CCCB LAB UNA VISIÓN DE CONJUNTO Por Juan Insua Con la colaboración de Maria Farràs, Lucia Calvo, Elisabet Goula, Eva Alonso, Lucia Lijtmaer y Sònia Aran.
WWW. CCCB.ORG /LAB Una publicación de CCCB_LAB Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) Montalegre, 5 08001 Barcelona T. 93 306 41 00 Blog: www.cccb.org/lab Mail: lab@cccb.org Twitter: @cccblab
DICIEMBRE 2010
CCCB LAB UNA VISIÓN DE CONJUNTO Un balance del primer año de vida del CCCB LAB permite algunas reflexiones de fondo sobre los cambios que están teniendo lugar en el ámbito cultural. El panorama es lo suficientemente rico y complejo como para extraer conclusiones precipitadas, pero una visión de conjunto quizá ayude a situar con más claridad los retos a los que nos enfrentamos. La irrupción de las tecnologías digitales colaborativas está provocando un seísmo evidente en los modos de concebir, producir y difundir la cultura, en las metodologías de trabajo, en la mutación de géneros y formatos, y en los estilos de programación. Sin embargo, sería un error pensar que todo depende del grado de adaptación que tengamos frente a la revolución digital. Las nuevas tecnologías constituyen un formidable instrumento para el cambio evolutivo, pero no pueden concebirse como una vía determinista para asumir este desafío. La razón es sencilla: se trata de un cambio cuya naturaleza y sentido no son exclusivamente tecnológicos.
La revisión de los temas tratados en las sesiones I+C+i (Investigación y Innovación en el Ámbito de la Cultura) durante los dos últimos años, y el inicio de la propia andadura del CCCB LAB, permiten abordar este nuevo escenario con preguntas que a todos nos afectan, intuiciones compartidas y algunas respuestas provisionales como brújula de un horizonte abierto, activo, distribuido.
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¿QUÉ SIGNIFICA INNOVAR? El hecho de que el término innovación se haya convertido en un mantra omnipresente en la sociedad de la información y el conocimiento no impide que pueda ser interpelado. Las sacralizaciones laicas a las que somos tan proclives no deberían mutilar nuestra capacidad crítica, ni un ejercicio de la sospecha que evita, entre otras cosas, la tentación del autoengaño. Las entrevistas [01] realizadas por el CCCB LAB a un número significativo de agentes culturales revela una pluralidad de respuestas que van de la apología de la innovación al hastío previsible por el abuso del término.
La creciente disparidad, multiplicidad y frecuencia del uso del concepto innovación aplicado a la esfera cultural es un hecho contrastado, tal como revela la investigación realizada por YProductions [02], presentada en una de las sesiones I+C+i de 2008 [03]. La posibilidad de analizar distintos modelos de la innovación cultural permite una primera aproximación crítica a un debate que no ha hecho más que empezar. La apuesta por una innovación emergente que ponga en práctica dispositivos que permitan que el conocimiento producido pueda permear el campo social se enfrentaría a una cultura innovadora, que responde a una forma frívola de entender la cultura y su función social, y también a una cultura de la innovación promovida por instituciones políticas y administraciones para favorecer el crecimiento económico. Lo cierto es que no siempre resulta claro discernir qué manifestaciones culturales responden a una de estas categorías. Las contradicciones que genera la praxis cotidiana de la gestión cultural son un factor que no puede obviarse. Trabajar con las resistencias institucionales es una vía necesaria para poner a prueba las razones de la innovación emergente. Después de todo, como afirma Niklas Luhmann [04], las instituciones están obligadas a innovar, es decir, a reaccionar planificadamente a los cambios internos y externos; de lo contrario, perderán las oportunidades que
_ La posibilidad de analizar distintos modelos de la innovación cultural permite una primera aproximación crítica a un debate que no ha hecho más que empezar.
