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La descapitalización Argentina
from RIE 20
La descapitalización de Argentina: el populismo lo hizo
Por PABLO BENITEZ JACCOD Magíster en economía política. Presidente de la Fundación Progreso y Libertad de Neuquén y Río Negro.
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pablo_btz@hotmail.com
La característica central del populismo de inicios del siglo XXI es la descapitalización de nuestras sociedades. Un sistema económico que perdura más que en el pasado por los excepcionales términos de intercambio y las bajísimas tasas de interés en el mundo. El aprovechamiento de esa “cuasi renta” espectacular permitió a estos regímenes de gobierno aprovecharse del stock de capital, generando un proceso gradual y creciente de destrucción del capital. El caso de Argentina y Venezuela sobresalen como íconos de lo descripto. Para ejemplificar qué significa la descapitalización y el no aprovechamiento del contexto internacional, lo podemos hacer a través de un ejemplo histórico como fue el Plan Marshall. Consistió en una ayuda económica en forma de préstamos y concesiones de Estados Unidos a 18 países de Europa. Entre 1947 y 1952 se canalizaron en ayuda unos 13.000 millones de dólares, siendo Gran Bretaña, Francia y Alemania Federal los más beneficiados. Los datos del inventario con que se encontraban los gobernantes de posguerra eran sombríos. En Francia se destruyeron o dañaron 2 millones de casas; en Holanda, 500.000; en Italia 2 millones, en Gran Bretaña 4 millones y en Alemania 10 millones. El sistema ferroviario europeo estaba en ruinas. En Francia, 4.000 km de vías estaban intransitables; en Alemania 12.000 km. Y en todos los países había unas pocas locomotoras en uso. El estado de situación del sistema eléctrico era calamitoso. La producción industrial en Alemania era solo el 5% del nivel de pre-guerra; en Italia, Bélgica, Francia y Holanda llegaba al 25%. El cuarto de siglo posterior a la Segunda Guerra Mundial fue testigo del más largo período de crecimiento ininterrumpido en los países industriales del mundo y los índices de crecimiento fueron los más altos de la historia. La tasa de crecimiento medio de los países receptores de la ayuda entre 1950-1973 fueron dispares: el Reino Unido solamente creció a un promedio 2,2% en, mientras que Alemania Federal e Italia lo hacían con un crecimiento medio del 6% y 5,5% respectivamente. Estas tasas de crecimiento fueron posibles no solo por la ayuda del Plan Marshall. Incidieron fuertemente las reformas que incentivaron los niveles de ahorro e inversión, consistentes en
liberar al sector privado de las trabas y
regulaciones que lo afectaban, políticas fiscales responsables orientadas a redu-
cir el tamaño del Estado y los impuestos
y políticas monetarias para eliminar la inflación. Podemos mencionar los planes de liberalización de la economía implementados en Alemania por Ludwig Erhard, en Francia por Jacques Rueff y en Italia por Luigi Einaudi. Volviendo a Latinoamérica, desde la Alianza para el Progreso impulsada por el Presidente J.F Kennedy en 1961, que aspiró fallidamente a la transferencia para América latina de 20.000 millones de dólares, unos 172 mil millones de dólares a precio de hoy, la idea de un Plan Marshall vernáculo ha sido un reclamo constante. En la Cumbre de las Américas en Monterrey del 2004, el ex presidente Kirchner también aprovechó la ocasión para solicitar a los Estados Unidos de Norteamérica la elaboración de “una ayuda económica en términos similares”. Lo irónico es que este reclamo coincidió con la aparición del “súper ciclo de las commodities” que irrumpió entre el 2002 y 2013, que permitió que la Argentina y Venezuela detentaran más recursos que los que recibieron los países de Europa destinatarios del plan. El Dr. Nicolás Cachanosky realizó un cálculo de actualización del Plan Marshall; a valores actuales equivaldría a entre USD 112 y USD 120 mil millones. El consultor Gustavo López, director de Agritrend, calcula que el aporte de las retenciones al fisco argentino, desde su instauración en el 2002 ascendió a USD 105.150 millones. Gustavo López agrega que, si se consideran los últimos cincuenta años en materia de “derechos de exportación”, se puede concluir que el período que va desde el año 1970 hasta el 2020 hubo ingresos netos en materia de divisas provenientes de la exportación de aproximadamente USD 550.000 millones. A esto, le deberíamos sumar los ingresos por privatizaciones durante la década del 90, de unos USD 39.000 millones.
CONCLUSIÓN Argentina desde el 2002 se consumió el equivalente a un Plan Marshall completo, pero desde hace 50 años que se ha consumido casi 6 Plan Marshall. Hoy somos un país sin infraestructura, endeudado y con una pobreza que no baja desde hace décadas del 30%. En Venezuela el ex dictador Hugo Chávez durante el periodo 1999-2006, recibió gracias al petróleo y el endeudamiento, entre 175.000 y 225.000 millones de dólares. Tan solo los ingresos fiscales provenientes del crudo (1999-2006) superaron los recibidos por todos los gobiernos anteriores juntos. Chávez recibió USD 99.242 millones durante el periodo mencionado. La consultora EcoLatina destacó que entre 1999 y 2016, Venezuela recibió por ingresos petroleros unos USD 960.589 millones, es decir, casi 9 Plan Marshall. Hoy en Venezuela el 79,3% de los venezolanos no tiene como cubrir la canasta de alimentos. La ONU estima en 6,5 millones el número de migrantes venezolanos, niveles similares a la guerra civil en Siria.
El siglo XXI también muestra otra tragedia: sobre 202 países medidos por la ONU -UNCTAD, Venezuela y la Argentina son el primer y segundo país de peor desempeño en la recepción de inversión extranjera directa en lo que va del siglo XXI, en un contexto de enorme liquidez. En el 2019 el flujo de IED en todo el mundo ascendió a USD 36,4 billones, cuando en el año 2000 alcanzo unos USD 7,4 billones. Las dos excepciones en la evolución de IED son la Argentina, con una caída de USD 16.421 millones (- 19,2%) y Venezuela, con una regresión de USD 11.490 (-33,2%). El empobrecimiento de ambos países no es casualidad, si no generamos reformas copernicanas que destierren el populismo el destino será más que sombrío.