Semana 11

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Lectura Semanal - Semana 11

Día 71- Lunes 06.04.15: Mateo 14:1-21 / Levítico 20-21 / Proverbios 30 Día 72 - Martes 07.04.15: Mateo 14:22-36 / Levítico 22-23 / Proverbios 31 Día 73 - Miércoles 08.04.15: Mateo 15:1-20 / Levítico 24-25 / Eclesiastés 1 Día 74 - Jueves 09.04.15: Mateo 15:21-39 / Levítico 26-27 / Eclesiastés 2 Día 75 - Viernes 10.04.15: Mateo 16 / Números 1-2 / Eclesiastés 3 Día 76 - Sábado 11.04.15: Mateo 17 / Números 3-4 / Eclesiastés 4 Día 77 - Domingo 12.04.15: Mateo 18:1-17 / Números 5-6 / Eclesiastés 5


Día 71 - Lunes 06.04.15:

Mateo 14:1-21 (NVI) Decapitación de Juan el Bautista 1En aquel tiempo Herodes el tetrarca se enteró de lo que decían de Jesús, 2y comentó a sus sirvientes: «¡Ése es Juan el Bautista; ha resucitado! Por eso tiene poder para realizar milagros.» 3En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe. 4Es que Juan había estado diciéndole: «La ley te prohíbe tenerla por esposa.» 5Herodes quería matarlo, pero le tenía miedo a la gente, porque consideraban a Juan como un profeta. 6En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes 7que le prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera. 8Instigada por su madre, le pidió: «Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.» 9El rey se entristeció, pero a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición, 10y mandó decapitar a Juan en la cárcel. 11Llevaron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha, quien se la entregó a su madre. 12Luego llegaron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura. Después fueron y avisaron a Jesús. Jesús alimenta a los cinco mil 13Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados. 14Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. 15Al

atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron:—Éste es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer. 16—No tienen que irse —contestó Jesús—. Denles ustedes mismos de comer. 17Ellos objetaron:— No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados. 18—Tráiganmelos acá —les dijo Jesús. 19Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente. 20Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron. 21Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

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Levítico 20-21 (NVI) Castigos por el pecado 1El Señor le ordenó a Moisés 2que les dijera a los israelitas: «Todo israelita o extranjero residente en Israel que entregue a uno de sus hijos para quemarlo como sacrificio a Moloc, será condenado a muerte. Los miembros de la comunidad lo matarán a pedradas. 3Yo mismo me pondré en contra de ese hombre y lo eliminaré de su pueblo porque, al entregar a uno de sus hijos para quemarlo como sacrificio a Moloc, profana mi santuario y mi santo nombre. 4»Si los miembros de la comunidad hacen caso omiso del hombre que haya entregado alguno de sus hijos a Moloc, y no lo condenan a muerte, 5yo mismo me pondré en contra de él y de su familia; eliminaré del


pueblo a ese hombre y a todos los que se hayan prostituido con él, siguiendo a Moloc. 6»También me pondré en contra de quien acuda a la nigromancia y a los espiritistas, y por seguirlos se prostituya. Lo eliminaré de su pueblo. 7»Conságrense a mí, y sean santos, porque yo soy el Señor su Dios. 8»Obedezcan mis estatutos y pónganlos por obra. Yo soy el Señor, que los santifica. 9»Si alguien maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte: ha maldecido a su padre o a su madre, y será responsable de su propia muerte. 10»Si alguien comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte. 11»Si alguien se acuesta con la mujer de su padre, deshonra a su padre. Tanto el hombre como la mujer serán condenados a muerte, de la cual ellos mismos serán responsables. 12»Si alguien se acuesta con su nuera, hombre y mujer serán condenados a muerte. Han cometido un acto depravado, y ellos mismos serán responsables de su propia muerte. 13»Si alguien se acuesta con otro hombre como quien se acuesta con una mujer, comete un acto abominable y los dos serán condenados a muerte, de la cual ellos mismos serán responsables. 14»Si alguien tiene relaciones sexuales con hija y madre, comete un acto depravado. Tanto él como ellas morirán quemados, para que no haya tal depravación entre ustedes. 15»Si alguien tiene trato sexual con un animal, será condenado a muerte, y se matará también al animal. 16»Si una mujer tiene trato sexual con un animal, se les dará muerte a ambos, y ellos serán responsables de su muerte.

17»Si alguien tiene relaciones sexuales con una hermana suya, comete un acto vergonzoso y los dos serán ejecutados en público. Ha deshonrado a su hermana, y sufrirá las consecuencias de su pecado. 18»Si alguien se acuesta con una mujer y tiene relaciones sexuales con ella durante su período menstrual, pone al descubierto su flujo, y también ella expone el flujo de su sangre. Los dos serán eliminados de su pueblo. 19»No tendrás relaciones sexuales ni con tu tía materna ni con tu tía paterna, pues eso significaría la deshonra de un pariente cercano y los dos sufrirían las consecuencias de su pecado. 20»Si alguien se acuesta con su tía, deshonra a su tío, y los dos sufrirán las consecuencias de su pecado: morirán sin tener descendencia. 21»Si alguien viola a la esposa de su hermano, comete un acto de impureza: ha deshonrado a su hermano, y los dos se quedarán sin descendencia. 22»Cumplan todos mis estatutos y preceptos; pónganlos por obra, para que no los vomite la tierra adonde los llevo a vivir. 23No vivan según las costumbres de las naciones que por amor a ustedes voy a expulsar. Porque ellas hicieron todas estas cosas, y yo las aborrecí. 24Pero a ustedes les digo: “Poseerán la tierra que perteneció a esas naciones, tierra donde abundan la leche y la miel. Yo mismo se la daré a ustedes como herencia.”»Yo soy el Señor su Dios, que los he distinguido entre las demás naciones. 25Por consiguiente, también ustedes deben distinguir entre los animales puros y los impuros, y entre las aves puras y las impuras. No se hagan detestables ustedes mismos por causa de animales, de aves


o de cualquier alimaña que se arrastra por el suelo, pues yo se los he señalado como impuros. 26Sean ustedes santos, porque yo, el Señor, soy santo, y los he distinguido entre las demás naciones, para que sean míos. 27»Cualquiera de ustedes, hombre o mujer, que sea nigromante o espiritista, será condenado a muerte. Morirá apedreado, y será responsable de su propia muerte.» La santidad de los sacerdotes 1El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los sacerdotes, hijos de Aarón: «No se contaminen tocando el cadáver de alguien de su pueblo, 2excepto en el caso de un pariente cercano, como su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano 3o una hermana soltera que, por no tener marido, dependa de él. 4Como jefes de su pueblo, no deben hacerse impuros ni contaminarse. 5»Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se despuntarán la barba ni se harán heridas en el cuerpo. 6Deben ser santos para su Dios, y no profanar su nombre. Son ellos los que presentan al Señor las ofrendas por fuego, que son como el pan de su Dios. Por eso deben ser santos. 7»Ningún sacerdote se casará con una prostituta, ni con una divorciada, ni con una mujer que no sea virgen, porque está consagrado a su Dios. 8Considéralo santo, porque él ofrece el pan de tu Dios. Santo será para ti, porque santo soy yo, el Señor, que los santifico a ustedes. 9»La hija de un sacerdote que se hace prostituta se profana a sí misma y profana a su padre. Deberá ser quemada viva. Santidad del sumo sacerdote 10»Aquel que sea elegido sumo sacerdote entre sus hermanos, y sobre cuya

cabeza se haya derramado el aceite de la unción, y a quien se le haya conferido autoridad para llevar las vestiduras sacerdotales, no deberá andar despeinado ni rasgarse las vestiduras. 11»No entrará en ningún lugar donde haya un cadáver.»No deberá contaminarse, ni siquiera por su padre o por su madre. 12»No saldrá del santuario, para no profanar el santuario de su Dios, porque ha sido consagrado mediante el aceite de la unción divina. Yo soy el Señor. 13»La mujer que tome por esposa debe ser virgen. 14No debe casarse con una viuda, ni con una divorciada ni con una prostituta. Debe casarse con una virgen de su mismo pueblo, 15para que no profane su descendencia entre su pueblo. Yo soy el Señor, que lo santifica.» Impedimentos para ejercer el sacerdocio 16El Señor le ordenó a Moisés 17que le dijera a Aarón: «Ninguno de tus descendientes que tenga defecto físico deberá acercarse jamás a su Dios para presentarle la ofrenda de pan. 18En efecto, no deberá acercarse nadie que tenga algún defecto físico: ninguno que sea ciego, cojo, mutilado, deforme, 19lisiado de pies o manos, 20jorobado o enano; o que tenga sarna o tiña, o cataratas en los ojos, o que haya sido castrado. 21Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto podrá acercarse a presentar al Señor las ofrendas por fuego. No podrá acercarse para presentarle a su Dios la ofrenda de pan por tener un defecto. 22Podrá comer de la ofrenda de pan, tanto del alimento santo como del santísimo, 23pero por causa de su defecto no pasará más allá


de la cortina ni se acercará al altar, para no profanar mi santuario. Yo soy el Señor, que santifico a los sacerdotes.» 24Y Moisés les comunicó todo esto a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas.

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Proverbios 30 (NVI) Dichos de Agur 1Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: «Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. 2»Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. 3No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. 4»¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? 5»Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. 6No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. 7»Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: 8Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. 9Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: “¿Y quién es el Señor?” Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. 10»No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. 11»Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. 12Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. 13Hay quienes se creen muy importantes, y a to-

dos miran con desdén. 14Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. 15»La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: “Dame, dame.” »Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice “¡Basta!”: 16el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. 17»Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. 18»Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: 19el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. 20»Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: “Nada malo he cometido.” 21»Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: 22el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, 23la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. 24»Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: 25las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; 26los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; 27las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; 28las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. 29»Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso im-


ponente: 30el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; 31el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. 32»Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar 33que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando.»

Día 72 - Martes 07.04.15:

Mateo 14:22-36 (NVI) Jesús camina sobre el agua 22En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. 23Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, 24y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. 25En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. 26Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados.—¡Es un fantasma! —gritaron de miedo. 27Pero Jesús les dijo en seguida:—¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo. 28—Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. 29— Ven —dijo Jesús.Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. 30Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:—¡Señor, sálvame! 31En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió:—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. 33Y los que estaban en la barca lo

adoraron diciendo:—Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios. 34Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret. 35Los habitantes de aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los alrededores. Le llevaban todos los enfermos, 36suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.

