Cuaderno El Bien Común Global

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HUMANITAS Pontificia Universidad Católica de Chile, Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, 3er piso, Santiago, Chile. | Teléfono (562) 2354 6519, Fax (562) 2354 3755, E-mail: humanitas@uc.cl | Suscripción anual, $28.000; estudiantes, $18.000. Valor por ejemplar, $7.000.

AUSPICIAN

CR ISTI A NAS C U LT U R A Y A NTROPOLOGí A DE R EVISTA

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s ya un hecho reconocido que los sistemas de mercado son coherentes con muchas culturas, concebidos como modelos de comportamiento viables o, más en general, como sistemas organizados de valores. A su vez, el tipo y el grado de congruencia de los sistemas de mercado con las culturas no está exento de efectos sobre la eficiencia global de los sistemas mismos: en general, el resultado final de la coordinación de mercado varía de una cultura a otra. Pero las culturas no tienen que ser consideradas como algo inmodificable. Las culturas responden a la inversión de recursos en específicos modelos culturales, además de depender del testimonio de aquellos que realizan acciones. El buen funcionamiento de un sistema económico depende también del hecho de que ciertas concepciones y modos de vida hayan alcanzado una posición dominante o no entre la población. El papa Francisco está bien consciente del hecho de que el secularismo está tratando de eliminar al cristianismo de los asuntos públicos, con el propósito de volverlo irrelevante. Él está reaccionando con fuerza al intento del capitalismo global, entendido como modelo de orden social, de imponerse como una suerte de nueva religión inmanentista. Hoy, el intento de no mostrar en toda su realidad la naturaleza religiosa del capitalismo global (global capitalism) se produce de dos maneras principales. Por un lado, las decisiones con contenido moral son presentadas en términos técnicos –por ejemplo los derechos humanos fundamentales tienen que ser limitados, se sostiene, por razones de eficiencia–. Por el otro, confrontaciones técnicas acerca de la elección de los medios, como la elección entre la opción de “más mercado” y la de “más Estado”, vienen presentados como si fuesen cuestiones ideológicas. Esforzarse por desenmascarar proyectos de esta clase es una manera de demostrar la importancia intelectual, además de la capacidad propositiva, de la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo de hoy.

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A seis años de la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI

EL BIEN COMÚN GLOBAL: HACIA UNA ECONOMÍA MÁS INCLUSIVA

Stefano Zamagni Puede descargar en PDF este cuaderno Humanitas n° 33 desde el sitio web

JUNIO 2015


CUADERNOS HUMANITAS

HUMANITAS Revista de Antropología y Cultura Cristianas Publicación trimestral de la Pontificia Universidad Católica de Chile La revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinión pública en general de un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectoría Nº 147/95, visto 2º). DIRECTOR Jaime Antúnez Aldunate COMITÉ EDITORIAL Hernán Corral Talciani Samuel Fernández Eyzaguirre Gabriel Guarda, O.S.B. René Millar Carvacho Pedro Morandé Court Ricardo Riesco Jaramillo Francisco Rosende Ramírez Juan de Dios Vial Correa Juan de Dios Vial Larraín Arturo Yrarrázaval Covarrubias SECRETARIA DE REDACCIÓN Marta Irarrázaval Zegers CONSEJO DE CONSULTORES Y COLABORADORES Presidente Honorario: S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo Emérito de Santiago. Héctor Aguer, Anselmo Álvarez, O.S.B., Carl Anderson, Andrés Arteaga, Francisca Alessandri, Antonio Amado, Felipe Bacarreza, Rémi Brague, Jean-Louis Bruguès, O.P., Rocco Buttiglione, Massimo Borghesi, Carlos Francisco Cáceres, Cardenal Carlo Caffarra, Cardenal Antonio Cañizares, Jorge Cauas Lama, Guzmán Carriquiry, William E. Carroll, Alberto Caturelli, Cesare Cavalleri, Fernando Chomali, Francisco Claro, Ricardo Couyoumdjian, Mario Correa Bascuñán, Francesco D’Agostino, Adriano Dall’Asta, Vittorio di Girolamo, Carmen Domínguez, José Manuel Eguiguren, Carlos José Errázuriz, Jesús Colina, Luis Fernando Figari, Juan Ignacio González, Stanislaw Grygiel, Gonzalo Ibáñez Santa-María, Raúl Hasbun, Henri Hude, Reinhard Huetter, José Miguel Ibáñez, Raúl Irarrázabal, Lydia Jiménez, Paul Johnson, Jean Laffitte, Nikolaus Lobkowicz, Alfonso López Quintás, Alejandro Llano, Raúl Madrid, Javier Martínez Fernández, Patricia Matte Larraín, Carlos Ignacio Massini Correas, Mauro Matthei, O.S.B., Cardenal Jorge Medina, Livio Melina, Augusto Merino, Dominic Milroy, O.S.B., Fernando Moreno Valencia, Rodrigo Moreno Jeria, José Miguel Oriol, Francisco Petrillo, O.M.D., Bernardino Piñera, Aquilino Polaino-Lorente, Rodrigo Polanco, Cardenal Paul Poupard, Javier Prades, Dominique Rey, Florián Rodero L.C., Alejandro San Francisco, Romano Scalfi, Cardenal Angelo Scola, David L. Schindler, Josef Seifert, Gisela Silva Encina, Robert Spaemann, Paulina Taboada, William Thayer Arteaga, Olga Ulianova, Luis Vargas Saavedra, Juan Velarde Fuertes, Aníbal Vial, Pilar Vigil, Richard Yeo, O.S.B.

Cuaderno N° 1

DISPUTATIO FAMILIA Y DIVORCIO: EL DERECHO POSITIVO INTERROGA A LA LEY NATURAL

Cuaderno N° 2

FECUNDACIÓN ASISTIDA. EL HIJO: ¿UN PROYECTO A CONSTRUIR O UN DON PARA ACOGER?

Cuaderno N° 3 HACIA UNA AUTÉNTICA EDUCACIÓN SEXUAL Cardenal Alfonso López Trujillo Cuaderno N° 4 EL FEMINISMO, ¿DESTRUYE LA FAMILIA? Jutta Burggraf Cuaderno N° 5 ESPIRITUALIDAD CONYUGAL EN EL CONTEXTO CULTURAL CONTEMPORÁNEO Angelo Scola Cuaderno N° 6 ¿LIBERALIZACIÓN DE LA DROGA? Documento del Consejo Pontificio para la Familia. Separata Humanitas 8 Cuaderno N° 7 CONSIDERACIONES HISTÓRICAS Y JURÍDICAS EN TORNO A LA LEY DE CULTO Luis Eugenio Silva Cuevas / Jorge Precht Pizarro / José Luis Cea Egaña Cuaderno N° 8

EL ESPÍRITU SANTO SEGÚN EL SCHEMA, PRESENTADO POR LOS OBISPOS CHILENOS AL CONCILIO VATICANO II Anneliese Meis

Cuaderno N° 9

IMPACTO SOCIAL DE LA MANIPULACIÓN GENÉTICA Ponencias del Seminario realizado el 6 de agosto de 1997

Cuaderno N° 10

LA VERDAD SOBRE EL HOMBRE Monseñor Antonio Moreno Casamitjana

Cuaderno N° 11

FECUNDACIÓN ASISTIDA, JORNADA DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN Jornada convocada por el Arzobispo de Santiago, Mons. Francisco Javier Errázuriz

Cuaderno N° 12 NATURAL - NO NATURAL ¿SON NOCIONES SIGNIFICATIVAS PARA LA MORAL? Prof. Dr. Robert Spaemann Cuaderno N° 13

VERDAD Y LIBERTAD Joseph Cardenal Ratzinger

Cuaderno N° 14

COMENTARIOS A FIDES ET RATIO Cinco estudios sobre la encíclica de S.S. Juan Pablo II acerca de las relaciones entre fe y razón

Cuaderno N° 15

PROYECTO GENOMA HUMANO Presente y perspectivas futuras

Cuaderno N°16 EN EL JUBILEO DE LOS DOCENTES UNIVERSITARIOS

Cuaderno N° 17 DISCURSO CON OCASIÓN DEL OTORGAMIENTO DEL GRADO DE DOCTOR SCIENTIAE ET HONORIS CAUSA AL DR. JUAN DE DIOS VIAL CORREA Cuaderno N° 18

FE, RAZÓN, Y UNIVERSIDAD EN EL PENSAMIENTO DE BENEDICTO XVI Juan de Dios Vial Larraín/Enrique Barros B./ Pedro Morandé C.

Cuaderno Nº 19

A CUARENTA AÑOS DE LA ENCÍCLICA HUMANAE VITAE

Cuaderno Nº 20

A 20 AÑOS DE LA VISITA DEL CARDENAL RATZINGER A CHILE

Cuaderno N° 21

XXV ANIVERSARIO TRATADO DE PAZ Y AMISTAD ENTRE CHILE Y ARGENTINA

Cuaderno N° 22

SATANÁS Y SU OBRA Cardenal Jorge Medina Estévez

Cuaderno N ° 23

UNA TEORÍA DE LA VERDAD (Discurso con ocasión del otorgamiento del grado de Doctor Scientiae et Honoris Causa) Juan de Dios Vial Larraín

Cuaderno N° 24 LA ENCÍCLICA EVANGELIUM VITAE A 15 años de su publicación Scola/Chomali/Melina/Bruguès/Vial Correa D’Agostino/Serra/Seifert Cuaderno N° 25

REFLEXIONES SOBRE LA ENCÍCLICA CARITAS IN VERITATE Cardenal Angelo Scola/Pedro Morandé/ Samuel Fernández Eyzaguirre, Pbro./ Stefano Zamagni/Cardenal Angelo Bagnasco

Cuaderno N° 26

FAMILIA Y SOCIEDAD Cardenal Angelo Scola

Cuaderno N° 27

LAS UNIVERSIDADES CATÓLICAS: ALGUNAS TAREAS INELUDIBLES Cardenal Antonio Cañizares Llovera

Cuaderno N° 28

SOBRE LA ATENCIÓN PASTORAL A LAS PERSONAS HOMOSEXUALES Congregación para la Doctrina de la Fe

Cuaderno N° 29

IX Siglos de la Soberana Orden de Malta 900 AÑOS EN LA MIRADA DE HOY

Cuaderno N° 30 Teresa de Ávila EDUCAR PARA LA GRACIA DESBORDANTE A. Meis/A. Serrano/S. Cortés/S. D’Ottone Cuaderno N° 31 LAS FORMAS DE LA SEXUALIDAD Y EL PENSAMIENTO CATÓLICO. AMAR EN LA DIFERENCIA Melina/Belardinelli/Anatrella/Edart/Rodríguez Cuaderno N° 32

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DEL ALMA? Juan de Dios Vial Larraín


A seis años de la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI

EL BIEN COMÚN GLOBAL: HACIA UNA ECONOMÍA MÁS INCLUSIVA

Stefano Zamagni

CUADERNO HUMANITAS 33


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En orden a facilitar el contacto con nuestros lectores y eventuales suscriptores, se pueden descargar desde internet los contenidos de e s t e y d e l o s a n t e r i o r e s c u a d e r n o s d e H u m a n i t a s e n f o r m a t o P D F.

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HUMANITAS (ISSN 07172168) recoge los trabajos de sus colaboradores regulares, nacionales y extranjeros. Asimismo, de otros autores cuya temática resulta afín con los objetivos de esta publicación. Toda reproducción total o parcial de los artículos publicados por HUMANITAS requiere de la correspondiente autorización, a excepción de comentarios o citas que se hagan de los mismos. Design and production: María Pía Toro, Javiera Aldunate | Abril Diseño Impresión: Quad Graphics


Índice

CUADERNO HUMANITAS Nº 33

Presentación 5 Premisa 7 Introducción 11 I. Recuperar las raíces históricas de la economía de libre mercado para civilizar a la globalización Mercado y Sociedad Las instituciones cuentan Poliarquía y biodiversidad El Tiempo Globalización y Humanización del mercado

17 18 19 20 21 23

II. Finanzas. Comercio. Trabajo 25 Finanzas 25 Comercio 29 Trabajo 31 III. Acerca de las “res novae” de hoy: consecuencias para la arquitectura institucional El viejo orden económico internacional En búsqueda de nuevas instituciones La perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia

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Conclusiones 45

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R E V ISTA DE A N T ROPOLOGí A Y C ULT UR A CR ISTI A N A S

C U A D E R N O H U M A N I T A S NO   3 3

A seis años de Caritas in veritate de Benedicto XVI

EL BIEN COMÚN GLOBAL: HACIA UNA ECONOMÍA MÁS INCLUSIVA

Stefano Zamagni

JUNIO 2015

Puede descargar en PDF este cuaderno Humanitas n° 33 desde el sitio web

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PRESENTACIÓN

La luz de la palabra

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ara la Pontificia Universidad Católica de Chile es un verdadero honor presentar este Cuaderno Humanitas 33, el que incluye un completo documento de reflexión del profesor Stefano Zamagni sobre la encíclica Caritas in veritate, la que fuera firmada por el Papa Benedicto XVI en junio de 2009. Se trata de una publicación conjunta entre revista Humanitas y la Fundación Cardenal Silva Henríquez que reúne el pensamiento de quien fuera un estrecho colaborador del papa emérito en la elaboración de dicha encíclica. Su contenido resulta especialmente inspirador para la comunidad universitaria y el público en general y viene a enriquecer el estudio y el análisis que se ha realizado sobre la encíclica en nuestras aulas desde su publicación. Como pone de relieve Stefano Zamagni, “nuestro tiempo se caracteriza por un crecimiento extraordinario de la riqueza y de la tecnología, desconocidas por las generaciones anteriores. La familia humana ha alcanzado grandes triunfos en la lucha contra la miseria, en la difusión de la información en todo el mundo, en la expectativa de vida, en la salud, en el bienestar y la educación”. No obstante, si no se logra unir este progreso tecnológico y este crecimiento con una capacidad de administrarlos en un contexto de “sustentabilidad social y ambiental, y de desarrollo humano integral”, se corre el riesgo de que advenga una situación parecida a la de Babel, advierte el autor. La experiencia de críticos momentos de la historia contemporánea, como por ejemplo los que se vivieran después de las dos grandes guerras mundiales que sacudieron el siglo XX, enseña cómo la riqueza de la doctrina social de la Iglesia ofreció perspectivas capaces de recuperar el horizonte del crecimiento con equidad, mostrando, principalmente en Europa, apreciables frutos. El marco global en que se suceden los éxitos y las crisis de la economía y las finanzas en nuestro tiempo debería encontrar un camino de recuperación similar en la proposición de una economía inclusiva, sustentada por la justicia y por la cultura del don como gratuidad que ofrece la Caritas in veritate de Benedicto XVI. Los invito a abrir sus mentes y sus corazones a la luz de la palabra de Caritas in veritate y aportar a la reflexión que nos invita revista Humanitas. IGNACIO SÁNCHEZ DÍAZ Rector, Pontificia Universidad Católica de Chile

