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DEPORTE: ENTRE LA ACADEMIA, LA PASIÓN Y EL POTRERO
Revista Polémika Director: Pablo Lucio-Paredes
Diseño: GyR / USFQ POLEMIKA es una publicación cuatrimestral del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito
ISBN: 978-9978-68-030-8
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Las fotografías que ilustran la presente edición de Polémika, pertenecen al fotógrafo ecuatoriano Armando Salazar y corresponden a la serie CONTRA EL TIEMPO, un proyecto fotográfico documental sobre el deporte y la juventud realizado en la Concentración Deportiva de Pichincha. Este es un ensayo que empezó en 2008 y continúa en desarrollo.
Por favor enviar sus comentarios a: pabloluc@uio.satnet.net
Editorial E
n esta oportunidad hemos escogido un tema que se ha convertido en parte importante de la cultura y de la economía de los países. Se mueven masas, dinero y sentimientos. Moviliza a la academia pero también al apasionado (niño o adulto) que en el potrero se “mata” en un simple partido de fútbol. Y más aún, a todos y todas (en este caso sí vale precisarlo y enfatizarlo), que por razones de estética, salud, moda, placer o sociabilización, ahora sudan y se esfuerzan en la bicicleta o en el trote. Muchas de esas dimensiones son abarcadas en este número. Honor a las damas, Angélica Ordoñez evalúa todas las facetas de la mujer y el deporte: la mujer dentro de la actividad física, la mujer vista en ese entorno, la imagen de la mujer distorsionada en un sentido u otro. Desde Ecuador y Colombia, Fernando Carrión y Fabio Arévalo, analizan la pasión deportiva (sobre todo el fútbol) y la violencia y riesgos que genera en su entorno. Desde Chile y Ecuador, Juan Jacobo Velasco y Pablo Lucio Paredes (ambos economistas ¿es una coincidencia?) hablan de fútbol y economía, de fútbol y pasión, del fútbol de las anécdotas de cafetín. Con gran fuerza, Daniel Márquez, relata historias de los deportes de contacto y pelea, pero con una lección muy importante: a estas actividades no se dedican los menos lúcidos sino todo lo contrario, y además lo hacen con una entrega y un alma impresionantes. Patricio Donoso recorre las dimensiones del deporte como las ve un apasionado y frecuente deportista: salud, sociabilidad, riesgos, emociones, recuerdos y anécdotas inolvidables. Y Carolina Donoso le toma la mano desde la vivencia deportiva de una joven de 25 años que se interroga sobre las dimensiones emotivas, imaginarias, reales del deporte. Ese es el mismo camino de exploración profundo y sorprendente que nos plantea Oscar Concha: cómo vemos nuestro cuerpo, cómo lo imaginamos, soñamos, queremos transformarlo, y cómo esas sensaciones individuales moldean y son moldeadas por el mercadeo, los encuentros y desencuentros, las percepciones de sexualidad y tantas otras manipulaciones. Finalmente Giuseppe Marzano conversa con Esteban Paz sobre la Liga, intentando descifrar cómo el manejo de un equipo de fútbol se aleja o acerca al manejo de cualquier otro tipo de negocio. Este es un número de polémica, pero sobre todo de reflexión y pasión.
Director Pablo Lucio-Paredes
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Debate sobre el número anterior de POLEMIKA
Pablo Zambrano Pablo Dávalos
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Fabio Arévalo
Fútbol: Pasión y contradicciones
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Fernando Carrión
Fútbol y violencia: las razones de una sin razón
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Oscar Concha
El cuerpo del ecuatoriano
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Carolina Donoso
Deporte ¿una necesidad moderna?
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Patricio Donoso
El deporte hace … Grande!
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Pablo Lucio Paredes
El deporte es más que el deporte
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Giuseppe Marzano
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Entrevista a Esteban Paz, dirigente de ldu
+ Colaboración UTPL : Juan Manuel García-Samaniego
Sistemas de incentivos económicos y no económicos para el manejo forestal sustentable en Ecuador
136
+Colaboración estudiantes USFQ: Miguel Molina Díaz
La Democracia Digital: ¿El reto de la Era Informática?
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Daniel Márquez
La naturaleza de la pelea
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Angélica Ordoñez
Género y deporte en la sociedad actual
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Juan Jacobo Velasco
¿De qué hablamos cuando hablamos de deportes y ocio en el siglo XXI?
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*Carta de Arturo Villavicencio *Comentario de Pablo Zambrano sobre el artículo de Pablo Dávalos *Opinión adicional de Pablo Dávalos
Debate alrededor de Polémika # 6 Estimado Pablo Lucio Paredes: Mis sinceras felicitaciones por la revista Polémika. Considero que se trata de un espacio de debate serio de ideas, sobre temas muy oportunos, con contenidos de fondo que trascienden la esfera puramente económica para situar los análisis en el contexto de la compleja realidad del país. Debo subrayar y felicitar al equipo editorial por el carácter pluralista en el enfoque de los temas, lo que enriquece el debate y le da una proyección que va más allá de la polarización de conceptos, posiciones políticas o ideológicas. En un contexto de grave precariedad del sistema universitario, como lo demostró el Informe de Evaluación de la Educación Superior elaborado por el ex –CONEA, iniciativas como la revista Polémika contribuyen significantemente a reforzar la calidad, pertinencia y legitimidad de la USFQ; características reconocidas en el mencionado informe. Por estas razones, me permito manifestarle mi sorpresa por el la inclusión del articulo “El milagro chileno” en el último número de la revista. El artículo, además de desmerecer la calidad y enfoque de la revista, refleja un desconocimiento asombroso del autor sobre el tema tratado. Sinceramente considero que el artículo no amerita comentarios ni en su contenido ni en su forma. La línea editorial de pluralismo de conceptos e ideas no puede ser confundida con un espacio de oportunismo panfletario.
Reciba mis cordiales saludos Arturo Villavicencio
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Pablo Zambrano Pontón
Economista, docente universitario y escritor pabli_zam@yahoo.es
Réplica al ensayo del Ec. Pablo Dávalos titulado: “La necesidad de un nuevo paradigma en la economía” –Polémika #6–
No es mi intención irrespetar las ideas ajenas, ni el libre pensamiento de las personas, no obstante creo pertinente realizar las siguientes puntualizaciones concretas al mencionado artículo, publicado en la Revista Polémika N.-6 de marzo del 2011. Señala textualmente el autor de ese ensayo: “(…) las nociones de mercados autorregulados, equilibrio general, precios relativos y maximización de preferencias de los consumidores (…) no tienen validez real” Parece que el autor olvida que el modelo de competencia perfecta es simplemente eso un modelo, es decir, una abstracción de una compleja realidad que es preciso explicar de una forma sencilla, tal como lo señala la teoría microeconómica. Si no tienen validez real el mercado y el sistema de precios, entonces: ¿Qué pasa en el mercado internacional del petróleo, cuando los países de la OPEP se reúnen y deciden reducir la producción de crudo?, ¿acaso no aumenta el precio del petróleo? ¡Obvio que sí!, al haber menos oferta en el mercado (escasez del bien), su precio automáticamente se incrementa, lo cual demuestra que los conceptos de oferta y demanda no sirven únicamente para mercados de competencia perfecta, sino que también sus implicaciones teóricas, son aplicables en la práctica y objetiva realidad (demoledora de mentiras ideológicas) a oligopolios como el cártel de la OPEP.
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También señala el autor del ensayo, que la Economía no ha conseguido establecer una relación entre valor y precio. Al parecer se olvida que existe una distinción fundamental hecha por Adam Smith y continuada luego por Karl Marx, entre valor de uso (utilidad concreta del bien) y valor de cambio (precio del mismo en el mercado). El precio es la expresión monetaria del valor y éste a su vez es subjetivo depende de las preferencias individuales del consumidor. La teoría neoclásica con Carl Menger a la cabeza, señaló que un bien será más valorado cuánto más escaso sea, de allí la tradicional paradoja del agua y los diamantes. Así, el agua aunque más necesaria para la vida de las personas, por su abundancia en la naturaleza, tiene un menor valor de mercado (precio) que los diamantes, tan escasos, tan apreciados y tan cotizados precisamente por eso, por su poca disponibilidad de oferta. Dice también el autor del ensayo, que los conceptos y marcos teóricos del pensamiento económico en lo fundamental, se remontan al siglo XIX. ¡Bueno! Al parecer se olvida que fue Adam Smith, el filósofo autor de “teoría de los sentimientos morales” (1759) y el economista escritor de “… la riqueza de las naciones” (1786), quien fundara a la Economía como ciencia humana y social, en el siglo XVIII. Aunque después más adelante en su artículo ya reconoce que la Economía fue creada en el siglo XVIII. Atribuye el desfase entre lo que dice la teoría económica y la realidad al hecho que estamos aplicando ideas del siglo XIX o XVIII. Siguiendo entonces con su propia idea, ¿por qué el autor del ensayo propone más bien solucionar los problemas de la Economía en función a teorías no del siglo XIX o XVIII, aún peor, sugiere utilizar conceptos de la prehistoria, porque resulta que la ideología marxista leninista claramente defendida en su artículo se remonta a la época de las cavernas, cuando todo era de todos y nada era de nadie? Cabe recordar pues, que Marx identificó como estadios o modos de producción los siguientes: 1. Comunismo primitivo; 2. Esclavismo; 3. Feudalismo; 4. Capitalismo; 5. Socialismo; y, 6. Comunismo. En palabras simples, propuso un retorno a la edad de piedra en la historia de la humanidad, pues entre la fase seis y la uno, no existe ninguna diferencia. Como lo señaló Carl Menger, el colectivismo o comunismo es propio de civilizaciones atrasadas, de hecho los pueblos aborígenes no contactados y profundamente incivilizados, son comunistas, pues allí no existe la propiedad privada, la misma que se origina precisamente por la escasez de recursos. Doquiera que no exista propiedad privada y haya propiedad social, estamos en presencia de un modo de producción colectivista, atrasado e incivilizado. Como lo dijo Mijaíl Gorbachov: “El mercado no es un invento del capitalismo. Siempre ha existido. Es un invento de la civilización”. En otra parte de su ensayo señala que los mercados no son eficientes. Si se entiende por eficiencia el no desperdiciar
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recursos, incluido el tiempo, resulta que los mercados y el sistema de precios son considerablemente eficientes. Al menos bastante más que un señor sentado en una oficina gubernamental, diciéndole a la sociedad cuáles serán los precios planificados que habrá que pagar por los bienes y servicios a ser intercambiados. Recordemos pues, que el sistema socialista soviético se cayó principalmente por la imposibilidad práctica de calcular los millones de precios de la economía. Los precios, actúan como señales semafóricas que indican a oferentes y demandantes, la pertinencia o no de realizar una determinada transacción. Si son muy altos se contraerá la demanda y si son muy bajos, se reducirá la oferta. El equilibrio de los mercados, al menos a nivel microeconómico, está ampliamente demostrado y documentado. Es en la macroeconomía, donde el pleno empleo en el mercado laboral continúa siendo una utopía, pero de allí a decir que los mercados descubiertos por la ciencia económica son ineficientes, hay una distancia abismal. La pregunta que habría que hacerle al autor del ensayo es: ¿usted propone acaso la noción del teórico “sumak kawsay”, en lugar del práctico y objetivo mercado, para la asignación de precios y costos en la Economía?, ¿o le gustaría más un planificador de precios con intrincados, costosísimos, ineficientes y complejos procesos matemáticos, en lugar de un simple y sencillo mercado movido únicamente por las fuerzas impersonales o intangibles de la oferta y la demanda? También señala y cito: “… El mismo Carlos Marx se negaba a hablar de mercado porque le parecía más un adjetivo que una categoría epistemológica seria” (las negrillas y el subrayado son mías). Es decir, porque Carlos Marx dijo que el mercado no sirve, hay que creer esto a pie juntillas, según el autor del ensayo. ¡Bueno! Al respecto habría que decir simplemente, que las teorías igualitarias, equitativas, justas, solidarias del marxismo, únicamente sirvieron para que los seres humanos tomemos conciencia de la importancia de la política social (no socialista, social). En el aspecto económico, simplemente ¡fracasaron! Por tanto las ideas de Marx se circunscriben únicamente al campo de la sociología, de la historia y de la política. ¿Por qué de dónde sacó la falsa hipótesis de que después del capitalismo viene el socialismo?, además, si las clases dominantes del esclavismo, pasaron luego a ser los grupos privilegiados del feudalismo y éstos a su vez del capitalismo. ¿No resulta obvio que los poderes hegemónicos del capitalismo, pasen entonces también a comandar el nuevo modo de producción, en lugar de la respetable clase obrera, marginada y desposeída? Además digo aquí y me ratifico que las ideas marxistas no pertenecen al campo de la ciencia económica, por la simple y sencilla razón que Marx intentó destruir el capitalismo, de modo alguno ayudarlo, humanizarlo o socializarlo, como sí lo hizo después John Maynard Keynes, el economista británico a quien me referiré luego. Tan es así mi afirmación que no existe ni un solo premio Nobel de Economía que sea de la corriente marxista, ga-
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lardón que desde que se instituyó en 1969, sólo ha sido obtenido por economistas liberales y keynesianos, lo que demuestra que esas dos corrientes de pensamiento sí han contribuido al desarrollo de la Economía como ciencia. Tal es la desesperación marxista por ganar esta mención honorífica que han tenido que “inventarse” una especie de “premio consuelo”, denominado: “Premio Nobel Alternativo de Economía”, uno de ellos (concretamente en 1983) le correspondió a Manfred Max-Neef, un chileno creador de los principios de “Economía Descalza” y de “la Teoría del Desarrollo a Escala Humana”, economista que ha planteado un enfoque humano sobre el desarrollo, alejándose del enfoque positivista y cuantitativo que tradicionalmente se le ha dado a este tema. Ferviente defensor de la tesis: “la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía”. Max-Neef fue candidato independiente a la Presidencia de la República de Chile en 1993, que finalmente perdiera ante el enfoque más pragmático, real y objetivo de los liberales socialdemócratas chilenos, quienes siguiendo y combinando las ideas de Friedman (ese sí Premio Nobel “real” de Economía en 1976), con la política social de la Concertación Socialista, lo tienen a Chile en el primer lugar de desarrollo en América Latina, en los aspectos económicos, sociales y políticos. Pues resulta una fantasía marxista, señalar que el capitalismo es un enfoque netamente economicista y para nada solidario, razón por la cual proponen abolirlo e implantar el socialismo marxista, con los fallidos resultados prácticos que todos conocemos. En palabras simples, sí es posible un capitalismo más humano. El modelo existe se llama: “Economía Social de Mercado” o “Liberalismo Social” y lo impuso Ludwig Erhard en la Alemania de la postguerra, colocándola a la cabeza de Europa, a través de dos simples medidas: 1) introducción del Marco Alemán, para terminar con la hiperinflación; y, 2) supresión del congelamiento de precios. Esquema este último que según los marxistas es la “solución”, para terminar con las inequidades e injusticias del mercado. Además señala que muchos economistas (seguramente “neoliberales”), han roto con una importante tradición del liberalismo, esto es el enfoque moral y social, reflejado por ejemplo en la teoría del valor trabajo (expuesta inicialmente por David Ricardo, continuada luego y criticada también por Marx). Puede que sí, que de hecho existan seudo liberales, que con el pretexto de las libertades individuales irrespeten el derecho de las demás personas, como aquellos que hubo en el país a fines de la década de los noventa, que confiscaron depósitos de los ciudadanos. Hecho que no es para nada liberal, si consideramos que el liberalismo como doctrina, se opone a todo tipo de restricción en contra de los derechos de propiedad de las personas, de los individuos, de los simples y sencillos seres humanos. No obstante, constituye un sofisma de falsa generalización, hablar de una supuesta “maldad”, atribuible al modelo liberal,
cuando el propio autor del ensayo reconoce la validez de las teorías de Adam Smith, rescatándolo más que como economista, como filósofo, como científico social, cuando Smith a más de ser filósofo fundó la economía como ciencia, siendo por tanto y como es lógico además, al ser quien la instituyera, el primer economista de la historia, como Hipócrates, fue el primer médico. Por tanto el liberalismo, no es sólo económico, es también una doctrina: filosófica, política, social y moral. La parte ética y de los valores las escribió Smith en “Teoría de los sentimientos morales” (1759); y, la cuestión económica fue desarrollada por el escocés catedrático de la Universidad de Glasgow, en la más famosa obra económica de todos los tiempos: “Una investigación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”. Así que no hay dos Adam Smith, uno moralista y otro “neoliberal”. Es el mismo hombre, con dos versiones diferentes de su brillante pensamiento, plasmado en dos obras distintas, tanto en lo filosófico como en lo económico, pero siempre abogando por la espontaneidad de las decisiones individuales, sin ataduras ni forzamientos impuestos por un Estado divino y todopoderoso, colocado encima del ser humano, dadas las “terribles fallas” de la gente, que son necesarias corregir. Más adelante elogia nuevamente a Marx, criticando la Ley de Say, que dice que toda oferta crea su propia demanda y lo hace señalando además a Malthus y textualmente manifiesta: “Marx y Malthus, la historia lo ha demostrado, siempre tuvieron razón”. Tomas Malthus, un economista representante del pensamiento clásico y contemporáneo de David Ricardo, fue uno de los economistas más lúgubres, apocalípticos y catastróficos que tuvo la doctrina liberal. Malthus señaló que mientras la población crece en progresión geométrica (2, 4, 8, 16, 32…, es decir exponencialmente), la producción sólo lo hace mediante una progresión aritmética (2, 4, 6, 8, 10, 12, es decir lineal o constantemente). Por tanto, algún día se acabarían los recursos y sobrevendría una crisis sistémica de incalculables proporciones. No obstante, el capitalismo de mercado, ha sobrevivido ya más de 200 años, pese a las normales crisis económicas denominadas ciclos, que son totalmente naturales en toda Economía. El socialismo marxista defendido a capa y espada por el autor de este ensayo y por otros intelectuales que se dicen de izquierda (y viven bastante bien, por supuesto), apenas duró en el ex imperio soviético la escasa cantidad de 70 años, lo que demuestra la inefectividad práctica de este modo de producción impulsado por Marx. Porque resulta obvio, si era tan bueno el socialismo ¿Por qué se cayó en todas partes en donde fue impuesto por la vía de las armas, la sangre, el fuego, la revolución, el paredón y los disidentes? Posteriormente señala que Keynes propuso salir de la crisis de los años treinta del siglo XX, mediante la emisión monetaria y el déficit fiscal. A más de ratificarse en la inefectividad e inviabilidad práctica del mercado como mecanismo asignador de recursos.
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¡Bueno! esta falacia simplemente será desmentida con frases dichas por el propio Keynes y por Milton Friedman (el “ortodoxo”, “neoliberal”, malvado y no sé que otros epítetos descalificadores endilgados por todo izquierdista que se precie de serlo, a un verdadero científico social). ¿O acaso quienes lo critican con tanta vehemencia y mala fe ganaron el verdadero Premio Nobel de Economía, para que tengan la audacia y el atrevimiento de criticar a Friedman?, como por ejemplo la socióloga Naomi Klein, quien a diferencia de Paúl Krugman, un keynesiano también crítico de algunas ideas de Friedman, galardonado con el Nobel de Economía en el 2005, no ha ganado absolutamente nada más que admiradores izquierdistas a lo largo del Globo. Resulta en primer lugar que la emisión monetaria por encima del crecimiento productivo es la que fue criticada por Friedman , por una simple y sencilla razón, si la demanda monetaria aumenta impulsada por una mayor cantidad de dinero circulando en la economía, también crecerá la demanda agregada. Al aumentar esta última y no haber los productos necesarios para satisfacerla, es decir, al no existir la suficiente cantidad de oferta agregada, se generará indefectiblemente escasez. Mayor escasez, hace que suban los precios, o sea, más inflación. La constatación empírica de este fenómeno inflacionario, la tenemos en el Ecuador de los años 1998-1999, cuando por emisiones monetarias indiscriminadas, sin sustento productivo, se generaron inflaciones galopantes que son las responsables de la crisis anterior a la dolarización. Dolarización que ha funcionado para despecho de tanto detractor inicial de la medida, haciendo que la inflación se ubique en niveles inferiores a los dos dígitos en cuatro gobiernos diferentes: Noboa, Gutiérrez, Palacio y Correa, dado que ya no existe la “maquinita” de fabricar moneda, que para algunos era y sigue siendo: “reactivadora de la producción y del empleo”. Así pues, la dolarización es la prueba palpable y evidente de la eficacia de una medida de corte científico económico, para terminar con la inflación y otorgarle al sistema económico una mayor estabilidad. La introducción de una nueva moneda ha funcionado siempre, dado que constituye una camisa de fuerza al manejo político y poco responsable de monetizar los déficits fiscales, mediante la emisión monetaria, por encima de una tasa de crecimiento productiva estable, como lo pregonó Friedman, pues él no señaló que la oferta monetaria no debe crecer, debe hacerlo dijo Friedman, pero al mismo ritmo de la oferta productiva. Con respecto a Keynes, cabe aclarar que el fundador de la Macroeconomía (así lo reconoció el propio Friedman, en uno de sus videos por internet de la serie norteamericana de los años 70: “Libre para elegir”), era seguidor de la corriente clásica, de hecho fue alumno de Marshall en su natal Gran Bretaña. Keynes no era socialista, era capitalista y uno que se enriqueció (lo cual está muy bien, además) en fun-
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ción a sus enormes conocimientos acerca de los mercados financieros, especulando en las bolsas de valores. Keynes era también un economista solvente y brillante, sólo que con una visión más estatista que los liberales tradicionales, pues señalaba que los mercados no se autorregulan y no consiguen el pleno empleo por sí mismos, que es necesaria la intervención del Estado en la economía, en momentos duros cuando ningún emprendedor privado, está dispuesto a invertir, o cuando hay crisis de sobre o subproducción. No obstante reconocía el carácter cortoplacista de sus ideas, al decir: “En el largo plazo todos estaremos muertos”. De allí que autores tradicionales de los libros de Macroeconomía como Rudiger Dornbusch y Stanley Fischer, señalan que las ideas keynesianas son útiles en el corto plazo, es decir, para economías que están atravesando crisis concretas de producción y empleo y no lo son tanto en el largo plazo, donde es más efectiva para el desarrollo de una país, la doctrina liberal. Keynes defendía el capitalismo y en definitiva toda su obra macroeconómica estuvo encaminada a replantear lo que él mismo llamaría la técnica del Capitalismo Moderno por medio de la acción colectiva. En su concepción, la esencia del Capitalismo es la dependencia de un intenso atractivo por hacer dinero y por los instintos de amor al dinero de los individuos como principal estimulo de la maquinaria económica. Según él, se pueden hacer adecuaciones en el mecanismo económico sin llegar a afectar la esencia del capital. (Para los marxistas, esto simplemente es “revisionismo” y no están de acuerdo con eso).
El sistema keynesiano se apoya en el papel económico activo del Estado, sin embargo, el economista británico no cree que el campo de la iniciativa privada se vea seriamente afectado por esta participación estatal. Para él la eficiencia económica es un factor relacionado con la iniciativa privada. Según su criterio “el individualismo es la mejor salvaguarda de la libertad personal si puede ser purgado de sus defectos y abusos, en el sentido de que, comparado con cualquier otro sistema, amplía considerablemente el campo en que pueden manifestarse la facultad de elección personal”. Parece ser que Keynes intenta con su modelo teórico – práctico poner “a punto”, el mecanismo económico capitalista para que la libre empresa pueda jugar al laissez faire. Así dice “Pero si la demanda efectiva es adecuada – y esta seria regulada en parte importante por el Estado – bastará con la habilidad y la buena suerte ordinaria”- se refiere ahora al libre juego de la iniciativa privadaKeynes también dijo: “Como representante de toda la nación, un Gobierno nacional tiene la obligación de comportarse de manera tal
que aumente el ingreso nacional. El individuo en la búsqueda de sus particulares intereses1, es lógico que participe en la economía con el afán de aumentar su propia renta personal. Como los ingresos y costos individuales y sociales no tienen porque coincidir necesariamente, el Sector Público puede tomar la feliz iniciativa de emprender acciones que beneficien al colectivo de la economía, cuando ninguna persona tenga la predisposición o esté en condiciones de hacerlo”.
Además Keynes, en el año de 1942, siendo ya un economista ampliamente reconocido, fue admitido en la Cámara de los Lores británicos con el título de Barón Keynes, ubicándose en la bancada del Partido Liberal. Es decir, Keynes militó en el partido liberal, aunque no compartía totalmente la visión autorreguladora del mercado de los liberales clásicos, él creía en la intervención del Estado en la economía, por eso se dice que sus políticas son útiles en el corto plazo para reactivar la producción. A largo plazo, se ha demostrado empíricamente, que las ideas keynesianas llevadas al extremo, son inflacionarias.
Conclusión y preguntas finales El ensayo aquí refutado me parece más político-ideológico, antes que científico-económico, pues si se llama ciencia a lo que progresa, según la definición dada por el filósofo Karl Popper, las ideas marxistas no corresponden al ámbito de la ciencia económica, pues en ninguna parte han funcionado.
La ciencia (del latín scientia “conocimiento”) es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. ¿No es acaso un principio y una ley general, que cuando sube el precio de un producto, disminuye su consumo? , ¿No es economista un hombre como Smith, que escribió un libro acerca de la riqueza de las naciones y dejó sentadas las bases para la formación de la economía política como ciencia social?
Para que algo sea considerado como ciencia, debe además ser objeto de la reproducción sistemática y recurrente del fenómeno. En ese sentido, el liberalismo o la economía de mercado, ha demostrado su efectividad en tanto y 1 En esta frase se observa que Keynes estaba parcialmente de acuerdo con Adam Smith, pues al individuo empresario le mueven sus particulares intereses de ganancia; lo cual es lícito y legítimo.
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cuanto país ha sido implementado. Ejemplos: Alemania, Chile, Corea del Sur, China, Taiwán, Indonesia, Singapur, Perú, Brasil, Uruguay, EEUU, Australia, Suiza, Hong Kong, etc. Demostrándose la validez científico-económica de sus teorías, porque siempre ha sido exitoso para el desarrollo de una determinada nación ¿No será entonces que el autodenominado “socialismo científico” marxista, deriva su carácter científico en el hecho de que siempre que fue implementado, invariable e indefectiblemente fracasó? Como estoy seguro que el Econ. Pablo Dávalos intentará refutar a su vez la exposición realizada por mi persona en el presente artículo, quisiera antes de continuar, plantearle las siguientes interrogantes, que espero sepa respondérmelas para poder proseguir con la “polémica”, caso contrario ésta no tendría sentido porque demostraría una vez más que los seguidores de la corriente marxista, únicamente muestran mitos y cucos para espantar al liberalismo, dos de ellos son sus tradicionales epítetos: “neoliberal” y “ortodoxo”, con el que intentan ridiculizar más de dos siglos de brillante y auténtica doctrina económica. No temo que me diga “neoliberal”, no obstante sí lo hace, déjeme decirle que antes que mí, también fueron etiquetados de esa manera, economistas como Friedman, por el “delito” de pensar diferente y creer en la economía de mercado, de tal forma que sería un honor para mí. Aunque más apropiado sería decirme simplemente liberal, porque al igual que Smith, Erhard y el propio Friedman, creo también en la solidaridad social para quienes más lo necesitan, a través de subsidios directos y no indirectos que hoy por hoy benefician por igual a todos, lo necesitemos o no, como todavía sigue ocurriendo en el Ecuador.
PREGUNTAS FINALES 1. Si era tan exitoso económicamente hablando, el socialismo marxista en la ex URSS, Alemania Oriental, Europa del Este, Corea del Norte, Cuba, y ahora recientemente Venezuela ¿Por qué se cayó?, y ¿Por qué razón sus tres últimos y obstinados bastiones colectivistas exhiben los peores resultados en lo que a desarrollo y progreso se refiere? 2. Hubo y hay ex socialistas marxistas que defendieron y defienden la economía de mercado como: Fernando H. Cardoso, Lula Da Silva, Deng Xiaoping, Ricardo Lagos, Ernesto Ottone, Michel Bachelet, Mario Vargas Llosa, etc. ¿Cuántos creyentes de la economía de mercado, se “convirtieron” al socialismo marxista? 3. Los Premios Nobel de Economía, han sido criticados por galardonar a los economistas representantes de la corriente principal, es decir, del libera-
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lismo. No obstante, han sido reconocidos también personajes, de la doctrina keynesiana y proteccionista como: Paul Samuelson, Paul Krugman y uno no muy renombrado pero que compartió honores con Friedrich Hayek en 1974, el economista keynesiano Gunnar Myrdal. Entonces si los liberales y los keynesianos tienen premios Nobel de Economía, por su aporte específico a la ciencia económica, ¿cuántos premios Nobel de Economía (no “alternativa”, real) tiene el marxismo? 4. ¿Por qué los socialistas marxistas se empeñan en resucitar épicos héroes del pasado como: Simón Bolívar, Eloy Alfaro, Juan Montalvo, José Martí, etc., quienes eran liberales y no socialistas?, ¿acaso no tienen gente representativa de su pensamiento, como lo tiene el liberalismo?; así Bolívar dijo: “Yo soy siempre fiel al sistema liberal y justo que proclamó mi patria”; Eloy Alfaro señaló: “El padre de familia sacrificándose por la causa pública trabaja no solo por la felicidad general, sino por la felicidad de sus descendientes en particular”; Juan Montalvo expresó: ““Economía no es avaricia, antes bien, es virtud el guardar para los tiempos calamitosos, aun cuando no sea sino en consideración a las herederos” ; y, José Martí: “El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro”. Finalmente, el liberalismo socioeconómico se ha caracterizado por sus constantes innovaciones y el continuo progreso a las sociedades donde se ha desarrollado. ¿Qué se ha inventado en las sociedades socialistas? ¡Nada más que la carpintería represiva, el paredón y los disidentes!
“El capitalismo no necesita ni la propaganda ni los apóstoles. Sus logros hablan por sí mismos. El capitalismo nos trae los bienes, el dinero, el método, y el proceso de mercado” (Ludwig von Misses)
Es común, sin embargo, entre los enemigos de la libertad, denostar las exitosas teorías liberales, con burdos calificativos como: “economía vulgar”, “economía imperialista”, “economía burguesa”, “economía de extrema derecha”, “economía neoliberal”, “apologistas del capitalismo”, en fin… Como no tienen argumentos, les queda únicamente la ofensa y la utilización de falsos mitos, en oposición a la pragmática realidad. Realidad que siempre y en todo momento, demuele mentiras ideológicas.
Muy bien lo decía el genial Ludwig von Mises: “Aquellos que son más fanáticos en sus diatribas en contra del capitalismo, implícitamente le rinden homenaje,
al clamar por los productos que éste crea”. ¿Acaso aquellos que más lo combaten, viven en modestas casas, manejan autos destartalados o se comunican mediante celulares obsoletos? ¡Todo lo contrario!, los que más dicen aborrecer el capitalismo, el libre mercado y la globalización, son los que más disfrutan de los inventos del capitalismo liberal, pues por lo general viven en barrios exclusivos, un séquito de guardias privados los acompaña a todo lado a bordo de lujosos automóviles y son los más aficionados a coleccionar teléfonos móviles de última generación. ¡Una cosa es el discurso y otra muy diferente los hechos! ¡Sean más sinceros y digan que les gusta el capitalismo!, aunque obviamente por marketing político, les convenga seguir diciendo que la libertad económica, el capitalismo y el liberalismo, son prácticas de la “derecha”, o del “Estado burgués”.
Una cosa es decir que el capitalismo es un sistema desigual y en eso hay que trabajar, en humanizarlo, en hacerlo social. Algo que jamás se arreglará con utópicas propuestas como las del “sumak kawsay”, por ejemplo.
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Pablo Dávalos
Profesor de la Facultad de Economía – PUCE pdavalos@hotmail.com
Comentario: El Sumak Kawsay (Buen Vivir) y la crítica a la teoría económica como ideología
Estas reflexiones han nacido al calor de la lectura de varios textos de coyuntura sobre la crisis del capitalismo pero, en especial, la respuesta formulada por el Sr. Pablo Zambrano a un texto mío aparecido en la revista Polémika No. 6, de la USFQ en el mes de marzo de 2011. Por ello, como una forma de contribuir a ese debate, ahora propongo la hipótesis de que el discurso canónico de la economía liberal, en realidad, no está hecho para comprender, y ni siquiera para visualizar el orden del oikos sino más bien para “petrificarlo” al interior de un orden ideológico determinado y legitimarlo desde una estructura epistemológica cerrada y autárquica cuya referencia teórica es, en última instancia, metafísica. La única forma de comprender esta dinámica ideológica es a través de la noción del Sumak Kawsay porque ésta hace referencia a sujetos ontológicamente constituidos por fuera de la racionalidad individual y moderna.
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Ideología y orden del saber En la mitología griega, Atenea entrega a Perseo un escudo que le sirve de espejo y con el cual puede “ver” reflejado el rostro de la Gorgona y evitar, de esta manera, ser convertido en piedra. Gracias a este espejo, Perseo pudo decapitar a la Medusa1. La mitología ha transformado al rostro de la Gorgona, que quizá debió haber sido bello, en la ejemplificación del horror absoluto: aquellos que la miraban se convertían en piedra. Empero, en este relato mitológico hay un juego de imágenes que quisiera rescatar o, más bien, metaforizar. La primera metáfora es la mirada que evita el rostro de la Gorgona (o de la Medusa), y que utiliza un recurso indirecto para mirarla: el espejo. Y, la segunda, es la mirada misma de la Medusa que convierte en piedra lo que mira. Quiero abusar de estas metáforas e imaginarme que la “ideología” cumple el rol de la mirada de la Medusa, y que el orden del saber moderno cumple el rol del espejo. Entre la realidad y los imaginarios que la sociedad tiene de ella mediaría, entonces, la petrificación de lo real (ideología) y la negativa a asumir directamente ese horror (el orden del saber). Quizá estas metáforas puedan servir para comprender el rostro de Jano del liberalismo: como ideología tiene el propósito de convertir en piedra a la historia y, como orden de saber, tiene que legitimar el horror de esa misma historia. Empero, tengo que aclarar previamente lo que entiendo por “ideología”. Es un término que cobró validez y vuelo teórico desde la reflexión de Marx. La ideología, grosso modo, para Marx implicaba “falsa conciencia” y estaba adscrita a las relaciones de poder del sistema: las ideas dominantes de una época son siempre las ideas de la clase dominante2. Ha habido una ingente producción teórica alrededor de la ideología, una reflexión que atraviesa el Círculo de Frankfurt, hasta llegar a las reflexiones de Althusser, Laclau, Sizek, Deleuze, Castoriadis, Lacan, inter alia. No quiero profundizar en ello sino, por el instante, quedarme con esa definición ya canónica de “falsa conciencia” definida por Marx. Para que esa “falsa conciencia” pueda convertirse en “ideología dominante”, es decir, para que las ideas de la clase dominante se conviertan en las ideas dominantes de una época, es necesario un proceso de legitimación de esas ideas. La clase dominante necesita que la sociedad “crea” en esas ideas con la “fe del carbonero”. Es tan fuerte esa 1 Cfr. Graves, Robert: Los mitos griegos 1, Alianza Editorial, España, 2006, pps 315-326
2 “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de cada época; o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante … Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas.” Marx, Karl: La Ideología Alemana. Ed. Cultura Popular. México, 1978, pp. 50-51, cursivas el original.
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“fe” en las ideas dominantes, que el pensador italiano Antonio Gramsci consideraba que allí radicaba el fulcrum de la dominación burguesa: cuando las masas creen en lo que le dicen las élites y actúan en consonancia con ello, se genera una condición de hegemonía que permite dominar desde el consenso. La hegemonía, entonces, es esa mirada que nace desde las relaciones de poder y que se parece a aquella de la Medusa: que cuando ve convierte en piedra a lo que mira. Así, la hegemonía congela a las sociedades en su propia estática y convierte en procesos naturales a las relaciones sociales e históricas de poder y dominación. La conversión de los procesos sociales e históricos que, por definición, siempre son cambiantes y en plena transformación, en procesos terminados, definidos, estáticos y clausurados, equivale a la petrificación o, si se quiere, a la congelación de esa misma sociedad y de su historia, hecha por la ideología. Así, el orden existente aparece como algo natural y que ha existido eternamente. El capitalismo está hecho para durar para siempre y el discurso de la economía está ahí para, supuestamente, demostrarlo3. La sola idea de cambio, en ese sentido, aparece como revulsiva. El presente se ha petrificado como si fuese una estatua de piedra, inamovible en su constatación de un tiempo que siempre le es exterior. Así, en la mirada ideológica, el sistema está por fuera de la historia, por fuera del tiempo y por fuera de la sociedad. La mirada de la Medusa de la ideología ha convertido a la historia y, en consecuencia, a la sociedad, en una sombra de sí misma. Quizá esta metáfora de la Mirada de la Medusa, ayude a comprender mejor al liberalismo y su doble mirada: como ciencia y como ideología. En efecto, como ideología, el liberalismo pretende congelar la historia y las relaciones de poder y dominación en el punto en el que la burguesía ha logrado el consenso suficiente para mantener su dominación de clase desde un modelo de dominación política signado por la lógica del Gatopardo. Como ciencia se ha convertido en el espejo que evita mirar el rostro de la Medusa. Así, por ejemplo, el discurso del oikos (economía), no estaría hecho para comprender la realidad de la economía (el orden del oikos) sino para convertirlo en ideología, vale decir, petrificarlo4. 3 Lucio Colleti toma como ejemplo de esa intención de perennidad del capitalismo la reflexión teórica de Böhm Bawerk de la escuela austríaca. Escribe Colleti: “Como se sabe (La Teoría Positiva del Capital, de Böhm Bawerk, P.D.), se trata de una de las obras más importantes del pensamiento económico después del viraje “marginalista”. En el prefacio a la cuarta edición de 1921 von Wieser escribe que “si se prescinde de El Capital de Marx” ésta “es la obra teórica que más ocupó a los espíritus desde la época clásica de nuestra ciencia”. Schumpeter dedicó a su autor un vasto ensayo que luego fue recopilado en Diez grandes economistas … Pues bien, el concepto de capital que expone resulta tal que para él el capital lo es todo: el arco, la flecha, la piedra o el palo con que el salvaje abate su presa y cualquier cosa que sirva como medio para procurarse otra … En una palabra: es el medio de producción como tal, independientemente de las relaciones históricas y sociales en que se lo emplee … Para él, de hecho, el capitalismo no es un fenómeno histórico, algo surgido en el tiempo y destinado a pasar, sino una institución que subsiste desde los orígenes del mundo.”: Colleti, Lucio: El marxismo y el “derrumbe” del capitalismo. Siglo XXI Editores, México, 1978, pp. 14-15, cursivas el original. 4 Utilizaré en adelante el concepto “oikos” para referirme al discurso de la economía como
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El oikos como ideología Estas reflexiones han nacido al calor de la lectura de varios textos de coyuntura sobre la crisis del capitalismo pero, en especial, la respuesta formulada por el Sr. Pablo Zambrano a un texto mío aparecido en la revista Polémika No. 6, de la USFQ en el mes de marzo de 2011. En ese texto proponía, a partir de un breve resumen de la teoría económica liberal, y habida cuenta de las múltiples dimensiones que tiene la crisis, pensar en la necesidad de un cambio de paradigma para la economía y hacerlo desde la noción del Buen Vivir (Sumak Kawsay) que, además, ya consta en los textos Constitucionales de Ecuador y Bolivia, y que sirve de apoyo en estos países para pensar la política pública desde una noción sustentada en las solidaridades y no en la eficacia y la racionalidad mercantil. En ese texto proponía la idea de que solamente una transformación paradigmática podría ayudar a que la economía recupere su sentido y su principio de realidad y, al mismo tiempo, la ayude a salir del empantanamiento conceptual en el que se encuentra a fin de proponer alternativas a la profunda crisis que atraviesa la humanidad. Sin embargo, la “refutación” del Sr. Zambrano a mis ideas tiene como propósito negar la posibilidad de una revisión epistemológica de la teoría económica, en un contexto en el que quizá sea más necesario que nunca pensar en las alternativas al capitalismo, sobre todo por la cantidad de problemas que está provocando a la humanidad la ideología del libre mercado. Es decir, el discurso económico dominante se niega a considerar cualquier alternativa; se clausura a sí mismo la posibilidad de imaginar que la humanidad pueda vivir de forma diferente al capitalismo. Como es comprensible, en este caso no se trata solamente de una refutación académica a un ensayo, sino que va más allá, se trata de un recurso ideológico hecho para defender las relaciones de poder del sistema y evitar cualquier alternativa a esas relaciones de poder. La apelación a la ideología que hace gala el Sr. Zambrano en su refutación a mi texto, sirve para “petrificar” el orden existente y, de este modo, negar cualquier posibilidad de cambio. Como ideología, el liberalismo económico se defiende atacando. Se cierra sobre sí mismo y acentúa su esquizofrenia de negar el principio de realidad. Se remite a varios lugares comunes y evita toda discusión que tenga cierto espesor teórico. Utiliza cifras que no tienen ningún contexto y manipula la realidad en beneficio de la doxa. Se trata de un expediente ideológico que el liberalismo ha utilizado como ideología. Para una comprensión de cómo la noción griega del oikos se convirtió en un dispositivo de poder de la modernidad en la oikonomia (administración de la casa), cuyas bases son teológicas, remito al texto de Giorgio Agamben, en donde éste manifiesta que el discurso de la oikonomia forma parte de la doctrina teológica del “gobierno racional del mundo” por parte de la burguesía, Cfr. Agamben, Giorgio: El reino y la gloria. Por una genealogía teológica de la economía y del gobierno. Pre-Textos Ed., España, 2008.
condición de posibilidad de su propia episteme: el liberalismo, en especial el económico, jamás ha propuesto hipótesis para comprender la realidad económica sino que ha procedido a axiomatizarla desde sus propias prescripciones. El liberalismo económico, en realidad, sería un discurso ideológico que tiene una base metafísica hecha para legitimar las relaciones de poder al interior de sistema capitalista. Es por ello que su núcleo ideológico interno es tan difícil de deconstruir, porque para los economistas liberales, por ejemplo, el mercado no es una hipótesis de trabajo sino una realidad trascendente, casi una epifanía. Utilizo la noción de “metafísica” para referirme al discurso económico, en el sentido escolástico del término, es decir, como un orden trascendente y ahistórico, desde el cual se define y estructura el orden humano e histórico. Recurro al concepto de metafísica porque es la única posibilidad para comprender los conceptos de base de la economía liberal. En efecto, para el liberalismo sus conceptos de base son ahistóricos y asociales. No forman parte de un proceso de creación histórica sino que tienen la pretensión de estar ahí desde el inicio de los tiempos. Para Böm Bawerk, por ejemplo, el capital está ahí desde que el ser humano evolucionó como especie. Lo mismo para el mercado, o para los precios. Para el liberalismo económico son dinámicas casi eternas y “milagrosas”. Los conceptos de base del liberalismo tampoco son sociales. Excluyen de forma expresa cualquier referencia a la sociedad. Entonces, si sus conceptos no son históricos y no son sociales son, por tanto, trascendentes y ahistóricos, es decir, metafísicos. Tan trascendentes que se ve obligado a utilizar la hipótesis metafísica de la “mano invisible” para explicarlos5. Al proceder de esta manera se parece más a la escolástica medieval que a la ciencia moderna. Ha congelado la realidad económica y social en un dispositivo conceptual que tiene poco de ciencia y mucho de ideología, y una de las pruebas está, precisamente, en la posición epistemológica asumida por el Sr. Zambrano que considera que la propuesta liberal no ameritaría discusión posible. Estos dispositivos conceptuales dan por supuesto precisamente aquello que deben demostrar. Así, el liberalismo es una cinta de Moëbius que pretende clausurar la realidad en sus propias tautologías. Sin embargo, las refutaciones del Sr. Zambrano y su invitación al debate, amén de sus panegíricos sobre el libre mercado y de su exaltación de un personaje bastante tenebroso como Milton Friedman, a quien considera un “verdadero científico social” (sic), me han hecho pensar en que quizá sea necesario ser más radical con respecto al discurso de la economía y el liberalismo, porque considerar a Milton Friedman, por lo demás un fundamentalista de la ideología 5 Hay un excelente ejemplo de esa metafísica del mercado como una racionalidad suprahistórica y trascendente, en el texto de Milton Friedman, Libertad de elegir, y su ejemplo del lápiz. Cfr. Friedman, Milton: Libertad de elegir. Ed. Orbis, España,1983
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del mercado, como un “verdadero científico social” es como casi suponer que, en su época y salvando las distancias, y como lo pretendía la ideología oficial de ese entonces, Torquemada fue un verdadero humanista. Por ello, como una forma de contribuir a ese debate, ahora propongo la hipótesis de que el discurso canónico de la economía liberal, en realidad, no está hecho para comprender, y ni siquiera para visualizar el orden del oikos sino más bien para, utilizando las metáforas propuestas, petrificarlo al interior de un orden ideológico determinado y legitimarlo desde una estructura epistemológica cerrada y autárquica cuya referencia teórica es, en última instancia, metafísica. Ese discurso supuestamente científico, denominado “economía”, tiene como propósito contribuir a esa petrificación de las relaciones de poder al interior de coordenadas teóricas, que no buscan comprender analíticamente la realidad económica (el horror de la mirada de la Medusa), sino legitimarla. Complemento mi hipótesis indicando que una de las posibilidades teóricas que existen para demostrar esa deriva ideológica del liberalismo económico consta, precisamente, en la noción del Sumak Kawsay. La doxa actual del liberalismo económico cumple, por tanto un doble rol: como ideología convierte al orden del oikos en un orden natural y ahistórico, de tal manera produce una cesura radical al interior de la sociedad entre el orden del oikos y la historia, en esta cesura toda idea de cambio y toda esperanza de alternativa al sistema liberal-capitalista aparecen como incongruentes y la historia humana habría llegado a su fin; y, como discurso científico, produce una cesura también radical entre el oikos y la polis, cuya consecuencia más dramática quizá sea el hecho de que la democracia de la polis jamás podrá convertirse en la democracia del oikos. Los dispositivos y conceptos científicos del liberalismo económico están hechos para garantizar, legitimar y permitir estas cesuras radicales. De esta forma, se clausura el futuro y se petrifica el presente. Para la burguesía, la historia no existe fuera de sus propios imaginarios y, si existe, debe ser pura recurrencia a su propio pasado. La historia, por tanto, debe constatar a la burguesía en su propia realización. La humanidad, en el momento liberal, habría llegado al fin de la historia6. Es precisamente por ello que la economía liberal no pretende comprender la realidad económica, sino más bien todo lo contrario, y lo hace como procede toda ideología: ocultando e impidiendo la comprensión del oikos, naturalizando las relaciones de dominación, positivizando sus hipótesis de base y convirtiéndolas en axiomas. En el moderno y liberal discurso del oikos, la sociedad (polis) desaparece, el poder 6 Las referencias al “fin de la historia” son una constante en el pensamiento moderno, por ejemplo, están en Hegel, quizá uno de los filósofos más importantes de la modernidad. El pensamiento neoconservador norteamericano ha recogido la reflexión del “fin de la historia” para legitimar la globalización y la Doctrina Bush. Cfr. Fukuyama, Francis: El fin de la historia y el último hombre. Planeta, Barcelona, España, 1992.
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se naturaliza y el futuro se clausura. Así, el discurso del equilibrio general, de los agentes que siempre maximizan su utilidad en función de sus preferencias egoístas, de los mecanismos de los precios relativos que permiten la asignación de recursos escasos, de las tasas marginales de sustitución de las mercancías, de los rendimientos decrecientes al margen de los factores productivos, la teoría cuantitativa de la moneda, entre otros conceptos, no explican la realidad del oikos, más bien la hipostasian en sus propias tautologías y, finalmente, la convierten en mero dispositivo ideológico. Como tal, su pretensión de aparecer como discurso científico no pasa de ser apenas un recurso ideológico que busca legitimidad detrás de la consideración simbólica de la ciencia y de la técnica7.
El oikos y las tautologías del poder Las distancias entre lo que dice la teoría económica del liberalismo y la realidad del oikos son abismales mas no por ello dejan de ser estratégicas. Por ejemplo, no hay ninguna casuística, en términos epistémicos y teóricos se entiende, entre déficit fiscal, emisión monetaria e inflación, y las evidencias están ahí para demostrarlo, pero el discurso canónico de la economía liberal establece que todo movimiento del acervo monetario implica, por definición, movimientos de precios8. Ahora bien, esta relación entre moneda e inflación contiene una aporía fundamental de la cual los economistas liberales ni siquiera se dan por enterados. Para que esta relación entre masa monetaria e inflación pueda ser coherente en el ámbito epistemológico es necesario que la teoría de los precios albergue a su interior una condición de posibilidad teórica en virtud de la cual la moneda se separe del valor y éste, a su vez, de los precios, de tal manera que la teoría del valor pueda explicar, de una parte, los movimientos de la moneda y, de otra, aquellos de los precios, y, al mismo 7 En su texto de refutación, el Sr. Zambrano hace referencia, como aval de sus reflexiones, el hecho de que los teóricos de la economía liberal, en su gran mayoría, han sido premiados con el Nobel de economía, mientras que los críticos al paradigma liberal, en especial los marxistas, nunca han ganado dicho premio. Sin embargo, es necesario indicar que el Premio Nobel de Economía, strictu sensu, no existe. En realidad, es un premio que el Banco Central de Suecia otorga cada año y de acuerdo a su criterio a economistas cuya reflexión teórica considera importantes. En todo caso, hay una fuerte relación entre la denominada Sociedad del Monte Peregrino, por lo demás creada por Hayek el verdadero mentor del neoliberalismo moderno, con los premios del Banco Central de Suecia que se conocen como Premios Nobel de Economía y que explican el porqué la mayoría de economistas premiados son neoliberales. Cfr. Mato, Daniel: Think Tank, fundaciones y profesionales en la promoción de las ideas (neo)liberales en América Latina. En: Grimson, Alejandro (Comp): Cultura y Neoliberalismo, CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, 2007. Ver también Dieter Plehwe and Bernhard Walpen, Neunhöffer, Gisela: Neoliberal hegemony. A Global critique. Routledge/Ripe.Studies in global political economy. USA. 2009. Ver también: Plehwe Dieter; Mirowski, Philip: Road from Mont Pèlerin : The Making of the Neoliberal Thought Collective , Harvard University Press, Hardcover Ed., USA, 2009. 8 Esta relación entre oferta monetaria e inflación se conoce en economía con el nombre de teoría cuantitativa de la moneda. Keynes demostró en 1936 que se trataba de una tautología sin ningún poder explicativo ni analítico. Empero, la tautología regresó al corpus de la economía de la mano de Milton Friedman, quien propuso en 1956 a la teoría cuantitativa como una teoría de la demanda monetaria. Ver: Desai, Meghnad. El monetarismo a prueba. FCE, México, 1989.
tiempo, demostrar esa relación. En otros términos, que la teoría del valor explique el valor del dinero sin pensar en éste como una mercancía cualquiera, caso contrario sería una tautología. Pero esa condición de posibilidad teórica no existe. Los precios son explicados por la teoría del costo primo marginal9 y por la teoría de las preferencias del consumidor y de los equilibrios del mercado10. La moneda, de su parte, no tiene ninguna explicación desde la teoría del valor vigente; de hecho, se la toma como un dato exógeno al sistema11. El análisis económico moderno considera que la moneda es como un “velo” que impide mirar el engranaje interno de la economía12. Por ello, la economía liberal no tiene ninguna idea de cómo entender teóricamente las crisis monetarias y sus mecanismos de transmisión. Puede describirlas, pero no comprenderlas. Empero, lo que es una debilidad teórica se convierte en una amenaza social cuando, a pretexto del concepto económico de la neutralidad de la moneda, la política monetaria es utilizada en beneficio exclusivo del poder financiero y en contra de las sociedades. Están ahí para constatarlo los países latinoamericanos que en la década de los años ochenta y noventa tuvieron que sacrificar a sus economías y a sus sociedades para salvar a la moneda y garantizar una transferencia neta de capitales hacia el sector financiero internacional. Las políticas de ajuste que legitimaron esa transferencia monetaria y que destruyeron a las sociedades latinoamericanas, cumplieron ese rol del espejo que evitaba mirar el rostro de la Medusa. Esas políticas económicas, asumidas en especial desde la vigilancia del FMI y del Banco Mundial, pueden ser consideradas como verdaderos actos de terrorismo económico contra los pueblos y no se trata de ninguna exageración como lo demuestra Naomi Klein en su libro “La Doctrina 9 La teoría de los costos de producción fue propuesta por Adam Smith (1776). Esta teoría que también se conoce como teoría del valor-trabajo fue retomada por David Ricardo (1817) y por Carlos Marx (1867). Hasta el momento, una de las aporías fundamentales de esta ley del valor-trabajo es que no puede determinar la transformación de valor a precios. Esta aporía se debe a que esta teoría del valor trabajo carece de una teoría del dinero coherente con la ley del valor-trabajo. Esta teoría considera que el dinero es una mercancía que tiene como valor de uso servir de equivalente general y que el precio es la expresión monetaria del valor. Quienes adscriben a la ley del valor trabajo, incluidos los marxistas, están condenados a “neutralizar” la moneda. 10 La teoría del valor de la utilidad marginal tiene en August Cournot y Jeremy Bentham a sus precursores. Fue desarrollada a fines del siglo XIX (la revolución marginalista) cuando se separó al valor de sus condiciones objetivas de producción y distribución y se propuso al valor desde un punto subjetivo de un sujeto individualizado que toma decisiones pensando en la maximización de su propio beneficio (el homo economicus). El economista británico Alfred Marshall, a inicios del siglo XX, utilizaría la ley del valor subjetivo o de la utilidad marginal para derivar las curvas de demanda del consumidor, uno de los instrumentos teóricos más importantes del discurso económico liberal. Ni Marshall, ni los creadores de la teoría de la utilidad marginal (Walras, Jevons, Menger), tienen una teoría del dinero coherente con la ley del valor de la utilidad marginal. Todos ellos explican la moneda con los precios y viceversa. 11 Hasta el presente, el pensador teórico que propuso endogenizar al dinero al interior del proceso productivo y, en consecuencia, ampliar el alcance teórico de la ley del valor ha sido J. M. Keynes y su concepto de “costo de uso”. De lo que se conoce, éste es el único concepto creado desde la economía moderna que permite escapar a la “neutralidad monetaria” y su consecuencia lógica en la teoría cuantitativa del dinero, es decir, que la emisión inorgánica produce, por definición, inflación. 12 “El dinero es un velo porque un sistema monetario que funciona bien permite el análisis del comercio como si fuera un trueque.” Blaug, Mark: Teoría Económica en retrospección. FCE, México, 2001, pp. 40
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del Shock”13. Constan también como ejemplos los casos de la crisis de los países europeos de fines de la primera década del 2000. Grecia, Irlanda, Portugal fueron sometidos a dolorosos programas de ajuste macrofiscal que ya fueron ensayados previamente en América Latina. Está también la crisis financiera de EEUU y la forma por la cual ésta fue resuelta. En efecto, cuando en septiembre del año 2008 el Congreso Norteamericano aprobó el programa TARP (Troubled Asset Relief Program), y autorizó la emisión monetaria por 700 mil millones de dólares a ser entregada directamente al sector financiero especulativo norteamericano, por lo demás el causante directo de la crisis, el discurso económico nunca dijo que esa emisión monetaria sería inflacionaria. Dos años más tarde, cuando el entonces presidente americano, B. Obama, propuso una nueva emisión monetaria de 600 mil millones de dólares para reactivar la producción y generar empleo, entonces el discurso económico reaccionó diciendo que esa emisión sí era inflacionaria. De hecho, en la crisis de 2008-2011, la política monetaria de EEUU, de la zona euro, de Suiza y de Japón fue altamente expansiva. Solo hasta fines de 2008 se calculaba en cerca de tres trillones de dólares la expansión monetaria mundial provocada por la política monetaria para salvar de la crisis al sistema financiero privado internacional14. De otra parte, la creación monetaria de los mercados sobre el mostrador (OTC’s), en productos financieros complejos como los derivados financieros, según estadísticas del Banco de Pagos Internacionales, daba cuenta de una expansión monetaria del orden de los 600 trillones de dólares (casi diez veces el PIB mundial). De ser cierta la teoría monetaria del liberalismo económico, en algún lugar del mundo, esa enorme expansión monetaria debió provocar, asimismo una inflación correlativa. Demás está decir que esa emisión monetaria jamás provocó inflación y que el crecimiento de los precios de ese periodo se debió a la presión por los commodities por parte de la industrialización agresiva de varios países de la periferia del capitalismo y el manejo del mercado global por parte de las corporaciones transnacionales. Esto nos indica que el concepto de base de la teoría económica vigente, la ley del valor, no es operacional para comprender la realidad económica actual. La ley del valor, en cualquiera de sus versiones, incluida la canónica, no permite comprender ni la moneda, ni la monetización creciente de sectores que antes estaban fuera de las relaciones capitalistas y mercantiles, como la belleza escénica, el ADN humano, el clima, el agua, la geoingeniería, etc., ni a los mer13 Klein, Naomi: La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre. Paidós, Barcelona, 2007. 14 “The latest data indicate that the Fed, ECB, the Bank of England, the Bank of Japan and Swiss National Bank have together injected USD 2.74 trillion in outstanding amount of liquidity.” V K Sharma: Genesis, diagnosis and prognosis of the current global financial crisis. BIS Review 34/2009, pp. 1
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cados organizados y la expansión monetaria que producen, como por ejemplo los mercados sobre el mostrador OTC’s (Over The Counter) que cotidianamente transan productos financieros complejos, como los derivados financieros, por billones de dólares. Pero, en cambio, la teoría económica liberal un excelente dispositivo político para transferir riqueza desde la sociedad hacia los grupos de poder que la dominan y la coercionan. Es también un excelente mecanismo para consolidar las relaciones de poder y dominación del sistema.
