El sueño de Starnesville
o la inmoralidad del Socialismo
C
uando los hermanos Starnes iniciaron su utopía en la Twentieth Century Motor Company de Starnesville, parecía que, por fin, el hombre sería capaz de alcanzar una sociedad superior a sí mismo. El principio proclamado fue “a cada cual según su necesidad, de cada cual según su capacidad”, tal vez el principio más noble que la humanidad podía evocar y que se alcanzaría a través de la redistribución socialista. Pero la comuna de Starnesville empezó a decaer al poco tiempo. No solo las autoridades, encargadas de la nueva redistribución, empezaron a realizar actos de corrupción. Algo más sucedía en la empresa. Se generó una especie de degradación moral de los individuos. El celo, la envidia y hasta el odio eran los móviles del día a día. Cada cual velaba por su botín dentro de la repartición de miseria de los Starnes. Poco a poco todos abandonaron el sueño, demostrando una vez más que el hombre no era capaz de tan noble forma de vivir, y dejando al pueblo en ruinas. Sí, ésta es una historia de
L
“
a consecuencia de todo el control estatal por una mejor redistribución fue más enfrentamientos entre ciudadanos, cada uno valiéndose de cualquier medio para conservar lo que consideraba suyo”. (Courtois et al., 1998, 186-187).
2
+
@thepanchonomist
ficción que narra la fatídica caída de un sueño socialista. (Rand, 1996, 607-618).
Asistimos a una era en que los filósofos e intelectuales se miran a las caras desconcertados. Ven con frustración cómo el egoísmo del hombre no le permite organizarse en una sociedad utópica. Los humanos no pueden alcanzar un nivel de nobleza que los haga dignos de ejecutar a plenitud una agenda socialista basada en la moralidad de la redistribución. Sus vicios y conflictos son la causa del deterioro, no sólo económico sino también espiritual, que se narra en la caída de la Twentieth Century. Corrupción, mentira y confrontación son el triste final de todo noble emprendimiento en este sentido. Pero, ¿es esto algo malo? ¿Es el hombre naturalmente malvado e
incapaz de alcanzar esta máxima moral? ¿O es acaso el poco entendimiento de la naturaleza humana y el arbitrario enunciar de una moral equivocada lo que ha llevado a estas conclusiones? Ningún principio es un valor moral en sí mismo, sino que debe ser valorado en relación a un fin. Entonces, ¿bajo qué parámetros se mide el ideal redistributivo como una ideal moral? Para Marx, el padre del socialismo científico, la respuesta no admitía cuestión, pues a través del materialismo dialéctico, él alega haber descubierto el fin al que nos lleva la historia y cómo estamos determinados por los medios de producción y la lucha de clases. En el mundo capitalista, los medios son controlados por la burguesía que somete al proletariado. La úni-
ca forma de acabar con esto era instaurando un nuevo sistema de producción. (Mises, 2006a, 5). Bajo estos lineamientos, Marx convirtió lo aparentemente deseable del principio redistributivo en un imperativo moral. A partir de él, y en mayor o menor medida, todos los pensadores socialistas se defienden bajo el mismo esquema: el Socialismo es necesario para eliminar el abuso de clases que de otra manera sería inevitable. Pero los socialistas quedan cortos de entendimiento, pues el hombre no es un ente sin una naturaleza específica y, por tanto, no puede estar sujeto a vivir en una sociedad diseñada. El hombre actúa a través de la razón y esta facultad debe ser entendida como el medio para su subsistencia. Es a través de la razón, a diferencia del animal, que descubre que los bienes necesarios para su subsistencia no existen, sino que deben ser fabricados. (Peikoff, 1993, 194). La propiedad privada no es más que un corolario de lo anterior, pues si el hombre debe producir los bienes que necesita para vivir, por ley de causalidad, debe poder disfrutar de ellos, de lo contrario no los produciría. (Reisman, 1998, 19-20) La no producción de bienes lleva a la pobreza y, eventualmente, a la extinción de la raza. Si la vida debe ser el fin perseguido por todo organismo vivo, pues no es automática y debe mantenerse, se entiende que la propiedad, en relación a ella, es un valor. La redistribución, que no es más que el desconocimiento de la propiedad privada, es un antivalor que eventualmente destruye la vida humana. Las consecuencias de la aceptación de la naturaleza racional del hombre se pueden constatar en el desarrollo económico actual,
a pesar de los esfuerzos socialistas por evitarlo. La sociedad moderna, sobre todo los pobres, depende de la división del trabajo para que la mayor cantidad de bienes sea producida a menor costo. Ésta presupone la propiedad privada, y sin ella es imposible su existencia. (Reisman, 1998, 135-136).
En el capitalismo, además, es el consumidor, en su mayoría población media y baja, el soberano, que con su demanda elige qué se debe producir. (Mises, 2006b, 1). No existe un enfrentamiento de clases ni un perjuicio a los pobres, sino un beneficio social neto, contrario a lo que los socialistas buscan hacernos creer. (Mises, 2006b, 28).
El capitalismo no tiene en su raíz más que la aceptación filosófica de la moral racional y el conocimiento de la naturaleza humana. No es moral porque ofrece una mejor sociedad, sino que la ofrece justamente porque es el único sistema moral. El socialismo, además de pobreza económica, trae pobreza espiritual, justamente por su desconocimiento del hombre y su esencia. Y es así que los intelectuales se enfrentan con la realidad cuando por fin comprenden que no es el hombre quien no es digno para el socialismo, sino que el socialismo no es digno para el hombre. Es esta indignidad la que corrompe el alma, queriéndolo hacer vivir en un orden moral que no le es natural. Se documenta que la hambruna del 32-33 en la Unión Soviética, causada por la expropiación socialista de la producción agrícola, tuvo extrañas respuestas por parte de los agricultores. Los ciudadanos optaron por el robo para evitar que el régimen tome
¿
Es el hombre naturalmente malvado e incapaz de alcanzar esta máxima moral? ¿O es acaso el poco entendimiento de la naturaleza humana y el arbitrario enunciar de una moral equivocada lo que ha llevado a estas conclusiones? (Courtois et al., 1998, 186-187).
lo que ellos habían producido. La respuesta socialista fue la fuerza y la sanción para implementar su plan agrario. La consecuencia de todo el control estatal por una mejor redistribución fue más enfrentamientos entre ciudadanos, cada uno valiéndose de cualquier medio para conservar lo que consideraban suyo, (Courtois et al., 1998, 186-187). El cuento de la Twentieth Century Motor Company ya no suena tan ficticio.
Bibliografía Courtois, S., Werth, N., Panné, J.-L., Paczkowski, A., Bartosek, K., & Margolin, J.-L. (1998). El Libro Negro del Comunismo. Barcelona: Editorial Planeta. Marx, K. (1973). El Capital. (P. Lafarge, Trans.). México D.F.: Editores Mexicanos Unidos. Mises, von, L. (2006a). Marxism Unmasked. (B. B. Greaves, Ed.). New York: Foundation for Economic Education. Mises, von, L. (2006b). The Anti-capitalistic Mentality. (B. B. Greaves, Ed.). Indianapolis: Liberty Fund. Peikoff, L. (1993). Objectivism: The Philosophy of Ayn Rand. New York: Meridian. Rand, A. (1996). Atlas Shrugged. New York: Signet. Reisman, G. (1998). Capitalism. Ottawa: Jameson Books.
Esteban Pérez esteban.perez@supermail.com
Vol.3 No.3 Enero 2013
3
El Socialismo Nazi P
arecería que estas dos palabras son diametralmente opuestas, por la tendencia en el lenguaje coloquial de relacionar las sistemáticas violaciones a los derechos humanos con ideologías de derecha. Sin embargo, la realidad del pensamiento va en sentido contrario: el liberalismo procura el respeto de las libertades individuales y la propiedad privada en un entorno de economía de mercado. Por eso, este corto artículo pretende presentar los orígenes del socialismo en Alemania y demostrar que el Nazismo fue una ideología más socialista que capitalista. Los inicios del Socialismo en Alemania El Estado moderno de Bienestar comenzó en la Alemania dirigida por Bismarck: seguridad social nacional, planes de pensiones gubernamentales, regulaciones de las industrias y la interiorización de una filosofía que planteaba que el bienestar nacional resultaba un fin primordial por encima de cualquier interés individual. Se originó una idiosincrasia paternalista en Alemania, dos generaciones enteras que sentían la necesidad de tener el respaldo de un Estado
E
n el modelo Nacionalsocialista, este rol lo asumía el gobierno central. La autoridad incluso determinaba los salarios que se pagarían y las rentas que estos “propietarios” podían recibir (Reisman, 2005).
4
+
destinado a cuidar de ellos. Incluso acuñaron la frase “de la cuna a la tumba”, para referirse a su sistema de seguridad social. La ideología liberal que perseguía el derecho a la propiedad privada y la libertad de intercambio fue socavada por un Estado regulador y redistributivo encargado de gestionar, cada vez más, las actividades económicas de la sociedad para el «interés nacional de la patria alemana”. En 1933, cuando Hitler llega al poder, el pueblo alemán no sólo aceptó la idea del «principio del Führer», pero muchos lo querían y creían que lo necesitaban (Hayek, 1944). En efecto, el premio Nobel de economía F.A. Hayek, en su libro The Road to Serfdom, ya advirtió los vicios de la ideología socialista y tituló al capítulo 12 «Las raíces socialistas del nazismo». Las nociones acerca de la libertad individual y la responsabilidad habían sido destruidas por la filosofía del colectivismo y las ideologías del nacionalismo y el socialismo. La Llegada del Nazismo y su filosofía colectivista Es muy común encontrar en los libros de historia, y en el pensamiento general de las personas,
Club Economía USFQ
que el terrible experimento Nazi se basó en una ideología de derecha o incluso capitalista. La izquierda ha querido evitar incluir entre sus fallidos procesos a este terrible capítulo de la historia. Sin embargo, la evidencia nos permite asegurar que el régimen Nazi era socialista. F. A. Hayek ya había planteado que el movimiento nazi se había desarrollado a partir de ideas progresistas socialistas y colectivistas del período de entre-guerras. Empecemos con un elemento concreto y clave, como es el nombre mismo del partido político de Hitler, el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, cuya base militante fueron los obreros. Los nazis defendían los conceptos fundamentales de los ideales de izquierda como, por ejemplo, que el bien común está por encima del bien privado y que el individuo existe como medio para los fines del Estado. Los que aseveran que la Alemania Nazi propició un modelo capitalista, basan su afirmación en que la mayoría de las industrias estaban a nombre de propietarios privados. sin embargo no eran estos los que decidían ni la producción, ni sus niveles, peor aún los precios. En el modelo Nacionalsocialista, este rol
lo asumía el gobierno central. La autoridad incluso determinaba los salarios que se pagarían y las rentas que estos “propietarios” podían recibir (Reisman, 2005). Políticas económicas socialistas Uno de los rasgos que caracteriza a la Alemania Nazi como socialista, fue la implantación de controles de precios y salarios en 1936, como una forma de contrarrestar la inflación. Esta tenía su origen en la expansión de la oferta monetaria por parte del Banco Central para poder financiar el enorme gasto público en obras públicas, subvenciones y rearme (Reisman, 2005). Pero, la inflación combinada al control de precios propicia la escasez. El gobierno del Reich intentó resolver este fenómeno racionando la demanda de alimentos y de bienes de primera necesidad. En una economía de libre mercado, la escasez se traduce en un ajuste de los precios al alza. Sin embargo, en un régimen socialista, al existir control de precios, la escasez provoca una disminución de la producción porque la rentabilidad de los productores disminuye. Los mercados negros comenzaron a surgir, como era de esperarse, al limitarse la producción. Una de las mayores ambiciones del programa económico de Hitler era instaurar el proteccionismo, para esto requería expandir las fronteras del territorio alemán con el fin de hacer viable la autarquía y construir enormes barreras a las importaciones. El objetivo era convertir a Alemania en un productor autosuficiente para que no se viera influenciado por la política exterior de otros países y no dejar el destino de su economía vulnerable a las crisis de los demás. El crecimiento económico en el modelo nazi se basaba en la
expansión del gasto del gobierno. Entre 1933 y 1936, el “PIB alemán aumentó a una tasa media anual del 9,5 por ciento, y el índice de producción anual de la industria y la artesanía se elevó en un 17,2 por ciento” (Baerwald, 1934). ...pero la fuente principal de este crecimiento, lo que impulsó a la economía alemana de una profunda depresión al “pleno empleo” en menos de cuatro años, fue el aumento de la demanda por parte del sector público, definido por los economistas alemanes de la época como Staatskonjunktur (prosperidad del Estado) (Barkai, 1990). El crecimiento medio anual del consumo público durante estos cuatro años fue de 18,7 por ciento, mientras que el consumo privado aumentó sólo un 3,6 por ciento anual (Baerwald, 1934). Estos datos por sí solos demuestran que los nazis afrontaron el desempleo principalmente a través del gasto gubernamental – política muy característica de un gobierno socialista – pero en este caso particular destinado a financiar la carrera armamentista. Lo que nos queda es reflexionar De ninguna manera el régimen Nazi tuvo rasgos capitalistas. El capitalismo promueve la defensa de la libertad y la propiedad privada que, en el caso alemán, fueron sistemáticamente violadas. Su manejo de la economía tiene claramente la esencia del socialismo. Es necesario reflexionar acerca de si las etiquetas que han recibido estos gobiernos van de acuerdo con los hechos, No se puede asociar únicamente a la derecha con la falta de sentido de humanidad, pues han sido muchos los experimentos de izquierda realizados en nombre del “bien común”, como el socialismo y el comunismo, que se han
E
l objetivo era convertir a Alemania en un productor autosuficiente para que no se viera influenciado por la política exterior de otros países y no dejar el destino de su economía vulnerable a las crisis de los demás.
convertido en penosos capítulos de nuestra historia. Los más graves crímenes contra la humanidad sucedieron en gobiernos catalogados como de izquierda. Ex soviéticos, camboyanos, chinos, cubanos, alemanes, todos deberán aprender algún día los engaños y peligros de los gobiernos totalitarios para no permitir que se les arrebate una vez más su libertad.
Bibliografía Baerwald, Friedrich. How Germany Reduced Unemployment. The American Economic Review. Vol. 24, No. 4 (Dec., 1934), pp. 617-630. Published by: American Economic Association. Stable URL: http:// www.jstor.org/stable/1808217 Barkai A, Nazi Economics - Ideology, Theory, and Policy (London, 1990), pp.158-172, 183-196, 225-235 Hayek, Friedrich. The Road to Serfdom. 1944. George. Why Nazism Was Socialism and Why Socialism Is Totalitarian. Mises Daily. Friday, Nov. 2005. Web.
http://mises.org/daily/author/143/George-
Reisman
José Ibarra
jose.ibarra@estud.usfq.edu.ec
Vol.3 No.3 Enero 2013
5
Socialismo, fe y adivinanza “
Ludwig von Mises demuestra, de una vez por todas, que, bajo una planificación central socialista, no hay manera de lograr el cálculo económico y que, por lo tanto, la economía socialista como tal es “imposible” (“unmöglich”), no solo ineficiente o poco innovadora o llevada a cabo sin el beneficio del conocimiento descentralizado, sino que es real, verdadera y literalmente imposible.” (Salerno, 1990) Cuando las cortinas aún eran de hierro, Rafa Arkadievich, líder de la revolución y encarnación del Nuevo Hombre, apareció milagrosamente frente a mí en las calles de San Petersburgo. Quien lo hubiese escuchado no dudaría jamás de la importancia de la revolución, de la caída de los Zares, del fin de la opresión y la propiedad privada, del nuevo mundo sin injusticias, de mayor igualdad. Había llegado la era de Rafa, la era del hombre nuevo. Con estas ideas salí a recorrer la ciudad, una ciudad de hombres nuevos, de barrenderos felices y empresarios humildes. Carlos y Alexis Karamazov, dos empresarios conocidos míos (hombres nuevos por supuesto), se hallaban en la feliz tarea de crear empresas a par-
A
l no existir la propiedad privada sobre dichos factores, no hay cabida para la búsqueda de lucro, y el resultado es el no surgimiento de precios de mercado.
6
+
@thepanchonomist
tir de estos conceptos revolucionarios. Sin embargo, al reunirme con ellos me di cuenta que se hallaban frente a un gran problema. Ambos me hablaron de sus proyectos: el primero quería fabricar chompas, el segundo botas. El problema era que ninguno sabía qué material utilizar. Alexis, haciendo uso de su bolita de cristal, decidió comprar cuero para producir botas. Cuando su hermano Carlos decidió lo mismo, se encontró con que la ausencia de precios, causada por la eliminación de la propiedad privada, provocó que el material se agotara. Su proyecto se hizo humo. El problema familiar llegó a un punto de quiebre. Carlos dejó de lado su idea de usar cuero y, tras consultarlo con su propia bolita de cristal, empezó a fabricar chompas de lana. El resultado fue terrible. Las calles se plagaron de Hombres Nuevos obligados a combinar sus botas de cuero con chompas de lana. Era ridículo, un crimen contra la moda. Entre tanta insatisfacción, ajena a los ideales de este nuevo mundo, decidí que Rafa el salvador, debía conocer el problema. Aprovechando nuestra nueva amistad, concerté una reunión entre todos. Rafa parecía muy preocupado. Sin embargo, supo manejar la situación a la perfección. Ordenó
la presencia de Fander Rasputín, aclamado economista de la revolución, y además gran adivino. Fander llegó como un iluminado. Recordó haber leído un manuscrito de Mises, economista de la occidentalizada y opresora Europa, que hacía manifiesto el problema de la falta de precios como clave de la discrepancia entre mis amigos. La solución se volvió clara: Fander sería quien determine los precios, haciendo uso de su magia y de su bola de cristal. El problema se había resuelto. Ya no era necesario que los Hombres Nuevos adivinen, el planificador central lo haría por ellos. Mis amigos se reconciliaron. Carlos pudo producir sus tan deseadas chompas de cuero y la reunión concluyó con un agradecimiento público a Mises. Fue increíble, la apariencia de los ciudadanos era impecable. ¡Chompas y botas de cuero para todos! Circulaban como pan caliente. Era necesario festejar. Fue entonces cuando nos enteramos que Justin Bieveritch, ídolo de las masas, daba un concierto en la cuidad. Decidimos ir todos juntos. No podíamos controlar la emoción cuando lo vimos aparecer entre nubes de humo. Cuando estas se disiparon, se desató el infierno. ¡Oh sorpresa! ¡Estaba usando una chompa de lana! El público quedó
boquiabierto, de un instante a otro la combinación de cuero y lana ya no parecía tan desagradable. Todos necesitaban responder al nuevo llamado de la moda. Pero Carlos ya no producía chompas de lana. Una vez más, estábamos en problemas. Esta vez, ni siquiera Fander podía ofrecer una solución, Bieveritch nunca apareció en su bola de cristal. La moda les jugó una mala pasada. La historia contada, aunque ficticia, ilustra el principal problema del socialismo, el del cálculo económico. En el socialismo se elimina la propiedad privada sobre los factores de producción, que pasan a estar en manos del Estado Central. Los Precios de Mercado surgen cuando existe una genuina búsqueda de lucro por parte de los propietarios privados. (Rothbard, 1991). Al no existir la propiedad privada sobre dichos factores, no hay cabida para la búsqueda de lucro, y el resultado es el no surgimiento de precios de mercado. “El cálculo económico es la indispensable herramienta racional para escoger el proceso de producción óptimo, en el vasto universo de posibilidades disponibles para emplear los factores de producción, dentro del marco de la división social del trabajo” (Mises, 1990). Como quedó ilustrado en la historia, los hermanos Karamazov no podían decidir los métodos de producción pues, al no existir precios de mercado, se escogen aleatoriamente tanto los bienes a producir como los procesos que llevan a su producción. En la Unión Soviética la abolición de los precios de mercado llevó a que la distribución de recursos se convirtiera en un acto de fe. Fue gracias a que Mises ilustró el problema del cálculo
económico que el Estado designó planificadores centrales para llevar a cabo este azaroso proceso. A partir de los precios designados por los planificadores centrales, las empresas aparentemente podían determinar, de manera racional, los procesos de producción y los bienes a producir. Sin embargo, esta solución no reflejaba lo que hubiera sido el movimiento real de los precios de mercado, ya que, cuando estos surgen, se crea una estructura maleable, un universo donde los precios varían constantemente respondiendo a la oferta y a la demanda de bienes escasos. Esta creación y destrucción de precios nunca es estable y no puede ser predecible para un individuo (ni para nadie), aunque éste posea una mente milagrosa o divina, pues estas variaciones responden a las valoraciones individuales de cada uno de los miembros de una sociedad. Desde las preferencias en ropa y comida, hasta los valores culturales de los individuos, todo puede generar cambios en la estructura. En la historia antes relatada, la preferencia y moda de un artista fue suficiente para que toda la valoración de los bienes planteada por los individuos cambie súbitamente. Finalmente, ¿es el Socialismo realmente imposible? Muchos podrán argumentar que la Unión Soviética existió por varias décadas o que la Cuba socialista sigue vigente, por lo que el argumento de que el Socialismo es imposible quedaría sin sustento. Sin embargo, estos dos ejemplos no pueden considerarse como verdaderos estados socialistas, sino más bien como islas socialistas en un mundo capitalista. Esto quiere decir que estos países podrían determinar los precios de los factores de pro-
E
n una sociedad en la que no se permite el desarrollo natural de los precios de mercado y la asignación racional de bienes, en la que la adivinanza, con todas sus limitaciones, se convierte en la única manera de tomar decisiones, el sueño socialista se vuelve irrealizable. ducción a partir de las economías capitalistas, brindándoles la posibilidad de, mediocre e ineficientemente, planificar sus economías (Mises, 1990).
En una sociedad en la que no se permite el desarrollo natural de los precios de mercado y la asignación racional de bienes, en la que la adivinanza, con todas sus limitaciones, se convierte en la única manera de tomar decisiones, el sueño socialista se vuelve irrealizable. El aporte de Ludwig Von Mises se encarga de poner en evidencia que el socialismo, económicamente hablando, es imposible. Este argumento fue planteado en la década de los 30s, por lo que seguir insistiendo en el Socialismo se convierte en un acto de fe, más no racional. Solo queda entonces una pregunta : ¿Una economía de bolita de cristal o una economía racional de precios?
Bibliografía Mises, L. V. (1990). Economic Calculation In The Socialist Common Wealth. Ludwig Von Mises Institute. Rothbard, M. (1991). The End of Socialims and the Calculation Debate Revisited. The Review of Austrian Economics. Salerno, J. T. (1990 Abril). Why a Socialist Economy is “Impossible”. Pace University.
José A. Espinosa jose.espinosa@estud.usfq.edu.ec
Vol.3 No.3 Enero 2013
7
Suecia y el discurso político Gráfico 1: Carga tributaria como porcentaje del PNB, 1950-2004
L
a supuesta lógica
Estimado lector: ¿ha escuchado hablar del gran éxito sueco y de su forma de manejar socialmente a la economía? Pues, si lo ha hecho, seguramente piensa que esto es gracias a su modelo del “Estado de Bienestar” (Crecimiento económico y equidad en la misma proporción), basado en el rol efectivo del Estado financiado por altas tasas de impuestos. De hecho, líderes políticos alrededor del mundo utilizan este discurso para convencer a las masas de que el camino a la prosperidad y al desarrollo es por medio de esta receta. Y claro, si tienen un ejemplo tan concreto como el de Suecia, ¿quién se atrevería a contradecirlos? Efectivamente, Suecia es de los países más desarrollados del mundo, y ocupa la décima posición dentro del índice de Desarrollo Humano (IDH, 2011). No obstante, ¿cuáles son los antecedentes históricos de la economía sueca, tan a menudo ignorados por la economía? ¿Fue siempre un modelo estatista digno de servir como ejemplo a líderes socialistas?
Suecia y su historia Ubiquémonos en el año 1864, cuando se comienza a vivir la Etapa Liberal Sueca, la cual empezó con la Declaración de la Libre Industria y Comercio (Rojas, 2005). Esta ayudó a que el país escandinavo aprovechara los beneficios de la Revolución Industrial. ¿Por qué llamamos a esta época
8
+
@thepanchonomist
Fuente: Rojas, Mauricio. “Sweden after the Swedish Model: From Tutorial State to Enabling State”, pp. 84
liberal? Porque varias de las empresas suecas más famosas y competitivas fueron fundadas entre 1860 y 1932 (Karlsson, 2006). Pero no solo fue un gran auge para el sector empresarial sueco, sino también para la promulgación de ideas e inventos que incentivaron el surgimiento de emprendedores quienes se convirtieron en los pilares de la economía privada. Entre dichos inventos destacan los relacionados a químicos (por ejemplo frigoríficos) o mecánicos, como piezas de automóviles. La política internacional pacífica sueca permitió que no existiesen conflictos bélicos importantes con otros países. Esta característica evitó que se incurra en gastos extremos relacionados a guerras, a diferencia de otros países europeos que soportaban conflictos armados. En esta época se vivió un auge de producción real sustentado por las practicas liberales, lo cual llevó a Suecia a ser uno de los países mas ricos del mundo a finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX. Para 1932, el partido SocialDemócrata (que aún existe y es el
más grande de Suecia) propuso un ambicioso proyecto de desarrollo llamado “Folkhemmet” – Folk (personas), hem(hogar)– (Rojas, 2005) Esto marcaría el fin de la próspera época liberal sueca. Este proyecto puede ser catalogado como un plan de desarrollo centralizado, manejado mayoritariamente por el estado, que tenía como objetivo esencial una reforma estructural para dar mayor importancia a los sindicatos de trabajadores, mejorando los salarios reales más allá de la productividad y aumentando las tasas de impuestos (Rojas, 2005). Este punto de inflexión fue consecuencia de la Gran Depresión y del flujo de nuevas ideas en materia macroeconómica. En 1950, Suecia era de los países con mayor crecimiento del sector público. El Nobel de economía sueco, Gunnar Myrdal, afirma en 1974 que “la ideología de la planificación domina hoy totalmente, aunque sólo sea de manera superficial(…) proporciona los términos de referencia de una gran parte de la discusión pública” (Myrdal, 1974). El centralismo estaba ocupando espacios importantes y se adjudica-
ba el éxito previo con el que nada tenía que ver. En el gráfico 1 observamos la tendencia creciente de la carga tributaria desde 1950 hasta 1990. Esto evidencia el tránsito de Suecia a una nueva etapa de su historia. La crisis de 1990 Para 1990, el modelo sueco era inestable e insostenible, y sufrió una de las peores crisis económicas experimentadas por un país europeo. Es precisamente esta crisis la que marca otro punto de inflexión en la historia económica sueca. El desempleo subió de 2.6% en 1989 a 12.6% en 1994 (Rojas, 2005). Como resultado, la recolección de impuestos por parte del Gobierno decayó masivamente. El gasto público aumentó a un 72.8% del PIB y se abandonó el tipo de cambio fijo (Rojas, 2005). Davis & Henrekson (2006) nos muestran el estancamiento de Suecia desde 1950, sintetizada en el gráfico 2.
adoptaron varias políticas con el fin de reducir el Estado de Bienestar que se había vuelto insostenible. El modelo que rigió en Suecia durante gran parte de la segunda mitad del Siglo XX mostró su ineficacia. Una de las políticas adoptadas fue la austeridad fiscal, es decir reducir el gasto público de una manera sostenida y fuerte. Las políticas de esta naturaleza fueron rechazadas por el pueblo, acostumbrado a vivir con un alto gasto público. En consecuencia, y a manera de compensación, sobrevino una reducción de la carga tributaria que puede ser apreciada en el gráfico 1 anterior (de 1990 en adelante). Aunque la carga siga siendo mayor a la de 1980, la tendencia decreciente es lo importante. Esta fue una medida difícil pero necesaria. Resultó en una reorganización fiscal, que logró reducir efectivamente la relación Gasto Público/ PIB del 70% del PIB en 1993 al 54% en 2001.
La recuperación sueca A partir de la gran crisis económica sufrida por Suecia, se Gráfico 2. - PIB per capita en Suecia como porcentaje del PIB promedio de la OECD. (Paridad Poder Adquisitivo)
La verdadera lógica Algunos dicen: “Si un país como Suecia tiene altos impuestos, entonces ¿por qué nosotros no?”. Hemos revisado el proceso que da cabida a la estructura de la economía sueca. Como vemos, no se trató de una decisión política coyuntural, sino de un proceso de reestructuración y ajuste mucho más complejo. Suecia es un país que se vio beneficiado por los atributos del liberalismo económico para después ser manejado por un modelo de carácter más socialista relacionado al Estado de Bienestar. Esta combinación desembocó en una grave crisis económica. Actualmente, la tendencia de carga tributaria y gasto público ha sido decreciente a causa de la ya mencionada crisis. No nos engañemos, todos seríamos felices con más vacaciones y menos trabajo. Pero la clave no es cobrar más impuestos, y darle mayor participación al estado. El sistema económico sueco es consecuencia de su historia, por lo cual no puede ser tomado como un modelo universal. Y, sobre todo, hay que entender los elementos que generaron su éxito, y los que le causaron severos problemas.
Bibliografía Davis, S., & Henrekson, M. (Diciembre de 2006). Economic Performance and Work Activity in Swedenafter the crisis of the early 1990s. Massachusets, EEUU. Karlsson, S. (Agosto de 2006). Ludwig Von Mises Institute. Recuperado el 2012, de Sweden Myth: http://mises.org/daily/2259 Myrdal, G. (1974). La Pobreza de las Naciones. Barcelona: Ariel. Rojas, M. (2005). Sweden after the Swedish Model: From Tutorial State to Enabling State. Estocolmo, Suecia: Timbro.
Fuente: Davis & Henrekson, “Economic Performance and Work Activity in Sweden after the crisis of the early 1990s”
Nicholas Gachet nicholas.gachet@gmail.com
Vol.3 No.3 Enero 2013
9
Socialismo:
el sueño de eliminar el poder E
l Comunismo es una Utopía. Marx demostró que toda la historia de la humanidad, es una historia de luchas de clases, que todas las luchas políticas giran en torno al poder social y político de unas u otras clases sociales: las viejas para conservar el poder, y las nuevas clases ascendentes, para conquistarlo (Carlos Marx & Federico Engels, 2005). El sueño comunista es la abolición de esta lucha de clases, la cual, como ellos mismos explican, es una característica inherente a la condición humana y su desarrollo histórico. Por lo tanto, Marx y Engels plantean una sociedad que funcione sin su motor: la búsqueda del poder. Pero el ser humano necesita el poder, y la sociedad necesita organizaciones de control y dominación. Esta no solo es una característica del ser humano, es una necesidad del mismo. El Estado es la institución de poder tradicional que ha existido como organización social en la mayoría de sistemas políticos. Podemos remontarnos al Antiguo Egipto y sus Faraones, el Imperio Romano y sus Césares, las Dinastías Chinas y sus Emperadores, las monarquías de la Edad Media y sus Reyes, la Democracia y sus Presidente. El poder de cada una de estas instancias estaba respaldado por alguna forma de Estado. Esta institución, normalmente amparada en la religión o el misticismo, utiliza la fe como lealtad, mezcla lo divino con lo terrenal, brindando así, amparo en la inseguridad. “La función que cumple
10
+
@thepanchonomist
la religión es la de capturar la imaginación de las masas y servir, por lo tanto, a los propósitos del orden político” (Zizek, 2005). El Estado, consciente de la vulnerabilidad humana, cumple con la función de protección de riesgos, manteniendo así su relación permanente con lo esotérico. La falta de seguridad propia de la realidad y de lo material suele ser reemplazada por la seguridad virtual que puede brindar la divinidad. Esta premisa básica del comportamiento social es usada sabiamente por la política. “Nada promueve más el crecimiento del Estado que una emergencia nacional, la guerra u otra crisis comparable a la guerra en la gravedad de los peligros que ésta impone” (Higgs, 2012). El poder conoce la necesidad humana de buscar una protección superior, se alimenta y sobrevive gracias a ella.
“Todos los animales sienten miedo, tal vez los seres humanos más que ninguno. […] Las personas que se llaman a sí mismos nuestros gobernantes, entienden este aspecto básico de la naturaleza humana” (Higgs, 2012). El Estado explota y cultiva este miedo. Ya sea que instauren un Estado de Bienestar o un Estado de Guerra, dependen de él para asegurar la aceptación popular. “Ningún gobierno duraría más de 24 horas sin el miedo generalizado” (Higgs, 2012). La historia está plagada de gobiernos que ejemplifican el control sobre el miedo generalizado. Durante la Edad Media, la Iglesia dependía de la aprensión al castigo divino y la pena de muerte cuando se contradecía la verdad de la Biblia. La ignorancia generalizada secundaba la mantención del poder y la riqueza de una institución como la Iglesia, que determinaba
la mayoría de comportamientos sociales, marcando una línea entre aquello que era correcto y lo que no. En los años veinte, después del Tratado de Versalles, la hiperinflación (gran subida de precios impulsada por la impresión de dinero para indemnizar a Francia e Inglaterra por los daños de la guerra), alcanzó el 1.000.000% en Alemania. Más tarde, con la Gran Depresión encima y la amenaza comunista latente, Hitler declaró un Estado de Emergencia. El miedo generalizado, la crisis económica y el hundimiento moral después de la Primera Guerra Mundial, llevaron a Hitler al poder absoluto, aboliendo la intervención del parlamento. El resto de la historia ya la conocemos. En Japón, en los años setenta, empieza a configurarse el Estado de Bienestar. El Estado empezó a responsabilizarse de la seguridad laboral, subsidios de desempleo, asistencia social, servicios sanitarios, pensiones, atención a viudas, menores y minusválidos, salud gratuita, seguros contra accidentes personales y materiales, entre otros (Ferguson, 2009). Un terremoto descomunal devastó a Tokio. Una nueva idea empezó a emerger en Japón: el Estado debería cubrir los riesgos de la población. “La instauración de un Estado de Bienestar en realidad perseguía la promoción de un Estado de guerra imperialista. Fueron los deseos de un ejército sano y fuerte los que promovieron la creación de un sistema de cuidados médicos gratuitos dentro del Estado de Bienestar” (Ferguson, 2009). El tratar de ocultar al poder detrás de una máscara de búsqueda de organización social, de organización política, de búsqueda del bienestar, resulta una hipocresía. “Nosotros sabemos que nunca na-
