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Año 2, no. 3, Agosto de 2012 Revista independiente Equipo Editorial Félix García Yaiza Rodríguez Pablo Romo Jave Villanueva Diseño Yaiza Rodríguez Jave Villanueva quinque@razonyraiz.com Se da total libertad a la reproducción y uso del contenido publicado en este número con la sola condición de que se respeten a los autores y se cite la fuente. ISSN - En trámite
Bbay - Colgada de las trenzas
Quinqué se ha gestado lentamente, cocinándose a fuego manso en el caldero de los magos, y trae ahora en su número 3 a la palestra de la palabra a poetas, cuentistas, ensayistas, articulistas y la fotografía de Bbay que hace con su cámara que el mundo se vea distinto o, para decirlo al modo de Heráclito: un mundo que fluye, fluye sin pausa… Del Maestro Óscar Oliva, poeta de cepa pura, recientemente laureado con el premio Rosario Castellanos que otroga el Congreso de su estado natal: Chiapas, presentamos un texto sobre el trabajo de Julio de la Fuente. De Carlos Martín Briseño, cuentista nacido en Yucatán, que mereció este año el Premio de Cuento Max Aub otorgado en España por “Montezuma’s Revenge…”, ofrecemos de dos cuentos de excelente factura. De Simón H. Bult van der Wal, viajero holandés de aquella estirpe de exploradores que recorrieron el mundo montados en trenes, barcos y caballos para luego tener qué contar, tenemos un cuento inspirado en otro, con el mísmo título, de John Steinbeck. Un ensayo oscuro e inspirador de Jave; la poesía del poeta lusitano Daniel Antonio Neto Rocha; un texto de Cristina Barajas y nuestros habituales colaboradores. Un día como hoy, hace cincuenta años, falleció William Faulkner, entrañable maestro, a quien queremos rendir homenaje con el número 3 de Quinqué, su espíritu todavía flota sobre las aguas. Casa Xitla, 11 de agosto de 2012
Pablo Gallo - Retrato de William Faulkner
Aguardiente y alcoholismo en los Altos de Chiapas Óscar Oliva Edad Cristina Barajas Refracções em três andamentos Refracciones en tres movimientos Daniel António Neto Rocha El cielo perdido La llamada del abismo Carlos Martín Briseño De parel: een armzalige illusie La perla: una ilusión miserable Simon H. Bult van der Wal Fotografía Bbay El misterio de la pancita y la torta de tamal Waitszappa Hibridar para trascender: Danza en un mundo posmoderno Martha Elena Welsh Nuestro oscuro hacer Jave Noticias desde los bordes de China: el norte de Vietnam. Parte II Pablo Romo Mechas de Quinqué Bbay - Carne molida
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Portada Bbay - En movimiento
Aguardiente y alcoholismo en los Altos de Chiapas Ă“scar Oliva
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I.- Un artista proletario
e comparado algunas fotografías de Julio de la Fuente, con el grabado en madera de Henry Barbusse, novelista francés (1873-1935), ejemplo, en los años 30 del siglo pasado, del escritor comprometido con el futuro socialista de la humanidad, que de la Fuente realizó en sus años de artista plástico, basándose en una foto muy famosa del novelista; y me he encontrado con un parecido fuerte entre los dos, como si el futuro científico social hubiera hecho su propio autorretrato, homenajeando así al escritor que admiraba y acentuando algunos rasgos de él mismo, su carácter recio, firme, como lo describieron sus amigos, por ejemplo Agustín Romano. A los 23 años viaja a Nueva York en busca de trabajo y de nuevas experiencias que fortalezcan su vocación artística. En esa ciudad, de 1928 a 1932, estudió dibujo y grabado con los artistas Alfonso X. Peña, pintor de temas populares mexicanos, un gran maestro del color, uno de los más finos pintores de la Escuela de Pintura Mexicana, que fue merecedor, en 1950, de la medalla José Clemente Orozco; y de Carlos Sánchez, dibujante de temas fantásticos, con motivos orientales, arrabaleros y de cabaret. Como estos dos maestros estaban integrados al grupo constituido por Rufino Tamayo, Adolfo Best
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Maugard, Miguel Covarrubias y el poeta José Juan Tablada, ahí en Nueva York, seguramente sus maestros lo llevaron a los talleres y reuniones de estos artistas. Seguramente se emocionó con el “Chamaco” Covarrubias, que además de artista plástico era coreógrafo, escenógrafo, etnólogo y antropólogo. En esa gran ciudad trabajó como obrero, traductor, ilustrador, pintor, se unió a una liga antimperialista, vivió la Gran Depresión, el “jueves negro” de octubre de 1929, el desplome de Wall Street, y todas las consecuencias económicas, políticas y sociales de esos acontecimientos. Se dio cuenta que la Belle Epoque había terminado. El gran capital había sido herido, y en todas partes se anunciaban catástrofes y guerra. El derrumbe hizo consolidar y alentó una extraordinaria revolución artística. En el ámbito literario se afianzó la obra de William Faulkner, John Dos Passos, Scott Fitzgerald, y la novela negra con exponentes como Dashiell Hammett, y el cine político, social, de vaqueros, de terror y de aventuras. Y entre otros artistas de la fotografía, a Walker Evans, que puso rostro a la Gran Depresión, sobre a todo los rostros de los viajeros del metro de Nueva York. Algunos de los grabados de Julio, de los rostros desamparados de los obreros en las calles de Nueva York, tienen los mismos gestos duros de los rostros del fotógrafo norteamericano. Allá por 1932, al volver a México, de la Fuente ya había pasado parte de sus universidades, como Máximo Gorki, las de las calles y las de las luchas sociales, y se incorporó a la vida política, artística e intelectual de México. El 8 de mayo de ese mismo año, nos cuenta el grabador y dibujante Alberto Beltrán, que Revista de revistas, de Excélsior, publica una entrevista, donde se le pregunta al artista plástico Julio de la Fuente, sobre lo que piensa hacer: —Voy a ver si puedo vivir… —¿Cómo?— inquiere el reportero. —Como pueda. Me han ofrecido trabajo en una fábrica, no como empleado sino como obrero. No hay que tener miedo al contacto con ciertas formas de vida, que a algunos intelectuales les parecen brutales. Gracias a mi experiencia ejerciendo ciertos oficios en Nueva York, creo que podré llegar a desenvolver una obra interesante. Lo que hago ahora no me gusta. Sé que mis cartones no son sino tanteos de un principiante, de un artista sin conocimientos. Debo estudiar y esforzarme por aprender. En 1937, Julio de la Fuente presentó en Xalapa, Veracruz, una exposición de sus obras en la escuela preparatoria de esa ciudad. Hay que recordar que en la Xalapa de esos años se estaba dando un movimiento artístico muy importante, donde se reunían los miembros
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En Xalapa y en el puerto de Veracruz, nuestro artista plástico despliega una gran actividad. Con José Mancisidor funda la revista Ruta. Hace las portadas de esta revista y la ilustra. Sus temas: Los Mártires de Chicago, el proletariado universal, la lucha de clases, la lucha contra el nazismo, los obreros, campesinos e indígenas de México. En esos años, en diferentes momentos, Julio es ilustrador de muchas publicaciones, no sólo políticas y culturales, sino pedagógicas. Trabaja como maestro rural y se dedica a las labores de dibujante, ilustrando los libros gratuitos de lectura para la enseñanza primaria. Su tarea como ilustrador lo lleva a trabajar junto a poetas y escritores como Miguel Bustos Cerecedo, Gabriel Lucio, y muchos más, y en diversas revistas y libros, como Frente a frente, órgano de la LEAR, Ruta, de Mancisidor, Grito, Cuentos de Francisco Sarquis, Momento, de la Escuela Normal Veracruzana, Punto y aparte, que dirigió Froylán Flores Cancela, Simiente, colección de libros de lecturas escolares, Indoamérica, donde se publicó su primer monografía sobre Yalalag, acompañada de una serie de fotografías suyas.
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de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, la LEAR, que fundada en 1933, tuvo proyección internacional, desde donde se pretendía contribuir, artísticamente, a la unidad de la clase obrera y a la lucha contra el imperialismo, el fascismo y la guerra. También en Xalapa, unos años atrás, se había establecido, en 1925, el grupo estridentista. De la Fuente fue en busca de esos vientos renovadores. También el Taller de Gráfica Popular tendría gran influencia en Julio. Gran parte de estos artistas y escritores fueron miembros del Partido Comunista Mexicano. ¿Julio de la Fuente también lo fue?
El 5 de febrero de 1937 sufrió la pérdida de un ojo, en un accidente, que según Gonzalo Aguirre Beltrán, le permitió asimilar y reflexionar su experiencia pasada generando un cambio que transformó su destino. El activista social, dice Aguirre Beltrán, que había en él, se convirtió en el analista social, en el intelectual profundo de proyecciones fecundas que dirigió sus pasos al amplio terreno de la Antropología. Alberto Beltrán, en el texto que escribió para el libro Pensamiento Antropológico e Indigenista de Julio de la Fuente, que publicó el INI como homenaje al etnólogo y maestro, en 1980, al cumplirse 10 años de su muerte, dice que el arquitecto Carlos Leduc, presentó a de la Fuente con Alfonso Caso, en la época en que éste trabajaba en la zona de Monte Albán. De la Fuente traía entonces algunas muestras arqueológicas que interesaron al arqueólogo, éste le pregunto entonces al joven investigador: —¿Qué preparación profesional tiene usted? A lo que respondió Julio de la Fuente, secamente como era su modo: —Dialéctica marxista.
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II.- Un antropólogo incómodo Es verdaderamente abrumador, lo que este “proletario de la ciencia”, como lo llamó Ricardo Pozas, logró en la investigación que encabezó junto con un grupo interdisciplinario, que el INI y el gobierno de Chiapas de Efraín Aranda Osorio le encomendaron al constituir la Comisión para el Estudio del Problema del Alcoholismo en Chiapas. A través de diarios de campo, informes, entrevistas, notas periodísticas, estadísticas, documentos anónimos, documentos firmados, documentos estatales y federales, datos recabados directamente en las comunidades, las voces de muchos personajes de la política estatal, las voces de los empresarios, caciques, las voces de los productores clandestinos de alcohol, de luchadores sociales, de la Fuente y su grupo de investigadores levantó un gigantesco estudio de 319 páginas con 82 cuadros, 25 páginas de conclusiones y 694 páginas de anexos, en 6 meses de trabajo efectivo. Todo lo que Julio de la Fuente era, un trabajador incansable, que engrandeció los caminos de la antropología aplicada, reuniendo la teoría y la práctica en un solo momento, y dar el salto para la acción, está contenido en este trabajo monumental, y para él y para el INI, estaba claro que para mitigar el alcoholismo en los Altos de Chiapas, era necesario tomar medidas de Estado, acabar con el monopolio aguardentero de Hernán y Moctezuma Pedrero, acabar con la policía fiscal, con los guardias blancas de los caciques que estaban coludidos con los Pedrero, con el apoyo que les daba el ejército federal en las acciones represoras a los pueblos indios, contrarrestar la información que daban los periódicos locales, principalmente cuando publicaban que los indios eran los culpables de su pobreza y marginación por consumir tanto alcohol en sus fiestas sociales y tradicionales, (opinión que compartían los hermanos Pedrero, así como el propio gobernador Aranda Osorio), y que se acabara el contubernio entre el gobierno de Chiapas, que venía desde la época de Juan M. Esponda, del general e ingeniero Francisco J. Grajales, y el del gobernador de ese momento, Efraín Aranda Osorio, con el monopolio aguardentero. Hay que recordar que en esa etapa histórica de Chiapas, los mayores ingresos al gobierno chiapaneco provenían del monopolio ilegal de los Pedrero, aunque también practicaran la evasión de impuestos. También esto está asentado en este estudio. Una economía de alcohol, un pueblo alcoholizado. El “chucho con rabia” para controlar todo. No por nada, estos documentos permanecieron en el INI en carácter de “secreto” durante tres decenios. En la década de los 80 fue encontrado en la Biblioteca Juan Rulfo. Hoy se publica como primer título en la colección Pioneros del Indigenismo en México, de la CDI, y la introducción y la selección de textos se debe al investigador de la Universidad del Estado de California, Chico, Stephen E. Lewis.
III.- Julio de la Fuente y Rosario Castellanos, dos autores afines
Rosario Castellanos trabajó en el Centro Coordinador Indigenista Tseltal-Tsotsil, 1956-1957, donde se hizo cargo de distintas publicaciones en lenguas indígenas y en castellano, educativas, culturales, y en apoyo a las campañas contra el alcoholismo; y junto a Marco Antonio Montero y Carlos Jurado, fundó el teatro Petul. Acuciada por necesidades vitales y estéticas, la llevaron a transformarse en historiadora y antropóloga, dándose cuenta, como ella misma dijo, que la lógica histórica es absolutamente distinta de la lógica literaria. Pero también se dio cuenta que sus novelas no podían cambiar ninguna situación de injuria hacia los pueblos indios, pero estoy seguro que tenía plena conciencia que había construido una épica, un testimonio brutalmente humano, quizá profético. Que sus experiencias de niña y de mujer adulta estaban en esas narraciones. La dedicatoria del libro de cuentos de Ciudad Real, dice: “Al Instituto Nacional Indigenista que trabaja para que cambien las condiciones de vida de mi pueblo”. Las narraciones indigenistas de Rosario tocan el problema del alcohol, subrayando que el alcoholismo en la Zona de los Altos, es fundamentalmente un problema creado por el mundo ladino, que sirve a sus intereses económicos y políticos, de control y dominación. Que va mucho más allá del consumo del aguardiente con fines rituales.
