiquísimo ícono encontrado en una capilla rural de la isla de Rodas. Se cree que puede haber sido pintada por San Lucas, habiendo sido traída

desde Jerusalén. Philermo en griego quiere decir “que ama la soledad”. Luego de la caída de Rodas, esta imagen siguió a los Hospitalarios en su exilio hasta llegar a Malta, donde fue venerada y se la llamó “Odighitira”, que quiere decir Madre conductora. Tiene una belleza singular, propia de los íconos de Oriente. Perdida la isla de Malta, la imagen continuó una larga peregrinación: permaneció un tiempo en Rusia y actualmente está en Cetinje, capital histórica de Montenegro. Una copia fiel se venera en la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, ubicada a los pies de la ciudad de Asís, en Italia. Copatrona es Nuestra Señora de Damasco, procedente de esa ciudad de Siria, quien pasó a Rodas y luego a Malta, venerándose actualmente en La Vallette. Es una imagen de la


escuela de la Virgen de Vladimir, gloria del arte ruso. Se le llama “Elousa”, que quiere decir Misericordiosa, y tiene al Niño Dios cerca de la mejilla de la Virgen. Actualmente se venera una copia de esta imagen en la ciudad de Damasco. La Orden realiza una peregrinación anual al Santuario de Lourdes en Francia, donde participan seis mil miembros de diversas asociaciones, que atienden allí a mil 500 enfermos, lo que constituye un gran momento de encuentro en la fe y en el servicio a los necesitados de caballeros y damas del mundo entero. También se realizan peregrinaciones al Santuario de Guadalupe en Ciudad de México, y a otros santuarios de la Virgen en el mundo, confirmando la vocación mariana de la Orden. El segundo patrono de la Orden es San Juan Bautista, el precursor, el que no ha tenido igual entre los nacidos de mujer. Su brazo derecho se veneró en la isla de Malta, después emigró a Rusia, y actualmente se encuentra en el monasterio ortodoxo de la Natividad en Montenegro, a donde han ido el Gran Maestre y caballeros profesos para venerarlo. La corona de la Orden de San Juan de Jerusalén es el conjunto de sus santos y beatos, que por ahora llegan al número de 21, abarcando personalidades muy diversas y de muy distintos países. El más antiguo y venerado es su fundador, el Beato Gerardo.

La beatificación más reciente es la del emperador Carlos de Austria, ejemplo de esposo, padre de familia, militar, jefe de Estado. Fue solo tres años emperador de Austria, hizo un gran esfuerzo para conseguir la paz en la 1ª Guerra Mundial y por humanizar la contienda. Tuvo mucha devoción por Nuestro Señor y por la Virgen María. Gozó de una feliz vida de hogar con su amada señora y sus ocho hijos, y murió joven y pobremente, desterrado en la isla de Madeira. El primer escalón de la Orden es la nobleza de espíritu. Le sigue la nobleza de la virtud. Finalmente está la nobleza de la santidad, objetivo final de todos

* La parte histórica de este texto está basada en el libro ˝Histoire de L´Ordre de Malta˝, de Bertrand Gallimard.

sus miembros. La Orden es un blanco ejército que marcha –cantando su himno «Ave Crux Alba»– bajo las órdenes del Gran Maestre, inspirado por Nuestra Señora de Filermo y por San Juan Bautista, teniendo como insignia la bandera roja con la cruz blanca. Su meta es la Jerusalén celestial, que dio el nombre a la Orden. Por la Misericordia Divina, ahí se cumplirá cabalmente el Tuitio Fidei y el Auxilium Pauperum, iluminado por la Luz eterna del Dios Uno y Trino y el entorno de los coros celestiales en eternas alabanzas. RAÚL IRARRÁZABAL COVARRUBIAS

Presidente Asociación Chilena de Miembros de la Orden de Malta

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Cronología de nueve siglos

Jerusalén 1048

El nacimiento de la Orden de San Juan data de alrededor de 1048. Mercaderes de la antigua república marítima de Amalfi obtuvieron autorización del califa de Egipto para construir una iglesia, un convento y un hospital en Jerusalén para atender a los peregrinos de cualquier fe religiosa o raza. La Orden de San Juan de Jerusalén –la comunidad monástica que administraba el hospital– se independizó bajo la guía de su fundador, el Beato Gerardo. El Papa Pascual II aprobó la fundación del hospital

mediante la Bula Pie Postulatio Voluntatis del 15 de febrero de 1113, y lo puso bajo la protección de la Iglesia, otorgándole derecho a elegir libremente a sus superiores sin interferencia de otra entidad ni de autoridades religiosas. En virtud de la Bula Papal, el hospital se convirtió en una orden religiosa laica. Todos los caballeros eran religiosos, sometidos a los tres votos monásticos de pobreza, castidad y obediencia. La constitución del Reino de Jerusalén obligaba a la Orden a asumir la defensa militar de los enfermos y los peregrinos, así como a proteger sus centros médicos y los caminos principales. Así, la Orden agregó a su misión hospitalaria

1054

Chipre 1291

Tras la caída de San Juan de Acre y la pérdida de Tierra Santa en 1291, la Orden Hospitalaria de San Juan trasladó su sede y su hospital a Limassol, en la isla de Chipre, donde estuvo presente desde 1210 gracias a la concesión de importantes propiedades, privilegios y derechos comerciales. Continuó construyendo nuevos hospitales fieles a su misión hospitalaria y se benefició de la posición estratégica de la isla para constituir una flota naval destinada a proteger a los

1054

El ejército de Godofredo de Bouillon conquista Jerusalén

1048

Mercaderes italianos de Amalfi recuperan un hospital en Jerusalén

1099

Los Hospitalarios, dirigidos por su fundador, el Beato Gerardo, atienden a los enfermos y a los peregrinos en el Hospital San Juan de Jerusalén

1200

1100

1000

El Cisma de Oriente

la tarea de defender la fe. Con el transcurso del tiempo, adoptó la cruz blanca de ocho puntas, símbolo de las bienaventuranzas, que sigue siendo su símbolo en la actualidad.

1113

Bula Papal de Pascual II: el Hospital se convierte en orden religiosa


gistrales con el fin de gobernar los Prioratos y Encomiendas (que se dice eran más de sesenta en 1374) durante un siglo más, hasta mediados del siglo XV, en que los caballeros debieron volver a la sede conventual de Rodas.

1291

1400

1300

Al cabo de 20 años en Chipre, los Hospitalarios de la Orden de San Juan conquistan Rodas y se trasladan a esta isla

Bajo la dirección del Gran Maestre Fra Foulques de Villaret, en 1307, los Caballeros de la Orden de San Juan desembarcaron con su flota en Rodas, completando la adquisición de la isla en 1310, al trasladar allí su sede. Además de ofrecer puertos naturales para sus flotas, la isla era un lugar estratégico que conectaba a los mundos de oriente y occidente. A partir de ese momento, la defensa del mundo cristiano requirió la organización de una fuerza naval. Así, la Orden construyó una poderosa flota y navegó por el Mediterráneo oriental combatiendo en muchas batallas famosas. La independencia de la Orden de otras naciones, otorgada mediante decreto pontificio, y 1453

Termina la presencia de fuerzas militares en Tierra Santa

1310

Rodas 1310

Caída de Constantinopla y fin del Imperio Bizantino

1492

Descubrimiento de América 1500

peregrinos en la ruta marítima hacia Tierra Santa. El número de miembros provenientes de toda Europa siguió aumentando y contribuyó al fortalecimiento de la estructura de la Orden, adquiriendo nuevas posesiones en la costa mediterránea. Entre estas, se encontraban el importante puerto de Famagusta, la ciudad de Nicosia y numerosas Encomiendas. A raíz de las consecuencias de la creciente inestabilidad de Chipre, que redundó en restringir su expansión en la isla, los Hospitalarios procuraron establecer una base más adecuada para la sede de la Orden de San Juan en la isla de Rodas. Sin embargo, en Chipre permanecieron presentes Tenientes Ma-


1523 y abandonaron Rodas con honores militares.

Malta 1530

1523

Gran Sitio de Rodas por la flota de Solimán: los Hospitalarios se ven obligados a abandonar la isla

1530

El Emperador Carlos V cede la isla de Malta a los Hospitalarios

1565

La Orden, conducida por el Gran Maestre Jean de la Vallette, derrota al ejército otomano en el Gran Sitio de Malta

1700

inicialmente siete grupos de Lenguas: Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón (Navarra), Inglaterra (con Escocia e Irlanda) y Alemania, y posteriormente un octavo: Castilla y Portugal. Cada Lengua incluía Prioratos o Grandes Prioratos, Bailiajes y Encomiendas. La Orden era gobernada por su Gran Maestre (Príncipe de Rodas) junto con el Consejo, acuñaba su propia moneda y mantenía relaciones diplomáticas con otros Estados. Sus principales cargos eran concedidos a representantes de distintas Lenguas. La sede de la Orden, el Convento, estaba integrada por miembros religiosos de diversas nacionalidades. Al cabo de siete meses de sitio y feroz combate contra la flota y el ejército del Sultán Solimán el Magnífico, los caballeros se vieron obligados a rendirse en

1600

1500

su derecho universalmente reconocido a mantener y desplegar fuerzas armadas y nombrar embajadores han constituido la base de su soberanía internacional. A comienzos del siglo XIV, las instituciones de la Orden y los caballeros que llegaron a Rodas de todas partes de Europa se agruparon en conformidad con los idiomas que hablaban. Hubo

La Orden quedó sin territorio propio hasta 1530, en que el Gran Maestre Fra Philippe de Villiers de l’Isle-Adam tomó posesión de la isla de Malta, cedida por el Emperador Carlos V con la aprobación del Papa Clemente VII. Se estableció que la Orden permanecería neutral en las guerras entre naciones cristianas. En 1565, los caballeros, a las órdenes del Gran Maestre Fra Jean de la Vallette, defendieron la isla durante más de tres meses del Gran Asedio de los otomanos. Después de esta victoria, se fundó la ciudad y puerto de La Valletta, inspirándose su nombre en el Gran Maestre, su fundador. Los caballeros transformaron Malta, emprendiendo proyectos de edificación urbana: se construyeron palacios e iglesias así como formidables nuevos


donde posee con status extraterritorial el Palacio Magistral y la Villa Magistral del Aventino.

Los siglos XX y XXI

bastiones de defensa y jardines. La arquitectura floreció también como patrocinio artístico. La isla recibió un gran hospital nuevo, uno de los mejor organizados y más eficaces del mundo de entonces. Se fundó también una escuela de anatomía y luego surgió una facultad de medicina. En particular, la Orden contribuyó al desarrollo de la oftalmología y la farmacología. Además de estas actividades, durante siglos la flota de la Orden de Malta participó en las maniobras más importantes llevadas a cabo en el Mediterráneo contra la flota otomana y contra los piratas del norte de África.

La batalla de Lepanto 1571

En 1571, la flota de la Orden de Malta participó en la batalla de Lepanto, contribuyen-

Pérdida de Malta 1798

Doscientos años después, durante su campaña de Egipto, en 1798, Napoleón Bonaparte ocupó Malta debido a su valor estratégico. Por cuanto el código de la Orden le prohibía combatir contra otros cristianos, los caballeros se vieron obligados a abandonar la isla. El Tratado de Amiens, suscrito en 1802, que establecía los derechos soberanos de la Orden sobre la isla de Malta, nunca se aplicó.

Roma 1834

Después de haber tenido sedes provisionales en Mesina, Catania y Ferrara, la Orden se estableció finalmente en Roma, en 1834,

1815

1914-1918

Congreso de Viena

Primera Guerra Mundial

1798

Napoleón Bonaparte ocupa la isla y ordena abandonar Malta

1939-1945

Segunda Guerra Mundial

1989

Caída del Muro de Berlín

1900

1800

Revolución Francesa

1834

El gobierno de la Orden de Malta se establece en Roma

1859

Se forma la primera Asociación Nacional de la Orden en Alemania

2000

1789

do al triunfo de la flota cristiana contra la expansión del Imperio Otomano en Europa.

En la segunda mitad del siglo XIX, la misión hospitalaria inicial volvió a ser el aspecto principal de la Orden, adquiriendo cada vez mayor importancia durante el siglo pasado, especialmente debido a la contribución de las actividades llevadas a cabo por sus Grandes Prioratos y Asociaciones Nacionales en muchos países del mundo. Durante la Primera y la Segunda Guerra mundiales, se realizaron actividades hospitalarias y de caridad en gran escala bajo la dirección del Gran Maestre Fra Ludovico Chigi Albani della Rovere (1931-1951). Con los Grandes Maestres Fra Angelo de Mojana di Cologna (1962-1988) y Fra Andrew Bertie (1988-2008), los proyectos se expandieron hasta alcanzar las regiones más apartadas del mundo.

1994

La Orden es admitida en las Naciones Unidas

1997

El Capítulo General de la Orden aprueba la nueva Constitución y el Código.

2008

Fra Matthew Festing es elegido Príncipe y 79º Gran Maestre



Un aniversario especial: 1113-2013 En febrero de 2013 y durante todo el año, la Soberana Orden de Malta está celebrando un significativo aniversario. Han transcurrido exactamente 900 años desde la promulgación por el Papa Pascual II del Solemne Privilegio que reconoció oficialmente a la comunidad monástica de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. El documento, identificado con las palabras iniciales de su texto, Pie Postulatio Voluntatis, estableció en 1113 la base legal de la soberanía e independencia de la Orden de San Juan de Jerusalén, conocida actualmente como la Soberana Orden de Malta, y constituyó un elemento fundamental para su desarrollo. Hoy tiene todavía gran importancia institucional. Con su Solemne Privilegio, el Papa reconocía que la Orden tenía derecho absoluto a asegurar la continuación de su obra eligiendo, a su debido tiempo, a un sucesor de su fundador, el Beato Gerardo. Así, para la Orden de Malta, 2013 es un aniversario muy importante, que se celebrará en todo el mundo por su Gobierno, los Grandes Prioratos, los Subprioratos, las Asociaciones nacionales y sus Embajadas.

Ilustración pág. izquierda: Solemne Privilegio del Papa Pascual II al Beato Gerardo, fundador y superior del Hospital de Jerusalén. Biblioteca Nacional de Malta.

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Santuarios de la Orden Los hospitales, santuarios,

U

n sol implacable caía sobre las antiguas piedras de la fortaleza, pero el interior de la capilla son las huellas dejadas por permanecía fresco. Mientras mi caballeros de la Orden en vista se acomodaba a las somépocas pasadas. Y todavía bras, se detuvo en una figura en oración, un caballero recogido en hoy son inspiradores, como lo demuestra el interés de los presencia de su Señor y Salvador. Esta escena, en la gran ciudadela millares de personas que hasta hospitalaria de Krak de los Cabaallí peregrinan cada año. lleros, en las montañas de la costa del Levante, se repetía en Asia Menor, en el Egeo y en Europa. Mientras las tradiciones espirituales de la Orden se preserven, parece cierto que persistirá, por mucho que la misión histórica de Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum se adapte para satisfacer las cambiantes necesidades modernas. La historia, la espiritualidad y las obras de la Orden de Malta son inseparables. Si locacastillos y fortificaciones

Iglesia San Juan Bautista, siglo XII. Biblos, Líbano.

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lizamos uno de los numerosos lugares históricos asociados con la Orden, allí descubriremos casi invariablemente su obra hospitalaria procediendo sin ostentación ni publicidad. Muchos de estos lugares sagrados son poco conocidos fuera de la membresía de la Asociación Nacional. Recorriendo así por ejemplo la pequeña ciudad de Biblos, en la costa libanesa, que en otra época sirviera de puerto para las galeras de la Orden, de forma inevitable se tropieza con algunos restos romanos. Bajo sombra de palmeras, una iglesia de los cruzados, con una historia que impresiona. Cuando en 1116 se inició la construcción de albañilería romana, los Caballeros Hospitalarios contribuyeron con sus conocimientos


Krak de los Caballeros, siglo XI. Tartús, Siria.

de ingeniería militar, y en 1176 la Iglesia de San Juan Bautista resistió un terremoto con daños puramente parciales. Con toda la gracia de los arcos románicos y el bautisterio, la solidez básica revela la angustia de un período en el cual las iglesias eran consideradas blancos de primera importancia por el enemigo. Saladino expulsó a las fuerzas cristianas en 1187, pero tuvo que lamentar su osada provocación de instalar la caballería en la iglesia, a lo cual se opusieron los caballeros, recobrando la ciudad. Hoy, al cabo de 800 años, la santa Misa se sigue celebrando en esta joya románica con apoyo de la Asociación Libanesa de la Orden. En este contexto, el apoyo puede significar algo más que ayuda económica, como lo muestra la historia reciente del Líbano destrozado por la guerra. Solo han transcurrido dos décadas desde la guerra civil en la cual fueron bombardeadas las iglesias

de Beirut. El ejercicio de una discreta presión en los niveles diplomáticos más altos sigue siendo un distintivo de la misión que cumple la Orden, especialmente en lugares con dificultades como este y Tierra Santa. ¿Y quién podría no conmoverse con la entereza moral desplegada ante la fuerza militar y las amenazas terroristas? ¿U olvidar la valentía del médico que resistió firmemente a un jefe de tanque que disparó contra el Hospital de la Sagrada Familia de la Orden en Belén, tan cerca del lugar de nacimiento del Salvador? Parece siempre conveniente evocar un motivo histórico para visitar algunos de los grandes lugares vinculados con la Orden. En Malta, la historia se visualiza claramente mirando desde el punto de vigilancia del Castillo de Sant’Angelo en Birgu. Muchos han visitado la Sacra Infirmeria, testigo impresionante de las habilidades médicas y quirúrgicas

tempranas de los Caballeros. No tantos habrán tenido oportunidad de explorar el Castillo de Sant’Angelo, ahora nuevamente bajo la protección de la Orden. Este reducto, desde donde en 1565 los caballeros rechazaron con decisión fuerzas otomanas considerablemente superiores, es un conmovedor recuerdo de la valentía de quienes cayeron en defensa de la cristiandad y están enterrados en el recinto de la Concatedral de San Juan, en La Valletta, anteriormente iglesia conventual de la Orden. Una experiencia dramática, pero inspiradora. Necesariamente los castillos han tenido también un rol distintivo en la historia de lo que fue originalmente una orden hospitalaria que desarrolló un compromiso militar. Entre las obras más impresionantes se encuentran las fortalezas, los hospitales, los palacios y las iglesias que construyeron los

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Hospital de la Sagrada Familia de Belén, en Palestina.

Caballeros durante su permanencia en Rodas, desde 1309 hasta 1522. Son también de gran interés lugares más pequeños, como Bodrum, en la costa egea de Turquía, por ejemplo. Ahí se encuentra un busto de Herodoto, padre de la historia escrita, a la entrada del castillo Hospitalario de San Pedro. Con todo, el lugar ya tenía dos milenios de antigüedad al llegar los Caballeros en 1402 bajo las órdenes del Gran Maestre Philibert de Naillac, porque esta escarpada costa fue la tierra de los héroes de Homero. El objetivo era proporcionar un refugio armado a las galeras de la Orden para defenderse de los saqueos de los otomanos y protección para todos los cristianos de Asia Menor. El castillo protege los puertos interiores y exteriores con torres

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construidas por los grupos de las lenguas inglesa, francesa, española, italiana y alemana de la guarnición de la Orden. Todas permanecen hasta ahora, y la Torre Inglesa o del León todavía tiene las armas de Enrique IV. Es indudable la identidad de los caballeros y alguaciles a cargo de las mismas, encontrándose todavía no menos de 249 escudos de armas en los muros. Era tan considerable la inventiva de la ingeniería militar de los Caballeros que a pesar de los ataques turcos de 1453 y 1480 nunca se destrozaron los muros. El castillo solo fue entregado a raíz del tratado negociado con Solimán el Magnífico cuando la caída de Rodas en 1522. El visitante actual puede admirar la restauración. En una de las torres hay una magnífica exhibición

de cristal de la época de la ocupación de los Caballeros, que se remonta hasta la Edad de Bronce. Actualmente circulan pavos reales en un tranquilo escenario, del cual sin embargo dependió la seguridad de la presencia cristiana en Tierra Santa durante más de un siglo. Es difícil visitar ahora algunos lugares vinculados con la Orden, sobre todo el santuario de la cabeza del Bautista dentro de la gran mezquita Umayyad, en la antigua ciudad romana de Damasco, y ciertamente el Krak de los Caballeros. Además se encuentran las antiguas encomiendas de la Orden en distintas partes de Europa, hasta Escocia por el norte, cada una de las cuales constituye un lugar de peregrinaje, una fuente de inspiración y un recordatorio de nueve siglos de compromiso.


Museos del Kremlin en Moscú y Castillo Real de Varsovia EXPOSICIONES SOBRE EL LEGADO DE LA ORDEN DE MALTA

Y

elena Gagarina, Directora de los Museos del Kremlin de Moscú, hija de Yuri Gagarin, el primer hombre que viajó al espacio, héroe de la Unión Soviética, dio la bienvenida al Gran Maestre, quien inauguró la exposición dedicada a la Soberana Orden de Malta, con la presencia de Vladimir Medinsky, Ministro de Cultura de la Federación Rusa, entre los numerosos invitados. Por primera vez en más de 200 años un Gran Maestre ponía sus pies en suelo ruso. La exposición “Tesoros de la Orden de Malta– Nueve Siglos de Fe y Caridad” marcó el 20º aniversario del establecimiento de relaciones oficiales entre la Federación Rusa y la Orden de Malta. Uno de los hechos más significativos que vinculó a la Orden de Malta con Rusia fue el nombramiento del Zar Pablo I como Gran Maestre de la Orden. Si bien carecía de los requisitos legales y estuvo en el cargo solo entre 1799 y 1801, el Zar protegió la continuidad de la Orden en uno de los períodos más dramáticos de su existencia, después de la pérdida de la isla de Malta. Una estrecha cooperación entre la misión diplomática de la Orden de Malta en Moscú y

Museos del Kremlin, Moscú: el Gran Maestre Fra Matthew Festing, el Gran Canciller Jean-Pierre Mazery y la señora Yurevna Gagarina examinan reliquias y tesoros.

la administración de los Museos del Kremlin proporcionó objetos del Kremlin de Moscú, de los museos Ermitage, Gachina y Pavlovsk de San Petersburgo, del Palazzo Pitti de Italia, el Louvre y el Museo de la Legión de Honor de Francia, y del Museo Nacional de Bellas Artes, la Armería situada en el Palacio del Gran Maestre, el Museo Marítimo, el Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional de Malta. Numerosos objetos provenían por lo tanto de las colecciones de la Orden. Posteriormente, el Gran Maestre Fra Matthew Festing y Bogdan Zdrojewski, Ministro de Cultura de Polonia, inauguraron la exposición “En torno a la Cruz de Malta” en el Castillo Real de Varsovia. Entre los numerosos invitados se encontraba Hanna Gronkiewicz-Waltz, Alcaldesa de

Varsovia. En el evento se celebró el 20º aniversario de la reanudación de relaciones diplomáticas entre la Orden de Malta y la República de Polonia. Fra Matthew Festing señaló que la exposición “da testimonio de la importante presencia de la Orden en Polonia desde el siglo XIII”. Un punto abordado fueron las actividades del hospital administrado por la Orden al comienzo de la Segunda Guerra Mundial durante la ocupación nazi y la sublevación de Varsovia. Las obras provenían de las colecciones del Palacio Magistral y la Villa Magistral de Roma, y del Museo de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional y el Palacio del Gran Maestre en La Valletta, Malta, junto con numerosos objetos prestados por instituciones polacas y personas.

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Saliendo al encuentro de enfermos, ancianos, discapacitados, servís a Cristo Palabras de Benedicto XVI a los miembros de la Soberana Orden Militar de Malta, con motivo del IX centenario del reconocimiento oficial de Institución hospitalaria mediante la Bula Pie postulatio voluntatis, de 15 de febrero de 1113.

D

esde sus comienzos, vuestra Orden se ha distinguido por la fidelidad a la Iglesia y al Sucesor de Pedro, así como por su irrenunciable perfil espiritual, caracterizado por el elevado ideal religioso. Seguid avanzando por este camino, dando testimonio de manera concreta de la fuerza transformadora de la fe.(…) Por la fe, a través de los siglos, los miembros de vuestra Orden se han prodigado primero en asistir a los enfermos en Jerusalén, y después en socorrer a los peregrinos en Tierra Santa, expuestos a graves peligros, escribiendo así páginas brillantes de caridad cristiana y defensa del cristianismo. En el siglo XIX,

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la Orden se abrió a nuevos y más amplios campos de actividad en el ámbito asistencial y de servicio a los enfermos y los pobres, pero sin renunciar nunca a los ideales originarios, especialmente el de la intensa vida espiritual de cada uno de sus miembros. En esta dirección debe continuar vuestro compromiso, con una atención muy especial a la consagración religiosa –la de los profesos–, que constituye el corazón de la Orden. Nunca debéis olvidar vuestras raíces, cuando el Beato Gerardo y sus compañeros se consagraron con los votos para el servicio a los pobres, y el privilegio Pie postulatio voluntatis corroboró su vocación. Los miembros de

la institución recién constituida se configuraban así con los rasgos de la vida religiosa: el compromiso de alcanzar la perfección cristiana mediante la profesión de los tres votos, el carisma al que se consagran y la fraternidad entre los miembros. La vocación del profeso debe ser objeto de gran atención también hoy, unida al cuidado de la vida espiritual de todos. Respecto a otras organizaciones comprometidas en el ámbito internacional en la asistencia a los enfermos, en la solidaridad y la promoción humana, vuestra Orden se distingue por la inspiración cristiana que debe orientar constantemente el compromiso social de sus miembros.


En el altar de San Pedro, 9 de febrero de 2013.

Conservad y cultivad este rasgo característico, y actuad con renovado ardor apostólico, siempre con una actitud de profunda sintonía con el Magisterio de la Iglesia. Vuestra preciosa obra benéfica, articulada en varios campos, y que se lleva a cabo en diversas partes del mundo, concentrada principalmente en el servicio al enfermo con estructuras hospitalarias y sanitarias, no es simple filantropía, sino la expresión eficaz y el testimonio vivo del amor evangélico. Seguid actuando en la sociedad y en el mundo por las vías maestras indicadas por el evangelio: la fe y la caridad, para reavivar la esperanza. La fe, como el testimonio de adhesión

a Cristo y de compromiso con la misión evangélica, que os impulsa a una presencia cada vez más viva en la comunidad eclesial y a una pertenencia más consciente al Pueblo de Dios; la caridad, como expresión de fraternidad en Cristo, mediante las obras de misericordia con los enfermos, los pobres, los necesitados de amor, de consuelo y ayuda, con los afligidos por la soledad, la desorientación y las nuevas formas de pobreza material y espiritual. Estos ideales están bien expresados en vuestro lema: «Tuitio fidei et Obsequium pauperum». Son palabras que sintetizan bien el carisma de vuestra Orden, la cual, como sujeto de derecho internacional, no aspira

a ejercer poder e influencia de carácter humano, sino que desea desarrollar con plena libertad su propia misión para el bien integral del hombre, cuerpo y alma, con la atención puesta tanto en cada persona como en la comunidad, y sobre todo en quienes están más necesitados de esperanza y de amor. Que la Santísima Virgen María –la bienaventurada Virgen de Filermo– sustente con su materna protección vuestros propósitos y proyectos; que vuestro celestial protector, san Juan Bautista, así como el Beato Gerardo y los Santos y Beatos de la Orden, os acompañen con su intercesión. Por mi parte, os aseguro mis oraciones (…)

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Encuentro internacional en Arica

Migraciones y rutas del Barroco

Del 14 al 18 de mayo se celebró en Arica el VII Encuentro Internacional sobre el Barroco, a cargo de la Fundación Visión Cultural, con sede en Santa Cruz, Bolivia, y la Fundación Altiplano Monseñor Salas Valdés, con sede en Arica Parinacota, Chile. Es la primera vez que estos encuentros, creados por la fundación boliviana en torno a las antiguas misiones de Moxos y Chiquitos, se realizan fuera de Bolivia, eligiéndose Arica por su vinculación histórica con Potosí en la llamada Ruta de la Plata, que involucra igualmente a Perú, dentro de cuyo virreinato se desarrolló históricamente esta gran comunicación de bienes materiales, espirituales y culturales. Esta vez se eligió como tema Migraciones y rutas del Barroco. Patrimonio Tangible-Intangible-América Europa. Participaron en el encuentro especialistas de México, Venezuela, Perú, Bolivia, Argentina, Colombia, Brasil, Canadá, España, Italia y Suiza. A continuación algunos párrafos seleccionados de la conferencia inaugural pronunciada por el R. P. Gabriel Guarda, OSB, el martes 14 de mayo.

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HUMANITAS Nº 71 pp. 632 - 639


Imagen usada en el VII Encuentro Internacional sobre Barroco. Migraciones & Rutas. Arica y Parinacota, Chile, realizado en mayo de 2013.

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Mapa de América meridional con indicación de las misiones.

Europa y el Nuevo Mundo “Este es un intento por abordar, a rasgos generales, el tema principal de este Encuentro, Migraciones y Rutas del Barroco, Patrimonio tangible e intangible América-Europa: aquel momento artístico y los cauces culturales que, mezclados en medio de un complejo universo de bienes de toda índole, unen a Europa y el Nuevo Mundo a lo largo de nuestros siglos llamados coloniales. Es en ellos donde transita este gran momento artístico de Occidente que es el arte barroco.”

El influjo italiano “Cuna de todas las manifestaciones culturales y artísticas del momento, su influencia en estos campos se extiende por igual a todas las monarquías europeas y, por cierto, a España. En todas partes su influencia es interpretada, manifestándose en la península en las refinadas expresiones del Plateresco. No debe olvidarse que desde el punto de vista político, fruto del gobierno imperial de Carlos V, la cercanía de España respecto a Italia es estrecha y esta se extenderá a lo largo de todos los reinados de los miembros de la Casa de Austria como, en seguida, a los de la de Borbón.”

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San Carlos Borromeo y Trento “San Carlos Borromeo es uno de los actores más destacados del Concilio de Trento y figura insigne en la aplicación de las reformas emanadas de aquel sínodo. (…) Su principal objetivo es interpretar y aplicar los decretos conciliares en la arquitectura sacra en cuerpos orgánicos para guía de obispos, clero y artistas. De manera pragmática y clara promueve la adaptación de la arquitectura religiosa a las necesidades litúrgicas, desde el diseño de la planta a los menores detalles de su alzado. Base de las primeras grandes obras del barroco, recomienda la construcción de iglesias de planta de “cruz oblonga”, orientada, de tres o cinco naves, la elevación del suelo en las capillas interiores, su capacidad y comodidad, sugiriendo un codo y ocho pulgadas cuadradas por feligrés, previendo un margen para celebraciones especiales. Dedica párrafos especiales a las fachadas, frontispicios, atrios, pórticos y techos, que sugiere sean artesonados, a ejemplo de las antiguas basílicas; no escapan a su interés el pavimento, las puertas, las ventanas, y las gradas, ni la distancia entre los

Planta de la Catedral de Toledo. La primera que crea el modo español de altar y coro.

balaustres del comulgatorio, suficiente para que no entren los perros a tan sagrado recinto. Dedica apartados a las capillas mayores y laterales, altares, relicarios, pinturas e imágenes, lámparas, baptisterios, púlpitos y ambones, campanarios y sacristías; en fin, se extiende en el programa completo para la construcción de monasterios de monjas y la forma y orden que deben tener sus diferentes partes”.

Andrea Palladio y otros maestros “Andrea Palladio, Sebastián Serlio y demás autoridades son conocidos y usados en Indias: aun en 1746, cuando los jesuitas Pedro Vogl y Juan Hagen proyectan la construcción de la nueva catedral de Santiago de Chile –la anterior, consagrada en 1687, había quedado inutilizada en el terremoto de 1730–, discuten la proporción de los arcos citando las variantes ofrecidas por los tratados de Vignola, Palladio y Scamozi. “Una tercera –o cuarta– presencia de Italia en la transmisión de su arte, específicamente, su arquitectura, la ofrecen las hermosas guías de Roma, ediciones que hoy llamaríamos de bolsillo, con ilustraciones de las principales iglesias y monumentos de la Urbe”.

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Comunicaciones terrestres: Ruta de la Plata

San Sebastián. Iglesia de Los Andes, Chile. Escuela Barroca-Bávara. S. XVIII

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“Transportado todo a lomo de mula, se tejen a través de la geografía virreinal unas lentas caravanas que, como hormigas, conectan los puntos de extracción con los de embarque y destino. Las haciendas de la zona central de Chile, junto con las de Coquimbo, fueron grandes abastecedoras de estos animales, cuya robusta naturaleza no estaba exenta de los riesgos de pestes, accidentes o a las veleidades de un sinfín de compañías de arrieros. Una importante variante de esta ruta es la hoy llamada de las Misiones, compuesta por pequeños poblados cuyos cultivos permitían el sustento de las caravanas de hombres y de bestias, proporcionando todos los servicios posibles; cada pueblo construyó su capilla bajo el patrocinio de la santísima Virgen María o celebridades del santoral, cuyas fiestas convocaban habitantes y peregrinos, constituyendo hasta hoy un continuum, herencia patrimonial viva, tangible e intangible, centro de las más interesantes intervenciones de técnicos, pobladores, especialistas, restauradores y científicos. “Completamente diferente por su carga, punto de partida y destino, se trazan en el virreinato del Perú ciertas rutas, llamémoslas, de arte –precisamente barroco–, cuyos principales puntos de partida lo constituyen los centros de Cuzco y Charcas, para la exportación de pinturas, y Quito, para esculturas. Todas las iglesias, conventos, oratorios privados y casonas de la región encargan tales piezas y se revisten con gran uniformidad de estos objetos, cuyo embalaje, transporte y feliz arribo a sus destinos constituye otra admirable realidad dentro de una época pretécnica”


España, desde Sevilla “Desde su carácter de puerto de embarque, sede de la Casa de la Contratación de Las Indias, más todas las instancias derivadas de este hecho, América es dependiente de Sevilla, mejor aún, de Andalucía –estas sedes se trasladarán en determinado momento a Cádiz–, hasta llegar a sospecharse que la espera de la gente de otros reinos de la península en Sevilla, los ‘contagió’ con su potente sello. América es un campo de expansión, de divulgación de los elementos artísticos característicos del sur de la península, sobre todo en materia de arquitectura, incluidas las referencias orientales del arte mudéjar. “En este punto se contó con una obra fundamental que facilitó la traslación de tal estilo y su prolija técnica constructiva. Nos referimos al magistral libro de Diego López de Arenas Carpintería de lo blanco y tratado de alarifes y relojes de Sol, cuya primera edición fue publicada en Sevilla por Luis Estupiñán en 1633. Ante los ojos del lector desfila en ella no solo la nomenclatura de los términos propios de la construcción de ascendencia árabe, sino dibujos de las diferentes formas del corte de maderas, de amplias superficies de taracea, con la mayor variedad de laberínticos juegos geométricos. No hay capilla mayor, artesonado o naves enteras de iglesias indianas que no dependan de esta herencia. Las cubiertas de par y nudillo, las vigas armadas, los tirantes o las triangulaciones cubren nuestra geografía desde California a Chiloé, no pocas veces con prodigios como la capilla del Rosario de Santo Domingo en Puebla o de la iglesia de San Pedro de Andahuailillas en Perú”.

Laberinto a modo de juego de ajedrez de Gaspar Miguel de Berrio.

La Iglesia, desde Sevilla “El vínculo con el nuevo mundo es Sevilla: la Iglesia de Indias depende canónicamente de la Magna Hispalensis y a través de ella, lo primero, de las características de su estructura física, y con ello, el paso a Indias de sus disposiciones para la celebración y sus expresiones artísticas. “En efecto, las Consuetudines de la catedral de Sevilla rigen de inmediato en las sedes metropolitanas –arzobispados de México y Lima– y con ellas en las diócesis sufragáneas, en nuestra área –la ciudad de Los Reyes–, los obispados de Nuevo Reino, Quito, Charcas, Cuzco, Arequipa, Tucumán, Río de la Plata y Chile. “Todos los aspectos del régimen de las catedrales heredados de Sevilla –música, capillas musicales, seises, autos–, son acá determinados por los concilios provinciales siendo el más importante para nuestra área el 3° de Lima, convocado por santo Toribio de Mogrovejo en 1582-1583, con la incorporación de las disposiciones de Trento. De ellos derivará el mundo de manifestaciones culturales y artísticas del continente, que por esta vía se manifiesta fuertemente dependiente de la misión evangelizadora de la Iglesia.

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Las órdenes religiosas

Fachada de la iglesia de La Compañía de Jesús. Cusco, Perú.

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GENTILEZA DE AMAYA IRARRÁZAVAL

“Las órdenes religiosas ocupan un papel central: cada una es transmisora de determinados modelos y estilos. Piénsese, previas a la recepción del barroco, en las capillas góticas de dominicos y agustinos esparcidas en México, los atrios, las capillas posas, las capillas abiertas, torres y espadañas y se tendrá una idea de la magnitud de su influencia en el campo del arte. Papel especial representa la Compañía de Jesús, fruto de excelencia de la reforma católica, y contemporáneo al Concilio de Trento; se comprenden sus potentes manifestaciones en el campo que nos ocupa con iglesias como la Profesa en México, San Pedro en Lima o la Compañía en Cuzco, entre tantas otras”.


Talleres jesuitas de Calera de Tango

Expositorio del Sagrado Corazón. Taller jesuita de Calera de Tango. Barroco-Bávaro.

“Llega a Chile el Padre Carlos Haimbhausen, quien, en 1741, con motivo de su viaje como procurador a Roma, organiza una expedición de 37 padres y hermanos coadjutores especializados en diversas artes, trayendo consigo 386 cajones, incluidos cuatro órganos, con todo lo cual se crea un taller en la hacienda Calera de Tango. Su producción se caracterizará por la introducción de las formas del barroco bávaro en valiosas piezas de platería y muebles. El diseño de retablos de un cuerpo y una calle, del género pórtico, tendrá tal acogida que, con las variantes del neoclasicismo, perdurará en iglesias y capillas de campo a lo largo de todo el siglo XIX. Toda la platería de la Catedral de Santiago, heredera de las preseas de la iglesia de San Miguel, después de la expulsión de la orden en 1767, pertenece a esta tipología y representa una excepción entre las manifestaciones del barroco en Indias”.

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NOTAS En un contexto multiculturalista

Las dificultades que el educador debe superar Por Carlo Card. Caffarra

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n un encuentro con padres y apoderados de su arquidiócesis, el arzobispo de Bolonia, Card. Carlo Caffarra, planteó las siguientes consideraciones frente al desafío que supone para la educación un contexto “multiculturalista”. Podemos decir que, en una primera aproximación, multiculturalismo significa coexistencia de diversas culturas en un mismo territorio; pero esta definición descriptiva ha ido transformándose de mano en mano hasta llegar a ser una ideología propiamente tal. La ideología del multiculturalismo considera que no existen criterios para medir la verdad y la bondad de los diversos discursos y de las diversas culturas: la monogamia tiene el mismo valor que la poligamia por cuanto cada una de las dos constituye parte de culturas distintas; la igualdad o desigualdad entre el hombre y la mujer en cuanto a su dignidad no se pueden evaluar en conformidad con un criterio universalmente válido. Y así sucesivamente podrían proseguir los ejemplos.

I. La primera y más grave dificultad con la cual puede encontrarse hoy el educador es la incertidumbre en cuanto al proyecto de vida que desea transmitir en el proceso educativo. Es como si el educador llevase cosido en su espalda un cartel con estas palabras: “No me sigan porque he perdido el camino”. Para comprender el peso específico, por así decir, de esta dificultad, debemos tener presentes algunos supuestos previos. Lo que pide la persona que ha llegado a este mundo, aun cuando no sea explícitamente, es

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ser introducida en la realidad. ¿Qué significa para una persona humana ser introducida en la realidad? Fundamentalmente, dos cosas inmediatamente: (a) [ser introducidos a] relacionarse con las demás personas mediante el uso progresivo de la propia libertad; (b) [ser introducidos a] ver, comprender cada realidad, comenzando por las demás personas en su verdad. Si la persona que ha llegado a este mundo se vuelve capaz de tener y de construir relaciones verdaderas y justas, es introducida en la realidad. HUMANITAS Nº 71 pp. 640 - 649


Pero hay algo más profundo. La nueva persona tiene relaciones con su madre y su padre, con otras personas humanas, de manera que entra en un proceso de humanización cada vez mayor de su persona (crece en humanidad) mediante aquellos “bienes para el hombre” que realizan el “bien de la persona”. Piensen ustedes en el bien que repre s ent a para el hombre la instrucción, por dar solo un ejemplo. Ahora bien, gradualmente, pero cada vez con mayor claridad, en este proceso de humanización de sí misma, la persona apunta hacia una meta, es guiada por el deseo de alcanzar un objetivo que considera sumamente importante para constituir el sentido, es decir, la dirección fundamental de su vida. Puede ser el éxito o el reconocimiento social, como puede ser el deseo de dedicar su vida a los demás. Es esta “dirección fundamental” lo que diseña el rostro espiritual de cada persona: la beata Teresa de Calcuta no es Hitler, porque la dirección fundamental de una y otro van en sentido contrario. Si, como espero, he logrado ser claro, podemos expresar el todo diciendo: la persona humana no entra en la realidad movida simplemente por sus inclinaciones espontáneas, sino en conformidad con un proyecto de vida. Proyecto de vida significa: capacidad de construir relaciones con los demás (a); en conformidad con una dirección (= una manera de pensar

y evaluar) fundamental (b). Ha st a c ier t a edad, la persona ne c e sit a ay uda para proyectar su vida dentro de la realidad en la cual fue puesta al momento de nacer. La educación es precisamente esto: ser guiados a proyectar la propia vida. Se comprende de inmediato que el educador no puede ser guía si vive en la incertidumbre acerca de las respuestas a las preguntas fundamentales de la vida, es decir, si considera que, en el fondo de la pregunta “¿Cuál es el verdadero proyecto de la vida?”, se pueden dar respuestas contrarias entre sí sin que la razón sea capaz de dirimir la cuestión de la verdad. En una palabra, el educador no puede estar vacilante. Se ofrecería como guía sin conocer el camino. Ahora bien, personalmente considero que hoy, por motivos muy diversos y complejos, el educador puede ser acechado por la incertidumbre en cuanto a cuál proyecto de vida transmitir. ¿Cómo movernos en semejante condición? Son posibles al menos dos respuestas. La primera: nada propongo en la incertidumbre, salvo –obviamente– las reglas imprescindibles del comportamiento social. Cuando la persona haya alcanzado la madurez, hará sus elecciones. Constituye de hecho la abdicación ante la propia responsabilidad educativa. Este camino de salida es bastante peligroso para la persona que pide y debe ser educada.

