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MODERNIDAD PARISINA
Al igual que en Inglaterra, Francia vivió una era de modernidad y progreso en pleno siglo XIX, periodo donde la arquitectura buscaba volver a lo más clásico y nacionalista del panorama arquitectónico, revistándose en el caso de París, el estilo neoclásico sumado al boom de ingeniera del momento. En una era donde las potencias europeas buscaban opacarse unas a otras en diversos temas, la arquitectura no fue la excepción, dando lugar a la famosa Exposición Universal de París, la primeras de varias ediciones que reunirían los avances tecnológicos, la cultura y estilo de vida de las potencias más importantes del mundo.
Con la llegada de este periodo industrial, surgirían en París nuevas formas y conceptos para edificar, incluida la llegada del ícono por excelencia de la capital francesa, la Torre Eiffel, una proeza de ingeniería a para la época, donde demostraban que la nueva Francia podría proponerse cualquier cosa, tanto en tema arquitectónico como de ingeniería, gastronomía, cultura y la moda. París es un verdadero paraíso de arquitectura, tanto por sus edificaciones como por sus monumentos, parques, plazas y urbanismo en general, siendo una de las pocas capitales del mundo que no se han dejado vencer por la modernidad y han logrado trascender su arquitectura histórica hasta nuestros días con un excelente estado de conservación, razón por la cual es hoy la ciudad más visitada del mundo y un verdadero destino turístico y arquitectónico bien justificado.