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CONEXIÓN FAMILIAR

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METROPLEX

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Jim Burns

@drjimburns

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No te detengas, No renuncies

L LOS MANTENDRÁ FIRMES HASTA EL FINAL, PARA QUE ESTÉN LIBRES DE TODA CULPA EL DÍA QUE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO VUELVA. Dios lo hará porque Él es fiel para hacer lo que dice y los ha invitado a que tengan comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. – 1 Corintios 1:8-9É

La columna de esta edición es para aquellos que, como yo, a veces se desaniman con su progreso en su vida espiritual. No te detengas; no renuncies. Dios te ayudará a través del poder de su Espíritu Santo.

Se cuenta la historia de un famoso compositor y pianista que estaba programado para dar un gran concierto en los Estados Unidos. Fue una noche para recordar; hombres con esmoquin negros y mujeres con vestidos de noche largos muy elegantes; una alta sociedad extravagante. Esa noche en la audiencia estaba presente una madre con su inquieto hijo de nueve años de edad. Cansado de esperar, el niño se retorcía en su asiento. Su madre tenía la esperanza que su hijo fuera motivado a practicar el piano si escuchaba la música del pianista inmortal. Así que, en contra de la voluntad del niño, había venido a un evento de adultos.

En un momento en el que la madre se volteó para hablar con sus amigos, su hijo decidió que no podía permanecer más tiempo sentado. Se deslizó fuera de su lado, extrañamente atraído por el taburete en el escenario inundado de luces cegadoras. Sin darse cuenta de la audiencia sofisticada, el muchacho se sentó en el taburete, mirando con los ojos abiertos a las teclas blancas y negras. Puso sus pequeños dedos temblorosos en el lugar correcto y empezó a tocar la melodía «Palillos». El rugido de la multitud había quedado en silencio mientras cientos fruncían el ceño mirándolo. Irritados y avergonzados comenzaron a gritar «¡Saquen a ese niño de allí!, ¿Quién trajo a un niño aquí?, ¿En dónde está su madre?, ¡Que alguien lo detenga!».

Tras bastidores, el maestro escuchó los sonidos que venían del piano y de la multitud y rápidamente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. A toda prisa tomó su abrigo y corrió hacia el niño. Sin decir una palabra, se inclinó detrás del taburete, con sus brazos alrededor del joven artista comenzó a improvisar una contra melodía para armonizar y mejorar la interpretación del niño. Mientras los dos tocaban la melodía, el famoso pianista se mantuvo susurrando en el oído del niño «Sigue tocando. No te rindas, hijo. Sigue tocando. No te detengas, no te rindas».

Dios es el maestro que improvisa una contra melodía en nuestras vidas y mejora nuestros esfuerzos. Al igual que el maestro pianista susurraba al oído «No te detengas, no te rindas». El Señor reconoce y nos anima a continuar, incluso cuando nuestros esfuerzos parecen pequeños, sobre todo ante los ojos de los demás (o como pensamos que otros ven nuestros esfuerzos).

Jim es presidente de Home Word, un ministerio que educa, equipa y anima a padres y a iglesias a construir familias que honren a Dios de generación a generación. Es reconocido conferencista internacional, anfitrión de radio y autor de más de 40 títulos.

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