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Mientras más entra en el mundo, tanto más se ideología propiamente tal. La ideología del multiculturalismo conencuentra en confrontación con múltiples visiones –interpretaciones– de la realidad. Y por sidera que no existen criterios para medir la consiguiente estará obligada a juzgar, evaluar, verdad y la bondad de los diversos discursos y de las diversas culturas: la monogamia tiene hacer elecciones. Careciendo de un criterio, no habiendo el mismo valor que la poligamia por cuanto entrado al mundo con una identidad propia, cada una de las dos forma parte de culturas con un rostro propio, será inevitablemente distintas; la igualdad o desigualdad entre el incapaz de elegir libremente y será sometida hombre y la mujer en cuanto a su dignidad no se pueden evaluar en conformidad con al poder de turno. La segunda: en la incertidumbre, me radico un criterio universalmente válido. Y así suy me baso en la tradición que de generación en cesivamente podrían proseguir los ejemplos. Esta ideología puede tegeneración ha llegado hasta ner efectos espirituales muy nosotros. Cada uno de nosonegativos. Puede conducir tros nace en un mundo que El educador, en sustancia, gradualmente a considerar nos ha sido transmitido, denpuede pensar que por que no existe una verdad tro de una morada que otros encontrarnos, como susceptible de compartirse nos han edificado. Nuestra estamos, dentro de un universalmente acerca de lo casa, también en este sentido, proceso histórico, solo que es bien/mal de la persoha sido edificada por la fe falta tomar conciencia del na. Es la insignificancia de la cristiana. Para permanecer en mismo. Y esto es verdad, pregunta ética. su interior no es necesaria la es un acto de sabiduría Puede, por consiguiente, fe, ya que estamos hablando educativa. ¿Cómo tomar conducir gradualmente a de una cultura. conciencia? este es el un alejamiento de la propia Salir de ella sin saber desafío educativo. identidad cultural, juzgando adónde ir no puede sino exque en definitiva esta siemponernos a cada ventisca, a cada tempestad. Quien sale de su casa, debe pre y comoquiera implica intolerancia. Y se ya tener otra. En la incertidumbre, permanezco puede llegar hasta aquello que Benedicto XVI ha llamado odio a uno mismo y a la propia donde ahora resido. identidad cultural. No voy más allá en la presentación del II. Existe luego una segunda dificultad sobre la cual desearía llamar la atención de proceso histórico del multiculturalismo. No ustedes, y que nace de una situación, más bien es este el tema de nuestra reflexión. Ahora nos un proceso histórico del cual somos al mismo interesa ver de qué manera es relevante hoy en el acto educativo. tiempo espectadores y actores. El educador, en sustancia, puede pensar Partamos de la situación o proceso históque por encontrarnos, como estamos, dentro rico. Este es designado normalmente con la palabra “multiculturalismo”. Podemos decir de un proceso histórico, solo falta tomar conque, en una primera aproximación, multicul- ciencia del mismo. Y esto es verdad, es un acto turalismo significa coexistencia de diversas de sabiduría educativa. ¿Cómo tomar conciencia? Este es el desafío culturas en un mismo territorio; pero esta definición descriptiva ha ido transformán- educativo. Hay dos respuestas posibles. La primera: aceptando en sus dogmas dose de mano en mano hasta llegar a ser una

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fundamentales la ideología multiculturalista. Existe un sentido del color, que me permite Esto implica, en el plano educativo, negarse distinguir los colores y ver: el sentido de la a construir identidades fuertes en el proceso vista, cuyo órgano es el ojo. Existe un sentido educativo, contentándose en cambio con cons- del sonido, que me permite distinguir los sonitruir identidades débiles. Esto implica margi- dos y escuchar: el sentido de la audición, cuyo nar progresivamente la relación educativa de órgano es el oído. Existe un “sentido de lo humano”, que la pasión por conocer la verdad acerca del bien de la persona, y por lo tanto de la pasión por la me permite distinguir entre lo humano y lo libertad entendida como sumisión únicamen- inhumano: conforme o contrario a lo que es te al juicio de la recta razón. Esto implica, por propiamente humano. Y el órgano es aquello último, educar solamente para la tolerancia, que la gran tradición greco-cristiana llamó la entendida –y ruego a ustedes en esto prestar razón práctica, que en su ejercicio llega hasta el juicio de la conciencia moral. atención– no como respeto Educar en el sentido de incondicional por el otro, lo humano significa educar independientemente de cuál Esto implica educar en este elevado ejercicio de sea su visión del mundo, sino solamente para la nuestra razón, impregnado como neutralidad indiferente tolerancia, entendida también de afectividad. No ante visiones opuestas del no como respeto tengan miedo de decir: esto mundo. Me atrevería a decir: incondicional por el otro, está bien, esto está mal; esto es si un educador hace suya esta independientemente de cuál verdadero, esto es falso. No me ideología, no puede generar sea su visión del mundo, refiero a aspectos secundarios personas verdaderas y libres. sino como neutralidad de la vida, sino a aquellos funLa segunda: tomando indiferente ante visiones damentales. conciencia del proceso hisopuestas del mundo. Es un gran desafío hoy la tórico, el educador parte de educación, como ven ustedes. algunos supuestos previos. Toda cultura es expresión de la persona Debe enfrentarse con procesos históricos granhumana y por lo tanto, más allá de toda diosos e imponentes. diversidad, siempre hay un hecho común: la persona humana. 3. Concluyo. Hemos tomado conciencia De lo anterior se desprende que la persona de dos de las dificultades más graves que hoy humana y el reconocimiento de sus bienes debe enfrentar el educador: la incertidumbre fundamentales constituyen el verdadero cri- acerca del proyecto educativo y el proceso terio de evaluación. histórico del multiculturalismo. He procurado Partiendo de este punto de vista, el educa- indicarles algunos caminos para enfrentarlas. dor ayuda a quienes le son confiados a crecer Quizás el todo haya parecido a ustedes muy en su humanidad, en su identidad de personas alejado de su práctica educativa cotidiana. verdaderas y libres, en conformidad con aque- No es así. Cuando se viven grandes procesos lla cultura en la cual fuimos colocados en el históricos, muy a menudo no nos percatamos momento de nuestro nacimiento. Mientras más plenamente de los mismos. Es una especie de eduquemos personas en el “sentido de lo huma- ambiente espiritual que respiramos. no”, tanto más serán ellas capaces de tener un Nuestros muchachos viven un giro de la verdadero diálogo con cada uno de los demás. historia; su vida de adultos será profunda¿Qué significa “sentido de lo humano”? mente distinta de la nuestra.

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Un método formativo para hoy y la experiencia en Chile Por Alfonso López Quintás

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xiste actualmente gran preocupación en numerosos países por el estado de “emergencia educativa” en que se hallan. De ordinario, esta expresión alude a la falta de los conocimientos debidos por parte de las nuevas generaciones. Más grave, a mi entender, es la situación de emergencia o de colapso en cuanto al modo de pensar.

Situación de desconcierto Si en un examen de filosofía contemporánea, un alumno ignora que Max Scheler y Nicolai Hartmann escribieron sendos tratados de ética, carece de los conocimientos necesarios. Si piensa que la libertad y las normas se oponen siempre, no sabe pensar con la necesaria precisión. Este no es un fallo meramente académico; afecta a la vida personal del alumno: la desconcierta y bloquea. Un joven centroeuropeo escribió, desolado, al renombrado teólogo Karl Rahner: “Mis amigos y yo nos lanzamos febrilmente en busca de la felicidad, y ahora nos vemos convertidos en carne de hospital. ¿Podría usted decirme qué es eso de la felicidad?”. Rahner se limitó a decirle que no debía pretender una felicidad demasiado grande. Haría bien en contentarse con la felicidad sencilla que anhelaron sus padres y sus abuelos1. No consiguió desbloquear al pobre chico. Un joven de diecisiete años confesó en un programa televisivo lo siguiente: “Hasta hace poco yo era totalmente feliz: amaba

a mi madre –con la que vivo–, adoraba a mi novia, me encantaba mi carrera. Pero un mal día me entregué al juego de azar y me convertí en un adicto, un ludópata. Desde entonces, ni mi madre, ni mi novia, ni mi carrera me interesan nada. Solo me interesa una cosa: seguir jugando. Y lo que más rabia me da es que todo esto lo hice libremente. Y ahora me veo convertido en un esclavo”. Aunque su tono fue de inmensa tristeza, el director del programa no le dijo una palabra de orientación; renunció a ser guía. Numerosas anécdotas afines nos permiten concluir que hoy reina el desconcierto en muchas mentes y faltan líderes que, con una palabra acertada, las iluminen y orienten. La desmotivación en los profesores crece de día en día y les lleva a confesar, con frecuencia, que “no saben qué hacer con los jóvenes”. ¿Es posible superar este pesimismo destructor? Largos años de estudio, cursos y conferencias me llevaron a la convicción de que sí lo es, pero no mediante el simple cambio de planes de estudio, sino con un método adecuado. Por mi parte ofrezco el siguiente, tras comprobar largamente su eficacia.

El método del descubrimiento Debemos comenzar por una experiencia básica: la necesidad de crecer. Crecer es ley de vida. Para crecer no me basta ejercitar mis potencias: moverme libremente, andar, hablar, manejar objetos… Necesito recibir posibilidades del entorno, al que me hallo vinculado de raíz, a fin

1 Cf. K. Rahner: Tengo un problema. K. Rahner responde a los jóvenes, Sal Terrae, Santander 1984, págs. 12-14.

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de actuar con eficacia y con sentido. El sentido lo adquiero jugando. Jugar –entendido en sentido filosófico preciso– significa recibir posibilidades para crear con ellas algo nuevo valioso: jugadas, en los juegos de mesa y en el deporte –cuya meta es dominar el campo adversario–; formas, en el arte, para “engendrar obras en la belleza” (como indicaba Platón); escenas, en el teatro, destinadas a mostrar la “intrahistoria” de unos personajes2. Paso del nivel 1 al nivel 2. Uno de los juegos que podemos realizar es, por ejemplo, el ajedrez. Para jugar necesito un tablero. Tomo una tabla cuadrada. Es mía, puedo hacer con ella lo que quiero. A este nivel de mi vida en el que dispongo de objetos y los pongo a mi servicio vamos a llamarle nivel 1. Ese dominio no me satisface, pues para crecer como persona necesito actuar de forma creativa. La creatividad comienza cuando asumo activamente posibilidades para generar algo nuevo dotado de cierto valor. Para actuar creativamente pinto, en la tabla, unos cuadraditos en blanco y negro, y la transformo en tablero. He transformado la tabla, y ahora debo transformar mi conducta respecto al tablero. En vez de poseerlo y dominarlo, debo obedecerle, por ser el cauce del juego que voy a realizar conforme al reglamento. Justo cuando renuncio a mi libertad primera –la libertad de maniobra–, adquiero un tipo superior de libertad, la libertad para crear una forma de juego. Al moverme con esta libertad creativa entre realidades abiertas –que, como el tablero, me ofrecen posibilidades para crecer–, me hallo en el nivel 2. Subir del nivel 1 al nivel 2 es decisivo en la vida humana. La experiencia del poema. Dentro del nivel 2, puedo elevarme a un plano todavía superior al del ajedrez. Alguien me regala un folio en el que se ha escrito un poema. Con el papel puedo hacer lo que quiera. Con el poema, no. He de asumir activamente las posibilidades que me ofrece para declamarlo y darle vida. Mi declamación es libre, pero con libertad creativa,

Alfonso López Quintás.

vinculada a las condiciones del poema. El poema me inspira, guía e impulsa; yo lo configuro a él. Me siento llevado por él, pero soy yo quien le da un cuerpo sonoro. Los dos colaboramos por igual. De aquí se deduce que, si deseamos crecer, debemos renunciar en alguna medida a la libertad de maniobra –capacidad de actuar conforme a nuestros gustos–, y adquirir un modo de libertad creativa o libertad interior, que nos permite ser creativos precisamente cuando obedecemos a las realidades valiosas que nos otorgan posibilidades. Las experiencias reversibles. Acabamos de descubrir, por nosotros mismos, un tipo superior de experiencias: las experiencias reversibles, o bidireccionales. De ellas depende nuestro crecimiento personal, pues en ellas aprendemos a ser creativos, al aceptar el hecho de que debemos ser receptivos y activos a la vez. Gracias a esta doble condición, podemos dar vida a obras literarias y musicales y unirnos a ellas con un modo de unión superior a las formas superficiales de unión propias del nivel 1. De nuevo observamos que solo al obedecer a algo valioso crecemos como personas. Vislumbramos ya el secreto de la vida personal, lo que podemos llamar la “lógica de la vida creativa”:

2 Véase mi Estética de la Creatividad, Rialp, Madrid 1998, 3ª ed., págs. 33-183

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Trabajo en Chile del Profesor Alfonso López Quintás y Teen STAR

El Programa Teen STAR, cuyo objetivo es formar personas íntegras, capaces de conocerse a sí mismas para actuar libre y responsablemente, ha incorporado en su currículum parte del método formativo desarrollado por el profesor López Quintás. Con él, los jóvenes descubren a través de una secuencia pedagógica el proceso de desarrollo del ser humano que conduce a una vida plena. Esta interacción ha tenido entre sus frutos la elaboración del libro «El logro de la plenitud personal», de Alfonso López Quintás, que se publicó en julio de este año. En él el autor nos muestra, a través de sus quince capítulos, cómo podemos lograr el ideal de la unidad, superando las dificultades que frecuentemente encontramos hoy día para ello. Los buenos educadores son personas capaces de acompañar a otras personas a descubrirse a sí mismas, para que logren ser quienes estamos llamados a ser. Durante este proceso de acompañamiento se produce un encuentro personal. La experiencia del encuentro ha hecho comprender a los monitores Teen STAR la importancia de la reciprocidad en toda relación humana. Siguiendo la línea formativa del Prof. López Quintás, se reconoce el encuentro como parte fundamental de la relación comunitaria que permite al hombre alcanzar el ideal de la unidad. Actualmente en Chile se han formado más de 5.000 monitores Teen STAR, quienes han podido acceder a esta escuela de pensamiento. Ellos se distribuyen a lo largo de todo Chile y están presentes en todo ámbito de nuestra realidad nacional. PILAR VIGIL Directora de Teen Start obedecemos a lo que nos perfecciona sin ser coaccionados, sino movidos por la necesidad de crecer y perfeccionarnos. El descubrimiento del encuentro y el ideal de la vida. Al entrar en el campo de estas experiencias reversibles, descubro rápidamente la forma más alta: el encuentro, que es la unión estrecha de dos personas deseosas de crear un estado de enriquecimiento mutuo. La experiencia me dice que también aquí tengo que obedecer si quiero crecer. Efectivamente, el encuentro me pone como condición para darse que sea generoso, veraz, fiel, cordial, comunicativo, participativo… Si cumplo estas condiciones y tengo la suerte de que otra persona adopte esta misma actitud, tiene lugar el encuentro. Y, con

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él, vienen sus frutos: nos da energía interior, luz para conocer, alegría, entusiasmo, plenitud, felicidad. Al darme cuenta de que, incluso en momentos penosos, me basta encontrarme de verdad para tener alegría y ser feliz, concluyo que el valor más grande de mi vida –o sea, la fuente más copiosa de posibilidades de crecer– es el encuentro. Acabo de descubrir el ideal de mi vida, que es el ideal de la unidad –del amor auténtico–, que va unido de raíz al ideal de la bondad, la verdad, la justicia, la belleza. Me hallo en el momento decisivo de mi desarrollo personal, pues del ideal depende todo en mi existencia. La asombrosa capacidad transformadora del ideal de la unidad. Este ideal no es una mera idea;


es una idea motriz, dinamizadora. Si elegimos siempre en virtud del ideal de la unidad –no de nuestras apetencias–, este ideal orienta nuestras acciones y nos impulsa hacia la plenitud personal. Tal plenitud queda de manifiesto cuando alguien es capaz de afirmar, con la seriedad de las decisiones fuertes, que “el bien hay que hacerlo siempre; el mal, nunca”, “lo justo, siempre; lo injusto, nunca”… Al convertir el ideal de la unidad –entendido en toda su amplitud– en un principio interno de acción, nos situamos en el nivel 3, que es la cumbre de la vida ética. Entonces experimentamos varias transfiguraciones, que cambian nuestro modo de pensar y de actuar, y nos dan un toque de excelencia: La “libertad de maniobra” se transforma en “libertad creativa” o “libertad interior”. La vida anodina se colma de sentido. La vida pasiva se vuelve creativa. La vida cerrada se torna abierta, creadora de relaciones. El lenguaje pasa de ser mero medio de comunicación a ser vehículo viviente del encuentro. La vida temeraria –entregada al vértigo– se torna prudente, inspirada por el ideal de la unidad. La entrega al frenesí de la pasión se trueca en amor personal.

La eficacia de este método Esta múltiple transfiguración que experimentamos al descubrir el ideal y optar por él nos dispone para realizar dos tareas decisivas: 1) anular las causas que bloquean el proceso de crecimiento personal, 2) superar los malentendidos provocados por la falta de un pensamiento riguroso. Si se demuestra esta eficacia, queda patente que el método empleado es el

adecuado para la situación actual. 1. Superación de fallos Superamos la emergencia cualitativa en cuanto, al descubrir las experiencias reversibles, el encuentro y el ideal de la unidad, descubrimos la lógica propia de los niveles 1, 2 y 3, y aprendemos a pensar de forma adecuada a los diversos modos de realidad. Al pensar de forma precisa, podemos superar mil prejuicios y malentendidos, y neutralizar el poder destructivo de la manipulación y las diversas adicciones patológicas3. Nos preparamos, con ello, para “dar la batalla de las ideas”, en el sentido más positivo y eficaz de la expresión. Sabemos que cualquier tipo de confrontación está medio perdida si se la plantea en terreno adversario. Para mi proyecto formativo, el contrincante a batir es la confusión de ideas, la tergiversación del lenguaje, la manipulación de los razonamientos. Por eso concede primacía al arte de pensar y expresarse con la máxima precisión. Es la única forma segura de superar la situación de emergencia provocada por la voluntad de dominar las mentes a todo precio. Evitamos el “reduccionismo”, pues, al ir subiendo de nivel, sentimos que se enriquece nuestra vida –sus conceptos, su capacidad creativa, su sentido…–; no buscamos el goce sino el gozo; no nos contentamos con la vecindad, sino buscamos el encuentro; no pretendemos solo nuestro bien, sino que procuramos la felicidad de los demás. Descubrimos, por propia experiencia, que el encuentro es el valor supremo, por ser un estado de enriquecimiento mutuo, y empezamos a entrever la grandeza asombrosa de la unidad en la vida humana. Al adentrarnos en la ciencia actual, nos ve-

3 Lo explico en mis obras La tolerancia y la manipulación (Rialp, Madrid), Vértigo y éxtasis (Rialp, Madrid).

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mos impactados por la importancia de la unidad –vinculada de raíz a la enigmática categoría de relación– en todo el universo. Ya vemos que, al subir de nivel, ascendemos a lo mejor de nosotros mismos, lo más exigente y gratificante. ¿Cómo vamos a querer reducir todo aquello que nos lleva a pleno logro? Nos vacunamos contra el reduccionismo y nos abrimos, ansiosos y confiados, a las inmensas posibilidades que nos ofrece la vida. Neutralizamos la tendencia al subjetivismo relativista, ya que, al desarrollarnos mediante el ejercicio de las experiencias reversibles, descubrimos que lo equilibrado es pensar de modo relacional. Al hacerlo, vinculamos en una experiencia reversible el sujeto y el objeto; el sujeto, visto como realidad abierta a cuanto le rodea, y el objeto, realidad que el sujeto puede convertir en realidad abierta cuando lo asume en un proyecto propio y lo descubre como fuente de posibilidades. En la vida estética, por ejemplo, asumo las posibilidades que me otorga una realidad artística –que es más que un mero objeto– y le ofrezco mi capacidad de configurarla, dándole vida al otorgarle un cuerpo sonoro. Por ello, lo importante no es el sujeto solo ni el objeto solo, sino ambos unidos y enriquecidos mutuamente. Lo importante no eres solo tú, lo importante no soy solo yo; lo decisivo es lo que sucede “entre” tú y yo: he aquí el inspirado lema de la mejor filosofía dialógica4. A medida que perfeccionamos nuestra vida, la llenamos de sentido y superamos la tentación del nihilismo. Al elegir en virtud del ideal de la unidad y confirmar en todo momento su fecundidad, sentimos que en él radica nuestra verdad como personas, y no tenemos otro empeño que vivir en ella, de ella y para ella. Al crear más y más interrela-

ciones valiosas, notamos que nuestra vida adquiere una densidad inquebrantable, capaz de hacer frente a las perplejidades intelectuales y espirituales de un pensamiento débil. Nuestra seguridad interior crece en cuanto ganamos capacidad de crear relaciones valiosas, que dan lugar a realidades de alto rango ontológico. Vinculamos en su raíz la razón y la fe, por cuanto el pensamiento relacional descubre que nuestra capacidad de conocer se acrecienta a medida que transfiguramos nuestras actitudes. De este modo penetramos más y más en las realidades que Gabriel Marcel denomina “misteriosas”, realidades que solo podemos conocer cuando ellas se nos revelan y nosotros acogemos activamente esa revelación. Esta forma de valioso conocimiento reversible recibe, en la filosofía actual, la denominación de “conocimiento en fe”. Es un conocimiento por vía de encuentro, cada día más valorado en antropología y en estética. La fe humana, profundamente comprendida y vivida, nos prepara para vivir la fe sobrenatural y dar razón, en buena medida, de ella y valorarla inmensamente. Estamos en la alta cota del nivel 4. El lector avisado habrá advertido que son justamente los cuatro fallos antedichos los que dan origen, según Benedicto XVI, a la quiebra cultural de nuestra época. 2. Desbloqueo de las mentes y la capacidad creativa Superados estos fallos radicales, logramos desbloquear las mentes y abrirlas a la creatividad en todos los órdenes. Lo confirma la experiencia: Si alguien me dice que la libertad y las normas se oponen, le respondo a la luz de lo antedicho: «En el nivel 1, sí; en el nivel 2

4 Véase Martin Buber: Qué es el hombre, Fondo de cultura económica, México, 1954, 3ª ed., págs. 150-155.

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sucede todo lo contrario: se complementan y enriquecen». Con ello nos abrimos al mundo de la creatividad, propio del nivel 2, y al de los valores, que llegan a su plenitud en el nivel 3. Para defender una ley abortista, un ministro de justicia escribió: “La mujer tiene un cuerpo y hay que darle libertad para disponer de cuanto en él acontezca”. Para neutralizar esta afirmación basta decir que confunde los niveles 1 y 2. Lo que afirma es cierto en el nivel 1, pero falso en el nivel 2. Según la antropología filosófica actual más cualificada, la mujer y el varón no tenemos cuerpo; somos corpóreos; el verbo tener solo puede usarse en el nivel 1; el ser humano –cuerpo, psique y espíritu– integra los niveles 1 y 2. Por eso no cabe hablar de la libertad, en general, porque es obvio que existen varias formas de libertad. El ministro se refería a la libertad de maniobra, que es la más elemental, por ser propia del nivel 1. Y dejaba de lado, injustamente, la libertad creativa, que surge en el nivel 2. En un telediario se comunicó lo siguiente: “Janis Joplin murió de una sobredosis; fue una joven absolutamente libre”. El joven que haya seguido el método del descubrimiento no se deja seducir por el tipo de manipulación que late en esta forma de dar la noticia. Sabe que la adicción a la droga, como al juego, el alcohol, la velocidad…, constituye un vértigo, que nos seduce y fascina, por tanto nos arrastra y nos despoja de la libertad creativa. Considerar que es absolutamente libre quien se entrega a un proceso que promete todo al principio, no exige nada y lo quita todo al final es un contrasentido. En su Diario íntimo, Unamuno nos hace esta confesión: «Soy un terrible egoísta. Ya no

volveré a gozar de alegría. Lo preveo. Me queda la tristeza por lote mientras viva»5. Un joven bien formado sabe que el egoísmo provoca la entrega al proceso de vértigo, cuya tercera fase es la tristeza6. Ello le permite descubrir la relación entre egoísmo y tristeza, y explicar mil fenómenos de la vida diaria. Por falta de espacio para exponer múltiples casos que muestran la eficacia del método propuesto, me limitaré a indicar una regla de oro que de él se deriva: antes de enseñar a niños y jóvenes lo que es la ética, la estética y la religión hemos de procurar que se eleven, al menos, al nivel 2, que es donde aprendemos a realizar las transformaciones que dan todo su valor a las experiencias ética, estética y religiosa. Si están instalados en el nivel 1, no pueden entender cuanto se les diga de tales áreas de conocimiento, pues desde un nivel de realidad inferior no se conoce lo que sucede en los niveles superiores. Este método permite descubrir las tácticas arteras de la manipulación y conservar la libertad interior en una sociedad manipuladora. Una exposición amplia y pedagógica de este sugerente tema y, en general, del método de descubrimiento se halla en los tres cursos on line que son impartidos por los colaboradores de la Escuela de Pensamiento y Creatividad y otorgan el título de “Experto universitario en creatividad y valores”. Información en www. epc-online.org A pesar de su extrema brevedad, esta exposición permite colegir que el método ofrecido es sencillamente analítico –no “dogmático”, en sentido de autoritario– y, a la par, contundente, en sentido de claro, preciso y decidido. Su fuerza no procede de la voluntad de imponerse, sino de la coherencia que se deriva de la fidelidad a la realidad, cualidades que generan una sorprendente fecundidad.

5 Cf. O. cit., Alianza Editorial, Madrid 1970, p. 123. 6 Una exposición muy amplia de los procesos de vértigo y de éxtasis se halla en mis obras Inteligencia creativa (BAC, Madrid 42003) y Vértigo y éxtasis. Una clave para superar las adicciones (Rialp Madrid 2006).

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La Palabra del Papa

La negación de la primacía del hombre “La ética lleva a Dios, que está fuera de las categorías del mercado. Para los agentes financieros, económicos y políticos, Dios es incontrolable, inmanejable, incluso peligroso, porque llama al hombre a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud”, señaló S.S. Francisco a un grupo de embajadores reunidos en la Santa Sede.

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eñores Embajadores, la humanidad está viviendo en este momento un giro histórico que podemos ver en los adelantos que se producen en diversos campos. Son de alabar los avances que contribuyen al auténtico bienestar de la humanidad, como, por ejemplo, en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación. Sin embargo, no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo siguen viviendo precariamente el día a día, con consecuencias funestas. Algunas patologías van en aumento, con sus secuelas psicológicas; el miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los así llamados países ricos; la alegría de vivir se va apagando; la falta de respeto y la violencia aumentan; la pobreza es cada vez más patente. Hay que luchar para vivir, y a menudo, para vivir sin dignidad. Una de HUMANITAS Nº 71 pp. 650 - 663

las causas de esta situación, en mi opinión, se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, aceptando su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. De manera que la crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica. ¡La negación de la primacía del hombre! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, 15-34) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica, que reduce al hombre a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor todavía, hoy se considera al ser humano

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De manera que la crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica. ¡La negación de la primacía del hombre! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, 15-34) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y un objetivo verdaderamente humano.

en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte”. Esta deriva se verifica a nivel individual y social. Y, además, se promueve. En este contexto, la solidaridad, que es el tesoro de los pobres, se considera a menudo contraproducente, contraria a la razón financiera y económica. Mientras las ganancias de unos pocos van creciendo exponencialmente, las de la mayoría disminuyen. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los Países de las posibilidades reales de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido

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dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no tiene límites. Tras esta actitud se esconde el rechazo de la ética, el rechazo de Dios. Igual que la solidaridad, también la ética molesta. Se considera contraproducente; demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder; una amenaza, porque condena la manipulación y la degradación de la persona. Porque la ética lleva a Dios, que está fuera de las categorías del mercado. Para los agentes financieros, económicos y políticos, Dios es incontrolable, inmanejable, incluso peligroso, porque llama al hombre a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud. La ética –una ética no ideologizada, naturalmente– permite, en mi opinión, crear un equilibrio y un orden

La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica, que reduce al hombre a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor todavía, hoy se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte”. Esta deriva se verifica a nivel individual y social. Y, además, se promueve.


En este contexto, la solidaridad, que es el tesoro de los pobres, se considera a menudo contraproducente, contraria a la razón financiera y económica. Mientras las ganancias de unos pocos van creciendo exponencialmente, las de la mayoría disminuyen

social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de sus Países a considerar las palabras de San Juan Crisóstomo: “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos” (Homilía sobre Lázaro, 1, 6: PG 48, 992D). Queridos Embajadores, sería conveniente realizar una reforma financiera que fuera ética y, a su vez, que comportara una reforma económica beneficiosa para todos. Esto requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos. Les exhorto a que afronten este reto, con determinación y visión de futuro, teniendo en cuenta, por supuesto, la especificidad de cada contexto. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres; pero el Papa tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. El Papa exhorta a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a la ética en favor del hombre. La Iglesia, por su parte, siempre se esfuerza por el desarrollo integral de las personas. En este sentido, insiste en que el bien común no debe ser un simple añadido, una simple idea secundaria en un programa político. La Iglesia invita a los gobernantes a estar verdaderamen-

te al servicio del bien común de sus pueblos. Exhorta a los poderes financieros a tener en cuenta la ética y la solidaridad. ¿Y por qué no acudir a Dios para que inspire los propios planes? Se formará una nueva mentalidad política y económica que ayudará a transformar la dicotomía absoluta entre la esfera económica y social en una sana convivencia. (Vaticano, 16-V-2013)

Tras esta actitud se esconde el rechazo de la ética, el rechazo de Dios. Igual que la solidaridad, también la ética molesta. Se considera contraproducente; demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder; una amenaza, porque condena la manipulación y la degradación de la persona. Porque la ética lleva a Dios, que está fuera de las categorías del mercado.

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NO ES POSIBLE ENCONTRAR A JESÚS FUERA DE LA IGLESIA “Si queremos ir por la senda de la mundanidad, negociando con el mundo, nunca tendremos el consuelo del Señor”, expresó S.S. Francisco durante la homilía en la Santa Misa con ocasión de la Fiesta de San Jorge.

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a primera lectura de hoy me hace pensar que, precisamente en el momento en que se desencadena la persecución, prorrumpe la pujanza misionera de la Iglesia. Y estos cristianos habían llegado hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y proclamaban la Palabra (cf. Hch 11,19). Tenían este fervor apostólico en sus adentros, y la fe se transmite así. Algunos, de Chipre y de Cirene –no estos, sino otros que se habían hecho cristianos–, una vez llegados a Antioquía, comenzaron a hablar también a los griegos (cf. Hch 11,20). Es un paso más. Y la Iglesia sigue adelante así. ¿De quién es esta iniciativa de hablar a los griegos, algo que no se entendía, porque se predicaba solo a los judíos? Es del Espíritu Santo, Aquel que empujaba más y más, siempre más. Pero en Jerusalén, al oír esto, alguno se puso un poco nervioso y enviaron una Visita Apostólica, enviaron a Bernabé (cf. Hch 11,22). Tal vez podemos decir, con un poco de sentido del humor, que esto es el comienzo teológico de la Congregación para la Doctrina de la Fe: esta Visita Apostólica de Bernabé. Él observó y vio que las cosas iban bien (cf. Hch 11,23). Y así la Iglesia es más Madre, Madre de más hijos, de muchos hijos: se convierte en Madre, Madre, cada vez más Madre, Madre que nos da la fe, la Madre que nos da una identidad. Pero la identidad cristiana no es un carnet de identidad. La identidad cristiana es una pertenencia a la Iglesia, porque todos ellos pertenecían a la Iglesia, a la Iglesia Madre, porque no es posible

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¿De quién es esta iniciativa de hablar a los griegos, algo que no se entendía, porque se predicaba solo a los judíos? Es del Espíritu Santo, Aquel que empujaba más y más, siempre más. En Jerusalén, al oír esto, alguno se puso un poco nervioso y enviaron una Visita Apostólica, enviaron a Bernabé (cf. Hch 11,22). Tal vez podemos decir, con un poco de sentido del humor, que esto es el comienzo teológico de la Congregación para la Doctrina de la Fe: esta Visita Apostólica de Bernabé. Él observó y vio que las cosas iban bien (cf. Hch 11,23). encontrar a Jesús fuera de la Iglesia. El gran Pablo VI decía: Es una dicotomía absurda querer vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin la Iglesia (cf. Exhort. Ap. Evangelii nuntiandi, 16). Y esa Iglesia Madre que nos da a Jesús nos da la identidad, que no es solo un sello: es una pertenencia.


Identidad significa pertenencia. La pertenencia a la Iglesia: ¡qué bello es esto! La tercera idea que me viene a la mente –la primera: prorrumpió la pujanza misionera; la segunda: la Iglesia Madre– es que cuando Bernabé vio aquella multitud –el texto dice: «Y una multitud considerable se adhirió al Señor» (Hch 11,24)–, cuando vio aquella multitud, se alegró. «Al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró» (Hch 11,23). Es la alegría propia del evangelizador. Es, como decía Pablo VI, «la dulce y consoladora alegría de evangelizar» (cf. Exhort. Ap. Evangelii nuntiandi, 80). Y esta alegría comienza con una persecución, con una gran tristeza, y termina con alegría. Y así, la Iglesia va adelante, como dice un santo, entre las persecuciones del mundo y los consuelos del Señor (cf. San Agustín, De civitate Dei, 18,51,2: PL 41,614). Así es la vida de la Iglesia. Si queremos ir por la senda de la mundanidad, negociando con el mundo –como se quiso hacer con los Macabeos, tentados en aquel tiempo–, nunca tendremos el consuelo del Señor. Y si buscamos únicamente el consuelo, será un consuelo superficial, no el del Señor, será un consuelo

Y así la Iglesia es más Madre, Madre de más hijos, de muchos hijos: se convierte en Madre, Madre, cada vez más Madre, Madre que nos da la fe, la Madre que nos da una identidad. La identidad cristiana no es un carnet de identidad. La identidad cristiana es una pertenencia a la Iglesia, porque todos ellos pertenecían a la Iglesia, a la Iglesia Madre, porque no es posible encontrar a Jesús fuera de la Iglesia.

El gran Pablo VI decía: Es una dicotomía absurda querer vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin la Iglesia (cf. Exhort. Ap. Evangelii nuntiandi, 16). Y esa Iglesia Madre que nos da a Jesús nos da la identidad, que no es solo un sello: es una pertenencia. Identidad significa pertenencia. La pertenencia a la Iglesia: ¡qué bello es esto! humano. La Iglesia está siempre entre la Cruz y la Resurrección, entre las persecuciones y los consuelos del Señor. Y este es el camino: quien va por él no se equivoca. Pensemos hoy en la pujanza misionera de la Iglesia: en estos discípulos que salieron de sí mismos para ponerse en camino, y también en los que tuvieron la valentía de anunciar a Jesús a los griegos, algo casi escandaloso por entonces (cf. Hch 11,19-20). Pensemos en la Iglesia Madre que crece, que crece con nuevos hijos, a los que da la identidad de la fe, porque no se puede creer en Jesús sin la Iglesia. Lo dice el mismo Jesús en el Evangelio: «Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas» (cf. Jn 10,26). Si no somos «ovejas de Jesús», la fe no llega; es una fe de agua de rosas, una fe sin sustancia. Y pensemos en la consolación que tuvo Bernabé, que es precisamente «la dulce y consoladora alegría de evangelizar». Y pidamos al Señor esa parresia, ese fervor apostólico que nos impulse a seguir adelante, como hermanos, todos nosotros: ¡adelante! Adelante, llevando el nombre de Jesús en el seno de la Santa Madre Iglesia, como decía San Ignacio, jerarquíca y católica. (Vaticano, 23 IV-2013)

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Los textos inspirados por Dios han sido confiados a la Iglesia de Cristo “Todo lo que se refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura está sometido en última instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar y de interpretar la Palabra de Dios”. Con el recuerdo de esta cita de la Constitución Apostólica Verbum Dei (n. 12), S.S. Francisco se dirigió a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica.

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omo sabemos, las Sagradas Escrituras son el testimonio en forma escrita de la Palabra divina, el memorial canónico que atestigua el evento de la Revelación. La Palabra de Dios, por tanto, precede y excede la Biblia. Por esta razón nuestra fe no tiene en el centro solo un libro, sino una historia de salvación y, sobre todo, a una Persona, Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne. Precisamente porque el horizonte de la Palabra divina abraza y se extiende más allá de la Escritura, para comprenderla adecuadamente es necesaria la constante presencia del Espíritu Santo que «guía toda la verdad» (Jn 16, 13). Es necesario colocarse en la corriente de la gran Tradición que, bajo la asistencia del Espíritu Santo y la guía del Magisterio, ha reconocido los escritos canónicos como Palabra que Dios dirige a su pueblo y jamás ha dejado de meditarlos y de descubrir sus inagotables riquezas. El Concilio Vaticano II lo reafirmó con gran claridad en la Constitución dogmática Dei Verbum: «Porque todo lo que se refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura está sometido en última instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar y de interpretar la Palabra de Dios» (n. 12). Como nos recuerda también la mencionada Constitución conciliar, existe una unidad inseparable entre la Sagrada Escritura y la Tradición, porque ambas provienen de una misma fuente:

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La Palabra de Dios, por tanto, precede y excede la Biblia. Por esta razón nuestra fe no tiene en el centro solo un libro, sino una historia de salvación y, sobre todo, a una Persona, Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne. Precisamente porque el horizonte de la Palabra divina abraza y se extiende más allá de la Escritura, para comprenderla adecuadamente es necesaria la constante presencia del Espíritu Santo que «guía toda la verdad» (Jn 16, 13). «Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente


a los sucesores de los Apóstoles la Palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad» (Ibíd., 9). Se desprende por tanto que el exégeta debe estar atento a percibir la Palabra de Dios presente en los textos bíblicos colocándolos dentro de la misma fe de la Iglesia. La interpretación de las Sagradas Escrituras no puede ser solo un esfuerzo científico individual, sino que debe ser siempre confrontada, insertada y autentificada por la tradición viva de la Iglesia. Esta norma es decisiva para precisar la correcta y recíproca relación entre la exégesis y el Magisterio de la Iglesia. Los textos inspirados por Dios han sido confiados a la Comunidad de los creyentes, a la Iglesia de Cristo, para alimentar la fe y guiar la vida de la caridad. El respeto de esta naturaleza profunda de las Escrituras condiciona la misma validez y la eficacia de la hermenéutica bíblica. Esto comporta la insuficiencia de toda interpretación subjetiva o sencillamente limitada a un análisis incapaz de acoger en sí ese sentido global que en el curso de los siglos ha constituido la Tradición del entero Pueblo

Es necesario colocarse en la corriente de la gran Tradición que, bajo la asistencia del Espíritu Santo y la guía del Magisterio, ha reconocido los escritos canónicos como Palabra que Dios dirige a su pueblo y jamás ha dejado de meditarlos y de descubrir sus inagotables riquezas.

El respeto de esta naturaleza profunda de las Escrituras condiciona la misma validez y la eficacia de la hermenéutica bíblica. Esto comporta la insuficiencia de toda interpretación subjetiva o sencillamente limitada a un análisis incapaz de acoger en sí ese sentido global que en el curso de los siglos ha constituido la Tradición del entero Pueblo de Dios, que «in credendo falli nequit» (Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, 12). de Dios, que «in credendo falli nequit» (Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, 12). Queridos Hermanos, deseo concluir mi intervención formulando a todos ustedes mi agradecimiento y animándolos en su valioso trabajo. Que el Señor Jesucristo, Verbo de Dios encarnado y divino Maestro que ha abierto la mente y el corazón de sus discípulos a la inteligencia de las Escrituras (Cfr. Lc 24, 45), guíe y sostenga siempre su actividad. Que la Virgen María, modelo de docilidad y obediencia a la Palabra de Dios, les enseñe a acoger plenamente la riqueza inagotable de la Sagrada Escritura no solo a través de la investigación intelectual, sino en la oración y en toda su vida de creyentes, sobre todo en este Año de la fe, a fin de que su trabajo contribuya a hacer resplandecer la luz de la Sagrada Escritura en el corazón de los fieles. Deseándoles una fructuosa continuación de sus actividades, invoco sobre ustedes la luz del Espíritu Santo e imparto a todos mi Bendición. (Vaticano, 12-IV-2013)

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María, mujer de la escucha, la decisión y la acción “El Señor está en la puerta de nuestra vida y golpea en muchos modos, pone señales en nuestro camino; está en nosotros la capacidad de verlos. María es la madre de la escucha, escucha atenta de Dios y escucha también atenta de los acontecimientos de la vida”, señaló S.S. Francisco al concluir el mes dedicado a la Santísima Virgen María.

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res palabras sintetizan la actitud de María: escucha, decisión, acción; palabras que indican un camino también para nosotros frente a lo que nos pide el Señor en la vida. 1. Escucha. ¿De dónde nace el gesto de María de ir a su pariente Isabel? De una palabra del ángel de Dios: “También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez”… (Lc. 1,36). María sabe escuchar a Dios. Atención: no es un simple “oír” superficial, sino es “la escucha”, acto de atención, de acogida, de disponibilidad hacia Dios. No es el modo distraído con el cual nosotros nos ponemos delante del Señor o ante los otros: oímos las palabras, pero no escuchamos realmente. María está atenta a Dios, escucha a Dios. Pero María escucha también los hechos, es decir, lee los acontecimientos de su vida, está atenta a la realidad concreta y no se para en la superficie, sino que va a lo profundo, para captar el significado. La pariente Isabel, que es ya anciana, espera un hijo: este es el hecho. Pero María está atenta al significado, lo sabe comprender: “porque no hay nada imposible para Dios” (Lc. 1,37). Esto también vale en nuestra vida: escucha de Dios que nos habla, y también escucha de la realidad cotidiana, atención a las personas, a los hechos, porque el Señor está en la puerta de nuestra vida y golpea en muchos modos, pone

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Tres palabras sintetizan la actitud de María: escucha, decisión, acción; palabras que indican un camino también para nosotros frente a lo que nos pide el Señor en la vida. señales en nuestro camino; está en nosotros la capacidad de verlos. María es la madre de la escucha, escucha atenta de Dios y escucha también atenta de los acontecimientos de la vida. 2. Decisión. María no vive “de prisa”, con preocupación, sino, como subraya san Lucas, “María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón” (cfr. Lc 2,19.51). Y también en el momento decisivo de la anunciación del ángel, Ella pregunta: “¿Cómo sucederá esto?” (Lc 1,34). Pero no se detiene ni siquiera en el momento de la reflexión; da un paso adelante: decide. No vive de prisa, sino solo cuando es necesario “va sin demora”. María no se deja llevar por los acontecimientos, no evita la fatiga de la decisión. Y esto sucede sea en la elección fundamental que cambiará su vida: María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (cfr. Lc 1,38), sea en las decisiones más cotidianas, pero ricas también ellas de sentido. Me viene en mente el


María sabe escuchar a Dios. Atención: no es un simple “oír” superficial, sino es “la escucha”, acto de atención, de acogida, de disponibilidad hacia Dios. No es el modo distraído con el cual nosotros nos ponemos delante del Señor o ante los otros: oímos las palabras, pero no escuchamos realmente. María está atenta a Dios, escucha a Dios. episodio de las bodas de Caná (cfr. Jn 2,1-11): aquí también se ve el realismo, la humanidad, lo concreto de María, que está atenta a los hechos, a los problemas; ve y comprende la dificultad de aquellos dos jóvenes esposos a los que viene a faltar el vino de la fiesta, reflexiona y sabe que Jesús puede hacer algo, y decide dirigirse al Hijo para que intervenga: “Ya no tienen vino” (cfr. v. 3). En la vida es difícil tomar decisiones, a menudo tendemos a posponerlas, a dejar que otros decidan en nuestro lugar, a menudo preferimos dejarnos arrastrar por los acontecimientos, seguir la moda del momento; a veces sabemos lo que tenemos que hacer, pero no tenemos el coraje o nos parece demasiado difícil porque quiere decir ir a contracorriente. María en la anunciación, en la Visitación, en las bodas de Caná va contracorriente; se pone a la escucha de Dios, reflexiona y busca comprender la realidad, y decide confiarse totalmente en Dios, decide visitar, aun estando embarazada, a la anciana pariente, decide confiarse al Hijo con insistencia, para salvar la alegría de la boda. 3. Acción. María salió de viaje y “fue sin demora” (cfr. Lc 1,39). El domingo pasado subrayé este modo de hacer de María: a pesar

de las dificultades, las críticas que habrá recibido por su decisión de partir, no se detuvo delante de nada. Y aquí parte “sin demora”. En la oración, delante de Dios que habla, en reflexionar y meditar sobre los hechos de su vida, María no tiene prisa, no se deja tomar por el momento, no se deja arrastrar por los acontecimientos. Pero cuando tiene claro qué cosa Dios le pide, lo que tiene que hacer, no tarda, no retarda, sino que va “sin demora”. San Ambrosio comenta: “la gracia del Espíritu Santo no comporta lentitudes” (Expos. Evang. sec. Lucam, II, 19: PL 15,1560). El actuar de María es una consecuencia de su obediencia a las palabras del ángel, pero unida a la caridad: va a Isabel para hacerse útil; y en este salir de su casa, de sí misma, por amor, lleva cuanto tiene de más precioso: Jesús; lleva a su Hijo. A veces, también nosotros nos paramos a escuchar, a reflexionar sobre lo que deberíamos hacer, quizás también tenemos clara la decisión que tenemos que tomar, pero no pasamos a la acción. Y sobre todo no nos ponemos en juego a nosotros mismos moviéndonos “sin demora” hacia los otros para llevarles nuestra ayuda, nuestra comprensión, nuestra caridad; para también llevar nosotros, como María, lo que tenemos de más precioso y que hemos recibido, Jesús y su Evangelio, con la palabra y sobre todo con el testimonio concreto de nuestro actuar. (Vaticano, I-VI-2013)

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Formarse para servir a la Iglesia

No tengáis miedo de ir a contracorriente

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iguiendo esto que nos enseña san Ignacio, el elemento principal en la escuela es aprender a ser magnánimos. La magnanimidad: esta virtud del grande y del pequeño (Non coerceri maximo contineri minimo, divinum est), que nos hace mirar siempre al horizonte. ¿Qué quiere decir ser magnánimos? Significa tener el corazón grande, tener grandeza de ánimo, quiere decir tener grandes ideales, el deseo de realizar grandes cosas para responder a lo que Dios nos pide, y precisamente por esto realizar bien las cosas de cada día, todas las acciones cotidianas, las obligaciones, los encuentros con las personas; hacer las cosas pequeñas de cada día con un corazón grande abierto a Dios y a los demás. Es importante entonces cuidar la formación humana que tiene como fin la magnanimidad. La escuela no amplía solo vuestra dimensión intelectual, sino también humana. Y pienso que las escuelas de los jesuitas están atentas de modo particular a desarrollar las virtudes humanas: la lealtad, el respeto, la fidelidad, el compromiso. Desearía detenerme en dos valores fundamentales: la libertad y el servicio. Ante todo: sed personas libres. ¿Qué es lo que quiero decir? Tal vez se piensa que la libertad es hacer todo aquello que se quiere; o bien arriesgarse en experiencias-límite para probar la exaltación y vencer el aburrimiento. Esto no es la libertad. Libertad quiere decir saber reflexionar acerca de lo que hacemos, saber valorar lo que está bien y lo que está mal, los comportamientos que nos hacen crecer; quiere decir elegir siempre el bien. Nosotros somos libres para el bien. Y en esto no tengáis

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Desearía detenerme en dos valores fundamentales: la libertad y el servicio. Ante todo: sed personas libres. ¿Qué es lo que quiero decir? Tal vez se piensa que la libertad es hacer todo aquello que se quiere; o bien arriesgarse en experiencias-límite para probar la exaltación y vencer el aburrimiento. Esto no es la libertad. Libertad quiere decir saber reflexionar acerca de lo que hacemos, saber valorar lo que está bien y lo que está mal, los comportamientos que nos hacen crecer; quiere decir elegir siempre el bien. Nosotros somos libres para el bien. Y en esto no tengáis miedo de ir a contracorriente, incluso si no es fácil. Ser libres para elegir siempre el bien es fatigoso, pero os hará personas rectas, que saben afrontar la vida, personas con valentía y paciencia (parresia e ypomoné).


miedo de ir a contracorriente, incluso si no es fácil. Ser libres para elegir siempre el bien es fatigoso, pero os hará personas rectas, que saben afrontar la vida, personas con valentía y paciencia (parresia e ypomoné). La segunda palabra es servicio. En vuestras escuelas participáis en varias actividades que os habitúan a no cerraros en vosotros mismos o en vuestro pequeño mundo, sino a abriros a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados, a trabajar por mejorar el mundo en el que vivimos. Sed hombres y mujeres con los demás y para los demás, verdaderos modelos en el servicio a los demás. Para ser magnánimos con libertad interior y espíritu de servicio es necesaria la formación espiritual. Queridos muchachos, queridos jóvenes, ¡amad cada vez más a Jesucristo! Nuestra vida es una respuesta a su llamada y vosotros seréis felices y construiréis bien vuestra vida si sabéis responder a esta llamada. Percibid la presencia del Señor en vuestra vida. Él está cerca a cada uno de vosotros como compañero, como amigo, que os sabe ayudar y comprender,

Para ser magnánimos con libertad interior y espíritu de servicio es necesaria la formación espiritual. Queridos muchachos, queridos jóvenes, ¡amad cada vez más a Jesucristo! Nuestra vida es una respuesta a su llamada y vosotros seréis felices y construiréis bien vuestra vida si sabéis responder a esta llamada. Percibid la presencia del Señor en vuestra vida.

