Imilla Bandida 01

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01 Editorial - 02 Bolivia, COVID-19 y la derecha: Nuestra marca es la represión - 03 Sobrevivencia En Tiempo De Cuarentena - 04 ¡Senkata no se olvida! - 05 La pobreza tiene rostro de mujer…. ¿Por qué? - 06 #QuédateEnCasa cuando #TuCasaEsLaCárcel Mujeres presas en tiempos del covid-19 - 07 Éxodo Mayo 2020 de Migrantes Bolivianos en Chile - 08 Secuelas psicológicas de la cuarenLa Paz tena en las mujeres confinadas en el campamento de Pisiga - 09 Medicina Bolivia Tradicional - 10 Exijo orgasmos, alegrías, rebeldías y sueños realizados - 11 Bolsa de trabajo - 12 8M La jornada histórica de las mujeres. www.imillasbandidas.wordpress.com

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EDITORIAL

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Tienes en tus manos el primer número de la Imilla bandida - Periódico feminista de alegre rebeldía, que es un periódico-fanzine construido a partir de lo que vamos tejiendo en la Articulación de Mujeres y Feministas Pluridiversas de La Paz y El Alto. Hemos escrito con letras, dibujos e imágenes desde la necesidad de comunicar nuestros sentires, pensamientos, alegrías, luchas, y también como un medio para amplificar nuestras voces de denuncia. Esperamos que más mujeres se sumen a este acto de rebeldía, porque escribir es también una forma de decir que no nos callamos más. La Imilla bandida es la wawa que nace de un proceso de conspiración y construcción colectiva de varios años. Es la wawa alegre, rebelde y contestona que todas hemos sido alguna vez; a quien le dijeron: “calladita te ves más bonita”, pero ahora ya no le da la gana de quedarse callada. Parimos esta wawa en medio del golpe que hemos sufrido como pueblo el pasado noviembre, cuando se reinstaló en Bolivia el fascismo y el conservadurismo con el apoyo de la iglesia católica, el ejército, la policía y por supuesto, la vieja y decadente derecha oligarca. Se masacró a la población en Senkata, Ovejuyo y Sacaba, dejando más de 30 personas muertas y cientos de personas heridas, desaparecidas y presas políticas. La primera edición de la Imilla bandida nos encuentra en un momento difícil para todas con la pandemia del COVID-19, que ha sacado a la luz todo lo que está mal con los sistemas hegemónicos de dominación aquí y en el mundo. Pero también está sacando a la luz lo que las mujeres y feministas venimos diciendo hace mucho. Amar es un acto revolucionario y nosotras amamos fuerte a pesar de que historicamente se ha querido instalar la competencia entre nosotras, separarnos de nuestras hermanas y debilitar la fuerza que tenemos cuando estamos juntas. En medio de todo esto seguimos luchando por encontrarnos y hacer resistencia, a través

de la solidaridad, la empatía y la colaboración. Se lanza por primera vez la Imilla bandida – Periódico feminista de alegre rebeldía el 1ro. de Mayo del 2020, como fecha histórica para recuperar la lucha de las mujeres trabajadoras, tanto de aquellas que salimos al espacio público a luchar por igual salario por el mismo trabajo que realizan los varones y por condiciones laborales más justas para las mujeres; así como aquellas que nos quedamos en casa y no recibimos ningún salario por ese trabajo. Este 1ro de Mayo, además, queremos visibilizar que somos las mujeres las que estamos a cargo de la reproducción de la vida y de la fuerza de trabajo, que, si no fuera por la labor que realizamos el mundo se pararía. Queremos también reivindicar a todas aquellas mujeres que durante esta dura época de emergencia sanitaria, de pandemia y de medidas extremas, han estado en las primeras filas de resistencia con dobles o triples jornadas de trabajos. A todas y cada una va nuestro reconocimiento y nuestro agradecimiento amoroso. Pese al panorama adverso que estamos viviendo como Articulación de Mujeres y Feministas Pluridiversas de La Paz y El Alto, queremos que esta situación no nos quite las ganas de vivir ni la alegría ni la rebeldía de expresar lo que sentimos y lo que pensamos. Es por eso que estamos contentas de presentarte esta primera edición de la Imilla bandida, que esperamos te invite a la reflexión, te movilice, te cuestione y te convoque a ser parte de este esfuerzo de producción colectiva desde nosotras las mujeres. Esperamos con el corazón que este tiempo nos encuentre sanas y juntas en la lucha contra toda forma de violencia y opresión. ¡Nuestro feminismo es antipatriarcal, anticapitalista, antirracista, antifascista y anticolonial!

Por Balita y Warmi Supay


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Bolivia, COVID-19 y la derecha: Nuestra marca es la represión

Bolivia no es la excepción, la pandemia del COVID-19 llegó al igual que en el resto de 183 países que en estos momentos se encuentran enfrentando una de las mayores crisis sanitarias de los últimos tiempos. No llega al país con las mismas condiciones de aquellos que ya vienen enfrentando la pandemia hace más de 3 meses. Llega a un país con un gran porcentaje de población que vive del trabajo informal donde la mayoría son mujeres y, otro tanto vive en condiciones de subsistencia. Llega a un país con uno de los sistemas de salud más precarios de la región; con uno de los índices más altos de violencia sexual y feminicida. Llega a un país que en noviembre pasado sus pueblos han sufrido un golpe cívico militar, haciendo que la derecha fascista se reinstaure y auto-proclame a Jeanine Añez como la presidenta del Estado Plurinacional de Bolivia.

Llega a un país con un gran porcentaje de población que vive del trabajo informal donde la mayoría son mujeres y, otro tanto vive en condiciones de subsistencia. Entre las medidas que dicho gobierno asumió está la cuarentena, medida que así como probó su efectividad en prevenir los contagios masivos y el colapso de los sistemas de salud en otros países, también evidenció que no es efectiva si no viene acompañada de medidas integrales que protejan a las poblaciones históricamente vulneradas. Por ejemplo, hay personas para quienes quedarse en casa es sinónimo de no generación de ingresos y por tanto, de hambre o mujeres para quienes la cuarentena puede significar quedarse encerradas con su golpeador o violador porque, claro está, que

la familia y el hogar no son precisamente los lugares más seguros. Éstas han sido algunas de las razones por las que, en diferentes ciudades varias personas, deliberadamente, decidieron no acatar la norma ante lo cual el gobierno de Añez, en lugar de dar posibles soluciones, arrestó a casi 600 personas que fueron llevadas a celdas policiales sin las medidas de bioseguridad correspondientes.

la familia y el hogar no son precisamente los lugares más seguros También el ministro de Gobierno Arturo Murillo, insistió en que el estado de sitio fuera la mejor medida para garantizar el cumplimiento de la cuarentena, lo que significaría la militarización del territorio nacional. Medida por demás violenta y que vulnera la Constitución Política boliviana. Pese a que a la fecha, las autoridades ministeriales manifestaron que no habrá estado de sitio, el terror ya fue implantado. La amenaza de estado de sitio sólo hizo recrudecer el sentimiento de terror en un pueblo que hace cinco meses ha sido fuertemente golpeado por la derecha oligarca de un país, ahora profundamente herido, en el que las mujeres siguen llevando la peor parte, que la única respuesta que obtiene frente a la crisis es mayor represión y ninguna medida social ni sanitaria.

Por Warmi Supay 1

Fernandez, Nelfi (23 de marzo de 2020). Coronavirus: en Bolivia 591 personas son arrestadas por oponerse a acatar la cuarentena mientras en el mundo la cifra de muertos asciende a 14.396. El Deber. Recuperado de www.eldeber.com.bo 2 Correo del Sur (23 de marzo de 2020). Ministro advierte con declarar “estado de sitio” donde no se acate la cuarentena. Recuperado de www.correodelsur. com

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Sobrevivencia en tiempo de cuarentena

El 80 por ciento de los comerciantes de El Alto tiene rostro de mujer según el estudio “Mujeres trabajadoras de la ciudad de El Alto: Entre la informalidad, explotación y la violencia”, que realizó Alianza por la Solidaridad el año 2020. El gran porcentaje de mujeres que, si no venden no comen, no pueden darse el lujo de decir “quédate en casa”, pues ellas brindan un apoyo invisible a la sociedad arriesgando su vida y la de sus familias saliendo a las calles para tratar de conseguir algo de dinero para alimentar a su familia en esta cuarentena. Martha tiene 20 años, es madre de dos niños y vive en un cuarto en alquiler, es por esa razón que ella sale todos los días de su casa dejando a su hijo de 3 años al cuidado de su concubino y lleva cargado en aguayo a su bebé de 9 meses. Se va empujando su cochecito en cual lleva sus dos ollas pequeñas y unos banquitos para vender la sopa de fideo que preparó. Ella antes solía preparar unos 80 platos al día, pero desde la cuarentena con suerte llega a vender 20 platos. “La venta bajó mucho la gente ya no come en la calle porque no tiene dinero”, afirma ella con mucha tristeza y preocupación.

Mujeres que, si no venden no comen, no pueden darse el lujo de decir “quédate en casa” El Decreto Supremo 4200 indica que las personas no pueden transitar a partir del medio día, y si lo hacen están sujetas a ser encarcelados y pagar una multa de Bs. 1000. Situación que ocasiona que cada día cerca a esa hora tengan que huir de las calles cuan si fueran criminales, siendo su único delito haber salido a buscar el pan para sus 5, 6 o en algunos casos, 8 hijos. Deben pedir a dios vender pronto para que no les agarre la policía porque no tendrían para pagar

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la multa. Ellas no gozán de seguro médico ni tienen salario fijo, pero son mujeres que con trabajo apoyan a la sociedad a salir de esta crisis. Día a día salen de sus hogares cargando lo más que puedan en su espalda para comenzar el largo y cansador camino hacia el mercado o plazas donde la gente transita para vender un poco de su mercadería. Sin embargo, no logran vender mucho ya que la gente solo compra para lo que le alcanza el dinero, en algunos casos un poco de huevo y arroz, y los que se encuentran en mejor situación compran un pollo.

Deben pedir a Dios vender pronto para que no les agarre la policía También cargar los efectos económicos que va dejando la cuarentena, ya que la economía en el mundo está con la producción parada. Es por ello que a esas mujeres les costará mucho más conseguir el sustento para sus familias. Algunas comerciantes no pueden salir a las calles a vender porque su mercadería no es la autorizada según el Decreto 4200 como ser: ropa, lana, adornos, cosméticos, material escolar, mochilas, ropa americana, y así sigue una lista larga de cosas. Esos hogares actualmente no tienen ningún sustento económico para sobrevivir la cuarentena. En peor situación están las familias que viven del comercio minorista, conocidas como: vendedores al raleo, ya que su mercadería no supera los 100 bolivianos. Son más de siete mil mujeres heroínas que arriesgan su vida para que las familias alteñas tengan algo que comer en el día y serán las que la historia no recordará.

Por Wara Jannis


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Viudas, hermanas, hijas y madres de víctimas y presxs políticxs de la masacre de Senkata aún sin justicia ni libertad plena. ¡Senkata no se olvida!

A cinco meses de la masacre de Senkata que dejó a madres, viudas, hijas e hijos huérfanos, el clamor de justicia y libertad de los presos políticos aún sigue latente. Madres y viudas continúan sollozando cargadas de sus wawas, a quienes, tanto el gobierno de Jeanine Áñez y oportunistas del MAS, aprovechando sus campañas electorales, les dieron promesas vacías. Los días pasan y la realidad muestra que sólo se puede confiar en las fuerzas de las familias afectadas y la solidaridad de las explotadas y explotados. A la fecha 24 jóvenes, dos mujeres y dos menores de edad con discapacidad, están con detención domiciliaria e imputados por sedición, terrorismo, asociación delictuosa, robo agravado y otros cargos inventados. Siguen con la incertidumbre de volver nuevamente a las prisiones del Estado represor. El periodista argentino Facundo Molares que cubría reportajes en los acontecimientos del golpe de Estado del 2019 yace aún preso en la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro donde solo le es permitido ver la luz del día solo media hora y su salud está muy deteriorada.

Dos menores de edad con discapacidad, están con detención domiciliaria e imputados por sedición, terrorismo, asociación delictuosa, robo agravado y otros cargos inventados No, no solo se trató de una masacre, sino de torturas, tratos crueles, inhu-

manos y degradantes, como en las peores épocas de dictadura. Hubo asfixias con bolsas llenas de gas pimienta, golpes en zonas sensibles, encañonados con armas de fuego en la boca, amenazas a la vida de sus familias y cárcel entre otras, para escarmentar al conjunto del pueblo pobre que se ponía de pie. Por todo esto, ¡Senkata y su lucha no se olvida! A pesar de esta difícil situación, los familiares y víctimas de la masacre de Senkata se han mantenido firmes y valientes, así como se expresó en la marcha del 8M (Día internacional de la Mujer Trabajadora) que contó con la participación y lucha de centenares de trabajadoras, organizaciones feministas y de mujeres independientes del Estado y de los partidos patronales al grito de: “Senkata, Sacaba han sido masacradas. No se negocia con la sangre derramada”, “La mujer de pollera se respeta carajo”, “Ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha”.

Hubo asfixias con bolsas llenas de gas pimienta, golpes en zonas sensibles, encañonados con armas de fuego en la boca, amenazas a la vida de sus familias y cárcel entre otras Hoy, muchas madres, viudas, hijas y hermanas víctimas de la masacre de Senkata son el sostén de sus familias. Ellas cargan con los gastos de alquiler, alimentación, atención de salud porque no recibieron ni un centavo del Gobierno, que vuelve a sacar a las calles a las

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Fuerzas Armadas y la Policía asesina con la excusa de lav pandemia que, lejos de velar por la salud y la vida del pueblo pobre, traen a la memoria los sucesos trágicos vividos la masacre que no se olvidará jamás. Tras la cuarentena decretada por el Gobierno, los familiares y víctimas de la masacre de Senkata –al igual que muchísimas familias de la ciudad de El Alto- se ven entre la espada y la pared, es decir, entre quedarse en casa padeciendo la pandemia del hambre o salir de casa a buscar trabajo arriesgando sus vidas por la pandemia del coronavirus. Por si fuera poco, el Gobierno con sus fuerzas represivas arresta sin contemplación e imponiendo multas impagables en una población donde abunda el trabajo informal y la desocupación. En esta situación tan terrible las madres, hijas y familiares víctimas de la masacre de Senkata y de los presos políticos necesitan, aún más que nunca, la solidaridad de las organizaciones sociales y obreras, feministas e independientes para seguir manteniendo firme la lucha por la justicia. ¡Ellas y sus familias no están solas!!!

¡Senkata de pie, nunca de rodillas! ¡Los pacos y los militares no cuidan la salud del pueblo pobre, sino reprimen a El Alto rebelde! ¡Justicia para todos los caídos, libertad pura y simple de todxs los presxs políticxs! ¡Basta de persecución política! ¡Ni olvido, ni perdón, ni reconciliación… JUSTICIA! 6

Por Cande La. Agustina Ma

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La pobreza de mujer...

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo el 60% del trabajo en el mundo es informal, es decir 6 de cada 10 personas no cuentan con un trabajo con las mínimas condiciones laborales: sueldo fijo, aportes al fondo de pensiones (Afps, jubilación, seguro social, seguro médico y mucho menos vacaciones pagadas, condiciones por las que históricamente lucharon las mujeres, los movimientos sociales, obreros y obreras. Dentro del universo de los peores trabajos y trabajos de sobrevivencia las mujeres representamos el 80% es decir de las 6 personas en el mundo con los peores trabajos 4 somos mujeres, resultado del libre mercado y de la concentración de los medios de producción y la riqueza en pocas personas. En síntesis, es el resultado del sistema económico capitalista. No es por nada, que se dice que “la pobreza tiene rostro de mujer” y más allá de explicaciones economicistas y de medidores estadísticos de grandes organizaciones internacionales que viven de este sistema económico, no explica porque las mujeres estamos en esta situación.

De las seis personas en el mundo con los peores trabajos cuatro somos mujeres Entonces, y como siempre las diferentes corrientes feministas han reflexionado, analizado y escrito sobre el porqué de la explotación, opresión y condición de subordinación de las mujeres, identificando tres sistemas de opresión el capitalista, el colonial y el patriarcal que se enlazan en nuestros cuerpos. Y son estos pensamientos y reflexiones en los que nos apoyamos. Muchas escritoras y analistas femini-

stas desde sus diversas posiciones coinciden que uno de los factores fundamentales de la explotación y precarización laboral de las mujeres es la naturalización de los de roles de cuidado y de reproducción que realizamos cotidianamente en nuestras casas.


tiene rostro . ¿Por qué? El cuidado de la casa, lavar, planchar, barrer, cocinar, cuidar a las wawas, ancianos y enfermos, entre otros. Es un trabajo instalado en nuestros cuerpos como una tarea natural y propia de nosotras en nuestra condición de mujeres, en el que se asienta toda la reproducción de la vida.

La explotación y precarización laboral de las mujeres es la naturalización de los de roles de cuidado El rol de las mujeres como reproductoras de la sociedad se ha instalado con el nacimiento de la familia nuclear o “tradicional” que según Silvia Federici es el resultado de la nueva organización social capitalista con el tránsito de la industria, la metalurgia y el mercado (2018:17). Entonces, la familia heterosexual y monógama tiene una fecha de nacimiento, así como la conocemos, con el padre a la cabeza como proveedor, la madre abnegada y dedicada a los y las hijas, ha sido resultado de un proceso histórico del sistema capitalista, que con la influencia de las religiones se le ha dado un toque místico para naturalizar la subordinación de las mujeres a los hombres. El trabajo reproductivo y de cuidado que se nos ha impuesto se convierte en uno de los factores fundamentales para la precarización laboral en varios sentidos. Uno de ellos es, que por nuestra condición de mujeres reproductoras y cuidadoras, en muchas partes del mundo, tenemos restringido el acceso a la educación y a la búsqueda autónoma de asumir nuestras vidas más allá de la familia. Por otro lado, nuestra condición de cuidadoras plenas de hijos e hijas, ha liberado socialmente a los hombres de su responsabilidad en la mayoría los hombres abandonan sus hogares sin ninguna sanción ni social, ni penal. Esta situación ha generado un gran por-

centaje de mujeres solas encargadas de la sobrevivencia de la familia y, por lo tanto, de la necesidad de emplearse en trabajos de sobrevivencia. De la misma manera la naturalización de nuestro papel como mujeres madres y encargadas de la casa ha impedido el acceso a medios de producción como la tierra, por la creencia de que los hombres por su “fuerza” pueden encargarse y las mujeres no. Entonces, en situaciones de falta de acceso a la educación, autonomía de vida, abandono del marido, falta de acceso a la titularidad de la tierra, a créditos, etc. se generan las bases para que salgamos a la búsqueda de la sobrevivencia en el trabajo informal en condiciones de sobrexplotación. Es sobrexplotación porque a la vez de realizar el trabajo informal en las calles, en los puestos de venta, en restaurantes o pensiones e inclusive como trabajadoras domésticas, cuando llegamos a casa seguimos ejerciendo el trabajo reproductivo y de cuidado, de lavar, cocinar, atender a las wawas, hacer o revisar tareas, etc. lo que las feministas llamamos la doble jornada laboral de las mujeres. Entonces nuestro papel impuesto históricamente como reproductoras y cuidadoras de la vida en el sistema capitalista, ha generado una condición de desigualdad y de constante desventaja que nos orilla a la pobreza, al trabajo informal precarizado y a la doble explotación con la responsabilidad plena del hogar y de los hijas e hijos.

Cuando llegamos a casa seguimos ejerciendo el trabajo reproductivo y de cuidado

“La tarea histórica de las mujeres ha sido la de reproducir la fuerza de trabajo – parir y criar a los futuros trabajadores- ahí está contenido el significado que ha tenido el sexo para las mujeres: ha sido siempre un trabajo” (Silvia Federici)

Por Ramona Silvia Federici, Patriarcado del Salario, Traficantes de sueños 2018 1

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#QuédateEnCasa cuando #TuCasaEsLaCárcel Mujeres presas en tiempos del covid-19

Las chinelas cargan un singular significante social en las cárceles de mujeres en La Paz; quienes las usan son las “nuevas”; en cambio, las “antiguas” ya pueden ponerse zapatos. Los zapatos son una especie “lujo carcelario”. Algo tan sencillo como eso es parte de las restricciones que se les impone a las mujeres privadas de libertad en las cárceles bolivianas. Bolivia cuenta actualmente con 48 recintos carcelarios (20 urbanos y 28 rurales) con capacidad del albergar a 6.769 personas, pero con una tasa de ocupación del 269%; con ello, el país ocupa el tercer lugar a nivel regional; y el octavo, a nivel mundial, en términos de hacinamiento carcelario. Existen alrededor de 18.208 personas privadas de libertad (a diciembre, 2019), de las cuales el 64% no tiene condena. El 78% de la población carcelaria carece de seguro de salud. El monto prediario asignado para la alimentación es Bs.8 (1,1USD$) en promedio.

El país ocupa el tercer lugar a nivel regional; y el octavo, a nivel mundial, en términos de hacinamiento carcelario Si pensamos en la época del covid-19 (coronavirus), ¿qué otras restricciones estarán soportando las mujeres privadas de libertad? Existe una condición sociológica abismal si la premisa #QuédateEnCasa significa que #TuCasaEsLaCárcel. Si bien hay necesidad de adoptar medidas de prevención y cuidado por la crisis sanitaria mundial (como la cuarentena), estas medidas no pueden ser asumidas sin tomar en cuenta las consecuencias diferenciadas, porque inciden de manera

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desproporcional en los grupos que están en situación de mayor vulnerabilidad, como las mujeres privadas de libertad en centros penitenciarios de Bolivia. Es de ellas de quienes queremos hablar. Qué diferente suena la premisa #QuédateEnCasa cuando #TuCasaEsLaCárcel, porque es una situación que re-afirma la condición de encierro. Qué diferente se (des)dibuja la noción de #Casa cuando #TuCasaEsLaCárcel, porque está sobrepoblada, porque es pequeña y muy cerrada, porque hay poca luz y mala oxigenación, porque hay humedad y la construcción es precaria e improvisada. Vivir en esa #Casa implica vivir en un “campo de cultivo para las infecciones”.

Qué diferente suena la premisa #QuédateEnCasa cuando #TuCasaEsLaCárcel Si #TuCasaEsLaCárcel seguramente tu espacio íntimo, en el mejor de los casos, es una minúscula celda de unos pocos metros (con un colchón en el piso y un pequeño mueble de cajas), aunque para la mayoría de las personas es un espacio de 3x3 metros donde viven/duermen cuatro mujeres. El baño es compartido, también la cocina y la zona recreativa. Si #TuCasaEsLaCárcel las restricciones impuestas son mayores y su capacidad para tomar medidas de prevención y autocuidado están muy limitadas. Esperemos que el virus no encuentre cabida desde estas puertas para adentro, porque es un lugar tan maltratado por el sistema de (in)justicia boliviana. Si #TuCasaEsLaCárcel implica mayor soledad, porque es un tiempo mucho más restringido para todos. Repercute en la frecuencia de las visitas de


familiares y amigas. Son días más silenciosos. Ojalá que el miedo no se empareje con la soledad y ahí co-habiten. #QuédateEnCasa como medida preventiva del contagio del covid-19, significa exactamente lo contrario para las mujeres privadas de libertad, si no se toman las medidas adecuadas y respetuosas de sus derechos ni se pone al centro el sentido de “cuidar la vida”. Las presas tienen derecho a recibir un trato humano y atención médica apropiada. Como expresan Las Reglas de Nelson Mandela, las prisioneras deben disfrutar de los mismos estándares de atención médica que están disponibles en la comunidad, y deben tener acceso a los servicios de atención médica necesarios, de forma gratuita y sin discriminación por su condición legal. Por tanto, las cárceles deben contar con mejores condiciones de infraestructura y equipamiento médico tanto para la prevención como para la atención de posibles infectadas o sospechosas del covid-19.

Como expresan Las Reglas de Nelson Mandela, las prisioneras deben disfrutar de los mismos estándares de atención médica que están disponibles en la comunidad Establecer estándares mínimos de limpieza de los espacios comunes (cocina, baños, celdas, pasillos). Proporcionar información sobre el virus, mecanismos de prevención y atención; disponer de jabón, alcohol, lavandina, barbijos al interior del penal. Organizar nuevos mecanismos de información, vigilancia y cuidado en la entrada y salida de las personas en las cárceles (policías, internas, familiares, amigas y abogados), sin que esto restrinja las visitas, sino más bien, que establezca mejores condiciones de contacto para quienes están dentro como para quienes vienen de afuera. Mejorar la alimentación y dieta dentro del penal para fortalecer el siste-

ma inmunológico de las internas (consumo obligado de agua, limón, jengibre, verduras y fruta, ricas en minerales y vitaminas, carnes y cereales andinos). Descongestionar las cárceles con medidas paliativas para casos de ante esquemas de liberación temprana y provisional para casos de penas menores: Libertad para las internas que lleven más de seis meses sin sentencia. Libertad para las víctimas de represión política.

Que establezca mejores condiciones de contacto Libertad o medidas sustitutivas para mujeres madres que están separadas de sus hijas e hijos, o las que tienen a su cargo hermanas, nietas o a sus madres. Libertad o medidas sustitutivas para mujeres que actuaron en defensa propia, “ya sean bolivianas o extranjeras”. Libertad o medidas sustitutivas para mujeres de la tercera edad. Es el Estado y el gobierno los que tienen la responsabilidad de garantizar la implementación y cumplimiento de estas (y otras más) medidas de protección y cuidado a las mujeres privadas de libertad. Que quienes manejan el poder tengan la dignidad y valentía de cumplir su obligación.

Por Atenea

Los datos de este artículo están basados en: (a) Dirección General de Régimen Penitenciario de Bolivia a diciembre 2019. (b) Base a datos del Observatorio de Prisiones del International Centre for Prison Studies (World Prison Brief), en: https://www.prisonstudies.org/. (c) Documento interno de sistematización de resultados del Censo Carcelario en Bolivia en 2019 del CIDE/UMSA a solicitud del Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional con el apoyo de la Cooperación Suiza. (d) Declaración de Edimburgo de la Asociación Médica Mundial sobre las condiciones carcelaria y la propagación de la tuberculosis y otras enfermedades contagiosas. Octubre, 2000. (e) Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos (Reglas de Nelson Mandela), UN Doc A/RES /70/175 (17 diciembre 2015), Regla 24 (1). (f) Carta pública del Instituto de Terapia e Investigación sobre las Secuelas de la Tortura y la Violencia Estatal (ITEI) a la presidenta de Bolivia Jeanine Añez. Marzo, 2020. (g) Carta de la Plataforma Ciudadana por el Acceso a la Justicia y a los Derechos Humanos a la presidenta de Bolivia Jeanine Añez. Abril, 2020. (h) Carta de las internas del Centro Penitenciario Femenino de Miraflores a la Defensora del Pueblo. Abril, 2020.

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Éxodo de Migrantes Bolivianos en Chile

Foto: Cortesía internet.

La migración es una constante desde tiempos remotos. La mayoría de los migrantes se ven obligados a dejar la tierra donde nacieron, principalmente por la falta de trabajo y por la ilusión de mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias. Pero al cruzar las f ronteras tropiezan con un montón de trabas. El haber perdido los lazos sociales de contención, el no conocer las leyes, la discriminación, xenofobia y racismo, les termina empujando a tomar los trabajos más precarizados, con largas jornadas laborales inclusive esclavizantes y muy mal pagados. Algunas veces los trabajos precarizados, les resuelve la vivienda; es decir, trabajan en el mismo lugar que viven. La pandemia por la que está atravesando el mundo y que ha cobrado miles de vidas, ha obligado a que los gobiernos cierren fronteras y declaren cuarentena para prevenir mayor cantidad de contagios. Pese al cierre de fronteras, la mayoría de estos gobiernos se hicieron cargo de gestionar el retorno de sus connacionales varados en otros países. En el caso de Bolivia no fue así. Una vez que se dictó el cierre de fronteras, cientos de migrantes bolivianos quedaron varados en las fronteras, como

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es el caso de Pisiga-Colchane. Migrantes que se vieron obligados a retornar porque no solo perdieron sus fuentes de trabajo, sino también del lugar donde vivían.

Primera Caravana, acampe en Huara Una caravana de más de 150 bolivianos se encontraba rumbo hacia la frontera, pero fue interceptada por la policía chilena, siendo obligados a retornar a la localidad de Huara, e iniciar un campamento allí.

No solo perdieron sus fuentes de trabajo, sino también del lugar donde vivían Desde el 27 de marzo estuvieron 10 días varados, esperando que el Gobierno Boliviano les permita retornar, pidiendo ayuda a las autoridades para aguantar esta espera. Solo obtuvieron respuesta de las autoridades del municipio de Huara (Chile), que les facilitó carpas, frazadas y algo de alimento. Mientras que el número de bolivianos fue creciendo. Mujeres embarazadas, niños, niñas,


personas con movilidad reducida y de la tercera edad. Después de unos días el Ministro de Defensa Fernando Lopéz, explicó: “Estamos habilitando, centros de acogida y cuarentena en Pisiga, para recibir a nuestros compatriotas que vienen de Chile. En los siguientes seis días estos centros estarán aptos para poder recibirlos de modo seguro y digno, sin riesgo para ellos y para los que estamos en el país”. Pero la desesperación de las personas varadas era evidente, ya no contaban con alimentos, dinero y estaban pasando frío. La presión social, mediática, de Derechos Humanos tanto de Bolivia, como de otros países, lograron que se pronuncien: la Organización Internacional para las Migraciones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entre otras organizaciones internacionales. Consiguiendo que el 4 de abril, el gobierno de Bolivia, permita el ingreso de más de 480 personas.

Solo obtuvieron respuesta de las autoridades del municipio de Huara (Chile), que les facilitó carpas, frazadas y algo de alimento Cuando llegaron al campamento Tata Santiago en Pisiga, se encontraron con la sorpresa de que el mismo no se encontraba en condiciones para que puedan ser habitadas. Tuvieron que estar hacinados, durmiendo entre 10 a 12 personas en carpas de 3x3, soportando frío, desabastecimiento de alimentos, de elementos de limpieza, baños, duchas, etc. Después de dos días sacaron un comunicado denunciando: que fueron despojados de su Carnet de Identidad; no les hicieron las pruebas de sangre o saliva para detectar la enfermedad del coronavirus; que dormían entre 10 a 12 personas por carpa y les resulta muy difícil entrar en calor por las bajas temperaturas, los niños ya presentaban síntomas de tos y resfrío; pese a la los esfuerzos del personal médico, las defen-

sas cada vez se deterioraban más por la mala alimentación. También denuncian las constantes amenazas del personal policial, con llevarlos a la frontera en caso de reclamar. Ante la falta de respuesta, decidieron hacer un acto de protesta, el mismo fue difundido masivamente, logrando que se haga caso a sus reclamos mejorando así las condiciones del lugar.

Segunda caravana, acampe en Colchane-Pisiga La frontera volvió a llenarse de centenares de personas, que querían retornar al país, pero al igual que con el anterior grupo, el gobierno boliviano no lo permitió, obligándolos a permanecer en el lado chileno y dormir a la intemperie con temperaturas bajo cero y sin alimentación. Nuevamente familias enteras, con niños, niñas, mujeres embarazadas, personas con problemas de salud. El mismo día que las personas del campamento de Pisiga se manifestaron, lo hicieron también los que se encontraban en la zona fronteriza, exigiendo que los dejen ingresar y ante la negativa la situación se tensionó, algunos tiraron piedras y los militares bolivianos respondieron con gases. Después de éste episodio, el 6 de abril, el Director Nacional de Migración Marcel Rivas declaró en una entrevista en BTV: “Los tenemos identificados. Estoy hablando de estos cuadros políticos del Movimiento Al Socialismo, que hicieron campaña por el Movimiento Al Socialismo en Chile. Lo que buscan es romper la cuarentena, generar disturbios, generar caos y problemas. Y eso no se los vamos a permitir”, deslegitimando el reclamo, sin tomar en cuenta la situación por la estaban atravesando los migrantes bolivianos.

Obligándolos a permanecer en el lado chileno y dormir a la intemperie con temperaturas bajo cero y sin alimentación

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El Alcalde chileno del municipio de Colchane, Javier García, se acercó a la zona fronteriza donde se encontraban estas personas, con algunos alimentos y frazadas. Mientras que el Ministro de Defensa, aclaró en una conferencia de prensa que “la posición es firme del Gobierno, no pueden ingresar los bolivianos a Bolivia. Se quedan, no hay otra. No es posible que arriesguemos a 11 millones de bolivianos por gente que se fue de vacaciones en época de crisis”. Demostrando el total desconocimiento de la realidad de estos trabajadores migrantes, que en su mayoría son estacionales que perdieron sus fuentes de trabajo, y por lo tanto el lugar donde vivir. El 9 de abril el Alcalde de Colchane, manifestó su preocupación ante el desborde en el que se encuentran como municipio, ya que el número de personas había crecido considerablemente. En una entrevista realizada por John Arandia, declaró: “Hoy día nos estamos haciendo cargo de 530 personas de nacionalidad boliviana que están varadas en el hito 61 de Colchane, a metros de Pisiga-Bolivar, localidad donde tienen mejor infraestructura, mejor espacio, mejor calidad de vida que nosotros y sin embargo ellos están sufriendo en la intemperie, pasando las noches en temperatura bajo cero. A lo que apelo que el gobierno Boliviano de un trato humanitario, como así también les dio a las personas que llegaron de Chile a Bolivia en un avión particular, me imagino que es gente de clase alta y por supuesto para nosotros sobrepasa la capacidad de respuesta para asistir a estas personas. Hemos dado alimentación, frazadas, agua potable, baño químico”.

"No es posible que arriesguemos a 11 millones de bolivianos por gente que se fue de vacaciones en época de crisis”. Demostrando el total desconocimiento de la realidad de estos trabajadores migrantes" 12

García, también dio a conocer la denuncia realizada a organismos internacionales por, “El actuar irresponsable del Gobierno Boliviano”, para que “puedan tomar cartas en el asunto y hemos puesto en conocimiento de la ONU, a la alta comisionada de Derechos Humanos, a Michel Bachelet, a la OEA y también al Instituto de Derechos Humanos de Chile, para que envíen veedores a nuestra zona”. El sábado 11, llegó el delegado oficial para las Migraciones de la ONU de Chile, Víctor Flores, para constatar la denuncia sobre la “tragedia humanitaria”. También se hizo presente David Inca Apaza, de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de EL Alto, quien junto al personal de la Organización de las Naciones Unidas, recorrieron el lugar y verificaron las condiciones en las cuales se encontraban las personas varadas.

Apertura de albergues en Iquique y Antofagasta Después de gestiones realizadas por autoridades chilenas, el Alcalde de Iquique Mauricio Soria, habilitó una infraestructura en el Liceo A7 de esa localidad, donde cumplirán una cuarentena de 7 días, con cobijo, alimentación y asistencia sanitaria según dieron a conocer. Al cual fueron trasladados el domingo 430 personas y el lunes a otras 400 más. El viernes 17 de abril, el primer grupo de repatriados que se encontraba en el campamento de Pisiga, cumplió con la cuarentena y fueron trasladados a sus respectivos departamentos. Dicho traslado tuvo falencias en La Paz, El Alto y Potosí, sin tomar en cuenta, que la mayoría de estas personas son de diferentes comunidades. Situación que fue observada por la Defensora del Pueblo, Nadia cruz, en un comunicado: “Lamentamos que por la falta de una mayor coordinación de las instancias encargadas del traslado, estas personas hayan enfrentado dificultades para llegar a su destino, ya que según denuncias que hemos conocido, estas personas fueron abandonadas en las terminales de buses”. En un comunicado el gobierno


boliviano, por los hechos suscitados el pasado 6 de abril, donde se acusó a varias de las personas varadas, de ser parte de una movilización política del MAS, el Director de Migración Marcel Rivas, dijo: “Vamos a remitir los antecedentes al Ministerio Público, para que todos estos ciudadanos sean investigados por el delito de atentado contra la salud pública”, que son “un grupo de más de veinte activistas” sumándose a los seis que ya se encuentran procesados.

Llegó el delegado oficial para las Migraciones de la ONU de Chile, para constatar la denuncia sobre la “tragedia humanitaria” El pasado lunes 20, ingresó el segundo grupo de 430 personas, al campamento Tata Santiago en Pisiga, las mismas realizaban la cuarentena en el albergue Liceo A7 de Iquique, donde aún permanecen cerca de 400 personas más.

Cientos de bolivianos varados en distintos puntos de Chile El consulado de Bolivia en Iquique también fue un punto de concentración de ciudadanos bolivianos que necesitan retornar, después de permanecer una semana durmiendo fuera de este, el viernes 17 fueron trasladadas a un albergue. Otro contingente de más de 300 personas quedaron varadas en la terminal de Antofagasta, luego de una semana de dormir en los pasillos de esta, la semana pasada fueron acogidas en dos albergues, gestionados por autoridades de este municipio. En la terminal Santiago de Chile se encontraban 70 personas durmiendo hace más de una semana, hasta hace unos pocos días que fueron trasladados a un albergue. Pero cerca de un centenar de personas aún se encuentran varadas en la Terminal de Buses San Borja de Santiago, a quienes no les dejen dormir en éste espacio, teniendo

que hacerlo en las calles, a la intemperie, sin alimentos y sin dinero. Lastimosamente esta situación es más mucho más compleja de lo que los medios de comunicación dan a conocer. Todos los días se ven más migrantes bolivianos sin trabajo y sin vivienda, con la necesidad de retornar a sus hogares. Los albergues anteriormente disponibles están ahora llenos, por tanto, con valijas y bolsos en mano estas personas se ven obligadas a deambular por las calles, sin información y ayuda alguna. No siendo suficiente, el día jueves, la Canciller de Bolivia, Karen Longaric, dio como alternativa que los bolivianos que necesiten retornar al país, deben registrarse vía internet y coordinar con los consulados. Pero dichos consulados hace más de un mes que están cerrados y las líneas “habilitadas” no funcionan, las autoridades bolivianas no dan la cara ni soluciones a todos estos problemas. Dejando en total abandono a todos estos trabajadores migrantes, que en su mayoría son campesinos y que no todos tienen acceso a internet, como para poder llenar estos formularios solicitados. Más que una solución es una traba para la mayoría de nuestros hermanos varados. Es urgente, que las autoridades bolivianas abran los consulados para atender personalmente a las personas y les den soluciones inmediatas para su retorno. No se puede seguir estigmatizando, criminalizando y discriminando a los migrantes.

Las autoridades bolivianas no dan la cara ni soluciones a todos estos problemas Como trabajadores migrantes, siempre hemos aportado a la economía boliviana, a través de las remesas. Y a la economía de los países a los que hemos migrado, trabajando como mano de obra barata. Por lo tanto, ambos países tienen la obligación de hacerse cargo de estos más de dos mil migrantes bolivianos varados en Chile.

Por La Domi

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Secuelas Psicológicas de la cuarentena en las mujeres confinadas en el campamento en Pisiga

Foto: Cortesía internet

Algunas consideraciones preliminares Es importante recordar que las mujeres formamos un grupo cada vez mayor dentro de los que emigran en busca de trabajo. Así se da en las últimas décadas una feminización de la pobreza y de la emigración latinoamericana. El aumento de este flujo migratorio está ligado a la pobreza creciente en los países del Sur, agravada por la aplicación de los programas de ajuste estructural, siendo las mujeres las que soportan los golpes más duros de esta política impuesta por las organizaciones de Bretton Woods. (Bravo E.B. Latinoamericanas ilegalizadas en Europa.1999). A la vez, la emigración no solo es una historia de buscar mejores condiciones de vida al otro lado de la frontera, es también una historia de separaciones, rupturas, de sueños que se vuelven realidades dolorosas.

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El aumento de este flujo migratorio está ligado a la pobreza creciente en los

países del Sur, agravada por la aplicación de los programas de ajuste estructural Estas realidades, provocan una cadena acumulativa de estrés, miedos y frustraciones. La emigración por si sola no produce un incremento de traumatismos, esto depende, al menos en parte, de las condiciones en que se desarrolla el proceso migratorio. Nanete Liberona (2011) en su estudio sobre: “Las nuevas migraciones sudamericanas en Chile”, señala varios factores que pueden ser traumatizantes como: la discriminación, el racismo, la jerarquía de empleos que lleva a la “etnicización” de la fuerza laboral, la sectorización del empleo que genera un gran estigma entre las mujeres emigrantes. El estigma afecta a las mujeres más profundamente, porque según un estudio, el 70% de las mujeres trabajan en el servicio doméstico (Martínez, 2003, citada por Liberona. Op.cit.). A todo esto, se añaden los estereotipos sexistas que refuerzan la discriminación de las


mujeres latinoamericanas en Chile. De esta manera, los aspectos dolorosos presentes en el acto de migrar, con las experiencias vividas durante el proceso migratorio, conforman una cadena acumulativa de vivencias negativas que pueden provocar traumatismos psicológicos en las emigrantes.

Factores que pueden ser traumatizantes como: la discriminación, el racismo, la jerarquía de empleos que lleva a la “etnicización” de la fuerza laboral A esta cadena acumulativa se añaden los problemas psicológicos que plantea el confinamiento por la epidemia COVID-19. De acuerdo a varios estudios hay muchos efectos negativos del confinamiento, incluidos los síntomas del estrés post traumático, confusión y enojo, pero también el miedo al riesgo de infección inherente al confinamiento, la frustración, el aburrimiento, la deficiencia de ciertos productos cotidianos, la información inadecuada o truncada, pérdida de ingresos, nerviosismo, tristeza y culpa. Informan también sobre sentimientos de alivio y felicidad, pero en porcentajes muy bajos. Cómo se manif iestan estos problemas psicológicos en las mujeres que están en Pisiga, es lo que vamos a ver a continuación.

La experiencia de las mujeres en Pisiga Para describir y explicar las secuelas psicosociales que sufren las mujeres en el campamento de Pisiga nos apoyaremos sobre las informaciones y los conocimientos obtenidos a partir de conversaciones que hemos tenido con algunas mujeres que están en ese campamento. Consideramos que estas opiniones son representativas de las realidades que sufren las madres, esposas y parejas confinadas en Pisiga. Miedo generalizado que causa

estrés que se agrava frente a la falta de información clara sobre los síntomas de la enfermedad. Miedo a contraer la enfermedad o a tenerla, que va hasta sentir síntomas. Miedo que se agrava a la idea de contagiar a los miembros de la familia una vez que se retorne al hogar, unido del deseo de no querer volver para no dañar.