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La trilogía indigenista de Rosario Castellanos, Balún Canan, Ciudad Real y Oficio de Tinieblas, surge en el mismo contexto histórico y casi en los mismos años en que de la Fuente trabaja en Chiapas. Las obras de nuestra escritora están enmarcadas por un acento hondo y telúrico de los indígenas chiapanecos, con los retratos también hondos y muy bien definidos de sus personajes ladinos o caxlanes, entremezclando, con fuerza poética, las memorias, cosmovisiones, fanatismos, de esos mundos tan dispares, tan encontrados, en una lucha muy larga entre hacendados e indígenas, entre culturas y seres humanos en constante drama cotidiano. Tal como lo vio Julio de la Fuente, en el estudio que comentamos.
¿Julio de la Fuente y Rosario Castellanos se conocieron? No lo sé. Lo que sí me consta, es que Rosario fue muy amiga de Calixta Guiteras, Ricardo Pozas, Carlo Antonio Castro, Carlos Jurado, Alberto Beltrán, Marco Antonio Montero y otros trabajadores de La Cabaña, aquí en San Cristóbal. El fragmento del cuento La tregua, del libro Ciudad Real, que voy a transcribir a continuación, guarda una gran correspondencia con algunos de los anexos (en CD) del libro que estamos comentando:
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Contraviniendo las costumbres propias y las leyes de los ladinos, los varones del paraje de Mukenjá destilaban clandestinamente alcohol. Pasó tiempo antes de que las autoridades lo advirtieran. Nadie les daba cuenta de los accidentes que sufrían los destiladores al estallar el alambique dentro del jacal. Un silencio cómplice amortiguaba las catástrofes. Y los heridos se perdían, aullando de dolor, en el monte. Pero los comerciantes, los custitaleros establecidos en la cabecera del municipio de Chamula, notaron pronto que algo anormal sucedía. Sus existencias de aguardiente no se agotaban con la misma rapidez que antes y se daba ya el caso de que los garrafones se almacenasen durante meses y meses en las bodegas. ¿Es que los indios se habían vuelto repentinamente abstemios? La idea era absurda. Con su doble celo de autoridad que no tolera burlas y de expendedor de aguardiente que no admite perjuicios, el secretario municipal de Chamula, Rodolfo López, ordenó que se iniciaran las pesquisas. Las encabezaba él mismo. Imponer multas, como la ley prescribía, le pareció una medida ineficaz. Se estaba tratando con indios, no con gente de razón, y el escarmiento debía ser riguroso. Para que aprendan, dijo.
Stephen E. Lewis, dice en su introducción, refiriéndose a las distintas campañas en contra del alcoholismo, que desde 1929 se realizaban en Chiapas, incluyendo la creación de ligas de mujeres en contra del consumo de alcohol: … “estos esfuerzos fueron insuficientes en un estado donde los ciudadanos más prominentes se beneficiaban directamente de la venta de alcohol y la mayor parte de las autoridades municipales complementaban sus salarios produciendo o vendiendo bebidas alcohólicas”. IV.- Treinta y dos anexos en un disco compacto, un letrero y un papel Los Anexos: nada más quiero señalar que los anexos son parte integral y fundamental de este diario de campo, de esta crónica de agravios que el maestro de la Fuente construyó con pasión, sin faltar a su compromiso como científico social. Son una fuente importantísima para seguir construyendo y reconstruyendo la historia de Chiapas. “Como sea —escribe Stephen E. Lewis en su introducción— el reporte de de la Fuente constituye un elemento fundamental para el entendimiento de un periodo crucial en la historia moderna de Chiapas. Y por si esto fuera poco, quizá se trate de la mejor historia oculta en los anales del incipiente indigenismo mexicano”. Anexos de casi 700 páginas; el CD que los contiene, son copia de los documentos originales.
El letrero: “La Realidad, población zapatista, prohibido introducir bebidas alcohólicas, drogas, y otros artículos ilícitos”.
Nosotras las que escribimos y firmamos este papel, vivimos en la cabecera municipal de Chenalhó, muchas somos abuelas, la mayoría somos madres de familia y algunos hombres que con desesperación vemos cómo nuestros hijos, los niños y jóvenes de nuestro pueblo se van hundiendo en el alcoholismo y la prostitución. Pero no sólo nuestros hijos, también los maridos; esto es doloroso porque no sólo sufrimos porque se emborrachan, sino porque ya bolos nos golpean, insultan, destruyen nuestro hogar, nuestros hijos pequeños crecen con miedo, se les quita las ganas de vivir y más tarde seguirán los mismos pasos. Nuestro pueblo es pequeño, pero hay más de 30 cantinas en donde también se prostituyen jovencitas, muchas están cerca de las escuelas en donde los alumnos de la Secundaria y del CECyT, se emborrachan, ya no van a clases y si van, llegan bolos sin que nadie pueda evitarlo. No podemos luchar contra los que venden trago porque tienen dinero, se juntan y hablan con la autoridad municipal, lo presionan para que los deje vender como quieran y a la hora que quieran”. Fecha de este papel: 4 de agosto del año 2009
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El papel:
Monopolio de aguardiente y alcoholismo en los altos de Chiapas, un estudio “incómodo” de Julio de la Fuente (1954-1955), editado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Serie Pioneros del Indigenismo en México, México, 2009. (Este libro se presentó en San Cristóbal de Las Casas, el jueves 13 de agosto, 2009, en el Teatro Daniel Zebadúa, con la participación de Andrés Fábregas Puig (Universidad Intercultural de Chiapas), Juan Blasco López (UNACH), Justus Fenner (PROIMMSEIIA-UNAM), y el autor de este texto).
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Cristina Barajas
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Sin fin de pendejadas que al mes te tienen loco y al año las has eternizado.
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os vicios a las 38 años son diferentes que cuando tenías 15 años; cuando eres joven el drama dura un siglo; te gusta un chico, lo miras, esperas que él se de cuenta y comienzas a coleccionar momentos con tu amado en potencia; una sonrisa, un chicle, un apretón más fuerte que de costumbre, un adrede rozón, un…
Estos eventos son los que yo llamo encrucijadas permisibles; ósea, un contador que marca un antes y un después dentro del mundo personal de cada individuo; una lata de recuerdos que cuando tienes treinta y ocho, te cuestionan más las posibles variantes, que los eventos concretos y satisfactorios. No me pregunten por qué un evento o circunstancia de vida bien logrado no tiene peso con los años, lo desconozco; pero sí vislumbro que la razón por la que un evento mal logrado está dentro de los recuerdos, el parteaguas para decidir si tu vida va bien planeada o si por el contrario, tu vida no es más que un montón de eventos frustrados.
Connotaciones culturales dentro del embrollo íntimo que necesitamos para poder partirnos la madre todos los días en el trabajo y con la familia, sin sentir que la vida es una perfecta porquería y que si existe Dios, este seguramente tiene un humor de diablos, porque aaaah… cómo se ríe de ti. Cada vez que inicia un año nuevo con los tan conocidos propósitos de año, la risa se escucha en tu cabeza; o cuando quieres empezar otra realidad, lograr lo que anhelas… problemas... Lo más parecido que logramos concretar, son esos eventos mal logrados muy parecidos a eso que constantemente recordamos, como si con que se parezcan eso fuera preludio para una nueva oportunidad de hacer lo que antes no hiciste. Pero como la forma en que lo hiciste no era la correcta y nunca has intentado otra forma, ¡pues nada!, que esta nueva experiencia pintada de vejez, termina igual o peor de mal que la anterior. Pero bueno, vaya juego pen….dicular que hemos decidido sea nuestra vida
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REFRACCOES REFRACCIONES REFRACCOES en tres movimientos em tres andamentos
Daniel Antonio Neto Rocha
#I Meia-Noite Meia-Noite. Um dia dá o último gemido E morre. Outro solta o seu primeiro choro de luz E nasce. Enfim, Vai-se existindo!
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Medianoche Medianoche. Un día da el último suspiro Y muere. Otro, suelta su primer chorro de luz Y nace. En fin, ¡Va existiendo! # II
Dançam fantasmas De ilusões vestidos Na mente De quem os teme. Trazem imagens, Difusas Doridas, Do para sempre Sonhar Acordado.
Danzan fantasmas Vestidos de ilusiones En la mente ¿De qué temer? Traen imágenes, Dudosas Lastimadas, Para siempre Soñar despierto. # IX
Chovem Flores nos jardins eternos da memória! Choves Tu qual intempérie!
Llueven Flores En los jardines eternos De la memoria! Llueves Tú Como la intemperie!
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EL CIELO PERDIDO Carlos Martín Briseño
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Para Mónica Lavín
racema permaneció de pie unos segundos junto a la escalerilla del aeroplano, masajeándose las sienes, ajustándose los lentes oscuros en el calor de la tarde, sin aceptar la ayuda de su marido para descender. “Sabía que iba a afectarme”. Se pasó la mano por la frente, quejándose de un intenso dolor de cabeza que atribuyó al cacofónico zumbido del motor y al reflejo del sol desde el océano.
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Ya en el bungalow, Romero fue a la ventana, aspiró el aire puro de la isla y, recostándose en el alféizar, se felicitó por su elección. Desde ahí, el exuberante jardín sembrado de buganvillas, el sendero de las orquídeas recortadas; mas allá la playa pringada de cocoteros, y el océano de aguas calmas y azulosas le recordaron las pinturas de Gauguin. La Orana María sobre todo, uno de sus lienzos preferidos, y que admiró casi una hora en el MoMA de Nueva York. El sitio sobrepasaba sus expectativas. En esta ínsula del Pacífico, el delirio cromático del pintor francés parecía aleccionado a cada momento por la naturaleza. Aquí tendría tiempo para reconquistar a su mujer, sustraerse un poco del cataclismo de la ciudad y sondear en las profundidades de la más reciente novela del autor húngaro, de nombre impronunciable, que se había comprometido a reseñar. Afuera, con una paciencia de animal cansado, el sol iniciaba su descenso. En el silencio instalado entre los dos, mientras Iracema desempacaba, Romero abrió un frasco de aceitunas negras, sacó la botella de Hendrick´s y preparó dos gin tonic. Ofreció uno a su mujer, que lo dejó olvidado sobre el buró, y tomó asiento en un sillón de rattan, desde donde podía observar a gusto la silueta de Iracema. El tiempo no le había hecho mella. Conservaba las piernas bien formadas, libres de várices, las rodillas lisas y ese trasero firme y redondo que lo trastornaba. Las virtudes del yoga y la ausencia de maternidad habían tenido un efecto benéfico: seguía casi igual que veinte años atrás, cuando la descubrió entre los alumnos en el salón de clases.
Con un doctorado en el extranjero, él iniciaba entonces la docencia. La mujer, la carrera de Letras. No fue a primera vista. Se enamoraron con lentitud, recelosos, prudentes, persuadidos por la filosofía de Erick Fromm de que el verdadero amor es un sentimiento donde dos seres se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.
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Sorbió de su copa. La memoria lo retrajo a esa tarde de aguacero en que la mayoría de sus alumnos no llegó a la facultad y aprovechó para invitarla al cine club del campus. Vieron Indochina. Al salir fueron a cenar a un café del centro histórico. Ahí, animado por el vino, le habló de la pulcritud en la fotografía de la cinta, disertó sobre los diálogos que hacían pensar en un guionista talentoso, alabó el acierto del director por elegir a una Deneuve, ya mayor, como heroína de un film que aborda la decadencia del imperialismo francés. Iracema se mostró deslumbrada con todo ese despliegue de erudición, mientras su mirada iba de las manos grandes a la barba cerrada hasta detenerse en sus labios. La edad no parecía importante. Ojalá, piensa, al servirse el tercer gin, haya valido la pena haber venido de tan lejos. Lenta, la brisa trajo consigo a la noche. En la penumbra de la habitación, tras un baño de agua caliente y un estoy cansadísima, Iracema se quedó profundamente dormida. Romero la miró con el mismo deseo de todos esos años. La halló, incluso, más hermosa en esa cama colgante, rejuvenecida sobre aquellas sábanas ajenas. Bebió su quinta copa hasta el fondo y decidió tomar una ducha. Se burló de la simplista concepción ecológica de los isleños: el agua brotaba de una caracola. Despabilado, fue hacia la hamaca de la terraza y abrió las páginas de la novela que había traído consigo. En un principio le irritó la insistencia del narrador por inmiscuirse en el destino de sus personajes: una pareja en conflicto incapaz de sobreponerse a la pérdida accidental del hijo, y que se refugia en una casa junto al lago Balatn, cerca de Budapest. Romero dedujo que el húngaro practicaba este anacronismo, combinándolo con profusas descripciones, con la intención de parecer deliberadamente vanguardista, aunque en él, lo único que provocaba era un profundo desaliento. Sólo hasta el tercer capítulo cayó en la cuenta que se trataba de un ingenioso truco al servicio de la verosimilitud. Entonces se dejó envolver por la trama de la novela. Su memoria almacenaba las imágenes: el condominio frente al lago, la piscina rodeada de arbustos olorosos, ese sol empalidecido, las armonías del vodka al verterse sobre el hielo y la pareja que buscaba expiar culpas a través una discusión permanente. Ahora era un voyeur del juego que sobrevino en el rellano de la escalera, cuando la mujer quiso huir y refugiarse en la habitación. La entrega fue rápida, instintiva, indispensable para otro comienzo. Pesados los párpados, con el libro resbalándosele de las manos, Romero cedió al cansancio. Soñó con Iracema desnuda, acostada de espaldas sobre un camastro, la misma posición de la nativa en El espíritu de la muerte. Luego se descubrió agazapado, mirándola,
y justo cuando iba a atacarla, volvió a la realidad. Sudaba. Y tenía una erección. Detestaba la frialdad de su mujer, las escaramuzas del domingo por la mañana que él complementaba con la visita a una casa de masajes, una o dos veces por semana. Hacían el amor con prisas; la mente ocupada siempre en proyectos académicos, varados en ese acuerdo de conveniencia que los ayudaba a seguir adelante con sus aspiraciones profesionales.
