¿Es posible todavía educar? POR JOSÉ SAVAGNONE
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EL GRAN PROBLEMA QUE SE PLANTEA EN LA ACTUALIDAD NO ES «CÓMO» EDUCAR, SINO «SI» TODAVÍA ES POSIBLE EDUCAR. EL AMBIENTE EN EL CUAL SE DESARROLLAN LA VIDA FAMILIAR Y LA VIDA ESCOLAR PARECE ESTAR EN CONDICIONES DE IMPONER MODELOS Y SUGERENCIAS MÁS FUERTES QUE EL INFLUJO, PREVALECIENTE EN OTRA ÉPOCA, DE LOS PADRES Y MAESTROS.
l gran problema que se plantea en la actualidad no es «cómo» educar, sino «si» todavía es posible educar. El ambiente en el cual se desarrollan la vida familiar y la vida escolar parece estar en condiciones de imponer modelos y sugerencias más fuertes que el influjo, prevaleciente en otra época, de los padres y maestros. Con todo, es preciso reconocer que en esta crisis de la dimensión educativa también está presente un debilitamiento –si no es de hecho una pérdida– de las coordenadas ideales en las cuales la tarea educativa encontraba su propio significado y las condiciones de su propio éxito. Nuestro objetivo, en las siguientes reflexiones, es identificar algunos aspectos de este debilitamiento y por lo menos sugerir la forma de superarlo. Nuestras consideraciones estarán centradas en la escuela, pero en cierta medida podrían estar también vinculadas con la familia. La educación implica tres dimensiones fundamentales del ser humano: el «ser-de», el «ser-con» y el «ser-para», es decir, respectivamente, ser generado y depender de algo o alguien existente anteriormente; cooperar con otros y ser responsable en relación con ellos; asumir los fines como elementos dotados de verdad y valor hasta el punto de poder dar una dirección, un «sentido» a su vida. En la actualidad, en el ámbito educativo –y especialmente en la escuela–, estamos presenciando una crisis, que puede ser también de crecimiento, pero ciertamente reviste a estas tres dimensiones de un carácter problemático.
«Ser-de»: la importancia de la narración Hoy se advierte en nuestra sociedad una generalizada pérdida de la memoria y una tendencia a separarse de las raíces. Sin embargo, precisamente en la filosofía hermenéutica contemporánea (Gadamer) se revaloriza la tradición como condición imprescindible para la interpretación de nuestro presente y la construcción de nuestro futuro. Ciertamente, la tradición no es puramente pasado, sino una relación vital entre las tres dimensiones de la temporalidad. La pérdida de la memoria anula también la capacidad de interpretar en forma inteligente la época en la cual se vive, circunscribiéndola a la inmediatez a-histórica de los estados de ánimo.
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HUMANITAS Nº 51 pp. 466 - 476