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El impacto psicológico de la pandemia ¿Cómo combatirlo?
INFO COVID-19
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LC Melissa Díaz Barriga Rodríguez
UNAM
esde el comienzo de la pandemia hemos visto docenas de artículos que hablan sobre cómo el COVID-19 ha impactado en nuestras vidas y en nuestra situación económica, laboral y personal. Pero, ¿cuántas veces nos hemos detenido realmente a pensar en las consecuencias que la pandemia ha tenido en nosotros a nivel emocional y psicológico? Si dejamos a un lado las estadísticas y los datos duros, ¿cómo describiríamos lo que ha pasado internamente en cada uno de nosotros?
En un inicio, probablemente muchos pensábamos que era algo pasajero que no tardaría demasiado en acabar pero, con el pasar de los meses, nos dimos cuenta de que la situación había llegado para quedarse… por tiempo indefinido. Hemos visto como muchos han pasado del optimismo al temor, o a algunos que han pasado del temor a decir “debo seguir con mi vida ‘normal’”. Sea cual sea el caso, la realidad es que TODOS hemos sentido el impacto emocional que esta situación trajo consigo.
Es por eso que mi intención con este artículo es hablar un poco sobre algunas de las consecuencias psicológicas y emocionales de la pandemia pero, sobre todo, poder compartir algunas herramientas que nos sirvan de apoyo en estos tiempos difíciles.
Es innegable que la pandemia y las medidas sanitarias como el aislamiento impactaron nuestra salud mental, y los efectos psicológicos pueden atribuirse a efectos directos e indirectos de la propia enfermedad y del confinamiento. Asimismo, la transmisión asintomática de la enfermedad causa miedo y ansiedad1. Este miedo por ser contagiados ha generado una cierta discriminación social que aumenta en gran medida el estrés.
Por otro lado, la afectación económica y el aumento en las cifras de desempleo y el cierre de pequeñas y medianas empresas trajeron consigo tensión emocional, frustración, depresión y desesperación, que, a su vez, han afectado las relaciones interpersonales.
INFO COVID-19
Comencemos por definir ¿qué es salud psicológica? La salud psicológica consiste en la predominancia –al menos el 60% del tiempo– del estado de ecuanimidad, en el cual una persona o colectividad: Se sienten libres y como consecuencia tranquilos y contentos. Son autónomos: tienen su propia estructura valorativa y normativa. Avanzan en sus aspiraciones: crean planes y acciones específicas para alcanzar sus deseos; Sienten que viven satisfactoriamente al menos en un 60% del tiempo durante un plazo mínimo de seis meses.2 Por el contrario, la enfermedad psicológica conlleva el no sentirse libres; perder la sensación de autonomía, estar sujeto a decisiones y normas externas; frustración por no poder avanzar en planes y proyectos; insatisfacción con lo que se está viviendo más de un 40% del tiempo.2
Puede decirse que el COVID-19 provocó un multishock a una humanidad que ya presentaba múltiples enfermedades psicológicas. En este contexto, se ha registrado un aumento en el diagnóstico de casos de depresión y ansiedad, entre otros trastornos mentales, como insomnio, angustia, negación, paranoia; así como el aumento –o agravamiento– de los casos ya existentes.
Efectos psicológicos del coronavirus Tensión, inquietud e insomnio Irritabilidad y agresividad Compras de pánico Obsesiones y exigencias a otros Tedio y aburrimiento Depresión (desgano) Confusión Desesperación Evasión (no informarse ni creer en el riesgo de contagio) Mayores síntomas de psicopatologías previas (egoísmo, discriminación, machismo, fobias, actitudes agresivas, etc.)
Si bien el impacto negativo de este virus es grande, también es relevante rescatar algunas cosas positivas que nos deja, como: Mayor interés por los sucesos mundiales y nacionales; mayor sensación de unidad y pertenencia; desarrollo de hábitos de higiene, disciplina y organización personal, familiar y comunitaria; oportunidad de hacer cosas que no se habían podido hacer por falta de tiempo como ejercicio, arreglar cosas de la casa, jugar, convivir con la familia; mayor conocimiento y acceso a tecnologías de comunicación; y acercamiento a las artes. Ya que hemos hablado un poco sobre algunos de los efectos psicológicos del coronavirus, podemos proponer algunas acciones que ayuden a mejorar nuestra salud psicológica y a afrontar de mejor manera la situación, y aminorar el impacto negativo de la pandemia: 1. Valorar lógicamente lo que está sucediendo y no exagerar ideas o reacciones.
