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Año 1, no. 2, Julio de 2011 Revista independiente Equipo Editorial Félix García Yaiza Rodríguez Pablo Romo Jave Villanueva Diseño Yaiza Rodríguez Jave Villanueva quinque@razonyraiz.com Se da total libertad a la reproducción y uso del contenido publicado en este número con la sola condición de que se respeten a los autores y se cite la fuente.

Arturo Pérez - Se hierve

ISSN - En trámite


Quinqué, revista de pensamiento y expresión cultural, multilingüe por naturaleza, que reflexiona sobre las ideas de la vida cotidiana y sobre temas diversos que proponen ver al mundo con una mirada indagadora, regresa y, aunque retrasado, el no. 2 está listo. Nuestros colaboradores reflexionan sobre la música, la danza, los derechos humanos y la Caravana Ciudadana por la Paz con Justicia y Dignidad en México. Ofrecemos un relato de Ouajd Karkar, escritor marroquí, que nos permite asomarnos a su país como si lo hiciéramos a través de una ventana; un cuento de Manuel Poppe, escritor portugués que vivió en África y que muestra otro aspecto de ese continente; un texto de John Prigge acerca de cómo el imperialismo avasalla pueblos enteros, y un relato de Alberto Rebollo que trata el tema de la violencia desatada en México, entre otros más. En la sección de artes plásticas presentamos a Carlos Marín, escultura; Arturo Pérez, fotografía, y las máscaras de Víctor Carbajal. Esperamos que les sea interesante y que al final, la revista logre su objetivo: dar una bofetada de luz —la que surge de un quinqué—, para llegar a la experiencia estética.

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La marcha del consuelo. Félix García Navigation by Theology. John Prigge Emerson Navegar con la teología Escultura. Carlos Marín

A acacia vermelha. Manuel Poppe Árbol en llamas Taseklut n uraji. Ouajd Karkar El árbol de la espera Un lugar llamado Mataulipas. Alberto Rebollo

Fotografía. Arturo Pérez

La vigilia de la danza. Martha Elena Welsh El tiburón amarillo. Waitzappa Hablemos de música: El samba. Toache Noticia desde Ho Chi Minh City, parte 1. Pablo Romo

Máscaras. Víctor Carbajal Mechas de Quinqué


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Portada: Máscara de Víctor Carbajal


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Óscar Menéndez

La Marcha del Consuelo Félix García

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ay un Encuentro Internacional de Cine en Argentina —me dijo Óscar Menéndez— al que no voy a ir porque allá están interesados por las asimetrías; tal vez algo tenga que ver con lo que pasa en México, pero lo que pasa en México es mucho peor de lo que pasó en la dictadura argentina, allí hubo quince mil muertos, aquí vamos en cuarenta mil, que significan, haciendo un cálculo conservador, ciento veinte mil personas que son viudas o viudos o huérfanos o padres desolados.

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Óscar acaba de regresar de Ciudad Juárez, hizo el recorrido de la Caravana Ciudadana por la Paz con Justicia y Dignidad encabezada por Javier Sicilia que devino en La Marcha del Consuelo y regresó conmovido, porque las víctimas son muchas, porque en todas las plazas había testimonios de personas que sufrían la impunidad, porque había niños y mujeres y hombres de todas las edades y condiciones viviendo entre la rabia y el miedo. Ir en camión a Ciudad Juárez con el afán de cambiar la realidad de México, era tomar la temperatura del dolor, pero era también elaborar el duelo y llegar al consuelo, ese que se finca en donde termina una vuelta y comienza otra, el sitio en el que la víbora muerde la punta de su cola para volver a girar, otra vez esperanzadamente, deseando que, por fin, se haga la luz y alguien ponga un poco de sal en nuestro entendimiento como acostumbraba decir el entrañable Guillermo de Baskerville.


Ana Frank (1929-1945) anotó en su Diario: Es un milagro que no haya renunciado a todas mis esperanzas, ya que parecen absurdas e imposibles. Si las conservo, a pesar de todo, es porque sigo creyendo en la bondad íntima del hombre. No puedo construirlo todo sobre cimientos de muerte, miseria y confusión. Veo que el mundo se va transformando poco a poco en un desierto, oigo cada vez más fuerte, el fragor que nos matará también a nosotros, participo del dolor de millones de hombres, pero cuando miro al cielo pienso que el bien acabará venciendo, que esta dureza despiadada, también cesará.

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La marcha era dura, —dice Óscar— era tan dura que muchos regresaban a sus casas. Afortunadamente, siempre había otros dispuestos a reemplazar a los desertores que se subían a los camiones para continuar la marcha. Los dieciséis camiones estuvieron siempre llenos y recorrimos tres mil cuatrocientos kilómetros: de Cuernavaca a Morelia, a San Luis, a Zacatecas, a Torreón, a Saltillo, a Monterrey, a Chihuahua, a Ciudad Juárez. ¿Qué hazaña cometimos? El obispo Vera nos recibió en Saltillo y compartimos el dolor. De algún modo, consolar al otro, es hallar el consuelo propio. El consuelo es una mezcla de compasión, benevolencia, ternura y piedad; en cualquier caso tal vez se trata de una compasión consternada. En la base de esta experiencia está la capacidad de detenerse y mirar de un modo distinto lo cotidiano. Las claves son: 1. La creencia en la bondad humana, y 2. La sintonía con el dolor de los otros. Pero, frente a la afirmación de que el bien triunfará, está la experiencia de cada día. Para algunos, la religión ofrece un horizonte de esperanza, para otros, el humanismo exige un esfuerzo heroico; para nadie hay descanso y, a fin de cuentas, ¿qué queda? Edgar Morin en Mis demonios pide: “Resistir, resistir primero a nosotros mismos, nuestra indiferencia y nuestra falta de atención, nuestro cansancio y nuestro desaliento, nuestros malos impulsos y mezquinas obsesiones. Resistir por/para/con amistad,


caridad, piedad, compasión, ternura, bondad…”. Resistir, resistir esperanzadamente, con esa esperanza afligida, en espera de que el México que ha permanecido silente por tanto tiempo, se levante al fin y hable. ¿Tú crees que alguien —remata Óscar— en Ciudad Juárez había oído hablar de Kavafis, de Ítaca, o que alguien sabía de Ulises? En todo caso, muy pocos, y, sin embargo, cuando Javier, al final del mitin de Ciudad Juárez, terminó de leer “Ítaca” de Kavafis, todos lloraban.

Si vas a emprender el viaje a Ítaca, pide que tu camino sea largo, rico en experiencias, en conocimiento (…) Que numerosas sean las mañanas del verano en que con placer, felizmente arribes a bahías nunca vistas (…) Ten siempre a Ítaca en la memoria. Llegar allí es tu meta. Más no apresures el viaje (…)

Óscar Menéndez

Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca. Rico en saber y en vida, como has vuelto, comprendes ya qué significan las Ítacas trad. José María Álvarez

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Ítaca te regaló un hermoso viaje. Sin ella el camino no hubieras emprendido. Más ninguna otra cosa puede darte.


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Navigation by Theology John Prigge Emerson


Pieter Mulier - Bote de pesca con el viento en la vela

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almon navigate by smell, bees by the sun, and robins by electromagnetic vibrations from the Milky Way. Or so they say. The Polynesians and Melanesians sailed without sight of land for thousands of leagues by the stars, trade-wind clouds, ocean swells, and the flight path of birds. For hundreds of years Europeans navigated by theology. Eratosthenes’ spherical earth of expansive oceans with continents rising up as islands and Ptolemy’s smaller version with isolated basins of water amongst huge land masses succumbed to a vast rectangular box with the arch of Heaven its bulging lid in Cosmas’ interpretation of Holy Scripture, and then evolved into a flat wheel as Isidore Archbishop of Seville divided the entire earth between Asia on one side and Europe and Africa on the other, separated by the Mediterranean, the Sea in the Middle of the Earth, and finally, as the European took to the seas again when the land passages to the riches of the East were closed by the Muslim Turks and a new dynasty in China, the earth rounded out again, or became, in the words of the devout Christopher Columbus, ‘like a pear, or like a round ball, upon one part of which is a prominence like a woman’s nipple. I am convinced,’ he declared, ‘that it is the spot of the earthly paradise whither no one can go but by God’s permission.’


A century and a quarter later the Holy Office of the Roman Catholic Church declared to Galileo, ‘The proposition that the sun is in the center of the world and immovable from its place is absurd, philosophically false,

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Salvador Dalí - El Barco

Columbus, immersed in the Bible, Aeneas Sylvius’ History of All Things and All Deeds, the Imago Mundi of d’Ailly, and the shrunken earth of Ptolemy’s Geography, became a casualty of theological navigation. As a young sailor he had survived shipwreck off the coast of Portugal and there he set up shop with his brother updating mariner’s charts from the information brought back by the ships that half a century before the ascetic Henry the Navigator had begun sending down the terra incognita coasts of Africa. When Columbus made his enthusiastic presentation of the westward route to the Indies to the sovereign of Portugal, Dias’ ships sailed into port with the news of a passage around the tip of Africa; a passage that Ptolemy’s maps clearly showed did not exist, but regardless, opened up a rich trade in spices, drugs, gems, silks, and gold by the cogent persuasion of first demanding from a shipload of Muslim pilgrims returning from Mecca all their treasure, and then burning the ship and all three hundred and eighty men, women, and children on board, and sending the governor of Calicut an ultimatum to surrender attached to a random selection of body parts collected from the hapless traders and fishermen seized in the harbor. So then, Columbus was off to Spain, where he finally convinced Ferdinand and Isabella of the westward passage by his inspired stubbornness and assuring words from Genesis: “Let the waters under the heaven be gathered into one place, and let the dry land appear”, and it was so, the saying of Esdras, approved by none less than Saints Ambrose and Augustine, ‘that the six parts of the world are of dry land, and one of water,’ Ptolemy’s maps, whose measurements Columbus studiously diminished even further, and even the pagan Aristotle’s axiom that one could cross from Spain to the Indies in a few days.


African companions, in captivity. In Hispanola, where Columbus imagined huge fields of gold, he required all Indians over the age of fourteen to deliver three ounces of that precious metal every three months, for which service they would receive a copper token to hang around their necks, and those not deserving of these tokens had their hands cut off and were left to bleed to death. But the only source in Hispanola of that metal that never corrodes was bits of dust gathered from the streams. Thirty years after he discovered the island the exporting of slaves was suspended; the fund was exhausted. Amerigo Vespucci had already unequivocally declared Seneca’s prophecy of an age ‘when the Ocean will loose the chain of things, and a huge land lie revealed; when Tiphys will disclose new worlds and Thule no longer be the Ultimate’ to have arrived, and Pope Alexander VI took time from politics and mistresses to claim this New World for Christendom, and divide it between the Catholic monarchies of Spain and Portugal. And, with new lands to stir his manias, the Europeans’ search continued for Prester John, the Fountain of Youth, the grave of Saint Thomas the Apostle, the Promised Land of the Saints, Solomon’s Mines, El Dorado, the borders of Gog and Magog, and rivers of jewels and cities with streets paved with gold. The explorers of Portugal found a passage to the East that did not exist in the minds of Europeans, while Columbus set sail in the only feasible direction, and there found a continent they had never imagined. But the death knell to sailing by the intercession of theology was yet to receive the final and decisive blow. In 1588 Philip II held the crown of Spain, the kingdom of Naples, Sicily, the duchy of Milan, Franche-Contê, and the Netherlands; possessed Tunis, Oran, the Cape Verde and Canary Islands in Africa, the Philippine and Sunda Islands and a part of the Moluccas in Asia; and in the New World the

Galilee Ludolf Backhuysen - Christ in Storm on Sea

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and formally heretical; because it is expressly contrary to Holy Scripture.’ No like reprimand was needed for Columbus as he set sail with the Holy Scriptures, though he did possess a certain talent, possibly absurd and unnecessary; he was an expert on the pathways of the winds. From one of the busy ports of Spain, which that same month was expelling all the unconverted Jews by general edict of their Most Catholic Majesties Ferdinand and Isabella, who, feeling generous after recently defeating the last stronghold of the Moors in Spain, granted permission to ‘the said Jews and Jewesses, to export their wealth and property, by sea or land, from said kingdoms and dominions, provided they do not take away gold, silver, money, or other articles prohibited by the laws of our kingdoms,’ Columbus sailed southward to the Canaries to avoid the strong westerly winds of the North Atlantic, and then steered a perfect course for his Indies carried along in a northeasterly trade wind. And so, after the ‘few days’ had become many long weeks with ever more mutinous crews, he triumphantly claimed Cuba to be the Chinese Province of Mangi, and further down its coast, he found the golden Chersonese, the Malay Peninsula. Just fifty miles short of the southern tip of his Indies his long-suffering crew forced him to turn back. All were obliged to sign a deposition that Columbus had discovered Asia, or be fined 10,000 maravedis and have their tongues cut out. But, despite Ptolemy, d’Ailly, Aristotle, Aeneas Sylvius, otherwise known as Pope Pius II, Esdras, the Church Fathers and Saints, Holy Scripture, and naming his discoveries San Salvador, Navidad, San Juan the Baptist, Santa Cruz, Santa Maria de Guadalupe, Santa Maria de Monserrate, Santa Maria la Antigua, Santa Maria la Redonda, and Santa Ursula and the Eleven Thousand Virgins, his Indies did not deliver to his sovereign patrons the wealth than the riches of the East were rendering to the King of tiny Portugal. Their Most Catholic Majesties were not amused by gum mastic, aloe wood, cotton, or the slaves, which, although sent ‘in the name of the Holy Trinity,’ were dying, unlike their hardier


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empires of Mexico, Peru, New Spain, Chile, and several more islands. He had also sent the Duke of Alva, fresh from subduing the Netherlands, where he boasted that his Council of Troubles, later known as the Council of Blood, had executed over eighteen thousand Protestant heretics in a short reign of terror, to invade Catholic Portugal so as to seize her rich trade in the East and lord over the Iberian Peninsula alone. But King Philip II was not content. He knew he ruled his vast empire, the largest since the glory days of the pagan Romans, but by the grace of God Almighty. And God had appointed him to crush all heresies to the Roman Catholic faith in his kingdoms and beyond. The times appeared favorable to the king and his God. In Granada, after forbidding the use of the Arabic language and

books, Moorish garments, destroying all the baths, and demanding that all children between the ages of three and fifteen be turned over to the priests for reeducation, the anticipated revolt was quelled by the Marquis de los Veles, the ‘Iron-headed Devil,’ in a campaign of ‘fire and blood.’ The French Huguenot army had been defeated at Druex, and Pope Gregory XII had celebrated a Te Deum commemorating the massacre of thousands more in Paris on St. Bartholomew’s Day. Mary, the Queen Dowager of Hungary and Regent of Flanders, had ordered all heretics in her lands to be relaxed to the secular arm, and, in a generous act of mercy, offered to those who recanted a more kindly death than burning at the stake, and so put the men to the sword and buried the women alive. The Duke of Alva and his twenty thousand veteran troops had left the Netherlands in ruins,


Pieter Mulier - La tormenta mĂĄs joven del mar

and their leader, William of Orange, assassinated. All over Europe the heresies of a German priest who had desired to marry a nun were being turned back by the Counter-Reformation, the Inquisition, the Jesuits, and the violence between the Protestants themselves as they were split into Lutherans, Calvinists, Zwinglians‌

And now, as Philip II beheld his world and God’s, the daughter of that unsanctioned marriage of Henry VIII held the throne of England. Queen Elizabeth, the heretical usurper, excommunicated like her father before her, was sending aid to the Protestant revolt in the Netherlands, the Huguenots in France, and the Calvinist Lords of the Congregation in Scotland, and her Puritan sea-

The Spanish Armada set forth for the conquest of the heretical island from the occupied capital of Portugal. 155 warships, 20,000 soldiers, with 30,000 more waiting on the shores of France under the command of the Prince of Parma, 8,000 sailors, 2,100 slaves, 600 priests, and the flower of the Spanish nobility cast off in the service of the Lord. The great galleons, cathedrals on the sea, had been baptized in the names of the apostles and Santa Ana, Santa Catalina, Santa Maria, and Our Lady of the Rosary. Their sails, banners, and pennants bore the red crosses of the crusades, the Virgin and her Child, and sacred scriptures. Altars crowded the decks, the sterns were covered in carved and gilded Biblical images, and the figureheads were of the saints, with eyes closed and hands clasped in prayer. Gambling, women, and all profane language were forbidden, the seamen, officers, and soldiers had received absolution and communion before boarding, barrels of salt herring were provided for fasting days, and back in Madrid the king prayed to the precious shoulder-bone of Saint Lawrence, his patron saint. And besides her 2,600 cannons, Pope Sixtus V also armed the holy crusade with a Papal Bull of Deposition against Queen Elizabeth, claiming her annihilation to be an act of sacred duty, and furthermore pledged one million scudi, with the wise stipulation that payment be made when Philip had actual possession of an English

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But, staining this rosy picture was a little island in the North Atlantic where, half a century earlier a king, once given the title of Defender of the Faith by Pope Leo X, had mired his kingdom in treason and falsehood. In the heretical island of England the monasteries and properties of the Catholic Church were confiscated and doled out to favorites of the court, the wonder-working cross of Dovercourt was put to the flames, the bones of St. Thomas of Canterbury were torn from his shrine and desecrated, stone altars were used as cheese presses, the sacred bells for the elevation of the Host were hung round the necks of goats, the miraculous crucifix at Boxley, which bowed its head and stirred its eyes, was paraded around the markets to be scoffed and jeered at, the resplendent vestments of the priests were cut up into gowns and bodices for the new clergy of the Church of England and their wives, the monastery and university libraries were burned, the sacred words of Consecration, Hoc est corpus, were mocked as hocus pocus, the new Archbishop of Canterbury ate meat during Lent in the Hall of Lambeth, and whole districts were depopulated as Catholics were racked, torn, chained, starved, and finally hung from gibbets and chopped on blocks.

dogs were plundering Spanish galleons and colonies. In England, the queen and her creatures had enforced the Act of Uniformity abjuring all authority of the pope, prohibited the saying of Mass at church or home, and were seizing, torturing, and executing Jesuits and other priests. Stage productions ridiculed his majesty King Philip II and finally, the usurper had murdered Mary Queen of Scots, Anointed of God, and rightful Catholic heir to the throne. Now the masters of Rome and Spain, pope and king, divine and temporal sovereigns of the earth, were marshalling their forces for a new crusade.


The Invincible Armada met her heathen foes at the English Channel, but neither their superior numbers nor superior God favored them. After suffering the loss of several of his ships without inflicting any damage on the enemy, the flustered Duke of Sidonia ordered a retreat into the North Sea. And there, in the normally calm month of July, a gale of hurricane force scattered, scuttled, and sunk the Armada. 50 ships and less than 10,000 emaciated men straggled back to Spain to ponder on the strange and incomprehensible ways of the Almighty. Did the theology of the infidel Protestants, then, find more favor in the eyes of God? Probably not, for instead of a freak storm, He gave the valiant and victorious defenders of England Queen Elizabeth. Though known to be greedy and ungrateful, and criminally parsimonious regarding her subjects and troops, the queen never skimped on herself. And while she spent lavishly on nightly extravaganzas of pageants and plays and daily amusements of hunting and hawking, and fretted over closet space for her 3,000 priceless gowns, she refused to send the weary seamen of the defending fleet fresh meat and vegetables, and turned a tidy profit by providing them with sour, poisonous beer that spread an epidemic of dysentery through them, accomplishing what Spanish galleons, officers, soldiers, and sailors, 2,600 cannons, and Saint Lawrence’s shoulder-bone could not; before a month was out there was hardly a ship with enough men left alive to weigh anchor.

Albert Houthuesen - Cristo en el mar de Galilea

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port. And finally, as a conclusive demonstration that all was truly in the hands of God, command of the Armada was put under Admiral Medina, Duke of Sidonia, who had never been to sea in his life, but in his splendid flowing robes looked just like an archbishop.


John Prigge Emerson

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Navegar con la TeologĂ­a


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La esfera terrestre de Eratóstenes de océanos extendidos con continentes que se levantan como islas y la versión reducida de Ptolomeo con una cuenca de agua aislada entre una enorme masa de tierra, sucumbió ante la formidable caja rectangular con el arco del cielo como tapa según la interpretación de las Sagradas Escrituras de Cosme que luego evolucionó en un plano circular como Isidoro, arzobispo de Sevilla, dividió toda la tierra poniendo Asia en un lado y Europa y África en el otro, separados por el Mediterráneo, el océano en la mitad de la tierra y, mientras, Europa se lanzó de nuevo al mar cuando los caminos por tierra hacia la riqueza de Oriente fueron cerrados por los turcos musulmanes y una nueva Dinastía en China; la tierra se redondeó otra vez o se volvió, en palabras del piadoso Cristóbal Colón, “como una pera o como una pelota redonda, sobre una parte de la cual hay una prominencia que parece un pezón de mujer. Estoy convencido”, declaró, “que este es el lugar del paraíso terrenal a donde nadie puede ir sin el permiso de Dios”.

~0487 - El viejo y el mar

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l salmón navega guiado por el olor; las abejas, por el sol, y los petirrojos, por las vibraciones electromagnéticas de la Vía Láctea. Los polinesios y melanesios navegaron sin ver tierra, cientos de leguas guiados por las estrellas, las nubes de los vientos alisios, las mareas y las rutas de vuelo de algunos pájaros. Por cientos de años los europeos navegaron orientados por la teología.


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Colón estaba empapado de la Biblia, de la Historia rerum de Eneas Silvio, del Imago mundi de d’Ailly y de la visión de una tierra encogida según la Geografía de Ptolomeo, y se convirtió en una víctima de la navegación orientada por la teológica. Cuando era joven marinero, sobrevivió a un naufragio frente a las costas de Portugal y allí se instaló con su hermano y se actualizó con las cartas de navegación que traían la información de los barcos que medio siglo antes el asceta Enrique “El Navegante”, había comenzado a mandar a la terra incognita de las costas de África. Cuando Colón hizo su entusiasta presentación de una ruta por el oeste a las Indias al rey de Portugal, los barcos de Dias navegaron hacia el puerto con la noticia de que había un camino rodeando la punta de África; un camino que los mapas de Ptolomeo demostraban que no existía, aunque, a pesar de todo, tiempo después Vasco de Gama abrió un comercio rico de especias, drogas, joyas, sedas y oro, persuadiendo convincentemente a unos peregrinos musulmanes que regresaban de la Meca de que le entregaran sus tesoros, luego prendió fuego al barco con sus 380 hombres, mujeres y niños a bordo, y envió al gobernador de Calcuta un ultimátum de rendición acompañado de una selección aleatoria de partes de los cuerpos de los desventurados comerciantes y pescadores que habían capturado en el puerto. Por su parte, Colón fue a España donde finalmente convenció a Fernando e Isabel de la existencia de una ruta por el oeste gracias a su obstinación inspirada en las palabras del Génesis: “Júntense las aguas que están debajo del cielo en un solo lugar y dejen que la tierra seca aparezca, y así fue”; la sentencia de Esdras, aprobada por nada menos que San Ambrosio y San Agustín, “Que seis partes del mundo son de tierra seca y una de agua”; los mapas de Ptolomeo, cuyas medidas Colón disminuyó estratégicamente, y hasta del axioma del pagano Aristóteles que decía que uno podía cruzar de España a las Indias en pocos días.


Rembrandt - Cristo en la tormenta

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Bautista, Santa Cruz, Santa María de Guadalupe, Santa María de Montserrat, Santa María la Antigua, Santa María la Redonda, Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, “sus” Indias no ofrecían a sus soberanos la riqueza que el comercio de Oriente estaban dando al reino del pequeño Portugal. Sus muy católicas majestades no se contentaban con la goma de masilla, la madera de aloe, el algodón o los esclavos que, aunque enviados “en nombre de la Santísima Trinidad”, se estaban muriendo, a diferencia de sus compañeros más robustos de África, en cautiverio. En La Española, donde Colón imaginó enormes campos de oro, obligó a todos los indios mayores de catorce años a entregar tres onzas de ese precioso metal cada tres meses; por este servicio recibirían una moneda de cobre para colgar en sus cuellos y, a los que no merecieran esas monedas, se les cortaban las manos y se les dejaba morir desangrados. Pero, en La Española, la única fuente del metal que nunca se corroe, estaba en pequeñas partículas en las corrientes de agua. Treinta años después de haber descubierto la isla, la exportación de esclavos fue suspendida, la fuente estaba agotada. Américo Vespucio ya había declarado, sin dudar, la profecía de Séneca de una época “cuando el océano baje, una enorme tierra será revelada, y Tiphys correrá el velo de nuevos mundos y Thule dejará de ser el último destino”, que había llegado, y el Papa Alejandro VI, dejando por un momento sus intereses y sus amantes, reclamó el nuevo mundo para la cristiandad y lo dividió entre las monarquías católicas de España y Portugal. Y con nuevas tierras para volver a sus manías, la búsqueda de los europeos continuó con el Preste Juan: la fuente de la eterna juventud, la tumba de Santo Tomás Apóstol, la tierra prometida de los santos, las minas del Rey Salomón, El Dorado, las fronteras de Gog y Magog y los ríos de joyas y las ciudades pavimentadas con oro.