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El compromiso con la innovación en su enfoque más perdurable requiere tiempo, recursos y un ecosistema cultural que lo incorpore como valor privilegiado.
se les ofrezcan y se encontrarán sometidas a un cambio inevitable y sin rumbo conocido. Pero el compromiso con la innovación en su enfoque más perdurable requiere tiempo, recursos y un ecosistema cultural que lo incorpore como valor privilegiado. Pueden favorecerse los entornos creativos, pero la innovación no es predecible. Implica la aceptación del error, el fracaso y la serendipia [05], la conciencia de una complejidad en la que todos saben algo, pero nadie sabe todo. El análisis de las innovaciones culturales a través de la modernidad resulta un buen antídoto para las respuestas facilistas sobre qué significa innovar. La propia historia del arte moderno, saturada de invocaciones a lo radicalmente nuevo, nos previene sobre el excesivo entusiasmo de algunos logros ampliamente consensuados. La gran operación de “taxidermia” [06] a la que han sido expuestas las vanguardias históricas es un buen ejemplo de ello.
Notas: 01
¿Qué significa innovar? [en línea]. Barcelona: CCCB Lab, abril 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/lab/es/labzine/ que-vol-dir-innovar/
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YPRODUCTIONS. Innovación en cultura. Una aproximación crítica a la genealogía y usos del concepto. Madrid: Traficantes de sueños, 2009.
03
Sessió I+C+i: Genealogia de l’ I + D [en línea]. Barcelona: Icionline, noviembre 2008 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb. org/icionline/ici-2008
04
LUHMANN, N. Organización y decisión. Autopoiesis, acción y entendimiento comunicativo. Anthropos editorial, 2005.
05
Serendipia. [en línea]. Barcelona: Wikipedia [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http:// es.wikipedia.org/wiki/Serendipia
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BOURRIAUD, N. Formas de vida. El arte moderno y la invención de sí. Cendeac, 2009.
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LA CULTURA DE LA PARTICIPACIÓN Si algo define el final de la primera década del siglo XXI en el ámbito cultural es el intenso “llamado a la participación” que se observa en los contextos más diversos. Participar se ha convertido en un imperativo categórico de la modernidad líquida (Bauman), la hipermodernidad (Lipovetsky) o el capitalismo cognitivo (Castells), según se quiera adoptar uno u otro rótulo para definir una época de cambios vertiginosos y crisis interconectadas. La cultura de la participación es un fenómeno de magnitud creciente que ya goza de una extensa bibliografía: de los manuales de management a los papers académicos, pasando por las exégesis divulgativas y los manifiestos programáticos. Figuras como el prosumer, el contribuidor o el bricoleur, analizadas por Bernard Stiegler [07] y David de Ugarte [08], en las sesiones I+C+i de 2009 [09], confirman la emergencia de nuevos agentes sociales capaces de emitir, recibir y distribuir información y conocimiento. En todos puede detectarse la presencia de un ocio activo [10] orientado a la participación y la colaboración, incluyendo una gama de valores que intentan conciliar las reivindicaciones comunitarias más variadas con las demandas de individuos cada vez más críticos y exigentes. Por otra parte, desde hace un lustro, la transición de una web de páginas estáticas (Web.1.0) hacia una web basada en “una arquitectura de la participación” (Web.2.0), que otorga al usuario el posible control de sus datos, ha explosio-
nado las herramientas disponibles para desplegar con todas sus consecuencias las virtudes y los dilemas de un proceso imparable. Los enfoques reduccionistas, acompañados de explicaciones tecnicistas y glosas empresariales, no impiden reflexionar sobre las verdaderas consecuencias de este proceso. Concebir el fenómeno 2.0 como una filosofía de transformación social, económica y política de alcances impredecibles implica el estudio y la aplicación de un cuerpo teórico que va de la ciencia de las redes a los conceptos de inteligencia colectiva, de la ideología P2P (peer to peer) a los dilemas que plantea la propiedad intelectual; de las narrativas transmediáticas a la emergencia de la web semántica. Las instituciones culturales no han sido ajenas a esta transformación, aunque las resistencias sean evidentes. Una parte de las élites intelectuales y artísticas consideran estos cambios como un ataque a sus privilegios o un paso más en la erosión de la alta cultura, y es obvio que las perversiones mercantilistas del paradigma 2.0 no ayudan a su implantación más profunda. Y tampoco puede olvidarse que autores como Jaron Lanier [11], uno de los padres de la realidad virtual, critica sin reparos esta filosofía por considerarla una forma de “maoísmo digital” o “totalitarismo cibernético”; una critica que también ha impregnado la sesión I+C+i Estimado Público [12], en que se planteó el legítimo derecho a “no participar”.
