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Visión para crecer / El rol del nuevo líder
Visión para crecer
EL ROL DEL NUEVO LÍDER
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Por: Emilio Pineda Sotelo
“Cualquiera puede gobernar un barco, pero se necesita un líder que planee la ruta.” John C. Maxwell
De qué estamos hablando? ¿Acaso hay nuevos líderes? ¿Y los que existimos ya caducamos o qué pasó?
Como ya lo hemos mencionado en anteriores entregas, el mundo cambió. Existe un antes y un después del COVID19. Los paradigmas se modificaron y por lo tanto las formas de hacer las cosas también cambiaron. Desde luego, la esencia y el estilo de dirigir grupos humanos ha tomado nuevos rumbos, nos guste o no. Ya sea que se trate de nuestra familia, empresa, organización o comunidad, los líderes tienen que cambiar algunos elementos de su esen cia para adaptarse a la nueva realidad.
Ahora que hemos vivido la oportunidad de valorar lo que tenemos, y en algunos casos, lo que hemos perdido, el elemento que debe formar parte de
la esencia del nuevo líder es definitivamente tomar en cuenta todo el tiempo el factor humano. Si aún quedan jefes que piensan que las personas son integrantes de una gran maquinaria sin sentimientos, poco a poco se extinguirán. La esencia humana debe prevalecer ahora y será lo que haga que los equipos funcionen y salgan adelante. Vamos a revisar algunos aspectos que los nuevos líderes debemos tomar en cuenta en esta nueva realidad a partir de hoy:
Es un hecho que en la actualidad padecemos una gran crisis de lide razgo, y no sólo hablamos de México; en realidad esto está pasando en casi todo el mundo. Tenemos personas que dirigen, que son jefes y que toman decisiones pero que han basado su estilo en intereses personales o de grupo sin tomar en cuenta a todos. Tenemos personas egoístas y mezquinas en muchos puestos de dirección. Lo que está ocurriendo, y que seguiremos viendo en los tiempos que vienen, es que la gente ya no será leal con esos líderes, que buscará la manera de cambiarlos y tratará de encontrar a personas con una visión más empática e incluyente.
Por eso hay que decirlo con claridad: todo surge o se desploma por el liderazgo. Así de importante es. El liderazgo es el que marca la diferencia. Cualquier esfuerzo que emprendamos y que incluya a otros seres humanos permanecerá o desaparecerá debido al liderazgo.
Hace poco impartí un curso de lide razgo para la comunidad de un importante museo en la Ciudad de México y ahí una persona me preguntaba que
si un grupo humano trabajaba armónica y eficientemente necesitaba realmente de un líder. Yo le respondí que sí y que siempre será así. Aunque un grupo humano aporte siempre cosas para enriquecer el trabajo y alcanzar las metas, este trabajo nunca se dará espontáneamente. Detrás de cualquier esfuerzo en equipo siempre habrá alguien con visión, con grandes cuali dades de comunicación, con metas muy claras y será quien marque el camino. Así somos los humanos y así seremos por mucho, mucho tiempo.
Por lo tanto, una de las cualidades que los nuevos líderes deberían tener es empatía. Una habilidad que va más allá de “ponerse en los zapatos del otro”. En realidad la empatía es este ejercicio consciente que el líder hace para detectar y entender las emocio nes de las otras personas. Suena a la capacidad de leer la mente. Bueno, no es algo de dimensiones tan mágicas. El líder empático deberá ser capaz de entender e interesarse acerca de cómo se siente su gente para así contrarrestar problemas o potenciar buenos estados de ánimo para lograr mejores resulta dos. Un líder que piense “no me importa cómo te sientes, aquí vienes a trabajar” es un dirigente en proceso de extinción.
