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CARTAS

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La Iglesia de China vive temporadas intensas de persecución en el último siglo, así como temporadas de mayor libertad. Estos últimos años de mayor libertad han supuesto un alivio; tanto, que algunos consideran que esto ha llevado a considerar la Iglesia más “profesional” hasta el punto de perder la pasión y su enfoque. (*)

LA PERSECUCIÓN, MOTOR DEL AVIVAMIENTO

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Ruth Zhao fue una cantante en la División de Actuación y Cultura del ejército chino. Ganó fama por sus interpretaciones y construyó una reputación admirable para la División. Sin embargo, recientemente, todo cambió.

El jefe de Ruth le dijo que debía dejar de asistir a la iglesia y abandonar su fe, ya que en el ejército chino no está permitido ser cristiano. La orden fue parte de una iniciativa más amplia que pretendía deshacerse de elementos “indeseables”.

Ruth se tuvo que enfrentar a una decisión difícil que marcaría su vida para siempre. Rechazar su fe, seguir en el ejército y mantener su reputación, o declarar su perpetuo amor a Dios y correr el riesgo de perderlo todo. Sabía que

axa

no podía renunciar a su fe.

El jefe trató repetidas veces de que Ruth abandonara su fe, pero ella no dio marcha atrás. Finalmente, Ruth supo que era el momento de dejar el ejército.

Su resignación enfureció en gran manera a su jefe. La castigó retirando todos los premios y reconocimientos y redujo de manera drástica todos los beneficios para conseguir la jubilación que había acumulado durante tantos años.

Como consecuencia, Ruth perdió su trabajo, su reputación y su seguridad financiera. Ella sabía que no podía hacer nada para salvar la situación. Pagó el precio por su fidelidad a Jesús.

Ruth es tan solo una más entre todos los creyentes en China cuya vida ha cambiado completamente por la persecución creciente contra los cristianos.

ACCIÓN SORPRENDENTE Los cristianos están experimentando el aumento de la persecución en sus puestos de trabajo. Quienes abiertamente siguen a Jesús y comparten su fe pueden ser tratados duramente, como Ruth, la cantante del ejército.

Otra persona que experimentó este aumento es Grace Ouyang. Durante algún tiempo fue jefa de enfermería en un hospital de la ciudad, ascendiendo de rango durante dos décadas. Es una cristiana ferviente que compartió el Evangelio con muchos compañeros del hospital.

Grace tenía una buena posición para ser ascendida a jefa del departamento de enfermería, pero fue ignorada por su fe. Sin embargo, este acontecimiento no la frenó para continuar sirviendo en el hospital fielmente, ni tampoco la frenó a seguir evangelizando.

Pero las cosas dieron un vuelco por completo y empeoraron hace tres años. Un día, altos funcionarios del hospital aparecieron en la oficina de Grace.

“No hubo ninguna advertencia previa”, contó Grace. “Vinieron, se sentaron y empezaron a interrogarme durante todo un día entero sin descanso. Después supe que también habían interrogado a muchos de mis compañeros. Los oficiales les presionaron para sacarles información sobre mi ‘actividad religiosa’. Esta repentina y dramática situación producida por el hospital me convirtió en una criminal”.

Desde ese día, los compañeros de Grace mantienen distancia, con miedo de ser involucrados en este incidente.

Después de la investigación, a Grace le atribuyeron tareas no esenciales y sus ingresos descendieron considerablemente.

Grace luchó contra la injusticia durante 12 meses, preguntándole a Dios por qué le había sucedido esto. Su carrera profesional dependía de un hilo y su duro trabajo durante años pasó a significar nada. Se sintió sola y traicionada.

“Con la gracia de Dios, la frustración y el dolor fueron desapareciendo gradualmente”, dijo. “Encontré paz cuando acepté lo que siempre había creído, que solo la obra de Dios tiene valor eterno. Todo es temporal. Todo pasará”.

Las iglesias también han sentido una mayor presión desde que las nuevas regulaciones que rigen la religión se implementaron con mayor fuerza en 2018. El gobierno está registrando activamente aquellas casas que aún no han sido registradas y que se utilizan como lugares de culto, “invitándolas” a registrarse; de lo contrario se considerarían ilegales y podrían ser confiscadas.

Las redadas ocurren con rapidez. Algunas iglesias han sido cerradas. Una de ellas fue localizada en un edificio de cinco pisos en una ciudad pequeña. La iglesia había ocupado dos pisos del mismo edificio, teniendo así suficiente espacio para 200 hermanos y hermanas.

“Este lugar fue confiscado, cerrado y sellado. Las autoridades entraron en el edificio y destrozaron todo lo que había dentro. También se destruyeron nuevas construcciones. La iglesia fue cerrada desde el exterior. Los creyentes estaban derrotados”, relata un cristiano.

Restricciones, presión, advertencias y, a veces, redadas inesperadas. Esto es parte de la vida de los cristianos en China en 2020. Pastores y trabajadores recurren al debate con frecuencia acerca de las ventajas e inconvenientes a la hora de registrar las iglesias en el Gobierno, y los riesgos y consecuencias que deben enfrentar si se niegan a regis-

trarlas, pasando a convertirse en iglesias clandestinas.

REPUESTA DE LA IGLESIA CHINA Con respecto a las autoridades, cuántas menos iglesias haya, mejor. Pocas iglesias, significa menos trabajo para ellos. Desde el principio, el principal objetivo del gobierno ha sido paralizar a la iglesia con el fin de debilitarla y ocultarla a los ojos de la población.

Para evitar que el gobierno detectara y cerrara las iglesias, los cristianos se han ido moviendo de un sitio a otro, manteniéndose fluctuantes. Muchas “casas-iglesia” han reducido simplemente su tamaño y han pasado a reunirse en las mismas casas de los creyentes.

De hecho, están viviendo un conocido proverbio chino ‘Jiǎo tù sān kū’, que se traduce en: “una liebre astuta tiene tres madrigueras”, que significa “para tener éxito debes tener opciones diversas, especialmente para escapar del peligro”.

Como una liebre con tres madrigueras, la iglesia china está aprendiendo una vez más a reducir su tamaño, reunirse “bajo tierra”, ser versátil, y preparar opciones de fuga en el caso de que se produzca una redada.

Cuando las grandes reuniones no son permitidas, ellos se reúnen en grupos pequeños. Los líderes más ancianos, o creyentes que han sido perseguidos durante décadas, se han sentido frustrados al principio, pero se han ido recuperando rápidamente y se han mantenido firmes en su fe.

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