La necesidad de una alternativa Precisamente por ello es necesario revisar los marcos teóricos de base del pensamiento económico y pensar en las alternativas. Las estrategias de liberalización y desregulación adoptadas a nombre del libre mercado, están haciendo un daño enorme a la humanidad en su conjunto y la teoría económica vigente ha roto todo contacto con la ética y con la solidaridad. A la crisis ambiental hay que añadir la crisis social. Incluso las sociedades norteamericana y europea están sufriendo los embates de la crisis. Las cifras de desempleo, pobreza y marginamiento social, en estas regiones, son importantes. Empero, para poder posicionar un marco alternativo a la episteme dominante en la economía es necesario distinguir los contornos epistemológicos del discurso de la economía porque es ahí en donde hay que trazar los límites y demostrar sus contenidos ideológicos. El discurso del Sumak Kawsay, como alternativa al discurso de la economía, está llamado a constituirse en el discurso que ponga un límite teórico al pensamiento económico liberal y, en tal sentido, debe demostrar que ese discurso está agotado en sus posibilidades teóricas e históricas. Y lo es porque es el único discurso que plantea un debate no solo al texto de la economía liberal sino al contexto que la alberga y le otorga coherencia y racionalidad: el proyecto civilizatorio de la modernidad occidental y capitalista. Mientras el marxismo estaba aún atado a las promesas emancipatorias de la modernidad, el Sumak Kawsay abre una visión que incorpora en una sola dinámica la crítica a la modernidad y al capitalismo y lo hace desde una visión diferente: aquella de la alteridad radical. Para tal fin, quizá sea conveniente visualizar las dinámicas más importantes del discurso de la economía liberal y que sintetizan sus mayores esfuerzos teóricos. Esas dinámicas hacen referencia a la forma por la cual el discurso liberal de la economía intenta domesticar al interior de sus propuestas normativas a los seres humanos, las sociedades y, en definitiva, la historia. Si se logran identificar esos ámbitos, el discurso del Sumak Kawsay puede deconstruirlos teóricamente para, finalmente, desalojarlos del horizonte del saber humano. No se trata solamente de una tarea teórica, en realidad, es una misión histórica cuyo trasfondo es
detener la deshumanización de la historia provocada por el liberalismo y su ideología de los mercados, el crecimiento económico y los mercados. Ahora bien, el discurso económico del liberalismo ha generado dispositivos ideológicos tendientes a petrificar, en un orden determinado del saber, las relaciones de poder del sistema y los ha fijado al interior de una estructura epistemológica compleja denominada “economía”. Ha creado, al efecto, una parafernalia teórica densa y compleja que hace difícil incluso su completa visualización y que tiene la pretensión de presentarse como un verdadero discurso científico. Para el efecto acude a toda la simbología del positivismo epistemológico para disfrazarse de ciencia. Como discurso científico tiene mayores posibilidades de generar hegemonía, es decir, dominación por consenso. Entre esos disfraces que ha adoptado el discurso de la economía, las matemáticas cumplen un rol fundamental.
La ontología del oikos como biopolítica En este discurso de la economía liberal hay una intuición de base sobre la cual está construida toda la economía y que puede ser deconstruida desde la trama epistemológica del Sumak Kawsay. Esa noción de base es la consideración de que la sociedad está conformada por la agregación de individuos, y que tal como es y como se comporta un individuo aislado así es la sociedad en su conjunto. La sociedad desaparece en los individuos. El todo no es más que la suma de las partes. La sociedad deviene masa. En teoría económica se convierte en “agregados”. Sobre esta intuición está sustentada toda la analítica de la economía liberal. Estos individuos y su comportamiento pueden ser sistematizados al interior de una estructura narrativa supuestamente coherente, si se comprueba un patrón de comportamiento que sea universal y necesario para cada uno de ellos, independientemente de sus características sociales, étnicas, de clase, de género, de ideología, o de edad. Ese patrón de comportamiento puede establecerse desde una lógica que permita identificarlos por fuera de toda consideración social. La única forma de descubrir esos patrones de comportamiento es, precisamente, alejándose de la sociedad y adentrándose en la psiquis de los individuos y sus sentimientos más primarios. Ahí, en ese espacio en donde cada uno de los individuos construye su individualidad, la moderna economía liberal encuentra sus motivos. Todos los individuos, para la economía moderna, son egoístas en el sentido en el que buscan maximizar todas las circunstancias y condiciones que le brindan satisfacción y, en la misma vía, minimizan todas aquellas que les provocan malestar. Esa trama no es social, es biológica. Apela a los instintos más primarios. No ha sido demostrada científicamente pero
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cumple un excelente rol de legitimador ideológico. A partir de ahí puede fundamentar el comportamiento estratégico de los seres humanos como comportamiento económico. Los seres humanos, para el liberalismo, son seres egoístas que buscan maximizar sus preferencias a espaldas de sus prójimos, de su sociedad y de su historia; esos seres humanos tienen que optar entre fines alternativos los escasos recursos existentes15. A partir de esta noción de medios escasos y usos alternativos, y también de aquello que Adam Smith consideraba como la propensión natural de los hombres al intercambio, el discurso liberal de la economía abandona toda consideración social e histórica y se dedica a comprender ese “comportamiento” humano estructurado desde la escasez16. Entre la elección de bienes escasos para fines alternativos median la dinámica de los precios y del mercado. La compleja y diversa racionalidad humana es vista en términos de comportamiento primario e instintivo (behavior). Todos los elementos que conforman y definen la racionalidad humana se reducen a esta estructura de maximización de satisfacciones en un contexto de escasez de recursos. La acción humana, como la llamaba Von Mises, es estratégica, es “praxeológica”17. La economía liberal, de esta forma, empobrece la racionalidad humana y la presenta como un mero rasgo instintivo y biológico. Esta racionalidad primaria y elemental se conecta con el sistema de precios y de mercados, y conforma una estructura de elección que puede ser descrita en términos formales (o matemáticos). Ahí radica la estructura de base de todo el discurso económico moderno. Todos los seres humanos disputan entre ellos esos recursos escasos. Los precios sancionan la eficiencia en la utilización de esos recursos escasos. La economía liberal presenta un entorno de todos contra todos, de ahí que no sea raro que su filósofo político preferido sea Thomas Hobbes. Los seres humanos optan por diferentes bienes escasos y 15 “Economics is the science which studies human behavior as a relationship between ends and scarce means which have alternatives uses”. Robbins, Lionel: The Nature and Significance of Economic Science. Macmillan, Londres, 1962, pp. 16. (Hay traducción al español: Ensayo sobre la naturaleza y la significación de la ciencia económica, México, FCE, 1981). 16 “En la práctica, desde Adam Smith hasta principio del siglo XX, el análisis económico se atribuyó como objeto, en líneas generales, el estudio de los mecanismos de producción, los mecanismos de intercambio y los hechos de consumo dentro de una estructura social dada, con las interferencias de esos tres mecanismos. Ahora bien, para los neoliberales, el análisis económico no debe consistir en el estudio de esos tres mecanismos sino en el de la naturaleza y las consecuencias de los que ellos llaman decisiones sustituibles, es decir, el estudio y el análisis del modo de asignación de recursos escasos a fines que son antagónicos, o sea, fines alternativos, que no pueden superponerse unos a otros … La economía, por lo tanto, ya no es el análisis de procesos, es el análisis de una actividad. Y ya no es el análisis de la lógica histórica de procesos, sino el análisis de la racionalidad interna, de la programación estratégica de la actividad de los individuos.” Foucault, Michel: El nacimiento de la biopolítica, FCE, México, 2007, pps. 259-260-261. 17 “La praxeología, como las ciencias históricas, trata de la acción humana intencional. Si se menciona los fines, entiende los fines que persigue el hombre al actuar; si alude a intencionalidad, se refiere al sentido que el hombre, al actuar, imprime a sus acciones. Mises, Ludwig: La acción humana. Tratado de Economía. Unión Editorial, Madrid, 8va. Ed., pp. 35, cursivas el original.
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los utilizan de forma óptima (o racional), utilizando para el efecto su ingreso monetario. No se sabe nunca en dónde nace este ingreso y porqué unas personas tienen más recursos monetarios que otras. Esos problemas a la economía moderna no le interesan. Pero esa relación entre ingreso monetario y trabajo le es funcional para crear un dispositivo ideológico importante, aquel del capital humano. En efecto, el ingreso, tal como lo definía Irving Fisher, es el rendimiento de un capital. Es decir, el ingreso de los trabajadores que antes formaba parte de la categoría de salario y que de alguna manera remitía a un proceso social e histórico, en la ocurrencia, la clase obrera y la contraposición antagónica entre el capital y el trabajo, ahora se desvanece y puede interpretarse a su ingreso como la renta del trabajo, porque aquello que entregarían los trabajadores no es fuerza de trabajo, ni tiempo, sino “capacidades” u “oportunidades”, vale decir, “capital humano”18. Si para Böhm Bawerk el capital constaba desde los inicios de la humanidad, para los neoliberales modernos, el capital está inscrito en los genes de las personas. La teoría del capital humano disipa cualquier consideración a la historia y a la sociedad e inscribe las dinámicas sociales al interior de procesos biológicos y naturales19. Como procesos biológicos, las leyes que los describen no hacen referencia a la sociedad sino a la naturaleza, en consecuencia, las leyes de la economía se convierte en leyes naturales, una dinámica que obedece exactamente a aquella definición que habíamos establecido para la ideología: la petrificación de lo existente. Las leyes naturales ni se discuten ni se confrontan: se registran y se establecen. La forma de registro es aquella determinada por la ciencia moderna y sus parámetros positivos. La economía, deja de ser ciencia social y se convierte en ciencia natural. Los seres humanos dejan de ser seres sociales e históricos y se convierten en autómatas sometidos al imperio de maximizar sus preferencias en un contexto de escasez. El registro de ese comportamiento ahora hace parte de la ideología del liberalismo en una disciplina denominada “microeconomía”, y el epítome de la microeconomía es la “neuroeconomía”. En la neuroeconomía el mercado actuaría a nivel de neurorreceptores y neurotransmisores 18 “El sello distintivo del capital humano es que es una parte del hombre. Es humano porque se encarna en el hombre, y capital porque es una fuente de satisfacciones futuras o salarios futuros, o de ambos.” Schultz, Th., citado por Michel Foucault, op. cit. pp 266. Sobre la teoría del “capital humano”, puede verse también: Schultz, Theodore: Invirtiendo en la gente: la cualificación personal como motor económico. Ariel Ed., Barcelona, 1985. Puede también revisarse: Becker, Gary: El capital humano: un análisis teórico y empírico referido fundamentalmente a la educación, Alianza Ed., Madrid, 1983. 19 “The development of modern biology since the mid-nineteenth century and population genetics in the twentieth century made clear that “human nature” is only the beginning, not the end of the answer … This kind of question has been asked by some geneticits and other biologist … Their work has recently been christened “sociobiology” by Edward Wilson … I believe that a more powerful analysis can be developed by joining the individual rationality of the economist to the group rationality of the sociobiologist.” Becker, Gary: Altruism, Egoism, and Genetic Fitness: Economics and Sociobiology. En: The Essence of Becker. Editado por Ramón Febrero y Pedro S. Schwartz, Hoover Institution, Stanford University, California, 1995, pp. 329-330
que pueden identificarse a través de estudios médicos y biológicos. La economía desciende de la biología a la fisiología. El proceso ideológico, de esta manera, cierra el círculo. ¿Qué puede decirse en contra de un determinado neurotransmisor que constata de manera biológica una decisión de optimización en el mercado? ¿Cómo pueden cuestionarse las investigaciones genéticas que buscan mejorar las capacidades innatas del capital humano? Es evidente que el concepto de capital humano es racista, pero ¿ha sido causa para ser desalojado del arsenal teórico del liberalismo económico actual? En absoluto. De otra parte, ¿qué tiene que ver el comportamiento individual y estratégico del homo economicus en sociedades en las que éste, simplemente, no existe? ¿Es esto “ciencia”? Habría que recordar que los creadores de la teoría del capital humano, Schultz y Becker, fueron “Premios Nobel de Economía”. Sin embargo, este discurso que biologiza a los seres humanos y elimina a las sociedades, no es novedoso. Consta en los orígenes mismos de la burguesía como clase y del capitalismo como sistema. Hacia fines del siglo XVIII, Townsend refutaba a Adam Smith el hecho de haber convertido a la economía en una ciencia social y haber olvidado los procesos naturales de selección de los más fuertes. Para Townsend “es la cantidad de alimentos lo que regula el número de la especie humana”20. Si la cantidad de alimentos está determinada por las condiciones geográficas y por la fertilidad del suelo, entonces es obvio que los recursos serán escasos. Un argumento que sería retomado por Robert Malthus y por David Ricardo a inicios del siglo XIX. En el caso de David Ricardo, por lo demás el tutor teórico de los neoliberales actuales, su adscripción a la escasez de recursos era un recurso ideológico para sustentar su teoría de la distribución de la riqueza, en un contexto en el que la lucha de clases perfilaba el antagonismo radical entre el capital y el trabajo. Pero regresemos a Townsend, su intención, al igual que aquella de David Ricardo, era otorgar argumentos para eliminar las Leyes de Pobres que en la Inglaterra victoriana impedían la conformación de un mercado capitalista regido bajo las leyes del mercado, es decir, que el precio del trabajo sea establecido por el mercado. Empero, para Townsend, estas leyes eran inoficiosas e irrelevantes, en realidad, el proceso por el cual se puede crear esa fuerza de trabajo que demanda la naciente industria capitalista era el hambre, en efecto: “El hambre domará a los animales más feroces, les enseñará decencia y civilidad, obediencia y sujeción, al más perverso. En general, es sólo el hambre lo que puede aguijonearlos y moverlos (a los pobres) a trabajar … el hambre no es sólo pacífica, silenciosa, una presión constante, sino que, como la motivación más na20 Citado por Polanyi, Karl: La Gran Transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. FCE, México, 2006, pp. 167
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tural para la industria y el trabajo, induce los esfuerzos más poderosos …”21. Del hambre como fenómeno político al capital humano como reflexión teórica, media la consideración de que la construcción ex profeso de la economía como una ciencia natural, cuyo objetivo real sería traslapar procesos sociales e históricos y presentarlos como naturales y definidos. De esta manera, la escasez que es un fenómeno político y que está asociado a la acumulación del capital se presenta como un fenómeno natural, ante el cual nada puede hacerse sino registrarla y adaptarse. No obstante, hay que recalcar que la acumulación capitalista crea la escasez y la utiliza políticamente. Quizá la mejor ejemplificación de esa creación ex machina de la escasez esté en el mismo recorrido histórico del capitalismo, cuando gracias a las políticas keynesianas de demanda efectiva pudo crear las condiciones para el pleno empleo y para una economía sin escasez. Es significativo el hecho de que durante las tres décadas de Estado de Bienestar, no hayan existido crisis económicas, y que el retorno del paradigma neoliberal esté signado por la presencia de la crisis. La escasez solo existe en las coordenadas del proyecto de la modernidad y del capitalismo, y es uno de los dispositivos más importantes que la burguesía tiene para el control político a la sociedad22.
El Sumak Kawsay como crítica radical Ahora bien, la única posibilidad de realizar una crítica sustentada y coherente a los paradigmas de la economía liberal es desde la noción del Sumak Kawsay, porque esta noción remite la discusión hacia los fundamentos de base de la economía. Hasta el momento, no existe otra propuesta teórica que permita debatir los fundamentos de la economía, porque la matriz filosófica de esos fundamentos no está en la economía sino en la modernidad como proyecto civilizatorio. 21 Polanyi, ibid 22 En uno de los textos más trágicos y conmovedores que jamás se hayan escrito sobre los campos de exterminio nazis, el italiano Primo Levi comenta el asombro que le produjo constatar que en el campo de Auschwitz-Birkenau, una vez producida la liberación por los soviéticos, se descubrieron enormes depósitos de comida. En un campo de exterminio en donde los prisioneros destinados a los trabajos forzados vivían poquísimo tiempo por estar sometidos a una escasez inexorable de alimentos, aparecía de manera nítida el control político que los nazis hacían de la escasez. El hambre y la violencia sistemática fueron los dispositivos de disciplina, control y sometimiento que utilizaron los nazis en los campos de exterminio. En Auschwitz, strictu sensu, nunca hubo escasez de alimentos, lo demuestran los enormes depósitos de comida que se encontraron luego de la liberación, más para un prisionero de estos campos, sometido de forma intencional y desde el día de su llegada y selección, a la escasez más aberrante y atroz de la que se tenga conocimiento, y que generalmente los conducía directamente a la muerte, la escasez era parte de su cotidianidad y tenía que defenderse de ella. En los campos (o Lager), las migajas de pan eran utilizadas como moneda por los prisioneros. Quizá haya un hilo conductor entre la apelación al hambre de Townsend, la Ley de Hierro de los salarios de David Ricardo y el Lager. Auschwitz, como heurística del capital y de la racionalidad occidental y moderna, demuestra que la escasez es, en realidad, un dispositivo de control político y dominación de clase. El testimonio de Levi está en: Levi, Primo: Si esto es un hombre. Muchnik editores. Barcelona-España, 2001.
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En efecto, si se pretende cuestionar la teoría del homo economicus y sus derivas del capital humano y la neuroeconomía, o aquella de la escasez de recursos y la acción estratégica, es necesario establecer una crítica a las nociones de base y éstas constan en el proyecto de la modernidad, incluidas sus propuestas emancipatorias. Como núcleo original y condición de posibilidad del homo economicus está la noción moderna de individuo y su ontología política. No se puede cuestionar al homo economicus sin, finalmente, remitirse al “ciudadano” de la política moderna, y no se puede criticar a la ciudadanía sin dejar de cuestionar al Estadonación moderno. La única posibilidad teórica de establecer esa crítica es desde el Sumak Kawsay, porque esta noción plantea algo que es desconocido para el proyecto de la modernidad: el estatuto constitutivo de las alteridades radicales frente a la ontología política del sujeto moderno. El Sumak Kawsay ha sido propuesto desde los pueblos indígenas andinos. Forma parte de su visión ancestral con respecto a la sociedad y su relación con la naturaleza. En ese sentido, sus referentes civilizatorios son diferentes a aquellos de la modernidad. Más, los Estados-nación modernos los han considerado como una rémora para el desarrollo. Las estructuras de poder crearon dispositivos de dominación sustentados en la idea de raza que invisibilizaron y destruyeron de forma radical los rasgos culturales y civilizatorios que los definían como pueblos. También articularon las estrategias de desarrollo para ayudarlos a “salir” y “progresar”. El mismo discurso del marxismo los ubicaba como pueblos bárbaros o salvajes, es decir, en la antesala de la historia. Pero los pueblos indígenas no son subdesarrollados, ni salvajes, ni bárbaros. Tampoco adscriben a las nociones del bon sauvage, con la que pretende verlos cierta cooperación internacional al desarrollo. Son pueblos que han sido integrados al sistema mundo capitalista y que ahora se defienden de la globalización y el neoliberalismo apelando a su propia memoria. Para estos pueblos, las ideas de “progreso”, “crecimiento económico”, “consumo”, “acción humana estratégica”, “individuo”, entre otras, están en contrapunto con su historia, con su memoria, con su vida. Su sola presencia da cuenta de que el discurso del crecimiento económico, del progreso humano, y de la ideología de los mercados que se equilibran, es ideológica, porque sus pretensiones de que los consumidores o los mercados son realidades trascendentes y, por tanto, universales y necesarias, chocan de manera directa con el mundo de la vida de estos pueblos que no tienen nada que ver con el capitalismo y, de hecho, han vivido siglos por fuera de la racionalidad capitalista. Pero lo que en el algún momento pudo ser la constatación de los límites reales a la expansión de la racionalidad mercantil del capitalismo, ahora se convierte en la posibilidad de una crítica teórica a esa expansión del capitalismo. Aque-
llo que permite la transición de una forma de vida a un cuestionamiento radical al sistema está en la expansión misma del capitalismo que violenta a todos los pueblos del planeta y los obliga a adscribirse de grado o por fuerza a las lógicas mercantiles del capitalismo. Fue como una estrategia de defensa al avance del capitalismo que las organizaciones indígenas de América Latina propusieron la noción del Sumak Kawsay. Pero con el capitalismo no hay oportunidades de negociación. El liberalismo es una ideología totalitaria y profundamente antidemocrática. Para aquellos que resisten al mercado el liberalismo utiliza el expediente de la violencia directa. A la expansión liberal acompaña el desalojo de territorios, el despojo de recursos y la criminalización de las sociedades. Rosa Luxemburg veía en este proceso de acumulación de capital por la violencia histórica como una característica fundamental del sistema23. Acumulación significa siempre violencia. Es para defenderse a la violencia del capital y posicionar la necesidad de humanizar nuevamente las sociedades que ahora el Sumak Kawsay se convierte en el discurso crítico más importante al capitalismo. La visión del Sumak Kawsay ha logrado convertirse en un argumento importante para cuestionar al desarrollo y desde ahí cuestionar a la modernidad y a la economía, porque los pueblos indígenas han logrado constituirse en importantes sujetos políticos que han transformado la política en la región. Esta propuesta ha acompañado su resistencia y ahora se ha convertido, en un término que gustaba a los Letristas franceses, en un potlach. El Sumak Kawsay no es una visión antropológica del etnodesarrollo, ni tampoco una recurrencia romántica en contra de la modernidad, sino la posibilidad de mirar de otra manera un discurso ideológico y científico, aquel de la economía y sus prescripciones normativas. Esa mirada está estructurada desde la alteridad a la modernidad. Y no se trata de una alteridad complaciente con la modernidad sino de una alteridad radical a la modernidad occidental. Ante la presencia de la alteridad radical los supuestos de base de la economía moderna no son pertinentes. En las comunidades indígenas no existen individuos que maximizan su comportamiento en función de su egoísmo estratégico. Ese mismo principio de racionalidad estratégica que calcula el mayor beneficio posible de recursos escasos, no tiene ni sentido ni pertinencia en el mundo andino ni en ningún otro estructurado desde las instituciones ancestrales. Las nociones de precios relativos, maximización de utilidades, rendimientos decrecientes, equilibrio general, entre otras, se demuestran incongruentes e incluso incoherentes con el modo de vida de esas comunidades y pueblos. 23 Cfr. Luxemburg, Rosa: La acumulación del capital. Ed. Grijalbo, Barcelona-España, 1978
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El discurso de la economía siempre ha estado consciente de que en esos pueblos había un sedimento de historia que era necesario suprimir de forma radical. Las políticas de modernización buscaban, precisamente, destruir esas instituciones ancestrales o, en el mejor de los casos, adscribirlas a las lógicas modernas del beneficio mercantil. Empero, esas comunidades han resistido la modernización y al capitalismo. La prueba está en que han logrado posicionar el discurso del Sumak Kawsay como horizonte de sentido para la sociedad por fuera de aquel del desarrollo y crecimiento económico. El discurso del Sumak Kawsay establece que es necesario rescatar esa diversidad que conforma a toda sociedad y que intenta ser destruida por la economía liberal y sus discursos legitimantes.
El imperialismo teórico del oikos Empero, para la economía moderna el Sumak Kawsay no existe. No es aceptado como una crítica válida y, menos aún, como una posibilidad fáctica de reconstitución social. De hecho, la economía liberal no acepta críticas ni siquiera de aquellos que se inscriben al interior de sus marcos teóricos. Siempre me he preguntado por qué esa resistencia a aceptar críticas y debatir conceptos por parte de la teoría económica liberal. Creo que el imperialismo teórico de la economía liberal obedece a la existencia de un núcleo interno que no admitiría discusión posible y del cual ni siquiera estarían conscientes los economistas liberales. Ese núcleo estructuraría y daría coherencia a todo su discurso “científico” y lo neutralizaría de cualquier crítica que pueda provenir por fuera de su propia racionalidad. Ese núcleo, creo yo, es la ontología del sujeto moderno. Sin embargo, como es un recurso ontológico, su presencia y consistencia no es científica, al menos en el sentido del positivismo lógico, sino metafísica. Este sujeto moderno, que ha sido denominado como “cogito”, es trascendente en el sentido que funda todas las dimensiones de base de la modernidad, incluidas por supuesto, aquellas que fundan la economía. Por ello, al reverso del homo economicus subyace el cogito trascendente y metafísico de la razón moderna. Considero que la fundamentación de este sujeto de la modernidad, a saber, el individuo poseedor de una razón autosuficiente, es ontológico, aunque la modernidad haya, supuestamente, roto cualquier lazo con la ontología. Y es ontológico porque determina el ser-moderno en todas sus dimensiones, y al fundamentarlo clausura la posibilidad de que puedan existir otros sujetos trascendentales al interior de la modernidad. Ahora bien, considero que ese sujeto trascendental justifica y legitima las relaciones de poder de la burguesía y
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del capitalismo, de ahí que el sentido de esa ontología sea siempre política, y quizá la mejor demostración está en la categoría de ciudadano como fundamento del Estado moderno y de la democracia participativa de liberalismo. Esa misma ontología política tiene una deriva teleológica cuando convierte a la ciudadanía en una finalidad en sí misma. Se considera a la categoría de ciudadano como universal y necesaria al interior de la polis moderna. Así por ejemplo, los derechos del ciudadano están ontológicamente fundados en el sentido en el que fundan la política moderna y que no admiten discusión posible. Al no admitir discusión se axiomatizan. Al convertirse en axiomas estructuran un discurso en el que se discuten sus prescripciones pero jamás sus fundamentos de base. Este mismo proceso se realiza en el discurso del oikos. Se considera que el individuo como consumidor es un sujeto trascendental ontológicamente fundado que es necesario discernir en sus comportamientos más íntimos para descubrir y describir el funcionamiento más fundamental del orden del oikos. No se piensa bajo ninguna circunstancia que puedan existir otros sujetos trascendentales diferentes a aquel del sujeto moderno. Es precisamente por ello que hago referencia a la ontología, porque en la ontología no hay espacios para considerar a las diferencias. El Ser, por definición, es. Lo abarca todo y no existe nada por fuera de él. Lo que existe es una dimensión de ese Ser. Para la escolástica medieval estaba claro que el Ser era la Divinidad, pero para la modernidad, que ha roto toda amarra con las hipotecas teológicas y especulativas, el Ser no puede adscribir a ninguna idea de divinidad. De ahí su tendencia a romper con la metafísica aunque tenga, por debajo de la cuerda, suscribir sus pretensiones. Este proceso es inherente a la conformación de la razón moderna como logos y como techne, es decir, como conocimiento y posibilidad, en un mundo desencantado y profano. Ahora bien, regresando a la noción del Sumak Kawsay, considero que uno de los méritos que tiene esta noción es la de fisurar esa ontología política de la modernidad, porque gracias al concepto de alteridad radical se puede pensar en un sujeto alternativo y diferente que aquel del sujeto moderno. Es decir, la figura del consumidor (homo economicus) solo es pertinente al interior de la ontología política del sujeto moderno, fuera de esa ontología hay otros sujetos que no tienen nada que ver con ese sujeto moderno y que, en consecuencia, ameritarían otro tratamiento conceptual y epistemológico para su estudio y consideración.
La cuestión es que las sociedades son complejas y diversas. La existencia de varios sujetos ontológicamente fundados da cuenta, precisamente, de esa diversidad. Si esa sociedad quiere ser democrática y abierta, como lo decía Popper, tie-
ne que reconocer esa diversidad que la atraviesa y la constituye. Y al reconocer esa diversidad, tiene que comprender que el discurso que fundamenta a uno solo de los sujetos que la constituyen no sirve para fundamentar, describir y prescribir a los otros sujetos ontológicamente fundados que la conforman. Quizá el discurso del crecimiento económico y el progreso esté bien para un sector de la sociedad, pero no es pertinente para toda la sociedad. De la misma forma con el discurso de la economía liberal y sus nociones de consumo, equilibrio, precios, entre otros. Esos conceptos pueden ser pertinentes en determinadas circunstancias pero no dan cuenta de la complejidad de las sociedades. Es urgente, entonces, comprender esa complejidad y ese estatuto constitutivo de los sujetos ontológicamente diferentes al sujeto moderno, y la única posibilidad de hacerlo es desde el Sumak Kawsay. El discurso del Sumak Kawsay no puede enredarse en discusiones estériles, como aquellas propuestas por el Sr. Zambrano en sus “refutaciones”, porque son discusiones que invitan a girar alrededor de las propias tautologías del poder. En la actual coyuntura aparece como irrelevante discutir sobre la pertinencia del PIB como indicador de crecimiento24, o de la pertinencia normativa del marxismo y del fracaso de los países socialistas, e incluso en el fracaso del Consenso de Washington y del neoliberalismo en su versión monetarista, al menos en los países latinoamericanos, creo que hay problemas más densos y complejos que ameritan respuestas urgentes. También, me parece, es ingenuo hablar del “milagro chileno” y presentarlo como vitrina del liberalismo, porque nunca ha existido tal milagro chileno. Chile es una economía tan primaria como el resto de economías de Sudamérica, y el crecimiento económico sustentado en un agresivo extractivismo y en un crecimiento de los precios de las materias primas (commodities) fue a parar directamente al 24 Hay una abundante literatura que cuestiona el uso del PIB como indicador de crecimiento sustentable y coherente a nivel metodológico. Arturo Escobar ha desarrollado toda una teoría alrededor de la pertinencia del PIB y de las teorías modernas del crecimiento económico. De la misma manera Aníbal Quijano, Santiago Castro Gómez, Immanuel Wallerstein, Edgardo Lander, etc. Las teorías del regulacionismo criticaron también al PIB como indicador coherente, la misma crítica fue realizada desde las teorías del decrecimiento. Casi todas las corrientes ecológicas, desde la ecología profunda de Naess, también han criticado la pertinencia del PIB. Lo ha hecho Ivan Illich y su propuesta de “convivialidad”. En su “Principio Esperanza”, Bloch también criticó la visión modernizante del tiempo lineal y cuantitativo inherente al PIB. En América del Sur, en especial en Bolivia, se ha producido una importante producción teórica que critica al desarrollismo y sus indicadores. El mismo gobierno francés derechista de Sarkozy nombró una comisión de expertos para crear nuevos indicadores de crecimiento, desarrollo y equidad. Esa Comisión fue conformada por J. Stiglitz, A. Sen y J. P. Fitoussi. Las Naciones Unidas propusieron como alternativa el Indice de Desarrollo Humano (IDH) como un indicador más completo, aunque incluía para su formulación al PIB per cápita. Decir que un país o una región son más desarrolladas que otras porque ha crecido su PIB, en realidad, es más un recurso ideológico que una constatación histórica. Una sencilla adición metodológica de las economías externas negativas al crecimiento económico y medido por el PIB destruiría por completo la argumentación del PIB como indicador de crecimiento. Si en el caso de China, por ejemplo, se incorporasen al cálculo las economías externas negativas provocadas por la agresiva industrialización china, lo más probable es que su indicador de crecimiento económico (PIB) presente saldos rojos.
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10% más rico de la sociedad chilena. Para los chilenos más pobres, el crecimiento económico de su país apenas fue un simulacro25. Lo mismo puede decirse con las otras “vitrinas” que la ideología liberal ha creado, como Islandia, los “tigres asiáticos”, etc.
Foucault, Michel: El nacimiento de la biopolítica, FCE, México, 2007.
En consecuencia, esta discusión que propone la ideología liberal es irrelevante porque el centro del debate no está ahí. El discurso del Sumak Kawsay, en consecuencia, debe hacer caso omiso de estas provocaciones ideológicas y asumir el cuestionamiento radical a la ideología liberal.
Fukuyama, Francis: El fin de la historia y el último hombre. Planeta, Barcelona, España, 1992.
Esa disputa no es trivial ni corresponde únicamente al campo de la teoría. En realidad, es una disputa al interior de las relaciones de poder y su campo de legitimidad y hegemonía por parte de los discursos de poder que la sostienen, entre ellos, el discurso de la economía.
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25 La Comisión Económica para América Latina tiene varios informes sobre la situación económica y social de los países de América Latina. En su Panorama Social de América Latina, del año 2010, los datos presentados por la CEPAL demostrarían que el modelo de distribución del ingreso en el caso chileno ha sido un fracaso. En el año 1990 el 10% de la población más rica de Chile participaba del 11,1% del PIB, mientras que el 10% más pobre participaba con el 0.3%. Dieciséis años después, el 10% más rico aumentó su participación al 16,4% del PIB mientras que el 10% más pobre había participado del 0.6% del PIB. ¿Es este el milagro chileno? Cfr. CEPAL, Panorama económico social de América Latina, CEPAL, Chile, 2010, pp. 154
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Fabio Arévalo Rosero M.D. Presidente de la Sociedad Colombiana de Ciencias del Deporte fabio121@gmail.com
FÚTBOL: Pasión y contradicciones
El deporte ha evolucionado con el hombre moderno, como un ingrediente más de desarrollo. El fútbol se convierte en el líder de las más grandes convocatorias generando un fenómeno de enorme valor, saliendo de los linderos de la mera práctica lúdica, de ejercitación o competitiva. Más que un deporte, es un asunto planetario que conmueve al mundo y que ha obligado a atenciones prioritarias y especializadas. No hay duda frente a ello. Pero como fenómeno deportivo de poderoso impacto, también deja secuelas y evidentes contradicciones que lo afectan, provocando alteraciones nada deseables en su entorno. Aceptarlas, asumirlas y enfrentarlas, es hoy indispensable antes de caer en el desbarrancadero de la “modernidad”.
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Los enfrentamientos, aparentemente lúdicos, se producían entre grupos y regiones, con saldos tantas veces luctuosos. En 1572 la Reina Isabel I de Inglaterra tuvo que prohibir estos salvajes partidos porque los consideraba “más bien una práctica sangrienta y asesina, que un pasatiempo o deporte amistoso”. La violencia se le atribuía, y con toda justicia, a la ausencia total de reglas; además de la provocación al ser un juego de combate y de excesivo contacto.
Preludios de un juego Hace unos cuatro mil años se dieron los primeros pelotazos y no precisamente con el poder de un balón Adidas. En una especie de “protofútbol” jugado en la antigüedad oriental existía un ceremonial ritual y una reglamentación de brutalidad que terminaba hasta con la muerte del perdedor o el “malo”. Los albores de un deporte similar al hoy conocido como fútbol, fueron un juego de guerra, ni más ni menos que la reproducción verídica de esas maquinitas y ordenadores modernos con programas que matan muñecos sin compasión. Cuenta la leyenda que el primer balón utilizado en Inglaterra (país creador de las reglas del fútbol moderno) fue la cabeza de un soldado romano muerto en una batalla del año 55 A. de C. Posteriormente aparecieron una serie de juegos combativos donde era evidente la pugnacidad y una gran dosis de morbo bélico que se imponía a la emulación y a la vigorización de los principios atléticos. Los enfrentamientos, aparentemente lúdicos, se producían entre grupos y regiones, con saldos tantas veces luctuosos. En 1572 la Reina Isabel I de Inglaterra tuvo que prohibir estos salvajes partidos porque los consideraba “más bien una práctica sangrienta y asesina, que un pasatiempo o deporte amistoso”. La violencia se le atribuía, y con toda justicia, a la ausencia total de reglas; además de la provocación al ser un juego de combate y de excesivo contacto.
Liturgia del juego Pero nada más parecido al mundo que una pelota de fútbol, o el mundo es una pelota de fútbol. El fervor por una pasión como el fútbol es una mezcla de confusión, filosofía de la vida y emoción. El frenesí y el sentimiento desencadenado por un esférico perseguido y vapuleado por 44 piernas y 22 cabezas produce tanta energía y conmoción, que desde un Presidente en medio del estricto protocolo consulta un marcador, hasta el lustrabotas o el ambulante vendedor, con arrogancia de politólogos o economistas, disertan doctos sobre el tema sin posibilidades de contradicción
Gústenos o no, el fútbol es uno de los más poderosos fenómenos sociales de este siglo con capacidad para expresar uno de los mayores simbolismos en la comunicación del mundo. Lo que revele el fútbol lo entiende casi todo el planeta. Es el Esperanto lúdico de los pueblos.
El fútbol que nació como un juego y el placer mundano de pegarle a cualquier gurullo, se convirtió en deporte gracias al “glamour” de los ingleses. Por su intrincada mecánica e infinito número de variables en poderoso estímulo de impacto sensorial que anonada cualquier cerebro y así en máximo espectáculo terrenal. De allí que dirigentes y empresarios, diligentes y versados además de avispados lo eleven a nivel de utilidad por encima de la emulación y la deportividad.
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El fútbol es delirio de las clases populares, la fuerza de vida de los chicos de barrio, más que una devoción para el aficionado, una religión para el fanático y un redondo negocio para apoderados y promotores. Nunca, tal vez, ninguna otra actividad había logrado captar tanta mística y seguidores imponiéndose el fútbol hoy a la religión y a la política. Practicarlo es un placer de sabor popular y apostarle a descifrar un entresijo con los botines para terminar en un desenlace de éxtasis. Es el GOL encontrado cual anhelada solución al más engorroso problema de Baldor. Las habilidades mostradas por talentosos atletas con espectaculares jugadas y tantos goles de fantasía, han convertido al fútbol no solo en el juego ramplón si no en el arte dinámico con una rigurosa geometría de 22 gladiadores bien entrenados, que con el balón dibujan bellas figuras y trazos ingeniosos que plasmados en la verde alfombra culminan en una cabaña bajo la euforia de unos y la impotencia de otros. Hoy cuán grande es su poder como juego y como deporte, pero sobre todo como espectáculo y negocio que ha resultado ser un colosal vehículo de propaganda y publicidad. Gústenos o no, el fútbol es uno de los más poderosos fenómenos sociales de este siglo con capacidad para expresar uno de los mayores simbolismos en la comunicación del mundo. Lo que revele el fútbol lo entiende casi todo el planeta. Es el Esperanto lúdico de los pueblos. Su concepción no solo tiene contenido populachero, también ha reclamado la atención de la cultura. Cantantes, científicos, intelectuales y artistas han encontrado en un deporte con contenido de lucha, emulación, destreza, superación y emoción, un buen material épico y lírico para su inspiración. Y si no que lo diga el crítico Enrique Badosa en su Epigrama balompédico: “Ya está en orden el caos de este pueblo. /De nuevo somos grandes y triunfales. /Con entusiasmo todos entonamos /el himno patrio: do, re, mi, fa, GOL”. Es el reflejo de una pasión, de una cultura, pero sobre todo de una filosofía de vida, una filosofía planetaria.
Paradojas de un deporte Pero la evolución futbolera no ha estado exenta de contradicciones, y muy férreas. Las paradojas en un deporte amado por las masas no se hicieron esperar. Su transformación en uno de los mayores fenómenos mundiales, naturalmente lo expusieron a tantos riesgos y ambiciones. Más aun cuando sus protagonistas directos, en su mayoría, eran extremadamente vulnerables, la historia así lo ha confirmado.
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Y muy a pesar de la existencia de una red de organización mundial regida por la poderosa y omnipotente Federación que hoy es como un gran Estado: la FIFA. Recordemos que esta se conformó en 1903 con la reunión de delegados de apenas cinco países europeos: Alemania, Holanda, España, Francia y Bélgica. Sorprendentemente no estuvo Inglaterra la inventora del fútbol. Hoy tiene más de 200 países afiliados, superando en miembros a la misma Organización de Naciones Unidas (ONU). Para el siglo XX el fútbol entró totalmente reglamentado, organizado y convertido en deporte legítimo, gracias a la obsesión de los británicos que siempre creyeron en el poder de su masificación. Pero además de ello, las tres cuartas partes de esa centuria se caracterizaron por el nacimiento, desarrollo y encumbramiento de los deportes de competición, convirtiendo a muchos de ellos, como el fútbol, en fenómenos de masas y creando “atletas – dioses”. El último cuarto, del siglo pasado, estuvo marcado por el acercamiento del deporte a la sociedad. Y consecuentemente a la orientación de buena parte de su sistema de vida por el nuevo “poder” adquirido por el enorme atractivo, la imagen comercial y la facilidad para vender. El fútbol en particular se convierte en el más grande vehículo de publicidad y visibilidad. Su impacto empieza a transformar sociedades. Llegó así la ambición, la codicia, y el fútbol más que deporte se convirtió en un gran negocio con tráfico de jugadores y la aparición de verdaderos mercaderes del deporte que monopolizaron y casi agotaron el comercio y la trata del fútbol. Pero ya entrado el siglo XXI nos encontramos con una especie de “desastre balompédico” heredado de los manejos anteriores que hoy se empiezan a asemejar, aunque en forma tecnificada y “moderna” al primitivismo como nació. No hay mucha diferencia con los resultados finales. El inventario muestra mafias de poder, compraventa de “esclavos” (pases), pugnacidad por las sedes, sobornos, árbitros sentenciados, cientos o miles de muertos en estadios con auténticas batallas campales, celebraciones ruidosas con muertos, heridos y muchas pérdidas; suicidios en línea por presiones, violentas barras bravas, periodistas ambiciosos y arbitrarios, jugadores lesionados casi de por vida, etc. Un panorama verdaderamente aterrador. En pleno tercer milenio estamos como los primitivos, es mayor la problemática que el asunto deportivo. Hay espectáculo, cierto, pero prima el negocio y el poder del dinero. La ISL que manejaba el dinero de la FIFA, aparentemente quebró (?) y por lo tanto hay que explotar al máximo los torneos para
El último cuarto, del siglo pasado, estuvo marcado por el acercamiento del deporte a la sociedad. Y consecuentemente a la orientación de buena parte de su sistema de vida por el nuevo “poder” adquirido por el enorme atractivo, la imagen comercial y la facilidad para vender.
beneficio de unos cuantos. Las contradicciones en este deporte han sido tantas veces inmanejables.
Terror en las gradas El fútbol como deporte es asunto serio, pero como espectáculo medieval circense y mercantilista explota al pueblo favoreciendo una minoría privilegiada. Allí nacen los primeros movimientos contestatarios por la segregación deportiva en un fenómeno que es popular y el cual esencialmente comprometió a jóvenes, particularmente a aquellos más vulnerables en su formación, condición y posición en la sociedad. La semilla de la violencia estaba sembrada y los frutos no tardaron en cosecharse El fanatismo radical en el fútbol es ya casi consustancial a su desarrollo y crecimiento. Una de las mayores paradojas para un deporte que se suponía integralmente saludable. Pero no, la patología se enquistó en las tribunas y como una pandemia se fue expandiendo al mundo. El furor y terrorismo en las gradas es en buena parte una expresión de franjas de jóvenes marginados, ansiosos de protagonismo y de “visibilidad social”. Sin embargo estamos hoy frente a un fenómeno más complejo, al éxito terminal de una cultura “fuerte” que presenta otros aspectos igualmente importantes Son grupos que aparentemente adolecerían de autocontrol emotivo o una falta de reglas normativas de comportamiento, pero en realidad sus miembros están siempre gobernados por un preciso y férreo repertorio de reglas, como se puede observar en sus manifestaciones de conjunto (cánticos, uniformes, símbolos, ubicación, expresiones, norma de silencio, solidaridad de grupo, etc.).
Los miembros de estos grupos están impregnados por una “cultura” en la que la violencia no aparece como un comportamiento sancionable, y es muy fuerte en ellos la adhesión a valores como la fuerza, la dureza, la agresividad, el desprecio por los adversarios, etc. A través del grupo y con la práctica de la violencia el joven hincha trata, por así decirlo, de asumir un rol adulto y de conquistar una posición de prestigio dentro del grupo y la sociedad.
Los miembros de estos grupos están impregnados por una “cultura” en la que la violencia no aparece como un comportamiento sancionable, y es muy fuerte en ellos la adhesión a valores como la fuerza, la dureza, la agresividad, el desprecio por los adversarios, etc. A través del grupo y con la práctica de la violencia el joven hincha trata, por así decirlo, de asumir un rol adulto y de conquistar una posición de prestigio dentro del grupo y la sociedad.
La enfermedad inglesa Históricamente los primeros hinchas ultras aparecieron en Italia, nacidos de los antiguos tifosis (fanáticos casi religiosos). Los primeros brotes aparecieron en Milán en 1968 en el estadio de San Siro donde la fiebre de fútbol por el Inter era la más alta. El primer núcleo fue conocido como los
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Boys SAN (muchachos de la escuadra armada). Los “duros” se popularizaron en toda Italia y luego en Inglaterra, especialmente en el norte (Manchester, Liverpool, Sunderland, etc). Aparecieron los Hooligans que se enfrentaron a sus rivales del sur. Las acciones cruentas de los jóvenes Hooligans comienzan en los primeros años 70 y alcanzan su clímax en 1974 cuando los aficionados del Manchester y el Tottenham se convierten en protagonistas de graves incidentes en Ostende y Rotterdam con motivo de finales internacionales. Desde entonces y hasta que en 1985 llegue una sanción sobre los equipos ingleses y sus hinchas después de la tragedia de Bruselas, raramente se desarrollará un torneo de fútbol europeo sin que haya incidentes causados por ingleses, exportando la “enfermedad inglesa” a otras naciones y continentes especialmente a América. La condición humana es realmente la misma en todas partes y particularmente frente al fútbol. De allí que el fanatismo que despierta no difiere mucho de los países. A pesar del mal ejemplo europeo, la popularización del fútbol fue más fuerte en Latinoamérica, especialmente en Argentina, Uruguay y Brasil. Posteriormente en Ecuador y Colombia cuyo arraigo hoy es más fuerte. La dinámica del fútbol es interpretada por el fanático como una batalla que hay que ganar a cualquier precio. La alineación por una divisa es sagrada. El hincha puede cambiar de todo, de amigos, de ciudad, de mujer, de religión, pero nunca de equipo de fútbol, jamás de camiseta. Un ritual con una ética asombrosa en el cumplimiento de sus propios preceptos. El fanático por su escasa formación busca mecanismos de compensación, ya que la mayoría de partidos se pierden o empatan, que es casi lo mismo. Si la mayoría ganaran no habría necesidad de estas expresiones. Pero mientras el fútbol se mantenga vigente con sus centenarias reglas y manejo decadente por una dirigencia manipuladora, la violencia va a continuar sembrándose.
El efecto de los medios Los medios y los comunicadores afines a estos deportes intervienen de manera decisiva en la opinión, particularmente de aquellos más débiles que son los más agresivos. La mayoría de narradores y comentaristas de fútbol son demasiado empíricos, poco preparados, emotivos, arbitrarios e interesados en un resultado particular. Ello desorienta y envenena mucho más al fanático.
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Este tipo de comunicadores, que los hay muchos, se convierten en algo así como determinadores de la violencia en el fútbol. Podrían llegar a considerarse también como autores intelectuales sobre quienes se debe intervenir a pesar de la sutileza con que quieren aparecer. Es conocido el poder multiplicador que tienen narradores y comentaristas que ya han ganado cierta fama y prestigio en no muchos casos. Su papel también es decisivo en el comportamiento de los fanáticos Desgraciadamente frente a esto, las normas, en la mayoría de países latinoamericanos, son muy laxas y permisivas. Parece que frente a un micrófono puede estar cualquier vociferador, que no es más que un incendiario con espíritu radical y tal vez sin escrúpulos. Es un espinoso tema que da para un gran debate y profundos análisis. (Véase artículo del suscrito autor: “No más comentaristas deportivos”).
Terapia para un grave problema social La violencia en el fútbol es un grave problema social que está dejando saldos luctuosos. Debe enfrentarse con decisión y para ello se requiere importantes inversiones por parte del estado y la empresa privada (Federación, Clubes, equipos). El asunto es de compromiso total de todos. Se debe tener en cuenta que las raíces están en parte fuera del fútbol. La represión enérgica y militarización no son solución, hay que buscar instrumentos de intervención diversificados y más flexibles. Se debe empezar por reconocer que los violentos son aficionados apasionados de su propio equipo, pero al mismo tiempo son jóvenes que se abandonan a actos de violencia injustificada. Los clubes de fútbol deben asumir su responsabilidad para “desarmar” a los jóvenes. En los contratos de los jugadores debe incluirse una cláusula que los obligue a acudir periódicamente a encuentros con los hinchas, realizando una función pedagógica, especialmente con los más jóvenes. El estado debe garantizar mayor seguridad, pero especialmente acompañamiento, en los estadios. Es decir un mayor número de comodidades y alternativas para disfrutar lúdicamente el espectáculo, y así atenuar los espíritus exaltados. Organizar las Peñas de los hinchas donde reciben capacitación, ilustración, recreación, agremiación para conseguir recursos, etc. Cuando el hincha note que la violencia no paga, empezará a replantear su comportamiento. Es cuestión de diseñar estrategias para mejorar la autoestima del fanático, que la mayoría de veces se siente perdedor o perdido. Allí está el meollo del asunto.
La dinámica del fútbol es interpretada por el fanático como una batalla que hay que ganar a cualquier precio. La alineación por una divisa es sagrada. El hincha puede cambiar de todo, de amigos, de ciudad, de mujer, de religión, pero nunca de equipo de fútbol, jamás de camiseta. Un ritual con una ética asombrosa en el cumplimiento de sus propios preceptos.
La desolación del gol Pero también existen otros conflictos en el fútbol, tanto o más graves que el furor de los fanáticos. Tienen que ver con la situación y penurias de sus principales protagonistas: los jugadores. La mayoría deben soportar situaciones atípicas como empleados, casi que como esclavos de un sistema que solo quiere resultados a cualquier precio. Las presiones sobre esta “mercancía humana”, son corrientes, hasta el grado de haber alcanzado algo así como un punto de inflexión. Hace pocos años causó conmoción el suicidio de un joven futbolista en Argentina, reconocido por su talento y entusiasmo. Una hermana suya comentó sobre las serias presiones y conflictos que le había desencadenado el fútbol por los compromisos y las exigencias. Algo similar sucedió cuando en Bolivia se quitó la vida el “Chocolatín” Castillo y en el América de Cali, Carlos Montoya. Con seguridad que hay muchos más futbolistas al borde de un ataque suicida además de los mismos entrenadores. El ambiente del fútbol profesional no es ninguna “pera en dulce”, ya que el interés prioritario está en los negocios, resultados y títulos. El atleta como tal no se destaca y es precario el espacio para el enriquecimiento y crecimiento personal. El fútbol rentado y casi todo el aficionado, está dominado y manejado por la omnipotente FIFA que impone sus reglas “productivas”. Los jugadores en última instancia se compran, se venden o se descartan. Así el deportista pierde su integridad y dignidad que a pesar de ganar buen dinero ni siquiera puede gozarlo con satisfacción por las tendencias equivocadas que se le imponen.
El fútbol rentado y casi todo el aficionado, está dominado y manejado por la omnipotente FIFA que impone sus reglas “productivas”. Los jugadores en última instancia se compran, se venden o se descartan. Así el deportista pierde su integridad y dignidad que a pesar de ganar buen dinero ni siquiera puede gozarlo con satisfacción por las tendencias equivocadas que se le imponen.
Las frustraciones y el incumplimiento de las expectativas son pan de cada día. Es ni más ni menos que algo semejante al comercio de las modelos, que endulzadas por los jugosos contratos y la fama, caen en las fauces de inescrupulosos empresarios que las manosean y las exponen. Pero el fútbol también tiene su “trata de blancos” que juega con el sueño de miles de jóvenes obnubilados por el estrellato, la farándula y el dinero, por las escasas oportunidades para formarse. Qué fracaso si no se es convocado, qué tristeza si no lo ponen a jugar, qué depresión por una lesión. De los resultados ni se diga, en la mayoría de equipos no se cumplen las expectativas y la generalidad de partidos no saben a victoria y nunca o casi nunca se gana el torneo. En síntesis para la gran colectividad futbolística son frustraciones, tras frustraciones.
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El riesgo de un conflicto y de serios problemas en la salud mental es comprensible en un medio tan hostil y desagradecido, donde la identidad de las personas se diluye en el gran negocio. El fútbol requiere humanizarse y librarse de tanta falacia que hace daño a los deportistas. Las agremiaciones y la lucha por los derechos personales y deportivos son un buen paso, pero más allá de ellos debe obrarse en consecuencia por el respeto de las personas y las posibilidades por la libre expresión y desarrollo. Ante el abismo en el cual tambalea la comunidad del “gran fútbol” es necesario recuperar a la gente. Los acontecimientos de los jóvenes “auto eliminados” no pueden pasar desapercibidos y obliga a la dirigencia a plantearse un proceso de reflexión-acción por el riesgo de una epidemia; pero más aún para darle dirección, sentido y vida a un gran proyecto deportivo.
El fantasma de la muerte súbita No puede quedarse sin exponer ni revisar otra de las más fuertes contradicciones del fútbol. Aquella relacionada con la salud de los deportistas y con la preservación de la vida. El juego de alta competición balompédico no tiene escrúpulos para buscar ganar a cualquier precio. Incluyendo la exposición a grandes riesgos de exigencia corporal, que ponen en juego la vida de muchos atletas. El fútbol profesional ha dejado de ser deporte de mediano riesgo, como tradicionalmente era considerado por ser actividad de contacto. La elevada competencia lo convirtió en encuentro de gladiadores exigiendo rendimiento por encima de lo humano y deportivo. Se transformó en una disciplina de elevado riesgo que ha cobrado numerosas víctimas en pleno campo de juego. Son pródigos los ejemplos de atletas del fútbol víctimas mortales en medio de la preparación o la competencia Las “espectaculares” muertes que se han producido en deportes de alta competición, particularmente en el fútbol, obligan a un proceso de seguimiento para determinar mecanismos preventivos. Las causales son discutibles especialmente cuando se trata de futbolistas muy jóvenes. Pero no hay duda que el compromiso del sistema cardiovascular apunta hacia un desequilibrio de origen genético con componentes adquiridos o agravantes. Las evaluaciones e investigaciones actualizadas demuestran que son los futbolistas profesionales quienes tienen un mayor riesgo de sufrir episodios de muerte súbita. Su incidencia entre los deportistas rentados es de 1,6 muertes por mil frente a los 0,70 por mil fallecidos entre atletas no profesionales. Son pródigos los ejemplos de atletas del fútbol víctimas mortales en medio de la preparación o la competencia.
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Además de los sonados casos como el de Marc Vivien Foe en el 2002 y el brasileño Serginho en el 2004, ambos en el más alto fútbol competitivo, son muchos los eventos fatales recientes. La mayoría poco publicitados y más aún cuando la muerte súbita en el fútbol no respeta edades. El ecuatoriano Mario Reinoso falleció a los 23 años antes de un examen de su estado físico, Otoniel Tascón portero del Cortulúa murió súbitamente a los 19 años en 1996. En 2004, el peruano Daniel Uribe y el portugués Bruno Baiano, ambos futbolistas y de 17 años de edad, fueron víctimas de “muerte súbita” en plena actividad. En el 2003, en Chipre, un futbolista murió al correr a ayudar a un compañero lesionado. Michalis Michael, delantero del Onisilos Sotiras, comenzó a marearse cuando iba a ayudar al portero y se desplomó. Falleció poco después. Un jugador turco murió también en el 2003 al caer un rayo en la cancha donde iba a jugarse un duelo entre aficionados. En Colombia dos jugadores del Deportivo Cali fueron víctimas de rayos mortales en un inexplicable entrenamiento en condiciones de alto riesgo. En la práctica competitiva estas aventuras ambientales no habían sido seriamente consideradas. El fantasma de la muerte súbita en el fútbol volvió a aparecerse hace muy pocos años en el choque Mallorca - Sevilla cuando el delantero venezolano Juan Arango del primero, fue víctima de un golpe propinado por un contrario. Sufrió traumatismo encefálico y facial tras una entrada del jugador Javi Navarro. Arango abandonó conmocionado el terreno de juego en el minuto 37. El impacto en la humanidad del venezolano fue más fuerte que un directo en el boxeo al recibirlo en la cara y trasmitir el efecto a la masa cerebral. Resultado: fractura del malar derecho (hueso debajo del ojo en el pómulo) y desaceleración en la masa encefálica. Esto último se produce cuando la colisión frena la cabeza, el cerebro sigue su curso y golpea contra la bóveda craneana. Como resultado puede producirse una hemorragia con daño de tejido nervioso, lo cual es grave. En otros casos como el de Arango es un traumatismo cráneo encefálico tipo conmoción que irrita la masa cerebral transitoriamente generando inicialmente agitación psicomotriz (convulsiones), pérdida de la conciencia y obstrucción respiratoria. Se requiere acción inmediata porque la vida está en juego. Por todo esto, algunos datos nos sugieren que el deporte incrementa sensiblemente el riesgo de sufrir muerte súbita durante la realización de una actividad deportiva intensa. Durante el ejercicio el incremento de la demanda energética por parte de la musculatura provoca que el gasto cardíaco aumente hasta unas ¡!seis veces más! de lo habitual. Precisamente, los principales mecanismos involucrados en las muertes súbitas se atribuyen a los cambios circulatorios y electrofísicos que se producen durante la actividad física.
… el deporte incrementa sensiblemente el riesgo de sufrir muerte súbita durante la realización de una actividad deportiva intensa. Durante el ejercicio el incremento de la demanda energética por parte de la musculatura provoca que el gasto cardíaco aumente hasta unas ¡!seis veces más! de lo habitual. Precisamente, los principales mecanismos involucrados en las muertes súbitas se atribuyen a los cambios circulatorios y electrofísicos que se producen durante la actividad física.
El riesgo de muerte repentina aumenta en los deportistas cuando se practica en condiciones ambientales adversas como alta temperatura y humedad o en alturas considerables por encima de 2600 metros sobre el nivel del mar. Igualmente con la falta de un buen acondicionamiento físico que desadapta al sistema cardiovascular, volviéndolo vulnerable a elevadas cargas. Una situación particular de daño directo al corazón es la alta posibilidad de recurrir al dopaje con estimulantes, entre ellos la efedrina, fármaco que no es desconocido en el fútbol, y que puede provocar un serio trastorno del ritmo del corazón con importante riesgo de infarto fatal. Pero hay otros estimulantes, psicotrópicos y anabolizantes que cuando se asocian con el deporte profesional o de máxima competición, dejan al jugador en una situación incierta frente a una grave contingencia. Punto importante a tener en cuenta para evitar la alienación en la competencia y fortalecer la educación del futbolista profesional. La muerte entre los deportistas de alta competición es más común a primera hora de la tarde, coincidiendo con las horas en las que se desarrollan la generalidad de eventos deportivos. La mayoría de muertes ocurren cuando practican deportes que precisan de una gran participación, un enorme compromiso con responsabilidad en tantos estamentos como el fútbol, el baloncesto y el ciclismo.
Colofón de esperanza Pese a todo, hay que enfatizar que está suficientemente demostrado que el ejercicio físico aumenta la esperanza y la calidad de vida. Como referente argumentado está uno de los más completos estudios realizado entre 2.613 deportistas finlandeses que representaron a su país en los Juegos Olímpicos entre 1920 y 1965, la edad media de supervivencia de los deportistas de resistencia supera en seis años a la de las personas sedentarias. Aunque entre el 74 y el 94 por ciento de muertes súbitas que afectan a deportistas se deba a accidentes cardiovasculares, las personas que practican ejercicio físico de forma regular tienen la mitad de posibilidades de sufrir esta enfermedad frente a los que no lo hacen.
Exhortación final Sin duda que el fútbol, aparte de todo, ha despertado una enorme pasión planetaria. Pero así mismo, estas contradicciones y discrepancias científicamente revisadas, no pretenden sino dejar una esencial reflexión y una mínima lección. El fútbol es tal vez el deporte más popular y querido en el mundo. Pero para mantenerse vigente como tal exige modificar ciertas reglas que eviten el desborde hacia un espectáculo guerrero y medieval modulando la elevada competencia y la presión sobre el resultado.
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Fernando Carrión Mena
Editorialista del diario Hoy, Presidente de OLACCHI, Director del programa Futbologías de Radio Quito y Académico de FLACSO fcarrion@flacso.org.ec
Fútbol y violencia: las razones de una sin razón1 El fútbol es la continuación de la guerra por otros medios. Anónimo
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1.Introducción.– El conflicto es consustancial al fútbol, porque encarna una disputa entre dos bandos que buscan la victoria por todos los medios a su alcance. Pero esta disputa no siempre es pacífica, tanto que el juego está impregnado por la incorporación de los principios, categorías y leguajes de la guerra. Allí la estrategia y la táctica como organizadores pacíficos del conflicto. El disparo de misiles, la existencia de bombazos, el cobro de tiros libres y la falta máxima de un penal. Un jugador potente es el tanque Hurtado, si tiene un tiro fuerte será el Cañoncito Peñaherrera o si el defensa es recio tendremos al Bam Bam Hurtado (Carrión, 2008). Hoy llama la atención la violencia en el fútbol; sin embargo, es necesario retrotraernos en el tiempo para comprender cómo fueron de brutales los inicios de este deporte. Al origen fue considerado como un mecanismo para batir y aniquilar al enemigo, porque ese era el sentido de las victorias; tan es así que en Inglaterra, la primera “pelota” utilizada para jugar fútbol fue la cabeza de un soldado romano muerto en batalla2. Tan brutal y sangrienta fue esta práctica que se llegó a prohibirla en varios momentos y lugares. La creciente aceptación del fútbol y el aumento de la violencia reinante condujo a una disyuntiva: su prohibición, como muchas voces propugnaban, o la introducción de un mecanismo civilizador para procesar pacíficamente el conflicto; en otras palabras, entender y concebir el fútbol como la guerra, pero desarrollarlo por medios pacíficos. Y esto último es lo que ocurrió, mediante la emergencia de cuatro componentes que se han ido perfeccionado en el tiempo: la creación de una institucionalidad que vele por la justicia (Federación Internacional de Fútbol Asociado FIFA), la creación de una normativa (las famosas 17 reglas), la creación de un juez para imponer las reglas (el árbitro) y la creación de la política anti violencia (fair play).
2.La violencia del fútbol La violencia es concebida a partir de una relación particular del conflicto (Carrión, 2009), que nace de una compleja construcción social y política (Sozzo, M. 2008) en un territorio y en un tiempo específicos. Una afirmación de este tipo nos lleva a comprender las violencias como consecuencia de la interacción de múltiples actores directos e indirectos, históricamente constituidos. De allí que la violencia no sea una sino múltiple –porque la conflictividad es plural– y, por 1 Trabajo realizado con el apoyo de Antonio Villarreal. 2 “Cuenta la leyenda que la primera pelota utilizada en Inglaterra, país al que se atribuye la paternidad del moderno fútbol, fue la cabeza de un soldado romano muerto en la batalla del año 55 antes de Cristo, en la que los bretones expulsaron a las huestes de Julio César. En el mismo país se relata también que la leyenda de la cabeza impulsada por el empeine parte de los martes de Carnaval de Chester y su antecedente fue el cráneo de un vikingo también muerto en batalla”. (Carda Candau, Julián, 1996).
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La creciente aceptación del fútbol y el aumento de la violencia reinante condujo a una disyuntiva: su prohibición o la introducción de un mecanismo civilizador para procesar pacíficamente el conflicto. Y esto último es lo que ocurrió, mediante la emergencia de cuatro componentes que se han ido perfeccionado en el tiempo: la creación de una institucionalidad que vele por la justicia, la creación de una normativa (las famosas 17 reglas), la creación de un juez para imponer las reglas y la creación de la política anti violencia.
“En 1888 hubo 23 jugadores muertos, 30 piernas fracturadas, 9 brazos rotos, 11 clavículas partidas y 27 lesiones de diversa consideración. En 1889 fueron 22 los muertos, y 138 los heridos y un año después la cifra de fallecidos fue de 26 y la de heridos 150”. (García Candau).
tanto, que el conjunto de ellas se encuentren vinculadas entre sí. De esta manera es factible encontrar varias violencias, cada una de las cuales tiene lógicas particulares. Así, por ejemplo, tenemos la violencia común que se caracteriza por que se produce en un lugar común, porque es general y porque erosionan el sentido de ciudadanía (derechos y deberes). La violencia juvenil que viene de las relaciones entre las diferencias generacionales de los distintos grupos etáreos y de sus construcciones identitarias. La violencia de género, que se desarrolla por las asimetrías de poder en la relación entre los sexos. La violencia urbana que nace de la densa concentración espacial de las heterogeneidades y de la satisfacción desigual de las necesidades básicas (Carrión, F., 2010). Por ello es factible encontrar una violencia específica alrededor del fútbol, que bien podría definirse como la violencia del fútbol (simbólica y física), nacida del conflicto que se presenta entre los contendientes, cada uno de los cuales tiene un yo incluyente, en el que están los deportistas, los seguidores3, los medios, los auspiciantes y los dirigentes, gracias a la disputa de los universos simbólicos que representan los equipos. Por eso la alteridad es inaceptable, en tanto el otro se convierte en el enemigo a aniquilar aunque, paradójicamente, sin esa misma alteridad es imposible construir su propia identidad. Si bien la violencia es plural, también es cambiante, porque es histórica y porque tiene historia. La violencia particular del fútbol no se escapa a esta realidad; tan es así que la institucionalización del fútbol –bajo las cuatro consideraciones señaladas– produjo un cambio histórico en el deporte, tanto que esa coyuntura quedó signada como de la fundación, génesis o nacimiento del fútbol moderno. Pero también se debe resaltar que desde este momento fundacional se inicia un proceso civilizatorio de esta práctica deportiva, que tiene varias coyunturas o momentos históricos identificables a lo largo del tiempo. La violencia del fútbol tiene cuatro formas a través de las cuales se expresa, cada una de las cuales tiene características especiales y momentos específicos. Así se puede decir que se inicia con la violencia en la cancha, que proviene de la propia lógica y esencia del fútbol y que actúa de forma centrífuga; sigue con la violencias de los estadios que está relacionada a los seguidores de los equipos; continúa con la violencia en los bordes que se produce en las inmediaciones de los estadios
La violencia del fútbol tiene cuatro formas a través de las cuales se expresa … la violencia en la cancha … la violencias de los estadios … la violencia en los bordes … y la violencia que se produce en la sociedad en general …
3 “Rara vez el hincha dice: “hoy juega mi club“. Más bien dice: “hoy jugamos nosotros”. (….) “cuando el parido concluye, el hincha, que nos se ha movido de la tribuna, celebra la victoria: qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota, otra vez nos estafaron, juez ladrón.” (Galeano, 1995). “Es curioso: sólo juegan once, pero sus hazañas, sus fracasos, sus derrotas, sus victorias, su buen o mal juego, sus goles marcados y encajados, su posición en la tabla, sus lesiones... nos atribuimos todos los aficionados” (Goñi Zubieta, Carlos).
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a la manera de un desborde hacia la ciudad; y finalmente, la violencia que se produce en la sociedad en general –por fuera de la práctica deportiva– pero que saca provecho del fútbol, a la manera de una dinámica centrípeta.
3.La violencia en la cancha “En 1888 hubo 23 jugadores muertos, 30 piernas fracturadas, 9 brazos rotos, 11 clavículas partidas y 27 lesiones de diversa consideración. En 1889 fueron 22 los muertos, y 138 los heridos y un año después la cifra de fallecidos fue de 26 y la de heridos 150”. (García Candau). La violencia en la cancha es la que proviene de la propia esencia de la práctica del fútbol –que se despliega en el campo y en los 90 minutos de juego4– es en la actualidad aislada, a pesar de tener una lógica explícita: el conflicto por la disputa de los diferentes universos simbólicos y por las características especiales de ser un deporte de contacto y fricción. Adicionalmente hay que tener en cuenta el contexto: lo que representan socialmente en términos de las regiones o los grupos5, las presiones económicas de los sponsors6 y la presencia de los medios de comunicación, con todos los ojos del mundo puestos sobre ellos. La violencia en el campo de juego tiene como actores a los jugadores, entrenadores, árbitros, dirigentes y cuerpos técnicos, actores directos del espectáculo, y se concreta a través de las confrontaciones verbales, simbólicas y físicas que se hacen totalmente visibles, porque ésta manifestación de violencia es la más reproducida por los medios de comunicación. En el caso del fútbol ecuatoriano, por ejemplo, las imágenes de la gresca del partido entre Liga de Quito y Barcelona, ocurrida en el 2006, fueron reproducidas una y otra vez por la avidez de las hinchadas, convertidas en rating por la televisión. En este caso el procesamiento de la violencia por la prensa fue muy interesante: los medios serranos defendieron a Agustín Delgado y los costeños lo condenaron. Sin embargo, si el partido se hubiera jugado en Guayaquil años antes, cuando Delgado jugaba en el Barcelona y los hechos de violencia hubieran sido los mismos, el comportamiento de la prensa hubiera sido inverso. Pero aún más, si Delgado hubiera jugado por la selección en un partido contra el Perú, el “Tin” Delgado hubiera sido considerado un héroe nacional. 4 El tiempo y el espacio señalados son una metáfora, porque los partidos se juegan en la mesa (por arriba y por abajo) y duran más de lo noventa minutos según la importancia del partido y lo ocurrido en él. La final del mundial de 1958 –que produjo el “maracanazo:, aún cuando muchos de sus jugadores ya han fallecido– se sigue jugando hasta ahora. 5 Mientras en Inglaterra la violencia del fútbol se nutre del simbolismo religioso, en Argentina o Israel lo hace de la política, en el Ecuador o España de la huella regional, en Río de Janeiro o Montevideo de la estructura barrial, Colombia en el lavado de activos y en Honduras o Guatemala por la presencia de las maras. 6 La final del mundial de Francia se dijo que no fue entre Brasil y Francia, sino entre Reebock y Adidas, así como la presión de esta segunda para que Ronaldo jugara bajo condiciones físicas y de saludad deplorables.
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Aquí viene al caso lo ocurrido cuando Zinedine Zidane le propinó un fenomenal cabezazo en el pecho a Marco Materazzi, en la final del Mundial de Fútbol del año 2006, entre Francia e Italia. De la reacción de Zidane se han desprendido consideraciones étnicas, migratorias e histórico–políticas, que condujeron a que Francia condene a Materazzi y Zidane sea considerado un héroe nacional por escritores, comentaristas deportivos, futbolistas e, incluso, por el propio presidente de Francia de ese entonces, Jacques Chirac. Y con esa jugada de cabeza se despidió del mundo del fútbol un jugador cerebral, dejándonos para siempre ese cabezazo en la memoria. Es decir, que en el fútbol como en la vida, la violencia es relativa y eso lo saben muy bien los medios de comunicación. Pero también hay que señalar que la violencia en la cancha ha sido prácticamente desterrada, gracias al proceso civilizatorio seguido por la institucionalidad de la FIFA y las políticas públicas, lo cual no significa que haya desaparecido del todo, porque siguen existiendo casos aislados. No hay que olvidarse que se trata de un deporte de contacto, de fricción y de conflicto, que nace de la confrontación entre desiguales7; aunque si debe quedar claro que esta violencia inicial ha sido históricamente superada.
4.La violencia de los estadios. “La emergencia de las barras bravas representó la militarización del hincha del fútbol” (Duke y Crolley). El control parcial de la violencia en las canchas no ha significado su desaparición sino un desplazamiento expansivo hacia otros espacios, como es la llamada violencia de los estadios. De esta manera se percibe el tránsito de la violencia de los jugadores en la cancha hacia las gradas, donde están los espectadores; es decir, de los futbolistas a los seguidores, inscrito en el hecho histórico de la transición del fútbol –deporte hacia el fútbol– espectáculo8. En este momento nace el estadio, en tanto recinto deportivo que diferencia claramente los graderíos que albergan a los aficionados y la cancha donde actúan los deportistas9. En el espacio de las gradas, como espacio de afirmación colectivo, se encuentran grupos antagónicos que llevan a cabo batallas con violencia simbólica (señales, cánticos, letreros) y con violencia física (golpes, disparos, grescas) muy particulares. Allí se ubica el robo y posterior quema de banderas, el arrebatamiento de bombos u otros instru7 Por eso mismo, un partido de fútbol se lo define y publicita como una confrontación. 8 Por eso se desarrolla la llamada violencia de los estadios que es una fase superior a la violencia del fútbol. 9 Tan diferentes son los dos espacios –el de la cancha y el de las gradas– que en muchos estadios del mundo se pusieron barreras infranqueables, con fosas o con mallas, para que la violencia de las gradas no llegue a la cancha.
… cuando Zinedine Zidane le propinó un fenomenal cabezazo en el pecho a Marco Materazzi, en la final del Mundial de Fútbol del año 2006, entre Francia e Italia. De la reacción de Zidane se han desprendido consideraciones étnicas, migratorias e histórico– políticas, que condujeron a que Francia condene a Materazzi y Zidane sea considerado un héroe nacional por escritores, comentaristas deportivos, futbolistas …
mentos simbólico, los canticos al unísono que intentan callar o someter a la otra barra con temas que recuerdan las derrotas memorables y los afectos vergonzosos del equipo rival y claro, también, la gresca y la trifulca con funestas consecuencias. Los espectadores crecen en número y en pasión, al grado de hacerse parte del fútbol y de llenarse de sociedad. Los universos simbólicos de los equipos se construyen en la lógica de la relación sociedad y fútbol, porque la identidad es algo propio que se consolida en la confrontación, tan es así que –por ejemplo– en un clásico local, la representación de la revancha social es entre equipos que representan a los ricos y a los pobres; y en un clásico nacional, es la expresión de los conflictos regionales o urbanos; siendo en los dos casos partidos generalmente calificados de alto riesgo10. El hincha con espíritu gregario no razona sino se apasiona, tanto que es solidario con los suyos y agresivo con los otros; por eso lo único que le interesa es aplastar al adversario. Con esta pasión llegan a otro nivel las hinchadas, asumiendo los nombres de barras bravas en Argentina, hooligans en Inglaterra, ultras en España, torcedores en Brasil y teppiste en Italia, que son los nombres de este tipo de hinchadas violentas y, cuando lo hacen, es la palabra que los nombra la que les da carta de nacimiento11. Esta nueva expresión que adopta la hinchada nace alrededor de la década de los años sesenta y se desarrolla con fuerza desde los años ochenta12. El salto de espectador o hincha hacia barra brava produce un incremento de la violencia gracias, entre otras razones, a cuatro factores: •
“La emergencia de las barras bravas representó la militarización del hincha del fútbol” (Duke y Crolley).
Las barras bravas son el resultado de la evolución del hincha, considerado un seguidor pasivo, espontáneo y entusiasta del equipo, hacia su conversión en fanático, apasionado y adicto, que salta de una persona aislada a otra que tiene socialmente fidelidad. Se trata de la construcción de una organización que le da estabilidad a su inserción y que le sirve para mediar con el club, recibir auspicios privados y confrontarse con otras barras provenientes de otros equipos. En
10 Allí están los más sonados: Boca Junior y River Plate en Buenos Aires; Fluminense y Flamengo en Río de Janeiro; Barcelona y Emelec en Guayaquil; Internacional y Milán en Milán y Real Madrid y Atlético de Madrid en Madrid. Pero también cuando los torneos se hacen nacionales y la urbanización del país tiene varias ciudades, se tiene clásicos territoriales: Real Madrid y Barcelona en España; Liga y Barcelona en Ecuador; América y Guadalajara en México, entre otros. 11Por eso las barras empiezan a tomar nombres explícitos con los cuales se reconocen: Muerte Blanca, Boca del Pozo, Marea Roja, entre otras. 10 “Desaparece en esta definición el contrato emocional con el club y los “colores”, para ser reemplazado por un contrato económico” (Alabarces, 57, 2004) 12 En el Ecuador nace este fenómeno en este siglo; es decir, algo posterior a lo que ocurre en otros países. Lo interesante es que a partir de este momento se puede afirmar que la violencia del fútbol entra bajo la forma de la violencia moderna: organización, economía, internacionalización y tecnología.
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esto los medios de comunicación juegan un rol central porque los visibilizan (propaganda) y los convierten en actores del fútbol (interpelan).
un hincha de Nacional de Quito, fue apuñalado por la barra de Liga de Quito, hasta su muerte, en las inmediaciones del estadio en Ponciano16�.
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La potenciación de las barras bravas va a la par del aparecimiento y desarrollo de las pandillas o tribus juveniles: las jefaturas y los anillos que forman parte tienen mucho de las organizaciones militares: autoritarias y jerárquicas; así como su estructura y prácticas no son muy distintas a las que tienen las pandillas juveniles.
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La internacionalización del fútbol requiere del desplazamiento de las hinchadas, produciendo la circulación internacional de la xenofobia, el nacionalismo, el racismo, el chauvinismo; así como el intercambio de información entre las barras visitantes y locales, que luego actúan en red gracias al internet. Las hinchadas se convierten en el complemento de autodefensa que los equipos requieren para sus movimientos. Allí nace la necesidad de financiar su desplazamiento, constituyéndose esta economía de la hinchada, que se nutre de fuentes santas, y non santas13.
De esta manera, las barras de fútbol tienden a convertirse más en organizaciones con estructuras mafiosas, con cabecillas buscados por la policía, asociadas al tráfico de drogas y al comercio de bienes irregulares, cómplices en muchas ocasiones de procesos de extorsión en contra de los futbolistas, todo lo cual provoca, más temprano que tarde, asesinatos de rivales, posesión y uso perverso de armas de fuego y batallas campales entre hinchadas. Pero adicionalmente genera una exacerbación y polarización que fractura el universo social, no solamente entre ricos y pobres, sino también entre hinchas de un equipo e hinchas de otro o de una ciudad y otra; o de una región u otra.
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El establecimiento de relaciones perversas de las barras bravas con dirigentes, jugadores, cuerpo técnico, jueces, medios de comunicación, políticos y sponsors (auspiciantes), muestran que actúan como actores del espectáculo deportivo, de la organización del club y de la defensa del equipo de fútbol en sus viajes. En otras palabras, se hacen parte de la estructura del club y se convierten en un mal necesario: aparecen en lo que interesa que aparezcan y se las esconde cuando la violencia aflora; por eso la violencia no aflora en la estadística, en la justicia y, cuando es difícil esconderla, se recurre a los chivos expiatorios o a los llamados infiltrados14.
En el país estaríamos entrando en un cambio histórico: de hinchada a “barra brava”, donde tres actos violentos muestran este quiebre. Primero, en el 2006, en el clásico Emelec y Barcelona, se registraron cuarenta heridos como consecuencia de los enfrentamientos entre grupos violentos de las dos hinchadas y contra las cabinas de transmisión del partido, en el estadio George Capwell. Segundo, en el 2007, Carlos Cedeño, un niño de 11 años e hincha de Emelec, fallece luego de ser impactado por una bengala que salió de la barra de Barcelona, en su estadio15. Y tercero, en el 2009, 13 “Desaparece en esta definición el contrato emocional con el club y los “colores”, para ser reemplazado por un contrato económico” (Alabarces, 57, 2004) 14 “Las barras bravas no existirían si no contaran con el apoyo o la complicidad de los dirigentes del club que las usan para forzar el retiro de un director técnico, presionar el contrato de algún jugador, o para apoyar su propia candidatura a la presidencia del club.” (Sebreli Juan José, 1995). 15 La complicidad de los dirigentes fue evidente: las bengalas las tenían –como siempre– en los interiores del estadio desde varios días antes que se juegue el clásico, de tal manera que la policía no podía detectarlas al ingreso de la barra el día del partido.
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5.La violencia en los bordes: fuera de lugar La violencia en los bordes coincide con el incremento de la violencia a escala planetaria, con lo cual se producen mutuas interacciones entre la violencia general y la del fútbol en particular. La violencia se territorializa, porque ocurre en algún lugar y porque la violencia del fútbol, más que ninguna otra, tiende a connotar el espacio con cargas simbólicas e imaginarios sociales. Por eso la violencia de los estadios es una violencia territorial, que con el paso del tiempo creció significativamente, al grado de hacerse brutal y extremadamente visible. Por eso, en el momento de mayor auge de de las barras bravas –la de los hooligans17– la Sra. Margaret Thatcher, Primera Ministra del Reino Unido, hizo una propuesta para detener la violencia, acogiendo el llamado “Informe Taylor”: todos sentados (asientos numerados), todos identificados (asiento para el que compra), todos separados (los visitantes y los locales en espacios distintos) y todos vistos (cámaras de video). Con ello la violencia de los estadios se controló relativamente, al extremo que salió de los estadios y se volcó sobre los territorios contiguos; porque siempre las políticas de shock en violencia producen desplazamientos, porque no actúan sobre las estructuras que las generan. Por esta razón, la violencia desborda los estadios, generalizándose desde las inmediaciones del estadio hacia la ciudad, sobre todo en aquellos países donde el fútbol nace por iniciativa de una ciudad (Cuenca, Getafe, Liverpool), por la 16 La violencia del fútbol produce “una muerte que jamás será resuelta”(Alabarces, 21, 2004). La impunidad en la violencia del fútbol es mucho más alta que en las otras violencias. 17 Los hooligans ingleses están tan institucionalizados que ya poseen en Carslile, al norte de Inglaterra, un cementerio donde son enterrados en ataúdes pintados con los colores de su equipo. (Sebreli, 1998)
De esta manera, las barras de fútbol tienden a convertirse más en organizaciones con estructuras mafiosas, con cabecillas buscados por la policía, asociadas al tráfico de drogas y al comercio de bienes irregulares, cómplices en muchas ocasiones de procesos de extorsión en contra de los futbolistas …
rivalidad barrial18� o por la organización institucional19�. En la confrontación con otro equipo con un origen similar o distinto, se construye el escenario de la rivalidad y de la violencia, de forma ubicua; en este proceso los medios de comunicación aportan mucho, porque construyen el paso histórico de espectador a la tele audiencia (consumos culturales); pero también la camiseta, cuando pasa de la insignia que sirve para distinguir a los equipos en la cancha a vitrina ambulante que camina por la ciudad, se convierte en estatus, marca e identidad que invade el espacio público, bajo la forma de una toma de posesión del territorio, que termina por extirpar al otro. Los hinchas tienden a apropiarse de los espacios, para lo cual la camiseta, la caminata y el grafitti son marcas claves del dominio logrado. El estadio donde juega de local es el centro simbólico espacial por excelencia. Sus inmediaciones son parte del territorio demarcado, como hacen los perros para impedir la entrada de un enemigo, que hay que defenderlo a como dé lugar: en este caso no hay una disputa del espacio, sino una defensa de la soberanía territorial; por eso el hincha del equipo visitante es visto como invasor. Más significativo es el caso de los estadios que están enclaustrados en su barrio, porque eso implica una defensa aún más significativa del territorio; porque el estadio es una marca de memoria, de simbología y de afirmación del conjunto del barrio. La caravana anual de la Liga o el salir del barrio la Victoria caminando para acompañar a Alianza Lima, son formas de llegar al estadio rompiendo con la territorialidad ajena, afirmando su existencia épica y convocando a la presencia de la derrota del adversario. Por eso la entrada al estadio cuando el partido ha iniciado es una forma de provocación y, todavía más, es una señal de haber llegado con la espada de Excalibur. La guerra no se libra solamente en la cancha, bajo el control arbitral, sino también a la salida del estadio, entre las turbas descontroladas que buscan enfrentarse luego del partido. Con mucho más razón si hemos perdido, porque es en este campo del honor que se busca la reivindicación del mal arbitraje o del mal partido de los jugadores o de la mala alineación hecha por el entrenador.
El estadio donde juega de local es el centro simbólico espacial por excelencia. Sus inmediaciones son parte del territorio demarcado, como hacen los perros para impedir la entrada de un enemigo, que hay que defenderlo a como dé lugar: en este caso no hay una disputa del espacio, sino una defensa de la soberanía territorial; por eso el hincha del equipo visitante es visto como invasor.
En otras palabras, la violencia de la sociedad, la típica del fútbol y las políticas de regulación de la violencia en los estadios, produjo la reubicación de la violencia hacia otro escenario: las inmediaciones de los estadios y la ciudad. Hoy la violencia está en las afueras de los estadios, donde se confunde la violencia del fútbol con la violencia de la sociedad. Con ello la violencia del fútbol sufre un segundo des18 A manera de ejemplo: en Buenos Aires con River Plate del barrio de Núñez, en Lima con Alianza Lima del barrio de la Victoria y en Río de Janeiro del barrio Botafogo; entre muchos casos. 19 El Caso de Ecuador es interesante en este sentido: las universidades dan origen a los clubes (Católica, Liga, Técnico Universitario), los municipios de las ciudades intermedias los promocionan (Cuenca, Manta, Imbabura), las Fuerzas Armadas dan nacimiento a los equipos (Nacional, ESPOLI) y la empresa Privada hace lo propio (Emelec, Filanbanco), con lo cual se construye los universos simbólicos de la disputa: militares vs universitarios; serranos vs costeños; cuencanos vs imbabureños..
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plazamiento: si el primero fue de la cancha a los graderíos, en este caso es de los graderíos (violencia de los estadios) hacia la calle, hacia el espacio público, hacia la ciudad.
6.La violencia hacia el fútbol Cómo la violencia del fútbol se expande y la violencia de la sociedad crece, históricamente tienden a encontrase. Las representaciones simbólicas de los equipos vinculados a las religiones, a la política, a las instituciones, a las regiones o a las ciudades ya son una forma en que lo social y lo futbolístico generan un espacio común. A nivel de las hinchadas, sin duda el fenómeno de las pandillas no es muy distante ni tampoco distinto a las barras bravas. Con la mercantilización extrema del fútbol, se convierte en un sector de la economía donde los actores directos tienen ingentes recursos económicos y los exponen públicamente con mucha bomba. Las violencias alrededor del fútbol tiene varias dimensiones: las dinámicas delincuenciales hacia los jugadores, dirigentes y allegados al fútbol –dada la condición de figuras públicas confrontadas y con altos ingresos expuestos ostentosamente– se producen agresiones físicas y simbólicas. Así tenemos los secuestros en Argentina, Brasil y México, entre otros20; las vacunas que deben pagar los jugadores a las organizaciones de extorsión a cambio de su seguridad; las presiones de las barras a determinados jugadores, entrenadores y dirigentes para que entreguen dinero con el objeto de acompañar a su equipo al exterior; caso contrario, amenazan con crear un ambiente negativo, que en muchos casos han sido causantes de despidos de futbolistas o entrenadores y, también, de atentados criminales (Bolaños en Ecuador, Habergger en Argentina21). Para nadie es desconocida la penetración del narcotráfico en el fútbol, principalmente en el ámbito del lavado de dinero; pero también están el mundo de las apuestas deportivas, el coyoterismo, el cambio de nacionalidades, el mercado de pasaportes, el ingreso fraudulento de personas a otros países y el mundo de la farándula, no son extraños a esta realidad. En otras palabras, el ámbito de influencia de la violencia en el fútbol es una realidad y debe ser comprendido en su dimensión integral; mucho más si el futbolista ha construido una imagen de éxito personal alrededor de este deporte, lo cual le ha conducido a un grado de alta vulnerabilidad. Allí los casos más emblemáticos: Salvador Cabañas recibió varios disparos en su cabeza al interior de un bar en México 20 En Bolivia un equipo de fútbol fue secuestrado durante 7 horas (2011), con la finalidad de llegar a un acuerdo respecto de donde debe jugar de local. 21 “Son pocos los técnicos que se resisten a pagar la barra, y a estos les va mal, como a Jorge Habergger, que debió volverse a Bolivia por resistir a la extorsión de la barra de Boca y de Huracán” (Sebreli. 62, 1998)
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o el de Andrés Escobar, que cometió un autogol en el mundial de EEUU que le significó su muerte o el de Hernán Gómez (Bolillo) que recibió varios disparos en la cafetería de un hotel en Guayaquil o el caso de Garrincha que lo mató el alcoholismo. Hechos de estas características –ejecutados contra un hombre público e ídolo de la afición– causa conmoción, produce preocupación ciudadana, genera clima internacional poco favorable al país y construye una percepción de inseguridad generalizada; al extremo que podría decirse que se trata de un magnicidio. Este término originalmente reservado para designar el asesinato de un jefe de gobierno, posteriormente para describir los atentados a ciertos referentes políticos (Jorge Eliécer Gaitán), religiosos (El Papa), sociales (Mahatma Gandhi); en la actualidad pueden ser considerados para interpretar las agresiones a los músicos (¿Michel Jackson?) y a los deportistas, por las masivas adhesiones y las identidades que generan. Uno de los problemas más graves en el fútbol tiene que ver con las manifestaciones racistas o xenófobas que vienen de la sociedad y se integran con fuerza en el fútbol, sobre todo a partir de dos procesos interrelacionados: la descolonización en África y Asia, así como la difusión del fútbol por esas zonas bajo la lógica de su universalización. Con ello entran los afros descendientes gracias a la importación de futbolistas hacia Europa– disputando espacios laborales, públicos y de exposición. Allí los salarios desiguales, los cánticos en los estadios y el relato del periodismo deportivo, entre otros22. La internacionalización del fútbol llegó temprano al futbol, haciéndole de la mano de la aviación y la televisión, así como de las políticas de la propia FIFA en el contexto de la descolonización. Esto es la GOLBALIZACION como realidad anterior a la llegada de la globalización. En el fútbol el dinero fluye con las barras bravas, con los medios de comunicación, con los sponsors, con los modelos de gestión, con la reventa de entradas, con los negocios ilícitos de la indumentaria deportiva, con la distribución de droga y con el lavado de dinero, que van más allá de filiación o simpatía hacia un equipo. Con esta difusión generalizada del mercado, el fútbol se nutre de los mercados ilegales haciéndose funcional– con lo cual, nuevas formas de violencia llegan.
7.Conclusiones y recomendaciones. Queda decir que en el campo de la violencia del fútbol no se ha podido disponer de un estudio serio que registre los hechos, analice las implicaciones y trate de interpretar las 22 Los ultras del Real Madrid se alimentan de ideas de la extrema derecha racista. Símbolos fascistas, construyen una idea de superioridad racial a partir de la pertenencia a su equipo, y agreden físicamente no
… Con esta difusión generalizada del mercado, el fútbol se nutre de los mercados ilegales haciéndose funcional– con lo cual, nuevas formas de violencia llegan.
manifestaciones violentas, porque además están envueltas en contextos regionalistas, homofóbicos y xenofóbicos. Hay un tipo de interpretación que ve la violencia del fútbol como un reflejo de la violencia de la sociedad y otro aún más sencillo: son casos aislados, no estructurales, que son originados por antisociales, generalmente infiltrados. Tampoco se ha podido contar con trabajos que analicen las relaciones, muchas veces perversas y clientelares, entre hinchadas y dirigencia, ni con estudios que incluyan al fútbol como uno de los factores decisivos en el terreno político. Pero tampoco hay estudios respecto del funcionamiento de los mercados ilegales en el fútbol, por la presencia de dineros en el financiamiento de clubes o en la compra de jugadores23 o en la trata de personas24; como también el festival de nacionalizaciones, cambios de edad o adulteración de documentos con la finalidad de obtener beneficios económicos y deportivos. No existe estadística respecto de los casos ocurridos en los estadios o fuera de ellos; así como tampoco respecto de la violencia al interior de los campos deportivos. Por ello no existen estudios que permitan desentrañar lo que está ocurriendo y, mucho menos, lo que se debería hacer en cuanto a las políticas de seguridad en la institucionalidad del fútbol, en los gobiernos locales y nacionales. Por eso lo que ha ocurrido es que se han copiada a medias o se han trasladado parcialmente los dos casos emblemáticos: el informe Taylor de 1989 de Inglaterra y la propuesta de la Comisión Castrilli de principios de este siglo en Argentina, que básicamente plantean: A: Mejorar los estadios con la colocación de asientos numerados, el aislamiento de las hinchadas locales de las visitantes, la eliminación de alambrados o de fosos que separan la cancha de los graderíos, el establecimiento de la evacuación de los asistentes en no más de 8 minutos mediante el diseño de rutas, accesos y salidas expeditas. B) Prohibir el consumo de productos psicotrópicos y controlar el consumo de alcohol dentro de los estadios, mediante cupos por persona y el señalamiento de los lugares permitidos (no en los asientos). En el Ecuador esta medida es de difícil aplicación porque ciertas bebidas auspician este deporte. C) Ubicar los sistemas de video vigilancia, impulsar el trabajo de inteligencia y la construcción de una policía especializada en la violencia del fútbol. 23 En estos últimos años han sido asesinados en el Ecuador varios dirigentes de clubes, en manos del sicariato, sin que las investigaciones de la policía hayan logrado aclarar los hechos. 24Ya es ampliamente conocido el caso del “coyoterismo” que fue descubierto en los viajes de la selección nacional del Ecuador hacia el exterior o también como un ex árbitro con carnet FIFA; convertido en periodista deportivo de un canal de televisión, fue detenido en EEUU trasladando heroína.
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D) Diseñar un marco legal muy riguroso, en tanto se trata de una violencia particular que cae en el ámbito de la seguridad ciudadana. E) Hay que transparentar lo que está oculto: en el fútbol como en la sociedad– hay una economía formal y otra subterránea; aunque desgraciadamente con crecimiento acelerado de la segunda y con mucha hipocresía de la primera. Hoy los sponsors no se dirigen solo a los clubes sino también hacia las hinchadas, convertidas en actores privilegiados del espectáculo, gracias a la televisión. F) Establecer un pacto público entre dirigencia, medios de comunicación, empresa privada, barras y jugadores, sobre la base de actores transparentes y de rendición de cuentas. G) Romper con el efecto realidad que producen los medios de comunicación, con el periodismo vinculado y con la visión simplista del fenómeno. Se requiere un periodismo de investigación, para que la cobertura sobre la violencia en y fuera de la cancha no produzca una espectacularización de la violencia, como si este deporte careciera de pasión o de alguna manera estuviera incompleto sin ella. Estas acciones significan importantes adecuaciones de los estadios, que deben ser financiadas con créditos estatales y no con el incremento del precio de las entradas, para que no se produzca un recambio social de las hinchadas y una mutación en los patrones culturales de participación en los partidos. Porque siempre habrá el peligro de que con estas medidas los hinchas se conviertan en espectadores controlados y disciplinados, alejados de la participación en el partido; es decir, de la pérdida de su condición de actor.
8. Bibliografía Alabarces, Pablo (2009). Crónicas del Aguante: fútbol, violencia y política, Ed. Capital Intelectual, Buenos Aires. Carrión, Fernando (2008) “Violencia urbana: un asunto de ciudad”, en: Revista EURE, No 103, Ed. IEUT, Santiago. Carrión, Fernando, Editor (2008). La biblioteca del Fútbol Ecuatoriano, Ed. FLACSO–IMQ, Quito. Galeano, Eduardo (1995). Fútbol; Sol y sombra García Candau, Julián (1996). Épica y lírica del fútbol. Madrid: Alianza Editorial. Sebrelli, Juan José (1998), La era del fútbol, Ed. Sudamericana. Sozzo, Máximo (2008). Inseguridad, prevención y policía. Reflexiones desde el contexto argentino. Quito: FLACSO–Ecuador.
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Oscar Concha Zambrano Médico Deportólogo
oscarconcha@andinanet.net
… pero el cuerpo del ecuatoriano siempre fue invisible, ligado patológicamente, por religiosidad, casi solo a lo sexual. El cuerpo del ecuatoriano ha ocupado un espacio de casi pecado y pasa la mayor parte de la historia escondido, no nombrado.
El cuerpo del ecuatoriano
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El cuerpo oculto del ecuatoriano
de dibujar nuestros cuerpos y los hemos comparado con otros. No hemos terminado esa tarea.
Los ecuatorianos no hemos aprendido a definir nuestro cuerpo, lo tratamos de ocultar muchas veces, y otras tratamos de hacerlo lo más parecido al cuerpo ajeno de algun modelo blanco no ecuatoriano, y eso frustrantemente nos lleva a obsesivas rutinas en gimnasios, dietas absurdas y uso de mágicos productos. La salud es lo que realmente interesa y eso nada tiene que ver con cirugías plásticas para parecernos a otros.
La falta de identidad es la contraseña que nos autoriza a entrar en ese territorio en donde se define al cuerpo del ecuatoriano, definirlo como ecuatoriano en sus características propias y descubrir que el cuerpo del ecuatoriano como tal no ha sido reconocido, porque parcialmente o como un todo, no nos gusta, no se ajusta al modelo anglosajón que quisiéramos.
El cuerpo aparece con la fuerza de una imagen en la victoria deportiva, en la belleza que se muestra, en la sexualidad que se esconde. El cuerpo es lo que nos representa, es nuestra identidad y la cultura misma se construye con esas imágenes. Cuando esto sucede nos damos cuenta que no existe una definición del cuerpo ecuatoriano, no existe ni siquiera un espacio para ubicarlo, es simplemente el cuerpo sin identidad, el cuerpo como los otros. Esto sucede ya que en Ecuador, un espacio geográfico tan diverso, conviven poblaciones que por aislamiento han adquirido características definitorias, elementos culturales e incluso características corporales propias. Y así el cuerpo del ecuatoriano se ha construido con microhistorias provincianas y con pensamientos sobre el mismo a mitad de construir, con la ausencia de un elemento integrador. El cuerpo siempre ha sido el eje generador de lo social, cultural y temporal, pero el cuerpo del ecuatoriano siempre fue invisible, ligado patológicamente, por religiosidad, casi solo a lo sexual. El cuerpo del ecuatoriano ha ocupado un espacio de casi pecado y pasa la mayor parte de la historia escondido, no nombrado. El cuerpo del ecuatoriano es el origen de todo, de ahí parte su capacidad: de pensar, de trabajar, de modificar su entorno; de ahí parten sus necesidades: de alimentarse, de protegerse, de realizarse, de reproducirse y por eso el cuerpo se moldea y da forma a la sociedad en base a esas realidades de vida y supervivencia y aunque a menudo no aparece el cuerpo como el generador, es definitivamente el eje y origen de lo cotidiano, de lo que constituye la materialidad del país. Al cuerpo lo alimentamos, lo embellecemos, lo enfermamos, lo ocultamos, lo mostramos, lo entregamos, lo usamos; pero, para entender al cuerpo, hay entonces que entender la sociedad.
Cada sociedad escribe un código particular para los cuerpos y nosotros a lo largo del tiempo corporalmente seguimos esclavizados por la imagen del blanco como lo bello e ideal. El cuerpo del ecuatoriano como un símbolo dentro de los límites que culturalmente lo contextualizan tiene que ser definido por la interpretación cultural que cada grupo étnico establece, es una compleja linealidad que compone una geografía andina de segmentos planos, cóncavos y convexos, una geografía de segmentos grandes y pequeños limitados por el mar o la amazonia, una geografía de segmentos prohibidos como los de pobreza extrema, negritud e indigenismo y otros de fácil exhibición. La aceptación y la pertenencia a un grupo definido –indígena, negro– es algo realmente nuevo en la sociedad ecuatoriana, determinantes políticos con más fuerza que los culturales, han mostrado hacia todos, las diferencias que antes se ocultaban. Ser indio y ser negro es un orgullo abstracto para una sociedad que basa su identidad en privilegiar lo blanco y negar lo “otro”. El mestizaje se lo acepta con resignación, aferrados a características corporales de blanco y fortaleciéndolo; en una cultura blanqueada día a día con el poder económico, que diseña los espacios de nueva “blanquitud” y que llegan a ser modas, ciudades y barrios, marcas de autos y hasta equipos de fútbol. Son los cuerpos blancos, mestizos-blancos, los indígenas, mestizos-indígenas, los negros, los mestizos-negros, los mestizos-mestizos los que forman la sociedad ecuatoriana y esta absurda clasificación es inadecuada ya que no muestra espacios definidos de identidad, son más importantes las diferencias económicas para establecer el grado de blanco y los privilegios que ello implica tácitamente. Si bien en los últimos años, un fuerte proceso de migración ha urbanizado nuestra sociedad, ciertas características se mantienen en grupos definidos, hay características antropométricas, culturales, diferenciadoras.
Cuerpo e identidad El deporte ha sido en los últimos años un factor importante de identidades nacionales, triunfos deportivos de selecciones, victorias individuales a destacar, nos han hecho pensar en nuestros cuerpos como capaces de ser fuertes, veloces, resistentes y tímidamente hemos iniciado la tarea
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Y…ante esa diversidad ¿Cómo definir un cuerpo ecuatoriano? Tenemos entonces que analizar lo que creemos y lo que realmente somos, lo que aspiramos y logramos en términos de corporeidad.
La aceptación y la pertenencia a un grupo definido –indígena, negro– es algo realmente nuevo en la sociedad ecuatoriana, determinantes políticos con más fuerza que los culturales, han mostrado hacia todos, las diferencias que antes se ocultaban.
Cuerpo y diversidad Para quien vive en el campo y participa de una comunidad indígena el cuerpo cumple un rol económico biológico, es herramienta de producción, es trabajo y capacidad de reproducción, el cuerpo no es primariamente la identidad que se exhibe e individualiza, no hay ninguna significación con el sobrepeso, la postura, el desarrollo muscular estético. La actividad física, el deporte, no tienen ninguna relación con el cuidado del cuerpo en el área rural, se limita a la práctica de alguna actividad deportiva en épocas de fiestas y no importan el nivel técnico o la capacidad de rendimiento físico, se privilegian los uniformes, las madrinas, la comida y el festejo final. Es una fiesta, solo eso. En la zona urbano marginal aparecen casi siempre las mismas personas del segmento rural. Cuando migran a la ciudad y ocupan espacios de marginalidad, el cuerpo asume otro rol y es más fuerte la interpretación del cuerpo como medio de trabajo, de subsistencia, de supervivencia. Pierde espacio el rol de reproducción, casi todo es trabajo para sobrevivir, para mejorar económicamente. La actividad física tampoco tiene que ser interpretada como una forma de ser más sanos o verse mejor, esa relación no existe. La actividad física se expresa por medio del deporte que cumple un rol importante en la socialización, ya no es la fiesta. Son de mucha importancia los campeonatos especialmente de fútbol y vóley los cuales se desarrollan con un público eminentemente familiar, ya que la socialización hace que toda la familia se integre al juego, por esa misma razón al final del encuentro deportivo el alcohol –otro elemento de socialización – es tan importante.
La actividad física, el deporte, no tienen ninguna relación con el cuidado del cuerpo en el área rural, se limita a la práctica de alguna actividad deportiva en épocas de fiestas y no importan el nivel técnico o la capacidad de rendimiento físico, se privilegian los uniformes, las madrinas, la comida y el festejo final. Es una fiesta, solo eso.
Para el habitante urbano, el cuerpo tiene otra interpretación: es su identidad, lo que exhibe en el juego de la interrelación social, es su forma de asumir significado en el mercado, de hecho en esto se fundamentan las modas, las marcas, los juegos de un poder social que se compra y se mide en el cuerpo. En la zona urbana se compite por ser, por aparecer, por significar y para eso está el cuerpo con sus parámetros de belleza, sensualidad, vitalidad, elegancia, moda; es la única arma que se exhibe. Las excesivas preocupaciones por la imagen corporal surgen en el área urbana en función de los cambios de la sociedad, que crean una necesidad autónoma de mostrarse ante los demás y ser aprobado, mencionado, conocido, referido. También como necesidad urgente de autoconfianza y sentido de individualismo, tanto la confianza, como el individualismo se relacionan con eso llamado felicidad. En el área urbana hasta la salud transfigurada significa belleza, capacidad deportiva, poder; los cuerpos anónimos empiezan la carrera por tener un cuerpo que se define como sano y bello por los medios de comunicación.
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Al cuerpo se lo relacionó ya en principio con la salud, hubo una preocupación del cuerpo como medio de producción, a eso llevó la revolución industrial; el estado comienza a preocuparse más por la salud alrededor de intereses económicos, cuerpos saludables y productivos, eso crea incluso nuevas formas de cuidado corporal, de higiene. El cuerpo es una fuerza colectiva y hay control de la salud, de la demografía, de la higiene, de la alimentación, aparece un sistema de normalización y una distinción entre lo normal y lo patológico, se crea una forma de definir el comportamiento en la ciudad, es bueno lavarse las manos después de usar el baño, cortarse las uñas, bañarse con frecuencia, oler bien, no comer en puestos callejeros poco higiénicos.
Las excesivas preocupaciones por la imagen corporal surgen en el área urbana en función de los cambios de la sociedad, que crean una necesidad autónoma de mostrarse ante los demás y ser aprobado, mencionado, conocido, referido. También como necesidad urgente de autoconfianza y sentido de individualismo, tanto la confianza, como el individualismo se relacionan con eso llamado felicidad.
Es el momento de la construcción del espacio urbano fundamentalmente, surgen estrategias higienizantes y la medicina cobra fuerza con un interés de prevención de enfermedades, todos los médicos son higienistas en esta época y luchan contra el carácter rural de una medicina casera, luchar por ejemplo con aquello de no bañarse 40 días después del parto. Comienza también la preocupación por la indumentaria ya no solo como identificación de casta social, sino por la comodidad, el aseo y esto va también a las casas. El estado ya no controla la higiene como forma de salud corporal, ahora es el mercado el que crea necesidades y redefine la salud, ya no hablemos de ausencia de enfermedad ahora la salud es juventud, sexualidad, dinero. En las décadas finales del siglo anterior hay un importante cambio en la conceptualización del cuerpo, que pasa de cuerpo saludable productor a cuerpo saludable consumidor, los procesos de globalización son muy importantes en este cambio ya que generan una radicalización del discurso neoliberal, hay una mayor libertad individual y se presenta una nueva configuración incluso de la felicidad que se sustenta en el poder, en la capacidad de consumo, en la tendencia material de marcas y tecnologías como factor de identidad de cada individuo. El cuerpo ecuatoriano urbano quiere ser lo más parecido al cuerpo de la publicidad. El cuerpo como tal siempre ha estado unido al concepto de belleza, desde la sencilla y erótica desnudez de los pies y tobillos capaz de causar respuestas eróticas a inicios del siglo XX, a la presencia cada vez mayor, de piel, de segmentos antes prohibidos, que ya no causan tanta respuesta. El ecuatoriano cambió la visión de su cuerpo de manera más bien rápida aunque a veces aprendiendo pautas ajenas. El concepto de belleza también ha cambiado, la mujer bella era así calificada juzgando no solo su apariencia física, su cuerpo, ya que una mujer bella era sinónimo de esposa, por eso la belleza femenina implicaba de manera indirecta también otro tipo de atributos no físicos como solvencia
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… Es el momento de la construcción del espacio urbano fundamentalmente, surgen estrategias higienizantes y la medicina cobra fuerza con un interés de prevención de enfermedades, todos los médicos son higienistas en esta época y luchan contra el carácter rural de una medicina casera, luchar por ejemplo con aquello de no bañarse 40 días después del parto.
… La mujer ideal era de un cuerpo con un excesivo porcentaje de grasa, definitivamente gorda, “buena moza”, casera –de su casa–, recatada en el vestir, y ese cuerpo representaba exactamente la función que cumplía social y culturalmente en la comunidad: reproducción, cuidado de la casa y de la familia.
… Una reacción interesante, una excepción en esa escala estética de blanca delgadez, lo constituye la exuberancia como tal, especialmente en sectores más populares: una tecnocumbiera no puede ser delgada. Lo que deja al descubierto las modificaciones culturales que se dan al interior mismo de la sociedad ecuatoriana, otros grupos sociales desprecian esa música y esa presencia exuberante y de moda, considerándola de mal gusto.
El promedio de talla de la ecuatoriana es de 154cm. el promedio de talla del ecuatoriano es de 163 cm…. ser tan distintos al modelo obliga a esconderse, avergonzarse, sentirse inferior, obliga a ser otro.
moral, capacidad para el trabajo casero y fundamentalmente la maternidad. La mujer ideal era de un cuerpo con un excesivo porcentaje de grasa, definitivamente gorda, “buena moza”, casera –de su casa–, recatada en el vestir, y ese cuerpo representaba exactamente la función que cumplía social y culturalmente en la comunidad: reproducción, cuidado de la casa y de la familia. En cuanto a belleza masculina, ni se consideraba lo corporal, ya que se conceptualizaba al hombre como trabajador, respetuoso, buen proveedor, buen padre y marido. Pensar en el cuerpo masculino era anormalmente pecaminoso y no tenía por esa misma razón una relación erótica destacable. El cuerpo femenino ecuatoriano es el que más ha cambiado, la mujer ecuatoriana se ha hecho más visible corporalmente, ha dejado su espacio eminentemente casero, hogareño, de casa adentro, privado; se redescubre el cuerpo femenino, es juzgado, deseado, comienza con interés a ser utilizado como forma de comunicación, para vender cualquier producto lo que exige que se defina un patrón estético que se muestre vendible, agradable al mercado.