Él está cerca a cada uno de vosotros como compañero, como amigo, que os sabe ayudar y comprender, os alienta en los momentos difíciles y nunca os abandona. En la oración, en el diálogo con Él, en la lectura de la Biblia, descubriréis que Él está realmente cerca de vosotros. Y aprended también a leer los signos de Dios en vuestra vida. Él nos habla siempre, incluso a través de los hechos de nuestro tiempo y de nuestra existencia de cada día. Está en nosotros escucharle. os alienta en los momentos difíciles y nunca os abandona. En la oración, en el diálogo con Él, en la lectura de la Biblia, descubriréis que Él está realmente cerca de vosotros. Y aprended también a leer los signos de Dios en vuestra vida. Él nos habla siempre, incluso a través de los hechos de nuestro tiempo y de nuestra existencia de cada día. Está en nosotros escucharle. (Discurso a los más de 9.000 estudiantes de las escuelas de los jesuitas de Italia y Albania, 7-VI-2013)

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Sin oración no hay libertad interior

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ero, ¿qué significa tener libertad interior? Ante todo significa estar libres de proyectos personales, de algunas de las modalidades concretas con las que tal vez, un día, habíais pensado vivir vuestro sacerdocio, de la posibilidad de programar el futuro; de la perspectiva de permanecer largo tiempo en «vuestro» lugar de acción pastoral. Significa, en cierto modo, llegar a ser libres también respecto a la cultura y a la mentalidad de la cual procedéis, no para olvidarla y mucho menos para negarla, sino para abriros, en la caridad, a la comprensión de culturas diversas y al encuentro con hombres que pertenecen a mundos incluso muy lejanos del vuestro. Sobre todo, significa velar para estar libres de ambiciones o miras personales, que tanto mal pueden causar a la Iglesia, teniendo cuidado de poner siempre en primer lugar no vuestra realización, o el reconocimiento que podríais recibir dentro y fuera de la comunidad eclesial, sino el bien superior de la causa del Evangelio y la realización de la misión que se os confiará. Y este estar libres de ambiciones o miras personales, para mí, es importante. El carrerismo es una lepra, una lepra. Por favor: nada de carrerismo. Por este motivo debéis estar dispuestos a integrar vuestra visión de la Iglesia, incluso legítima, toda idea personal o juicio, en el horizonte de la mirada de Pedro y de su peculiar misión al servicio de la comunión y de la unidad del rebaño de Cristo, de su caridad pastoral, que abraza a todo el mundo y que, también gracias a la acción de las representaciones pontificias, quiere hacerse presente sobre todo en aquellos lugares, a menudo olvidados, donde son mayores las necesidades de la Iglesia y de la humanidad. En una palabra, el ministerio al que os preparáis –porque vosotros os preparáis a un ministerio, no a una profesión–, este ministerio,

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El carrerismo es una lepra, una lepra. Por favor: nada de carrerismo. Por este motivo debéis estar dispuestos a integrar vuestra visión de la Iglesia, incluso legítima, toda idea personal o juicio, en el horizonte de la mirada de Pedro y de su peculiar misión al servicio de la comunión y de la unidad del rebaño de Cristo, de su caridad pastoral, que abraza a todo el mundo y que, también gracias a la acción de las representaciones pontificias, quiere hacerse presente sobre todo en aquellos lugares, a menudo olvidados, donde son mayores las necesidades de la Iglesia y de la humanidad. os pide salir de vosotros mismos. Un desprendimiento de sí que puede alcanzarse únicamente a través de un intenso camino espiritual y una seria unificación de la vida en torno al misterio del amor de Dios y al inescrutable designio de su llamada. A la luz de la fe, podemos vivir la libertad de nuestros proyectos y de nuestra voluntad no como motivo de frustración o de vacío, sino como apertura al don superabundante de Dios, que hace fecundo nuestro sacerdocio. Vivir el ministerio al servicio del Sucesor de Pedro y de las Iglesias a las que seréis enviados podrá parecer exigente, pero os permitirá, por decirlo así, ser y respirar en el corazón de la Iglesia, de su catolicidad. Y esto constituye un don especial, puesto que, como recordaba precisamente a vuestra comunidad el Papa Benedicto


XVI, «donde hay apertura a la objetividad de la catolicidad, allí está también el principio de una auténtica personalización» (Discurso a la Academia eclesiástica pontificia, 10 de junio de 2011: L’Osservatore Romano, edición en lengua española, 19 de junio de 2011, p. 5). Cuidad de manera especial la vida espiritual, que es la fuente de la libertad interior. Sin oración no hay libertad interior. Podréis tomar en consideración los elementos de conformación a Cristo propios de la espiritualidad sacerdotal, cultivando la vida de oración y haciendo de vuestro trabajo diario el gimnasio de vuestra santificación. Me gusta recordar aquí la figura del beato Juan XXIII, de quien hemos celebrado hace pocos días el quincuagésimo aniversario del fallecimiento: su servicio como representante pontificio fue uno de los ámbitos, y no el menos significativo, en los que se forjó su santidad. Releyendo sus escritos, impresiona la atención que siempre dedicó a custodiar su propia alma en medio de las más diversas ocupaciones en ámbito eclesial y político. De aquí nacía su libertad interior, la alegría que transmitía exteriormente y la eficacia misma de su acción pastoral y diplomática. Así anotaba en el Diario del

En una palabra, el ministerio al que os preparáis –porque vosotros os preparáis a un ministerio, no a una profesión, a un ministerio–, este ministerio, os pide salir de vosotros mismos, un desprendimiento de sí que puede alcanzarse únicamente a través de un intenso camino espiritual y una seria unificación de la vida en torno al misterio del amor de Dios y al inescrutable designio de su llamada.

alma, durante los ejercicios espirituales de 1948, mientras era nuncio en París: «Cuanto más maduro en años y en experiencias, más reconozco que el camino más seguro para mi santificación personal y para el mejor éxito de mi servicio a la Santa Sede sigue siendo el esfuerzo vigilante de reducir todo –principios, orientaciones, posiciones, asuntos– al máximo de sencillez y de calma; con atención en podar siempre mi viña de aquello que es follaje inútil... e ir recto a lo que es verdad, justicia, caridad, sobre todo caridad. Cualquier otro modo de hacer no es más que pose y búsqueda de afirmación personal, que pronto traiciona y llega a ser un estorbo y ridículo» (Cinisello Balsamo 2000, p. 497). Él quería podar su viña, quitar el follaje, podar. Y algunos años después, al llegar el término de su largo servicio como representante pontificio, siendo ya patriarca de Venecia, escribía así: «Ahora me encuentro en pleno ministerio dirigido a las almas. En verdad, siempre consideré que para un eclesiástico la diplomacia así llamada siempre debe estar permeada de espíritu pastoral; de otro modo nada cuenta, y pone en ridículo una misión santa» (ibid., pp. 513-514). Esto es importante. Escuchad bien: cuando en la nunciatura hay un secretario o un nuncio que no va por el camino de la santidad y se deja involucrar en las muchas formas, en las numerosas maneras de mundanidad espiritual, hace el ridículo y todos se ríen de él. Por favor, no hagáis el ridículo: o santos o volved a la diócesis como párrocos; pero no seáis ridículos en la vida diplomática, donde para un sacerdote existen tantos peligros para la vida espiritual. (Discurso a los estudiantes de la Academia Eclesiástica Pontificia, 6-VI-2013)

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PANORAMA

Detalle de Crucificci贸n, Zanobi Strozzi (siglo XV).

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Canonización de

Juan XXIII y Juan Pablo II Un nombre muy esperado por los fieles para santificar

es el del beato Juan Pablo II (Karol Józef Wojtyla), pontífice de origen polaco nacido en 1920, y que ejerció el papado de 1978 a 2005. Su proclamación como beato fue una de las más rápidas de la historia, dado que a seis años de su muerte, el papa emérito Benedicto XVI lo proclamaba como tal por sus altísimas virtudes, y al atribuirle la curación milagrosa de una religiosa francesa aquejada con el mal de Parkinson. Ahora el segundo milagro ha sido confirmado a través de una curación inexplicable en 2011 en Costa Rica, donde la señora Floribeth Mora, con una lesión cerebral lo invocaba con fe. En este caso se habla de un milagro doble, porque ante la acción sobrenatural de Dios a través del papa beato, toda la familia habría recuperado la fe. Los devotos del “Papa bueno”, como se le conoce a Juan XXIII, estarán también jubilosos, dado que Francisco ha dispensado de la realización de un nuevo milagro para poder nombrarlo santo, al aprobar el voto favorable de los cardenales y obispos reunidos en sesión ordinaria. Aunque las reconocidas virtudes o las enseñanzas cristianas de una persona no bastan para que el proceso de canonización lo declare santo, pues se necesita el milagro, el santo padre, valiéndose de las atribuciones personalísimas en cuanto sumo pontífice, sin mediar explicación alguna que no sea su propio criterio, puede dispensar del milagro a quien quiera elevar de forma definitiva a los altares. Asl acaba de hacerlo con Juan XXIII. Por su parte, el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, respondió a la pregunta del diario del Vaticano L’Osservatore Romano: “¿Qué significado tiene en la óptica del Papa Francisco haber elegido canonizar juntos a Juan XXIII y Juan Pablo II?”, señalando que “ambos Pontífices tienen dos referencias comunes: el Concilio (Vaticano II), como evento evangélico de caridad y de paz, y la Iglesia, como madre generosa y

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presurosa, que se hace cercana a todo ser humano para dar consuelo, ayuda, sostenimiento y esperanza”. El Purpurado recordó que “Juan es el Papa bueno, padre de todos, católicos y no. Él abrazaba a la humanidad y la bendecía. Juan Pablo II es el Papa que en su centenar de viajes ha visitado al mundo entero, haciéndose mensajero de paz y promotor de la vida, de la fraternidad entre pueblos, de la acogida generosa de los necesitados”. El Prefecto explicó además que “ambos han sido protagonistas del (Concilio) Vaticano II. En segundo lugar, ambos han alcanzado el heroísmo de las virtudes cristianas, es decir la santidad. La santidad es su característica esencial. Santidad que significa vivir la vida buena del Evangelio en las situaciones en las que la Providencia los ponía”. “Para Juan XXIII fue responder con coraje y solicitud a la aspiración de convocar un Concilio ecuménico. Para Juan Pablo II fue haber actualizado el Vaticano II poniendo en evidencia sus ricas implicancias teológicas, litúrgicas, pastorales, devocionales, canónicas y catequísticas”. Para el Cardenal Amato, “Juan XXIII abrió el camino al aggiornamento. Juan Pablo II, continuando la obra pionera de Pablo VI, llevó a ulteriores desarrollos el fermento de tal aggiornamento. Hoy la Iglesia vive de esta doble herencia, de la simplicidad del Papa bueno y del dinamismo del Papa misericordioso y sufriente”. El Purpurado recuerda luego la gran importancia de la Virgen María en ambos pontificados y resalta que Juan Pablo II le agradeció a la Madre de Dios haberlo salvado del atentado del 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro. El Prefecto de la Congregación vaticana destacó que con la canonización de estos dos Papas, se enriquece la lista de “pastores sabios y santos: el venerable Pío XII, (el futuro) San Juan XXIII, el venerable Pablo VI, el siervo de Dios Juan Pablo I, (el futuro) San Juan Pablo II. Son pontífices que han hecho coincidir su magisterio con la santidad de la vida”.

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OBEDIENCIA Y PAZ

Papa recuerda el 50º aniversario de la muerte de Juan XXIII Hace exactamente cincuenta años, precisamente a esta hora, el beato Juan XXIII dejaba este mundo. Quien, como yo, tiene cierta edad, mantiene un vivo recuerdo de la conmoción que se difundió por todas partes en esos días: la plaza de San Pedro se convirtió en un santuario a cielo abierto, acogiendo de día y de noche a fieles de todas las edades y condiciones sociales, con ansia y en oración por la salud del Papa. Todo el mundo había

reconocido en el Papa Juan XXIII a un pastor y padre. Pastor porque era padre. ¿Qué fue lo que lo

hizo posible? ¿Cómo pudo llegar al corazón de personas tan distintas, incluso de muchos no cristianos? Para responder esta pregunta, podemos remitirnos a su lema episcopal, Oboedientia et pax: obediencia y paz. “Estas palabras –anotaba monseñor Roncallii la víspera de su consagración episcopal– son en cierto sentido mi historia y mi vida” (Diario del alma, Retiro de preparación para la consagración episcopal, 13-17 de marzo de 1925). Obediencia y paz. Desearía partir de la paz, porque este es el aspecto más evidente, el que la gente percibió en el Papa Juan XXIII: Angelo Roncalli era un hombre capaz de

transmitir paz; una paz natural, serena, cordial; una paz que con su elección al Pontificado se manifestó a todo el mundo y recibió el nombre de bondad. Es muy bello encontrar a un sacerdote, a

un presbítero bueno, con bondad. Y esto me hace pensar en algo que san Ignacio de Loyola –¡pero no hago publicidad!– decía a los jesuitas, cuando hablaba de las cualidades que debe tener un superior. Y decía: debe tener esto, esto, esto, esto… una larga lista de cualidades. Pero al final decía: “Y si no tiene estas virtudes, al menos que tenga mucha bondad”. Es lo esencial. Es un padre. Un sacerdote con bondad. Indudablemente este fue un rasgo distintivo de su personalidad, que le permitió construir en todas partes amistades sólidas y que destacó de modo especial en su ministerio de representante del Papa, que desempeñó durante casi tres décadas, a menudo en contacto con ambientes y mundos muy lejanos del universo católico en el que él había nacido y se había formado. Precisamente en esos ambientes se mostró un eficaz artífice de relaciones y un valioso promotor de unidad, dentro y fuera de la comunidad eclesial, abierto al diálogo con los cristianos de otras Iglesias, con exponentes del mundo judío y musulmán y con muchos otros hombres de buena voluntad. En realidad, el Papa Juan XXIII

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transmitía paz porque tenía un alma profundamente pacificada: él se había dejado pacificar por el Espíritu Santo. Y este ánimo pacificado era fruto de un largo y arduo trabajo sobre sí mismo, trabajo del que ha quedado abundante huella en el Diario del alma. Allí podemos ver al seminarista, al sacerdote, al obispo Roncalli ocupado en el camino de progresiva purificación del corazón. Lo vemos, día a día, atento para reconocer y mortificar los deseos que proceden del propio egoísmo, discerniendo las inspiraciones del Señor, dejándose guiar por sabios directores espirituales e inspirar por maestros como san Francisco de Sales y san Carlos Borromeo. Leyendo esos escritos asistimos verdaderamente a la formación de un alma, bajo la acción del Espíritu Santo que actúa en su Iglesia, en las almas: ha sido Él precisamente quien, con estas buenas predisposiciones, pacificó su alma. Aquí llegamos a la segunda y decisiva palabra: “obediencia”. Si la paz fue la característica ex-

terior, la obediencia constituyó para Roncalli la disposición interior: la obediencia, en realidad, fue el instrumento para alcanzar la paz.

Ante todo, la obediencia tuvo un sentido muy sencillo y concreto: desempeñar en la Iglesia el servicio que los superiores le pedían, sin buscar nada para sí, sin evadir nada de lo que se le pedía, incluso cuando eso significó dejar la propia tierra, confrontarse con mundos para él desconocidos, permanecer largos años en lugares donde la presencia de católicos era muy escasa. Este


dejarse conducir, como un niño, edificó su itinerario sacerdotal que vosotros conocéis bien, desde secretario de monseñor Radini-Tedeschi y, al mismo tiempo, profesor y padre espiritual en el seminario diocesano, a representante pontificio en Bulgaria, Turquía y Grecia, Francia, a Pastor de la Iglesia veneciana y por último Obispo de Roma. A través de esta obediencia, el

sacerdote y obispo Roncalli vivió también una fidelidad más profunda, que podríamos definir, como él habría dicho, abandono en la divina Providencia. Él reconoció constantemente, en la fe, que

a través de ese itinerario de vida guiado aparentemente por otros, no conducido por los propios gustos o sobre la base de una sensibilidad espiritual propia, Dios iba trazando su proyecto. Era un hombre de gobierno,

un conductor. Pero un conductor conducido, por el Espíritu Santo, por obediencia.

Aún más profundamente, mediante este abandono cotidiano a la voluntad de Dios, el futuro Papa Juan XXIII vivió una purificación que le permitió desprenderse completamente de sí mismo y adherirse a Cristo, dejando emerger así la santidad que la Iglesia reconoció luego oficialmente.

“El que pierda su vida por mi causa la salvará”, nos dice Jesús (Lc 9, 24). Aquí está la verdadera fuente de la bondad del Papa Juan XXIII, de la paz que difundió en el mundo, aquí se encuentra la raíz de su santidad: su obediencia evangélica.

Esta es una enseñanza para cada uno de nosotros, pero también para la Iglesia de nuestro tiempo: si sabemos dejarnos conducir por el Espíritu

Santo, si sabemos mortificar nuestro egoísmo para dejar espacio al amor del Señor y a su voluntad, entonces encontraremos la paz, entonces sabremos ser constructores de paz y difundiremos paz a nuestro alrededor. A

los cincuenta años de su muerte, la guía sabia y paterna del Papa Juan XXIII, su amor a la tradición de la Iglesia y la conciencia de su necesidad constante de actualización, la intuición profética de la convocatoria del Concilio Vaticano II y el ofrecimiento de la propia vida por su buen éxito, permanecen como hitos en la historia de la Iglesia del siglo XX y como un faro luminoso para el camino que nos espera.

Quincuagésimo aniversario

Encíclica “Pacem in terris”

L a encíclica Pacem in terris, que se encuentra en su quincuagésimo aniversario, es una de las más importantes del siglo XX. Fue la primera en ser dirigida no sólo a los obispos o a los fieles católicos, sino también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Se publicó en un momento muy especial tanto para la Iglesia, reunida desde hacía un año en el Concilio, como para el mundo, que en los últimos meses (con la llamada crisis de Cuba) había experimentado el temor de una destructiva guerra atómica. La encíclica de Juan XXIII quiso ofrecer un tratamiento amplio y exhaustivo del tema de la paz en relación tanto con la comunidad política como con la comunidad internacional, tocando temas éticos sensibles y de gran actualidad. La encíclica fue promulgada por Juan XXIII, ante las cámaras de televisión de la RAI, el 11 de abril de 1963, Jueves Santo. Al presentarla al mundo, el Papa dijo palabras

muy significativas: “La encíclica, con su rostro y sus rasgos ecuménicos, puede ser comprendida universalmente por todos. Sus elementos permiten captar el consenso de todos los seres inteligentes y libres, incluso aquellos que no comparten la fe y la visión sobrenatural de la vida propia de la Iglesia Católica. Se extiende en una larga exposición sobre la verdad y más que detenerse en polémicas, abre ante la conciencia del hombre actual las riquezas de la enseñanza de la Iglesia, puesta al servicio directo de la verdad”. La encíclica está dividida en cuatro partes, precedidas por la famosa dirección y por una introducción. Las primeras palabras (que dan el título al documento papal) aluden a la paz en el mundo y a la necesidad de respetar el orden deseado por Dios: “La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios”.

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Homilía fiesta san Pedro y san Pablo Unirse en las diferencias. Este es el camino de Jesús Apartes de la homilía del papa Francisco en la Basílica de San Pedro en la misa e imposición del palio a los arzobispos metropolitanos en el día de la festividad de san Pedro y san Pablo.

Celebramos la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, patronos principales de la Iglesia de Roma: una fiesta que adquiere un tono de mayor alegría por la presencia de obispos de todo el mundo. Es una gran riqueza que, en cierto modo, nos permite revivir el acontecimiento de Pentecostés: hoy, como entonces, la fe de la Iglesia habla en todas las lenguas y quiere unir a los pueblos en una única familia (...) Tres ideas sobre el ministerio petrino, guiadas por el verbo «confirmar». ¿Qué está llamado a confirmar el Obispo de Roma? Ante todo, confirmar en la fe. El Evangelio habla de la confesión de Pedro: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo», una confesión que no viene de él, sino del Padre celestial. Y, con esta confesión, Jesús le dice: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su centro en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto. En la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre: «Se puso a increparlo el Señor: “¡Lejos de ti tal cosa, Señor!”» (16,22). Y Jesús tiene palabras

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duras con él: «Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo». Cuando dejamos que prevalezcan nuestras ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia. (...) vuestra presencia hoy, queridos hermanos, es el signo de que la comunión de la Iglesia no significa uniformidad. El Vaticano II, refiriéndose a la estructura jerárquica de la Iglesia, afirma que el Señor «con estos apóstoles constituyó una especie de Colegio o grupo estable, y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él». Confirmar en la unidad, el sínodo de los obispos en armonía con el primado, tenemos que ir por este camino de la sinodalidad, crecer en armonía con el servicio del primado (...). Confesar al Señor dejándose instruir por Dios; consumarse por amor de Cristo y de su evangelio; ser servidores de la unidad. Estos, queridos hermanos en el episcopado, son las consignas que los santos apóstoles Pedro y Pablo confían a cada uno de nosotros, para que sean vividas por todo cristiano. Nos guíe y acompañe siempre con su intercesión la santa Madre de Dios, Reina de los apóstoles, reza por nosotros. Amén.


Eventos clave del Año de la Fe: Adoración Eucarística y Jornada de lA Evangelium Vitae Adoración eucarística mundial

A las cinco de la tarde, hora de Roma, del domingo 2 de junio, convocada por el papa Francisco, la Iglesia universal se detuvo simultáneamente en adoración eucarística, con un lema común: “Un solo Señor, una sola fe”. En el marco del Año de la Fe, en un evento histórico, que es el primero en la historia de la Iglesia, las catedrales del mundo se sincronizaron con la hora de Roma y estuvieron, durante una hora, en comunión con el papa en adoración eucarística. La adhesión a esta iniciativa fue masiva y fue más allá de las catedrales, involucrando a las conferencias episcopales, a las parroquias, a las congregaciones religiosas, sobre todo a los monasterios de clausura y a las asociaciones. Desde las Islas Cook a Reikiavik, pasando por Chile, Burkina Faso, Taiwán, Irak, Bangladesh, Estados Unidos o Filipinas, las diócesis se sincronizaron con la hora de la diócesis del papa, que presidió esta adoración del Santísimo en la basílica de San Pedro. El mismo santo padre Francisco propuso las intenciones de oración. La primera fue: “Por la Iglesia, extendida en todo el mundo y recogida hoy en señal de unidad en la adoración de la Santísima Eucaristía. Que el Señor la haga cada vez más obediente a la escucha de su Palabra para presentarse ante el mundo siempre ‘más hermosa, sin mancha, ni arruga, sino santa e inmaculada’. Que a Jornada Evangelium Vitae

Por su parte, la Jornada de la Evangelium Vitae titulada “Creyendo tendrán la vida”, tuvo lugar el 15 y el 16 de junio y se enmarca en los eventos clave del Año de la Fe En la plaza de San Pedro miles de fieles de todas las partes del mundo se reunieron para celebrar la santa misa con el santo padre por esta Jornada. Una iniciativa organizada por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, en la que han participado varios miles de personas pertenecientes a movimientos, asociaciones, y todo tipo de instituciones que trabajan en defensa de la vida, procedentes de Estados Unidos, Italia, Japón, Gran Bretaña, Alemania, España, Bélgica,

través de su fiel anuncio, la Palabra que salva resuene aún como portadora de misericordia y haga que el amor se redoble para dar un sentido pleno al dolor y al sufrimiento, devolviendo alegría y serenidad”. La segunda intención del papa Francisco fue: “Por aquellos que en los diversos lugares del mundo viven el sufrimiento de nuevas esclavitudes y son víctimas de la guerra, de la trata de personas, del narcotráfico y del trabajo ‘esclavo’; por los niños y las mujeres que padecen todas las formas de la violencia. ¡Que su grito silencioso de ayuda encuentre a la Iglesia vigilante para que, teniendo la mirada puesta en Cristo crucificado no se olvide de tantos hermanos y hermanas dejados a merced de la violencia! Por todos aquellos que, además, se encuentran en la precariedad económica, sobre todo los desempleados, los ancianos, los inmigrantes, los que carecen de hogar, los presos y cuantos experimentan la marginación. ¡Que la oración de la Iglesia y su cercanía activa les dé consuelo y ayuda en la esperanza y fuerza y audacia en la defensa de la dignidad de la persona!” Australia, Argentina, Rumania y Hungría, entre otros. El santo padre destacó lo bello del nombre de la celebración «Evangelio de la Vida» y manifestó su deseo de dar gracias al Señor «por el don de la vida en todas sus diversas manifestaciones y queremos al mismo tiempo anunciar el Evangelio de la Vida». El papa Francisco realizó su homilía en base a tres puntos de meditación para la fe: «la Biblia nos revela al Dios vivo, al Dios que es Vida y fuente de la vida, Jesucristo da vida, y el Espíritu Santo nos mantiene en la vida y seguir el camino de Dios lleva a la vida, mientras que seguir a los ídolos conduce a la muerte». El texto completo se puede leer en www.humanitas.cl

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Clausurado en Solemnidad San Pedro y San Pablo

CONGRESO SACRA LITURGIA 2013

Entre los días 25 y 28 de junio se realizó en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma el Congreso Sacra Liturgia 2013, organizado por S.E. Mons. Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, Francia. Este congreso se inserta en el marco del Año de la Fe, convocado por el ahora Papa Emérito Benedicto XVI y continuado por el Papa Francisco, para conmemorar los 50 años del Concilio Vaticano II. El último Concilio de la Iglesia dedicó uno de sus principales documentos, Sacrosanctum Concilium, a la Sagrada Liturgia, “fuente y culmen de la vida cristiana”, recogiendo y desarrollando el magisterio pontificio en materia litúrgica de los papas San Pío X y, sobre todo, de Pío XII. El Concilio buscó una renovación litúrgica, sobre todo de las formas externas, “para que fuese más fácil a los fieles entrar en el misterio eucarístico”1 y, por tanto, pudiesen tener una participación más activa y fructuosa. Sin embargo, a pesar de las exhortaciones del Concilio, la renovación litúrgica no se ha realizado sino muy escasamente; incluso podríamos decir que se produjo un retroceso en materia del culto divino. Por esta razón Benedicto XVI desde el inicio de su Pontificado buscó una verdadera renovación litúrgica, una “reforma de la reforma”, recogiendo la tradición plurisecular de la Iglesia, y corrigiendo las dificultades causadas en el posconcilio, sobre todo a partir de una confusión entre participación activa y “actividad externa” en la liturgia2. El anterior pontífice, a través de sus escritos ya como Cardenal, así como a partir de su ejemplo de ars celebrandi, es considerado como el “padre” de un nuevo movimiento litúrgico, destinado a restaurar y a devolverle su lugar central a la Sagrada 1. S.S. Benedicto XVI, Mensaje para la Clausura del Congreso Eucarístico Internacional, Dublín 2011. 2. Cf. Ibídem.

Cardenal Malcom Ranjith.

Liturgia. En esta línea se inscribe por ejemplo el Motu Proprio Summorum Pontificum, acerca del uso de los libros litúrgicos anteriores a la reforma de Pablo VI. Benedicto XVI habla de un “mutuo enriquecimiento”3 entre la forma antigua y la forma moderna del rito Romano, concepto que ha sido recogido por Sacra Liturgia 2013, tanto en sus exposiciones como al ofrecer a los participantes la Santa Misa y el Oficio de Vísperas según ambas formas. Mons. Dominique Rey ha buscado llevar a la práctica en su diócesis esta renovación litúrgica deseada por el Concilio, a través de la celebración digna y reverente de los sagrados misterios. Ha puesto en práctica de manera particular aquel mutuo enriquecimiento recién evocado entre las dos formas del rito Romano, invitando a los sacerdotes a conocer y celebrar la Misa también según el rito llamado tridentino, reconociendo en él un gran valor espiritual y doctrinal. Mons. Rey afirma que “la Sagrada Liturgia está en el centro de la Nueva Evangelización”; esto no puede ser de otra manera, ya 3. Cf. S.S. Benedicto XVI Carta a los obispos a propósito del Motu Proprio Summorum Pontificum, 7 de julio de 2007.

Librería Vaticana Publica Cartas del Cardenal Van Thuân sobre Concilio Vaticano II

La Editora Librería Vaticana (LEV) lanzó el 3 de julio pasado el libro “Cartas pastorales sobre los pasos del Concilio Vaticano II”, escritas entre 1968 y 1973, por el Obispo de Nha Trang, Cardenal François Xavier

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ITL/ Mariga

Auditorio de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma.

Cardenal Cañizares presidiendo la liturgia.

que la evangelización no es otra cosa que manifestar y proclamar la Verdad de Jesucristo, y, como dice Romano Guardini, la liturgia debe “contener en toda su plenitud y riqueza, la totalidad de las verdades dogmáticas”.4 Este Congreso buscó restablecer este aspecto de la Sagrada Liturgia: que ella manifieste las “verdades fundamentales de nuestra Fe como son la Inmensidad, la Grandeza, la Realidad y la Plenitud de Dios: la Unidad y la Trinidad; la Providencia, la Omnipotencia, el pecado, la Justicia, la Redención, el Rescate y la Justificación, la Salvación y el Reinado de Dios; en una palabra, todas las realidades supremas y los novísimos”.5 En su intervención inaugural, Mons. Dominique Rey manifestó que este Congreso está inspirado en la enseñanza y ejemplo de S.S. Benedicto, que “nos enseñó la importancia del ars celebrandi, recordándonos en su exhortación apostólica Sacramentum Caritatis que todo lo relacionado con la Eucaristía debe estar 4. Romano Guardini, El Espíritu de la Liturgia, 1918; Capítulo Primero. 5. Ibídem.

Nguyen Van Thuân, cuya fase diocesana de beatificación fue concluida el 5 de julio, en la Catedral de Saigon, actual Ho Chi Minh, en Vietnam. El volumen, editado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz –del cual Van Thuân fue vicepresidente (de 1994 a 1998) y, posteriormente, presidente desde 1998 hasta su muerte el 16 de septiembre de 2002–,

marcado por la belleza.(…) Deseo que este Congreso sea un tributo a la visión litúrgica y a los logros de nuestro amado Obispo Emérito de Roma, Benedicto XVI: que Dios recompense todo lo que nos ha dado y le conceda salud y larga vida”. Sacra Liturgia 2013 se ha puesto como objetivo “estudiar, promover y renovar la apreciación de la formación y celebración litúrgica y su fundamento para la Misión de la Iglesia”. Destacaron las intervenciones de los cardenales Antonio Cañizares, Malcolm Ranjith y Raymond Burke; los obispos Marc Aillet y Alexander Sample, así como también importantes liturgistas como Uwe Michael Lang, Alcuin Reid y Nicola Bux, entre otros. El Congreso contó con más de 300 participantes de 35 países, incluidos representantes de comunidades monásticas como la Abadía de Le Barroux, y fue clausurado con la asistencia de los participantes a la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo celebrada por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro. R.P. CARLOS HAMEL, FSJC

reúne seis cartas pastorales escritas para guiar a la propia diócesis y a la nación vietnamita. El volumen es acompañado por algunas reflexiones sobre la figura del Siervo de Dios François Xavier Nguyen Van Thuân –que, bajo el régimen comunista, estuvo preso por 13 años– y una pequeña galería de fotos, además de la cronología de su vida. (RMDC)

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Ciudad del Vaticano Consagrada a San José y a San Miguel Arcángel

El santo padre Francisco consagró el 5 de julio pasado el Estado de la Ciudad del Vaticano a san Miguel Arcángel y a san José, con motivo de la inauguración del nuevo monumento a San Miguel Arcángel, del artista Giuseppe Antonio Lomuscio. Entre los presentes se encontraba el papa emérito Benedicto XVI, invitado especialmente por el papa Francisco, para esta importante consagración. Ambos permanecieron juntos delante del monumento durante toda la ceremonia, indicaron en el Vaticano. “En los jardines del Vaticano –indicó Francisco–, hay varias obras de arte; esta, que se ha añadido hoy, sin embargo, asume una posición de especial importancia, tanto en la disposición, como en el significado que expresa. No es solo una obra de celebración, sino una invitación a la reflexión y a la oración, que encaja muy bien en el Año de la Fe. Miguel qué significa: ¿Quién es como Dios? Es la muestra del primado de Dios, de su trascendencia y poder. Miguel lucha para restaurar la justicia divina; defiende al pueblo de Dios de sus enemigos, y sobre todo del enemigo por excelencia, el diablo. Y san Miguel vence porque en él es Dios quien actúa. Esta escultura nos recuerda entonces que el mal ha sido vencido... En el camino y en las pruebas de la vida no estamos solos, estamos acompañados y apoyados por los ángeles de Dios, que ofrecen, por así decirlo, sus alas para ayudarnos a superar muchos peligros, para ser capaces de volar alto en comparación con aquellas realidades que pueden hacer que nuestra vida sea pesada o que nos arrastren hacia abajo. En la consagración del Estado de la Ciudad del Vaticano pedimos a san Miguel Arcángel que nos defienda del mal y lo eche afuera”. “Queridos hermanos y hermanas –prosiguió Francisco–, consagramos también el Estado de la Ciudad del Vaticano a san José, el custodio de Jesús y de la Sagrada Familia. Su presencia nos vuelva aún más fuertes y corajosos para darle espacio a Dios en nuestra vida, para vencer siempre el mal con el bien”. Cuando inició la consagración a san José le dijo: “Bajo tu mirada benévola y sabia ponemos hoy con renovada confianza, a los obispos y sacerdotes, a las personas consagradas y a los fieles laicos que trabajan y viven en el Vaticano: cuida su vocación y enriquécela de todas las virtudes necesarias”.

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En la consagración a san Miguel, el santo padre le pidió: “Vela por esta Ciudad y por la Sede Apostólica, corazón y centro de la catolicidad, para que viva en la fidelidad al evangelio y en el ejercicio de la caridad heroica”. Y le imploró también: “Desenmascara las insidias del demonio y del espíritu del mundo. Vuélvenos victoriosos contra las tentaciones del poder, de la riqueza y de la sensualidad”. Luego rezó: “Sé tú el baluarte contra todo tipo de maquinación que amenaza la serenidad de la Iglesia; sé tú el centinela de nuestros pensamientos, que libra del asedio de la mentalidad mundana; sé tú nuestro paladín espiritual”. Y con el hisopo roció con agua bendita el nuevo monumento, para luego impartir su bendición a los presentes.


Algunos pensamientos del beato john henry Newman sobre la Fe

¿Q ué es la fe?... Es el asentimiento como verdadero a una doctrina, que no vemos y que no podemos demostrar, porque Dios, que no nos engaña, dice ser cierta. Como Dios nos anuncia la verdad de esta doctrina no con su propia voz sino por la palabra de sus enviados, la fe es también asentimiento a lo que un hombre declara, considerado no como hombre a secas, sino en su función de mensajero, profeta o embajador de Dios… Quien cree que Dios es veraz y que ha comunicado a su palabra al hombre no albergará dudas. Tiene certeza de que la doctrina que se le enseña es tan verdadera como Dios, que la ha revelado. Tiene certeza porque Dios es veraz, porque Dios ha hablado, no porque vea la verdad o esté en condiciones de demostrarla. Es decir, la fe posee dos características: es segura, firme e inalterable en su asentimiento, y lo presta no porque vea con los ojos o con la razón, sino porque recibe las nuevas de uno que viene de Dios… La fe es, lo mismo que era en tiempos de los Apóstoles, la característica del cristianismo, el instrumento típico de renovación interior, la disposición primera para la justificación, y una de las tres virtudes teologales. Dios podría habernos regenerado por otros medios, por la vista, la razón o el amor, pero ha decidido purificar nuestros corazones mediante la fe, ha querido escoger un medio que el mundo desprecia y que, sin embargo, encierra un inmenso poder. En su infinita sabiduría lo prefirió a otros. Si los hombres no lo tienen, carecen de la base sobre la que se forman los santos y los siervos de Dios. No lo tienen, y viven y mueren, por lo tanto, sin las esperanzas y bendiciones del Evangelio, porque a pesar de todo lo bueno que hay en ellos, a pesar de su sentido del deber, su delicadeza de conciencia en muchos aspectos, su benevolencia, rectitud y generosidad, se

hallan bajo el dominio de un terrible enemigo. Habita en ellos un espíritu terco que les lleva a ser sus propios maestros en asuntos que ignoran. Consideran, en efecto, que su razón es superior a la de cualquier otro individuo, y no admiten que un mandato venido de Dios pueda contradecir su propia idea de la verdad… Una cosa es ver que se debe creer, y otra creer realmente. La razón dejada a sí misma puede llegar a la conclusión de que existen motivos suficientes para creer. Pero creer es don de la gracia. Sois lo que sois no por mérito vuestro, sino por gracia de Dios, que os ha elegido… Alabadle y bendecidle continuamente por este beneficio… No os envanezcáis, orad para no perderlo, y haced lo posible para que otros también lo reciban. (Faith and Private Judgment. Discourses addressed to Mixed Congregations, XI 1849)

*** La fe es un don divino. Se gana con la oración. Esta debe ser paciente y perseverante. (Letters and Diaries, XXXI 177. 1886)

*** La fe viene del oído, por la Palabra de Dios. Racionalistas son aquellos que se contentan con las conclusiones a las que llegan por la razón, pero “nosotros somos salvos por la fe”, y aún en los casos o personas en los cuales se pueden llegar a esas conclusiones, ésas deben ser creídas con el argumento de que “Dios ha hablado”. Un hombre puede ser verdadera y propiamente un teísta, y sin embargo no tener fe. Lo que le falta para tener fe es la gracia de Dios, que se concede como respuesta a la oración. (Letters and Diaries, XXXI 197-98. 1887) Selección y traducción de Monseñor Fernando M. Cavaller

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en el ambito de

Homenaje a Benedicto XVI y al papa Francisco Presentación de HUMANITAS 70 y HUMANITAS en inglés número 4 Con la presencia del Nuncio Apostólico Mons. Ivo Scapolo y del Arzobispo de Santiago y Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Monseñor Ricardo Ezzati, el 22 de mayo pasado se presentó el número 70 de la edición española y la cuarta edición de HUMANITAS English Edition. Ambas ediciones rinden homenaje al papa Francisco y al pontífice emérito Benedicto XVI. El acto fue realizado a media mañana en un Salón Manuel José Irarrázaval lleno de público, comprendidos académicos, lectores y colaboradores de la revista, presidido por el Rector, Dr. Ignacio Sánchez. El Nuncio Apostólico, Monseñor Ivo Scapolo, agradeció la iniciativa de HUMANITAS que según sus palabras, “fortalece la comunión con el Vicario de Cristo” y llamó a realizar una lectio divina de los últimos acontecimientos, buscando comprender lo que Dios quiere decir a través de la historia de la Iglesia y de la familia humana en vez de conformarse con una lectura superficial de los hechos. Por su parte el Arzobispo de Santiago, Mons. Ricardo Ezzati, se

refirió a los dos últimos pontífices como encíclicas vivientes: uno como encíclica de la fe “a través de su testimonio de fe madura”; y el otro a través de los gestos, al entregar su humanidad a la acción de la gracia para convertirse en la figura del Buen Pastor con sus manifestaciones de sencillez y acogida. El Director de HUMANITAS, Profesor Jaime Antúnez, destacó cómo en el papa Francisco la América morena puede reconocer la voz de su originaria evangelización y asimismo la de quien en un estilo personal no ha venido a romper con el legado de sus predecesores, sino a dar continuidad a la herencia recibida, lo que percibe bien quien sigue a diario sus expresiones y enseñanzas. La ceremonia concluyó con la lectura pública y la firma de una carta dirigida al papa Francisco de parte de todos los miembros del Comité Editorial de HUMANITAS, manifestando su fidelidad al magisterio del nuevo Pontífice e implorando su bendición para el apostolado de la evangelización de la cultura.

