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Visión para crecer
Algunas Reflexiones Sobre La Libertad
Por: Emilio Pineda Sotelo
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ada vez que me toca impartir un curso acerca de la comunicación y el lenguaje me gusta enfatizar el poder que tienen las palabras. Solo los seres humanos hemos sido capaces de crear un lenguaje tan complejo, que con el simple hecho de utilizar palabras logramos llevar a la mente imágenes, objetos y circunstancias. Solo los humanos somos capaces de invocar conceptos abstractos en la mente, que pueden tener claridad para todas las personas.
Rafael Echeverría, autor del libro Ontología del Lenguaje, afirma que: “Las palabras crean realidades”. Esta cita la he mencionado en otros artículos de Imagen Óptica, pero en esta ocasión la retomo porque me parece fascinante la capacidad que tienen las palabras para crear ideas y hasta emociones en los demás. Los líderes más efectivos, los que han transformado al mundo, han tenido como herramienta principal el poder utilizar las palabras de manera tan asertiva que logran obtener resultados y convocar acciones concretas por parte de sus seguidores.
Una de las palabras más significativas en nuestros tiempos es justamente un concepto abstracto. Se trata de la palabra “libertad”, la cual es tan compleja que podemos encontrar una gran cantidad de conceptos y acepciones de la misma. Sin embargo, creo importante reflexionar en esta ocasión sobre la importancia de su existencia en países como el nuestro, y la oportunidad que nos brinda para desarrollarnos y alcanzar nuestras metas.
La libertad es una de las cualidades más valoradas por los seres humanos, ya que nos permite tomar nuestras propias decisiones y actuar según nuestra propia voluntad, sin estar limitados por la opresión o la coerción de otros. Sin embargo, es importante recordar que la libertad no es absoluta, ya que nuestras acciones siempre tienen consecuencias y pueden afectar a los demás.
Por lo tanto, la libertad debe ser equilibrada con la responsabilidad y la consideración hacia los demás. Es importante recordar que nuestras acciones tienen un impacto en el mundo que nos rodea, y que la libertad que disfrutamos conlleva una responsabilidad de usarla de manera consciente y reflexiva.
Además, es importante tener en cuenta que la libertad no es igual para todos. En muchas partes del mundo las personas se ven privadas de su libertad debido a la opresión política, la discriminación o la pobreza. En estos casos, es importante trabajar para garantizar que todas las personas tengan la libertad y los derechos básicos que merecen como seres humanos.
Así pues, la libertad es una cualidad importante y valiosa, pero debemos tener en cuenta su equilibrio con la responsabilidad y la consideración hacia los demás, y trabajar para garantizar que todos tengan acceso a ella.
Si bien el diccionario de la Real Academia Española nos da una gran cantidad de definiciones, la que parece más aproximada a lo que pretendemos reflexionar en este artículo dice lo siguiente: “En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas”. Esto justamente es lo que hay que tomar en cuenta, ya que la libertad es tan cotidiana en nuestra sociedad que prácticamente no la percibimos, ni nos damos cuenta del inmenso valor que tiene.
Existen naciones que tienen vedados muchos aspectos de su libertad, como la libre expresión, pensamiento, creencia, hasta el libre tránsito o la libertad de estudiar o no. Muchas de estas libertades coartadas han llegado a ser casos de denuncias ante las comisiones internacionales por la clara violación a los Derechos Humanos. Muchos gobiernos han logrado reducir las libertades de su población aduciendo “protección”, “regulación”, “orden” y demás conceptos, de tal modo que las personas no saben muy bien si están siendo protegidas o esclavizadas disimuladamente. Ante esto, Antonini de Jiménez, un investigador en temas socioeconómicos mundiales afirma: “Entre más esclavo es un individuo, más depende su vida de quien gobierna”. Este mismo académico plantea una frase que me parece significativa: “Sin libertad no hay metáforas” - ahora la explicaré: Resulta que en su recorrido por sociedades que tienen sus libertades limitadas por el régimen imperante, observó que las personas manifiestan limitaciones también en el ámbito creativo y hasta filosófico. Los integrantes de una sociedad reprimida no son capaces de entender conceptos o principios que exijan el ejercicio de la imaginación. Por lo tanto, todo lo que se dice se interpreta de una forma literal y no hay muchas posibilidades de que ante un problema se puedan proponer soluciones alternativas al método existente, pues como lo mencionamos antes, la creatividad es prácticamente algo inexistente. Como consecuencia, el ejercicio creativo y la innovación son asuntos imposibles, a menos que vengan como una orden del régimen y sean acatados por “especialistas” en la materia.