die busca el poder con la intención de cederlo. El poder no es el medio, es el fin” (Orwell, 1949). El Estado es una forma de dominación social: entre mayor sea su intervención en la sociedad, mayor control ejerce sobre nuestras vidas. Sin embargo, la sociedad busca para sí misma este tipo de cánones, le teme a la falta de organización, regulación y dominio. La sociedad cree ciegamente que en la ausencia del Estado, necesariamente caeríamos en la anarquía. Compartimos el miedo generalizado al comportamiento irracional de los individuos en la ausencia de una ley, el miedo a la revolución en la ausencia del ejército, el miedo a los desastres en la ausencia de los servicios de ayuda de emergencia, el miedo a la explotación en ausencia de la regulación a los salarios mínimos, el miedo al estancamiento económico en ausencia de un plan de desarrollo central, el miedo a la locura en ausencia de la moral, el miedo a la muerte en la ausencia de la vida eterna. En el Ecuador, hemos llegado a temerle al alcoholismo en ausencia de la regulación a la venta de alcohol, a la contaminación en ausencia de los impuestos a la importación de automóviles, al sobre endeudamiento en ausencia de una regulación a los créditos, a la desinformación en ausencia de la regulación a los medios, al analfabetismo en ausencia de una Ley de Educación, a la falta de recursos de inversión en ausencia de una mayor intervención del SRI, al descontento generalizado en ausencia de una consulta popular, a la destrucción de la industria en ausencia de proteccionismo, y así podría seguir. “Todo pueblo tiene el gobier-
L
a sociedad cree ciegamente que en la ausencia del Estado, necesariamente caeríamos en la anarquía. Compartimos el miedo generalizado al comportamiento irracional de los individuos en la ausencia de una ley
no que se merece” (Maquiavelo, XV). El comportamiento del poder refleja aquello que la sociedad espera de sus gobernantes. Incluso sin democracia, las revoluciones populares lograban matar, desterrar o destituir a los reyes y emperadores que no actuaban de acuerdo a lo esperado. Por lo tanto, la existencia de un Estado controlador y regulador parte de la sociedad que teme comportarse con libertad. El Estado de Bienestar y el Estado de Guerra surgen de la búsqueda de protección del riesgo en todos los aspectos sociales, y ambas búsquedas tienen una sola razón de ser: el miedo generalizado. El Estado no es un ente divino capaz de dispersar el miedo, la religión tampoco, pero son el mejor consuelo para las sociedades.
Bibliografía Carlos Marx & Federico Engels. (2005). El Manifiesto Comunista. Prólogo, explicado, anotado y glosado. http://www.abogadonotariopr.com/images/ SP/el_manifiesto.pdf. Ferguson, N. (Director). (2009). The Ascent of Money [Motion Picture]. Higgs, R. (2012 - 22-7). Welfare, Warefare and the State. Auburn, Alabama, EEUU. Orwell, G. (1949). 1984. Zizek, S. (2005). El títere y el enano. Buenos Aires: Editorial Paidós SAICF.
María A. Martínez maria.martinez.restrepo@estud.usfq.edu.ec
Vol.3 No.3 Enero 2013
11
Socialismo del Siglo XXI,
de la teoría a la práctica: Venezuela Gráfico 1
D
e Heinz Dieterich Steffan a Hugo Chávez El Socialismo del Siglo XXI es una corriente ideológica que nace con Steffan Dieterich como una alternativa al socialismo clásico, y que en los últimos años ha cobrado fuerza en Latinoamérica. Líderes como Hugo Chávez han profesado (o así al menos lo dicen) un modelo basado en las ideas de Dieterich y, en la práctica, alianzas político-económicas como el ALBA (Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América), son un intento por difundirlas a través de la región. El presente artículo pretende resumir brevemente estas ideas, para proceder a una evaluación empírica del modelo y su desarrollo en Venezuela, país pionero en su implantación. Para analizar la base de la teoría nos servimos de la paráfrasis de un fragmento del libro en donde se plasma la ideología del Socialismo del Siglo XXI. Esta teoría busca rescatar a los sujetos de la “denigración” a la cual los somete la burguesía. Para lograrlo se establece una nueva democracia que permita desarrollar las capacidades de cada individuo, misma que deberá dejar atrás la división del trabajo, cualquier tipo de discriminación y deberá borrar las barreras que se asume existen entre el campo y la ciudad. De tal forma, se establece
“O
tomamos el camino del socialismo o se acaba el mundo” Hugo Chávez
12
+
Fuente: Banco Mundial Elaboración: Autores
que el ser humano deberá realizarce en las tres fuentes del ser: trabajo, eros y saber. El nacimiento del “nuevo hombre” parte del cambio de instituciones que establece el cambio del dinamismo económico y político tradicional. Los principales fundamentos ideológicos del Socialismo del Siglo XXI son: a) la Democracia Participativa, originada en el principio de involucramiento general en el proceso de toma de decisiones, y b) la denominada Economía de Equivalencias, sistema que establece el salario en proporción al tiempo que se requiere para crear valor, más medidas económicas de planificación central y la expansión del modelo en forma regional. Ahora bien, ¿cuál ha sido el nivel de aplicabilidad de la teoría por su mayor promotor, Hugo Chávez, en el ámbito político y económico? El discurso oficialista promulga los valores del Socialismo del Siglo XXI como fundamento básico de desarrollo, y se ha visto evidencia del mismo en los
Club Economía USFQ
constantes referéndums y alianzas regionales en búsqueda de la Patria Grande. Sin embargo, estas son herramientas que responden a bases ideológicas y no prácticas del modelo, que no confirman su aplicabilidad ya que son cualidades necesarias pero no suficientes para probar el funcionamiento de la teoría. Económicamente, Venezuela ha vivido durante los años de régimen chavista una variedad de políticas que responden al programa de planificación central y determinismo económico popular, al mismo tiempo que ha gozado de grandes ingresos petroleros. El punto crítico en el análisis del funcionamiento de la teoría está en la verificación de la existencia de una relación más allá de la retórica entre las políticas económicas del chavismo, justificada siempre en la ideología del Socialismo del Siglo XXI, y sus resultados. Ejemplos concretos: Salud y Crecimiento Económico Real La salud es un índice fundamental de medición de desarrollo.
