38
Diario Financiero - VIERNES 20 DE NOVIEMBRE DE 2015
humanitas opinión
Por Padre Raúl Hasbún
Llanto Jesús lloró. En más de una ocasión. Era Dios, y Dios es rico en compasión y ternura. Era hombre, y los hombres, varones o mujeres, lloramos cuando una desgracia nos conmueve. Lloró Jesús ante la tumba de su amigo Lázaro, sin poder ni intentar contener su llanto y pese a saber que en el minuto siguiente lo resucitaría. Probablemente lloró ante la devastación de la viuda de Naím que llevaba a sepultar a su único hijo. Por eso lo resucitó. Y al contemplar y conocer Jesús la inminente destrucción de la ciudad santa, Jerusalén, lloró lamentando su rechazo al mensaje de paz. “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como una gallina cobija a sus polluelos bajo sus alas! ¡Y no quisiste!”. Dios llora. Las lágrimas son la sangre del alma. Jesucristo tiene alma y sangre, entrañas de misericordia. No quiere la muerte sino la paz, el otro nombre de la vida. Por eso entrega su alma y su sangre para que los demás vivan. Pero la guerra es la brutal negación de la vida. La guerra agita, potencia y desencadena sin freno todo el odio de que es capaz el hombre. Mata por igual al vencedor y al vencido. El principal, el único trofeo de la guerra es la muerte del alma humana, concebida y programada para amar. Y puesto que toda alma humana es creada a imagen y semejanza de Dios, la principal víctima de la guerra es Dios. Por eso llora. Lloramos con El la muerte y las heridas de las 500 víctimas en París. No lloramos, porque no les prestamos atención o porque nos parecen situadas en un ranking de distinta o inferior valoración, a las víctimas de Raqa, en Siria, a 4200 kms. de París. Sus habitantes eran un millón. En menos de un año se han reducido a 500 mil. En ese año han sufrido 2.804 bombardeos aéreos, por parte de la coalición occidental liderada por Estados Unidos, segando la vida de casi 10 mil personas y condenando al miedo, al hambre y a la desesperación a todo el resto. ¿Son todos terroristas armados y entrenados para matar en Occidente? Su eliminación indiscriminada (porque los bombarderos no seleccionan con precisión de cirujano) ¿es una respuesta al terrorismo o un argumento para provocarlo y realimentarlo? ¿Alguna vez en la historia la violencia produjo otra cosa que mayor violencia, y el odio dejó de matar por igual al hechor y a su víctima? Dichosos los que trabajan por la paz. Y malditos, sí, malditos los que sueñan febriles pesadillas de guerra y las ejecutan con cínica frialdad. Siempre encuentran sinrazones para hacer la guerra. Lloremos, oremos para que aprendan a hacer la paz.
P38-39.indd 38
“Desde las sombras e imágenes a la verdad”
XX AÑOS DE HUMANITAS Extracto del discurso pronunciado en el Salón de Honor de la UC por el director de HUMANITAS al conmemorarse 20 años de esta publicación. Por Jaime Antúnez Aldunate*
Muchas gracias Sr Rector por presidir este acto conmemorativo de los 20 años de HUMANITAS y por sus palabras iniciales. Muchas gracias también al ex Rector Vial y a usted por ese intercambio epistolar que se ha leído al comienzo y al que luego deseo referirme. *** Obligado por determinada circunstancia, caí días atrás, sin quererlo, en un texto publicado en el primer número de HUMANITAS. Mirando su título -Sombras y esperanzas después de la caída del Muro - me vi súbitamente trasladado a la atmósfera, más bien optimista, que recordaba subconscientemente como la predominante en el mundo en general durante el tiempo en que se fundó HUMANITAS. Hubo quien, según sabemos, que apoyado en inconmensurables recursos publicitarios, se aventuró entonces a pronosticar incluso “el fin de la historia”. Adentrándome más tarde en dicho texto de HUMANITAS, vientre tanto que junto con algunas esperanzas, en realidad se advertían allí muchas sombras en el horizonte. Sin