En Colombia de forma artesanal, algunos agricultores aprovechan los residuos de cosecha para transformarlos en abono orgánico, que proporciona al suelo los nutrientes suficientes para todo tipo de cultivo, a menores costos y sin contaminar; no es una práctica generalizada, a pesar de sus bondades, dado que debe planear con anticipación la producción del abono y su aplicación. Es imperativo retomar esta cultura de “producir orgánicamente” para contribuir a preservar el medio ambiente y lograr mayor productividad.
1.2 Historia del compostaje La elaboración de compost a partir de residuos orgánicos es una práctica tradicional desde hace muchos años; los chinos han recogido los materiales de desecho (podas) de los jardines de sus casas y de sus campos, mezclándolos con los excrementos de sus animales de pastoreo para hacer compost y aplicarlos en sus explotaciones agrícolas; en las ciudades más antiguas del mundo, como Damasco, Babilonia, Jerusalén, Tiro, Beirut, entre otras, disponían lugares especiales para la recolección de las basuras, con algunos residuos hacían compost y los otros los incineraban.
En Europa debido a la gran cantidad de basura que se acumulaba en las ciudades, se inició en el año 1925, el proceso de descomponerlas a gran escala, empleando el método Indúlndore; nombre dado en honor al investigador Inglés Sir Albert Howard por sus estudios realizados en la India, (Indore por el nombre de la granja experimental), experimentos consistentes en mezclar restos vegetales con estiércol de los animales en pastoreo y/o estabulación [6].
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