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Un siglo y cuarto más tarde, el Santo Oficio de la Iglesia Católica Romana declaró acerca de Galileo: “La proposición de que el sol está en el centro del mundo, inmóvil en su lugar, es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque está expresamente en contra de las Sagradas Escrituras”. No era el tipo de amonestación que Colón necesitaba cuando se lanzó a navegar con las Sagradas Escrituras, a pesar de que poseía talento, posiblemente absurdas e innecesarias; Colón era un experto en los caminos del viento. Desde uno de los puertos ocupados de España, que en ese mismo mes había expulsado a todos los judíos conversos por el edicto general de sus muy católicas majestades Fernando e Isabel, que sintiéndose generosos después de haber derrotado recientemente al último reducto de los Moros en España, concedieron permiso a “dichos judíos y judías, para exportar sus riquezas y propiedades, por mar o por tierra, de dichos reinos y dominios, siempre y cuando no tomen el oro, la plata, el dinero u otros artículos prohibidos por las leyes de nuestros reinos”, Colón navegó hacia el sur, hacia las Islas Canarias para evitar los fuertes vientos del oeste en el Atlántico Norte, y luego siguió una ruta perfecta hacia “sus” Indias arrastrado por los vientos alisios del noreste. Y así, después de “pocos días” que se habían convertido en muchas semanas y con la tripulación amotinada, afirmó triunfalmente que Cuba era la provincia china de Mangi y, más abajo en la costa, encontró el dorado Chersonese, la Península de Malaca. A sólo cincuenta millas de la punta sur de “sus” Indias, mandó dar marcha atrás a su sufrida tripulación. Todos fueron obligados a firmar una declaración que afirmaba que Colón había descubierto Asia o tendrían una multa de 10,000 maravedíes y les cortarían la lengua. Pero, a pesar de Ptolomeo, d’Ailly, Aristóteles, Eneas Silvio, también conocido como papa Pio II, Esdras, los Padres de la Iglesia y los Santos, la Sagrada Escritura y el bautizo de sus descubrimientos con nombres como San Salvador, Natividad, San Juan


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Los exploradores portugueses encontraron una ruta hacia el Oriente que no existía en la mente de los europeos, mientras que Colón navegó en la única dirección posible y encontró un continente que nunca habían imaginado. Pero el golpe de gracia a la navegación por la intercesión de la teología estaba aún por recibirse, era un golpe decisivo. En 1588, Felipe II salvaguardó la Corona de España, el Reino de Nápoles, Sicilia, el Ducado de Milán, la Borgoña Francesa y los Países Bajos, las posesiones de Túnez, Orán, Cabo Verde y las Islas Canarias en África, las Filipinas y las Islas Sunda, y una parte de las Malucas en Asia; y en el Nuevo Mundo los imperios de México, Perú, Chile y varias islas más, y había enviado al Duque de Alba, que acababa de someter a los Países Bajos, jactándose de que su Consejo de Conflictos, más tarde conocido como Consejo de Sangre, había ejecutado a más de dieciocho mil herejes protestantes en un corto reinado de terror, para invadir a la católica Portugal con el fin de aprovechar su comercio con Oriente y quedar solo, como señor de la Península Ibérica. Sin embargo, el rey Felipe II no estaba contento. Sabía que gobernaba su vasto imperio, el más grande desde los días de gloria de los paganos romanos, sólo por la gracia de Dios todopoderoso. Y sabía que Dios lo había designado para aplastar todas las herejías de la fe católica en sus reinos y más allá. Los tiempos parecían favorables para el rey y su Dios. En Granada, después de prohibir el uso del árabe y los libros, las prendas de vestir árabes, y después de destruir todos los baños, y mandar que todos los niños entre tres y quince años acudieran a los sacerdotes para ser reeducados, la revuelta fue sofocada anticipadamente por el Marqués de los Veles, el “diablo cabeza de fierro” en una campaña de “fuego y sangre”. El ejército de los Hugonotes franceses había sido derrotado en Druex y el papa Gregorio XII celebró un Te Deum conmemorando la masacre de miles de personas en París el día de San Bartolomé. María, la reina viuda de

Hungría y regente de Flandes, había ordenado a todos los herejes de sus tierras que se entregaran al brazo secular, y en un acto de misericordiosa generosidad, ofreció a los que se retractaran, una muerte más amable que la hoguera: entregó a los hombres a la espada y enterró vivas a las mujeres. El Duque de Alba y sus veinte mil soldados veteranos habían abandonado los Países Bajos en ruinas y a su líder, Guillermo de Orange, asesinado. En toda Europa, las herejías de un cura alemán que había deseado casarse con una monja estaban siendo rechazados por la Contrarreforma, la Inquisición, los Jesuitas y la violencia entre los mismo protestantes que acabaron dividiéndose en Luteranos, Calvinistas, Zwinglianos… Aún así, manchando este sorprendente panorama, existía una pequeña isla del Atlántico Norte donde, medio siglo antes, un rey, que había recibido el título de Defensor de la Fe por el papa León X, estaba sumiendo su reino en la traición y la falsedad. En la herética isla de Inglaterra, los monasterios y las propiedades de la Iglesia Católica habían sido confiscadas y repartidas entre los favoritos de la corte, la maravillosa cruz de Dovercourt fue echada a las llamas, los huesos de Santo Tomás de Canterbury fueron desenterrados de su santuario y profanados, los altares de piedra fueron utilizados como prensas de queso, las campanas consagradas para la elevación de la hostia fueron colgadas del cuello de las cabras, el milagroso crucifijo de Boxley, que inclinaba la cabeza y movía los ojos, se paseó por los mercados donde se mofaban y burlaban, las resplandecientes vestiduras de los sacerdotes fueron cortados en vestidos y corpiños para el nuevo clero de la Iglesia de Inglaterra y sus esposas, las bibliotecas de los monasterios y Universidades fueron quemadas, las sagradas palabras de la consagración: Hoc est corpus, fueron objeto de burla como Hocus Pocus, el nuevo arzobispo de Canterbury comió carne durante la cuaresma en el salón Lambeth, y distritos enteros


Eugene Delacroix - Cristo en el mar de galilea

quedaron despoblados, los católicos fueron desgarrados, encadenados, hambreados y, finalmente, colgados de horcas y desmembrados.

La Armada Española se formó para la conquista de la isla herética desde la ocupada capital de Portugal. Ciento cincuenta y cinco barcos de guerra, veinte mil soldados y treinta mil esperando en las costas de Francia bajo el mando del Príncipe de Parma, ocho mil marineros, dos mil cien esclavos, seiscientos sacerdotes y la flor y nata de la nobleza española al servicio del Señor. Los grandes galeones, catedrales en el mar, habían sido bautizados con

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Y ahora, ya que Felipe II gozaba su mundo y lo que Dios le dio, la hija del matrimonio no autorizado de Enrique VIII, ocupó el trono de Inglaterra. La Reina Isabel, la usurpadora hereje, excomulgada como su padre antes que ella, envió ayuda a la revuelta protestante de los Países Bajos, a los Hugonotes de Francia, y a los Lords de la Congregación Calvinista en Escocia, y sus puritanos lobos de mar estaban saqueando a los galeones españoles y las Colonias del Nuevo Mundo. En Inglaterra, la reina y sus súbditos habían obligado el acto de uniformidad abjurando toda autoridad del Papa, estaba prohibida la celebración de la misa en las iglesias y las casas, y fueron

aprendidos, torturados y ejecutados los Jesuitas y otros sacerdotes. Se originaron burlas a su majestad el rey Felipe II y finalmente la usurpadora asesinó a María, Reina de Escocia, ungida de Dios, y legítima heredera católica al trono. Entonces los amos de Roma y España, Papa y Rey, soberanos divino y temporal de la tierra, hicieron maniobras con sus fuerzas para una nueva cruzada.


La Armada Invencible se encontró con sus enemigos paganos en el Canal de la Mancha, pero ni su superioridad numérica ni su Dios los favoreció. Después de haber sufrido la pérdida de algunas de sus naves sin causar ningún daño al enemigo, el Duque de Sidonia, nervioso, ordenó una retirada hacia el Mar del Norte. Y allí, en el normalmente tranquilo mes de julio, un vendaval con la fuerza de un huracán dispersó y hundió la Armada. Cincuenta barcos y menos de diez mil hombres demacrados regresaron a España tratando de comprender las formas extrañas e incomprensibles del Todopoderoso. ¿Podía la teología de los protestantes infieles, encontrar más gracia ante los ojos de Dios? Probablemente no, porque en vez de una extraña tormenta, a los valientes defensores de Inglaterra les procuró con la Reina Isabel, bien conocida como codiciosa y desagradecida, y criminalmente ahorrativa tratándose de sus súbditos y tropas, pero que nunca escatimó para sí misma. Y mientras ella pasó todas las noches en espléndidas extravagancias con desfiles, obras de teatro y entretenimientos de caza y cetrería, e inquieta porque en su armario sólo tenía tres mil vestidos invaluables, se negó a enviar a los marineros cansados carne fresca y vegetales, y, consiguiendo una buena ganancia, mandó cerveza agria que propagó una epidemia de disentería entre ellos, logrando lo que los galeones españoles, oficiales, soldados y marineros, los dos mil seiscientos cánones y el omóplato de San Lorenzo, no podían: antes de un mes no había ni un barco con suficientes hombres vivos para levar anclas trad. Félix García

Gate to Nowhere - Navegando el Desierto

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los nombres de los apóstoles y Santa Ana, Santa Catalina, Santa María y Nuestra Señora del Rosario. Las velas, las banderas y los banderines llevaban la cruz roja de las Cruzadas, La Virgen y el Niño y las Sagradas Escrituras. Los altares llenaban las cubiertas, las popas tenían imágenes bíblicas talladas y doradas, y cabezas de santos con los ojos cerrados y las manos juntas en oración. El juego, las mujeres y el lenguaje profano estaban prohibidos, los marineros, los oficiales y los soldados habían recibido la absolución y la comunión antes de abordar, tenían barriles de arenques para los días de ayuno y en Madrid el Rey imploró al precioso omóplato de San Lorenzo, su santo patrono. Además de sus dos mil seiscientos cánones, el papa Sixto V también armó la santa cruzada con una Bula papal de deposición contra la Reina Isabel diciendo que su aniquilación era un acto de deber sagrado, y todavía más, prometió un millón de escudos, con la sabia disposición de que el pago se realizaría cuando Felipe II tuviera la posesión de un puerto Inglés. Y, por último, como una demostración concluyente de que todo estaba realmente en las manos de Dios, al mando de la Armada fue puesto el almirante Medina, Duque de Sidonia, que nunca en su vida había estado en el mar, pero con sus espléndidas vestiduras parecía un arzobispo.


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Carlos Carlos MarĂ­n MarĂ­n


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El cuadro es una bola

Y

a llovió…

¿Qué nos está permitido? —dijo Carlos Marín, reflexionando para sí mismo, mientras amasaba el barro—. ¿A qué puede uno aspirar?

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No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió. Cada día tiene su afán, aunque parezca evangélico, y cada día se resuelve sólo cuando se termina, y así comienza otro, igualmente secreto, igualmente incierto. Por eso la nostalgia añora lo que no es, una nostalgia que viene desde Gardel y más atrás, desde siempre; y la fortuna de no poder cambiar el pasado, chingá, que para eso somos hombres, y el juego eterno de las miradas… Somos islas azotadas por el tiempo: el pasado que ya no existe, el futuro que es inseguro y enigmático, y el eterno presente que cae y se despedaza a cada instante… …y sonó entre tú yo el silbato del tren.


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Cada día es un golpe de hacha en la raíz, por eso trabajo duro, tomo decisiones y voy formándome a pesar del azar y sus conjunciones. Creo firmemente que soy el constructor de mi destino y lo hago con la única herramienta que tengo: el presente… …ojalá que estuvieras conmigo… ¡Ah!, ese pinche bandoneón, y el pasado lejos, en alguna plaza o más lejos todavía, en un puente o en la playa, y el presente que se deshace y el olvido que es una de las formas del perdón como decía uno de tus bates preferidos, ¿cómo se llama? Bueno, como se llame. Da igual…

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Y no volví más…

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Esta canción me parte la madre, porque me materializa, pero, también me llena de imágenes, de personajes que se encuentran y luego se alejan irremediablemente, de cuerpos que danzan y se mueven mansamente en la lontananza de la luz, de cuellos que van tomando tonos vegetales, de brazos que se abren dispuestos y maduros, de gordos sin amor, de mujeres con el pasado hecho pedazos, de ojos, de bocas, de manos, de pechos abiertos, de corazones de tierra que se amparan bajo la esperanza de la vida, aunque la vida sea un albur…


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(Melancolía pura…) Un albur que tiene ciertas seguridades, por ejemplo, para mí, en mi trabajo: el lenguaje de lo clásico. Por eso, para estar seguro, voy siempre a lo clásico, a los griegos, al Renacimiento, porque es un lenguaje conocido, porque se puede reproducir y asimilar, porque es muy literal, porque es concreto, porque a partir de allí se puede disfrazar, desfigurar, desproporcionar, fragmentar, seccionar, tatuar, romper, manchar o zaherir el cuerpo, como una manera de acentuar sus deseos y sus carencias, y como un modo de escribir su historia y poder contarla en un presente congelado. La escultura nos permite burlar el presente y escapar al tiempo o atraparlo, no sé… bueno, eso digo yo, pero la verdad es que hago lo que hago porque así me sale…

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…corazones de miga de pan, soldaditos de lata…


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Ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy… Porque así doy mi testimonio. Sí, a veces soy testigo y a veces actor, por separado, pero a veces soy testigo a la misma vez que actor. Pienso que todos somos un poco parte de todos, y que el cuadro es una bola… …a decirme que existe el olvido esta noche han venido. Esa canción, ¡carajo! Sabina me cae bien, porque es irreverente, amargo y desesperanzado, porque entiende cosas básicas, de la sangre y las secreciones, la supuración y el llanto y las ganas de salir y de romperlo todo y quedar, aún así, anhelante…


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No consigo olvidarte… Y el bandoneón, oye ese pinche bandoneón. ¡Óyelo! Es un demiurgo. …corazones de miga de pan… No soy adivino, pero si pudiera verme en una bola de cristal y si pudiera leerme a mí mismo la mano izquierda que para eso soy zurdo, encontraría en los surcos imágenes sin letras, porque ese es mi lenguaje, y me vería trabajando y tratando de comunicarme con mi espejo… …y me puse a gritar ¿dónde estás?