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Levítico 22-23 (NVI) Las ofrendas del 1El Señor le ordenó a Moisés 2que les dijera a Aarón y a sus hijos: «Traten con mucho respeto las ofrendas sagradas que me consagran los israelitas, para no profanar mi santonombre. Yo soy el Señor.» 3También le ordenó decirles: «Si alguno de los descendientes de Aarón está ritualmente impuro y se acerca a las ofrendas que los israelitas consagran al Señor, será eliminado de mi presencia. Yo soy el Señor. 4»Si un descendiente de Aarón padece de alguna enfermedad infecciosa en la piel, o de derrame seminal, deberá abstenerse de comer de las ofrendas sagradas, hasta que se purifique. Cualquiera que toque un objeto contaminado por el contacto con un cadáver, o que tenga derrame de semen, 5o que toque algún animal u hombre impuros, cualquiera que sea la impureza, 6quedará impuro hasta el anochecer. Por tanto, se abstendrá de comer de las ofrendas sagradas. Lavará su cuerpo con agua, 7y al ponerse el sol quedará puro. Después de esto podrá comer de las ofrendas sagradas, porque son su alimento. 8No deberá comer nada que sea hallado muerto o


despedazado por las fieras, pues de lo contrario quedará impuro. Yo soy el Señor. 9»Los sacerdotes cumplirán con mis instrucciones, y así no pecarán ni sufrirán la muerte por haber profanado las ofrendas. Yo soy el Señor, que santifico a los sacerdotes. 10»Nadie ajeno a la familia sacerdotal comerá de las ofrendas sagradas, ni tampoco comerá de ellas ningún huésped del sacerdote, ni su jornalero. 11Pero sí podrá comer de ellas el esclavo comprado por un sacerdote, y el esclavo nacido en casa del mismo. 12Si la hija de un sacerdote se casa con alguien que no sea sacerdote, no podrá comer de las ofrendas recibidas como contribución. 13Pero si queda viuda o divorciada y, sin haber tenido hijos, regresa a la casa de su padre como cuando era soltera, entonces sí podrá comer del alimento de su padre. Pero nadie ajeno a la familia sacerdotal está autorizado para comerlo. 14»Si inadvertidamente alguien come de una ofrenda sagrada, deberá restituir la ofrenda al sacerdote y añadirle una quinta parte de su valor. 15»No deberán los sacerdotes profanar las ofrendas sagradas que los israelitas presentan al Señor, 16porque al permitir que las coman harán recaer sobre sí mismos un pecado que requiere un sacrificio por la culpa. Yo soy el Señor, que los santifico.» Sacrificios inaceptables 17El Señor le ordenó a Moisés 18que les dijera a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas: «Si alguno de ustedes, sea israelita o extranjero residente en Israel, presenta un holocausto al Señor para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, 19para que le sea aceptado

deberá presentar un macho sin defecto de entre el ganado vacuno, ovino o cabrío. 20No presenten ningún animal que tenga algún defecto, porque no se les aceptará. 21»Si alguien, para cumplir un voto especial o como ofrenda voluntaria, le presenta al Señor ganado vacuno u ovino como sacrificio de comunión, para que el animal le sea aceptado no deberá tener ningún defecto. 22No deberán presentarle al Señor, como ofrenda por fuego, animales ciegos, cojos, mutilados, llagados, sarnosos ni tiñosos. No ofrecerán en el altar ningún animal así. 23Podrán presentar como ofrenda voluntaria una res o una oveja deforme o enana, pero tal ofrenda no será aceptada en cumplimiento de un voto. 24»No ofrecerán al Señor ningún animal con los testículos lastimados, magullados, cortados o arrancados. No harán esto en su tierra. 25No recibirán de manos de un extranjero animales así, para ofrecerlos como alimento del Dios de ustedes. No se les aceptarán porque son deformes y tienen defectos.» 26El Señor le dijo a Moisés: 27«Cuando nazca un ternero, un cordero o un cabrito, se quedará con su madre durante siete días. Del octavo día en adelante será aceptable al Señor como ofrenda por fuego. 28»No degollarán el mismo día una vaca o una oveja con su cría. 29»Cuando sacrifiquen una ofrenda de acción de gracias al Señor, háganlo de tal modo que les sea aceptada. 30Deberá comerse ese mismo día, sin dejar nada para el siguiente. Yo soy el Señor. 31»Obedezcan mis mandamientos y pónganlos por obra. Yo soy el Señor. 32»No profanen mi santonombre sino reconózcanme como santo en me-


dio de los israelitas. Yo soy el Señor, que los santifica. 33Yo los saqué de Egipto para ser su Dios. Yo soy el Señor.» Calendario de fiestas solemnes 1El Señor le ordenó a Moisés 2que les dijera a los israelitas: «Éstas son las fiestas que yo he establecido, y a las que ustedes han de convocar como fiestas solemnes en mi honor. Yo, el Señor, las establecí. Celebración del sábado 3»Trabajarán ustedes durante seis días, pero el séptimo día es de reposo, es un día de fiesta solemne en mi honor, en el que no harán ningún trabajo. Dondequiera que ustedes vivan, será sábado consagrado al Señor. Fiesta de la Pascua 4»Éstas son las fiestas que el Señor ha establecido, las fiestas solemnes en su honor que ustedes deberán convocar en las fechas señaladas para ellas: 5»La Pascua del Señor comienza el día catorce del mes primero, a la hora del crepúsculo. 6El día quince del mismo mes comienza la fiesta de los Panes sin levadura en honor al Señor. Durante siete días comerán pan sin levadura. 7El primer día celebrarán una fiesta solemne en su honor; ese día no harán ningún trabajo. 8Durante siete días presentarán al Señor ofrendas por fuego, y el séptimo día celebrarán una fiesta solemne en su honor; ese día no harán ningún trabajo.» Fiesta de las Primicias 9El Señor le ordenó a Moisés 10que les dijera a los israelitas: «Cuando ustedes hayan entrado en la tierra que les voy a dar, y sieguen la mies, deberán llevar al sacerdote una gavilla de las primeras

espigas que cosechen. 11El sacerdote mecerá la gavilla ante el Señor para que les sea aceptada. La mecerá a la mañana siguiente del sábado. 12Ese mismo día sacrificarán ustedes un cordero de un año, sin defecto, como holocausto al Señor. 13También presentarán cuatro kilos de harina fina mezclada con aceite, como ofrenda de cereal, ofrenda por fuego, de aroma grato al Señor, y un litro de vino como ofrenda de libación. 14No comerán pan, ni grano tostado o nuevo, hasta el día en que traigan esta ofrenda a su Dios. Éste será un estatuto perpetuo para todos tus descendientes, dondequiera que habiten. Fiesta de las Semanas 15»A partir del día siguiente al sábado, es decir, a partir del día en que traigan la gavilla de la ofrenda mecida, contarán siete semanas completas. 16En otras palabras, contarán cincuenta días incluyendo la mañana siguiente al séptimo sábado; entonces presentarán al Señor una ofrenda de grano nuevo. 17Desde su lugar de residencia le llevarán al Señor, como ofrenda mecida de las primicias, dos panes hechos con cuatro kilos de flor de harina, cocidos con levadura. 18Junto con el pan deberán presentar siete corderos de un año, sin defecto, un novillo y dos carneros. Serán, junto con sus ofrendas de cereal y sus ofrendas de libación, un holocausto al Señor, una ofrenda presentada por fuego, de aroma grato al Señor. 19Luego sacrificarán un macho cabrío como ofrenda por el pecado, y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. 20El sacerdote mecerá los dos corderos, junto con el pan de las primicias. Son una ofrenda


mecida ante el Señor, una ofrenda consagrada al Señor y reservada para el sacerdote. 21Ese mismo día convocarán ustedes a una fiesta solemne en honor al Señor, y en ese día no harán ningún trabajo. Éste será un estatuto perpetuo para todos tus descendientes, dondequiera que habiten. 22»Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón del campo ni recojan todas las espigas que queden de la mies. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor su Dios.» Fiesta de las Trompetas 23El Señor le ordenó a Moisés 24que les dijera a los israelitas: «El primer día del mes séptimo será para ustedes un día de reposo, una conmemoración con toques de trompeta, una fiesta solemne en honor al Señor. 25Ese día no harán ningún trabajo, sino que presentarán al Señor ofrendas por fuego.» El día del Perdón 26El Señor le dijo a Moisés: 27«El día diez del mes séptimo es el día del Perdón. Celebrarán una fiesta solemne en honor al Señor, y ayunarán y le presentarán ofrendas por fuego. 28En ese día no harán ningún tipo de trabajo, porque es el día del Perdón, cuando se hace expiación por ustedes ante el Señor su Dios. 29Cualquiera que no observe el ayuno será eliminado de su pueblo. 30Si alguien hace algún trabajo en ese día, yo mismo lo eliminaré de su pueblo. 31Por tanto, no harán ustedes ningún trabajo. Éste será un estatuto perpetuo para todos sus descendientes, dondequiera que habiten. 32Será para ustedes un sábado de solemne reposo, y deberán observar el ayuno. Este sábado lo

observarán desde la tarde del día nueve del mes hasta la tarde siguiente.» Fiesta de las Enramadas 33El Señor le ordenó a Moisés 34que les dijera a los israelitas: «El día quince del mes séptimo comienza la fiesta de las Enramadas en honor al Señor, la cual durará siete días. 35El primer día se celebrará una fiesta solemne en honor al Señor. Ese día no harán ningún trabajo. 36Durante siete días le presentarán al Señor ofrendas por fuego. Al octavo día celebrarán una fiesta solemne en honor al Señor y volverán a presentarle ofrendas por fuego. Es una fiesta solemne; ese día no harán ningún trabajo. 37»Éstas son las fiestas que el Señor ha establecido, y a las que ustedes habrán de convocar como fiestas solemnes en su honor, para presentarle ofrendas por fuego, holocaustos, ofrendas de cereal, y sacrificios y ofrendas de libación, tal como está prescrito para cada día. 38Todas estas fiestas son adicionales a los sábados del Señor y a los tributos y ofrendas votivas o voluntarias que ustedes le presenten. 39»A partir del día quince del mes séptimo, luego de que hayan recogido los frutos de la tierra, celebrarán durante siete días la fiesta del Señor. El primer día y el octavo serán de descanso especial. 40El primer día tomarán frutos de los mejores árboles, ramas de palmera, de árboles frondosos y de sauces de los arroyos, y durante siete días se regocijarán en presencia del Señor su Dios. 41Cada año, durante siete días, celebrarán esta fiesta en honor al Señor. La celebrarán en el mes séptimo. Éste será un estatuto perpetuo para las generaciones veni-


deras. 42Durante siete días vivirán bajo enramadas. Todos los israelitas nativos vivirán bajo enramadas, 43para que sus descendientes sepan que yo hice vivir así a los israelitas cuando los saqué de Egipto. Yo soy el Señor su Dios.» 44Así anunció Moisés a los israelitas las fiestas establecidas por el Señor.