Gráfico 2
Fuente: Banco Mundial Elaboración: Autores
Se puede analizar los resultados del modelo venezolano en este ámbito y compararlos con los obtenidos por el resto de naciones. Para realizar el análisis se han seleccionado cuatro países: Brasil, Perú, Chile y Venezuela. El año inicial (2000), nos muestra que, de este grupo, el que menos destinaba recursos al área de salud era Venezuela (Gráfico 1), por debajo del 2.5% del PIB. Ahora bien, los últimos datos que presenta el Banco Mundial en el año 2009, muestran que Venezuela sigue gastando en salud una cantidad inferior al 2.5% del PIB, mientras tanto, Brasil ya superó la barrera del 4% y Chile se encuentra en el mismo camino. El destinar una cantidad mínima a un sector tan importante como la salud, tiene sus consecuencias. Como se aprecia en el gráfico 2, la reducción en la tasa de mortalidad en niños menores a 5 años por cada mil, en Venezuela, es mínima. Un hecho interesante es que en el año 2000, Venezuela se encontraba en una mejor posición en la tasa de mortalidad con respecto a otros países de la región (Brasil y Perú por ejemplo), y no pudo mantener esta “ventaja” relativa, ya que las cifras de países como Perú mejoraron ostensible-
mente. El caso peruano muestra que no necesariamente se deben incrementar de manera abismal los gastos en salud, por el contrario, si el país crece a un ritmo sostenido, aunque que se sigan destinando los mismos porcentajes, la realidad cambia: los recursos son cada vez mayores. En el aspecto económico, a pesar de contar con un fuerte ingreso petrolero, la economía venezolana no muestra un crecimiento constante (Gráfico 3). De hecho, muestra fluctuaciones significati-
vas en el crecimiento real del PIB. Como se puede apreciar, en los años de gobierno chavista se han visto varios periodos sostenidos de contracción económica, que en gran medida se revierten por el aumento del precio del petróleo, factor exógeno en el modelo de desarrollo. La falla en el desarrollo económico agregado de Venezuela es una clara evidencia de las falencias del modelo del Socialismo del Siglo XXI. Para evidenciarlo basta revisar cifras de análisis económico básico: Venezuela tiene un déficit del 20% del PIB y una inflación del 18%, escasez de alimentos y divisas, y una constante devaluación del bolívar (El Hoy). Estos factores evidencian la visión de corto plazo de la administración de Chávez y los defectos del modelo económico implantado. La Herencia de Chávez Después de más de una década de gobierno del régimen actual, Venezuela se ha visto obligada a pensar en la probabilidad real de una era post Chávez. La
Gráfico 3
Fuente: Banco Mundial Elaboración: Autores
Vol.3 No.3 Enero 2013
13
En números
sobredimensión del caudillo ha ligado todas las medidas económicas y políticas al carisma del líder. Las acciones tomadas en el gobierno de Chávez pasarán la cuenta a aquellos que vengan después, que no sólo tendrán que lidiar con las consecuencias económicas del modelo fallido, si no también tendrán que llenar el vacío político que se crearía. El caudillo venezolano proyectó su figura más allá de los límites territoriales que le competen y se convirtió en la imagen principal de una ideología que se ha esparcido en algunos lugares de Latinoamérica, reemplazando al decadente socialismo tradicional que parecía morir al mismo tiempo que se apagaba la llama de la lucha cubana. El reto venezolano no es sólo combatir las consecuencias de las acciones de un sólo hombre, es combatir el establecimiento de un modelo que intentó revivir la ideología de la igualdad política y económica y resultó siendo otro experimento fallido que sobrevive por las dádivas del petropopulismo. Establecidos estos elementos, debemos preguntarnos, dada la continuación del régimen actual, ¿cuántos años más tiene que esperar el modelo para pasar de la teoría a la práctica? O, si lo hizo, ¿son estos los resultados finales? El pueblo Venezolano el 7 de octubre de 2012 determinó su voluntad de continuar bajo el régimen que lidera el movimiento de la “Nueva Ideología Latinoamericana”, la probabilidad real de un cambio de líder y modelo ha sido presentada, está en la voluntad popular afrontarla o rechazarla. Teniendo esto en cuenta y usando cifras y datos sobre el ejemplo más puro del Socialismo del Siglo XXI, podemos afirmar que la ideología no ha mostrado ser más que alimento de podios y balcones.
SOCIALISMO IDH # en
(%) PIB crecimiento
vs.
clasificación
anual
2011
2011
4 9 12 20 23 24 28
1,70% 3,00% -0,70% 1,70% 0,40% 0,40% 0,80%
51 101 128 n/e
2,70% 9,30% 5,90% n/e
Polonia Rumania Rusia
39 50 66
4,30% -0,40% 4,30%
Venezuela Ecuador Bolivia
73 83 108
4,20% 7,80% 5,20%
G7 Estados Unidos Alemania Japón Francia España Italia Reino Unido
Actuales estados socialistas Cuba China Vietnam Corea (RPD)
Antiguos estados socialistas
Gobiernos de tendencia socialista
Escala de clasificación del (IDH) Índice de Desarrollo Humano >Desarrollo humano muy alto 1 a 47 >Desarrollo humano alto 48 al 94 >Desarrollo humano medio 95 al 141
Bibliografía Banco Mundial. s.f. <http://datos.bancomundial.org/>. El Hoy. Venezuela está al borde del colapso económico. 9 enero 2013. http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/pagina-570994.html Dieterich Steffan, Heinz. El Socialismo del Siglo XXI. Mexico, s.f.
No existen índices en ninguna clasificación mencionada. Datos tomados de: PNUD, Banco Mundial, Ecured.
Sharon Marín sharon_85marin@hotmail.com Esteban Pérez esteban.perez@supermail.com
14
+
Club Economía USFQ
Publicación Semestral de los Estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito.
Pablo Lucio Paredes - Director del Instituto de Economía USFQ José Antonio Espinosa - Coordinador Equipo Editor The Panchonomist Paula Espinosa - Editora The Panchonomist Valentina Brava - Editora The Panchonomist María Alejandra Martínez - Coordinadora The Panchonomist César Paúl Vaca - Ilustración portada y estilo gráfico Jeanine Salvador - Diseño tipográfico y editorial Edwin Fuentes - Diseño editorial y diagramación
thepanchonomist@gmail.com