Cuerpo y moda En el proceso de construir los patrones estéticos, se siguen normalmente reglas impuestas, las cuales por ajenas en términos de etnicidad no son fáciles de alcanzar ya que exigen un esfuerzo de desnaturalización, de alcanzar otra identidad. La moda se establece como resultado de un mercado ávido de nuevas experiencias y espacio de creatividad y llega a las mujeres para imponer incluso características antropométricas específicas que se adaptan mejor a la exposición que la moda genera. La mujer ecuatoriana en la década de los 50 del siglo anterior procuraba una imagen a lo Greta Garbo, en el 60 a lo Brigiet Bardot, es decir esto de asimilar características corporales de belleza no es nueva en la sociedad ecuatoriana. Es a partir de finales de la década del los 80 que la preocupación urbana por el cuerpo femenino se hizo muy importante, el cuerpo ya más mostrado, establece reglas de belleza más claras pero también más difíciles de alcanzar, se inicia el ritual por el cuerpo perfecto. El crecimiento de la publicidad, especialmente en el siglo anterior y de la mano de la televisión, genera una visión nueva del cuerpo femenino ecuatoriano, aparece la seducción no oculta para influenciar en el mercado y, claro, como lo que la publicidad siempre muestra es un mundo ideal y perfecto, los cuerpos que se muestran también se venden con ese carácter de perfección y en el imaginario colectivo se suman características que definen la belleza del cuerpo: joven y seductor sin celulitis, sin grasa localizada, sonrisa perfecta, sin manchas en la piel. Definir el cuerpo femenino perfecto es fácil, es definir a una
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mujer anglosajona, alta, extremadamente delgada, senos redondos e incomprensiblemente más grandes considerando la falta de grasa de su cuerpo, pero así aprendemos de cuerpos femeninos bellos cada día. Esos rituales implican una preocupación que altera hasta hábitos de vida en la sociedad ecuatoriana urbana, aparecen con fuerza los gimnasios, las dietas, el cuerpo se expande y deja el carácter eminentemente biológico para ser poderosa forma de comunicación, de expresión, de socialización. Los productos de belleza y perfeccionamiento corporal juegan con lo subjetivo de la interpretación de nuestra imagen y se convierten, casi sin que nos demos cuenta, en productos de salud y se venden en droguerías o cadenas de farmacias. Pero sigo con la interpretación de la belleza del cuerpo. Arranco con el hecho que la belleza es abstracta, la belleza humana interpretable, por lo tanto hay muchas interpretaciones de belleza y como buenos ecuatorianos y ecuatorianas no nos pondríamos de acuerdo en lo específico de la belleza limitada, descrita, definida. Sin embargo hay algo innegable que nos enseñan y aprendemos a calificar la belleza. Desde muy pequeños estamos expuestos a grandes escenarios en los cuales se presentan las cosas bonitas, los ideales y claro en esos escenarios solo aparecen las personas bellas, los rostros bellos, los cuerpos bellos. Esos escenarios cautivantes e insustituibles son los medios de comunicación, la publicidad. Lo único realmente nuestro es la imagen corporal, tener un cuerpo perfecto es parte de un sueño de promoción y reconocimiento social aprendido de personas exitosas y de comerciales, es un producto ofrecido por la publicidad, es exitosa esa presencia en la medida que se ajusta a lo estético y a la moda. Hay aquí una reacción interesante, una excepción en esa escala estética de blanca delgadez, lo constituye la exuberancia como tal, especialmente en sectores más populares: una tecnocumbiera no puede ser delgada. Lo que deja al descubierto las modificaciones culturales que se dan al interior mismo de la sociedad ecuatoriana, otros grupos sociales desprecian esa música y esa presencia exuberante y de moda, considerándola de mal gusto. Desde siempre el cuerpo del ecuatoriano se ha mostrado obligatoriamente en los medios de comunicación como el cuerpo del blanco y eso, impuesto como modelo, crea personas ecuatorianas, seres ecuatorianos, viviendo la frustración de no alcanzar el cuerpo, la belleza o el poder de esa persona tan artificiosamente vendible, comestible, transfigurable y sobre todo ajena. El promedio de talla de la ecuatoriana es de 154cm. el promedio de talla del ecuatoriano es de 163 cm…. ser tan distintos al modelo obliga a esconderse, avergonzarse, sentirse inferior, obliga a ser otro. Se aprende que bella es: ser alta, rubia, piernas largas, la delgadez, los ojos claros, senos grandes, definitivamente bellas; lo único malo es que mayoritariamente las ecuatorianas no
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son así y se establece una belleza en base a modelos ajenos a nuestra condición. Pero todos son blancos desde el bebé del anuncio de pañales, hasta el jubilado que puede viajar con facilidad, desde la mamá que espera a su hijo blanco que llega a la escuela a tomar un jugo artificial, hasta la mujer con poca ropa anunciando un nuevo teléfono celular. No solo nos interesa el cuerpo sano, sino también y dolorosamente más importante: el cuerpo joven, la juventud es entonces objeto de consumo interpretado en diversas formas de traducir ese sentido de conservación de la juventud ya sea vinculándole a la belleza, a la práctica de deportes, a la vida sexual. Y ese miedo de perder la juventud hace que cuerpos cada vez mayores se impongan dolorosas rutinas de ejercicios de elongación, musculación y resistencia, los resultados son variados a veces no sé ni cómo calificarlos, yo los llamo “deportistas por miedo”: El miedo a verse viejos, con sobrepeso, con niveles altos de colesterol en medio de una comunidad que expone la juventud del cuerpo como marca de consumo. Hace unos años cuando inicié investigaciones de somato tipología, un estudio con respecto a la importancia de los segmentos corporales, demostré que las respuestas masculinas se orientaban a juzgar las piernas como el segmento corporal más llamativo, luego las respuestas cambiaron hacia las nalgas y ahora están más populares las respuestas que priorizan a los senos femeninos. En cuanto a las mujeres ellas contestaban que la musculatura masculina era el elemento corporal que más impresionaba, luego las respuestas fueron cambiando y comenzaron a describir solo la musculatura abdominal y actualmente le dan más importancia a las nalgas masculinas. Estas respuestas muestran no un cambio de preferencias de los ecuatorianos y ecuatorianas, sino simplemente una más abierta aceptación de la relación cuerpo-sexo. “Las personas son libres de escoger lo que quieren hacer con su cuerpo”, es una libertad mentirosa, la sociedad obliga a ser, a aparecer en medio de todos, a destacarse y se tiene que ser lo más parecido al modelo corporal creado por la publicidad, ese que ya existe en la memoria colectiva y que es típicamente californiano, berlinés o londinense, entonces las opciones no existen, son discursos poco inteligentes que marcan rumbos ya conocidos, más bien consolidamos aquello de un cuerpo unificado en la belleza, la aptitud física. Ser un deportista obligado por ser delgado no es nada saludable, someterse a cirugías plásticas para ser lo más parecido a otro ser humano, no es nada saludable. Construyamos nuestro cuerpo, nuestra imagen corporal desde la base de la aceptación, de reconocer nuestro cuerpo como lo que es, un privilegio material del universo para traspasar los días y los años.
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Carolina Donoso Licenciada en LEAI uio33@live.com
Deporte: ¿Una necesidad moderna?
“El fenómeno del deporte puede ser observado desde varios ámbitos. Ahora yo lo veo desde su lado mas básico, su razón de ser. Nos gusta hacer deporte y lo hacemos si tenemos tiempo pero; ¿Porque lo hacemos, en el sentido de su razón más básica? ¿Y como ha evolucionado esta razón hasta la actualidad? ¿Que es el deporte en la actualidad? Existe una necesidad básica del ser humano de moverse y, actualmente los seres humanos nos movemos poco en comparación con nuestros antepasados mas lejanos. Pasamos horas frente a una pantalla ya sea de televisión o de computador. Esto, lamentablemente después de varias generaciones de sedentarismo, nos ha traido enfermedades psicosociales y modernas devastadoras.”
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En este tipo de sociedad lo que se ve naturalmente como “sobre saciado” nos va a resultar feo, mientras que en una sociedad de pocos recursos, alguien notoriamente “sobre saciado” incluso puede aparecer como algo bello.
Tengo 25 años y debo pensar en el ejercicio que realizo diariamente. De hecho desde que somos pequeños se nos enseña a pensar en esto y lo importante que es para nosotros. Pero debo decir que actualmente me siento culpable cuando el fuerte ritmo moderno no me permite realizar este tipo de actividades. El no verme lo más parecida a aquellas muchachas cuyas vidas giran en torno a lucir de una manera que se podría decir “fibrosa” en el mejor de los casos y escuálidas en el peor de los casos, me causa frustración al igual que a muchas mujeres y también hombres hoy en día. Esto y otros fenómenos sociales son un efecto de la modernidad, así como podría ser “el deporte” Al respecto hay algo que acotar. En la actualidad no nos sorprende ni nos estorba ver una figura que en otros momentos hubiera sido signo de enfermedad. Es así que ver a una adolescente de poco comer, de carnes cortas y de huesos notorios, no será mayormente conflictivo para nosotros. Así mismo ver a su homóloga en salud, pero con unos kilitos de más y no de menos, nos resultará un poco perturbador, tomando en cuenta dos casos de dos chiquillas que por su peso, muy alto o muy bajo, podrían tener problemas variados.
… uso la frase “necesidad moderna de realizar trabajo físico” o traducido a términos actuales “hacer ejercicio o deporte”, porque este tipo de actividades antes inherentemente garantizaban nuestra calidad vida, sin que se tomaran en cuenta conscientemente como ejercicio físico.
A menudo nos sentiremos culpables por no levantarnos temprano en la mañana, después de un día de cansado trabajo intelectual, a realizar eso que nuestro cuerpo nos pide, el “trabajo físico”.
A esta realidad que mis ojos perciben como normal le llamo: el fenómeno de la sociedad sobre saciada. En este tipo de sociedad lo que se ve naturalmente como “sobre saciado” nos va a resultar feo, mientras que en una sociedad de pocos recursos, alguien notoriamente “sobre saciado” incluso puede aparecer como algo bello. Es así que en la edad media, en los siglos 13 y 14 en la sociedad europea, se veía muy bien a una mujer “sobre saciada”; era bella. Bueno esta historia ya muchos la conocemos e incluso tal vez hemos debatido con nuestros amigos y cercanos sobre cómo la belleza y la apreciación de la belleza, que aunque parezca natural, es inherente a la cultura en la que ha vivido la persona y por tanto las situaciones que ha vivido día a día, ya sean de opulencia o de bajos recursos. Finalmente y para quedar claros en este punto se puede decir que en la sociedades “más avanzadas” en la actualidad, por decirlo de alguna forma, el hecho de tener lo suficiente para comer ya no ha sido un problema y la percepción de los problemas ya se ha trasladado a otros lares como por ejemple el otro extremo, la obesidad. Por tanto el perfil de belleza en estas sociedades va a estar apuntado a lo que actualmente es difícil obtener, es decir una figura delgada, cuando antes esto simplemente era inherente a una manera de vida habitual relacionada a comer lo suficiente para satisfacer la necesidad de sobrevivir y al tipo de actividades que realizábamos. Hágase referencia a dos puntos sobre lo dicho: la naturaleza humana parecería estar siempre obsesionada con lo que se le hace difícil obtener disminuyendo su posibilidad de felicidad; como ejemplo, si yo dejo de comer todo el día es probable que todo el día me pase pensando en cómo quiero comer, pero si dejo de enfocarme en lo que no tengo y me enfoco en lo que sí tengo se me hará más fácil poder sobrepasar ciertas situaciones Ej: muerte de una persona, dejar el cigarrillo, ga-
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nar más dinero, ir al campo. Este enfoque y este ejemplo son algo exagerados, pero describen y relatan nuestra forma, tal vez natural pero controlable, de enfocarnos solamente en lo que se nos hace difícil tener al momento. Es así que podemos decir que nuestra necesidad constante de algo, generación tras generación, puede cambiar lo que percibimos de las cosas, si algo es “lindo o feo”, “malo o bueno”, a causa de lo que se podría tratar de un instinto evolucionista y acumulador de tecnología insaciable, que nos hace pensar solamente en lo que “nos falta”. Habiendo revisado esto, y en relación al tema expuesto, se puede decir varias cosas: sí, actualmente queremos lucir esbeltos, tanto hombres como mujeres; sí, es un efecto cultural y situacional; y sí, es posible que algo que ha sido natural y hasta trivial por casi toda nuestra historia, se ha convertido en una necesidad “moderna” dentro de nuestros ajetreados días. Todo apunta a que cada vez nos moveremos menos. Las actividades de trabajo físico en el ser humano, antes simplemente inherentes a nuestra naturaleza, son actualmente totalmente sub valuadas. Cocinar, cultivar comida, limpiar, e incluso las actividades artísticas son cada vez menos valoradas y las hacemos menos. Y uso la frase “necesidad moderna de realizar trabajo físico” o traducido a términos actuales “hacer ejercicio o deporte”, porque este tipo de actividades antes inherentemente garantizaban nuestra calidad vida, sin que se tomaran en cuenta conscientemente como ejercicio físico. Incluso parece ser que los niños, quienes naturalmente necesitan moverse mucho para tener huesos y corazones sanos, están destinados a una vida joven más pasiva frente a un aparato electrónico que genera motivadores cerebrales más fuertes que los de correr, saltar y gritar, como son los juegos de video, la televisión y demás. Tenemos lavadoras de platos, comidas pre-elaboradas, e incluso información intelectual ya digerida directo a nuestro cerebro a través de la TV. ¿Tendremos un pensamiento intelectual más avanzado? Sin duda alguna, pero ¿mejor calidad de vida?... ¿Podremos crear nuestro propio pensamiento, darnos un brinco entre nuestras actividades diarias para meditar sobre algún tema y darle profundidad con el tiempo? o ¿Estaremos demasiado sumidos en las actividades interminables y compromisos del día a día, acumulando algo nuevo, haciendo un check en nuestros compromisos sociales y culturales?: Un carrera profesional, check, viajes, check, un nueva camiseta de moda, check, un matrimonio, check, hijos aislados sin padres check. Y finalmente ¿será que en algún momento incluso alguien nos “de” haciendo el amor mientras estamos sentenciados a seguir acumulando y poniendo checks? Dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a un solo tema, especializándonos y haciéndonos inútiles para cualquier otra tarea. Llegamos a nuestros hogares agotados a ver televisión
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y comer algo preparado, nos frustramos por no ser como aquellos que salen en la televisión, que se han especializado en ser delgados, y por no tener lo que se ofrece en la TV. Salimos a comprarlo, y volvemos al ciclo de trabajo, televisión, frustración y compra. “La vida es aquello que sucede mientras estás ocupado haciendo otras cosas” dice John Lennon. Y bueno, los doctores afirman que realizar ejercicio es necesario para mantener los sistemas respiratorio, cardiovascular, digestivo, muscular y nervioso, y por ende a nuestra mente; pero la pregunta que nos estamos haciendo ahora es entonces: ¡¿Cuándo?¡ ¡¿Cuándo lo voy a hacer?! ¡¿Cómo me voy a organizar en mi tiempo?! Compárese usted con los primeros homo sapiens, genéticamente idénticos a nosotros. ¿Cuánto se movían al día y cuánto consumían? ¿Cuánto se mueve usted y cuánto consume? Un vaso de Coca Cola es equivalente en promedio de azúcares a veinte guayabas. Entonces, ¿cree usted que se preocuparía una persona en esos tiempos de obesidad y falta de ejercicio, o de la anorexia de su hija o amiga? Piénselo y medite sobre nuestra forma de vida y hacia dónde queremos ir, y hacia donde estamos empujando a nuestros hijos. El buscar un tiempo para realizar actividades necesarias para nuestro cuerpo, el socializar, tener energía para hacer el amor, educar y criar a nuestros hijos; y el pensar que tenemos lo que necesitamos y podemos ser felices con eso, se ven interpuestos con las necesidades “modernas”. A menudo nos sentiremos culpables por no levantarnos temprano en la mañana, después de un día de cansado trabajo intelectual, a realizar eso que nuestro cuerpo nos pide, el “trabajo físico”. Si todo esto es cierto y nos ponemos a pensar en las sociedades “sobre saciadas” (en todos los sentidos), se puede suponer que no tienen la oportunidad de realizar ejercicio porque no tienen tiempo. La respuesta a esta falta de tiempo y a esta necesidad por trabajo físico es “sub-alimentarse” para no engordar (anorexia) o sobre-alimentarse en relación a las actividades físicas diarias (obesidad). Las palabras “fibroso” y “saludable” no entran en las características del 98% de los casos actuales. Creo que esto ya no tiene que ver con el deporte. ¿Que es bueno el deporte? ¡Claro que es bueno! ¿Que todos debemos realizarlo? ¡Claro que sí!, ¿Que es una solución a medias de todo lo dicho? ¡Claro!, pero no hay mucho más que decir sobre esto. Debemos estar conscientes de que realizar actividades físicas va más allá de si es necesario o no; debemos saber qué viene detrás de toda esta “necesidad”. Entonces le recomendamos firmemente tener una actitud “científica” sobre qué significa para nuestro cuerpo realizar deportes que involucren trabajo físico, y también profundizar sus conocimientos sobre cómo nuestro músculos, órganos, nervios, huesos y mente no podrían vivir sin este ejercicio, sin importar cuánto tratemos y cuanta tecnología tengamos.
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Patricio Donoso Chiriboga patriciodonoso@hotmail.es
El deporte hace ...Grande El deporte hace amigos, forja el carácter y mucho, muchísimo más
Junto a la religión, la farándula y la política, es el acto humano que mayor pasión colectiva produce en el ser humano. Su práctica forja el carácter y autoestima, hace amigos y precautela la salud corporal y mental. Su éxito genera fama y fortuna que marca estilos de vida. Salir de la pobreza a través del él ha producido un colosal fenómeno social. Ganar requiere de coraje, carácter y disciplina. Su disfrute en familia es la receta perfecta de superación. Ejerce enorme poder en la política, economía y más; y no siempre se practica el “Fair Play” pues hay apuestas clandestinas, sobornos, suplantaciones, dopaje y pasión desbordada. La gente del planeta se divierte jugando y/o mirando deportes y hay que vivirlo con intensidad y honestidad.
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El deporte ha producido estos “supermanes” nacidos aquí en el planeta tierra y no en el planeta criptón, no han tenido que ponerse unos falsos lentes para simular ser Clark Kent sino que son abiertamente super héroes y abiertamente ricos y abiertamente famosos.
El deporte, desde el punto de vista sociológico, cumple una extraordinaria tarea. Practicado masivamente, o no, genera amigos y nada más gratificante que esto, particularmente en un mundo cada vez más competitivo y “guerrerista”. Nada más igualitario y democrático que la práctica deportiva. Un caso espectacular es sin duda la del menudo futbolista Franklin Salas. El Mago ha logrado plasmar el deseo del cantante brasileño Roberto Carlos al “tener un millón de amigos” y ser un referente de triunfos y superación. No cabe duda que Salitas, como cariñosamente le dice la gente, es una David convertido en auténtico Goliat, gracias al mágico deporte, gracias a su habilidad y calidad, a su don de gentes y su carisma, su autoestima y su carácter afable y bondadoso. El “olé, olé, olé, olé Salas, Salas” retumba en el estadio como un canto al éxito de este pequeño pero gran deportista. Salitas se ha convertido en un ídolo muy querido por todos. El deporte le ha hecho GRANDE. Más allá de los amigos con los cuales se comparten las actividades deportivas, nuestros cuerpos y músculos mayores como el corazón agradecerán siempre esa energía que emana de su práctica y que produce milagrosamente una buena salud corporal y mental.
… En la antigua Grecia, la prueba de capacidad física era el pentatlón, que no es más que el conjunto de las cinco pruebas clásicas: carrera, salto, lucha, lanzamiento del disco y de la jabalina …
La gente sigue a los triunfadores y por supuesto trata de emularlos. El deporte tiene esa virtud también. Por eso es que todo deporte tiene su íconos, sus símbolos y sus referentes, además de sus ídolos reverenciados. El deporte y su buena práctica son un ejemplo a seguir por parte de niños, jóvenes y adultos alrededor de todo el planeta. Miles quisieran jugar al fútbol como Pelé o Maradona, o quizás como Zidane o Johann Cruyff o ser tan bueno como el genial Alfredo Di Stéfano y hoy en día como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo. O conducir un Fórmula Uno a lo Michael Scumacher en sus mejores tiempos o hacer lo que Rafael Nadal o Nicolás Lapentti con una raqueta de tenis en la mano. Tener la elasticidad corporal de la rumana Nadia Comaneci y la calidad del rey del baloncesto Michael Jordan. Muchos quisieran pegar tan bien y certero como lo hizo Muhammad Alí, antes Cassius Clay. Y acá, en nuestro medio la ilusión de ser tan hábiles como lo fueron Polo Carrera y Alex Aguinaga, sin olvidar al mítico Albero Spencer; y hoy lo son Antonio Valencia y el Chucho Benítez. Cuántos quisieran haberlo ganado todo en la marcha como el medallista olímpico Jefferson Pérez.
Éxito y fama en el deporte El éxito deportivo marca estilos de vida. En Europa especialmente, la fama se asocia además al dinero. Los depor-
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tistas de élite son millonarios y muy envidiados también. Tantos quisieran ser como ellos o por lo menos parecidos a ellos. Parecidos en su calidad de juego y también en su forma de ser, en su vida y en su enorme poder económico. En otras palabras, estos astros se convierten en ídolos y referentes de millones de personas. Representan el sueño de la gente menuda particularmente. El deporte ha producido estos “supermanes” nacidos aquí en el planeta tierra y no en el planeta criptón, no han tenido que ponerse unos falsos lentes para simular ser Clark Kent sino que son abiertamente super héroes y abiertamente ricos y abiertamente famosos. La ilusión de salir de la pobreza a través del deporte es una fiebre en todo el mundo. Acá, en nuestro medio, lo sucedido en los últimos lustros con la gente del Chota es un ejemplo singular. Notables deportistas provenientes de provincias y anejos paupérrimos del Ecuador han salido de la pobreza. Iconos tan espectaculares como el futbolista Carlos Tenorio que ha ganado mucho dinero jugando para el Al-Nasr de los Emiratos Árabes Unidos. Ulises de la Cruz y Agustín Delgado son notables ejemplos de cómo estos generosos deportistas están “compartiendo” su éxito económico con su gente, a través de fundaciones y obras de infraestructura. Acción loable digna de toda copia.
Del éxito deportivo a la farándula… los famosos imponen la moda, cortes especiales de pelo, ropas de marca, lujos de la más variada índole, tipos de auto, casas y mansiones, hobbies y placeres mundanos, amistades y parejas de la farándula. Ejemplos de esto en deportistas famosos con dinero y éxito hay muchos. Basta mencionar a los galanes David Beckham y Cristiano Ronaldo, a la rusa Anna Kournikova convertida en modelo profesional; al mujeriego golfista Tiger Woods, a los brasileños Ronaldo y Ronaldinho siempre bien comportados (…), al igual que a la guapísima tenista argentina Gabriela Sabatini que marcó época, los pelos primero frondosos y luego escasos del tenista norteamericano Andre Agassi. Y últimamente el glamoroso romance de la bellísima colombiana Shakira, la del famoso “Waca-waca”, con el defensor del catalán Barcelona y de la selección española Gerard Piqué.
Los inicios del deporte: desde Pedro Picapiedra hasta Lionel Messi El propósito del deporte es dar esparcimiento al espíritu, ejercitar la voluntad y dar belleza a nuestro cuerpo. Por eso la sabiduría popular repite muy a menudo aquello de que “Mente sana en cuerpo sano”. Otros afirman con acierto
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que hay que cuidar el templo en el cual se encuentra, temporalmente, nuestra alma. Haciendo algo de historia, bien podemos afirmar que el deporte es tan viejo como el mundo. Tan viejo que sólo es comparable, en edad, con aquella profesión que el lector está pensando pero de la cual no nos ocuparemos por ahora. Es obvio que los primeros habitantes de nuestro planeta, cuya subsistencia dependía de su fuerza muscular en gran medida, pronto se dieron cuenta de la necesidad del ejercicio físico. Allí debe haber nacido el deporte, basado en la necesidad y además en el gusto innato de competir y también de ganar. El ser humano siempre ha querido ganar y así inició su largo camino de superación. Superación constante que para poder medirla se hizo imprescindible la práctica de las destrezas como un acto humano. Y esa práctica de destrezas y habilidades es el inicio mismo de lo que hoy llamamos deporte. Deportes practicados con sus congéneres, entre iguales, entre amigos, y en ocasiones también con los que no lo son tanto. En resumen: competencia. Sana competencia y que además cumple con la noble tarea de entretenernos, pues solaza nuestro espíritu y restaura las fuerzas perdidas del cuerpo tras el duro y a veces aburrido batallar diario. Sabemos que física y sicológicamente descansar no es “no hacer nada” sino cambiar de actividad; y si esa actividad es entretenida mucho mejor. No es mi intención hablar de los tiempos prehistóricos, ni de la danza como ejercicio físico en la edad de las cavernas, sin embargo de que muchos hallazgos demuestran que los egipcios, 4.000 años antes de Cristo, ya practicaban ejercicios como la carrera, el salto, la lucha y otros de sorprendente parecido con los deportes actuales. Por aquellos mismos tiempos, los hindúes practicaban la lucha y la gimnasia y en China la secta religiosa congfu, 2.800 antes de Jesucristo, imponía a sus seguidores gimnasia con movimientos respiratorios, masajes, fricciones e hidroterapia. Además de que los japoneses, desde los primeros tiempos, han practicado el denominado “jiujitsu”, muy parecido al karate que tantos adeptos tiene en este siglo 21. En la antigua Grecia, la prueba de capacidad física era el pentatlón, que no es más que el conjunto de las cinco pruebas clásicas: carrera, salto, lucha, lanzamiento del disco y de la jabalina; todos ellos hoy deportes olímpicos practicados por nosotros y nuestros hijos.
El carácter, la templanza y la disciplina son claves en el deporte, tanto que el inglés Gary Lineker, goleador del mundial México 86, afirmó que: “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre gana Alemania” en referencia a los disciplinados teutones que han demostrado con tantos títulos que quien se esfuerza siempre triunfa …
¿Qué deporte practicar? La lógica nos dice que deberíamos practicar el deporte que más nos guste. Suena interesante, verdad de Perogrullo, pero ¿tenemos los implementos y la cancha para practicarlos? Aparecen pues nuevos elementos que nos obligarán a que practiquemos más el deporte que tenemos a mano aunque no sea el que más nos guste. Tiene algo de trágico, no? pero es la verdad. Hay que ser prácticos: ¿Si el deporte que más nos gusta es la natación tenemos una piscina o acceso fácil a una? O también ¿si queremos hacer hípica tenemos el caballo? cosa igual con el tenis cuando nos preguntemos si tenemos una cancha a mano. Se torna más difícil conseguir pistas para hacer patinaje corriente o sobre hielo. Claro que es mucho más fácil poner un par de sacos de los amigos simulando los postes de un arco de fútbol y entrarle de lleno a este popular deporte. Por eso precisamente le llamamos al fútbol el más popular de los deportes. Es que requerimos muy poco para practicarlo a toda hora y con todos los amigos. Basta un pequeño potrero o la calle, dos ladrillos como arcos, la pelotita y algunos amigos del barrio que quieran sudar un rato. Quienes aman el fútbol, el voleibol u otros bellos deportes los practican ”llueve, truene o relampaguee”, pues no los amedrentan unas cuantos gotas de agua ni el diluvio universal. La verdadera Arca de Noe es la pasión por el deporte y la competencia sana entre amigos.
El deporte fomenta la autoestima En general, el deporte ayuda a superar temores y tensiones y a resolver conflictos. La experiencia de saberse capaz de hacer algo bien y de tener una actividad recreativa sensata puede ayudar a los jóvenes a no caer en vicios ni en violencia.
La frase exacta de Valdano reza: “El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”
La actividad física y los logros deportivos no sólo fomentan las habilidades motoras, sino que también tienen un impacto positivo en la confianza en nosotros mismos. Es enorme e incalculable la autoestima personal que significa ganar en buena lid, meter un gol o encestar una bola en competencia, así como cruzar la meta con nuestro bólido o conquistar un pico montañoso. Nunca olvidaremos aquella maravillosa gesta generadora de tanta “auto-estima” colectiva que los ecuatorianos logramos con nuestra primera clasificación a un Mundial de Fútbol. Sueño anhelado por muchas generaciones que se vieron frustradas con tanto y continuo fracaso, no exento de corrupciones dirigenciales y perversos síntomas de un regionalismo que estaba aniquilando al país y carcomien-
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do el sentido de nacionalidad. Aquellas permanentes derrotas no tenían su incidencia solamente en temas deportivos sino en todos los aspectos de la vida diaria.
“El fútbol es lo más importante de lo menos importante”
Desde aquel miércoles 7 de noviembre del 2001, fecha de nuestra clasificación a Japón-Corea, los colores de nuestra bandera se ven más bonitos y son más agradables a nuestros ojos, nuestro orgullo renació en gran medida y la estima de nosotros mismos subió enormemente. Desde aquel día usamos con orgullo la camiseta de la Tri y ponemos banderas nacionales en nuestros vehículos.Este es un clarísimo ejemplo del valor del deporte. El orgullo nos bañó a todos por igual, ricos y pobres, de filiación izquierdista o de derecha, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, practicantes o hinchas del fútbol o todo lo contrario. Aquel gol de Kaviedes en el arco sur del Olímpico aquella tarde de miércoles en intenso partido ante Uruguay marcó un hito fenomenal. El “sí se puede” era real. Ya se lo coreaba con convencimiento. Ya se lo gritaba con verdadero patriotismo, con ganas, con alma, vida y corazón.
La frase exacta reza: “El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”, pues así lo sentenció Jorge Valdano, futbolista y entrenador argentino, con nacionalidad española también y actual gerente deportivo del poderoso Real Madrid. Aunque esta frase podría parecer un tanto exagerada mucho de cierto tiene cuando en el mundo actual este deporte es parte consustancial en la vida de la gente común, y su práctica o seguimiento está marcando un verdadero fenómeno social, un fenómeno de masas.
También en noviembre, pero cuatro años más tarde -2005, repetimos consecutivamente la hazaña deportiva y clasificamos ante el mismo Uruguay al mundial futbolístico de Alemania. En este instante ya sabíamos los ecuatorianos que somos grandes. Ya consolidamos aquella autoestima. Nuevamente el deporte hizo su fenomenal tarea: “Mejorar nuestra autoestima”. Tanto ya son nuestros la autoestima y los éxitos que, tres años más tarde y por tres años consecutivos, un equipo de fútbol espectacular, la Liga de Ecuador, logró tantos éxitos deportivos a nivel americano y mundial con la consecución de cuatro copas internacionales y un subcampeonato mundial de fútbol, que ya no nos cabe ninguna duda de que el deporte, en este caso el fútbol, ha sido el termómetro de nuestro comportamiento colectivo, y para bien.
Se requiere de coraje, carácter y disciplina Es lo que tiene Antonio Valencia, nuestro genial futbolista que triunfa en la tierra de los inventores del fútbol, quien luego de su grave lesión del año pasado no hizo las 4 horas diarias de rehabilitación recetadas, sino 8. El carácter, la templanza y la disciplina son claves en el deporte, tanto que el inglés Gary Lineker, goleador del mundial México 86, afirmó que: “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre gana Alemania” en referencia a los disciplinados teutones que han demostrado con tantos títulos que quien se esfuerza siempre triunfa. Maradona tenía razón cuando afirmaba que “La 10 no se la pone, se la gana”, en clara alusión al coraje que requiere la victoria deportiva.
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Por ello, creo firmemente que a Valdano le sobra razón, pues en efecto “el fútbol es lo más importante de lo menos importante”. Ir a un estadio, mirar una final, ir a la canchita del barrio a enfrentar a sus amigos o rivales en un duelo “a finish” es, muchas veces, más importante que el cumpleaños de la abuelita.
El barrio: los deportes populares y sus competencias La gente se expresa a través de muchas actividades físicas tales como andar en monopatín, montar bicicleta, hacer yoga o artes marciales, fútbol de la calle, voleibol o simplemente el trote, además de ciertos tipos de danza como el rave, el breakdance, la techno y variados tipos de folklore como la capoeira o también actividades artísticas como el malabarismo, zancos, etc. Suelen practicarse a nivel grupal consolidando el sentimiento de pertenecer a un grupo. Son esencialmente los barrios los escenarios apropiados para todo este despertar deportivo. De allí la importancia de los comités barriales, la canchita barrial generalmente polvorienta, las mingas. La importancia social y sociológica de la organización barrial es clave en la vida de la gente, particularmente en las periferias. Los campeonatos interbarriales son todo. Son estas manifestaciones culturales y deportivas el verdadero “entorno social” de muchos jóvenes y adultos en nuestras ciudades y pueblos ecuatorianos. Casi, casi se podría afirmar que allí nacen, viven, se reproducen y mueren muchísimas de las ilusiones, expectativas y esperanzas de nuestra gente. Tiene entonces enorme importancia el deporte. Es de gran impacto. Allí se desarrollarán los valores y los modelos positivos, o negativos, igual que en escuelas y colegios. Allí se fraguan las primeras y posiblemente definitivas relaciones sociales. Las olimpiadas especiales, con su apasionada y valiente práctica, se constituyen en un ejemplo de que el deporte plasma “de un solo toque” aquello del “sí se puede”, al igual que hace amigos y te hace grande como ya lo dijimos.
Si alguien no tenía asegurada la titularidad no le quedaba más alternativa que acomodarse en el arco y recibir tantos pelotazos como su cuerpo aguante. Sicológicamente era más grave quedar fuera del equipo. Más vale ser masacrado que ignorado. Hoy, esto ha cambiado, el puesto de arquero está muy valorado.
Con su maravillosa práctica, estos seres tan especiales demuestran que “todo es posible”. Cosa igual sucede con la incorporación de la mujer en el fútbol por ejemplo. Cada vez vemos más atléticas féminas pateando con calidad y maestría una pelota. Este mundo es parte de nuestro mundo, nos guste o no nos guste. Y el deporte y su práctica no sólo imponen moda sino también comportamientos humanos especiales. Aún en las escuelas, siempre el mejor jugador de la clase será admirado por sus compañeros y siempre cada cual querrá representar a su escuela o colegio, equipo, institución o barrio. El orgullo de una buena práctica deportiva en consustancial con el ser humano. Deberíamos copiar los buenos ejemplos de cooperación, como aquel de la agencia alemana GTZ con la iniciativa “Joga Seguro”, dirigido al Control del SIDA. La iniciativa se desarrolla paralela al campeonato de fútbol de primera división, con diversas actividades preventivas: Información para jugadores, árbitros y fisioterapeutas. En Colombia, por ejemplo, el Proyecto “Paisa-joven”, al igual que similares en muchos países de nuestro entorno, abordan trabajos sociales en las calles, parques y esquinas; además de barrios periféricos, ofreciendo actividades físicas y deportivas de gran nivel y a buena escala, creando en los jóvenes un vínculo directo con su mundo, con su gente, con sus amigos, con sus compañeros. Esto es forjar amistad desde lo primigenio: la niñez y juventud en su propio medio, su barrio y sus iguales.
El que no era bueno… a tapar, al arco: nuestra vieja sicología
… Se cumple nuevamente la máxima aquella de que “No es lo mismo jugar fútbol o ver fútbol; pero se complementan”. Y los quiteños así lo han entendido.
En el barrio y en las escuelas, hace algunos años le encomendábamos el cuidado del arco al compañero que “no era tan bueno”. Era una ubicación secundaria. Si alguien no tenía asegurada la titularidad no le quedaba más alternativa que acomodarse en el arco y recibir tantos pelotazos como su cuerpo aguante. Sicológicamente era más grave quedar fuera del equipo. Más vale ser masacrado que ignorado. Hoy, esto ha cambiado, el puesto de arquero está muy valorado. Y esto a nivel global, tanto es así que Brasil, desde el 1986, destina al 26 de abril de cada año a festejar a los cancerberos, estableciéndolo como el “Día do Goleiro”, ocasión en la cual estos felinos con más vidas que un gato y que vuelan mejor que un avión supersónico son recordados por sus hazañas. Algunos afirman que un equipo de fútbol lo componen “un portero y diez jugadores más” y que además es el único que no pueda fallar. Por ello existen estos “gatos” como Pepe Pancho Cevallos e Higuita con su maravilloso escorpión, además de símbolos como los Ansaldo, los Super Chiris y los Super Chintos, al igual que los Chilavert y los Iker Casillas. Cuando estos héroes tapan todo, hasta penales, son los reyes de la fiesta, los ídolos de todos y los íconos del deporte.
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El deporte cumple una importante función de socializacion del ser humano No es lo mismo jugar fútbol o ver fútbol; pero se complementan Desde la época en la cual los parroquianos “hinchaban” las pelotas de su equipo predilecto al llenarlas de aire para el juego, acción que acuñó por siempre el término de “hincha”, Quito ha experimentado en la presente generación la proliferación de lugares y espacios para hacer deporte. Fieles testigos son las centenas de canchas barriales forjadas a través de las fructíferas mingas, la construcción de muchos polideportivos, canchas de voleibol y tenis en los parques capitalinos, pistas de atletismo, patinaje y de ciclismo, canchas de baloncesto y otras varias disciplinas. Enormes obras constituyeron en su momento la construcción de los coliseos mayores, primero el Julio César Hidalgo en los cincuentas y luego en los ochentas el majestuoso Coliseo General Rumiñahui, en la Vicentina. Lamento profundamente el desmantelamiento del viejo Hipódromo La Carolina que daba vida al deporte hípico. Valoro mucho en cambio que desde 1960 Quito goza con la famosa carrera atlética “Quito-Ultimas Noticias”, en cuyos inicios apenas se contaba con 220 atletas decididos a demostrar su coraje y pergaminos, nacidos en el barrio y en las escuelas. Hoy, 51 años después, más de 15.000 valientes, hombres y mujeres, compiten con valor y enorme deportivismo por las calles capitalinas ante el genuino aplauso popular. En Quito, el rey de los deportes ha tenido enormes progreso en infraestructura. Del tradicional y romántico Estadio del Arbolito en El Ejido pasó al Olímpico Atahualpa, en su momento equivocadamente apodado “El Elefante Blanco” por su gran tamaño y que generó la injusta crítica al Alcalde Chiriboga, Pepe Parches, al suponer que jamás se llenaría y que estaba construido tan cerca de Colombia, en alusión al lejano norte quiteño de 1951. El tiempo le dio la razón al popular burgomaestre porque el Atahualpa pronto quedó chico, además de que hace rato está incrustado en plena arteria económica. Años más tarde, 1987 y 1997 respectivamente, los estadios del Aucas y la Casa Blanca de la Liga de Ecuador pasaron a ser ya los escenarios más emblemáticos. Se cumple nuevamente la máxima aquella de que “No es lo mismo jugar fútbol o ver fútbol; pero se complementan”. Y los quiteños así lo han entendido.
que muchas de sus actividades cuotidianas se circunscriben a él. Vale decir, su pasión futbolística está primando sobre otros temas del quehacer diario y familiar. Es bueno cuando las actividades del hincha las realiza en familia, sin afectar a nadie de su entorno. Muchas veces, como es mi caso, ir al estadio de fútbol implica organizarse en familia y hacerlo todos juntos y todo juntos. Ir a la cancha como dicen los argentinos aunque esta palabra proviene del quechua “kancha” que significa recinto cercado, está matizado de una serie de prolegómenos, actividades previas al acontecimiento principal cual es el partido de fútbol “propiamente dicho”. Organizar el viaje al lejano y traficado estadio con buena anticipación significa que hay que hacer el canguil a tiempo, comprar las “vituallas” o el “cucayo” que mantendrán tranquilos nuestros hambrientos estómagos y sedientas gargantas, pues si las cosas van bien tendremos que gritar muchos goles de nuestro equipo, pasando por la tediosa compra de las entradas. Al final de la jornada escucharemos la radio colgada en la oreja o veremos en familia, una y otra vez, la repetición por televisión de los goles de nuestro equipo y al día siguiente sin duda los comentaremos en el taxi y en la oficina con los amigos y también con quienes están molestos pues son del equipo contrario. Esto es pasarla bien y en familia. Aprovechar del deporte, del fútbol, del estadio, del equipo querido y admirado, del tráfico, de las largas horas de espera bajo sol o lluvia para ver a la selección ecuatoriana por ejemplo, del hambre, de la sed y todos los etcéteras del mundo como “sutiles pretextos” para estar y pasar en familia. Es simplemente grandioso. Es hacer de las cosas algo tediosas toda una fiesta, un manjar y un deleite para el alma y el cuerpo. Esas son las ventajas de estar en el mundo del deporte. Estoy consciente y lo repito: ver deporte y practicarlo no es lo mismo, pero se complementan. Y además se llevan muy bien porque en las dos formas hay pasión, hay amor, hay familia, hay autoestima, hay vida. Qué mejor que practicar un deporte y que mejor qué hacer las dos cosas: practicar y admirar las disciplinas deportivas. Con mucho gusto he de decir que además de practicar deporte semanalmente soy el único (que conozco al menos) que en cada uno de los 10 títulos nacionales y los 4 internacionales de la Liga, se bañó en la pila de la Universidad Central de Quito.
El deporte y su enorme poder El mejor pretexto para estar con la familia Está tan arraigado en el corazón y en la mente de los ecuatorianos el tema deportivo y muy particularmente el fútbol,
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la FIFA tiene más poder que muchísimos gobiernos del globo terráqueo. Es más, sus decisiones suelen contravenir legislaciones o resoluciones “soberanas” de gobiernos por doquier.
El poder económico en el deporte es colosal. Las transferencias de sus astros son multimillonarias. Al Real Madrid la del portugués Cristiano Ronaldo le significó 156 millones de dólares, teniendo en cuenta que en su momento la contratación del francés Zidane fue de 100 millones y la del brasileño Kaká 80 millones más. Si sumamos estas estratosféricas cifras veremos moviéndose en el césped a “fortunas vestidas con uniforme y calzando zapatos con pupos”. Igualmente millonario es el baloncesto de la NBA, el tenis mueve muchísimo dinero al igual que la Fórmula Uno y hasta el golf. Los llamados “sponsors” mandan en el fútbol, pues alguien debe pagar esos millonarios presupuestos. Las empresas pagan por publicidad enormes sumas a los equipos. El Barcelona de España es el único equipo, o quizás de los poquísimos, que no tiene en su camiseta la publicidad de alguna marca comercial, que por supuesto implica perder algunos millones. Acción digna de ser aplaudida al menos, aunque será muy poco emulada. Últimamente hemos visto que la camiseta del equipo catalán lleva el emblema de UNICEF a manera de “propaganda benéfica”. Recuerdo que el equipo azulgrana rechazó la oferta de poner en su camiseta el logo olímpico “Pekín 2008”, a cambio de la bicoca de 125 millones de euros. En cambio acá, el Barcelona criollo exageró al poner publicidad hasta en las “posaderas”, vale decir, en la parte posterior de sus negras pantalonetas.
Igual los casos de Isidro Romero Carbo quien estuvo muchos años al comando del equipo más popular del país y muchos políticos quieren emularlo. Alejandro Serrano Aguilar, aquel que tiene “nombre de estadio” y cuyas ejecutorias como Alcalde de Cuenca y luego vicepresidente de la República nunca buscaron ese reconocimiento pero igual la Atenas del Ecuador y el país todo se la dieron a este gran caballero. Fuera de nuestras fronteras el magnate ruso Roman Abramovich ha hecho cosas positivas como dueño del exitoso equipo británico del Chelsea, pero inteligentemente no ha entrado en la política; lo que no sucede con el magnate italiano Silvio Berlusconi, “il cavaliere” el controvertido y divertido muchachote de las bellas mujeres que a sus 74 años de edad conjuga su tarea de primer ministro italiano con ser dueño absoluto del equipo de fútbol AC. Milán.
Se mueve tanto dinero que el mundo se paraliza en junio de cada cuatro años durante el mundial de fútbol o en las Olimpiadas o en la Copa América; y cada año durante los tramos finales de la Champions europea y las Copas Libertadores y Sudamericana en nuestro medio. En aquellos meses los comerciantes hacen su agosto en la venta de televisores como de licores, pasando por la de las camisetas e insignias de todos los equipos. En nuestra primera clasificación mundialista nuestros migrantes en España compraron en una semana más de ochenta mil camisetas de la selección ecuatoriana.
El caso más sonado de dopaje deportivo se lo vivió en pleno mundial USA 94. Aquel 29 de junio el mundo miró atónito, en vivo y en directo, en el Foxboro, como Diego Armando Maradona era llevado por una antipática enfermera de la mano (que no era la de Dios precisamente) …
En la política Muchos dirigentes deportivos se han movido primero en las cálidas aguas del deporte para luego dar el salto al mundo de la política. Algunos con éxito y otros fracasaron rotundamente. Aquí y más allá, en nuestro país y en el resto del mundo. Entre los exitosos está Rodrigo Paz, el popular y querido negro, triunfó en ambas actividades y es una de las pocas excepciones. El eterno timonel de la Liga mostró su casta y valor al frente del campeón de América y también manejando los complicados vericuetos de la ciudad de Quito y antes en el ministerio de economía en un país económicamente indescifrable.
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El poder del periodismo
Sin embargo, no todo es positivo
La cadena televisiva FOX SPORTS pone y dispone los horarios de los eventos futbolísticos en su área de influencia, cosa igual los canales de televisión locales.
No siempre se practica el “Fair Play”
Hoy en día se produce una encarnizada guerra entre los canales de televisión e incluso entre las emisoras que dedican buena parte de sus programaciones a espacios deportivos. Compiten a “dentellada limpia” la exclusividad en las transmisiones de eventos deportivos, nacionales e internacionales. Sus narradores y comentaristas no escapan a las guerras de reclutamiento. A diario advertimos la gran “movilidad” que tienen los locutores y narradores de una estación a otra. Migran al otro canal o emisora como cambiarse de zapatos, o de camiseta en la jerga política. Se pasan a la competencia sin sonrojarse. Los “hacedores de opinión deportiva” se mueven de un medio a otro sin previo aviso y con demasiada frecuencia. Basta decir que a cada rato nos topamos con los unos donde estaban los otros y a los otros buscando “chamba” donde antes estaban los unos. Suena a trabalenguas pero es así. Hay mucha búsqueda de “fama y fortuna” de por medio.
Dinastías de locutores y comentaristas deportivos El poderoso relator deportivo Carlos Efraín Machado, junto a Alfonso Laso Bermeo, auto apodado Pancho Moreno, generaron verdaderas dinastías de pasión por el relato deportivo. Sus hijos y descendientes siguen sus notables ejemplos. Antes fueron los hermanos Rodríguez Coll, oriundos de Bahía de Caráquez que conquistaron las grandes ciudades y todos los micrófonos y pantallas de televisión, con sus geniales relatos que incluían aquello de que uno de ellos, Carlos, “televisaba el fútbol” sólo a través del mágico relato radial. Incluso los dos primeros, Machado y Laso Bermeo, añadiendo capacidad y cabeza a su talento narrativo e incomparables voces lograron ocupar en varios momentos, con mucha dignidad por cierto, el sillón de la Alcaldía de la capital. Una muestra más de la fuerza ciclónica del deporte, practicado, mirado o narrado. Otros destacan por ser los locos de las estadísticas: los expertos Aurelio Dávila y Patricio Granja, quienes junto al arquitecto Antonio Ubilla tratan de emular, con enorme éxito por cierto, el manejo de las estadísticas del recordado Jaime Naranjo, quien compartió el maravilloso programa deportivo de “Cóndor, voces y oídos del deporte”, junto a Pancho Moreno y al incomparable Blasco Moscoso Cuesta.
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La caballerosidad deportiva y el juego limpio son valores distintivos y muy nobles. Sin embargo, el denominado “Fair Play” no siempre está presente. Por ejemplo, apuestas clandestinas y sobornos llevaron a la Juventus de Italia a perder la categoría, así como al goleador de España 82, Paolo Rossi a ser suspendido. Cosas negativas como arbitrajes arreglados, finales de campeonato repetidas por curiosas decisiones jerárquicas o por camisetazos bastante curiosos y más, mucho más; al igual que juicios de alimentos y negadas paternidades. Hoy en día lamentamos infartos en jugadores jóvenes producidos básicamente por el colosal y descomunal estrés que provoca la “necesidad” urgente de ganarlo todo: fama y dinero rápido.
Suplantaciones de identidad Más allá del acto de corrupción explícito hay una razón sencilla y lacerante implícita en esto: la pobreza. Jóvenes que quieren salir del anonimato y la pobreza a través del deporte y caen en estas prácticas con la complicidad criminal de inescrupulosos dirigentes, que menos mal son pocos. Pero ya son algunos, sin duda demasiados y no todos al descubierto por ahora. Tanto así que la Federación Ecuatoriana de Fútbol suscribió un convenio con el Registro Civil con el propósito de aclarar y poner en orden las identidades de los futbolistas. Nos preocupan casos como los de Moisés Cuero y los mellizos Quiñónez. Hace poco Ángel Cheme suplantó la identidad de Gonzalo Chila causando un gran escándalo en nuestro balompié. Álvaro Recoba, futbolista uruguayo del Inter de Milán falsificó su pasaporte para poder jugar como comunitario en la vieja Europa, habiendo sido condenado a seis meses de prisión, hábilmente canjeados por una multa de 21.420 euros.
El dopaje en el deporte Trampa mortal: triunfo para hoy y muerte para mañana El dopaje es, tal vez, uno de los problemas más grandes que afronta el deporte mundial por estas épocas. Y esto se inició, al menos oficialmente, con el resultado positivo en la prueba anti dopaje del sueco Hans-Gunna Liljenwall, que competía en pentatlón moderno en las olimpiadas México 68, hace ya 43 años. Este fue el primer deportis-
Dicen que los clásicos “no hay que jugarlos sino ganarlos”, en clara referencia a que no importa jugar mal con tal de ganar al intratable rival …
ta en ser eliminado de una competición deportiva. Años más tarde, en la carrera de los 100 metros el canadiense de origen jamaiquino Ben Johnson venció en duelo memorable al norteamericano Carl Lewis, quien era el favorito. Johnson batió el récord mundial pero tres días después fue despojado de su medalla dorada por dar positivo en el control anti-doping. Había consumido stanozolol, un esteroide anabolizante. El caso más sonado de dopaje deportivo se lo vivió en pleno mundial USA 94. Aquel 29 de junio el mundo miró atónito, en vivo y en directo, en el Foxboro, como Diego Armando Maradona era llevado por una antipática enfermera de la mano (que no era la de Dios precisamente) para llevarlo y someterlo al examen antidopaje, dando positivo por el uso de la famosa efedrina, un componente antigripal de prohibido uso. Años antes, según nos relata el propio Maradona en su libro “Yo soy el Diego de la gente”, ya había caído en el mundo de las drogas producto de la súbita fama y fortuna que le produjo llegar a Europa muy joven y proveniente de un barrio muy pobre llamado Villa Fiorito, en pleno suburbio bonaerense. Ese cambio colosal de la pobreza algo extrema a la extrema riqueza lo mareó al Pelusa y sucumbió ante la mayor tentación de la segunda mitad del siglo 20 y que ahora está más presente que nunca en el 21: la droga.
Hay tanta pasion que se desborda La Guerra del Fútbol La guerra de las 100 horas, denominada también la “Guerra del fútbol”, nombre acuñado por el reportero polaco Ryszard Kapuscinski por la coincidencia de este hecho con los derivados del partido de fútbol entre Honduras y El Salvador por las eliminatorias del Mundial México 70, marca sin duda el concepto de la torpe violencia en el deporte. Las tensiones políticas entre estos dos países hermanos los llevaron a un conflicto armado. Fue una “guerra breve” que si bien sólo duró 6 días, puso en evidencia que puede haber actos de violencia desproporcionados y bárbaros que enlutan al deporte.
La “Tragedia de Heysel” Producida en Bruselas el 29 de mayo de 1985 cuando 39 personas murieron y cerca de 600 terminaron heridas, tras la avalancha de fanáticos que se agredían en “defensa” de su equipo, en la final de la Copa de Europa entre el Liverpool inglés y la Juventus italiana. Las denominadas barras bravas son una verdadera calamidad que desborda la pasión sin límite. Los “hooligans” ingleses son un claro ejemplo de un fanatismo extremo y peligroso.
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Los llamados partidos “de alto riesgo” Son cada vez más frecuentes los cotejos futbolísticos que reciben este calificativo. Parecería ser que cuando se los anuncia muchos fanáticos creen que se les está alertando a que lleven sus armas, carguen sus pistolas y bayonetas, afilen sus cuchillos o armen sus bazucas porque el domingo deberán ir a al estadio a “matar” al adversario. Muchos opinan que bastaría con tomar más precauciones y pedirle a la policía más cuidado y mayor esmero ese día en particular y concientizar a la gente; pero . . . .
son, por ejemplo, el clásico Benfica-Oporto en Portugal, el que protagonizan el Manchester United de nuestro Antonio Valencia y el Liverpool en Inglaterra, el francés PSG-Olympique de Marsella, el Peñarol-Nacional en el Uruguay, el Sevilla-Betis y el que enfrenta a los dos cuadros madrileños entre si, así como el Santos-Palmeiras brasileño al igual que el clásico mexicano América-Chivas de Guadalajara. A nivel de selecciones son cotejos de alto riesgo el clásico sudamericano Brasil-Argentina y el duelo Argentina-Inglaterra, con guerra de las Malvinas de por medio más allá de la mítica mano de Dios de Maradona.
Anécdotas
¿Por qué los Clásicos son de Alto Riesgo? La respuesta es que la pasión por el deporte lo desborda todo. La creciente pasión ha generado clásicos enfrentamientos que hacen historia, convirtiéndose en verdaderos duelos cuyos protagonistas e hinchas ni piden ni dan cuartel. El famoso clásico del astillero que enfrenta por casi un siglo a Barcelona y Emelec de Guayaquil y los que la Liga protagoniza contra varios rivales son durísimos, apasionados y muchas veces sangrientos. Fuera de nuestros linderos existen decenas del más variado origen pero siempre llenos de mucha adrenalina y demasiada agresividad, lamentablemente. El clásico argentino River–Boca, al igual que el derbi español Real MadridBarcelona son ejemplos de pasión desbordada con ribetes sociológicos de importancia. No nos debe sorprender que los “torcedores” del Flamengo “hincharon” por la Liga en las dos finales coperas por su marcada rivalidad con sus compatriotas fluminenses, como si se tratase del clásico Fla-Flu. Rivalidad y violencia son el factor común, al igual que todos los denominados derbis alrededor de todo el mundo. Desde 1886 en Escocia, el “Derbi Old Firm” entre el católico Celtic y el protestante Rangers representa un peligroso coctel de futbol y religión. Los pocos e imperdonables cambios de jugadores entre uno y otro equipo han provocado disturbios y muertes. El Fenerbahce turco representa a Europa y el Galatasaray tiene más bien su corazón en el Asia, por ello en el clásico de Estambul se juegan la vida y un continente al mismo tiempo. En el derbi “Della Madonnina” se pone en juego con exagerada pasión la estatua de la Virgen María, situada en lo alto de la catedral de Milán. Quien pierde lo pierde todo afirman los fanáticos milaneses. Dicen que los clásicos “no hay que jugarlos sino ganarlos”, en clara referencia a que no importa jugar mal con tal de ganar al intratable rival. Varios de los enconados enfrentamientos que muchas veces producen desmanes y sangre
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*Brujería o Leyenda Urbana *Lupo Presidente *Tarjeta Roja e infartos *¡Qué peligro para la gente! *Arbitro goleador *Al empate Calceta *Flagrante contradicción
Cosas curiosas del deporte y algunos hechos anecdóticos El deporte en general, como fenómeno social de masas, produce mil y un cosas que contar y pensar. Anécdotas que nos hacen meditar, reír o llorar. Actos de seres humanos que nos producen fuertes emociones, grandes contrariedades y fenomenales triunfos; más allá de sutiles ocurrencias propias de un mundo del cual participan casi todos los hombres y mujeres del planeta; de todas las edades y credos, de todas las razas y confines, millones de personas alrededor del mundo haciendo ejercicio, jugando o practicando lo que tanto les gusta. Selecciono siete ejemplos que nos evidencian el poder que sobre las masas tiene el deporte, junto con anécdotas propias de la pasión que genera:
1.- Brujería o simple Leyenda Urbana Es lo que vive el equipo más popular del Ecuador, Barcelona de Guayaquil, desde que el camerunés Cyril Makanaky “embrujó” a su estadio en 1996, luego de haber sido despedido por la dirigencia comandada por Isidro Romero tras
su mala campaña y sin cancelarle sus haberes. Su paso por el ídolo fue un desastre y Salvador Capitano lo separó. La revancha del jugador de marras fue dejar una maldición contra el equipo amarillo al realizar un rito negro y enterrar huesos embrujados en algún sector de la cancha. Esta absurda leyenda urbana asegura que el africano logró hechizar para siempre al equipo canario y que sus efectos serán irreversibles. Se dice que el hechizo surtió efecto después del último título torero de 1997 y los malos resultados y la mala fortuna acompañan al equipo hasta la fecha, con agregados o yapas muy graves como la caída de su avión, el Canario Primero, en la cabecera norte del aeropuerto de Quito en 2008, sus sequías de títulos por 13 años y 14 campeonatos, las millonarias demandas y juicios de sus ex jugadores y técnicos, la paralización de sus categorías formativas por falta de dinero, su estadio casi embargado por deudas, sus cartas de pago de servicios públicos impagas, la muerte en el año 2007 por una desaprensiva bengala en un clásico del astillero de un menor de edad, sin olvidar que casi pierde la categoría en 2000 y 2009, En el imaginario popular se maneja también la versión de que en el año de 1998 Barcelona perdió la final de la Copa Libertadores de América por la acción de los “shamanes” del Vasco da Gama, quienes habrían embrujado al equipo canario; tanto que hace pocas semanas ya se intentó en acto tremendamente controversial, con el cuadro de la Virgen Dolorosa a cuestas, hacer la correspondiente “limpia” en los 6 500 metros cuadrados de cancha y desenterrar los huesos allí depositados por el intratable Makanaky.