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(FG)


A ACテ,IA VERMELHA

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MANUEL POPPE


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oi por pouco tempo. Um mês. Lembro-me de quando me apareceu, a rir-se, à procura de trabalho. Eu viera contratado para verificar as condutas de água que abasteciam a capital. Era um país do golfo da Guiné, muito pobre e com dificuldade em organizar-se depois da independência. Perguntei-lhe: —O que é que sabes fazer? —Tudo— respondeu-me, às voltas com o corpo, que balanceava, livre, as mãos agarradas à boca. —Como é que te chamas? —Ednilza. Acertámos o preço e ficou a trabalhar em minha casa. Chegava às seis da manhã — todos se levantavam cedo— e ia-se embora ao pôr-do-sol, quando eu a levava no jeep, carregado de sacos, os restos do dia. Atravessávamos a cidade às escuras e subíamos uma rua íngreme de terra batida, onde havia pequeninas bancas, iluminadas por candeias improvisadas, de lata.


ÁRBOL EN LLAMAS

F

ue por poco tiempo. Un mes. Me acuerdo cuando apareció, riéndose, en busca de trabajo. Yo había llegado contratado para verificar las tuberías de agua que abastecían a la capital. Era un país del Golfo de Guinea, muy pobre y con dificultad para organizarse después de su independencia. Le pregunté:

Acordamos el precio y se puso a trabajar en mi casa. Llegaba a las seis de la mañana —todos se levantaban temprano— y se iba a la puesta del sol cuando yo la llevaba en el jeep, cargado de bolsas, las migas del día. Atravesábamos la ciudad a oscuras y subíamos una calle empinada llena de lodo, donde había pequeños puestos iluminados con faroles improvisados, en latas.

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—¿Qué sabes hacer? —Todo —me respondió, moviendo su cuerpo que balanceaba, libre, con las manos entrelazadas en la boca. —¿Cómo te llamas? —Ednilza


—É ali— dizia. E entrávamos no atalho. Ficava a dizer-me adeus, junto às escadas que davam para o único andar da casa de madeira assente em barrotes e com um telhado de zinco amolgado. Era um vulto, no meio do mato, com o vestido branco e o lenço amarelo. Os coqueiros agitavam-se em volta e luzes brilhavam, por detrás das cortinas de pano. Um dia, apareceu-me com a irmã e uma sobrinha. —O doutor não precisa?... Porque não? A vivenda que eu alugara era grande, quartos amplos, abertos sobre um jardim com mangueiras, bananeiras, goiabeiras, e eu gostava de a sentir habitada, a ouvir o mar, em frente. Mas foi sempre ela quem me serviu e reservou isso para si, a preocupar-se com a minha saúde, com o meu bem-estar. Uma vez, disse-me:

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—O doutor não gosta de mim... —O quê? Aquela era a hora em que eu costumava sentar-me, na varanda, a olhar para o jardim e a ver cair a noite. O crepúsculo chegava devagarinho, as mangueiras escureciam, com a folhagem densa, a caramboleira deixava o dourado dos frutos. —Gosta de mim? —Claro que gosto! Nunca tinha pensado nisso. Agarrei-lhe a mão húmida e puxei-a. —Não acreditas?


—Es allí —dijo. Y entramos en el acceso. Fue a decirme adiós, junto a las escaleras que daban a la planta de la casa de madera, construida sobre vigas y techada con láminas de zinc abollada. Era una silueta entre las plantas, con el vestido blanco y un pañuelo amarillo. Las palmeras se agitaban alrededor y las luces brillaban detrás de las cortinas de tela. Un día llegó con su hermana y una sobrina. —¿El doctor no acepta? ¿Por qué no? La casa que alquilaba era grande, los cuartos amplios, abiertos sobre un jardín con mangos, plátanos, guayabos y me gustaba sentirla habitada, oyendo el mar, enfrente. Pero fue siempre ella la que me sirvió y se reservó eso para sí misma, se preocupaba por mi salud y mi bienestar. Una vez me dijo: —Al doctor no le gusto… —¿Quién?

—¿Le gusto? —¡Claro que me gusta! Nunca había pensado en eso. Le agarré la mano húmeda y la jalé. —¿No me cree?

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Era el momento en que yo acostumbraba a sentarme en el balcón mirando el jardín a ver caer la noche. El crepúsculo llegaba despacio, los mangos se oscurecían, con su follaje denso, el carambolo dejaba ver dos frutos dorados.


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Ela deixou-se estar e, depois, libertou-se. Ficou parada, entre cá e lá, encostada à balaustrada, com as pernas cruzadas. Demorou. Não tirava os olhos de mim. Era muito forte o olhar e desviei o meu.

Ella permaneció así y luego se liberó. Siguió parada, aquí y allá, apoyada en el barandal, con las piernas cruzadas. Esperó. No me quitaba los ojos de encima. Su mirada era muy fuerte y me volví.

Passaram os dias. Até que aconteceu. Tinha ido ao sul da ilha e voltei tarde, já de noite. Vi-a enforcada, presa de um braço da mangueira. Chamei os polícias, que a levaram, um corpinho exile, com as pernas esticadas e o peito rígido a levantar-lhe a camisa.

Pasaron los días. Hasta que sucedió. Había ido al sur de la isla y regresé tarde, ya de noche. La vi colgada de una de las ramas del mango. Llamé a la policía, para que se la llevaran, su pequeño cuerpo, con las piernas estiradas y el pecho rígido al levantarle la blusa.

Em frente do escritório de minha casa, havia uma acácia vermelha, que floriu, nessa altura. Eu vi-a, julgava vê-la passar, por debaixo da árvore. Às vezes, parecia que se virava para a janela.

Enfrente de la oficina de mi casa había un flamboyán que floreció en ese momento. La veía, creía verla pasar, debajo del árbol. A veces parecía que iba hacia la ventana.

—Tão elegante... — pensava.

—Muy elegante… —pensaba

A minha cozinheira apanhou-me assim e desabafou:

Mi cocinera me sorprendió y exclamó:

—Nunca lhe contaram? Ela foi uma infeliz. Andou, sem eira nem beira, desde que nasceu! O pai? Não quis saber dela, tinha mais filhos e outras mulheres. A mãe? Aguentou, enquanto pôde. Também tinha outros. Não sabe como é? Ela é que foi à vida. Aprendeu depressa. Mas isso era o menos. O pior era o resto. Nunca os viu? O que é que o doutor andou cá a fazer? Só as minas? Só a casa? Os criados? Nós?... A varanda? Nunca os viu, os brancos, que voltaram, a pagar, a pagar! A enchê-las de roupas, e a aproveitarem-se. A comprarem. Não as deitam fora. Têm dinheiro: usam-nas e até as protegem. Dão-lhes de comer. Depois, esquecem. Elas é que sofrem. Ela é que sofreu. A sua! Passou de mão em mão.

—¿Nunca le contaron? Ella fue una infeliz. Anduvo sin un centavo desde que nació. ¿El padre? No quiso saber de ella, tenía más hijos y otras mujeres. ¿La madre? Soportó mientras pudo. También tenía otros. No sabe. Ella fue a la vida. Aprendió de prisa. Pero eso era lo de menos. Lo peor era el resto. ¿Nunca lo vio? ¿Qué es lo que el doctor andaba haciendo? ¿Sólo las minas? ¿Sólo la casa? ¿Los servidores? ¿Nosotros?... ¿El balcón? Nunca lo vio, los blancos, nunca se fijan, sólo pagan, pagan. Se llenan de ropa y disfrutan. Compran. No les importa. Tienen dinero, y lo utilizan para su protección. Darles de comer. Luego se olvidan. Ellas son las que sufren. Ella sufrió. ¡Usted...! Pasó de mano en mano.

A raiva sufocava-a.

La furia la asfixiaba.

—Compraram tudo... —Ela? Qual?

—Compran todo… —¿Ella? ¿Qué?


—A que o doutor não quis.

—La que el doctor no quiso.

E troçou:

Y cortó:

—O doutor andou sempre distraído...

—El doctor andaba siempre distraído. No sabía cómo responderle. La verdad es que no había querido nada. La conocía muy poco. Me di cuenta rápidamente que aquello era un pantano, el barro ensuciaba la belleza de la isla. El hotel se caía, el bar de Alipio, con el generador que ensordecía, los mosquitos y aquella gente que decía que ayudaba y bebía, grosera, agresiva. Aún hoy, después de tantos años, los veo: sudorosos, con las camisas abiertas, acostados unos sobre otros. Y de repente, se levantaban, se metían en los carros e iban desenfrenados por los caminos con baches, hasta que se cansaban y se abrazaban y rodaban en las playas. Siempre pensé que estaban así, sin más, que nunca veían nada. Me contaron cosas y trataron de involucrarme.

—Na despedida do Bidarra, tiraram-lhe a língua para fora. Estava tudo bêbado! O “macaco” pendurou-se do candeeiro! Felizmente, agarraram-no a tempo...

—En la despedida de Bidarra, habló más de la cuenta. ¡Estaba tan borracho! ¡El “Macaco” se prendió de la lámpara! Afortunadamente lo agarraron a tiempo…

Eu conhecia o “macaco”: era um mestiço, que a colónia europeia tolerava. Quando nos cruzávamos, eu desviava os olhos: custava-me o seu ressentimento, o desespero de andar na cola dos brancos. Diziam que era filho de um roceiro, que o empregara como capataz.

Yo conocía al “Macaco”, era un mestizo que la colonia europea toleraba. Cuando nos cruzábamos yo desviaba la mirada, me dolía su resentimiento, su desesperación por andar atrás de los blancos. Decían que era hijo de un palurdo que lo había empleado como capataz.

Quantas vezes fugira daquele mundo infectado e me refugiara na vivenda! Onde a encontrava.

Con frecuencia huía del mundo emponzoñado y me refugiaba en la casa. Donde la encontraba.

—O doutor já tomou o remédio? Eram as pílulas para a malária, trazia-mas num tabuleiro leve, quase uma folha, equilibrado nas mãos pequeninas, seguro pelos dedos magros, doirado, com figuras

—¿El doctor ya ha tomado la medicina? Eran las píldoras contra la malaria, las traía en una bandeja, casi como una hoja, equilibrada en sus manos pequeñas, segura entre sus dedos largos, dorada, con figuras

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Não sabia responder-lhe. A verdade é que não tinha querido nada. Viera por pouco tempo. Percebera depressa que aquilo era um pântano, lama a sujar a beleza da ilha. O hotel, a cair de podre, o bar do Alípio, com o gerador que dava cabo dos ouvidos, os mosquitos e aquela gente, que dizia que ajudava e sugava, grosseira, agressiva. Ainda hoje, passados tantos anos, os vejo: suados, as camisas abertas, a encostarem-se uns aos outros. E, de repente, levantavam-se, metiam-se nos carros, e iam desenfreados, pelas estradas esburacadas, até se cansarem e se abraçarem e rebolarem nas praias. Pensei, sempre, que estavam a mais, que nunca viram nada. Contaramme coisas, a tentarem envolver-me.


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geométricas de madeira preta, e olhava-me, à espera. Depois, girava, a saia de popelina a roçar-lhe os joelhos, os olhos a brilharem, e dizia, contente:

geométricas de madera negra, y me miraba, esperando. Luego, daba la vuelta, la falda de popelina rozaba sus rodillas, le brillaban los ojos y decía, feliz:

—O doutor esquece-se sempre....

—El doctor siempre se olvida…

Agora, a minha cozinheira gorda, de quem nunca esquecerei os olhos vivos, acusava-me.

Ahora, mi cocinera rechoncha, de la que nunca olvidaré los ojos vivos, me acusaba.

—O doutor deixou-a sozinha. Acabada a missão, fui-me embora. Às vezes, lembro-me da Ednilza, no meio das árvores, a dizer-me adeus. E, à noite, oiço os coqueiros, quando o vento sopra

—El doctor la dejó sola. Terminada la misión, me fui lejos. A veces recuerdo a Ednilza, entre los árboles, diciéndome adiós. Y, por la noche, oigo las palmeras cuando el viento sopla trad. Félix García

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Wichie Torres - El Flamboyán, acrílico sobre canvas 48”x64”


Ouajd Karkar

Z

zat i ma ad temɣar taseklut nni ira yeẓẓu Rmexzen jar webriḍ ameqran n ṭṭumubin ḍ tawwart n teddart nneɣ tameẓyant, ira mikat ḍeg ujenna nneɣ ṭṭawent am mamec xssent, tfafarent amacnaw tifriǧas niɣ ɛaḍ cwayt ujar.