Romero sintió miedo. Ella era la única que lo comprendía un poco, la única capaz de soportarlo. Tenía dificultades para concentrarse en sus artículos y leer sin anteojos. ¿Comenzaba su descenso? Así que sugirió este viaje. Perderla confirmaría su ruina. Por eso se encontraba aquí, de madrugada, intentando leer bajo el manto ambarino del cuarto creciente de la luna, a punto de acostarse junto a una Iracema que, probablemente, ni siquiera ahora, en este rescoldo del paraíso iba a condescender a sus deseos. En el comedor, el mesero le informó que Iracema había salido temprano a recorrer en bote los manglares. Su disgusto le contrajo la mandíbula. Ese paseo debió ser para dos. ¿Por qué bebí tanto? Le punzaban las sienes, sintió la espalda y cuello rígidos… se había quedado entumido en la hamaca, los lentes puestos, el libro en el pecho, y sólo despertó hasta muy entrada la mañana, cuando la impertinencia del sol cayó sobre su rostro. En su berrinche, derramó la taza del expresso recién servido. El mozo trató de ayudarlo pero Romero se opuso cortésmente. Decidió regresar a las páginas de su novela. Antes de retirarse, dejó un billete de diez dólares y pidió que le llevaran hielo y agua tónica al bungalow.
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El precario equilibrio empezó a resquebrajarse cuando Iracema, al cumplir cuarenta y cuatro, llegó puntual a la menopausia, comprendiendo que no tendrían ya ni la esperanza de un hijo que los obligara a mantenerse juntos. Los meses subsecuentes la relación devino en una silente coexistencia. Más tarde ella anunció que no tenía ánimos para continuar.
Llenó su vaso con más ginebra y se acomodó en la hamaca de la terraza. Ahora la pareja parecía haber establecido una tregua para renovar su apetencia sexual. Y en este punto el autor se enfrascaba en un largo y farragoso retrato del lago y sus alrededores que a Romero le pareció excesivo. Prosiguió la lectura un par de horas. A ratos dormitaba y, en los sueños, confundía su vida con la historia. El recuerdo de Iracema llegaba constantemente a su cerebro. Tratando de mantener los ojos abiertos, divagaba y debía refrescar su garganta para desperezarse. Finalmente se durmió. Cuando abrió los ojos era noche. Oyó el mar y sintió la piel fría. El libro había caído, las páginas estaban cubiertas de arena. Se inclinó para recogerlo. Al levantar la mirada vio luz en el cuarto y se puso tenso. Dispuesto al reclamo, se encaminó hacia la habitación.
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Se imaginó gritándole, sacudiéndola, echando en cara ese mutismo suyo al que atribuyó el desastre de la relación, pero antes de poner la mano en el picaporte, cayó en la cuenta de que todo era enormemente cursi, una escena salida de la pluma de Toni Morrison. Y el viaje había sido demasiado largo como para agotarlo en discusiones. Abrió la puerta, llegó despacio a la cama donde Iracema leía Deseo, de Elfriede Jelinek. En otra ocasión le diría qué piensa de la austriaca. Se sentó al borde de la cama y pidió disculpas. Iracema cerró el libro y lo miró con lástima. Dejó que pasaran unos segundos sólo para decirle que se hallaba verdaderamente cansada. Romero quedó en silencio, inmóvil, aguardando que las palabras fluyeran voluntariamente de su boca. Permaneció así hasta que escuchó: —Mañana la pasamos juntos, lo prometo; despiértame temprano para nadar —al tiempo que ella desapareció bajo las sábanas. Al amanecer se acercaron juntos a un mar frío, discretamente turquesa bajo el sol que vacilaba en asomar por completo. Iracema se zambulló sin mayor trámite, pero él prefirió quedarse cerca de un cocotero, mirándola. Volvió a la novela y al rato ya estaba cabeceando, lidiando con una historia que no acababa de convencerlo. Había leído más de la mitad y no vislumbraba aún cual habría de ser el desenlace de estos amantes que buscan en el sexo redención a sus errores. Dejó el libro y dormitó un instante. Despertó inquieto y buscó con la mirada la figura de su esposa. La vio pequeñísima, ondulante entre el azul movimiento de las olas. Tuvo la impresión de que se la tragaba el océano. Nervioso, se puso de pie y fijó bien la vista. La iridiscencia del sol y el sudor que mojaba sus pestañas le impidieron hallarla al primer intento. Después la descubrió nadando hacia la orilla y corrió hacia ella. La vio salir con el miedo impreso en el rostro y presintió que no se había equivocado. —¡Me jaló! ¡Me mordió! —dijo exaltada, llorosa. —¿Sucedió algo? —¡Tú y tus idioteces de venir hasta aquí! —señaló una herida en la planta de uno de sus pies. Romero quedó sin saber cómo responder. Petrificado. Fueron unos segundos, pero tuvo tiempo para vislumbrar una vejez sin Iracema. El futuro siempre es una mierda. “Y el amor finaliza tan pronto como sentimos a un ser limitado”, resonaron en su cerebro
las palabras de Nietzsche. ¿Por qué no la devoró el mar? Me toca ser un viejo abandonado. Qué remedio.
Aún desnudo, sin hacer caso del llanto apagado de Iracema, Romero se sirvió otro vaso de ginebra y salió una vez más a la terraza para continuar la misma, interminable historia.
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Enseguida la estrechó contra sí y la condujo con firmeza al bungalow. Sin dejar de sollozar, la mujer untó su piel húmeda a la del hombre y se dejó llevar hacia la cama colgante. Sentirla tan suave e indefensa sobre las sábanas le hirvió el cuerpo. Y sin dar tiempo a reaccionar, le quitó el traje de baño y se le encimó. Fue un acto breve y seco, un estallido encubierto por la soledad de la isla y los rumores del océano.
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La llamada del abismo Carlos MartĂn BriseĂąo
Para José Baqueiro que me contó esta historia
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Nel mezo del cammin di nostra vita mi ritrovai per una selva oscura chè la diritta via era amarrita Dante
—La cosa anda mal. No puedo darme el lujo de pagar a un administrador. Mañana es tu último día. Espero que entiendas.
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ólo había transcurrido un mes desde que lo contrataron cuando recibió la noticia:
¿Entender qué?, pensó mientras observaba las orejas llenas de pelos de su interlocutor, ese cerdo libanés que se aparecía en su cantina únicamente los domingos por la noche para ver cómo iba el negocio. Tamborileó con los dedos la superficie lisa de la barra de madera y estuvo a punto de hundirle al tipo en la frente la base de un vaso tequilero, pero un destello de malicia lo frenó. La idea tuvo que ver con la pensión alimenticia de su ex mujer, el pago al ginecólogo que atendería el parto de su tercera esposa y el recibo de luz que llevaba en el bolsillo. Una vez solo, se dirigió a la caja, guardó los billetes de la semana en la cartera y, sin despedirse de la anciana que trapeaba con indiferencia los pisos manchados de gargajos —y de la que supuso tendría una vida mejor que la suya—, salió aprisa para alcanzar el último camión de la noche.
No hubo suerte. Al llegar al paradero vio cómo, tras una estela de humo, el autobús daba vuelta en la esquina. Suspiró. Pagar un taxi equivaldría a comer solamente frijoles el fin de semana. Resignado, agachó la cabeza, metió las manos en las bolsas de su pantalón y se encaminó a casa. Esa parte de la ciudad que durante la mañana hervía de transeúntes, vendedores ambulantes, puestos de comida y hedores de fritanga, al caer la madrugada comenzaba a tornarse lóbrega. Mientras avanzaba, empezó a dolerle la cabeza de cansancio. Desde que decidió vivir con Odalis, cada vez le era más difícil conciliar el sueño. Pasaba las noches añorando los tiempos de abundancia, cuando era el gerente del Royal Caribe y podía disfrutar libremente del Chivas Regal, dormir en el confort del aire acondicionado y levantarse a la hora que se le antojara. Muy diferente al agujero en el que ahora vivía: un cuarto diminuto, paredes sucias, el techo tan bajo que era posible tocarlo con sólo levantar la mano; y el calor... un opresivo y pegajoso vaho cubriéndolo todo. Así, cada mañana, tratando de inventarse voluntad para subsistir en medio de ese hartazgo.
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Era lo único que podía pagar. Lo había perdido todo a causa del juego, la fiebre de los dados con que aligeraba su rutina diaria, el viaje de las cartas sobre el octágono verde, el azar con su irrumpir de epinefrina que largo tiempo alimentó sus expectativas de una vida regalada. Pensó en Odalis y volvió a reclamarse qué lo había llevado a enredarse —¿el sexo, la soledad, el fracaso?—, con esa cubana de piel clara que, aparte de estar a punto de parirle un hijo, era madre de otros dos que él también mantenía. “Debí haberla obligado a abortar”. No bien había avanzado media cuadra cuando se topó con el mensaje. Tú que vas cabizbajo: detente. Alégrate, aquí vive Dios, espetaba el pizarrón clavado en la pared carcomida de la deslustrada casona. Aminoró el paso, interrumpió su andar y se fijó con detenimiento en la fachada. Observó la desvencijada puerta de madera con su par de simétricos postigos, la aldaba en forma de cabeza de león, las hierbas que crecían, tercas, en lo alto de las cornisas. “Qué pendejada”. Tomó el pedazo de gis que parecía aguardar en el quicio de uno de los postigos para una posible respuesta y, antes de proseguir su ruta, escribió: Dios no existe. Iba a largarse cuando un sorpresivo ruido, como el de un árbol seco al caer o el de una roca que se desliza por el despeñadero, lo impulsó a acercarse y a mirar por las rendijas. El estruendo había venido de adentro. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Puso la mano indecisa sobre la melena de bronce y empujó. El interior de la casa lo impresionó. En medio de la penumbra se desplegaban, altos y carcomidos, los techos de una antiquísima mansión que parecía ser inmensa, pues desde la entrada, el fondo apenas se percibía. Un olor fuerte a humedad y detritus saturaba el ambiente. Al amparo de un silencio absoluto avanzó con lentitud hasta que sus pupilas se habituaron a la semioscuridad. Vio los pisos mohosos donde aún se adivinaban los mosaicos dibujados de arabescos, las paredes saturadas de graffiti, el patio morisco poblado de maleza. Aquí vive Dios, aquí vive Dios, aquí vive Dios, iba leyendo en esos muros afectados por la viruela de los años. Ni un ruido, ni una puerta chirriante o algún eco de pasos. El ritmo de su respiración era lo único que escuchaba en ese recorrido agónico que, en algún momento, imaginó el descenso al infierno de su existencia. Aquí vive Dios. ¿Aquí? ¿En este abandono?, se preguntó al tiempo que caminaba palpando las paredes húmedas. En ese instante sintió la
mirada de una mujer que lo observaba desde un patio arbolado donde parecía terminar el camino. Durante unos segundos permaneció inerme, sin atreverse a continuar. Hasta que comprendió lo inútil de su incertidumbre.
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Tomó aire y dirigió sus pasos hacia ella. Sólo escuchaba el bombeo acelerado de su corazón
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De parel: een armz
La perla: una i
zalige illusie
Een geschiedenis verlicht door “The Pearl” van John Steinbeck. 1947.
ilusión miserable Historia alumbrada por The Pearl de John Steinbeck. Libros del Asteroide, 1947.
