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Crónicas de Cine

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Raúl Peña

Raúl Peña

Grace Kelly

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La actriz y después princesa de Mónaco falleció hace cuarenta años en el todavía recordado trágico accidente de coche

SE HARTÓ DE SER PRINCESA Y QUISO VOLVER AL CINE PERO NO LE DEJARON

Por: Iker Elduayen

El 14 de septiembre de 1982, la princesa de Mónaco se saltó su habitual reticencia a conducir y asumió los mandos del Rover familiar. En el asiento del copiloto, una adolescente Estefanía de Mónaco debatía con su madre sobre su futuro académico. A mitad de camino al palacio real, el vehículo perdió el control y cayó 50 metros abajo, dando varias vueltas de campana. Mientras la menor salía por su propio pie, ella sufrió graves lesiones. Fue trasladada al hospital de la capital, donde fue operada de urgencia por un derrame cerebral que, durante la noche, le arrebató la vida. Aquella muñeca de porcelana que quiso destacar Alfred Hitchcock en La ventana indiscreta se rompía en mil pedazos el 14 de septiembre de 1982, cuando la Casa Real monegasca anunciaba su fallecimiento. Un halo de misterio ha envuelto siempre la cronología del fatídico accidente que arrebató la vida a Grace Kelly, la deslumbrante actriz de Hollywood que abandonó su codiciado puesto en la cima del cine para casarse con el príncipe de Mónaco.

Se supone que Grace Patricia Kelly procedía de una real familia europea, pero el único título que ostentó su familia fue el de su padre, denominado “el rey del ladrillo”. En el estado de Pensilvania, John B. Kelly había logrado formar un gigantesco monopolio de la construcción. Su mujer era una estricta y retirada profesora de gimnasia que inculcó en sus hijos la rutina del deporte. Mientras sus otros hermanos eran arduos competidores, Grace lo practicaba como pura afición, incluso supo tomárselo como forma de expresión.

La niña era tímida, acomplejada, miope y no excesivamente guapa. Muchas amigas de su infancia se llevaron una grata sorpresa cuando su reservada amiga comenzó a formar parte del star system hollywoodiense (y después, parte de la selectiva realeza europea). No obstante, ella se empeñó en superar sus diversos complejos y decidió estudiar arte dramático. “Déjala, ya volverá. ¿A dónde va a llegar con lo tímida que es?” decía su progenitor, que nunca confió en ella.

La academia le permitió perfeccionar su voz nasal y su acento pensilvano. Allí conoció a Don Richardson, docente del centro y segundo amante de la futura diva de Hollywood; y once años mayor que ella. Había perdido la virginidad con el marido de una amiga suya, pero su profesor de teatro resultó ser su primer amante. Él quiso convertirse en pareja formal de la actriz, pero sus padres se negaron. Ante la negativa, Grace se reveló y, desde entonces, siempre buscaba hombres mayores que ella. Lo afirmó en una de sus escasas entrevistas personales: “Siempre me he enamorado de hombres mayores que me daban mucho más de lo que yo les daba a cambio”.

Su carrera profesional comenzó con su debut en Broadway con la obra de teatro El padre. No obstante, cuando terminó sus estudios, fue rápidamente contratada por John Robert Powers, que le consiguió diversos trabajos en publicidad. Desde anuncios de cigarrillos a repelentes de insectos. Incluso, se hizo famosa en el mundo de la moda, desfilando en varias conocidas pasarelas. Se estrenó en el thriller de Henry Hathaway, Catorce horas, pero su éxito comienza cuando Fred Zinnerman le ofrece la tradicional esposa de Gary Cooper en Solo ante el peligro. Precisamente, en el estreno de dicho filme, John Ford, ya se había fijado en esa resplandeciente rubia que habían añadido varios colegas suyos. Mogambo fue su próximo título. Interpretaba a una mujer casada que se enamoraba perdidamente de Clark Gable. En la desastrosa versión española, con el fin de evitar el adulterio, convirtieron a su personaje en la esposa de su hermano. Es decir, fue peor el remedio que la enfermedad.