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La filosofía 2.0 ha entrado en las instituciones culturales a través de los departamentos de prensa y comunicación, y pese a tratarse de un fenómeno reciente, no quedan centros y museos que no tengan una presencia más o menos activa en las redes sociales.
Así y todo, sería un error no admitir la magnitud de lo que se ha puesto en marcha. Cuando la caja de la participación se abre, resultan más difíciles las actitudes regresivas. La filosofía 2.0 ha entrado en las instituciones culturales a través de los departamentos de prensa y comunicación, y pese a tratarse de un fenómeno reciente, no quedan centros y museos que no tengan una presencia más o menos activa en las redes sociales. Por otra parte, la proliferación de talleres, sesiones de trabajo y debates sobre el tema ha intensificado la conciencia sobre la importancia del fenómeno. La activación de blogs en la web CCCB, los dispositivos de interacción virtual con las exposiciones, los nuevos formatos participativos explorados en las sesiones I+C+i con la colaboración de Citilab [13], o los protocolos para una recepción más democrática de proyectos, son algunos indicios de una transformación que afecta a las metodologías de trabajo y a los estilos de prescripción, y que obliga inevitablemente a tener una postura clara. La participación es para siempre, advertía Hans Ulrich Obrits [14] hace pocos años, definiendo un horizonte donde los procesos de co-creación con usuarios y la intensificación del intercambio entre profesionales y amateurs constituyen algunos de los desafíos más controvertidos y apasionantes.
Notas: 07
Sessió I+C+i: De l’amateur al contribuïdor [en línea]. Barcelona: Icionline, enero 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/ icionline/ici2009/
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Sessió I+C+i: Bricolatge, significació i propietat intel· lectual [en línea]. Barcelona: Icionline, junio 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/icionline/ici2009/
09
Sessions I+C+i 2009 [en línea]. Barcelona: Icionline, 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/icionline/ici2009/
10
INSUA, J. El desafío del ocio emergente [en línea]. Bilbao: OcioGune. Instituto de estudios de Ocio, Universidad Deusto, 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.slideshare.net/ociogune/ociogune-definitiva-972003
11
LANIER, J. You are not a gadget. A Manifesto. Random House, 2010.
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Sessió I+C+i: Estimat Públic [en línea]. Barcelona: Icionline, marzo 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/icionline/ ici2009/
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Sessió I+C+i: Model Citilab [en línea]. Barcelona: Icionline, setiembre 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/icionline/ ici2009/
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¿Alguien dijo participar? Un atlas de prácticas espaciales. Editado por Markus Miessen y Shumon Basar. Dpr, 2009.
