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Liderazgo en crisis

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Programa Pymes PAE

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Estamos viviendo un momento histórico, una gran crisis de liderazgo que se viene gestando hace muchos años y que la pandemia agravó, transparentó y evidenció aún más, siendo su epicentro la falta de conductores: no hay líderes confiables y creíbles a nivel global. El liderazgo está a prueba en muchos órdenes de la dinámica social, ya sean públicos o privados, tales como la política, la economía, la educación y las organizaciones empresariales, tanto en sus dueños como en su CEO, gerentes y supervisores, con resultados claramente negativos desde hace varios años. Estos últimos muchas veces atravesados por escándalos, perdieron el objetivo, la misión y la razón que le da sentido al rol que eligieron o para el cual los seleccionaron, importándoles únicamente el poder, el cargo, el dinero y el status conseguido, sin importar el precio a pagar por la ciudadanía o sus personas a cargo. La sociedad está ávida de encontrar líderes que sean ejemplo, que no se basen en palabras vacías de contenido, es decir, que no hablen desde la teoría y la manipulación. Se espera que sus comportamientos sean coherentes con las expectativas que generaron y que las personas decidieron creer, siendo que actualmente sus comportamientos sistemáticamente defraudan la confianza y la credibilidad de sus colaboradores. Necesitamos líderes que logren hacer soñar a la sociedad nuevamente, que animen a recuperar la esperanza de un futuro mejor, que sean visionarios, tengan un propósito y deseen trascender a través de los logros alcanzados en la gente y para la gente. Es decir, líderes que quieran dejar un legado de gran impacto positivo, fundamentalmente buenas personas con competencias para la lucha honesta. Para lograr ello hay que recuperar el valor de “ser ejemplo” a través de acciones concretas y sinceras, no transgrediéndo-

Por MÓNICA NOVELLO

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Asesoramiento Empresarial. Consultora de RRHH – Coaching Profesional. monica@monicanovello.com.ar

se valores universales como la humildad y la integridad del ser, deseando desde lo más profundo trascender por resultados concretos y no por palabras vacías que ya no cuentan con valor ni credibilidad alguna. A medida que nos acercamos a las distintas organizaciones que conforman el país, vemos que los patrones señalados se repiten asiduamente. Igualmente, existen en dicho contexto islas de empresarios honestos y trabajadores que logran que su gente los acompañe en un proyecto común, o grupos de profesionales de un ámbito público tratando de hacer gestiones como corresponde, o políticos que quieren resolver genuinamente las problemáticas que enfrentan. Sin embargo, siendo islas es muy difícil que se tuerza el rumbo que venimos teniendo. Dada las circunstancias actuales me pregunto: ¿en cuántas personas creemos realmente?, ¿cuántas personas son transparentes e íntegras?, ¿a cuántas personas les perdonamos sus errores y seguimos respetando?, ¿a cuántas personas que se les ha adjudicado autoridad las seguimos, motivados y ciegos, dentro de un proyecto común porque creemos y confiamos en ellos? Lamentablemente, descubro en mi extensa experiencia que dentro de la sociedad y en las organizaciones empresariales hay mucho por trabajar y desarrollar en las personas que conducen a otros, siendo necesario que se replanteen a dónde van y a dónde quieren llegar, qué buscan, por qué y para qué. Sueño con líderes que tengan un proyecto verdadero, que armen equipos de trabajo basados en proyectos comunes, que posean la grandeza de abandonar las guerras de egos y poder, que carezcan del ánimo de ser el centro de lo importante, y que sostengan valores centrales compartidos que impliquen el límite de la toma de decisiones. Sé que podemos conseguirlo con seres humanos que tengan una visión, que logren recuperar la esperanza de la gente, con valores arraigados de integridad, humildad y honestidad, que sean coherentes con sus palabras y acciones, con capacidad de asumir errores y pedir perdón, y que trabajen en un proyecto de transformación verdadero, para la dignidad humana. La sociedad necesita imperiosamente encontrar líderes a seguir; estamos ávidos de poder creer. El liderazgo es confianza, credibilidad y respeto por el líder. La pandemia congeló al mundo y nos regala la enorme oportunidad de repensar, replantear, re-proyectar los lugares que ocupamos, dándonos la opción de mejorar nuestra forma de liderar y transformar nuestro entorno. Siempre deseosos de aprendizaje, seamos resilientes, queriendo impactar positivamente en el otro, iniciando paso a paso un nuevo mañana. Todos juntos y en un mismo barco llegaremos sólo si lo deseamos y actuamos en consecuencia y en comunidad.

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