2.- Lupo Presidente El árbitro boliviano René Ortubé perjudicó escandalosamente a la “Tricolor” en partido contra la Argentina en 1983, que nos impidió ganar a los gauchos. Sin embargo la “candidatura presidencial” de Lupo Quiñónez agarró fuerza, pues después de su gol y de tan infame robo el consuelo popular fue gritar “Lupo Presidente” en el aeropuerto de Quito.
3.- Tarjeta roja e infartos La tarjeta roja es la mayor convulsión para el hincha y se han producido infartos de hinchas y jugadores al ser exhibidas por los “desaprensivos árbitros”. La historia reciente ya señala siete casos trágicos.
“hasta la bandera” (aunque este es un término taurino que volverá algún día, completo, a las fiestas de Quito). Seis mil personas entraron sin poder entregar en boletería su entrada porque las puertas fueron rotas por la inmensa multitud que no quería perderse el “verdadero clásico del pueblo”.
5.- Árbitro goleador El árbitro brasileño José de Assis pasó a la historia como el “juez artillero” porque en un cotejo Santos vs. Palmeiras empujó el balón, con intención o no, dentro de la portería santista.
6.- “Al empate Calceta” Fue el grito de Justino Loor, alias Mayor Tufiño, cuando en 1955 el equipo de Bahía de Caráquez goleaba sin piedad por 11 goles a 0 a su equipo de Calceta, hasta que al minuto 43 del segundo tiempo Darío Montesdeoca convirtió el gol que puso el marcador definitivo en 11 goles a uno. Su grito de “al empate Calceta” causó la carcajada �general y los árbitros, jugadores y aficionados disfrutaron de tamaña ocurrencia. Esta famosa frase simboliza en el imaginario popular el coraje de nunca dar por perdido un juego.
7.- Flagrante contradicción Gonzalo Cordero Crespo, presidente conservador de la Constituyente del año 1966, al acudir por vez primera a una carrera automovilística pues su hijo Felipe era importante protagonista, al darle la bendición y desearle suerte le recomendó, con aire paternal y muy adusto por cierto: “Hijo mío, correrás despacio!!” A manera de conclusión, establezcamos que la gente de nuestro planeta se divierte jugando y/o mirando deportes. Estos se practican y se miran en todas las sociedades y países del mundo y desde siempre. Griegos, romanos, hindúes, chinos y tantos más ya lo practicaban desde tiempos inmemoriales. Su entorno está lleno de participantes y espectadores que han producido un colosal fenómeno social en nuestros tiempos; con connotaciones variadas y positivas, salvo claro está las excepciones que confirman la regla. No nos olvidemos que el deporte, junto a la religión, farándula y política, es el acto humano que mayor pasión colectiva produce en el ser humano.
4.- Qué peligro para la gente..!! En partido jugado por la serie de descenso entre Liga y Aucas en 1973, se registró el record histórico de asistencia al Estadio Olímpico. Bastante más de 50.000 personas abarrotaron peligrosamente del coloso del Batán llenándolo
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Pablo Lucio-Paredes
Director del Instituto de Economía USFQ pabloluc@uio.satnet.net
El deporte es más que el deporte
El deporte podría ser una actividad como cualquier otra que provee bienes y servicios, en consecuencia algún tipo de satisfacción y de pasión. Unos ofertando otros demandando. Y así nació. Pero con el tiempo ha adquirido una connotación cultural, social, política y económica mucho más importante. Se nutre de la sociedad, y devuelve imaginarios. En gran medida vive cómo vive la cultura de la gente. Y en lo económico su impacto es importante, pero sobre todo son notables las maneras cómo se ha ido adaptando a la globalización, y es muy interesante también como su adaptación es muy diferente según los países y los tipos de deportes. El fútbol en todo eso es superlativo por su alcance mundial y su constitución legal casi como un país aparte. Exploraremos aquí algunos de estos aspectos.
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Es la cultura del engaño y de culpar al otro de los males de uno. Eso es lo que yo llamo la “cultura Maradona”. Maravilloso jugador (quién, amante del fútbol no admira y recuerda su gol contra Inglaterra en el 86 o, más sutilmente, su manera de matar con un costado del empeine la pelota alta y viva), pero que ante cada problema encontraba siempre un culpable: Pelé (celoso), el Brasil (preocupado) o la Fifa (atemorizada) .... Es la cultura Maradona o el efecto Galeano, tan maravilloso escritor de fútbol, pero tan quejumbroso, y siempre culpando a otros de nuestros males en materia social y económica.
Es difícil encontrar una época para el nacimiento del deporte ya que los griegos y muchos otros (incluyendo a nuestra América pre hispánica) lo practicaron en el pasado, básicamente alrededor de actividades que enaltecían el cuerpo y la guerra. Lo único que podemos es situarlo bajo sus formas modernas hace alrededor de un siglo y medio, cuando (básicamente en Inglaterra) se van definiendo los formatos de lo que son los principales deportes actuales como el fútbol, rugby, el tenis y algunos más (en particular los deportes norteamericanos que en gran medida derivan de los anteriores). El deporte nace como una actividad de entretenimiento personal y de grupo. Pero ha evolucionado hacia mucho más: un fenómeno social, cultural y económico que sin duda abarca más que lo que las cifras financieras (de por sí no despreciables) aparentan. Y hay dos vertientes que siguen creciendo. La de la actividad física para mantenerse en forma, para lucir bien, para ejercitar los músculos, para cuidar la salud; y la actividad deportiva propiamente dicha que es pasión, competencia, superación, risa y llanto. La primera puede practicarse con los mejores equipamientos (gorra de marca, contador de pulsaciones)y en los más glamorosos escenarios, la segunda apenas en un potrero, o lo contrario, pero entre ambas hay un abismo. Es a la segunda a la que me referiré aquí.
El deporte es cultura El deporte es una competencia y un placer individual (o de equipo) pero es en realidad una construcción colectiva y cultural. Por eso, desde la historia y los sentimientos, en cada país (y muchas veces en cada ciudad o localidad) se lo practica, se lo mira, se lo degusta y se lo juzga de manera diferente.
… Festejar un gol sin camiseta se “premia” con una tarjeta amarilla, cuando es parte de la emoción básica que une a los jugadores y su hinchada: festejar ese acontecimiento tan poco frecuente en el fútbol pero que por su misma escasez es tan valioso, único y merecedora de toda emoción (eso diferencia al fútbol de otros deportes: la escasez de anotaciones que genera una satisfacción marginal mucho mayor).
El fútbol en Sudamérica está salpicado de teatro, y hay ciertos encuentros en que el circo supera con creces al intento de jugar bien al balón. Los segundos corren mientras los jugadores discuten con el árbitro en un intento machista de intimidación y de ser dueños de la verdad absoluta. Los minutos se escurren mientras un roce fortuito se convierte en una gravísima agresión y el jugador en el piso se revuelca, se retuerce, aparentemente sufre un dolor incontenible, recibe mil tratamientos (mientras de reojo evalúa los efectos de su acción), sale de la cancha portado como un héroe, pone de su lado a la hinchada que enfurecida acecha (a lo lejos o con más cercanía peligrosa) al árbitro y al equipo adversario, y cuando ha cruzado la línea externa de la cancha automáticamente se recompone y pretende ingresar al campo instantáneamente. Nada ha pasado, es una fase de realismo mágico, de sorprender, engañar, poner en juego la famosa “viveza “criolla. Mientras tanto hace algunos años, el seleccionado inglés Michael Owen tuvo una grave torsión de su rodilla, pero para que el espectáculo continúe, prefirió revolcarse hacia el exterior de la cancha y ahí ser atendido. Cero circo, cero queja.
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Y más minutos adicionales se pierden, cuando el balón desaparece en manos de unos chiquilines que a los 10 años ya han aprendido las mañas del engaño. Para un inglés todo esto es incomprensible, no entiende cómo el fútbol que ellos inventaron y practican, puede haber sido complementado con todo este arsenal de herramientas no reglamentadas. En Inglaterra, uno cae al suelo y rebota, uno recibe un golpe y lo corrige con un sacudón, uno apresura los saques laterales para que el juego tenga continuidad. Ganar tiempo sin el balón no es parte de la estrategia. Hay minutos que cumplir y eso debe ser cumplido. Incluso el propio público, y probablemente los compañeros, ven con mala cara (y lo hacen saber) cuando claramente hay un acto de simulación y engaño. Para un sudamericano esto es demasiado educado y aburrido. Es la cultura del engaño y de culpar al otro de los males de uno. Eso es lo que yo llamo la “cultura Maradona”. Maravilloso jugador (quién, amante del fútbol no admira y recuerda su gol contra Inglaterra en el 86 o, más sutilmente, su manera de matar con un costado del empeine la pelota alta y viva), pero que ante cada problema encontraba siempre un culpable: Pelé (celoso), el Brasil (preocupado) o la Fifa (atemorizada). Es el reflejo de una cultura, por eso no solo es apreciado y amado sino por algunos idolatrado, es el que aparentemente lucha contra fuerzas ocultas que en realidad no son sino los males que uno acarrea en el alma. Es también el reflejo del Quijote, del Mesías, tan crudo en nuestra política, tan esencial y necesario para salvarnos, redimirnos y conducirnos al Paraíso. Por eso también el desencanto con nuestros líderes es tan marcado, se espera mucho y se recibe poco. Cuando Maradona pasó en exceso esa línea de las promesas, al sentarse en el banco de entrenador de la selección argentina, y fracasó, ya no fue el mismo ídolo. Cometió el error de convertir su magia imaginaria en un hecho real como es el banquillo de director técnico. Es la cultura Maradona o el efecto Galeano, tan maravilloso escritor de fútbol, pero tan quejumbroso, y siempre culpando a otros de nuestros males en materia social y económica. Para los que quieren vivir el deporte y la cultura al estado puro, vean las imágenes de la “haka” de Nueva Zelandia. Es el grito de guerra de las tribus originarias maoris, que ha retomado desde hace más de 100 años el fabuloso equipo de rugby de ese país, los All Blacks, sin duda los que mejor interpretan este maravilloso deporte. Antes de cada partido se plantan ante sus adversarios, y lanzan sus gritos ancestrales, cadenciosos, fuertes, rítmicos, atemorizantes invitándolos a una lucha sin cuartel pero con dignidad. Es un espectáculo casi anacrónico pero bañado en una brutal belleza. Desgraciadamente en este mundo del fair play, se les ha pedido moderar sus cánticos porque algunos adversarios se sienten intimidados o molestos. A propósito, la cultura del fair play y la “politesse” es una de las que más ha invadido el deporte en los últimos 20 años. Respetar las reglas y jugar limpio son por supues-
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to parte de la esencia misma del deporte, todos están embarcados en el mismo navío, y es inaceptable que alguien, por ejemplo, quiera lesionar a un adversario que comparte la misma actividad. Pero hemos transitado hacia el otro extremo. Festejar un gol sin camiseta se “premia” con una tarjeta amarilla, cuando es parte de la emoción básica que une a los jugadores y su hinchada: festejar ese acontecimiento tan poco frecuente en el fútbol pero que por su misma escasez es tan valioso, único y merecedora de toda emoción (eso diferencia al fútbol de otros deportes: la escasez de anotaciones que genera una satisfacción marginal mucho mayor). Y si alguien cae en el campo por algo intrascendente (muchas veces fingido) hay que enviar el balón fuera de juego porque sería injusto “aprovecharse” de la ventaja numérica. En casos extremos así debe ser, pero en la mayor parte de circunstancias la ventaja numérica es simplemente una de las tantas incertidumbres que son parte esencial del juego (juego implica azar, sorpresa). Hoy no se le puede hablar al árbitro (poderosamente armado de sus tarjetas amenazadoras) porque es el representante del poder que no puede ser discutido, y luego nos sorprendemos de caudillos que no aceptan la más mínima crítica ciudadana (y usan sus tarjetas para enviarlos a prisión) simplemente porque fueron criticados. Queremos someter al deporte al poder y las buenas maneras. Por eso es tan mal visto que alguien lance su raqueta al piso en el tenis y peor aún si la rompe. Discúlpeme por ser políticamente incorrecto ¿y qué tiene de malo mientras no se insulte a nadie? La raqueta es del jugador, las iras son suyas. Un Mc Enroe o un Nastase serían demasiado mal vistos, pero (dejando de lado sus excesos irrespetuosos) ¿por qué? Es que el deporte está invadido de gente que no es deportista. ¿Alguna vez Joseph Blatter rey de la Fifa pisó una cancha de fútbol? Y el fútbol es el que más defiende el dominio de los árbitros aunque pretende lo contrario. Mientras todos los demás ya han adoptado la tecnología como arma de contestación de los errores arbitrales (incluso en deportes de continuidad como el rugby), el fútbol mantiene una visión extraña: agregar más árbitros en la cancha y sus alrededores, ahora ya vamos para 8 en Europa, bajo la filosofía que el error arbitral es parte de le emoción del deporte: eso supuestamente permite a los hinchas discutir el tema días, meses o años más tarde (como la famosa eterna interrogante: ¿entró o no la pelota en el tercer gol inglés en la final contra Alemania en 1966?). Un poco más y nos dicen que el fútbol es aburrido sin los errores arbitrales. Si el fútbol es especialmente entretenido gracias a los señores de negro (ahora multicolores), entonces debemos abandonarlo en el camino y cuanto antes: si no es capaz de generar su propia pasión, no sirve. ¿Los señores Blatter y Platini no se entretienen en un partido, solo esperan el error arbitral para emocionarse? ¡Qué cosa tan extraña! Es mejor buscar una solución y ahí está disponible y a la mano: permitir a los árbitros acceder a una cámara que les permita revisar las jugadas. ¿Objeciones? Que toma mucho tiempo, solu-
Pero en Inglaterra la asociación violenta del Sábado o Domingo terminaba allí. En Argentina (ejemplo cumbre del hollihanismo latino), el esquema es diferente. Las barras bravas (violentas y peligrosas) son parte del esquema nacional de organizaciones que controlan una parte de la actividad del país (algunos los llaman organizaciones mafiosas), como es el caso de los sindicatos, de los piqueteros, de los empresarios con contactos de alto nivel, de los políticos etc…
ción: cada equipo solo tiene derecho a 2 o 3 reclamos en el partido, y seamos objetivos, muchas veces el “circo” de algunos jugadores (permitido por los árbitros) hace perder mucho más tiempo. Que generará más polémica, solución: el árbitro principal o un árbitro especializado toman la decisión con una cámara reservada sin hacerlo público. Que no se podrán instalar cámaras en todo el mundo futbolizado desde la Copa del Mundo hasta las categorías inferiores, solución: nadie espera esto suceda, es un mecanismo para torneos de una cierta importancia (de campeonatos nacionales hacia arriba … y donde no se pueda, la FIFA puede aportar de su pozo millonario).
… “hay dos diferencias. Una, en los deportes americanos, deseosos de eficiencia, resultados y conteos constantes y rápidos, siempre se va hacia adelante … Dos, todos los deportes son con las manos, apenas los despegues y sanciones en el fútbol son con el pie (¿hay sicología básica escondida ahí detrás?). Además, da la impresión que los americanos se inventaron sus deportes como una forma de liberación y no dependencia frente a los europeos, el fútbol viene del rugby, el baseball del cricket y el basket sí es un invento propio … y el único que ha salido al mundo”.
Los hoolihans no son los mismos aquí y allá. Es un invento (casi) inglés. Hace 30 años empezaron a arrasar con los campos de Inglaterra y Europa. Cada partido era un buen pretexto para golpizas, ataques, vandalismo. Ojo, siempre fuera del campo de juego, en el espacio salvaje de la ciudad, porque el interior de la cancha era en general respetado (el terrible accidente del Heysel antes de la final Liverpool-Juventus se situaba fuera de la lógica de los hoolihans, fue un acto de criminales y de mala suerte), a tal punto que en casi todas las canchas inglesas se mantuvo esa mínima valla de separación entre el público y los jugadores: el rectángulo mágico siempre respetado, no era un acto contra el fútbol sino una batalla entre emblemas. Sorprendentemente, los hoolihans ingleses eran ciudadanos medianos, trabadores regulares, padres de familia normales que el fin de semana cambiaban de careta. Pero la asociación violenta del Sábado o Domingo terminaba allí. En Argentina (ejemplo cumbre del hollihanismo latino), el esquema es diferente. Las barras bravas (violentas y peligrosas) son parte del esquema nacional de organizaciones que controlan una parte de la actividad del país (algunos los llaman organizaciones mafiosas), como es el caso de los sindicatos, de los piqueteros, de los empresarios con
Se hace deporte como se siente y se vive, incluyendo la influencia del clima, de la geografía, del entorno. El brasilero de la maravillosa Rio y su entorno, vive en un clima muy caliente y uno de sus objetivos del año es el famoso carnaval (no tanto el del show de la TV, más el de los bailes frenéticos, interminables, cadenciosos en cada localidad). Por eso el fútbol brasilero es lento, pausado, la pelota circula, va y viene, y de repente explota en un ataque certero e inesperado, para luego volver su ritmo cansino; como la samba, que no es un rock and roll de alto ritmo constante, sino que se nutre de ritmos africanos, de tambor, de sorpresas. Y por eso el brasilero es irresponsable cuando el Carnaval se acerca, no tiene empacho en dejar a sus equipos varados en el camino y embarcarse para esos días de borrachera (recuerden como Romario abandonaba al Barcelona en el mes de Febrero). No se siente irresponsable, siente que está cumpliendo con el llamado de su sangre. De la misma manera, el argentino juega a ritmo de tango, el europeo del Norte necesita correr para huir del frío invierno, el uruguayo o el paraguayo levantan mucho el balón para evitar las canchas enlodadas.
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contactos de alto nivel, de los políticos etc… Las barras son parte de las relaciones con el club para exigir algo a cambio del apoyo que dan al equipo cada semana: entradas que ellos manejan y les da un enorme poder dentro del estadio, pagos para viajar etc… El poder de las barras trasciende la escena del deporte. La garra también es propia y auténtica. Rara vez he vistió equipo brasileros ganar con el corazón, ellos ganan por talento o pierden por falta de espíritu. Así fue con los famosos equipos de Tele Santana (famosos y de juego maravilloso) que en 1982 solo necesitaban empatar con Italia y perdieron, y en 1986 solo necesitan encajar un penal contra Francia y erraron 3!. Así fue hace pocos meses en el Mundial de Sudáfrica: Brasil era muy superior a Holanda y lo mostró en el primer tiempo, pero cuando los tulipanes naranjas empataron, la mirada de desconcierto, sorpresa y espanto era tan grave entre los brasileros que en ese momento el partido se había perdido. Así fue superlativamente en el Maracanazo en 1950, la fiesta lista, apenas un empate para ser campeones del Mundo por primera vez, empezaron ganando y el miedo los mató … el miedo y la garra uruguaya. Que sí existe. Fui allí igual que lo fue en la famosa final de la Copa Libertadores en 1966 Peñarol-River Plate. En el desempate en Santiago de Chile, River se puso arriba 2-0 y vino el famoso episodio de Amadeo Carrizo atajando con el pecho el cabezazo de Spencer (nuestro Spencer) lo cual levantó la furia y la adrenalina de los uruguayos (y de nuestra Cabeza Mágica) y al final fue 4-2. Por eso, por cultura, los EEUU no terminan de asimilar la esencia del fútbol, aún no es parte de su cultura de base (aunque cada vez más niños lo asimilan y van impregnándose de sus valores). Hay muy pocos goles frente a los puntajes elevados de sus deportes favoritos. No hay esquemas preestablecidos como sucede en el fútbol americano, donde cada entrenador guarda con celo y recelo su famoso libro de jugadas que luego los jugadores, guiados por un único mariscal de campo, cumplen casi a rajatabla (ciertamente el entrenador del fútbol es cada vez más analítico, más estudios, más conocedor de tácticas y técnicas pero en el fondo, en el fútbol, aún se triunfa como entrenador “de café y tabaco”). El fútbol va demasiado rápido, no para, va y viene sin mucho orden ni sentido, salvo el que le otorga la inteligencia escondida, el americano prefiere la pausa, el esquema más establecido, la posibilidad de alinear cientos de estadísticas alrededor de cada detalle del juego. Pero la mejor explicación me la da mi hijo Pablo Martín: “hay dos diferencias. Una, en los deportes americanos, deseosos de eficiencia, resultados y conteos constantes y rápidos, siempre se va hacia adelante, en el basket es prohibido volver de la media cancha, la esencia del fútbol americano es avanzar en yardas y en el baseball solo se gira en un sentido de las agujas del reloj. Dos, todos los deportes son con las manos, apenas los despegues y sanciones en el fútbol son con el pie (¿hay sicología básica escondida ahí detrás?). Además, da la impresión que los americanos se inventaron sus deportes como una forma de liberación
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El equilibrio de fuerzas sí se ha modificado en los últimos 20 años, y quizás uno de los causantes (sanamente causante) fue Michael Jordan en el basket. Y a partir de allí se lo replicó en otras actividades colectivas (aunque quizás ciertas rebeliones en deportes individuales como el box y sobre todo el tenis ya habían iniciado el proceso años antes). Lo que hizo Jordan fue dar la vuelta parcialmente a la ecuación con el mensaje: “no es la marca Nike o el equipo tal que le da fama a Jordan, sino Jordan que le permite a la marca desarrollarse” y sobre esa base las negociaciones de los contratos cambiaron.
y no dependencia frente a los europeos, el fútbol viene del rugby, el baseball del cricket y el basket sí es un invento propio … y el único que ha salido al mundo”. El deporte se nutre de la cultura pero a la vez genera imaginarios culturales. No hay duda que de alguna manera la sociedad cambia cuando la selección va a dos mundiales, o el Toño Valencia hace parte indiscutible del poderoso Manchester o Jefferon Pérez sube a lo más alto del podio olímpico. Ese famoso “sí se puede” es imaginario y es real. En alguna parte, en los actos de la vida diaria, la autoestima, la confianza, el deseo de hacer mejor, de repetir, de emular van configurando nuevas actitudes.
El deporte es economia
La economía del deporte es como la de cualquier otra actividad, y el fútbol hoy globalizado, es su mejor expresión. Todo empieza con un cliente (el hincha hincha, o el hincha eventual o el ciudadano que se emociona con ciertos éxitos mediáticos y va a los partidos finales importantes) que cada vez está más dispuesto a emocionarse, compartir … y pagar (directa o indirectamente)!
Fuera de los deportes casi estrictamente norteamericanos, el deporte más profesionalizado en el mundo desde hace al menos medio siglo fue probablemente el boxeo, en parte por la enorme cantidad de dinero que generaba, y que desgraciadamente en gran medida se movía a través de oscuros círculos donde los boxeadores por su origen y bajo nivel educativo, eran simplemente víctimas mareadas por su entorno. Probablemente el tenis y el automovilismo fueron adquiriendo características de profesionalismo a partir de los años 60 del siglo pasado, y si bien en el fútbol es mucho más difícil establecer una línea demarcatoria, es en la misma época o quizá apenas más tarde en que se le puede dar este calificativo. Más tarde la tendencia alcanza incluso a actividades que aparentemente estaban más alejadas, cito el caso del atletismo, deporte amateur casi por esencia y excelencia, pero que en los últimos 20 años y algo más ha generado un entorno de apoyos y adhesiones que ha permitido a sus mejores exponentes recibir ya premios de mucho valor para seriamente dedicarse exclusivamente a la actividad; o el caso del rugby europeo (pero cuyos mejores exponentes son los tres grandes del Sur, Nueva Zelandia, Australia, Sudáfrica glorificada en la película “Invictus”), que en ese mismo lapso ha pasado de ser un deporte muy apreciado pero de pequeños pueblos y de famosos terceros tiempos (los dos equipos adversarios compartiendo cenas y festejos amistosos y pantagruélicos) a una actividad globalizada. La economía del deporte es como la de cualquier otra actividad, y el fútbol hoy globalizado, es su mejor expresión. Todo empieza con un cliente (el hincha hincha, o el hincha eventual o el ciudadano que se emociona con ciertos éxitos mediáticos y va a los partidos finales importantes) que cada vez está más dispuesto a emocionarse, compartir … y pagar (directa o indirectamente)! Paga directamente en el estadio, en la televisión de señal no abierta a todos o simplemente al sentarse frente a un espectáculo y generar un volumen de audiencia que promueve la presencia de anunciantes … no hay promoción más cara (y más atractiva porque ahí se lanzan nuevas campañas de publicidad)
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que 30 segundos en la final del fútbol americano, el famoso Super Bowl, porque es un día de unión familiar en el país más rico del mundo, más de 100 millones de personas con un alto poder adquisitivo, y con ganas de gastar. Luego se necesitan organizaciones que ofrezcan el espectáculo, ahí están los grandes clubs-empresa. En el fútbol los 10 o 12 grandes clubs de Europa (3 ingleses e italianos, un par de español, un alemán y algo más), en el basket los 5 o 6 grandes americanos, pero sin duda es el fútbol por su alcance mundial el que marca la pauta. Estos clubs son los que dan la cara de calidad, imagen, marca. Tan es así que hace algunos años los grandes de Europa obligaron a cambiar completamente las reglas de los torneos europeos con un solo objetivo: asegurar su presencia todos los años en alguna de las copas, y con una sola y simple amenaza, formaban una liga paralela sino se cumplía sus deseos. Y se cumplieron. Estos equipos son las multinacionales del deporte. Y actúan de esa manera con departamentos de mercados importantes y esenciales, con presupuestos crecientes que para los más grandes en poco alcanzarán el medio billón de dólares, con imágenes de marca reconocidas a nivel planetario (y haciendo lo que cualquier empresa hace actualmente, que es buscar clientes y seguidores en el Asia), con un enfoque de éxito deportivo manejado como cualquier empresa y con los mismo riesgos de no poder mantener sus espacios y su renovación (para Apple es esencial sacar un nuevo producto cada cierto tiempo, para el Real Madrid poder renovar su planilla manteniendo al menos los mismo resultados). Los equipos son más exitosos cuánto más copian el modelo de organizaciones exitosas. El club manejado por amigos de la tertulia, o peor, el club manejado con intereses de catapulta política van quedando atrás (y ese es probablemente el drama del Barcelona desde que Abdalá quiso ser doblemente Presidente: de la República y del club). Pero aunque tienden al profesionalismo, los clubs de fútbol aún no aplican todas las reglas del juego: todavía hay dirigentes que son dueños del patrimonio de su equipo (los jugadores), hacen negociaciones de trastienda, etc … � Y como en toda pirámide sectorial, detrás de las grandes empresas, hay un conglomerado de empresas medianas y pequeñas que cumplen cada una su rol importante en la estructura de mercado. Las medianas son los clubs de alto nivel que no pueden alcanzar la dimensión planetaria de los grandes (planetaria en alcance geográfico y en cantidad de recursos). Ahí están los 10 o 15 grandes clubs de América y alguno que otro europeo de tamaño medio. Su rol es fundamental: son los encargados de generar o “probar” a los jugadores que luego pasarán a la liga mayor. Son un filtro esencial que disminuyen los riesgos de equivocación: pagar en exceso por un jugador que no lo vale, o un riesgo aún mayor, perder la oportunidad de descubrir un talento escondido. River y Boca atraen en Argentina a casi toda estrella naciente, no solo por la emoción que le genera a un pibe vestir la camiseta xeneize o la rayada en rojo, sino porque saben que esta es la mejor vía para un trampolín mun-
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… Ahí están los 10 o 15 grandes clubs de América y alguno que otro europeo de tamaño medio. Su rol es fundamental: son los encargados de generar o “probar” a los jugadores que luego pasarán a la liga mayor. Son un filtro esencial que disminuyen los riesgos de equivocación: pagar en exceso por un jugador que no lo vale, o un riesgo aún mayor, perder la oportunidad de descubrir un talento escondido.
La FIFA es tan poderosa que confunde ciertamente poder con malas prácticas. Cuando Alemania fue elegida para el Mundial 2006, la votación del miembro de Oceanía fue sospechosa. Y lo ha sido aún más en las últimas elecciones cuando Inglaterra recibió apenas 2 votos mientras eran escogidas Rusia y Qatar como siguientes sedes mundialistas, cuando cualquier hincha soñaba con ir a Londres, Manchester o Liverpool para un Mundial maravilloso… pero ahí ganó más la política, el dinero, el deseo genuino de seguir ampliando la base de del fútbol pero sobre todo la venganza contra Inglaterra porque ahí surgieron voces de denuncia por las corruptelas en el mundo del fútbol.
dial. En Rio, Flamengo y Fluminense, en Uruguay el duopolio Nacional/Peñarol etc…También los clubs europeos medianos cumplen ese rol frente a los jugadores africanos y asiáticos, o de los países europeos menos renombrados (ahora los de la ex Europa del Este que aportan con mucho jugado de calidad). Un gran ejemplo es Marsella, puerto de tránsito y club de tránsito, por ahí pasaron estrellas como Zidane, Drogba o Adebayor. Pero el rol de estos clubs está disminuyendo, igual que en otros sectores de la economía, porque la comunicación y la movilidad han aumentado. Los scouts (caza talentos) de los grandes clubs ahora se mueven a cualquier competencia en cualquier parte del mundo, el propio Internet permite relaciones mucho más amplias, y los “representantes” (de los muy buenos hasta los más peligrosos) están también en proceso de recorrer el mundo para encontrar la perla rara. Hoy el muchacho argentino ya no pasa necesariamente por Boca o River, sino que apenas descubierto en algún club más pequeño ya entra en la mira de los que realmente le interesa le miren. En el Ecuador el tránsito ya no se da necesariamente por los grandes, uno de los clubs más exitosos en el ese sentido parece ser el Independiente del Valle que en muy poco tiempo ya ha logrado colocar jugadores de la importancia de Jefferrson Montero o Joao Rojas (el primero casi directamente, el segundo vía un paso por Emelec), por eso este equipo juega con 4 o 5 juveniles pero a cambio del riesgo de estar siempre en la cuerda floja del descenso. Por eso los grandes clubs de América ya no son tan exitosos, les es muy difícil atraer y mantener a los mejores jugadores durante el mínimo tiempo necesario para cuajar un equipo. La pirámide se ha sacudido. Luego viene lo esencial del deporte que es el deportista. Digo “luego”, porque sin duda el jugador está detrás de las grandes organizaciones, él no establece la agenda sino que la debe aceptar tal y como viene. Pero ahí debemos poner un “pero”. El equilibrio de fuerzas sí se ha modificado en los últimos 20 años, y quizás uno de los causantes (sanamente causante) fue Michael Jordan en el basket. Y a partir de allí se lo replicó en otras actividades colectivas (aunque quizás ciertas rebeliones en deportes individuales como el box y sobre todo el tenis ya habían iniciado el proceso años antes). Lo que hizo Jordan fue dar la vuelta parcialmente a la ecuación con el mensaje: “no es la marca Nike o el equipo tal que le da fama a Jordan, sino Jordan que le permite a la marca desarrollarse” y sobre esa base las negociaciones de los contratos cambiaron. Y luego, las negociaciones entre los equipos y los jugadores se volvieron más precisas alrededor de la torta económica: Beckham (y tantos más alrededor y después) ya no solo percibía su ingreso fijo o ligado a resultados, sino que además compartía un porcentaje de las ventajas de camisetas, de los derechos televisivos, e incluso (muy importante) de la ampliación del club hacia otros continentes (Beckham ayudó al Real Madrid a entrar a Asia más que lo contrario). Los grandes jugadores ahora son más dueños de su destino.
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Y finalmente está la organización moderadora, reguladora, controladora que en cierta manera está en la cúspide, o en la cola dependiendo como se mire el proceso: las poderosas federaciones internacionales de las cuales la FIFA dueña y señora del mundo del fútbol (y sin duda de mordiscos que van más allá del fútbol) es el mejor ejemplo. El fútbol no solo se amplía al mundo por contacto directo y generación espontánea, sino porque hay una cabeza que va empujando los pasos necesarios: apoyo financiero a los países de menos recursos, torneos en todo el mundo, negociación global de contratos de publicidad, ampliación del cupo en las competencias mundiales para los continentes con menos avance futbolístico, aportes financieros para las categorias menores etc… Y es tan poderosa que confunde ciertamente poder con malas prácticas. Cuando Alemania fue elegida para el Mundial 2006, la votación del miembro de Oceanía fue sospechosa. Y lo ha sido aún más en las últimas elecciones cuando Inglaterra recibió apenas 2 votos mientras eran escogidas Rusia y Qatar como siguientes sedes mundialistas, cuando cualquier hincha soñaba con ir a Londres, Manchester o Liverpool para un Mundial maravilloso… pero ahí ganó más la política, el dinero, el deseo genuino de seguir ampliando la base del fútbol pero sobre todo la venganza contra Inglaterra porque de ahí surgieron voces de denuncia por las corruptelas en el mundo del fútbol. La Fifa controla y conserva sus espacios en el mundo, prohibiendo de entrada que cualquier gobierno pueda interferir en el mundo del fútbol so pena de verse excluido de las grandes competencias (sanción gravísima ante la cual cualquier país baja la cabeza, el Gobierno francés fue el último en sentirlo en Sudáfrica) pero nadie puede entrar en las cuentas y vericuetos que se tejen alrededor de la gran institución. Pero no olvidemos una diferencia esencial entre el deporte y cualquier otra organización de mercado: normalmente una empresa hace esfuerzos para tener productos de calidad tan superior a sus adversarios que su objetivo ideal (explícito o no) es poder barrer a los adversarios, ser el único y el monopolio (aunque esto obviamente genera problemas de cómo mantener el incentivo a la calidad o la presencia de autoridades reguladoras). En el deporte, en cambio, se requiere de los adversarios, hay que derrotarlos pero no matarlos, hay que fomentar la rivalidad y mantenerla viva. Un solo ganador destructivo acaba con el deporte. Un solo ganador demasiado frecuente genera aburrimiento y aleja al público. Esto ha sido tan entendido en los EEUU (país del mercado libre, en principio) que sus deportes son muy regulados. Por ejemplo existen límites salariales globales de tal manera que un equipo no pueda comprar a todas las estrellas del torneo, si quiere comprar un jugador caro adicional tiene que deshacerse de otros jugadores de costo equivalente. Por eso el famoso draft: los equipos con peores resultados obtienen los primeros lugares para escoger a los nuevos jugadores (generalmente universitarios), de tal manera que los talentos se reparten en toda la liga (luego estos mejores
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novatos pueden pasar a los grandes equipos pero a cambio de transferencias costosas que les aportan una caja importante y les permite ir mejorando). Sorprendentemente los europeos, más dado a la regulación y el control, tienen deportes mucho más libres: los que fracasan bajan de categoría y van camino al infierno, no hay ningún límite para que los poderosos “se coman a los pequeños”, expresión que pongo entre comillas porque es menos cierta de lo que parece, en realidad hay una pirámide donde cada uno ocupa su posición y juega su rol y cada uno en su nivel tiene ventajas y ganancias que puede potenciar, “si los grandes no existieran habría que inventarlos” porque incluso los otros (aunque se quejen) los necesitan porque permiten ampliar el pastel de todos. Lo que sucede en el deporte a nivel geográfico es lo mismo que con muchos otros productos. 1) El mundo se ha globalizado y todos aportan su grano de arena. El Real Madrid tiene presidente español, director deportivo argentino (hasta hace unos pocos días cuando ya no soportó la presión del insoportable director técnico), entrenador portugués, y jugadores de todos los colores y continentes (solo le falta como al Manchester y algunos ingleses, tener dueño americano o petrolero árabe). 2) Los países en desarrollo (Sudamérica superlativamente) aportan la materia prima básica que son los jugadores (no, no piense mal con esta expresión “materia prima” no estamos cosificando o denigrando al ser humano, más bien lo estamos enalteciendo si pensamos en una expresión alterna “materia prima artística”). Y los países desarrollados le agregan el mercado, la organización empresarial, la marca y multiplican su valor decenas de veces. Igual que sucede con tantos otros productos: vendemos cacao de aroma y nos devuelven chocolate Premium, con valor multiplicado. Nuestros jugadores van hacia Europa con contratos que oscilan entre los 20 y 30 millones de dólares; cuando se los vuelve a contratar al interior del viejo continente los nuevos acuerdos se han duplicado, pero el valor que generan dentro y alrededor de la cancha es muy superior. ¿Podemos de alguna manera trastocar la película y nosotros captar una mayor parte de ese valor agregado que circula en los mercados de deportivos? La única manera es organizar equipos que retengan a los jugadores (por los atractivos presentes y futuros), que sobre esa base las competencias regionales suban de nivel (la Copa Libertadores es grande pero puede serlo más) y que se organicen competencias intercontinentales de altura (el pequeño torneo mundial de clubs a fin de año en Japón no tiene ninguna trascendencia). El resto son gritos en el vacío. Y todo esto requiere organizaciones de calidad, como lo tiene la Liga, intentan Quito y Emelec y cada vez lo pierde más el Barcelona. ... Y mientras tanto las pelotas seguirán volando, las redes estremeciéndose, los hinchas apasionándose, y el deporte creciendo.
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Giuseppe Marzano
Decano de Administraci贸n USFQ gmarzano@usfq.edu.ec
Entrevista a Esteban Paz, dirigente de ldu
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Usted es un empresario que tiene un equipo de fútbol y otros negocios. ¿De qué forma el manejo de un equipo de fútbol es diferente al manejo de otros negocios? Hay diferencias y semejanzas. El manejo de un equipo de fútbol algo difiere del manejo de una empresa. En el fútbol se busca maximizar los recursos con el fin de no generar un déficit. En el ámbito empresarial el objetivo es tratar de maximizar los recursos para generar rentabilidad. Sin duda, aun cuando los objetivos sean diferentes, hay muchos puntos en común: el trabajo operacional, el trabajo de responsabilidad, el trabajo de organización. Hay que ser muy estructurado, hay que ser muy organizado para poder buscar objetivos claros y de éxito, tanto en la empresa privada como en el fútbol. Además, yo trato de manejarme con valores de honestidad, de responsabilidad y respeto. El éxito también depende de la clase de equipo que uno puede llegar a tener: el éxito que tiene Liga se basa en un excelente equipo de trabajo que va enfocando mejor las decisiones. Tenemos sin duda gente muy respetuosa de nuestro medio y gente que tiene amor a Liga. Yo manejo Liga de forma empresarial pero netamente ad honorem. En mis empresas busco tener rentabilidad; en el caso de Liga busco funcionar con presupuestos responsables. Liga es una empresa, una pasión, parte de su vida…. Liga ha sido parte de mi vida y de mi historia personal. Mi padre ha sido parte de la historia de Liga por más de cincuenta años. Yo crecí siendo parte de este ambiente hermoso que es el fútbol y de la pasión que esto genera. Después de haberme graduado de la universidad, uno de mis objetivos fue el poder servir a Liga. ¿Pasión y servicio o un trabajo como cualquier otro? Nosotros le servimos a Liga. No nos servimos de ella. El trabajo que hacemos es ad honorem pero lo hacemos con mucho sacrificio, mucha dedicación, por la pasión y amor que nosotros tenemos al equipo. Mi aspiración después de la Universidad era poder trabajar para Liga. Trabajé con mi padre, traté de armar un equipo de trabajo con él. Quería juntar la sapiencia y experiencia de la gente mayor, con la energía y con las nuevas ideas que puede generar un grupo de trabajo joven. ¿Fue conflictivo ese encuentro entre dos generaciones diferentes? Lo fue, lo es. Afortunadamente creo que mi padre es un gran profesor, que ha sido muy estricto conmigo y más exigente que con el resto. Esto ha sido bueno porque esta exigencia me ha hecho ser una mejor persona, un mejor profesional y entregar lo mejor de mí, esforzarme al máximo para poder demostrar que no estoy en la dirigencia deportiva por ser hijo del presidente, sino estoy en la dirigencia deportiva por mis propios méritos. Me he ganado el respe-
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to de mi padre en base a mis ideas, en base a mi trabajo, en base a mi devoción por el equipo y lo bueno de mi padre ha sido que él ha tenido la capacidad (a pesar de la brecha tan grande que puede llegar a tener una generación de treinta años o más de diferencia) y la apertura para que las ideas nuevas lleguen a calar dentro de la institución. ¿Cuánto le costó pasar de ser el hijo de Rodrigo Paz a ser Esteban? Me costó muchísimo. Hoy puedo decir que vamos catorce años trabajando por Liga y me costó gran parte de esos catorce años demostrar que mi trabajo en Liga lo hacía, no por ser el hijo del presidente, sino porque tenía ideas que yo quería aportar en beneficio del equipo. Sí, me ha costado mucho abrirme paso, pero con la ventaja de tener un gran profesor como es mi padre, una persona que me ha inculcado sacrificio, dedicación, responsabilidad y una virtud que lamentablemente en esta sociedad es rara, ser honesto. En base a esos valores me ha sido fácil poder trabajar, lo que me ha sido difícil es poder engranar en el trabajo sin ser reconocido como el hijo, sino como el dirigente. El hijo de Gadafi algún día decidió ser jugador en serie A en Italia y empezó a jugar en Perugia y papá le compró el puesto. ¿Usted nunca pensó jugar en Liga? Yo amo jugar fútbol, me encantaba jugar fútbol. ¡Mi padre tiene un carácter muy fuerte pero no llega a ser dictador como Gadafi!. Yo quería jugar mucho fútbol y fui parte de las filas formativas de Liga, pero tuve que aceptar que no tenía la cualidad o el hambre para poder llegar a ser profesional del fútbol. Sigo practicando con mis amigos. Pero en el momento que tenía que decidir, creo que opté por la correcta decisión de no seguir jugando en filas formativas porque no demostré la calidad necesaria, hubiera sido insensato y absurdo que mi padre me imponga en el equipo, porque uno no es el mejor por imposición sino por virtud personal. Liga es un negocio familiar. ¿Hubo traslape entre los valores de la familia Paz y los valores de Liga? Mi padre ha sido sin duda alguna el dirigente más emblemático de Liga y sus valores han sido reconocidos interna y externamente. La gente que ha trabajado con él, gente de mucho valor, ha podido compartir esos valores y por esos siguen trabajando con él, y seguimos trabajando con él, y seguimos sintiendo su liderazgo. No siento que Liga es un negocio de familia, le siento a Liga como familia, sino como la pasión y devoción de toda la familia, siento que más allá de decir los Paz y Liga, es la oportunidad que Liga les da a los Paz de poder servir a una institución que sobrepasa a las personas.
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Usted Esteban, cuando regresó de los Estados Unidos empezó a trabajar en Liga, ¿qué visión tenía hace 10 años? La de soñar mucho. Tenía muchos sueños alrededor de Liga, objetivos muy grandes. Entonces traté de bajar los sueños de la nube y poco a poco hacerlos realidad. La visión que un dirigente de Liga puede llegar a tener es verle siempre campeón, siempre representando al país de la mejor manera, siendo un ejemplo para la actual y las futuras generaciones, haciendo de alguna manera, lo que ya hemos logrado: sentir a la gente, al niño, al joven orgulloso de nuestro entorno, de quienes somos, de donde provenimos, esa es mi visión y mi sueño. ¿Qué tan controlables son los objetivos que se ponen? Ustedes al comienzo de la temporada dicen “voy a ganar”, ¿cómo establecen esos objetivos? ¿año por año? En una empresa nosotros hacemos un presupuesto, lo vamos midiendo. ¿Cómo se hace en un equipo? Es muy complicado porque hablamos que en la competencia nacional, sabemos que tenemos una ventaja importante, que es tener una hinchada tan grande como la de Liga, que nos permite soportar un proyecto grande, pero cuando abrimos las fronteras, competir contra equipos mucho mejor dotados en la parte económica, en la infraestructura, en la parte divisiones formativas, se vuelve muy complicado. Es muy difícil competir en contra de presupuestos tan grandes como los brasileros y los argentinos. Pero cuando se construye un proyecto que tiene todos los valores que hemos conversado, sabemos que vamos a poder competir en lo más alto de la esfera, por lo menos sudamericana. Entonces no podemos garantizar jamás campeonatos, pero sí vamos a garantizar que, por lo menos en este esquema, vamos a competir arriba. Ahora, la única posibilidad de poder llegar a ser campeones, es manteniendo una renovación constante del plantel, tratando de ser el equipo base de la selección nacional, tratar de contratar los mejores jugadores, minimizar el error en las contrataciones y eso solo se da cuando uno maneja la parte financiera correctamente, con responsabilidad, y la parte deportiva la encarga a una persona, como en este caso nuestro técnico Edgardo Bauza, que sabemos tiene la capacidad, el trabajo, la responsabilidad y comparte también esos mismos valores. Usted está diciendo que como dirigente hace un paso atrás y confía en su gente, su técnico, sus buenos jugadores. Pero los errores ¿a quién se los cobra? ¿cómo se los cobra? Los errores tenemos que aceptarlos como dirigentes. Obviamente es crítica la calidad de dirigentes y asesores que uno pueda llegar a tener. Desde un punto de vista administrativo, manejamos con responsabilidad las economías del club, no despilfarramos, no sobrepasamos irresponsablemente nuestros presupuestos, nunca a un punto en que podamos ahorcarnos y quebrar, como ha pasado a nivel mundial, en Europa, en Sudamérica, en general. Por otro
lado es fundamental encargar el proyecto deportivo a una persona que comparta los ideales, los mismos valores y mismos sueños. Hemos encontrado en Edgardo Bauza la persona adecuada. Nosotros no decidimos por él en la parte deportiva, él no decide en la parte económica, hacemos un nexo. El busca, en base a un presupuesto que nosotros manejamos, los jugadores que pueden engranar y ahí vamos construyendo todo ese proyecto. ¿Cómo es usted en su estilo gerencial, Esteban? A mí me gusta trabajar mucho en equipo tanto en mi negocio particular, con mi socio, con mi gente y encargar también a cada uno de ellos las distintas responsabilidades. Lo mismo en Liga, tengo un grupo de muchachos jóvenes y de gente de experiencia, y cada uno tiene claro el objetivo que debe cumplir dentro del equipo, y sabe que nos tenemos que respetar dentro de esto. Soy muy exigente en cuanto a resultados. Me gusta que cada uno saque y entregue lo mejor de sí, y así poder tener ideas nuevas, siempre y cuando se las pueda aterrizar y hacerlas realidad. En el fútbol italiano, hay algunos ejemplos de presidentes de equipos que han reemplazado al entrenador, se van a los camerinos cuando se hartan del entrenador y empiezan a decidir por ellos ¿Cuál es su relación con el equipo? Nosotros debemos tener una muy buena relación con el equipo y tratar de ser el profesor, el guía de cada uno de ellos en la parte personal. Llegamos a tener una relación hasta familiar, es decir ayudarles en su situación personal, con sus hijos, con sus esposas, con sus familiares, tratar de encaminarles en un manejo financiero adecuado de sus recursos, para que una vez que termine su relación laboral con el equipo, o dejen su profesión, puedan tener una vida después del fútbol y puedan seguir generando riqueza. Que puedan tener la tranquilidad de no quedarse en la calle, lo que ha pasado mucho con los jugadores que se gastan todos sus recursos, gastan lo que ganan en el fútbol y después no tienen de qué vivir, tratar de ayudarles a ser responsables con sus recursos. En la parte deportiva, conversar mucho con ellos, conversar con el técnico, apoyarlo mucho en las buenas y en las malas, mientras sepamos que el trabajo sea responsable; mientras sepamos que el trabajo sea decidido en la parte deportiva acompañaremos, así tengamos malos resultados, porque el fútbol básicamente es dueño y esclavo de los resultados. Uno tiene éxito cuando los resultados son buenos y todo el mundo lo aplaude y lo respeta, pero cuando no tiene buenos resultados lo descalifica y todo el mundo crea un ambiente muy negativo. En un mismo mes uno puede ganar dos partidos y de repente pierde dos, y los mismos jugadores que ganaron esos dos partidos son descalificados. Hay que tener la calma, la tranquilidad, la experiencia y no ser hincha, no tener la misma pasión que uno tiene en el estadio para tomar decisiones a nivel dirigencial.
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¿En qué se ha equivocado, si se ha equivocado en algo, como dirigente? Claro que me he equivocado. Creo que he aprendido mucho de mis equivocaciones, creo que a veces he apresurado contrataciones, he impulsado contrataciones que no han sido buenas, ha habido veces que no he escuchado la voz de la gente con más experiencia como mi padre, y más me ha llevado el ímpetu del hincha, de la pasión, porque uno puede ser dirigente pero también tiene un hincha dentro y eso me ha costado. Así como en otras veces he tenido y asimilado con mucha emotividad y sentimiento cuando también he acertado. Afortunadamente, creo al igual que mi padre, he tenido más aciertos que errores y producto de ello tengo el beneplácito, la dicha de poder decir que me he ganado el respeto, el cariño de la gente y lo siento cuando puedo salir a la calle y la gente me saluda, gente de mi equipo y gente de otros equipos. Por lo menos me he ganado el respeto. Cuando juega Liga, veo muchachos y muchachas vestidos con camiseta blanca, ¿son hinchas o clientes, cómo lo ven ustedes? Bueno el hincha es un cliente y al hincha hay que darles todas las facilidades. Este es un evento, este es una obra de teatro. El fútbol tiene que generar emociones. Hay que crear ilusiones para que la gente vaya al estadio. Al igual que una obra de teatro, al igual que cualquier evento, uno tiene que crear la ilusión y la motivación y el sentimiento para que la gente vaya. Porque obviamente, a mayor ilusión, mayor motivación, mayor respaldo y mayor reconocimiento vamos a tener. El hincha llega a terminar siendo un cliente, y nosotros llegamos a ser los que creamos esa ilusión para que el cliente siga teniendo esa emotividad. ¿Cómo fidelizar al hincha? Hay varias formas, la mejor forma de fidelizar al hincha en definitiva es ganando, teniendo éxito, esa es la conclusión más grande: a mayor éxito, mayor fidelización. Ese es el resultado de Liga, es el equipo cuya hinchada creció, el resto o se mantiene o decrece, ¿producto de qué? de todo lo que hemos logrado, toda esta ilusión que hemos creado, este orgullo, este sentimiento. Pero sí hay varias acciones aparte del éxito: se vienen dando mejores servicios, prestando mayores facilidades para que el hincha o el cliente puedan acceder al estadio, que puedan estar cerca de sus jugadores, que conozcan que los jugadores no son intocables, entonces es una mejor manera de que el hincha se apegue al equipo.
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El estadio vive cuando Liga juega, sino es muerto. Manchester United ha logrado hacer de su estadio un lugar de eventos, un lugar de encuentros, hay restaurantes, es vivo toda la semana y también el sábado cuando juega el Manchester. ¿Hay algunos proyectos acá en el estadio de Liga? ¿Qué piensan al respecto? Para que el estadio tenga vida, estoy trabajando en un proyecto de mejora de la infraestructura. Pero no hay mucha plata. Sin embargo, con todo lo que se pueda conseguir, queremos generar mejores servicios. Necesitamos imperiosamente una especie de restaurante lounge junto con el museo de Liga. El lounge es importante porque así la gente puede llegar con anticipación al estadio y usufructuar mejor de las instalaciones. El lounge puede ser un restaurante que funcione todos los días. El museo puede ser un lugar que pueda recibir gente y turistas locales, de provincia, internacionales, y eso es gracias a que Liga ya sobrepasó las fronteras y el reconocimiento del estadio como Casa Blanca o de Liga, hace que cuando la gente venga a Quito sea un punto de interés. La diferencia que tenemos con Manchester United es que el Old Strafford está en una zona mucho más activa, comercial. El estadio de Liga está un poquito más lejos de esto, cada vez má�s está en una zona activa, ya hay un centro comercial muy cerca. ¿Sus objetivos para el próximo año, para la próxima década? El objetivo más grande que tengo es construir este nuevo servicio del estadio y eso lo tengo que lograr, con recursos que no sean del fútbol sino con recursos nuevos. Esto se va a lograr con un apalancamiento bancario, tratando de pagar con publicidad esta deuda que vamos a generar. Quiero también mejorar el centro de alto rendimiento del equipo con una mejor instalación en la parte médica. Quiero mejorar el comedor del equipo, el hospedaje de los jugadores cuando se quedan en las concentraciones, las camas, los cuartos, ese es mi objetivo en los próximos dos años, ojala lo logre.
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Daniel Márquez Soares
Periodista y profesor. Competidor de artes marciales mixtas dmarquez@usfq.edu.ec
La naturaleza de la pelea
Las artes marciales y los deportes de combate han acompañado a la humanidad desde sus orígenes. Tras décadas de declive, han sufrido una notoria resurrección en los últimos años. ¿Qué es lo que practicantes y aficionados pueden cosechar de estas particulares disciplinas? Este recorrido por algunos de los principales hechos, personajes y anécdotas de deportes como el judo, la lucha, el boxeo y las artes marciales mixtas pretende ilustrar las virtudes de ese mundo y explicar por qué nos atrae tanto.
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… Aunque no nos guste, en cada célula de nuestro cuerpo están grabadas las memorias y las enseñanzas que todos esos milenios heredaron a nuestra especie. Esa larguísima temporada pesa muchísimo más en nuestra naturaleza y nuestro instinto que los pocos siglos de civilización que llevamos a cuestas.