Simon H. Bult van der Wal
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ayarit, begin van de 20e eeuw. Aan een van de vele stranden woonde een kleine gemeenschap van gezinnen in hutten van riet en leem. Ze voedden zich met vis en zochten parels in de zee. Indianen die door een slecht gesternte al meer dan vierhonderd jaar leefden van de hoop op een onder de zeebodem verscholen schat. Eenvoudige mensen die op elk moment hun zwaar bestaan transformeerden tot nostalgische melodieÍn, hun woorden tot gepassioneerde klanken. Een verarmde en door de mensen van het nabijgelegen stadje La Paz misdeelde stam, hoewel het juist de parelopkopers die hier kantoor hielden waren die zich werkelijk verrijkten met hun briljanten steentjes. Mensen die generaties lang hun magisch geloof bewaakten in hun liedjes, zoals die welke de tragedie van Kino, Juana en hun eerstgeborene, Coyotito, beweent. De tekst van dit liedje vertelt hoe het echtpaar, overwelmt door paniek, een arts in La Paz bezoekt in de hoop dat hij het schorpioenengif uit het lijfje van hun pasgeboren zoon kan halen. En hoe vervolgens deze dokter, Jacque Avarities de Breton genaamd, hun de behandeling weigerde vanuit het wrede motief dat de kleine pareltjes die ze bij zich droegen ontoereikend zouden zijn om hem te betalen. De volgende morgen, slechts vergezeld door de dageraad, stortte Kino zich in zee. Naar de bodem afgezonken stuit zijn voet op een parel die groter is als in de wildste fantasieÍn van de dorpelingen ooit is bedacht. Bij thuiskomt blijkt de koorts van Coyotito verdwenen. In de middag komen buren Kino verzoeken oog te hebben voor hun persoonlijke behoeften. In het voorbijgaan waarschuwen zij hem voor de gevaren en de risico’s die zijn vondst met zich mee zou kunnen brengen. Gedurende de slapeloze nachten nestelt de parel zich in zijn geest en wakkert een eindeloze reeks wensen aan; Juana trouwen in de Grote Kerk, de toekomst van Coyotito veilig stellen, het kopen van een geweer om zich te kunnen verdedigen, het mooier en sneller maken van zijn kano en, dat alles, vergezeld van een schier oneindige stroom vage verlangens waarvan hij zich niet had kunnen voorstellen dat die het hoofd dol zouden kunnen draaien. Alles bij elkaar optellend, maakte hij een schatting van de waarde van de parel, maar toen hij in het stadje La Paz wilde verkopen, bood geen enkele handelaar meer dan een tiende deel van het bedrag dat door zijn hoofd zweefde. Tegen de adviezen van zijn dorpsgenoten in, weigerde Kino dit bedrog te accepteren en keert terug naar huis. Enige dagen later ontvangt hij bezoek van de pastoor van La Paz, in gezelschap van dokter Avarities de Breton. De pater drukt hem op het hart dat het zijn heilige plicht is God dank te betuigen voor het wonder dat hem is overkomen. De dokter biedt hem een behandeling
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ayarit, principios del Siglo XX, en una de sus tantas playas se hallaba una pequeña comunidad que vivía en chozas de tierra y paja, comían pescado y cazaban perlas. Indígenas que durante más de cuatrocientos años vivieron sus días esperando encontrar un tesoro en el fondo del mar. Gente humilde que en todo momento transformaban el peso de su vida en melodías nostálgicas. Una tribu empobrecida y maltratada por la gente de la cercana ciudad de La Paz, aunque los que verdaderamente se enriquecían de sus piececitas brillantes, eran los del malvado gremio de compradores de perlas que tenían ahí sus oficinas. Gente que por generaciones, custodiaba sus creencias mágicas convertidas en cantos, como aquel que llora la tragedia de Kino, Juana y su primogénito Coyotito. Cuenta cómo la pareja, vencida por el pánico, recurre a un médico en La Paz, con la esperanza de salvar al recién nacido del veneno de un alacrán. El doctor, de nombre Jacque Avarities de Breton, les negó la consulta porque sólo podían pagar con unas perlas bien chiquititas. Al día siguiente, al alba, Kino se arroja al mar y encuentra una perla de un tamaño jamás imaginado por la gente de aquella costa. Cuando regresa a casa, Coyotito está sin fiebre. Llegan sus vecinos con todo tipo de necesidades personales y, de paso, le advierten de los peligros que pudiera conllevar su hallazgo. En las siguientes noches de insomnio, la perla se va encajando en la mente de Kino, haciendo ostensibles sus deseos: casarse con Juana por la Iglesia, asegurar el futuro de Coyotito, comprar un rifle, restaurar su canoa y muchos otros anhelos que ni él se había imaginado que pudieran calentar la cabeza de un hombre humilde. Sumándolos todos, fue pensando el precio de la perla, pero cuando en La Paz quiso venderla, ningún comprador le ofreció más que una décima parte de la cantidad de pesos que flotaban en su mente. A pesar de los consejos de sus paisanos, Kino se rehúsa a aceptar semejante engaño. Unos días más adelante, recibe la visita del padre, acompañado por el doctor. El primero le inculca su obligación bendita de dar gracias a Dios por el milagro ocurrido, mientras el doctor le ofrece un tratamiento que garantizaría la salud de Coyotito. Esa misma noche Kino se ve forzado a matar a un hombre que entró a su choza para robarle el tesoro. Asaltado por un infausto sentimiento de desgracia, despierta a Juana y Coyotito para huir por el desierto, hacia el Norte. Pronto descubre que son perseguidos por un hombre a caballo, bien armado, y dos expertos cazadores que rastrean las huellas de los fugitivos. Kino decide cambiar rumbo a las montañas y esconderse en una cueva. Hasta ahí llegan estos hombres y en una lucha breve y feroz, Kino logra matar a los dos cazadores. En el momento que
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aan die de eeuwige gezondheid van Coyotito zou kunnen waarborgen. Nog diezelfde nacht ziet Kino zich gedwongen een man te doden die zijn hut is binnengedrongen om zijn schat te stelen. Overvallen door een duivelse emotie van naderend onheil, schudt hij Juana en Coyotito wakker om samen met hen door de woestijn te vluchten naar het Noorden. Na uren te hebben gelopen, merkt hij dat ze worden achtervolgd door een zwaar gewapende ruiter, gestuurd door twee indiaanse jagers die het geurspoor van de vluchtelingen feilloos volgen. Kino besluit van richting te veranderen en in de bergen een veilige schuilplaats te zoeken in een grot. Maar ook daar vinden de mannen hem en in een kort en bloedig gevecht slaagt Kino er in de twee jagers te doden. Op het moment dat zijn mes tussen de ribben van de ruiter dringt, beluistert hij, in perfecte synchronie, het fluiten van een kogel en de schreeuw van zijn kind. Op datzelfde ogenblik bevliegt hem een aan waanzin grenzende almachtigheid dat hem, zonder de minste aarzeling, het perverse gevoel opdringt te kunnen bepalen in wiens handen hij de vervloeking van parel over zal laten gaan. In de namiddag komt het echtpaar aan in hun dorp. De handen ineengeslagen rondom het bloeddoordrenkte doek met daarin het doorzeefde lichaam van Coyotito. Langzaam lopen zij door tot aan het water. Omringd door hun dorpsgenoten, knielen zij neer en strekken het doek voorzichtig uit over het zand. Iedereen weet dat de vloek die uit hen is ontsproten een reinigingsritueel vereist. Van uit haar blouse, verborgen tussen haar borsten, haalt Juana een leren zakje dichtgeknoopt met een zwarte draad. Kino neemt het van haar aan, richt dan zijn hoofd op naar de horizon en gooit het met alle kracht die hem is overgebleven in zee. Het is hun verzoek om vergiffenis, gericht aan de Goden en aan hun volk. Terwijl het leven van de parelvissers haar cadans herneemt, komen er geruchten dat de dokter van La Paz van de aarde is verdwenen. Een buurman komt terug van de stad met het nieuws dat zijn praktijk gesloten is sinds de dag dat Kino met vrouw en zoontje naar de woestijn vluchtte. Een dorpsbewoner mompelt dat hij heeft vernomen dat de dokter naar een ziekenhuis in Guadalajara is vervoerd. In 1885, op de leeftijd van 40 jaar, was luitenant Jacque Avarities de Breton uit Frankrijk gevlucht naar aanleiding van de levenslange straf van kapitein Dreyfus in een rechtszaak, waarin hij valselijk werd aangeklaagd een spion van Duitsland, de eeuwige tegenspeler in de strijd om de macht op europees continent, te zijn. Het was op de dag dat Dreyfus naar Duivelseiland werd gedeporteerd, dat hij op een vrachtboot naar Mexico vluchtte, zijn vrouw in de steek latend en zijn enigste zoon van bijna negen jaar met zich meeslepend. De reden om op deze manier te verdwijnen was geen andere dan zijn
encaja su cuchillo entre las costillas del jinete, escucha, en perfecta sincronía, el chiflido de una bala y el grito de su hijo. En el instante siguiente sabe, de manera depravada, en manos de quién dejará caer la maldición de la perla.
Mientras la vida de los pescadores de perlas retoma su curso, van llegando rumores de que el doctor en La Paz ha desaparecido del mapa. Un vecino regresa de la ciudad con la novedad de que su consultorio ha estado cerrado desde el día que Kino condujo a su mujer e hijo hacia el desierto. Otro paisano cuenta haber oído que el doctor fue llevado a un hospital en Guadalajara.
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Al atardecer, la pareja llega al pueblo y, agarrados de la mano y del rebozo ensangrentado con el cuerpo agujereado de Coyotito, van a la orilla del mar. Rodeados de sus paisanos, se hincan y tienden el rebozo sobre la arena. Todos saben que necesitan de un rito purificador. Juana saca de entre sus pechos una bolsita de piel amarrada con un hilo negro. Kino la recibe, mira al horizonte y con todas las fuerzas que le quedan la lanza al mar. Es su petición de perdón, dirigida a los dioses y al pueblo.