claudicar de la esperanza -algo muy distinto del mero optimismo- caí así en la cuenta que aquello que publicamos fue sin duda un realístico gran acierto, por cuanto nos daba ya muchas claves de lo que habríamos de vivir. Tan intenso y vertiginoso ha sido todo lo que se ha sucedido en estos 20 años -o en 26 si lo medimos desde aquel acontecimiento histórico sucedido en Berlín en noviembre de 1989- que perfectamente alguien podría postular que supera lo que la humanidad pudo cambiar, en otro tiempo, en el lapso de dos siglos. Al recapitular este andar de HUMANITAS, podemos agradecer la oportunidad magnífica que se nos concedió de acompañar de cerca la vida de tres grandes pontificados de la historia moderna. Mas, a la par, decir que hemos visto también, y hasta con crueldad, el cumplimiento de muchos de esos pronósticos sombríos a que se refería es publicación del primer número de HUMANITAS. Cuando
Paulina Gómez, Vicerrectora de Comunicaciones y Educación Continua de la Universidad Católica, María Elena Pimstein, Secretaria General de la Universidad Católica y Monseñor Ivo Scapolo, Nuncio Apostólico.
hoy oímos al Papa Francisco decir –y lo ha repetido en varias ocasiones- que “vivimos una tercera guerra mundial por etapas”, advertimos bien que esas piedras del Muro de Berlín no se transformaron precisamente en polvo, y que su derrumbe afectó muy principalmente al propio hemisferio, el occidental, donde la aberración ideológica que lo había levantado tuvo su origen e incluso su mayor desarrollo como contra-cultura. Tal ha sido el escenario histórico en que nos hemos desarrollado. *** Subrayando la importancia de lo que conmemoramos, en su respuesta al Dr. Vial Correa usted señala, Rector, que por el cometido que define su naturaleza, “HUMANITAS pasa a ser un instrumento excepcional entre quienes
Advertimos bien que esas piedras del Muro de Berlín no se transformaron precisamente en polvo, y que su derrumbe afectó muy principalmente al propio hemisferio, el occidental, donde la aberración ideológica que lo había levantado tuvo su origen e incluso su mayor desarrollo como contra-cultura.
deseamos generar conocimiento y discusión en torno a aspectos de interés universal y que precisan de una mirada ampliada con la perspectiva de la fe y la razón en conjunto”. Efectivamente, la fidelidad de la communio fundadora de HUMANITAS a esta misión que usted recuerda, mantenida en forma perseverante durante los 20 años que la Providencia le ha regalado, está en la raíz de lo que celebramos y es también la condición, creo así, de que volvamos, y vuelvan luego otros a celebrarlo, por muchos años más. Cuando nació HUMANITAS esto que dice Usted estaba naturalmente implícito, pero fue en la brega del camino que había que hacer, que esta realidad fue aclarándose y tomando carne. Tuve ocasión de relatarlo en una entrevista dada la Agencia Zenit cuando se cumplieron los primeros diez años, publicada luego en Humanitas Nº 40. ¿Eran las preguntas de la razón que nos hacíamos y desarrollábamos en HUMANITAS, ellas mismas fruto de nuestra fe o constituían -y debían constituir- una parte del discurrir especializado y secularizado de la cultura de nuestro tiempo, quizá más elaboradas y categorizadas, por provenir de una Universidad de la importancia que tiene ésta? La cuestión no era menor. Comprometía, vemos ahora, lo que algún filósofo como Etienne Gilson llamó la “unidad del saber”, pero sin duda también algo más, y hasta bastante más, por las características con que se producía esta disyuntiva. ¿Dependería de ella -de la secularización de la humanitas, tal vez con una connotación “iusnaturalista”, concedámoslo- la amplitud de la influencia que habría de alcanzar el proyecto y el apoyo que recibiría de la sociedad civil?
*Jaime Antúnez Aldunate. Director de revista HUMANITAS.
19-11-2015 15:30:41