El peleador de artes marciales mixtas Forrest Griffin es capaz de explicar con notoria sencillez el motivo que lo ha llevado a incursionar en tan particular deporte. Veinticuatro veces, este norteamericano ha entrado en una jaula a intercambiar puñetazos, patadas, proyecciones y llaves. Cuando le preguntan por qué, se define, a manera de respuesta, como un hombre competitivo. “Y éste es el tipo más primario y supremo de competencia. Por eso me gusta”, afirma. ”Si dos jugadores de fútbol, hockey o básquetbol tienen una desavenencia durante un partido, llevan la competencia a otro nivel: se cogen a golpes. Ahora, si en mi deporte hay desavenencias, ¿a qué otro nivel lo vas a llevar? Por eso creo que nunca hay malentendidos, sino solo respeto”, explica, en su libro “¿Got Fight?”. Griffin no encaja en el molde del peleador como un hombre pobre, sin oportunidades ni educación, que habita en el imaginario popular. Al contrario, próspero oficial de policía, con estudios de posgrado en ciencias políticas e historia y un gran talento analítico y narrativo, eligió la carrera de las artes marciales por una cuestión de realización. Su caso, y su argumento, son buenos ejemplos de una opción de vida que, como profesión o como afición, abrazan cada vez más personas en el mundo entero. Al parecer, muchos juzgan que tras el sórdido velo de violencia de los combates y las peleas, o “actividades luctatorias” como rezaría el correcto término pedagógico, yacen numerosas virtudes y bienaventuranzas que hacen a las personas mejores y a la vida más digna de ser vivida.
El elemento primario Cientos de pensadores, desde el renacentista Nicolás Maquiavelo hasta el contemporáneo Robert Greene, coinciden en que el mundo es un lugar mucho menos civilizado y pacífico de lo que nos gusta pensar. Tras la normada máscara de respeto y armonía de nuestra sociedad, habita un mundo despiadado que preferimos ignorar en el que la violencia, en lugar de desaparecer, se ha vuelto, sencillamente más sutil.
… Lennox Lewis dijo que, más allá de las similitudes, guardaban una importante diferencia: el ajedrez era una disciplina que todo el mundo practicaba, pero sobre la que pocos opinaban o se creían sabelotodos; en cuanto al boxeo, casi nadie lo practicaba, pero todo el mundo fingía ser especialista.
Pero no solo el mundo es menos puro de lo que nos gustaría pensar. Lo mismo se aplica a nuestra propia naturaleza. Esta aura de orden antes mencionada solo ha acompañado progresivamente a nuestra sociedad durante unos cuantos siglos. Antes, durante miles de años, los seres humanos estuvimos condenados a habitar un mundo sin cuartel en el que el hambre, la violencia, la enfermedad y la muerte eran tan omnipresentes como lo son en la vida de cualquier animal salvaje. Fue ese mundo el que moldeó nuestra naturaleza, la brújula que guió nuestro lento proceso de adaptación y evolución. Aunque no nos guste, en cada célula de nuestro cuerpo están grabadas las memorias y las enseñanzas que todos esos milenios heredaron a nuestra especie. Esa larguísima temporada pesa muchísimo más
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en nuestra naturaleza y nuestro instinto que los pocos siglos de civilización que llevamos a cuestas.
La osada ignorancia
Quizás sea por eso que a todo niño, en un inicio, hay que enseñarle las reglas del fútbol, del básquet o del tenis, pero no hace falta enseñarle a pelear. Nadie trae en sus genes un rudimentario instinto de meter un gol o encestar, pero todos, sin importar origen o época, nacemos con un programa instintivo mínimo de cómo propinar una patada, un golpe o un derribo. Difícilmente dos niños, de dejarlos solos, comenzarán, instintivamente, como una forma de diversión y ejercicio, a jugar billar o squash. Lo más probable es que empiecen a intercambiar forcejeos y empujones. Es una cuestión de naturaleza. Pelear es tan humano como caminar, correr o dormir.
Lennox Lewis, a quien muchos consideran el último gran peso pesado que tuvo el boxeo profesional, es también un concienzudo practicante del ajedrez, una pasión que compartía con su último gran rival, el ucraniano Vitali Klitschko. Hubo una ocasión en que un reportero le preguntó qué tenían ambos deportes en común. Como era de esperarse, Lewis hizo hincapié en factores como la estrategia, la paciencia y la comprensión del juego del oponente. Sin embargo, añadió una aleccionadora frase de su cosecha. Dijo que, más allá de las similitudes, guardaban una importante diferencia: el ajedrez era una disciplina que todo el mundo practicaba, pero sobre la que pocos opinaban o se creían sabelotodos; en cuanto al boxeo, casi nadie lo practicaba, pero todo el mundo fingía ser especialista.
Desde siempre Tal vez sea ese elemento primario, esa condición elemental e instintiva, la que ha determinado tanto la omnipresencia del factor combate en las actividades deportivas de cualquier sociedad o lugar, como su asegurada popularidad. Muchas veces han sido deportes sangrientos, explícitamente violentos, como el pancracio griego, los combates entre gladiadores de la Roma antigua o las justas y la esgrima de la Edad Media. Otras veces, como en el rugby, el fútbol americano, la esgrima occidental contemporánea o el buzkashi de Asia Central, la sociedad busca sublimar discretamente esa agresividad. Algunas, como ciertas artes marciales de Extremo Oriente, han terminado desnaturalizándose al dotarse de un manto espiritual y una ritualización excesiva. Otros, como la lucha olímpica, el judo, el tae kwon do y el jiu jitsu han optado por el camino de las reglas y la competencia deportiva. Un par, como el boxeo y las artes marciales mixtas, han tomado el camino de la profesionalización y el espectáculo. No obstante, todas son expresiones y derivaciones de la misma condición humana. Así como los soldados de Alejandro Magno se encontraron con grandes peleadores a lo largo de sus viajes por Asia, los arqueólogos han descubierto grabados de pugilistas y de luchadores desde Micenas hasta Mongolia; un soldado de Pizarro, según John Hemming en su “Conquista de los Incas”, se topó con un gigantesco campeón inca con el que tuvo que medirse en un combate y hasta el día de hoy etnógrafos y viajeros descubren expresiones rituales de combate hasta en las civilizaciones más recónditas. Podemos estar seguros que, en cualquier lugar, momento o sociedad, la naturaleza peleadora del ser humano encontrará un medio positivo y fructífero a través del cual expresarse. A la larga, hay demasiados beneficios en ello como para ignorarlo.
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Así, como Lewis melancólicamente señalaba, los practicantes de los deportes de combate sufren el mismo trágico destino que colegas de otras tantas disciplinas como la economía, la política o el fútbol: sufrir los efectos de la osadía de la ignorancia y recibir críticas y opiniones de cualquier incompetente. Es de este triste factor de donde surgen muchas de las injustas críticas y observaciones que se le hacen a las artes marciales y los deportes de combate. Uno de los grandes mitos que rodean estas actividades es aquél de que se trata de disciplinas para seres rudos y brutos, carentes de talento e intelecto. Es normal, por ejemplo, que un practicante de cualquiera de estos deportes reciba, de parte de algún abnegado pariente o profesor, una observación del tipo “lástima que alguien de tu capacidad se dedique a eso”. Hay incluso muchos ex deportistas caídos en desgracia que, como una forma de mendigar atención, cultivan esa imagen, mostrándose como víctimas de la ignorancia que, ante la falta de oportunidades, no tuvieron otra opción que vivir de pelear. Y a la masa le encantan ese tipo de historias. Pero, hay que reconocerlo, se trata de una imagen falsa. Primero porque, de por sí, son deportes individuales y difíciles. Es decir, la complejidad técnica de disciplinas como la lucha, el judo, el jiu jitsu o el boxeo es lo suficientemente amplia como para espantar a las mentes poco favorecidas o, por lo menos, condenarlas al fracaso. Un peleador debe ser capaz de memorizar una inmensa cantidad de información y técnicas, aprender y desaprender constantemente, ejercer una eficiente comprensión táctica de su juego y el de su oponente, trazar una estrategia propia y tomar decisiones todo el tiempo. A diferencia de otros deportes en los que el factor físico es de largo el más determinante, en estas actividades la técnica y la inteligencia juegan un rol tan o más importante, lo que permite que la mayoría de veces sean los preparados David los que vecen a los forzudos Goliath.
… A diferencia de otros deportes en los que el factor físico es de largo el más determinante, en estas actividades la técnica y la inteligencia juegan un rol tan o más importante, lo que permite que la mayoría de veces sean los preparados David los que vecen a los forzudos Goliath.
Ejemplos de lo anterior abundan. En su libro The Fight, el escritor norteamericano Norman Mailer hace hincapié en lo intrigante que era cada combate de Muhammad Ali, en tanto nunca se sabía cuál era la estrategia de la que echaría mano. Recuerda, por ejemplo, en el combate contra George Foreman, como Ali se dejó acorralar durante siete rounds contra las cuerdas y se dedicó a absorber golpes, contrariando su tradición de rapidez y movimiento, para en el octavo noquear a su agotado oponente con una impecable combinación. Mailer señala que estaban horrorizados ante la paliza que se estaba llevando Ali cuando, súbitamente, ante el primer despertar del campeón “entendieron que toda esa locura había sido planificada”. Lo mismo se aplica al célebre Randy Couture, seleccionado olímpico de lucha de Estados Unidos que decidió incursionar después en el mundo de las artes marciales mixtas. Su apogeo vino después de los cuarenta años de edad, dada su capacidad de estudiar a sus oponentes e idear una estrategia diferente para cada pelea. “Nada mal para un viejo”, dijo, cuando, tras hacerse con el título de peso pesado del Ultimate Fighting Championship, le preguntaron su opinión sobre su desempeño. Esa exigencia de inteligencia es una constante en los deportes de combate y parecería indispensable para poder competir a cierto nivel. Floyd Mayweather Jr., el máximo estratega del boxeo contemporáneo, el peso pesado Wladimir Klitschko, orgulloso poseedor de un Ph. D. y quien habla con facilidad cinco idiomas, el ex catedrático universitario de matemáticas Rich Franklin, que ahora se desempeña en el MMA, el paleontólogo a tiempo parcial George Saint-Pierre, ampliamente considerado el mejor peleador de la actualidad, o la leyenda del judo David Douillet entregado ahora a los estudios sociales han hecho énfasis siempre, en su momento, en su intelecto como el factor diferencial al momento de imponerse. Irónicamente, parecería que este tipo de actividades son más acordes a los cultivadores de la aguda astucia de Ulises que a los de la descontrolada violencia de Aquiles o la indomable fuerza de Ajax.
Los deportes de combate no son la excepción a la famosa regla que instauró Malcolm Gladwell en su libro “Outliers”: para volverse docto en una disciplina es necesario, primeramente, por lo menos 10 mil horas de práctica.
Parecería, no obstante, que se trata de una relación recíproca. Así como la inteligencia parece ser necesaria para la práctica de estas actividades, el cultivo de los deportes de combate ayudaría al desarrollo de la inteligencia. Esta fue la motivación suprema de Jigoro Kano, el fundador del judo, para introducir este arte marcial en el sistema educativo japonés a inicios del siglo XX. Filósofo y educador, además de un apasionado practicante de las artes marciales, Kano miraba con preocupación la falta de vigor físico, así como el abundante estrés y desmotivación, entre los jóvenes japoneses. Consideró que el judo era una excelente opción para que las nuevas generaciones cultivaran cuerpo y mente. Esa misma percepción se extendió hasta Brasil, donde los Gracie, la familia fundadora del jiu jitsu e indirectos herederos de Kano, definían a su estilo como “el supremo triunfo de la inteligencia sobre la fuerza bruta”.
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Un alto costo Pocos deportistas han sido tan dominantes en su campo como Alexander Karelin, el seleccionado soviético peso pesado de lucha grecorromana, tres veces campeón olímpico y diez veces campeón mundial. Los últimos seis años ni siquiera le marcaron un punto y ganó su última olimpiada con un pectoral desgarrado. En él se daban cita todas las virtudes físicas: tamaño, fuerza, velocidad y resistencia. Tal era su condición que le llamaban “El Experimento” y fue el inspirador del siniestro personaje Iván Draggo, de Rocky IV. Además, descendiente de intelectuales aristócratas exiliados a Siberia, era aficionado a la música clásica, la literatura y la historia. Karelin siempre fue acusado de emplear esteroides y sustancias prohibidas. Tras la caída de la Unión Soviética, ante los cuestionamientos de la prensa occidental al respecto de su rendimiento, Karelin invitó a un equipo de periodistas deportivos a cubrir su entrenamiento diario en Siberia, su tierra natal. El resultante fue un estremecedor reportaje que mostraba las extenuantes, primitivas y brutales rutinas del atleta soviético, llena de ejercicios como cargar una refrigeradora arriba abajo por las escaleras de un edificio o levantar y arrojar troncos por encima de su cabeza. Al final, su explicación fue clara: “muchos me critican, pero nadie entiende que yo trabajo cada día más fuerte de lo que mis rivales jamás han entrenado en sus vidas”. Un caso similar fue el de Masahiko Kimura, el más célebre judoka de todos los tiempos. Tras sufrir un par de derrotas en su juventud, llegó a la conclusión de que la única forma de prosperar era entrenando más que sus oponentes. Ellos entrenaban seis horas, así que él decidió entrenar nueve, sometiéndose siempre a rutinas de una intensidad inhumana. Repetía, a manera de calentamiento, dos mil veces su derribo favorito y hasta el día de su muerte, con casi ochenta años, llevaba a cabo mil flexiones de pecho cada mañana. Los deportes de combate no son la excepción a la famosa regla que instauró Malcolm Gladwell en su libro “Outliers”: para volverse docto en una disciplina es necesario, primeramente, por lo menos 10 mil horas de práctica. Como señala Chris Sheridan en su libro “A fighter’s mind”, en las artes marciales se requiere además que esas 10 mil horas se obtengan a una temprana edad, ya que la juventud es necesaria para poder estar en la mejor forma física y resistir la dureza del entrenamiento y la competencia. Así, es común que un competidor de primer nivel de veinte y pocos años lleve entrenando tres o cuatro horas al día desde que era un escolar. Llega un nivel en el que todos tienen talento y ética de trabajo, pero para comenzar siempre es bueno recordar aquél refrán tan popular en el mundo de la lucha olímpica: el trabajo duro le gana al talento, si el talento no trabaja duro.
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Este factor implica hacer notables sacrificios. Como Segundo Chango, entrenador de boxeo de la selección de Pichincha, recalca, el sacrificio no es entrenar, ya que entrenar suele ser un placer para el deportista. El sacrificio son todas aquellas cosas que el atleta deja de hacer por estar entrenando, cuestiones que repercuten en campos diversos, desde la dieta hasta la vida sentimental. Sacrificar cuatro o más horas al día durante más de dos décadas resulta tener un costo de oportunidad escalofriante. Además, son actividades que requieren una carga de tiempo aún mayor a la de la mayoría de deportes, ya que exigen no solo una amplia preparación física, sino inmensa preparación técnica. Así, es importante tener en cuenta cuánto trabajo, sacrificio y entrenamiento yace detrás del desempeño de cualquier practicante de estas disciplinas. Por ejemplo, cuando el boxeador ecuatoriano Segundo Mercado subió al ring en 1991 en la Plaza de Toros Quito contra Robert Carson tenía 24 años. Llevaba practicando el boxeo desde los 6 años de edad, dedicado íntegramente a ello, viajando de un lado al otro, peleando desde los Guantes de Oro de Guayaquil hasta las Olimpiadas de Seúl, al punto de no haber podido estudiar más allá del segundo grado de primaria. Pocos en el público tuvieron la delicadeza de tener en cuenta cuántos sacrificios había hecho en ese proceso, ya que, una vez que el juez lo descalificó, los presentes estelarizaron un notable motín lleno de insultos racistas contra Mercado. Tampoco tuvieron eso en mente los aficionados que incendiaron el Coliseo Julio Cesar Hidalgo cuando el combate entre Daniel Guanín y Eugenio Espinoza no fue lo suficientemente entretenido ni satisfizo la sed popular de sangre.
Saber perder Y muchas veces el sacrificio no es suficiente. Por ejemplo, un judoka japonés promedio que llegue a las olimpíadas es alguien que ha tenido competencias todas las semanas, no ha perdido un solo combate en los últimos seis años y practica esa disciplina desde los cuatro años de edad. Un seleccionado norteamericano de lucha ha competido desde la época escolar, estudió la universidad como parte del equipo de lucha y después dejó todo a un lado para seguir, a lo largo de cuatro años, la selectiva olímpica. Lo mismo se repite en el jiu jitsu o el boxeo. En un mundial, en una olimpíada, todos los presentes, sin excepción, han hecho los mismos sacrificios durante décadas, pero solo hay lugar para uno en el podio. Ahí es cuando entra en juego el talento fuera de serie, el azar y los detalles mínimos. Por cada campeón, por cada ganador, existen decenas de otros que hicieron todo lo que tenían que hacer y tomaron todas las decisiones correctas. Todo lo que podían hacer, lo hicieron, y sin embargo, simplemente, la fortuna nunca les sonrió. Fue lo que pasó con nuestros boxeadores Jaime
Solo un buen psicológico puede bastar para que un luchador triunfe, reza el dicho, y un mal psicológico puede bastar para que pierda.
“Chico de Oro” Valladares o Ramiro “Clay” Bolaños cuando fueron a pelear por el título en Japón. Tenían talento y estaban bien entrenados, pero perdieron. Es lo que pasó con el propio Randy Couture, cuyo sueño era llegar a una olimpíada pero cuatro veces perdió la final de la selectiva. Durante dieciséis años, la suerte no lo favoreció. Dan Henderson, que se dio modos de llegar a tres olimpíadas, porque su sueño era una medalla, pero nunca pasó de la primera ronda. O Jerome Le Banner, quien en más de una década, pese a ser ampliamente considerado uno de los mejores peleadores del mundo, jamás consiguió hacerse con el título de K1, o luchadores como Saulo Ribeiro o Roberto Magalhaes, quienes llegaron cuatro veces a la final del Mundial de Jiu Jitsu en la categoría peso libre, contra oponentes menos rankeados, y se fueron con las manos vacías. Así, la victoria no exige solo un inmenso sacrificio en materia de tiempo, esfuerzo y juventud, exige también la aceptación de la posibilidad real, de la ampliamente mayoritaria probabilidad, de que ese esfuerzo habrá sido en vano y no dará frutos. Por eso, por un lado, son tan pocos los que ponen las fichas en la mesa y deciden correr el riesgo; pero, por el otro, los atletas, para asumir ese costo, suelen amar tanto lo que hacen que encuentran en el día a día suficiente gratificación como para hacer que la posibilidad de no ganar sea manejable. Por eso, cuando el peleador brasileño de artes marciales mixtas Lyoto Machida, hijo de un despiadado profesor de karate japonés, conquistó el título del UFC, su reacción fue un llanto descontrolado. Con el cinturón de campeón puesto, durante varios minutos habló de los interminables entrenamientos que había realizado desde niño, de lo duro que había sido y de la proverbial rigurosidad de su padre. “Si tienen un sueño, luchen por él, ¡es posible!”, le dijo al público. Fiel a la naturaleza de ese deporte, Machida perdió el título dos peleas después. Gajes del oficio.
Por algún extraño motivo, la valentía es un valor que pasó de moda. Cuando uno lee literatura o crónicas antiguas, es inevitable sorprenderse en el énfasis y la admiración que nuestros antepasados, siglos atrás, demostraban ante la gente con agallas. Ahora, oficialmente, se considera a esta una virtud banal, más peligrosamente cercana a una deficiencia psicológica que a una fortaleza moral.
La olvidada valentía El escritor cubano José Lezama Lima decía que solo lo difícil es estimulante. Al parecer, pensaba como un peleador. A la larga, es difícil imaginar una actividad en la que derrota sea tan dolorosa y la victoria tan repleta de gloria como en las artes marciales y los deportes de combate. O una competencia en la que emociones primarias como el miedo, el coraje, la vergüenza o el nerviosismo alcancen cuotas tan altas. Por eso, todo conocedor sabe que deportes como esos implican, ante todo, una carga psicológica difícil de administrar. Solo un buen psicológico puede bastar para que un luchador triunfe, reza el dicho, y un mal psicológico puede bastar para que pierda.
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Fabio Gurgel, varias veces campeón mundial de jiu jitsu y profesor de toda una constelación de campeones, ha tenido tantos prodigios bajo su égida que es capaz de definir con sencillez lo que un ganador requiere. Primero, asegura, debe amar entrenar; pero la palabra en este caso abarca no solo amar la participación en el entrenamiento, sino también amar dormir suficientes horas, comer bien o no tener malos hábitos. Esa condición reduce ya inmensamente los prospectos. Para seleccionar entre ellos, el parámetro es sencillo, pero profundo. Gurgel dice que a un verdadero campeón se lo reconoce en la actitud dentro del área de lucha. En su cara, en su mirada, durante el combate, se ve felicidad y realización, se nota que es un ser humano que, ahí adentro, está lleno de dicha, convencido que está llevando a cabo la tarea más importante de su vida y la actividad para la que, está seguro, nació. Es diferente de los que, por más preparados que estén, en sus rostros se alcanza a ver que lo único que quieren, ya sea ganando o perdiendo, es terminar rápido para irse a la casa, con la misma pasión que demuestra un oficinista promedio.
Gurgel dice que a un verdadero campeón se lo reconoce en la actitud dentro del área de lucha. En su cara, en su mirada, durante el combate, se ve felicidad y realización, se nota que es un ser humano que, ahí adentro, está lleno de dicha, convencido que está llevando a cabo la tarea más importante de su vida y la actividad para la que, está seguro, nació.
Por algún extraño motivo, la valentía es un valor que pasó de moda. Cuando uno lee literatura o crónicas antiguas, es inevitable sorprenderse en el énfasis y la admiración que nuestros antepasados, siglos atrás, demostraban ante la gente con agallas. Ahora, oficialmente, se considera a esta una virtud banal, más peligrosamente cercana a una deficiencia psicológica que a una fortaleza moral. Es como si los débiles hubiesen terminado por convencer a los fuertes de que sus cualidades eran perniciosas. Parecería que vencer el miedo, asumir la posibilidad de un final infeliz, son cosas sencillas. No obstante, enterrado en el alma humana, yace siempre la natural admiración por aquellos que ponen la cara, ganen o pierdan.
Oportunidad irrepetible Hay veces que estas cuotas de dolor y sacrificio son bien recompensadas. Un caso célebre fue el de Yasuhiro Yamashita, el celebérrimo judoka japonés peso pesado al que muchos consideran el mejor competidor que ha conocido ese deporte. Yamashita se perdió las olimpiadas de 1976 por una fractura de peroné que comprometió también seriamente su rodilla. En 1980 la invasión de Afganistán de parte de la URSS significó un boicot internacional de los Juegos Olímpicos de Moscú, al que Japón se sumó. Así, esperó hasta 1984, en Los Ángeles. Venció sin problemas su primer combate, pero en el segundo recibió un ataque a la pierna que rompió nuevamente su peroné y afectó su rodilla. Las estrictas reglas del judo dictan que si un competidor pide la intervención médica está automáticamente aceptando su derrota. Por ello, Yamashita soportó su dolor en silencio y venció el combate. En los dos siguientes combates, su pierna recibió sucesivos y dolorosísimos ataques.
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“Hay veces que la victoria se vuelve más importante que la vida, y ahí es cuando la gente termina muerta en el boxeo”.
Roger Gracie era conocido como el deportista técnicamente más perfecto que ha visto el deporte. Souza, a su vez, tenía garra y fortaleza. “Jacaré” consiguió ponerse adelante por puntos, pero, cuando faltaba apenas un minuto, Roger Gracie encajó una perfecta llave de brazo. La consecuencia lógica hubiese sido que Souza se rindiera. Souza cuenta que en ese momento pasaron frente a sus ojos todos sus años de esfuerzo y las dificultades que había enfrentado. Pensó en sus decenas de compañeros de Manaos, pobres como él, que habían juntado dinero para pagarle el pasaje de bus hasta Rio de Janeiro y en las semanas previas a la competencia que pasó durmiendo en la colchoneta de una academia amigo que le abrió sus puertas...
Consiguió vencer, pero para ese momento su lesión ya no era ningún secreto. Cuando se marchó al descanso, antes de la final frente al egipcio Mohammed Rashwan, nadie sabía si regresaría al combate. Lo hizo. La escena de Yamashita saliendo del camerino, saltando en un pie y con la pierna lesionada embutida en vendajes, dirigiéndose al área de lucha marcó a toda una generación. Rashwan contaría después que, al verlo, entendió que su rival estaba “serena y sinceramente dispuesto a morir”. En un gesto de gran humanidad que se le reconoce hasta hoy, el egipcio se negó a atacar la pierna mala del japonés, alegando que sería una victoria sin honor. Al final, en un contraataque, Yamashita venció, convirtiéndose en el único campeón olímpico peso pesado que, pese a su lesión, ha ganado todos sus combates por ippon. Un caso similar fue lo que sucedió, en el jiu jisu, con Ronaldo “Jacaré” Souza. Un mestizo de sangre africana e indígena, Souza era un niño de la calle, involucrado con el crimen en Belem do Pará, que con diecisiete años escapó a Manaos, donde un hermano de parte de padre, para salvar el pellejo. Allí, a esa edad relativamente tardía, conoció el jiu jitsu. Entrenaba todo el día y dormía en la academia; sin pagar pensión ni arriendo a cambio de limpiar el lugar. Tal era su talento, vigor físico y dedicación que ocho años después, en 2004, estaba en el tatami del coliseo del Tijuca Tennis Club, en Rio de Janeiro, disputando el título más importante que existe en el jiu jitsu: el campeonato mundial peso libre de adultos cinta negra. Su rival, su antagonista al milímetro, era Roger Gracie, un próspero joven criado entre Rio de Janeiro y Londres, parte de la familia real del jiu jitsu, que había tenido todo el apoyo desde temprana edad y le llevaba quince kilos y veinte centímetros de ventaja. Roger Gracie era conocido como el deportista técnicamente más perfecto que ha visto el deporte. Souza, a su vez, tenía garra y fortaleza. “Jacaré” consiguió ponerse adelante por puntos, pero, cuando faltaba apenas un minuto, Roger Gracie encajó una perfecta llave de brazo. La consecuencia lógica hubiese sido que Souza se rindiera. Souza cuenta que en ese momento pasaron frente a sus ojos todos sus años de esfuerzo y las dificultades que había enfrentado. Pensó en sus decenas de compañeros de Manaos, pobres como él, que habían juntado dinero para pagarle el pasaje de bus hasta Rio de Janeiro y en las semanas previas a la competencia que pasó durmiendo en la colchoneta de una academia amigo que le abrió sus puertas. La decisión estaba tomada. “Jacaré” apretó fuerte los dientes y se dejó romper el brazo. Forcejeó hasta escapar y cuando el árbitro, viendo su brazo colgando inerte, se le acercó horrorizado, Souza lo miró a los ojos y, apuntándole con un dedo, le dijo “no me rendí y no me voy a rendir”. Resistió un minuto más, con el brazo atado al cinturón, los embates de un sorprendido Gracie y, cuando sonó el pitazo final, alzó su brazo sano, gritando, lleno de alegría “yo no me acobardo”,
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antes de ser llevado en brazos por la afición, primero al podio y luego al hospital. Ambos, Yamashita y Souza, pese a que se trataban de dos deportes diferentes, dos culturas diferentes y dos décadas de distancia, coincidieron en sus explicaciones cuando les preguntaron el motivo por el cual habían optado por ese proceder. Señalaron que ese deporte era aquello a lo que habían dedicado su vida y que se trataba de la oportunidad única de conquistar el más alto galardón en ese ámbito. Difícilmente tendrían nuevamente la oportunidad de disputar una final de Mundial o de Olimpíadas. Era el momento para el cual se habían preparado toda una vida. Así, se trataba de ser consecuentes. Si había un momento, un motivo, en sus vidas que ameritaba dejarse despedazar, era ese.
Ganando en la derrota Ahora, hay veces que ese mismo sacrificio no basta para alcanzar la victoria. Pero así como el público reconoce a los valientes en la victoria, los reconoce y ensalza en la derrota. Un caso célebre de una pelea sin vencedores fue la “Thrilla in Manila”, como se cuenta en el documental del mismo nombre, el célebre tercer enfrentamiento, por el desempate, entre Mohammed Ali y George Frazier, a la cual el propio Ali ha denominado repetidas veces su mejor y más dura pelea. Condimentada con una serie de ingredientes extradeportivos, como rivalidades políticas, raciales e insultos personales, fue un combate en el que ambos se sacrificaron hasta la insensatez. Catorce rounds después, cuando faltaba solo un asalto para el final, Frazier, cuyo estilo era un dolor de cabeza para Ali al punto de haber sido quien le quitó el invicto, estaba ciego por la hinchazón de sus párpados y su entrenador tiró la toalla por miedo a que muriera en el ring. Para ese momento, Ali estaba tan absurdamente castigado y agotado que había pedido que le quitaran los guantes, pero Frazier se rindió primero. Fernie Pacheco, el médico de Ali, se acercó al boxeador y, ante el volumen del castigo, le dijo que esa pelea había sido la última de su carrera. Ali desobedeció y continuó peleando, lo cual repercutió irreversiblemente en su salud. “Hay veces que la victoria se vuelve más importante que la vida, y ahí es cuando la gente termina muerta en el boxeo”, sentenció al respecto, el galeno. Así, Frazier fue derrotado y Ali salió a los brazos del mal de Parkinson. Tres boxeadores ecuatorianos saben también lo que es aguantar un castigo con la frente en alto. Jaime Valladares, ante Hiroshi Kobayashi, Ramiro Bolaños frente a Kuniaku Shibata y Segundo Mercado ante Bernard Hopkins estuvieron a un paso del título mundial. Valladares, en Tokio, durante quince asaltos, resistió los golpes de uno de los mejores pesos livianos de todos los tiempos. Bolaños, con un corte siniestro desde el tercer round, peleó hasta el dé-
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cimo quinto, cuando decretaron el KO técnico; todo el Japón aplaudió su corazón indoblegable. Mercado, a su vez, resistió durante siete asaltos el ímpetu de uno de los pocos boxeadores contemporáneos que sin duda alguna seguirá siendo famoso dentro de cien años. Se negaba a caer, así que tuvo que ser el árbitro el que, al ver que, pese a que seguía en pie, Mercado estaba ya conmocionado, paró la pelea. El brasileño Renzo Gracie, peleador de artes marciales mixtas, sea quizás el protagonista de la más gloriosa derrota de los últimos años. El japonés Kasushi Sakuraba había vencido en seguidilla a tres miembros de su familia, la célebre dinastía Gracie: dos primos y un hermano. Renzo, en teoría el más valiente, entrenado y experimentado, fue el llamado para restituir la honra familiar en Tokio, frente a ochenta mil personas. Libró una pelea digna de encomio e iba ganando en las tarjetas de los jueces cuando, faltando apenas dos minutos para el campanazo final, el japonés encajó su más famosa llave, una palanca al brazo conocida como udegarami. Negándose a rendirse, Renzo intentó escapar con un violento rol que le fracturó completo el codo. El propio Sakuraba indicó al juez la magnitud del daño, quien suspendió la pelea para proteger la integridad del brasileño, quien no se daba por vencido. Tras cada una de las victorias de Sakuraba ante los Gracie, la prensa y los brasileños habían puesto algún pretexto, como lesiones o errores arbitrales, así que, cuando Renzo pidió el micrófono, todo el mundo pensó que haría lo de siempre: explicar el por qué de su fracaso y pedir la revancha. No obstante, sorprendió al mundo con sus palabras. “Los perdedores siempre ponen excusas cuando son derrotados. En mi caso, yo solo tengo una: él fue mejor que yo esta noche”, afirmó, levantando la mano de su rival. Perder en deportes de esa índole es duro, pero al mismo tiempo transparentemente liberador. Hay deportes en los que uno pierde en equipo y la derrota consiste en saltar menos o no conseguir meter la bola en un agujero. En las peleas se pierde solo, en público y la derrota implica llevarse una paliza, en sus diferentes expresiones. Como decía Griffin, no hay nada más primario que eso. Otro célebre derrotado fue Julio César Chávez, una institución en el boxeo que, con más de 100 victorias en el bolsillo, 36 años y una fortuna en el banco, decidió que quería la revancha con el joven Óscar de la Hoya. El mexicano demostró un corazón envidiable ante un peleador más grande, más joven y más técnico. En el descanso al final del séptimo round, De la Hoya estaba de pie, tomando agua, respirando por la nariz, cuando un exhausto, ensangrentado y chiboleado Chávez miró al público y, asintiendo a su esquina, se levantó para un round más. Al final del octavo se llevó una secuencia de tres golpes en el mentón y las sienes que lo dejó inconsciente, al punto de intentar golpear a De La Hoya después de que sonara la campana y tener que
… Y por eso es que el guayaquileño Raúl Gamboa, uno de los mayores expertos en boxeo del país, dice que a lo que más le teme es a un boxeador que tenga mucha valentía, pero poco entrenamiento y poca técnica, porque son los que se hacen matar.
ser llevado por el árbitro a su esquina. Un minuto después, cuando sonó la campana, no pudo ponerse de pie y, entre los aplausos de cariño y gritos de apoyo de la gente, fue puesto en pie por sus entrenadores para aceptar su derrota. Diez peleas después se retiraría, siendo conocido hasta hoy como uno de los más grandes de todos los tiempos.
El principio del final Otros no tienen esa suerte al momento de enfrentar las derrotas. Alexander Karelin perdió su imbatibilidad luego de 13 años, en la final de las Olimpíadas, ante el rollizo norteamericano Rulon Gardner, un joven de Wyoming relativamente desconocido. Karelin dejó sus zapatillas de lucha junto a la colchoneta, indicando que se jubilaba, y se negó a subir al primer lugar del podio con su rival para una foto del recuerdo. Con su derrota llegó su final. Fue lo mismo que sucedió con el brasileño Vitor “El Fenónemo” Belfort, un talento nunca antes visto que conquistó con 19 años el título del UFC. Tras ser derrotado al año siguiente por Randy Couture, nunca volvió a ser el mismo. O el propio Mike Tyson, el más dominante peso pesado de los últimos años, capaz de hacer algo que no era muy común en esa categoría: noquear de un solo golpe. Tras su derrota inesperada ante Buster Douglas, jamás volvió a brillar de la misma manera. Ahí cabe la frase de Rickson Gracie, quien rezaba que toda persona sube al ring dispuesta “a ganar, a perder o a morir”. O la afirmación de Renzo Gracie de que no recuerda haber visto jamás a un cobarde dentro de la jaula o el ring y que cualquiera que entre ahí merece una medalla de reconocimiento. Por eso es que los mexicanos tienen el dicho de que a un boxeador se le puede enseñar todo, menos la valentía y la velocidad. Y por eso es que el guayaquileño Raúl Gamboa, uno de los mayores expertos en boxeo del país, dice que a lo que más le teme es a un boxeador que tenga mucha valentía, pero poco entrenamiento y poca técnica, porque son los que se hacen matar.
El rebelde Johnson dio lugar a Joe Louis, el mayor pegador de los tiempos y el ideal del negro bien portado y contento con el status quo. Irónicamente, recayó en este negro, al igual que en otro famoso negro, Jesse Owens, la responsabilidad de hacerle frente a la ofensiva deportiva de la totalitaria Alemania nazi.
Quizás en esa lógica de la entrega yace el motivo por el cual, como decía el maestro Carlos Gracie, un peleador podrá ser rico o pobre, guapo o feo, inteligente o tonto, pero siempre será respetado. Por eso es que siempre que caen noqueados, derribados o finalizados en alguna llave, sus propios entrenadores, sus rivales, incluso los propios árbitros, siempre los levantan y los abrazan con mal disimulada ternura, con profundo respeto. A la larga, uno no se encuentra gente así todos los días.
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Los omnipresentes Como cualquier actividad humana, los deportes de combate están sujetos a dos nocivos elementos omnipresentes: la política y el morbo. Aportan emoción al deporte, pero también le han hecho mucho daño. La política, o quizás sea más apropiado hablar de una categoría más amplia, como la convulsión social producto de tensiones religiosas, políticas, sociales o étnicas, ha acompañado desde siempre a los deportes de combate, desde que los campeones de cada ciudad de la antigüedad se batían en representación de sus pueblos. La época moderna, no obstante, ha sido mucho más emocionante o, al menos, documentada. El primer peleador que encendió tensiones sociales en la época contemporánea fue Jack Johnson, un negro norteamericano que en 1908 conquistó el título mundial de peso pesado. Hasta ese entonces, los negros peleaban en una liga aparte, la de peleadores “de color”, e incluso el propio John Sullivan dejó siempre en claro que jamás pelearía con un negro. Para empeorar las cosas, Johnson era contestatario, de vida escandalosa, aficionado a las mujeres blancas. Siempre estuvo convencido de que su “imperdonable negritud” nunca le abriría las puertas de la sociedad. Tal fue su dominio que hasta el escritor Jack London rogaba a los cielos por un boxeador que encarnara la “gran esperanza blanca”. El rebelde Johnson dio lugar a Joe Louis, el mayor pegador de los tiempos y el ideal del negro bien portado y contento con el status quo. Irónicamente, recayó en este negro, al igual que en otro famoso negro, Jesse Owens, la responsabilidad de hacerle frente a la ofensiva deportiva de la totalitaria Alemania nazi. En dos ocasiones Louis se midió con Max Schmelling, el boxeador estandarte de los nazis. La primera perdió por un golpe de suerte del alemán. La segunda lo noqueó rápidamente con un golpe al cuerpo que lo hizo, literalmente, gritar de dolor. Como era de esperar, Estados Unidos trató mal a ese ciudadano de segunda que tan bien le había servido: la persecución fiscal culminó con Louis en bancarrota. Mohammed Ali, nacido Casius Clay pero que se cambió el nombre al abrazar el racista credo de la Nación del Islam dirigida por Elijah Mohammed, fue el continuador de esa disputa. Enemigo de los blancos, pero sobre todo de los negros que juzgaba colaboracionistas con la opresión, Ali encarnó las reivindicaciones étnicas en su corte más agresivo. Atacaba con especial saña a Sony Liston, a George Frazier y a George Foreman, a quienes consideraba negros manipulados por los blancos. Sus posturas políticas le valieron pasar sus mejores años sin poder competir, debido a que el gobierno encontró en su negativa a participar en la Guerra de Vietnam la excusa para quitarle su licencia.
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En honor a la verdad, el mundo mucho ha hablado de la postura de Ali y de lo mucho que sufrió por ella, pero poco ha mencionado el daño que su discurso le causó a hombres humildes e inocentes, como Frazier y Foreman.
La amenaza roja y las clases La Guerra Fría fue también el escenario de combates deportivos desproporcionados. Los países del otro lado del Telón de Acero mostraron siempre una obsesión patológica por las conquistas olímpicas. Así nació, por ejemplo, la leyenda de Teófilo Stevenson, el púgil cubano tres veces campeón olímpico, contemporáneo de Ali, que nunca peleó en profesional y resultó ser, hasta hoy, uno de los más fervientes defensores de la Revolución. Su continuador, Félix Savón, lo igualó en títulos e inmortalizó el boxeo cubano. Lo mismo sucedió con Alexander Karelin y muchísimos otros de sus compañeros soviéticos en la lucha. Tenían la misión de dominar los Juegos Olímpicos y cualquier enfrentamiento con sus pares norteamericanos alcanzaba cuotas dramáticas de presión. Cuando el judo se volvió deporte olímpico en 1964, la URSS se apresuró a levantar un equipo que le sirviera para cosechar medallas. Tras juntar una amalgama de luchadores, ponerles uniforme de judo e instruirlos en una mezcla de técnicas de sambo y lucha, los enviaron a competir en las Olimpíadas de Tokio. Su incursión significó un trauma para los japoneses, quienes vieron su arte alterado, contaminado y manipulado sin piedad. Cuba siguió sus pasos muy pronto. Así, los clásicos de judo URSS contra Japón, o, en la región, Brasil, heredero de la tradición japonesa de judo, contra Cuba, tendrían siempre implicaciones más allá de lo deportivo. Incluso el Ecuador terminaría siendo una víctima colateral de la Guerra Fría, en las Olimpíadas de México 68. Uno de los mejores boxeadores ecuatorianos de todos los tiempos, Rafael Anchundia, se midió en su primera pelea con el soviético Valery Sokolov. El ecuatoriano lo tumbó dos veces y salió como ganador. No obstante, esa noche, en el hotel, le informaron que se habían cambiado los resultados y que Sokolov había vencido 3-2. Sokolov sería el campeón olímpico. Los reclamos del Ecuador, ante el poderío de la URSS, no significaron nada. En el Brasil, como en toda Sudamérica, estos deportes sirvieron también como escenario de las tensiones sociales. En la primera mitad del siglo, los duelos entre los Gracie y los campeones japoneses inmigrantes sirvieron como expresión de la xenofobia que sentían muchos brasileños ante los herméticos nipones. Más tarde, serían los negros los que tendrían que luchar por la aceptación. El cubanobrasileño José Landi-Jons, quien llegó con 10 años luego de que su familia saliera en el éxodo de Mariel, recuerda que en sus primeras peleas tenía la obligación de ganar, se decía
Hasta el día de hoy, Mercado cuenta que, de poder elegir, volvería a nacer negro y se burla de los negros con complejo de blanco. Es orgulloso y recuerda como, cuando ganaba, era un héroe “ecuatoriano” y cuando perdía un villano “negro”.
él mismo, porque era negro. Igual, en el jiu jitsu, Fernando Augusto “Tereré”, un niño negro de la calle que comenzó cuidando los carros de una academia de artes marciales en Rio de Janeiro, resultó ser uno de los talentos más notorios en la historia de ese deporte, hasta antes de sumergirse en el mundo de las drogas y el hampa. Su némesis, Fernando Pontes, era un millonario hijo de una familia tradicional de Sao Paulo, arrogante, violento e irrespetuoso. Los combates entre ambos dividían el clima entre negros y blancos, pobres y ricos, paulistas y cariocas. Los latinos en EEUU tuvieron que seguir el mismo camino de los negros. Julio César Chávez, Óscar de la Hoya y, recientemente, Caín Velásquez en las artes marciales mixtas, han levantado el nombre de la comunidad hispanoamericana. Sin embargo, sigue siendo un mundo convulsionado, como cuando el chicano Tito Ortiz, peleador de artes marciales mixtas, dijo que no iba a ser derrotado por peleadores tercermundistas, lo cual movilizó a toda la hinchada brasileña y mexicana en su contra.
Imperdonable oscuridad El Ecuador no es excepción. El boxeo, un deporte aristocrático a principios del siglo, sufrió una incómoda invasión popular conforme avanzó el siglo. En los sesentas vendrían los famosos combates de Jaime Valladares con Eugenio Espinoza. Valladares era el “Chico de Oro”, poseedor de cierta soberbia blancura y con un ligero acento colombiano, ya que se había formado en ese país. Espinoza, en cambio, de La Tola, huérfano, pobre y fortísimo encarnaba el orgullo longo. Sus combates dividían a la sociedad en función de eso. Ramiro Bolaños, a su vez, quien comenzaría su carrera venciéndolos a ambos, cargaría también con el estigma de su negritud, al punto de tener que irse a vivir a Guayaquil, por la negativa reacción popular, luego de vencer a los dos campeones locales. A Segundo Mercado, quien estuvo a una pelea de ser medallista olímpico, le tocaría asumir el ascenso de los negros en el Ecuador. Su surgimiento coincidió con la época de Dusan Draskovic en el fútbol, cuando los afroecuatorianos empezaban a destacarse en los deportes. Hasta el día de hoy, Mercado cuenta que, de poder elegir, volvería a nacer negro y se burla de los negros con complejo de blanco. Es orgulloso y recuerda como, cuando ganaba, era un héroe “ecuatoriano” y cuando perdía un villano “negro”. En dos ocasiones terminó preso por trifulcas callejeras, una contra un transeúnte que lo insultó mientras trotaba y otra con un grupo de policías en una discoteca. Ambas, según él, comenzaron a raíz de insultos racistas. La primera, el tipo le recriminó una derrota acusándolo de “negro h…” y la segunda, movidos por la envidia, los policías chocaron su carro y le dijeron que fuera a buscar compensaciones
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“en la c… de tu madre, negro h…”. El incidente con los policías terminó con Mercado encarcelado una semana, tras haber sido golpeado brutalmente, con toletes y correas, en el túnel de San Roque, que los uniformados cerraron al paso para poder escarmentar al boxeador a conciencia. Esa paliza se la propinaron pocas semanas antes de una pelea por el título mundial, lo que, obviamente, repercutió en su desempeño. Latino contra gringo, negro contra blanco, pobre contra rico, comunista contra capitalista, nazi contra demócrata, gay contra conservador o musulmán contra cristiano son elementos de conflicto que siempre adquirirán una condición especial en deportes como estos. Sucede lo mismo con el factor morboso: la muchedumbre ama la violencia y el descontrol. El diario El País tiene por política no cubrir eventos de boxeo ni de artes marciales mixtas, a menos que sean noticias que demuestren “el sórdido mundo de estas disciplinas”. Lamentablemente, El País tiene razón en que el público, en su mayoría, no le importa un comino la técnica o el carácter, lo que quieren es la sangre, el sufrimiento, el paquetazo emocional y, a veces, sería mejor no dárselo.
Levantarse y aportar Hoy, el boxeo, las artes marciales mixtas, el judo o el jiu jitsu gozan de un público menos masivo que en un pasado reciente debido, justamente, a su evolución técnica. Cada generación es mejor y, así, los combates son cada vez menos carnicerías y más duelos tácticos, ajedrecísticos. Eso está bien, es la idea, pero lamentablemente, para que eso prospere se requiere uno de los bienes más escasos: una hinchada educada. Cualquier entendido en estas disciplinas de hace un par de décadas se llenaría de alegría al ver en acción a un Wladimir Klitschko, un Roger Gracie, un Teddy Rinner, un Arthur Taymazov o un Jon Jones. Lamentablemente, la gran masa no puede entender eso y los odian por “aburridos”. Así, ante la eterna cuestión de por qué, si son disciplinas benévolas y bellas, los deportes de combate atraen a tanto gamberro, ya sea en calidad de competidor, promotor o aficionado, la respuesta es simple. Sucede lo mismo que con la política, la música o las mujeres hermosas: son tan bellas que, inevitablemente, atraen a los codiciosos, los malvados, los inescrupulosos. Lo único que podemos hacer al respecto es poner de parte, con estudio y esfuerzo, para levantar el nivel y ganar la pelea. Es justo lo que esas actividades enseñan y lo que Hemingway, London o Conan Doyle hicieron en su tiempo para elevarlas.
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El diario El País tiene por política no cubrir eventos de boxeo ni de artes marciales mixtas, a menos que sean noticias que demuestren “el sórdido mundo de estas disciplinas”. Lamentablemente, El País tiene razón en que el público, en su mayoría, no le importa un comino la técnica o el carácter, lo que quieren es la sangre, el sufrimiento, el paquetazo emocional y, a veces, sería mejor no dárselo.
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Angélica Ordóñez
Doctora en Ciencias Sociales Docente - Universidad San Francisco de Quito aordonez@usfq.edu.ec
Género y deporte en la sociedad actual
Este artículo trata temas introductorios en el área de Género y Deporte. Académicamente el texto se enmarca dentro de la Sociología del Deporte con enfoque de Género. Trata 4 temas principales: breve historia del deporte desde un punto de vista de género, tres enfoques principales que han sido usados para comprender el tema y para proponer soluciones frente a los principales problemas en esta área; el papel de los medios de comunicación para difundir o preservar los estereotipos de género; finalmente, el artículo explica qué sucede en el Ecuador.
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La creciente práctica de deporte en la sociedad actual es un hecho de innegable importancia. Este fenómeno puede ser abordado desde distintos puntos de vista respecto a su relevancia social, pero en este trabajo voy a concentrarme en cómo influye el género en estas transformaciones. Primero es necesario definir género como el conjunto de roles, expectativas, imaginarios, actos, o actitudes asignados a lo masculino y lo femenino por una sociedad determinada. El género se transmite mediante la socialización; no es innato. El género es opuesto al sexo, es decir, a la diferenciación biológica. A lo largo de la historia de la humanidad se separó la experiencia deportiva de hombres y de mujeres. Esto ocurrió desde edades tempranas de la civilización occidental. Sin embargo, el deporte tal como lo conocemos hoy, se empieza a organizar en el siglo XIX, por lo que la diferenciación de género en el deporte que tiene vigencia actual, proviene de esa época. A partir de las construcciones que cada sociedad ha hecho sobre lo masculino y lo femenino, la práctica deportiva ha ido modificándose. Eso quiere decir, que el deporte está
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íntimamente ligado a estereotipos de lo que una mujer y un hombre pueden o no realizar con su cuerpo. En general, lo femenino ha sido representado por cualidades como la sensibilidad, la pasividad, la sumisión, la comprensión, la dependencia, la falta de agresividad, etc. Lo masculino ha sido relacionado con la fuerza, agresividad, trabajo, éxito, iniciativa, etc. Estas ideas simplificadas de la realidad, pero reforzadas cotidianamente, tienen repercusiones en cómo nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Aún más, estas nociones de género van a asignar a hombres y mujeres un lugar determinado en la sociedad. Los temas que van a ser tratados en este artículo son: Historia de la práctica deportiva, desde un punto de vista de género Enfoques que buscan entender y solucionar la baja práctica deportiva femenina El papel de los medios de comunicación Qué sucede en el Ecuador en el tema de Género y Deporte
Los victorianos maximizaban las diferencias culturales entre sexos y usaban explicaciones biológicas para justificar desigualdades. Esta es la esencia del reduccionismo biológico: ideas biológicas usadas para construir ideas sociales sobre el género y para defender desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito del deporte.
1) Historia La idea de la inferioridad física de las mujeres ha sido construida en sociedad a lo largo de la historia. El período victoriano dio origen a los deportes modernos y las escuelas masculinas públicas en Inglaterra dieron pie a esta modernización cuando los juegos se transformaron en actividades con reglas características del deporte actual1. Los juegos organizados estaban impregnados de una concepción de la masculinidad que celebra la competitividad, la rudeza y la dominación física. En contraste, la participación de las mujeres en las actividades físicas y deportivas en la Inglaterra de la época victoriana estaba mucho menos desarrollada y constituía un tema de vivo debate en cuanto al tipo y al volumen de actividad que podría convenir a su supuesta “naturaleza más delicada”. En efecto, la ideología victoriana presenta a las mujeres como fuertes en el ámbito moral y espiritual pero física e intelectualmente débiles. En la Inglaterra victoriana, las mujeres tenían una función muy concreta dentro de la familia: ser madres y esposas; permanecer dentro del hogar. Las mujeres victorianas de clase media fueron instruidas en el modelo médico de la mujer delicada. Los médicos recomendaban ejercicios suaves, gimnasia preventiva y masajes para no sobrecargar las funciones reproductivas de las mujeres2. La posición de rechazo respecto a la incorporación de la mujer al deporte se acompañaba de un discurso patriarcal que dictaba lo que podían hacer o no en este ámbito. Como en tantas otras esferas de la vida, el médico, el cura, el padre (y con frecuencia, la madre, actuando como reproductora de los valores dominantes) eran los encargados de transmitir estas normas. Esta imagen victoriana obligaba a las mujeres a mantenerse frágiles y elegantes, alejándose de las capacidades propias de unas deportistas: la fuerza, resistencia, independencia y actividad3.
A inicios del siglo XX, la participación deportiva femenina va a tener varios giros importantes. Los ejercicios son cada vez más energéticos y son transmitidos como parte del currículo educativo. La mayor participación deportiva femenina coincide con la lucha legal, política y civil de éstas en Europa y Estados Unidos.
Los victorianos maximizaban las diferencias culturales entre sexos y usaban explicaciones biológicas para justificar desigualdades. Esta es la esencia del reduccionismo biológico: ideas biológicas usadas para construir ideas sociales sobre el género y para defender desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito del deporte4
1 Hargreaves, Jennifer. (1994), Sporting Females. London: Routledge, pp. 43 2 Giulianotti, R. (2004). Sport: A Critical Sociology. Oxford: Polity Press, pp. 83 3 Díez García, Alejandro, “Evolución histórica y social de la presencia de la mujer en la práctica física y el deporte”, Revista digital www.efdeportes.com, Año 11, No.99, 2006, p. 1-9 4 Hargreaves, Jennifer. (1994), Sporting Females. London: Routledge, pp. 43
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Partiendo de estas consideraciones, se establecían prescripciones muy concretas respecto a los deportes aptos para mujeres. La finalidad del ejercicio en las mujeres debía ser educativa y terapéutica, y la ejecución de los mismos estaba rodeada de extremo puritanismo5. A lo largo del siglo XIX, el concepto de la “naturaleza femenina“ como inherentemente débil y enfermiza, se integró en las actitudes y comportamientos de las personas, hasta convertirse en una realidad material, parte de la vida cotidiana6. La aceptación de las mujeres de su propia incapacidad le dio un peso humano y moral a los supuestos datos científicos. Muchas mujeres creían en su propia inferioridad y mostraban “pruebas” de sus creencias. El mito de la fragilidad física de las mujeres es una herencia de esta ideología y será la base de la institucionalización de la diferenciación del deporte según el género. Casi todas las disciplinas deportivas tienen pruebas y estándares diferentes según el género7. Pierre De Coubertin, creador de los Juegos Olímpicos modernos, insistía en que mujeres y práctica deportiva no eran compatibles, pues el deporte las alejaba de su destino como madres. A inicios del siglo XX, la participación deportiva femenina va a tener varios giros importantes. Los ejercicios son cada vez más energéticos y son transmitidos como parte del currículo educativo. La mayor participación deportiva femenina coincide con la lucha legal, política y civil de éstas en Europa y Estados Unidos. La práctica deportiva femenina va a aumentar con el paso del tiempo, pero ésta sigue siendo mínima en relación a la participación deportiva masculina. Para comprender este problema en toda su dimensión, varios elementos merecen ser analizados en las siguientes páginas.
2) Enfoques en el estudio de género y deporte La historia del deporte desde el punto de vista de género nos proporciona la primera explicación acerca de la baja participación femenina en el deporte. Esta escasa participación se produce, además, en espacios domésticos y en niveles no competitivos. Frente a esa realidad, existen varias propuestas teóricas que proponen herramientas conceptuales para analizar de forma completa el problema y para proponer soluciones. 5 Mosquera y Puig, (2009), “Género y edad en el deporte”, en García, Puig y Lagardera (comps.), Sociología del Deporte. Madrid: Alianza Editorial, pp. 110 6 Hargreaves, Jennifer. (1994), Sporting Females. London: Routledge, pp. 47 7 Laberge, Suzanne, “Les rapports sociaux de sexe dans le domaine du sport: perspectives féministes marquantes des trois dernières décennies”, Recherches feministes, vol. 17, no.1, 2004, p.9-38
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Estas perspectivas se inscriben como parte de la sociología del deporte con enfoque feminista y provienen de los Estados Unidos desde los años 19708. Los feministas del deporte son hombres y mujeres que buscan erradicar la discriminación en términos de género. Estos activistas provienen de los movimientos sociales y de la academia. Aunque no es un grupo homogéneo, ni unificado, todos y todas luchan por los derechos y necesidades de las mujeres. Los principales aportes del feminismo a la sociología del deporte tienen que ver con: 1) descubrir las formas en las que ha sido institucionalizado el poder masculino sobre las mujeres en el deporte; 2) cuestionar de manera práctica y simbólica los privilegios masculinos, usando el género como categoría básica de análisis; 3) crear conciencia acerca de las complejidades y contradicciones de las relaciones de género en el deporte, tanto en la teoría como en la práctica. Veamos aquí algunas perspectivas que ayudan a clarificar los problemas tratados y a formular alternativas9.
a) Igualdad de oportunidades Una demanda dominante en el feminismo del deporte es el deseo por igualdad de oportunidades de las mujeres en relación con los hombres. El feminismo del deporte representa una lucha de las mujeres y de los hombres –a favor de ellas- por el acceso de las mujeres a actividades tradicionalmente masculinas. Esta idea es central en la ideología democrática liberal. El feminismo liberal es un esfuerzo por eliminar o compensar los obstáculos sociales que impiden a las mujeres competir en iguales términos con los hombres, cuestionando las estructuras jerárquicas en las cuales los dos sexos se desarrollan. La ideología liberal mantiene que a lo largo de la historia de la sociedad industrial, las mujeres están acercándose cada vez más a la igualdad en todos los aspectos de la vida y la cultura. El liberalismo mantiene que a través de reformas sociales y legales, la igualdad entre los sexos se alcanzaría. Este tipo de políticas compensatorias son coherentes con las feministas que buscan más acceso y mejores facilidades para las mujeres en el deporte, proveyendo más recursos, igualdad de derechos ante la ley y capacidad de toma de decisiones. 8 Hargreaves, Jennifer. (1994), Sporting Females. London: Routledge, pp. 25 9 Esta sección está basada en el capítulo “Sport feminism” del texto Sporting Females, de Jennifer Hargreaves (1994), citado más arriba.
