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Diario Financiero - VIERNES 24 DE FEBRERO DE 2017
humanitas
El tiempo de la realización
POR DOMINIQUE REY*
Conocemos todos los síntomas del envejecimiento. Las fuerzas físicas y la vitalidad que disminuyen: el cansancio se manifiesta con mayor rapidez. La agudeza auditiva y visual se debilita, se recuerda más difícilmente el nombre de las personas en eventos recientes. Ciertas alteraciones marcan también el aspecto físico: arrugas, cabellos grises, rostro caído. Éstas se advierten cruelmente si uno se compara con fotos antiguas. Al envejecer, las personas a menudo se sienten cada vez más aisladas y como menos útiles en una sociedad que evoluciona velozmente. Tienen la impresión de no valer ya gran cosa, de ser superadas por los más jóvenes, que de alguna manera las empujan al retiro. La persona que envejece experimenta cada vez más su propia finitud. A su alrededor, amigos y conocidos mueren unos tras otros. Se examina cuidadosamente la necrología del periódico: “Todavía alguien de mi edad”, “Alguien más joven que yo”. Por último, las iniciativas disminuyen: se tiene menos ambición, los planes y proyectos resultan ser cada vez más modestos, porque se teme ya no tener tiempo para realizarlos. Estas constataciones han llevado a ciertos gerontólogos a dividir la vejez en dos etapas: el período en que la actividad aún predomina y el período en el cual uno se vuelve cada vez más pasivo y dependiente de los demás. Los médicos, los economistas y ciertamente los hombres políticos examinan los problemas de la edad avanzada, cada uno a partir de su punto de vista específico. Se señala muy a menudo el peso financiero de las jubilaciones en
Envejecer, una vocación ¿Cuál es el mayor problema existencial del envejecimiento? Probablemente es el miedo. Muchas personas de edad avanzada tienen miedo de no poder vivir con serenidad ese último período de su existencia. En la mayoría de ellas surge entonces la impresión y el temor de convertirse en carga, de estar “demás”, ya sea en el medio profesional, en la sociedad o incluso en el círculo familiar.
*Obispo de Fréjus-Toulon. Miembro del Consejo de revista Humanitas.
los activos, mientras el número cada vez mayor de “seniors” ha llegado a ser un “problema social”. Y este envejecimiento generalizado no tiene las mismas resonancias que en una sociedad “joven”, con una tasa de natalidad muy alta, como ocurre en los países en vías de desarrollo. Se destacan los aspectos médicos y económicos: en un período de recesión económica y reducciones presupuestarias, ¿cómo asegurar los cuidados necesarios a personas de edad avanzada, que cada vez menos pueden vivir de manera autónoma?
El tiempo del ejemplo… ¿Cuál es el mayor problema existencial del envejecimiento? Probablemente es el miedo. Muchas personas de edad avanzada tienen miedo de no poder vivir con serenidad ese último período de su existencia. En la mayoría de ellas surge entonces la impresión y el temor de convertirse en carga, de estar “demás”, ya sea en el medio profesional, en la sociedad o incluso en el círculo familiar. Las fuerzas físicas y psíquicas disminuyen progresivamente, cada vez resulta más difícil enfrentar la dependencia y el estrés, y aumenta la angustia