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Ira ɣarsent tirelli war yeǧi ɣar ḍ tirelli… Yeffus nsent ẓermeḍ nsent, tamurt nsent ajenna nsent, ira teggent am mamec xssent, maca ruxa uhu, zeg wami id temɣar tamcunt nni n tseklut mɣarent-id akiḍes aṭṭaṣ n tcuḍaḍ i yarecmen s tisar n ayt bab ines, ruxa tuḍart ḍi tuḍart nneɣ tebbarwi akeḍ raxart, s tesbbanyut zemmeɣ-t jar rxezrat inu ḍ ijjen n rqahwa s uɣi (café con leche). Ra ḍ mikat nni ira i tenḍen ak ussan nneɣ ruxa war qqiment tenḍent, ḍewrent ḍ tineḥbas jar wackuḍen n tseklut, am mamec ntwaḥebes neccin ḍeg ixf nneɣ s yixf nniḍen, zi twarjet n wexxam inu iḍewren ḍ raq inu, war twiriɣ ɣar yaḍu itqehared “mikat” zi ragwaj ḍ raḍas ɣar tseklut war yeggwijen x tittawin inu. Maca xmini tnedder taǧest, itɣima mɣar wesqar ḍ rxezrat inu itemsarawen ɣar temcunt nni n tseklut, taseklut s yixf ines traḥ ttemɣir jar tittawin inu, tettwariɣ-t amacnaw ca n umettin iteffeɣ-d zeg under ines, tuzeɣ temsizeɣ qqimen dayes ɣar yexsan, tarni ddarreɛ tubarcent nni n “mikat”, am mamec bbarecnen usan inu necc ḍi tmurt-a n…!!! Zzat i ma ttesijj tfuct n zic ttsajjant-id tabriwin ines iḥeḍqen s tiwarɣi n temrer n iman ines. Zzat i ma ad yessij Mimun Abuhari sadu i wɛiccu ines iseqfen s “mikat” ḍ iqarṭunen i yuffen s nḍa n tmeddit i ḍi yuta usemmiḍ, tsajjant-id issis n jjwan amacnaw tiɣrarin tefɣent-id icten awarni tenneɣnit, tniyrawent teggent ijjen teqwwart jar asent, zzat i tewwart n teddart nneɣ, tirarent cway zi meqen ṭuṭṭuc, cway zi (julak)… niɣ tiḍarent cway zi tqessist n bu-sebɛa n ṭṭerba:

CorazondeDios - Árbol muerto en blanco y negro

Taseklut n uraji


Takeṭṭuft tegga yurar Qaqra tegga yatay, Tegga nneɛnnaɛ yuḍrus Burxes iqsas rḥar Ddat ines tusus, Bu-sebɛa n ṭṭerba War yeqbir rmessus Ijbeḍd rkabus… Zi ssa war tkemmirent i tqessist nsent, ḍ Mimun Abuhari zi ssa war-d itiweḍ wawar ines ɣarsent, aḍ tafiḍ mkur icten man abriḍ i teṭṭef, war itɣimi zefar nsent ɣar taɛejjact ḍ wawar n tarewra: Tamimunt arwer… arwer… Laɛziza: wah aqqedin, arwer, arwer… Tamimunt: Tettuḍ tacedat inem a tamcunt Laɛziza: Iǧa tiri ra ḍ Muqebbuz tendar tisira ines.

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Tsema: “Rbaz yuta ḍeg ifiǧusen” , amya it-yenna wenni it-yennan . Mimun Abuhari xminni war itif min ɣar yecc iteṭṭef iqzinen imeẓyanen iɣarres-asen itettiten, maca xminni war itif min umi i ɣad iɣarres, iɣarres i wqemum ines s tɣuyyet iqeḍɛen, iggwar itɛiyyaḍ, isɣuyyu, itekkwar, itɛayar marra min yeǧan sennej i tmurt: “A wllad lqḥab a tarwa n wallu, a ywasriwen a tarwa n buhiyyuf”, war itesɣiḍ, war itezyenfi ar d ɣar yaweḍ ṭṭaref i tseklut, war ifessi reqfer n ssarwar ines ar d ɣar yaweḍ sadu wackuḍen n tseklut, war itbeccic ar d ɣar yaweḍ ɣar tiyyart n tseklut iyejjiwnen faḍ zeg wass n trarit ines. Maca s tiḍet i mri war yeǧi ḍ ibeccicen n Mimun Abuhari iri tufiḍ taseklut i yeẓẓu rmexzen tuzeɣ zi mrmi…!!!


A

ntes de crecer, aquel árbol que plantó el Majzén1 entre el gran camino y la puerta de nuestra pequeña casa, las bolsas de basura2 en nuestro cielo volaban como querían, volaban como golondrinas o como algo más y se iban lejos. Tenían libertad, ¡no!, ¡más que libertad! Eran las dueñas de la tierra y del cielo, el norte era de ellas, el sur también. Hacían como querían, pero ahora no, desde que creció aquel maldito árbol, crecieron junto con él las malas acciones de sus dueños (es decir, del Majzén), ahora la vida… nuestra vida está mezclada con la muerte. Como se dice en castellano… esa vida entre mis miradas… café con leche.

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Aquellas bolsas que daban vueltas junto con nuestros días, ahora dejaron de hacerlo, quedaron presas entre las ramas secas del árbol, como nosotros que estamos presos en nosotros mismos a causa de otros. Regresé a mirar desde la ventana de mi recámara, como es mi costumbre, y no vi nada más que al viento, vi cómo estaba arreando las bolsas desde lejos y desde cerca, encaminándolas hasta el árbol que tengo delante de mis ojos. Cuando cae la oscuridad, se queda nada más el silencio y mis miradas van al maldito árbol, que se engrandece ante mis ojos, lo miro como un muerto que sale poco a poco de su tumba, seco, muy delgado. Nada mas quedaron en él los huesos y cada vez lo abraza más lo negro de aquellas bolsas… ¡cómo oscurecieron mis días en esta tierra de…! Aún recuerdo que… antes que saliera el sol de la mañana, sus rayos, que son como pestañas amarillecidas por la incandescencia de su alma… antes de que saliera Mimun Abuhari3 de su tiendita techada con bolsas y cartones mojados aún por el rocío de la noche golpeada por el mal aire, salían las hijas de los vecinos, salían como los caracoles cuando hacen una fila, salían una atrás de otra, se juntaban y hacían un circuito entre ellas, frente a la puerta de nuestra casa, jugaban un poco de meqen tuttuc4, un poco de julak… o cantaban versos de bu-sebɛa n ṭṭerba5: 1 2 3 4 5

Palabra que se refiere al gobierno marroquí que no es bienvenido por ser de ocupación. El gobierno no tiene ningún sistema de recolección de basura en algunos pueblos por lo que se puede ver amontonada en la calle. Loco en tamazight, el gobierno de ocupación concentra a los locos en los pueblos del Rif alejándolos de los centros turísticos. Un juego tradicional de niños en el Rif en el que se le vendan los ojos a un niño mientras los otros se esconden. Nombre de una lagartija

Arturo Pérez - La caída

El árbol de la espera


“La hormiga se casó y la rana preparó el thé pero con muy poca menta…entonces el salta montes se sintió excluido, su cuerpo se debilitó A Bu-sebɛa n ṭṭerba no le gusta el thé amargo así que sacó la pistola…. Cantaban su poesía sin poder terminar el juego porque las palabras de Mimun Abuhari llegaban hasta ellas… cada quien encontraba el camino que tomaba, atrás no se quedaba más que el polvo y las palabras para apresurarse a correr: Tamimunt: Corre!... corre! Laɛziza: Sí, está ahí, corre!... corre! Tamimunt: Olvidaste tu pañoleta, tonta. Laɛziza: No importa, Muqebbuz también tiró sus sandalias.

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Así es; “él águila tiró a sus pollitos”, así lo dijo quien lo dijo. También recuerdo que cuando Mimun Abuhari no encontraba qué comer, agarraba a los perritos pequeños y los degollaba para comerlos, pero cuando no encontraba nada para degollarlos, lo hacía con su propia boca y filosos gritos. Caminando como si llamara a alguien, gritaba y maldecía, se quejaba de todo cuanto hay sobre la tierra: “hijos de puta, tlacuaches hijos de la hambruna”, no se callaba, ni se cansaba hasta que llegaba cerca del árbol, no abría los botones de su pantalón sino hasta llegar debajo de las ramas secas de aquel árbol, no orinaba hasta que llegaba al pié del árbol, que está sediento desde el día en que nació. Pero en verdad, si no fuera por los orines de Mimun Abuhari, el árbol que plantó el Majzén, estaría seco desde hace mucho trad. Ouajd Karkar y Azul Ramírez Rodríguez


Un lugar llamado Mataulipas Alberto Rebollo

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A

rmando no sabía lo que le esperaba cuando se decidió a visitar la frontera norte. Había escuchado de gente baleada “por no detenerse en un retén militar”, de jóvenes asesinados en fiestas, de la guerra contra el narcotráfico, de los migrantes esclavizados, de las jovencitas violadas y asesinadas, pero pensó que él no cabría en ninguna de esas categorías de gente que corría peligro; siendo un simple profesor de teatro de preparatoria, perteneciente apenas a la clase medio baja de la gran ciudad, no sentía temor alguno pues no tenía mucho que perder. Su hermano que vivía en Estados Unidos desde que la derecha gobernaba al país le había mandado una camioneta con algunos regalos para la familia y él debía recogerla en Matamoros. Al llegar a la ciudad, le pareció una ciudad bonita, con una infraestructura no tan miserable, con un par de hermosos lagos, y un clima templado, sin embargo era notorio el abandono poblacional; casas solitarias que parecían abandonadas se dejaban ver tristes y con algo de basura en sus polvosos patios. Algunas oficinas parecían haber sido bombardeadas, boquetes, orificios de bala y señales del fuego cruzado se observaba en altas camionetas y en algunas otras casas. Algo de película del oeste se sentía en el ambiente, salvo por algunos tanques con soldados histéricamente armados y con los nervios de gato en periférico que hacían cambiar el ambiente más bien a película gringa en el medio oriente. Las gasolineras estaban vacías y las calles desiertas, a excepción de una céntrica avenida principal en donde comerciantes y paseantes se daban cita para vender y comprar todo tipo de


Adry del RocĂ­o - Nudo Ciego


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mercancías baratas y alimentos chatarra del estilo americano, pero fuera de ahí no había nada, y a partir de las siete de la noche todos los comercios estaban cerrados. Una sensación de desamparo cundía por la pequeña y otrora coqueta ciudad. Cuando le entregaron la camioneta, el chofer le advirtió, “ten cuidado con la maña, aquí todo está controlado por esos cabrones, ora que vayas con el mueble para México, si te los encuentras, mejor ni te pongas al pedo, con suerte y nomás te bajan la merca”. Armando, por vergüenza, omitió hacer la pregunta de rigor: “¿qué es la maña?”, pero supuso que se trataba de algunos raterillos comunes, de esos que hay miles en la gran ciudad, de esos que te roban los tapones del coche, la cartera o el reloj y salen corriendo hacia una oscura callejuela con la cola entre las patas, a esos, pensó “los conozco como a la palma de mi mano”, podría reconocerlos a simple vista porque siempre andan nerviosos, mal vestidos

y volteando para todos lados, son jóvenes, flacos, por lo regular morenos y con el bigote mal cortado. Invariablemente oyen música de banda norteña, andan a pie o en bicicleta y traen una mochilita medio mugrosa. Estaba harto de permanecer encerrado en un cuarto de hotel sin poder salir a ningún lado, sin poder salir a tomarse una sola copa en un bar porque todos estaban cerrados o porque eran exclusivos para “narcodilers” como algunos llamaban a “los y griegas”, la banda de traficantes de drogas que desde que tomó posesión el nuevo y flamante presidente se había convertido en la regidora de todas las cosas en el estado; además de exportar drogas en catapultas, cobraba rentas a los comerciantes, controlaba las carreteras libres y de cuota, secuestraban empresarios, extorsionaban profesionistas, “levantaban” periodistas y dominaban autoridades


pantalón levi’s y playeras tipo polo. Su rostro, que apenas mostraba sus primeras arrugas, dejaba ver unos ojos claros e infantiles. Nadie dudaría de su honradez y su bondad. De regreso a la camioneta, se sintió un poco cansado, pensó en detenerse en el siguiente motel para pasar la noche y tomar una ducha. Abordó la van. Al encender el motor escuchó una voz en la parte trasera que le decía “No la hagas de pedo huerco y camínale por la derecha”. Cuando sintió el frío de la pistola en el cuello Armando sintió que la garganta se le cerraba, que la panza se le retorcía, que los oídos le estallaban. Varios hombres armados de alguna forma se habían metido en su camioneta e incluso estaban bebiendo latas de cerveza americana, como si estuvieran en la sala de su propia casa. Los compadres todavía se despidieron del que parecía ser el encargado de la gasolinería e incluso le pasaron por la ventanilla un rollito de billetes. Armando Imaginó que venía el ejército a salvarlo, que el presidente “tomaría cartas en el asunto”, pero no fue así. A menos de un kilómetro le hicieron tomar una desviación de terracería hasta llegar a lo que parecía ser un taller mecánico. Los hombres borrachos iban conversando sobre sus múltiples negocios y hasta reían comentando que estaba buena la chamba estos días, platicaban con el desempacho de un grupo de oficinistas que está a punto de salir a comer, como si la policía y ellos fueran una misma cosa, como si no tuvieran miedo alguno de ser detenidos por el largo brazo de la ley. Armando pensaba en todos esos hombres torturados, en todas esas mujeres violadas, en todas esas horribles historias de migrantes desmembrados y enterrados clandestinamente, pensó en las golpizas, en la cinta canela, en las detonaciones, en el olor a sangre, en la podredumbre, en…, en… Perdió el sentido. Al día siguiente en la prensa se leía: “Contempla EU envío de tropas a México contra el Narco”