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Premisa

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a historia no procede linealmente, y lo que estamos viviendo es realmente un período histórico especial: el 23 por ciento del output mundial, desde el nacimiento de Cristo hasta hoy, se ha producido después del 2000, y el 28 por ciento de la “historia de la humanidad” (si por historia se entiende el número total de los años vividos por todos los hombres aparecidos sobre la tierra), también desde el nacimiento de Cristo hasta hoy, se ha vivido en este último siglo. En casi todos los países de la OCDE, el período que va desde 1970 a 2011 ha visto un espectacular aumento de alrededor de 10 años de la expectativa de vida. La humanidad parece encontrarse sobre una rampa de lanzamiento, y el riesgo de que todo esto se transforme en una torre de Babel destinada a derrumbarse es alto si no logramos unir la irreversibilidad del progreso tecnológico con un progreso en la capacidad de administrar estos avances en un contexto de sustentabilidad social y ambiental, y de desarrollo humano integral. El fenómeno de la globalización y el de la tercera revolución industrial hacen que sea urgente y necesaria una nueva actualización de principios y valores a la luz de las res novae de un mundo en rápida transformación. Es esta urgencia de novedades y de transformaciones la que nos impulsa a reflexionar para elaborar y profundizar las intuiciones que el Papa Francisco recogió en la exhortación Evangelii gaudium. El Pontífice trata de sacudir las conciencias frente al escándalo de una humanidad que, mientras dispone de potencialidades siempre mayores, no ha logrado aún vencer algunas plagas estructurales que ofenden la dignidad de la

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persona. Hace un llamado de atención sobre todo a no dejarse llevar por la errónea convicción de que los “magníficos destinos progresivos” de los mercados y de las economías puedan, casi determinísticamente, llevarnos hacia un futuro mejor. La economía no tiene piloto automático, y la tesis smithiana de una mano invisible que conciliaría la suma de los egoísmos individuales en el bien común es válida bajo condiciones tan imposibles que no ha sido prácticamente nunca verificada. La competencia misma, que aporta sin duda beneficios a los consumidores, no es en absoluto el resultado natural de la interacción de las fuerzas de mercado, sino que se puede obtener solo gracias a la acción de contraste hacia la tendencia a la concentración oligopolista por parte de autoridades pertinentes. Dado lo anterior, el Papa Francisco advierte que “No podemos más confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado” y declara su oposición a “ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera”. En relación con este punto, se lee en la Evangelii gaudium (EG): “En este contexto, algunos aún defienden las teorías ‘del derrame’, que presuponen que todo crecimiento económico, favorecido por el libre mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante.

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Mientras tanto, los excluidos siguen esperando”. Las consecuencias morales de la insidia del determinismo son aquellas de la plaga de la indiferencia moral. “Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe”. El Pontífice nos recuerda además que “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema”. En ese contexto, la Doctrina Social de la Iglesia ofrece una perspectiva para propender a una economía inclusiva, sustentada por la justicia y por la cultura del don como gratuidad. Con las enormes posibilidades puestas a disposición por el progreso tecnológico y por los conocimientos, nuestras sociedades, si son fieles al ideal de la plena valorización de la persona humana, pueden hacerlo mejor, mucho mejor. Es sobre esto que deseamos profundizar y reflexionar en vísperas de un momento importante como es la conclusión, en 2015, de la época de los Millennium Development Goals y el inicio de la reflexión para definir los nuevos Millennium Sustainable Goals, que deberán indicar la dirección y los objetivos en los años venideros.

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Introducción

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l funcionamiento del sistema económico está caracterizado por potencialidades inmensas y mecanismos de reequilibrio que no son, en todo caso, automáticos, pero funcionan si se activan con una intención correcta y desde niveles adecuados de “capital” espiritual, físico, humano y social. La gran contradicción histórica global ha sido el crecimiento vertiginoso del bienestar en algunas áreas del mundo pero no en otras, que quedaron excluidas y al margen. La globalización ha hecho detonar esta contradicción, transformando la miseria de los postergados en una amenaza para el bienestar de los primeros. Con la transformación de los mercados locales en globales y con la posibilidad de traslado casi instantáneo de las “mercancías sin peso” (sonidos, datos, imágenes, moneda) desde un lugar a otro del planeta, los millones de personas que viven bajo el umbral de pobreza extrema compiten, de hecho, con el bajo costo de su trabajo, con los trabajadores de los países acostumbrados a vivir con salarios mucho mejores y con mejor protección. Disminuyendo progresivamente esos salarios y esas protecciones, entonces los países de altos ingresos ya no pueden salvarse solos, sino que deben partir de los postergados si quieren defender el bienestar y el trabajo de los jóvenes amenazados por la deslocalización y por la erosión del tejido productivo nacional. Por eso hay que trabajar para los postergados. Comprometerse en promover su dignidad, hoy ya no es únicamente la opción heroica de los misioneros, sino que la necesidad y la urgencia de todos de defender los derechos y garantías obtenidos. La globalización tiene la virtud de volvernos siempre más interdependientes, uniendo en un único destino a los ricos, a los emergentes y a los pobres del planeta. La misma apertura de los mercados, los vinculados movimientos de capital y aquellos a menudo dolorosísimos de los emigrantes, han puesto en movimiento mecanismos muy lentos de convergencia y de adaptación. Según la teoría de la “convergencia condicional” (va-

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lidada por gran parte de los trabajos econométricos de los últimos decenios), en promedio los países pobres recuperan terreno respecto de los países ricos si logran ponerse al día en términos de factores de convergencia, como educación, capital social, infraestructura y capital físico, acceso a las nuevas tecnologías y calidad de las instituciones. Los datos promedio de las tasas de crecimiento mundial, por años superiores en los países pobres respecto de los países ricos, confirman esta tendencia. Incluso si las cosas continuaran así por muchos años, los tiempos de la convergencia serían en todo caso La humanidad parece muy largos (muchos decenios y más de un siglo para las encontrarse sobre una distancias mayores, si extrapolamos las tasas de crecimiento rampa de lanzamiento, actuales suponiéndolas iguales también en el futuro). y el riesgo de que todo Además, como es sabido, detrás de los promedios de inesto se transforme greso nacional se ocultan enormes desigualdades al interior en una torre de Babel destinada a de cada país, en algunos casos crecientes, entre quienes, graderrumbarse es alto cias a elevados niveles de instrucción, poseen la capacidad si no logramos unir de absorción (absorptive capacity) que les permite controlar la irreversibilidad del información, conocimientos y tecnologías, y los marginados progreso tecnológico con un progreso y excluidos de los circuitos del mercado. Hoy los 85 indivien la capacidad de duos más ricos del mundo poseen un patrimonio igual al de administrar estos aproximadamente la mitad más pobre (3,5 mil millones) de avances en un contexto la población mundial. En el curso de los últimos diez años, de sustentabilidad social y ambiental, y el 5 por ciento de los mayores perceptores de ingreso en el de desarrollo humano mundo (la booming global elite) ha visto crecer su ingreso en integral. 60 por ciento. Tras ellos, presenciamos la decadencia de la clase media mundial, apremiada por el bajo costo del trabajo de la deslocalización de una clase media mundial emergente. Y detrás de ellos, mil millones de desheredados que viven bajo el umbral de pobreza absoluta (1,35 dólares al día), y en conjunto 2,7 mil millones que viven con menos de dos dólares al día. Se trata de cifras a las que no podemos resignarnos si queremos detener la globalización de la indiferencia. La cuestión crucial de nuestros tiempos es, entonces, cuánto tiempo deberán aún aguardar los últimos, esperando que los mecanismos de reequilibrio se accionen más enérgicamente por

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el compromiso virtuoso de ciudadanos, empresas e instituciones. La cuestión en realidad es mucho más compleja, porque reflexionar únicamente sobre la dimensión del bienestar material puede llevar al resultado de un crecimiento insostenible, que provoca desastres ambientales. Y todo esto, mientras se va en búsqueda de una saciedad infeliz. Ningún médico serio, buscando resolver el problema de una extremidad, va a suministrar una medicina que produzca daños en otras partes del organismo hasta ocasionar la muerte. Por lo tanto, no podemos sino razonar en una perspectiva multidimensional de creación de valor económico, ambiental y socialmente sostenible. Llegó el momento de liberarse de tres visiones reduccionistas: la del hombre, la de la empresa y la del valor. En relación con la primera forma de reduccionismo, La economía no tiene sabemos que las ciencias económicas y sociales reconocen piloto automático, y unánimemente que el egoísmo es una forma inferior de la tesis smithiana de una mano invisible racionalidad respecto de la cooperación. Inferior desde el que conciliaría la punto de vista tanto de la fertilidad económica como del suma de los egoísmos desarrollo humano, ya que el valor de la persona radica individuales en el en el hecho de estar entretejida de relaciones. Pero la coo- bien común es válida peración no es un resultado predecible de las relaciones bajo condiciones tan imposibles que no ha interpersonales, ya que ella necesita de la práctica de vir- sido prácticamente tudes sociales no innatas. La confianza es “riesgo social”, nunca verificada. porque quiere decir ponerse en las manos de otro corriendo el riesgo de ser traicionado. La confianza y el merecimiento de confianza nos exponen, entonces, al riesgo de la no correspondencia y por lo tanto hay que cultivarlos y mantenerlos. Es responsabilidad principal de las instituciones y de la sociedad civil la de promover todas aquellas iniciativas capaces de alimentar dichas virtudes. En lo que toca al segundo tipo de reduccionismo, no podemos concebir a las empresas como cajas productivas neutras. Las organizaciones productivas, en efecto, además de producir bienes y servicios, transforman profundamente el carácter de todos aquellos que mantienen relaciones con ellas: inversionistas, trabajadores, proveedores, comunidades locales, consumidores. Las empresas que se mueven a nivel internacional son impulsadas por la búsqueda de

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la maximización del beneficio de ubicarse en los países donde los costos de trabajo y la salvaguarda ambiental son más bajos, mientras que reglas e instituciones internacionales capaces de encontrar una nueva síntesis entre interés individual y bien común se esfuerzan todavía por emerger. Es por eso que organizaciones de la sociedad civil y grupos de ciudadanos, efectuando una acción sustituta respecto de un sistema de reglas mundiales que aún no existe, piden a las empresas que hagan grupos de objetivos de sustentabilidad social y ambiental, para evitar que la globalización se transforme La Doctrina Social de mecanismo que produce una convergencia hacia arriba, de la Iglesia ofrece en mecanismo que genere una carrera a la disminución de una perspectiva para propender a una derechos y garantías del trabajo y del ambiente. Por otro economía inclusiva, lado, si las empresas desarrollan su labor correctamente en sustentada por la un contexto de mercado transparente y competitivo, ellas justicia y por la crean valor para todos los stakeholders. Si se piensa en las cultura del don como empresas que operan en mercados ubicados en la “base de gratuidad. Con las enormes posibilidades la pirámide” (C.K. Prahalad) de la distribución global de los puestas a disposición ingresos, ellas satisfacen las necesidades de los consumidores por el progreso más pobres que, de lo contrario, quedarían sin respuestas. A tecnológico y por este respecto, las nuevas tecnologías pueden desempeñar un los conocimientos, nuestras sociedades, gran rol en la difusión de la información y en la adquisición si son fieles al ideal de de nuevos conocimientos, como ocurre con la llegada de los la plena valorización teléfonos celulares a las poblaciones rurales de las áreas más de la persona humana, marginadas del globo. pueden hacerlo mucho Para abordar el tercer tipo de reduccionismo, es necesario mejor. redefinir el concepto de valor en economía. La “riqueza de las naciones”, diría hoy un joven Adam Smith, no es solamente el flujo de bienes y servicios producidos en el territorio en una determinada unidad de tiempo (el PIB), sino más bien un stock de bienes espirituales, culturales, naturales, económicos y sociales, con los que una determinada comunidad se puede beneficiar. Si el problema de la depresión económica, que hace detonar el tema del desempleo y de la deuda, es dramático, igualmente dramáticos son los riesgos de trayectorias de crecimiento empobrecedoras, que

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depauperan la verdadera riqueza de la comunidad, destruyendo ese stock. Es por este motivo que resulta fundamental continuar y fomentar todos aquellos intentos, desarrollados a nivel transnacional y nacional, para construir nuevos indicadores compuestos para adoptarlos como referencia en las evaluaciones de impacto ambiental y social de las políticas económicas. La contraposición a los grandes problemas de nuestra época histórica pasa por la superación de estos tres reduccionismos, que impiden liberar todas las potencialidades y energías positivas que las personas, comunidades y empresas pueden Sabemos que las irradiar en la vida social y económica. Se trata, entonces, ciencias económicas y sociales reconocen de ayudar a que el proceso de globalización lleve a cabo unánimemente que su vocación auténtica y más plena: la recapitulación de la el egoísmo es una humanidad en una única familia, rica en su multiplicidad forma inferior de de diferencias y culturas, pero libre de las constantes y racionalidad respecto de la cooperación. dramáticas desigualdades (...) y de la falta de referencias Inferior desde el punto institucionales globales, con un tejido económico y social de vista tanto de la sólido, capaz de liberar las potencialidades individuales fertilidad económica según la lógica del bien común, una lógica según la cual la como del desarrollo humano, ya que el valor plena realización de cada uno esté orientada al desarrollo de la persona radica de la comunidad. en el hecho de estar En los capítulos siguientes nos introduciremos, con entretejida de relaciones. algunos detalles, en los aspectos centrales de este grandioso proyecto que nos involucra a todos y nos ve a todos como protagonistas. En el primer capítulo, la actual fase económica será analizada en perspectiva histórica centrada en la relación entre mercado e instituciones, una relación que pone de relieve el riesgo de que la actual evolución de los sistemas económicos pierda el contacto con sus propias raíces. En el segundo capítulo se abordarán los nudos específicos de las políticas económicas, del comercio y del trabajo. En el tercer capítulo se hará una aproximación al tema del funcionamiento de las instituciones internacionales y de su reforma. Y finalmente se especificarán algunas observaciones conclusivas.