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Proverbios 31 (NVI) Dichos del rey Lemuel 1Los dichos del rey Lemuel. Oráculo mediante el cual su madre lo instruyó: 2«¿Qué pasa, hijo mío? ¿Qué pasa, hijo de mis entrañas? ¿Qué pasa, fruto de mis votos al Señor? 3No gastes tu vigor en las mujeres, ni tu fuerza en las que arruinan a los reyes. 4»No conviene que los reyes, oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor, 5no sea que al beber se olviden de lo que la ley ordena y priven de sus derechos a todos los oprimidos. 6Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; 7¡que beban y se olviden de su pobreza! ¡que no vuelvan a acordarse de sus penas! 8»¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! 9¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!» Epílogo: Acróstico a la mujer ejemplar31:10 Los vv. 10-31 son un acróstico, en que cada verso comienza con una de las letras del alfabeto hebreo. 10Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! 11Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. 12Ella le es fuente de bien, no de

mal, todos los días de su vida. 13Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos. 14Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento. 15Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. 16Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. 17Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. 18Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. 19Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. 20Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. 21Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. 22Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. 23Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar. 24Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes. 25Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. 26Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. 27Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. 28Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: 29«Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas.» 30Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. 31¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!

Día 73 - Miércoles 08.04.15: Mateo 15:1-20 (NVI)


Lo limpio y lo impuro 1Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron: 2—¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos! 3Jesús les contestó:—¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa de la tradición? 4Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: “El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte.” 5Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios.” 6En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios. 7¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes: 8»“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 9En vano me adoran; humanas” 10Jesús llamó a la multitud y dijo:—Escuchen y entiendan. 11Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella. 12Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron:—¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso? 13—Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz —les respondió—. 14Déjenlos; son guías ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo. 15—Explícanos la comparación —le pidió Pedro. 16—¿También ustedes son todavía tan torpes? —les dijo Jesús—. 17¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y

después se echa en la letrina? 18Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. 19Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. 20Éstas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos.

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Levítico 24-25 (NVI) Iluminación del santuario 1El Señor le dijo a Moisés: 2«Manda a los israelitas que te traigan aceite puro de olivas prensadas, para la iluminación del santuario. Así las lámparas se mantendrán siempre encendidas. 3Aarón preparará las lámparas en la Tienda de reunión, fuera de la cortina del pacto, para que ardan delante del Señor toda la noche. Éste será un estatuto perpetuo para las generaciones venideras. 4Las lámparas que están sobre el candelabro de oro puro se mantendrán siempre encendidas delante del Señor. Los panes ofrecidos al 5»Toma flor de harina y hornea doce tortas de pan. Cada torta debe pesar cuatro kilos. 6Ponlas ante el Señor sobre la mesa de oro puro, en dos hileras de seis tortas cada una. 7En cada hilera pondrás incienso puro. Así el pan será una ofrenda memorial presentada por fuego al Señor. 8Este pan se dispondrá regularmente ante el Señor todos los sábados. Éste es un pacto perpetuo de los israelitas. 9El pan les pertenece a Aarón y a sus hijos, quienes lo comerán en un lugar santo. Es una parte sumamente sagrada de las ofrendas que se presentan por fuego al Señor. Es un estatuto


perpetuo.» Lapidación de un blasfemo 10Entre los israelitas vivía un hombre, hijo de madre israelita y de padre egipcio. Y sucedió que un día este hombre y un israelita iniciaron un pleito en el campamento. 11Pero el hijo de la mujer israelita, al lanzar una maldición, pronunció el nombre del Señor; así que se lo llevaron a Moisés. (El nombre de su madre era Selomit hija de Dibrí, de la tribu de Dan.) 12Y lo pusieron bajo arresto hasta que el Señor les dijera qué hacer con él. 13Entonces el Señor le dijo a Moisés: 14«Saca al blasfemo fuera del campamento. Quienes lo hayan oído impondrán las manos sobre su cabeza, y toda la asamblea lo apedreará. 15Diles a los israelitas: “Todo el que blasfeme contra su Dios sufrirá las consecuencias de su pecado.” 16Además, todo el que pronuncie el nombre del Señor al maldecir a su prójimo será condenado a muerte. Toda la asamblea lo apedreará. Sea extranjero o nativo, si pronuncia el nombre del Señor al maldecir a su prójimo, será condenado a muerte. La ley del talión 17»El que le quite la vida a otro ser humano será condenado a muerte. 18»El que le quite la vida a algún animal ajeno, reparará el daño con otro animal. 19»Al que lesione a su prójimo se le infligirá el mismo daño que haya causado: 20fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Sufrirá en carne propia el mismo daño que haya causado. 21»Todo el que mate un animal reparará el daño, pero el que mate a un hombre será condenado a muerte. 22Una sola ley regirá, tanto para el nativo como para el extranjero.

Yo soy el Señor su Dios.» 23Moisés les comunicó todo esto a los israelitas, y ellos sacaron al blasfemo fuera del campamento, y allí lo apedrearon. Los israelitas procedieron tal como el Señor se lo ordenó a Moisés. El año sabático 1En el monte Sinaí el Señor le ordenó a Moisés 2que les dijera a los israelitas: «Cuando ustedes hayan entrado en la tierra que les voy a dar, la tierra misma deberá observar un año de reposo en honor al Señor. 3Durante seis años sembrarás tus campos, podarás tus viñas y cosecharás sus productos; 4pero llegado el séptimo año la tierra gozará de un año de reposo en honor al Señor. No sembrarás tus campos ni podarás tus viñas; 5no segarás lo que haya brotado por sí mismo ni vendimiarás las uvas de tus viñas no cultivadas. La tierra gozará de un año completo de reposo. 6Sin embargo, de todo lo que la tierra produzca durante ese año sabático, podrán comer no sólo tú sino también tu siervo y tu sierva, el jornalero y el residente transitorio entre ustedes. 7También podrán alimentarse tu ganado y los animales que haya en el país. Todo lo que la tierra produzca ese año será sólo para el consumo diario. El año del jubileo 8»Siete veces contarás siete años sabáticos, de modo que los siete años sabáticos sumen cuarenta y nueve años, 9y el día diez del mes séptimo, es decir, el día del Perdón, harás resonar la trompeta por todo el país. 10El año cincuenta será declarado santo, y se proclamará en el país la liberación de todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo, y


cada uno volverá a su heredad familiar y a su propio clan. 11El año cincuenta será para ustedes un jubileo: ese año no sembrarán ni cosecharán lo que haya brotado por sí mismo, ni tampoco vendimiarán las viñas no cultivadas. 12Ese año es jubileo y será santo para ustedes. Comerán solamente lo que los campos produzcan por sí mismos. 13»En el año de jubileo cada uno volverá a su heredad familiar. 14»Si entre ustedes se realizan transacciones de compraventa, no se exploten los unos a los otros. 15Tú comprarás de tu prójimo a un precio proporcional al número de años que falten para el próximo jubileo, y él te venderá a un precio proporcional al número de años que queden por cosechar. 16Si aún faltan muchos años para el jubileo, aumentarás el precio en la misma proporción; pero si faltan pocos, rebajarás el precio proporcionalmente, porque lo que se te está vendiendo es sólo el número de cosechas. 17No se explotarán los unos a los otros, sino que temerán a su Dios. Yo soy el Señor su Dios. Consecuencias de la obediencia 18»Pongan en práctica mis estatutos y observen mis preceptos, y habitarán seguros en la tierra. 19La tierra dará su fruto, y comerán hasta saciarse, y allí vivirán seguros. 20»Si acaso se preguntan: “¿Qué comeremos en el séptimo año, si no plantamos ni cosechamos nuestros productos?”, 21déjenme decirles que en el sexto año les enviaré una bendición tan grande que la tierra producirá como para tres años. 22Cuando ustedes siembren durante el octavo año, todavía estarán comiendo de la cosecha anterior, y continuarán comiendo de ella hasta la

cosecha del año siguiente. Leyes sobre el rescate de propiedades 23»La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra es mía y ustedes no son aquí más que forasteros y huéspedes. 24Por tanto, en el país habrá la posibilidad de recobrar todo terreno que haya sido heredad familiar. 25»En el caso de que uno de tus compatriotas se empobrezca y tenga que vender parte de su heredad familiar, su pariente más cercano rescatará lo que su hermano haya vendido. 26Si el hombre no tiene a nadie que pague el rescate a su favor, pero él mismo llega a prosperar y consigue lo suficiente para rescatar su propiedad, 27deberá calcular el número de años transcurridos desde la venta y reembolsar el saldo a quien se la haya comprado. Así podrá volver a su propiedad. 28Pero si no consigue lo suficiente para rescatarla, la tierra quedará en posesión del comprador hasta el año del jubileo, cuando el que la vendió la recobrará, y ésta volverá a su heredad familiar. 29»Si alguno vende una casa en una ciudad amurallada, tendrá derecho a rescatarla durante un año completo a partir de la fecha de venta. Ése es el tiempo que dura su derecho a rescatarla. 30Si no rescata la casa antes de cumplirse el año, no se le devolverá en el jubileo sino que pasará a ser propiedad perpetua del comprador y de sus descendientes. 31»Las casas que estén en aldeas sin murallas se considerarán campo abierto, pero podrán rescatarse y se devolverán en el jubileo. 32»Los levitas tendrán siempre el derecho de rescatar sus casas en las ciudades de su pro-


piedad. 33Si alguno de los levitas hace valer su derecho, la casa que vendió en una de sus ciudades se le devolverá en el jubileo, porque las casas en las ciudades de los levitas son su heredad familiar entre los israelitas. 34Pero los campos alrededor de sus ciudades no se venderán, pues son su propiedad inalienable. 35»Si alguno de tus compatriotas se empobrece y no tiene cómo sostenerse, ayúdale como lo harías con el extranjero o con el residente transitorio; así podrá seguir viviendo entre ustedes. 36No le exigirás interés cuando le prestes dinero o víveres, sino que temerás a tu Dios; así tu compatriota podrá seguir viviendo entre ustedes. 37Tampoco le prestarás dinero con intereses ni le impondrás recargo a los víveres que le fíes. 38Yo soy el Señor su Dios, que los saqué de Egipto para darles la tierra de Canaán y para ser su Dios. 39»Si alguno de tus compatriotas se empobrece y se ve obligado a venderse a ti, no lo hagas trabajar como esclavo. 40Trátalo como al jornalero o como al residente transitorio que vive entre ustedes. Trabajará para ti, sólo hasta el año del jubileo. 41Entonces lo pondrás en libertad junto con sus hijos, y podrán volver a su propia familia y a la heredad de sus antepasados. 42Todos los israelitas son mis siervos. Yo los saqué de Egipto, así que no serán vendidos como esclavos. 43No serás un amo cruel, sino que temerás a tu Dios. 44»Asegúrate de que tus esclavos y esclavas provengan de las naciones vecinas; allí podrás comprarlos. 45También podrás comprar esclavos nacidos en tu país, siempre y cuando sean de las familias extranjeras que vivan en

medio de ustedes. Ellos serán propiedad de ustedes, 46y podrán dejárselos a sus hijos como herencia para que les sirvan de por vida. En lo que respecta a tus compatriotas, no serás un amo cruel. 47»Si un extranjero o un residente transitorio entre ustedes se enriquece, y uno de tus compatriotas se empobrece y tiene que venderse a un extranjero o a un familiar de ese extranjero, 48no perderá su derecho a ser rescatado después de haberse vendido. Podrá rescatarlo cualquiera de sus parientes: 49un tío, un primo o cualquier otro de sus parientes. Y si llegara a prosperar, él mismo podrá pagar su rescate. 50Él y su dueño calcularán el tiempo transcurrido, desde el año en que se vendió hasta el año del jubileo. El precio de su liberación se determinará en proporción al sueldo de un jornalero por ese número de años. 51Si aún faltan muchos años, pagará por su rescate una suma proporcional a la que se pagó por él. 52Si sólo faltan pocos años para el jubileo, calculará y pagará por su rescate en proporción a esos años. 53Ustedes vigilarán que su dueño lo trate como a los que trabajan por contrato anual, y que no lo trate con crueldad. 54»Si tu compatriota no es rescatado por ninguno de esos medios, tanto él como sus hijos quedarán en libertad en el año del jubileo. 55»Los israelitas son mis siervos. Yo los saqué de Egipto. Yo soy el Señor su Dios.

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Eclesiastés 1 (NVI) Discurso inicial 1Éstas son las palabras del Maestro, hijo de David, rey en Jerusalén. 2Lo más absurdo de lo absurdo, —dice el Maes-


tro—, lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo! 3¿Qué provecho saca el hombre de tanto afanarse en esta vida? 4Generación va, generación viene, mas la tierra siempre es la misma. 5Sale el sol, se pone el sol, y afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir. 6Dirigiéndose al sur, o girando hacia el norte, sin cesar va girando el viento para de nuevo volver a girar. 7Todos los ríos van a dar al mar, pero el mar jamás se sacia. A su punto de origen vuelven los ríos, para de allí volver a fluir. 8Todas las cosas hastían más de lo que es posible expresar. Ni se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oír. 9Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol! 10Hay quien llega a decir: «¡Mira que esto sí es una novedad!» Pero eso ya existía desde siempre, entre aquellos que nos precedieron. 11Nadie se acuerda de los hombres primeros, como nadie se acordará de los últimos. ¡No habrá memoria de ellos entre los que habrán de sucedernos! Primeras conclusiones 12Yo, el Maestro, reiné en Jerusalén sobre Israel. 13Y me dediqué de lleno a explorar e investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Penosa tarea ha impuesto Dios al género humano para abrumarlo con ella! 14Y he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento! 15Ni se puede enderezar lo torcido, ni se puede contar lo que falta. 16Me puse a reflexionar: «Aquí me tienen, engrandecido y con más sabiduría que todos mis antecesores en Jerusalén, y habiendo experimentado abun-

dante sabiduría y conocimiento. 17Me he dedicado de lleno a la comprensión de la sabiduría, y hasta conozco la necedad y la insensatez. ¡Pero aun esto es querer alcanzar el viento! 18Francamente, »mientras más sabiduría, más problemas; mientras más se sabe, más se sufre.»

Día 74 - Jueves 09.04.15:

Mateo 15:21-39 (NVI) La fe de la mujer cananea 21Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. 22Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando:—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada. 23Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron:—Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando. 24—No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús. 25La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó:—¡Señor, ayúdame! 26Él le respondió:—No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros. 27—Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28—¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres.Y desde ese mismo momento quedó sana su hija. Jesús alimenta a los cuatro mil 29Salió Jesús de allí y llegó a orillas del mar de Galilea. Luego subió a la montaña y se sentó. 30Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfer-


mos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó. 31La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel. 32Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:—Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino. 33Los discípulos objetaron:—¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud? 34—¿Cuántos panes tienen? —les preguntó Jesús.—Siete, y unos pocos pescaditos. 35Luego mandó que la gente se sentara en el suelo. 36Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Éstos, a su vez, los distribuyeron a la gente. 37Todos comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron. 38Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. 39Después de despedir a la gente, subió Jesús a la barca y se fue a la región de Magadán.

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Levítico 26-27 (NVI) Bendiciones de la obediencia 1»No se hagan ídolos, ni levanten imágenes ni piedras sagradas. No coloquen en su territorio piedras esculpidas ni se inclinen ante ellas. Yo soy el Señor su Dios. 2»Observen mis sábados y muestren reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor. 3»Si se conducen según mis estatutos, y obedecen fielmente mis

mandamientos, 4yo les enviaré lluvia a su tiempo, y la tierra y los árboles del campo darán sus frutos; 5la trilla durará hasta la vendimia, y la vendimia durará hasta la siembra. Comerán hasta saciarse y vivirán seguros en su tierra. 6»Yo traeré paz al país, y ustedes podrán dormir sin ningún temor. Quitaré de la tierra las bestias salvajes, y no habrá guerra en su territorio. 7Perseguirán a sus enemigos, y ante ustedes caerán a filo de espada. 8Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien de ustedes perseguirán a diez mil, y ante ustedes sus enemigos caerán a filo de espada. 9»Yo les mostraré mi favor. Yo los haré fecundos. Los multiplicaré, y mantendré mi pacto con ustedes. 10Todavía estarán comiendo de la cosecha del año anterior cuando tendrán que sacarla para dar lugar a la nueva. 11Estableceré mi morada en medio de ustedes, y no los aborreceré. 12Caminaré entre ustedes. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. 13Yo soy el Señor su Dios, que los saqué de Egipto para que dejaran de ser esclavos. Yo rompí las coyundas de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida. Maldiciones de la desobediencia 14»Si ustedes no me obedecen ni ponen por obra todos estos mandamientos, 15sino que desprecian mis estatutos y aborrecen mis preceptos, y dejan de poner por obra todos mis mandamientos, violando así mi pacto, 16entonces yo mismo los castigaré con un terror repentino, con enfermedades y con fiebre que los debilitarán, les harán perder la vista y acabarán con su vida. En vano sembrarán su semilla, porque se la comerán sus enemigos. 17Yo les negaré mi


favor, y sus adversarios los derrotarán. Sus enemigos los dominarán, y ustedes huirán sin que nadie los persiga. 18»Si después de todo esto siguen sin obedecerme, siete veces los castigaré por sus pecados. 19Yo quebrantaré su orgullo y terquedad. Endureceré el cielo como el hierro y la tierra como el bronce, 20por lo que en vano agotarán sus fuerzas, y ni el suelo ni los árboles del campo les darán sus frutos. 21»Si a pesar de esto siguen oponiéndose a mí, y se niegan a obedecerme, siete veces los castigaré por sus pecados. 22Lanzaré sobre ustedes fieras salvajes, que les arrebatarán sus hijos y destruirán su ganado. De tal manera los diezmarán, que sus caminos quedarán desiertos. 23»Si a pesar de todo esto no aceptan mi disciplina, sino que continúan oponiéndose a mí, 24yo también seguiré oponiéndome a ustedes. Yo mismo los heriré siete veces por sus pecados. 25Dejaré caer sobre ustedes la espada de la venganza prescrita en el pacto. Cuando se retiren a sus ciudades, les enviaré una plaga, y caerán en poder del enemigo. 26Cuando yo destruya sus trigales, diez mujeres hornearán para ustedes pan en un solo horno. Y lo distribuirán racionado, de tal manera que comerán pero no se saciarán. 27»Si a pesar de esto todavía no me obedecen, sino que continúan oponiéndose a mí, 28entonces yo también me pondré definitivamente en su contra. Siete veces los castigaré por sus pecados, 29y tendrán que comerse la carne de sus hijos y de sus hijas. 30Destruiré sus santuarios paganos, demoleré sus altares de incienso, y amontonaré sus cadáveres sobre las figuras sin vida de

sus ídolos. Volcaré mi odio sobre ustedes; 31convertiré en ruinas sus ciudades, y asolaré sus santuarios. No me complaceré más en el aroma de sus ofrendas, que me era grato. 32De tal manera asolaré al país, que sus enemigos que vengan a ocuparlo quedarán atónitos. 33Los dispersaré entre las naciones: desenvainaré la espada, y los perseguiré hasta dejar desolada su tierra, y en ruinas sus ciudades. 34Entonces la tierra disfrutará de sus años sabáticos todo el tiempo que permanezca desolada, mientras ustedes vivan en el país de sus enemigos. Así la tierra descansará y disfrutará de sus sábados. 35Mientras la tierra esté desolada, tendrá el descanso que no tuvo durante los años sabáticos en que ustedes la habitaron. 36»En cuanto a los que sobrevivan, tan profundo será el temor que les infundiré en tierra de sus enemigos, que hasta el susurro de una hoja movida por el viento los pondrá en fuga. Correrán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga. 37Como si huyeran de la espada, tropezarán unos con otros sin que nadie los persiga, y no podrán hacerles frente a sus enemigos. 38Perecerán en medio de las naciones; el país de sus enemigos los devorará. 39Aquellos de ustedes que sobrevivan serán abatidos en país enemigo, porque a sus pecados se añadirá el de sus padres. 40»Pero si confiesan su maldad y la maldad de sus padres, y su traición y constante rebeldía contra mí, 41las cuales me han obligado a enviarlos al país de sus enemigos, y si su obstinado corazón se humilla y reconoce su pecado, 42entonces me acordaré de mi pacto


con Jacob, Isaac y Abraham, y también me acordaré de la tierra. 43Al abandonar ellos la tierra, ésta disfrutará de sus sábados mientras permanezca deshabitada. Pero tendrán que reconocer sus pecados, por cuanto rechazaron mis preceptos y aborrecieron mis estatutos. 44»A pesar de todo, y aunque estén en la tierra de sus enemigos, no los rechazaré ni los aborreceré hasta el punto de exterminarlos, ni romperé tampoco mi pacto con ellos. Yo soy el Señor su Dios. 45Antes bien, recordaré en su favor el pacto que hice con sus antepasados, a quienes, a la vista de las naciones, saqué de Egipto para ser su Dios. Yo soy el Señor.» 46Éstos son los estatutos, preceptos y leyes que, por medio de Moisés, estableció el Señor en el monte Sinaí entre él y los israelitas. Rescate de las ofrendas al 1El Señor le ordenó a Moisés 2que les dijera a los israelitas: «Cuando alguien quiera hacerle al Señor un voto especial equivalente al valor de una persona, 3se aplicará el siguiente cálculo:»Por los varones de veinte a sesenta años de edad se pagarán cincuenta monedas de plata, según la tasación oficial del santuario. 4»Por las mujeres se pagarán treinta monedas de plata. 5»Por los varones de cinco a veinte años de edad se pagarán veinte monedas, y diez monedas por las mujeres de la misma edad. 6»Por los niños de un mes a cinco años se pagarán cinco monedas, y tres monedas por las niñas de la misma edad. 7»Por los varones mayores de sesenta años se pagarán quince monedas, y diez monedas por las mujeres de la misma edad. 8»Si quien hace el voto es tan pobre que ni

el precio estipulado puede pagar, se le hará comparecer ante el sacerdote, el cual fijará el valor a pagar, según los recursos de quien haga el voto. 9»Si lo que se presenta como ofrenda al Señor es un animal, éste quedará consagrado por haber sido ofrecido al Señor. 10No podrá cambiarse ni sustituirse un animal bueno por uno malo, ni un animal malo por uno bueno. Si se cambia un animal por otro, ambos quedarán consagrados. 11»Si lo que se presenta como ofrenda al Señor es un animal impuro, se llevará el animal ante el sacerdote, 12quien determinará el valor del animal. El cálculo aplicado por el sacerdote deberá aceptarse, cualquiera que éste sea. 13Si el dueño quiere rescatar el animal, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote. 14»Si alguno consagra su casa al Señor, el sacerdote determinará su valor. El cálculo aplicado por el sacerdote deberá aceptarse, cualquiera que éste sea. 15Si el que consagró su casa quiere rescatarla, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote, y la casa volverá a ser suya. 16»Si alguno consagra al Señor parte del campo de su heredad familiar, su precio se determinará según la cantidad de semilla que se requiera para sembrarlo, a razón de cincuenta monedas de plata por cada doscientos veinte litros de semilla de cebada. 17Si consagra su campo a partir del año del jubileo, dicho precio se mantendrá; 18pero si lo consagra después del jubileo, el sacerdote hará el cálculo según el número de años que falten para el próximo jubileo, con el descuento correspondiente. 19»Si el que consa-


gra su campo realmente quiere rescatarlo, deberá añadir una quinta parte al valor que haya fijado el sacerdote, y el campo volverá a ser suyo. 20Pero si no lo rescata, o se lo vende a otro, ya no podrá rescatarlo. 21Cuando en el jubileo el campo quede libre, será consagrado como campo reservado para el Señor, y pasará a ser propiedad del sacerdote. 22»Si alguno compra un campo que no sea parte de su heredad familiar, y lo consagra al Señor, 23el sacerdote determinará su precio según el tiempo que falte para el año del jubileo. Ese mismo día, el que consagra el campo pagará el monto de su valor. Es algo consagrado al Señor. 24En el año del jubileo, el campo volverá a ser parte de la heredad familiar de su dueño anterior. 25»Todo precio se fijará según la tasación oficial del santuario, que es de diez gramos por moneda. 26»Sin embargo, nadie podrá consagrar la primera cría de su ganado, sea de res o de oveja, pues por derecho las primeras crías le pertenecen al Señor. 27Si se trata de animales impuros, se podrán rescatar pagando el valor fijado por el sacerdote, más una quinta parte. Si no se rescata, se venderá en el precio que el sacerdote haya fijado. 28»Nadie podrá vender ni rescatar sus bienes, sean hombres, animales o campos, si los ha consagrado como propiedad exclusiva del Señor. Todo cuanto se consagra como propiedad exclusiva del Señor, es cosa santísima. 29Ninguna persona así consagrada podrá ser rescatada, sino que será condenada a muerte. 30»El diezmo de todo producto del campo, ya sea grano de los sembrados o fruto de los árboles, pertenece al

Señor, pues le está consagrado. 31Si alguien desea rescatar algo de su diezmo, deberá añadir a su valor una quinta parte. 32En cuanto al diezmo del ganado mayor y menor, uno de cada diez animales contados será consagrado al Señor. 33El pastor no hará distinción entre animales buenos y malos, ni hará sustitución alguna. En caso de cambiar un animal por otro, los dos quedarán consagrados y no se les podrá rescatar.» 34Éstos son los mandamientos que el Señor le dio a Moisés para los israelitas, en el monte Sinaí.

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Eclesiastés 2 (NVI) 1Me dije entonces: «Vamos, pues, haré la prueba con los placeres y me daré la gran vida.» ¡Pero aun esto resultó un absurdo! 2A la risa la considero una locura; en cuanto a los placeres, ¿para qué sirven? 3Quise luego hacer la prueba de entregarme al vino —si bien mi mente estaba bajo el control de la sabiduría—, y de aferrarme a la necedad, hasta ver qué de bueno le encuentra el hombre a lo que hace bajo el cielo durante los contados días de su vida. 4Realicé grandes obras: me construí casas, me planté viñedos, 5cultivé mis propios huertos y jardines, y en ellos planté toda clase de árboles frutales. 6También me construí aljibes para irrigar los muchos árboles que allí crecían. 7Me hice de esclavos y esclavas; y tuve criados, y mucho más ganado vacuno y lanar que todos los que me precedieron en Jerusalén. 8Amontoné oro y plata, y tesoros que fueron de reyes y provincias. Me hice de cantores y cantoras, y disfruté de los deleites de los hombres: ¡formé mi propio


harén! 9Me engrandecí en gran manera, más que todos los que me precedieron en Jerusalén; además, la sabiduría permanecía conmigo. 10No le negué a mis ojos ningún deseo, ni a mi corazón privé de placer alguno, sino que disfrutó de todos mis afanes. ¡Sólo eso saqué de tanto afanarme! 11Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida. Todos paran en lo mismo 12Consideré entonces la sabiduría, la necedad y la insensatez —¿qué más puede hacer el sucesor del rey, aparte de lo ya hecho?—, 13y pude observar que hay más provecho en la sabiduría que en la insensatez, así como hay más provecho en la luz que en las tinieblas. 14El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras. Pero también me di cuenta de que un mismo final les espera a todos. 15Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?» Y concluí que también esto es absurdo, 16pues nadie se acuerda jamás del sabio ni del necio; con el paso del tiempo todo cae en el olvido, y lo mismo mueren los sabios que los necios. 17Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento! 18Aborrecí también el haberme afanado tanto en esta vida, pues el fruto de tanto afán tendría que dejárselo a mi sucesor, 19y ¿quién sabe si éste sería sabio o necio? Sin embargo, se adueñaría de lo que con tantos afanes y sabiduría logré hacer en esta vida.

¡Y también esto es absurdo! 20Volví a sentirme descorazonado de haberme afanado tanto en esta vida, 21pues hay quienes ponen a trabajar su sabiduría y sus conocimientos y experiencia, para luego entregarle todos sus bienes a quien jamás movió un dedo. ¡Y también esto es absurdo, y un mal enorme! 22Pues, ¿qué gana el hombre con todos sus esfuerzos y con tanto preocuparse y afanarse bajo el sol? 23Todos sus días están plagados de sufrimientos y tareas frustrantes, y ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y también esto es absurdo! 24Nada hay mejor para el hombre que comer y beber, y llegar a disfrutar de sus afanes. He visto que también esto proviene de Dios, 25porque ¿quién puede comer y alegrarse, si no es por Dios? 26En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!

Día 75 - Viernes 10.04.15:

Mateo 16 (NVI) Le piden a Jesús una señal 1Los fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les mostrara una señal del cielo. 2Él les contestó: «Al atardecer, ustedes dicen que hará buen tiempo porque el cielo está rojizo, 3y por la mañana, que habrá tempestad porque el cielo está nublado y amenazante. Ustedes saben discernir el aspecto del cielo, pero no las señales de los tiempos. 4Esta generación malvada y adúltera busca una


señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás.» Entonces Jesús los dejó y se fue. La levadura de los fariseos y de los saduceos 5Cruzaron el lago, pero a los discípulos se les había olvidado llevar pan. 6—Tengan cuidado —les advirtió Jesús—; eviten la levadura de los fariseos y de los saduceos. 7Ellos comentaban entre sí: «Lo dice porque no trajimos pan.» 8Al darse cuenta de esto, Jesús les recriminó:—Hombres de poca fe, ¿por qué están hablando de que no tienen pan? 9¿Todavía no entienden? ¿No recuerdan los cinco panes para los cinco mil, y el número de canastas que recogieron? 10¿Ni los siete panes para los cuatro mil, y el número de cestas que recogieron? 11¿Cómo es que no entienden que no hablaba yo del pan sino de tener cuidado de la levadura de fariseos y saduceos? 12Entonces comprendieron que no les decía que se cuidaran de la levadura del pan sino de la enseñanza de los fariseos y de los saduceos. La confesión de Pedro 13Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:—¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?Le respondieron: 14—Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas. 15—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? 16—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro. 17—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. 18Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edifica-

ré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. 19Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. 20Luego les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo. Jesús predice su muerte 21Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara. 22Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo:—¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás! 23Jesús se volvió y le dijo a Pedro:—¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres. 24Luego dijo Jesús a sus discípulos:—Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. 25Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. 26¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? 27Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho. 28Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino.

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Números 1-2 (NVI) Censo de las tribus de Israel


1El Señor le habló a Moisés en el desierto de Sinaí, en la Tienda de reunión, el día primero del mes segundo, en el segundo año después de que los israelitas salieron de Egipto. Le dijo: 2«Hagan un censo de toda la comunidad de Israel por clanes y por familias patriarcales, anotando uno por uno los nombres de todos los varones. 3Tú y Aarón reclutarán por escuadrones a todos los varones israelitas mayores de veinte años que sean aptos para el servicio militar. 4Para esto contarán con la colaboración de un hombre de cada tribu, que sea jefe de una familia patriarcal. Los encargados del censo 5»Éstos son los nombres de quienes habrán de ayudarles: por la tribu de Rubén, Elisur hijo de Sedeúr; 6por la de Simeón, Selumiel hijo de Zurisaday; 7por la de Judá, Naasón hijo de Aminadab; 8por la de Isacar, Natanael hijo de Zuar; 9por la de Zabulón, Eliab hijo de Helón; 10por las tribus de los hijos de José: Elisama hijo de Amiud por la tribu de Efraín, y Gamaliel hijo de Pedasur por la de Manasés; 11por la tribu de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni; 12por la de Dan, Ajiezer hijo de Amisaday; 13por la de Aser, Paguiel hijo de Ocrán; 14por la de Gad, Eliasaf hijo de Deuel; 15por la de Neftalí, Ajirá hijo de Enán.» 16A éstos la comunidad los nombró jefes de las tribus patriarcales y comandantes de los escuadrones de Israel. El censo y sus resultados 17Moisés y Aarón tomaron consigo a los hombres que habían sido designados por nombre, 18y el día primero del mes segundo reunieron a toda la comunidad. Uno por uno fueron empadronados por

clanes y por familias patriarcales. De este modo quedaron anotados los nombres de todos los varones mayores de veinte años, 19tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. Este censo lo hizo Moisés en el desierto de Sinaí. 20Los descendientes de Rubén, primogénito de Israel, quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales, según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 21El número de la tribu de Rubén llegó a cuarenta y seis mil quinientos hombres. 22Los descendientes de Simeón quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 23El número de la tribu de Simeón llegó a cincuenta y nueve mil trescientos hombres. 24Los descendientes de Gad quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 25El número de la tribu de Gad llegó a cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres. 26Los descendientes de Judá quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 27El número de la tribu de Judá llegó a setenta y cuatro mil seiscientos hombres. 28Los descendientes de Isacar quedaron registrados por clanes y por familias


patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 29El número de la tribu de Isacar llegó a cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. 30Los descendientes de Zabulón quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 31El número de la tribu de Zabulón llegó a cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres. 32Los descendientes de José: Los descendientes de Efraín quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 33El número de la tribu de Efraín llegó a cuarenta mil quinientos hombres. 34Los descendientes de Manasés quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 35El número de la tribu de Manasés llegó a treinta y dos mil doscientos hombres. 36Los descendientes de Benjamín quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 37El número de la tribu de Benjamín llegó a treinta y cinco mil cuatrocientos hombres. 38Los descendientes de Dan quedaron registrados por clanes y por familias pa-

triarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 39El número de la tribu de Dan llegó a sesenta y dos mil setecientos hombres. 40Los descendientes de Aser quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 41El número de la tribu de Aser llegó a cuarenta y un mil quinientos hombres. 42Los descendientes de Neftalí quedaron registrados por clanes y por familias patriarcales según su genealogía. Uno por uno fueron empadronados todos los varones mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar. 43El número de la tribu de Neftalí llegó a cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres. 44Éste es el resultado del censo que hicieron Moisés y Aarón, con la ayuda de los doce jefes de Israel, cada uno en representación de su familia patriarcal. 45Todos los israelitas mayores de veinte años que eran aptos para el servicio militar fueron anotados, según su familia patriarcal. 46El total llegó a seiscientos tres mil quinientos cincuenta israelitas censados. Los levitas 47Los levitas no fueron censados con los demás, 48porque el Señor le había dicho a Moisés: 49«A la tribu de Leví no la incluirás en el censo de los hijos de Israel. 50Más bien, tú mismo los pondrás a cargo del santuario del pacto, de todos sus utensilios y de todo lo relacionado con él. Los levitas transportarán el santuario y todos sus utensilios. Ade-


más, serán los ministros del santuario y acamparán a su alrededor. 51Cuando haya que trasladar el santuario, los levitas se encargarán de desarmarlo; cuando haya que instalarlo, serán ellos quienes lo armen. Pero cualquiera que se acerque al santuario y no sea sacerdote, morirá. 52Todos los israelitas acamparán bajo su propio estandarte y en su propio campamento, según sus escuadrones. 53En cambio, los levitas acamparán alrededor del santuario del pacto, para evitar que Dios descargue su ira sobre la comunidad de Israel. Serán, pues, los levitas los encargados de cuidar el santuario del pacto.» 54Los israelitas hicieron todo conforme a lo que el Señor le había mandado a Moisés. Disposición de las tribus en el campamento 1El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 2«Los israelitas acamparán alrededor de la Tienda de reunión, mirando hacia ella, cada cual bajo el estandarte de su propia familia patriarcal. 3»Al este, por donde sale el sol, acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Judá, según sus escuadrones. Su jefe es Naasón hijo de Aminadab. 4Su ejército está integrado por setenta y cuatro mil seiscientos hombres. 5»A un lado de Judá acampará la tribu de Isacar. Su jefe es Natanael hijo de Zuar. 6Su ejército está integrado por cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. 7»Al otro lado acampará la tribu de Zabulón. Su jefe es Eliab hijo de Helón. 8Su ejército está integrado por cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres. 9»Todos los reclutas del campamento de Judá, según sus escuadrones, suman ciento ochen-

ta y seis mil cuatrocientos hombres, los cuales marcharán a la cabeza. 10»Al sur acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Rubén, según sus escuadrones. Su jefe es Elisur hijo de Sedeúr. 11Su ejército está integrado por cuarenta y seis mil quinientos hombres. 12»A un lado de Rubén acampará la tribu de Simeón. Su jefe es Selumiel hijo de Zurisaday. 13Su ejército está integrado por cincuenta y nueve mil trescientos hombres. 14»Al otro lado acampará la tribu de Gad. Su jefe es Eliasaf hijo de Reuel. 15Su ejército está integrado por cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres. 16»Todos los reclutas del campamento de Rubén, según sus escuadrones, suman ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta hombres, los cuales marcharán en segundo lugar. 17»Entonces se pondrá en marcha la Tienda de reunión junto con el campamento de los levitas que está situado en medio de los demás campamentos. Partirán en el mismo orden en que hayan acampado, cada uno en su lugar y bajo su estandarte. 18»Al oeste acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Efraín, según sus escuadrones. Su jefe es Elisama hijo de Amiud. 19Su ejército está integrado por cuarenta mil quinientos hombres. 20»A un lado de Efraín acampará la tribu de Manasés. Su jefe es Gamaliel hijo de Pedasur. 21Su ejército está integrado por treinta y dos mil doscientos hombres. 22»Al otro lado acampará la tribu de Benjamín. Su jefe es Abidán hijo de Gedeoni. 23Su ejército está integrado por treinta y cinco mil cuatrocientos hombres. 24»Todos los re-


clutas del campamento de Efraín, según sus escuadrones, suman ciento ocho mil cien hombres, los cuales marcharán en tercer lugar. 25»Al norte, acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Dan, según sus escuadrones. Su jefe es Ajiezer hijo de Amisaday. 26Su ejército está integrado por sesenta y dos mil setecientos hombres. 27»A un lado de Dan acampará la tribu de Aser. Su jefe es Paguiel hijo de Ocrán. 28Su escuadrón está integrado por cuarenta y un mil quinientos hombres. 29»Al otro lado acampará la tribu de Neftalí. Su jefe es Ajirá hijo de Enán. 30Su escuadrón está integrado por cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres. 31»Todos los reclutas del campamento de Dan, según sus escuadrones, suman ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres, los cuales marcharán en último lugar, según sus estandartes.» 32Éstos son los israelitas reclutados de entre las familias patriarcales. El total de reclutas por escuadrones suma seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres. 33Pero los levitas no están incluidos con los demás israelitas, conforme a lo que el Señor le había mandado a Moisés. 34Los israelitas hicieron todo lo que el Señor le mandó a Moisés: acampaban bajo sus propios estandartes, y se ponían en marcha, según sus clanes y familias patriarcales.

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Eclesiastés 3 (NVI) Hay un tiempo para todo 1Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: 2un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para

plantar, y un tiempo para cosechar; 3un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; 4un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto; 5un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse; 6un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; 7un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar; 8un tiempo para amar, y un tiempo para odiar; un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz. De nada sirve afanarse 9¿Qué provecho saca quien trabaja, de tanto afanarse? 10He visto la tarea que Dios ha impuesto al género humano para abrumarlo con ella. 11Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. 12Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva; 13y sé también que es un don de Dios que el hombre coma o beba, y disfrute de todos sus afanes. 14Sé además que todo lo que Dios ha hecho permanece para siempre; que no hay nada que añadirle ni quitarle; y que Dios lo hizo así para que se le tema. 15Lo que ahora existe, ya existía; y lo que ha de existir, existe ya. Dios hace que la historia se repita. Contradicciones de la vida 16He visto algo más en esta vida: maldad donde se dictan las sentencias, y


maldad donde se imparte la justicia. 17Pensé entonces: «Al justo y al malvado los juzgará Dios, pues hay un tiempo para toda obra y un lugar para toda acción.» 18Pensé también con respecto a los hombres: «Dios los está poniendo a prueba, para que ellos mismos se den cuenta de que son como los animales. 19Los hombres terminan igual que los animales; el destino de ambos es el mismo, pues unos y otros mueren por igual, y el aliento de vida es el mismo para todos, así que el hombre no es superior a los animales. Realmente, todo es absurdo, 20y todo va hacia el mismo lugar. »Todo surgió del polvo, y al polvo todo volverá. 21»¿Quién sabe si el espíritu del hombre se remonta a las alturas, y el de los animales desciende a las profundidades de la tierra?» 22He visto, pues, que nada hay mejor para el hombre que disfrutar de su trabajo, ya que eso le ha tocado. Pues, ¿quién lo traerá para que vea lo que sucederá después de él?

Día 76 - Sábado 11.04.15:

Mateo 17 (NVI) La transfiguración 1Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. 2Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. 3En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. 4Pedro le dijo a Jesús:—Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 5Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa

que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!» 6Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. 7Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó.—Levántense —les dijo—. No tengan miedo. 8Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús. 9Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó:—No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del hombre resucite. 10Entonces los discípulos le preguntaron a Jesús:—¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero? 11—Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas —respondió Jesús—. 12Pero les digo que Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos. 13Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista. Jesús sana a un muchacho endemoniado 14Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él. 15—Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua. 16Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo. 17—¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme acá al muchacho. 18Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquel momento. 19Después los discípulos se acer-


caron a Jesús y, en privado, le preguntaron:—¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? 20—Porque ustedes tienen tan poca fe —les respondió—. Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladará. 21Para ustedes nada será imposible. 22Estando reunidos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 23Lo matarán, pero al tercer día resucitará.» Y los discípulos se entristecieron mucho. El impuesto del templo 24Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Capernaúm, los que cobraban el impuesto del templo se acercaron a Pedro y le preguntaron:—¿Su maestro no paga el impuesto del templo? 25— Sí, lo paga —respondió Pedro.Al entrar Pedro en la casa, se adelantó Jesús a preguntarle:—¿Tú qué opinas, Simón? Los reyes de la tierra, ¿a quiénes cobran tributos e impuestos: a los suyos o a los demás? 26—A los demás —contestó Pedro.—Entonces los suyos están exentos —le dijo Jesús—. 27Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.

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Números 3-4 (NVI) La tribu de Leví 1Así quedó registrada la familia de Aarón y Moisés cuando el Señor habló con Moisés en el monte Sinaí. Los sacerdotes 2Los nombres de los hijos de Aarón

son los siguientes: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. 3Ellos fueron los aaronitas ungidos, ordenados al sacerdocio. 4Nadab y Abiú murieron en presencia del Señor cuando, en el desierto de Sinaí, le ofrecieron sacrificios con fuego profano. Como Nadab y Abiú no tuvieron hijos, sólo Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio en vida de su padre Aarón. Ministerio de los levitas 5El Señor le dijo a Moisés: 6«Trae a la tribu de Leví y preséntasela a Aarón. Los levitas le ayudarán en el ministerio. 7Desempeñarán sus funciones en lugar de Aarón y de toda la comunidad, encargándose del servicio del santuario en la Tienda de reunión. 8Cuidarán allí de todos los utensilios de la Tienda de reunión y desempeñarán sus funciones en lugar de los israelitas, encargándose del servicio del santuario. 9Pondrás a los levitas a las órdenes de Aarón y de sus hijos. Entre los israelitas, serán ellos los que estén totalmente dedicados a mí. 10A Aarón y a sus hijos les asignarás el ministerio sacerdotal. Pero cualquiera que se acerque al santuario y no sea sacerdote, será condenado a muerte.» Elección de los levitas 11El Señor le dijo a Moisés: 12«Yo mismo he escogido a los levitas de entre los israelitas, como sustitutos de todo primogénito. Los levitas son míos, 13porque míos son todos los primogénitos. Cuando exterminé a todos los primogénitos de Egipto, consagré para mí a todo primogénito de Israel, tanto de hombres como de animales. Por lo tanto, son míos. Yo soy el Señor.» Censo de la tribu de Leví


