Qué tienes tú dormilón?

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©2013. Rubén Arango, Ministerio de Investigación Bíblica

Texto Base Datos Biográficos

«Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón1? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos» Jonás 1:6 Yonah (‘paloma’) era hijo de Amitai, profeta de Gat-hefer, que profetizó en tiempos de Jeroboam II, rey de Israel, entre el 785 y 760 a.C., (2 R 14:23-27; Mt 12:38-41)

Marco histórico

«El punto más débil de Asiria (…) vino durante el reinado de Asurdan III (772–756) bajo cuya dirección Asiria sufrió tanto pérdidas militares importantes como reveses económicos, azotada por la hambruna. Disturbios contra el gobierno, que obligaron a Asurdan a huir de su residencia real al menos una vez, y un eclipse solar total el 15 de junio del 763 a. de J.C. (…) pueden haber provisto la ocasión para la clase de rituales de arrepentimiento popular descritos en 3:5–9». (2)

Texto

Libro profético, narrativo histórico, escrito en un lenguaje sencillo, cuyo propósito es testificar de la sobreabundante gracia de Dios (2 P 3:9). Capítulos: 4; versículos: 48 1. Dios llama a Jonás para que vaya a Nínive y pregone contra ella por su pecado.2. El profeta huye para Tarsis: tempestad en el mar por la desobediencia y rebeldía del profeta; suertes, clamor, echan a Jonás al mar y este se aquieta. 3. Tres días en el vientre del gran pez (‘cetáceo’); oración y liberación. 4. Segundo mensaje: obediencia, arrepentimiento de los ninivitas; enojo del profeta.

Contexto

Indistintamente de quien tuviera responsabilidad en el percance de la borrasca — desde la aplicación que haremos—, si fuera un hecho natural o por el pecado de un hombre, lo cierto es que había temor por un posible naufragio con pérdida de vidas humanas. Los marinos hicieron lo suyo: buscaron a sus dioses y aligeraron la nave. Luego que supieron la causa de la tempestad al echar suertes, reconvinieron a Jonás y le pidieron una solución. Bregaron para hacer volver la nave a tierra, pero no fue posible. Entonces, arrojaron al mar al profeta con temor de Dios después de clamar, hacer sacrificios y votos. Este dramático cuadro, sumado a la reclamación que nos ocupa, deja un” sentimiento de profunda meditación frente a nuestro compromiso como cristianos, y, máxime, si a esto se carga algún rol de liderazgo. “¿Qué tienes, dormilón?”. Un mundo sin Cristo nos amonesta, nos señala, insistentemente, por lo menos, por cuatro duermevelas3 que nos impiden levantarnos con ahínco y actuar con vigor, con presteza y entrega: 1. ¡Clama a Dios! ¿De qué calidad es nuestra intercesión, nuestra guerra espiritual, nuestras rogativas? Hay tormentas de crisis, de dolor, económicas, nacionales, familiares… Y requieren de nuestro apoyo intercesor, pero muchos no están en la brecha. (Ez 22:30; Jer 33:3). 2. ¡Predica a los hombres! Hay ignorancia de las Escrituras, las sectas las tuercen, la gente no lee; y, si se acercaran al mensaje de Dios, podrían decir como el etíope: ¿cómo podré entender si alguno no me enseña? Estamos en tiempos de sed espiritual, y tenemos la responsabilidad de saciar al sediento, de predicar a tiempo y a destiempo (Hch 8:26-39; 2 Tm 4:2-4). 3. ¡Trabaja en la obra de Dios! En cada ministerio, en cada liderazgo de la Iglesia hay responsabilidades y tareas que no podemos descuidar por atender “el sueño” de la comodidad y el facilismo; por darnos asueto de algún tipo. El diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar; y tanto nosotros como quienes están a nuestro cargo somos presa fácil si descuidamos la obra: Crecerá la “cizaña” de la envidia, del egoísmo, de la ambición, de la pereza, etc.. (Pr 6:6-11, 24:30-34; 1 P 5:2-9). 4. ¡Santifícate! No podemos dormirnos, soñando con que mañana seré mejor, más consagrado, más dedicado a Dios. Es frecuente escuchar a los incrédulos: “no dizque es cristiano. ¿Por qué se aíra?,¿Por qué se expresa con vulgaridad?,¿Por qué miente?, etc.”. Nuestro proceder, nuestro pensar y nuestro hablar, deben ser consecuentes con lo que somos. La luz manifiesta luz. Debemos ser santos como Él es santo. (Ro 13:11-14; 1 P 1:16). 1

“Muy inclinado a dormir”, DRAE 2 Carson, D.A.; France, R.T.; Motyer, J.A.; Wenham, G.J., Nuevo Comentario Bíblico: Siglo Veintiuno, (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones) 2000, c1999. 3 “Sueño ligero en que se encuentra el que está dormitando”


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