3 minute read

INFORME CENTRAL

Next Article
CONEXIÓN FAMILIAR

CONEXIÓN FAMILIAR

Para edificación de los otros

creyentes. La adoración comunitaria, como parte del culto, es una fuente de bendición y crecimiento para la congregación. Cuando Pablo discute con los corintios el tema de las actividades en el culto, una de sus conclusiones es: «Todo debe hacerse para la edificación de la iglesia» (1 Cor. 14:26). La idea de Pablo es que no debemos tener una actitud egoísta o fría. Nuestra adoración debe reflejar amor al prójimo, el cual es el segundo gran mandamiento. Cuando se «adora la adoración», en cambio, se pasa por alto el bien espiritual del otro y se invita a «olvidar al que tienes a la par». ¡Eso contradice la correcta adoración a Dios!

Advertisement

Para testimonio a los no

creyentes. 1 Cor. 14:23-25 repasa un caso hipotético en el cual un inconverso entra en una congregación cristiana y no comprende lo que los cristianos hacen. El apóstol Pablo les recuerda a los creyentes que sus servicios de adoración deben motivar a las personas a reconocer su pecado y humillarse ante el Señor. O sea, la adoración cristiana, aunque hasta cierto punto incomprensible para los no creyentes, debe estimularlos a acercarse al Dios que da esperanza a todos. Una clara implicación de ello es que las letras de las canciones deben ser comprensibles. Palabras como «huestes», «grey» o aun «unción» no son de uso común por parte de las personas. ¿Logrará ese lenguaje acercar a alguien a Cristo? ¿Qué tipo de ceremonias o palabras pueden comunicar mejor el mensaje de la gracia del Señor? ¿Qué tipo de música acompañará adecuadamente el mensaje? Esas y otras preguntas deben ser respondidas pensando en las personas que no conocen al Señor, para que nuestra exaltación a Dios sea también un medio para atraer a otros a la verdad.

Por encima de todas las cosas, la principal motivación de las acciones del creyente es la gloria y buen nombre de Dios

¿Cómo debemos adorar?

A manera de conclusión e implicaciones, las anteriores reflexiones teológicas nos llevan a deducir algunas maneras en las que los creyentes deben realizar su adoración al Señor.

1 2 3 4

La adoración no es un tiempo dentro de los cultos. Ni siquiera implica

necesariamente música o cantos. Es una actitud de humildad ante la superioridad abrumadora del Señor de los cielos. Esta debe ser una actitud constante, la cual incluye todas las áreas del ser. La Biblia menciona el cantar y orar con entendimiento (1 Co. 14:26), habla sobre desahogarse derramando las emociones ante Dios (1 Sam. 1:15) y además registra los compromisos voluntarios que sus siervos hicieron (2 Cr. 15:12). Como se ve, la adoración es una disposición del ser integral. Así, una alabanza emotiva, pero que no lleva a una transformación de vida es, en el menor de los casos, incompleta y en el peor de los casos, una hipocresía.

La adoración no depende solamente de una atmósfera emotiva o de un

momento conmovedor. La adoración surge como respuesta ante el conocimiento que uno adquiere acerca del ser y las obras de Dios. En este sentido, mientras más conocemos al Señor, sobre todo por medio de su Palabra, más será estimulada la actitud de adoración (Jer. 9:24).

Si adorar a Dios significa reconocer sus excelencias y misericordias,

entonces, la adoración debe ser hecha con excelencia; no con mediocridad.

Aunque es verdad que Dios ve la actitud del corazón antes que el profesionalismo de una alabanza, no es menos cierto que cada persona o grupo debe adorar de manera digna del Señor del universo; es decir, con el mayor grado de excelencia («con destreza») que ellos puedan (Sal. 33:3).

De la comprensión de la persona de Dios surge una actitud totalmente

natural de sometimiento a Él. No se trata, entonces, de crear un ambiente artificial y hasta cierto punto manipular las emociones para que las personas reaccionen forzadamente. Si hay lágrimas, gozo, tristeza o confesión, deben provenir espontáneamente de entender mejor a Dios (Esd. 10:1-5). El papel del director de alabanza o predicador es poner en contacto a la congregación con el conocimiento de Dios para que esa actitud surja naturalmente en las personas (2 Cor. 10:17). ¡Así se motiva la adoración constante, relevante y genuina de los creyentes ante su Señor!

This article is from: