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Expansión fiscal mundial durante la pandemia
Consecuencias económicas de la expansión fiscal mundial durante la pandemia
Por PABLO GUIDO
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Doctor en Economía. guido@ufm.edu
Durante la pandemia los gobiernos, en mayor o menor medida, lanzaron “paquetes” de ayuda al sector privado para mitigar la pérdida de ingresos de la población, el mayor desempleo y el cierre obligatorio de las empresas. El FMI estimó que durante 2020 el “paquete” fiscal de todos los Estados del planeta, para hacer frente a la crisis sanitaria mundial, fue de 14 billones de dólares ($14.000.000.000.000), que incluyeron mayores gastos y recortes tributarios. Este monto fue equivalente a casi el 15% del PIB mundial, lo cual evidencia la magnitud del “paquete” de ayuda, probablemente el mayor de la historia en una crisis que incluye a todo el planeta, sin incluir a las dos guerras mundiales. Por supuesto que esta expansión fiscal no fue homogénea en todos los países, dependiendo la misma de la capacidad productiva de sus economías, el acceso al crédito y la calidad de su moneda. En los avanzados el nivel de gasto en relación al PIB, entre 2019 y 2020, se incrementó del 38,6% al 46,5%; en los países emergentes del 31,6% al 34,4%; y en los países de bajos ingresos del 18,4% al 19,2%.
En 2020 la enorme ampliación del déficit fiscal fue provocado por un “movimiento de pinzas” simultáneo: 1) una fenomenal caída en la recaudación generado por la pandemia y cuarentena (por el colapso en la oferta de bienes y servicios provocado por las restricciones sobre las actividades económicas y por la retracción en la demanda por las restricciones en la circulación de personas y los menores ingresos) y 2) una suba abrupta y significativa en las erogaciones estatales (gastos sanitarios, asistencia a desempleados, programas de ayuda a empresas y trabajadores, etc.). El resultado fue obvio: un “salto” abrupto en los desequilibrios fiscales que fue financiado con emisión de deuda pública y otra parte con emisión monetaria de los bancos centrales. Entre 2019 y 2020 el déficit fiscal en el mundo prácticamente se triplicó, pasando del 3,6% al 10%, en términos del PIB.
La deuda pública en el mundo se incrementó, en términos del PIB, del 83,6% al 99,2%, entre 2019 y 2020. Un incremento del pasivo estatal a un ritmo nunca visto en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, ni siquiera durante la crisis sub prime de 20082009. Por su parte, los bancos centrales de gran parte de los países emitieron toneladas de papel moneda para contribuir al financiamiento inesperado de aquellos “paquetes” de ayuda fiscales. La Reserva Federal de los EEUU (FED), por ejemplo, emitió la friolera de 2,5 billones de dólares entre febrero de 2020 y abril de 2021, incrementando la base monetaria un 75% en dicho período.
En 2020 el mundo se contrajo, en términos del PIB, un 3,1%. Esto equivalió a la “desaparición” de unos 3 billones de dólares en el breve lapso de 12 meses, en términos de bienes y servicios. Esta cifra es equivalente a unos 6 o 9 Productos Brutos de Argentina (depende a cuál tipo de cambio se tome: oficial o “blue”), aproximadamente. Se perdieron centenares de millones de empleos y los ingresos de la población se redujeron fuertemente, incrementando por primera vez en décadas la cantidad absoluta del número de pobres en el mundo. Lo que sucedió en el mundo en 2020, en términos económicos y sociales, fue equivalente a los efectos de una o varias bombas nucleares explotando de manera simultánea.
Pero en 2021 vinieron las menores restricciones impuestas por la cuarentena y, con ello, una reactivación económica. De esta manera, se fue recuperando tanto el nivel de empleo como los ingresos de la población. El Producto Bruto mundial creció un 6,1% en 2021. Sin embargo, algunos quizás creían que una vez superada la pandemia y eliminadas las restricciones de las cuarentenas la economía mundial volvería a ser como antes del 2020. Pero eso no es posible. Dado que el Estado no genera por sí mismo recursos y debe extraerlos siempre del sector privado, los billones de dólares que formaron parte de la asistencia fiscal global en 2020 tienen que ser pagados, son un costo para el sector privado. Los 14 billones de dólares fueron financiados con deuda emitida por la tesorería y que adquirió el sector privado (que tendrá que ser pagada con impuestos recaudados en el futuro) y con deuda también emitida por el gobierno pero que compraron los bancos centrales (que será pagada por el sector privado a través del impuesto inflacionario). Además, la emisión monetaria volcada en toneladas por los bancos centrales significa, en última instancia, un impuesto inflacionario sobre la población. No hay almuerzo gratis, dijo Milton Friedman. Los costos del endeudamiento y la emisión monetaria para financiar los efectos de la pandemia y cuarentena tienen
que pagarse. En los primeros 20 años del siglo XXI la inflación mundial tuvo un promedio anual del 3,7%; para los países desarrollados fue del 1,7%, para los emergentes del 5,9% y para Latinoamérica del 5,8%. Actualmente esas cifras hay que multiplicarlas por dos o por tres. En los EEUU, por ejemplo, en los últimos 12 meses los precios al consumidor se han incrementado más del 9% y los precios mayoristas más del 11%. Son niveles nunca vistos en los últimos 40 años. Como consecuencia de este nuevo nivel inflacionario, los bancos centrales de los países desarrollados (y también emergentes) han decidido contraer la expansión monetaria generada en 2020 y parte del 2021. Entre otras medidas, esos bancos centrales están incrementando las tasas de interés de referencia. Esto tiene su impacto en el financiamiento del sector privado, familias y empresas, ya que encarece el costo del capital. Lo mismo sucede para el costo financiero que deben enfrentar los gobiernos, lo cual equivale en última instancia a un mayor peso sobre las espaldas del sector privado que paga impuestos.
A todo este panorama descripto hay que sumarle lo siguiente: un nuevo nivel de gasto estatal. Al menos para los países avanzados, el tamaño del gasto público es mayor al de hace tres años atrás: mientras que en 2019 el nivel de gasto público era del 38,6% del PIB, en 2021 alcanzó el 43,9%. Cinco puntos porcentuales adicionales que también tendrán que financiarse con recursos del sector privado si se mantiene en el tiempo este nivel de gasto público. Un peso mayor para los contribuyentes. Un costo adicional para las empresas y familias. ¿Cuál es la pregunta que debemos hacernos? Si el tamaño del Estado volverá
a sus niveles pre-pandemia o el tamaño del gasto público se estacionará en niveles superiores. ¿Por qué es relevante la pregunta? Porque sabemos que los seres humanos nos desarrollamos mejor cuando el Estado no nos abruma con una excesiva presión tributaria o tiene razonables niveles de deuda pública. Un mayor “peso” del Estado en nuestras vidas supone una menor velocidad de crecimiento económico. Por lo tanto, la velocidad a la cual el mundo vuelva a crecer, a recomponer los cientos de millones de puestos laborales perdidos, a volver a reducir la pobreza, dependerá de la velocidad con la cual los Estados del planeta regresen a un tamaño inclusive mucho menor al que tenían en 2019.