Los miembros del Comité Editorial de revista Humanitas, Juan de Dios Vial Correa y Juan de Dios Vial Larraín, firman la carta dirigida al papa Francisco.

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Acto de presentación de Humanitas 70 en homenaje al Papa emérito Benedicto XVI y al Papa Francisco.

Mons. Ivo Scapolo, Nuncio Apostólico, Mons. Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago y el Dr. Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Juan de Dios Vial Larraín, ex rector de la Universidad de Chile, Ricardo Riesco, rector de la Universidad San Sebastián y R.P. Samuel Fernández, ex decano de la Facultad de Teología de la UC.

Jaime Antúnez Aldunate, director de revista Humanitas entrega al Nuncio Apostólico, Mons. Ivo Scapolo la carta dirigida al papa Francisco.

Luis Flores, ex decano de la Facultad de Filosofía de la UC. Jaime Antúnez y José Tomás Alvarado, profesor de la Facultad de Filosofía de la UC.

Los asistentes durante el acto realizado en el Salón Manuel José Irarrázaval.

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CARTAS RECIBIDAS POR EDICIÓN HUMANITAS 70 “…Gracias y felicitaciones por el estupendo número de HUMANITAS, de colección realmente. Y también felicitaciones por la introducción: un apretado y justo resumen de la situación actual, en la que resalto la “autointerpelación” de la pág. 223”. Un abrazo, Luis Solar Lima-Perú

*** Sovrano Militare Ordine Ospedalario di San Giovanni di Gerusalemme di Rodi e di Malta Roma, junio 6, 2013 Señor Dr. Antúnez, Me ha llegado, con su saludo, la revista “Humanitas” número especial en homenaje al papa Francisco y al Pontífice emérito Benedicto XVI. Le felicito por su contenido y por la espléndida finura editorial. Le deseo mucho éxito en su labor académica y la difusión de sana doctrina. Reciba mi especial saludo, Angelo Acerbi Prelado de la Orden de Malta

*** “Reciba mis saludos, junto a los votos de salud, paz y alegría en el Espíritu Santo. Junto con agradecer el esfuerzo que usted y su equipo realizan para que cada número de Humanitas pueda ver la luz, quiero solicitarle transmitir nuestros agradecimientos a los donantes que permitieron que algunos ejemplares del último número llegaran a manos de los presbíteros de la Prelatura y a las comunidades presentes entre nosotros. Muchas gracias +Jorge Patricio Vega V., sva Obispo Prelado de Illapel

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“…Ha sido un acierto mostrar a los dos pontífices y la continuidad que establece el solo hecho de la elección en la que importa el soplo del Espíritu Santo. ¿Qué más podría agregarse a sólo un mes de pontificado? Y también ahora. Los medios hablan de lo superficial. La revista habla de lo esencial: de lo que hace al corazón de la Iglesia y nuestra fe. Era un gran desafío pronunciarse en medio de tanto jolgorio. Han estado a la altura de lo que significa HUMANITAS en la Iglesia. Inés de Cassagne Doctora en Filosofía y Letras, Buenos Aires

*** “…… quisiera agradecerles el obsequio que la Revista Humanitas ha hecho al Clero de Santiago, enviándole una apreciable cantidad de ejemplares del número especial de dicha revista, publicado con ocasión de la reciente elección del Papa Francisco. Ciertamente es un excelente aporte a los sacerdotes de esta arquidiócesis para conocer mejor y sentirse más unidos al sucesor de San Pedro. Por favor, hagan llegar los agradecimientos y compromiso en la oración de parte de la Vicaría para el Clero a todos aquellos que colaboraron en la mencionada publicación”. Mons. Fernando Ramos Vicario para el Clero

*** “…felicitaciones por lo de la presentación del NUMERO 70 en homenaje a los dos Pontífices. ¡¡¡qué santos nos da la IGLESIA¡¡ demos GRACIAS a Dios¡¡¡ HNa. Alejandra Izquierdo Priora del Monasterio benedictino de la Asunción de Santa María, Rengo

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“…cuenten con mis felicitaciones y mis palabras de aliento por la excelente revista. Les agradezco mucho el regalo que nos mandarán para los sacerdotes de la Diócesis. Aprovecho para desearles una abundante efusión del Espíritu Santo en la próxima solemnidad de Pentecostés. Un abrazo en Jesús y María Stma. + Felipe Bacarreza Obispo de Los Ángeles

*** “…Pero de todo corazón les tendré presente en mi Eucaristía a Ud. y benefactores que han permitido la publicación de la Revista que es un verdadero tesoro de doctrina, fidelidad y amor a la Iglesia, junto a una maravillosa presentación. Gracias y que el Señor les sostenga en tan importante tarea de evangelización y de diálogo con la cultura contemporánea. Cordialmente, +Tomislav Koljatic Obispo de Linares

*** “…Los felicito por la presentación de Humanitas 70 que tendrá lugar el miércoles 22 de mayo. Agradecido por la cantidad de ejemplares que nos han asignado, les aseguro la oración por los amables bienhechores que usted menciona en su carta”. +René Rebolledo Salinas Obispo de Osorno

*Otras cartas de autoridades religiosas y lectores fueron recibidas con ocasión de la edición de Humanitas 70.

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Universidad Católica de Chile Celebra 125 años y reitera su identidad eclesial

En la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC) celebró 125 años de vida académica a través de varios actos y reiteró su identidad eclesial. Las actividades por el aniversario incluyeron una misa en esta Casa de Estudios, presidida por el Cardenal Zenón Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica. La ceremonia fue concelebrada por el Nuncio Apostólico en Chile, Mons. Ivo Scapolo; el Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati; el Cardenal Jorge Medina Estévez; los Obispos auxiliares de Santiago, Mons. Andrés Arteaga, Cristián Contreras y Mons. Pedro Ossandón; así como por más de 40 presbíteros de la arquidiócesis y con la presencia de las máximas autoridades de la universidad, académicos, alumnos y funcionarios. Durante su homilía, el Cardenal Grocholewski destacó la figura de Jesús el Buen Pastor como un ejemplo de vida para aquellos a los que Dios ha llamado a la labor pastoral y recordó la misión de las Universidades Católicas, según la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae. “Este es un punto muy importante para los pastores, los padres de familia y docentes de la universidad: alimentar a los alumnos con el alimento sano de la Verdad, del Amor de Dios, y no enredarlos con ideolo-

gías y modas temporales. De la misma forma, todos aquellos que tienen el encargo de enseñar a los alumnos en el campo teológico o moral no pueden olvidar que el verdadero alimento lo constituye el Depósito de la Fe, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura, confiada su interpretación únicamente al Magisterio de la Iglesia”, comentó. El Gran Canciller de la UC y Arzobispo de Santiago, Mons. Ezzati, leyó el mensaje del Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, enviado desde Roma especialmente por el aniversario. En el texto, el papa Francisco invita a la UC a esforzarse por crecer no solo en la caridad, sino que también en su identidad católica. “Ensalzada por su título de Pontificia, la Universidad debe integrar la ciencia con los valores humanos cristianos a la luz del Evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia”, leyó Mons. Ezzati. Finalizada la Eucaristía, se realizó un acto académico, donde el rector de la UC, Dr. Ignacio Sánchez, comunicó la cuenta anual correspondiente al año 2012, donde dijo que la Universidad se ha propuesto desarrollar y fomentar, en todas sus dimensiones, su identidad católica desde una perspectiva atractiva y misionera. En el N° 72, correspondiente a octubre 2013, HUMANITAS entregará materias sustantivas relacionadas con el 125 aniversario de la Universidad.

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La Familia, educadora de las virtudes

Durante los días 22, 23 y 24 de mayo se llevó a cabo en Chile la III Asamblea de REDIFAM (Red de Institutos Latinoamericanos de Familia de Universidades de inspiración católica), en la que se reunieron Institutos Universitarios de Familia de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras y Perú. La Universidad Católica de Chile y la Universidad Santo Tomás fueron las anfitrionas para los dos primeros días de Asamblea. El último día, en la Universidad de los Andes, se desarrolló el Primer Congreso de Investigación Científica en Familia, como actividad conclusiva del encuentro de REDIFAM. En este Congreso presentaron sus ponencias investigadores de varios países latinoamericanos. En esos días, Mons. Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, dio varias conferencias en la PUC, organizadas por el Centro UC de la Familia, presidido por Carmen Domínguez y con el apoyo de Pastoral Universitaria. El viernes 24 de mayo, Monseñor Paglia se reunió con cerca de 80 docentes en el Salón de Honor de la Casa Central que escucharon su conferencia “La academia al servicio de la familia”, y señaló que cuando las casas de educación superior no suscitan la búsqueda de la verdad en su total amplitud, “es que han perdido su vocación universitaria, porque ya no piensan en el sentido del todo y se convierten en pluri-versidades”. Ante la pregunta de ¿cómo puede la familia ayudar a la universidad?, monseñor Paglia indicó que “hay algo en la familia que es clave de unidad, eso que Dios ha unido, y nos enseña a superar un saber fragmentado”. Mons. Paglia destacó que a través del estudio de la célula social “los institutos universitarios de familia no pueden sino buscar la unidad de las ciencias humanas.

Y es que estas ciencias son una a partir de una visión unitaria de la persona, y la persona es una a través de las relaciones que la asocian a otros (relaciones primarias que se viven en la familia)”. Añadió que “solo si la universidad busca la unidad del saber podrá ayudar al matrimonio y la familia….Es un mal de nuestras universidades una especialización exagerada en que nadie se hace las grandes preguntas que relacionan unas ciencias con otras, y que cada ciencia, desde sí misma, no puede responder… Ha sido una antropología del sujeto aislado la que ha provocado la desintegración de las ciencias”. Agregó que una perspectiva que vea al hombre abierto al mundo y a los otros, que contemple a la persona en relación, tendrá la clave para unir entre sí las ramas del saber. Dentro de los actos, presidió una misa donde, acompañado del Vice Gran Canciller de la Universidad Católica, padre Cristián Roncagliolo, dio una bendición especial a todos los confirmandos que también participaron de la Eucaristía. Después de la misa, Mons. Paglia se reunió con un grupo de jóvenes y resaltó la importancia de la familia, no solo a nivel católico, sino que a nivel cultural. “El matrimonio y la familia son una buena noticia en un mundo en que todos piensan en sí mismos. No es bueno que el hombre esté solo, sino que estamos hechos para vivir en comunidad y la familia es la base de esta comunión”, dijo. También hizo una invitación a redescubrir el amor y el valor de la familia, luchando contra el egoísmo del siglo XXI. “Tenemos que aprender a redescubrir la fortaleza del amor para siempre y el valor de la familia, ya que es la única manera de sostener las sociedades civiles. El problema de la familia no es católico, sino que cultural. Sin familia tenemos un problema civil y cultural. (…) El tema de la familia es como la paz. No hay paz católica, sino que simplemente paz”, concluyó en su exposición.

Monseñor Paglia acompañado con jóvenes universitarios.

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La pedagogía de la ley

Toda obediencia nos crucifica. Nos invita a renunciar a lo que poseemos, a aceptar ser desalojados de nuestras posiciones y a ser conducidos por otro. Nos propone la experiencia de la heteronomía. La orden terminante, la ley o la prohibición impiden la satisfacción inmediata y autónoma del deseo. La disciplina es una escuela de objetividad. Para Jesús es condición de la salvación. “Nos salvó por su obediencia”. Pero su obediencia filial tiene como único objeto la caridad. Vivir juntos –ya sea en el seno de la familia o en el ambiente escolar, de la empresa, de la ciudad…– implica leyes con derechos y deberes, prerrogativas y obligaciones. La ley constituye un marco de referencia que hace posible el ejercicio de la libertad de cada uno sin que este ejercicio perjudique a los demás. En esta ley también hay prohibiciones.

Cierta educación, por una legítima preocupación de velar por la calidad de la relación con el niño, se ha centrado demasiado en su bienestar afectivo, en detrimento de las realidades, los saberes, los códigos culturales y los valores morales. Esto no ayudó a los jóvenes a constituirse interiormente y a refrenar una expansión narcisista, que a menudo produce personalidades plásticas y simpáticas, pero a veces también superficiales, es decir, insignificantes, ya que no han adquirido el sentido de los límites y de las realidades (jóvenes sin miramientos, demasiado familiares, que confunden los códigos íntimos con los códigos sociales, olvidando el sentido de la autoridad, de la historia, del decoro, de lo sagrado…). Algunos no han aprendido las

reglas de la buena convivencia ni han sido iniciados en los ritos sociales y familiares. Adul-

tos que lo han hecho todo para evitarles cualquier carencia inducen a los jóvenes a creer que deben satisfacer toda negativa confundiéndola con sus necesidades. Al no tener la experiencia de la carencia, la psicología de muchos jóvenes se caracteriza por la indecisión, por no distinguir entre el propio ser, los demás y lo real, por la indiferenciación (sexual).

Crecer implica separarse psicológicamente, dejar la propia infancia y adolescencia; pero

esta separación resulta difícil si se confunden los espacios psíquicos entre el joven y el adulto, entre el niño y los padres. Toda aplicación de la ley implica cierta violencia, una violencia social necesaria en relación con nuestros instintos, nuestros deseos, nuestros caprichos, nuestros intereses individuales; pero esta violencia consentida y regulada nos evita otra violencia, que es destructiva, ciega, básica, que nos impone en definitiva otra ley, la ley de la anarquía, y esta deriva ineluctablemente hacia la dictadura, la ley del más fuerte, la ley de la alienación. “La paz es la tranquilidad en el orden”. Esta definición de la paz, que nos da San Agustín, es válida tanto para la vida interior del creyente como para la vida exterior en nuestra sociedad. Enseñando la ley, el educador recuerda la exigencia de un orden necesario para el bien de todos. Educa en la paz. La violencia se ha impuesto en el paisaje escolar y en el interior de la vida familiar. Las dificultades

de un número cada vez mayor de jóvenes para refrenar sus emociones y mostrarse respetuosos, civilizados o pacificados están vinculadas con una mayor libertad de expresión otorgada a los niños, pero en primer lugar con una crisis de identidad. El joven proyecta en la realidad lo que no logra manejar a nivel psíquico. La carencia de autoestima que lleva a la identificación con los más violentos encuentra su fuente en la precariedad económica, en dificultades escolares, en la inestabilidad familiar. Los padres que se sienten culpables por permanecer demasiado tiempo en el trabajo y por no poder dar acceso suficiente al consumo o que en relación con su primogenitura compensan mediante lo afectivo las divisiones y reconstituciones que se les imponen, se encuentran desprovistos y desamparados ante esta violencia. Esta alcanza de rebote la institución escolar. Los educadores

temen a los padres, agresivos o peleadores a menudo, y a veces a los niños que no saben obedecer. En vez de ejercer una verdadera autoridad, muchos adultos procuran entonces

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obligar mediante coerción o seducción. En la etapa de la adolescencia, la situación llega a ser imposible de manejar. Los “ex participantes del movimiento del 68” han construido el mito del “culto a la juventud”. La instrumentalización de la juventud (por ejemplo, en los medios de difusión masiva y en los avisos publicitarios) muestra el desconcierto de los mayores al ocuparse de sus propios hijos, proponiendo falsas fórmulas educativas. La desintegración de los

antiguos rituales de “paso” (rituales cristianos de la primera comunión, de la profesión de fe y de la confirmación, o rituales profanos de triunfar en un concurso, de abrir la primera cuenta bancaria…) conduce a inventar otros nuevos (obtener la llave de la casa, tener acceso a Internet, recibir el primer celular…). La responsabilización de los jóvenes es más

Debate sobre el aborto

Quienes proponen la despenalización del aborto fundan su posición en argumentos jurídicos discutibles y parciales. Desde luego, y en primer lugar, no puede pasarse por alto que la Constitución reconoce el derecho a la vida, e impone al legislador el especial deber de proteger la vida del que está por nacer (art. 19 N°1). En concordancia con lo anterior, el Tribunal Constitucional ha declarado que el niño no nacido es titular de dicho derecho, el que debe ser amparado y protegido por el Estado (sentencia rol 740). Asimismo, la Convención Americana de Derechos Humanos reconoce el derecho a la vida desde la concepción. Y como quedó expresamente plasmado en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos (noviembre de 1969) que aprobó dicha Convención, tal reconocimiento excluye el amparo del aborto. En otros términos, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos no da cabida al aborto. En el caso Artavia v. Costa Rica (que no trataba sobre aborto), la Corte Interamericana de Derechos Humanos lamentablemente desconoció todos los derechos de la persona en estado embrionario, pasando con ello sobre el art. 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos y sobre la voluntad de los Estados parte, infringiendo así, además, el artículo 31 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados. Así lo reconoció en su voto de minoría el juez chileno ante la Corte, don Eduardo Vío.

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precoz y al mismo tiempo son adolescentes durante más tiempo. El debilitamiento de los sistemas de autoridad y de la ley induce el reino del “doy para que des” en que todo se discute: toda “salida” se negocia, se compra mediante una promesa de esfuerzo escolar o de asiduidad en los estudios… En este trato, cada uno procura valorizar su identidad individual en el seno de la familia. El rechazo de la prohibición y la

exaltación de la tolerancia en 180 grados revelan la exacerbación del ego. Se salvaguarda

la propia esfera privada de toda intrusión de la ley y de los demás por temor a la confrontación, por inseguridad para ubicarse uno mismo en una posición. Se procura una máxima protección. MONS. DOMINIQUE REY Obispo de Frejus-Toulon (Francia)

La dolorosa situación que aqueja a Belén, la niña embarazada por haber sido violada por su padrastro, nos impone como sociedad varios desafíos. De una parte, proteger a dos niños inocentes, para lo cual el Estado debe desplegar todo su potencial para cuidar médica y psicológicamente a Belén (lo que, desde luego, no se lograría sometiéndola al segundo trauma que supondría un aborto), y permitir que la criatura que lleva en su seno se desarrolle y nazca. Pero, además, el Estado tiene el deber ineludible de castigar a los violadores, y a su vez generar las condiciones socioeconómicas que permitan superar el hacinamiento, la pobreza, la desigualdad, la falta de educación y la violencia contra la mujer y los niños, que son el germen en que se incuban dramas como el de Belén. Roberto Guerrero V. Decano de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile Alejandro Romero Seguel Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes Alejandro Guzmán Brito Profesor de Derecho Romano, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Esta carta la suscriben 94 académicos de diversas universidades.

Carta publicada originalmente en El Mercurio de Santiago, 13.VII.13


BELÉN

Belén es el lugar de nacimiento de Jesús. Su madre, María, lo concibió mientras residía en Nazareth y estando ya prometida en matrimonio a quien sería su esposo, José. Pero José no había convivido con María. Al darse cuenta de que su futura esposa estaba embarazada, quedó perplejo. La ley lo autorizaba a denunciarla como adúltera, ya que el contrato de esponsales permitía que los prometidos vivieran juntos. Esa denuncia hubiera significado la condena a muerte de María y de su cómplice en el adulterio. Hubo una noche de agonía en la que la vida de María y la del niño que llevaba en su seno quedaron en manos de José. Él, siendo justo, optó por la vida. Y ante la otra opción, desvincularse de su esposa encinta y tomar distancia de una paternidad incierta, un Ángel del Señor le llamó durante el sueño a no temer recibir por esposa a María y aceptar ser el padre adoptivo de Jesús. La historia del mundo tiene con José una deuda imposible de pagar. La luz de su fe, superior a la de Abraham (este creyó que podía tener un hijo accediendo carnalmente a su esposa nonagenaria, y se mostró dispuesto a sacrificarlo, pensando que poderoso era Dios para resucitarlo; José creyó que podía y debía ser padre de un hijo de esposa virgen, y se mostró dispuesto a recibirlo y educarlo para una misión cuyo fruto no llegaría a ver en la tierra), fue el punto de inflexión decisivo para que María

diera a luz a quien sería, y es, la Luz del mundo. Hizo con ello honor a su nombre. José significa aumento. En esa noche de humana tiniebla y perplejidad José no optó por disminuir, restar o dividir la luz, símbolo y sinónimo de la vida. Creyó en la Luz y apostó por aumentar y cuidar la Vida. En estricta justicia, el nacimiento en Belén de quien diría –y dice– “Yo soy la Vida, y Yo he venido para que tengan vida, y abundante vida”, se lo debemos a la fe de José. En su noble figura se inspiran, y a su intercesión acuden quienes favorecen la adopción de niños huérfanos, abandonados o indeseados. La obediencia presta de José a los designios divinos salvó a Jesús de la matanza decretada por Herodes contra todo niño menor de dos años residente en Belén. Él cauteló indemne la vida de su niño hebreo durante los años de exilio en un Egipto cuyo faraón también sabía de exterminios masivos de inocentes de tal condición. Buscó con angustia a su adolescente de 12 años hasta reencontrarlo en el lugar donde siempre se encuentran los tesoros perdidos: en el Templo del Señor de la Vida. Belén, la adolescente que espera un hijo, no necesita a Herodes, sino a José. RAÚL HASBUN Artículo publicado originalmente en Diario Financiero. 12.VII.13

Gran encuesta en los EE.UU. Confirma la oposición de ese país al aborto

La más reciente encuesta de la afamada empresa Gallup, realizada del 2 al 7 de mayo, lo confirma: la mayoría de la sociedad americana es contraria al aborto, y mucho más al aborto indiscriminado. De los encuestados, el 58 por ciento afirma que el aborto debería ser ilegal en todos o en la mayoría de los casos. Solo 26 por ciento de personas afirman que apoyan la legalización del aborto en “cualquier circunstancia”. El 13 por ciento de los encuestados dice que el aborto debería ser legal en la “mayoría de circunstancias”. Por tanto, solo 39 por ciento de personas tienen una visión permisiva en relación al aborto. De acuerdo a Gallup, los resultados de esta última

encuesta sobre el tema “son similares a la mayoría de aquellos que Gallup encontró en la década pasada”, y coincidentes con “casi todas las medidas de Gallup acerca de esta cuestión desde 1975”. Uno de los tópicos de interés de esta última encuesta fue ver cómo había influido en la opinión pública el caso de Kermit Gosnell, recientemente condenado a cadena perpetua bajo los cargos de homicidio involuntario de una mujer y de asesinato en primer grado de varios niños que fueron asesinados tras sobrevivir a abortos. La conclusión de Gallup fue que el caso Gosnell “no conmovió a la opinión pública”.

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Cardenal de Boston: “La clonación humana trata a los seres humanos como productos fabricados”

El cardenal de Boston, Sean O’Malley, considera que la clonación de células madre embrionarias, aunque sea con fines terapéuticos, como ha conseguido un grupo de investigadores de la Universidad de Oregón, “va en contra de la dignidad de las personas”, puesto que “trata a los seres humanos como productos”. El capuchino, responsable del Comité Provida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, sostiene en una nota que “la clonación humana con cualquier propósito es incompatible con la responsabilidad moral de tratar a cada miembro de la familia humana como un don único de Dios, como una persona con su propia dignidad inherente”. “La creación de nuevas vidas humanas en el laboratorio únicamente para destruirlas es un abuso denunciado incluso por muchos que no comparten las convicciones de la Iglesia católica sobre la vida humana”, añade el purpurado, uno de los miembros de la comisión cardenalicia nombrada por Francisco para reformar la Curia. Del mismo modo, O’Malley enfatizó en que esta manera de manipular embriones también será utiliza-

da por personas que quieren producir niños clonados como “copias” de otras personas. “Tanto si se utiliza para un fin (terapéutico) u otro, la clonación humana trata a los seres humanos como productos, fabricados a fin de satisfacer los deseos de la gente”. Y añadió: “Un avance técnico en la clonación humana no es el progreso de la humanidad, sino todo lo contrario”.

La Iglesia «tiene derecho a expresarse» Reitera el deber de los obispos de defender el derecho a la vida

Durante la CI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal española en abril pasado, los temas que concentraron las preguntas en la rueda de prensa final fueron la posible inclusión de la Iglesia en la futura Ley de Transparencia y las críticas al episcopado desde algunos partidos políticos, a raíz de que el cardenal Rouco Varela pidiera, en el discurso inaugural de la Plenaria, la derogación de la ley del aborto. El PSOE ha amenazado al Gobierno con la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado, de 1979, si deroga la ley Aído. “Todos los actores de la vida social tienen derecho a expresarse. Todos”, dijo el obispo auxiliar de Madrid y Secretario General de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Antonio Martínez Camino. Los obispos no legislan ni quieren imponer a nadie una moral particular, pero es su deber levantar la voz

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para denunciar que, en el momento actual, “nuestras leyes no regulan de modo justo” el derecho a la vida de todos. “Una sociedad civilizada no puede asistir con tranquilidad a la eliminación de seres humanos inocentes tutelada por la ley”. La Iglesia “no actúa como un actor político en el campo de la política propiamente dicha. Habla de cuestiones que tienen implicaciones políticas, eso sí, y creo que nadie le va a negar ese derecho a la Iglesia”, de “hablar sobre los principios rectores de la vida social, de acuerdo con los derechos fundamentales de la persona humana”. Monseñor Martínez Camino resaltó, además, que los católicos esgrimen en este debate argumentos racionales, “compartibles por creyentes y no creyentes”, como es el principio de “no quitar la vida a un ser humano inocente”.


La lección de humildad de Benedicto

No estábamos poco orgullosos del hecho de que el elegido del cónclave hubiera elegido como patrono a San Benito, el gran patriarca de Occidente. Pero nosotros debemos reconocer que Benedicto XVI nos ha dado una buena lección: la de la verdadera humildad. Esta es una virtud rara. La humildad es rara,

muy rara, incluso entre la milicia benedictina. De hecho, es fácil confundirla con el pauperismo y la cobardía. Benedicto XVI ha logrado los doce grados de la humildad descritos en el Capítulo VII de la Regla de san Benito. Es el capítulo más largo, porque la humildad es el fundamento de la vida cristiana. Jesús mismo es maestro frente a sus discípulos como el que es dulce y humilde de corazón. Charles Péguy (1873-1914) ha percibido bien la importancia de esta virtud cuando ha escrito en “Un nouveau Theologien”: «Esta religión, que ha puesto el orgullo en la cima de los pecados capitales, que ha hecho de la humildad quizás más que una virtud: su estilo propio y su ritmo, su gusto secreto, su actitud exterior y profunda, carnal y espiritual, su postura, sus costumbres, su experiencia perpetua, casi su propio ser.»

Pero ¿qué es la humildad? En primer lugar, es vivir constantemente bajo la mirada de Dios. Benedicto lo ha mostrado a través de la conciencia con la que llevó a cabo su propia función. Es un hombre concienzudo que vive a partir de ese lugar secreto del corazón donde se oye la voz de Dios. Lo ha demostrado con sus valientes tomas de posición, especialmente en Ratisbona, en el Bundestag, en Westminster, y con actos fuertes, como el motu proprio Summorum Pontificum. La humildad significa obedecer, incluso en condiciones difíciles. Benedicto XVI lo ha demostrado al aceptar la pesada tarea de soberano pontífice a la edad de 78 años. Por otra parte, él lo ha demostrado no imponiendo su propio programa sino siguiendo al Espíritu Santo según la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio anterior. Él ha seguido la fe de la Iglesia, tema recurrente en su enseñanza, en particular en su último discurso al clero de la diócesis de Roma. Él habla del «gran “nosotros” de los creyentes.» Y aún más, ¡qué humildad en la simplicidad con que cuenta sus recuerdos! Se tiene la sensación de que no tiene nada que ocultar. Sabemos que su vida y su juventud han pasado por el tamiz de la inquisición mediática. Pero el Papa que venía de Alemania ya lo había dicho todo. Ese es el quinto grado de humildad, que consiste para el monje en no ocultar nada a su abate.

Ha demostrado la virtud de la humildad en su dimisión, sin duda alguna. No se ha sentido en absoluto necesario. Ha evaluado en conciencia que la tarea lo superaba, superaba sus fuerzas físicas y personales. Ha logrado, una vez más, el sexto y el séptimo grado de humildad. «La Iglesia ya no me necesita.» Si él no hubiera dado ejemplo de valor y trabajo duro, se habría podido pensar en una debilidad de carácter, pero su vida entera ha estado consagrada en cuerpo y alma al trabajo en la viña del Señor. Todo su trabajo intelectual y sus cargos pastorales lo demuestran. Finalmente, Benedicto XVI ha logrado alcanzar los últimos cinco grados de humildad, que se refieren a las actitudes exteriores: la reserva y el dominio de su comportamiento, las palabras, las risas, la manera misma de hablar y caminar. Todas las personas que han tenido ocasión de saludarlo, incluso brevemente, afirman unánimemente que tiene en la mirada algo serio, simple y feliz. San Benito decía que el monje que pasa a través de los doce terribles grados de humildad adquirirá una caridad que elimina todo temor. Nos olvidamos de los gestos ceremoniales de respeto, pero nunca nos hubiéramos permitido cualquier familiaridad con él.

El último signo de su humildad: la tierra entera parece haberse detenido de estupor ante su dimisión. Como los apóstoles ante Jesucristo transfigurado en el Tabor. Jamás un hombre público de nuestra época ha tenido tanta autoridad como él en este momento. Como si, a través de él, hubiera aparecido al fin la verdadera humildad y hubiera resonado al menos por un breve instante en el corazón de los hombres. Ha mostrado así la verdad de la palabra de Nuestro Señor Jesucristo: “El que se ensalce será humillado y el que se humille será ensalzado.” Gracias Santo Padre, gracias desde el fondo de mi corazón. DOM LOUIS-MARIE GEYER D’ORTH OSB

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Bienal de Venecia La Santa Sede estrena pabellón

La Santa Sede participa este año por primera vez en la Bienal de Venecia (1 de junio, 24 de noviembre 2013) con un pabellón inspirado en el relato bíblico del Génesis, titulado “En el Principio”. El nombre ha sido elegido por el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, que siguiendo la línea de su dicasterio quiere incentivar el diálogo con la cultura contemporánea. Los primeros once capítulos del Génesis son la base del pabellón de la Santa Sede, que coordina el Director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci. A partir de tres núcleos temáticos, confiados a tres artistas diversos, se entra en el primer libro de la Biblia y se descubren los recorridos que parten de él: la Creación, la De-creación y la Re-creación. “El arte contemporáneo –explicó el cardenal Ravasi– está en el centro del interés del Pontificio Consejo para la Cultura porque constituye una de las expresiones más significativas de la cultura de estas décadas. El Génesis, tema del pabellón de la Santa Sede, es fundamental no solo para la cultura y la tradición de la Iglesia: ha inspirado también un sinfín de obras que jalonan la historia del arte. En particular, los once primeros capítulos hablan del misterio de los orígenes, de la entrada del mal en la historia y también de la esperanza y de los proyectos de los seres humanos después de la devastación representada simbólicamente por el diluvio. De ahí la individuación de los tres núcleos. La Creación se centra en la primera parte, cuando el acto creador toma forma, a través de la Palabra, en el soplo del Espíritu, generando la dimensión del tiempo y del espacio y de toda forma de vida, hasta el ser humano. La De-creación aborda la decisión del ser humano de contraponerse al proyecto original de Dios a través de formas de destrucción ética y material, como el pecado original o el primer homicidio que nos llevan a reflexionar sobre la deshumanización del hombre. La violencia y la ausencia de armonía que esto conlleva dan un nuevo inicio a la historia humana, que se abre

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con el momento de castigo-purificación del Diluvio. Por último, la etapa del viaje, de la búsqueda y de la esperanza, representada en la Biblia por las figuras de Noé y su familia y más tarde de Abraham y su descendencia, lleva a esbozar una humanidad nueva y una creación renovada en que un cambio profundo restituye sentido y vitalidad al ser y al existir”. Los artistas que ilustrarán esos tres núcleos son: “De “La Creación” se ocupará el “Studio Azzurro”, el fotógrafo Josef Koudelka es el responsable de la “De-creación”, y la “Re-Creación” se confió al arte de Lawrence Carroll. Piedad de Miguel Ángel Cuarenta años después de su restauración

El 21 de mayo de 1972 La Piedad de Miguel Ángel expuesta en la basílica de San Pedro, fue atacada a martillazos por un turista, que consiguió eludir a los vigilantes. El geólogo australiano de origen húngaro Laszlo Toth, que tenía graves problemas mentales, se lanzó contra la escultura gritando “Soy Jesucristo resucitado de entre los muertos” y la golpeó quince veces, destrozando el rostro, rompiendo el brazo izquierdo y lesionando el codo de la obra, de la que se desprendieron cincuenta fragmentos. Cuarenta y un años después, los Museos Vaticanos dedicaron una jornada de estudios, el 21 de mayo pasado, a la reconstrucción de la escultura titulada: “La Piedad de Miguel Ángel. En memoria del 21 de mayo de 1972; historia de una restauración”, que analiza la compleja y delicada tarea de reparación efectuada entre 1972 y 1973 en los laboratorios de los Museos Vaticanos, bajo la responsabilidad del que entonces era su director, el brasileño Deoclecio Redig de Campos. Gracias a la existencia de numerosos calcos y reutilizando, en la medida de lo posible, los fragmentos originales junto con una mezcla de cola y polvo de mármol, fue posible reintegrar la obra con fidelidad. La Piedad está considerada como la primera obra maestra de Miguel Ángel –que tenía poco más de veinte años cuando la esculpió– y la única firmada por él: en la cinta que sostiene el manto de la Virgen se lee: “MICHEL A(N) GELUS BONAROTUS FLORENT(INUS FACIEBAT.”.


Histórico encuentro Papa Francisco y el Papa Tawadros II, jefe de la Iglesia copta ortodoxa de Egipto

La visita de Tawadros II, Papa de Alejandría y Patriarca de la Sede de San Marcos, “fortalece los lazos de amistad y hermandad que unen ya a la Sede de Pedro y a la Sede de Marcos, heredera de un legado invaluable de mártires, teólogos, santos, monjes y fieles discípulos de Cristo, que por generaciones han dado testimonio del Evangelio, a menudo en situaciones muy difíciles”, dijo el papa Francisco al recibir en mayo pasado, en el Vaticano al jefe de la Iglesia Copta Ortodoxa de Egipto. El pontífice recordó el memorable encuentro que tuvo lugar hace cuarenta años entre los predecesores de ambos, el Papa Pablo VI y el Papa Shenouda III, que unió a uno y otro “en un abrazo de paz y fraternidad después de siglos de alejamiento recíproco”. La Declaración Conjunta firmada entonces por los dos papas representó “una piedra angular en el camino ecuménico” y gracias a ella se instituyó una comisión de diálogo teológico entre ambas Iglesias, que dio buenos resultados y preparó el terreno para el diálogo más amplio entre la Iglesia Católica y toda la familia de las Iglesias ortodoxas orientales, que continúa hasta nuestros días. “En esa declaración solemne –ha subrayado Francisco– nuestras Iglesias reconocían que confesaban, en línea con las tradiciones apostólicas, “una única fe en Dios uno y trino” y la “divinidad del Único Hijo encarnado de Dios... Dios perfecto con respecto a Su divinidad y perfecto hombre con respecto a su humanidad”. Reconocieron que la vida divina se nos da y se alimenta a través de los siete sacramentos, y se sintieron unidas en la veneración común de la Madre de Dios”. El Obispo de Roma manifestó su alegría porque una y otra Iglesia se reconocen “unidas por un solo bautismo, del que es expresión particular nuestra oración común, que anhela el día en que se cumpla el deseo del Señor, de poder comulgar en un único cáliz”. Consciente de que el camino por recorrer es todavía largo, el Santo Padre ha recordado algunos de los hitos de esa senda como el encuentro en febrero de 2000 en El Cairo del papa Shenouda con el beato Juan Pablo II, durante su peregrinaje a los lugares orígenes de la fe y ha manifestado su convicción de que “con la guía del Espíritu Santo, la oración perseverante y la voluntad de construir día tras día la comunión en el amor mutuo” se darán pasos importantes hacia la plena unidad”.

También el Papa agradeció al Patriarca su atención hacia la Iglesia Copta Católica que se ha traducido, entre otras cosas, en la institución de un “Consejo Nacional de Iglesias Cristianas”, símbolo de la voluntad de todos los creyentes en Cristo “de desarrollar en la vida cotidiana relaciones cada vez más fraternales y de ponerse al servicio de toda la sociedad egipcia de la que forman parte”. “Sepa, Santidad –ha añadido–, que sus esfuerzos en favor de la comunión entre los creyentes en Cristo, así como su interés por la suerte de su país y el papel de las comunidades cristianas en la sociedad egipcia, encuentran un eco profundo en el corazón del Sucesor de Pedro y en toda la comunidad católica”.

Iglesia española Atiende a más de 4 millones de personas

La Iglesia destinó 49 millones de horas al servicio de la sociedad española en 2011. Además, en sus 7.743 centros asistenciales fueron atendidas 4,3 millones de personas. Una ingente labor evangelizadora y socio-caritativa valorada en unos 1.957 millones de euros, según cálculos de la propia Conferencia Episcopal Española (CEE). Para desarrollar todas sus actividades, sin embargo, ese año las diferentes instituciones eclesiales emplearon solo 818 millones de euros. Estaríamos hablando de un ahorro cercano a los 1.139 millones de euros. Y es que por cada euro que se invierte en la Iglesia rinde como 2,39 euros en su servicio equivalente en el mercado. Son datos de la Memoria justificativa que presentaron esta mañana los obispos. Este detallado informe, de 57 páginas, recoge también los más de diez millones de personas que asistieron regularmente a misa en 2011. Y en las 22.842 parroquias, repartidas por la geografía española, se celebraron más de nueve millones de eucaristías. Asimismo, hubo 292.143 bautizos, 250.916 primeras comuniones, 109.275 confirmaciones, 67.313 bodas y se oficiaron 386.017 exequias. Para toda esta enorme tarea, la Iglesia contó con 59.882 religiosos, 19.621 sacerdotes y 85.751 catequistas.

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En el apartado de gastos, las diócesis tuvieron que invertir 36,8 millones de euros en construir nuevos templos y 60,7 millones en rehabilitar los existentes. En cambio, los 2.465 centros católicos concertados supusieron un ahorro para la Administración de 4.091 millones de euros. El costo por alumno y año en un centro concertado asciende a unos 2.000 euros, una cantidad que se elevaría casi al doble en los centros públicos, según señala el documento de la CEE. En los citados centros escolares trabajan 120.196 personas, de las que 97.435 son docentes (6.485 religiosos) y cursan sus estudios 1,4 millones de alumnos. La Iglesia participa también en 14 universidades de inspiración católica en las que estudian 78.471 alumnos. Por otra parte, el episcopado español se ha adelantado a la Ley de Transparencia propuesta por el Ejecutivo y, por primera vez, ha encargado una auditoría externa a la prestigiosa auditora internacional Price Waterhouse Cooper.

Canonización Mártires de Otranto, de la colombiana Laura Montoya y de la mexicana Guadalupe García Zavala

“Miremos a los nuevos santos a la luz de la Palabra de Dios que ha sido proclamada. Una palabra que nos invita a la fidelidad a Cristo, incluso hasta el martirio; nos ha llamado a la urgencia y la hermosura de llevar a Cristo y su Evangelio a todos; y nos ha hablado del testimonio de la caridad, sin la cual incluso el martirio y la misión pierden su sabor cristiano”. Con estas palabras el papa Francisco presentó a los Mártires de Otranto, a Laura Montoya y a María Guadalupe García Zavala, a quienes canonizó el 12 de mayo pasado durante la Santa Misa en la Plaza de San Pedro. Los mártires de Otranto fueron casi 800 personas, supervivientes del asedio y la invasión de Otranto que fueron decapitadas en las afueras de la ciudad porque no renegaron de la propia fe y murieron confesando a Cristo resucitado. “¿Dónde encontraron la fuerza para permanecer fieles? –se ha preguntado el Papa–. Precisamente en la fe, que nos hace ver más allá de los límites de nuestra mirada humana, más allá de la vida terrena... Conservemos la fe que hemos recibido y que es nuestro verdadero tesoro... Dios no dejará que nos falten las fuerzas ni la serenidad. Mientras veneramos a los Mártires de Otranto, pidamos a Dios

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que sostenga a tantos cristianos que, precisamente en estos tiempos, ahora, y en tantas partes del mundo, todavía sufren violencia, y les dé el valor de ser fieles y de responder al mal con el bien”. La segunda santa, Madre Laura Montoya, “fue instrumento de evangelización primero como maestra y después como madre espiritual de los indígenas, a los que infundió esperanza, acogiéndolos con ese amor aprendido de Dios, y llevándolos a Él con una eficaz pedagogía que respetaba su cultura y no se contraponía a ella... Esta primera santa nacida en la hermosa tierra colombiana nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente –como si fuera posible vivir la fe aisladamente–, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida allá donde nos encontremos... Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo que corroe las comunidades cristianas y corroe nuestro propio corazón, y nos enseña a acoger a todos sin prejuicios, sin discriminación, sin reticencia, con auténtico amor, dándoles lo mejor de nosotros mismos y, sobre todo, compartiendo con ellos lo más valioso que tenemos, que no son nuestras obras o nuestras organizaciones, no. Lo más valioso que tenemos es Cristo y su Evangelio”.


Santa Guadalupe García Zavala “renunciando a una vida cómoda –cuánto daño hace la vida cómoda, el bienestar; el aburguesamiento del corazón nos paraliza–... para seguir la llamada de Jesús, enseñaba a amar la pobreza, para poder amar más a los pobres y los enfermos... Los pobres, los abandonados, los enfermos, los marginados son la carne de Cristo. Y Madre Lupita tocaba la carne de Cristo y nos enseñaba esta conducta: no avergonzarnos, no tener miedo, no tener repugnancia

a tocar la carne de Cristo... Esta nueva santa mexicana nos invita a amar como Jesús nos ha amado, y esto conlleva no encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en las propias ideas, en los propios intereses, en ese pequeño mundito que nos hace tanto daño, sino salir e ir al encuentro de quien tiene necesidad de atención, comprensión y ayuda, para llevarle la cálida cercanía del amor de Dios, a través de gestos concretos de delicadeza y de afecto sincero y de amor”.