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I. Recuperar las raíces históricas de la economía de libre mercado para civilizar a la globalización “Los canales de comunicación no son solo físicos, sino que también morales. Calles derechas, cómodas y seguras: ríos y ferrocarriles; máquinas de trabajo, estas vienen primero. Pero necesitamos también canales morales” (Antonio Genovesi, Nápoles, 1765).

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uestro tiempo se caracteriza por un crecimiento extraordinario de la riqueza y de la tecnología, desconocidas por las generaciones anteriores. La familia humana ha alcanzado grandes triunfos en la lucha contra la miseria, en la difusión de la información en todo el mundo, en la expectativa de vida, en la salud, en el bienestar y la educación. Al mismo tiempo, si comparamos nuestras potencialidades con los resultados, no podemos considerarnos satisfechos, ya que casi mil millones de personas, la mayor parte de las cuales habitan en África subsahariana, viven aún en condiciones de extrema pobreza. La extrema pobreza, la miseria, la indigencia y la exclusión han sido experimentadas por la humanidad durante miles de años, mientras que el bienestar y la prosperidad han quedado limitados, hasta nuestros días, a una fracción muy pequeña de la población. En todo caso, no es más éticamente aceptable hoy el contraste entre nuestra impresionante capacidad de crear bienestar y recursos, y el número aún demasiado alto de personas excluidas de la posibilidad de una vida digna

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SE TRATA DE AYUDAR A QUE EL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN LLEVE A CABO SU VOCACIÓN AUTÉNTICA Y MÁS PLENA: LA RECAPITULACIÓN DE LA HUMANIDAD EN UNA ÚNICA FAMILIA, RICA EN SU MULTIPLICIDAD DE DIFERENCIAS Y CULTURAS, PERO LIBRE DE LAS CONSTANTES Y DRAMÁTICAS DESIGUALDADES (...)

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en términos de bienestar y derechos. En otras palabras, el problema de las desigualdades está en el centro de la cuestión social actual, e implica aquella justicia social que fue propuesta por la Doctrina Social de la Iglesia Católica, desde sus primerísimos orígenes –Rerum novarum, 1891– hasta los recientes documentos como la Centesimus annus (1991) de Juan Pablo II, la Caritas in veritate (2009) de Benedicto XVI y, por último, el Evangelii gaudium (2013) del Papa Francisco. La economía de libre mercado representó uno de los instrumentos principales de la inclusión social y de la democracia en los siglos pasados, pero en los últimos decenios, a causa del fenómeno de la “financiarización” de la economía, nuestro sistema económico está reduciendo su capacidad de aumentar la riqueza y las oportunidades. Buena parte de las finanzas especulativas constituye una red de juegos de suma cero, si no de verdaderas y propias apuestas, que niegan la verdadera naturaleza de las interacciones del mercado, o bien la de una red cooperativa de relaciones de ventaja mutua, como había sido subrayado por los grandes economistas del siglo XVII-XIX, como Smith, Ricardo, J.S. Mill, Marshall, el napolitano Genovesi y tantos otros.

Mercado y sociedad En el subsuelo de nuestra cultura económica y civil están creciendo dos tendencias opuestas. La primera propone el gradual acercamiento entre la cultura y los lenguajes de las múltiples variantes de la economía capitalista. La segunda tendencia, por el contrario, representa una creciente oposición basada en una valoración ética del mercado, que lleva a algunos a ver el mercado capitalista como la solución a todos nuestros males económicos y civiles, mientras que otros lo consideran como el fetiche de todo mal moral, social y político. Los primeros querrían una sociedad conducida y administrada únicamente, o principalmente, por los valores y los instrumentos del mercado (desde la privatización de los bienes comunes al tráfico de órganos), mientras que los otros quisieran eliminar estos valores e instrumentos de todas las áreas moralmente importantes de la vida humana, y mantenerlos en una dimensión reducida y controlada. Con la globalización y la crisis económica y financiera, esta confrontación ideológica, que ya


tiene al menos doscientos años de historia, entró en una nueva fase. Nosotros creemos que la nueva síntesis y el nuevo diálogo constructivo que necesitamos son algo diferente y no ideológico. Deberíamos sobre todo reconocer que la historia del mundo real nos ha enseñado que los mercados existentes son mucho más vitales, promiscuos, no-ideológicos y sorprendentes de lo imaginado y descrito en las dos visiones mencionadas. Las experiencias económicas más significativas y duraderas, es decir, aquellas que han aumentado el verdadero bienestar de las personas, la democracia y el bien común en todo el mundo, han sido todas experiencias surgidas del mercado y de la sociedad civil. El mercado real ha funcionado realmente cuando ha logrado apoderarse de los espacios sociales, cuando ha aprendido a vivir en las periferias y las ha incluido. La gran y larga historia de las relaciones entre los mercados y la vida civil, entre el contrato y el don, es sobre todo una historia de amistad y alianza.

Las instituciones cuentan Este position paper es un llamado a una reflexión crítica acerca del nexo existente entre economía de libre mercado, creación de la riqueza (por ende, la vocación al emprendimiento), pobreza y desigualdad. El punto de partida metodológico de nuestro análisis es, sin embargo, un enfoque positivo respecto del mercado como expresión de creatividad, libertad y, al menos potencialmente, inclusión. Al mismo tiempo, consideramos que el mercado por sí mismo no es suficiente para garantizar la creación de riqueza y la justicia social, porque eso requiere otros principios e instituciones co-esenciales, como la reciprocidad (sociedad civil) y la redistribución de la riqueza (Gobierno). La economía de libre mercado ha sido el fruto y el resultado del encuentro entre cristianismo, hebraísmo, cultura griega y romana, con el rol clave de movimientos espirituales como los franciscanos, dominicos, el “espíritu” primero católico, luego protestante. La economía de libre mercado se convirtió en un organismo civil gracias a la interacción entre la búsqueda de los intereses individuales y la acción de las instituciones. Hoy en día, la economía global de mercado sufre por la ausencia de instituciones económicas y políticas adecuadas.

(...) Y DE LA FALTA DE REFERENCIAS INSTITUCIONALES GLOBALES, CON UN TEJIDO ECONÓMICO Y SOCIAL SÓLIDO, CAPAZ DE LIBERAR LAS POTENCIALIDADES INDIVIDUALES SEGÚN LA LÓGICA DEL BIEN COMÚN, UNA LÓGICA SEGÚN LA CUAL LA PLENA REALIZACIÓN DE CADA UNO ESTÉ ORIENTADA AL DESARROLLO DE LA COMUNIDAD.

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EL PROBLEMA DE LAS DESIGUALDADES ESTÁ EN EL CENTRO DE LA CUESTIÓN SOCIAL ACTUAL, E IMPLICA AQUELLA JUSTICIA SOCIAL QUE FUE PROPUESTA POR LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA CATÓLICA, DESDE SUS PRIMERÍSIMOS ORÍGENES – RERUM NOVARUM, 1891– HASTA LOS RECIENTES DOCUMENTOS COMO LA CENTESIMUS ANNUS (1991) DE JUAN PABLO II, LA CARITAS IN VERITATE (2009) DE BENEDICTO XVI Y, POR ÚLTIMO, EL EVANGELII GAUDIUM (2013) DEL PAPA FRANCISCO.

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El mercado mismo es una institución, y produce frutos civiles si se asocia con otras instituciones. Las vidas de las personas se vuelven pobres y los pueblos caen en decadencia cuando las sociedades crean, seleccionan y nutren instituciones “extractivas”, desarrollándolas y haciéndolas crecer en presencia de instituciones “inclusivas” (Daron Acemoglu y James Robinson, Why Nations Fail, 2012). Mirando con atención, el límite entre instituciones extractivas e inclusivas no es tan claro, ya que estas dos formas coexisten al interior de la misma comunidad o nación y, lo más importante, pueden transformarse de una forma a la otra. En todas las sociedades existen instituciones creadas con el único objetivo de cuidar los intereses de pocos grupos de personas. Pero es aún más cierto que muchas instituciones nacidas inclusivas en el tiempo se volvieron extractivas, e instituciones creadas para ser extractivas se volvieron inclusivas. La historia europea es clara al respecto, y la situación actual de la economía financiera de mercado es igual de elocuente.

Poliarquía y biodiversidad La economía de mercado no habría nunca surgido al final de la Edad Media sin instituciones específicas: guildas, corporaciones, cortes, bancos, grandes ferias, abadías, monasterios. Algunas de estas instituciones eran deliberadamente orientadas al bien común (congregaciones, hospicios para los pobres, casa de empeños…), pero muchas otras (como las corporaciones) habían sido creadas solo para proteger y promover los intereses de sus miembros (panaderos, zapateros, farmacéuticos…) y asegurar, por lo tanto, ganancias de monopolio a ciertas clases de comerciantes. La fuerza civil de las comunidades urbanas logró, sin embargo, transformar los intereses individuales en el interés de muchos, y a menudo en el de todos: muchas conquistas de la modernidad, incluidas aquellas políticas y civiles, son el resultado de instituciones tanto extractivas como inclusivas. Gran parte de las instituciones económicas al principio son extractivas y cerradas, pero es la coexistencia con otras instituciones políticas, civiles, culturales y religiosas, la que a menudo muestra y eleva los intereses originales. El bien común no solamente necesita altruismo, benevolencia y filantropía. La


“Sabiduría de las Repúblicas”, como el filósofo Giambattista Vico ha recordado, consiste principalmente en la capacidad de crear mecanismos institucionales capaces también de transformar los intereses privados en Bien Común. Esta alquimia de intereses por el bien común, sin embargo, funciona solo en presencia de muchas y distintas instituciones, en un contexto social y político caracterizado por aquella que la Caritas in veritate del Papa Benedicto XVI definía como una “poliarquía institucional” (CV 57). La “pluralidad de formas institucionales económicas” y de instituciones financieras es, además, esencial para el desempeño mismo y para la libertad del mercado (CV 47). La biodiversidad económica y financiera es tan esencial para la fecundidad y la riqueza como lo es en biología. Las instituciones, en efecto, son más propensas a volverse extractivas y a no evolucionar en inclusivas en ausencia de pluralismo institucional si no nacen nuevas instituciones y si estas no se ubican una junto a la otra. La “loggia dei mercanti”, el palacio de los capitanes del pueblo y el convento de San Francisco, a menudo conformaban los lados opuestos de la misma plaza en las ciudades medievales europeas, donde cada realidad crecía en contacto con las otras, sin fusiones, confusión o incorporación. La democracia, el welfare y los derechos surgieron de esta constante confrontación recíproca, de los enfrentamientos y del control mutuo, y de la coexistencia de iguales en la misma plaza. Hoy, las instituciones económicas globales están experimentando una fuerte tendencia extractiva, ya que las demás instituciones globales, tanto políticas como culturales y espirituales, están absteniéndose de la confrontación con las primeras, sobre una base de reciprocidad.

LA ECONOMÍA DE LIBRE MERCADO REPRESENTÓ UNO DE LOS INSTRUMENTOS PRINCIPALES DE LA INCLUSIÓN SOCIAL Y DE LA DEMOCRACIA EN LOS SIGLOS PASADOS, PERO EN LOS ÚLTIMOS DECENIOS, A CAUSA DEL FENÓMENO DE LA “FINANCIARIZACIÓN” DE LA ECONOMÍA, NUESTRO SISTEMA ECONÓMICO ESTÁ REDUCIENDO SU CAPACIDAD DE AUMENTAR LA RIQUEZA Y LAS OPORTUNIDADES.

El tiempo Finalmente, las instituciones han sido, en todas las civilizaciones, los principales guardianes o “vigilantes” del tiempo. En el relevo de las generaciones, cuando la carrera ha terminado, las instituciones permiten alcanzar una nueva meta, asegurando que las reglas del juego sean respetadas y mantenidas vigentes, que haya una razón para continuar corriendo y que el pasar del tiempo continúe teniendo sentido (es decir, dirección y significado).

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EN EL SUBSUELO DE NUESTRA CULTURA ECONÓMICA Y CIVIL ESTÁ CRECIENDO UNA VALORACIÓN ÉTICA DEL MERCADO, QUE LLEVA A ALGUNOS A VER EL MERCADO CAPITALISTA COMO LA SOLUCIÓN A TODOS NUESTROS MALES ECONÓMICOS Y CIVILES, MIENTRAS QUE OTROS LO CONSIDERAN COMO EL FETICHE DE TODO MAL MORAL, SOCIAL Y POLÍTICO.