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CREAR, ACTIVAR Y CONSOLIDAR REDES La evolución de las organizaciones culturales en un mundo complejo, mestizo y cambiante dependerá en buena medida de su capacidad para crear, activar y consolidar redes. Una de las tareas del CCCB LAB, tal como se expone en el documento fundacional [15], es precisamente la activación de redes con aquellas instituciones, organizaciones y colectivos que favorezcan el I+C+i. Las razones son elocuentes. Si la ciencia del siglo XX se caracteriza por el triunfo del reduccionismo (el estudio de las partes o componentes), el nuevo siglo nos sitúa frente a un cúmulo de interconexiones no previstas. Vivimos en un mundo pequeño donde todo parece conectado con todo. De ahí que la nueva ciencia de las redes se esté convirtiendo en un campo interdisciplinario de primera magnitud. La arquitectura de la complejidad no puede entenderse sin la conciencia de que todo está formado por redes: las neuronas, el transporte, la energía, la información, los mercados, los ecosistemas… Es cierto que la comprensión de cómo funcionan las redes complejas tiene distintos grados de dificultad y que en los niveles más avanzados se requiere una formación matemática universitaria, pero el esfuerzo por “traducir” a niveles básicos es también imprescindible para asumir la exploración y la transformación del mundo-red [16]. La conferencia de David de Ugarte sobre El poder de las redes [17] y la excelente introducción de Ricard Solé a las Redes complejas [18] son dos ejemplos de cómo la divulgación de
la ciencia de las redes puede orientarnos en la creación de nuevas cartografías de la cultura. En ese sentido, el esquema de Paul Baran [19] sigue siendo una herramienta conceptual óptima para entender las diferencias entre redes centralizadas, descentralizadas y distribuidas. Si es cierto que el cambio cultural evolutivo se cifra en la creación de redes distribuidas, donde cada nodo puede conectarse potencialmente con todos los nodos –tal como sucede en la blogosfera– corresponde a las instituciones punta favorecer las condiciones para continuar democratizando el acceso cultural en sus tres formas principales: acceso a la información, acceso a equipos de producción y acceso a la reproducción.
_ La arquitectura de la complejidad no puede entenderse sin la conciencia de que todo está formado por redes: las neuronas, el transporte, la energía, la información, los mercados… · 08 ·
Trabajar en el contagio de una nueva cultura requiere valorar cada nodo de una red y todos sus vínculos explícitos e implícitos, sin olvidar la importancia de los vínculos más frágiles.
Proyectos como la Anilla Cultural- Latinoamérica Europa [20], la web creada para el Any Cerdá [21] o la iniciativa SLIJC [22] tienen como trasfondo estas premisas (ver). Urge la necesidad de pensar en red, trabajar en red, crear en red. La interdependencia entre instituciones, organizaciones, grupos y ciudadanos activos es un valor emergente que activa cualidades propias de las redes complejas. Estar realmente conectados implica conocer nuestra función en un ecosistema cultural que es al mismo tiempo local y global. Estamos más cerca de lo que pensamos y más lejos de lo que imaginamos. Trabajar en el contagio de una nueva cultura requiere valorar cada nodo de una red y todos sus vínculos explícitos e implícitos, sin olvidar la importancia de los vínculos más frágiles (weak ties) [23]. Las redes culturales nacen, crecen, mutan, evolucionan, se consolidan. Pueden integrarse en otras redes, disolverse o colapsarse. Como sucede con las redes de la vida, constituyen un desafío cognitivo cuyo enigma está lejos de agotarse, pero ya sabemos lo suficiente como para admitir su papel decisivo en la próxima década.
Notas: 15
Documento fundacional CCCB LAB [en línea]. Barcelona: CCCB Lab, Noviembre 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/lab/ wp-content/themes/default/docs/dossier_03_es.pdf
16
BARABÁSSI, A. Linked, the new science of Networks. Plume, 2002.
17
UGARTE, D. El poder de las redes. Manual ilustrado para ciberactivistas. El Cobre, 2007.
