Semana 2

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ROMANOS 8:26-27 El Espíritu Santo es la tercera personeidad de Dios, con los mismos atributos que tiene el Padre y el Hijo, quien vino para convencer al mundo de pecado, de juicio y de justicia; para consolarnos, para guiarnos a toda la verdad, para sellarnos, enseñarnos y recordarnos toda la Escritura, para morar en nuestra vida como templo vivo suyo, para ayudarnos en nuestra debilidad, para darnos sus dones y para que se manifieste en nosotros su fruto de forma permanente (Jn 14:16-17,26; 16:7-14 Las batallas que enfrentamos cada día por la tentación o por la vieja naturaleza que lucha en nuestra carne mortal para esclavizarnos no se ganan con yoga, meditación trascendental, mente positiva, ser buenos cristianos o con buenas obras, sino con el poder del Espíritu Santo de Dios (Zac 4:7). También nos conducirá adecuadamente cuando suframos persecución o tribulación por causa del evangelio (Jn 15:26; Mr 13:11; Lc 12:11-12) Somos carta de testimonio y de la obra redentora de Cristo, expedida por quien nos predicó el evangelio, escrita en nuestro corazón y en nuestro cuerpo con el Espíritu del Dios vivo (2 Co 3:2-3). El Consolador conoce nuestra naturaleza y sabe de qué tenemos necesidad. Sabe qué debemos pedir y qué debemos hablar, según las circunstancias y situaciones. Él intercede por nosotros. Pero aún más, sabe con exactitud lo que nos conviene, cómo tener vidas victoriosas, cómo ser vencedores y cómo ir de triunfo en triunfo en Cristo Jesús. Por todo, debemos orar en el Espíritu de Dios (Jud 1:20-21; Ef 6:18). Y como bien dice la Escritura: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gá 5:25; Ro 8:125) para caminar en libertad, no contristando al Espíritu de la gracia (Ef 4:30) y no apagándolo en nosotros (1 Ts 5:19). Por el contrario, debemos ser llenos permanentemente del Espíritu (Ef 5:15-20). Necesitamos un avivamiento espiritual tal, ser renovados, que podamos experimentar y vivir como la iglesia primitiva. Una vida genuina en el Espíritu: recibieron el don del E.S, fueron llenos del E.S, les hablaba el E.S, orando les dijo, avisados por el E.S, etc. Dones, ministerios, prodigios, fruto, guía, inspiración, iluminación… acción plena del Santo Espíritu en personas selladas, revestidas y ungidas por Él. Así debemos vivir y andar. Rubén Arango Ministerio de Investigación Bíblica


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