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Adry del Rocío - Consumiéndome en el vacío de mi ser

judiciales y políticas, pero su platillo favorito era asaltar paisanos de regreso a casa, cargados de dólares y de codiciadas mercancías gringas; patines, bicicletas y juguetes de moda que luego regalaban orgullosos a sus múltiples hijitos procreados con inocentes jovencitas en su mayoría golpeadas e intimidadas al más ligero respingo. No pocas de ellas habían muerto por una golpiza y luego al doctor le obligaban, pistola en mano, a asentar en el acta que había fallecido de “muerte cerebral por insuficiencia de oxígeno, causada por la ingesta excesiva de antidepresivos” o cosas parecidas. Los panteones de dicha ciudad estaban abarrotados y recientemente fastuosos mausoleos habían brotado por todas partes. La santa muerte tenía un templo enorme y ostentoso en una céntrica avenida. El párroco parecía ser la única persona que se sentía segura en aquella ciudad. Pero Armando apoyaba al presidente de la república. Había incluso votado por él porque creía que el otro, su opositor, era un verdadero “peligro para México”, que le quitaría su casa (ésa que algún día iba a comprar) y que nos llevaría “al caos y al comunismo”. Entonces emprendió el regreso a casa. Listo para evadir raterillos de poca monta y para llegar a la gran ciudad donde pronto gobernaría el partido de Dios proclamando la guerra santa por toda la gran ciudad: “Para que la droga no llegue a tus hijos” Rezaba la cantaleta oficial. Tomó la carretera a Ciudad Victoria, sin encontrar nada qué comentar en el camino. Al llegar a esa ciudad notó que se quedaba sin gasolina, así es que tuvo que detenerse en el único lugar disponible en 300km a la redonda, una tienda de abarrotes perteneciente a una cadena de minisupers flanqueaba la gasolinera, como un oasis de civilización en un desierto de pardas, llanas y simples carreteras. Entonces se detuvo, bajó del vehículo, se metió a la tienda. Armando era un joven delgado, blanco, de estatura media, de cabello lacio, corto y bien peinado. Se había quedado en los ochentas; usaba tenis converse,


Arturo PĂŠrez - Ella


Arturo Pérez Sámano

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Arturo PĂŠrez - Un buque

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Arturo Pérez - La caída


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87 Arturo PĂŠrez - Yo formĂŠ el universo


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89 Arturo PĂŠrez - Serenidad


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Arturo PĂŠrez - Rompiendo el cuarto


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Arturo PĂŠrez - Los picos


Arturo Pérez - Ojos de Cortés


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Arturo PĂŠrez - E ladera


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95 Arturo PĂŠrez - Sus rojas manos


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Arturo PĂŠrez - Con aire dentro


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Arturo PĂŠrez - Pasejera



Arturo PĂŠrez - Me salpicas de gotas

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La Vigilia de la

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Martha ELena Welsh

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e abre el telón. El despertar del sueño, o ¿la entrada a él?

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Una luz tenue en un espacio cuya dimensión es indefinible. Surge una figura, como una flor que recién asoma entre la hierba, un cuerpo. Suaves movimientos de ritmo sutil atrapan el halo de luz y en una nada aparente inicia lo inusitado: esa pequeña figura crece, se mueve e invade el espacio que a su vez comienza a expandirse. Una luz intensa. El ritmo se robustece y el movimiento avanza como si me abrazara poco a poco. Un cuerpo, que parecía insignificante, ahora se ve transformado en una hermosa esfinge, en una diosa del aire, en un antílope que corre y salta ligero como si flotara por el espacio. Dimensión transgredida para volverse interminable a partir de ese ser que se ha transfigurado. ¿Cómo es posible? Si lo he visto caminar a mi lado para tomar el autobús de regreso a casa, algo desgarbado, un cuerpo delgado, no tan alto, algunos dirían “sin gran chiste”, nada que llame la atención. ¿Será el mismo? Afino la mirada y observo bien: no, no es. ¿O sí es? El mismo cuerpo es otro. Se ha transformado, se ha expandido. Allá en el escenario el cuerpo cobró otra personalidad. No pretende ser otro, es otro, en el mismo cuerpo, transformado, asumido.


La labor de todo artista que desarrolla una dramaturgia escénica es no perder su constante estado de asombro, su curiosidad y búsqueda, para reencontrar la realidad y recrearse en sus descubrimientos. En el caso de la danza, el primer asombro está en el descubrimiento de la corporeidad, de sus capacidades físicas y expresivas. Un cuerpo que danza debe ser un cuerpo explorado, conocido y reconocido día a día, mediante el sentir de cada parte que lo conforma. Despertar el cuerpo en la conciencia del individuo es un privilegio que explota el bailarín. Entenderse será un reto. Saber trabajarlo deberá contener un toque de intuición, paciencia, inteligencia y tenacidad para aprovechar sus características particulares y sus capacidades.

Quien se dedica de manera profesional a la danza pasa horas, día a día, en esta exploración y búsqueda de sensaciones, descifrando códigos de movimiento y aprendiendo a coordinar músculos para lograr diferentes dinámicas, reflejos, equilibrios o fueras de centro, impulsos que lo hagan girar, saltar o detenerse. Estas “fórmulas” corpóreas se van logrando con la práctica, la paciencia y el cuidado diario, conociendo las particularidades del cuerpo ejecutante. Es, en pocas palabras, el aprendizaje de una técnica; para incorporarla habrá que ser hábil en aprovechar el instinto para utilizar atinadamente cada parte del cuerpo y su potencial físico, en búsqueda constante de sensaciones, entrenando la memoria muscular para evocarlas.

Antonio Saavedra Rodríguez - Papas y Jittomates/Nosotros los otros

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El reto de los estudiantes de danza que quieren integrarse a la vida profesional está en alcanzar un cierto nivel técnico que cubra las demandas o exigencias para formar parte del elenco en alguna compañía o grupo de danza, sin embargo, eso no lo es todo. Patricia Camacho (2000), investigadora de CENIDI Danza, nos dice: Es necesario precisar que no todo aquel que danza se emancipa por el simple hecho de danzar. Para que esta actividad cumpla su función integradora, liberadora, emancipadora, es necesario hacer de la técnica un medio a través del cual se adquiera la posibilidad de enriquecer el vocabulario del cuerpo, para que con este instrumento el sujeto se exprese a plenitud. Pero, ¿cómo lograr la frescura en el movimiento aprendido? Expresarse con libertad y plenitud pareciera algo muy simple, aunque en realidad, resulta muchas veces ¡tan difícil de lograr! Entonces, deberíamos ser más observadores. Un bebé que todavía no ha aprendido a hablar, no sólo baila al son de la música, sino que se mueve siguiendo el ritmo, balbucea, aplaude, y ríe. ¡Qué belleza! Pero también


puede ser que si la música no le gusta, el bebé romperá en llantos y gritos, cambiando su semblante sonriente por una cara enfurruñada y molesta, golpeando o pataleando como queriendo escapar. Ese pequeño y tierno bebé se convierte en un ser insoportable, que expresa en carne y pulmón su disgusto. Es tan cotidiano… Podríamos observar también el comportamiento de los animales, por ejemplo, un gato que se siente amenazado, crispa su pelo y se arquea mostrando sus dientes, amenazante y a la vez listo para la fuga. Si vemos, las patas, estarán ya preparadas para el impulso que lo llevará al ataque o a la huida según sea conveniente. En cambio, si el gato se siente confiado y a gusto, se acercará y su maleable cuerpo se

deslizará por tus piernas o se acurrucará adoptando el espacio preciso mientras su ronroneo lo arrulla. Increíble: cuerpo e intensión perfectamente engranados para la vida.

Foramen - Teorema de Gyneca

Es así que la técnica es aprendida para después desaprenderla o, mejor dicho, se reaprende para comprender las posibilidades que encierra el cuerpo expresivo. El olvido de lo técnico es la clave para reconfigurar un vocabulario propio que otorgue plena libertad para el movimiento honesto. La intuición, tanto para la creación como para la manifestación escénica, es fundamental para saber encontrar la verdad en la ficción articulada,

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Xabier Lizárraga (citado por Cardona, 2000) dice: “todo arte, como todo comportamiento, por más elemental que sea, es una narración”. La dramaturgia del bailarín se da en tanto sea coherente con los imperativos fisiológicos y de comportamiento: dan sentido, contundencia y verosimilitud a las acciones escénicas. Pero ¿cómo hacemos que esta coherencia del cuerpo con el pensar y el sentir afloren honestamente en la expresión danzada? Una tenue línea divisoria separa lo espontáneo del cliché: expresar amor, incertidumbre, ira, tristeza e indignación es algo cotidiano, es parte de nuestro ser expresivo espontáneo; día a día, las sensaciones provocadas en mí no son planeadas, se dan, los expertos nos dicen que son resultado de pensamientos procesados que finalmente resultan en sentimientos. En la búsqueda de escenificar la espontaneidad, de que un gesto, un movimiento, sea percibido como auténtico, fresco y espontáneo, habrá que buscar una integración real de la mente con el cuerpo, aludiendo a los impulsos naturales, esos instintos de movimiento y reacción, en combinación con los elementos que nos llevarán a hacer dinámicas de acuerdo a la voluntad del bailarín con la carga expresiva deseada. En pocas palabras, mi movimiento ha de ser libre, significante, verdadero, propio.


Bibliografía Camacho, P. (2000). Danza y masculinidad. México: INBA. Cardona, P. (2000). Dramaturgia del Bailarín: Cazador de Mariposas. México, DF: CONACULTA/INBA. Waldeen. (1982). La danza, imagen de creación continua. México: UNAM-Fonapas.

En este entrar y salir del sueño, las luces vuelven a disminuir, la intensidad del ámbar en combinación con azules y violetas van desvaneciendo la figura engrandecida, recreada, reinterpretada por todos los que, sorprendidos, empezamos a recuperar la conciencia. Alguien reacciona y comienza el aplauso: un sonido como el chasquido que despierta al hipnotizado. Reaparece en el escenario el cuerpo todavía vibrante del bailarín. Cuerpo engrandecido y vuelto a la tierra, como el semidios que ha subido al Olimpo y ahora regresa a los mortales, pero ya no es el mismo. Ha probado el elixir de lo divino, el tocar las nubes y sentir el vuelo. La fuerza y la fragilidad en carne y espíritu. Permanece a lo lejos el ritmo latente de la danza que ha embrujado el ambiente. Un cuerpo que se inclina humildemente y que, al fin, desaparece cuando el telón cae, pero en mi mente, su esencia me ha perturbado

M. W. - Jacob’s Pillow

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hace de la acción algo creíble, “coherente y verosímil dentro de un contexto establecido” (Cardona, 2000). Entonces empezamos a pisar el terreno de la dramaturgia… lo predecible desaparece para sorprendernos, lo trivial se vuelve extraordinario, nos envuelve en un remolino de imágenes que introyectan infinidad de ideas y sentires, provocando una confrontación de emociones, desembocando en una crisis para lograr crecer y reconocer. Waldeen (1982), bailarina y coreógrafa cuya propuesta fue siempre el de una danza expresiva, como símbolo y manifestación de humanismo y autenticidad, afirma que: “La verdadera danza no se encuentra mediante sistemas mecánicos o generalidades de movimiento. La danza verdadera se sueña en la vigilia; es la fusión entre el ser interior y el mundo exterior; es conciencia simbólica que utiliza sus símbolos para transfigurar los sentidos –la percepción sensorial de este mundo– en un lenguaje corporal capaz de comunicar un sentido trasmutado de la realidad”.


LPLT - Kibbutz Contemporary Dance Company/Wikimedia Commons

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Waitszappa

W

aitszappa yo soy… y si se dejaron alumbrar por el anterior quinqué saben de Waits y se habrán quedado con la duda de ¿por qué zappa?, ahora sabrán quién es el “otro”.

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Comenzaré con una justificación muy personal. Como casi todos, crecí bajo el asedio de mi hermana “bully”. No sé por qué, pero siempre hay un ser vivo que sin motivo alguno hace miserables nuestras vidas; y para podernos librar de este mal, requerimos de un exorcismo (las terapias no sirven), algunos se entrenan por años a ritmo de The eye of the tiger hasta alcanzar la venganza física, otros, como fue mi caso, sólo transpolamos nuestra ira y encontramos una forma de revancha poética. Mi hermana, ocho años mayor que yo, era, al igual que millones en el mundo, fanática de los Beatles. Al ser ella la causa de los pesares de mi infancia y ante el dogma de no poder odiar a los miembros de mi familia, decidí odiar a los Beatles. Todo aquello que hiciera mofa de los cuatro de Liverpool era bueno para mitigar mi coraje. Una tarde en la casa de un amigo, escuché por primera vez a Frank Zappa, cantando una canción de los Beatles, pero no, no era Lucy in the Sky with Diamonds, era Lousiana Hooker with Herpes, quedé fascinada. ¿Quién es este hombre que se atreve a burlar a los intocables líderes de toda una generación? Poco a poco me fui adentrando al nada convencional mundo musical de Frank Zappa y a su personaje de cabellos largos y bigote poblado, que sin ningún recato hacía escarnio tanto de política, religión, música, como de los Peace Corps, las drogas y su propio país.


el tiburOn amArillo


Pasó el tiempo y claro, descubrí que Zappa no era tan “anti-beatle” como imaginaba (al menos no tanto como John Lennon), pero para entonces su música ya se había vuelto parte indispensable en mi discografía, y él se volvió el gurú que cambiaría mi forma de percibir sonidos: mi “iluminación” auditiva. Pero ¿Quién es este “otro” “freak” de la música del siglo XX? Imaginen estas escenas: En 1963, en el show de Steve Allen, apareció un joven músico vestido muy formal, con traje impecable y cabello bien recortado, su nombre Francis Vincent Zappa y su instrumento… una bicicleta. Ese mismo año, continuando su exploración sonora, fue llevado a prisión por grabar los rechinidos de una cama y los gemidos de su novia. Un vecino los acusó de estar realizando una película porno al ver el equipo de audio y los micrófonos profesionales.

