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Domingo 29 de Abril - 2012 - Nº 1, año 1

¿Sabías qué?

Emprendimiento p.2 El orden político y la estabilidad. p.3 -

the panchonomist Es una publicación semestral del Club de Economía de los estudiantes de la

Universidad San Francisco de Quito thepanchonomist@gmail.com

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Globalización: ¿La fórmula para el desarrollo? p.7 El crecimiento económico y la igualdad p.9 THE PANCHONOMIST

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¿Sabías que? … Emprendimiento

Ana Cristina Villarreal

El emprendimiento constituye una herramienta trascendental para enfrentar los problemas económicos. Uno de sus principales medidores es el GEM (Global Entrepreneurship Monitor), índice que evalúa las actividades empresariales, las aspiraciones y las actitudes de los individuos. Tiene tres objetivos enfocados a estimular el crecimiento de un país y forjar ambientes competitivos: 1. Medir los diferentes niveles de actividad emprendedora. Estimados lectores: Queremos felicitar a los estudiantes de Economía por la iniciativa y el lanzamiento de THE PANCHONOMIST. Este esfuerzo, que hemos apoyado con energía, entra dentro de la filosofía de la Universidad: trabajo, calidad, apertura. Esperamos dentro y fuera de la USFQ, otros participen en esta publicación en sus siguientes números.

2. Descubrir factores que conducen a elevados niveles de iniciativa empresarial. 3. Proponer políticas que mejoren el nivel de la actividad empresarial.¹ Como observamos en el gráfico, las tasas de emprendimiento de países en vías de desarrollo presentan un crecimiento más rápido que las naciones desarrolladas. Esto se debe a mayores oportunidades ya que los primeros se encuentran en la tran-

sición de la primera fase del desarrollo, basada en niveles primarios y extractivos, hacia la fase secundaria, centrada en el desarrollo industrial; la cual produce mayores niveles de actividad económica, lo que genera un estímulo al emprendimiento. Por otro lado, los países desarrollados se encuentran ya en la tercera fase, caracterizada por una expansión en el sector de servicios; lo que demanda un mercado con mayores niveles de ingreso. Es por esta razón que sus tasas de emprendimiento muestran un crecimiento lento y constante, ya que la inversión para la última fase se vuelve cada vez más costosa. El emprendimiento es una herramienta de crecimiento, que trae consigo innovación y competitividad; cuyo motor son las personas que, con trabajo y esfuerzo, producen cambios positivos en la sociedad. Sin embargo, su funcionamiento está estrechamente ligado a las oportunidades que el país provea. Laborde, M. N. (Agosto de 2010). Emprendimiento y Desarrollo Económico . Recuperado el 22 de Febrero de 2012, de abc de la Economìa : http://socrates.ieem.edu.uy/ wp-content/uploads/2011/05/abc_economia1.pdf

Saludos cordiales Pablo Lucio Paredes Director del Instituto de Economía USFQ

¹ Además de eso, GEM explora el papel del empresariado en el crecimiento económico nacional, develando las características nacionales y detalladas, relacionadas con la actividad empresarial. Véase: http://www.gemconsortium.org/What-is-GEM

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El orden político y la estabilidad:

¿Factores de crecimiento económico? María Auxiliadora Domínguez Sofía Coloma Durante mucho tiempo los economistas, enfocados en los temas y las políticas meramente económicas, olvidaron la importancia de una sólida base institucional como fuente del crecimiento y desarrollo. Las leyes, las normas, las instituciones y las entidades que rigen un país tienen gran impacto en las decisiones de los agentes económicos, como veremos a continuación. Por esta razón, es de vital importancia tomar en consideración la necesidad de un sistema institucional y político sólido y consistente que garantice el respeto de las leyes y los derechos ciudadanos y, de esta manera, promueva el desarrollo. ¿Qué es el orden político y a qué ambiente se lo puede llamar estable? El orden político es una condición necesaria para el desarrollo económico y político propiamente dicho (North, Summerhill, & Weingast, Order, Disorder and Economic Change: Latin America vs. North America, 1999). Se trata de un bien público que debe ser cuidadosamente construido, con el fin de que los ciudadanos y las instituciones puedan desempeñar bien sus funciones, vivir en paz y estabilidad. De esta manera, se espera que las personas no teman por el deterioro de lo más importante: su vida, su familia, y el trabajo y acumulación de capital como fuentes de ingresos. Este orden implica que todas, o por lo menos la

gran mayoría de las personas, gocen de esta situación. Las características que tiene el orden político son: 1) Una matriz institucional que establezca los derechos y privilegios de las personas y que defina las instituciones que los garanticen. 2) Una estructura estable de las relaciones de intercambio tanto políticas como económicas. 3) Un conjunto de instituciones subyacentes que comprometan creíblemente al Estado al cumplimiento

de las leyes políticas y a garantizar los derechos de las personas, organizaciones y relaciones de intercambio. 4) La existencia de conformidad por parte de los individuos y organizaciones, como resultado de la interiorización y la ejecución de las reglas (North, Summerhill, & Weingast, 1999). ¿Y el desorden Político? El permanente estado de inseguridad o de temor con respecto a los aspectos tanto personales, como familiares o laborales se puede definir como desorden político (North, Summerhill, & Weingast, 1999). Bajo esta situación,

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El orden político es un bien público que debe ser cuidadosamente construido, con el fin de que los ciudadanos y las instituciones puedan desempeñar bien sus funciones, vivir en paz y estabilidad … mientras el permanente estado de inseguridad o de temor con respecto a los aspectos tanto personales, como familiares o laborales se puede definir como desorden político.

los individuos inevitablemente se comportan de manera diferente, puesto que deben tomar medidas y emplear sus propios recursos, con el fin de satisfacer esta necesidad de estabilidad y seguridad, que incluso es una de las necesidades que Abraham Maslow identifica como básicas en su famosa pirámide. Se usan ciertos recursos, especialmente económicos, para satisfacer un requerimiento que debería ser cubierto y garantizado por el Estado, recursos que pudieran ser mejor empleados, para satisfacer otro tipo de deseos o necesidades. Las características de un Estado en desorden son: 1) Los derechos y los privilegios de los individuos y las organizaciones se encuentran en juego, lo que implica una interrupción o rompimiento de las relaciones de intercambio existentes tanto en el ámbito político como económico.