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Estas instituciones, incluidas las económicas, tenían y aún tienen un rol importante. Los bancos, por ejemplo, han sido la correa de transmisión entre las generaciones de la riqueza y del empleo. Ellos sabían cómo preservar e incrementar el valor del tiempo. Cuando los bancos extravían el camino, el valor del tiempo se olvida, no está más para servir, sino que más bien es utilizado con fines especulativos. Los bancos tienden, de este modo, a actuar “contra natura” dañando el Bien Común, tanto ayer como hoy. Hoy, sin embargo, estamos atravesando un eclipse del tiempo. La lógica de la economía capitalista y su cultura, que está dominando indiscutiblemente gran parte de la vida social y política, no conoce la dimensión del tiempo. Su análisis costobeneficio comprende apenas pocos días, meses o algunos años, en las hipótesis más generosas. Una tendencia radical de nuestro capitalismo financiero es, en efecto, la reducción progresiva del lapso de tiempo disponible para tomar las decisiones económicas y, por lo tanto, para escoger las políticas que son guiadas cada vez más por la misma cultura economicista. Primero la revolución industrial, luego aquella informática y por último la financiera, han sustraído tiempo a las decisiones económicas, hasta reducir el tiempo requerido por algunas operaciones altamente especulativas a fracciones de segundo. La profundidad del tiempo del que provenimos (la historia) y al cual estamos destinados (el futuro) está ausente de nuestra cultura económica y, consecuentemente, desaparece también de nuestra cultura cívica, de la formación de los economistas y del sistema de educación: “Los ciudadanos viven en tensión entre la coyuntura del momento y la luz del tiempo, del horizonte mayor, de la utopía que nos abre al futuro como causa final que atrae. De aquí surge un primer principio para avanzar en la construcción de un pueblo: el tiempo es superior al espacio.” (Papa Francisco, Evangelii gaudium, 222). En la economía financiera global, las nuevas “logge dei mercanti” han crecido demasiado, han comprado los edificios adyacentes. Si las instituciones económicas son abandonadas a sí mismas en la aldea global, estas se convertirán después en los únicos habitantes de espacios que, en el intertanto, se volverán cada vez más desiertos. Tenemos que volver a llenar las plazas de nuestra aldea global con nuevas instituciones si queremos ver surgir un nuevo welfare, una nueva inclusión social y una nueva democracia.


Globalización y humanización del mercado Es sin duda cierto que la globalización es un juego de suma positiva que aumenta la riqueza total. Pero es igualmente verdadero que ella hace recrudecer el conflicto entre vencedores y perdedores. Este hecho se relaciona con el surgimiento de una nueva forma de competencia, desconocida hasta hace poco tiempo: la competencia posicional, según la cual “el vencedor se queda con todo y el vencido pierde todo” –el llamado “efecto superstar”, así como es entendido por Shermin Rose–. ¿Por qué la literatura está tan dividida sobre este tema? Una respuesta creíble llega a través del reciente trabajo de Branko Milanovic (2011), que hace la distinción entre desigualdad mundial e internacional. La desigualdad internacional consiste en la diferencia entre el promedio de ingresos de los distintos países, no ponderado (“1er concepto de desigualdad”, según Milanovic) y adecuadamente ponderado en base a la dimensión de la población (“2do concepto de desigualdad”). La desigualdad mundial, por el contrario, toma en consideración también las desigualdades en la distribución de los ingresos al interior de cada país (“3er concepto de desigualdad”). Es, por lo tanto, la desigualdad mundial o global la que está aumentando a causa de la globalización. En verdad, para poder disminuir el 3er concepto de desigualdad, tienen que cumplirse dos condiciones: i) los países pobres y densamente poblados deben crecer a una tasa más rápida que la de los países ricos; y ii) esto debe suceder sin que se registre un incremento en la desigualdad interna de estos países. Ahora bien, mientras que la primera condición se está más o menos verificando, la segunda está en cambio prácticamente ausente. En efecto, en el último cuarto de siglo, la tasa de crecimiento de los países más pobres ha sido superior a la de los países más ricos (4% contra 1,7%). ¿Por qué, entonces, nos deberíamos preocupar por el crecimiento de la desigualdad global? Porque es la causa principal de los conflictos y, en resumidas cuentas, de las guerras civiles. El conflicto puede ser descrito como un “fracaso del comercio”: si los ingresos de un país derivados del comercio no son tan altos como este piensa que recibirá, esto puede transformarse en una causa desencadenante del conflicto que podría poner en peligro la paz misma. Por este

CON LA GLOBALIZACIÓN Y LA CRISIS ECONÓMICA Y FINANCIERA, ESTA CONFRONTACIÓN IDEOLÓGICA, QUE YA TIENE AL MENOS DOSCIENTOS AÑOS DE HISTORIA, ENTRÓ EN UNA NUEVA FASE. NOSOTROS CREEMOS QUE LA NUEVA SÍNTESIS Y EL NUEVO DIÁLOGO CONSTRUCTIVO QUE NECESITAMOS SON ALGO DIFERENTE Y NO IDEOLÓGICO.

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EL MERCADO REAL HA FUNCIONADO REALMENTE CUANDO HA LOGRADO APODERARSE DE LOS ESPACIOS SOCIALES, CUANDO HA APRENDIDO A VIVIR EN LAS PERIFERIAS Y LAS HA INCLUIDO. LA GRAN Y LARGA HISTORIA DE LAS RELACIONES ENTRE LOS MERCADOS Y LA VIDA CIVIL, ENTRE EL CONTRATO Y EL DON, ES SOBRE TODO UNA HISTORIA DE AMISTAD Y ALIANZA.

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motivo, la búsqueda de un régimen que integre un comercio socialmente responsable, capaz de tomar en cuenta también las “dificultades del comercio” (Verdier, 2005), es una tarea que personas responsables no pueden eludir. Un aspecto relacionado con esto, es aquel que se refiere a la relación entre globalización y pobreza. En los últimos veinte años, los países pobres han aumentado su participación en el comercio mundial, al punto que hoy pueden ser considerados más globalizados que los países ricos. Sin embargo, aún hay pocas pruebas que certifiquen esta relación y, además, las pocas que hay a disposición hacen referencia solo indirectamente a la relación entre globalización y pobreza. Tres propuestas generales merecen especial atención: a) contrariamente a lo sostenido por la teoría de Heckscher-Ohlin acerca del comercio internacional, los pobres en los países con mucho trabajo no calificado tienden a no ganar con la expansión del comercio; b) la globalización genera tanto vencedores como perdedores entre los pobres, y esto crea inestabilidad social en la medida en que destruye el capital social; c) los segmentos pobres de la población obtienen mayores beneficios de la globalización cuando los gobiernos nacionales tratan de reforzar políticas de welfare, orientadas a mejorar las capacidades (capabilities) de vida de sus ciudadanos, antes que sus condiciones de vida solamente. Humaniza el mercado, no lo demonices: este es el slogan que describe el desafío que hoy tenemos enfrente. Por este motivo, en respuesta a los muchos y graves problemas que afligen a nuestras sociedades no se puede tomar en consideración una solución que deslegitime al mercado como institución social. Si la gente continúa demonizando al mercado, esto se convertirá de verdad en un infierno. Como ya hemos dicho, el verdadero desafío es la humanización del mercado. A este respecto, la Doctrina Social de la Iglesia no podrá aceptar nunca un paso atrás: aquellos que cultivan el concepto de tiempo como kairos, y no únicamente como chronos, saben que las dificultades se superan transformando las visiones de futuro en realidad, y no con operaciones que llevarían atrás el reloj de la historia. Si la tentación de volver a tiempos pasados es comprensible, no puede, en todo caso, ser justificada por quien abraza por completo una antropología basada en la persona que, si bien rechaza el individualismo, no puede pasar al lado opuesto del comunitarismo. En ambos casos el resultado final sería el nihilismo.


II. Finanzas. Comercio. Trabajo

Finanzas

L

as finanzas son un instrumento con formidables potencialidades para el correcto funcionamiento de los sistemas económicos. Las buenas finanzas permiten sumar ahorros para utilizarlos en modo eficiente y destinarlos a los empleos más rentables; transfieren en el espacio y en el tiempo el valor de las actividades; ejecutan mecanismos de protección que reducen la exposición a los riesgos; permiten el encuentro entre quienes tienen disponibilidades económicas pero no ideas productivas y quienes, por el contrario, tienen ideas productivas pero no disponibilidades económicas. Sin este encuentro, la creación de valor económico de una comunidad permanecería en estado potencial. Lamentablemente, las finanzas con las cuales hoy tenemos que tratar han escapado ampliamente a nuestro control. Los intermediarios financieros a menudo financian solamente a quien ya tiene dinero (disponiendo de garantías reales iguales o superiores al total del préstamo solicitado). La inmensa mayoría de los instrumentos derivados, elaborados potencialmente para ejecutar beneficios de protección, son en cambio comprados y vendidos en un brevísimo período de tiempo para motivos especulativos, con el resultado opuesto y paradojal de poner en riesgo la supervivencia de las instituciones que los tienen en su cartera. Los sistemas de incentivo asimétricos de managers y traders (participación en las ganancias con bonus y stock options y no penalización en caso de pérdidas) son construidos de modo de impulsar a los mismos a asumir riesgos excesivos,

EL PUNTO DE PARTIDA METODOLÓGICO DE NUESTRO ANÁLISIS ES UN ENFOQUE POSITIVO RESPECTO DEL MERCADO COMO EXPRESIÓN DE CREATIVIDAD, LIBERTAD Y, AL MENOS POTENCIALMENTE, INCLUSIÓN. AL MISMO TIEMPO, CONSIDERAMOS QUE EL MERCADO POR SÍ MISMO NO ES SUFICIENTE PARA GARANTIZAR LA CREACIÓN DE RIQUEZA Y LA JUSTICIA SOCIAL.

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GRAN PARTE DE LAS INSTITUCIONES ECONÓMICAS AL PRINCIPIO SON EXTRACTIVAS Y CERRADAS, PERO ES LA COEXISTENCIA CON OTRAS INSTITUCIONES POLÍTICAS, CIVILES, CULTURALES Y RELIGIOSAS, LA QUE A MENUDO MUESTRA Y ELEVA LOS INTERESES ORIGINALES. EL BIEN COMÚN NO SOLAMENTE NECESITA ALTRUISMO, BENEVOLENCIA Y FILANTROPÍA. (…)

1 http://corporateeurope.org/ sites/default/files/attachments/ financial_lobby_report.pdf.

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que vuelven estructuralmente frágiles y en riesgo de quiebra a las organizaciones en que trabajan. Un ulterior elemento de peligrosa inestabilidad está constituido por la orientación de estas organizaciones a la maximización de la ganancia (lo que es algo distinto a la persecución de una lícita y razonable ganancia), porque antepone jerárquicamente el bienestar de los accionistas al de todos los demás portadores de intereses. Bancos maximizadores de ganancias, en presencia de incentivos distorsionados, encontrarán siempre más rentable conducir los recursos hacia la actividad de trading especulativo o hacia aquellas con márgenes de rentabilidad mayores que la crediticia. Nunca, como en el caso de la evolución de las finanzas, en los últimos decenios ha sido tan claro que los mercados, sobre todo allí donde las economías de escala son crecientes, no tienden en absoluto espontáneamente a la competencia, sino que al oligopolio. En verdad, la gradual disminución de reglas y formas de control (como la de la separación entre banco de empresas y banco comercial) ha llevado progresivamente a la creación de un oligopolio de intermediarios bancarios, demasiado grandes para quebrar y demasiado complejos para ser regulados. La inactividad de los reguladores ha producido, entonces, un serio problema de equilibrio de poderes para la democracia misma. El informe 2014 de Corporate Europe1 evidencia el desequilibrio de las relaciones de fuerza entre los lobbies financieros y los de la sociedad civil y de las ONG: las finanzas gastan en actividades de lobby 30 veces más que cualquier otro grupo de presión industrial (según estimaciones prudenciales, 123 millones de euros al año con alrededor de 1.700 lobistas en la UE). Las relaciones entre representación de los lobbies financieros y representación de las ONG o de los sindicatos en grupos de consulta son 95 a 0 en el stakeholder group del BCE, y 62 a 0 en el De Larosière Group on financial supervision en la Unión Europea. Esta posición dominante de las finanzas en términos no solo de poder de presión, sino que también de facilidad de acceso a la información, al conocimiento y a la tecnología ha permitido que los managers de los grandes oligopolios financieros se apropien de enormes ganancias en perjuicio de todos los demás portadores de intereses. La confirmación de cómo todo esto produce una distorsión en la utilización de los recursos la encontramos en el abandono de proyectos de infraestructura


que permitirían una mejor movilidad de medios y personas, y la reciente construcción de un túnel entre Nueva York y Chicago, que costó cientos de millones de dólares, para reducir en 3 milisegundos los tiempos de trading de algunos operadores que, a través del tendido de cables, tienen ventaja informativa en perjuicio de otros. Los desastres provocados por estas finanzas están bajo los ojos de todos. En un reciente working paper del Fondo Monetario Internacional2, Laeven y Valencia calculan este último efecto, luego de la crisis del 2007, en un aumento de la relación deuda/PIB en 70 puntos porcentuales en Islandia e Irlanda y superior a 20 puntos porcentuales en Grecia, Alemania, Reino Unido, Bélgica y Holanda. En Italia, el impacto fue más moderado (8%), pero los riesgos son elevadísimos vistos los niveles de la deuda pública italiana. Se estima además que la crisis financiera ha provocado un agujero de 65 mil millones de dólares en los balances públicos de los países de bajos ingresos3. Ya nadie duda de que este modelo financiero es considerablemente ineficiente, además de perjudicial (como es evidenciado por los reconocidos informes Vickers en el Reino Unido y Liikanen en la Unión Europea). Han nacido las reformas necesarias para el caso. Primero, la vuelta a la separación entre banco comercial y banco de empresas. Esta garantizaría una sacrosanta mayor transparencia y eficacia de las políticas monetarias de estímulo a la economía. No es aceptable, en efecto, que los bancos utilicen, en operaciones de trading propietario de alto riesgo, los recursos de los depositantes que creen haberlos puesto a disposición para la actividad crediticia. No es eficaz el estímulo de políticas monetarias de los bancos centrales que ponen a disposición del sistema bancario abundante liquidez para la erogación de crédito a las empresas, cuando esta liquidez es utilizada para operaciones especulativas. Países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, ciertamente se movieron en esta dirección, con leyes que van desde la prohibición de trading propietario hasta reglas de protección (ring fencing) entre división comercial y división de trading, pero dichas leyes son irrelevantes a causa del estancamiento de los reglamentos ejecutivos4. Formas de salvación bancaria, basadas en la socialización de las pérdidas por cuenta de los contribuyentes (bail out) no son equitativas. Es por eso que se habla de responsabilidad primaria de los stakeholders del banco (accionistas, obligacionistas y depositantes).