14El Señor le dijo a Moisés en el desierto de Sinaí: 15«Haz un censo de los levitas por clanes y por familias patriarcales, tomando en cuenta a todo varón mayor de un mes.» 16Moisés llevó a cabo el censo, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. 17Hijos de Leví: Guersón, Coat y Merari. 18Clanes guersonitas: Libní y Simí. 19Clanes coatitas: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. 20Clanes meraritas: Majlí y Musí. Éstos son los clanes levitas, según sus familias patriarcales. Los clanes guersonitas 21De Guersón procedían los clanes de Libní y de Simí. Éstos eran los clanes guersonitas. 22El total de los varones censados mayores de un mes llegó a siete mil quinientos. 23Los clanes guersonitas acampaban al oeste, detrás del santuario. 24El jefe de la familia patriarcal de los guersonitas era Eliasaf hijo de Lael. 25En lo que atañe a la Tienda de reunión, los guersonitas tenían a su cargo la tienda que cubría el santuario, su toldo, la cortina que estaba a la entrada, 26el cortinaje del atrio y la cortina a la entrada del atrio que rodea el santuario y el altar, como también las cuerdas y todo lo necesario para su servicio. Los clanes coatitas 27De Coat procedían los clanes de Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. Éstos eran los clanes coatitas, 28que tenían a su cargo el santuario. El total de los varones mayores de un mes llegó a ocho mil seiscientos. 29Los clanes coatitas acampaban al sur del santuario. 30El jefe de la familia patriarcal de los coatitas era Elizafán hijo de Uziel. 31Tenían a su cargo el arca, la mesa, el candelabro, los altares,

los utensilios del santuario con los que ministraban, y la cortina de la entrada, como también todo lo necesario para su servicio. 32El jefe principal de los levitas era Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, a quien se designó como jefe de los que tenían a su cargo el santuario. Los clanes meraritas 33De Merari procedían los clanes de Majlí y Musí. Éstos eran los clanes meraritas. 34El total de los varones censados mayores de un mes llegó a seis mil doscientos. 35El jefe de la familia patriarcal de los meraritas era Zuriel hijo de Abijaíl. Los clanes meraritas acampaban al norte del santuario. 36Tenían a su cargo el armazón del santuario, es decir, sus travesaños, postes y bases, junto con todos sus utensilios y todo lo necesario para su servicio. 37También cuidaban de los postes que estaban alrededor del atrio, junto con sus bases, estacas y cuerdas. La tribu de Leví 38Moisés, Aarón y sus hijos acampaban delante del santuario, es decir, al este de la Tienda de reunión, por donde sale el sol, ya que tenían a su cargo el santuario en representación de los israelitas. Pero cualquiera que, sin ser sacerdote, se acercaba al santuario, era condenado a muerte. 39Moisés y Aarón censaron a los levitas, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. El total de los levitas mayores de un mes censados por clanes llegó a veintidós mil. Los levitas y los primogénitos 40El Señor le dijo a Moisés: «Haz un censo de todos los primogénitos israelitas mayores de un mes, y registra sus nombres. 41Apártame a los levitas en


sustitución de todos los primogénitos israelitas, así como el ganado de los levitas en sustitución de todas las primeras crías del ganado de los israelitas. Yo soy el Señor.» 42Moisés hizo el censo de todos los primogénitos israelitas, conforme a lo que el Señor le había mandado. 43El total de los primogénitos mayores de un mes, anotados por nombre, llegó a veintidós mil doscientos setenta y tres. 44El Señor le dijo a Moisés: 45«Apártame a los levitas en sustitución de todos los primogénitos de los israelitas, así como el ganado de los levitas en sustitución del ganado de los israelitas. Los levitas son míos. Yo soy el Señor. 46»Para rescatar a los doscientos setenta y tres primogénitos israelitas que exceden al número de levitas, 47recaudarás cinco monedas de plata por cabeza, según la moneda oficial del santuario, que pesa once gramos. 48Esa suma se la entregarás a Aarón y a sus hijos, como rescate por los israelitas que exceden a su número.» 49Moisés recaudó el dinero del rescate de los israelitas que excedían al número de los rescatados por los levitas. 50En total recaudó mil trescientas sesenta y cinco monedas de plata, según la moneda oficial del santuario. 51Luego entregó ese dinero a Aarón y a sus hijos, tal como el Señor mismo se lo había ordenado. Ministerio de los coatitas 1El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 2«Hagan un censo, por clanes y por familias patriarcales, de los levitas que descienden de Coat. 3Incluye en él a todos los varones de treinta a cincuenta años de edad que sean aptos para trabajar en la Tienda de reunión. 4»El mi-

nisterio de los coatitas en la Tienda de reunión consiste en cuidar de las cosas más sagradas. 5Cuando los israelitas deban ponerse en marcha, Aarón y sus hijos entrarán en el santuario y descolgarán la cortina que lo resguarda, y con ella cubrirán el arca del pacto. 6Después la cubrirán con piel de delfín y con un paño púrpura, y le colocarán las varas para transportarla. 7»Sobre la mesa de la presencia del Señor extenderán un paño púrpura y colocarán los platos, las bandejas, los tazones y las jarras para las libaciones. También estará allí el pan de la ofrenda permanente. 8Sobre todo esto extenderán un paño escarlata. Luego cubrirán la mesa con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarla. 9»Con un paño púrpura cubrirán el candelabro y sus lámparas, cortapabilos, ceniceros y utensilios que sirven para suministrarle aceite. 10Después cubrirán el candelabro y todos sus accesorios con piel de delfín, y lo colocarán sobre las andas. 11»Extenderán un paño púrpura sobre el altar de oro, lo cubrirán con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarlo. 12»Envolverán en un paño púrpura todos los utensilios con los que ministran en el santuario, los cubrirán con piel de delfín, y luego los colocarán sobre las andas. 13»Al altar del holocausto le quitarán las cenizas y lo cubrirán con un paño carmesí. 14Sobre el altar pondrán todos los utensilios que usan en su ministerio: ceniceros, tenedores, tenazas, aspersorios y todos los utensilios del altar. Luego lo cubrirán con piel de delfín y le colocarán las varas para transportarlo. 15»Cuando Aarón y sus hijos hayan terminado de cu-


brir el santuario y todos sus accesorios, los israelitas podrán ponerse en marcha. Entonces vendrán los coatitas para transportar el santuario, pero sin tocarlo para que no mueran. También transportarán los objetos que están en la Tienda de reunión. 16»En cambio, Eleazar hijo de Aarón estará a cargo del aceite para el candelabro, del incienso aromático, de la ofrenda permanente de cereal y del aceite de la unción. Además, cuidará del santuario y de todos sus utensilios.» 17El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 18«Asegúrense de que los clanes de Coat no vayan a ser eliminados de la tribu de Leví. 19Para que no mueran cuando se acerquen a las cosas más sagradas, deberán hacer lo siguiente: Aarón y sus hijos asignarán a cada uno lo que deba hacer y transportar. 20Pero los coatitas no mirarán ni por un momento las cosas sagradas; de lo contrario, morirán.» Ministerio de los guersonitas 21El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: 22«Hagan también un censo de los guersonitas por clanes y por familias patriarcales. 23Incluyan a todos los varones de treinta a cincuenta años que sean aptos para servir en la Tienda de reunión. 24»El ministerio de los clanes guersonitas consiste en encargarse del transporte. 25Llevarán las cortinas del santuario, la Tienda de reunión, su toldo, la cubierta de piel de delfín que va encima, y la cortina de la entrada a la Tienda de reunión. 26También transportarán el cortinaje del atrio y la cortina que está a la entrada del atrio que rodea el santuario y el altar, junto con las cuerdas y todos los utensilios necesarios para su servicio. Deberán ocuparse de todo lo

relacionado con éstos. 27Todo su trabajo, ya sea transportando los utensilios o sirviendo en la Tienda, deberán hacerlo bajo la dirección de Aarón y de sus hijos. De ellos será la responsabilidad de todo el transporte. 28El servicio de los clanes de Guersón en la Tienda de reunión será supervisado por Itamar, hijo del sacerdote Aarón. Ministerio de los meraritas 29»Haz un censo de los meraritas por clanes y por familias patriarcales. 30Incluye a todos los varones de treinta a cincuenta años que sean aptos para servir en la Tienda de reunión. 31Su trabajo en la Tienda de reunión consistirá en transportar el armazón del santuario, es decir, sus travesaños, postes y bases, 32lo mismo que los postes que están alrededor del atrio, sus bases, estacas y cuerdas, como también todos los utensilios necesarios para su servicio. Asígnale a cada uno los objetos que deberá transportar. 33El servicio de los clanes de Merari en la Tienda de reunión será supervisado por Itamar, hijo del sacerdote Aarón.» Censo del clan de Coat 34Moisés, Aarón y los líderes de la comunidad hicieron un censo de los coatitas por clanes y por familias patriarcales. 35El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. 36El total de los censados por clanes llegó a dos mil setecientos cincuenta hombres. 37Éste fue el total de los censados entre los clanes de Coat para servir en la Tienda de reunión, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor


por medio de Moisés. Censo del clan de Guersón 38Se hizo un censo de guersonitas por clanes y por familias patriarcales. 39El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. 40El total de los censados por familias patriarcales llegó a dos mil seiscientos treinta hombres. 41Éste fue el total de los censados entre los clanes de Guersón para servir en la Tienda de reunión, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor. Censo del clan de Merari 42Se hizo un censo de los meraritas por clanes y por familias patriarcales. 43El censo incluía a todos los varones de treinta a cincuenta años que eran aptos para servir en la Tienda de reunión. 44El total de los censados por clanes llegó a tres mil doscientos hombres. 45Éste fue el total de los censados entre los clanes de Merari, según el recuento que hicieron Moisés y Aarón, conforme al mandato del Señor por medio de Moisés. Conclusión 46Moisés, Aarón y los líderes de Israel hicieron un censo de todos los levitas por clanes y por familias patriarcales. 47El total de los varones de treinta a cincuenta años, que eran aptos para servir en la Tienda de reunión y transportarla, 48llegó a ocho mil quinientos ochenta. 49Conforme al mandato del Señor por medio de Moisés, a cada uno se le asignó lo que tenía que hacer y transportar. Así fueron censados, según el mandato que Moisés recibió del Señor.