Hay muchos efectos negativos del confinamiento, incluidos los síntomas del estrés post traumático, confusión y enojo “Estoy muy nerviosa, me muero de los nervios. Me duele mi cabeza todo el tiempo, creo que estoy enferma del coronavirus. Quiero ver a mi hijita y a mis papás, tengo mucho miedo de volver a mi casa y contagiar a mi hijita y a mis papás, ya son viejitos, no se qué hacer. Tengo muchas ganas de llorar todo el tiempo”. El deseo de volver esta presente, pero también el miedo a la vuelta por problemas económicos, de pareja y de familia no resueltos. “Tengo temor de volver con mi marido. Estaba pensando hacerlo por mis hijos, y mucho más ahora con el coronavirus, pero [él] es muy torpe, grita todo el tiempo”. El regreso al país de origen es, a su vez, una nueva migración. En el tiempo en que la persona ha vivido fuera de su país, se han producido muchos cambios, tanto en la personalidad de la emigrante como en la sociedad de la que un día partió. Al regresar al país de origen, llega una persona muy diferente de la que un día se marchó y llega a un país que también es diferente. “No se si voy a volver con mi marido, él me ha engañado, yo ya no tengo confianza, pero tengo todavía sentimientos por él. Él quiere volver dice que me quiere, pero el problema es que yo he cambiado, ya no soy la misma, antes no salía, no me cambiaba, vivía para atenderlo. Él quiere volver conmigo, pero quiere encontrar a la mujer

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que yo era”. La emigración entraña una crisis para los que se van como para los que se quedan. La desintegración familiar, puede acarrear problemas psicológicos a los niños/as y adolescentes, que pueden traducirse en resentimientos, sentimientos de abandono y de no ser amado. A su vez genera en la madre que se fue sentimientos de culpa que la persona somatiza. “Mi hijito está enojado porque lo he dejado, no quiere hablar conmigo por teléfono. Se ha ido de la casa donde su tía, está con sus dos primas. Él no quería que yo me vaya, “no te vayas mamá, mi papá no me va a dar de comer como tú” me decía, él es pues comeloncito, come cinco veces al día. Estoy muy, muy preocupada por eso. Me siento culpable. No se qué hacer”.

El deseo de volver esta presente, pero también el miedo a la vuelta Todos estos factores que generan angustias, miedos, estrés, se vieron exacerbados por las condiciones en las que fueron puestos en cuarentena en las primeras semanas en Pisiga. Una carpa para 6 personas donde debían dormir 8 compartiendo dos personas una cama de una plaza. Posteriormente las condiciones mejoraron. Campamento militarizado, con militares armados que más que dar un sentimiento de seguridad infundían temor, causaban incertidumbre y peligro de sufrir represión con privación de libertad. Condiciones de higiene y alimentación deficientes. Imposibilidad de volver a Bolivia a causa del cierre de la frontera por decisión gubernamental, haciéndoles sentir que no se reconocía su ciudadanía y pertenencia boliviana. Uno de los rasgos fuertes de la emigración es la idea del retorno como parte central de este proyecto, en tanto se trata de una estrategia de la movilidad que permite aprovechar las oportunidades encontradas en el país receptor. Para una emigrante, que se ve

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privada de un retorno al hogar es una situación que le provoca estrés prolongado que puede tener efectos muy negativos para su salud. En esta situación, el sentimiento de pérdida de identidad se acentúa, el miedo al fracaso y la ansiedad pueden ser factores paralizantes que conducen directo a la depresión. Las expectativas que les hicieron tomar el camino de emigrar se ven cada vez más lejanas. Este es el Síndrome de Ulises, inspirado en el nombre del héroe mitológico cuyo viaje de regreso a casa se convirtió en un infierno de problemas. Este síndrome, con estrés crónico o múltiple, tiene su desencadenante en una serie de “duelos” derivados de la pérdida de algo muy importante para la persona: el contacto con los familiares y amigos, la lengua materna, la manera de ser propia de la cultura de origen, los paisajes, la tierra, el estatus social, el contacto con el grupo “étnico o nacional” y la seguridad física.

En esta situación, el sentimiento de pérdida de identidad se acentúa Reflexiones finales Teniendo en cuenta las secuelas psicológicas que sufren las emigrantes consideramos imprescindible que el gobierno elabore un plan que contemple: el traslado de esta población desde Pisiga hasta sus casas con todas las medidas de seguridad, el acceso a servicios médicos gratuitos y permanentes, apoyo psicológico para ellas y para miembros de su familia, ayuda económica mientras dure la cuarentena, posibilidades de inserción laboral para aquellas personas que así lo deseen.

Por Rebeca

Foto: Cortesía Cei Noticias


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Medicina tradicional para las enfermedades respiratorias

ROMERO Colocar una ramita de 3 a 5 cm en una taza agua hervida.

SALVIA Colocar 5 hojas en una taza agua hervida.

AJENJO TOMILLO Colocar 5 hojas en Colocar una ramita una taza de agua de 3 cm en una taza hervida. de agua hervida.

EUCALIPTO BORRAJA SAUCO AYRAMPU Hacer hervir 5 a 8 Picar 3 hojas y coloColocar una Hacer hervir una hojas en un litro de car en una taza de cucharilla de hojas cucharilla de pepitas agua. agua hervida. picadas en una taza en un litro de agua. de agua hervida. TOMAR ESTAS HIERBAS EN INFUSIÓN DOS A TRES TASAS AL DÍA PROPÓLEO Tomar 10 gotas en un vaso de agua tibia en ayunas (personas adultas), 2 a 5 gotas en una cuchara de miel para niños y niñas.

PARA AUMENTAR LAS DEFENSAS CONSUMIR Jengibre, llantén, diente de león, uña de gato, cúrcuma, miel y limón.

SE RECOMIENDA CONSUMIR EN LA ALIMENTACIÓN Ajo, cebolla, remolacha, zanahoria, cítricos, papa, camote, rabanito, tomate, lechuga y palta. TOMAR MUCHA AGUA (mejor si está purificada), HACER EJERCICIOS Y PRACTICAR RESPIRACIÓN ABDOMINAL. ACEITES ANTIVIRALES Los aceites considerados anti- tre otros) para evitar que irrite la piel. Se virales pueden ser difundidos por toda masajea el pecho suavemente para que la casa para limpiarla en profundidad y se absorban todas las propiedades aneliminar la presencia de microorganis- tivirales y reducir las infecciones en las mos. Al ser potentes antivirales natu- vías respiratorias. rales, son capaces de ayudar a combatir También puedes preparar crelas enfermedades virales. mas naturales antivirales o usar un va Una buena forma de aplicar estos porizador para que difunda las propieaceites es con masajes en el pecho. Para dades del aceite. realizar masajes se recomienda mezclar Aceite de canela, de orégano, de el aceite antiviral con un aceite portador menta, de jengibre, de tomillo, de árbol (puede ser aceite de coco o de jojoba en- de té, de lavanda y aceite de eucalipto.

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Exijo orgasmos, alegrías, rebeldías y sueños realizados

Esta por finalizar abril de este año 2020 y en este territorio bautizado como Bolivia 33 mujeres han sido asesinadas; es posible que este número aumente para cuando esta publicación llegue a tus manos, el año pasado finalizó con 117 mujeres asesinadas, desde hace mucho y cada vez con más fuerza percibimos, sentimos y repetimos de múltiples formas esta frase: “nos están matando”. En enero; de acuerdo a los datos recopilados en un registro independiente, mataron a dieciséis mujeres. La mayoría; quince para ser exacta, no superaban los cuarenta y cinco años, la dieciseisava asesinada tenía setenta y tres. A siete las apuñalaron, imagino que hay la posibilidad de que usaran los cuchillos que ellas mismas usaban para cocinar, a una además de apuñalarla: la golpearon, mientras que a cuatro las golpearon brutalmente, a una le dieron un “abrazo” que contenía dinamita para que explotara y muriera, a otra la violaron y la degollaron, finalmente a tres las privaron del aire hasta acabar con sus vidas: las asfixiaron. En once casos quién lo hizo fue ese al que le dicen compañero de vida, pareja, cónyuge, esposo, concubino, quién diría que juntar tu vida a la de alguien sería juntarte con tu asesino, en tres feminicidios no se supo quién lo hizo, dos murieron en manos de un “familiar”. Todos los asesinos fueron onvres. Dos asesinos se mataron luego de cometer su crimen, uno murió al mismo tiempo por la dinamita que usó, se sabe que cuatro han sido detenidos, nada más, de nueve malditos aún no sabemos nada, más de la mitad siguen libres en algún lugar.