En 1885, a la edad de cuarenta años, el teniente Jacque Avarities de Breton, había huido de Francia a raíz de la condena perpetua del capitán Dreyfus en un engañoso juicio, acusado de ser un espía para Alemania, el eterno contrincante en la lucha por el poder en el continente europeo. El día que Dreyfus fue deportado a la Isla del Diablo, huyó a México en un buque de carga, abandonando a su mujer y llevándose por la fuerza a su único hijo que para entonces tenía escasos nueve años. La razón para esfumarse de esta manera no fue otra que el miedo insoportable ante la ola de antisemitismo y, en consecuencia, el pánico que sentía por perder su confortable posición en el ejército, así como la dudosa fortuna que había logrado acumular. En Veracruz lo recogió Jean Phillip Galpón, un viejo amigo de la universidad donde ambos habían intentado estudiar medicina. A pesar de los muchos años de distanciamiento, Jean Phillip le ofreció quedarse, en uno de los tantos pisos de su casa, el tiempo que fuera necesario. En la céntrica casona también se ubicaba el consultorio médico que Jean Phillip había logrado levantar a pesar de no tener un permiso oficial y gracias a su desfachatez. Durante las noches que pasaron juntos contándose viejas historias y bebiendo mezcal, Jacque no podía resistir su inquietud por entender de qué manera uno podría hacerse de dinero en un país con una economía tan cruelmente jodida. Y a Jean Phillip no le molestaba contar una y otra vez los secretos de la astucia que en esta tierra se requería para ganar cierta fortuna. Y con ello se refería al hecho de que a una persona de estatura social media y mediocre por no haber alcanzado una carrera de prestigio, no le quedaba otro camino que perfilarse como vil servidor de los poderosos de este país. Durante los siguientes años, Jacque Avarities
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onverdraaglijke angst voor de golf van antisemitisme en een daarop voortbordurende paniek om zijn op twijfelachtige gronden verkregen fortuin, als ook zijn comfortabele positie binnen het leger te verliezen. Bij aankomst in Veracruz werd hij opgehaald door Jean Phillip Galpón, een oude vriend van de universiteit waar beiden hadden geprobeerd medicijnen te studeren. Ondanks de vele jaren van verwijdering, biedt Jean Phillip aan dat zij de komende tijd op een van de talrijke verdiepingen van zijn woning konden verblijven. In dit herenhuis in het centrum bevond zich ook de medische praktijk die Jean Phillip heeft kunnen vestigen ondanks het ontbreken van een wettig artsendiploma en dankzij zijn gebrek aan ethiek. Gedurende de nachten die ze doorbrachten met het vertellen van oude verhalen en het drinken van mezcal, stak Jacque zijn nieuwsgierigheid omtrent de mogelijkheden om geld te kunnen verdienen in een land met een zo vreselijke slechte economie niet onder stoelen of banken. En Jean Phillip, op zijn beurt, vond het helemaal niet vervelend de geheimen van boerenslimheid die er in dit land nodig waren om een zeker fortuin bijeen te schrapen uiteen te zetten. En met die slimheid refereerde hij er aan dat er voor een persoon uit de middenklasse, behept met een middelmatigheid en zonder enige carrière van prestige, geen andere weg overbleef dan zich als een laaghartige loopjongen van de machtigen van dit land te profileren. In de jaren die volgden maakte Jacque Avities de Breton optimaal gebruik van de wijze lessen en de medische instructies van zijn vriend. Uiteindelijk kwam het moment om het avontuur aan te gaan en, net als zijn vriend, zonder in het bezit te zijn van enig officieel document, zijn eigen gynaecologie praktijk te starten. Dankzij Jean Phillip had hij een groep gefortuneerde en generisch verveelde vrouwen leren kennen. Deze omstandigheid, net zo onstabiel als zij, gaf hem desalniettemin de mogelijkheid om op korte termijn genoeg geld te bezitten en zijn droom te realiseren: terugkeren naar Frankrijk om in alle rust met pensioen te gaan. Deze diepe wens en zijn dagelijkse drang om zoveel mogelijk patiënten te behandelen, gaven hem maar net de kans om enige uren in de avond bij zijn zoon te zijn. Gedreven door zijn obsessie om Jacque een voorspoedige toekomst te bieden, leerde hij hem de basisprincipes van de medische wetenschap. En terwijl de bankrekening van dokter Avarities de Breton vol begon te stromen, kondigden zich in de provincie Veracruz de voortekenen aan van een strijd tussen arme boeren en grootgrondbezitters. Gegeven zijn neurotische ervaring in het verleden, begon Jacque Avarities De Breton te lijden aan existentiële angst. Desalniettemin was het de buitensporige devaluatie van de Mexicaanse peso die zijn spaargeld en daarmee ook zijn zo gedroomde terugkeer naar Frankrijk in lucht deed opgaan. Op aanraden van Jean Phillip besloot hij te vertrekken naar de kust aan de andere kant van het land, met als eindbestemming Nayarit. Daar woonde een zekere Nois Tulp, een ‘vliegende hollander’ die, volgens Jean Phillip, de ideale persoon zou zijn om zich bezig
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de Breton aprovechó al máximo las lecciones y prácticas de su amigo hasta que llegó el momento de aventurarse (igualmente sin tener ningún documento oficial de respaldo), a poner su propio consultorio de ginecología. A través de Jean Phillip había ido conociendo a un grupo de mujeres con fortuna y genéricamente aburridas. Esta circunstancia, tan inestable como ellas, le dio para calcular que en breve tendría el dinero suficiente para realizar su sueño: volver a Francia con un capital que le permitiría jubilarse a gusto. Este profundo deseo y su cotidiana ansiedad de atender al mayor número posible de pacientes, apenas le daba para compartir unas cuantas horas de la noche con su hijo Jacque. Movido por la obsesión de proporcionarle un futuro próspero, le enseñaba los principios de la ciencia médica, entremezclados con ideas antropológicas de dudosa procedencia en cuanto a la naturaleza de la raza indígena. Mientras la cuenta bancaria del doctor Avarities de Breton se inflaba, comenzaron los presagios de una revuelta campesina en contra de los hacendados y demás acaudalados del Estado de Veracruz. Debido a su experiencia neurótica en el pasado, Jacque Avarities de Breton empezó a sufrir de un miedo existencial. Sin embargo, realmente fue la desmesurada devaluación del peso mexicano que hizo pedazos sus ahorros y su sueño de regresar a Francia. Por incitación de Jean Phillip decidió encaminarse a la costa opuesta, a La Paz. Ahí vivía Nois Tulp, un holandés errante quien, según las breves explicaciones de Jean Phillip, pudiera ser la persona idónea para encargarse de su hijo Jacque, un perezoso de veinte y ocho años que desbarataba la mayor parte de sus días en los salones de baile y los burdeles del puerto. Llegaron de noche a la pequeña ciudad de La Paz, donde el señor Tulp ya les estaba esperando con una cena medio miserable. Preguntó por su amigo Jean Phillip y propuso un brindis por su bienestar en medio de la revuelta que reinaba en el centro del país. Como queriendo decirles que aquí, en estas tierras remotas, estaban perfectamente a salvo. Rellenaba las copas a un ritmo feroz, mientras juraba que les iba a ayudar para prosperar. En breve, propuso que se quedaran a vivir en su casa ya que ahí no vivía nadie más que él. Era un hombre de acción, más que de palabras, y opinaba que lo mejor para Jacque sería que le asistiera en sus labores con los campesinos de la zona montañosa. Aún expresándose con gratitud, el doctor no pudo contenerse y, hablando desde su capricho de hacer de Jacque un hombre respetable, expuso que había determinado que su hijo estudiara medicina. Tulp respondió al instante que bien se podrían combinar ambas cosas. Con otro brindis, asentó que así iba ser. Ni el autoritarismo deteriorado del padre, ni la pereza rutinaria de Jacque podían cambiar el rumbo del futuro. Después de unos días, Tulp anunció que en el centro de la ciudad había rentado una casa con un pequeño despacho en la planta baja, donde instalaría el consultorio. Al mismo tiempo le entregó a Jacque un itinerario de su trabajo de campo, porque, como dijo, “urge atender a los indígenas”. Parecía que no le importaban en absoluto los intereses del doctor ni su hijo.
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te houden met zijn zoon Jacque, een luie en verveelde jongen van achtentwintig jaar die zijn dagen en nachten ruïneerde in de danszalen en bordelen in de haven. Laat in de avond kwamen zij aan in het kleine plaatsje La Paz, waar de heer Tulp hen opwachtte met een karige avondmaaltijd. Hij vroeg naar zijn vriend Jean Phillip en stelde voor te toosten op diens welzijn onder de opstandige tijden die zich heer en meester maakten van het centrum van het land. Alsof hij daarmee wilde zeggen dat zij hier, in dit afgelegen gebied, volkomen veilig waren. In hoog tempo de glazen vullend, zwoer jij dat hij hen zou helpen succes te hebben. Kort en bondig stelde hij dat zij bij hem thuis konden verblijven omdat er, behalve hij zelf, niemand woonde. Hij was een man van actie, veel meer dan van woorden, en meende dat het voor Jacque het beste was hem te assisteren in zijn werk met de boeren in dit bergachtige gebied. Alhoewel hij zich in dankwoorden uitte, kon de dokter zich niet inhouden om, sprekend vanuit zijn gril om van Jacque een eerbare man te maken, uit te leggen dat hij had besloten dat zijn zoon medicijnen zou gaan studeren. Tulp antwoordde onmiddellijk dat deze twee zaken goed te combineren waren. Met nog een toost verklaarde hij dat het aldus zou gebeuren. Nog de autoritaire houding van de vader, nog de routine geworden luiheid van Jacque zouden de koers van de toekomst kunnen veranderen. Enkele dagen later meldde Tulp dat hij in het centrum van de stad een huis met daarin een kleine praktijkruimte op de benedenverdieping had gehuurd waar de medische consulten zouden moeten gegeven.Op hetzelfde moment overhandigde hij Jacque een schema van zijn veldwerk, omdat, zoals hij zei, ‘er haast was geboden met het bijstaan van de indiaanse bevolking’.Het was duidelijk dat de belangen van de dokter en zijn zoon hem totaal niet interesseerden. Twee maanden later, op een avond, voelde Jacque zich onrustig omdat zijn vader, geheel in tegenstelling met zijn gewoonte, niet thuiskwam op het uur van het avondmaal. Zonder te begrijpen waarom, voelde hij zich gekwetst door zijn afwezigheid. In paniek besluit hij bij meneer Tulp te rade te gaan. Het enigste dat hij te weten komt is dat de dokter de stad te paard heeft verlaten, vergezeld door twee mannen te voet. Volgende act: Tulp beveelt onmiddellijk zijn stalknecht de paarden te zadelen en samen beginnen ze aan de speurtocht naar dokter Avatities de Breton. Rijdend van de ene naar de ander uithoek van de bergen, vinden ze uiteindelijk zijn verwonde lichaam. Als Jacque het met bloed besmeerde lichaam omarmt, voelt hij dat er nog leven is. Terwijl hij de hand van zijn vader opheft om zijn polsslag te voelen, ontwaart hij tussen de toegeknepen vingers een lichte glans. Zonder enige andere reden dan een razende verbittering, wrikt hij de hand van zijn vader open en pakt de parel. Onmiddellijk daarna, alsof het een onvervalst logische vervolghandeling zou zijn, draait hij het mes dat nog in de eerloze borst van zijn vader steekt meerdere keren rond.
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Dos meses después, una noche, Jacque se sentía inquieto porque su padre, contrario a su costumbre de todos los días, no llegó a cenar. Sin comprender porqué, resintió el peso de su ausencia. Un tanto atemorizado, decidió indagar. Lo único que logró saber fue que el doctor había salido de la ciudad a caballo, acompañado de unos hombres a pie. Acto seguido: Tulp inmediatamente ordenó a su mayordomo ensillar sus bestias y emprendieron la búsqueda del doctor Avarities de Breton. Cabalgando por todos los rincones de la montaña, por fin lo encontraron malherido. Al abrazar su cuerpo ensangrentado, Jacque sintió que aún estaba con vida. En cuanto levantó la mano de su padre para tocar el pulso, vislumbró, por entre los apretados dedos, un ligero brillo. Sin otro origen que una amargura frenética, abrió la mano de su padre y recogió la piedra. En seguida, como si fuera un acto genuino, retorció repetidamente el cuchillo todavía incrustado en el pecho de su padre. Preso de una fatiga repentina, Jaque se desvaneció y cayó al piso. En este momento el señor Tulp alcanza a reaccionar. Determinado por un pensamiento humanista de que más vale desaparecer un muerto a dejar que su asesino no tenga la oportunidad ni el tiempo de arrepentirse, empieza a arrimar los caballos. En cuanto Jacque recupera la consciencia, le propone deshacerse del cuerpo con la ayuda de un amigo que trabaja en un hospital. Juntos amarraron el cuerpo sobre el lomo de uno de los caballos, y en la reluciente madrugada abandonaron la montaña perturbada por la sangre. Tulp le hace jurar que bajo ninguna circunstancia hablaría sobre lo sucedido en las montañas y le ofrece hacerse cargo de las cosas de la casa y del consultorio en La Paz. Al despedirse de Jacque, le entrega una carta de recomendación con los datos precisos de un comerciante de diamantes y piedras preciosas en Amsterdam. Jacque se queda muy agradecido, creyendo que se trata de un gesto de amistad. Sobre su pecho apretaba la perla. Estaba confiado en que pronto recibirá la fortuna que daría aire a su vida decaída. Decidió tomar el primer barco a Europa. El capitán del buque ‘Mauricio de Orange’, cargado hasta el tope de granos de café, aceptó llevarlo bajo la temible condición de ‘ayudante de mecánico’. Durante las siete semanas que duró el viaje, Jacque no vio otra luz que la del cuarto de maquinas. Cuando desembarcó en el puerto de Bruselas estaba más muerto que vivo, pero no pensó perder el tiempo y, convencido de que su suerte le estaba esperando, tomó un tren a Amsterdam. Siguiendo las instrucciones mencionadas en la carta del señor Tulp, logró entrevistarse con el señor Cohen, un hombre rico y educado. Cegado por una codicia eufórica no se percató de la ligera sonrisa del comerciante cuando le explicó el motivo de su visita. Sin mayor comentario, el señor Cohen le invitó a tratar el asunto en su oficina donde les estaba esperando un experimentado conocedor de perlas. Entraron en un cuarto medio oscuro donde, atrás de una mesa redonda, estaba sentado un señor de avanzada edad con una larga barba gris. El viejo, vestido de negro como si fuera un empleado fúnebre, empezó a examinar la perla a través de una
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Bevangen door een plotselinge vermoeidheid, verliest Jacque het bewustzijn en valt op de grond. Pas op dat moment slaagt meneer Tulp er in te reageren. Gedetermineerd door de humanistisch gedachte dat het beter is een dode te laten verdwijnen dan zijn moordenaar de kans en de tijd te onthouden berouw te betonen, drijft hij de paarden naar de onheilsplek. Als Jacque weer bij zinnen is, stelt Tulp voor om zich van het lichaam te ontdoen met de hulp van een vriend die in een ziekenhuis werkt. Samen binden ze het slappe lichaam over de rug van een van de paarden en in de glanzende morgenstond verlaten ze de door bloed verstoorde bergen. Meneer Tulp laat Jacque zweren onder geen enkele omstandigheid over het gebeurde in de bergen te spreken en biedt vervolgens aan om zich te ontfermen over de spullen in het huis en de praktijk in La Paz. Bij het afscheid nemen, overhandigd hij hem een brief van aanbeveling met de precieze gegevens van een handelaar in diamanten en briljanten in Amsterdam. Jacque voelt zich vereerd en wil geloven dat het gaat om een uitdrukking van vriendschap. Op zijn borst drukte het gewicht van de parel. Hij vertrouwde er op dat hij spoedig het fortuin zou verkrijgen dat zijn vervallen leven een nieuwe impuls zou geven. Hij besluit het eerste schip naar Europa te nemen. De kapitein van het schip “Maurits van Orange”, tot de top afgeladen met koffiebonen, accepteerde hem mee te nemen onder de gevreesde voorwaarde van ‘hulpje van de machinisten’. Gedurende de zeven weken die de overtocht duurde zag Jacque geen ander licht dan die van de machinekamerlampen. Als het schip in de haven van Brussel afmeert is hij meer dood dan levend, maar denkt er niet aan zijn tijd te verliezen en overtuigd dat zijn geluk op hem wacht, neemt hij de trein naar Amsterdam. De instructies zoals vermeld in de brief van meneer Tulp nauwgezet volgend, slaagt hij er in een afspraak te maken met de heer Cohen, een rijke en beschaafde man. Verblind door een euforische hebzucht valt de lichte glimlach van de zakenman, terwijl hij de reden van zijn bezoek uitlegt, hem niet op. Zonder enig verder commentaar nodigt de heer Cohen hem uit de zaak op zijn kantoor, waar een ervaren parelkenner op hen wacht, verder te behandelen. In de halfdonkere kamer zit, achter een ronde tafel, een meneer van gevorderde leeftijd met een lange, grijze baard. De oude man, in het zwart gekleed alsof hij een lijkdrager was, begon de parel zorgvuldig te bekijken door een loep vastgeklemd onder de wenkbrauw van zijn linkeroog. Plotseling schudde hij het hoofd en richtte hij zich in het hebreeuws tot de heer Cohen, die daarop onmiddellijk de telefoon pakte. In al zijn pretentieuze verwachtingen verzonken, slaagde Jacque er niet in het einde van zijn avontuur ook maar te vermoeden. Met dezelfde beleefdheid als waarmee hij was ontvangen, legt de heer Cohen hem uit dat hij wordt aangeklaagd als aanbieder van een parel die uit een juwelierszaak in Parijs is gestolen. In dezelfde nacht dat Jacque zich verloor tussen de daklozen in de straten van Amsterdam, ontving meneer Nois Tulp een telegram…
lupa apretada bajo la ceja de su ojo izquierdo. De pronto sacudió la cabeza y habló en hebreo con el señor Cohen quien, en seguida, tomó el teléfono. Esperanzado como estaba, Jacque no alcanzó a presentir el término de su andanza. Con la misma gentileza que cuando fue recibido, el señor Cohen le dijo que esa perla había sido robada de una joyería en Paris.