(…) LA “SABIDURÍA DE LAS REPÚBLICAS”, COMO EL FILÓSOFO GIAMBATTISTA VICO HA RECORDADO, CONSISTE PRINCIPALMENTE EN LA CAPACIDAD DE CREAR MECANISMOS INSTITUCIONALES CAPACES TAMBIÉN DE TRANSFORMAR LOS INTERESES PRIVADOS EN BIEN COMÚN.

2 Fabian Valencia & Luc Laeven, 2012. “Systemic Banking Crises Database: An Update”. IMF Working Papers 12/163, International Monetary Fund 3 http://www.oxfam.org/en/policy/impact-global-financial-crisisbudgets-low-income-countries 4 http://www.astrid-online.it/ Regolazion/Atti-dell-/STRUCTURAL/Comm-UE_SWD_resilience_transparency-impactassessment_en.pdf

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ESTA ALQUIMIA DE INTERESES POR EL BIEN COMÚN FUNCIONA SOLO EN PRESENCIA DE MUCHAS Y DISTINTAS INSTITUCIONES, EN UN CONTEXTO SOCIAL Y POLÍTICO CARACTERIZADO POR AQUELLA QUE LA CARITAS IN VERITATE DEL PAPA BENEDICTO XVI DEFINÍA COMO UNA “POLIARQUÍA INSTITUCIONAL” (CV 57).

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Por otro lado, hacer responsables a los depositantes, a menudo ignorantes del hecho de que los bancos, en vez de desarrollar actividades de intermediación tradicional, se dedican al trading especulativo, es igualmente injusto. Segundo, una reforma de los sistemas de retribución de managers y traders no solo por motivos de equidad, sino que también para desactivar el incentivo a excesivas tomas de riesgo, que ponen en peligro la estabilidad del sistema. Tercero, es urgente llevar a cabo proyectos ya iniciados, que garanticen una oportuna transparencia fiscal a través de mecanismos de country by country reporting, capaces de desincentivar la evasión y la elusión fiscal. La OCDE ha calculado que la elusión fiscal determina una competencia desleal entre pequeñas-medianas empresas y grandes empresas, determinando una exacción fiscal superior para las primeras, que no logran aprovechar los mecanismos de elusión. Una vez asegurada la debida transparencia contable, sería oportuno redactar clasificaciones de ratings de responsabilidad fiscal, para estimular también a través de mecanismos de mercado (la presión desde abajo de los ciudadanos) e institucionales (niveles mínimos de responsabilidad fiscal necesarios para participar en los procesos de licitación) la responsabilidad fiscal, y transformarla en un factor competitivo. Resultados similares se pueden conseguir a través de la construcción obligatoria de defensas internas de cumplimiento fiscal que, en caso de falta de vigilancia, harían que las empresas o los auditores internos fueran más directamente responsables de violaciones y omisiones. Cuarto, es fundamental elaborar reglas que restablezcan el equilibrio de los poderes y de la representación de intereses de los distintos grupos de presión, para evitar los excesos antes mencionados, para lo cual deben definirse reglas de representación igualitaria al interior de los órganos de consulta, y establecer límites máximos al número de lobistas que pueden tener acceso a las instituciones. Quinto, es necesario desincentivar, incluso con mecanismos fiscales como el de un pequeño impuesto sobre transacciones financieras a nivel global, el uso impaciente y de alta frecuencia de los capitales financieros, que produce continuas perturbaciones en los mercados vinculando las dinámicas de precio de sectores delicados, como por ejemplo el de las materias primas, con factores especulativos totalmente desconectados de las


dinámicas reales, produciendo burbujas y crisis financieras. En este punto es oportuno reafirmar que eficiencia y velocidad de las transacciones son ciertamente valores, pero no fines últimos y, en cuanto tales, son instancias que necesariamente hay que armonizar con las primordiales de precaución, estabilidad y bien común. Si a nadie se le puede ocurrir que el objetivo de la regulación vial sea el de maximizar la velocidad de circulación, del mismo modo el objetivo de la regulación financiera no puede ser el de la maximización de la velocidad de los intercambios y del aumento infinito de la liquidez. No se trata de contraponer finanzas buenas con finanzas malas, ni mucho menos de atribuir licencias de eticidad a uno u otro operador, sino que de entender que la finanza puede y debe hacer mucho más para ayudar a la persona y el bien común si vuelve a su vocación original.

El comercio Desde siempre el comercio ha sido considerado como instrumento de aproximación entre los pueblos. La teoría económica nos enseña que, a través de él, es posible superar los límites de la autarquía, permitiendo a cada territorio especializarse en aquellas actividades que exaltan su genius loci. El encuentro, el intercambio y la especialización determinan a su vez beneficios en la eficiencia que permiten una mejor utilización de los recursos. Como lamentablemente ha ocurrido con otros sectores de la economía, también en el del comercio, instrumentos de por sí ventajosos, colocados al servicio del hombre, se convierten en ídolos oprimentes cuando se absolutizan y cuando se subordinan a ellos valores y exigencias de las partes. Desde este punto de vista, parece oportuna una revisión seria de las reglas de los acuerdos comerciales de libre comercio, para evitar que se vuelva un fin en sí mismo, por el cual se sacrifican los derechos del trabajo y la sustentabilidad ambiental, más que un medio que debiera promover derechos y emancipación de la persona. Como se subrayó precedentemente, el problema fundamental del sistema económico global es el desequilibrio de los niveles de vida, que se traduce automáticamente en desequilibrio de los costos del trabajo entre las distintas áreas del globo. La presencia de cientos de millones de personas que viven con menos de

LA DEMOCRACIA, EL WELFARE Y LOS DERECHOS SURGIERON DE ESTA CONSTANTE CONFRONTACIÓN RECÍPROCA, DE LOS ENFRENTAMIENTOS Y DEL CONTROL MUTUO, Y DE LA COEXISTENCIA DE IGUALES EN LA MISMA PLAZA. (…)

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(…) HOY, LAS INSTITUCIONES ECONÓMICAS GLOBALES ESTÁN EXPERIMENTANDO UNA FUERTE TENDENCIA EXTRACTIVA, YA QUE LAS DEMÁS INSTITUCIONES GLOBALES, TANTO POLÍTICAS COMO CULTURALES Y ESPIRITUALES, ESTÁN ABSTENIÉNDOSE DE LA CONFRONTACIÓN CON LAS PRIMERAS, SOBRE UNA BASE DE RECIPROCIDAD.

5 http://ec.europa.eu/internal_ market/social_business/index_ en.htm.

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un dólar al día y de miles de millones de personas que viven con menos de dos dólares al día constituye una gran reserva de mano de obra a bajo precio, que las empresas a menudo se ven tentadas a utilizar para reducir los costos, deslocalizando partes de la misma cadena de producción. Entonces, el tema de fondo hoy es el de verificar si los mecanismos espontáneos de la competencia y del mercado (deslocalización, competencia de precios) y las medidas políticas de instituciones nacionales e internacionales son capaces de producir mecanismos de convergencia hacia arriba, de los derechos del trabajo y de la tutela del ambiente, garantizando la sustentabilidad social y ambiental. Para activar mecanismos virtuosos, no basta la fuerza espontánea de la relación entre demanda y oferta de trabajo que, no obstante, en algunas áreas ha puesto en marcha procesos importantes de crecimiento de los salarios, justamente gracias al proceso de deslocalización productiva. Ya que existe y existirá siempre un trabajador más pobre, capaz de competir con uno más rico, es necesario y oportuno apoyar estos mecanismos automáticos con reglas capaces de acelerar la convergencia hacia arriba. Pensemos, por ejemplo, en una fiscalidad por el lado de la demanda, que premie a los productos a la venta que provienen de cadenas de alta responsabilidad social y ambiental, penalizando al mismo tiempo a aquellos que han sido obtenidos por debajo de estándares mínimos aceptables (como ha sido requerido por iniciativas como la de Social Business Initiative en la UE).5 O bien, en reglas para el acceso a las licitaciones que fijen niveles mínimos de responsabilidad social, ambiental y fiscal, sin la superación de las cuales sea imposible participar en la licitación. Además, es necesario estimular el crecimiento de un mercado de información sobre la calidad social, ambiental y fiscal de las empresas, que pueda permitir a los ciudadanos “votar con su portafolio” para premiar a aquellas empresas a la vanguardia en la eficiencia en varios planos, o bien a las empresas líderes en la creación de valor económico social, ambiental y fiscalmente sostenible. Sabemos que en distintas partes del mundo actúan empresarios responsables que luchan por lograr definir estándares de calidad acerca del modo en que se organiza el proceso productivo, y acerca de la forma en que se compite en la arena del mercado. Hay también empresarios que van más allá, actuando como sujetos de cambio hacia una economía más inclusiva y


como creadores de verdaderas y propias innovaciones sociales para el beneficio de toda la comunidad. Se trata entonces de reconocer su rol impulsor, difundiendo su actuar en vastos sectores de la opinión pública. Pero sobre todo es necesario apoyar, en distintas formas, a aquellas asociaciones empresariales que, si bien con muchas dificultades, y a veces incomprensiones, aspiran a favorecer la ejecución en la práctica de la Vocación de líder empresarial (2012). Porque es sin duda verdadero que la virtud es más contagiosa que el vicio, pero esto sucede –como Aristóteles lo recordaba– cuando la virtud se da a conocer.

El trabajo La disponibilidad de información cada vez más amplia sobre datos subjetivos, como la satisfacción de calidad de vida, permite reforzar hoy, mediante confrontaciones empíricas, aspectos hasta hace poco tiempo no explorados por estudios socioeconómicos. Los estudios acerca de los elementos determinantes de la satisfacción de vida confirman con creces la existencia de una suerte de ley natural en lo que respecta a los factores fundamentales para el florecimiento de la vida humana. Entre estos, seguramente el más importante resulta ser la condición de desempleo. Un hecho igualmente importante es que estos estudios demuestran que el costo del desempleo en términos de infelicidad es sin duda superior al salario no percibido. Lo demuestran todos aquellos casos en los cuales los trabajadores despedidos rechazan, no encontrándola satisfactoria, la oferta de una retribución económica igual al salario pagado por empleadores instados, luego, por el juez a reintegrar a aquellos a su empleo original. En efecto, lo que más pierden los desempleados, además del salario, es la autoestima y la reputación social. Por este motivo, uno de los objetivos prioritarios que la organización de la vida económica en la sociedad global debe plantearse es el de crear las condiciones para el empleo pleno. Los obstáculos que se interponen son múltiples. Una primera dificultad es, paradójicamente, el progreso tecnológico, que aumentando la productividad de los bienes capitales permite ahorrar trabajo. El camino imparable de este proceso está, poco a poco, reduciendo progresivamente la demanda de trabajos rutinarios, que máquinas cada vez más inteligentes pueden

DESDE SIEMPRE EL COMERCIO HA SIDO CONSIDERADO COMO INSTRUMENTO DE APROXIMACIÓN ENTRE LOS PUEBLOS. LA TEORÍA ECONÓMICA NOS ENSEÑA QUE, A TRAVÉS DE ÉL, ES POSIBLE SUPERAR LOS LÍMITES DE LA AUTARQUÍA, PERMITIENDO A CADA TERRITORIO ESPECIALIZARSE EN AQUELLAS ACTIVIDADES QUE EXALTAN SU GENIUS LOCI. (…)

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(…) EL ENCUENTRO, EL INTERCAMBIO Y LA ESPECIALIZACIÓN DETERMINAN A SU VEZ BENEFICIOS EN LA EFICIENCIA QUE PERMITEN UNA MEJOR UTILIZACIÓN DE LOS RECURSOS. COMO LAMENTABLEMENTE HA OCURRIDO CON OTROS SECTORES DE LA ECONOMÍA, TAMBIÉN EN EL DEL COMERCIO, INSTRUMENTOS DE POR SÍ VENTAJOSOS, COLOCADOS AL SERVICIO DEL HOMBRE, SE CONVIERTEN EN ÍDOLOS OPRIMENTES CUANDO SE ABSOLUTIZAN Y CUANDO SE SUBORDINAN A ELLOS VALORES Y EXIGENCIAS DE LAS PARTES.

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sustituir a costos inferiores al del trabajo humano. Al mismo tiempo, el crecimiento de valor generado por los aumentos de productividad y por el progreso tecnológico debería permitir la creación de oportunidades de trabajo en otros sectores y en actividades más creativas y de tiempo libre. Si hasta hace poco tiempo había optimismo acerca del hecho de que el saldo neto entre la creación de puestos de trabajo en algunos sectores y la eliminación de puestos de trabajo en otros fuese positivo, en la fase actual –en donde la robótica tiene y tendrá un rol creciente, y muchos bienes capitales podrán funcionar guiados por programas computarizados sin (o con contribuciones muy limitadas de) mano de obra– ese optimismo va desapareciendo. A nivel individual, el desafío planteado por estos cambios es el de una creciente necesidad de formación, fundamental para poder salir de la trampa de los trabajos rutinarios de demanda decreciente y sujetos a la competencia por la rebaja del costo del trabajo, para acceder a los trabajos “creativos”, y para desarrollar la capacidad de absorción (absorptive capacity), fundamental para sacar ventaja de los progresos de la tecnología. Todas las iniciativas orientadas a remover los obstáculos de acceso a la educación, desde la básica a la superior, son por lo tanto urgentes y absolutamente loables. A nivel general, además, el desafío de la creación de puestos de trabajo se vence no solo y no tanto a través de las artimañas de las formas contractuales, que promueven mayores o menores rigideces en la creación y eliminación de puestos de trabajo, sino que impulsando inversiones infraestructurales y removiendo todos aquellos obstáculos que hacen difícil la creación de empresas, sobre todo sociales. Desde este punto de vista, los factores más importantes son los de la eficiencia de la justicia civil, de la reducción de los costos de la burocracia y del acceso a las tecnologías de redes. El mero compromiso de aumentar el número de puestos de trabajo no basta si se logra a través de la creación de trabajos precarios, poco dignos y tales que alimenten el preocupante fenómeno de los working poor. Otro factor crucial para tener en cuenta es, en efecto, el de la calidad del trabajo, que incluye,


además del salario, un conjunto de elementos importantes como la calidad física del ambiente de trabajo, las relaciones humanas con los colegas, la creatividad del empleo, la posibilidad de armonizar los tiempos de trabajo y los tiempos de vida familiar. No podemos dejar la defensa de la protección y de la dignidad laboral solo a las fuerzas del mercado. El único mecanismo de mercado que podría favorecer un aumento del salario y de la calidad (la demanda de trabajo superior a la oferta) funciona solo en algunas circunstancias limitadas, y ciertamente no puede funcionar en presencia del gigantesco “ejército de reserva” de desheredados que viven bajo el umbral de pobreza absoluta. Del mismo modo, la globalización vuelve a menudo ineficaces las normativas nacionales de tutela de la dignidad del trabajo, arriesgando, paradójicamente, poner en dificultad sobre todo a aquellos países que levantan más la proclama de los derechos y de las tutelas, aumentando la conveniencia de deslocalizar para empresas que hasta entonces han producido en ese territorio. Reafirmamos, una vez más, la necesidad de una construcción tanto de medidas de apoyo a favor de los consumidores responsables como de reglas públicas (acceso a las licitaciones, fiscalización que conlleva premiación para las cadenas socialmente responsables) capaces de promover procesos desde abajo hacia arriba (y no desde arriba hacia abajo) en relación con la dignidad del trabajo. La finalidad de la actividad económica no es el libre intercambio tout court, por el cual sacrificar los derechos del trabajo y de la persona. Y premiar a las cadenas social y ambientalmente sostenibles no debe ocultar intentos proteccionistas de países ricos hacia países pobres, sino que más bien promover el crecimiento de dignidad y vivir bien dado por el trabajo tanto en los primeros como en los segundos. ¡El ser humano es el mismo en todas las latitudes! En la construcción de un sistema de reglas y de premios, es oportuno definir estándares regulables de calidad del trabajo, que tomen en cuenta las situaciones de partida de los distintos países y la heterogeneidad de las condiciones de vida y del poder adquisitivo en las distintas partes del mundo.