Los mártires del siglo XX en España, beatificación en Tarragona

Fieles hasta la muerte

Tarragona acogerá el próximo 13 de octubre la mayor ceremonia de beatificación en la historia de la Iglesia. Serán proclamados beatos más de 500 mártires del siglo XX, víctimas de las persecuciones antirreligiosas de los años 30 en España. La elección del lugar, según explicó el secretario portavoz de los obispos, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, se debe a que la sede tarraconense cuenta «con una gran historia de fe cristiana y martirial, pues los protomártires hispanos son el obispo de Tarragona, Fructuoso, y sus dos diáconos Augurio y Eulogio». Además, en esta ocasión, 147 mártires son de la diócesis anfitriona, entre ellos el que fuera obispo auxiliar, monseñor Manuel Borrás, y 66 sacerdotes seculares. Con motivo de esta multitudinaria beatificación, inscrita en el Año de la Fe, la CI Asamblea Plenaria del episcopado español ha hecho público un documento dividido en cinco partes: los mártires, modelos en la confesión de la fe y principales intercesores; mártires del siglo XX en España beatificados en el Año de la fe; firmes y valientes testigos de la fe (lema de la beatificación); una hora de gracia; y la Beatificación en Tarragona, donde se explica cómo en la ciudad tarraconense se conserva la tradición de los primeros mártires cristianos. Para los obispos, esta gran celebración evoca las palabras de Benedicto XVI en su carta apostólica Porta Fidei, cuando afirma que «por la fe los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado

y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor, con el perdón de sus perseguidores». Asimismo, estos aseguran que los mártires que van a ser beatificados ahora son «una gracia de bendición y de paz para la Iglesia y para toda la sociedad». Hasta la fecha, los mártires españoles del siglo XX beatificados son 1.001 y, de ellos, 11 canonizados. (Ver en sección LIBROS de esta edición comentario al libro “La canción de Dom Mauro”, abad de Pueyo)

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Congregación para los santos Nuevas canonizaciones y beatificaciones

Dos papas, un superior general, tres fundadoras, cuarenta y un mártires, dos religiosos y un laico. Estos son los nuevos nombres que aparecen en los decretos firmados el 5 de julio pasado por el papa Francisco, y que elevan a algunos a los altares, declara a otros venerables, e inscriben en el libro de los santos a dos antecesores suyos en la sede de Pedro. Según informaciones oficiales de la Santa Sede, el santo padre recibió en audiencia al cardenal Angelo Amato, SDB, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, a quien le autorizó publicar los decretos de cincuenta cristianos que, de una u otra manera, vivieron su cielo en la tierra, comenzando esta lista con dos pontífices: Juan Pablo II y Juan XXIII (ver pág.665) Fundadores y superiores Gracias a un milagro atribuido a la intercesión del venerable Álvaro del Portillo y Diez de Sollano (1914-1994), obispo español y prelado de la prelatura personal del Opus Dei, y primer sucesor de san Josemaría Escrivá de Balaguer, podrá ser invocado como beato por sus fieles y la Iglesia entera. Según nota informativa del Opus Dei, el milagro aprobado por la Santa Sede se refiere a la curación instantánea en 2003 del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson, quien a los pocos días de nacer sufrió un paro cardíaco de más de media hora y una hemorragia masiva, la que se detuvo con las oraciones de sus padres, mientras que, de modo inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, hasta alcanzar el ritmo de 130 pulsaciones por minuto. A pesar de la gravedad del cuadro clínico, diez años después, el pequeño desarrolla su vida con normalidad. El papa Francisco también reconoció la intervención milagrosa de la venerable Esperanza de Jesús (en el siglo María Josefa Alhama Valera, 1893-1983), española, fundadora de las Congregaciones de las Siervas del Amor Misericordioso y

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de los Hijos del Amor Misericordioso, quien será reconocida como beata. Otras dos fundadoras de congregaciones religiosas femeninas serán declaradas venerables, permaneciendo aún en proceso de beatificación. Se trata de la sierva de Dios Maria Isabel da Santíssima Trinidade (1889-1962), portuguesa, (en el siglo: Maria Isabel Picão Caldeira viuda de Carneiro), fundadora de la Congregación de las Hermanas Concepcionistas. Y la sierva de Dios María del Carmen Rendiles Martínez (1903 -1977), venezolana, fundadora de las Siervas de Jesús de Venezuela. Asimismo, avanza en su proceso de beatificación el siervo de Dios Bernard Philippe (1895-1978), francés (en el siglo Jean Fromental Cayroche), hermano profeso del Instituto de las Escuelas Cristianas y fundador de las Hermanas Guadalupanas de La Salle. Olor a santidad El papa Francisco ha decidido reconocer como venerables al siervo de Dios Nicola D’Onofrio, italiano, clérigo profeso de la Orden de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos (camilos), nacido en 1943 y muerto en 1964. De igual forma, al siervo de Dios Giuseppe Lazzati (19091986), italiano, laico consagrado.


MonsEÑOR Antonio Moreno Casamitjana (1927 - 2013)

Ha sido llamado a la Casa del Padre el arzobispo emérito de Concepción, Monseñor Antonio Moreno, gran amigo de revista Humanitas y miembro de su Consejo de Consultores y Colaboradores, desde el día de la fundación. Colaboró numerosas veces con estas páginas y fue un expositor clarividente y generoso, cuyas intervenciones ilustraron Cursos de extensión organizados por Humanitas, así su clase magistral sobre la Visión del hombre en Juan Pablo II al inaugurar el curso sobre el Magisterio del Papa Wojtyla en sus encíclicas (cfr. Cuaderno Humanitas nº 10 ); en presentaciones de números de la revista; y en varios foros, como por ejemplo la Disputatio sobre el tema de la ley de divorcio, que además de Santiago, tuvo también lugar en el Aula Magna de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. La tristeza de perder su compañía y cercana amistad, de la que gozamos hasta el final de sus días, la compensa la seguridad de tener en él un intercesor que ora por nosotros junto a la Trinidad Santa, en compañía de la Virgen y de los santos, los grandes amores de toda su vida.

Un homenaje a la inteligencia Acto Homenaje al Papa emérito Benedicto XVI

Con este subtítulo, “Un homenaje a la inteligencia”, era lanzado el martes 6 de agosto el 2° Cuaderno Ius Publicum que recogía los discursos del papa Benedicto XVI al mundo académico y de la cultura. Se recogían también un artículo acerca de la Humildad del acto de renuncia del Papa y un estudio acerca de la antropología en el pensamiento de Joseph Ratzinger. La Universidad Santo Tomás, representada por sus autoridades, capellán nacional y numerosos profesores y alumnos reconoce así el brillante y fecundo magisterio de un Papa que ha sido siempre profesor. La presencia, asimismo, del Sr. Nuncio de su Santidad en el acto no sólo le dio una altura especial sino que hizo visible la unidad espiritual con el Santo Padre. D. Eduardo Soto Kloss, actual director de la revista Ius Publicum, presentó el ejemplar y la idoneidad del tema en este momento aludiendo a cada uno de los discursos que se recogen. El profesor y filósofo Dr. Fernando Moreno habló de su experiencia como amigo y colaborador del entonces Cardenal Ratzinger, así como de su protagonismo en la visita del Cardenal a Chile. A continuación el capellán nacional, Rev. P. José García Patiño, O.P., destacó algunas de las virtudes más destacables en la persona y magisterio de Benedicto

XVI sirviéndose de textos de especial belleza. Como decano de la Facultad de Derecho, D. Aníbal Rodríguez, abordó el famoso discurso al parlamento alemán durante la visita del Papa a su país natal, haciendo especial hincapié en el derecho natural como fundamentación de la norma jurídica. Siguió la exposición de las líneas antropológicas básicas del pensamiento del teólogo Joseph Ratzinger –recogidas en extenso en el Cuaderno–, a cargo de la también filósofa Dra. Esther Gómez de Pedro. Cerró el acto el Sr. Nuncio, invitando a sacar de la rica mina del pensamiento y de la doctrina de este y de todos los papas, la gran riqueza que albergan para nuestra existencia; publicarla es un primer paso, pero además hay que darla a conocer y llevarla a los demás. Esa es la misión de la Universidad: buscar y dar a conocer la verdad.

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Ante la grave profanación de la Catedral de Santiago Carta a todos los fieles católicos de la Iglesia de Santiago Hermanos y hermanas en el Señor, Les escribo antes que termine el día de la festividad de Santiago Apóstol, Patrono de nuestra Arquidiócesis y de la ciudad de Santiago. Lo hago con dolor y al mismo tiempo con serenidad y el corazón en paz. Esta tarde la hermosa celebración eucarística de la Catedral Metropolitana, ha sido violentamente perturbada por un grupo de anárquicos que irrumpieron en el templo gritando consignas contra la vida y a favor del aborto. Por más de veinte minutos intentaron interrumpir la celebración, la que, a pesar de todo, gracias a la entereza de los fieles pudo llegar hasta el final. La intolerancia de los fanáticos y su violenta irracionalidad ha sido una grave ofensa a Dios y a toda la comunidad de los creyentes en Cristo, ha dejado huellas dolorosas en agresiones y maltrato a varias personas y en la destrucción y daño al patrimonio artístico religioso del principal templo del país. Frente a lo ocurrido: –Invito a todos los fieles católicos a invocar humildemente el perdón de Dios por las ofensas de esos fanáticos. Una vez más, la violencia es la razón de quienes no saben usar la razón. Con Jesús en la Cruz pedimos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. –Recuerdo que impedir la celebración de la Santa Misa y profanar un lugar sagrado son hechos que revisten una especial gravedad, por la intolerancia que suponen y por el agravio a la libertad religiosa y de culto. Esta garantía, derecho fundamental de toda persona humana, está reconocida tanto en nuestra Constitución Política como en todos los instrumentos internacionales ratificados por nuestro país. –Como un acto de reparación y para tomar conciencia de lo ocurrido el Templo Catedral permanecerá cerrado desde esta noche y hasta el miércoles 31 de julio. A las 12:30 horas de ese día tendrá lugar una celebración de desagravio, a la cual convoco a todos los feligreses de la Iglesia de Santiago. –Decreto que en las celebraciones eucarísticas de este sábado y domingo, en cada comunidad se ore por la Iglesia, por la cordura y la paz de todos los chilenos y, de manera especial, para que se destierre de entre nosotros toda intolerancia, odio y violencia. –Finalmente, no puedo callar mi desconcierto y desazón frente a quienes tienen la grave responsabilidad y obligación de garantizar la libertad y la seguridad de todas las personas. La Catedral Metropolitana es un lugar abierto al público, declarado Monumento Nacional, donde cada día acuden centenares de ciudadanos, que en estos últimos tiempos se han visto amenazados por la instalación de bombas y por otras agresiones. Esperamos a futuro gozar del resguardo preventivo al cual tenemos derecho. Con la bendición del Señor, los saludo con afecto fraterno y les deseo días de paz y prosperidad. Su Padre y Obispo, + Ricardo Ezzati Andrello Arzobispo de Santiago

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Profanación en la Iglesia Catedral

Con indignación y tristeza nos enteramos de que la noche del jueves un grupo de manifestantes pro aborto ha profanado la Iglesia Catedral Metropolitana, lanzando gritos, rayando murallas internas, destrozando bancas, confesionarios y otras obras de valor patrimonial y religioso. Esta situación es inaceptable y refleja la intolerancia y agresividad de grupos minoritarios que no entienden que el diálogo y el intercambio de ideas es la forma de plantear diferentes posiciones y expresar posturas en nuestra sociedad. Expreso mi completo apoyo y solidaridad al arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati; al deán de la Catedral, a todos los sacerdotes, religiosas y fieles que en ese momento estaban celebrando la festividad del Apóstol Santiago y los 452 años de la iglesia de la capital. Esta es una grave afrenta al respeto y dignidad que merece la casa del Señor. No es posible permitir este tipo de agresiones en una democracia. Esto contrasta fuertemente con lo que se vivió ayer en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, en donde más de un millón y medio de jóvenes celebraron junto al Papa Francisco un nuevo encuentro en la Jornada Mundial de la Juventud. Esta es la Iglesia que se renueva y refresca en Latinoamérica, y es la que nos debe hacer estar felices de vivir la fe en Cristo. La fe que ilumina a la persona y a su comunidad. Los agresivos e irreflexivos actos de los manifestantes nos han permitido vivir a los creyentes dos de las bienaventuranzas, que dicen que «felices son los perseguidos por causa de la justicia» y «felices los que son insultados y calumniados por causa de Él». La defensa de la vida es irrenunciable, desde la concepción hasta su término por causas naturales. Ninguna manifestación, persecución, atropello o agresión irracional nos hará cambiar nuestras convicciones.

Ignacio Sánchez D. Rector Pontificia Universidad Católica de Chile

Carta publicada originalmente en El Mercurio, 27.VII.2013

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Tras asalto abortista

Obispos y fieles abarrotan Catedral de Santiago en Misa de desagravio

«Señor Jesús, te pedimos que al abrir las puertas de nuestro templo se abran también para tu pueblo», expresó el Arzobispo de Santiago, Mons. Ricardo Ezzati, al golpear con su báculo el portón de entrada de la Catedral metropolitana para iniciar la Misa de desagravio luego de que el templo fuera atacado por grupos abortistas el jueves 25 de julio. Más de cinco mil fieles repletaron la iglesia Catedral y la Plaza de Armas, cantando letanías para recibir la procesión del Nuncio Apostólico, Mons. Ivo Scapolo; los obispos, vicarios, sacerdotes y diáconos que ingresaron por el pasillo central hasta el altar mayor. También asistieron autoridades civiles, como la Ministra Secretaria General de Gobierno, Cecilia Pérez; y el Intendente de Santiago, Juan Antonio Peribonio; así como militares, organizaciones sociales, comunidades, movimientos y colegios, que acompañaron la reapertura de las puertas de la Catedral. En su homilía, el Arzobispo agradeció a todos los que manifestaron su solidaridad con la Iglesia de Santiago. «Gracias y esperanzas, porque el martirio ha sido siempre fruto de nuevos cristianos», afirmó. “Queremos alabar a Dios y reconocerlo como nuestro Dios y Señor y lo queremos hacer frente a las voces de unos insensatos que han pretendido ofender su presencia en la vida de nuestro pueblo”, expresó. “La Iglesia Catedral, signo de la maternidad de la Iglesia universal fundada por Cristo, ha abierto nuevamente sus puertas, hemos vivido una experiencia inédita en nuestro caminar de creyentes en la Iglesia de Santiago”, explicó. El arzobispo de Santiago enfatizó: “Una fiesta se vio empañada por unos insanos violentistas, unos cultores de la muerte que no soportan la sonrisa de la vida nueva, han vomitado su odio contra Dios, la Virgen Santísima y esta casa de los hijos de Dios”.

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“La sinrazón de la violencia ha pensado que podía torcerle el brazo a la razón y a la fe, un trasnochado ateísmo ha pensado que con sus gritos blasfemos podrían matar a Dios. Pobres ilusos. Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, subrayó Ezzati y agregó “matemos al odio antes de que el odio mate el alma de Chile”. «Esta es nuestra fe en la victoria pascual de Cristo Jesús, la fe de quien sabe que quien conduce a la Iglesia es el Señor. Con el Papa Francisco levantemos también nosotros el corazón, no tengamos miedo, salgamos a todas las periferias geográficas y humanas del gran Santiago, para que todos seamos un signo de la cercanía de Dios, que es un Dios que quiere a nuestra Iglesia de Santiago», expresó Mons. Ezzati. Tras la homilía y como un signo de vida, dos mujeres embarazadas vistieron el altar poniéndole el mantel, las flores y los cirios. Posteriormente sacerdotes, seminaristas, jóvenes, adultos y militares, se dirigieron a custodiar los altares profanados provistos de la luz de Cristo. Al finalizar, el Obispo Castrense, Mons. Juan Barros, realizó una oración especial frente al altar de los Héroes de la Concepción –que también fue dañado por los abortistas–, acompañado por todos los obispos y vicarios, momento en que el Ejército de Chile depositó una ofrenda floral.


Obispos chilenos

Iglesia misericordiosa y sin exclusiones

La palabra de Jesús a sus apóstoles en medio de la tormenta, cita del texto bíblico inspirador de la II Asamblea Eclesial Nacional, es el título del Mensaje de los Obispos de Chile: “Ánimo. ¡Soy yo! No tengan miedo” (Mt 14,27). Dirigido a toda la Iglesia que peregrina en Chile, el Mensaje fue dado a conocer el 12 de junio por el obispo de Valdivia y secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Ignacio Ducasse, en el marco de la sesión inaugural de la Asamblea. A todos “los que viven su discipulado comprometidos en la misión de la Iglesia: laicos y consagrados, hombres y mujeres que son parte activa de la misión evangelizadora en parroquias, colegios, comunidades eclesiales, movimientos apostólicos y en tantas otras instituciones católicas”, los obispos expresan su gratitud, cercanía y afecto. “Sabemos que los desafíos que vive la comunidad eclesial no les dejan indiferentes. Sabemos que no es fácil proclamar las Bienaventuranzas del Reino en una realidad secularizada y fragmentada. Sabemos también que nos acompaña nuestra fragilidad y pecado. Por eso sentimos un deber sostenernos unos a otros, escucharnos con respeto, apoyarnos y nutrirnos en el Señor para recuperar las confianzas y seguir caminando con nuevos bríos”, expresa el Mensaje. Los pastores animan a la comunidad “a seguir

Cámara de Diputados de Chile Aprueban Día Nacional del Niño por Nacer

El 14 de mayo pasado, la Cámara de Diputados de Chile aprobó la celebración del día 25 de marzo como Día Nacional del Niño por Nacer, dando así un paso fundamental hacia el reconocimiento de la vida desde la concepción, de los derechos de la persona en etapa de gestación y de la dignidad que se merecen las mujeres madres. El proyecto fue aprobado por los parlamentarios con 54 votos a favor y 35 en contra. Desde hace 10 años, varias organizaciones chilenas celebraban el Día del Niño por Nacer el 25 de

dándose por entero al Señor. Lo han hecho durante toda una vida y ni siquiera en las mayores tormentas han claudicado. Queremos caminar juntos, ser Iglesia de comunión y participación, en la que nadie está excluido, Iglesia misericordiosa que ratifica su compromiso de servir a las personas, especialmente a los pobres, sufrientes, marginados, y a quienes ha ofendido”. Precisan los obispos del Comité Permanente que la Asamblea que hoy se inicia es un “potente signo esperanzador” y un “hito relevante de comunión eclesial para la misión de transmitir el tesoro de la fe”. En este encuentro, agregan, “queremos discernir juntos los mejores modos de contribuir activamente a las transformaciones que la Iglesia y la sociedad chilena reclaman, respecto de los grandes temas de fondo que el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile ha puesto sobre la mesa, en su última carta pastoral”. Junto con animar la búsqueda de caminos que ayuden a humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, los obispos invitan a todos los miembros de la Iglesia a “emprender con confianza los pasos audaces que el papa Francisco nos ha indicado, llevando más allá de nuestros templos y centros pastorales el mensaje transformador de Jesús, pan compartido, camino, verdad y vida para este tiempo y los que vendrán”.

marzo, así como ocurre en varios países del mundo, principalmente del continente latinoamericano, para recordar la dignidad del niño en gestación y de la madre embarazada. Fue así que hace algunos años comenzó la promoción de esta iniciativa a nivel local y con el apoyo de diversas organizaciones se alcanzó este gran logro, que la Iglesia chilena festeja y comparte. A partir de ahora, Chile tiene un día oficial en que la comunidad reflexionará que la vida, la de cada persona, por imperfecta que sea en su desarrollo, merece todo nuestro respeto y cuidado; por lo demás, el primer derecho del ser humano es el derecho a vivir, sin el cual no podrá nunca llegar a decidir libremente.

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Emisión filatélica Conjunta Estado Ciudad del Vaticano-Argentina

En abril pasado, en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano fue presentada al Santo Padre la emisión filatélica conjunta entre el Estado de la Ciudad del Vaticano y Argentina dedicada al inicio de su pontificado. Se trata de cuatro sellos con la imagen del Papa Francisco con el siguiente valor: 70 céntimos (Italia); 85 céntimos (Europa y Mediterráneo), 2 euros (África, América y Asia) 2,50 euros (Oceanía). La tirada es de doscientos cincuenta mil ejemplares. La Oficina Filatélica y Numismática emitirá, junto a la serie filatélica, una “stamp and coin card” (tarjeta con sello y moneda) y una carpeta oficial dedicada al inicio del pontificado con dos sobres con matasellos especial del primer día de la emisión y una tarjeta postal con la primera página de la edición extraordinaria de “L’Osservatore Romano” del 13 de marzo 2013 (día de la elección del nuevo pontífice). Denuncia ante las Naciones Unidas Más de cien mil cristianos son asesinados al año por su fe

El arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante Naciones Unidas y otros organismos internacionales en Ginebra, tuvo una intervención en la 23 sesión del Consejo de Derechos Humanos.

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El representante de la Santa Sede afirmó: “Serias violaciones de los derechos de la libertad de religión en general y la reciente y continua discriminación y sistemáticos ataques contra diversas comunidades cristianas en particular, le conciernen profundamente a la Santa Sede. Una investigación reciente llegó a la siguiente conclusión impactante: más de 100.000 cristianos han sido asesinados cada año debido a su relación con la fe. Muchos otros están sujetos a desplazamientos forzados, por la destrucción de sus lugares de culto, por la violación y abducción de sus líderes, como sucedió recientemente en el caso de los obispos Yohanna Ibrahim y Boulos Yaziji, en Alepo (Siria)”. “Muchos de esos actos –constató– han sido perpetrados en partes de Medio Oriente, África y Asia, y son el fruto de fanatismo, intolerancia, terrorismo y violación de las leyes. Además, en varios países del Este en que los cristianos eran históricamente parte de la sociedad, emerge la tendencia a marginarlos de la vida pública, ignorando su contribución histórica y social y siempre restringiendo la capacidad de las comunidades religiosas de realizar servicios sociales y de caridad”. El arzobispo Tomasi señaló que el Consejo de Derechos Humanos ha reconocido que la “religión, espiritualidad y creencias, pueden y contribuyen a la promoción de la dignidad y del valor de la persona humana”. “La religión cristiana –añadió–, así como las otras comunidades religiosas, están ‘al servicio del verdadero bien de la humanidad’. De hecho ‘las comunidades cristianas con su patrimonio de valores y principios han contribuido mucho a hacer conscientes a pueblos e individuos en su identidad y dignidad’”. La delegación vaticana ha llamado “la atención sobre el servicio hacia la familia humana realizado en todo el mundo por la Iglesia católica, sin distinción de religión o raza”. Y ha proporcionado una serie de datos. En el sector de la educación, son 70.554 jardines de infancia con 6.478.627 alumnos; 92.847 escuelas primarias con 31.151.170 alumnos; 43.591 escuelas secundarias con 17.793.559 alumnos. La Iglesia además educa a 2.304.171 alumnos de colegios superiores y 3.338.455 estudiantes universitarios. Los centros de caridad y de salud de la Iglesia en el mundo incluyen: 5.305 hospitales; 18.179


dispensarios; 547 casas de acogida para personas con lepra; 17.223 casas de ancianos o enfermos crónicos, o con minusvalía; 9.882 orfanatos; 11.379 guarderías; 15.327 centros de orientación matrimonial; 34.331 centros de rehabilitación social y 9.391 otros tipos de instituciones caritativas. A estos datos sobre la actividad de acción social, habría que añadir los servicios de asistencia que se prestan en los campos de refugiados y para desplazados interiores y el acompañamiento de estas personas desarraigadas.

“No conformarse con lo avanzado” Mensaje final de la XXXIV Asamblea Ordinaria del CELAM

Al concluir la XXXIV Asamblea Ordinaria del CELAM en la Ciudad de Panamá, realizada del 14 al 17 de mayo último, los obispos participantes hicieron público un mensaje. En este se destaca el momento histórico en que se desarrolló la reunión, como es el pontificado del papa Francisco; los 500 años de fundación de la hoy arquidiócesis de Panamá y a seis años del inicio de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe en Aparecida. Durante el evento también se recordó al papa emérito Benedicto XVI, quien durante el discurso inaugural de Aparecida iluminara “con sabiduría evangélica el camino de la Iglesia en nuestro Continente”. Según informes de la oficina de prensa del Celam, durante el evento se habrían tomado decisiones sobre cambios de carácter interno, “en relación a la unificación de las sedes actuales del CELAM, al igual que la optimización de sus Centros de Estudios según la necesidad de la Iglesia y la sociedad hoy”. Los participantes mencionaron en su mensaje

que “dar fruto y fruto que permanezca” es parte de la propia identidad del obispo. Sin embargo, se lee, “estos frutos son posibles si nosotros permanecemos vinculados por la fe y el amor con Cristo, como los sarmientos unidos a la vid”. A fin de alcanzar este propósito, los obispos rescataron las palabras del papa Francisco dichas el pasado 14 de marzo, en las que llamaba a la Iglesia «a caminar, construir y confesar». Este “caminar” fue interpretado en el mensaje como un modo de avanzar “sin acomodarnos ni conformarnos con los logros alcanzados, pero tampoco sin dejarnos vencer por las dificultades o por los miedos; y caminar dirigiéndonos hacia los hombres y mujeres de hoy”. Otro aspecto fue el llamado del Santo Padre a “construir” la Iglesia. Al respecto, reconocen que esto debe hacerse “a partir de nuestra vinculación vital con Jesucristo y la fuerza renovadora de su Resurrección: una iglesia, casa y escuela de comunión”. Sin embargo, esto no se verá realizado –añaden– sin un “rostro amable, capaz de dialogar con los hombres y mujeres de hoy, con el mundo y la cultura de nuestro tiempo; una iglesia que contagie la esperanza y la vida que brota del Evangelio; una iglesia en la que todos sus miembros sean corresponsables de su conducción, de su destino y de su misión”. En referencia al “confesar” a Jesucristo, este debe hacerse “con nuestro testimonio de vida y con nuestra palabra: «El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios» (Documento de Aparecida, 278)”. A partir de un diágnóstico profundo y detallado, los obispos delegados de la Iglesia de América Latina reflexionaron sobre los diversos y graves problemas de los pueblos a su cargo, entre los cuales identificaron “el deterioro de la institucionalidad democrática, el avance de un modelo económico que favorece la concentración de la riqueza en pocas manos, decisiones legislativas contrarias a valores morales, diversas expresiones de violencia que atentan contra la dignidad humana y la convivencia pacífica”. El mensaje final de la XXXIV Asamblea del Celam puede leerse en www.celam.org/detalle.php?id=NzA1

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Biblioteca Vaticana Digitaliza un millón de páginas de manuscritos e incunables

El prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, Mons. Cesare Pasini, anunció ayer que, en los próximos cinco años, serán digitalizadas un millón y medio de páginas de manuscritos e incunables de la institución que dirige y de las Bodleian Libraries de Oxford. Se trata de la mayor iniciativa de digitalización de las emprendidas hasta ahora por la Biblioteca Vaticana, y se llevará a cabo gracias a la Polonsky Foundation. Dos tercios de los volúmenes a digitalizar –alrededor de un millón de páginas, equivalentes a unos 2.500 libros– serán escogidos entre los manuscritos griegos y hebraicos y los incunables de la Biblioteca Apostólica Vaticana. La Biblioteca posee 8.900 incunables, la cuarta colección más importante del mundo en cuanto a número. Recientemente, se ha puesto en internet el catálogo informático de los incunables; gracias al nuevo proyecto de digitalización, se espera poner a disposición de todos los internautas más de 800 ejemplares completamente digitalizados, entre ellos el famoso incunable “De Europa”, de Pio II Piccolomini, impreso por Albrecht Kunne en Memmingen antes de 1491; y la Biblia latina de 42 líneas de Johann Gutenberg, el primer libro impreso con caracteres móviles entre 1454 y 1455. De la colección de manuscritos hebraicos, se digitalizarán algunos de especial valor histórico, como el “Sifra”, escrito entre el final del s. IX y la mitad del s. X, probablemente el códice hebreo más antiguo de los

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que han llegado hasta la actualidad; una Biblia escrita en Italia alrededor del año 1100; comentarios bíblicos y talmúdicos; Halakhah y Kabbalah; y escritos filosóficos, médicos y astronómicos. Respecto a los manuscritos griegos, serán digitalizadas obras de Homero, Sófocles, Platón e Hipócrates, además de códices del Nuevo Testamento y de los Padres de la Iglesia, muchos de ellos decorados con miniaturas bizantinas. Como se recordará, la Biblioteca Vaticana posee más de 80.000 manuscritos y los ya mencionados 8.900 incunables. Según Mons. Cesare Pasini, digitalizarlos significa “conservar mejor los bienes culturales, haciendo que los originales sean consultados con menos asiduidad y garantizando una reproducción de alta calidad antes de un posible deterioro del original; además, se hacen accesibles inmediatamente, en la red, a muchas más personas”. Hace dos años, se habló por primera vez de un proyecto global de digitalización de la Biblioteca Apostólica Vaticana. El número de los manuscritos digitalizados crece poco a poco gracias a la actividad del Laboratorio de reproducción de la Biblioteca; y gracias también a proyectos concretos en colaboración con instituciones culturales, como la actual digitalización de los manuscritos Palatinos latinos realizada con la Universidad de Heidelberg.


Iglesia de Corea del Sur Católicos en continuo crecimiento

La Iglesia de Corea del Sur está en continuo crecimiento desde hace años, según documentan los datos de la Conferencia Episcopal. Las estadísticas de 2012, publicadas por la Conferencia Episcopal, documentan un aumento del 1,6 por ciento, valor ligeramente inferior a la media del último decenio. En el país, hay en la actualidad 5.361.369 católicos, cerca del 10,3 por ciento del total de la población. El 55 por ciento de ellos está concentrado en el área metropolitana de Seúl.

De 2001 a 2012, la comunidad católica de Corea del Sur ha registrado una expansión progresiva y constante, con una tasa de crecimiento de entre el 2 y el 3 por ciento. En el curso del último año, 84.959 fieles se han unido a la Iglesia y han surgido en el país 17 nuevas parroquias. Seúl, la arquidiócesis más poblada, alberga al 27,1 por ciento de los fieles coreanos, seguida por Suwon (15.1%), Daegu (8.8%) e Incheon (8.7%). Los datos dan fe de que en 2012 se celebraron 20.712 matrimonios, 12.506 entre coreanos bautizados y no. El número de fieles que se han acercado al sacramento de la confesión es en cambio un 4,6% inferior al de 2011 y también los bautismos, 132.076 en el último año, han registrado una disminución del 1,8 por ciento. Una evolución análoga ha caracterizado el crecimiento del clero: en 2012, la relación entre sacerdotes y fieles es de uno a 1.149. La asistencia media a la misa dominical ha registrado la participación de 1.233.114 de fieles, cerca del 23 por ciento de los católicos coreanos.

‘’Credo’’

Nueva exposición de Las Edades del Hombre

Desde el 23 de mayo al 3 de noviembre, se presentará la decimoctava edición de Las Edades del Hombre, coincidiendo con la celebración de los 25 años de la primera exposición que se celebró en Valladolid y de la constitución de la Fundación que lleva su nombre. Durante este tiempo han sido más de cuatro mil los edificios, pinturas, esculturas, piezas de orfebrería, piezas musicales o documentos que se han mostrado al gran público. La exposición “Credo” se organiza en cuatro edificios de la localidad de Arévalo. Han sido 25 años construyendo identidad a través de las Edades del Hombre, una propuesta de un nuevo concepto del patrimonio y de los bienes culturales que supera la idea misma de colección o pieza museística al uso, basada en categorías artísticas, autores o períodos, para centrarse en el mismo hecho artístico, cultural y patrimonial, donde el impacto estético, el valor icónico, el mensaje y

el relato cobran todo el protagonismo. Y todo esto durante un tiempo concreto y limitado, el de una exposición temporal, lo que ha conseguido multiplicar el atractivo y el poder de convocatoria social y turística de unos bienes artísticos. Desde 1987 han sido más de 4.000 los edificios, pinturas, esculturas, piezas de orfebrería, piezas musicales o documentos atendidos y enseñados. De ellos, más de 1.800 han sido objeto de restauración por parte de la Junta de Castilla y León y de la Fundación Edades del Hombre.

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Segundo volumen en español Obras completas de Joseph Ratzinger

“La pregunta por la esencia de la revelación y de su modo de hacerse presente sigue siendo hoy urgente, e incluso quizá se haya vuelto más urgente todavía”. Este es el planteamiento, siguiendo las palabras introductorias de Benedicto XVI, del segundo volumen de su Opera omnia en español con trabajos sobre la teología del gran doctor de la Iglesia, el franciscano san Buenaventura. Un tomo que se presentó en Roma el 12 de junio por iniciativa de la Embajada de España ante la Santa Sede, del Instituto Cervantes y de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), casa editorial que ha asumido la ingente tarea de publicar los escritos de Ratzinger en español contando con traductores y teólogos expertos y un comité de revisión integrado, entre otros, por Olegario González de Cardedal, uno de los teólogos Premio Ratzinger 2011, popularmente llamado “Nobel de la teología”. El volumen, titulado Comprensión de la revelación y teología de la historia de san Buenaventura, contiene el texto íntegro de la habilitación docente del joven Joseph Ratzinger –con unan parte inédita, hasta el momento, en español– y otros estudios sobre san Buenaventura. En el acto de presentación en Roma –que adquirió un tono compartido de reconocimiento y homenaje a Benedicto XVI, ahora Papa emérito– intervino el cardenal Antonio Cañizares –prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos–, quien afirmó, “y no exageramos, que el programa de toda la vida de Joseph Ratzinger como maestro, como hombre de pensamiento, teólogo pero también como pastor, no ha sido otro que mostrar la necesidad y la posibilidad de conciliar la fe y la razón como respuesta

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a los problemas de la modernidad y como la clave existencial en la construcción de la historia en paz, en verdadera convivencia, en libertad y con esperanza”. Y todo ello con la guía de que “lo que importa, por encima de todo, es Dios y su voluntad, ponerse en manos de Dios, dejarse llevar y conducir por Él”, subrayó el purpurado; “ese es el gran desafío ante el que nos sitúa a todos: por dónde quiere Dios conducir a su Iglesia”. Por su parte el arzobispo Luis Francisco Ladaria, secretario de la Congregación para la doctrina de la fe, hizo un examen del contenido del nuevo volumen, en el que ya se perciben futuras resonancias conciliares, elogiando en todos los escritos “el gran don de la claridad” de Ratzinger. Director de la BAC (www.baceditorial.com), el padre José Carlos Granados recalcó el valor documental e histórico de esta Opera omnia, pero sobre todo su valor teológico, que demuestra la tendencia del autor de “ayudar a la comprensión del presente”. Anunció también en el acto –introducido por el embajador Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga y coordinado por la responsable de la edición en español de L’Osservatore Romano, Marta Lago– el lanzamiento, el próximo octubre, del tercer volumen, que da protagonismo al sacerdocio: Predicadores de la Palabra y servidores de vuestra alegría. La publicación en español de las Obras completas de Joseph Ratzinger se ha programado en 16 volúmenes. La BAC tiene previsto lanzar tres cada año. El primero incluyó los escritos de teología de la liturgia, porque constituye el centro del pensamiento teológico de Ratzinger. El arzobispo Gerhard Ludwig Müller –prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe– es el editor de la obra. La aprobación y confirmación de la selección de escritos es de Benedicto XVI, de forma que la Opera omnia ofrece también una puesta al día de manos del propio autor.

‘’Hablando con el Papa’’ Benedicto XVI y su legado, visto por cincuenta españoles de diverso ámbito

“Hablando con el Papa. Cincuenta españoles reflexionan sobre el legado de Benedicto XVI”. Este es el título del libro que recoge las opiniones de diversas personalidades de relieve en España, creyentes o no, procedentes de ámbitos muy diversos, filósofos, teólogos, políticos, científicos y economistas.


Pero también de personas que no pertenecen al mundo académico, como empresarios, artistas, deportistas e incluso un torero. Sus autores ayudan al hombre común a acercarse a la figura y pensamiento de Benedicto XVI desde sus puntos de vista. Todos ellos ven en el magisterio del papa emérito algo relevante para nuestro tiempo. El libro, editado por la Editorial Planeta, fue presentado en mayo pasado, en Roma, en el Colegio Español de San José, y contó con las intervenciones del cardenal Antonio Cañizares, de dos profesores coeditores del libro, Francisco J. Contreras Peláez e Ignacio Sánchez Cámara, y del presidente de la Fundación Valores y Sociedad, Jaime Mayor Oreja. El cardenal Cañizares consideró que “es uno de los libros más interesantes que últimamente se han publicado en España. Son textos de Benedicto XVI por mí seleccionados, que tienen que ver con la sociedad que estamos viviendo, y por la reflexión que hacen los interlocutores del papa Benedicto”. El purpurado reconoció entretanto haberse sentido muy identificado con todos los autores, incluso personas agnósticas, “una de las cuales, un filósofo, me decía ‘Tienen ustedes en la Iglesia el mejor intelectual de los últimos doscientos años, no un intelectual católico, sino del mundo entero’”. El cardenal Cañizares precisó que la clave para entender a Benedicto XVI es que él ha visto los horrores de la segunda guerra mundial, y que al buscar respuesta a tanta sinrazón afirma ‘la razón’. Y si bien “el gran mensaje de Benedicto XVI es el encuentro con el Dios vivo” y que es “necesario ir a lo esencial, y lo esencial es Dios”, entretanto se vuelve “el gran defensor y testigo del valor de la razón y de la fe y del encuentro y armonía entre ambos”. Y al mismo tiempo “el gran desvelador y crítico del relativismo imperante, tan destructor del mundo y de la sociedad de nuestro tiempo”. Los textos de Benedicto que son comentados en el libro se refieren al diálogo entre razón y fe; a la laicidad, los derechos humanos, la relación entre Iglesia y Estado; a la compatibilidad de los diversos sistemas económicos con el cristianismo; al sentido del sufrimiento; a la esperanza y la oración; a la belleza como posible camino hacia la trascendencia; a la familia y su crisis actual; a los debates de bióetica sobre aborto y eutanasia; a la actitud de la Iglesia frente a los no creyentes.

Pastoral para los Emigrantes e Itinerantes “Trata de personas es una vergüenza para las sociedades civilizadas”

El santo padre Francisco recibió en audiencia en mayo pasado a los participantes de la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes e Itinerantes sobre el tema “La solicitud pastoral de la Iglesia en el contexto de las migraciones forzadas”. El papa señaló sobre el documento de este dicasterio titulado “Acoger a Cristo en los refugiados y las personas desplazadas por la fuerza”, que “llama la atención sobre los millones de refugiados, desplazados y expatriados, tocando también la plaga del tráfico de seres humanos, que cada vez más a menudo afecta a los niños, envueltos en las peores formas de explotación y reclusión incluso en los conflictos armados”. A este respecto, el papa afirmó que la trata de personas es una “¡vil actividad, una vergüenza para nuestras sociedades que se dicen civilizadas! Explotadores y clientes a todos los niveles deberían hacer un serio examen de conciencia delante de sí mismos y delante de Dios”. Por eso, ha añadido, “la Iglesia renueva hoy su fuerte llamamiento para que siempre sean tuteladas la dignidad y la centralidad de cada persona, en el respeto de los derechos fundamentales”. El papa Francisco ha dicho que “en un mundo donde se habla tanto de derechos parece que el único que los tiene es el dinero”. Reconociendo la labor que este Pontificio Consejo realiza ha expresado su aprecio y su reconocimiento y les ha animado a “continuar en el camino del servicio a los hermanos más pobres y marginados”. “Somos de hecho una sola familia humana que, en la multiplicidad de sus diferencias, camina hacia la unidad, valorizando la solidaridad y el diálogo entre los pueblos”, ha afirmado el papa.

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Sobre la Iglesia, ha recordado que “es madre y su atención materna se manifiesta con particular ternura y cercanía hacia quien se ve obligado a huir del propio país y vive entre desarraigo e integración. Esta tensión destruye a las personas”. También ha querido dirigirse a los gobernantes, legisladores y toda la comunidad internacional y les ha invitado “a considerar la realidad de las personas forzadas a emigrar con iniciativas eficaces y nuevos enfoques para tutelar su dignidad, mejorar su calidad de vida y hacer frente a los desafíos que surgen en formas modernas de persecución, de opresión y de esclavitud”, personas, ha dicho el papa, que “hacen un llamamiento a la solidaridad y a la asistencia, que tienen necesidad de intervenciones urgentes, pero sobre todo de compresión y de bondad”. Del mismo modo ha exhortado a las comunidades cristianas a recordar que “curando las heridas de los refugiados, de los desplazados y de las víctimas del tráfico de personas, ponemos en práctica el mandamiento de la caridad que Jesús nos ha dejado”.

Francia Más de un millón vuelve a manifestarse contra el ‘matrimonio’ gay

L a «Manif pour tous» (Manifestación en favor de todos) realizó el domingo 26 de mayo, en París, otra multitudinaria demostración que congregó a más de un millón de personas. Pidieron que se retire la ley de ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo. La ley ya fue aprobada por la Asamblea Nacional, y el movimiento quiere evitar nuevas iniciativas legislativas del gobierno socialista, como la adopción de menores por parte de las parejas homosexuales. Monseñor Tony Anatrella, psicoanalista y espe-

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cialista en psiquiatría social, consultor del Pontificio Consejo para la Familia y del de la Sanidad, fue uno de los primeros en alertar sobre las reivindicaciones del ‘matrimonio’ homosexual, la adopción de menores y otros derivados de la ideología de género. La coordinadora del servicio en francés de ZENIT, Anita Bourdin, realizó una amplia entrevista, en la cual el prelado da algunas claves de interpretación, como «la fuerza espiritual que se manifestó a través de los participantes que se han despertado políticamente en favor del matrimonio y la familia». Recuerda que «la gente fundamentalmente se movilizó y nada los desanimará para hacer abrogar la ley de un lobby que reduce la familia a lo que no es». Añade en la entrevista que «en miles de jóvenes se ha despertado una conciencia política para luchar contra esta ley funesta y los Veilleurs (personas en vigilia) preparan en el silencio, la reflexión y la oración, el futuro que quedará gracias a ellos». Los Veilleurs no son una organización oficial, se ponen de acuerdo sobre las redes sociales como Twitter. Se reúnen en las plazas públicas de las principales ciudades de Francia. Leen textos sobe la libertad, la paz y la familia. Monseñor Anatrella también indica que «el ambiente de las manifestaciones es fundamentalmente familiar y no de extremistas, violentos, desvalijadores, como los pintan algunos medios. Y que las manifestaciones han sido ejemplares». Recuerda que el 26 de mayo fueron más de un millón, y que los servicios de policía indicaron que solamente eran 150.000, lo que no es serio ni creíble. «Hicieron de todo para minimizar y desacreditar el fenómeno», afirma. Monseñor Anatrella indica que «la confusión de sexo y sentimientos conduce a una confusión de las realidades y a un impase. El matrimonio entre personas del mismo sexo es simplemente ridículo y el acto no inspira ninguna estima, pues no contribuye para nada a la relación social». Y se pregunta si los dirigentes actuales tienen sentido de la realidad o viven en un mundo de asexuales. Añade que 22.000 municipos de los 36.000 se oponen y anunciaron que rechazarán celebrar este tipo de matrimonio. Recuerda que «no hubo lugar para el debate; ciertas objeciones fueron entendidas pero no tomadas en cuenta y menos aún reflexionadas. Y fueron menospre-


ciadas por la ley, peor aún, impuestas, una confusión que va a dar lugar a diversas confusiones psicológicas, sociales y jurídicas». Ni las manifestaciones de sindicatos son tan maltratadas como la que realizan estos jóvenes y adultos, dijo. El consejero del Pontificio Consejo para la Familia reconoce que «solamente un contrato de bienes abierto a todos sería lo más adecuado, más bien que querer jugar al papa y la mamá sin tener las características adecuadas». La “Manif pour tous”, movimiento que se define pacífico, anti-homófobo y apolítico depositó, en el Consejo Económico, Social y Ambiental de Francia, el 15 de febrero pasado, las primeras 694.428 firmas de la petición contra el proyecto de “Matrimonio para todos». En sus manifestaciones participaron los Poissons roses; Alliance Vita; Plus gay sans mariage, de Xavier Bongibault; y líderes religiosos, cristianos, judíos y musulmanes. Por otra parte, las autoridades francesas mantu-

vieron encarcelado por 20 días a Nicolás Bernard, un joven de 23 años, detenido el 16 de junio pasado por manifestarse públicamente contra la ley de uniones homosexuales, impuesta por el gobierno socialista pese al rechazo mayoritario de la población. La detención ocurrió cuando la policía se puso duramente contra los manifestantes que recorrían pacíficamente los Campos Elíseos. Nicolás se refugió en un restaurante cercano pero fue perseguido y reducido con violencia, acusándolo de resistencia a la autoridad. Los policías, según el juez, acusaron a Nicolás de proporcionarles una identidad falsa y lo condujeron a la comisaría. Nicolás Bernard es uno de los fundadores del movimiento de los “Veilleurs”, es natural de Angers y es estudiante de Ciencias Políticas y de Historia, y de Ingeniería. Sin embargo, Bernard no es el único detenido. Según se informa, los arrestos en las últimas semanas en Francia ascienden a 150, por esta misma causa.

Caballeros de Colón Donaron más de 167 millones de dólares a obras de caridad en 2012

de libertad pueden dar forma a una comunidad”. “Estamos complacidos de reunirnos en una ciudad tan histórica, donde nuestras raíces son profundas”, aseguró. Los Caballeros de Colón del estado de Texas tuvieron bastantes labores en la región durante 2012, ayudando en diversas comunidades de la zona, especialmente tras la tragedia del tornado en Oklahoma y la explosión en la ciudad texana de West. En ambos casos, los Caballeros ayudaron significativamente con recursos, tanto económicos como de voluntarios, para proveer alivio ante el desastre. La convención será el encuentro de prelados de la Iglesia más grande en el país después de las reuniones anuales de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, pues asistirán más de 90 Arzobispos y Obispos, entre ellos 11 Cardenales. A ellos se sumarán aproximadamente 2.000 Caballeros y sus familias. Los asistentes, Obispos y miembros de los Caballeros de Colón, llegarán desde América del Norte y del Centro, así como del Caribe, África, Asia y Europa.