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La misma noche en que Jacque Avarities se perdía entre los indigentes de las calles de Amsterdam, Nois Tulp recibía un telegrama…
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Bbay Splash rojo Bbay
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3 El amarillo Bang Bbay
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3 Come consumismo come Bbay
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Invitaci贸n silenciosa Bbay
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3 Trenzada Bbay
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Abierta Bbay
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3 Hechando raĂces Bbay
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Momento para reflexionar Bbay
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3 Me dejas colgada Bbay
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S
l misterio
torta de tamal.
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Waitszappa
dE la pancita y la
iempre que no quería comer algo mis padres me decían “hay que probar de todo”. No estoy de acuerdo. Yo, como Charlie García, “hay muchas cosas que decido no saber a propósito”. No sé a qué sabe la pancita, ni las tortas de tamal con atole, no sé de qué trata la telenovela de moda ni quienes son sus protagonistas, tampoco pregunto qué grupo suena en la radio del microbús aunque todos vayan tarareando... sería interminable la lista de todo lo que no pretendo llegar a conocer si me dispusiera a hacerla. El mundo de las decisiones marca nuestros límites y posibilidades. Sin embargo, este breve artículo trata de lo opuesto, de todo lo que podemos perder por cerrarnos en nuestras ideas, o como diría Bill Cosby “les cuento eso porque quiero contarles esto”:
Una tarde, en una reunión con mi circulo vicioso de amigos adolescentes pretenciosos, donde todos sabían de mi repulsión por Parsons, comencé a escuchar una música excelente, inmediatamente pregunté el nombre de la banda y claro, como a los bebés que engañan mirando al cielo para que coman, ya me había tragado una cucharada de The Alan Parsons Project, y lo peor, ¡me había gustado!
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En los ochenta era una adolescente (saquen cuentas) y una de mis lecturas favoritas era la obra de Edgar Allan Poe, al mismo tiempo en esos años, casi todos, voluntaria o involuntariamente, estábamos familiarizados con el trabajo de The Alan Parsons Project, ya sea porque sonaban en la radio sus sencillos o porque muchos de sus temas fueron usados como música de fondo en comerciales de televisión. Para ser franca, a diferencia de lo que me sucedía con las maravillosas historias de Poe, la música de The Alan Parsons Project nunca me gustó, a pesar de ser fanática del rock progresivo inglés, el trabajo de Parsons y Woolfson me resultaba casi despreciable. Mi hermano compró el disco de Eye in the sky, y salvo por copiar la portada, nunca lo saqué de los cajones.
Por si fuera poca mi sorpresa al haber alabado la obra de uno de los proyectos musicales que más menospreciaba, descubrí que el disco que escuchaba, Tales of Mystery and Imagination, estaba compuesto como un concepto creativo dedicado en su totalidad a la obra literaria de Edgar Allan Poe, un trabajo sonoro impecable, con instrumentaciones completísimas, texturas y matices excelentes. Cada cosa estaba en su lugar. Poco a poco fueron apareciendo las historias, “A dream within a dream” con la introducción en la nítida voz de Orson Welles y luego instrumento tras instrumento redondean la historia “All that we see or seem is but a dream within a dream” y muy al estilo de Parsons, antes de terminar esta pieza, ya está iniciando “The Raven”, podría decirse la composición poética más famosa de Edgar Allan Poe, bañada en el sonido de voces distorsionadas con un codificador de voz y los coros repitiendo interminables como el cuervo: “Neveremore”, “Neveremore”, “Neveremore”. El siguiente tema del disco arranca con un alarido, y no podría iniciar de mejor forma pues es “The tell-tale heart”, uno de los cuentos más aterradores nunca escritos y la pieza musical sigue la secuencia literaria. Si nunca han leído este cuento, les recomiendo lo lean antes de escuchar la pieza, podrán sentir la desesperación y locura del protagonista en la voz de Arthur Brown.
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“The Cask of Amontillado”, “(The system of) Doctor Tarr and Professor Fether”, podría detenerme y hacer una historia de cada una, “The Fall of the House of Usher” es una obra instrumental en cinco partes a manera de suite, la más larga del disco y para algunos la más aburrida, pero realmente vale la pena escucharla con la conciencia de la historia para que todos los sonidos, los instrumentos e incluso el silencio final cobren efecto. La última pieza es “To One in Paradise” que en la melódica voz de Terry Silvester nos remonta al poema homónimo de Poe que a su vez fue inspirado en una canción de Sir Arthur Sullivan. Tales of Mystery and Imagination fue el inicio de una de las bandas que jamás me gustó ni me gustará, pero he de reconocer que ese primer disco o “proyecto” de Alan Parsons, quien fuera ingeniero de audio del famoso estudio Abbey Road y del compositor Erick Woolfson, con la colaboración de más de doscientos músicos y un maravilloso diseño en portada del estudio Hipnosis, quien elabora las portadas de Pink Floyd, es en todo su conjunto, un gran homenaje a Edgar Allan Poe y una obra de arte admirable. Si me ven mañana desayunando una torta de tamal, piensen en todo lo que quizás no conocen. http://goo.gl/noC6V
Hibridar para trascender.. Danza en un mundo posmoderno
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Martha Elena Welsh
oda evolución es movimiento, tránsito, cambio. Todo cambio conlleva una serie de vinculaciones y relaciones de intercambio que generarán nuevas alternativas de desarrollo para generar a su vez… movimiento. La danza, justamente arte del movimiento, no podría estar ajena a esta transformación. Pero un mundo dinámico, donde la diversidad a la par con la tendencia a la homogeneidad, lo global frente a lo local, el caos de cara al orden, la atemporalidad y la inmediatez, son situaciones del día a día, ¿qué puede proponer el arte del cuerpo en movimiento como agente de tránsito y transformación para un mundo donde lo posmoderno parece desalentar toda trascendencia de lo humano? La danza es una de las primeras manifestaciones del ser humano que refleja su poder expresivo y creativo, dándole así un carácter identitario que muestra su forma de percibir y entender su mundo. Por lo que se vuelve en un lenguaje cuya simbología es el resultado del desarrollo corporal y gestual del danzante. Salazar reflexiona: La danza recoge los elementos plásticos o grandes posturas corporales y los combina en la composición coherente y dinámica. El hombre realiza esa “construcción” plástica inspirado por sentimientos de orden superior. El espíritu que sopla en toda forma de arte sugiere sus combinaciones de gestos, y la armonía total viviente hace de la danza una obra categóricamente artística (1949, p. 9).
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La danza es arte, pues conlleva, además de la significación propia de su lenguaje creación y expresión, que transmite la concepción subjetiva de quien lo genera, y a la vez la transformación objetiva en una obra o manifestación cultural que dinamiza el tiempo y el espacio en el que existe. Esta dinámica de transformación es un proceso de intercambios diversos entre sujetos protagónicos del fenómeno dancístico y el entorno o espacio en el que sucede. A través de las expresiones dancísticas podemos percibir cómo las identidades se manifiestan, se encuentran y se mezclan para dar como resultado nuevas expresiones resultantes de las relaciones entre individuos, grupos, culturas. Un claro ejemplo de este mestizaje lo documenta Maya Ramos (1979, p. 19) cuando analiza la danza de salón y la danza popular en los primeros años de la Colonia en México: “Ambos [tipos de danza], traídos por conquistadores y colonizadores, se mezclaron con las danzas nativas para dar origen, primero, a formas mestizas y, más tarde, a una danza con características propias y una fisonomía ya mexicana”. Es por ello que al hablar de danza, como en el caso de toda expresión cultural de un grupo o sociedad, es imposible de erradicar la idea de hibridación. Los intercambios entre sociedades son acciones humanas que han existido desde la aparición del hombre y su relación con los otros. Relación que genera vínculo. La hibridación entonces, aparece como una consecuencia hasta cierto punto lógica de los diferentes intercambios que se dan en las relaciones sociales, culturales, económicas, humanas. García Canclini (2000) se refiere a ello como “procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas”. En el caso de la danza el proceso de hibridación ha formado parte de su historia, como consecuencia lógica de su evolución y trayectoria, dentro de la diversidad y multiculturalidad de nuestro mundo. El carácter de la danza, en los albores de la humanidad, tenía más bien un sentido mágico, al principio de manera muy libre, llegando al trance epiléptico, lo que llevaba al danzante a un estado “fuera de sí”. Los movimientos repetitivos, cuyas formas eran aprendidas y codificadas por el grupo, iban conformando una manera para hacer sus ritos, es decir, una técnica que unida a los gestos, a la carga sentimental y al contenido simbólico, resultaban ya una forma de danza. Con el tiempo el sentido mágico fue relegado, pero el gesto aún permanece. Es así, que las manifestaciones dancísticas más primitivas como las formaciones en corro y las danzas en fila o procesiones, se pueden percibir en todas las culturas del mundo.
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La danza, como las culturas, ha evolucionado, y sus elementos se han hecho más complejos y estilizados de acuerdo con los diferentes grupos humanos. Un claro ejemplo de ello lo vemos en el desarrollo de las danza cortesanas europeas, las cuales son una hi-
En el siglo XVII, con Luis XIV, la danza tuvo su gran esplendor artístico protagónico que sólo la figura de un rey podía dar. El rey bailaba y con él la danza desarrolló toda una estética barroca que derivó en una forma de vida: comportamiento, relación, comunicación, seducción, agresión. En comunión con la música y el canto, la danza se volvió parte de un espectáculo interdisciplinario donde “Cada movimiento, cada pausa, cada gesto, correspondían a un lenguaje, que al ser compartido por los espectadores, expresaba claramente y sin equívoco el contenido que se quería transmitir” (Villarán, 2010). Sin duda, la evolución de la danza desde ese periodo a la fecha ha recorrido un vasto camino de más y más transiciones que hoy por hoy nos llevan a ser testigos y cómplices de propuestas posmodernas actuales en donde la hibridación es parte de la esencia de la obra.
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bridación de las danzas populares, que juglares recolectaban de diferentes regiones y que, además, enriquecían al compartir sus experiencias de un lugar a otro. Ello nos puede hacer alusión a la imagen del migrante o viajero que amplía su horizonte al conocer más allá de las fronteras de su cultura. De este tránsito migratorio, las danzas populares pasaban a las cortes europeas a través del maestro de danzas, quien, absorbida la experiencia del baile popular, aporta la creatividad y la reflexión según las necesidades y hábitos cortesanos para así transformar los pasos y movimientos en todo un sistema de comportamiento y ejecución de danza dentro de los salones de la alta sociedad.
Brian Stross (citado por García Canclini, 2000) habla de “ciclos de hibridación” al referirse del proceso transitorio de esas prácticas discretas hacia lo híbrido, y reflexiona en cómo en el transcurrir de la historia se pasa de las formas heterogéneas a las homogéneas para después regresar a otras nuevas formas relativamente heterogéneas, donde la pureza ya no aparece. Un ejemplo, de cómo podemos apreciar de forma más directa lo que la hibridación y la posmodernidad se representan en una propuesta dancística actual, es la obra coreográfica “Otrora Hoy” de Magdalena Villarán, estrenada en el 2010. “Estética fascinante, perdida para siempre en sus detalles cotidianos, pero susceptible de ser recreada, interpretada y revivida en nuestro tiempo”, así se promueve la obra en el sitio web de la coreógrafa. El plantear una propuesta escénica en donde confluyeran lo barroco con la visión actual de una sociedad de inmediatez, de estereotipos y comportamientos codificados representaba, según nos dice Villarán (Villarán, 2010) “el reto de hacer una síntesis del pasado y el presente, reviviendo la estética escénica barroca a través de la nuestra. Poniendo nuestra imagen frente a su espejo”.