18
Redes complejas: del genoma a internet [en línea]. Barcelona: NOW, marzo 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/now/ es/activitat-xarxes_complexes_del_genoma_a_internet-34445
19
Paul Baran and the Origins of the Internet [en línea]. The Rand Corporation. [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.rand.org/about/history/baran.html
20
Anilla Cultural – Latinoamérica Europa [en línea] [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http:// www.anillacultural.net
21
Any Cerdà [en línea] Barcelona: Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.anycerda.org/ web/es
22
Cultura libre e instituciones culturales [en línea]. Barcelona: CCCB Lab, junio 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/lab/es/ escenaris-virtuals/cultura-lliure-i-institucions-culturals
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Interpersonal ties [en línea]. Barcelona: Wikipedia [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http:// en.wikipedia.org/wiki/Interpersonal_ties
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LOS ESCENARIOS VIRTUALES El posicionamiento virtual de las instituciones culturales determinará su futuro en la ciberesfera y afectará al modo en que son percibidas socialmente. El binomio virtual-presencial comienza a convertirse en una unidad indisoluble donde lo virtual afecta a lo presencial y viceversa. Ninguna de las tendencias y procesos mencionados anteriormente puede concebirse sin una interacción fluida entre ambas esferas. Átomos y bits no son realidades contrapuestas. La realidad virtual, la realidad aumentada y otras realidades creadas por la tecnociencia solo tienen sentido si complementan y amplifican nuestra realidad física.
el proceso de convergencia mediática como un work in progress, donde los medios hegemónicos del siglo XX (prensa, radio, cine, televisión) sufren una intensa transformación y donde los dispositivos propios del siglo XXI oscilan entre el éxito y la caducidad, dependiendo del contexto, la conducta de los internautas y las innovaciones emergentes.
Evolución de las webs El aumento de la popularidad y del uso de Internet ha provocado que las instituciones culturales comiencen a cuidar con mayor intensidad sus ventanas en la Red: las webs corporativas. El legado que ha dejado el papel y la comunicación impresa en los departamentos de prensa y comunicación se está erosionando para dejar paso a la comunicación on line que utiliza recursos multimedia (audio, video, hipertexto, imagen) para llegar al público. Los sitios web de la primera fase de Internet (web 1.0), en la que primaba la información textual, estática y unidireccional, han evolucionado hacia plataformas de contenido multimedia. La información que se ofrecía en un solo formato (el textual) se diversifica en nuevos formatos y dispositivos, lo cual complejiza unas webs que, en principio, estuvieron pensadas únicamente para ser leídas. La evolución de las webs corporativas hacia portales o plataformas de contenidos parece una constante evidente. Las principales instituciones
Convergencia mediática Como señala Henry Jenkins [24], en el futuro inmediato la convergencia mediática será una solución temporal e imperfecta, una solución todavía mal articulada entre diferentes tecnologías. Existe una clara dicotomía entre contenidos convergentes y un hardware divergente que multiplica las “cajas negras” de las diversas tecnologías en juego. Nadie sabe con certeza qué sucederá, y cómo compatibilizaran las industrias culturales sus intereses con el de la creciente participación y contribución de las redes sociales. Frente a este panorama, pensar en términos de medios o tecnologías específicas es quizá un error. Lo que parece más sensato es concebir · 10 ·
La exposición Pantalla Global programada en el CCCB para 2011 puede convertirse en un banco de pruebas para explorar los cambios que reclama un entorno hiperactivo.
culturales del mundo están asumiendo un proceso de virtualización cuyo devenir depende de la sincronía que pueda establecerse entre la renovación del hardware que el proceso requiere y la naturaleza del software que se utilice. En ese sentido la implantación del CCCB virtual constituye un aprendizaje coral, donde los vasos comunicantes entre programación, tecnología, diseño y planificación requieren una óptima fluidez.
interrogantes que nos sitúan en la “infancia” de una transformación acelerada. Puede que con las exposiciones virtuales suceda lo mismo que con las primeras obras de literatura hipertextual en los años ochenta: la teoría sobrepasa con creces los resultados, aunque en este caso tampoco abundan los estudios que aborden el tema. ¿Qué tipo de exposición virtual sería adecuada para trascender la mera emulación presencial? ¿Es posible y deseable esta autonomía o conviene una interacción todavía inédita con la versión presencial? ¿Es necesario modificar la metodología de trabajo de tal modo que los procesos de concepción, creación, documentación, producción, post-producción, representación y archivo sean concebidos como un continuo? ¿Cómo acceder a los recursos para desarrollar los engines que requieren las exposiciones virtuales y las meta-exposiciones? La exposición Pantalla Global [28] programada en el CCCB para 2011 puede convertirse en una buena oportunidad para dar una posible respuesta a estos dilemas. El proyecto reúne las condiciones necesarias para aplicar el aprendizaje de los últimos años, y es un banco de pruebas para explorar los cambios que reclama un entorno hiperactivo.