Los Caballeros de Colón, la organización laical y sociedad fraternal de beneficencia católica más grande del mundo, destinó más de 167.5 millones de dólares y 70 millones de horas al servicio de obras de caridad en todo el mundo. La organización, fundada en 1882 por el Padre Michael McGivney, ha crecido hasta alcanzar 1.8 millones de miembros en todo el planeta, comprometidos con las obras de caridad. Estas cifras, entre otras importantes, serán abordadas durante el reporte que se presentará en la 131 convención anual internacional de los Caballeros de Colón, que se realizará entre el 6 y el 8 de agosto en el JW Marriott Hotel en San Antonio, estado de Texas (Estados Unidos). Carl Anderson, Supremo Caballero de los Caballeros de Colón, indicó que “los casi 300 años de historia de San Antonio son un testamento a las formas en las que la evangelización, la inmigración y la búsqueda

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2 de Octubre, fiesta de los Ángeles Custodios

LOS ÁNGELES MINISTROS DE DIOS PARA CADA HOMBRE Durante el Angelus del domingo 2 de octubre de 2012, el Santo Padre Benedicto XVI recordó los Ángeles custodios a los fieles reunidos en la plaza San Pedro: “El Señor siempre está cerca y actuando en la historia de la humanidad, y nos acompaña también con la singular presencia de sus Ángeles, que hoy la Iglesia venera como “Custodios”, es decir, ministros del divino cuidado para cada hombre. Desde su comienzo hasta la hora de la muerte, la vida humana está rodeada de su incesante protección”. Los ángeles y la teología La creencia tradicional, que ve en los Ángeles seres personales, ha sido puesta en tela de juicio por el pensamiento moderno, que en el mejor de los casos los ha reducido a símbolos. Como escribe Filoramo, los estudios históricos, el inmanentismo, la crítica a la ontoteología y la concepción científica del universo han atacado los argumentos extraídos de la sagrada Escritura y el fundamento metafísico de esa creencia. El ángel, destronado, se ha dejado en la poesía, en las artes figurativas, en la literatura y en la filosofía de la cultura secularizada como símbolo que alude a una realidad superior, como elemento de la nostalgia de un horizonte metafísico perdido, como figura poética del Dios en el cual el hombre moderno y contemporáneo ya no cree y en relación con el cual sin embargo se siente atormentado. Es significativo el hecho de que un conocido sociólogo de la religión haya hablado de rumor of Angels para indicar una especie de religiosidad resurgente. En el “desencantamiento” del mundo (pero la Entzauberung weberiana significa literalmente desmagización), el ángel permanece como apertura de una referencia a lo trascendente . La tendencia conjunta de la cultura moderna y los estudios sobre las civilizaciones extrabíblicas ha desembocado en la teología católica sobre los Ángeles, que ha experimentado los efectos de la teología no católica que desde fines del siglo XVIII miraba sospechosamente lo sobrenatural y tendía a considerar el mundo angélico como resultado de un sincretismo religioso sostenido por una concepción arcaica según la cual los

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hechos mundanos estaban influenciados por seres espirituales. Este positivismo teológico, introducido también en el ámbito católico, condujo a la explicación naturalista de los Ángeles, de los cuales, cuando no se negó la existencia, se dijo que son simplemente símbolos del cuidado que Dios tiene de los hombres, así como Satanás simboliza el mal individual y social. Se trataría, en suma, de un problema puramente de lenguaje. Se vio afectada por lo tanto la unanimidad de la angelología católica, que hasta avanzado el siglo XX profesaba que la obra de la salvación humana por parte de Cristo estaba vinculada con la cooperación de los Ángeles y con la lucha victoriosa contra Satanás . En el tema intervinieron Pablo VI, con su Discurso del 15 de noviembre de 1972, y la Santa Sede. En el espacio concedido a un artículo no es posible extenderse mayormente, por lo cual remitimos a los tratados de angelología bíblica y patrística y a las voces de los diccionarios teológicos, donde el lector encontrará aquello que ilumina la problemática general actual, la angelología bíblica y patrística, la enseñanza y las normas del Magisterio, y la relación de la angelología con la liturgia y la vida cristiana. La comparación con el pasado dogmático y devocional le permitirá cerciorarse de la exactitud de una observación del entonces Cardenal Ratzinger, quien el 2

de octubre de 1977, hablando en la Radio bávara, destacó el hecho de que pocas cosas han llegado a ser tan ajenas para el cristiano de hoy como la idea del Ángel custodio, del cual ya no se habla sino en algunas frases convencionales .


elegías de Rilke– celebración poético-mística en clave panteísta de la belleza angélica. Los Ángeles –hemos dicho– son criaturas personales en condiciones de entrar en diálogo con los hombres, con los cuales comparten la dependencia de Dios y de los cuales se diferencian en cuanto no están vinculados con las leyes del mundo material. Eso basta al creyente para no imaginarlos como formas mitológicas que designan atributos y acciones divinas o como fuerzas de la naturaleza y del subconsciente humano . Su existencia constituye doctrina de la Iglesia (Concilios Ecuménicos Lateranense IV y Vaticano I) de fe divina y católica, así como la doctrina sobre la visión que los ángeles tienen de Dios y sobre su acción para el bien de los hombres. Es opinión común que cada hombre tiene su ángel custodio . Cuando la Iglesia propone a sus hijos la teología de los Ángeles, al hacerlo dirige un llamado a otorgarles un puesto en la propia vida. Para el

cristiano es una ayuda y un apoyo pensar que es asistido por los Ángeles, quienes se alegran de sus avances, ruegan por sus pruebas y vigilan en el aislamiento experimentado por el mismo en medio de los hombres, que a menudo se burlan de su fe. La eficacia de esta certeza es

Detalle de arcángel San Gabriel, por Fra Angélico.

La fe de la Iglesia La Iglesia cree que Dios creó a partir de la nada el orden de las criaturas espirituales dotadas de inteligencia y voluntad, criaturas personales e inmortales superiores a todas las criaturas visibles. Lo cree en conformidad con el testimonio de la sagrada Escritura y de la Tradición . Cree beneficiarse con la ayuda misteriosa y poderosa de los Ángeles, en comunión con los cuales adora y celebra al único Dios verdadero. Cree –y el Papa lo ha recordado– que la vida de cada hombre está rodeada y protegida por los Ángeles y por su intercesión. Cree, por consiguiente, que cada hombre tiene a su lado un ángel que lo guía en la vida verdadera . Ésta es su fe. El resto es únicamente disputa teológica y cultural, o –como en las

bien visible en las vidas de muchos santos, como el beato Pierre Favre, por ejemplo. Y por cuanto el hombre posee el triste poder de equivocarse y contaminar las verdades más bellas con el espíritu del error, también en la devoción a los Ángeles se han introducido, en el curso de los siglos, varias desviaciones. Quienes piensen en rezar al Señor, Padre de todas las criaturas, sólo mediante la intercesión de los Ángeles, oscurecerían la verdad fundamental: “Hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también” (1 Tm 2, 5). La intercesión de los Ángeles y los santos, y la mediación de la Iglesia siempre y únicamente son útiles “en Cristo Jesús”. Por este motivo, la fe en el mundo angélico no debe desviar la atención del cristiano de Jesús, centro de toda la economía de la salvación . GIANDOMENICO MUCCI, S.J.

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San José

Su nombre se añade a las plegarias eucarísticas II, III Y IV

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó un decreto, fechado el 1 de mayo y firmado por el prefecto de ese dicasterio, el cardenal Antonio Cañizares Llovera, por el cual dispone que también en las Plegarias eucarísticas II, III y IV del Misal Romano, después de la Bienaventurada Virgen María, se mencione el nombre de su esposo San José. “En la Iglesia Católica –dice el decreto– los fieles han manifestado siempre una devoción ininterrumpida a San José y han honrado solemne y constantemente la memoria del esposo castísimo de la Madre de Dios y Patrón celeste de toda la Iglesia, hasta el punto de que ya el beato Juan XXIII durante el Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II decretó que se añadiera su nombre en el antiquísimo Canon Romano. El Sumo Pontífice Benedicto XVI acogió con benevolencia y aprobó los devotos deseos que llegaron por escrito procedentes de múltiples lugares, y que ahora ha confirmado el Sumo Pontífice Francisco, confirmando la plenitud de la comunión de los Santos que, en un tiempo peregrinos junto a nosotros en el mundo, nos conducen a Cristo y nos unen a Él”. “Por lo que respecta a los textos en lengua latina – especifica el texto– se utilizarán las fórmulas que desde ahora se declaran típicas. La misma Congregación se ocupará de las traducciones en las lenguas occidentales de mayor difusión; las que se redacten en otras lenguas tendrán que elaborarse, según las normas del

www.beatificacion2013.com 500 mártires del siglo XX en España serán beatificados Unos 500 mártires del siglo XX en España serán beatificados en Tarragona el domingo 13 del próximo mes de octubre, a las 12 horas, en una Eucaristía que

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Talla de Alonso Cano (siglo XVII).

derecho, por las respectivas Conferencias episcopales y confirmadas por la Sede Apostólica a través de este dicasterio”. En castellano las fórmulas son: —En la Plegaria Eucarística II: “Con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo San José, los apóstoles y...”—En la Plegaria Eucarística III: “Con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo San José, los apóstoles y los mártires...”. —En la Plegaria Eucarística IV: “Con María, la Virgen Madre de Dios, con su esposo San José, con los apóstoles y los santos...”

tendrá lugar en el Complejo Educativo de la ciudad tarraconense y que será presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y representante del papa Francisco para esta Beatificación. Benedicto XVI en la Carta Apostólica

Porta fidei, recuerda que “por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor, con el perdón de sus perseguidores”. Más información en la página web www.beatificacion2013.com.


Chile

Nueva ley de trasplantes: do ut des?

Después de que la Cámara de Diputados aprobara en tercer trámite el proyecto de reforma a la ley Nº 19.451, sobre trasplante y donación de órganos, la iniciativa legal está lista para ser promulgada. Nos parece que esta nueva modificación (la segunda que sufre el texto original), aunque inspirada por el loable propósito de conseguir que más personas sean donantes de órganos para después de su muerte, insiste en una dirección equivocada: la de imperar casi como obligatorio lo que no puede responder sino a la lógica de la generosidad. En vez de fomentar la solidaridad de las personas y hacer más eficientes los controles para un diagnóstico certero de la muerte de los eventuales donantes, el legislador sigue queriendo tratar de imponer legalmente el acto de donación. Recuérdese que originalmente la ley exigía que cada persona manifestara su voluntad de donar; luego vino la reforma del donante universal, y se estableció que todos serán donantes, a menos que manifiesten la voluntad contraria, lo que se podía hacer al momento de renovar la cédula de identidad o la licencia de conducir. La nueva ley se propone ahora hacer más difícil el trámite para declarar la voluntad de no ser donante: se tendrá que recurrir ante un notario para hacer una declaración en tal sentido. La ley no dice que el trámite será gratuito de modo que es muy probable que tenga un costo. Es decir, el legislador le pone obstáculos a la libre expresión de la voluntad, y si alguien no se ha tomado la molestia y el costo de hacer el trámite notarial, la ley se apresura a calificarlo de donante “voluntario”. Pero la nueva reforma no solo reincide en la línea errónea de no fomentar la libertad y la generosidad personales, sino que ahora incursiona en otra dirección también diametralmente opuesta a lo que debiera ser el planteamiento de fondo de la donación de órganos. Se trata de incorporar sutilmente en la legislación la lógica del mercado y del intercambio en esta delicada área. El altruismo pasa a ser sustituido por el cuidado del interés propio y el cálculo utilitarista. Así se entiende que la nueva ley priorice como destinatarios de trasplantes a aquellas personas que sean legalmente donantes, es decir, que no hayan manifestado voluntad contraria a ello. El inciso final del nuevo art. 2 bis dispondrá que “En el caso de que varias personas se encuentren en igualdad de condiciones para la recepción de un órgano, el hecho de no estar inscrito en el Registro de No Donantes deberá tomarse en cuenta para priorizarlo respecto del que sí lo está”. ¿Cuál es el

mensaje que desea enviar el legislador a la ciudadanía? No puede ser otra cosa que algo como esto: “cuidado con ir al notario y declarar tu voluntad de no ser donante, porque en ese caso tendrás menos probabilidades de recibir un órgano aunque lo necesites”; luego: “¿quieres tener el beneficio de ser receptor de órganos para trasplantes?, entonces, aunque no quieras o lo estimes contrario a tus convicciones, tendrás que aceptar que tomen tus órganos para otro”. Do ut des, decían los romanos para graficar lo que sucede en los contratos de mutua utilidad: te doy para que me des. La norma es especialmente nociva porque acerca el sistema peligrosamente a la propuesta que cierto liberalismo reclama para hacer más eficiente la utilización de órganos para trasplantes: que ellos sean bienes que se transen libremente en un mercado y cada quien pague por lo que requiere. Se quiebra el principio de que la donación de órganos debe ser absolutamente gratuita e indeterminada en cuanto al receptor. Además, introduce una discriminación que no puede ser sino injusta e incoherente en términos de la misma ley: si esta reconoce la libertad de manifestar la voluntad de no donar, no puede después considerar que el ejercicio de ese acto es poco meritorio para tener derecho al acceso a prestaciones de salud. Bien podría haber aquí un vicio de inconstitucionalidad por vulneración del principio de igualdad y no discriminación por razones de salud. Lo más absurdo es que lo más probable es que la norma no tenga aplicación en la práctica. Primero porque los agentes de la salud se resistirán a discriminar por este motivo y nadie controlará ni sancionará su decisión. Y luego porque es obvio que si alguien padece una enfermedad que puede requerir un trasplante, inmediatamente hará una declaración notarial manifestando su voluntad de donar para así salir del Registro de no donantes y evitar su “menor puntaje” en las listas de espera. Pero las normas jurídicas, aunque no se apliquen, influyen en los comportamientos de las personas y configuran la cultura de una sociedad, para bien o para mal. En este caso –pensamos–, será para mal. HERNÁN CORRAL TALCIANI Artículo fue publicado originalmente por Derecho y Academia, http://corraltalciani.wordpress.com

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Italia Piden no “humillar” al matrimonio con proyecto de ley de uniones de hecho

Ante la propuesta de ley que pretende reconocer las uniones de hecho, incluida las uniones gay en Italia, la Asociación Eclesial “Alleanza Cattolica” difundió un manifiesto con cinco puntos importantes basados en la dignidad y los derechos de toda persona humana y que no deben faltar en el debate de este tema. El primer punto del documento advierte que el reconocimiento de uniones de hecho incluyendo a parejas del mismo sexo daña la imagen de la familia que se funda en el matrimonio y “no puede ser humillada ni debilitada por representaciones similares” que distorsionan su identidad. La asociación menciona que en marzo de 2007, la Conferencia Episcopal Italiana calificó de “inaceptable en términos de principio las uniones de hecho porque amenazan el bienestar social y la educación”. Como segundo punto, el manifiesto indica que “las uniones civiles no son una alternativa, es más bien, ‘precursor’ para el mal llamado ‘matrimonio’ gay y las adopciones de niños por parte de estas parejas”. En tercer lugar observa que “la propuesta anti homofóbica pone en peligro la libertad de expresión y de religión”, explicando que al existir una ordenanza que castiga “sin distinción” alguna cualquier tipo de agresión en contra de la integridad de la persona y de su esfera moral, ya no hay la necesidad de introducir el delito de homofobia como un instrumento de lucha contra la violencia. Resaltan que de introducirse esta ley, se corre el riesgo de que un proceso penal se maneje bajo “cualquier juicio crítico sobre los aspectos científicos, éticos y educativos de ciertas orientaciones sexuales o de cualquier doctrina religiosa” que se oponen a la ley natural. El cuarto punto resalta que la “ley natural y el sentido común no es solo para los católicos, son principios que no se oponen a un estado laico”, de creyentes o no creyentes, porque responden a todas las personas que quieren ser respetadas. Por último, el documento recalca que “calificar la marcha a favor de las uniones homosexuales como irreversible, significa ser víctima del mito ilustrativo del progreso”, que es producto “de la dictadura del relativismo, que presenta la verdad como hija del tiempo”. Con este manifiesto y otras actividades que realiza

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a través de reuniones con familias en comunidades parroquiales, Alleanza Cattolica busca consolidar un frente amplio de amigos por la familia y por la vida, de creyentes y no creyentes, para que puedan dificultar estas propuestas que destruyen el matrimonio, la vida y la familia. Colombia Defiende derecho a la objeción de conciencia

El Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), Cardenal Rubén Salazar Gómez, reiteró su defensa de la familia y el derecho fundamental a la objeción de conciencia, ante el fallo de la Corte Constitucional que establece la obligación para jueces y notarios de formalizar las uniones entre personas del mismo sexo. La sentencia C-577 de 2011 de la Corte Constitucional estableció que a partir del 20 de junio de 2013 los notarios y jueces de la República tienen la obligación de formalizar las uniones entre personas del mismo sexo por medio de un contrato solemne. De acuerdo al fallo las uniones homosexuales resultantes estarían equiparadas a la familia y gozarían de los derechos que tiene esta en el ordenamiento civil colombiano. Durante una rueda de prensa realizada en la sede del Episcopado Colombiano, el Cardenal Rubén Salazar Gómez indicó que ante estas “graves ambigüedades éticas y jurídicas, es deber ineludible de la Iglesia Católica” recordar que “el matrimonio y la familia existen, únicamente, entre dos personas de sexo opuesto que por medio de la recíproca donación tienden a la comunión de sus personas y a la procreación”. El también Arzobispo de Bogotá precisó que tal decisión además contradice lo consagrado en el artículo 42 de la Constitución: “la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla”. Por estas razones, la Iglesia ha expresado la necesidad de “oponerse de forma categórica a cualquier reconocimiento jurídico de las uniones homosexuales que conduzca a una equiparación con el matrimonio o la familia y ha invitado a la abstención frente a cualquier tipo de cooperación formal o material con la promulgación o aplicación de leyes o decisiones judiciales tan gravemente injustas”.


las uniones homosexuales es necesario garantizar a los funcionarios públicos el derecho inalienable a la objeción de conciencia, como está consagrado en el artículo 18 de la Constitución Política.

El Presidente de la CEC explicó que ninguna autoridad del Estado colombiano puede obligar a notarios y jueces a formalizar tales uniones e invitó al Estado a reconocer que frente al tema de la formalización de

Foro en Milán de la fundación Oasis

Cristianos y musulmanes modernos

La Primavera Árabe, el pluralismo en el Medio Oriente, cristianos y musulmanes en el África y la minoría árabe en Europa, fueron algunos de los temas desarrollados los días 17 y 18 de junio en Milán, durante el X Comité Científico de la Fundación Oasis. En el patio del Museo Diocesano de Milán se celebra una cena al concluir las dos largas jornadas de trabajo de Oasis, la fundación que hace diez años creó el cardenal Scola. Rifat Bader, un jordano, se levanta a los postres y explica que va a cantar una canción de los cristianos de su tierra. Enseña a todos el estribillo. La fiesta tiene pronto las notas de los beduinos, la guturalidad del árabe que se considera más puro. En su mesa se sientan un profesor estadounidense de origen turco, otro profesor armenio, un libanés, varios egipcios y un español. En la mesa de al lado un iraní y en la de más allá un saudí. No faltan pakistaníes, indios, nigerianos. Personas, muchas de ellas, con altas responsabilidades en sus países de origen. Todos los asistentes siguen a Rifat. También los musulmanes y los agnósticos. Una extraña fiesta si se piensa que en Siria chitas con apoyo de Irán combaten con suníes con el respaldo de Arabia Saudí, si se recuerda que en el Líbano está a punto de estallar una Guerra Civil, que en Egipto puede suceder otro tanto, que el nacionalismo hindú asfixia la modernización o si se recuerdan las iglesias destruidas de Nigeria. Una extraña celebración si se tiene presente que Turquía arde en protestas o que muchos cristianos se encuentran perplejos ante la secularización o que el islam sufre una crisis epocal, escindido entre una religiosidad sincera y los proyectos identitarios. ¿Qué festejan los miembros del

comité científico de Oasis? ¿Cantan inspirados por un buenismo ecuménico? Cualquiera que haya seguido la actividad de Oasis desde 2003 sabe que esta obra del Cardenal Angelo Scola tiene las manos bien metidas

en la masa de la historia. Su vocación es precisamente comprender y aportar luz al gran proceso de mestizaje de civilizaciones que se está produciendo en el comienzo de siglo. La última sesión, que se celebró durante el 17 y 18 de junio en Milán, ha sido un buen ejemplo de ese esfuerzo por entender y acompañar a los pueblos y a las gentes en tiempos dolorosos para muchos, perplejos para todos. Eso sí, siempre desde una hipótesis. Muy conscientes de que el mundo arde, el tema propuesto a los asistentes –en los últimos años se ha formado un grupo de trabajo que cuenta “con lo mejor de cada casa”– era “Cristianos y Musulmanes, entre el secularismo y la ideología”. Un tema decisivo cuando, dos años después de que se iniciaran las revueltas en los países de mayoría musulmana, muchos presentan el fenómeno religioso como una amenaza para las aspiraciones democráticas y siguen proponiendo el modelo occidental de cierta ilustración laicista como la única solución al reto de la modernización. “El problema no es el secularismo –apunta Christine Amjad, directora del Christian Study Centre de Pakistán– sino la cuestión de la identidad. Estamos viendo cómo se afirma la identidad para negar la identidad del

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otro”. “La religión se está instrumentalizando en Marruecos –añade el profesor Hassan Rachik de Casablanca– desde los años 90 del pasado siglo. Antes no era así, antes se reconocía como religión nacional el judaísmo y el islam”. Pero la posible instrumentalización ideológica del islam que intentan algunos regímenes no ha ganado definitivamente la batalla. Es lo que asegura Tewfik Aclimandos, investigador del Collège de France, que vive entre París y El Cairo y que conoce muy bien a los políticos y al ejército egipcio. “En Egipto sería difícil que la mayoría

de la gente –señala–, incluidas las clases medias y las nuevas generaciones, aceptaran un Estado laico como lo entendemos en Occidente. Quieren referencias religiosas, quieren que se pueda pecar –por ejemplo bebiendo vino– pero que quede claro que beber es pecado”. “Eso es muy diferente a que apoyen el proyecto de islamización y de aplicación de la sharía que pretenden los Hermamos Musulmanes. A los Hermanos Musulmanes les ha pasado lo que a Mubarak, tienen el poder pero han perdido el control cultural”, concluye Tewfik. Modernidad y democracia, pero religiosa, desde dentro del islam. Eso, según Hakan Yavuz, profesor de origen turco, afincado en Estados Unidos, es lo que le ha dado éxito a Erdogan. “Aunque la alianza entre islam turco y progreso económico que a muchos les ha dado un gran nivel de bienestar no ha satisfecho a muchos jóvenes que ahora salen a la calle porque se les ha ofrecido un modelo demasiado materialista”, añade Yavuz.

¿Está entonces el islam preparado para desarrollar esa modernidad religiosa? Samir Khalil Samir, profesor en la Universidad de San José de Beirut, tiene sus dudas.

Samir está convencido de que el islam vive un momento de crisis por haber dejado de lado la interpretación histórico-crítica de los textos del Corán. Pero la reflexión crítica no se dirige solo hacia el islam. El propio cardenal Scola señala que los cristianos no han afrontado todavía, en gran medida, el reto de un mundo moderno y plural. “Todavía se ha entendido poco el significado que tuvo el diálogo entre Habermas y Ratzinger. Tenemos que aprender a traducir nuestra experiencia en un contexto plural, construyendo una narración que sea comprensible en un mundo laico. En los últimos días hemos tenido un ejemplo positivo en el modo en el que los católicos franceses se han manifestado contra el matrimonio homosexual. Han tenido la capacidad de expresarse de un modo comprensible, han ido más allá de la protesta y han acogido otras sensibilidades. Tenemos que saber recoger la pregunta del otro”.

El cardenal Scola recoge las dos sesiones de trabajo. Frente a quien ve en el secularismo, que elimina del espacio común lo religioso, la respuesta al desafío de la modernidad, señala la que considera una tarea prioritaria: mostrar la auténtica experiencia de fe y su pertinencia en la construcción de la ciudad común. Una experiencia religiosa auténtica, sea cristiana o musulmana, que no renuncia a su verdadera identidad, hace bien a la democracia. Rifat entona un último canto beduino. Lleno de belleza y de nostalgia. La luz de junio se agota despacio en la lenta noche milanesa que parece no querer llegar. Un extraño grupo de hombres y mujeres, muy conscientes de los dolores de su mundo, festejan la potencia de una razón que camina con la fe. Oasis. FERNANDO DE HARO

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¿Humanismo o antihumanismo?

En la conferencia que pronunciara en el último Congreso de Oasis, el Profesor Remi Brague, titular de la cátedra Romano Guardini de la Universidad de Múnich, analizó la última tentativa de dar nuevamente vida al programa humanista, es decir, el proyecto de un “tercer humanismo”. A su juicio la situación anterior a la que vivimos hoy fue propuesta en 1921 por el filosofo Eduard Spranger. Sin embargo, el representante más conocido del movimiento designado con dicha expresión fue Werner Jaeger. La idea principal del filólogo alemán era que el clasicismo, identificándose con el helenismo, podía ser una fuente aún viva y capaz de impregnar la civilización occidental, de la cual esta bebería como de una fuente de la juventud. Debía estar en condiciones de dar las indicaciones útiles para reordenar el Occidente con posterioridad a la catástrofe de la Gran Guerra y a los problemas de la posguerra inmediata. Jaeger consideraba su tarea, empleando una imagen platónica, como una “tercera oleada” después del Renacimiento italiano y el clasicismo de Weimar. Hoy, a años de distancia, podemos sonreír discretamente ante la ingenuidad de semejante empresa, que no obstante no carecía de grandeza, señalo Brague en su conferencia de Oasis. «En lo que a mí respecta -añadió-, no se puede esperar que lance un ataque contra el valor de la enseñanza de las lenguas clásicas, sino más bien lo contrario. En todo caso, Jaeger presuponía que la formación clásica podría ayudar al hombre a alcanzar un desarrollo más acabado de su propia humanidad. Esa formación se consideró durante mucho tiempo el contenido de la humanitas, desde que Aulo Gelio reconociera en esta palabra la traducción latina del término griego paideia. Es este el motivo por el cual a partir del siglo XV los profesores de letras clásicas fueron denominados humanistae. Así hemos adquirido justamente la costumbre de llamar “humanismo” al estudio y cuidado del legado de la Antigüedad. A partir del año 1860, el suizo Jacobo Burckhardt siguió estas huellas en su libro de vanguardia sobre la civilización del Renacimiento italiano. Todo eso se basaba en un supuesto: era preciso afirmar al hombre o -más precisamente- lo humano. Desde siempre, y más que nunca con posterioridad a dos guerras mundiales y algunos horrores especialmente espectaculares, tenemos conciencia del hecho que los hombres realmente existentes no siempre o solo rara vez están a la altura de su humanidad. Lo humano siempre ha sido más bien un criterio que una constatación, más bien del orden de la norma que de la descripción. Con todo, nadie du-

daba del valor de lo humano que se promovía. Todavía hoy todo ciudadano bien intencionado experimenta la tentación de proponer un cuarto o un enésimo humanismo. ¿Y quién no querría defenderlo?

Mas, al parecer, actualmente se ve amenazado el primer humanismo, aquel que funda y justifica las “humanidades”. La cuestión del humanismo ha adquirido un nuevo acento, más profundo y más radical. Hasta ese momento señalado arriba nos preguntábamos cómo se podría promover un humanismo. Significaba defenderlo contra todas las figuras de lo inhumano. Hoy la pregunta es más bien si realmente es preciso promoverlo. El humanismo mismo está bajo la lupa. Hoy no se hace otra cosa que defenderlo de los adversarios. Conocemos el famoso discurso con el cual Schopenhauer iniciaba su ensayo sobre la moral: “Predicar la moral es fácil; lo difícil es establecerla”. Podríamos adaptar esto diciendo: “Predicar el humanismo es fácil; lo difícil es establecerlo”. Por mi parte agregaría: es más fácil retumbar contra los enemigos del humanismo que determinar la medida en que es efectivamente real el peligro, exagerado o inventado, a modo de espanto. Permítanme ilustrar mi discurso con una frase que tomo prestada de un libro del filósofo y sociólogo británico John N. Gray. No tengo mucho en común con este autor, pero me parece que ha escrito algo que puede iluminar nuestra situación. Su frase solo tiene relación indirectamente con la idea humanista y directamente con el proyecto de las Luces, que, como sabemos, está vinculado con la primera. Gray escribe: “En el período

de la modernidad tardía en el cual vivimos, afirmamos el proyecto de las Luces sobre todo por temor a las consecuencias de su abandono. […] Nuestras culturas no son culturas de las Luces por convicción, sino por omisión”. Digo por consiguiente, a modo de tesis, y de manera intencionalmente lapidaria, concluyo Remi Brague: «lo que hoy comprendemos con el término “humanismo” no es una afirmación, sino la negación de una posible negación. Nuestro humanismo, en el fondo, no es sino un antihumanismo». El Profesor Remi Brague, a quien fue otorgado en 2012 el Premio Ratzinger de Teología, se incorporó este año al Consejo de Consultores y Colaboradores de HUMANITAS.

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ción de la situación política y social y de las tensiones existentes en esta área del mundo, llamando una vez más a la reconciliación de las partes contrapuestas. En un momento de oración, prelados y fieles invocaron el auxilio de María, pidiendo “que prodigue su ternura hacia nuestro amado Líbano y todo Oriente Medio”. La comunidad de fieles renovó además el propio compromiso para promover los valores humanos y cristianos en el seno de las propias familias y en el contexto del testimonio público, para consolidar “una civilización que eleva a la persona humana a escuchar con la máxima obediencia a Dios, que habla constantemente a su corazón”. Cuba Primer Encuentro de Pastoral de la Familia

”La familia: camino y esperanza para Cuba” fue el

Líbano y Oriente Medio Consagración al Corazón Inmaculado de María

Desde la colina de Harissa, lugar de culto y de devoción mariana en Líbano, se ha elevado una invocación por el respeto a la vida y la paz. Fue el domingo 16 de junio, cuando en el santuario de Nuestra Señora del Líbano tuvo lugar la ceremonia de consagración del país y de Oriente Medio al Corazón Inmaculado de la Bienaventurada Virgen María. Representantes del episcopado católico en Líbano, junto al nuncio, el arzobispo Gabriele Giordano Caccia, a los que se les unieron los patriarcas católicos de Oriente Medio, participaron en la santa misa a cuyo término se rogó la intercesión mariana. El celebrante, el patriarca de Antioquía de los maronitas, el cardenal Béchara Boutros Raï, les expresó el deseo de que todos los pueblos de la región sean liberados –cita la agencia Fides– “de los pecados que llevan a divisiones, agresiones y violencias”. Se contaron entre los presentes en la ceremonia el presidente libanés, Michel Sleiman, y el primer ministro designado, Tammam Salam. En su homilía el purpurado recordó que Líbano es el único país donde la solemnidad de la Anunciación, el 25 de marzo, es celebrada tanto por cristianos como por musulmanes como fiesta nacional. Hizo también men-

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tema del primer encuentro nacional de Pastoral de la familia promovido por la Conferencia Episcopal de Cuba y realizado en julio pasado en La Habana. La sede del encuentro, presidido por el obispo de Santa Clara, Arturo Gónzalez, fue la casa sacerdotal “San Juan María Vianney”. Promotor de la iniciativa fue también el obispo emérito de Melo (Uruguay), Luis del Castillo, que desde hace años colabora con la Iglesia cubana. En la apertura de la reunión, monseñor González ha recordado las palabras del beato Juan Pablo II durante su visita a esa isla: “Cuba, cuida de tus familias para que conserves sano tu corazón” y ha dado las gracias a las familias participantes, subrayando que, a pesar de las dificultades actuales, la familia tiene muchas esperanzas de futuro. El matrimonio y la familia como proyecto de Dios para el hombre y la mujer dentro del cual el ser humano encuentra el camino hacia la felicidad; la familia cubana, con sus necesidades y sus valores que hay que individuar sea a la luz de la fe que a la del diálogo con las instituciones; la educación de los hijos; la economía familiar; el envejecimiento de la población; la desintegración familiar y la violencia dentro de la familia han sido los temas tratados. El encuentro estuvo precedido de un sondeo de la Comisión para la familia -con la contribución del padre jesuita Jorge Cela, presidente de la Conferencia de Provinciales de América Latina- llevado a cabo en la población de la isla y titulado “Cubafamilia” para apurar la situación de las familias cubanas en nuestros días.


El desarrollo del dogma, a través de la Historia

Newman, Ratzinger y la Tradición viva

«A lo largo de la Historia, la Iglesia ha experimentado numerosos cambios en sus formulaciones doctrinales», pero esos cambios no fragmentan su unidad, sino que la preservan... La teoría sobre el desarrollo del dogma es, según Joseph Ratzinger, una de las contribuciones fundamentales del cardenal Newman para la renovación de la teología. Escribe el profesor Manuel Aroztegi, para Alfa y Omega, uno de los ponentes en el Encuentro internacional sobre El asentimiento religioso. Razón y fe en J. H. Newman, celebrado, en abril pasado, en Madrid por las Universidades San Dámaso y CEU San Pablo. En el encuentro de Ratzinger con Newman hubo varias personas decisivas. La primera de ellas fue Alfred Läpple. En enero de 1946, Ratzinger pudo volver al seminario de Frisinga, que durante la guerra mundial se había utilizado como hospital militar. Siguiendo una práctica habitual, a su grupo le fue asignado como prefecto un alumno de un curso más avanzado, a saber, Alfred Läpple, quien en ese momento estaba redactando una tesis doctoral sobre El individuo en la Iglesia. Rasgos esenciales de una teología del individuo según John Henry Newman (la publicaría en 1952). Enseguida surgió una amistad personal entre Läpple y Ratzinger, quien recuerda que Newman siempre estaba presente en sus conversaciones. Läpple, por su parte, afirma que, para ellos, «John Henry Newman no era solo un tema; Newman era nuestra pasión». En el verano de 1947, Ratzinger se trasladó a Múnich para proseguir sus estudios teológicos. Allí su relación con Newman se ahondó aún más: «Cuando, en 1947, proseguí en Múnich mis

estudios, encontré en el profesor de Teología Fundamental, Gottlieb Söhngen, mi verdadero maestro en teología, un culto y apasionado seguidor de Newman. Él nos abrió la Grammar of Assent [Gramática del asentimiento], y con ella la modalidad específica y la forma de certeza propia del conocimiento religioso. Todavía más profundamente actuó sobre mí la contribución que Heinrich Fries publicó con ocasión del aniversario de Calcedonia: aquí encontré el acceso a la doctrina de Newman sobre el desarrollo del dogma, que pienso que es, junto a la doctrina sobre la conciencia, su contribución decisiva para la renovación de la teología». El texto me parece interesante, porque define cuáles son, a juicio de Ratzinger, las dos aportaciones decisivas de Newman a la teología. Según el teólogo alemán, no han sido aún suficientemente aprovechadas; él mismo ha intentado subsanar esa carencia y ha procurado mostrar cómo pueden iluminar determinadas cuestiones de hoy. En este artículo nos ocuparemos del modo

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en que ha recibido Ratzinger la segunda de las aportaciones que menciona (es decir, la doctrina sobre el desarrollo del dogma). La Iglesia es siempre la misma A lo largo de la Historia, la Iglesia ha experimentado numerosos cambios en sus formulaciones doctrinales, disciplina sacramental, organización, régimen canónico... Esta constatación ha llevado a algunos a afirmar que, más que del cristianismo, habría que hablar de los cristianismos: el judeocristianismo originario, el helenístico, el latino, el medieval, el barroco, el decimonónico... Para Newman, se trataba de una cuestión acuciante: ¿era la Iglesia a la que pertenecía -en aquel momento, la anglicana- la de los Apóstoles y los Padres? A fin de darse a sí mismo una respuesta, emprendió la redacción de “Un ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana”. La primera edición la terminó el 6 de octubre de 1845; tres días después, fue recibido en la Iglesia católica. La conclusión a la que llegó fue que los cambios en la Iglesia -que a él le gustaba denominar desarrollos- no fragmentan su unidad, sino que la preservan: la Iglesia «cambia para seguir siendo la misma; en un mundo superior ocurre de otra manera, pero aquí abajo vivir es cambiar, y ser perfecto es haber cambiado frecuentemente». Newman aduce el ejemplo de la palabra homoousios (consustancial), que Ratzinger ha recordado en más de una ocasión. Cuando en el Concilio de Nicea (325) se decidió introducir este

Anuario Pontificio La Iglesia Católica en cifras

La evolución de la vida de la Iglesia católica en el mundo, su presencia y acción pastoral, es una información que cada año se actualiza y se muestra al Santo Padre. Recientemente el Papa Francisco recibió el Anuario Pontificio 2013. El Pontífice agradeció el trabajo y mostró un vivo interés por la información que se recoge en las numerosas páginas. De los datos de los volúmenes se pueden conocer

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término en el Credo, no faltaron voces críticas: su inserción desvirtuaría la pureza bíblica originaria, pues el término no era escriturístico, sino que estaba tomado del mundo griego. Newman y, tras su estela, Ratzinger sostienen exactamente lo contrario: su uso fue necesario para defender la fe bíblica en Jesucristo de las tergiversaciones que la amenazaban. Con el homoousios se estaba defendiendo el realismo de la fe bíblica: la palabra Hijo no debía entenderse en sentido mitológico y simbólico (como si Jesús no fuera más que una de las múltiples manifestaciones de la divinidad en el mundo), sino en sentido plenamente realista; Jesús es realmente el Hijo, no se trata solo de una forma de hablar. Según Ratzinger, «el homoousios no hace sino decirnos sencillamente que hemos de tomar la Biblia al pie de la letra; que la Biblia, en sus supremos enunciados, debe entenderse literalmente y no en sentido puramente alegórico». Según la interpretación que Ratzinger hace de Newman, este desarrollo no debe entenderse en el sentido de que las nuevas fases deroguen y dejen sin vigencia las anteriores. Lo hebraico, lo griego o lo latino no son una etapa superada: la Iglesia católica es -definitivamente y para siempre- judía, griega y romana. Según Ratzinger, «así como tras el Vaticano I y Pío XII, los Padres griegos, Agustín y Tomás de Aquino siguieron siendo igual de importantes [que antes], así también tras el Vaticano II, el Vaticano I y Pío XII siguen siendo igual de importantes», porque «la fe siempre se nutre del todo».

algunas novedades de la vida de la Iglesia católica en el mundo, en el curso de 2012 y hasta la elección del Papa Francisco. En ese período se erigieron 11 nuevas sedes episcopales, 2 ordinariatos personales, un vicariato apostólico y una prefectura apostólica; se elevó una prelatura territorial a diócesis y 2 exarcados apostólicos a eparquías. Los datos estadísticos del Annuarium Statisticum, referidos al año 2011, permiten evidenciar los aspectos relevantes de la presencia y de la acción pastoral


de la Iglesia católica en las 2.979 circunscripciones eclesiásticas de todo el mundo. Los católicos en todo el planeta pasaron, de 2010 a 2011, de 1.196 millones a 1.214 millones, con un aumento relativo del 1,5%, y dado que este crecimiento es poco superior al de la población de la Tierra (1,23%), la presencia de los católicos resulta sustancialmente invariada (17,5%). El análisis territorial de las variaciones del bienio muestra un aumento del 4,3% de católicos en África, cuya población en cambio se incrementó el 2,3%. Igualmente en el continente asiático se ha registrado un aumento de católicos superior al de la población (2,0 frente al 1,2%). En América y en Europa se asiste a un igual crecimiento de los católicos y de la población (0,3%). En 2011 el total de los católicos bautizados se distribuyó por continentes así: 16,0% en África, 48,8% en América, 10,9%, en Asia, 23,5% en Europa y 0,8% en Oceanía. El número de obispos en el mundo pasó, de 2010 a 2011, de 5.104 a 5.132, con un aumento relativo del 0,55%. El incremento se refiere en particular a Oceanía (+4,6) y África (+1,0), mientras que Asia y Europa se sitúan poco por encima de la media mundial. América no ofrece variaciones. Ante tales dinámicas diferenciadas, sin embargo la distribución de los obispos por continentes ha permanecido sustancialmente estable en el último bienio considerado, con América y Europa que siguen representando casi el 70% del total. La presencia de los sacerdotes –diocesanos y religiosos– en el mundo ha aumentado en el tiempo, pasando, en la última década, de los 405.067 el 31 de diciembre de 2001 a 413.418 del 31 de diciembre de 2011 (+2,1%).Con todo, tal evolución no ha sido homogénea en las diversas áreas geográficas. La dinámica del número de los presbíteros en África y Asia resulta en cierta medida reconfortante, con un +39,5 y un +32,0% respectivamente (y con un incremento de más de 3.000 unidades en los dos continentes solo en 2011), mientras que América se mantiene estacionaria alrededor de una media de 122.000 unidades. Europa, en tendencia inversa a la media mundial, ha conocido en la década una disminución de más del 9%. Los diáconos permanentes están en fuerte expansión, tanto a nivel mundial como en cada continente, pasando en total de más de 29.000 en 2001 a cerca de 41.000 diez años después, con una variación su-

perior al 40%. Europa y América registran las cifras numéricamente más significativas y el tren evolutivo más vivaz. El grupo de los religiosos profesos no sacerdotes fue consolidándose en el curso de la última década, situándose a poco más de 55.000 en 2011. En África y Asia se observan variaciones del +18,5 y del +44,9% respectivamente. En 2011 estos dos continentes representaron en conjunto una cuota de más del 36% del total (eran menos del 28% en 2001). Al contrario, el grupo formado por Europa (con variación del -18%), América (-3,6) y Oceanía (-21,9) se redujo casi 8 puntos porcentuales en el curso de la última década. En cuanto a las religiosas profesas se observa una dinámica fuertemente decreciente, con una contracción del 10% de 2001 a 2011. El número total de las religiosas profesas, en efecto, pasó de más de 792.000 en 2001 a poco más de 713.000 diez años después. El descenso se refiere a tres continentes (Europa, América y Oceanía), con variaciones también de relevancia (-22% en Europa, –21 en Oceanía y –17 en América). En África y Asia, en cambio, el incremento fue decididamente sostenido, superior al 28% en el primer continente y al 18 en el segundo. Consecuentemente, la fracción de las religiosas profesas en África y Asia sobre el total mundial pasa aproximadamente del 24,4 al 33%, en detrimento de Europa y de América, cuya incidencia se reduce en conjunto del 74 al 66%. Los candidatos al sacerdocio, diocesanos y religiosos, en el mundo pasaron de 112.244 en 2001 a 120.616 en 2011, con un incremento del 7,5%. La evolución fue muy distinta por continentes. Mientras que África (+30,9) y Asia (+29,4) mostraron dinámicas evolutivas vivaces, Europa y América registran una contracción del 21,7 y del 1,9% respectivamente. En consecuencia, se observa una redimensión de la contribución del continente europeo al crecimiento potencial de la renovación de los grupos sacerdotales, con una cuota que pasa del 23,1 al 16,8%, frente a una expansión de los continentes africano y asiático.

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Libros

La Palabra de Dios como bien jurídico eclesial La gran pregunta que subyace a todos los temas tratados en este libro* es por qué todo lo relacionado con la difusión de la Palabra de Dios es objeto de regulación canónica. A primera vista, parecería que la Palabra de Dios pertenecería solo al campo de la teología o de la pastoral de la Iglesia, y no tendría mayor relación con el Derecho Canónico. La respuesta a esta interrogante está ya insinuada en el título de este estudio: la Palabra de Dios es un bien jurídico eclesial. Es decir, por lo mismo que es ante todo un bien salvífico. Una obra que resulta muy útil, tanto para quien quiera tener una visión de conjunto sobre el munus docendi bajo una perspectiva canónica, como para quien quiera estudiar algunos de sus aspectos con seriedad y profundidad.