2) No existe conformidad como consecuencia de la desintegración de las leyes y/o del cambio en la forma de su ejecución (North, Summerhill, & Weingast,1999). ¿Por qué es importante el Orden Político para el Crecimiento? Recordemos que la inversión es la variable generadora de crecimiento, por lo tanto, es importante tener mecanismos que la alienten y conduzcan, de esta manera, a un crecimiento sostenido. Se comprueba que el orden político es uno de estos mecanismos que favorecen la inversión. Para que el sistema de mercado, por ejemplo, pueda desarrollarse correctamente, es necesario que se garanticen los derechos de propiedad de los individuos, ya que, de lo contrario, éstos se verán temerosos de involucrarse en el proceso productivo y comercial por la falta de seguridades para invertir su capital y llevar a cabo sus actividades. Para Daron Acemoglu, el respeto de los derechos de la propiedad es uno de los pilares fundamentales para el crecimiento y una de las tareas primordiales que cumple el orden político: “Sin derechos de propiedad, los individuos no tendrán incentivos para invertir en capital físico o humano, ni para adoptar nuevas tecnologías” (Acemoglu, Robinson, & Johnsson, 2004). Las instituciones son las encargadas de garantizar este derecho fundamental, entendiéndose como instituciones a “las reglas de juego en una sociedad o, más formalmente, las limitaciones ideadas que dan forma a la interacción humana” (North & Thomas, 1973). Dado que las instituciones son las que se encargan de velar por el cumplimiento de este derecho, éstas deben ser sólidas, confiables y perdurar en el tiempo. El riesgo país (medido explícita o implícitamente) es un ejemplo de las variables económicas en las que se refleja el impacto del orden político. Es una medida que contempla algunas variables económicas, políticas, financieras, entre otras, que tienen o podrían tener impacto en las decisiones económicas de los individuos, especialmente en las relacionadas a la inversión (Banco Central del Ecuador). Una nación con mayor inestabilidad política, con mayor posibilidad de incumplimiento de sus

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obligaciones financieras y, en general, con problemas económicos, tendrá un riesgo país más alto. Este se verá reflejado en una alta tasa de rendimiento para las inversiones, necesaria para compensar el riesgo incurrido. Además, el desorden institucional, la inseguridad y la inestabilidad política desincentivan las inversiones debido al temor de las personas de sufrir algún tipo de pérdida a causa de las decisiones de las instituciones gubernamentales, como por ejemplo: expropiaciones, limitaciones a las importaciones, etc. Otro punto que vale la pena considerar es la importancia o la necesidad de que los individuos estén amparados por las instituciones jurídicas y las normas legales, y todos puedan acceder y disfrutar de ellas en la misma medida. La justicia, por ejemplo, debe amparar a todos los ciudadanos por igual. Se espera que sea confiable y no permita la impunidad. Que la justicia funcione de manera adecuada es un incentivo y un respaldo para los individuos que deciden invertir en el país. El mismo hecho de vivir en un ambiente de paz, en el que pueda gozar de estabilidad y tener la certeza que los derechos, como ciudadano, persona y agente económico son respetados, permite realizar planes a largo plazo, ya que se tiene la seguridad de que la situación se va a mantener relativamente estable, y no habrán cambios radicales que trastornen los propósitos y expectativas. Cuando existe estabilidad política, se puede tener una idea bastante clara de la forma en la que se manejarán los asuntos públicos y elaborar planes de contingencia y hacer proyecciones. Un caso concreto y actual de incertidumbre y cambio negativos es el de Venezuela, donde: “...el clima de inversiones está afectado por altos costos transaccionales, inestabilidad macroeconómica, debilidad institucional y conflictos políticos, entre otros, los cuales son costos muy altos para hacer negocios. Es decir, el clima de inversión ha venido deteriorándose, ocasionando con ello una caída significativa de la inversión privada”. (Peña, 2009)

¿Es el orden suficiente para generar crecimiento y desarrollo? A pesar de ser extremadamente importante, el orden político en sí mismo no produce crecimiento económico. Para que éste ocurra, se debe proporcionar incentivos para los empresarios y emprendedores, de manera que los impulse y comprometa en las actividades productivas. Nos referimos a alicientes que pueden incluir desde facilidades para el emprendimiento y la creación de empleo, pasando por el apoyo a la investigación e, incluso, el mismo respeto de las leyes y los derechos que les permitan gozar de su propiedad y sus ganancias, entre otros. Se habla también del papel que juega la generación de ideas como motor del crecimiento, entre más ideas se generen más posibilidades de crecimiento (Romer, 1990). Por esta razón es importante fomentar las actividades de investigación y desarrollo, generadoras de más ideas y, a la larga, mayor progreso. Como siempre habrá nuevas ideas, según esta perspectiva, siempre podremos generar más riqueza. El orden político en sí mismo no es, pues, el promotor del crecimiento, requiere otras condiciones, pero, sin lugar a duda, es fundamental para que surjan esas “otras condiciones” necesarias y que el progreso sea sostenible. Conclusión: la estabilidad en las leyes, en las instituciones y en el sistema político en general, es de vital importancia para el desarrollo económico y, aunque este orden, de por sí, no sea el generador de crecimiento, es la base para que éste se lleve a cabo. En un país en donde reina el caos, en donde no se puede planificar, en donde las personas temen por su estabilidad laboral, por su seguridad y por la de su familia, no se puede concretar un esfuerzo de desarrollo, dado que las personas estarán más preocupadas y emplearán más recursos en asegurar lo que ya poseen, en vez de invertir. Por lo tanto, debe ser prioridad de los gobiernos y de las sociedades el construir orden en sus sistemas políticos, en sus leyes e instituciones para que, de esta manera, se facilite el crecimiento y el consecuente desarrollo.

Índice de Corrupción (a mayor indice, menor corrupción) N. Zelandia Dinamarca Finlandia Suecia Singapour …

9,5 9,4 9,4 9,3 9,2

Bangladesh ECUADOR Etiopía Guatemala Iran …

2,7 2,7 2,7 2,7 2,7

Uzbekistan Afganistan Myanmar Corea Norte Somalia

1,6 1,5 1,5 1 1

FUENTE: Transparency International

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Bibliografía Acemoglu, D., Robinson, J., & Johnsson, S. (2004). Institutions as the Fundamental Cause of Long-Run Growth. Banco Central del Ecuador. (s.f.). Banco Central del Ecuador. Obtenido de Riesgo País: http://www.bce.fin.ec/resumen_ticker. php?ticker_value=riesgo_pais Banco Central del Ecuador. (2012). Banco Central del Ecuador. Recuperado en Febrero de 2012, de http://www.bce.fin.ec/resumen_ ticker.php?ticker_value=riesgo_pais Diario Hoy. (7 de Julio de 2011). Riesgo País del Ecuador, entre los más altos de Latinoamérica. págs. http://www.hoy.com.ec/ noticias-ecuador/riesgo-pais-del-ecuadorentre-mas-altos-de-america-latina-486019. html. North, D., & Thomas, R. (1973). The Rise of the Western World: A New Economic Story. Cambridge: Cambridge University Press. North, D., Summerhill, W., & Weingast, B. (1999). Order, Disorder and Economic Change: Latin America vs. North America. Peña, C. (Enero-Junio de 2009). Universidad de Santiago de Compostela. Recuperado en Febrero de 2011, de Incertidumbre, renta petrolera y clima de inversión en Venezuela.: http://www.usc.es/congresos/xiirem/ pdf/38.pdf Romer, P. (1990). Endogenous Technical Change. Journal of Political Economy.

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Globalización: ¿La fórmula para el desarrollo? Damián Alejandro Rodríguez Colaboración de Paúl Andrés Ponce

La idea de que la globalización trae consigo desarrollo parece, hoy en día, algo más cercan a un mito que a una realidad. La mayoría de la población de los países subdesarrollados sigue esperando por los beneficios que ésta ofreció, con respecto a la masificación del desarrollo. Las cifras económicas no presentan un panorama alentador, pues, salvo China, la pobreza –subsistencia con menos de un dólar diario– no se ha reducido de manera considerable a lo largo de las dos últimas décadas, en las regiones en vías de desarrollo. Este dato lo expresa el Banco Mundial en su página oficial: El progreso alcanzado respecto de la reducción de la pobreza en los últimos diez años fue dificultosamente lento. La cantidad de personas que viven con US$1 o menos al día tuvo una leve disminución, de 1,2 mil millones en 1990 a

1,1 mil millones en 2000. Debido al aumento demográfico que se produjo en ese mismo período en los países en desarrollo, la proporción de personas que vive en condiciones de pobreza (la tasa de pobreza) disminuyó de 28% a 21%. La tendencia para las personas que viven con menos de US$2 al día fue similar: los números absolutos aumentaron levemente, de 2,65 a 2,74 mil millones entre 1990 y 2000, mientras que la tasa de pobreza disminuyó del 61% al 53,6%. (Banco Mundial - PREM Grupo de políticas económicas y Grupo de economía para el desarrollo 2001). Varios países del continente africano constituyen un caso emblemáti-

co: en 1981, 41.6% de la población era pobre; hoy en día, esta cifra bordea el 47% (Stiglitz 2000,p.36). De esta manera, los gobiernos de los países en vías de desarrollo argumentan que las políticas monetarias que se exigen dentro del proceso de inserción a la globalización son injustas para sus naciones, ya que se pretende implantarlas mediante políticas económicas que imponen ajustes estructurales -como la desregulación de la economía- potenciando el funcionamiento de los mercados libres. No obstante, la apertura de los mercados, como fórmula para fomentar el desarrollo de las naciones, condena y vuelve a los países necesariamente dependientes de la importación de bienes elaborados y de tecnología. Prueba de ello es que el propio BM ha tenido que admitir que, en las naciones en desarrollo, la teoría ha logrado únicamente una mayor inestabilidad económica y social, además de haber

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conseguido el progresivo aumento de la brecha entre ricos y pobres (Stiglitz 2006, p. 43). De igual manera, en su informe Globalización y Desarrollo, la CEPAL señala que, en América Latina, el aperturismo comercial ha generado una era de desindustrialización y desempleo, principalmente debido a la desigualdad del intercambio comercial (Acosta 2004. p13).

Como secuela, el fracaso de esta teoría incentivó a que diversos especialistas investiguen sobre el tema; ly o que encontraron fue realmente sorprendente. En un estudio, el economista surcoreano Ha-Joon Chang demuestra que, cuando Estados Unidos se hallaba en desventaja tecnológica con respecto a Gran Bretaña -es decir, en la misma condición en la que los actuales países subdesarrollados se encuentran frente a las imponentes naciones-, aumentó las barreras arancelarias, con el objetivo de fomentar el desarrollo de la industria interna. Sin embargo, al estar finalmente provisto de una superioridad tecnológica, optó por la apología de la teoría del libre comercio. Esto nos lleva a pensar que la recomendación en sí resulta contradictoria con las acciones emprendidas por este país (Chang 2003). La creencia en la desregulación de la economía y en que Estado no juega un papel fundamental para el desarrollo, es un postulado que ha sido desmitificado con el surgimiento de los países del Sudeste Asiático –Taiwán, Japón, Malasia, Corea del Sur y Sin-

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gapur–, naciones en las cuales el Gobierno ha tenido un papel muy activo. Allí, se entendió que el mercado no necesariamente es eficiente, ni distribuye los recursos entre la mayoría, dado que no existe un conocimiento perfecto de la información, ni competencia perfecta. En este sentido, el rol principal del Gobierno consistió en invertir en infraestructura y en repartir los beneficios de manera amplia entre la población (Stiglitz 2000, p.5 7 y 60). Al mismo tiempo, se enfocó en destinar recursos para desarrollar sectores tecnológicos, en vez de dejarlo al libre albedrío de los mercados. Tal es el caso de Corea del Sur que, hasta hace algunos años, exportaba soya; hoy en día, es el primer ensamblador y fabricante de barcos, gracias a la inversión gubernamental que propició el desarrollo de esta industria (Dario El Peruano 2012). Así mismo, los países del Este Asiático se basaron en sus exportaciones para buscar el crecimiento, manteniendo un control regulado de las importaciones (susceptibles de amenazar su mercado interno). Además, se alejaron de los llamados capitales golondrina, considerados inútiles en el proceso de búsqueda del desarrollo. Esta política económica, a pesar de que resulta completamente opuesta a la fórmula de desarrollo propuesta por el FMI, ha logrado sacar de la pobreza a millones de personas, manteniendo tasas constantes de crecimiento superiores al 7%.

eron caso omiso de la mencionada teoría del libre comercio, desmiente esta tan predicada fórmula. Los resultados saltan a la vista, ya que, en menos de cuatro décadas, los Tigres del Asia han logrado superar el nivel de vida de aquellos que siguen, al pie de la letra, los planteamientos del extensivo programa de globalización. Entonces, un país que se limite a abrirse a ultranza al mundo globalizado en base a fórmulas simplistas, como se ha pregonado en varios centros académicos, estará lejos de encontrar los frutos que la globalización le ha ofrecido.

Queda claro que, a partir de la fórmula para alcanzar el desarrollo mediante la desregulación de la economía -por medio de la liberalización de los mercados y de la reducción del papel del Estado-, aún no se ha logrado obtener los beneficios esperados. De acuerdo al Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, se hace evidente la mundialmente creciente tendencia a recaer en la pobreza. En esta misma línea, la fórmula que promulga medidas desregulatorias en la economía, ha perdido validez, dadas las propias contradicciones y contracciones económicas que envuelven a los mismos países que las desarrollaron. Asimismo, el surgimiento extraordinario de potencias asiáticas que, curiosamente, hici-

• Desmet, Klaus y Riera, José. «EL MODELO DE HECKSCHER-OHLIN.» 24 de Marzo de 2012 <http://www.eco.uc3m. es/~desmet/comerciointernacional/transparencias/DesmetHO. pdf>.

Bibliografía.• Acosta, Alberto. Libre Comercio Mitos y Realidades. Quito : Abya Yala, 2004. • Banco Mundial - PREM Grupo de políticas económicas y Grupo de economía para el desarrollo. «¿La globalización incrementa la pobreza al mundo?» 2001. 13 de Marzo de 2012 <http://www.bancomundial.org/temas/globalizacion/cuestiones2.htm>. • Chang, Ha-Joon. Kicking away the ladder. New York: Wimbledon, 2003. • Dario El Peruano. Corea del Sur desea contribuir en la industria naval. 15 de Febrero de 2012. 26 de Marzo de 2012 <http:// www.elperuano.com.pe/edicion/ noticia-corea-del-sur-desea-contribuir-la-industria-naval-37412. aspx>.

• North, Douglass. «The Economic Growth of the United States 1790 - 1860.» 1961. 24 de Marzo de 2012 <http://www.questia.com/ PM.qst?a=o&d=3475003>. • Ricardo, David. On the Principles of Political Economy and Taxation. Londres: John Murray: 3ra edición, 1821. • Stiglitz, Joseph. Cómo hacer que Funcione la Globalización. Bogotá : Taurus, 2006.


El crecimiento económico y la igualdad Cristian Hidalgo, Rodrigo López, Damián Rodríguez, Ana María Trujillo, Priscila Vera Basado en investigación de: Leonel Borja, Pablo Llerena

RESUMEN El presente ensayo analiza la relación entre el crecimiento económico y dos parámetros: la igualdad de oportunidades - a través del impacto que tienen la salud y la educación en el capital humano- y la igualdad de ingresos. Esta investigación lleva a la conclusión de que no se puede establecer una relación de causalidad entre las igualdades anteriormente mencionadas y el crecimiento económico, ya que las dos variables no son sus promotoras o generadoras y, viceversa, tampoco el vínculo unidireccional es válido. Por tanto, se establece que el crecimiento económico y estas dos variables –igualdad de oportunidades e ingresos- deben ser implementadas conjuntamente en el mismo período de tiempo. Estos hechos se muestran a través de la comprobación de la teoría y la evidencia empírica de América Latina y China.

Palabras Clave: Igualdad, oportunidades, ingresos, crecimiento

INTRODUCCIÓN “Once one starts to think about [economic growth] it is hard to think of anything else...” Robert Lucas (1988) A menudo los diarios y noticieros informan y discuten sobre temas referentes al crecimiento económico. De este modo, es habitual escuchar noticias como “El gobierno chino prevé para 2012 menos crecimiento económico y más estabilidad” (NTN24, 2012). Ahora bien, ¿qué significa crecimiento económico y qué tan importante es? El crecimiento económico se define como un cambio cuantitativo basado en las variaciones del PIB, calculado en términos de inversión, producto total, niveles de consumo e ingresos (Lugo, 2000). El término se remonta a comienzos de la era moderna, después de 1800, pues sólo entonces las economías empezaron a experimentar crecimientos sostenidos de su PIB per cápita, a un ritmo tal que podían duplicar el nivel de vida de las personas en el curso de una o dos generaciones, como se evidencia en el cuadro 1 (Larraín & Sachs, 2007). No obstante, han llamado la atención las divergencias de las tasas de crecimiento. De este modo, se plantearon varios modelos económicos que pretendían explicar estas discrepancias, a partir de varios factores. Las políticas estructurales, de estabilización, las condiciones financieras externas, instituciones, geografía,

población, capital físico, infraestructura y capital humano han sido algunos de los determinantes que se han usado al momento de describir el crecimiento económico. Así, las perspectivas han variado de acuerdo a la época y a la situación. Sin embargo, entre las distintas teorías, se destaca la estructuralista, la cual ha cuestionado la relación triangular entre el crecimiento económico, la igualdad de oportunidades y de ingresos. Esto se debe a que los indicadores de la riqueza, que reflejan la cantidad de recursos de una sociedad, no proporcionan información suficiente sobre la distribución de los mismos. Por ello, no es de sorprenderse que existan profundas diferencias en la calidad de vida de las personas de países con ingresos medios similares, hecho que se refleja en el acceso a la educación, la atención de la salud y la distribución del ingreso. Tomando en cuenta todo esto, nos preguntamos ¿qué relación existe entre el crecimiento económico y las variables de igualdad de oportunidades y de ingresos? ¿Será que estos factores son predecesores o consecuencias del crecimiento de un país?. He aquí algunas de las interrogantes a las que se responderá en el presente ensayo, el cual tiene dos apartados en los que se relaciona el crecimiento económico con las variables de igualdad de oportunidades -salud y educación- y de ingresos, respectivamente.

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1. IGUALDAD DE OPORTUNIDADES La igualdad de oportunidades se basa en postulados cualitativos, fácilmente sintetizables bajo la forma de un “reconocimiento de que hay diversidad de compromisos, esfuerzos y talentos que pueden producir resultados desiguales aun cuando los puntos de partida sean relativamente similares” (Beyer, Igualdad de Oportunidades, 2008). Sin embargo, sería una utopía imaginar un mundo en el que todos los individuos tuviesen las mismas oportunidades, independientemente de las condiciones en las que se encontraran. Entonces, la cuestión surge acerca de cómo crear escenarios propicios a la convergencia de dichas circunstancias; es decir, ¿cómo disminuir la desigualdad entre los puntos de partida? (Beyer, Igualdad de Oportunidades, 2008). Una vez resuelta esta incógnita, cabe preguntarse si el crecimiento económico es uno de los factores que conduce a disminuir las brechas, o se presenta, más bien, como una consecuencia.

1.1.

LA SALUD Y EL CRECIMIENTO

1.1.1. Salud: factor propenso a favorecer el crecimiento Dentro de este análisis, el término salud abarca desde los programas de prevención y promoción, pasando por la creación de centros de salud y hospitales, hasta llegar a la adquisición de equipos y medicinas – es decir, infraestructura e insumos.

laboral física e intelectual (Hernández & Poullier, 2007). Entre otras cosas la prevención de enfermedades -mejoramiento de la salud- trae como consecuencia la reducción del ausentismo, con un impacto positivo en los diversos sectores productivos. La evidencia ha mostrado que el aumento de un año en la esperanza de vida contribuye a elevar el crecimiento per cápita en hasta 4% (Weil, 2006). Entonces, la combinación entre el aumento de la esperanza de vida y la reducción de la tasa de mortalidad infantil -característica de una sociedad que ya ha pasado por la transición demográfica1- conduce a un aumento demográfico y por ende de la PEA que, en el mediano plazo, se diversifica y se especializa en los diferentes ramos productivos. “El nivel de salud de la población, particularmente durante períodos largos, tiende a asociarse con el nivel del crecimiento económico y la disponibilidad general de recursos, como se evidencia al correlacionar la tasa de mortalidad infantil con los ingresos […] per cápita” (Casas-Zamora, 2002). La Figura 1 reafirma la misma idea, al mostrar que en países de América Latina y el Caribe, entre 19951999, a mayores ingresos corresponde mayor disminución de la tasa de mortalidad; lo que implicaría que la relación positiva salud-crecimiento se generaría al combinar ambos elementos, es decir mejorarlos en ambos sentidos. Es de importancia señalar que “la ganancia en salud por unidad de incremento del ingreso es proporcionalmente mayor en los países, y por extensión en los grupos sociales, más pobres” (CasasZamora, 2002).