En este tipo de situación es fácil dejar volar la imaginación y perdernos en nuestras propias historias, por lo que es importante deshacernos de prejuicios y asumir y aceptar la realidad sin minimizar ni maximizar el fenómeno. 2. Normalicemos los sentimientos. En momentos como este (aunque debería ser un hábito cotidiano) es especialmente importante darnos la oportunidad de expresar y compartir con otros nuestras emociones, ideas y experiencias en torno a lo que vivimos. 3. Expresión asertiva. Aprendamos a comunicarnos asertivamente y practiquemos una comunicación abierta, sincera y sin violencia. 4. Crear rutinas diarias de cuidado personal como hacer ejercicio, meditar, hacer ejercicios de respiración –breathwork–, desarrollar nuevas habilidades, aprender idiomas, etcétera, las opciones son muchas. Esto te ayudará a cuidar tu autoestima, desarrollar la responsabilidad y sentirte útil. 5. Planear y organizar actividades por cada día de la semana. Establecer horarios ayudará a mantenerse orientado en el tiempo y aprovecharlo mejor. 6. Fomentar relaciones armónicas con la familia y amigos cercanos. En algunos casos la convivencia forzada por el encierro puede generar tensión entre los miembros de la familia, cambiemos el chip y disfrutemos la oportunidad de convivir con nuestros seres queridos, no todos tienen esa oportunidad. 7. Concentrarnos en las cosas que podemos controlar. Cuando las fuerzas externas reducen nuestra capacidad de controlar
nuestras vidas, se genera mucha frustración y enojo, pongamos nuestro enfoque en aquellas cosas que sí podemos cambiar (como nuestras reacciones hacia el entorno). No olvidemos que cada uno de nosotros tiene el poder de decisión. 8. Limitar nuestro tiempo en pantallas y buscar la forma de conectar con la naturaleza. Esto nos ayudará a sentirnos enraizados. 9. Practicar el mindfulness. Esto consiste en la capacidad de prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación, es decir, VIVIR EL AHORA. 10. Terapia/ Asistencia psicológica. Existen diversas líneas de apoyo que pueden brindar asistencia, asimismo, puedes buscar opciones de especialistas que estén ofreciendo terapia virtual. 11. No saturarse de información. Una cosa es estar informados y otra, saturarnos de información. Estar informado sobre lo que acontece en el mundo es relevante pero puede convertirse en algo abrumador.
Establece tus límites. 12. Por último, y algo que considero de mucha importancia, eliminar la idea de que el miedo es la única forma de hacer que las personas se cuiden2. Desarrollemos la disciplina y cumplamos con las medidas de prevención, sin caer en excesos. Estas son sólo algunas medidas que pueden ayudarnos a afrontar esta situación estresante. Es importante que recordemos que no estamos solos en esto y que todos, en mayor o menor medida, hemos sentido el impacto de la pandemia. Miremos internamente y hagamos una evaluación de nuestro estado mental, de esta forma podremos evitar caer en la desesperación.
Referencias
1. J.C. Pastor Jimeno. (2020). Los efectos psicológicos de la
COVID-19. 20 de mayo del 2021, de Sociedad Española de Oftalmología Sitio web: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pmc/articles/PMC7301131/pdf/main.pdf
2. Marco Eduardo Murueta. (2021). LA SALUD PSICOLÓ-
GICA EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS 19. Revista Integración Académica en Psicología, 9, 11-21.
3. Sociedad Mindfulness y Salud. ¿Qué es Mindfulness? Despertando a la realidad del momento presente. 20 de mayo del 2021. Sitio web: https://www.mindfulness-salud.org/ mindfulness/que-es-mindfulness/