A una le dieron un “abrazo” que contenía dinamita

Enero nos dejó indignadas y las que aún conservamos la vida protestamos como pudimos, llegó febrero

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mataron a diez mujeres más ¡nos siguen matando!, este mes nos sorprendieron con el asesinato de ¡una niña!, ¡tenía catorce años maldita sea!; son unos desgraciados, ocho de nuestras muertas no habían llegado ni siquiera a cumplir cuarenta años, una tenía cincuenta y seis, está vez nos las arrancaron más jóvenes. A la menor la secuestraron, pidieron rescate, la torturaron y la estrangularon para luego dejarla botada, a tres las apuñalaron, a tres las golpearon brutalmente: una de las cuales agonizó varios días antes de morir, con otra forcejearon para caer junto a su asesino desde una altura de cinco metros, otra además de recibir golpes fue estrangulada y una fue asfixiada. En nueve casos el asesino fue o era pareja de nuestras asesinadas, en el caso de la menor los autores fueron tres extraños, de los cuales dos son menores de edad. Nuevamente todos onvres. Dos asesinos han sido sentenciados a 30 años de prisión sin derecho a indulto: uno porque confesó, otro porque el pueblo se levantó, dos cómplices del asesinato de la joven de catorce años han sido enviados a reclusión preventiva en un centro de menores: influyó mucho la presión social, dos se suicidaron, dos han sido aprehendidos, uno está prófugo, de tres no hay datos.

En nueve casos el asesino fue o era pareja Estamos completamente enojadas y con justa razón, sufrimos brutales asesinatos, en marzo mataron a cinco mujeres más, son cinco mujeres menos que en febrero pero sigue la constante: nos están matando, este mes cuesta recopilar los datos de una forma más específica ¿los estarán ocultando?, dos de los nombres de las asesinadas no han sido develados, pero sí la forma en que ocurrieron los asesinatos, a una la


violaron y degollaron, a otra la degollaron después de una pelea de celos, a otra la ahorcaron y la golpearon, a una mujer embarazada de cuatro meses la golpearon brutalmente, a otra la estrangularon. En cuatro casos el asesino era pareja o concubino, de uno se desconoce quién lo hizo. Este mes hay una sentencia a 30 años de prisión sin derecho a indulto porque es un feminicida confeso, hay dos aprehendidos, de los cuales uno intentó suicidarse, otro se mató, de un caso se ha encontrado sospechas en una pareja que conocía a la asesinada. Investigar los asesinatos es doloroso, la violencia aumenta, se oculta, se naturaliza y se convierte en un número más, un desgraciado y doloroso número más, o una menos depende de cómo lo veamos, para terminar el recorrido de este año nos queda abril, han asesinado a dos, me enteré de la última justo antes de cerrar las últimas líneas de este fatídico recorrido, quiero tener algo de esperanza porque vamos a sostener nuestras luchas por un mundo más justo para las mujeres, lo haremos todas aquellas que queremos destruir todo lo que nos mata para mantenernos vivas, libres y felices. A nuestras muertas, las de abril las golpearon hasta matarlas, de una se sabe que fue su esposo y este ha sido sentenciado a 30 años de cárcel sin derecho a indulto porque confesó que lo había hecho, del otro caso se sabe muy poco pasó en el área rural igual que el otro caso. No las mató el virus de moda, sino otro mal que cargamos históricamente: la violencia patriarcal.

Cuesta recopilar los datos de una forma más específica ¿los estarán ocultando?

No me alcanza el campo, las energías y el corazón para nombrar detalladamente a cada una de nuestras muertas, ni para sentenciar a sus asesinos, lo que me queda, es el consuelo de que podemos resguardar sus nombres y/o sus historias para no dejarlas morir en el olvido.

La violencia dentro del hogar, las violaciones, los abusos sexuales tienen unos malditos números mucho más altos. Todo esto me alarma, quiero justicia y la verdad no creo en esas personas que dicen ejercer la justicia, ninguno de los casos con una sentencia ejecutada ha sido producto de una investigación, sino más bien: de una confesión o de una fuerte presión social, tenemos que acudir a la lucha constante, la peregrinación diaria, la insistencia repetitiva y sobre todo el poner nuestros cuerpos en estado de guerra en juzgados, redes sociales, calles, grupos de vida, charlas cotidianas para que las familias de nuestras muertas y nosotras mismas podamos recibir algo de la justicia que le fue negada a las que nos faltan así como a las que tenemos tatuada la violencia patriarcal en nuestras vidas, esperamos que nuestras acciones alivien los dolores que nos provoca la violencia patriarcal que conocemos. Ser mujer en estos tiempos de odio, sobre todo hacia lo femenino es sinónimo de que vivimos más cerca de la muerte que el resto, solo por haber nacido con ese detalle: ser mujer y por eso hoy y siempre exijo que todas las violencias paren, que se erradiquen de raíz, de ahora en adelante, así como desde que me di cuenta exijo junto a mis cómplices de lucha, que lo único que nos arranquen a las mujeres sean orgasmos, alegrías, rebeldías y sueños realizados, que la muerte solo nos encuentre por causas naturales luego de vidas bien vividas en lugar de asesinatos que nunca debieron pasar y de violencias que deben parar.

¡Por nuestras muertas, ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha! Por Isis Lilith Nota aclaratoria Onvre: en redes sociales se le conoce así a esa especie varonil que es heterosexual, sigue patrones establecidos por el patriarcado y cree saber lo que una mujer necesita y debe pensar/hacer. Algunos hombres pertenecientes a esta “especie” reniegan del feminismo porque creen que las mujeres son más privilegiadas que ellos. (malvestida.com)

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BOLSA DE TRABAJO FEMINISTA

Compañeras, las invitamos a ser parte de la bolsa de trabajo feminista, una grupación donde podrás buscar, ofrecer y difundir ofertas y alternativas de trabajo desde y para las mujeres y diversidades. Darnos una mano entre nosotras. También podrás promocionar cualquier emprendimiento o trabajo que desarrolles independientemente y todo lo que promueva la autogestión

feminista. Que este espacio sirva para fortalecernos y expandir nuevas redes de encuentro y apoyo colectivo. Que la bolsa de trabajo feminista crezca y nos beneficie a todas desde la autogestión y la rebeldía. ¡Autogestión y rebeldía es la bolsa de trabajo feminista! / BOLSA DE TRABAJO FEMINISTA BOLIVIA

masculino por medio de visualizaciones... y mucho mucho amor para darte. Por qué es momento de dejar de aprender con dolor y empezar a aprender desde el placer. Es imprescindible volver a conectarnos con nosotras mismas, volver a encontrar eso que nos apasiona, tomarlo, agarrarlo y no soltarlo, apropiándonos de eso y soltando todo lo que nos auto-priva de hacerlo. Para eso tengo una gran propuesta, una Lectura de Cartas! en la que nos enfocamos en TÚ proceso personal, en TÚ escencia. A raíz de la lectura vamos a tu raíz, salen ejercicios que puedes realizar desde tu espacio para sanar y evolucionar. Ejercicios desde rituales, automasajes, cortar con lazos, conectar con el placer, acomodar el linaje femenino y

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8M: La jornada histórica de las mujeres

“Denunciamos el golpe al pueblo y a las mujeres vivido a través del Golpe de Estado el 2019. Las masacres de Sacaba, Senkata y Ovejuyo no pueden quedar impunes, así como las represiones, detenciones arbitrarias, intervención y destrucción de medios de comunicación, anulación de la libertad de expresión que se mantienen hasta el día de hoy y que se estrellan principalmente contra nosotras: ¡Es un golpe contra nuestros derechos, cuerpos y territorios! A los parlamentarios del MAS y al gobierno les decimos ¡Con nuestros muertos no se negocia!”

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Ese, es el primer punto de siete, de la convocatoria que el pasado 9 de marzo congregó, según las participantes, a casi 7 mil mujeres en una multitudinaria marcha por el día internacional de las mujeres trabajadoras, que bajó desde la Ceja en El Alto hasta la plaza del Estudiante en La Paz. Un hito en la historia de las luchas de las mujeres en Bolivia, país que constantemente se encuentra liderando los rankings de violencia y feminicidios en el continente. Apartidaria, autónoma y enmancipada, rechazando a Evo Morales y a Jeanine Áñez, así se gestó y vivió esa jornada en la que la rabia se convertía en fuego, el dolor en resiliencia y, lo que queda más claro que nunca, es que el feminismo jamás va a ser funcional a los poderes que buscan someternos. Sin embargo, los feminismos son y siempre serán políticos, así como la lucha de las mujeres, con sus marchas, convocatorias y manifiestos. La marcha fue encabezada por las victimas de Senkata y la zona Sur, seguidas por lxs familiares de víctimas de feminicidios, también participó la Asociación de Mujeres Constructoras, las gremiales y las trabajadoras del hogar. También se sumaron agrupaciones autónomas, como las de la línea de asistencia para el aborto seguro.