Exposiciones virtuales Se trata de un campo relativamente nuevo, donde conviven distintos enfoques conceptuales y formales. Y también existe una especie de nudo gordiano que afecta a las concepciones más o menos inalterables del género exposición, pese a todas las mutaciones de los últimos años. No es un debate sencillo, porque supone revisar los códigos, los soportes, los lenguajes, la forma de exponer y de narrar e incluso las metodologías de trabajo. Es decir, implica admitir una crisis de representación. Como sucede en otras disciplinas –cine, teatro o literatura–, el género expositivo está siendo afectado por el efecto crossover entre las diferentes artes y tecnologías. El análisis de distintos modelos de exposiciones virtuales en museos nacionales e internacionales [25] [26], sumado a las propuestas multimedia que han prosperado en el CCCB desde la exposición El siglo del Jazz [27], permiten vislumbrar un horizonte activado por desafíos e
El futuro de los archivos Mal de archivo: así es como se ha descrito el síntoma de la sociedad moderna occidental de · 11 ·
registrar, documentar, clasificar y archivar en su pretensión de salvaguardar la memoria contra el olvido. Las nuevas tecnologías han permitido un salto sin precedentes en esta tendencia, ya que el volumen de información que se puede almacenar y difundir ha crecido exponencialmente. Las instituciones culturales no han quedado al margen de este proceso y, desde hace unos años, la posibilidad de abrir al público sus archivos ha sido un tema clave de debate. El CCCB ha culminado en 2010 la digitalización de todo su fondo documental, que puede ser consultado presencialmente, pero la finalización de este proceso ha activado el debate sobre el futuro de los archivos [29]. Si es cierto que el archivo ha erosionado el papel de la biblioteca como autoridad legitimadora de un proyecto unitario de ordenación de nuestra cultura, la responsabilidad de los nuevos archivistas resulta decisiva. El debate posee muchas aristas: incluye los horizontes que abre la web 3.0, los avances de la arquitectura de la información y la visualización de datos, y también la reformulación de una actividad (archivar) no exenta de una radical zozobra. La progresiva sustitución de la biblioteca por el archivo conlleva un punto de crisis, quizá el más violento de nuestra sociedad. Miguel Morey [30], siguiendo el análisis de Michel Foucault, ha situado con lucidez el desafío al que nos enfrentamos. ¿Qué futuro nos prepara el archivo? La amenaza de una degradación pedagógica de consecuencias imprevisibles no evita, sin em-
bargo, que el futuro de los archivos dependa de su capacidad para activar una serie de acciones y libertades que una nueva cultura reclama con insistencia. La disponibilidad de los archivos on line concebidos como parte esencial del dominio público –es decir, como bienes y recursos que pertenecen a todos– es quizá una de las tareas más urgentes. La gestión de un conocimiento común que asuma los riesgos de la infoxicación y pueda definir un nuevo marco para la propiedad intelectual en la era digital pasa por dar respuesta al sentido de los archivos que estamos creando y a su necesaria capacidad de resignificación.
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El debate posee muchas aristas: incluye los horizontes que abre la web 3.0, los avances de la arquitectura de la información y la visualización de datos, y también la reformulación de una actividad (archivar) no exenta de una radical zozobra.
Notas: 24
JENKINS, H. Convergence Culture: Where Old and New Media Collide. New York: New York University Press, 2006.