La incidencia directa de la salud sobre el capital humano es innegable; sus efectos se miden directamente en la productividad

Cuadro 1

Ahora bien, cabe introducir el ejemplo de uno de los países que más impacto ha causado, dado su enorme despliegue económico: China. Las medidas económicas y sociales introducidas a finales

Fuente: Banco Mundial

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1 Desplazamiento de una base económica preindustrial, a una urbana, acompañada por un cambio en el comportamiento demográfico. En efecto, se evidencia una caída en la tasa de natalidad y en aquella de mortalidad –debido, sobre todo, a una notable mejora en salud. Para mayor información, ver: http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/FY1MUMRKGVE3Q5GLACNYCDN21BGEMM.pdf


de los 70 -el Gran Salto hacia Adelante-, entre las cuales se encontraba la reforma de la salud, se plasmaron en el aumento de la esperanza de vida, como muestra la figura 2, y en el acelerado crecimiento del PIB.

La inversión en salud estimula, sin lugar a dudas, el crecimiento económico; sin embargo, existen otras áreas a las cuales el Gobierno podría destinar el dinero, obteniendo, como consecuencia, un crecimiento económico mucho más visible, medible y directo.

Costo de oportunidad de los individuos al utilizar el dinero de su seguridad social Los individuos se enfrentan a la misma complejidad que presenta el costo de oportunidad.

Fuente: 2010)

(Banister,

Bloom,

&

Rosenberg,

1.1.2. Inversión en salud: un alto costo de oportunidad Costo de oportunidad del gobierno, al destinar recursos públicos a la salud El gobierno enfrenta una disyuntiva que deriva del costo de oportunidad. Si bien podría destinar sus recursos a la inversión en salud -la cual, a largo y mediano plazo, tendría un impacto positivo en el crecimiento económico-, podría también asignarlos a cualquiera de los otros componentes del gasto autónomo, definidos, según el modelo keynesiano, como el consumo y la inversión autónoma. De esta manera, la influencia de la introducción de dinero en la economía -gasto público e inversión privada- se vería enfatizada por el efecto multiplicador, es decir se da un incremento final del ingreso -crecimiento-, superior a la elevación inicial del gasto público. Dado que la rentabilidad del gasto público debería medirse por sus efectos multiplicadores sobre el sector privado, una inversión en obras públicas -mejora de la viabilidad, por ejemplo- aportará, a corto plazo, mayor dinamismo que una inversión en el sector de la salud. Ciertos tipos de gasto público presentan efectos multiplicadores mayores a otros; por ende, sería más factible invertir en ellos. Basándonos en la clasificación económica de las transacciones gubernamentales (Guerrero & Valdés), inferimos que el gasto de capital -inversión física y financiera -trae más réditos que el gasto corriente.

El sistema de seguridad de reparto payas-you-go, que “se financia con las contribuciones patronales, de trabajadores autónomos, voluntarias de empleados a este régimen y de Impuesto al Valor Agregado, a las Ganancias, a los Bienes Personales, a los Combustibles y otros” (Bernáth), y el de capitalización individual, fully-funded, en el que “cada agente realiza contribuciones a la seguridad social vía impuestos que financiarán el retiro de los agentes de su propia generación” (Bernáth), disminuyen el efecto ahorro en los individuos. Por tanto, una de las alternativas sería la inversión o el consumo, que generaría un mayor crecimiento económico que el del sistema de capitalización, realizado por las aseguradoras públicas o privadas. Por un lado, la inversión permitiría que los individuos hicieran trabajar su dinero, mediante depósitos a plazo fijo, emprendimientos, acumulación del stock capital, entre otros, causantes también de crecimiento. La segunda opción, el consumo, produciría un crecimiento en la demanda y, por ende, en la producción de bienes y servicios.

1.1.3. Salud como factor del desarrollo socio-económico La salud no se presenta entonces como una de las principales causas del crecimiento económico -inversiones en otras áreas resultan ser más rentables-, sino más bien como un resultado del mismo. Como ya fue mencionado en la introducción, el crecimiento se relaciona con variables cuantitativas, mientras que el desarrollo enfatiza el aspecto cualitativo, el mismo que abarca el crecimiento para su análisis. Así, es importante relacionar el bienestar con el desarrollo socio-económico, ya que “la salud es esencial para nuestro bienestar, [nuestras] libertades y posibilidades que somos capaces de ejercer [...] Porque no podemos hacer muchas cosas, si estamos discapacitados o incesantemente abrumados por la enfermedad” (Sen, 2007). La instauración de un buen sistema de salud, accesible para todos, no necesariamente gratuito, y

que promueva la igualdad de oportunidades entre los individuos, respetando sus libertades, pilares fundamentales del desarrollo socioeconómico de una nación, juega un papel transcendental en el desarrollo de la población. Por ello, no es tan fácil desviar recursos de salud a otros rubros, ya que, si bien se promueve el crecimiento, se descuida el otro componente fundamental del bienestar social.

1.2. LA EDUCACIÓN Y EL CRECIMIENTO Una vez que se ha concluido el análisis de la igualdad de oportunidades, desde el enfoque de la salud, es importante centrarnos en su segundo componente: la educación. Pero... “¿Por qué este énfasis en escolaridad? Porque es, quizás, la manera más razonable de asegurar igualdad de oportunidades. Por ejemplo, existe evidencia […] de que a partir de los 18 meses de edad comienzan a hacerse evidentes las diferencias en el dominio de vocabulario […] en los niños de acuerdo con la categoría ocupacional de sus padres. Lo anterior obliga a diseñar intervenciones escolares de calidad en las etapas más tempranas que eviten el surgimiento de este tipo de brechas” (Beyer, Igualdad de Oportunidades, 2008). Muchos estudios que validan la educación como un factor determinante para alcanzar el desarrollo, se han basado en la teoría del capital humano, formulada por Becker, a inicios de los años 60. El surgimiento de la misma se dio justamente cuando numerosos economistas pusieron en tela de duda las dos variables comúnmente utilizadas en los modelos: la acumulación de capital físico y de trabajo (Selva, 2004). De acuerdo con Becker, fomentar la universalización de la educación brinda, a los trabajadores y a la sociedad, la oportunidad de alcanzar mejores ingresos y facilita la adopción de nueva tecnología (Simón); lo cual, necesariamente, vuelve la producción más eficiente a mediano y largo plazo. Así, la fase de industrialización y de desarrollo tecnológico trae consigo crecimiento económico. Por ello, al no realizarse esta inversión, se condena a los trabajadores a un lento, e incluso nulo, incremento de la productividad.