ES UN HECHO QUE LOS CIENTÍFICOS SOCIALES –SALVO ALGUNAS EXCEPCIONES– TODAVÍA ESTÁN INFLUENCIADOS POR LAS GRANDES IDEAS DESARROLLADAS EN EL PASADO, ADEMÁS DE LAS GRANDES NARRACIONES DE ESAS ÉPOCAS. ESTO CREA DESCONCIERTO Y A MENUDO DESALIENTO, CUANDO NOS DAMOS CUENTA DE QUE LAS “VIEJAS” CATEGORÍAS DE PENSAMIENTO Y LOS TRADICIONALES ENFOQUES DE BÚSQUEDA YA NO INFLUYEN EN LA REALIDAD ACTUAL.

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III. Acerca de las “res novae” de hoy: consecuencias para la arquitectura institucional

El viejo orden económico internacional

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urante algunos decenios, la sociedad ha sufrido continuos cambios a un ritmo creciente, tanto en los países desarrollados como en aquellos emergentes y en vías de desarrollo. Hemos visto multiplicarse a un ritmo creciente las interrelaciones entre las personas y las naciones, cambios de equilibrios de poder entre países y bloques, nuevos conflictos armados y amenazas terroristas, la intensificación de las migraciones, una profunda recesión financiera y económica, propuestas para revaluar el rol del Estado y sugerencias para una nueva gama de responsabilidades sociales empresariales, demandas de nuevos derechos humanos, una creciente conciencia de los efectos de la pobreza y la desigualdad económica, nuevos modos de concebir el liderazgo en nuestro mundo. Todo esto está cambiando nuestra visión de aquellas ciencias que se denominan habitualmente como sociales o humanas: economía, sociología, psicología social, historia, derecho, ciencias políticas, geografía humana, demografía, filosofía. Este cambio está ocurriendo a una velocidad creciente, a causa de la multiplicación de eventos que se sobreponen e interfieren los unos con los otros, requiriendo una respuesta rápida de parte de expertos, políticos y líderes sociales. A pesar

MUY A MENUDO, POR FLOJERA MENTAL, Y QUIZÁS TAMBIÉN POR LA DEFENSA DE LOS PROPIOS INTERESES, CONFIAMOS EN REPRESENTACIONES DE LA REALIDAD QUE SE HAN VUELTO OBSOLETAS. SE TRATA, ENTONCES, DE RETOMAR EL CAMINO CON ESPÍRITU DE HUMILDAD –NO EXISTEN RESPUESTAS DEFINITIVAS Y OBJETIVAMENTE VERDADERAS EN LAS CIENCIAS SOCIALES– Y SOBRE TODO CON LA VOLUNTAD DE ABRIRSE A LA CONFRONTACIÓN INTERDISCIPLINARIA E INTERCULTURAL, SIN EXCLUSIONES PRECONCEBIDAS DEBIDO A UNA ACTITUD “POLÍTICAMENTE CORRECTA”.

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LA GLOBALIZACIÓN IMPLICA MUCHAS DIMENSIONES, ENTRE LAS CUALES LA CREACIÓN DE UN MERCADO FINANCIERO GLOBAL ES LA MÁS IMPORTANTE. LA CRECIENTE IMPORTANCIA DE LA ESTRUCTURA FINANCIERA CON RELACIÓN AL ASPECTO REAL DE LA ECONOMÍA, ESTÁ PROPONIENDO UNA NUEVA PARADOJA. EN UN MOMENTO EN EL QUE TENDRÍAMOS NECESIDAD DE MÁS REGULACIÓN, JUSTAMENTE PORQUE LOS MERCADOS FINANCIEROS SON INTRÍNSECAMENTE INESTABLES, TENEMOS MENOS.

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de esto, es un hecho que los científicos sociales –salvo algunas excepciones– todavía están influenciados por las grandes ideas desarrolladas en el pasado, además de las grandes narraciones de esas épocas. Esto crea desconcierto y a menudo desaliento, cuando nos damos cuenta de que las “viejas” categorías de pensamiento y los tradicionales enfoques de búsqueda ya no influyen en la realidad actual. Muy a menudo, por flojera mental, y quizás también por la defensa de los propios intereses, confiamos en representaciones de la realidad que se han vuelto obsoletas. Se trata, entonces, de retomar el camino con espíritu de humildad –no existen respuestas definitivas y objetivamente verdaderas en las ciencias sociales– y sobre todo con la voluntad de abrirse a la confrontación interdisciplinaria e intercultural, sin exclusiones preconcebidas debido a una actitud “políticamente correcta”. El surgimiento de un orden económico global representa el rasgo más característico de nuestra época. Como se ha dicho, la globalización implica muchas dimensiones, entre las cuales la creación de un mercado financiero global es la más importante. La creciente importancia de la estructura financiera con relación al aspecto real de la economía está proponiendo una nueva paradoja. En un momento en el que tendríamos necesidad de más regulación, justamente porque los mercados financieros son intrínsecamente inestables, tenemos menos. Y esto porque las instituciones financieras internacionales son más débiles –o incluso inexistentes– en lo que respecta a las nacionales. Una importante implicación de la paradoja antes mencionada es evidenciada por la reciente crisis financiera que ha mostrado una peculiar naturaleza, que refleja una nueva característica de las transacciones internacionales de capitales. Aunque los mercados de capitales y de bienes son siempre más integrados, la política ha permanecido sustancialmente como un asunto nacional. La mayor parte de los estudiosos sostiene la importancia de las instituciones en el nuevo contexto financiero global. La necesidad de introducir una nueva arquitectura financiera global puede ser vista como un primer paso hacia la regulación del sistema monetario internacional. Sin embargo, las condiciones con las cuales se fundaron las instituciones como el Banco Mundial y el FMI ya no existen. Hay defectos estructurales en el sistema actual, que fue


concebido desde el inicio, en 1944 en Bretton Woods, para el mundo occidental (y no para los países en vías de desarrollo) con el fin de regular los desequilibrios de los desafíos comunes. Sin embargo, hay demasiadas opiniones distintas acerca de lo que las instituciones deberían ser, de qué deberían hacer y de cómo. La frecuencia y la amplitud de las crisis financieras internacionales muestran la enorme asimetría existente entre un sistema financiero internacional cada vez más sofisticado, aun inestable, y las instituciones que lo regulan. Al mundo le hace falta aquel tipo de institución que la globalización financiera requiere. El caso del suministro de préstamos de emergencia por parte de la comunidad financiera internacional, por ejemplo del Fondo Monetario Internacional (FMI), puede ser abordado sobre bases teóricas. Más en general, un mundo en donde las grandes naciones dirigen sus políticas macroeconómicas hacia objetivos internos (y pueden permitirse hacerlo), y los mercados son integrados, genera externalidad para terceros países, en especial para las economías en vías de desarrollo más pequeñas. Es fundamental que las organizaciones económicas internacionales, y en especial las instituciones financieras internacionales, desarrollen un rol de primer plano en internalizar las externalidades positivas y en mitigar aquellas negativas.

En búsqueda de nuevas instituciones Una contradicción pragmática habría que destacar ya en esta fase. Las propuestas hasta ahora presentadas para un nuevo sistema financiero internacional, mientras asignan al G8 un rol importante en la guía del sistema monetario, no contemplan ninguna forma de política de coordinación, por no hablar de cooperación, entre los mismos miembros del G8. Sin embargo, no se puede negar que las repercusiones internacionales de las políticas internas de los países más grandes sean un elemento determinante de la estabilidad financiera. El aumento de interdependencia económica, asociada a la globalización, significa que sectores incluso amplios de la población pueden ser influenciados negativamente por acontecimientos que, no obstante, ocurren en lugares «lejanos». Por ejemplo, además de las bien conocidas “carestías por

LAS CONDICIONES CON LAS CUALES SE FUNDARON LAS INSTITUCIONES COMO EL BANCO MUNDIAL Y EL FMI YA NO EXISTEN. HAY DEFECTOS ESTRUCTURALES EN EL SISTEMA ACTUAL, QUE FUE CONCEBIDO DESDE EL INICIO, EN 1944 EN BRETTON WOODS, PARA EL MUNDO OCCIDENTAL (Y NO PARA LOS PAÍSES EN VÍAS DE DESARROLLO) PARA REGULAR LOS DESEQUILIBRIOS DE LOS DESAFÍOS COMUNES. SIN EMBARGO, HAY DEMASIADAS OPINIONES DISTINTAS ACERCA DE LO QUE LAS INSTITUCIONES DEBERÍAN SER, DE QUÉ DEBERÍAN HACER Y DE CÓMO.

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HAY QUE RECONOCER QUE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS SOCIALES Y ECONÓMICOS DE HOY SON MÁS UN ASUNTO LIGADO A ESTRUCTURAS INSTITUCIONALES QUE A RECURSOS Y KNOW-HOW. LAS INSTITUCIONES QUE ESTÁN INVOLUCRADAS NO SON SOLO LAS INSTITUCIONES ECONÓMICAS, SINO TAMBIÉN AQUELLAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS. RECONOCER ESTO SIGNIFICA AUMENTAR NUESTRA RESPONSABILIDAD, YA QUE LAS INSTITUCIONES SON ORIGINADAS POR EL HOMBRE. (…)

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depresión”, la realidad contemporánea ha vivido también las “carestías por el boom económico”. La expansión de la magnitud del mercado –de por sí un fenómeno positivo– significa que la capacidad de un grupo social de acceder al alimento depende, a menudo en modo sustancial, de lo que otros grupos sociales hacen. Sucede, por lo tanto, que el precio de un bien primario puede también depender de lo que sucede con el precio de otros productos. El Estado-nación, a través de la adopción de políticas económicas equivocadas, puede debilitar la capacidad de algunos sectores de la población de acceder al alimento (la carestía soviética de 1930 y la de Camboya, a fines de 1970, son claros ejemplos al respecto). En resumen, hay que reconocer que los principales problemas sociales y económicos de hoy son más un asunto ligado a estructuras institucionales que a recursos y know-how. Las instituciones que están involucradas no son solo las instituciones económicas, sino también aquellas políticas y jurídicas. Reconocer esto significa aumentar nuestra responsabilidad, ya que las instituciones son originadas por el hombre. La historia ha demostrado que un nuevo orden internacional siempre se ha producido al final de una guerra por la hegemonía. Podemos ver el ejemplo de la Guerra de los Treinta Años, de las guerras napoleónicas, de la Segunda Guerra Mundial. Todos estos son acontecimientos que, después de haber destruido el viejo orden, hicieron tabula rasa, sobre la cual las potencias vencedoras pudieron inscribir las reglas del nuevo orden. Pero, hoy, no es esta la situación en que nos encontramos. En primer lugar, porque no hay acuerdo acerca de quién efectivamente ganó la Guerra Fría (siempre que alguien haya vencido); en segundo lugar, porque no hay acuerdo acerca del hecho de que estamos viviendo en un mundo unipolar o multipolar, o sobre cuáles países deban ser incluidos entre las grandes potencias de hoy. Y no hay acuerdo porque estamos aún lejos de la definición de lo que debe ser tomado como referencia para definir como grande a una potencia. Otra característica importante de esta época es el número de agentes que tratan de cumplir un rol importante en el proceso de construcción de los cimientos de un nuevo orden internacional. Se podría decir que los asuntos internacionales se han vuelto un problema de “democracia participativa”, lo que ayuda a explicar por qué se está volviendo cada vez más


difícil alcanzar rápidamente un acuerdo. Bretton Woods y Ronda Uruguay son un ejemplo adecuado. Bretton Woods fue efectuado en pocos meses solo por dos hombres (JM Keynes y HD White), mientras que para Ronda Uruguay se necesitaron diez años de duras negociaciones entre una decena de grandes bandos, con aproximadamente más de 100 gobiernos internacionales a sus espaldas. Una tercera característica, que es sin lugar a dudas típica de la presente fase de nuestra historia, es el radical cambio que se produjo en la distribución internacional del poder económico y militar. Por más de tres siglos, el sistema internacional había sido dominado por las potencias occidentales, con el centro de gravedad en el Atlántico Norte. También la Guerra Fría era una lucha entre dos “visiones” pertenecientes a la misma civilización europea. Hoy, el poder económico se ha desplazado hacia las áreas del Pacífico y de Asia oriental, que se están convirtiendo en el centro de gravedad de la historia del mundo, en el bien y en el mal. Esto significa que las potencias asiáticas emergentes pedirán cada vez más un rol en el diseño de las instituciones internacionales; sin embargo, estas (por ejemplo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el FMI, etc.) están dominadas por las ideas y los intereses de las potencias occidentales, que no están haciendo bastante para poner remedio a una situación que se volvió insostenible. Como siempre sucede en las relaciones internacionales, en donde el poder y la autoridad coinciden, las potencias emergentes, insatisfechas con el statu quo, están haciendo todo lo posible por cambiar la situación. Estas consideraciones nos llevan a abordar el vasto tema de las relaciones culturales en la “aldea global”. ¿Cómo podemos distinguir entre interacción cultural e imperialismo cultural? ¿Cómo podemos organizar la diversidad cultural para evitar una ruptura en las comunicaciones y el desarrollo de comunidades potencialmente cerradas? La falta de correspondencia entre procesos de globalización centrípetos y procesos de aislamiento centrífugos, o entre interacción y fragmentación, es indudablemente un peligro y amenaza con socavar los destinos comunes de toda la humanidad. No basta con limitarse a condenar las distintas formas de “fundamentalismo” sin preguntarse cómo estas han surgido, y sin tratar de mirar el lado obscuro de nuestro universalismo occidental.