Otra cualidad de los nuevos líderes y que no puede ya minimizarse es la capacidad de ser un gran comunicador. Los líderes con mejores resultados son aquellos que son capaces de explicar con claridad sus ideas, las metas que se ha puesto el equipo y los detalles de los procesos que hay que seguir para alcanzarlas. Los líderes comunicadores saben decirle a la gente qué le toca hacer, cuándo y cómo debe hacerlo y qué resultado exacto se espera de cada uno. Estos líderes llaman a las cosas por sus nombres y evitan las ambigüeda des, así como los malos entendidos.
La pasión es una tercera cualidad que ya no puede faltar en los nuevos líderes. Es ese fuego interno que aporta el qué y para qué se hacen las cosas. Los líderes motivados expresan en todas sus facetas del lenguaje y acti tudes la motivación que los incendia. Un líder sin pasión, sin motivación, es simplemente un jefe que hace las cosas porque “tiene que hacerlas”. Un líder apasionado no “tiene que hacerlas”, por el contrario “quiere hacerlas”. En su ADN se encuentran las ganas de alcan zar las metas, de perfeccionar sus procesos y ser más productivo.
Evidentemente un líder empático, excelente comunicador y apasionado se va a convertir en un foco de contagio positivo para con el equipo de personas que dirige. Es inevitable y esto se debe a una sencilla razón: el “mimetismo de líder”. Se trata de un fenómeno perfec tamente estudiado por la Psicología que puede describirse como la imitación que hacen los subalternos de sus dirigentes. En pocas palabras, lo que hace el líder lo hacen sus seguidores.
Lo que ocurre es muy simple, ya que los subalternos imitan al líder porque creen que si ese líder llegó tan lejos con esas actitudes y posturas, bueno, ahí está la fórmula del éxito. De hecho es muy probable que nosotros, como líderes, no conozcamos la fecha de cumpleaños de nuestra gente, su música favorita o la comida que más les gusta, pero ellos sí saben con exactitud cuándo es nuestro cumpleaños, nuestra música favorita y los platillos que más disfrutamos. El mimetismo de líder es fácilmente observable si vamos a una oficina, por ejemplo, y observamos la actitud general de la gente. Si nos damos cuenta de que ahí la mayoría tiene una mala cara, son groseros o indi ferentes con el público, deberíamos ir a ver al líder de esa área y seguramente descubriremos que esa forma déspota, grosera o indiferente está inserta en esa persona. Lo mismo ocurre si obser vamos a un equipo de trabajo altamente motivado y amable, si pudiéramos ver al líder seguramente descubriríamos acti tudes positivas en él.
El último factor importantísimo en los nuevos líderes deber ser la vocación de formar nuevos liderazgos. Hay un dicho que reza: “si has llegado a la cima pero estás solo entonces no eres un líder, sólo eres un escalador”. Los jefes tradicionales tienen miedo de formar nuevos líderes porque creen fal samente que estos les quitarán su trabajo tarde o temprano. La realidad no es así. Los líderes reales, los eficientes, los constructivos, se interesan por formar nuevos liderazgos, los estimulan, los fomentan. Se convierten en verdade ros mentores que dejan huella valiosa a través de sus enseñanzas. Esos son los líderes que realmente valen la pena. Líderes que crean otros líderes.
Así pues es necesario pensar que ante estos cambios de realidad en el mundo, y en nuestro país, estaremos necesitando como empresas, como negocios y como sociedad, a nuevos líderes que sean capaces de construir en el espectro positivo de las cosas. Líderes empáticos, capaces de comu nicar ideas y objetivos con claridad, apasionados de la vida y de los logros, con la posibilidad de contagiar valores positivos, actitudes que construyen y pensamientos basados en el ánimo de alcanzar el éxito. Aquellos líderes que quieran regresar a las viejas actitu des de jefe indiferente, amenazante y altanero, verán un corto liderazgo y le echarán la culpa de su fracaso a todos menos a ellos mismos.
Nuestra sociedad lo necesita, cada uno de nosotros lo necesitamos. El nuevo liderazgo no sólo es una actitud para sobrevivir, es la fuerza para cons truir una nueva realidad, una mejor realidad.
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