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La obra inspirada en la Ouverture de Rameau, titulada Ouverture qui peint le debrouillement de Cahos et le choc des Elements lorsqu´ils sont séparés (Obertura que representa el caos y el choque de los Elementos cuando se separan), fue el detonante de inspiración para desarrollar la idea de confrontar los conceptos de simetría, asociado con orden, y caos. Si bien los diseños de danzas barrocas se distinguen por el trazo perfecto, armónico y simétrico de las formas, el principio de la coreografía representa el origen en donde todo es desorden. Desorden que conllevará paulatinamente al orden. Entropía en tránsito hacia la neguentropía, según los fundamentos del pensamiento complejo de Morin (cfr. 1994). La deconstrucción de lo barroco hacia la simplicidad máxima parte de la soledad del ser como individuo hacia su relación y actuar dentro de un sistema en el que se encuentra involucrado para representar su realidad profunda. Tanto en la realidad barroca como en la actual los individuos nos encontramos atrapados dentro de formas y códigos sociales que nos hacen seguir ciertos patrones de comportamiento y acción. La sociedad es quien nos dicta reglas para este actuar, pero la expresión del individuo está presente a través del gesto, de su expresión, de su movimiento. En tanto que la danza va evolucionando en la atemporalidad, la desfragmentación de donde se ha partido busca recuperar la simetría espacial y conformación de pasos y gestos codificados. Es como representar a una sociedad que se automatiza con reglas e imposiciones de un diseño estructural, jerárquico y genérico de un mundo mecanizado. Danzas cuya música barroca se escucha en su expresión original, aunque en ocasiones se mezcla con sonidos para aludir sensaciones como el paso de lo real al sueño, “transitan de lo onírico a lo perfectamente estructurado” (Villarán, 2010). Así, danzas que se muestran en la obra como la sarabanda, la chacona y el hornpipe nos remiten a su tiempo de su apogeo pero en un espacio actual, donde vemos la realidad del ser en un caos interior que se reordena subordinado por el rigor exterior (cfr. Villarán, 2011).
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La obra muestra diversos aspectos característicos de las realidades de ayer y hoy, conflictos humanos como el poder, la condición de la mujer en la sociedad y su accionar, las actitudes de relación dentro de una sociedad y cultura que marca las pautas de comportamiento y acción, pero al mezclarlas, mejor dicho hibridarlas, los límites se rompen y el deseo se hace presente, como algo más allá de la necesidad, algo que siempre estará en una dimensión fuera de las reglas. Sin embargo, las reglas prevalecen y establecen la sinergia que nos mantiene en el orden y que nos vuelven a atrapar para que la forma permanezca, como en la Danse des Sauvages (Danza de los salvajes).
Me interesaba sobre todo mostrar cómo se construye la silueta barroca. Cómo la construcción del orden en el espacio y en las relaciones va de la mano con el diseño del cuerpo. Por eso es importante que el público vea las diferentes capas que se van superponiendo, y para ello era muy importante que todo fuera transparente (plástico) Lo que no quería era un vestuario "histórico", sino que, a través de materiales actuales, mostrar que la artificialidad del vestido es algo constante.
Las texturas que dan los materiales, el diseño y los colores aluden instantáneamente a una época globalizada, plastificada, a una realidad actual pero encapsulada en el vestido barroco. Es así que se da una superposición atemporal e híbrida de formas y simbologías que se sintetizan en un objeto de arte, en una propuesta que, paso a paso, con fundamentos semánticos barrocos, incorpora a la vez la escena contemporánea en un espectáculo que bien podemos entender como postmoderno.
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Otro aspecto, realmente interesante, de propuesta estética posmoderna, lo refleja el diseño, conformación y presentación del vestuario. Siendo una recreación de la moda barroca, el vestuario, fabricado con materiales plásticos y otros de coloridos muy brillantes, es decir materiales y colores inexistentes en la época, abarca cada una de las piezas que conformaban un auténtico atuendo barroco francés del siglo XVII. Desde la ropa interior hasta los miriñaques, corsés y pelucas, el vestuario se revela de manera defragmentada, capa por capa. Villarán (2011) nos comenta:
Entender cómo una sociedad concibe su realidad y qué podemos proyectar hacia la evolución de nuestra cultura requiere de observación y reflexión para poder accionar inteligentemente ante los conflictos y problemáticas que nuestra realidad globalizada nos presenta hoy. Las expresiones artísticas y, en concreto para nuestra reflexión, el desarrollo y actuación de la danza en las diferentes sociedades, son un espejo de lo que la realidad humana vive. “Un mundo en creciente movimiento de hibridación requiere ser pensado no como un conjunto de unidades compactas, homogéneas y radicalmente distintas sino como intersecciones, transiciones y transacciones” (García Canclini, 2003). Los procesos de hibridación en un mundo globalizado con tendencias a la deshumanización y a la voracidad de poderes imperialistas constituyen parte de nuestra realidad. Es por tanto fundamental que en estos procesos prevalezca la visión integradora, visionaria e inteligente que rescate en la diversidad lo que nos hace ser nosotros, auténticos, seres integrales que proyecten hacia el desarrollo humano coherente con nuestro tránsito y nuestra trascendencia para la humanidad y su historia.
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El arte, en este caso la danza, como su representante perfecto para la figura humana en el escenario vivo de nuestro mundo, es justamente una manera de responder a la gran necesidad de generar espacios de reflexión, análisis y acción transformadora. No es gratuito que el mismo Canclini (2003) nos diga que “Las búsquedas artísticas son claves en esta tarea si logran a la vez ser lenguaje y ser vértigo”, refiriéndose a que es fundamental distinguir las oportunidades que a través del arte tenemos para generar choque, conflicto que evoque traducción de los eventos históricos que vivimos en diversos contextos que se perfilan en la realidad actual, teniendo la capacidad de discriminar y elegir lo que nos hace ser nosotros en un mundo donde la hibridación parece a veces no tener rumbo. Está en nosotros, en nuestra capacidad de observación y reflexión, para elegir qué mundo queremos y hacia dónde nos dirigimos. Habrá que visitar el pasado con ironía y sin ingenuidad, como decía Eco (citado por Urdanibia, Iñaki; Vattimo, G.; Mardones, José M., 1994, p. 67-68), con una mirada actual, revitalizando las narraciones y la historia desde la plataforma de nuestro tiempo. Ante este mundo de incertidumbre, escepticismo, fragmentación y crisis, ¿será la danza una alternativa eficaz para establecer relaciones inteligentes con nuestra realidad? Tal vez el arte dancístico sea un medio perfecto de estar presentes en el aquí y ahora de nuestro existir cuya trascendencia deje estela para el futuro de la humanidad. Bibliografía
• Eco, H. (1984). Apostillas a El nombre de la rosa. Barcelona: Lumen. • García Canclini, N. (23-27 de agosto de 2000). “La globalización: ¿producto de culturas híbridas?”. Recuperado el 29 de septiembre de 2011, de Actas del III Congreso Latinoamericano IASPM - AL Colombia 2000: http://www.uc.cl/historia/iaspm/actascolombia.html • García Canclini, (2003). Noticias recientes sobre la hibridación. Trans Revista Transcultural de Música , 1-13. • Morin, E. (1994). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa. • Rameau, P. (1725). El Maestro de Danza (traducido por C. Beaumont). Paris-Buenos Aires: Centurión. • Ramos, M. (1979). La danza en México durante la época colonial. México: CONACULTA. • Salazar, A. (1949). La danza y el ballet. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica. • Stross, B. (1999). “The hybrid metaphore” de Biology to Culture. journal of American Folklore, Theorizing the Hybrid , 254-267. • Urdanibia, Iñaki; Vattimo, G.; Mardones, José M. (1994). En torno a la Posmodernidad. Barcelona: Anthropos. • Villarán, M. (2010). Otrora hoy. Recuperado el 30 de septiembre de 2011, de sitio Web de La Forlana: www.laforlana.org.mx • Villarán, M. (25 de septiembre de 2011). Otrora hoy. (M. E. Welsh, Entrevistadora)
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NuestroOscuroHacer
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Blackbird singing in the dead of night take these sunken eyes and learn to see take this broken wings and learn to fly all your life you were only waiting for this moment to arise Blackbird fly Blackbird fly Into the light of the dark black night The Beatles, Black Bird
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Jave
s cosa curiosa que cuando la luz es abundante te lleves la mano al rostro para evitarla, quizás para evadirla; misma luz que has usado en bellas metáforas para describir a la sabiduría, a la plenitud existencial, plenitud espiritual, plenitud… Has llamado a alguna época ilustración para diferenciarla de aquel “oscurantismo” que has creído vivir o crees que vivirás, llamas ilustrado al conocedor, iluminado al sabio, le has llamado luz a aquella gracia divina del Ser -danos tu luz- proclamado con ferocidad religiosa, y a pesar de ello, sigues llevándote la mano al rostro cuando la luz es abundante para evitarla, quizás para evadirla, quizá para... Camino cegador, en el exceso de luz perdido, peso del sol sobre tanto viñedos, y, como un sueño, un portal, de pronto, ancho y abierto en un muro invisible.
El problema con la luz es que da ideas sobre lo que son en realidad las cosas, los sentidos se encargan de modificarlas para transportarlas al ser, son la caverna platónica que proyecta las sombras de las cosas, sombras luminosas; y es por eso, dicen, que “Una idea […] puede tener más fuerza que el propio sentimiento de nuestra realidad”, y no sólo abstrae lo que te rodea sino que también abstrae a tu ser, pues la luz también te rodea y delimita, y es en la luz donde estás más ensimismado: pensamos que somos, una idea de lo que en realidad está “Nuestra personalidad nos despoja de ella y nos convierte en otro […]. Nadie es lo que cree ser, sino tan sólo aquél en el que se representa lo que uno cree ser”.
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Era el día de los crisantemos blancos… y casi me asustaba su esplendor pesado. Entonces viniste a adueñarte de mi corazón; viniste a mí, en plena noche
Durante el día, cuando las cosas están ahí tan nítidas y frágiles, no haces más que parpadear, como si con el simple hecho de parpadear se salvaran del tiempo, de una posibilidad perpetua, de un fin siempre presente. Aprovechas ese oscurecer momentáneo para volverlas oscuras y verlas eternas, sin tiempo, completas, libres de los límites en que la luz las ha encerrado. Necesitas de esa oscuridad para volver tu mundo invisible y hacerte en él eterno, porque también se adueña de ti. Pues sólo en la oscuridad puedes lograr estar fijo aunque sea por un momento, volverte una leyenda: ¡toda leyenda tiene algo de eterno! Tenía miedo, pero tú viniste, querida y tierna… en mi ensueño, un instante, había pensado en ti. Viniste, y suavemente, un aire de leyenda tiñó la noche
Pero la oscuridad es tan solo un medio, ¿un medio para qué? En esta misma hoja de papel donde la luz es abundante, no es la luz la que trasciende, son estas oscuridades, cosas invisibles, palabras al fin y al cabo lo que permite que deje de hablar de un tú para decir un nosotros, un yo vago, ausente, pero que está presente, no en el pasado ni el futuro, sino en un tiempo ya inmóvil. Es por eso que aquí nunca estamos, sólo pasamos, es un transitar momentáneo por lo eterno, no una permanencia, pues como humanos no podemos permanecer: Fuera, íos, dijo el ave: no pueden los humanos soportar demasiada realidad. El pasado y el futuro, lo que pudo haber sido y lo que ha sido, miran a un solo fin [...]
Entonces esta oscuridad externa, donde podemos individualizarnos o anularnos ante el todo; ser o no ser, estar o no estar, escuchar el zumbido eterno del silencio o el murmullo constante de los pensamientos, se vuelve el medio idóneo para adentrarnos a una oscuridad ficticia, deseamos la oscuridad porque viene a nosotros la sensación de lo eterno, lo transitamos brevemente; es por este movimiento -de un allí a un ahí-, que yo ya no existe, tú ahorita no está, y esos nosotros se elevan sin ser tú ni yo, ni siquiera ellos o esos; y es que “por su carácter inmaterial, por su ausencia de cuerpo, son vácuos
e inapreciables, hasta el punto de que es imposible evitar que se mezclen y se confundan uno con otro, anulando mediante este movimiento [nuestra] su propia identidad porque esa identidad, en verdad, ya no existe”: nos hemos vuelto invisibles.
Las palabras se mueven, la música se mueve, pero nosotros nos podemos detener y podemos detener las cosas en la oscuridad y esto es porque podemos situarnos en un punto fijo, inmóvil, que se haya en la creación, en la obra, donde rodeada por luz, sean las oscuras letras (árboles negros) que se vuelvan eternas, pues es en la palabra que permanece después del silencio que las cosas están ahí invisibles y nosotros lectores que al leer también las escribimos vemos hasta qué punto está ahí lo que sabemos de allí: ¡acudamos al llamado del poeta!