(…) LA HISTORIA HA DEMOSTRADO QUE UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL SIEMPRE SE HA PRODUCIDO AL FINAL DE UNA GUERRA POR LA HEGEMONÍA, ACONTECIMIENTOS QUE, DESPUÉS DE HABER DESTRUIDO EL VIEJO ORDEN, HICIERON TABULA RASA, SOBRE LA CUAL LAS POTENCIAS VENCEDORAS PUDIERON INSCRIBIR LAS REGLAS DEL NUEVO ORDEN. PERO, HOY, NO ES ESTA LA SITUACIÓN EN QUE NOS ENCONTRAMOS.

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La perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia

TAMBIÉN LA GUERRA FRÍA ERA UNA LUCHA ENTRE DOS “VISIONES” PERTENECIENTES A LA MISMA CIVILIZACIÓN EUROPEA. HOY, EL PODER ECONÓMICO SE HA DESPLAZADO HACIA LAS ÁREAS DEL PACÍFICO Y DE ASIA ORIENTAL, QUE SE ESTÁN CONVIRTIENDO EN EL CENTRO DE GRAVEDAD DE LA HISTORIA DEL MUNDO, EN EL BIEN Y EN EL MAL.

Entonces, ¿qué se debe hacer? Hay una variedad de formas distintas de reaccionar a los desafíos lanzados en el siglo veintiuno. Está la vía que podríamos llamar del “fundamentalismo del laissez-faire” que apoya un plano de transformación tecnológica guiado por sistemas autorregulados, con la abdicación de la política y, sobre todo, con la pérdida de la posibilidad de acción colectiva. No es difícil ver los riesgos del autoritarismo, derivado del déficit democrático, que son connaturales en dicho enfoque. Una segunda vía es el enfoque neo-estatista, que postula una fuerte demanda de regulación a nivel de gobierno nacional. La idea es la de hacer revivir, aunque parcialmente renovadas y racionalizadas, las áreas de intervención pública en la economía y en las esferas sociales. Pero está claro que eso no produciría solo efectos indeseados, sino que podría llevar también a consecuencias desastrosas en el caso de los países en transición. En realidad para los países en vías de desarrollo, la aplicación de nuevas políticas de libre mercado debe hacerse con mucha ponderación, para evitar retrocesos en los niveles de productividad que se han alcanzado. Por último, está la estrategia favorita de la Doctrina Social de la Iglesia. Puede ser de interés recordar que, por siglos, la Iglesia católica ha utilizado la expresión doctrina civilis para referirse a las enseñanzas acerca del orden económico y político. Fue solo después del pontificado de León XIII que la doctrina civilis se convirtió en doctrina socialis. ¿Cuáles son las características de este enfoque? Cinco pilares lo sostienen. a) El cálculo económico es compatible con la diversidad de comportamientos y de tipologías institucionales. Es necesario, por lo tanto, defender las tipologías empresariales más débiles, para obtener una enseñanza para el futuro. Esto significa que el filtro de selección debe indudablemente estar presente, pero no debería ser demasiado fino, justamente para permitir que cualquier solución que supere un cierto margen de eficiencia sobreviva. El mercado global, entonces, debe volverse un lugar en donde las variedades locales puedan ser mejoradas, lo que significa tener que rechazar la visión determinista, según la cual hay un solo modo de actuar en el mercado global. No hay que olvidar que la globalización nivela inevitable-

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mente hacia abajo toda la variedad institucional que existe en cada país. No hay nada de sorprendente en esto, porque las reglas del libre comercio chocan con la variedad cultural y ven las diferencias institucionales (por ejemplo, los distintos modelos de welfare, de sistemas de educación, de visión de la familia, la importancia que hay que dar a la justicia distributiva, etc…) como un serio obstáculo para su difusión. Este es el motivo por el cual es esencial velar para asegurar que el mercado global no constituya una seria amenaza para la democracia económica. b) La aplicación del principio de subsidiariedad a nivel transnacional. Esto requiere que las organizaciones de la sociedad civil sean reconocidas y no autorizadas por los Estados. Estas organizaciones deberían tener una función que sea más importante que la mera advocacy o denuncia; ellas, con todo derecho, deberían desarrollar un rol en la monitorización de las actividades de las empresas multinacionales y de las instituciones internacionales. ¿Qué significa esto en la práctica? Las organizaciones de la sociedad civil deberían desarrollar roles públicos y funciones públicas. En particular, estas organizaciones deben ejercer presiones sobre los gobiernos de los países más importantes, para llegar a suscribir un acuerdo capaz de contener drásticamente las ventajas resultantes del imprevisto retiro de capitales de los países en vías de desarrollo. c) Los Estados nacionales, en especial aquellos pertenecientes al G8, deben llegar a un acuerdo para modificar las constituciones y los estatutos de las organizaciones financieras internacionales, superando el Washington Consensus, que fue creado en los años ochenta después de la experiencia latinoamericana. Esto, últimamente, requiere de la escritura de reglas que traducen la idea de que la eficiencia no se genera solo desde la propiedad privada y el libre comercio, sino que también desde políticas como la competencia, la transparencia, las políticas de transferencia de tecnología, etc. La aplicación del FMI y del Banco Mundial de esta visión parcial, distorsionada y unilateral de las cosas, tiene como desafortunadas consecuencias el sobreendeudamiento y la represión financiera nacional. Hay que recordar que en una economía financieramente reprimida, la presión inflacionaria pone una cuña entre depósitos

¿CÓMO PODEMOS DISTINGUIR ENTRE INTERACCIÓN CULTURAL E IMPERIALISMO CULTURAL? ¿CÓMO PODEMOS ORGANIZAR LA DIVERSIDAD CULTURAL PARA EVITAR UNA RUPTURA EN LAS COMUNICACIONES Y EL DESARROLLO DE COMUNIDADES POTENCIALMENTE CERRADAS? LA FALTA DE CORRESPONDENCIA ENTRE PROCESOS DE GLOBALIZACIÓN CENTRÍPETOS Y PROCESOS DE AISLAMIENTO CENTRÍFUGOS, O ENTRE INTERACCIÓN Y FRAGMENTACIÓN, ES INDUDABLEMENTE UN PELIGRO Y AMENAZA CON SOCAVAR LOS DESTINOS COMUNES DE TODA LA HUMANIDAD.

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nacionales y tasas de interés sobre los préstamos, con el resultado de que las empresas nacionales son artificialmente inducidas a solicitar préstamos al extranjero, mientras que los ahorradores nacionales son invitados a depositar sus fondos en el extranjero. EN SU CONJUNTO, ES DIFÍCIL VER CÓMO EL ACTUAL ESTADO DE COSAS PUEDA CONTINUAR: MIENTRAS EL MERCADO, EN SU GRAN VARIEDAD DE FORMAS, YA SE HA VUELTO GLOBAL, LA CONFIGURACIÓN DE LOS GOBIERNOS HA PERMANECIDO SUSTANCIALMENTE NACIONAL O A LO MÁS INTERNACIONAL. LO QUE SE NECESITA ES QUE ORGANIZACIONES INTERNACIONALES GUBERNAMENTALES (OIG) SEAN INSTITUIDAS POR LOS GOBIERNOS NACIONALES.

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d) Las instituciones de Bretton Woods, el PNUD y las otras agencias internacionales deberían ser alentadas por las organizaciones de la sociedad civil a incluir, entre sus parámetros de desarrollo, los indicadores de distribución de la riqueza humana, como asimismo los indicadores que cuantifican el respeto de las características locales. Estos indicadores deben ser tomados adecuadamente en consideración, tanto en el momento de la elaboración de clasificaciones internacionales como cuando se conciben planos de intervención y de asistencia. La presión debe ser ejercida con el fin de obtener la aceptación de la idea de que el desarrollo debe ser equitativo, democrático y sostenible. Es la falta de instituciones (¡no de burocracias!) a nivel global lo que vuelve a muchos problemas de nuestro tiempo difíciles de resolver, en especial el problema ambiental. Mientras los mercados se tornan más globalizados, el cuadro institucional transnacional es aún el del mundo post-bélico. Se objetará: ¿no hay quizás bastantes tratados internacionales, o bastantes contratos a nivel nacional para regular las relaciones entre los individuos? La analogía es peligrosamente desorientadora, porque los contratos estipulados en un país pueden ser aplicados por el Estado de ese país; pero no existe una autoridad transnacional capaz de hacer respetar los tratados entre los Estados.


En su conjunto, es difícil ver cómo el actual estado de cosas pueda continuar: mientras el mercado, en su gran variedad de formas, ya se ha vuelto global, la configuración de los gobiernos ha permanecido sustancialmente nacional o a lo más internacional. Lo que se necesita es que organizaciones internacionales gubernamentales (OIG) sean instituidas por los gobiernos nacionales. (Un ejemplo de una red intergubernamental de reguladores nacionales es el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, que incluye a representantes de 27 autoridades nacionales de supervisión bancaria). El hecho de que no exista un único ordenamiento jurídico global y completo, ni ningún gobierno global, no implica que sería imposible concebir regímenes reguladores globales constituidos por actores como las organizaciones intergubernamentales (OIG) y ONG (organizaciones no gubernamentales) que se ocupan de estos temas y de problemas que no pueden ser afrontados o resueltos solamente por los gobiernos nacionales. e) Por último, una rica trama de experiencias no-utilitaristas debe ser creada con el propósito de basar en ella modelos de consumo y, en términos más generales, estilos de vida que sean capaces de permitir el arraigo de una cultura de reciprocidad. Para poder ser creíbles, los valores tienen que ser practicados y no solo expresados. Esto vuelve de fundamental importancia el hecho de que quienes aceptan emprender el camino hacia una sociedad civil transnacional, tienen que comprometerse a crear organizaciones cuyo modus operandi gire en torno al principio de reciprocidad.

UNA RICA TRAMA DE EXPERIENCIAS NOUTILITARISTAS DEBE SER CREADA CON EL PROPÓSITO DE BASAR EN ELLA MODELOS DE CONSUMO Y, EN TÉRMINOS MÁS GENERALES, ESTILOS DE VIDA QUE SEAN CAPACES DE PERMITIR EL ARRAIGO DE UNA CULTURA DE RECIPROCIDAD. PARA PODER SER CREÍBLES, LOS VALORES TIENEN QUE SER PRACTICADOS Y NO SOLO EXPRESADOS.

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Conclusión

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ara concluir, se puede afirmar que la búsqueda de un modo para humanizar la economía lleva en sí misma una demanda de relacionalidad que se debería buscar con detención y satisfacer lo mejor posible si se quieren evitar efectos colaterales de vasta envergadura. En efecto, el buen funcionamiento de un sistema económico depende también del hecho de que ciertas concepciones y ciertos estilos de vida hayan alcanzado una posición dominante o no. Los comportamientos individuales son integrados en una red preexistente de relaciones sociales que no pueden ser pensadas como un simple vínculo, como los economistas tradicionales siguen sosteniendo. Más bien, ellas son uno de los efectos multiplicadores de la consecución de objetivos y motivaciones individuales. Nos parece que el problema central en la actual transición hacia una sociedad postfordista sea el de entender cómo actuar para que los individuos puedan ser libres de decidir los procedimientos para el suministro de bienes y servicios que ellos mismos requieren. Lo que aquí está en juego no es solo la libertad de decidir la composición global de los bienes que hay que producir (más bienes privados o más bienes públicos; más bienes meritorios o más bienes relacionales, etc.), sino que también la libertad de decidir cómo dicha composición debería ser alcanzada. Por este motivo no podemos confiar solo en el principio de eficiencia para decidir qué y cómo producir. Tantos admiradores del libre mercado, entendido como institución social, parecen olvidar el hecho de que es la expansión hegemónica de las relaciones impersonales la que, lenta pero inexorablemente, está destruyendo todo el sistema de normas y acuerdos sociales que constituyen una economía civil, preparando así el camino para el éxito de nuevas formas de estatismo. Hoy es urgente admitir que el crecimiento hipertrófico, tanto del Estado como del mercado que excluye, es la explicación a los muchos problemas que paralizan nuestras sociedades. En esta situación, la solución no puede ser hallada en la radicalización de la economía pública contra