Así pues, en estos tiempos es muy importante darnos cuenta de que nuestra sociedad goza de una libertad importante y que deberíamos hacerla más visible para poder ejercerla y disfrutarla. En muchas ocasiones no logramos desarrollarnos en libertad debido a los paradigmas que imperan en nuestro pensamiento.
Un paradigma es un “mapa de la realidad” que orienta nuestro pensamiento y comportamiento. Es aquella referencia que nos dice qué está bien y qué está mal, qué es lo correcto o incorrecto, qué consideramos normal y qué podría ser anormal. Los paradigmas nos rigen todo el tiempo y actuamos mediante su referencia, aunque no nos demos cuenta.
¿Pero de dónde vienen los paradigmas o dónde los adquirimos? Principalmente de nuestra experiencia cotidiana y nuestro desarrollo. Primero fueron nuestros padres y familia quienes nos enseñaron el bien y el mal, nuestras tradiciones, los valores que nos rigen y muchos principios más. Después vamos aprendiendo nuevos paradigmas en la escuela, mediante nuestros maestros, pero también de nuestros amigos, vecinos, compañeros de trabajo, los medios de comunicación y demás.
Veamos un ejemplo simple de un paradigma: Supongamos que alguna vez, en la infancia, nos mordió un perro y nos dolió mucho; o tal vez fuimos testigos del ataque de un perro a una persona. Eso, desde luego, nos dejó una huella marcada por el miedo a los perros.
Así que en nuestra vida adulta tendremos temor y rechazo a cualquier tipo de perro, es más, le prohibiremos a nuestros hijos tener un perro porque “esos animales son muy peligrosos y traicioneros”. ¡Ese es justamente un paradigma, un mapa de la realidad alrededor de los perros! Pero como es lógico, ese paradigma es solo nuestro, ya que habrá otras personas cuya experiencia será diferente y muy positiva. Tal vez tienen un perrito en casa que lo único que manifiesta es amor y lealtad a los humanos que lo rodean. Esa persona con un paradigma diferente dirá: “Pero ¿qué te pasa? Si los perritos son amorosos y muy tiernos”. Como podemos ver, estos paradigmas pueden ser el detonante de nuestro potencial o el candado que va a limitarnos ante muchas circunstancias de la vida. ¿Cuál podría ser la vía para poder desarrollarnos mejor y alcanzar nuestras metas de forma más asertiva? Ejerciendo de una manera consciente y asertiva nuestra libertad.
Por esta razón la invitación es justamente reconocer y valorar la libertad que tenemos y aprender a ejercerla. Un camino muy útil es abriendo nuestra mente a nuevas perspectivas. Quizás para volvernos más creativos e innovadores tendremos que tirar a la basura algunos paradigmas que han funcionado como grilletes en nuestros tobillos, impidiéndonos avanzar. La libertad es un gran instrumento que requiere de una actitud de cambio y la consciencia de ser responsables de nuestros actos. Pero lejos de ser algo grave a lo que hay que temer, en realidad es un reto que podemos asumir y buscar las mejores consecuencias para nosotros y para quienes nos rodean. Ser libres es un poder que poseemos y que ya es momento de empezar a aprovechar de manera constructiva. ¿Estamos listos?
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