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Historias como estas serían interminables si quisiera narrarlas todas, así que mejor hablemos de su música y aquellos que colaboraron con su inventiva. Como todas las locuras, éstas sólo tienen sentido si se comparten, Zappa descubrió un aliado creativo, el también legendario y excéntrico Don Van Vliet, alias Captain Beefheart, quien lo llevó a dejar de lado su multi-instrumentismo (incluida la bicicleta) y enfocarse en la guitarra, la cual se volvería clave de su vida musical. Incursionó en bandas e incluso escribió música para películas, pero fue hasta 1966 que aparece el primer disco Freak Out! ya como Frank Zappa & The Mothers Of Invention, con quienes tuvo un inesperado éxito y salvo algunos lapsos como Hot Rats, se mantuvo hasta los 70.

“Dios sabe lo que hace, escribió un libro y el libro dice que nos hizo a su imagen y semejanza, de modo que si somos idiotas Dios es idiota, y a lo mejor, también es feo”.


Definir la obra de Zappa en un estilo, sería absurdo, nunca se limitó, para muchos hacía rock, otros lo encasillaban como jazz, psicodélico, avant-garde y hasta clásico contemporáneo, la realidad es que Frank se divertía, hacía música para el público pero principalmente para él mismo, esto explica por qué en muchos de sus conciertos en vivo se le puede ver haciendo “solos” eternos, como abstraído del mundo.

Una de las grandes ventajas para su libertad creativa, fue contar con su propio sello discográfico Barking Pumpkin incluso llegó a distribuir sus discos por correo, esto marcó una influencia importante en los artistas a no encasillarse con grandes disqueras, sino atreverse a publicar con sellos independientes sin que esto limitara sus posibilidades de éxito con el público, tan fue así que en 1988 ganó un Grammy con Jazz for Hell como mejor álbum de rock instrumental y alcanzó importantes ganancias sin pertenecer al “mainstream”. En 1993 salió al mercado el último disco de Zappa bajo el título de The Yellow Shark (uno de mis favoritos), en el cual dirige a la orquesta de cámara Ensemble Modern. Fue su última mordida, el 4 de diciembre de 1993 murió de cáncer de próstata a los 52 años, dejando al mundo un importante legado musical. Quizás Frank nunca tuvo éxitos tan notorios, ni importantes reconocimientos de la crítica, sin embargo hoy en día son innumerables los músicos y grupos que reconocen su influencia, desde Alice Cooper y Black Sabbath hasta John Zorn y Tomas Ulrich. Si estos ejemplos no bastaran, podemos mencionar el reconocimiento que tuvo su eclecticismo y libertad artística en ámbitos extra musicales: hay un molusco extinto llamado Amaurotoma Zappa, una bacteria ZapA, peces Zappa Confluentus, arañas, fósiles y por si fuera poco, un asteroide llamado 3834 Zappafrank. Hoy ya no peleo con mi hermana, dejé de odiar a los Beatles, pero Frank Zappa sigue siendo ese maldito genio que, al menos para mi gusto, nadie ha podido igualar”

http://www.zappa.com/whatsnew/

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A pesar de pertenecer a la época del flower power y de que sus actos y música eran absolutamente alucinantes, Zappa fue un ferviente opositor al consumo de drogas, así como al hipismo, de ahí sus sátiras y burlas a los Beatles y a Bob Dylan entre otros, sin embargo y para que no lo odien los fans del Sargent Pepper, a principios de los 70 tocó con Ringo y meses más tarde con John y Yoko, fue en esos años cuando tuvo su único Top Ten con Apostrophe. No sé cuántos discos editó en total, pero creo que fueron más de cincuenta, la mayoría instrumentales, pues como él mismo decía: “hacer letras es una necesidad no disfrutable”, “Siempre he odiado la poesía. Realmente la odio. No quiero hacer generalizaciones sociológicas, así que me limitaré a que no me identifico ni con la poesía ni con los poetas. Siempre es lo mismo... el sufrimiento y la acusación con el puño cerrado golpeando el pecho, las hojas que se caen de los árboles, el viento que sopla cruelmente... Odio todo eso”. Esa es una posibilidad, aunque quizás otro punto que influyó en el enfoque instrumental de Frank Zappa, fue su falta de talento vocal, no contaba con una gran voz, lo que hacía que muchas veces fuera otro quien interpretara sus canciones y como consideraba más importante la inflexión sonora que el significado de las palabras, era fácil que la interpretación de otros le resultara una modificación al sentido musical que realmente originaba sus composiciones.


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Diogo Dubiella -Kellykey


El Samba Toache Música para leer estas: notas Bebadosamba con Paulinho Da Viola http://bit.ly/mbERSv

A

cotar un par de notas sobre El Samba es como reducir el mundo a un humilde mapa. La rica realidad y experiencia de la samba, de las escolas y de sus protagonistas va mucho más allá de este brevísimo intento, muy válido, pero no suficiente. La Samba Da Bênção de Baden Powell y letra de Vinicius de Moraes, dice que:

Pareciera que la emoción musical y cotidiana del Brasil se balancea entre la alegría y la Saudade como si fuesen una unidad indisoluble… Y sí, así es. El Brasil cuenta con innumerables ritmos que brotan en cada rincón de este país de dimensiones continentales, pero si hay uno que represente el espíritu festivo, lírico y pasional por la vida, es el samba, que con su contagioso ritmo, las escolas de samba deslumbran con sus desfiles en el Sambódromo carioca durante el carnaval, sin lugar a dudas, la samba, ritmo más conocido de Brasil en el mundo, es el que mejor representa la música del país y la característica alegría del pueblo brasileño.

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Es mejor ser alegre que ser triste La Alegría es la mejor cosa que existe Es como la luz en el corazón Sin embargo para hacer un samba con belleza Es preciso un bocado de tristeza Si no, no sería un samba… no.


Su origen se remonta a los tiempos en que la gran mayoría de los esclavos africanos, sobre todo de Angola y Congo, llegaron al Brasil, en el siglo XVI, con sus danzas y ritmos llamados batuque o samba, que significa en los idiomas africanos Quimbundo y Quicongo: agradar, encantar, honrar, reverenciar, orar, rezar. Pasaron varios siglos, durante los cuales las danzas y canciones originales de los esclavos se fueron fusionando con las diferentes culturas regionales, hasta que el samba tomó su forma en Rio de Janeiro, donde era bailado y cantado a escondidas en las fincas de los terratenientes hasta la abolición de la esclavitud en 1888.

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En esa década, la radio divulgó el género musical por todo Brasil y con el apoyo del entonces presidente Getúlio Vargas, se le decretó como música oficial del país. Del samba surgieron estilos como la bossa nova, que marcó un antes y un después en la música del Brasil de manera local e internacional, con las composiciones, entre otros, de Antonio Carlos Jobim y de Joao Gilberto. Ya a mediados de los años 70 (aún en plena dictadura, 1964-1985), el samba recobró una vez más su popularidad de la mano de compositores y cantantes como Martinho da Vila, Clara Nunes y Beth Carvalho. Fue justamente Martinho da Vila, el autor de la nueva versión del Himno Nacional Brasileño a ritmo de samba, el que fue declarado Patrimonio Nacional Cultural por

Alan Betensley - Fiestas de la escuela de Samba 2004

En 1917 fue grabado la primera samba brasileña -Pelo telefone de Donga y Mauro Almeida- en Rio de Janeiro con un éxito que selló desde entonces el nuevo género musical que en los años 30 e inspiró a un grupo de músicos a crear la primera escola: Deixa de falar, adaptando el ritmo a los desfiles del Carnaval.


el gobierno local, y Patrimonio Cultural Inmaterial, por la UNESCO: “Adaptar el himno al ritmo del samba fue muy difícil, pero valió la pena. En nuestra época se le cantaba por lo menos una vez por mes. Y hoy menos. Con esta versión, esperamos que se cante más… El ritmo del samba nos une a todos los brasileños, y en Rio de Janeiro no hay quien no se emocione ante un nuevo samba ni quien pueda dejar de moverse con su ritmo. El samba es la consagración de la alegría carioca”, aseguró Martinho da Vila. En su tema Desde que o samba é o samba, Caetano Veloso resumió el sentimiento y el atractivo que surgen de este ritmo: “Cantando la tristeza se va lejos... El samba aún va a nacer... El samba no va a morir... El samba es padre del placer... El samba es hijo del dolor... El gran poder transformador”, escribió Veloso, sintetizando una sensibilidad que nació en Brasil y se extendió internacionalmente. Las Escolas de Samba

Sólo en Río, más de 50 agremiaciones se dividen entre las super-escolas y los grupos de acceso. El desfile de las 12 super-escolas cariocas se divide en dos días (domingo y lunes de carnaval), en un megashow de más de 20 horas de duración, en una pasarela de 530 metros de extensión, donde se exhiben cerca de 60 mil sambistas. Dado el enorme volumen de trabajo anónimo y gratuito que

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Una cosa es el samba y otra la escola de samba. El samba nació primero, en 1917. La primera escola es de una década más tarde. Es una expresión artística de las comunidades afro-brasileñas de la periferia de Río de Janeiro, las escolas hoy existen en todo Brasil y son grupos de canto, danza y ritmo que se presentan narrando un tema en un samba-enredo en el desfile lineal de la escola en el sambodromo durante el carnaval.


significa, es imposible estimar el costo de su producción. Una gran escola gasta cerca de un millón de dólares para desfilar, pero este valor no incluye los disfraces pagados por la mayoría de los componentes ni las horas de trabajo gratuito empleadas en la materialización de la representación (carros alegóricos, alegorías de mano, etc.). Con un promedio de cuatro mil personas en el elenco, cada escola trae aproximadamente 300 percusionistas llevando el ritmo en su batería, además de otras figuras obligatorias: la pareja de mestre-sala y porta-bandeira, el ala de las bahianas, la comisión de frente y abre-alas. En un carnaval diferente este año, la escola Beija-Flor fue coronada como la escola campeona del Grupo Especial del Carnaval de Río de Janeiro 2011 con el tema La simplicidad de un Rey, en homenaje a Roberto Carlos. Beija-Flor recorrió el sambódromo y se paseó por toda la trayectoria del cantor como ícono de la música brasileña, llevando en su carroza principal al popular cantante. Les invito a tomar asiento en el sambódromo, su espacio que les permitirá disfrutar, cantar, bailar y compartir la emoción al son de la participación de la escola de samba Beija-Flor. Requisitos para participar: Tomar varias cachazas (mínimo 10); Aunque el desfile de Beija-Flor comienza aproximadamente a las 5 am, la fiesta se extenderá a lo largo de varios días, por lo que es indispensable llevar un sombrero panamá; Sin excepción antes deberán aprenderse el texto de la samba de enredo para cantarla durante la hora y media que dura la participación de la escola ganadora. Unas clases de batucada y samba no vendrían mal

Videos de introducción Percusion brasileira, batucada: http://bit.ly/pJGjYB Samba Brasileña Workshops: http://bit.ly/qtem2t Samba Brasil, Batucadas - Carnaval: http://bit.ly/mODrzt Baile Samba - Aprenda a bailar samba: http://bit.ly/oVnjWx Samba-enredo BEIJA FLOR SAMBA 2011: http://bit.ly/qDRIUE Desfile Oficial de Beija-Flor 2011: http://bit.ly/pEcZiS

Sergio Luiz - Carnival en Rio de Janeiro

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Mientras tanto... ¡Hasta la próxima!


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Noticias desde Ho Chi Minh City

parte 1

Pablo Romo

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K

evin veía tras la ventana del avión que nos aproximaba al viejo aeropuerto a la ciudad de Ho Chi Minh y no podía dejar de pensar en la buena suerte que había tenido de que en el sorteo para su servicio militar le hubiera favorecido el ser exonerado de combatir en Vietnam. De hecho, no hubiera sabido si unirse al grupo de compañeros suyos que protestaba y preferir la cárcel o tomar las armas. El enorme delta del Mékong anunciaba pronto el arribo a la antigua Saigón. El avión descendió velozmente y pronto se encontró camino a la nueva terminal aérea que hacía una semana inauguró su primer gusano que unía al avión con la impecable terminal. La aeromoza había advertido unos minutos antes que estaba prohibido tomar fotografías del aeropuerto. La razón era que aún era base militar sólo que los bunquers usados por los gringos para resguardar sus pequeños aviones de combate ahora eran parte del panorama y seguramente nido de ratas cuidadoras de las pistas. Uno de ellos, un pequeño hangar de hormigón de un pie de grosor, lucía un desteñido símbolo de la paz pintado a un costado. Kevin se encontró sin querer entonando una melodía en voz muy baja: all you need is love…


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Antes de ser una ciudad, Ho Chi Minh en el siglo XV era un pequeño puerto del reino de Camboya llamado Pret Nokor. En efecto, hasta esas latitudes llegaba el reino del Khmer que abarcaba prácticamente todo el delta del Mékong. La migración en el siglo XVII procedente de los annamitas amenazados por el imperio de Tonking generó un desarrollo importante en la región y formó lo que con el tiempo se conocería como la Conchinchina (Gia Dinh). Esta región, con todo Indochina fue invadida por los franceses en 1859 compitiendo con los ingleses en la proximidad con la mítica Cathay (China). La historia es riquísima y Saigón ha sido víctima prácticamente de todas las potencias importantes del pasado siglo XX. El avión se detuvo con pereza y tardó un buen tiempo en oírse en el altavoz que ya era posible salir. Nos recibió en la entrada el vaquero de a caballo vendiendo cigarros junto con la bella güera saliendo de la piscina dorada llevando en la cabeza un cántaro en forma de perfume. La policía de migración que al igual que toda la policía y el

ejército se viste en el sur de este país de verde “chícharo” con insignias “rojo estrella vietnamita”, la cual nos esperaba en los controles del aeropuerto para verificar la perfección de nuestro visado. Después de ciertos temblores pudimos pasar sin más para intentar recuperar la maleta perdida. Esta vez hubo suerte y ahí estaba. En mi estancia en Hong Kong la maleta no llegó conmigo al igual que mi nahual que me debe cuidar. Siempre en los viajes llega después. En esta ocasión con sobrada razón se había quedado en Chiapas. Una multitud se agolpaba en la entrada de “la salida de los pasajeros”. La gente que aguardaba a su pariente pasajero que seguramente venía para celebrar la llegada del año nuevo, el “Tët” hablaba simultáneamente generando un murmullo crepitante. Ahí también nos esperaban a nosotros algunos estudiantes, el prior del convento de estudios y otros más que no podré recordar en toda mi vida, pues las caras en ese instante eran idénticas. –¡No! No necesita levantar el tono de voz, ¡el problema no es de volumen sino que yo no comprendo vietnamita!