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[…]Lo ficticio no se encuentra jamás en las cosas ni en los hombres, sino en la imposible verosimilitud de aquello que está entre ambos: encuentros, proximidad de lo más lejano, ocultación absoluta del lugar donde nos encontramos. Así pues, la ficción consiste no en hacer ver lo invisible sino en hacer ver hasta qué punto es invisible la invisibilidad de lo visible.
Seas quien seas, sal al anochecer de tu cuarto, donde todo lo sabes; ante la lejanía la última es tu casa, seas quien seas tú. Con los ojos que, cansados, apenas se liberan del desgastado umbral, alzas muy lentamente un árbol negro y ante el cielo lo plantas: solo [...]
Movernos sin movernos, salir en la oscuridad a crear oscuridades ficticias; tránsito sin movilidad, eso es la ficción, crear el movimiento sin espacio y tiempo, volverlo eterno, pues esa transitoriedad de las cosas se fija en la obra, se vuelve inmóvil porque hemos visto y conocemos su movilidad, cómo fueron, son y serán. Somos pasajeros del día, vamos de un ahí a un allá, transitamos a través del espacio-tiempo. Nuestra corporeidad, limitada al espacio-tiempo, nos permite conocer el mundo en un punto específico, sin embargo “no estamos satisfechos un instante en el mundo temporal, ni estamos ligados a él”, anhelamos un existir más allá de nuestra limitante: Queremos crear porque el tiempo devora. Seremos anulados por el tiempo, convertidos en Nada, convirtámonos en el Todo al ser engullidos por la obra. Suena paradójico pero es en esta pérdida de personalidad, de tiempo, y de espacio, que todo se vuelve más existente, más real: “Puedo sólo decir que ahí estuvimos, pero no sé dónde está el lugar./ Ni puedo decir la duración, pues sería situarlo en el tiempo”, sería
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situar la realidad en el olvido, en una luz que hace que las cosas cambien y que nosotros sintamos ese cambio pues la luz “delimita el mundo,/ porque ella está brillando/ tan sólo para un ámbito,/ fuera del cual no hay ser que la conozca”. Somos Todo si sabemos que las cosas están ahí, dentro de la oscuridad ficticia en la que las hemos puesto, gracias a la oscuridad externa se nos presentan en una forma invisible porque somos capaces, más que visualizarlas, de sentirlas, inclusive podemos serlas; podemos estar allí y ahí a la vez, porque “la oscuridad lo abarca todo:/ formas y llamas, animales, yo,/ tal como lo ha apresado: personas y poderes…”. La oscuridad en este caso nos permite fundirnos “Y puede ser: una energía inmensa/ se mueve junto a mí”... Nos volvemos así un barco navegando por un mar que se entiende eterno de aquello que fue, es y será. Por eso “Creo en todo lo nunca dicha aún”, ya lo he visto, oído y sentido, porque así invisible tenemos acceso a Todo, a lo eterno, a lo infinito, ya que “Con un fluir así, un desembocar/ anchos brazos de río al mar abierto,/ con este retornar siempre creciente, te he de reconocer, te he de anunciar,/ como nunca hizo nadie.” Así invisibles nos fundimos en el todo, nos suspendemos en el punto fijo del tiempo y espacio, y eternos en “esa aparente imposible suspensión [nos encontramos] la continuidad sin fin de la literatura en un libro que permanece siempre abierto y absorbe la identidad del autor”. Entonces ahora digamos, exclamemos, recemos con diferente fervor religioso: Oscuro ser ¡sal de mí! azúcar de alma ¿acaso soy yo? A 15 de abril del 2012, Casa Xitla, Distrito Federal El presente trabajo no hubiera sido posible sin haber consultado libros de autores cuyos nombres son oscuridades por sí solos. No incluí su ficha bibliográfica y evité hacer notas en el texto para fundirlos a todos en una misma oscuridad: Rainer Rilke Arthur Rimbaud Juan García Ponce Michel Foucault T.S. Eliot
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Pablo Romo
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¡Cuántos vietnamitas murieron tratando de salvar la imagen del Presidente Nixon! Los escándalos políticos no son sólo pasto de las llamas ansiosas de detalles, sino también crean muertos con nombres y apellidos. Hoy sale a la luz otro escándalo, ahora en Alemania, pues mientras el presidente Kohl recibía unas dádivas de la empresa ELF por varios millones de marcos para poder comprar la refinería de la antigua Alemania del Este, la misma empresa simultáneamente procuraba el golpe de estado en Congo Brassaville que ha llevado a la muerte a miles de congoleños. Mi sorpresa fue que no nos dirigíamos a Ha Noi sino a Lang Son unos ciento cincuenta kilómetros al norte muy cerca ya de la frontera China, había que visitar a las hermanas en esa distante ciudad y animarlas en la fiesta del Tët. Las sorpresas en Vietnam son un pleonasmo. Los vietnamitas son impredecibles y cuando uno cree haber entendido qué pasa o qué quieren, cambian totalmente el plan y su gusto. Esta es una de las primeras conclusiones que he sacado de los días de estancia en este magnifico país y es la única posibilidad para explicar tantas victorias en sus guerras.
parte 11
legar a Ha Noi fue un momento crucial en el viaje a Vietnam. Saber que la ciudad fue casi arrasada por las bombas de Nixon tratando de desviar la atención de la opinión pública de su país ante el conocido Watergate me produjo nauseas.
el norte de Vietnam.
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Noticias desde los bordes de China:
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Esta impredictibilidad la demuestra por ejemplo la capacidad que tienen los vietnamitas de conducir por las calles con sus motos con tan pocos incidentes o su diversidad culinaria. No hay delimitado un sentido de las calles, no están establecidos los cánones para inventar. Alguien me explicó que esto es el “Chui”: capacidad de moverse como pez en el agua y encontrar salidas a las cosas; también es el trabajo clandestino o semioculto. De hecho como no hay normas de tránsito precisas el referente no es el reglamento como en otros paises, sino el “otro” –llámese conductor de moto, llámese peatón o simplemente “el otro”–. Esto parece ser bastante budista, la regla primordial es el equilibrio. Si bien en la cultura occidental la justicia está representada como la mujer semidesnuda, vendada de los ojos y con una balanza, en ésta, con raíces budistas, sería la esfera ocupada por el ying y el yang. Las construcciones, lo mismo, mantienen siempre un equilibrio básico, las pagodas con sus tres puertas siempre tienen cuatro columnas y el dintel principal termina en redondo. Cuando visitamos el Po Lin Buda en Hong Kong me fue sorprendente no sólo la grandeza de la estatua de bronce, sino su armonía interna y de su entorno. El equilibro, pues, parece ser virtud fundante y expresión de felicidad. El arroz y la vida Lang Son es la región fronteriza con China que fue arrasada por las tropas imperiales en 1979 en represalia por la invasión de Vietnam a Camboya. En la ciudad murieron miles de soldados de ambas partes y fue piedra de toque para el gran imperio del norte. Hoy quedan pocos restos de esta guerra y el comercio se incrementa notablemente con el antiguo enemigo. De hecho oficialmente se inauguró hace unos días una carretera –todavía por terminar– que une las provincias de Guang Xi con Lang Son. Dicen que se incrementa el comercio y con él el tráfico de drogas. En nuestras visitas por las poblaciones de Dan Dong y That Khe constatamos que esta situación es significativa. De igual manera, parece que el SIDA empieza a ser un problema que amerita anuncios preventivos. La región es pobre. Sus habitantes viven casi al día y su patrimonio se ubica con frecuencia en alguna cabeza de búfalo chino o una motocicleta. Tuvimos oportunidad, gracias a las tradicionales visitas del Tët, de conocer muchos hogares norvietnamitas y en muchos de ellos la pobreza es semejante a la de Chiapas, por citar una conocida. La revolución a los norvietnamitas no les aportó más que a sus hermanos del sur desde el punto de vista económico y para colmo sí les trajo mucho sufrimiento y control. ¿Puedo tomar una foto?/ ¡No, por supuesto! Súbete a la camioneta, ya nos vamos./ Pero, mira a la policía cómo interroga. ¿Qué dice? ¿Por qué le quitan las bolsas a esa señora? ¿Vende algo ilegal?/ ¡Vámonos y no preguntes!
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La policía es una institución que muy lentamente se transforma con la “apertura”. Dicen que ha mejorado notablemente, que ya no es tan burocrática ni tan represiva. De hecho, no nos tocó ningún reten ni control en todo el viaje; sin embargo, parece aún muy temida. En la cena de despedida días después, al borde del río Mecong, hacíamos una síntesis del viaje y platicando con Tai Hop, nos dijo que Vietnam se encuentra en un momento muy delicado e importante. Es una situación casi única en el mundo. La transición es lenta y el capitalismo salvaje reina sin controles ni contrapesos. En esta situación –añadía– hay cuatro hijos salvajes también: la no-responsabilidad, el vacío de valores, la búsqueda de dinero y la búsqueda de placer. Aquella cena fue la síntesis de las comidas que hice en el país. A cual más de deliciosas todas. El arroz es lo que el maíz en México, base de toda la alimentación; así, cuando me dieron perro guisado lo sirvieron con arroz. Sí. Leyeron bien: “perrito” o mejor dicho, “chucho en su jugo” que estaba felizmente con su arroz. Es la primera vez que conscientemete lo pruebo y no sabe mal. No es la última maravilla de la cocina vietamita pero no es como el embrión de pollo en cascarón que se come con fruición el día de Tët, el cual francamente no me gustó. Pero la comida no se detiene en esos platillos. Todos los días había algo nuevo, un dulce nuevo, una salsa rara, un guiso especial. El privilegio de haber estado en tiempos de año nuevo fue que pudimos comer cuanto da la comida vietnamita y nos faltó. En cuanto a las sopas está la clásica “Pho” que es como de algas frescas que se sirve con una buena taza de “com” (arroz blanco hervido). Los platos intermedios se sirven simultáneamente de tal manera que se escoge entre las verduras de todos los colores: unas conocidas, otras de raras tonalidades violetas con consistencias frágiles. El bambú hervido con salsa de pescado fermentado fue un día mi favorito; otro día privilegié la carne de pollo al limón con hierbitas delgaditas que le dan un sabor muy delicado. En una de las tantas cenas–comidas probé para mi sensación el pescado asado envuelto en hojas de arroz con verduras curtidas. Los platillos como cascadas eran servidos en cuanta casa visitábamos con la naturalidad del deseo de felicidad y suerte de año nuevo. Los dulces son innombrables y se parecen a aquellos que los Zambrano nos ofrecían en la primaria traídos de Tampico: “cha– moi”, “ba’nh Chung”, los agridulces; “ba’nh bao” los que son como frutas cristalizadas. El platillo clásico para el Tët es como nuestro tamal, pero éste de arroz, es el “bánh chúng” un pastel pesado con un arroz pegagoso cocido en hojas de plátano relleno de carnes diversas. Se sirve invariablemente mañana, tarde y noche y lo que cambia es el condimento externo. En la mañana puede ser servido con miel o azucar, a medio día (a las 11 de la mañana) con picantes y en la noche con salsa de soya –de influencia china– o con salsa de pescado fermentado que es clásico vietnamita.
Se preguntarán ahora por los bebestibles. Pues bien, son escasos. Al menos no degusté nada del otro mundo, salvo el zaque que es bebida ritual como para los tzotsiles el posh. a cerveza es producida en el país y no varía gran cosa de las otras. La coca–cola mantiene su sabor “quita-sed” y el agua invariable. El paraiso en año nuevo
La hermana Teresa nos invitó a Ha Long, que es una bahía moteada por tres mil pequeños riscos–islotes. Es una de las más grandes maravillas que he visto. Simplemente extraordinario, un paisaje lleno de misterio navegando por entre los islotes cubiertos de vegetación, es un silencio monacal. La descripción del lugar sólo se puede hacer con las manos y con diversos tonos de voz para pronunciar palabras claves como fantástico y maravilloso.
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Camino a la bahía de Ha Long ví por la ventanilla del Toyota los inmensos arrozales inundados por cientos de canales de agua que los riegan. El agua es una riqueza del país proveniente fundamentalmente del delta del Mecong y con el Río Rojo. El agua cubre el 35% del territorio del país formando canales por todas las planicies.
Ya es tarde. Me espera una jornada larga mañana. Allá afuera las motos no dejan de ulular, la vida no se detiene en las calles de Saigón. Saigón a fines de la fiesta lunar del Año Nuevo 2000
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Óscar Oliva. Poeta nacido en Tuxtla Gutiérrez , Chiapas, miembro de la Espiga Amotinada. Cristina Barajas. Mujer, descendiente del sol atrevido que quema los ojos de quien osa mirarlo. Daniel Antonio Neto Rocha. Poeta portugués merecedor de varios reconocimientos. Carlos Martín Briseño. Yucateco de nacimiento, narrador por vocación y provocador por afición. Simón Bult Van der Wal. Viajero inconsolable. Bbay. Atrevida en su mirar, capta lo que no queremos ver con la elegancia de la rebeldía.
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