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Eclesiastés 4 (NVI)

Opresores y oprimidos 1Luego me fijé en tanta opresión que hay en esta vida. Vi llorar a los oprimidos, y no había quien los consolara; el poder estaba del lado de sus opresores, y no había quien los consolara. 2Y consideré más felices a los que ya han muerto que a los que aún viven, 3aunque en mejor situación están los que aún no han nacido, los que no han visto aún la maldad que se comete en esta vida. 4Vi además que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento! 5El necio se cruza de brazos, y acaba muriéndose de hambre. 6Más vale poco con tranquilidad que mucho con fatiga ... ¡corriendo tras el viento! La unión hace la fuerza 7Me fijé entonces en otro absurdo en esta vida: 8vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto, y me abstengo de las cosas buenas?», se preguntó. ¡También esto es absurdo, y una penosa tarea! 9Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. 10Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! 11Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? 12Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente! Juventud y sabiduría 13Más vale joven pobre pero sabio que rey viejo pero necio, que ya no sabe recibir consejos. 14Aunque de la cárcel haya ascendido al trono, o haya nacido


pobre en ese reino, 15en esta vida he visto que la gente apoya al joven que sucede al rey. 16Y aunque es incontable la gente que sigue a los reyes, muchos de los que vienen después tampoco quedan contentos con el sucesor. Y también esto es absurdo; ¡es alcanzar el viento!

Día 77 - Domingo 12.04.15:

Mateo 18:1-14 (NVI) El más importante en el reino de los cielos 1En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:—¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? 2Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. 3Entonces dijo:—Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. 4Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. 5»Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. 6Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar. 7»¡Ay del mundo por las cosas que hacen pecar a la gente! Inevitable es que sucedan, pero ¡ay del que hace pecar a los demás! 8Si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y arrójalo. Más te vale entrar en la vida manco o cojo que ser arrojado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies. 9Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo y arrójalo. Más te vale entrar tuerto en la vida que con dos ojos ser arrojado al fuego del infierno. Parábola de la oveja perdida 10»Miren que no menosprecien a uno

de estos pequeños. 11Porque les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial. 12»¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada? 13Y si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. 14Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

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Números 5-6 (NVI) La pureza del campamento 1El Señor le dijo a Moisés: 2«Ordénales a los israelitas que expulsen del campamento a cualquiera que tenga una infección en la piel, o padezca de flujo venéreo, o haya quedado ritualmente impuro por haber tocado un cadáver. 3Ya sea que se trate de hombres o de mujeres, los expulsarás del campamento para que no contaminen el lugar donde habito en medio de mi pueblo.» 4Y los israelitas los expulsaron del campamento, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. Restitución por daños 5El Señor le ordenó a Moisés 6que les dijera a los israelitas: «El hombre o la mujer que peque contra su prójimo, traiciona al Señor y tendrá que responder por ello. 7Deberá confesar su pecado y pagarle a la persona perjudicada una compensación por el daño causado, con un recargo del veinte por ciento. 8Pero si la persona perjudicada no tiene ningún pariente, la compensación será


para el Señor y se le entregará al sacerdote, junto con el carnero para expiación del culpable. 9Toda contribución que los israelitas consagren para dársela al sacerdote, será del sacerdote. 10Lo que cada uno consagra es suyo, pero lo que se da al sacerdote es del sacerdote.» Ley sobre los celos 11El Señor le ordenó a Moisés 12que les dijera a los israelitas: «Supongamos que una mujer se desvía del buen camino y le es infiel a su esposo 13acostándose con otro; supongamos también que el asunto se mantiene oculto, ya que ella se mancilló en secreto, y no hubo testigos ni fue sorprendida en el acto. 14Si al esposo le da un ataque de celos y sospecha que ella está mancillada, o le da un ataque de celos y sospecha de ella, aunque no esté mancillada, 15entonces la llevará ante el sacerdote y ofrecerá por ella dos kilos de harina de cebada. No derramará aceite sobre la ofrenda ni le pondrá incienso, puesto que se trata de una ofrenda por causa de celos, una ofrenda memorial de cereal para señalar un pecado. 16»El sacerdote llevará a la mujer ante el Señor, 17pondrá agua pura en un recipiente de barro, y le echará un poco de tierra del suelo del santuario. 18Luego llevará a la mujer ante el Señor, le soltará el cabello y pondrá en sus manos la ofrenda memorial por los celos, mientras él sostiene la vasija con las aguas amargas de la maldición. 19Entonces el sacerdote pondrá a la mujer bajo juramento, y le dirá: “Si estando bajo la potestad de tu esposo no te has acostado con otro hombre, ni te has desviado hacia la impureza, estas aguas amargas de la maldición no

te dañarán. 20Pero si estando bajo la potestad de tu esposo te has desviado, mancillándote y acostándote con otro hombre 21—aquí el sacerdote pondrá a la mujer bajo el juramento del voto de maldición—, que el Señor haga recaer sobre ti la maldición y el juramento en medio de tu pueblo, que te haga estéril, y que el vientre se te hinche. 22Cuando estas aguas de la maldición entren en tu cuerpo, que te hinchen el vientre y te hagan estéril.” Y la mujer responderá: “¡Amén! ¡Que así sea!” 23»El sacerdote escribirá estas maldiciones en un documento, que lavará con las aguas amargas. 24Después hará que la mujer se beba las aguas amargas de la maldición, que entrarán en ella para causarle amargura. 25»El sacerdote recibirá de ella la ofrenda por los celos. Procederá a mecer ante el Señor la ofrenda de cereal, la cual presentará sobre el altar; 26tomará de la ofrenda un puñado de cereal como memorial, y lo quemará en el altar. Después hará que la mujer se beba las aguas. 27Cuando ella se haya bebido las aguas de la maldición, y éstas entren en ella para causarle amargura, si le fue infiel a su esposo y se mancilló, se le hinchará el vientre y quedará estéril. Así esa mujer caerá bajo maldición en medio de su pueblo. 28Pero si no se mancilló, sino que se mantuvo pura, entonces no sufrirá daño alguno y será fértil. 29»Ésta es la ley en cuanto a los celos, cuando se dé el caso de que una mujer, estando bajo la potestad de su esposo, se desvíe del buen camino y se mancille a sí misma, 30o cuando al esposo le dé un ataque de celos y sospeche de su esposa. El sacerdote lleva-


rá a la mujer a la presencia del Señor y le aplicará esta ley al pie de la letra. 31El esposo quedará exento de culpa, pero la mujer sufrirá las consecuencias de su pecado.» Los nazareos 1El Señor le ordenó a Moisés 2que les dijera a los israelitas: «Cuando un hombre o una mujer haga un voto especial, un voto que lo consagre al Señor como nazareo, 3deberá abstenerse de vino y de otras bebidas fermentadas. No beberá vinagre de vino ni de otra bebida fermentada; tampoco beberá jugo de uvas ni comerá uvas ni pasas. 4Mientras dure su voto de nazareo, no comerá ningún producto de la vid, desde la semilla hasta la cáscara. 5»Mientras dure el tiempo de su consagración al Señor, es decir, mientras dure su voto de nazareo, tampoco se cortará el cabello, sino que se lo dejará crecer y se mantendrá santo. 6»Mientras dure el tiempo de su consagración al Señor, no podrá acercarse a ningún cadáver, 7ni siquiera en caso de que muera su padre, su madre, su hermano o su hermana. No deberá hacerse ritualmente impuro a causa de ellos, porque lleva sobre la cabeza el símbolo de su consagración al Señor. 8Mientras dure el tiempo de su consagración al Señor, se mantendrá santo. 9»Si de improviso alguien muere junto a él, la consagración de su cabeza quedará anulada; así que al cabo de siete días, en el día de su purificación, deberá rasurarse la cabeza. 10Al octavo día llevará dos palomas o dos tórtolas, y se las entregará al sacerdote a la entrada de la Tienda de reunión. 11El sacerdote ofrecerá una de ellas como sacrificio expiatorio, y la otra

como holocausto. Así el sacerdote hará expiación por el nazareo, ya que éste pecó al entrar en contacto con un cadáver. Ese mismo día el nazareo volverá a santificarse la cabeza, 12consagrando al Señor el tiempo de su nazareato y llevando un cordero de un año como sacrificio por la culpa. No se le tomará en cuenta el tiempo anterior, porque su consagración quedó anulada. 13»Esta ley se aplicará al nazareo al cumplir su período de consagración. Será llevado a la entrada de la Tienda de reunión, 14y allí ofrecerá como holocausto al Señor un cordero de un año, sin defecto; como sacrificio expiatorio una oveja de un año, sin defecto; y como sacrificio de comunión un carnero sin defecto. 15Ofrecerá además un canastillo de panes sin levadura, panes de flor de harina amasados con aceite, obleas sin levadura untadas con aceite, y también ofrendas de cereal y de libación. 16»Entonces el sacerdote las presentará al Señor y ofrecerá el sacrificio expiatorio y el holocausto en favor del nazareo. 17Ofrecerá el carnero al Señor como sacrificio de comunión, junto con el canastillo de panes sin levadura. También presentará las ofrendas de cereal y de libación. 18»Luego, a la entrada de la Tienda de reunión, el nazareo se rapará la cabeza. Tomará el cabello que consagró, y lo echará al fuego que arde bajo el sacrificio de comunión. 19»Una vez que el nazareo se haya rapado la cabeza, el sacerdote tomará del canastillo un pan sin levadura y una oblea sin levadura, más la pierna cocida del carnero, y pondrá todo esto en manos del nazareo, 20después de lo cual mecerá todo esto ante el Señor


como una ofrenda. Todo esto es santo y le pertenece al sacerdote, lo mismo que el pecho mecido y el muslo ofrecido como contribución. Finalizado este rito, el nazareo podrá beber vino. 21»Esta ley se aplicará al nazareo que haga un voto. Ésta es la ofrenda que presentará al Señor por su nazareato, aparte de lo que pueda dar según sus recursos. Según la ley del nazareato, deberá cumplir el voto que hizo.» Bendición sacerdotal 22El Señor le ordenó a Moisés: 23«Diles a Aarón y a sus hijos que impartan la bendición a los israelitas con estas palabras: 24»“El Señor te bendiga y te guarde; 25el Señor te mire con agrado y te extienda su amor; 26el Señor te muestre su favor paz” 27»Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, para que yo los bendiga.»

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Eclesiastés 5 (NVI) Hay que cumplir los votos 1Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal. 2No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras. 3Quien mucho se preocupa tiene pesadillas, y quien mucho habla dice tonterías. 4Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos: 5Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos. 6No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero de Dios que lo hiciste sin

querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices, y destruir el fruto de tu trabajo? 7Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a Dios. Futilidad de las riquezas 8Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre, y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales. 9¿Qué provecho hay en todo esto para el país? ¿Está el rey al servicio del campo? 10Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo! 11Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos? 12El trabajador duerme tranquilo, coma mucho o coma poco. Al rico sus muchas riquezas no lo dejan dormir. 13He visto un mal terrible en esta vida: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño, 14y riquezas que se pierden en un mal negocio. Y si llega su dueño a tener un hijo, ya no tendrá nada que dejarle. 15Tal como salió del vientre de su madre, así se irá: desnudo como vino al mundo, y sin llevarse el fruto de tanto trabajo. 16Esto es un mal terrible: que tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto para nada? 17Además, toda su vida come en tinieblas, y en medio de muchas molestias, enfermedades y enojos. 18Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha toca-


do. 19Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios. 20Y como Dios le llena de alegría el corazón, muy poco reflexiona el hombre en cuanto a su vida.

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