5 minute read
La pipa y la lupa
Francisco Vidrio Amor Biiba Club Oaxaca
Si bien hemos hablado de dos escritores fuertemente relacionados con el mundo de la pipa, Rudyard Kipling y Marck Twain, no podemos dejar atrás al más ilustre personaje pipafumador: Sherlock Holmes, personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle.
Curiosamente, pese a esta identificación del detective que vivía en el 221B de Baker Street con la enorme pipa Calabash, en las novelas no existe ninguna mención al respecto, de hecho son pocos los momentos en el texto que se habla de la pipa. Sherlock declara que el misterio se puede aclarar en tres fumadas de pipa, por ejemplo, o bien que guardaba el tabaco en una babucha persa y Watson refiere dos pipas del investigador londinense, una de arcilla color negra y la otra probablemente de breso que resultaba ser recta.
Hay que decir que Sir Arthur era él mismo un pipafumador que gustaba de tabaco Arcadian, pero el personaje que en todo caso representa la personalidad del autor es más bien Watson, médico como el mismo Conan Doyle y que aburrido de las pocas consultas dedicaba tiempo para ir a ver a su amigo para verse involucrado en diversos casos sorprendentes.
En la vida real, el escritor dedicaba su tiempo en crear historias que pasaron a la historia. Watson es a su vez un fumador de pipa, que prefería el Arcadian, como su creador, y la actividad era parte de su vida social. Muy distinto resultaba ser Sherlock, quien de seguro prefería los tabacos orientales, que aunque no se refiere en la obra qué fumaba, se puede inferir por su conocimiento de las cenizas de las cuales hace un tratado y que le permite resolver el misterio en El estudio escarlata, pero es solo un indicio que se puede complementar con su bolsa de tabaco que en realidad es una babucha (pantufla de tela) de origen persa
El caso es que la relación de Holmes con la pipa es de muy escasa relevancia en la obra, esto quizá por ser un fumador más bien solitario. Hay que recordar que la estructura narrativa de los cuentos y novelas cortas del detective están hechas bajo un narrador testigo, Watson, y esto supone que solo se puede narrar lo que el narrador ve, de hecho, son muy pocos los espacios donde exista un narrador omnisciente que cuente las acciones de Sherlock. Este supuesto es muy importante para entender que el texto no tiene el espacio para describir la forma de fumar de nuestro personaje, por ser un fumador solitario, que ve en el fumar la forma de entregarse a sus pensamientos y no a la tertulia como lo hiciera su compañero.
¿De dónde viene, pues, esta relación de la vestimenta de Sherlock Holmes con la pipa y la lupa? En realidad, Holmes era un verdadero gentleman inglés, vestía de acuerdo con la ocasión un morning suit en la mañana y frac por la noche; su capa y gorra de visera doble hubiera sido ridícula en las calles londinenses. Sin embargo, en el cuento El mastín de los Baskerville, el afamado detective aparece con el atuendo típico de campo tras haber permanecido escondido en la campiña.
De igual manera, esta vestimenta es descrita en el cuento El misterio del valle de Boscombe. En 1899 se representa una obra de teatro basada en el relato de El mastín de las Basquerville, interpretada por el actor William Gillette, por razones meramente teatrales, se usa una pipa de Calabash, su color amarillo, su gran tamaño hacen a dicha pipa muy llamativa y fácil de distinguir en el escenario, y
la aparición de la lupa como un símbolo del buscador de la más mínima pesquisa, y su frase, jamás dicha en la obra literaria, “Elemental mi querido Watson”, pero que afirma el poder de deducción del personaje.
Así se crea la personalidad del Sherlock que pasará a la gran pantalla.
¿Una traición al personaje literario? Bien puede ser, pero de acuerdo con mi juicio es una recreación, pues no hay un Sherlock Holmes real, y por ello, por ser una ficción, se puede reproducir en diferentes épocas y en muy diversos escenarios, como el Holmes de Elementary que vive en Nueva York y que es un adicto de la heroína rehabilitado. Como sea, en lo personal me quedo con el Sherlock Holmes pipafumador solitario, simplemente porque me reconozco en él, suelo fumar pipa por las noches en la soledad de mis aposentos para resolver problemáticas propias de mi quehacer académico, tras la jornada laboral y sin ningún otro interlocutor más que el humo que emerge de la cazoleta de mi pipa y en donde suelo encontrar respuestas a mis interrogantes, así pues se puede ser un fumador de pipa festivo como Twain, imperialista como Kipling o solitario y reflexivo como Holmes o bien una mezcla de éstos de acuerdo con la ocasión.