LA RUBIA DE PENSILVANIA SE CONVIRTIÓ EN LA ÚNICA ACTRIZ EN RODAR CON EL “MAESTRO DEL SUSPENSE” TRES PELÍCULAS CONSECUTIVAS

Por la compasiva esposa de La angustia de vivir ganó su único Óscar. Más allá del ansiado galardón, hubo un escándalo en el rodaje de ese filme digno de mencionar. Un rumor que se propagó en todas las columnas de la época. Según se dijo, llegó a acostarse con los cuatro compañeros de reparto de la misma película. Clark Gable, Bing Crosby, David Niven y William Holden se sumaron desde entonces a su larga lista de amantes. De hecho,

éste último fue quien le entregó el premio de la Academia a la futura princesa de Mónaco. Precisamente, por sus variados romances con compañeros, Grace fue tachada de ninfómana (una muestra más del machismo hollywoodiense). De sobra es conocida la fascinación que sentía Alfred Hitchcock por las rubias. Tras varias disputas con Tippi Hedren, el británico logró convencer a Grace Kelly para su Crimen perfecto, donde su calculador marido Ray Milland planeaba su asesinato. La rubia de Pensilvania se convirtió en la única actriz en rodar con el “maestro del suspense” tres películas consecutivas. Continuó con La

ventana indiscreta, donde era la novia de un tullido James Stewart y Atrapa a un ladrón, en la que debía desenmascarar al audaz caco interpretado por Gary Grant. Escasos meses después, aceptó acudir al Festival de Cannes. Aunque su agenda en el certamen francés estaba más que medida, la revista Paris Match pudo juntar, en un espectacular reportaje, a la diosa de Hollywood, Grace Kelly, y al príncipe Rainiero III de Mónaco. Varios paseos y una ruta por el palacio monegasco terminaron de afianzar la química que surgió entre ellos. Ella volvió a Hollywood para hacer sus dos últimas películas: El cisne, en la que interpretaba a una acomodada princesa que aspiraba a convertirse en futura esposa de un royal europeo; y Alta sociedad, donde se disputaba el puesto de enamorada entre galanes.

Pero el cuento de hadas del que siempre se ha hablado tenía muchos “agujeros negros”. Aunque es cierto que el encuentro entre ambos fue mágico, la casualidad no existe y mucho menos cuando hay intereses de por medio. Si Rainiero no conseguía tener descendencia, Mónaco pasaría a ser protectorado francés. El país debía hacerse famoso y contar con una popular cara visible que pusiese al país en el centro del mapa europeo. Aristóteles Onassis, entonces magnate de gran parte del negociado monegasco, recomendó al príncipe “casarse con una guapa actriz para conseguir salir en todas las revistas”. Lo consiguió, pero para convertirse en Gracia de Mónaco tuvo que pagar una dote de dos millones de dólares y pasar una prueba de fertilidad, donde, obviamente, mintió en la prueba médica.

ARISTÓTELES ONASSIS, ENTONCES MAGNATE DE GRAN PARTE DEL NEGOCIADO MONEGASCO, RECOMENDÓ AL PRÍNCIPE “CASARSE CON UNA GUAPA ACTRIZ PARA CONSEGUIR SALIR EN TODAS LAS REVISTAS”

Rose, de la MGM, Grace Kelly pasó de célebre actriz de Hollywood a consorte del príncipe de Mónaco. Como tal, su pasado como actriz debía borrarse, por lo que se prohibió toda su filmografía. La princesa siempre pensó en poder compaginar su carrera con su cargo de princesa, pero la institución y su marido se lo prohibieron. Eso cambió en los últimos años, cuando (según se dice) Hitchcock se presentó en Mónaco para ofrecerle protagonizar Los pájaros o Marnie, pero las ofertas fueron vetadas. Se sabe que los príncipes monegascos eran muy aficionados a la fotografía y a las filmaciones. Incluso tenían pendiente montar la película Rearranged, pero, finalmente, no pudo ser. Grace pasó sus últimos días atrapada en la imagen decorosa que ella misma había cultivado. Harta del protocolo del principado que le dio y quitó vida. a partes iguales.

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