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l autor de este libro, destacado canonista chileno, profesor de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y consultor de diversos organismos pontificios, nos advierte, en la presentación de la obra, que este estudio contiene el primer capítulo del segundo volumen, todavía no publicado, de su Corso fondamentale sul diritto nella Chiesa. Se trata del capítulo sobre los aspectos jurídicos de la función de enseñar en la Iglesia, el munus docendi, que corresponde al Libro III del Código de Derecho Canónico. Como apéndice al presente volumen, el autor ha incluido varios artículos suyos sobre la misma temática, publicados ya en alguna revista especializada, que permiten profundizar en algunas de las materias tratadas. La gran pregunta que subyace a todos los

temas que se abordan en este libro es por qué todo lo relacionado con la difusión de la Palabra de Dios es objeto de regulación canónica. A primera vista, parecería que la Palabra de Dios pertenecería solo al campo de la teología o de la pastoral de la Iglesia, y no tendría mayor relación con el Derecho Canónico. La respuesta a esta interrogante está ya insinuada en el título de este estudio: la Palabra de Dios es un bien jurídico eclesial. Es decir, por lo mismo que es ante todo un bien salvífico –la Palabra de Verdad, la Palabra que salva–, es también un verdadero derecho de los fieles en la Iglesia y, más aún, de toda persona humana, ya que toda persona está llamada al conocimiento de la verdad. Y si decimos que es un derecho, significa que otros tienen el deber de entregar

* Carlos José Errázuriz, La parola di Dio quale bene giuridico ecclesiale. ‘Il munus docendi’ della Chiesa, Edizione Santa Croce, Roma 2012, 232 págs.

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esa Palabra. Efectivamente, el deber es de toda la Iglesia, deber en algunos casos solo moral, en otros estrictamente jurídico, según sea la misión que tenga cada fiel y su relación específica con el destinatario de la Palabra. Como el autor se encarga de resaltar a lo largo de la obra, esta perspectiva de estudio supone una concepción realista del derecho canónico, como ‘lo justo’ en la Iglesia. Lo justo en la Iglesia son, precisamente, los bienes salvíficos fundamentales: la Palabra y los sacramentos, en torno a los cuales se articula todo el sistema canónico. Te n i e n do c l a r a esta óptica de estudio, podemos revisar los grandes temas que trata este libro. En primer lugar, nos presenta los vínculos que tiene toda persona humana, y luego específicamente los fieles cristianos, con la Palabra de Dios. Estos últimos tienen el derecho, y muchas veces también el deber, de recibir, custodiar, profundizar y difundir la Palabra de Dios. Luego, el autor se detiene en los vínculos de la Iglesia en cuanto institución con la misma Palabra, refiriéndose de modo especial a la misión de la Jerarquía. Trata aquí del Magisterio, como interpretación auténtica de la Palabra, y del ministerio de la Palabra, como anuncio oficial, que se manifiesta especialmente en la predicación y la catequesis. Finalmente, trata de la educación y los medios de comunicación, dos ámbitos que pertenecen más directamente a las realidades humanas o temporales, pero que son a la vez lugares privilegiados para la transmisión de la

verdad, tanto la verdad contenida en la misma Palabra como aquellas verdades humanas que pueden ser iluminadas por ella. Son muchos los temas de interés, no solo para el canonista, sino también para quien, interesado en la misión de la Iglesia, quiera profundizar en ella bajo la perspectiva de lo justo. A modo de ejemplo, señalo algunos temas que pueden iluminar aspectos actuales en la vida de la Iglesia. En ciertos ambientes, se tiende a menudo a contraponer las intervenciones del Magisterio de la Iglesia con la libertad, ya sea de quienes se dedican a la investigación teológica como de los fieles en general. El autor, con gran claridad, explica que por el hecho de ser la Palabra de Dios una palabra objetiva y salvífica, los fieles tienen un verdadero derecho a recibir la Palabra en su integridad, y también el deber primario de conservar la comunión en la Iglesia, comunión que implica siempre la profesión auténtica de la fe. Por tanto, la eventual sanción, una vez agotadas otras instancias, que la autoridad de la Iglesia puede imponer sobre una enseñanza contraria al Magisterio auténtico, lejos de ser una cortapisa a la libertad, es un resguardo a un derecho concreto de los fieles. Siempre en el ámbito del Magisterio, no faltan quienes tienen una visión reductiva y legalista del mismo. Un mérito particular de la obra que comentamos es que presenta una visión unitaria del Magisterio eclesial. La distinción entre los distintos grados de certeza de una enseñanza magisterial, sin

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duda útil y necesaria, no puede oscurecer el hecho de que en todo Magisterio auténtico hay una asistencia del Espíritu Santo. Por tanto, es falsa la actitud de quienes reducen la adhesión al Magisterio solo a los actos estrictamente infalibles, y también la de quienes identifican la infalibilidad solamente con las declaraciones ex cathedra, olvidando la posible infalibilidad del Magisterio ordinario. En otro orden de materias, me parecen muy interesantes las consideraciones del autor acerca de la educación católica, en aspectos como la naturaleza de una escuela o una universidad católica, y los distintos grados en los que la institucionalidad de la Iglesia pueda estar vinculada con ellas, o cuando trata de la enseñanza de religión en las escuelas, o del mandato para enseñar ciencias

sagradas en un centro de estudios superiores. Un correcto planteamiento de muchos de estos temas supone una visión que sabe armonizar la libertad académica, consecuencia sin duda necesaria de la libertad en la búsqueda de la verdad, con la adhesión doctrinal y moral a la fe católica, condición indispensable para que una escuela o universidad se mantengan en la comunión eclesial. Son muchos más los temas tratados por el autor en el libro que presentamos, los cuales el lector podrá descubrir por sí mismo. Pensamos que esta obra es muy útil, tanto para quien quiera tener una visión de conjunto sobre el munus docendi bajo una perspectiva canónica, como para quien quiera estudiar algunos de sus aspectos con seriedad y profundidad. FRANCISCO WALKER Adquirir vía Internet en www.edizionisantacroce.it

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El verdadero poder es el servicio

Es un libro* en el que con un lenguaje claro, cotidiano y cercano, pero a la vez profundo, Jorge Bergoglio nos presenta sus enseñanzas y su pensamiento desde la clave “hacer por los otros y para los otros”, desde el verdadero poder, el del servicio; donde considera los aspectos más importantes del servicio a Dios y a la sociedad y la forma como cada uno de nosotros podemos encarnar la frase “Cristo no ha venido para ser servido, sino para servir” en nuestras vidas, tal como hizo el propio Cristo, quien lo manifestó, principalmente, en el servicio de la Cruz.

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sta recopilación de disertaciones, ponencias, cartas y homilías, escritas por Jorge Bergoglio, cuando aún era arzobispo de la ciudad de Buenos Aires, y reeditada recientemente en España por la misma Editorial, es una obra que nos acerca al actual Pontífice como a un pastor que manifiesta un auténtico amor por los hombres, por la sociedad y por la Iglesia. Es un libro en el que con un lenguaje claro, cotidiano y cercano, pero a la vez profundo, Jorge Bergoglio nos presenta sus enseñanzas y su pensamiento desde la clave “hacer por los otros y para los otros”, desde el verdadero poder, el del servicio; donde considera los aspectos más importantes del servicio a Dios y a la sociedad y la forma como cada uno de nosotros podemos encarnar la frase “Cristo no ha venido para ser servido, sino para servir” en nuestras vidas, tal como hizo el propio Cristo, quien lo manifestó, principalmente, en el servicio de la Cruz. Sus palabras son muy lúcidas y realistas y, aun siendo muy claras, están despojadas de todo optimismo ingenuo. Es muy culto, sabe mucho y no descuida lo intelectual. Al mismo tiempo, es

un gran conocedor del Evangelio y de la Tradición, desde donde parten la mayoría de sus meditaciones; pareciera que se pregunta: “¿qué pasaje del Evangelio ilumina este desafío?”. En su obra, revaloriza el papel fundamental de la educación y de la catequesis, habla acerca de la labor del cristiano en el mundo de hoy, la nueva evangelización, la cultura actual, la pobreza, la desigualdad y la corrupción, los derechos humanos... En sus escritos se refleja a un Bergoglio muy espiritual, con opción clara por los pobres, por el que sufre, por el excluido, al igual que Jesús. Habla de una “religiosidad popular”, entendida como una religiosidad en que la Palabra encarnada ha sido acogida e incorporada en la cultura popular. Reitera constantemente la importancia fundamental de escuchar el sentir del pueblo, habla de la creatividad en “saber estar” cerca del que sufre, de una “pedagogía de la presencia”. Por eso realiza un llamamiento a salir al encuentro de los demás, ir a las periferias tanto geográficas como existenciales, salir a la calle.

* Jorge Mario Bergoglio, El verdadero poder es el servicio, Editorial Claretiana, Buenos Aires, 2007, 368 págs.

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“¡Salgan de las cuevas!”, “No esperen, ¡salgan!”. Tenemos que salir a buscar. El método que propone es muy humano: de mirada, de escucha, de encuentro. De este modo Bergoglio nos va introduciendo en la “cultura del encuentro” que, por un lado, revaloriza al hombre como verdadero protagonista y no como mero espectador de su propia vida y, por el otro, propone una superación de las divisiones. Por eso, al mismo tiempo que nos muestra el valor de aprender a escuchar, de ponerse en el lugar del otro, nos habla de la importancia de considerar la comunidad frente al individuo: siempre el todo antes que la parte. Realiza denuncias a toda búsqueda de fines individuales que estén por encima del bien común: habla de una “actitud de servicio anonadado que no busca el propio interés”. Al mismo tiempo que formula el término de “projimidad”, refleja una profunda búsqueda de lugares de común entendimiento. Continuando con su idea de una “cultura del encuentro”, nos advierte del peligro de una Iglesia autorreferencial. Insiste en que la Iglesia tiene su fuerza fuera de ella misma: sobre todo en Cristo. Por eso, hoy más que nunca, nos dice Jorge Bergoglio, urge la necesidad de dejarse encontrar por el Amor que siempre tiene la iniciativa, para así poder ayudar a los hombres a experimentar la Buena Noticia del encuentro. Nos explica: “O abrimos la puerta a Jesús que viene a salvarnos o nos encerramos en la suficiencia y el orgullo de la autosalvación”. Nos exhorta a abrirle las puertas al Señor: “la puerta del corazón, las puertas de la mente, las puertas de nuestras Iglesias… todas las puertas”. Pero nos advierte que esta apertura no debe ser una “cuestión de palabras sino de gestos”. “Nuestro pueblo está cansado de palabras: no necesita tantos maestros, sino testigos”. ¿Pero qué debemos comunicar? Anunciamos ante todo una Persona, un acontecimiento: Cristo nos ama y ha dado su vida por nosotros (Cfr. Ef 2, 1-9). A todos nos toca “recomenzar

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desde Cristo”, reconociendo que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (Aparecida, 11-12). Constantemente nos llama a encontrarnos con Cristo, a centrarnos en Él, acogiéndolo en nuestro corazón y anunciándolo con una necesidad existencial. Para finalizar, a lo largo de las homilías y disertaciones, Jorge Bergoglio deja de manifiesto cuánto cree en el poder de la oración, invitando constantemente a que recemos, y particularmente por él. Al mismo tiempo, hace continuas referencias a María que, siempre ejemplo para nosotros, forma parte de su espiritualidad; y que, como él mismo nos enseña, “no debe ser sólo conclusión, sino, más explícitamente, una referencia de centro”. CECILIA CANALE Adquirir vía Internet en www.editorialclaretiana.com

¿Azar o plan de Dios? La Creación y la Evolución vistas a la luz de la fe y de la razón Hasard ou plan de Dieu? La Création et l’Evolution vues à la lumière de la Foi et de la Raison Cristoph Schönborn Les Editions du Cerf París, 2008 160 págs.

El 7 de julio de 2005 el Cardenal Schönborn, Arzobispo de Viena y Primado de Austria, publicó en el New York Times un artículo titulado Finding Design in Nature, en el que contrastaba las corrientes del evolucionismo ideológico con la tesis cristiana del creacionismo. El texto desató una violenta polémica, que llevó al prelado a desarrollar la temática con precisión y rigor, en un interesante diálogo que abordó las relaciones entre fe y razón. El texto que ahora comentamos está tomado


de una conferencia que Schönborn pronunciara tiempo después, en la catedral de Saint-Etienne, sobre el mismo tema. El primer capítulo destaca la centralidad del acto creador en la comprensión cristiana del mundo: creer en Dios, pero no creer en su carácter creador, deriva en no creer que Dios es Dios, dice el autor siguiendo a Santo Tomás (p. 11). La fe en la creación es, también, el fundamento de la ética, por cuanto ella supone que el Creador tiene algo que decir a través de su obra; algo que debe ser escuchado, un diseño del mundo que puede ser captado por la inteligencia. El mundo –argumenta– podría ser una realidad objeto de estudio científico si no hubiera sido comprendido como contingente; como no divino. Esta desmitificación de la naturaleza solo es posible a través de la idea de creación. Este concepto impide tanto la divinización del mundo, como su desvalorización (p. 15). Esto lleva a la relación entre ciencia y fe; donde concluye que el conflicto es aparente, por cuanto Dios crea simultáneamente el mundo, y la razón humana para comprenderlo. El argumento no está planteado para enfrentar la crítica de quienes niegan la primera premisa (que Dios crea el mundo), sino más bien para explicar la unidad de fe y razón en un contexto creacionista. En este contexto, se refiere a la teoría de la evolución, sosteniendo que no tiene nada en su contra, con la condición de que sobrepase los límites de una teoría científica; porque –argumenta– si la ciencia se atiene a su método científico, no puede entrar en conflicto con la fe (p. 23). Citando a Juan Pablo II, concluye que, para que la fe y la ciencia sean bien comprendidas, es necesaria la mediación de la razón. No deja de sorprender al autor la violencia de la reacción a la propuesta de un Dios creador, que es calificado de “fanatismo”. Schönborn distingue acertadamente la actitud creacionista del “fundamentalismo” o interpretación literal de los textos sagrados, que sostiene que cada palabra ha sido inspirada por Dios (p. 28). El texto en comento sigue el plan propuesto por el Catecismo de la Iglesia Católica: (a) existe un comienzo absoluto del mundo, (b) las criaturas se diferencian según su especie; (c) la acción de Dios es, simultáneamente, creadora y conservadora, y (d) Dios gobierna la creación, gobierno que constituye su Providencia. Revisemos esto brevemente. Del primer punto –dice Schönborn– hay que considerar cuatro conclusiones: Dios llama a la existencia todo lo que existe; solo Dios es creador; la creación no es un acto temporal

para Dios, sino solo para las criaturas, y la creación es un acto de liberalidad (pp. 25 ss). Sobre el segundo punto. Durante siglos se pensó que las especies eran inmutables y creadas por Dios, individualmente, cada una. Después, Darwin sostuvo que dichas especies habían surgido progresivamente; desde las más simples a las más complejas, no siendo por lo tanto inmutables (p. 43). Es evidente –sostiene el autor– que la Biblia no es un tratado de ciencias naturales. La diversidad es querida por Dios, y organizada según un orden; y este orden son las diversas especies. Solo existen individuos que realizan la especificidad de una cierta esencia. Solo la unidad de alma espiritual y cuerpo fija, en sentido estricto, la especie. Solo el alma subsistente. En los entes cuya alma depende de la materia, los individuos podrían mutar de especie sin mayores inconvenientes. Esto es más notorio mientras menos significativa es la naturaleza del alma. Ninguna especie no racional ha sido creada de una manera independiente (sí los individuos). Como dice Darwin: las leyes a las que se sujeta la materia por parte del Creador se adecuan mejor a la idea de que la producción y extinción de los entes pasados y presentes del mundo son el resultado de causas secundarias. La tesis del autor es que, si bien en algún sentido la teoría de la evolución puede ser considerada una tesis materialista (lo que llama “evolucionismo”), puede ser plenamente compatible con las conclusiones de un Dios Creador (p. 58). El tercer punto en cuestión es que Dios actúa permanentemente sobre la creación. Mantiene todo en su ser, y le da su finalidad. Es la Creatio continua. Esta acción permanente de Dios sobre el mundo es lo que da sentido a la oración de petición, y la confianza en la Divina Providencia en sentido concreto (p. 68). La fe en la creación continua, aunque no se puede demostrar, sí se puede mostrar que no es contradictoria con la razón (pp. 71 ss). El último aspecto es el gobierno del mundo; a partir del cual se aborda el problema del dolor. La conclusión del autor, siguiendo a Santo Tomás, es que no se puede encontrar explicación para este sin una apelación trascendente (p. 82). La pregunta es por qué Dios no ha creado un mundo perfecto, donde no exista el mal. Explica por qué no se puede crear un mundo perfecto, y distingue entre el mal físico y el moral. Explica también cómo el diseño de Dios se hace a través de la naturaleza. Así, la creación es buena, pero imperfecta. El mal –siguiendo la explicación escolástica– es privación de bien;

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y, como la creación es imperfecta, una misma causa puede provocar efectos benéficos o dañosos (p. 92). El hombre aparece, en este escenario, como el rey de la creación. El Concilio Vaticano II –recuerda Schönborn– afirma que creyentes y no creyentes comparten generalmente la afirmación de que todo en la tierra se ordena al hombre. Esto podría ponerse hoy en duda, en virtud de las doctrinas animalistas y ecologistas de los últimos tiempos. El mundo fue creado por amor al hombre, la única criatura que Dios ha querido por ella misma (p. 99). Por razón de su alma espiritual, sin embargo, el hombre no está incluido en el flujo de la creación (p. 105). Esto concuerda con la explicación que ha hecho antes sobre la teoría de la evolución. Esta posición dominante hace que el hombre sea responsable del mundo creado. ¿Cómo debe usar el hombre el poder que se le ha confiado? El Papa Benedicto XVI sostiene que el Creador ha entregado al hombre el cuidado del universo como creación de Dios, de acuerdo al ritmo y la lógica propuestas al mismo. ¿Puede el hombre escuchar este ritmo? Sí –contesta Schönborn–, de acuerdo a la razón, que discierne las esencias, y debe aproximarse a ellas cuidadosamente; no de una manera violenta, de un modo responsable (p. 133). En síntesis: se trata de un texto con tonalidad de ensayo y de divulgación; basado en los principios más tradicionales del pensamiento católico. Su lectura resulta utilísima para aproximarse al tema objeto del trabajo, apuntando de manera ordenada y clara a una serie de problemas contemporáneos cuya solución debe ser abordada. Raúl Madrid Adquirir vía Internet en www.editionsducerf.fr

La canción de Dom Mauro Jacinto Peraire Ferrer Biblioteca de Autores Cristianos Madrid, 2006 224 págs.

A pesar de la abundante literatura que ya hay sobre los mártires de la persecución religiosa en España, antes y durante la Guerra Civil, este breve libro de Jacinto Peraire aporta numerosos datos que hacen interesante su lectura.

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El autor centra su investigación en el caso de los benedictinos de Nuestra Señora del Pueyo, monasterio muy próximo a Barbastro. A la que era entonces una pequeña ciudad, Peraire la llama «la capital trágica de Aragón» y justifica este nombre con un escueto resumen de su martirologio: «El Obispo, 114 sacerdotes del clero secular, 5 seminaristas, 51 misioneros del Corazón de María (3 de ellos sacerdotes y 48 también jóvenes seminaristas), 9 Padres Escolapios y 18 monjes benedictinos.» Cifras impresionantes y conmovedoras si uno se adentra en la vida de cada uno de estos mártires y comprueba la fe, la alegría y la fortaleza con que llegaron al sacrificio. El autor nos entrega en este relato sobre los benedictinos una biografía y una semblanza de cada uno de los monjes. Hay entre ellos desde teólogos doctorados en Roma hasta sencillos campesinos que se ocupan del ganado o del cuidado de las abejas. Todos unidos por la fe y disciplina monacal benedictina: ora et labora. Son seres humanos como todos. En los primeros momentos –en cuanto se definió la situación de Barbastro ocupada por tropas anarquistas– el Prior, Dom Mauro, autorizó la salida de los monjes que quisieran marcharse para salvar la vida. Algunos de ellos aceptaron, con variada suerte, esta alternativa. La gran mayoría de ellos prefirió quedarse, con la perspectiva del martirio ya a la vista. Pero la espera iba a ser larga. Más de un mes, con la certeza de que, noche a noche, nuevas víctimas eran asesinadas por los milicianos rojos. Horas de fervor, de agonía, de ofrecimiento. Desalojado por la violencia el monasterio, los futuros mártires vivirían sus últimos días en una prisión improvisada, en la plaza de la ciudad: el colegio de los Padres Escolapios. Allí esperaban también los seminaristas del Corazón de María con sus profesores, y otras víctimas, aunque sin poder comunicarse con ellos. Desde el comienzo del relato el lector se siente


atraído por la personalidad del joven Prior, Don Mauro Palazuelos. Tenía apenas 33 años y había asumido recientemente el cargo máximo en la comunidad. Hombre jovial y sencillo, pero de una fe profunda, él se convertirá desde el primer momento en el animador fervoroso de sus hijos espirituales. Él los preparará, con sus palabras y con su ejemplo, no solo a la espera serena sino a un verdadero anhelo de la hora del martirio. Tenemos de la muerte de Dom Mauro un relato fidelísimo debido a la confesión del propio asesino. Varios meses después de consumado el sacrificio de los benedictinos, este hombre le relató los hechos a la mujer en cuya casa se albergaba en Barbastro. La noche en que los monjes fueron sacados de la prisión para subir al camión que los llevaría al lugar del suplicio, partieron cantando y dando vivas a Cristo Rey, lo que desató en furor de los milicianos. Las víctimas fueron ferozmente golpeadas con las culatas de los fusiles pero nadie logró silenciarlas. Dom Mauro pidió seguir al camión a pie y así lo hizo. En un momento dado, ya en la carretera y cuando pasaban frente al hospital, pidió permiso para despedirse de su madre. Los milicianos no entendieron. Creyeron que esta se encontraba hospitalizada, pero el Prior se volvió hacia la alta colina del Pueyo, donde el monasterio se destacaba contra el cielo del amanecer, y entonó con voz potente el Salve Regina. Enfurecido, el miliciano que lo custodiaba lo ejecutó ahí mismo, descargando su arma en el rostro del monje. Pero se le clavó en el alma la mirada bondadosa de Dom Mauro, y no podía olvidarla. Obsesionado, le confesó a su confidente sus numerosos crímenes y como esta se atreviera a hablarle de Dios, le contestó que sus crímenes eran muchos para poder ser perdonados. Nunca más se supo de él. Solo quedó este testimonio para la hora en que la Iglesia pediría los antecedentes para iniciar los procesos canónicos. El lector termina el libro con la esperanza de que el mártir que logró con su mirada quebrar la dureza del corazón de su asesino, haya tenido también el poder de llevar a su alma la infinita misericordia de Dios. Gisela Silva Encina Adquirir vía Internet en www.bac-editorial.com

El Futuro y la esperanza. Vida y magisterio del Cardenal Angelo Scola Il futuro e la speranza. Vita e magisterio del Cardinal Angelo Scola Andrea Tornielli Piemme Incontri Milán, 2011 189 págs.

E l autor es un reputado vaticanista, colaborador del diario “La Stampa” y de diversas revistas internacionales, y ha escrito, entre otros, siete libros sobre los últimos pontificados, desde Pío XII a Benedicto XVI. La presente obra cuenta como material de base el conocimiento que Tornielli posee del Cardenal Scola a través de diversas entrevistas periodísticas, lo que completa aquí, para desarrollar su perfil, con material seleccionado de algunas de las principales gestiones e intervenciones públicas del protagonista. El libro se sitúa, al inicio del relato, en junio de 2011, momento en que el Cardenal Scola, entonces Patriarca de Venecia, es nombrado por Benedicto XVI arzobispo de Milán, la diócesis más grande de Europa. Según expresa Tornielli, algunos miran con extrañeza este desplazamiento que traslada a quien encabeza uno de los Patriarcados más importantes del mundo (sede que en el siglo XX proveyó tres papas) ahora a una arquidiócesis, aunque de similares características, viendo en ello una situación que subrayará la importancia del cardenal en el Cónclave que venga. Las páginas que siguen constituyen una apretada síntesis del camino biográfico recorrido por Scola, en el que se da cuenta de su vigor como hombre de pensamiento y acción. Una personalidad “de gran potencia interior”, como confiesa a Tornielli el Ministro de Bienes Culturales italiano. El volumen concluye con una bibliografía que pone al día los datos editoriales de los 52 libros de que Scola es autor. Tornielli hace bien en dedicar muchas páginas al período de infancia en su vida familiar, donde se fragua su personalidad. Su padre, Carlo, camionero de profesión, fue un militante activo del socialismo maximalista

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de Pietro Nenni, líder histórico del Partido Socialista Italiano. Su madre, Regina, católica fervorosa, fue la transmisora de la fe a los dos hijos, criados en Malgrate, casi al borde del Lago di Como, en un ambiente de mucha pobreza, pero de fuerte unión y afecto familiar, donde la piedad mariana de la esposa y madre daba un tono especial al hogar. Angelo, nacido en 1941, ya muy niño solía acompañar a su padre en recorridos por caminos sin trazos, en máquinas lentísimas cuyo volante exigía fuerte musculatura en los brazos. La prensa que se traía a casa era el semanario católico de Lecco –que Regina pedía a los niños repartir a sus vecinos– y los diarios de la izquierda marxista “L’Unità” y “Avanti”, que ella procuraba no llegasen a manos de los menores. Con humor, Scola dice entre tanto que debe agradecer a Antonio Gramsci, fundador del primero de estos dos diarios, el haber sido enviado a la escuela superior; de su lectura efectivamente sacó su padre la convicción que lo más importante para un hombre era el estudio y no ahorró sacrificios para dárselo a sus hijos. La providencial presencia en Malgrate de un sacerdote muy sabio –Don Fausto Tuissi, antiguo compañero de estudios de Don Giussani– que llegó al borde del lago por razones de salud, le proveyó el camino a la maduración cultural y religiosa. Si bien la cercanía al padre y un cierto enrolamiento político lo enfriará en los últimos años de adolescencia, poco después, al llegar a la universidad y contactar con el mentor de Gioventù Studantesca –ligada todavía a la Acción Católica– Angelo descubre su vocación. “El encuentro con Don Giussani fue para mí, como para muchos, una fulgurante sorpresa (…) Mi vida cambia en aquel momento”. Así lo expresa también el día de su ordenación: “La fe asimilada por osmosis de los padres y de la parroquia pudo hacerse para mí principio y razón de la existencia”. Ya no era suficiente el modelo devocional de origen tridentino: “había que partir de nuevo de las demandas existenciales del hombre, dar testimonio del cristianismo en los ambientes de estudio y de trabajo, confrontarse con todos para dar razón de la fe”, recuerda Scola. Del capítulo IV al VI Tornielli entrega una rica síntesis histórico-biográfica en que se cruzan los momentos de formación personal del protagonista, con otros que muestran cómo orgánicamente va naciendo, en ese momento, una comunión entre personas cuya presencia tendrá enorme significado en la Iglesia del

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posconcilio, precisamente en la línea de restablecer el verdadero propósito del Vaticano II. Vemos así a Scola, estudiante de filosofía, aún inmiscuido en la política como miembro de la presidencia de la Fuci, pasando luego a estudiar teología en Friburgo. Viene pronto la cercanía a un gran profesor, Joseph Ratzinger, que concibe enorme aprecio por algunos jóvenes estudiosos de Comunión y Liberación, encargando tareas a Scola en la línea de la nueva publicación que inspira el teólogo suizo Urs von Balthasar, “Communio”, una alternativa a la difundida revista “Concilium”, identificable esta con lo que hoy, en el lenguaje de Benedicto XVI, se llamaría la hermenéutica de la ruptura. Aparecen en el camino el joven obispo polaco Karol Wojtyla, otro cercano a Von Balthasar, y por cierto cada vez más Don Giussani, quien piensa en Scola para la dirección de Comunión y Liberación. En compañía de su padre espiritual es recibido en 1979 por Juan Pablo II. Poco después, en 1982, es llamado a enseñar Antropología Teológica en el recién formado Instituto Juan Pablo II para estudios sobre Matrimonio y Familia, que preside entonces el hoy arzobispo de Bolonia, Cardenal Caffarra, y donde enseñan Stanislav y Ludmila Grygiel, venidos de Polonia con el papa Wojtyla. Habita cerca de Santa Maria Maggiore con otros sacerdotes: Massimo Camisasca, Giacomo Tantardini, Giani Danzi y Livio Melina (actual presidente del mencionado Instituto). Nace allí, fundada por Camisasca, la Sociedad Sacerdotal San Carlos Borromeo. Las ocasiones de encuentro con Juan Pablo II se multiplican. Con la llegada de Ratzinger a la Congregación para la Doctrina de la Fe pasa a ser miembro consultor de la misma. Las páginas de la segunda mitad del libro, del capítulo VII al XIV, cubren su nombramiento como obispo de Grosseto (“Sufficit gratia tua” será su motu episcopal) y la extensa labor pastoral que allí desarrolla entre 1991 y 1995. Luego, su nombramiento por Juan Pablo II para Rector de la Pontificia Universidad Lateranense –la “universidad del Papa”– cargo concomitante con la presidencia del Instituto Juan Pablo II –adscrito a la PUL– donde había mantenido su docencia. Por fin, su nombramiento como Patriarca de Venecia por Juan Pablo II en 2002, gestión de gobierno riquísima en eventos, que concluirá el año 2011 con la visita de Benedicto XVI a la Serenísima y el nombramiento de Scola como arzobispo de Milán. Son 21 años en que la figura del joven sacerdote crece –nutrida por la cercanía espiritual y personal con


los dos papas que sucesivamente ocuparon en ese tiempo la cátedra de Pedro– hasta tornarse, justificadamente, una de las personalidades de mayor relieve en la Iglesia actual. Con gran oficio, citando apartados de documentos esenciales (así su primera pastoral “Seréis verdaderamente libres”), relatando sus más importantes iniciativas formativas (desde el restablecimiento del seminario de Grosseto, pasando por su intensa gestión rectorial en la PUL, que llega a tener 45 ateneos coaligados, hasta la creación del Studium Generale Marcianum en Venecia, un verdadero aporte al crecimiento antropológico de la Serenísima, que abarca desde los estudios secundarios hasta los estudios superiores en bioética y bienes culturales, más el doctorado en derecho canónico), Tornelli logra encerrar explicativamente en estos siete capítulos lo que para cualquiera requeriría algunos volúmenes. Con ello, más algunas referencias bien seleccionadas tomadas de sus libros más conocidos y recientes, logramos hacernos una razonable composición de lugar de las principales preocupaciones que inspiran al pastor y al intelectual Angelo Scola. Subrayamos algunas: Primero la familia, transmisora de la fe y primer ámbito educativo, cuya fundamental importancia subraya como el soporte antropológico más sólido en una sociedad cada vez más líquida. Segundo, la “emergencia educativa”, según la llamó Benedicto XVI, que Scola califica como la cuestión social de nuestro tiempo, siendo de particular interés sus reflexiones sobre la libertad y la subsidariedad en el campo educativo. Tercero, su elaborado pensamiento en torno a temas como la tradición (“solo la experiencia concreta de la tradición garantiza al hombre y a la sociedad tener una historia, ser capaz en consecuencia de abrirse al futuro”), la identidad cultural y el mestizaje de civilizaciones (“no un ideal, sino un proceso”) que le ubica en la ribera opuesta de las tesis de Huntington y el “choque de civilizaciones”, concepción que materializa en Venecia con la creación de la Fundación Internacional OASIS y de la revista del mismo nombre, las que llevan una década a sus espaldas de importante labor en Oriente Medio. Cuarto, sus tesis sobre nueva laicidad y vida y bien común, que han dado mucho que hablar y que se concretan en unos cuantos libros y muchos escritos y conferencias, donde queda bien explicada la libertad de la Iglesia en el mundo moderno para la reafirmación de principios que inspiran legislaciones,

lo cual no debe confundirse con que sea ella quien legisle. Quinto, el teólogo y el autor espiritual, con sus libros sobre antropología teológica en Juan Pablo II, sobre Von Balthasar y, en el segundo campo, sobre el misterio de María y el de la Eucaristía (el Cardenal Angelo Scola fue en 2007 el relator del Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía). Jaime Antúnez Aldunate Adquirir vía Internet en www.edizpiemme.it

Newman, es decir: ‘Los Padres me hicieron católico’. Un perfil Newman, ossia: “I Padri mi fecero cattolico”. Un profilo Innos Biffi Jaca Book Milán, 2009 111 págs.

Inos Biffi, docente de la Facultad de Teología de Lugano en Suiza y especialista en historia de la teología, ha publicado este breve y ameno libro sobre algunos aspectos relevantes de la personalidad y pensamiento del cardenal John Henry Newman, quien fuera beatificado por el papa Benedicto XVI el 19 de septiembre de 2010, en su viaje al Reino Unido. El título, “Newman, es decir: ‘Los padres me hicieron católico’”, indica el aspecto bajo el cual el texto, dividido en tres capítulos más una introducción, trata de Newman. Es una mirada a la importancia que tuvo para su vida y teología el conocimiento y estudio de los padres de la Iglesia, aquellos autores de los primeros siglos del cristianismo que reflexionaron y forjaron el dogma, cuya importancia radica en su cercanía temporal a los orígenes de la Iglesia. La introducción muestra, de una manera muy personal, cómo la lectura, durante la juventud, de un buen autor puede marcar una forma de pensar. De hecho, esta introducción es el testimonio autobiográfico

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de Inos Biffi, de cómo su rector en tiempos del Liceo, Mons. Giovanni Colombo, le habló de Newman y lo entusiasmó para siempre con este pensador verdaderamente original. La introducción continúa contando cómo fue conociendo, a través de una lectura selecta de textos y estudios, al cardenal Newman. Es una verdadera propedéutica. El primer capítulo, “Una vida en la intimidad con los padres”, trata directamente del significado fundamental que tuvo el estudio de los padres para la teología y la conversión del cardenal. Cita un texto clave de Newman: “Los padres me hicieron católico, y no pienso botar a tierra la escala con la cual he subido para entrar a la Iglesia. Es una escala siempre útil para ese fin, ahora, tanto como lo fue hace veinte años” (Certain Difficulties Felt by Anglicans in Catholic Teaching Considered, II, London 1920, p. 24) (37). Otro pasaje del mismo texto es muy revelador: “Me acuerdo bien cómo me sentía extraño cuando de los estantes de mi biblioteca tomaba los volúmenes de San Atanasio y de san Basilio y me ponía a estudiarlos; y cómo en cambio, entrando finalmente en la comunión católica, los besaba con delicia, con la percepción que en ellos encontraba mucho más que aquello que había perdido, y cómo decía a esas páginas inanimadas, como hablando directamente a los gloriosos santos que las han dejado en herencia a la Iglesia: ‘Ahora, sin posibilidad alguna de error, ustedes son míos, y yo soy vuestro’” (Ibíd., p. 3) (40). El capítulo continúa con una verdadera antología de textos de Newman ponderando el valor y la importancia de los padres de la Iglesia. El capítulo segundo, “Newman en la ciudad de san Ambrosio”, cuenta la visita que el cardenal hizo a Milán, entre el 20 de septiembre y el 23 de octubre de 1846, mientras iba de viaje a Roma, junto a su amigo Ambrose St. John. A pesar del tiempo lluvioso que les tocó vivir, los recuerdos son imborrables. La ciudad le recordaba a san Ambrosio, san Agustín y santa Mónica y la visita de Atanasio. Para Newman esta visita significó mucho: percibió la fe del pueblo católico, pudo comprender mejor la liturgia católica, admiró el arte italiano. Afirmaba en una carta: “Como no conocía qué cosa era la liturgia como hecho objetivo mientras no hube entrado en la Iglesia católica y no hube participado en sus oficios de devoción, así ahora digo lo mismo desde el punto de vista de las asambleas catedralicias” (83). La liturgia de la Catedral de Milán le hizo ver interiormente lo que es una asamblea litúrgica. Fue también la ocasión de

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conocer la admirable vida de san Carlos Borromeo. El capítulo tercero, “Newman, cardenal y santo”, no solo es la culminación del libro, sino que, de alguna manera, el tema es también la culminación de la vida de Newman. Narra brevemente algunos pormenores de su nominación cardenalicia, el año 1879, y luego, de su muerte. Cuando León XIII lo nombra cardenal, no solo hace un acto de justicia con un hombre que había sido muy importante para el catolicismo inglés y también el europeo en general, sino que además vence algunas resistencia al interior de la misma Iglesia. Pero su visita a la Sede de Pedro en esa ocasión impresionó al mundo católico romano. Dejó una notable impresión de hombre recto, sabio y humilde. L’Osservatore Romano del 14 de mayo “publicó en la primera página el discurso pronunciado por Newman después de la entrega de la comunicación de su nombramiento” (101). Ese discurso, citado en nuestro texto brevemente, es de una impresionante actualidad. Trata del liberalismo religioso. Las páginas dedicadas a la muerte de Newman destacan los testimonios que en ese tiempo se dieron de la santidad del cardenal. Había una convicción entre sus cercanos que estaría gozando de la compañía de sus amigos, los padres de la Iglesia. En síntesis, un libro breve, de lectura rápida y grata, pero que deja mucho. En especial el deseo de conocer mejor a Newman y, sobre todo, de volver siempre más a las fuentes patrísticas de la teología. Rodrigo Polanco Adquirir vía Internet en www.jacabook.it

Diálogo sobre la educación con el Papa Benedicto XVI Dialogo sull’educazione con Papa Benedetto XVI Donato Petti Libreria Editrice Vaticana Ciudad del Vaticano, 2011 395 págs.

Benedicto XVI llamó frecuentemente la atención sobre la cuestión de una emergencia educativa. Donato Petti, Provincial de los Hermanos de las Escuelas Cris-


tianas, se hace cargo de esta preocupación y, simulando una entrevista con el Pontífice, plantea temas y preguntas que fueron tratados en su magisterio. De esta manera, este hermano lasallista construye un diálogo bien estructurado con una pertinente selección de la precisa y profunda enseñanza del Obispo Emérito de Roma sobre la educación. La primera parte del libro cumple una función introductoria: en ella se tratan las causas y la naturaleza de la actual crisis educativa. Las partes segunda y tercera abordan los elementos que esclarecen la esencia de la tarea educativa, vale decir, su fin y su contenido respectivamente. La finalidad de la educación se comprende al articular las distintas dimensiones de la vocación del hombre, mientras que los contenidos están dados por los valores que –al igual que la vocación humana– dimanan “de las dos fuentes que orientan el camino humano”: la naturaleza y la Revelación. La cuarta y última parte del libro compendia la enseñanza del anterior Pontífice acerca de la escuela católica: se explica lo específico de esta institución y se ofrece una guía para la formación de los educadores. La correcta estructuración y la múltiple variedad de temas en que están desglosadas cada una de las partes permiten valorar este libro, no solo como instrumento de consulta, sino también como base para un estudio sistemático sobre la educación en general y sobre la función de las escuelas católicas en particular, y todo esto acompañado por el razonar sereno y firme del papa Ratzinger. Nicolás Olivares Adquirir vía Internet en www.libreriaeditricevaticana.com

Ecos de un pastor Fernando Chomali Editorial Universidad Católica de la Santísima Concepción Concepción, 2013

Ecos de un pastor es una recopilación de 104 textos escritos de Mons. Fernando Chomali realizados en sus dos años de gobierno pastoral de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción. Todos estos escritos están iluminados por el lema Para mí la vida es Cristo. Dadas las características de la obra (una compilación de escritos diversos), no podemos seguir un hilo temático. En efecto, el objetivo del texto es poner de relieve las intervenciones del obispo en diferentes escenarios. En el libro encontraremos, por tanto, desde cortos mensajes hasta enjundiosos escritos donde se ve muy presente la Doctrina Social de la Iglesia; desde alocuciones en días litúrgicos de especial solemnidad hasta textos dirigidos a diferentes grupos según afinidades, sin eludir tópicos de actualidad como el conflicto mapuche, los abusos en la Iglesia, la paz en tierra santa, etc. La naturaleza del libro es eminentemente pastoral y de ágil lectura, lo que no le quita una creciente profundidad al momento de acercarse a las diferentes realidades. Sorprende, en este ámbito, el esfuerzo del autor por iluminar los hechos de la vida de su pueblo siempre desde el Evangelio, aun cuando las temáticas fueran especialmente complejas por la materia o por el contexto social en el cual fueron presentadas. Queriendo hacer una suerte de sistematización, en una primera agrupación encontramos temas como: la familia, los jóvenes y la política. Cada uno de ellos los aborda desde una sólida antropología cristiana que evidencia la inmensa riqueza de la fe, y de la comprensión del hombre que ella conlleva, así como las capacidades del autor para acercarse a las diferentes realidades humanas con una mirada compasiva pero al mismo tiempo llena de la verdad que nos ha revelado Jesucristo. Caridad y verdad, en una admirable circularidad, aparecen en el trasfondo de la obra. La fe y la vocación al servicio son otro grupo temático. Se aboca a tópicos tales como el obispo, el párroco, el diácono, el catequista; también el profesor, el político, el alcalde buscando relevar la vocación que tiene cada uno de ellos, así como la valiosa contribu-

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ción que realizan a la evangelización y a la sociedad. En este último punto, a los profesores les dirá: “los admiro, siento gratitud por ustedes y lamento que la sociedad no los valore como debiese”. Queda a la vista también que Mons. Chomali comprende su ministerio no solo inserto en la vida interna de la Iglesia sino al servicio de toda la sociedad en vista a la unidad y a la paz, comprendiendo el valor de los diferentes actores sociales y religiosos en el tejido eclesial y social. Por medio de las homilías se expresa el diálogo entre la Palabra de Dios y el hoy de la historia. Este instrumento de evangelización es una herramienta al servicio del Pastor para conducir a su rebaño, mostrándole los horizontes amplios que nos regala Jesucristo, provocando en los bautizados el desafío de asumir importantes tareas en una cultura compleja. En el Te Deum del 2011 señalará que “este anhelo de fraternidad será posible si ponemos la confianza en Dios y, al mismo tiempo, nos ponemos a trabajar en comunión solidaria”. Un tema presente transversalmente en toda su obra es la preocupación por la vida y la dignidad de la persona humana. Siendo su especialidad académica la bioética, el autor deja traslucir una y otra vez su compromiso entrañable con la dignidad humana. No hay fisuras en su propuesta. Defiende con pasión la vida desde la concepción hasta la muerte natural; pero también, con el mismo brío, reclama frente a la injusticia de que son objeto tantos en Chile. Sobre este último punto, y a propósito de la miseria que asuela la provincia de Arauco, señaló con elocuencia: “la pobreza es una bofetada a la misma sociedad”. En síntesis, este libro es un aporte que presenta la radiografía de un pastor inquieto, de sus preocupaciones y del celo por su grey. También deja entrever que su tarea es ardua pero, al mismo tiempo, un camino de felicidad. Varios de sus escritos, en la navegación turbulenta de la Iglesia, son un canto a la esperanza. Cristián Roncagliolo

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Franco y la Iglesia Luis Suárez Fernández Editorial Homolegens Madrid, 2011 974 págs.