25
LIJTMAER, L. Exposiciones virtuales I [en línea]. Barcelona: CCCB Lab, julio 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: www.cccb.org/lab/es/ escenaris-virtuals/exposicions-virtuals-i
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LIJTMAER, L. Exposiciones virtuales II [en línea]. Barcelona: CCCB Lab, octubre 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb. org/lab/es/general/exposicions-virtuals-ii/
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El siglo del Jazz [en línea]. Barcelona: CCCB, julio 2009 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/elsegledeljazz
28
Pantalla Global. Proceso Abierto [en línea]. Barcelona: Icionline, octubre 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/icionline/pantalla-global-proces-obert/
29
El Futuro de los archivos [en línea]. Barcelona: Icionline, julio 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/icionline/el-futuro-de-los-archivos/
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Registros imposibles: el mal de archivo. [XII Jornadas de Estudio de la Imagen: Madrid: 7-9 abril 2005]. Madrid: la Comunidad, 2006.
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SÍNTESIS PROVISIONAL • Participación, virtualización y regreso de la materialidad conforman la trinidad emergente [31] ya analizada en el blog del CCCB LAB. Cada uno de los estadios o vectores de la nueva trinidad cultural puede conducir a discusiones bizantinas, pero al mismo tiempo es un proceso que recién ha comenzado. En este nuevo contexto complejo, híbrido y abierto la conciliación debería reemplazar a los concilios, la interdependencia a las autarquías y el fluir auto-organizado a los dogmas excluyentes.
• El aula, la biblioteca y el museo son espacios tradicionales del conocimiento que están experimentando una transformación profunda. Y es quizá el laboratorio, otro espacio emblemático de la modernidad, el que mejor resiste la velocidad del cambio, en parte porque lo promueve, y también debido a sus funciones específicas: investigar, experimentar, innovar. En ese sentido, los labs culturales podrían concebirse como dinamizadores de los nuevos espacios de conocimiento que están emergiendo en el siglo XXI.
• La apología de las nuevas herramientas digitales no puede anteponerse a la preocupación por los contenidos y el sentido de los proyectos. Existen vicios analógicos y vicios digitales [32]. Los primeros consisten en fantasear con la omnipotencia de ciertos géneros, soportes y formatos pensando que todo tiempo pasado fue mejor. Los segundos consisten en fantasear con la omnipresencia de las pantallas y pensar que todo tiempo futuro será mejor.
• Situados en medio del torbellino, no tenemos la perspectiva suficiente para conocer la naturaleza de la transformación en la que estamos inmersos. Las diversas brechas a las que nos enfrentamos dilatan la creación de una masa critica [34], pero ninguna visión distópica puede ensombrecer la necesidad de continuar profundizando en la democratización de la cultura. Esa es quizá una de las brújulas más pertinentes para vislumbrar, con serenidad y entusiasmo, la emergencia de un amanecer distribuido [35].
• La necesidad de una evolución sostenible [33] de los proyectos debería asumirse en sus verdaderas implicancias. Un tiempo de crisis interconectadas (crisis económica, ecológica, energética, etc.) requiere una creatividad responsable, una nueva gestión de los recursos, una ética y una estética que incorporen el diagnóstico de la(s) crisis y al mismo tiempo sean capaces de encontrar soluciones innovadoras al desafío que supone una austeridad consensuada. · 14 ·
Notas: 31
INSUA, J. La trinidad emergente [en línea]. Barcelona: CCCB Lab, junio 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/lab/es/ general/la-trinitat-emergent/
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Alejandro Piscitelli. Tweets orales [en línea]. Barcelona: CCCB Lab, setiembre 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb.org/lab/ es/general/alejandro-piscitelli-twits-orals/
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Sessió I+C+i: L’ecodisseny en l’àmbit cultural [en línea]. Barcelona: Icionline, abril 2008 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://www.cccb. org/icionline/ici-2008
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ZZZINC. #Masacritica [en línea]. Barcelona: Zzzinc, 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://zzzinc.net/masacritica
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Evento inaugural de la Anilla [en línea]. Anilla Cultural Latinoamérica-Europa , 2010 [Consulta 17 de diciembre de 2010]. Disponible en: http://anillacultural.net/ evento-inaugural-de-la-anilla/
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