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FUMADA, LAS COSAS SE PROMEDIANDO EL MEDIO APARECEN LA PIMIENTA EN EL RETROGUSTO. INICIAL NOTA DE PODEMOS DECIR ADIÓS.

Después surgen sabores dulces, ya no de la capa sino de la ligada. Me llega información de canela, nuez moscada y especias dulces de cocina, lo cual me vuelve a sorprender, pues no pensé que pudiesen aparecer a estas alturas. Llevo algo más de una hora con el puro y Betty se llevó muy bien con el Longbranch, mi actual bourbon de cabecera.

la fumada, las cosas se ponen más interesantes: promediando el medio tercio de Betty La gorda aparecen la pimienta negra y el café, éste último en el retrogusto. Agradable sensación, y a la inicial nota de dulzor primigenio casi le podemos decir adiós.

Betty es una señora que no se conforma con lo que es, y se esmera en evolucionar. Tanto así, que ya para el último tercio el sabor de la fumada es totalmente diferente. ¡Qué divertido! Siempre encontré en Drew Estate cierto costado lúdico o propuesta disruptiva a la hora de diseñar y, ni qué hablar, de fumar sus puros.

A manera de conclusiones, pienso que al ser un cigarro de mediana fortaleza, se distingue por su dulzor inicial y evolución. Creo que no está mal para quien busca iniciarse en el camino del buen fumar y no está habituado o no sabe con qué arrancar. En Betty podrá encontrar afecto y contención para emprender sus primeros pasos. Seguramente, para un fumador avezado no es un puro a elegir.

No puedo quejarme de la honestidad de Betty, y para nada estoy arrepentido de haber comprado la caja. Creo que no será un puro para todos los días, pero sí puede ser una alternativa alegre que de vez en cuando sacuda un poco mis gustos estructurados. Es muy seguro que así será.

Hasta la próxima vez. Keep in Touch.

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