L uis Suárez Fernández, biógrafo destacado del general Francisco Franco (1892-1975) y especialista en temas de historia del catolicismo en España, realiza una investigación mayor en torno a las relaciones del gobierno de Franco con la Iglesia Católica. Se trata de un tema crucial, considerando que desde muy temprano una de las justificaciones que tuvo el levantamiento del 18 de julio de 1936 fue precisamente la defensa de la Iglesia, atacada y martirizada en los años de la Segunda República, al punto de llevar el conflicto al plano doctrinal y religioso y no meramente político. Una segunda cuestión se refiere al régimen de Franco después de la victoria nacional en la guerra civil, por cuanto la definición de España como un Estado Católico representó uno de los elementos esenciales tanto del Movimiento como del gobierno durante casi cuatro décadas. El libro es extraordinariamente erudito, se refiere a las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y España durante esos años, así como permite comprender mejor la historia del gobierno del general Franco, especialmente en los temas religiosos, aunque sin dejar de lado otros aspectos importantes en el ámbito político, de la personalidad de Franco, sus habituales anotaciones a mano en los documentos que le llegaban, su relación con los ministros y otras personalidades y, en general, la evolución del régimen que se extendió desde la victoria en 1939 hasta la muerte del gobernante en 1975. Es evidente que esta historia no parte de la nada, sino que tiene antecedentes importantes y profundos. Existía una tradición de España como nación católica durante varios siglos, interrumpida en 1931 con la instauración de la República, cuando se declaró la aconfesionalidad del Estado (“España ha dejado de ser católica”, proclamó Azaña), comenzaron persecuciones violentas, se suprimió incluso la Compañía de


Jesús, se aprobaron numerosas normas laicistas y se desechó el Concordato vigente desde 1851. Durante la guerra la situación continuó y se agravó en algunos lados incluso, donde fueron asesinados muchos sacerdotes y varios obispos de la zona republicana. El obispo de Salamanca Plá y Deniel definió la guerra civil como una “cruzada”, fórmula que utilizaron muchos partidarios de los sublevados en los años siguientes. De esta manera, el triunfo nacional aparece como una restauración y el resultado es un nuevo Estado Católico, aunque en el contexto diferente y evolutivo del siglo XX. En la primera etapa se aprecia un apoyo recíproco entre Roma y Madrid, que se consolida con la firma de un Concordato en 1953. Aunque el tema es mucho más complejo, esta historia desde 1931 en adelante era la que la mayoría de los católicos consideraba a la hora de evaluar la situación de la Iglesia y de España en las décadas siguientes. Por eso durante los primeros años del gobierno de Franco fueron de una gran cercanía con la Iglesia y un reconocimiento muchas veces explícito de la jerarquía hacia los gobernantes. Por otra parte, muy pronto comenzaron a implementarse nuevamente leyes fundadas en los principios de la Iglesia Católica, en el ámbito del matrimonio y la familia e incluso de las costumbres públicas o en otros temas, como la relevancia de los clérigos en la vida social y política del país. La situación cambia, si bien no radicalmente al menos sí de manera visible y con consecuencias prácticas, a partir del Concilio Vaticano II, en la década de 1960 (es preciso considerar también el ambiente de rebeldía de esos años y los cambios que se producían en diferentes lugares del mundo). Hay al menos dos aspectos que conviene tener en cuenta en relación al Concilio y su influencia en la España de Franco. En primer lugar, porque se dieron nuevas y cruciales definiciones doctrinales, como la valoración de la libertad de culto y el aprecio a la democracia, ambas contradictorias con los postulados y la praxis del régimen franquista. El segundo se refiere al nombramiento de nuevos obispos (con una historia distinta a los agradecidos prelados de la década de 1930), que se sumaba a la creación de la Conferencia Episcopal. Al gobierno le costó comprender estas transformaciones que operaban en la sociedad y en la propia Iglesia. Como resultado, comenzó un distanciamiento entre Franco y la Iglesia Católica, por diversas razones, como el desarrollo de la Teología de la Liberación, el

surgimiento de las comunidades de base (algunas muy izquierdizadas y cercanas a los cristianos por el socialismo), el apoyo internacional a los opositores a Franco, la irrupción de obispos y clérigos disidentes, cambios sociales en las costumbres públicas y en la piedad, un ambiente “progresista”, sumado al siempre importante asunto de los nacionalismos (en especial en Cataluña y el País Vasco). Todo eso generó transformaciones y enfrentamientos, tanto dentro del Episcopado español como en el Vaticano, que no siempre tuvo claro cómo abordar los nuevos tiempos ni su relación con el propio Franco, a quien seguían reconociendo muchas veces como hijo predilecto de la Iglesia, pero cuyo régimen parecía desfasado históricamente. El gobierno de Franco y sus ministros, en cambio, eran más claros en sus posturas, y seguían manteniendo su convicción en el carácter católico del Estado español. En esto destacaban algunos diplomáticos superlativos, como el caso de Antonio Garrigues en el Vaticano, cuyos informes son notables por su inteligencia y adecuada comprensión de los asuntos políticos y eclesiales, así como de la evolución histórica. Resulta evidente que tras analizar casi cuatro décadas de relaciones entre Franco y la Iglesia no resulta un cuadro monótono, sino que debe considerar el dinamismo propio de la política, de la diplomacia y de la historia: de “la cruzada” y la guerra en 1936 al deseo de reconciliación; de un régimen victorioso y fuerte al comienzo, a uno con adversarios crecientes en los últimos años; una Iglesia agradecida al principio, pero que no quiere hundirse con el régimen al final, y procura conservar su independencia. Franco y la Iglesia es un libro valioso por su información y por el adecuado tratamiento de los temas, con conocimientos históricos y doctrinales adecuados, y un gran trabajo de fuentes. Es lamentable que la avaricia editorial o alguna otra razón nos privara de una buena bibliografía, o de que se hubieran incorporado las respectivas citas bibliográficas. En cualquier caso, en nada disminuye el valor una obra que merece ser conocida y leída, sobre un tema crucial de la historia del siglo XX. Alejandro San Francisco Adquirir vía Internet en www.homolegens.com

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Emergencia Educativa. La escuela católica en debate Urgence Éducative. L`école catholique en débat Monseigneur Dominique Rey Éditions Salvator Paris, 2010 220 págs.

En un contexto de evolución sociocultural muy incierto, la escuela católica es llamada a interrogarse acerca de su identidad y de su razón de ser para, de esa forma, o por esa vía, renovar la conciencia acerca de ella misma y de su acción. Este es el propósito que mueve a Monseñor Dominique Rey, Obispo de la diócesis de Fréjus-Toulon en Francia, al escribir este libro que consta de tres partes distribuidas en 17 capítulos contenidos en poco más de 200 páginas. La primera parte, la más importante, es una Reflexión Antropológica que recorre aspectos esenciales: van desde lo relativo a “aprender a pensar, a razonar”, hasta la relación entre “la imaginación e Internet”, o desde los temas más importantes asociados a “la autoridad” y lo relativo al saber que implica “habitar en el cuerpo” que concierne a la “educación del amor y la afectividad”. La segunda y tercera parte se ocupan más específicamente de temas relativos a la escuela católica y su tarea pastoral. Algunos apartados muy sugerentes: cómo promover una “Pastoral de las artes y la cultura”, o “Acerca de la necesidad de renovación del lenguaje cristiano”. El libro culmina en una sugerente conclusión que se titula “Urgencia Educativa”, haciendo referencia a las palabras empleadas en este sentido por el Papa Benedicto XVI. Monseñor Rey es autor de otros libros “Peut-on être chrétien et franc-mason?” o “Laicos en la Iglesia hoy”. El tema central del libro se vincula a la viva preocupación de las escuelas católicas –en este caso el tema está referido a la escuela católica francesa– acerca de cómo conjugar la eficacia escolar y la construcción de la persona. El autor se pregunta desde distintas perspectivas acerca de cómo asumir la triple función de “enseñar, educar, evangelizar”. La escuela católica

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reivindica –debe hacerlo– una postura educativa original desde la que encara el desarrollo de estructuras escolares y universitarias centradas esencialmente en la adquisición de técnicas de aprendizaje y de competencias para responder reductivamente a requerimientos del mundo del trabajo. En este sentido la escuela católica se diferencia –se debe diferenciar más– por ofrecer un proyecto educativo integral e integrador. En concreto, que integre al saber científico, técnico, artístico, la antropología cristiana, su propuesta de la fe y su visión de la cultura. Los obispos franceses reconocen una “tensión dinámica” asociada a la doble naturaleza en que consiste, por un lado, ser una estructura civil al servicio de la nación, y por otro, ser una institución cristiana. Citan el “Estatuto de la enseñanza cristiana” en el que se hace referencia a la educación en la libertad mediante un proyecto que “articule armónicamente la fe, la cultura y la vida”. El libro contiene capítulos especialmente motivadores. Por ejemplo, uno que se titula “Aprendizaje de la interioridad y del silencio” con clara referencia a Pascal; otro de clara resonancia aristotélica pone “La ley del justo medio” en el que se hace una referencia a Platón cuando asocia la educación a un viaje en un carro que representaría el cuerpo y los hábitos, la pasión serían los caballos que tiran el carro, la inteligencia sería el cochero, el sentido de la vida sería la dirección a la que se encamina el viaje. El tema de fondo es la armonía, el equilibrio, en una palabra la virtud como objeto esencial de la educación. La conclusión del texto hace referencia a la pasión de educar como la razón de ser de la escuela que es también la razón de ser de la Iglesia; el cristianismo es “educativo en su esencia” porque es portador de un don; la Iglesia, señala, es “naturalmente misionera”. Pero su pasión por educar se topa hoy con un contexto sociocultural de “crisis de transmisión” inserto en una “crisis de civilización”. La idea de crisis se reitera asociada a una “crisis de transmisión de la vida”, de “transmisión de la racionalidad”, de “transmisión de la cultura”, de “transmisión de los conocimientos”. En este horizonte la escuela católica está siendo interpelada a asumir esta realidad con un courageux renouvellement, coraje renovado, esto es, llamada a asumir con mayor fuerza su misión propia, su rica tradición, su originalidad, su probada efectividad, y a encarar a los proyectos educativos dominantes con innovadora fidelidad, a mostrar que muchas veces di-


chos modelos se mueven en “la periferia” del problema y que no abordan lo que constituye “el hecho educativo mismo”; la educación en general hoy reclama una clara antropología como la que la Iglesia Católica ofrece. Este libro aporta una luminosa propuesta, hecha con el rigor y la síntesis característica de la cultura francesa. Aníbal Vial Echeverría Adquirir vía Internet en www.editions-salvator.com

Un Obispo contra Hitler Stefania Falasca Ediciones Palabra Madrid, 2010 303 págs.

La arremetida y el fracaso del proyecto nacionalsocialista alemán es el escenario en el que se inserta la vida de quien lideró una de las resistencias más valientes y feroces contra ese sistema totalitario: el Cardenal Clemens August von Galen (1878-1946). La periodista italiana Stefania Falasca, de vasta trayectoria en investigaciones sobre historia de la Iglesia, nos ofrece en este libro un acertado perfil biográfico del Obispo de Münster, Von Galen, además de proporcionar una excepcional reconstrucción de su relación con Pío XII en las décadas de 1930 y 1940, contexto europeo de Entreguerras y Segunda Guerra Mundial. La obra, imprescindible para quien busque conocer uno de los capítulos más interesantes de la historia de la Iglesia Católica en el siglo XX y su relación con el orden político, está excelentemente fundamentada, y constituye un aporte en cuanto explora su oposición irrestricta al totalitarismo nazi, demostrando con ello la inexistencia de actitudes condescendientes del clero con el régimen de Hitler y sus aberraciones. El foco de estudio es situado sobre las consistentes labores pastorales contra el nazismo del Obispo Von Galen, por lo cual el hilo del relato cruza distintos espacios temporales y geográficos, indagando en pasajes apasionantes sobre su acción en la Diócesis de Münster, en la Iglesia Católica alemana y en su relación con la Santa Sede.

Organizado en tres partes, “Un Obispo contra Hitler” permite al lector conocer los hitos emblemáticos de las hostilidades del régimen contra la Iglesia y fijar un cuadro de las acciones emprendidas por la oposición católica alemana –y ciertamente por Von Galen– contra el gobierno del Reich. Todo esto, acompañado por una adecuada contextualización que permite comprender el desarrollo de los hechos en su época, además de presentar la narración de los acontecimientos de modo ordenado y fluido. En la primera parte se traza una semblanza biográfica del Obispo Clemens von Galen desde sus orígenes familiares, los primeros pasos de su vocación sacerdotal y la acción pastoral en Alemania. Así mismo, penetra con gran profundidad en las célebres acciones del Obispo contra el régimen nazi, sobre todo en aquellas que han quedado grabadas en la conciencia histórica alemana y que le han otorgado fama mundial. Bajo el lema episcopal Nec laudibus, nec timore, Von Galen articuló la tenaz resistencia anti-nazi: denunció en su primera carta pastoral la adoración de la raza difundida en el Mito del siglo XX, del ideólogo nacionalsocialista Alfred Rosenberg; arriesgando su vida, pronunció memorables predicaciones contra los atropellos perpetrados por el gobierno injusto, destacando aquellos encendidos discursos del verano de 1941 que lo llevaron a ser reconocido en todo el mundo como “el león de Münster”. Además, Von Galen, consciente del ánimo anti-religioso que inspiraba al nazismo, denunció la sanguinaria persecución antijudía considerando siempre la posibilidad de no acentuar las hostilidades del régimen. El totalitarismo de Hitler buscaba aniquilar toda manifestación de la vida religiosa de la nación alemana y ciertamente el cristianismo estaba en la mira de los jerarcas nazis: una vez eliminado el judaísmo e impuesto indefinidamente el nacionalsocialismo, la eliminación del “problema cristiano” sería solo cuestión de tiempo. Como bien menciona la autora, el vigor de las palabras de Von Galen llevó a que el ministro de propaganda del Reich, Joseph Goebbels, señalara que este se trataba del “ataque frontal más fuerte desencadenado contra el nazismo en todos los años de su existencia”. A pesar de que las acciones de Von Galen eran investigadas de cerca por la Gestapo, su intensa y valiente acción pastoral impulsó un ejemplar apoyo del pueblo fiel, quienes viajaban desde el extranjero para escuchar el mensaje del Obispo, al tiempo que reproducían y repartían las prédicas en la más absoluta clandestinidad. Además, la autora logra penetrar con

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éxito en el carácter del Obispo: su acción firme y lúcida fundamentada en una vida interior sólida sirvió como testimonio de un católico valiente en tiempos políticos muy adversos. El vínculo entre el León de Münster y Eugenio Pacelli (quien luego sería Pío XII) es el tema de la segunda parte del libro. Distintos encuentros entre ambas personalidades desde la década de 1920 –años en que Pacelli oficiaba como nuncio en Berlín y Von Galen servía en la Parroquia de San Matías– hasta la propia elevación de Von Galen al Sacro Colegio Cardenalicio por Pío XII, sirven para conocer la alta estima que el Santo Padre tenía por la vida pastoral y defensa de la Iglesia desplegada por Von Galen, respaldo confirmado sobre todo en los sensibles momentos políticos experimentados por la nación alemana. Muestra de ello son las reiteradas Notas enviadas por Pacelli al gobierno del Reich en 1934, condenando las doctrinas de Rosenberg tal como lo había hecho Von Galen en su carta pastoral. Al poco tiempo, el primer ministro Hermann Göring publicaba el Decreto sobre el catolicismo político, donde cuestiona duramente la participación de católicos en política. Así también, fundamental sería la participación de Von Galen en la preparación de la Encíclica Mit brennender Sorge, cuya condena a la ideología de la raza y de la sangre fue leída en todos los púlpitos alemanes en marzo de 1937. La tercera y última parte del libro tiene un valor historiográfico incuestionable, en la medida que se publica por primera vez y en español la correspondencia completa entre el Obispo Von Galen y Pío XII. Los documentos, fechados entre 1940 y 1946, constituyen una fuente rica de información y detalles hasta ahora poco conocidos sobre la relación de la Santa Sede con la Iglesia alemana manifestada en la relación de estos dos protagonistas del período. Además de estas tres partes reseñadas, el libro ofrece un Apéndice en el que se publican otras fuentes, entre las que se cuentan emblemáticos escritos de von Galen, como las célebres predicaciones del verano de 1941 o su última intervención pública; y otros documentos de altas personalidades eclesiásticas de la Iglesia Alemana. Las virtudes heroicas vividas por Von Galen en esta época crucial llevaron a abrir la causa de su beatificación, comenzada por su propio sucesor durante el pontificado de Pío XII y culminada el 9 de octubre del 2005, día en el cual Clemens Von Galen fue proclamado Beato de la Iglesia Católica. José Manuel Castro Torres Adquirir vía Internet en www.palabra.es

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Educar a la francesa. Anna du Rousier y el impacto del Sagrado Corazón en la mujer chilena (1806-1880) Alexandrine de La Taille Ediciones Universidad Católica de Chile Santiago de Chile, 2012 428 págs.

A nna du Rousier tenía 7 años cuando vio entrar a la propiedad familiar de Lambertiere un caballo que portaba el cadáver de su padre. Se cree que Monsieur du Rousier fue víctima de una venganza por su participación en favor de la causa realista y anteriormente en la guerra de la Vendée, defendiendo la causa católica. El episodio dejó una huella profunda en la niña, quien dos años más tarde entró interna al pensionado del Sagrado Corazón en Poitiers. A los 16 decidió hacerse religiosa del Sagrado Corazón, a pesar de la férrea oposición materna, que prometió no volver a verla en su vida. Una oposición difícil de entender porque Anna había sido educada en una familia y en una sociedad muy religiosas en medio de las agitaciones de la época en Francia. El libro es la historia y el retrato de este personaje singular, con una fe profunda y de alma misionera, con dotes excepcionales de organización y de trabajo, con sus luchas, temores, pesares y alegrías, pero sobre todo con su huella de maestra y religiosa. Trabajó en París, en Turín, en el convulsionado Piamonte, (del cual tuvo que huir por la revuelta política encabezada en su contra), en Estados Unidos y finalmente en Chile, adonde llegó con 46 años, siendo la fundadora de los colegios del Sagrado Corazón. No es poco para una biografía, pero la autora añade al libro algo más. Anna du Rousier está enmarcada en la fundación del Sagrado Corazón en Francia, el nuevo sello de la educación femenina en todo el mundo, las luchas de la Iglesia en Europa y Estados Unidos. Todo esto confluye finalmente en Chile, donde las monjas del Sagrado Corazón, con su primera casa, la Maestranza, han tenido tanta influencia en la educación femenina del país. Aunque el libro se llama “Educar a


la francesa”, los colegios del Sagrado Corazón en Chile se conocieron más tarde como de las Monjas Inglesas. Importante fuente de investigación son las cartas, entre ellas la correspondencia de Anna con Santa Magdalena Sofía Barat, fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón. Impresiona la gran cantidad de colegios en todo el mundo que esta fundadora llegó a conocer en su vida. Todos estaban ordenados por un plan de estudios muy ambicioso para mujeres en esa época y muy detallista, adaptado de la ratio studiorum de los jesuitas, pero que comprendía también enseñanza doméstica para las futuras madres de familia. La formación espiritual y humana era muy cuidadosa, queriendo fortalecer su fe con una devoción profunda al Sagrado Corazón y a la Virgen María. Se pretendía formarlas en un sentido del deber y del trabajo, con un horario muy exigente, que dejaba poco sitio a la espontaneidad, huyendo de las amistades particulares y de todo lo que sonara a “mundano”. La tendencia pedagógica, aunque estaba orientada a un fin excelente nos parece hoy día demasiado rígida para el desarrollo de niñas y adolescentes. Los capítulos V y VI del libro están dedicados a la llegada del Sagrado Corazón a Chile: tres monjas capitaneadas por Anna de Rousier. Venían a hacerse cargo de un pensionado para niñas internas que rápidamente tuvo gran éxito, una escuela gratuita para niñas pobres y una Escuela Normal de Preceptoras que constituyó un gran desafío. Las alumnas chilenas les depararon varias sorpresas. Por ejemplo que en este país “de costumbres simples y patriarcales” la mayoría de las alumnas no volvía a clases en marzo el día señalado sino cuando sus familias daban por terminado el veraneo. Además del espíritu cristiano había que inculcar el orden, el amor por la disciplina y por el trabajo “virtudes estas a juicio de las religiosas inexistentes en el país”. Fue difícil plasmar el ideal del colegio en niñas “de carácter altivo”, que no soportaban que se las comparase con las europeas, veían el silencio como impracticable y no eran capaces de estar en calma. Escribe Madame Jendroly: “Ahora les contaré un poco de mis chilenitas. ¡Pobres niñas! Como en todas partes son vivaces, superficiales, quizás más difíciles por su primera educación, porque llegan sin la menor idea del orden, ningún hábito de trabajo, de estudio, de lo que significa sujetarse a algo. Pero hay en todas esas pequeñas almas un fondo de fe que consuela y

fortalece, además de un sello particular de inocencia y sencillez”. Mención especial merece la diagramación del libro y sus ilustraciones. Las más curiosas y muy artísticas son las acuarelas de la religiosa Catherine Nicholl que reprodujo los arriesgados viajes de las monjas por Chile- “Vadeando el Reloncaví”, “Atravesamos el Maule” y otros similares. Recuerda Laura Rew: “Nuestro carruaje (y nos consideramos felices por tener uno) era una especie de vieja carroza, tan alto que se necesitaba una silla para subir al escalón, tirado por cinco caballos. Nunca van menos, y se comprende, porque después de algunas leguas al salir de Curicó nos encontramos en un camino que en Europa se consideraría intransitable, atravesando lechos de ríos, torrentes y ríos donde a los caballos les llega el agua al pecho, como si no fuera nada. Conté nueve de estos ríos antes de llegar a nuestra primera parada”. Gracias a Anna du Rousier –dice Alexandrine de La Taille– miles de mujeres chilenas, por varias generaciones, forman parte de una élite cultural reconocida internacionalmente, debido a la prestigiosa educación “a la francesa” que recibieron e irradiaron al resto de la sociedad. Elena Vial Adquirir vía Internet en www.ediciones.uc.cl

El conocimiento. Nuestro modo de acceso al mundo. Cinco estudios sobre filosofía del conocimiento Patricia Moya Cañas Editorial Universitaria Santiago de Chile, 2013 200 págs.

“C oncluía un escrito mío de hace diez años sobre la intencionalidad cognoscitiva en Tomás de Aquino considerando la importancia de comprender el conocimiento como una operación del hombre del todo original y diferenciable de las acciones transitivas. Creo que esta idea ha sido la principal ganancia de mis estudios

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filosóficos”. Con estas sintéticas palabras la profesora Patricia Moya Cañas da inicio al presente libro que reúne en un solo volumen cinco densos estudios sobre una de las grandes cuestiones de la filosofía de todos los tiempos. No es el conocer, en efecto, según la profunda especulación de Aristóteles una mera impresión o recepción pasiva de cualidades sensibles o formas intelectuales ya en sí mismas constituidas. Esta comprensión mecánica del conocer no penetra en el núcleo de la gnoseología originada en la cepa aristotélica. La gran novedad del estagirita, en explícita oposición al naturalismo de los primeros filósofos griegos, es la comprensión del conocimiento como acto. Sobre esta comprensión versa el primer estudio de esta obra. El conocimiento, en efecto, es acto perfecto, no movimiento. El movimiento, una vez alcanzado el acto, cesa. El acto perfecto reúne en su mismo seno la constitución y lo constituido: “conozco y he conocido”, recuerda la autora con Aristóteles. El amar y el conocer no se ordenan de este modo a un fin ulterior y extrínseco a la misma operación: “se conoce y se continúa conociendo; se ama y se continúa amando. Son actos siempre presentes. Estas acciones tienen siempre en sí el cumplimiento, el télos está dentro del mismo acto porque el acto es posesivo del fin, el acto y el télos son simultáneos”. La autora se detiene en el segundo estudio a analizar cuatro notas fundamentales que definen el conocimiento en tanto que acto perfectivo del sujeto cognoscente. El conocer, en primer lugar, junto con el amor personal, son operaciones que definen a la persona: “Ser persona es ser sujeto cognoscente y es ser un sujeto que se realiza en el ejercicio de estas operaciones, porque éstas responden al ser del que las posee”. Conocer y amar son, por tanto, un incremento en el ser mismo de la persona. Las notas restantes son la inmanencia, la inmaterialidad y la intencionalidad: Inmanencia es aquella simultaneidad a la que ya nos hemos referido. Inmaterialidad es “la perfección del acto que capacita al ser cognoscente a ser uno con el acto de lo conocido”. La intencionalidad, por su parte, “presenta a la cosa en su cognoscibilidad”, esta representación, “es el modo cognoscitivo de ser la cosa” y nuestro acceso inteligente a ella. El tercer estudio se dedica a la relación que tiene la experiencia en el conocer. La autora se cuida de

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hacernos ver que el conocimiento intelectual no surge por generación espontánea. La sensibilidad y la experiencia, los principios de la demostración, los primeros principios, el bagaje intelectual y el mismo preexistir biográfico y cultural son conocimientos y accesos a la realidad que preceden a la captación del universal en el concepto. Lo absolutamente previo, afirma la autora, “es el conocimiento de la realidad en su singularidad… No hay una captación del universal sin el concurso de la experiencia y con ella de la sensibilidad”. La experiencia humana, sin embargo, contiene en sí la misma complejidad ontológica del ser personal compuesto: “en ella no sólo se captan elementos sensibles, sino que también otros de orden no–sensible, inteligibles, que son los que explican el modo humano de vincularnos al mundo”. La experiencia humana es el terreno fértil que posibilita el conocer intelectual y el necesario alimento de una cada vez más rica comprensión del mundo. El paso de la sensibilidad a la intelección se da mediante la abstracción. Sobre esta cuestión versa el cuarto estudio. La razón de esta operación de la inteligencia es doble: la estructura corpóreo espiritual del sujeto cognoscente, por una parte; la estructura hilemórfica de los entes naturales, por otra. Es el entendimiento agente, como ya se ha mencionado, el que ilumina la imagen y hace la especie inteligible. La especie inteligible fecunda el entendimiento posible, de suyo carente de contenidos formales. El fruto de esta unión es el concepto que se origina en la actual posesión de lo conocido. Estos conceptos o ideas “son el modo de nuestro acceso inteligente al mundo”. En el último estudio se realiza una preciosa investigación sobre la naturaleza del concepto. Notitia, intentio, species intelligibilis, ratio, idea, son algunos de los términos que han designado a aquel “producto” mediante el cual el inteligente entiende la realidad. La autora se detiene especialmente en el término verbum por cuanto con respecto a él se pueden dar comprensiones disímiles sobre la esencia del conocer. Su intención es matizar una visión en exceso interiorista del concepto reforzando su carácter referencial o remitente que, a su modo de ver, podría verse opacado por la inmanencia del concebir: “el concepto –afirma– es un `contacto´ inteligente con la realidad”. La autora intenta subrayar esta dirección al mundo en tanto que nota característica de la gnoseología tomasiana. Esto lo hace mediante “una perspectiva que incorpore en la explicación del concepto la intencionalidad cognoscitiva”.


Concluye este último estudio con una sugerente investigación acerca del carácter habitual del conocimiento: “No se tiene el conocimiento como se tiene una cosa, sino como un crecimiento tanto de la facultad como de la persona”. Es, sin duda, una de las grandes virtudes de esta obra el afán por pensar el conocimiento como un acto que involucra a la persona en su totalidad. No por nada el estupendo epílogo que la finaliza concluye: “La metafísica de la persona sustenta estas afirmaciones”, como queriendo darnos la clave que conduce a una cada vez más honda comprensión del conocer. Este libro es sumamente rico en contenidos y muchos puntos importantes no pueden ser desarrollados en estas breves líneas. Hay que destacar, sin embargo, que en cada uno de los distintos estudios la autora dialoga con rigor y soltura con los más importantes pensadores antiguos y recientes: Rorty, Searl, Spaemann, McDowell, MacIntyre, Llano, O’Callaghan, Canals, son solo algunos de los nombres que se dan cita en esta amena tertulia en torno al conocer. Aristóteles, sin embargo, y principalmente Tomás de Aquino son sus fuentes primordiales. Se agradece, por último, la precisa selección de textos con la que concluye cada capítulo, lo que permite un acceso directo al pensamiento vivo de los grandes autores. Si la virtud de la filósofa se nos manifiesta en la profundidad y seriedad de las cuestiones, los casi veinte años de docencia de la autora brillan en la claridad, orden y estructura con que se nos presentan. El libro de Patricia Moya es sin duda un valioso aporte tanto para profundizar como para iniciar un concepto por el cual podamos dar luz sobre aquel dar luz en que el conocer consiste. Cristóbal Vargas Adquirir vía Internet en www.universitaria.cl

Anotaciones sobre filosofía de la religión Adolph Reinach Ediciones Encuentro Madrid, 2007 52 págs.

La escuela de Edmund Husserl dio a luz figuras tan notables como Edith Stein, Hedwig ConradMartius, Roman Ingarden o Adolf Reinach. La primera guerra mundial produjo una dispersión de los discípulos de la fenomenología, pues algunos de sus miembros perecieron en ella o tomaron rumbos distintos a lo que se esperaba de ellos. Cada uno constituye una historia particular. El 16 de noviembre de 1917 con solo 34 muere Adolph Reinach en el frente belga. Su vida militar no lo alejó de las reflexiones filosóficas. Junto a él se encontraron algunas anotaciones que esta edición titula Anotaciones sobre la filosofía de la religión. Estos fueron mecanografiados por su viuda y recorrieron los escritorios de pensadores como Edith Stein o Max Scheler. Su discurso sobre los presagios o su meditación acerca de los fundamentos de una posible filosofía de la religión constituyen el germen de un estudio que la guerra truncó. Cabe señalar frases tan elocuentes sobre la estructura de la vivencia religiosa: “Dos cosas debemos separar en esto: por una parte, el conocimiento del estar cobijado, y luego, el conocimiento del existir de Dios; es decir, un conocimiento inmediato y otro mediato inmanente. En las vivencias de gratitud y amor habita sólo un conocimiento mediato; como tomas de posición ellas son, en cierto sentido, vivencias derivadas” (p.49). Honda impresión causan estas líneas, en las cuales se atisba lo esencial de la experiencia divina en el hombre. Pese a la brevedad del texto y la fragmentariedad de los mismos nos encontramos ante los esbozos de una ontología del fenómeno religioso. La vivencia de lo sobrenatural tan amplia e íntima en el hombre es tratada con profundidad por Reinach. Bernardo Álvarez, O.S.B. Adquirir vía Internet en www.ediciones-encuentro.es

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Sobre los Autores JUAN DE DIOS VIAL CORREA. Ex Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ex Presidente de la Pontificia Academia para la Vida. Miembro de Número de la Academia de Ciencias del Instituto de Chile. Miembro del Comité Editorial de revista HUMANITAS. JUAN DE DIOS VIAL LARRAÍN. Ex Rector de la Universidad de Chile. Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 1997. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Miembro del Comité Editorial de revista HUMANITAS. JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE. Director de Revista HUMANITAS. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. ALVER METALLI. Periodista y escritor italiano. CÉSAR AUGUSTO DOS SANTOS S.J. Director de la sección brasileña de Radio Vaticana. El presente artículo fue publicado originalmente en la revista Civilta Cattolica 3856. HENRI DE LUBAC. (20.II.1896 - 4. IX.1991) Cardenal jesuita francés, teólogo conciliar. Fue uno de los teólogos más influyentes del siglo XX. JAVIER PRADES. Rector de la Universidad de San Dámaso de Madrid. Miembro de la Comisión Teológica Internacional. KAROSLAW KUPCZAK, O.P. Director del Centro de Investigaciones para el Pensamiento de Juan Pablo II de la Pontificia Universidad Juan Pablo II de Cracovia. ANTONIO SUÁREZ. Filósofo y científico, colaborador de la revista Studi Cattolici, de Milán. RELIGIOSOS EN EL AÑO DE LA FE Gabriel Guarda OSB: Abad emérito del Monasterio benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes. Fray Ricardo Morales Galindo. Provincial de la Orden de la Merced. Eugenio Valenzuela, S.J. Superior Provincial. Compañía de Jesús en Chile. Abadía Santa María de Rautén (monjas benedictinas). Quillota. Monasterio de Carmelitas Descalzas del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Viña del Mar.

JOSEPH RATZINGER. Al pronunciar la presente conferencia (editada por Monseñor Livio Melina) el autor era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, luego papa Benedicto XVI. CARDENAL ANGELO SCOLA. Patriarca de Venecia entre 2002 y 2011, actualmente Arzobispo de Milán. Ex Rector de la Pontificia Universidad Lateranense. Miembro del Consejo de Consultores y Colaboradores de revista HUMANITAS. RAÚL IRARRÁZABAL. Arquitecto. Presidente de la Asociación Chilena de la Orden de Malta. Miembro del Consejo de Consultores y Colaboradores de revista HUMANITAS. GABRIEL GUARDA O.S.B. Abad emérito del Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes. Premio Nacional de Historia 1984. Miembro de número de la Academia de la Historia, del Instituto de Chile. Miembro del Comité Editorial de revista HUMANITAS. CARDENAL CARLO CAFFARRA. Arzobispo de Bolonia. Miembro del Consejo de Consultores y Colaboradores de revista HUMANITAS. ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS. Filósofo español. Fundador de la Escuela de Pensamiento y Creatividad y Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Miembro del Consejo de Consultores y Colaboradores de revista HUMANITAS. Autores en Panorama Dominique Rey. Del Consejo revista Humanitas. Hernán Corral. Del Comité Editorial revista Humanitas. Raúl Hasun. Del Consejo revista Humanitas. Carlos Hamel, FSJC. Sacerdote incardinado en la diócesis Frejus-Toulon, Francia. Fernando de Haro. Escritor español.

COMITÉ EDITORIAL DE HUMANITAS Jaime Antúnez. Director de Revista HUMANITAS. Doctor en Filosofía. Miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Hernán Corral. Doctor en Derecho. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Samuel Fernández. Doctor en Teología. Ex decano y profesor de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Director del Centro de Estudios Padre Alberto Hurtado. Gabriel Guarda O.S.B. Abad emérito del Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes. Premio Nacional de Historia 1984. Miembro de número de la Academia de la Historia, del Instituto de Chile. René Millar. Doctor en Historia. Ex decano de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la P.U.C. y profesor titular del Instituto de Historia. Miembro de número de la Academia de la Historia, del Instituto de Chile. Pedro Morandé. Doctor en Sociología. Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la P.U.C. Miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Ricardo Riesco. Doctor en Geografía. Rector de la Universidad San Sebastián. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Francisco Rosende. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Chile. Master of Arts en Economía, Chicago. Juan de Dios Vial Correa. Ex Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ex Presidente de la Pontificia Academia para la Vida. Miembro de Número de la Academia de Ciencias del Instituto de Chile. Juan de Dios Vial Larraín. Ex Rector de la Universidad de Chile. Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 1997. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Arturo Yrarrázaval. Doctor en Derecho. Ex Decano de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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HUMANITAS

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Revista de Antropología y Cultura Cristianas

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Andrés Arteaga: Obispo Auxiliar de Santiago. Profesor de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. (UC) Francisca Alessandri: Profesora de la Facultad de Periodismo, UC. Antonio Amado: Profesor de Metafísica de la Universidad de los Andes. Felipe Bacarreza: Obispo de Los Ángeles, Chile. Carlos Francisco Cáceres: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Jorge Cauas Lama: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Fernando Chomali: Arzobispo de Concepción. Miembro de la P. Academia Pro Vita. Francisco Claro: Decano Facultad de Educación, UC. Ricardo Couyoumdjian: Profesor del Instituto de Historia, UC. De la Academia de la Historia del Instituto de Chile. Mario Correa Bascuñán: Secretario General de la Pontificia Universidad Católica. Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Carmen Domínguez: Abogado, Directora del Centro UC para la Familia. Vittorio di Girólamo: Profesor de la Universidad Gabriela Mistral. José Manuel Eguiguren Guzmán: Fundador del Movimiento Apostólico Manquehue Carlos José Errázuriz: Consultor Congregación para la Doctrina de la Fe. Profesor de la Pontificia Università della Santa Croce. Jesús Colina: Director de Aleteia. Juan Ignacio González: Obispo de San Bernardo, Chile. Raúl Hasbun: Sacerdote de Schöenstatt. Profesor del Seminario Pontificio Mayor de Santiago. Gonzalo Ibáñez Santa-María: Profesor y ex rector de la Universidad Adolfo Ibáñez. José Miguel Ibáñez Langlois: Teólogo y poeta. Raúl Irarrázabal Covarrubias: Arquitecto. Presidente de la Asociación Chilena de la Orden de Malta. Raúl Madrid: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Patricia Matte Larraín: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Presidenta de la Sociedad de Instrucción Primaria. Mauro Matthei, OSB: Sacerdote y monje benedictino. Historiador. Cardenal Jorge Medina: Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Augusto Merino: Cientista político, profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez. Antonio Moreno: Arzobispo Emérito de Concepción. Fernando Moreno: Filósofo, director del programa de Ciencia Política de la Universidad Gabriela Mistral. Rodrigo Moreno Jeria: De la Academia Chilena de la Historia. Bernardino Piñera: Arzobispo Emérito de La Serena. Rodrigo Polanco: Presbítero, profesor de la Facultad de Teología de la UC. Alejandro San Francisco: Profesor del Instituto de Historia, UC. Gisela Silva Encina: Escritora. Paulina Taboada: Médico. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita. William Thayer Arteaga: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Olga Uliánova: Doctora en Historia por la Universidad de Lomonosov, Moscú. Investigadora de la Universidad de Santiago. Luis Vargas Saavedra: Profesor de la Facultad de Letras, UC. Aníbal Vial: Ex rector Universidad Santo Tomás. Pilar Vigil: Médico. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita.

Héctor Aguer: Arzobispo de la Plata, Argentina. Anselmo Álvarez, OSB: Abad de Santa Cruz del Valle de los Caídos. Carl Anderson: Caballero Supremo de los Caballeros de Colón. Rémi Brague: Premio Ratzinger 2012. Titular cátedra Romano Guardini, Universidad de Munchen. Jean-Louis Bruguès, OP: Archivista y bibliotecario de la Santa Iglesia. Obispo emérito de Angers, Francia. Massimo Borghesi: Filósofo italiano. Catedrático de la Universidad de Perugia. Rocco Buttiglione: Filósofo político italiano. Cardenal Carlo Caffarra: Arzobispo de Bolonia. Cardenal Antonio Cañizares: Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Guzmán Carriquiry: Secretario de la Comisión Pontificia para América Latina. William E. Carroll: Profesor en la Facultad de Teología de la Universidad de Oxford. Alberto Caturelli: Filósofo argentino. Cesare Cavalleri: Director de Studi Cattolici, Milán. Francesco D’Agostino: Profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Tor Vergata de Roma. Ex Presidente del Comité Nacional de Bioética en Italia. Adriano Dell’Asta: Profesor de la Universidad Católica de Milán. Luis Fernando Figari: Fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, Lima. Stanislaw Grygiel: Filósofo polaco. Titular de la Cátedra Juan Pablo II en la Universidad Lateranense, Roma. Henri Hude: Filósofo francés. Ex rector del Colegio Stanislas, París. Lydia Jiménez: Directora General del Instituto Secular Cruzadas de Santa María Paul Johnson: Historiador inglés. Jean Laffitte: Obispo de Entrevaux. Secretario del Consejo Pontificio para la Familia. Nikolaus Lobkowicz: Director del Instituto de Estudios de Europa del Este y Central de la Universidad de Eichstätt, Alemania. Alfonso López Quintás: Filósofo español. Miembro de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Alejandro Llano: Filósofo español. Javier Martínez Fernández: Arzobispo de Granada, España. Carlos Ignacio Massini Correas: Catedrático de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. Livio Melina: Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia. Dominic Milroy, OSB: Monje de Ampleforth, ex-rector de Ampleforth College, York, Gran Bretaña. José Miguel Oriol: Presidente de Editorial Encuentro, Madrid. Francesco Petrillo, OMD: Superior General de la Orden de la Madre de Dios. Aquilino Polaino-Lorente: Psiquiatra español. Cardenal Paul Poupard: Presidente emérito del Pontificio Consejo de Cultura. Javier Prades: Rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Madrid. Miembro de la Comisión Teológica Internacional. Dominique Rey: Obispo de Frejus-Toulon, Francia. Florián Rodero L.C: Profesor de Teología del Ateneo Regina Apostolorum en Roma. Romano Scalfi: Director del Centro Rusia Cristiana, Milán. Cardenal Angelo Scola: Arzobispo de Milán. Josef Seifert: Es Rector de la Academia Internacional de Filosofía de Liechtenstein desde 1986, y desde 2004 en Chile, IAP-PUC. David L. Schindler: Director del Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, Washington D.C. Robert Spaemann: Filósofo alemán. Miguel Ángel Velasco: Director de Alfa y Omega, Madrid. Juan Velarde Fuertes: De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (1992). Richard Yeo, OSB: Abad Presidente de la Congregación Benedictina de Inglaterra.

Publicación trimestral de la Pontificia Universidad Católica de Chile La revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinión pública en general, de un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectoría No 147/95, visto 2o). DIRECTOR Jaime Antúnez Aldunate COMITÉ EDITORIAL Hernán Corral Talciani Samuel Fernández Eyzaguirre Gabriel Guarda, O.S.B. René Millar Carvacho Pedro Morandé Court Ricardo Riesco Jaramillo Francisco Rosende Ramírez Juan de Dios Vial Correa Juan de Dios Vial Larraín Arturo Yrarrázaval Covarrubias SECRETARIA DE REDACCIÓN Marta Irarrázaval Zegers CONSEJO DE CONSULTORES Y COLABORADORES Presidente Honorario: S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa. Arzobispo Emérito de Santiago. Héctor Aguer, Anselmo Álvarez, O.S.B., Carl Anderson, Andrés Arteaga, Francisca Alessandri, Antonio Amado, Felipe Bacarreza, Rémi Brague, Jean-Louis Bruguès, O.P., Rocco Buttiglione, Massimo Borghesi, Carlos Francisco Cáceres, Cardenal Carlo Caffarra, Cardenal Antonio Cañizares, Jorge Cauas Lama, Guzmán Carriquiry, William E. Carroll, Alberto Caturelli, Cesare Cavalleri, Fernando Chomali, Francisco Claro, Ricardo Couyoumdjian, Mario Correa Bascuñán, Francesco D’Agostino, Adriano Dell’Asta, Vittorio di Girolamo, Carmen Domínguez, José Manuel Eguiguren, Carlos José Errázuriz, Jesús Colina, Luis Fernando Figari, Juan Ignacio González, Stanislaw Grygiel, Gonzalo Ibáñez Santa-María, Raúl Hasbun, Henri Hude, José Miguel Ibáñez, Raúl Irarrázabal, Lydia Jiménez, Paul Johnson, Jean Laffitte, Nikolaus Lobkowicz, Alfonso López Quintás, Alejandro Llano, Raúl Madrid, Javier Martínez Fernández, Patricia Matte Larraín, Carlos Ignacio Massini Correas, Mauro Matthei, O.S.B., Cardenal Jorge Medina, Livio Melina, Augusto Merino, Dominic Milroy, O.S.B., Antonio Moreno Casamitjana, Fernando Moreno Valencia, Rodrigo Moreno Jeria, José Miguel Oriol, Francisco Petrillo, O.M.D., Bernardino Piñera, Aquilino Polaino-Lorente, Rodrigo Polanco, Cardenal Paul Poupard, Javier Prades, Dominique Rey, Florián Rodero L.C., Alejandro San Francisco, Romano Scalfi, Cardenal Angelo Scola, David L. Schindler, Josef Seifert, Gisela Silva Encina, Robert Spaemann, Paulina Taboada, William Thayer Arteaga, Olga Ulianova, Luis Vargas Saavedra, Miguel Ángel Velasco, Juan Velarde Fuertes, Aníbal Vial, Pilar Vigil, Richard Yeo, O.S.B.


R E V I S T A DE A n t r o p o l o g í a y C u lt u r a C r i s t i a n a s / N º 7 1 / A Ñ O X V I I I

Juan de Dios Vial Larraín / Javier Prades REFLEXIONES SOBRE LA ENCÍCLICA LUMEN FIDEI Cardenal Angelo Scola EN EL XVII CENTENARIO DEL EDICTO DE MILÁN

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Alver Metalli IBEROÁMERICA PENSADA EN PROFUNDIDAD

Alberto Methol Ferré y el Papa Francisco


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