1.2.1. Argumentos favorables a la inversión en capital humano: sus externalidades positivas. Al definir el crecimiento económico como el aumento de la producción de bienes y servicios, éste, en teoría, se

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puede conseguir mediante la ampliación del stock de capital físico o mediante la inversión en capital humano, responsable de permitir el entendimiento y manipulación de nueva tecnología para elevar la productividad. En este sentido, la mayoría de estudios realizados indica una correlación positiva entre el nivel de educación de una sociedad y su crecimiento económico. Las investigaciones de Barro (Barro, Economic Growth in a Cross Section of Countries, 1991) y de Barro, Mankiw & Sala-i-Martin (Barro, Sala-I-Martin, & Mankiw, Capital Mobility in Neoclassical Models of Growth, 1995) demostraron, empíricamente con datos de la Organización Mundial de las Naciones Unidas, el vínculo existente entre el gasto en educación pública y el crecimiento (Zeira, 2009). Los resultados hicieron evidente el hecho de que una mejora de la calidad de la enseñanza permite acumular una mayor cantidad de capital humano. Además, el incremento en este gasto -que podría ser considerado como inversiónayuda a corregir una falla de mercado que, básicamente, consiste en una suerte de “discriminación por ingresos”. En efecto, la situación económica de cada familia suele ser uno de los principales filtros para el acceso a una educación de calidad, razón por la cual los sectores más desfavorecidos de la sociedad difícilmente pueden beneficiarse de la misma. Estamos entonces tratando un punto crucial, si consideramos que todavía el 40% de la población en los países subdesarrollados vive en el umbral de la pobreza o por debajo del mismo; es decir que se encuentran en condiciones de indigencia.

Otros estudios han tratado de cuantificar los efectos de la educación en el capital humano. Los hallazgos son sumamente importantes: las diferencias en el nivel de educación de la población y de la inversión que se realiza en la misma, explican hasta un 40% de las diferencias de producción por trabajador, entre países en vías de desarrollo y del primer mundo (Zeira, 2009). Estos resultados concuerdan con un análisis realizado por la CEPAL, en 2002, en su publicación N. 78, en el cual se encontró una correlación positiva entre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el crecimiento económico. En efecto, los países que poseen un mayor número de egresados de tercer nivel de educación, gozan de mejores niveles de vida. De hecho, el reciente auge económico de varias naciones del Este Asiático se atribuye a la inversión destinada a la educación. Basándose en este ejemplo, la CEPAL, en el estudio ya mencionado, comenta que el crecimiento de América Latina necesita de una fuerte inversión en capital humano, con el objetivo de formar gente capaz, no sólo de usar la tecnología disponible, sino de ser partícipe en el proceso de investigación y desarrollo. Esto se debe a que, paradójicamente, las universidades públicas, centros en donde más se potencia la creación tecnológica en los países desarrollados, reciben poca atención por parte del Estado en otras zonas. Como muestra la figura 3, el porcentaje del gasto público destinado al área de la educación asciende al 13% del total, del cual 21% se invierte en educación de tercer nivel; es decir, únicamente el 2.73% del PIB (UNESCO, 1999). Hecho que muestra la falta de compromiso, por parte de los gobiernos, con la educación superior.

Figura 3 Porcentaje del Gasto Público

Fuente: UNESCO

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Los economistas han tratado de determinar las externalidades -si es que las hay- producidas por el capital humano y la acumulación de conocimientos. En estudios de Acemoglu-Angrist (MIT, 2000) no se encontraron externalidades generadas por la inversión en educación pública de nivel superior. Por otro lado, Moretti (Moretti, 2004) notó que graduados universitarios generaban externalidades positivas en los salarios de otros trabajadores y mejoraban su propio nivel de ingresos. Debido a tales ambigüedades, Helpman, en su libro el Misterio del Crecimiento Económico (Helpman, 2007), plantea que los economistas no han sido capaces de encontrar datos definitivos acerca de si el capital humano genera o no externalidades. No obstante, él considera que en un ambiente de trabajo en donde el nivel de estudios es más alto, es de esperar que existan externalidades, porque estos trabajadores necesariamente ocuparán cargos que permitan el desarrollo y la creación de nuevas empresas, lo que a nivel macroeconómico llevará a la creación de nuevos empleos y, con esto, obligatoriamente crecerá la demanda de mano de obra calificada.

1.2.2. La inversión en educación: clave para el desarrollo en países de Suramérica Resulta útil orientar nuestra discusión

acerca de si la inversión en educación constituye un factor determinante para el crecimiento, no sólo desde el punto de vista teórico, sino también del empírico, enfocándonos en América Latina. Un ejemplo emblemático es el de Chile, país considerado como una de las naciones que se prepara para entrar en el primer mundo. Al remontaros en su historia, constatamos que esto se debe principalmente a que el Estado, desde un comienzo, asumió un fuerte compromiso en esa dirección. En efecto, para la época de 1930, ya tres cuartos de la población sabía leer y escribir. De la misma manera, hacia finales de 1960, la tasa de matriculación a nivel primario era de 95%, entre los niños de 6-14 años (Gustav, 2002). La inversión en capital humano era entonces consistente, superando, por mucho, las tasas promedio del continente. Por ejemplo, en el 2004, el gasto en educación ascendía a 16% del gasto total (Moreno-Brid & Ruiz-Nápoles, 2009). La figura 4 muestra la evolución de la educación en los diversos niveles y sus correspondientes retornos. De esta manera, se evidencia que a mayor educación, mayor nivel de ingreso.

1.2.3. Inversión en capital humano, ¿por qué razones podría no funcionar?


Figura 4

posibilidad de compaginar crecimiento con equidad en la renta y, a su vez, esta última es una causante positiva del crecimiento económico. Así, de acuerdo a Roberto Perotti (1996), una mayor distribución de la renta genera mayores cotas de crecimiento, al reducir la conflictividad política. Una tercera propuesta promovida por “Kuznets (1955), Barnerjee y Newman (1991) sostendrían que hay una imposibilidad de combinar, en ciertos momentos del proceso de desarrollo, crecimiento con el mantenimiento del nivel de igualdad económica” (Choi, 2002).