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Después me dí cuenta que no levantaba la voz, la cuestion es que el vietnamita es una lengua tonal. Los Charlis Era inevitable pensar en las guerras que este pueblo ha librado mientras avanzaba la camioneta lentamente por las calles abarrotadas de motocicletas y bicis. Las guerras más conocidas, pero no las únicas han sido contra Francia primero y luego contra Estados Unidos. La primera (1945-1954) generó poco más de 92,000 muertos del lado francés con un costo de cerca de 93 mil millones de francos y en la segunda (1954-1975) murieron del lado norteamericano casi 60 mil (más muertos que su Guerra


de Secesión). A esto hay que añadir 313 mil heridos del lado norteamericano y el costo reconocido por Washington de 150 mil millones de dólares (¡Dólares de aquellos tiempos!). Por su parte los vietnamitas pusieron para su causa casi cuatro millones de muertos o de heridos, es decir, más del 10% de la población. Vietnam del Sur puso 223 mil muertos militares y el norte puso 440 mil. Las cifras de los heridos son aún desconocidas. Aproximadamente se calcula que el Vietcong sufrió cerca de novecientos mil heridos y el Sur casi millón y medio. Veo en mi memoria la foto de la niña desnuda corriendo por una carretera víctima del Napalm y la crueldad humana. Aquí en Vietnam la imaginación humana para matar no tuvo límite. Era considerado un deporte el matar y se venía a ello. Casi tres millones de norteamericanos, muchos de ellos de origen mexicano, llegaron a estas costas a matar o a ser matados. Por el camino de nuestra camioneta una glorieta abarrotada de motos dio paso a dos íconos en competencia pegados en una pared descascarada: el viejo Ho Chi

Minh, con su mirada misteriosa y lejana por un lado y del otro un negrote de descomunal musculatura ofreciendo la delicada fragancia Rolf–Polo. Ambos parecían discutir sin piedad con los ocupantes de las motos y bicis que se escabullían por las arterias. Me pareció claro que la edad de Ho Chi Minh no daba alcance a toda esa juventud veloz que en jeans corría por la ciudad. –No podemos quedarnos en el convento, pues la policía lo prohibe. Es necesario hospedarnos en un alberge y que desde ahí controle nuestros pasaportes y nuestras entradas y salidas – dijo solemne Joseph al dejarnos en el Ecumenical Guest House. Así es la ley, así es lo que hay todavía del comunismo que vivieron durante un cuarto de siglo los vietnamitas. Para los capitales extranjeros hoy no hay límite ni control, pero para las personas extranjeras aún lo hay. Las calles están plagadas de publicidad y los vietnamitas se agolpan a comprar toda clase de cosas en cada pequeño negocio que se abre. Nadie recuerda o al menos menciona nada

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de las guerras, salvo el gobierno, quien de vez en cuando para exaltar el nacionalismo hace alguna proclama de victoria contra la potencia del mundo.

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Duong Thu Huong, escritora vietnamita, conocida por su novela Thien Duong Mu (El paraiso del ciego) afirma en un reciente artículo en la revista Dien Dan (Forum) “que la guerra en Vietnam en lugar de haber hecho a la gente levantar su dignidad la ha hecho más pronta a aceptar la humillación, y a agachar los ojos delante del mal”. Según ella la gente en Vietnam racionaliza la indigidad con el “estar mejor que muerto”. Para ella el gobierno está apoyado en el espectro de la guerra donde las reglas estan en sus manos acaparadas por el partido único. Dice que los niños de Vietnam ahora salen a Hong Kong a prostituirse y agrega que “en la ausencia de la luz las tinieblas se expanden así como en la ausencia de la dignidad la traición florece”. En su crítica contra la postura que adopta el gobierno de este país ante la OTAN y la crisis de Kosovo dice que ello es lo único de socialista que le queda al partido que le ganó a los gringos, pues “pronto la riqueza de la gente estará en las cuentas de los bancos extranjeros”. Es una dura crítica, pero no deja de tener cierto sustento. El partido único mantiene el control político y la economía está siendo transferida a las grandes compañías japonesas, coreanas, gringas y francesas. Creo que Honda tiene su principal punto de referencia en esta ciudad con la cantidad de motos que yo veo. No falta más que McDonald’s y ese coronel norteamericano con sus pollos. Las otras Guerras El bullicio de la ciudad es pasmoso, no descansa la ciudad. Las motos se mueven en todas las direcciones posibles y las cornetas son parte del necesario avance de los vehículos. En el techo de mi habitación gira el ventilador

famoso de las películas de vietnam y de los periodistas hartos de tantos muertos. Veo en las aspas las otras guerras que ha tenido este hermoso país: la invasión de Camboya y la defensa de su frontera contra China (17 de febrero de 1979). Cuando el Khmer Rojo realizaba una de las masacres más horrendas de la historia de la humanidad (un millón y medio de muertos) en el vecino país de Camboya los vietnamias se deciden detenerla y recuperar algunos territorios presuntamente perdidos. Así, en enero de 1979 el ejército vitnamita toma Phnom Penh y Pol Pot huye y es desenmascarando el segundo Auschwitz en Toul Sleng donde agonizan todavía muchos prisioneros.


China enfurecida de ver a su protegido al descubierto ataca la frontera vietnamita y en menos de 17 días pierde más de 20 mil soldados en combates contra los soldados vietnamitas. China se retira y nuevamente el ejército vietnamita, a pesar de las bajas que tiene triunfa contra otra potencia. Esta vez, sin que sea muy conocida su victoria en occidente. Algo tiene de fantástico este pueblo que ha ganado a cuatro de las más importantes potencias del planeta y sigue campante. Algo de misterioso y seductor reside en sus vidas y en sus hábitos. Un pueblo con una cocina

riquísima de más de 500 platillos y una capacidad de control y espacio de maniobra debe de tener un secreto poderoso. Joseph nos invita a salir. Vamos a visitar la antigua mansión presidencial donde los gringos mantenían a un títere cristiano que mataba bonzos mientras hacían la guerra al norte. La casa es grande y ahora se encuentra ocupada por una serie de comercios. Parece un gran centro comercial preparándose para la gran fiesta del Tët. El año nuevo Nunca imaginé que tuviera la oportunidad el mismo año de festejar dos veces la llegada del nuevo año. De hecho cuando leí esa posibilidad en un periódico que promocionaba un viaje en Concord que atravesaría el uso horario del día para festejar dos veces el dos mil, me pareció ridículo y de mal gusto. Pues ahora resulta que pasaré el año nuevo en Vietnam a pesar de haberlo ya pasado en Suiza hace menos de un mes.

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El Tët es la fiesta de año nuevo según el calendario lunar chino. A partir del 5 de febrero inicaremos el año del dragón, año de buena suerte, pues el dragón ahuyenta los malos espíritus, demonios que hacen tropezar a las personas. Este día es la fiesta más importante al menos para los vietnamitas, si no para todos aquellos que viven bajo la influencia budista y China. Según parece todo se paraliza ese día y no por nada los norvietnamitas en 1968 realizaron la famosísima ofensiva del Tët justo en medio de la fiesta: 37 ciudades importantes son tomadas, la propia embajada de Estados Unidos se mantiene en manos de un comando durante seis horas; durísimos combates que dejan al menos 35 mil muertos. El Tët es casi sagrado. Nadie sabe qué hacer con nosotros pues todo el mundo va con sus familias a pasar esos días. Es incierta nuestra presencia en esta bella ciudad.


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A unos días de iniciar el Tët Nos despertamos temprano para la fiesta de la federación de las hermanas de la cruz, hemos sido invitados a este acontecimiento, donde siete congragaciones se reunen en una federeación adoptando una sola constitución. La fiesta será en grande. Kevin y yo aguardamos que nos lleven los dos estudiantes que llegarán en sus motos. La vida religiosa en este país ha sido muy perseguida y controlada. No es sino hasta hace poco que tienen la posibilidad de reuniones y celebraciones. El ministerio de asuntos religiosos mantiene permanente relación con las congregaciones y con los obispos para saber qué hacen y dónde están. La transgresión de alguna norma invariablemente recibe una sanción. El desacato es más que una violación de la ley, es una ofensa social importante. Por su parte, la iglesia tiene rasgos muy preconciliares; las relaciones internas y el autoconcepto frente a la sociedad es muy distante a lo que vive Europa o América. Ese sentimiento de ser minoría le da un comportamiento de inseguridad y de inferioridad.

Fotografías del archivo personal de P. R.

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Llegan por nosotros. No en las esperadas motos, sino en un gran carro con todo y chofer. ¡Genial!, Ho Chi Minh City de lujo, aunque sólo por 15 minutos. Llegamos a la celebración rápido. En el camino Joseph nos dice que ya está todo listo para nuestro viaje. ¿Cuál viaje? Vamos a pasar la fiesta del Tét en la frontera con China, más allá de Ha Noi, en la población de Laa Son. Ahí nos esperan. Mañana salimos. En el siguiente Quinqué nos leemos


M

áscaras de Víctor Carbajal

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s quizás justicia poética que lo que hoy nombramos actor antiguamente le llamábamos hipócrita, y a lo que antes le decíamos máscara ahora sea persona; he dicho justicia poética porque es agradable tener conciencia de estos acontecimientos y discutir sobre la ironía del lenguaje en una mesa acompañados de una taza de café, pero para cosas más importantes, de nada sirve saber esto, como por ejemplo, para el estudio de la ética, la sentencia, por lo cierto no es mía: es de Borges. Pero qué tal para el estudio de los sueños, estas máscaras bien podrían reflejar lo que nuestra mente proyecta al cerrar los ojos y adentrarnos a esa oscuridad donde un pequeño haz de luz es capaz de hacer todo un universo, tan complejo y enigmático como el nuestro. Seamos o no lo que soñamos, lo cierto es que moldea nuestra cara que despiertos portaremos, quizás con un dejo onírico que nos hará volar sólo lo suficiente como para hacer flotar un pie delante del otro y llegar a nuestras metas, ya sea maravillados o atormentados. Jave


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Víctor Carbajal. Originario de Culiacán, Sinaloa, estudió escenografía en el Centro Universitario de Teatro - CUT de la UNAM y ha trabajado con A. Oceransky y Alejandro Luna. También ha diseñado escenarios y espacios para performance y su labor con títeres es creativo e innovador. Incursiona con nuevos materiales para renovar la técnica del grabado tradicional. Ouajd Karkar. Nació en Marruecos en 1981 y habla tamazight, su lengua materna, árabe, francés y español. Ha participado en numerosos festivales de poesía tanto en su país como en México. Es colaborador de varios periódicos y conferencista. Actualmente es Profesor de tamazight en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en la Ciudad de México. Carlos Marín. Nació en Uruapán, Michoacán. Es diseñador de profesión y escultor por vocación. Ha realizado numerosas exposiciones y recibido diversos premios. Su obra ilustra varias publicaciones tanto académicas como de divulgación. Arturo Pérez. . Del frío toluqueño proviene este caluroso fotógrafo. Arquitecto en construcción. La fotografía, su verdadera vocación, quizás porque ahí sus sueños se materializan en un abrir y cerrar del obturador. Ganador de un par de concursos, uno por parte de la Unversidad Autónoma del Estado de México y el otro conmemorativo del (bi)centenario de la Independencia y Revolución Mexicana. Manuel Poppe. Crítico literario del “Diario popular” y colaborador habitual de diversas revistas y periódicos: “A Nova Renascença”, “O Tempo e o Modo”, “Quaderni Portoghesi” de la Universidad de Roma, “Iton 77” de Tel Aviv, entre otros. Es socio fundador de la Associação Portuguesa de Escritores. Fue Consejero Cultural de la Embajada de Portugal en Roma, Saint Tomé, Tel Aviv y Rabat. Ha recibido numerosos premios y publicado en portugués, español e italiano. “A Acácia Vermelha” fue publicado en 2004 y estrenada en teatro en febrero de 2011. Alberto Rebollo. Originario de la Ciudad de México y merecedor del Premio Internacional Malcolm Lowry por su trabajo sobre “Bajo el volcán”. Es profesor de la Universidad de la Ciudad de México y colaborador habitual de varias revistas. Azul Ramírez Rodríguez. Miembro del Centro de Estudios de la Diversidad Cultural del Instituto Nacional de Antropología e Historia (CEDICULT del INAH) y estudiante a nivel doctoral del posgrado en arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).




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