Esta ideología no toma en cuenta el grado en el que el poder masculino se manifiesta en los deportes; no incorpora dimensiones ideológicas y simbólicas de la opresión femenina; no cuestiona los modos masculinos de pensar y practicar el deporte, por lo que le parece sensato que las mujeres sigan los pasos de los hombres. Finalmente, esta postura no muestra qué mujeres quieren estar a la par de qué hombres, pues ignora las diferencias entre hombres y entre mujeres.
b) Separatismo La historia del separatismo no es nueva para los deportes femeninos. Existen diferentes posturas respecto al separatismo, basadas en distintos valores o experiencias. La mayoría de estas filosofías han sido una reacción, de una forma u otra, ante las ideas dominantes acerca de las predisposiciones biológicas y psicológicas de hombres y mujeres. Estas tendencias supuestamente hacen a los hombres más aptos para los deportes y a las mujeres, menos aptas. El separatismo ha sido también una estrategia para enfrentarse al poder cultural que los hombres ejercen en el deporte. En el siglo XIX, para sobrevivir, los deportes femeninos organizados se acomodaron a creencias biológicas tradicionales, en lugar de cuestionarlas. Sin embargo, a inicios del siglo XX, feministas en Norte América lucharon por un separatismo deportivo con razones éticas. Algunas feministas quisieron separarse del deporte masculino porque creían que se concentraba demasiado en la competencia y estaba siendo excesivamente comercializado. De la misma forma, veían que la típica práctica deportiva masculina se limitaba a un despliegue de agresión, a una prueba constante de fuerza y a una forma primitiva de comunicación que reemplaza la intimidad emocional. Además, existe un grupo de feministas que proponen separatismo por y para ellas mismas, en razón de que sienten opresión como mujeres. Estas feministas piensan que el interés común entre mujeres trasciende diferencias y que la independencia de los hombres deriva en la auto-realización. Esta postura comparte características con el feminismo radical, que propone un cambio de raíz en la sociedad, transformando las esferas privadas y públicas (y no solo la pública, como propone el feminismo liberal). En vista de que los deportes han sido monopolizados por los hombres y promueven o mantienen actitudes sexistas, los programas que proponen igualdad de oportunidades tienen limitaciones. La evidencia de numerosos estudios muestra que en términos de enseñanza, entrenamiento y administración, las mujeres tienen más amplitud y mejores prospectos en organizaciones femeninas, que en organizaciones mixtas.
En vista de la evidencia histórica, es muy poderoso el argumento de que poner en el centro de cualquier práctica o intervención teórica las experiencias de las mujeres incrementa la sensibilidad ante sus necesidades específicas. Esta es la razón por la cual algunos grupos deportivos han adoptado una política exclusionista y rechazan la membresía de hombres, que incluso simpatizan con los intereses de las mujeres. Este tipo de separatismo provee beneficios particulares para las mujeres de formas prácticas. El tener un espacio exclusivo para mujeres es cada vez más popular. El estar en un área con miembros de su mismo género es un “lujo” que pocas mujeres se pueden dar. Este espacio es una oportunidad para crear hermandad femenina, libera a las mujeres de la discriminación y el sexismo que experimentan a diario, les da un sentido de control y autonomía que de otra forma no podrían tener. Para muchas mujeres, un espacio para mujeres elimina el temor del acoso, el ridículo o la inhibición que experimentan en un grupo mixto y proporciona el único momento para ganar confianza y disfrutar del deporte. Cuando las mujeres actúan por sí mismas, la relación entre teoría y práctica se hace clara y el eslogan feminista “Lo personal es político” cobra vida. El problema con la postura separatista es que puede caer en posturas esencialistas, biologicistas, en las que se creen que existen deportes “apropiados” para hombres y para mujeres, basándose en supuestas características psicológicas y biológicas. También esta postura recrea divisiones sociales entre hombres y mujeres, pero también entre distintos grupos de mujeres y entre diferentes grupos de hombres.
c) Masculinidades Recientemente se han incluido en los estudios de género y deporte, la noción de masculinidad. Los hombres han sido vistos como garantes y víctimas del patriarcado, que se entiende como el sistema social a través del cual los hombres dominan a las mujeres y a masculinidades no tradicionales. Los estudios sobre las masculinidades, es decir las distintas posicionalidades que adoptan hombres distintos en el campo social, muestran que el patriarcado también actúa en contra de los mismos hombres. Los hombres son víctimas en el sentido de que están forzados a subyugar su sensibilidad en nombre de despliegues agresivos de masculinidad. Si bien no existe un solo tipo de masculinidad, la masculinidad tradicional y sus valores son dominantes en nuestra sociedad (fuerza, agresión, racionalidad, ausencia de sentimientos, etc.). Los deportes son un espacio muy importante de construcción de la masculinidad tradicional, ahora que ésta ha caído en crisis. El deporte es uno de los “últimos bastiones” del poder y la superioridad masculina, en contraposición a una creciente feminización de la sociedad.
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Los estereotipos de género empobrecen a hombres y mujeres: ninguno de los sexos tiene libertad de acción. El deporte es una institución crucial en la construcción de las masculinidades. Desde la temprana socialización infantil, pasando por los lazos compartidos y la formación identitaria creada por adolescentes varones, junto con los patrones de uso del tiempo libre de los hombres, el deporte ha sido de gran importancia para definir y diferenciar el significado de la práctica de la masculinidad10 . La capacidad del deporte de permitir un sentimiento socialmente legítimo entre hombres, no significa que se genere mayor tolerancia hacia masculinidades no hegemónicas. De hecho, el resultado es el opuesto. La homofobia y la misoginia son agentes de cohesión entre atletas varones, construyendo una personalidad masculina que desprecia cualquier elemento considerado femenino, sea en mujeres, en otros hombres o en sí mismos11
En el siglo XIX, para sobrevivir, los deportes femeninos organizados se acomodaron a creencias biológicas tradicionales, en lugar de cuestionarlas. Sin embargo, a inicios del siglo XX, feministas en Norte América lucharon por un separatismo deportivo con razones éticas. Algunas feministas quisieron separarse del deporte masculino porque creían que se concentraba demasiado en la competencia y estaba siendo excesivamente comercializado.
d) Estrategias de cambio Si bien no existe un consenso absoluto en los distintos enfoques teóricos sobre género y deporte, el feminismo del deporte cree que los deportes pueden ser una experiencia enriquecedora con potencial, en la que las mujeres pueden ganar confianza y un sentido de realización y gozo. En consecuencia, el feminismo del deporte mantiene la idea, de que las mujeres deben ser motivadas a participar en los deportes. Cada vez más, se populariza la postura de trabajar en conjunto y colaboración con los hombres. Sin embargo, para que esta situación se materialice, es importante desviarse de prácticas deportivas destructivas y rescatar solo los elementos valiosos de éstas
3) Medios de Comunicación Los medios son una de las fuerzas institucionales más poderosas de la sociedad moderna. La radio, la televisión, los periódicos, las películas, las revistas, se han convertido en grandes vehículos para transmitir valores sociales de generación en generación12 . Así, los medios son un actor clave para perpetuar la diferencia y la desigualdad de género en el mundo deportivo13. 10 Rowe, D. (2006), ”Big Defence: Sport and Hegemonic Masculinity”, en Tomlinson, Alan (ed.), Gender, Sport and Leisure: continuities and challenges, Meyer & Meyer, Oxford, 2006, pp. 123 11 Rowe, D. (2006), ”Big Defence: Sport and Hegemonic Masculinity”, en Tomlinson, Alan (ed.), Gender, Sport and Leisure: continuities and challenges, Meyer & Meyer, Oxford, 2006, pp. 127 12 Buysse, Jo Ann M. and Melissa Sheridan Embser-Herbert. (2004) “Constructions of Gender in Sport: An Analysis of Intercollegiate Media Guide Cover Photographs.” Gender & Society, Vol. 18(1), pp. 69 13 Idem, pp. 66
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Los hombres son víctimas del patriarcado en el sentido de que están forzados a subyugar su sensibilidad en nombre de despliegues agresivos de masculinidad. Si bien no existe un solo tipo de masculinidad, la masculinidad tradicional y sus valores son dominantes en nuestra sociedad (fuerza, agresión, racionalidad, ausencia de sentimientos, etc.). Los deportes son un espacio muy importante de construcción de la masculinidad tradicional, ahora que ésta ha caído en crisis. El deporte es uno de los “últimos bastiones” del poder y la superioridad masculina, en contraposición a una creciente feminización de la sociedad.
Los medios reproducen prejuicios sobre los que se basan las ideologías sexistas y las estructuras patriarcales. En los medios, los eventos femeninos tienen menor importancia y se les da menor cobertura. El número y tamaño de las fotografías dedicadas al deporte femenino son menores en cantidad y más pequeñas en tamaño que las de los hombres. Hay menos fotografías de deportistas mujeres en acción. Las relativamente pocas fotografías de atletas femeninas suelen ser individuales. Aún peor, son imágenes sexualizadas, acompañadas de referencias al estatus marital, su feminidad, sus vidas privadas o sus problemas personales. En Estados Unidos de acuerdo a una investigación, 90% de los programas deportivos hablan de deportistas varones. Cuando se habla de deportistas mujeres son descritas en términos de su atractivo para los hombres (audaz y hermosa) o en sus roles domésticos como madres y esposas14. En la arena deportiva, la forma en que los medios masivos de comunicación presentan a hombres y mujeres muestra como se reproducen nociones fijas de lo femenino y masculino. Por ejemplo, las mujeres atletas tienen menos probabilidad de ser mostradas como participantes activas del deporte. Su imagen se enmarca dentro de poses pasivas y tradicionalmente femeninas. Los atletas hombres aparecen en los medios exponiendo su físico, su musculatura y su superioridad deportiva. Por el contrario, las mujeres son feminizadas y sus logros deportivos se trivializan. El tema de la diferencia se vislumbra cuando vemos que en los medios, las mujeres son atletas pero, antes de nada son mujeres. El atractivo físico de las deportistas tiene mayor énfasis que sus habilidades deportivas. Así, la realidad de mujeres deportistas como competidoras competentes, fuertes y hábiles se enmascara con la imagen de los medios15. Una práctica común en los programas deportivos es enfocar una gran proporción de su pequeña cobertura de deportes de mujeres, en una atleta individual que está posicionada como ícono de atractivo femenino, blanco y heterosexual16. Los deportes televisados han seguido contraponiendo imágenes de cuerpos masculinos poderosos frente a imágenes de cuerpos de mujeres sexualizados de forma en que afirman nociones convencionales de superio-
14 Messner, Michael, Out of Play: Critical Essays on Gender and Sport, University of New York Press, New York, 2007, pp. 41 15 Buysse, Jo Ann M. and Melissa Sheridan Embser-Herbert. (2004) “Constructions of Gender in Sport: An Analysis of Intercollegiate Media Guide Cover Photographs.” Gender & Society, Vol. 18(1), pp. 66-68 16 Messner, Michael, Out of Play: Critical Essays on Gender and Sport, University of New York Press, New York, 2007, pp. 159
ridad masculina y fragilidad femenina17. Feminidad enfatizada es el término que Connell sugiere para describir una forma de feminidad que se articula con la masculinidad hegemónica, caracterizada por la incorporación en niñas y mujeres de conceptos opresivos acerca de la belleza femenina que simbolizan y reifican una postura carente de poder frente a los hombres18. La mayoría de prensa deportiva retrata a las mujeres deportistas en posturas de feminidad enfatizada. Mujeres retratadas como objetos para ser mirados es una de las pocas formas posibles de ganar espacio en los medios. Pues, en la mayoría de canales nacionales e internacionales, puede no haber reportajes de deportes femeninos por días. Solamente los deportes “apropiados” para las mujeres son transmitidos con mayor frecuencia (gimnasia, patinaje artístico, nado sincronizado). El problema es que con este tipo de imágenes transmitidas en medios de prensa escritos y televisados, se crea la idea de que no existen mujeres atléticas, profesionales o comprometidas con el deporte. La marginalización en los medios del deporte femenino envía un poderoso mensaje: el deporte femenino es menos importante que el masculino y, los hombres son más aptos para participar deportivamente, pues naturalmente están diseñados para hacerlo19. Los medios supuestamente son imparciales, sin embargo es claro que el periodismo deportivo presenta una visión sesgada en términos de género. La lucha por el cambio se da en dos niveles: 1. Alcanzar más espacio y tiempo en la cobertura 2. Decidir sobre las formas en las que el deporte femenino se transmite en los medios
4 ¿Qué sucede en Ecuador? En Ecuador existen pocas estadísticas sobre el uso del tiempo libre y la participación deportiva femenina. Según datos recopilados por el INEC-UNIFEM-CONAMU20, solo el 12% de mujeres ecuatorianas realiza deporte. La medición se realizó considerando mujeres que practican al menos una vez al mes actividad física de carácter recreativo. En el área rural los datos son más alarmantes, pues solo 6,8% de ellas hace deporte. La principal razón para no practicar deporte en el Ecuador 17 Idem, pp. 165 18 Idem, pp. 17 19 Hargreaves, Jennifer. (1994), Sporting Females. London: Routledge, pp. 196 20 INEC-UNIFEM-CONAMU (2005), Mujeres y hombres del Ecuador en cifras II.
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(así como en otros países), es la falta de tiempo. Esto tiene que ver con la doble jornada: mujeres que trabajan fuera de casa por un salario regresan a casa a realizar trabajo gratuito. Al estar encargadas socialmente de la crianza de los hijos y las tareas domésticas, tienen menos tiempo libre para dedicarse a actividades deportivas. Respecto a los medios de comunicación, los televisivos y la prensa escrita se enfocan en transmitir y comentar partidos de fútbol. No solo se hace un recuento del campeonato nacional, sino también de campeonatos internacionales. Los otros deportes son relegados a un segundo plano, aunque tienen preferencia si son espectáculos foráneos. Los deportes femeninos brillan por su ausencia en los medios. Incluso cuando se trata de torneos prestigiosos (como la Copa América o el Mundial de Fútbol), existe una baja o casi nula cobertura en la televisión de señal abierta y en la prensa escrita. Las prácticas deportivas serias no tienen espacio en los medios masivos de comunicación. Cuando se transmiten reportajes relacionados con mujeres, suelen ser historias de entretenimiento respecto a un seudo-deporte: por ejemplo, cuando sacan notas de mujeres estadounidenses jugando fútbol americano en ropa interior, luchas en lodo o baile del tubo. En su resumen anual del 2010, Deporte Total eligió hablar del deporte femenino con un reportaje sobre Pole Dancing (Baile del Tubo), en lugar de promover a tantas deportistas serias y consagradas en distintas ramas del deporte ecuatoriano. En realidad, sí hay mujeres en la televisión deportiva, siempre y cuando exista la oportunidad de hacer bromas de carácter sexual y de promover el voyeurismo. De esta manera, se transmite al público la idea de que no existen deportistas femeninas dignas de admiración por su práctica seria y sus logros… pues si no sale en televisión, nunca sucedió. Finalmente, desde el espacio gubernamental, no existen políticas públicas concretas para incentivar la participación femenina en el deporte a nivel masivo, ni una idea clara de cómo y por qué debe ser promovido. En la página web del Ministerio del Deporte, existe una alta proyección de inversión en deporte femenino, sin embargo, se enfocan al apoyo puntual de deportistas mujeres y de un campeonato femenino de Fútbol. Si se carece de leyes y políticas públicas para incentivar la práctica deportiva femenina, pocos cambios pueden surgir en el país, respecto a género y deporte.
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En realidad, sí hay mujeres en la televisión deportiva, siempre y cuando exista la oportunidad de hacer bromas de carácter sexual y de promover el voyeurismo. De esta manera, se transmite al público la idea de que no existen deportistas femeninas dignas de admiración por su práctica seria y sus logros… pues si no sale en televisión, nunca sucedió.
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Juan Jacobo Velasco Economista y cientista político. Columnista del diario HOY. velascoj@oitchile.cl
¿De qué hablamos cuando hablamos de deportes y ocio en el siglo XXI?
A pesar de la amplitud temática que sugiere el ámbito del ensayo, éste busca situar tres vertientes paralelas que son necesarias para hablar de deportes y ocio en el siglo XXI: la percepción personal, las grandes tendencias históricas que se suscitaron en el periodo de transición entre el siglo XX y el actual, y las ventajas comparativas que el deporte tiene respecto de otros ámbitos de ocio, que se amplifican gracias a las nuevas tecnologías y tendencias societales, logrando configurarlo como el gran fenómeno global que es.
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El ámbito de confrontación entre los países se ha ido institucionalizando en diferentes espacios, pero en ninguno de manera tan clara como en el deporte. Es ahí donde los nacionalismos, las identidades y el valor de una victoria, y su efecto en los egos nacionales, encuentran una veta explícita de redención o humillación. Aunque sin los efectos perversos de muerte y destrucción que traen las guerras.
1) ¿De qué hablamos al hablar de deportes y ocio en el siglo XXI? Es raro hablar de ocio y deporte en el siglo XXI. Pudiera empezar por desarrollar una idea desde un lugar común científico –social, económico o antropológico–; o una reflexión sobre la evolución histórica de la humanidad que transmutó en ese espacio que mueve masas, ojos y millones de dólares sobre la idea de la competitividad; o la mirada estética sobre un espacio para la creación y la superación que sublima la belleza cuando se juntan voluntad y cuerpo. Pero en realidad la palabra que me viene a la mente es emoción. Lo escribo con la certeza de no poder encontrar un mejor término que englobe lo que el deporte y el ocio engendran. También con la consciencia de las limitaciones de la tarea de escribir sobre ellos. Cuando de emociones se trata, como bien lo saben poetas, literatos y lingüistas, las palabras tienen un límite escritural que no puede trasladar en su justa medida lo que quien escribe –en este caso, un aficionado a los deportes– siente. Por eso, este ensayo es un ejercicio de lo que los sicólogos denominan insiding: una autoexploración intensiva, en que se mezclan la historia personal y las percepciones, la Historia con mayúscula, y aspectos que podríamos sintetizar como grandes hipótesis de trabajo, para intentar encontrar una respuesta a la pregunta planteada.
Otro elemento distintivo es la popularidad. Hacer deporte es relativamente simple … La práctica o comprensión de los deportes genera sociabilización, que se expresa tanto en los tópicos de conversación, en la discusión sobre los pormenores ligados a los acontecimientos, y en la repercusión que las principales figuras y equipos generan. El deporte se convirtió en un foro en el que se vuelca la mirada y la palabra –hablada o escrita– mundial.
Parto por lo evidente: el deporte genera un espacio de abstracción, de conexión personal y social, y de placer. Pienso que todo espacio de ocio motiva lo mismo. Pero lo que diferencia al deporte es el explícito espacio de confrontación. Dos o más deportistas, de manera individual o en conjunto, compiten para dirimir al mejor. La gracia del deporte es que, a pesar de la aparente superioridad de un equipo–competidor o lo parejo de estos, el resultado puede intuirse pero no predecirse con seguridad. Cualquiera puede ganar. Es verdad que, por lo general, los antecedentes avalan las diferencias. Pero ocurren casos –y no son pocos– en que la historia de David y Goliat se repite. David incluso puede ser decapitado por su rival. Pero, en tanto se genera una lucha en que mental y físicamente los competidores se entregan a fondo, la noción épica que inspira el sentido de superación en la brega se repite en el imaginario colectivo. Y nos motiva a seguir a los deportistas y a practicar deporte. Si bien la política y la geopolítica también son espacios de confrontación y fanatismo, la ventaja del deporte pasa por la inocuidad de sus resultados. Amén de la desazón de la derrota de los aficionados y el deportista, la confrontación y polaridad queda en la cancha, sin un efecto mayor. No pasa lo mismo con el ámbito de conflicto político o bélico. Sus secuelas afectan no solo el estado de ánimo, tambíen las condiciones socioeconómicas y ambientales de las sociedades. El ámbito de competencia a nivel deportivo
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enaltece a los competidores. En el caso de la política y los conflictos bélicos, muchas veces los degrada. No es menor el hecho de que la cantidad de conflictos bélicos y la población afectada por ellos se ha ido reduciendo en el inicio del siglo XXI respecto de cualquier otro periodo histórico. El ámbito de confrontación entre los países se ha ido institucionalizando en diferentes espacios, pero en ninguno de manera tan clara como en el deporte. Es ahí donde los nacionalismos, las identidades y el valor de una victoria, y su efecto en los egos nacionales, encuentran una veta explícita de redención o humillación. Aunque sin los efectos perversos de muerte y destrucción que traen las guerras. El concepto de fanatismo está relacionado con el gusto por lo que uno hace, mira y admira. Es desarrollar la pasión por lo que nos gusta a través de quienes realizan esa actividad rozando la perfección absoluta. No obstante, la diferencia entre la pasión y pertenencia que generan las aficiones a las que destinamos las horas de ocio, respecto del deporte, es que este último es un recordatorio químico de nuestra instintividad básica, vinculada a la supervivencia. O, si se quiere, a la noción darwiniana en que por la vía de la competición se definen a los mejores especímenes. El deporte, como práctica, es igual a cualquier otro espacio de ocio, cuya perfección en la ejecución eleva el espíritu humano y lo conecta con su lado artístico o filosófico. Empero, la diferencia fisiológica tiene que ver con ese golpe de adrenalina que tanto la práctica como la observación del deporte de competencia potencian. Es en el deporte donde se suscitan espacios de furor que impulsan las pasiones a límites insospechados. No creo que la literatura, la música ni la danza generen fanatismos como el deportivo de manera tan acentuada y colectiva. Ni que ninguno de los grandes íconos en esos campos tengan una iglesia como Maradona, ni tantos seguidores tatuados portando al Diego en su piel 1. Otro elemento distintivo es la popularidad. Hacer deporte es relativamente simple. Si bien existen deportes complejos –como el salto en garrocha– la mayoría tiene una estructura de reglas y mecánica sencilla que permiten practicarlos. En ese sentido, cualquier persona –incluso aquellas con discapacidades físicas o mentales– puede practicar un deporte. En el momento en que lo desee. La práctica o comprensión de los deportes genera sociabilización, que se expresa tanto en los tópicos de conversación, en la discusión sobre los pormenores ligados a los acontecimientos, y en la repercusión que las principales figuras y equipos generan. El deporte se convirtió en un foro en el que se vuelca la mirada y la palabra –hablada o escrita– mundial. Si al nexo de sociabilización–mirada global se suma el redescubierto beneficio para la salud que la práctica del deporte genera, como ámbito de ocio tiene una ventaja indis1 Como lo muestra la película “Amando a Maradona” (2005).
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cutible. Es verdad que numerosos estudios hablan de los beneficios físicos y neurológicos que tienen las aficiones o espacios de ocio, como la música –al escucharla o interpretarla–, la lectura y la pintura, pero en pocos ámbitos el efecto positivo en la salud es tan notorio e instantáneo como en el deporte. De hecho, el desarrollo de la cultura del autocuidado que se aprecia particularmente en los últimas dos décadas, y que tiene una doble vía vinculada con la aproximación más ontológica a mejorar la calidad de vida junto con una vertiente de marketing, halla una confluencia natural y necesaria en la práctica del deporte. No hay fórmula para embellecerse o adelgazar que no pase por el tamiz necesario de la práctica deportiva al menos tres veces a la semana. Por agregación de factores, no es difícil encontrar que la visualización y práctica deportiva se han convertido en fenómenos globales y masivos que generan mucho interés y dinero. Marcas como Nike, Adidas y Reebok –junto con las tecnologías de información– son los íconos portátiles de nuestro tiempo, disponibles para todos, sin distinción de clases sociales ni regiones. Los gimnasios, el fenómeno running, el ciclismo urbano, las vertientes que implican autocuidado a través de la práctica de una disciplina que estimula el ejercicio físico y el contacto de cada individuo con su cuerpo, han alcanzado un volumen que va más allá de lo que podría ser visto como una moda pasajera, convirtiéndose en espacios que llegaron para quedarse. En síntesis, por un principio químico, de identidad, salud y sociabilización, el deporte es la mejor medicina social. No obstante, como cualquier medicamento, tiene efectos colaterales. La sobredosis manifestada en los ultra fanatismos ha generado barras bravas que son verdaderos nichos criminales. La seguridad se convirtió en uno de los aspectos más difíciles de garantizar a la hora de espectar clásicos, al menos en América Latina. Muchos sociólogos ven en el deporte una suerte de ámbito de alienación que está desplazando a la religión y a los partidos políticos. Y así, podría empezar otra vertiente de análisis que arribaría al lugar común de las perversiones vinculadas al deporte. Empero, creo que en la raya para la suma, el deporte es un ámbito de ocio increíblemente gratificante que como cualquier manifestación humana, social y global, también lleva los lastres y opacidades de los seres humanos y sus sociedades. Su luz, y la inspiración que genera, prevalece, por lejos, frente a sus sombras.
2) El reino de lo impredecible Escribo viendo el primer partido de las semifinales de la Conferencia del Este de la NBA entre los Boston Celtics y los Miami Heat. Es el final de la misma semana en que Leonel Messi casi sentencia la semifinal de la Champions
Como bien lo describe Roberto Fontanarrosa en su cuento “Viejo con árbol”, los deportes sugieren todo tipo de asociación artística en el imaginario de los aficionados. O, en sencillo, todo tipo de asociación con los aspectos que nos enaltecen o nos permiten acercarnos a un ideal de belleza y realización. Y también de trascendencia.
League entre el Barcelona y el Real Madrid con dos golazos que aumentaron la percepción de que el rosarino en un artista del balón, amén de comportarse casi como una deidad. Mientras escribo, los Celtics están abajo por 16 puntos faltando seis minutos en el último cuarto, jugando de visita. Entre medio expulsan a Paul Pierce, su mejor delantero. No obstante, los verdes anotan 8 puntos seguidos y recortan la distancia e impiden que pueda estar tranquilo o reflexionando en otra cosa que no sea la parte final del encuentro. Al minuto siguiente los Heat reaccionan con seis puntos consecutivos y parece que el partido tiene sentencia. Pero los Celtics han ganado tres de los cuatro partidos de la temporada regular contra los de Miami y tienen una voluntad de ganar forjada a hierro, que los ha convertido en el equipo con más campeonatos en la historia del básquet profesional norteamericano. Esa historia es como una bruma que está presente en la pantalla en alta definición. La tecnología ha acercado los deportes a los fanáticos de una manera increíble, tanto por la calidad como por la cantidad de medios que transmiten los partidos o competencias. Falta un minuto y medio y la distancia de 10 puntos parece infranqueable. Quedan treinta segundos y los 7 puntos se amplían a 9 por dos tiros libres. Se necesitaría un milagro para que los Celtics lleguen al alargue. Nadie tiene una estampa del beatificado Juan Pablo II a la mano. Game over. Quisiera poder expresar en la justa medida lo que siento cuando veo, escucho y practico deporte. No puedo. Intenté escribir en tiempo real mis emociones durante un encuentro entretenido y reñido, en donde la coyuntura –en la temporada 2010–2011, los Miami Heat armaron un súper equipo con Lebron James, Chris Bosh y Dwyane Wade– se enfrenta con la Historia –los Celtics como equipo más ganador–, pero aún así siento que lo que escribo es una gran simulación y que difícilmente otros alcancen a dimensionar el impacto de ver un partido en vivo. Como bien lo describe Roberto Fontanarrosa en su cuento “Viejo con árbol”2, los deportes sugieren todo tipo de asociación artística en el imaginario de los aficionados. O, en sencillo, todo tipo de asociación con los aspectos que nos enaltecen o nos permiten acercarnos a un ideal de belleza y realización. Y también de trascendencia. El deporte, por ejemplo, acerca a Dios. O a la espiritualidad. Qué fanático o deportista, por más agnóstico que sea, no se ha visto tentado, en el momento decisivo de un partido o evento deportivo, a dedicarle una oración al Dios o fuerza espiritual respectiva para atender resultados específicos. A veces, literalmente, se pide un milagro. Recuerdo otro cuento de Fontanarrosa3, en el que un grupo de fanáticos de Rosario Central va a una capilla a rezar por una 2 ROBERTO FONTANARROSA. Viejo con árbol, en “Puro fútbol”. Ediciones de la Rosa, 2000. 3 ROBERTO FONTANARROSA. Plegarias a la virgen, en “Puro fútbol”. Ediciones de la Rosa, 2000.
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misión imposible: revertir un 4–0 en contra, en el partido definitorio de la final de la extinta Copa Mercosur de 1995. Para asegurar la “contraprestación”, al final del cuento, los fanáticos no hallaron mejor cosa que llevarse un dedo de la Virgen de yeso a cuyo altar fueron a rezar. Lo que no estaba escrito fue que el secuestro dactilar fue efectivo. El equipo “canalla” ganó 4–0 en Rosario en tiempo regular y fue más efectivo en la definición por penales, coronándose campeón.
templación de un instante imborrable, que finalizó con la imbatibilidad del suizo en césped e inició la leyenda del español. Los especialistas, comenzando por el grandísimo John McEnroe, aseguraron que en ese momento se había jugado el mejor partido de tenis de la historia. No había que explicitarlo. Los espectadores sabíamos que así había sido.
En el deporte pululan las cábalas, las mandas y las plegarias con retribución al favor divino. Hace un par de temporadas, el DT del Español de Barcelona, el argentino Mauricio Pochettino, prometió recorrer el camino de Santiago de Compostela –también llamado Xacobeo– si su equipo conservaba la categoría. Y, sepa Dios qué ocurrió, hecha la promesa, hecho “el milagro”. O el sensacional Maracanazo, que tuvo intermediación divina gracias a San Cono, patrono de los milagros en el juego. En Uruguay, el santo es tan efectivo que tuvieron que prohibir la fecha de su nacimiento en la quiniela. Su intercesión, según los jugadores de la celeste, fue notoria en esa final ante 200 mil espectadores y un gol en contra. Los uniformes reposan en la cripta del santo en Uruguay como tributo al favor.
3) Misma pasión, nuevos medios
La percepción del arte y la divinidad, que se manifiesta espontáneamente en el deporte, tienen que ver con el sentido de trascendencia vinculado con la incertidumbre respecto del resultado final. Tengo la impresión de que es similar al desafío ontológico que representa la muerte. Sabemos que es irremediable, pero nadie puede garantizar qué sucede en ese estado, si es que algo ocurre. Frente a la construcción simbólica de redención y divinidad dibujamos en nuestro imaginario la idea de perfección, armonía y belleza que algunos denominan salvación y, otros, iluminación. Trazando un paralelo, el deporte es un continuo de instantes en donde se puede alcanzar un estadio de perfección, que es estéticamente bello y que genera un instante trascendente, algo que no puede morir, porque queda grabado en la retina de las personas y en el inconsciente colectivo. Para la inmensa mayoría de los mortales, es en esos instantes eternos en donde nos proyectamos y como seres humanos rozamos la divinidad: Charlie Parker en un salón de Nueva York, los cuentos de Borges, la voz de Mercedes Sosa. Y, a nivel deportivo, la final de Wimbledon en 2008. Me encontraba en Montreal ese día en que tenía que tomar un vuelo para regresar a casa. El partido duró más de cinco horas y cinco sets, empezando temprano y terminando al anochecer, por varias suspensiones por lluvia. Se enfrentaron Rafael Nadal y Roger Federer. Aún recuerdo el drama, la energía y el despliegue de los dos rivales. Los últimos puntos se jugaron en penumbras. Yo ya estaba en el aeropuerto y no quería que llamaran a mi vuelo. Miles de personas, tampoco. Compartimos en silencio la con-
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Reencontrarse con los viejos amigos significa recorrer la historia. Si estos amigos están vinculados con el disfrute de jugar y ver deportes, la historia tiene un apartado especial. A Julio Chaname lo conocí en unas pichangas en la Universidad Católica de Chile, a finales de los noventas, cuando los dos estudiábamos nuestras maestrías (astronomía, él, economía, yo). Generalmente éramos rivales. Siempre hubo brega en buena ley que, con el paso del tiempo, se transformó en respeto y compañerismo. Luego, el hábito de jugar se transformó en el de compartir con los amigos una cerveza en el tercer tiempo o disfrutar las tardes del domingo o sábado viendo partidos de la liga italiana o española. Julio fue el único amigo de esa época con quien pude desarrollar una relación en el tiempo basada en el gusto que nos unió. A pesar de que se fue a estudiar un doctorado en EEUU y yo seguí mi vida profesional en Chile, mantuvimos el contacto y cada vez que podíamos jugábamos pichangas o mirábamos lo que estuvieran transmitiendo: fútbol, tenis, F–1. Hasta que nos pusimos como meta darnos el gusto de asistir a eventos deportivos. El primer paso fue la Eurocopa de Portugal en 2004. Julio, Jeremy (un astrónomo norteamericano) y yo recorrimos los caminos lusos maravillados por la belleza de Aveiro, Coimbra, Porto y Lisboa, fascinados de ser parte de la historia del fútbol y compartir con gente de todo el mundo las emociones de ver a Zidane, un joven Ronaldo y a los guerreros griegos. En 2006 el grupo repitió el plato para el Mundial de fútbol, sumando a Stephan, un astrónomo alemán que devino en excelente anfitrión. Fue la primera vez que visité Alemania, que iba a un Mundial y que veía al Ecuador en vivo en esa competición. La alegría fue enorme. La posibilidad de compartir esa alegría con contertulios que iban por lo misma –a pesar de nuestras diferencias socioculturales– fue un descubrimiento genial. No obstante, creo que la posibilidad de juntar bagajes tan disímiles en torno del deporte tiene sentido gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. A pesar de que se trataba de personas distintas, procedentes de lugares diferentes, pretendiendo vivir la primera vez de una experiencia y conocer un lugar, el coordinar agendas y voluntades no hubiese sido posible sin el internet. Por esa vía, se consi-
No obstante, creo que la posibilidad de juntar bagajes tan disímiles en torno del deporte tiene sentido gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. A pesar de que se trataba de personas distintas, procedentes de lugares diferentes, pretendiendo vivir la primera vez de una experiencia y conocer un lugar, el coordinar agendas y voluntades no hubiese sido posible sin el internet.
… una de las caras amables fue la diversificación de la matriz laboral, gracias al flujo migratorio. No es un fenómeno nuevo, pero sí expansivamente novedoso, porque está latente a nivel mundial –o, más específicamente, a nivel de las principales economías del orbe–. En ningún otro espacio eso quedó tan gráfico como en el deportivo. En los últimos años, los equipos profesionales de todos los deportes han ido incorporando una proporción significativamente mayor de extranjeros, llegando incluso al límite de existir equipos compuestos en un 100% por jugadores foráneos.
guieron pasajes, se postuló –y ganó– los cupos para adquirir entradas para los partidos y se reservaron hospedajes. Por internet también conseguí optimizar las condiciones del viaje y facilitar la suerte. Para la Copa del Mundo en Alemania viví un hecho que se da por excepción: un amigo alemán tenía un conocido que había adquirido una entrada para el Costa Rica–Ecuador (el segundo partido del grupo, que a la postre nos clasificó a octavos), en Hamburgo, pero desistió de ir dos meses antes del match. Mi amigo me conocía y me preguntó si quería comprar la entrada, todo por correo electrónico. La respuesta era obvia pero operativamente complicada, por cuanto con mi grupo de amigos habíamos postulado para seguir a Paraguay a todos los partidos de primera ronda, y al que clasificara segundo del grupo de los guaraníes, en octavos y cuartos de final. El partido de Ecuador era el mismo día del Suecia– Paraguay, en Berlín, aunque cuatro horas antes. Gracias a internet logré cuadrar todo gracias al tren bala que une Hamburgo con Berlín y a la perfecta conexión de horarios y alcance del sistema de metros y trenes que tiene Alemania. En cuestión de pocas horas pude vivir esa fiesta que fue la clasificación del Ecuador –tras golear a Costa Rica– y la emoción de ver un partido en esa edificación llena de historia y de fantasmas que es el estadio olímpico de Berlín. Estas posibilidades se abrieron para todos los habitantes del globo en la transición entre los siglos XX y XXI. La expansión, abaratamiento y accesibilidad que brindan las nuevas tecnologías se potencia cuando se pone en la perspectiva del momento histórico. Este es el período de la historia en que el comercio de bienes y servicios ha llegado a niveles impensados: en las dos últimas décadas se duplicó gracias a un proceso con varias aristas. Por un lado, aumentaron significativamente los acuerdos comerciales. Ello significó una reducción tanto de los aranceles como de diversas trabas al comercio prácticamente en todos los países y regiones del orbe. Por otra parte, el boom de las nuevas tecnologías permitió separar los procesos de producción, porque las tareas de gestión, diseño y producción de partes o insumos se pueden articular rápidamente a nivel mundial. Lo mismo corre para las normas de consumo –y en consecuencia, los consumidores– que dejaron atrás la necesidad de estar cerca de los lugares de producción o venta para comprar. Con las nuevas tecnologías, la intermediación se acorta. Este proceso de expansión del comercio y flujo de bienes, abaratando los bienes y servicios y facilitó su acceso. Los celulares son un claro ejemplo. La gente dejó de estar incomunicada, pendiente del insufrible trámite de acceso a línea fija. Basta un aparato simple, a precio de regalo, que permite acceder a información y a comunicación con los otros, desde cualquier sitio. El turismo también creció raudo. Y la migración. Estos dos son fenómenos globales, con beneficios y complicaciones. Pero con intercambio de ideas, exposición a lo distinto
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y apertura–rechazo a las diferencias. La consecuencia de estos fenómenos es clara: en dos décadas, justo cuando termina la división ideológica del Muro, el flujo de información y formas de ver la vida se disparó como en ningún otro periodo de la historia humana. Este proceso dio para todo, pero una de las caras amables fue la diversificación de la matriz laboral, gracias al flujo migratorio. No es un fenómeno nuevo, pero sí expansivamente novedoso, porque está latente a nivel mundial –o, más específicamente, a nivel de las principales economías del orbe–. En ningún otro espacio eso quedó tan gráfico como en el deportivo. En los últimos años, los equipos profesionales de todos los deportes han ido incorporando una proporción significativamente mayor de extranjeros, llegando incluso al límite de existir equipos compuestos en un 100% por jugadores foráneos4. Esta diversificación de la composición etnográfica, elevó el nivel de interés en los deportes. Fenómenos como el del pivote chino Yao Ming lo atestiguan. Sin desmerecer su desempeño superlativo, ha llegado a ser el más votado de los basquetbolistas para participar en el juego de las estrellas de la liga profesional de básquet norteamericana –la NBA– gracias al apoyo que más de mil millones de chinos pueden dar a sus deportistas. Algo similar ocurre con las principales ligas de fútbol. Fue en los albores del siglo XXI cuando jugadores de toda Africa, Asia, Este de Europa y Centroamérica empiezan a conformar en grandes números a los equipos de las principales ligas de Europa, la Meca de la competitividad y atención del fútbol profesional mundial. Es por esa razón –amparados en las ganancias de mercadeo que generan los nuevos mercados de teleconsumidores – que los clubes buscan ampliar el interés global fichando jugadores y sponsors de regiones impensadas. El esquema se retroalimenta, cuando se observa cómo las publicidades que circundan las canchas cambian de alfabetos: desde el inglés al chino mandarín, ruso o árabe. Cada evento o hito deportivo lo hemos conversado con Julio Chaname, ya sea personalmente o por internet. A veces los vemos juntos, pues mi amigo viaja a Chile, uno de los mejores países para la observación astronómica. Entre noches de observación y partido de Champions, Copa Libertadores, Mundial de fútbol, Grand Slam, la amistad vuelve al lugar de origen. Hoy estamos planeando repetir el periplo deportivo para Brasil 2014, un propósito que toma forma, por ejemplo, cuando compartimos unas cervezas frente al mismo televisor en dos partidos de esa telenovela que fue el Barcelona–Real Madrid. En retrospectiva, respecto de las primeras veces que vi deportes con mi amigo, ahora, en alta definición, se viven los partidos como si se estuviera en el estadio. Es un salto cuántico en calidad que se ha suscitado en poco más de 4 El Inter de Milán ganó la Champions League 2010 con titulares no italianos, en su mayoría europeos comunitarios o latinoamericanos con pasaporte comunitario.
una década y que será la norma en el siglo XXI. Idem con la posibilidad de estar en la primera línea de información. A José Mourinho lo escuchamos on line en el pospartido. Con Julio podemos seguir comentando todo por Skype o correo electrónico. Incluso, si rebobino el curso que tomó mi afición por escribir, en su vertiente deportiva, esta se enriqueció gracias a la concomitancia de procesos que posibilitaron lo que Jacques Attali5 denominó “nómades digitales”: la disponibilidad de medios que nos conectan con lo que ocurre desde cualquier medio de transmisión de información y desde cualquier lugar, brindándonos independencia y autonomía de acción. Esa misma tecnología nos permite redefinir nuestro ámbito de atención. He sido fanático de muchos deportistas ecuatorianos, pero a ninguno seguí como a Nicolás Lapentti. Fue el primer deportista al que seguí on–line porque su rápido ascenso coincidió con la expansión y accesibilidad de las nuevas tecnologías para cubrir deportes en vivo. Fue esa búsqueda inconsciente, en cualquier parte del mundo, de una compu para seguirlo, alentarlo, alegrarme o entristecerme. Hoy que Nico le dice adiós al tenis, los fanáticos también le dicen adiós a lo que generó en tiempo real, semana a semana, por primera vez. La senda histórica –la personal y la que se escribe con mayúscula– ha permitido que la amistad y el gusto compartido por el deporte se hayan desarrollado porque la tecnología y los procesos de intercambio acercan a las personas. Y a estas con sus aficiones. La globalización tiene un impensado lado amable que agradezco.
4)Vivir sin deportes En la rutina diaria hay un cronograma sobre el que nos organizamos. En mi caso, por ejemplo, mi jornada parte temprano, pedaleando o corriendo. Trabajo todo el día, con un intermedio que me lleva a nadar en una piscina. Luego la vuelta a casa, en donde me dedico por completo a mi hijo hasta hacerlo dormir. A veces veo las noticias y termino fisgoneando el Sport Center de ESPN. O viendo pocos minutos de un match de la NBA. El fin de semana empieza y termina con paseos por la ciudad, subiendo cerros, disfrutando del agua de una piscina pública. También hay un chequeo nocturno de noticias y goles varios. Y la infaltable búsqueda de espacios para leer lo que caiga en mis manos. Sé que quien escribe no es del tipo común y corriente. La mayoría no tiene tiempo para hacer algo de deporte. Y menos de mirarlo. El tráfago de la cotidianidad absorbe. Para mí, y quizás para varios, el deporte se convirtió en algo concomitante a la vida. Es como una herencia genética, aunque en mi caso se desarrolló por generación es5 JACQUES ATTALI, Milenio (Lignes d´horizon, 1990, París). Seix Barral, 1991.
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… si rebobino el curso que tomó mi afición por escribir, en su vertiente deportiva, esta se enriqueció gracias a la concomitancia de procesos que posibilitaron lo que Jacques Attali denominó “nómades digitales”: la disponibilidad de medios que nos conectan con lo que ocurre desde cualquier medio de transmisión de información y desde cualquier lugar, brindándonos independencia y autonomía de acción.
pontánea. De niños y jóvenes podemos practicarlo, verlo y emocionarnos, pero las responsabilidades y la escasez de tiempo nos alejan del deporte y su disfrute. Para cultivarlo se necesita, sobre todo, de mucha disciplina. El deporte se convierte en un acto reflejo e instintivo, como el respirar. ¿Se puede vivir sin respirar? Creo que no. Aunque me lo he planteado cada vez que pienso que mi relación con el deporte es excesiva, que muchas veces es un pasatiempo inútil y sinsentido y que pude haber utilizado mi tiempo en actividades más productivas. Todo fanático a los deportes ha sentido que, en algún momento y lugar de su vida, se volvió adicto a ellos. Claro, no es que tal adicción cambia el comportamiento individual definitivamente. Ni que la práctica de un deporte, la mirada perdida en la tele de turno que transmite un partido o una ejecutoria, o similar sensación escuchando la transmisión radial, sea una característica propia de una patología siquiátrica derivada de una adicción química, en que sudan las manos si no se puede ver o practicar algo, sale espuma por la boca y casi que se reinterpreta, en una versión ecuatorial, a Linda Blair en el primer Exorcista. Si bien no es exactamente así, en los aficionados de raza existe algo de esa sensación inconsciente de sumisión y necesidad. Para qué negarlo. Cuántas veces no habré escuchado a mi madre, primero, y a mi esposa, después, quejarse del tiempo y el mutismo autista en que he quedado abducido gracias a un juego “trascendente”. O la reflexión que, como subproducto de esa observación, deviene en lo que pudo haberse hecho con ese extraordinario número de horas, que en vez de insumirse en consumir deporte se hubiera destinado a propósitos más ... ¿sanos? En algunos casos extremos sí se llega a una patología clara. Los especialistas han descrito el afán excesivo por practicar deporte como vigorexia. Y la adicción a la tele puede tener un apartado especial en las horas dedicadas a Espn, Fox y las transmisiones de los canales nacionales.
En algunos casos extremos sí se llega a una patología clara. Los especialistas han descrito el afán excesivo por practicar deporte como vigorexia. Y la adicción a la tele puede tener un apartado especial en las horas dedicadas a Espn, Fox y las transmisiones de los canales nacionales.
Lo central es lo que le imputamos a quienes provocan esa pasión. Aquellos que, merced a este hipertelevisado y mercantilista periodo histórico, generan el producto “deporte” del que alguna vez nos hemos vuelto adictos. Todo el tinglado de deportistas, dirigentes e, incluso, árbitros. Cómo pueden llegar a sentirse centro de todas las miradas, protagonistas de ese reality con un núcleo duro de fanáticos. Hace poco vi el documental Maradona6, del serbio Emir Kusturiska, que retrata el meollo de las contradicciones y complicaciones que las drogas generaron en el Diego. Quizás su vida fue la suma del máximo productor de droga–deporte buscando salida en la droga–droga. Lo que me quedó claro es el siempre presente halo en que todo es posible merced a la popularidad y al sentirse intocable. Y 6 EMIR KUSTURICA, Maradona by Kusturica. 2008.
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la retroalimentación que se genera gracias a que el público necesita del deporte y exige un producto, con sus protagonistas. Por otra parte, el deporte muchas veces es tedioso y aburrido, y no genera ningún ánimo transcendente. Lejos de inspirar, desalienta. Habría que hacer una distinción entre los deportes según la cantidad de adrenalina que generan. Parece de Perogrullo –porque se podría argumentar que todo deporte dispara el estado de alerta de los aficionados– pero, convengamos, existen deportes que tienen acción permanente y otros que pueden generar más de un bostezo. OK, muchas mujeres y neófitos podrían decir que el fútbol es aburrido. Y tendrían razón en ciertos pasajes del partido. Pero el ritmo, el vértigo y la belleza técnica, finalmente se imponen, moviendo pasiones. Para que florezca esa pasión se necesita conocer y apreciar al deporte.
netamente positivista y mezquina, solo ven los resultados y no los procesos, las relaciones, la historia y el arte. Como lo aclara Stevenson, lo aparentemente banal e inútil es, en el fondo, un aprendizaje sobre la vida. El deporte significa eso. Es una de las opciones del ocio –quizás la que más adeptos tenga– en este siglo que comienza. Y es un excelente espacio para comprender y apreciar muchos misterios de la humanidad. Como bien lo dijo Albert Camus, ex portero del Racing de Argel y premio Nobel de literatura: “Porque, después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”.
El desconocimiento sería una primera explicación para aburrirse. Sin embargo, conozco la mecánica de muchos deportes y algunos me siguen generando tedio. No podría ver un partido de críquet ni pagado. O sentir que me entretengo con un torneo de golf. Quizás el morbo de ver a ese ángel caído que es Tiger Woods sería un aliciente. O cuando me enteré que el argentino Pato Cabrera lideraba el Masters de Augusta, quise ver su consagración en ese césped sagrado. En conclusión, hay deportes naturalmente tediosos que se vuelven menos aburridos cuando se juega algo importante o cuando alguien representativo está a punto de conseguir algo. Como cuando los ecuatorianos digeríamos una hora y veinte minutos de caminata cada vez que Jefferson Pérez competía en una Olimpiada o en una Copa del Mundo. Con el peso de los excesos de “consumir” deportes, y la honesta pregunta sobre su verdadero contenido como hábito de ocio, se podrían cerrar las puertas a la bienaventuranza que he querido trazar en torno al deporte. Afortunadamente, gente como Robert Louis Stevenson y su breve ensayo sobre la filosofía que existe en el ocio7, en la segunda mitad del siglo XIX, rescata todo el sentido de lo que conlleva disfrutar del tiempo ocioso como una emancipación de la cotidianidad, algo que se extiende y se corporiza en los hábitos de ver y practicar deportes. El inglés retrata brillantemente eso que muchos entendemos pero no podemos verbalizar: el placer de ver y hacer algo, sin prisas ni esquemas. La gracia de la posibilidad –que se puede concretar– de apreciar la belleza de las cosas sencillas o complicadas en momentos inesperados y efímeros. La predisposición a ser sorprendidos y sentirnos bendecidos por esas sorpresas. El espacio para pensar filosóficamente y buscar, a través de esa visión, lo bello, lo perfecto y lo trascendente. La sensibilidad para reconocer estos aspectos en ámbitos en los que quienes tienen una aproximación 7 ROBERT LOUIS STEVENSON, En defensa de los ociosos. Gadir, 2008.
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Afortunadamente, gente como Robert Louis Stevenson … rescata todo el sentido de lo que conlleva disfrutar del tiempo ocioso como una emancipación de la cotidianidad, algo que se extiende y se corporiza en los hábitos de ver y practicar deportes. El inglés retrata brillantemente eso que muchos entendemos pero no podemos verbalizar: el placer de ver y hacer algo, sin prisas ni esquemas … Como lo aclara Stevenson, lo aparentemente banal e inútil es, en el fondo, un aprendizaje sobre la vida. El deporte significa eso.
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Juan Manuel García-Samaniego
Director sectorial del Instituto de Investigaciones de la Universidad Técnica Particular de Loja. Doctor en Economía de los Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable - UNAM
Sistemas de incentivos económicos y no económicos para el manejo forestal sustentable en Ecuador
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1. Antecedentes La realidad en cuanto a la degradación de ecosistemas como consecuencia de los modelos económicos extractivistas es palpable en el mundo (Berzosa Alonso-Martínez 2006; Shuldt y Acosta 2006). Tal es el caso que la desaparición anual de especies, los efectos por el cambio en los patrones climáticos, la cada vez mayor presión de la población en busca de mejores condiciones de vida sobre el suelo y la calidad ambiental, no presentan escenarios positivos para el desarrollo humano o el buen vivir (Martínez-Alier 2004; Acosta Espinoza 2010; Gudynas 2010). En los dos últimos siglos para alcanzar el bienestar humano no se escatimó la extracción y sobreutilización de los recursos naturales. Hasta mediados del siglo XX los efectos negativos por la contaminación del agua y el suelo, la destrucción de ecosistemas como consecuencia de los sistemas in-sustentables, el comercio y el transporte de recursos naturales dejaron de ser considerados insignificantes. Los primeros cuestionamientos al modelo económico vigente aparecen en el llamado Informe Meadows (Meadows, Meadows, Randers, y Behrens 1972). La contaminación, la erosión, el desmedido crecimiento poblacional, la pérdida de especies, marcan el final del siglo XX, lo que ha exigido soluciones de política pública y privada no ortodoxas, esto debido a la importancia que tienen para las economías subdesarrolladas la industrialización y exportación de productos primarios y comodities generalmente no renovables. En las tres últimas décadas los volúmenes de exportación de los países subdesarrollados al mercado internacional han venido aumentando. Sin embargo, sus precios no necesariamente han mantenido esa tendencia. La cuestión de la sostenibilidad ambiental de las economías industriales ha suscitado en los últimos años un debate en el que –salvo escasas excepciones- ha dominado más la retórica que la cuantificación rigurosa apoyada en un instrumental adecuado. Se trataría del viejo debate sobre las restricciones ambientales a la expansión del sistema económico dentro de la biósfera que con variantes, cambios de tono y nuevos argumentos se ha desarrollado desde hace casi dos siglos (Cross 2000). A medida que la economía y la población humana crecen, la sociedad usa más recursos naturales y producimos más residuos. Hay impactos entre otras especies y sobre las generaciones humanas futuras pero también sobre la generación actual. Ahora bien no todos los humanos son igualmente afectados por el uso que la economía hace del ambiente natural. En diversos campos puede haber distintos indicadores de la presión ambiental. Por ejemplo, la pérdida de biodiversidad o la presencia excesiva de nitrógeno en los acuíferos, son indicadores relevantes para la agricultura, mientras que el contenido de plomo en la sangre o en los compuestos orgánicos volátiles pueden ser indicadores relevantes para las ciudades (Martínez-Alier 2004).