Fuente: (Beyer, Productividad, Desigualdad y Capital humano: los Complejos Desfíos de Chile, 2005)

La inversión en educación no conlleva únicamente efectos positivos. De hecho, en el estudio Business Source Complete (Zeira, 2009), se explica que, para que la educación contribuya con el capital humano, tiene que ser de calidad y barata. Barata porque, de otra manera, los salarios de los trabajadores educados se volverían cada vez más costosos, retrasando así la adquisición de nueva tecnología que dependa de trabajadores educados. En su argumento, Zeira expone que la industrialización es fundamental para el crecimiento y que ésta implica no sólo el desplazamiento de trabajadores por nuevo capital, sino también la demanda de mano de obra apta para la realización de tareas más complejas. Los precios de los factores, en especial los salarios, determinan entonces la rapidez de adopción de nueva tecnología; por ende, la velocidad del crecimiento económico. Otra teoría que ha ganado mucha fuerza es “La Selección”. Ésta argumenta que la inversión social en educación no permite uno de los objetivos más trascendentales: identificar y motivar a las personas que poseen mayor potencial y dedicación. Por lo tanto, al invertir en el total de la sociedad, la productividad en sí misma no variará (Stiglitz, 2000).

Al enfocarnos en la relación entre el crecimiento económico y la igualdad de ingresos, podemos evidenciar que la misma carece de consensos en cuanto a sus posibles explicaciones, tanto por su interpretación empírica, como teórica. Por un lado, el cuadro 2 muestra que Asia, excluyendo Japón, tuvo un ingreso muy por debajo de la media mundial en el 2001, a pesar de que su tasa de crecimiento fue notable en el período 19732001, lo que pone en tela de juicio el vínculo directo entre el crecimiento económico y la distribución de la renta. Por otro lado, al relacionar este caso con la teoría, observamos que existen diversas perspectivas sobre el hecho. Por ejemplo, según Solow (1956) el nivel de igualdad en una sociedad es independiente de su nivel de crecimiento económico, mientras que otros plantean la tesis de la compatibilidad que postula la

De este modo, la evidencia empírica y la teoría pretenden vislumbrar el enigma, que se centra en responder si la desigualdad en distribución es un requisito para el crecimiento o la dinámica de este último genera una desigualdad creciente independientemente de la situación de partida (Moreno 2009). Por ello, a continuación evaluaremos si dichas variables tienen una relación endógena o exógena entre sí.

2.1.Evaluación de la propuesta de Kuznets, la incompatibilidad de las variables con tendencia a la equidad

La hipótesis de la U invertida, planteada

por Simon Kuznets, proponía explicar el crecimiento, en base a la modernización del aparato productivo, causante, a su vez, de la reducción de la desigualdad en la distribución del ingreso (Sánchez, 2006). De este modo, Kuznets formuló cambios intersectoriales para demostrar su hipótesis (ver figura 5). • La primera fase, Economía PreIndustrial, se caracteriza por una aceleración del crecimiento económico y de la desigualdad en la distribución del ingre-

Cuadro 2

Podemos concluir que la educación es una consecuencia generada por el crecimiento económico, puesto que, de otro modo, es muy costoso invertir en un área donde el efecto multiplicador es deficiente. Esto se debe a que el mejoramiento en la calidad de educación debe ir acompañado de una fuerte promoción en tecnología y salarios.

2. IGUALDAD DE INGRESOS

Fuente: Banco Mundial

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so, debido al bajo nivel de los salarios en el sector rural y a su dispersión. Estos inconvenientes deben promover una transferencia de mano de obra de sectores rurales y agrícolas, de baja productividad, hacia sectores urbanos e industriales (Sánchez, 2006). • Durante la Economía Industrial, fase en la cual se amplía el mercado, se espera que la desigualdad salarial, que hasta entonces habría alcanzado su punto máximo, comenzará a disminuir debido a la presión productiva. De este modo, se espera que la transición de una economía agrícola hacia una economía moderna, genere mayores ingresos y haga que la desigualdad disminuya. Sin embargo, Eduardo Palacios, destacado economista y escritor colombiano, planeta que este modelo no explica el origen del crecimiento económico. Asegura que sus predicciones se cumplen únicamente para la primera fase; lo que sucede después, es totalmente distinto. Para Palacios, la relación capital-producto no es perfectamente simétrica: debemos reconocer que el capital puede no sólo ser complementario con la mano de obra, sino que también puede instaurarse como un sustituto de ella, en especial, cuando ésta no es calificada (e.g. varios guardias, remplazados por un sistema de seguridad que necesita de un solo vigilante). Por lo tanto, si bien la relación capital-producto puede hacer

Figura 5

Fuente: (Gallo, 2003) Elaborado por: Priscila Vera

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aumentar el salario real, también hará aumentar la brecha entre la mano de obra calificada y no calificada. Además, esta acumulación de capital tendería a favorecer a empresas grandes, con altos niveles de productividad; lo que implica que las ventajas para las empresas pequeñas serían muy reducidas, por no decir nulas. No obstante, Palacios admite que “la elevación de transferencias y su canalización a los sectores pobres permite mantener sus ingresos relativos”, ya que éstas son proclives a disminuir con el aumento del nivel de ingresos de un país; es decir, se trata de variables inversamente proporcionales. La doctora Ana Luz Ramos Soto, profesora investigadora de la facultad de contaduría y administración de la Universidad “Benito Juárez” de Oaxaca, agrega que, al introducir el fenómeno de la economía informal -resultado de los procesos de migración del campo a la ciudad- a la segunda etapa del modelo de crecimiento de Kuznets, se hace evidente que éste no se integra completamente a la dinámica industrializada de la ciudad. La informalidad tiende a provocar una estandarización de la pobreza, contrariamente a lo predicho. En cuanto a la fase de introducción de nuevas tecnologías, Palacios afirma que la situación de desigualdad no cambia significativamente. La innovación técnica tiende a favorecer a las personas con preparación universitaria. Como ya se mencionó anteriormente, se incrementaría la demanda de mano de obra calificada, capaz de manejar las nuevas tecnologías y, por ende, la brecha salarial entre la mano de obra calificada y no calificada, se expandiría. Un caso interesante es el de China, país que ha experimentado un crecimiento de alrededor del 10% anual, a partir de 1978, con una duplicación del PIB cada siete u ocho años. Así, a simple vista, se trata de un modelo a seguir en términos de crecimiento económico; sin embargo, al analizar la renta per cápita y el coeficiente de Gini, se vislumbra algunas deficiencias. De acuerdo a la Administración de Estadísticas del gobierno chino, “la renta media de la población urbana no pasa de 2.489 dólares, en tanto que el ingreso de los campesinos es de 655 dólares” (Maestro, 2012). Del mismo modo, el coeficiente Gini ha pasado de 0.28, en 1981, a 0.45, en 2001 (o 0.39 si se consideran ajustes en el ingreso de la población rural). Esto muestra que la curva en forma de U invertida de Kuznets no es adecuada para explicar este tipo de fenómenos, debido a que, contrariamente a lo que sustenta la teoría -aumento del crecimiento económico y posteriores disminuciones en la distribución del ingreso-, la evidencia empírica pone en realce que, a mayores


tasas de crecimiento, se acentúa la desigualdad en la renta.