"Mantenemos la denuncia de la desigualdad salarial que nos continúa golpeando como trabajadoras, con sueldos de miseria que no nos alcanzan ni para cubrir la canasta básica familiar, condenadas al desempleo y la informalidad. A todo esto se suma la triple jornada de explotación a la que nos somete este sistema capitalista y el Estado explotador: el trabajo doméstico, el cuidado de nuestrxs hijxs y familiares, que son trabajos no remunerados y la mano de obra barata asalariada"

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“En el acto político, al finalizar la tarde, se leyó el comunicado insurgente, disidente y revolucionario de las mujeres de Huanuni y hablaron diferentes agrupaciones como Pan y Rosas, Salvaginas, La Casa de las Cholas y, como ‘novedad en este año’, estuvo el bloque antiespecista, por primera vez”, relata Andrea Terceros, parte de Warmis en Resistencia, quien estuvo en la comisión de seguridad. Alicia, una mujer víctima de violación por un cura en la Chiquitanía, quien actualmente es peligrosamente acosada por la Iglesia Católica, también tomó la palabra. En estos espacios todas tienen lugar y todas las voces son escuchadas. Así, con una amplia participación se denunció el avasallamiento sobre nuestros cuerpos desde el avance neoconservador, poniendo en vilo, especialmente, al derecho de decidir.

"La violencia machista y patriarcal no cesa de golpearnos, humillarnos, violarnos, desaparecernos para hacernos víctimas de trata y tráfico, explotarnos sexualmente y matarnos, impidiendo el acceso a la justicia y encubriendo en complicidad a los criminales. En lo que va del año hay más de 23 feminicidios; el 2019 fueron 116 mujeres asesinadas ¡Basta de matarnos!"

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Otra particularidad este año fue que las consignas también apuntaron contra el golpe de Estado cívico militar hacia el pueblo -no hacia un partido político- denunciando las matanzas de Senkata, Sacaba y Ovejuyo. “Son los lugares que más han sufrido” explica Emma Rada, integrante de la Articulación de Mujeres y Feministas Pluridiversas, parte de la comisión de organización de la marcha feminista. “Durante el conflicto estuvimos articulando muchísimo entre La Paz y El Alto, por eso vimos la necesidad de apoyar a las mujeres de El Alto, cuya lucha ha sido invisibilizada. Claro que sin lavar la cara de ningún partido político, que incluso ha usurpado los términos que usamos”, añade. Por eso no sorprende que los cánticos de la protesta, haciendo añicos el bipartidismo y la partidocracia, pongan a los políticos “de moda” en la misma bolsa: "Evo, Mesa, Añez, partidos patriarcales. Se han aprovechado de las luchas sociales".

"La violencia del Estado con complicidad social, de las iglesias y grupos antiderechos son responsables de las muertes de las mujeres por aborto clandestino negándonos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos."

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Con las emociones a flor de piel, familiares de las víctimas de feminicidio, que este año ya superan las 30, quienes contaron la eterna peregrinación en búsqueda de una justicia que siempre se les escapa de las manos, porque el sistema no les permite alcanzarla. Cuando empezaron a bajar por la Max Paredes, hacia la plaza Eguino, fue uno de los momentos particularmente emocionantes. “Las caseras han salido de sus puestos, primero han visto qué estaba pasando y luego nos han agradecido, aplaudían y se han acercado”, relata Andrea. “Alguno que otro minibusero se ha puesto alevoso, pero igual desde adentro del minibús nos hacían like con las manos”, complementa. Obviamente no faltó uno que otro machito agraviando y criticando a

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las compañeras. Había mujeres organizadas haciendo diferentes intervenciones artísticas que congregaban a la gente para que cuando la marcha pase, todas pudiesen acoplarse. Cuando llegaron a la fuente del Prado, las mujeres habían teñido de rojo el agua y pegado carteles reivindicativos y de denuncia alrededor. En el momento de la performance, unos cuantos matones antiderechos arrancaron los afiches y se robaron una biblia que se usaba en la puesta en escena. “Están defendiendo su religión pero están robando, incumpliendo sus mandamientos, son lo más incoherente”, comenta Drixie, una de las chicas que se pintó el cuerpo y participaba de la acción. “Se fueron gritando que iban a defender su Iglesia (que está en frente de la fuente) cuando nunca hemos dicho que íbamos a hacer algo ahí”, continúa.

"Denunciamos el avance del fundamentalismo, que se estrella especialmente contra las mujeres y las diversidades sexuales, justif icando la violencia con la biblia en la mano y acompañados por brutales crímenes de odio y violaciones correctivas. La población trans es de las más golpeadas por la precarización y explotación laboral."

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“Estamos denunciando el avance de la ultraderecha y el conservadurismo, el golpe de Estado como un golpe al pueblo, el avance inminente del extractivismo, que ya se había hecho desde el neoliberalismo del MAS y que, ahora, este gobierno continúa”, dice Emma. Sus palabras van de la mano con parte del manifiesto de Salvaginas, quienes exigen la derogación o abrogación de normativas que flexibilizan e incentivan el saqueo de nuestros recursos naturales, territorios y naturaleza, bajo un modelo de desarrollo economicista que genera impactos diferenciados y sobrecargas socioambientales a las mujeres y defensoras en los territorios. “En este momento se gesta en Latinoamérica un momento contundente y representativo cuando vemos


que la filosofía europea cae en un vacío existencial, con base en la modernidad, cuando todo depende de una misma”, explica Gabriela Aguayo, feminista independiente y apartidaria que forma parte del bloque de Legados Ancestrales, en el que participaron curanderas y sanadoras. En este grupo también participaron las Flores del Viento, un conjunto de tarkeada compuesto casi en su totalidad por mujeres, que escribieron letras de lucha para acompañar los vientos de cambio. “Nosotras como comunidad en el Ayllu Pacha Ajayu debatimos el tema de participar en la marcha ya que, desde la visión más conservadora, había posiciones que no estaban de acuerdo porque en la marcha hay consignas proaborto, en un sentido bien simplista de lo que es aborto”, comenta Luli Warani, el nombre ancestral de Grace Larico. “El debate es legítimo y es enriquecedor, ya que no permite que esa energía se estanque”, añade. “Cuando nos referimos a nuestras luchas del Abya Yala, de la matria grande, proponemos la armonía en la coexistencia de los seres. Dentro del campo espiritual se pide el respeto, en la comunidad, que incluye también a los animales, por eso es importante destacar la participación antiespecista que le hace frente al capitalismo”, comenta Gabriela, a manera de explicar la diversidad de feminismos que no necesariamente recaen únicamente en tendencias de “izquierda dura”.

"El Estado boliviano con sus políticas depredadoras, capitalistas y extractivistas a favor de las trasnacionales, transgénicos y agronegocio explotador, está atentando contra la vida de las mujeres, principalmente indígenas y campesinas que luchan en defensa de los territorios, sabidurías ancestrales, la naturaleza y de los recursos naturales."

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Los feminismos en su diversidad están siendo la respuesta global ante los sistemas políticos, cada vez en más decadencia y que se están quedando obsoletos ante las nuevas formas de vivir

y ver la vida, ya sea por los avances de la tecnología y todo lo que esto conlleva o por las resistencias de los pueblos ancestrales, que están resurgiendo con una mirada no solo decolonial, en el sentido de retomar las formas antes de la conquista, sino de repensarlas en una clave de avance de los derechos humanos. La interseccionalidad en Bolivia se hace cada vez más presente y “es el tiempo”, pues durante muchos años nos robaron el discurso y los partidos políticos aprovecharon las consignas solo para hacer proselitismo. Superando las cinco mil mujeres del año pasado y sabiendo que las movilizaciones que antes se daban con cierto apoyo dejaron de estar, se hace aún más legítimo este movimiento que trasgrede las barreras de un mandato único y se transversaliza en la medida que se van entendiendo, repensando y debatiendo las ideas. Los feminismos no son estáticos, son una masa en constante movimiento. Con tarkeadas, batucadas, música, alegría y también llanto, las mujeres se encontraron, algunas solo participaron en un tramo, otras estuvieron de principio a fin, se aprovechó para gritar las rabias, para pintar el dolor, para danzar el amor. Un balde de pintura para arreglar el ornato público no cuesta más de 200 bolivianos, las vidas de los niños huérfanos, de las madres asesinadas o violadas no tienen precio. Mientras el enfoque siga siendo superficial, la lucha va a aprovechar cualquier contexto para hacerse ver y, también, estará siempre ligada a la coyuntura que avanza contra los derechos humanos.

Las mujeres en el mundo estamos en primera línea de lucha en las grandes resistencias y rebeliones. Por eso, desde Bolivia nos sentimos hermanadas con Chile, Ecuador, Colombia, México así como repudiamos los genocidios en Siria y en todo Medio Oriente, hasta acabar con el patriarcado y el capitalismo.

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Por Puya Raimondi

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La Imilla Bandida es una creaciรณn colectiva en la cual respetamos la pluralidad de voces. Cada autora es responsable de su propia publicaciรณn

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Articulaciรณn de Mujeres y Feministas Pluridiversas - La Paz


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