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Los modelos de desarrollo sustentable generados a partir del reconocimiento de estos problemas ven en la conservación y buen uso de los recursos naturales la alternativa más probable para demostrar que se puede generar crecimiento, desarrollo y bienestar en forma por lo menos secuencial (Hopwood et. al 2005). Las formas de aplicarlos caen en la esfera gubernamental, todo lo que hace el Estado o deja de hacer se enmarca dentro de la política pública (Dye 1987), es a través de esta que se afectan en forma positiva o negativa distintas variables para inducir cambios o generar hábitos en las sociedades. Para Latinoamérica la discusión sobre la relación economía y ambiente (de estas tres últimas décadas) se encamina hacia la crítica a los procesos de comercio internacional y consumo local basado en la extracción de los recursos naturales energéticos y no energéticos con daños considerables al medio ambiente que ha amenazado con el agotamiento de valiosos hábitats. Sin embargo, la evidencia empírica de estudios como los de Schaper (1999), Aroche Reyes (2000), Schaper y Onffroy de Verez (2001), Jenkins (2003), Carrillo y Shatan (2005) y Jenkins y Mercado (2008) es mixta y depende de los actores involucrados, de las políticas y las normas de los países. Así mismo, los procesos de apertura económica y de liberalización comercial que se aplicaron en las economías más grandes de Latinoamérica (México, Argentina y Brasil) a partir de 1985 y 1990, muestran que paralelamente se dieron cambios institucionales y legislativos para la protección del medio ambiente (Jenkins R., 2000). Este comportamiento es muy heterogéneo en el continente y en muchos casos dependiente del exterior. En Latinoamérica existe un razonable grado de consenso en torno al hecho de que los resultados que se vienen alcanzando con respecto a las metas trazadas en legislaciones nacionales y leyes generales que buscan revertir procesos actuales de degradación ambiental están lejos de ser satisfactorios. La norma parece ser que las intervenciones de política pública tanto nacionales como internacionales dirigidas a propiciar los objetivos del desarrollo ambientalmente sostenible no han mostrado, en general, la eficacia necesaria para alcanzar sus propósitos (Acquatella y Bárcena 2005). La necesidad de la intervención estatal a través de instrumentos económicos y no económicos1 para alcanzar objetivos y metas públicas, en las que se incluyen los objetivos de desarrollo humano y por lo tanto el medio ambiente para conservación y uso sustentable no entra a discusión 1 Para la CEPAL (1997), los instrumentos económicos son todos aquellos que inciden en los costos y beneficios imputables a cursos de acción alternativos por los que pueden optar los agentes económicos; pueden hacer variar, por ejemplo, la rentabilidad de procesos o tecnologías alternativas o, el precio relativo de un producto. Los acuerdos voluntarios, manejo del bosque, la certificación forestal, subasta de la madera, la auditoría ambiental, la compra de madera por adelantado, y los bosques modelo se presentan como instrumentos no económicos (Miranda, Otoya y Venegas 2005)
en la actualidad, basta con analizar la evidencia tangible y empírica que existe sobre la necesidad de correcciones al mercado por los efectos negativos de la economía en el ambiente (Daly 2007). Siendo lo anterior una realidad, las expectativas de los seres humanos pueden ser identificadas a través de las demandas individuales y/o colectivas y estas se satisfacen mediante la producción de bienes y servicios (oferta). Ambas (oferta y demanda) se pueden encontrar distintos mercados, a través del mecanismo de precios. Los pagos y sanciones monetarias por conservar o por contaminar (respectivamente) se consideran importantes para afectar las decisiones de productores y consumidores. Si utilizamos un instrumento económico que influye en el ingreso económico, con la condición de que no contamine o destruya el medio ambiente cumplimos con la función de satisfacer el beneficio social aunque a veces el privado disminuya. Técnicamente podríamos mencionar que la degradación ambiental está en función de la tecnología, de los niveles de producción, de los patrones de consumo, del incremento poblacional, del crecimiento y masificación de zonas urbanas y en las formas de uso de los recursos naturales (Jager y García Fernández 2001), por lo que se justificarían los incentivos que frenan el consumo individual. Por lo tanto, la intención de cambiar o disminuir la contaminación o deterioro ambiental debe estar enfocada a disminuir los efectos negativos y auspiciar los positivos de cualquiera de los factores económicos disponibles, esto a través de incentivos económicos y no económicos. A pesar de la limitada extensión de territorio (256 370 km2) ecuatoriano, este país posee 21 000 especies de plantas, 407 especies de reptiles, 1 559 especies de aves y 324 especies de mamíferos. Lastimosamente se ha llegado a estimar que la tasa de deforestación en Ecuador es aproximadamente de 340 000 ha/año, lo que equivale al 2.3% anual. Esto trae como consecuencia un proceso constante de ampliación de la frontera agrícola y ganadera, junto a la expansión creciente de las actividades petroleras y mineras, ocasionando un proceso de deterioro y destrucción del conjunto de diversos ecosistemas (PPD 2007). El Estado ecuatoriano durante la década de los ochenta y mediados de los noventa del siglo XX fue disminuido orgánica y estructuralmente, quitándole herramientas e instrumentos que le facilitarían la corrección de problemas sociales y ambientales para los que el mercado no corregía las deficiencias y abusos de grupos privados, sea esto por el aprovechamiento de bienes públicos de naturaleza comunal o por la inexistencia de derechos privados, tal es el caso de los manglares y bosques nativos (Acosta Espinoza 2005, Hidalgo Flor 2009). La industria maderera y los propietarios de bosques, son un elemento importante por los efectos positivos directos
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e indirectos que desarrollan para la economía. Paradójicamente también presentan el lado positivo, los desperdicios de casi el 45% de un árbol en bosque muestra este tipo de ineficiencias, así como su escaza tecnología nos hacen pensar en que es necesario aplicar instrumentos que transformen este sector para beneficio de todos (Aguirre Mendoza 2011).
2. Identificación de instrumentos económicos y no económicos para el manejo forestal El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) es un tratado internacional firmado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992. En este documento se detalla el concepto de incentivo. Para el CDB (1992), un incentivo es un instrumento económico o legal diseñado para favorecer actividades beneficiosas (incentivos positivos) o desalentar actividades que afectan a la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica (incentivos negativos). Los incentivos (instrumentos), por lo tanto, se convierten en herramientas que podrían influir en el comportamiento público o privado. Para que esta influencia sea efectiva generalmente se amparan en la creación de políticas, leyes, reglamentos o programas públicos. Estos últimos a su vez pueden ser fruto de las decisiones de los elaboradores de políticas económicas que toman en cuenta los convenios y tratados internacionales, tales como las expectativas y exigencias de los mercados internacionales y locales, así también las necesidades de incrementar los beneficios sociales en una colectividad particular o nacional. Los incentivos están unidos a la concepción de sustentabilidad, de hecho no se desprenden del concepto de equidad y de calidad de vida. Son herramientas que buscan alterar las opciones y patrones de comportamientos actuales de las personas y empresas para disminuir los efectos negativos futuros al sistema medioambiental, disminuyendo así los costos sociales entre los que se encuentran la pobreza y el bajo desarrollo humano. El mayor efecto de un incentivo (económico o no económico) en los beneficios y costos privados se da en el corto plazo. De hecho el objetivo de un incentivo es llegar a un equilibrio privado en el corto plazo y un equilibrio social en el largo plazo. Un solo instrumento no puede solucionar los múltiples problemas que surgen de la interacción de diversos actores. Esta multiplicidad de hecho muestra distintas reacciones a un solo tipo o clase de incentivo, de ahí la necesidad de establecer modelos de incentivos que van desde lo económico, pasando por lo institucional y finalmente en lo legal. Gilpin (1996) define a los instrumentos económicos como medidas económicas o fiscales para influir el comporta-
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miento relacionado con el medio ambiente. Entre las características que debe cumplir un instrumento de política pública como instrumento económico está el influir en las estimaciones de costos y beneficios de las iniciativas de los actores económicos. Su impacto es intervenir en la toma de decisiones y la conducta de estos agentes, de manera tal que las alternativas que se eligen conduzcan a una situación más deseable desde el punto de vista ambiental, que la que ocurriría en ausencia del instrumento. Los instrumentos económicos en contraste con la regulación directa dan libertad a los agentes económicos para que respondan a ciertos estímulos de un modo que ellos mismos piensen que es más beneficioso (Acquatella 2001). La característica fundamental de los llamados instrumentos económicos es que a diferencia de enfoques anteriores basados en la imposición o prohibición de un determinado comportamiento permiten al agente afectador elegir entre degradar el medio pagando un precio por ello y, al no afectar el medio ambiente recibir la recompensa económica correspondiente. Dentro de los instrumentos basados en la actuación vía precios, destaca la aplicación de impuestos y tasas, así como los subisidios, sistemas de consignación y depósito, gravámenes de no cumplimiento y los depósitos de buen fin. Para los instrumentos basados en la creación de mercado, la autoridad puede introducir cupos o lotes vía cantidad, alterar o manejar los precios existentes y, el más importante, generar la consolidación de un mercado nuevo (seguros ambientales) (Azqueta et. al 2007). En el caso de aquellos instrumentos económicos aplicados como impuestos a la contaminación ya sea por emisiones, uso y/o destrucción de recursos naturales, surte un efecto de reducción del beneficio privado e individual, haciendo que el individuo o empresa disminuya la contaminación por efectos de pagos que debe realizar al Estado. Sin embargo, un tipo de instrumento económico negativo como el de un impuesto no solo disminuye la contaminación sino que también desalienta la producción y por lo tanto, se ven afectadas otras variables de la sociedad como el empleo y el consumo. Así mismo, los instrumentos económicos y no económicos surten mayor eficiencia cuando son utilizados en forma paralela a través de un modelo de incentivos que permitan ser fácilmente ajustables para tener un equilibrio adecuado entre economía y medio ambiente. Las distintas categorías de usuarios de los bosques, de sus bienes y servicios y de su biodiversidad responden en forma también diferenciada a cada tipo de instrumentos. De esta manera, la utilización de un cierto rango de instrumentos puede ayudar a asegurar que todas las categorías de usuarios hayan sido efectívamente tenidas en cuenta (incentivos negativos versus positivos). Por otra parte, puede existir una suerte de “razones distributivas” que lle-
van a permitir que determinados grupos de usuarios (pueblos indígenas por ejemplo) tengan un acceso diferencial a los recursos (Izko y Burneo 2009). La taxonomía de los incentivos permite mostrar la eficiencia de estos y está en relación con el sector de la cadena de valor de producción o conservación. Los instrumentos para la gestión ambiental, los cargos y tarifas, subsidios e impuestos, los cobros o tarifas por contaminación del aire, suelo y agua muestran que deben ir unidos a la institucionalidad y a las formas de control. Para efectos de sustento teórico utilizamos la clasificación de los incentivos en económicos y no económicos. Los económicos pueden alterar precios, costos y beneficios a través de medidas impositivas y de subsidios (también aranceles) y, los no económicos, a los instrumentos que surgen de la ley (permisos de contaminación, volúmenes de uso, regulaciones ambientales), en estos últimos, también incluiremos a los que surgen del mercado, la innovación empresarial, cambios institucionales y certificaciones, y estímulos institucionales por relaciones público - privadas. Existen diferentes tipos de incentivos desarrollados que toman en cuenta tanto al mercado como a las políticas estatales de impuestos y subsidios así como a la utilización de correctivos mediante leyes, reglamentos e incluso aquellos de carácter social, que son cercanos a la conservación ambiental y de aplicación específica para el manejo forestal. Las conclusiones no son generalizables por la especificidad y la variedad de resultados, sin embargo, teóricamente se puede ir hacia la determinación de los instrumentos económicos y no económicos como incentivos aplicables para el manejo forestal sustentable.
2.1 Casos de análisis en Latinoamérica sobre disminucion de contaminación, uso y conservación de recursos naturales y manejo forestal sustentable North (2005) es uno de los innovadores que ha establecido el papel fundamental de las organizaciones e instituciones para alcanzar sistemas de bienestar que disminuyan los problemas en los sistemas económicos y sociales. Tanto el estructuralismo como el neo-institucionalismo han sido complementados con las técnicas desarrolladas por John Nash (2004) en cuanto a las teorías de negociación que son aplicables a la participación para conservación o no de bienes comunes, del comercio y sector agrícola. Desde el perfil del individuo se pueden determinar gran parte de las motivaciones para el uso o no uso de bienes y
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servicios ambientales, esto depende no solo de la lógica de beneficios monetarios sino también desde el punto de vista de las funciones de utilidad individual de cada usuario del bosque (agricultores, colonos, madereros, leñadores, pescadores, o consumidores). La teoría del consumidor (individuo) aplicándose hacia los recursos naturales no está divorciada ni es independiente de los efectos que pueden generar otras esferas en los meso y macroeconómico y social. Son tanto el nivel de organizaciones y la existencia de instituciones las que junto a las reglas y normatividad definen o influyen en la opción de decisión individual en los stocks de activos naturales renovables y no renovables.
sus activos naturales. Los esfuerzos se han dirigido a internalizar los beneficios de los bosques y los ecosistemas, lo que significa compensar a aquellos que están brindando servicios ambientales a la sociedad (Echeverría 2005).
Es aquí en donde se desarrollan los problemas de los bienes comunales, detallados explícitamente por Garret Hardin en 1968 y analizados desde la óptica del institucionalismo por Elinor Ostrom (1990). La sobreexplotación es una alternativa cuando los derechos de propiedad no están bien definidos, al igual que las sanciones que socialmente se pueden aplicar al interior de los usuarios de esos bienes comunales. La existencia de beneficiarios sin obligaciones o que se benefician del buen uso y conservación que realizan otros también es una posibilidad en este modelo.
El desarrollo del cultivo de palma africana permitió a Colombia alcanzar posiciones privilegiadas en latinoamérica y el mundo en esta industria (elquinto lugar mundial en la producción de aceite y, el primer lugar en Latinoamerica). Los sistemas de producción industrial a gran escala se consideran como herramientas eficasez en la lucha contra el desempleo y la pobreza rural, además que en el caso colombiano se consideran altamente importantes para la sustitución de cultivos ilícitos.
La experiencia latinoamericana no muestra evidencia concluyente y generalizable en cuanto a la aplicación de instrumentos y el manejo y conservación ambiental y forestal sustentable. Sin embargo, en casos como la reducción de la contaminación por la circulación de mercaderías y servicios de transporte en Brasil, el uso de herramientas económicas y fiscales para conservación forestal en Costa Rica, el programa FACE – PROFAFOR, el pago por servicios ambientales de FONAG y ETAPA en Ecuador, muestran un efecto positivo. Así también, el caso de la palma africana en Colombia, los impactos ambientales de las plantaciones forestales en Chile son considerados como efectos negativos al ambiente. En Brasil, a partir de 1990, algunos estados (Paraná, Minas Gerais y Sao Paulo) implementaron la utilización del el Impuesto sobre Circulación de Mercaderías y Prestación de Srrvicios de Transporte Interestatal e Intermunicipal y de Comunicación (ICMS Ecológico o Socioambiental). El ICMS es un instrumento de asignación de recursos conseguidos de forma impositiva tanto en el origen como en el destino de mercancias. La finalidad es destinar recursos hacia actividades de conservación mediante la aplicación de instrumentos compensatorios focalizacndolos en los municipios cuya contribución tributaria haya sido disminuida en función de sus actividades conservacionistas versus las productivas (Jatobá 2005). Costa Rica ha desarrollado una amplia experiencia (1969) con relación a pagos por servicios ambientales e intrumentos de manejo forestal sustentable. Las reducciones de impuestos (renta y propiedad de la tierra) a las empresas que forestaba y reforestaban han generado efectos positivos en
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Cuando un incentivo económico se diseña en forma aisalda del sistema ambiental se convierte en un estímulo “perverso social y ambientalmente”. Buscando promover determinado comportamiento económico y productivos, tal instrumento de política puede generar reacciones negativas desde el punto de vista de la sustentabilidad y bienestar social.
En varias zonas de Colombia se han establecido cultivos de palma africana reemplazando el bosque húmedo tropical y provocando la pérdida de la biodiversidad. Entre los incentivos otorgados se encuentran los fiscales y de tributación, la investigación y la asistencia técnica, la distribución gratuita de plántulas y semillas, el acceso al crédito, entre otros. En términos económicos se determinó un alto grado de complementariedad entre la demanda de tierra y el precio de los créditos, mientras que en términos biológicos se determina también que el reemplazo indiscriminado de coberturas vegetales generán una pérdida de 21.8% de biodiversidad (Grupo Técnico sobre Incentivos Económicos para la Conservación Ambiental 2001) Para Gil (2001) citando a Catalán y Ramos (1999), “la experiencia chilena contradice muchas de las premisas utilizadas en la promoción de las plantaciones forestales. Las plantaciones de pino y eucalipto no redujeron la presión sobre los bosques naturales sino que se convirtieron en la principal causa de su destrucción. Los suelos erosionados fueron solo parcialmente recuperados y en algunos casos aún más deteriorados debido a las prácticas inapropiadas de manejo y explotación forestal. El ciclo hidrológico se vio afectado negativamente, particularmente en los casos de sustituciones de bosque nativo y áreas con sequías frecuentes. La riqueza económica generada no tuvo un efecto redistributivo en la población rural, por el contario esta sufrió importantes flujos migratorios hacia áreas urbanas”. PROFAFOR del Ecuador S. A. es una entidad sin fines de lucro apoyada por la fundación holandesa FACE y se dedica a la fijación y absorción de CO2. Ha establecido mediante procesos comunitarios y participativos diversas plantaciones forestales de especies nativas, nuevos viveros privados y la generación de empleo. Consiguió las certificaciones internacionales del
Forest Stewardship Council (FSC) y la certificación para la cantidad de carbono absorbido2 y fijado por las plantaciones (Falconí y Burneo 2006). Este proyecto redireccionó su objetivo en las plantaciones y disminuyó el uso de pino y eucalipto por especies nativas de las zonas en donde interviene, aportando al mantenimiento de la biodiversidad local sin afectar otros los procesos agrícolas y la utilización sustentable de la madera. La creación de un adecuado sistema de incentivos debe tomar en cuenta los beneficios y costos privados y sociales. Los comportamientos productivos individual, familiar y empresarial en el corto plazo generan recursos y mejoran el consumo pero no son sustentables a largo plazo, la combinación de intrumentos positivos y negativos deben influir en patrones de comportamiento que deben ser auspiciados por el Estado. El uso de recursos naturales renovables y no renovables deben generar contribuciones que incrementen el beneficio social, por las contribuciones monetarias que permitan conservar o disminuir los efectos negativos en los individuos, esto generalmente solo es posible cuando se realiza una combinación de regulaciones, restricciones, subsidios y adecuados sistemas de información empresarial con monitoreo y legislaciones locales. La cooperación internacional tiene un papel importante por la dotación de recursos, y por que permite integrar en nuestros sistemas legales legislaciones menos laxas que conservan y protegen los recursos naturales. El mercado y los consumidores locales y extranjeros generan cambios en los comportamientos de uso y conservación ya se a por las exigencias de certificaciones o por presiones políticas que se traducen en trabas en el comercio internacional exigiendo a sus gobiernos el instaurar trabas al comercio con países que no realizan adecuados procesos de manejo y conservación ambiental.
2.2 Importancia de la industria maderera para la economía ecuatoriana Dentro de la estructura económica tradicional se suele clasificar a través de cuentas nacionales a los sectores de la economía. Así, en el sector primario (agricultura, silvicultura, caza 2 Según Falconí y Burneo (2006), “las unidades de reducción de emisiones provenientes de las actividades del proyecto se estiman en 2.49 millones de toneladas de CO2, de las cuales 1.8 millones de toneladas son libres de riesgos y 613472 toneladas son colocadas dentro de la zona de riesgo”.
y pesca), secundario (industrias y valor agregado) y terciario (servicios, logística, etc.). Estas clasificaciones poseen mayor desagregación dependiendo de la metodología de Producción o de Valor Agregado (VA) o por industria a nivel provincial, en nuestro país se cuenta con información a este nivel hasta 2008. Con esta estructura se analizará a continuación algunos elementos macroeconómicos de la industria y el sector forestal ecuatoriano: aporte al producto interno bruto (PIB), exportaciones (X), importaciones (M) y empleo. En el siguiente acápite, se presentará el análisis de algunos incentivos para manejo forestal sustentable en Ecuador, con la definición de instrumentos económicos (impuestos y subsidios) y no económicos (mercado, certificaciones, legislaciones, asistencia técnica, tramitología y sistemas de información)
2.2.1 Participación en el Producto Interno Bruto (PIB) La industria maderera local utiliza madera nativa y de plantaciones forestales en distintas escalas y volúmenes. Al no poseer un Sistema de Cuentas Nacionales Ambientales (SCNA) no se asignan precios a los distintos servicios ambientales que se dejan de recibir socialmente lo que si bien aumenta el beneficio privado tiene un efecto contrario con el beneficio social. Además la participación en el PIB no es real, sin mostrar por lo tanto (económicamente) participación más alta en la economía ecuatoriana. Según la Organización No Gubernamental “Ecuador Forestal” (2011) la cuantificación de servicios ambientales podría alcanzar fácilmente el 3.2% del PIB. Con la información oficial del SCN del BCE (2011), se observa que en 14 años (1993 – 2007), la importancia para el PIB ecuatoriano del sector industrial maderero no supera el 1%. Al realizar por interpolación la obtención de la tasa de variación de los mismos periodos descritos en la tabla 1, observamos que el volumen de producción y aporte al PIB no llega al 0.02% (1993-1998) en el mejor espacio. Un análisis detallado podría demostrar cuáles son las causas para el poco desarrollo y peso en la economía ecuatoriana de esta industria, de hecho tan solo la cuenta producción de madera y fabricación de productos de madera supera el 1% aunque termina con un decrecimiento del 0.007% para finales de 2007.
Tabla1. Tendencias de variación y promedios del sector maderero e industrial ecuatoriano con relación al PIB 1993 – 2007 Sector maderero en Ecuador 1993 -‐ 2007 Cuentas que conforman la industria maderera Silvicultura y extracción de madera Producción y fabricación de productos de madera Fabricación de papel y productos de papel Promedio general
Tasas de variación volumen (%) Promedio industria/PIB (%) 1993-‐1998 1999-‐2004 2005-‐2007 1993-‐1998 1999-‐2004 2005-‐2007 0,019 -‐0,017 0,002 0,81 1,00 0,96 0,019 -‐0,017 0,002 1,16 1,35 1,29 0,018 -‐0,022 0,007 0,57 0,55 0,50 0,019 -‐0,019 0,003 0,85 0,97 0,92
Fuente: BCE 2011,
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2.2.2 Balanza comercial maderera ecuatoriana La información para determinar la situación positiva o negativa de la balanza comercial forestal en Ecuador muestra comportamiento positivo. Sin considerar la industria del papel y cartón y el sector de muebles de madera, se encuentra una tendencia positiva entre los años 1998 a 2007 (Viteri y otros 2008). El análisis de las exportaciones demuestra mayor dinamismo e importancia en la canasta de productos que Ecuador coloca en el exterior. La tabla 2 presenta crecimiento menos que marginal (0.12%), esto muestra que está conformado por países productores con mayor presencia y competitividad en este sector.
Tabla 2. Tasa de variación de exportaciones Periodo % 1970-1979 0.39 1981-1989 -0.05 1990-1999 0.08 2000-2008 0.07 Promedio 0.12
balanza comercial total la balanza comercial neta forestal. El indicador BCR es de 0.79, demostrándose que no solo se cubre la demanda local sino que además se producen superávits para la exportación.
2.2.3 Aporte impositivo y generación de empleo para la economía ecuatoriana La industria maderera ecuatoriana aporta con cerca del 1% de las recaudaciones tributarias entre IVA e IR de personas jurídicas. Sumados el impuesto a la renta (IR) y el impuesto al valor agregado (IVA) se generan aproximadamente 45 millones de dólares. En el primer rubro el aporte de IR tiene relación con el aporte formal de personas jurídicas, y el IVA en cambio con relación a los insumos locales que utiliza esta industria (BCE 2011; SRI 2011).
Tabla 4 Recaudación del impuesto a la renta (IR) y del impuesto al valor agregado (IVA) de la industria maderera ecuatoriana Año IR IVA
Un comportamiento similar presentan las exportaciones (tabla 3), analizados los promedios de los mismos lapsos de tiempo nos muestra que el dinamismo exportador no genera cambios cualitativos ni cuantitativos (0.01% de crecimiento), pese a la apertura comercial que existe para el comercio mundial de madera de plantaciones, y si bien no se han identificado instrumentos económicos para la exportación de madera, tampoco se han exigido certificaciones especiales que dificulten esta tarea comercial.
Tabla 3 Promedio de exportaciones Periodo % 1970-1979 0.007 1981-1989 0.010 1990-1999 0.012 2000-2008 0.011 Promedio 0.010
Las importaciones de madera muestran una marcada tendencia de crecimiento (13%), lo que podría tener una alta incidencia en la importación de insumos para el consumo local, sin embargo al contrastar la información de la Balanza Comercial Forestal desde 1993 al 2008 encontramos que es ampliamente superavitaria, tan solo en el año 2004 se muestra déficit comercial (CEPAL 2011). Añazco y otros (2010), presentan el resultado del cálculo de la balanza comercial relativa (BCR), que no es más que dividir para la
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2007
3.904.711,30
27.641.873,85
2008
4.966.638,66
31.928.771,46
2009
4.362.443,56
31.565.294,98
2010
6.300.142,84
38.408.897,14
Fuente: BCE 2011, SRI 2011
El aporte es bastante limitado con relación al erario nacional, por lo que una eliminación (amparada en el nuevo Código de la Producción) puede generar cambios positivos en esta industria. Sin embargo, es necesario realizar el análisis más profundo en cuanto a las personas naturales y propietarios de los bosques que no son tomados en cuenta en esta descripción. Los sectores silvicultura y de producción de madera y productos de madera (de acuerdo a la clasificación CIIU rev.2) para 2007 generó empleo aproximadamente a 107 880 personas. El 74% de los empleos se encuentra en la fase de procesamiento secundario (materias primas, elaboración de muebles), 24% en el procesamiento primario (obtención de maderas, tableros, chapas, etc.) y tan solo el 5% en silvicultura debido a la creación de empleos estacionales. Llama la atención que el 65% de los empleos se generan para la zona urbana y que tan solo en la silvicultura es mayoritaria la contratación de personal del área rural (Añazco, y otros 2010).
2.3 Tipos de incentivos de manejo forestal potenciales para Ecuador. Más allá de la acción específica que ha caracterizado a las diferentes administraciones forestales, las agendas sobre este tema han venido incorporando nuevos temas de discusión, entre ellos, el creciente interés por lograr la eficiencia en los usos madereros con fines industriales y, con especial interés, el manejo de los bosques comunitarios y la promoción del uso responsable de otros bienes y servicios provenientes de los bosques (adicionales a la madera) con una perspectiva de sostenibilidad (Falconí y Burneo 2006). Con base en la estrategia para el Desarrollo Forestal Sustentable del Ecuador (2000), nuestro país enuncia su vocación forestal tomando como referencia el 30% de su territorio nacional forestal considerado como áreas naturales protegidas. Así también, los enunciados en distintos artñiculos en la Constitución Política (2008) que reconoce derechos a la naturaleza y la utiulización de los bienes y servicios ambientales a través del Estado, lo coloca como un actor estratégico por ejemplo, frente a los mercados voluntarios de carbono. Es necesario el realizar adecuados procesos de valoración de activos naturales renovables y no renovables en Ecuador, esto como elemento incial para el poder obtener recursos financieros que puedan ser reinvertidos en conservación y aprovechamiento de los mismos. La asignación de derechos sobre los recursos naturales a particulares y comunidades no están reñidos con el manejo sustentable, el valor de las tierras se incrementa en condiciones de tenencia segura, con los condicionantes y exigencias de los planes de manejo forestal, el acceso a recursos genéticos y de la biodiversidad, los pagos por captura de carbono, un marco legal estable, son elementos que aportan aún más a la conservación y buen uso ambiental. El reconocimiento de los pagos por conservación de cuencas hidrográficas, y del recurso agua es parte adicional que conforman los mecanismos de conservación, la eficiencia energética y la aplicación bajo convenios internacionales como Kyoto por ejemplo permitan la aplicación de mecanismos de desarrollo limpio (MDL) que beneficiarían al estado y los particulares. Para el cumplimiento de las obligaciones con el Protocolo de Kyoto se establecieron mecanismos flexibles, entre los que destaca los mecanismos de desarrollo limpio (MDL) dirigidos hacia el manejo de sumideros de carbono (plantaciones forestales y reforestación. En términos de costo efectividad, estos proyectos pueden ser vistos como exitosos ya que el costo de diminuir una tonelada de carbono emitido a través de cambios en las tecnologías de los países del norte o de disminución en las cantidades producidas puede llegar a ser más grande que el costo de financiar la absorción de la misma cantidad en proyectos de refores-
tación. La manera como se manejen esos ecosistemas, ya sea promoviendo la forestación y la reforestación o incrementando la tasa de conversión de los bosques, tendrá sin duda, un efecto significativo en el aumento o disminución e las cantidades de dióxido de carbono atmosférico (Falconí y Burneo 2006). Se identifican varios instrumentos vigentes en la legislación ecuatoriana, desde las exoneraciones a pagos de impuestos por la tenencia de tierras cuando estas se destinan a conservación ambiental, exoneraciones arancelarias para la importación de bienes de capital, asistencia técnica fruto de los recursos conseguidos por el impuesto a la madera en pié, entre otros. Sin embargo, los incentivos existen pero el problema radica en que no existen adecuados sistemas que los muesytren a los propietarios de bosques e industriales como beneficios para sus actividades. Creemos que es posible el plantear incentivos en un sistema de concertación entre lo público y privado, no excluyente de las comunidades, y con énfasis en el mercado. Las certificaciones de origen y comercio justo han mostrado ser eficientes en otros recursos naturales no tendría por que ser la excepción en este caso. Ecuador luego de realizar los procesos de valoración económica y ambiental debe orientarse hacia la consecución de recursos internacionales sea a través de la venta de bonos por captura de carbono o canje de deuda para efectos ambientales. El mercado es otro elemento que puede presionar en forma directa, sobretodo por las exigencias de los consumidores en el exterior que exigen no solo calidad sino también responsabilidad social. La disminución de trámites y el hacercar estos hacia quienes necesitan legalizar su actividad extractiva en Ecuador es parte de la solución para volver una industria incipiente en un sector de apoyo económicamente sustentable al país, para que se logre esto los procesos de descentralización hacia las zonas rurales donde se encuentran las zonas de administración comunitaria es primordial. Es necesario el tener establecido una sola propuesta de Política para el Manejo Forestal Sustentable en Ecuador, la debilidad que se encuentra al identificar los incentivos económicos y no económicos es que están aislados por la variedad de reglamentos y falta de una sola política que norme este sector.
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ANEXO 1. Tabla 1. Tipo y detalle de incentivos e instrumentos utilizados para manejo y conservación ambiental aplicables a manejo y conservación forestal Tipo de incentivos Incentivo Económico
Detalle de incentivo conforme al instrumento utilizado
Subsidios o incentivos fiscales: eliminación del pago de impuestos prediales, no pago de impuestos al patrimonio, compesación por restricciones al cambio de uso de suelo, reducción de impuestos por inversiones en conservación, Subsidios para establecimiento de sistemas de producción “verde” o agroecológica, recompensas por conservación de biodiversidad. Tasas de interés de crédito ajustables a largo plazo garantizables con el patrimonio natural valorado y conservado, créditos para cambio de patrón de producción y actividad empresarial. Creación de mercados: generación de bonos transables por por emisiones, seguros ambientales, procesos de certificación ambiental financiada pública o privadamente. Canjes de deuda externa para conservación ambiental Valoración económica de recursos naturales
I n c e n t i v o s Institucionales
Figuras financieras para obtención de recursos
Incentivos sociales
Mantenimiento de actividades comunitarias para el
a traves de fideicomisos, titularización de flujos futuros de actividades asociadas con la conservación y emisión de bonos por captura de carbono. Creación de reservas y áreas naturales protegidas, Sistemas institucionales estatales para innovación empresarial ambiental (relación pública, privada, investigación), a través de financiamiento para actividades de Investigación, Desarrollo y Cambio Tecnológico. Descentralización Revisión de trabas burocráticas y administrativas con establecimiento de ventanillas únicas de servicios a nivel de gobiernos locales Establecimiento de licencias para uso de recursos naturales Programas de regularización de actividades de extraciión y comercialización de recursos naturales Multas y sanciones fruto de actividades de monitoreo y auditorñia públicas y/o comunitarias Legalización de tierras, entrega de derechos de uso. manejo sustentable (mingas, reuniones religiosas, etc) Programas de conservación comunitaria en los que se educa y capacita participativamente a los usuarios
Fuente: (Acquatella 2001), (Miranda, Otoya y Venegas 2005), (Falconí y Burneo 2006), (Azqueta, y otros 2007).
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Miguel Molina Díaz
La Democracia Digital: ¿El reto de la Era Informática?
Estudiante de la Unversidad San Francisco de Quito miguelmolinad@gmail.com
La primera década del siglo XXI estableció nuevos conceptos y nuevas formas para la participación política y, específicamente, para la construcción democrática. Más de dos mil quinientos años han pasado desde que se inauguró la democracia de Atenas y el término, conceptual, filosófica y jurídicamente, tuvo que atravesar un constante proceso de evolución desde sus nociones originales hasta las de nuestros días. No obstante a la perpetuación en el tiempo de los esfuerzos de la humanidad por constituir sistemas democráticos, la democracia como sistema de gobierno y forma de Estado, ha estado sujeta a distintas interpretaciones teóricas oportunistas (malversaciones), sometida a procesos autoritarios que la han utilizado solo como medio o instrumento para llegar al poder y, en virtud de los personalismos autocráticos, la han subyugado a los intereses de partidos y caudillos políticos.
La humanidad está comenzando a dar el paso de transición de la “Videopolítica” a la “Ciberpolítica”, donde las redes sociales y los blogs no son únicamente medios de comunicación y propaganda, sino espacios públicos de cimentación de identidades sociales, participación ciudadana y construcción política.
Sin embargo, después de la primera década del presente siglo, se plantea la posibilidad de que el ideal democrático alcance nuevos espacios, nunca antes imaginados por los teóricos e ideólogos, en los cuales no solo exista una participación esencialmente democrática, sino donde además, se puedan impulsar procesos democráticos a nivel global. La humanidad está comenzando a dar el paso de transición de la “Videopolítica” a la “Ciberpolítica”, donde las redes sociales y los blogs no son únicamente medios de comunicación y propaganda, sino espacios públicos de cimentación de identidades sociales, participación ciudadana y construcción política. Todos los medios de comunicación del mundo han dado cobertura a los procesos liberadores que han encendido el debate político, institucional y social en los países del Mundo Árabe y el Medio Oriente, en donde espacios como Facebook y Twitter, han sido determinantes en la consolidación de una sociedad mundial, sobre todo una “ciberjuventud” capaz de articularse para alcanzar la democracia
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en sociedades donde, durante larguísimos años, se pensaba que por su complejidad cultural e incluso religiosa, no lograría ser compatibles con la Democracia Liberal. Este año 2011 arranca en medio de un despertar histórico que está sacando del aturdimiento a toda una región de la Tierra y, por ende, ha sido un periodo decisivo en la construcción de la llamada Democracia Digital. Hasta el momento dos gobiernos autoritarios perpetuados por décadas han sido depuestos: el de Ben Alí en Túnez y el de Hosni Mubarak en Egipto. El anhelo de conquistas democráticas que convocan a miles de ciudadanos, sobre todo jóvenes, a las principales plazas de los países árabes se han articulado contra la censura, la represión y la vulneración de derechos, por medio de las redes sociales, portales que han sido el principal blanco atacado por los dictadores para defender su ilegitimo ejercicio del poder. El espíritu de estos movimientos tiene su origen en discusiones en blogs y han definido una nueva forma de hacer política y luchar por la democracia y las libertades. Este fenómeno político-tecnológico ha reafirmado el carácter laico de esos estados y ha evidenciado el fracaso de las tesis de los países del primer mundo que auspiciaron gobiernos nefastamente antidemocráticos, como el de Mubarak y Gadafi, a fin de evitar el surgimiento de revoluciones islámicas teocráticas como la vigente en Irán. La intervención en Libia es una respuesta tardía para proteger a esa “ciberjuventud” que demuestra en su entendimiento de la política la globalización la democracia y la libertad.
Aspecto Teórico de la Democracia Digital Partiendo de la historia, hemos visto un proceso de evolución de la democracia en cuanto a su campo de acción y, por tanto, la expansión de sus alcances. La idea de la democracia surge en Atenas con limitaciones en cuanto a la ciudadanía, se restablece en la Ilustración con cierta exclusividad para las clases dominantes del poder económico y político, y sigue siendo cruentamente débil en cuanto a la equidad de género. Amplía sus alcances cuando predica que el sistema político y la legislación deben buscar el bienestar de la sociedad en un Estado Social de Derecho; hasta que en un momento dado llega –en términos técnicos y visuales– al espacio privado, personal y familiar de la televisión. En la década de los años 90s, del siglo pasado, surge un nuevo fenómeno comunicativo y cibernético que con gran rapidez se globaliza y facilita a la población mundial el acceso a información: el Internet. En un principio éste logra expandirse como medio de comunicación pero es en el siglo XXI, cuando supera sus alcances meramente mediáticos y se constituye como un espacio público de interrelación social y construcción política. Gran parte de la vida privada de los ciudadanos del mundo, incluso en países en vías de desarrollo, tiene lugar en los portales web, donde
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se facilita, no solo el acceso a información, sino todo tipo de actividades: transferencias bancarias, correspondencia eficaz e inmediata, pagos de cuentas por servicios públicos. La tecnología establece en el planeta un nuevo orden social acortando las distancias y fronteras entre países y continentes, disminuyendo (por no decir eliminando) los tiempos y sobre todo logrando transmitir todo tipo de información a cualquier persona en cualquier parte del mundo. La inauguración de la Era de la Informática produce cambios en la cultura de las sociedades y por ende, en la mentalidad de la gente, es decir, marca un antes y un después en las telecomunicaciones sociales y las relaciones humanas. Además, como resultado de este fenómeno, estamos replanteando los alcances del espacio público y asumiendo el reto de convertir al Internet y a las demás posibilidades que la tecnología ofrece, en especial las redes sociales, en herramientas de participación ciudadana.
La Democracia y Libertad en el espacio digital El fenómeno más importante se da con el aparecimiento de las redes sociales, que en principio eran absolutamente simples y esencialmente domésticas. De hecho, el momento de quiebre llega cuando Mark Zuckerberg decide crear Facebook y Jack Dorsey da vida al Twitter, ambos sin imaginar la magnitud global e histórica que tendrían sus innovadores inventos. La idea de la plaza griega en donde Sócrates llevaba a cabo las más importantes disquisiciones de su tiempo en el campo político, existencial, filosófico, cultural o artístico, es nuevamente edificada en su magnitud más amplia, englobando los aspectos comunicativos, informáticos, de interrelación y recreación interpersonal, así como de construcción democrática. La esencia de esta construcción democrática que surge a razón de la Era Informática, en general, y de las redes sociales, en particular, es que el convivir democrático se da, en estos espacios, a partir de la práctica cotidiana, sin necesidad de profundas teorías y con mínimos consensos de rigor. La gente alrededor del mundo ha retomado la lectura y la escritura, fundando tal vez un nuevo género literario cibernético, que se basa en la comunicación interpersonal –característicamente confesional– y la permanente expresión pública en el sentido más amplio del concepto. Facebook se consolida como un espacio que carece, absolutamente, de censuras, restricciones y limitaciones gubernamentales, religiosas, partidarias o gremiales, fomenta la discusión desde los temas más banales del ámbito personal hasta los trascendentales de la esfera pública-política de incidencia local, nacional y, por supuesto, mundial. Por
… como resultado de este fenómeno, estamos replanteando los alcances del espacio público y asumiendo el reto de convertir al Internet y a las demás posibilidades que la tecnología ofrece, en especial las redes sociales, en herramientas de participación ciudadana.
La idea de la plaza griega en donde Sócrates llevaba a cabo las más importantes disquisiciones de su tiempo en el campo político, existencial, filosófico, cultural o artístico, es nuevamente edificada en su magnitud más amplia, englobando los aspectos comunicativos, informáticos, de interrelación y recreación interpersonal, así como de construcción democrática … La gente alrededor del mundo ha retomado la lectura y la escritura, fundando tal vez un nuevo género literario cibernético, que se basa en la comunicación interpersonal –característicamente confesional– y la permanente expresión pública en el sentido más amplio del concepto.
otro lado, Twitter fortalece también ese mismo ámbito de discusión del debate democrático, la construcción de identidades y consensos, pero además se convierte en el medio de comunicación instantánea por excelencia, en donde las cuentas de los gobiernos, transnacionales y políticos, están al mismo nivel que la de los ciudadanos comunes. El internet es una red de fin a fin sin controles ni mediadores, solo de usuarios. Es preciso, en este punto y como ejemplo, citar la problemática que despierta la enciclopedia Wikipedia. La discusión se centra en la confiabilidad o no de la fuente sobre el contenido de la información que contiene este portal, esto nos plantea la validez del conocimiento producido de forma comunitaria. Wikipedia no es más que un esfuerzo por construir conocimiento no controlado ni censurado, es una fuente de información descentralizada. En estos momentos, desde nuestra perspectiva ética, suena una cuestión que podría relacionarse a lo anti-académico, pero debemos entender al fenómeno cultural en relación al tiempo, Wikipedia es ahora la principal fuente de información alrededor del mundo. Y este ejemplo de estructuras más horizontales es el que debemos seguir para construir una Democracia Digital incluyente y plural, que no excluya ni discrimine pensamiento o posiciones. Llegó el momento de hablar de que esta Democracia Digital debe ser un eje transversal en las agendas de los políticos, funcionarios públicos, candidatos, pero sobre todo, de las organizaciones políticas que incentivan la participación ciudadana. Grossman, uno de los grandes especialistas en el ejercicio de los derechos ciudadanos por medios digitales afirma que la participación política en este momento tecnológico se encuentra dentro de la “República Electrónica.” Del mismo modo el politólogo estadounidense, Robert Dahl, complementa esta idea de modernizar nuestros conceptos de democracia para que avance al ritmo que avanza la humanidad, y lo hace proponiendo cinco criterios fundamentales: 1.- Participación Efectiva, 2.- Igualdad Política Superando la Brecha Digital, 3.- Entendimiento Ilustrado, 4.- Control de la Agenda por Parte de los Ciudadanos y 5.- Inclusión como Garantía de Igualdad Básica en Oportunidades. En Ecuador incluso los jubilados necesitan del Internet para poder acceder a sus fondos de reserva en la página web del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Cada día encontramos mayor cantidad de información, es decir, mayor disponibilidad de lo que se refiere a legislación, documentos, formularios y solicitudes. El servicio que se puede ofrecer a la ciudadanía por el Internet es mucho más óptimo que el servicio público al que estuvimos acostumbrados en el pasado, goza de mayor rapidez, dignidad, opciones y aplicaciones, y en consecuencia, mejores resultados para la comunidad. Las estructuras de Estado están obligadas a abrirse en medio de esta nueva era digital y es el mismo gobierno el que, a través de estos espacios, redefiniendo sus procedimientos debe promover participación ciudadana, involucrar a
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las personas en la toma de decisiones y rendir cuentas permanentemente. La tecnología y el “gaming”, entendido en su alcance más amplio como el ejercicio de la vida cotidiana en el internet, vinculan más directamente a la ciudadanía con su país, con sus ciudades, con su comunidad. Entonces, al hablar de un espacio de discusión y expresión también estamos hablando de un espacio de construcción de identidades alternativas y creativas, es decir, de democracia participativa e incluyente. Cuando nos referimos a una dependencia de la tecnología debemos entender también que es posible que esa misma tecnología nos acerque más a la libertad, es por eso imprescindible que el acceso a Internet sea considerado como un derecho ciudadano y una política pública de los Estados. Según diversas mediciones, el acceso a Internet crece en el Ecuador a un promedio anual de 20%. Todavía estamos lejos de afirmar que el acceso a internet es masivo y universal, pero cada día es más cierto que los estudiantes de todas las edades aprenden a dominarlo y utilizarlo como mecanismo de investigación e instrumento de estudio, así como profesionales de todas las áreas, incluso del sector público, lo utilizan como herramienta de trabajo. Entonces estamos frente a la evidencia de que el libre acceso a información y conocimiento relaciona directamente a las libertades individuales y colectivas de la ciudadanía con la tecnología y el “gaming”, estos últimos comprendidos dentro del concepto de espacio público.
¿Instrumento para la participación? La Democracia Digital se desarrolla en el ciberespacio, conservando y practicando los principios de la democracia participativa. Pero, ¿a eso se limita el alcance de Ciberpolítica? ¿La democracia digital no puede expandirse al ámbito de la realidad material de las sociedades? Las respuestas a estas preguntas, las podemos encontrar en los periódicos y noticieros de todo el mundo en relación a la cobertura de los acontecimientos de Medio Oriente y el Mundo Árabe. Es decir, el otro ámbito de acción de la Democracia Digital es la realidad política, de carne y hueso, de las sociedades alrededor de todo el mundo. El Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en su artículo La Libertad y los Árabes señala que “el movimiento popular que ha sacudido a países como Túnez, Egipto, Yemen y cuyas réplicas han llegado hasta Argelia, Marruecos y Jordania es el más rotundo desmentido a quienes, como Thomas Carlyle, creen que “la historia del mundo es la biografía de los grandes hombres””. Las palabras del escritor e intelectual peruano, indiscutiblemente, relatan el resultado de esta Democracia Digital incipiente: movimientos políticos –principalmente juveniles– que han dejado en el pasado el personalismo caudillista característico de los regímenes autoritarios y de nuestros modernos populismos, para dar paso a un liderazgo colectivo.
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Mario Vargas Llosa, en su artículo La Libertad y los Árabes señala que “el movimiento popular que ha sacudido a países como Túnez, Egipto, Yemen y cuyas réplicas han llegado hasta Argelia, Marruecos y Jordania es el más rotundo desmentido a quienes, como Thomas Carlyle, creen que “la historia del mundo es la biografía de los grandes hombres””. Incluso, estos fenómenos sociales, nacen como movimientos laicos, en países donde hablar de laicismo es cuestionar la estructura constituyente de Estado, por su carácter autocrático y confesional. El factor que explica todas estas circunstancias radica en un hecho meramente generacional, la “ciberjuventud” que ha crecido en la primera década del siglo XXI, es una generación de la informática, que debido al entorno comunicacional en el cual han crecido y se ha desarrollado, tiene la facilidad de quitarse los tabúes y dogmas de sus propias culturas para abrirse paso en medio de un mundo globalizado que vive en permanente cambio, en el cual, dictadores como Gadafi, máxima representación del viejo régimen despótico, no logran conciliar el sueño mientras el Medio Oriente, irrenunciablemente, abre por fin los ojos. Mucho se ha debatido analíticamente en el mundo sobre estos procesos liberadores, algunos, como el analista Moisés Naím, afirman que los blogs, las redes sociales y las filtraciones de wikileaks –que debelaron la corrupción nauseabunda de estos regímenes autoritarios- no fueron necesariamente determinantes en el estallido de las revoluciones en Medio Oriente. Para Naím el hastío de la población sumida en la insoportable desigualdad y pobreza, conjuntamente con el decisivo sentimiento de inconformidad de las Fuerzas Armadas en países como Túnez y Egipto, son las circunstancias que permitieron el quebrantamiento del orden establecido. Sin embargo, incluso bajo este argumento, vemos que las herramientas que la informática provee, especialmente las redes sociales, pueden convertirse en herramientas que coadyuvan y ofrezcan facilidades, tanto a la organización de movimientos libertarios y democráticos de iniciativa civil, como a proyectos políticos en sociedades democráticamente constituidas. Podríamos pensar que en medio de la llamada Era de la Informática el acceso a información es un derecho indiscutible e irrenunciable pero hace un año conocimos un polémico conflicto entre la China y el buscador cibernético Google, el cual constituye un debate sobre las libertades individuales y la democracia. El hecho es que frente a la autoritaria y desprovista posición oficial del gobierno de Pekín, Google decide desmantelar su portal de navegación en China a fin de cesar la censura en los servicios de búsqueda, los cuales fueron redirigidos a un portal de navegación radicado en Hong Kong hasta llegar a un acuerdo. Anteriormente a este acontecimiento, mientras estuvo vigente el buscador de China, el gobierno de ese país intervino las cuentas de correo electrónico gmail de varios
Robert Dahl, complementa la idea de modernizar nuestros conceptos de democracia para que avance al ritmo que avanza la humanidad, y lo hace proponiendo cinco criterios fundamentales: 1.Participación Efectiva, 2.- Igualdad Política Superando la Brecha Digital, 3.- Entendimiento Ilustrado, 4.- Control de la Agenda por Parte de los Ciudadanos y 5.- Inclusión como Garantía de Igualdad Básica en Oportunidades.
… la intervención gubernamental se vuelve abominable en lo que se refiere a acceso a información virtual y al desarrollo de la democracia digital. A partir del 11 de Septiembre del 2001, los Estados Unidos de la administración Bush intentaron imponer en el mundo la idea de que “el que nada debe nada teme” y que la condición de la seguridad nacional antiterrorista es la posibilidad de seguir desde el Estado a los ciudadanos, sistema en el cual, por principio, todos son sospechosos… contrariamente a la sentencia del juez italiano Oscar Magi, quién desde su juzgado en Milán determinó que “no puede existir pradería sin límites en Internet donde todo está permitido y nada puede prohibirse.”
activistas opositores chinos para vigilarlos y algunos de ellos terminaron en prisión. Quisieron ocultar las verdades bloqueando las búsquedas de términos como “Protestas de Tiananmen” o “Dalai Lama”, así como los blogs de agrupaciones opositoras. Las preguntas claves para entender la democracia, el “Gaming” y la tecnología en este preciso caso, que representa algunos otros, son: ¿Qué pretenden imponer aquellos gobiernos que anteponen la libertad del mercado y los capitales sobre las libertades fundamentales de los ciudadanos? ¿Qué intentan ocultar? ¿A qué le tienen miedo? ¿A la verdad quizá? Es por eso que la intervención gubernamental se vuelve abominable en lo que se refiere a acceso a información virtual y al desarrollo de la democracia digital. A partir del 11 de Septiembre del 2001, los Estados Unidos de la administración Bush intentaron imponer en el mundo la idea de que “el que nada debe nada teme” y que la condición de la seguridad nacional antiterrorista es la posibilidad de seguir desde el Estado a los ciudadanos, sistema en el cual, por principio, todos son sospechosos. Se pretendió vigilar las actividades privadas, en consecuencia se violó la privacidad inviolable de correos electrónicos personales que deben ser considerados como cualquier otro tipo de correspondencia. El Internet debe ser todo lo contrario, estamos hablando de construir un espacio para el desarrollo de la geopolítica y también el libre comercio del conocimiento. Una noticia recorrió hace meses varios portales de Internet donde se informa sobre la sentencia del juez italiano Oscar Magi, quién desde su juzgado en Milán determinó que “no puede existir pradería sin límites en Internet donde todo está permitido y nada puede prohibirse.” Esta resolución está motivada en contra de tres dirigentes de Google, que fueron condenados febrero del 2010 a seis meses de prisión por violación de la privacidad, esto debido a que no evitaron la publicación del video en el que un adolescente minusválido era insultado y agredido por sus compañeros de escuela. Más allá de la crueldad y el apasionamiento que este caso pueda despertar, la discusión debe centrarse en el principio fundamental de la libertad de Internet como factor vital para las democracias mundiales. Y en este preciso caso, el real problema no es la morbosidad de los cibernautas, sino los alcances jurídicos, se pretendió judicializar la omisión de funcionarios de Google a fin de imponer jurisprudencia de censura sobre un territorio, que es el internet, donde es discutible la validez de los principios aplicados. El Internet como medio de comunicación es independiente y pluralista; las redes sociales han sido los medios de comunicación que han servido constantemente, en diferentes regiones del planeta, para convocar a protestas y reivindicaciones públicas de grupos segregados contra el statu quo y su perversión. Pero no solo protestas, desde estos espacios y blogs se ha fomentado el contacto cul-
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tural, académico y político de cibernautas de todos los continentes para informar, opinar y articularse. En la web pueden coexistir las posiciones de quienes ejercen el poder y de los medios de comunicación opositores, pero no se limita a eso: están también las opiniones del ciudadano común que no goza de cargos públicos y que no es tomado en cuenta por los medios de comunicación tradicionales con sus exclusivos intereses y sus agendas. En el Internet se puede ejercer el periodismo y precisamente es este espacio el que perdura frente a las pretensiones de censura que se pretenden imponer por quienes creen ser los dueños de las verdades alrededor del mundo. Por eso no es entendible cómo mientras el Medio Oriente - región históricamente amedrentada en cuanto a la libertad de información - está logrando reivindicaciones fundamentales en cuanto a las libertades civiles, en otros lugares del mundo, como Venezuela, Argentina, Nicaragua, Bolivia o Ecuador, se apuesta por legislaciones para censurar la información, a pesar de ser parte de un continente que protagoniza un despertar democrático en países como Brasil, Uruguay o Chile, donde la institucionalidad y el Estado Constitucional esta sobre las ambiciones de poder. Es en este contexto regional y, sobre todo, mundial, en donde las redes de la informática están desarrollando su capacidad para convertirse en espacios donde se pueda mejorar la vida de las poblaciones, estableciendo mecanismos de lucha, garantía y vigilancia de los derechos humanos y libertades fundamentales.
Dinámica política de la Era de la Informática La humanidad y, por tanto, todos sus sistemas, especialmente los políticos, jurídicos, económicos, y culturales, están en permanente evolución y replanteo. La tecnología, que en principio se asumió como un resultado de la ciencia y el ingenio humano, también se ha podido convertir en medio para mejorar el nivel de vida de la población en todos los aspectos. Si bien todos los avances de la tecnología han logrado incidir en cuanto a las relaciones políticas e incluso la construcción democrática, como la imprenta, la electricidad y las telecomunicaciones; el internet y las redes sociales, tienen mayor incidencia para expandir, en el ámbito de la vida privada, los alcances de la democracia. Entonces las siguientes preguntas que debemos realizarnos son: ¿Es el Internet un mecanismo para combatir la pobreza, la desnutrición, el analfabetismo? ¿De qué manera podemos utilizar la tecnología digital para acabar con la inequidad social? Probablemente las respuestas a estas preguntas son varias, pero principalmente hay que decir que la Era Digital, inaugurada por la telecomunicación satelital, el Internet y la tecnología, significa la democratización de la información y de la participación ciudadana.
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En la primera década del siglo XXI los espacios de participación ciudadana han mejorado, se han incrementado, incluso llegan a ser más efectivos y más interactivos que la democracia institucional en virtud de que goza de mayor conexión con la vida diaria y cotidiana de la gente, está presente en los hogares de la ciudadanía. Incluso las Naciones Unidas en el año 2008 realizó un estudio sobre el estado de los gobiernos digitales en el mundo tomando en cuenta parámetros de comunicación, servicios y acceso a Internet. Los actores políticos y las organizaciones políticas que pretendan tener éxito en este siglo deben contemplar como indispensable la participación dentro de la llamada democracia digital, consolidar una militancia virtual que delibere y construya planteamientos políticos para ser debatidos en el marco de las discusiones trascendentales de las naciones. Lo urgente es, al igual que los blogistas de Medio Oriente, proclamar la construcción comunitaria a través de las posibilidades que ofrece el Internet y la tecnología; es necesario que los partidos y movimientos confíen en el éxito de escuelas de formación virtual para su militancia y para la ciudadanía, lo cual supone también desarrollar herramientas de navegación cibernética como mecanismos para una comunicación ágil e incluso para la toma de decisiones. Debemos avanzar hacía un activismo virtual contundente, avanzar en los esfuerzos de reivindicar y recuperar la plaza, para que constituya un espacio de reencuentro ciudadano, de debate, diálogo y discusión. Un espacio en donde podamos expresarnos, opinar, combatir nuestras posiciones en el margen del respeto y la tolerancia, y, de esta manera, construir democracia en todos los espacios de nuestra vida. Entonces, la tecnología, el “gaming”, la construcción de la llamada Democracia Digital y las constantes rupturas del imaginario social, se conectan directamente con nuestras libertades civiles, indispensables para vivir en Estado de Derecho y desarrollar un proyecto de vida, pero sobre todo, para llevar a cabo un proyecto de activismo colectivo que pueda incidir en la política de los países y del mundo. Las redes sociales, los blogs y las enciclopedias virtuales pueden y deben convertirse en ese espacio público que sea la base de nuestros sistemas democráticos, así como en herramientas de participación ciudadana. Es innegable, la democracia cada vez se consolida más como un ideal irrenunciable, se convierte en una palabra cada vez más cercana a nuestra naturaleza, al diario vivir, a la esencia de nuestra humanidad. Hablo de una democracia que es el despertar y la esperanza eterna de nuestra civilización.