2.2. Análisis de la relación de compatibilidad Como se mostró anteriormente, “una estrategia de crecimiento basada en las desigualdades grandes y crecientes del ingreso puede no ser, en realidad, más que un mito oportunista destinado a perpetuar los intereses creados y a mantener el statu quo de las élites económicas y políticas […], a menudo a costa de la gran mayoría de la población” (Moreno 2009). De este modo, una acusada desigualdad en la distribución de la renta puede traer consigo efectos negativos, como la contracción de la demanda, presiones sociales y económicas. En este sentido, se afirma una relación de compatibilidad; es decir que los procesos de crecimiento económico deben ir acompañados de una política distributiva. No obstante, bajo esta concepción, cabe definir el tipo de vínculo que puede ser unidireccional -en el que se debe estimar si el crecimiento económico o la igualdad favorece a la otra-, o bidireccional -que implica un complemento de las variables entre sí.

2.2.1. Compatibilidad unidireccional El crecimiento económico favorece la equidad Durante los 50 y 60, se sostenía que el crecimiento económico era un proceso de carácter gradual, continuo y armónico, que beneficia a todos los grupos sociales. Este hecho se sustentaba en la hipótesis de que, al mejorar el progreso tecnológico, los empresarios incrementarían sus ingresos y eso repercutiría en el aumento de los salarios reales en su conjunto (Moreno 2009). Sin embargo, al observar la situación de China, se revela que, en el 2005, los ingresos medios de los residentes urbanos eran 3.2 veces mayores al de los rurales, a pesar de que, en el mismo año, el Fondo Monetario Internacional (FMI), caracterizó a China como la segunda economía más grande del mundo, principal exportador e inversionista creciente (Informador, 2012). Esto indica que, si bien el proceso de crecimiento económico es incuestionable, la desigualdad de la riqueza y, especialmente, “el reducido nivel de ingresos de las clases más pobres tiene[n] efectos deprimentes sobre la actividad económica” (Moreno 2009). Por tanto, la relación de unidireccional de crecimiento económico hacia la equidad no es válida.

La equidad impulsa el crecimiento económico De acuerdo con este postulado, la equi-

dad en la distribución de los ingresos es una variable predecesora del crecimiento económico. J. M. Keynes es uno de los principales economistas que abogó por esta teoría. Según él, una mejor distribución de la renta fomenta, en los individuos, el consumo y la inversión, pues aumenta sus expectativas de gasto, lo que permitiría incrementar la demanda agregada. Del mismo modo, Raúl Prebish sostiene que, al fomentar la igualdad de ingreso, se incorpora a un estrato de la población que puede ser utilizado como un mercado potencial interno. A pesar de ello, las políticas enfocadas a incrementar igualdad de ingreso pueden distorsionar las acciones económicas. Paradójicamente, para distribuir la renta, los gobiernos deben implementar transferencias y financiamiento a través de los impuestos, lo que desmotivaría a los empresarios a invertir en actividades productivas. Además, este hecho incluiría una trilogía compuesta por la política, la desigualdad y el crecimiento económico. Por ejemplo en Cuba, un país destacado por su equidad en distribución de ingreso, las políticas de reparto se vuelven cada vez más insostenibles, debido a que se ha limitado el fortalecimiento e incremento de la producción. De este modo, la equidad, como herramienta impulsadora del crecimiento económico, es inviable, si se mantiene en el tiempo, a través de políticas públicas.

2.2.2. Compatibilidad bidireccional La revisión preliminar nos permite apreciar que encontrar una relación de causalidad o efecto entre el crecimiento económico y la igualdad de oportunidades no es posible, ya que ni la curva de Kuznets, ni el sistema unidireccional de las variables, han logrado explicar el vínculo directo entre las mismas. Así, mientras China avanza a pasos agigantados, existen divergencias notables dentro de su territorio. Por ejemplo, Beijing, Shangai y Guangzhou se destacan por su producción y crecimiento económico, comparable con otros países occidentales desarrollados. Sin embargo, al examinar el interior del país, podemos vislumbrar profundas desigualdades: el 10% de las familias con mayores ingresos poseen el 40% de los activos totales, mientras, que el decil más bajo posee tan sólo el 2%. No obstante, esto no quiere decir que, entre las variables, no exista una correlación. Países como Noruega han logrado alcanzar un coeficiente de Gini cercano a 1 -aproximadamente 0.945- y, a su vez, mantener índices de crecimiento económico estables y beneficiosos para la población. De tal forma, se induce que políticas de igualdad y crecimiento deben ser aplicadas simultáneamente, para ge-

nerar el éxito deseado; es decir que la estrategia debería consistir en implementar un crecimiento igualitario. En este sentido, “países de Asia Oriental -Indonesia, Malasia y Tailandia- son un ejemplo de un equilibrio entre las políticas que estimulan el crecimiento y las que permiten que la población con menos recursos participen del mismo” (Moreno 2009). Esto se basa en la implementación de dos políticas: la primera, dirigida a fomentar el trabajo, especialmente el de las personas más desfavorecidas; y la segunda, enfocada en brindar igualdad de oportunidades. Así se fomenta el uso productivo de la mano de obra, que se complementa con el aprovechamiento de las nuevas oportunidades.

CONCLUSIÓN Tras el fenómeno de crecimiento económico en el siglo XIX, los economistas, sociólogos e historiadores han pretendido explicar y determinar los factores que lo generan. De este modo, se han planteado un sinnúmero de teorías, entre las que se destaca la estructuralista. Esta intenta relacionar al crecimiento económico con dos parámetros: la igualdad de oportunidades -salud y educación- e ingresos. Así, la idea central de presente ensayo era establecer el vínculo de causalidad o consecuencias entre los dos factores mencionados, a través de las pruebas teóricas y empíricas. Por medio de estas herramientas, logramos evaluar que la igualdad de oportunidades es una variable que genera bienestar en la sociedad y en el individuo, a partir de un gasto sostenible y de calidad. Lamentablemente, sería casi imposible lograrlo, si la economía se encontrara en niveles bajos de productividad, ya que no existirían los medios ni el flujo necesarios para invertir en estas áreas. De la misma manera, para poder fomentar la educación y la salud de calidad, se necesita un desarrollo socio-económico que parta de un crecimiento económico, y no inversamente. Por otro lado, a pesar de que el crecimiento no necesariamente permite alcanzar una mejor distribución del ingreso, se ha demostrado que crea el escenario propicio para aumentar la capacidad adquisitiva de la población, por medio del incremento de los salarios reales como en el caso de China. Mientras, que al promover la equidad antes del crecimiento económico se podría distorsionar la economía de un país por las políticas redistributivas como Cuba. Así, lo más viable es conjuntamente aplicar políticas redistributivas en medio del crecimiento económico.

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