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una economía privada, o del neo-estatismo contra el neo-liberalismo, sino en un sano florecimiento de aquellas formas de organización que determinan una economía civil moderna. La consecuencia más perjudicial de una noción estrecha (y obsoleta) de mercado, aún hoy predominante, es la de inducirnos a creer que un comportamiento inspirado en valores distintos respecto a la persecución del propio interés empuja inevitablemente la economía al desastre. Al alentarnos a esperar lo peor de los demás, dicha visión al final extrae lo peor de nosotros. Además, obstaculiza enormemente la valorización de tendencias como la confianza, la benevolencia y la reciprocidad, ya que esta visión percibe a estas inclinaciones como peculiaridades meramente innatas de la naturaleza humana, extrañas al proceso de civilización en marcha en nuestras sociedades. Por eso es urgente favorecer la presencia de distintos tipos de empresas (capitalistas, públicas, cooperativas, sociales, benefit-corporations, etc.) en nuestras economías de mercado. Es un hecho que la reducción de la experiencia humana a la dimensión de «contable», del cálculo utilitarista, no es solo un acto de arrogancia intelectual; ello es desmentido por la experiencia misma. Hoy hemos llegado a un punto en que también el observador más distante no puede no admitir que si queremos afrontar los nuevos problemas de nuestra sociedad –como el empeoramiento endémico de las desigualdades, el escándalo del hambre, las crisis financieras recurrentes y profundas, el aumento de los conflictos de identidad sumados al tradicional choque de intereses, las paradojas de la felicidad, el desarrollo insostenible, etc.–, la búsqueda simplemente ya no puede relegarse al interior de una suerte de limbo antropológico. En síntesis, el mensaje principal que la Doctrina Social de la Iglesia quiere transmitir es el siguiente. Es ya un hecho reconocido que los sistemas de mercado son coherentes con muchas culturas, concebidos como modelos de comportamiento viables o, más en general, como sistemas organizados de valores. A su vez, el tipo y el grado de congruencia de los

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sistemas de mercado con las culturas no están exentos de efectos sobre la eficiencia global de los sistemas mismos: en general, el resultado final de la coordinación de mercado varía de una cultura a otra. Por lo tanto, debemos esperar que una cultura del individualismo posesivo produzca resultados distintos a los de una cultura de reciprocidad, en que los individuos, si bien están motivados por intereses personales, mantienen relaciones inspiradas en el sentido de fraternidad. Del mismo modo, una cultura de competencia cooperativa indudablemente produciría resultados distintos a los de una cultura de competencia posicional. Pero las culturas no tienen que ser consideradas como algo inmodificable. Las culturas responden a la inversión de recursos en específicos modelos culturales, además de depender del testimonio de aquellos que realizan acciones. El buen funcionamiento de un sistema económico depende también del hecho de que ciertas concepciones y modos de vida hayan alcanzado una posición dominante o no entre la población. El Papa Francisco está bien consciente del hecho de que el secularismo está tratando de eliminar al cristianismo de los asuntos públicos, con el propósito de volverlo irrelevante. Él está reaccionando con fuerza al intento del capitalismo global, entendido como modelo de orden social, de imponerse como una suerte de nueva religión inmanentista. Hoy, el intento de no mostrar en toda su realidad la naturaleza religiosa del capitalismo global (global capitalism) se produce de dos maneras principales. Por un lado, las decisiones con contenido moral son presentadas en términos técnicos –por ejemplo los derechos humanos fundamentales tienen que ser limitados, se sostiene, por razones de eficiencia–. Por el otro, confrontaciones técnicas acerca de la elección de los medios, como la elección entre la opción de «más mercado» y la de «más Estado», vienen presentadas como si fuesen cuestiones ideológicas. Esforzarse por desenmascarar proyectos de esta clase es una manera de demostrar la importancia intelectual, además de la capacidad propositiva, de la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo de hoy.

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Stefano Zamagni Economista italiano. Hizo sus estudios en la Universidad de Oxford. Actualmente es Profesor de la Universidad de Bolonia. Es Fellow de la Human Development and Capability Association (HDCA) y miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales. Es Profesor adjunto de la Universidad John Hopkins de Bolonia.

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CUADERNOS HUMANITAS

HUMANITAS Revista de Antropología y Cultura Cristianas Publicación trimestral de la Pontificia Universidad Católica de Chile La revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinión pública en general de un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectoría Nº 147/95, visto 2º). DIRECTOR Jaime Antúnez Aldunate COMITÉ EDITORIAL Hernán Corral Talciani Samuel Fernández Eyzaguirre Gabriel Guarda, O.S.B. René Millar Carvacho Pedro Morandé Court Ricardo Riesco Jaramillo Francisco Rosende Ramírez Juan de Dios Vial Correa Juan de Dios Vial Larraín Arturo Yrarrázaval Covarrubias SECRETARIA DE REDACCIÓN Marta Irarrázaval Zegers CONSEJO DE CONSULTORES Y COLABORADORES Presidente Honorario: S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo Emérito de Santiago. Héctor Aguer, Anselmo Álvarez, O.S.B., Carl Anderson, Andrés Arteaga, Francisca Alessandri, Antonio Amado, Felipe Bacarreza, Rémi Brague, Jean-Louis Bruguès, O.P., Rocco Buttiglione, Massimo Borghesi, Carlos Francisco Cáceres, Cardenal Carlo Caffarra, Cardenal Antonio Cañizares, Jorge Cauas Lama, Guzmán Carriquiry, William E. Carroll, Alberto Caturelli, Cesare Cavalleri, Fernando Chomali, Francisco Claro, Ricardo Couyoumdjian, Mario Correa Bascuñán, Francesco D’Agostino, Adriano Dall’Asta, Vittorio di Girolamo, Carmen Domínguez, José Manuel Eguiguren, Carlos José Errázuriz, Jesús Colina, Luis Fernando Figari, Juan Ignacio González, Stanislaw Grygiel, Gonzalo Ibáñez Santa-María, Raúl Hasbun, Henri Hude, Reinhard Huetter, José Miguel Ibáñez, Raúl Irarrázabal, Lydia Jiménez, Paul Johnson, Jean Laffitte, Nikolaus Lobkowicz, Alfonso López Quintás, Alejandro Llano, Raúl Madrid, Javier Martínez Fernández, Patricia Matte Larraín, Carlos Ignacio Massini Correas, Mauro Matthei, O.S.B., Cardenal Jorge Medina, Livio Melina, Augusto Merino, Dominic Milroy, O.S.B., Fernando Moreno Valencia, Rodrigo Moreno Jeria, José Miguel Oriol, Francisco Petrillo, O.M.D., Bernardino Piñera, Aquilino Polaino-Lorente, Rodrigo Polanco, Cardenal Paul Poupard, Javier Prades, Dominique Rey, Florián Rodero L.C., Alejandro San Francisco, Romano Scalfi, Cardenal Angelo Scola, David L. Schindler, Josef Seifert, Gisela Silva Encina, Robert Spaemann, Paulina Taboada, William Thayer Arteaga, Olga Ulianova, Luis Vargas Saavedra, Juan Velarde Fuertes, Aníbal Vial, Pilar Vigil, Richard Yeo, O.S.B.

Cuaderno N° 1

DISPUTATIO FAMILIA Y DIVORCIO: EL DERECHO POSITIVO INTERROGA A LA LEY NATURAL

Cuaderno N° 2

FECUNDACIÓN ASISTIDA. EL HIJO: ¿UN PROYECTO A CONSTRUIR O UN DON PARA ACOGER?

Cuaderno N° 3 HACIA UNA AUTÉNTICA EDUCACIÓN SEXUAL Cardenal Alfonso López Trujillo Cuaderno N° 4 EL FEMINISMO, ¿DESTRUYE LA FAMILIA? Jutta Burggraf Cuaderno N° 5 ESPIRITUALIDAD CONYUGAL EN EL CONTEXTO CULTURAL CONTEMPORÁNEO Angelo Scola Cuaderno N° 6 ¿LIBERALIZACIÓN DE LA DROGA? Documento del Consejo Pontificio para la Familia. Separata Humanitas 8 Cuaderno N° 7 CONSIDERACIONES HISTÓRICAS Y JURÍDICAS EN TORNO A LA LEY DE CULTO Luis Eugenio Silva Cuevas / Jorge Precht Pizarro / José Luis Cea Egaña Cuaderno N° 8

EL ESPÍRITU SANTO SEGÚN EL SCHEMA, PRESENTADO POR LOS OBISPOS CHILENOS AL CONCILIO VATICANO II Anneliese Meis

Cuaderno N° 9

IMPACTO SOCIAL DE LA MANIPULACIÓN GENÉTICA Ponencias del Seminario realizado el 6 de agosto de 1997

Cuaderno N° 10

LA VERDAD SOBRE EL HOMBRE Monseñor Antonio Moreno Casamitjana

Cuaderno N° 11

FECUNDACIÓN ASISTIDA, JORNADA DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN Jornada convocada por el Arzobispo de Santiago, Mons. Francisco Javier Errázuriz

Cuaderno N° 12 NATURAL - NO NATURAL ¿SON NOCIONES SIGNIFICATIVAS PARA LA MORAL? Prof. Dr. Robert Spaemann Cuaderno N° 13

VERDAD Y LIBERTAD Joseph Cardenal Ratzinger

Cuaderno N° 14

COMENTARIOS A FIDES ET RATIO Cinco estudios sobre la encíclica de S.S. Juan Pablo II acerca de las relaciones entre fe y razón

Cuaderno N° 15

PROYECTO GENOMA HUMANO Presente y perspectivas futuras

Cuaderno N°16 EN EL JUBILEO DE LOS DOCENTES UNIVERSITARIOS

Cuaderno N° 17 DISCURSO CON OCASIÓN DEL OTORGAMIENTO DEL GRADO DE DOCTOR SCIENTIAE ET HONORIS CAUSA AL DR. JUAN DE DIOS VIAL CORREA Cuaderno N° 18

FE, RAZÓN, Y UNIVERSIDAD EN EL PENSAMIENTO DE BENEDICTO XVI Juan de Dios Vial Larraín/Enrique Barros B./ Pedro Morandé C.

Cuaderno Nº 19

A CUARENTA AÑOS DE LA ENCÍCLICA HUMANAE VITAE

Cuaderno Nº 20

A 20 AÑOS DE LA VISITA DEL CARDENAL RATZINGER A CHILE

Cuaderno N° 21

XXV ANIVERSARIO TRATADO DE PAZ Y AMISTAD ENTRE CHILE Y ARGENTINA

Cuaderno N° 22

SATANÁS Y SU OBRA Cardenal Jorge Medina Estévez

Cuaderno N ° 23

UNA TEORÍA DE LA VERDAD (Discurso con ocasión del otorgamiento del grado de Doctor Scientiae et Honoris Causa) Juan de Dios Vial Larraín

Cuaderno N° 24 LA ENCÍCLICA EVANGELIUM VITAE A 15 años de su publicación Scola/Chomali/Melina/Bruguès/Vial Correa D’Agostino/Serra/Seifert Cuaderno N° 25

REFLEXIONES SOBRE LA ENCÍCLICA CARITAS IN VERITATE Cardenal Angelo Scola/Pedro Morandé/ Samuel Fernández Eyzaguirre, Pbro./ Stefano Zamagni/Cardenal Angelo Bagnasco

Cuaderno N° 26

FAMILIA Y SOCIEDAD Cardenal Angelo Scola

Cuaderno N° 27

LAS UNIVERSIDADES CATÓLICAS: ALGUNAS TAREAS INELUDIBLES Cardenal Antonio Cañizares Llovera

Cuaderno N° 28

SOBRE LA ATENCIÓN PASTORAL A LAS PERSONAS HOMOSEXUALES Congregación para la Doctrina de la Fe

Cuaderno N° 29

IX Siglos de la Soberana Orden de Malta 900 AÑOS EN LA MIRADA DE HOY

Cuaderno N° 30 Teresa de Ávila EDUCAR PARA LA GRACIA DESBORDANTE A. Meis/A. Serrano/S. Cortés/S. D’Ottone Cuaderno N° 31 LAS FORMAS DE LA SEXUALIDAD Y EL PENSAMIENTO CATÓLICO. AMAR EN LA DIFERENCIA Melina/Belardinelli/Anatrella/Edart/Rodríguez Cuaderno N° 32

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DEL ALMA? Juan de Dios Vial Larraín


HUMANITAS Pontificia Universidad Católica de Chile, Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, 3er piso, Santiago, Chile. | Teléfono (562) 2354 6519, Fax (562) 2354 3755, E-mail: humanitas@uc.cl | Suscripción anual, $28.000; estudiantes, $18.000. Valor por ejemplar, $7.000.

AUSPICIAN

CR ISTI A NAS C U LT U R A Y A NTROPOLOGí A DE R EVISTA

E

s ya un hecho reconocido que los sistemas de mercado son coherentes con muchas culturas, concebidos como modelos de comportamiento viables o, más en general, como sistemas organizados de valores. A su vez, el tipo y el grado de congruencia de los sistemas de mercado con las culturas no está exento de efectos sobre la eficiencia global de los sistemas mismos: en general, el resultado final de la coordinación de mercado varía de una cultura a otra. Pero las culturas no tienen que ser consideradas como algo inmodificable. Las culturas responden a la inversión de recursos en específicos modelos culturales, además de depender del testimonio de aquellos que realizan acciones. El buen funcionamiento de un sistema económico depende también del hecho de que ciertas concepciones y modos de vida hayan alcanzado una posición dominante o no entre la población. El papa Francisco está bien consciente del hecho de que el secularismo está tratando de eliminar al cristianismo de los asuntos públicos, con el propósito de volverlo irrelevante. Él está reaccionando con fuerza al intento del capitalismo global, entendido como modelo de orden social, de imponerse como una suerte de nueva religión inmanentista. Hoy, el intento de no mostrar en toda su realidad la naturaleza religiosa del capitalismo global (global capitalism) se produce de dos maneras principales. Por un lado, las decisiones con contenido moral son presentadas en términos técnicos –por ejemplo los derechos humanos fundamentales tienen que ser limitados, se sostiene, por razones de eficiencia–. Por el otro, confrontaciones técnicas acerca de la elección de los medios, como la elección entre la opción de “más mercado” y la de “más Estado”, vienen presentados como si fuesen cuestiones ideológicas. Esforzarse por desenmascarar proyectos de esta clase es una manera de demostrar la importancia intelectual, además de la capacidad propositiva, de la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo de hoy.

C U A D E R N O H U M A N I T A S NO   3 3

A seis años de la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI

EL BIEN COMÚN GLOBAL: HACIA UNA ECONOMÍA MÁS INCLUSIVA

Stefano Zamagni Puede descargar en PDF este cuaderno Humanitas n° 33 desde el sitio web

JUNIO 2015


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