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MÚSICA

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LITERATURA

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Himno escrito por el reverendo Frank Mason North, se centra en la voz del Salvador como respuesta ante la explotación, ante la falta de trabajo y pan, que agobia a muchas personas en las grandes metrópolis. ENTRE EL VAIVÉN DE LA CIUDAD

Una de las primeras y mejores ala-

banzas urbanas, “Entre el vaivén de la ciudad” es una súplica que se centra en la voz del Salvador como respuesta ante la explotación, ante la falta de trabajo y pan, que agobia a muchas personas en las grandes metrópolis. Escrita por el reverendo Frank Mason North, en los umbrales del siglo XX, contiene la esencia del Evangelio.

Compuesta a partir del pedido del hermano Caleb Thomas Winchester, quien formó parte del comité de revisión del himnario metodista en 1904, y con la urbe de Nueva York como telón de fondo, la canción del pastor North fue publicada en junio de 1903, en una revista misionera llamada “The Christian City”, con el título “Una oración para las multitudes”.

Tan relevante hoy como hace más de un siglo, cuando empezó a ganarse un espacio en la historia de la música góspel, su letra describe con precisión lo que parte de la humanidad busca a diario en nuestro mundo actual: ver la compasiva y santa faz de Jesucristo. También es un clamor de esperanza que ratifica el triunfo del amor de Dios sobre la maldad.

Traducida a varios idiomas, está basada principalmente en Mateo 22:9 que es un fragmento de la parábola de la fiesta de bodas. Según la base de datos en línea de himnos y música de adoración Hymnary.org, hace referencia además a otros pasajes bíblicos de los libros de Isaías, Ezequiel, Miqueas, Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Romanos, Hebreos y Apocalipsis.

EVANGÉLICO SOBRESALIENTE Nacido el 3 de diciembre de 1850, en Nueva York, el siervo North fue un evangelista muy preocupado por la salvación de las almas y participó de forma activa en muchas organizaciones misioneras. Educado en la Universidad

ENTRE EL VAIVÉN DE LA CIUDAD

1 Entre el vaivén de la ciudad, más fuerte aún que su rumor; en lid de raza y sociedad, tu voz oímos, Salvador. 2 Doquiera impere explotación, falte trabajo, no haya pan; en los umbrales del terror, oh Cristo, vémoste llorar. 3 Un vaso de agua puede ser hoy, de tu gracia, la señal; mas ya las gentes quieren ver tu compasiva y santa faz. 4 Desciende, oh Cristo, con poder a la sufriente humanidad; si con amor lo hiciste ayer, camina y vive en mi cuidad. 5 Hasta que triunfe tu amor y el mundo pueda oír tu voz. Y de los cielos, oh Señor, descienda la ciudad de Dios.

Wesleyana y ordenado ministro en 1872, a lo largo de su existencia, promovió los derechos de las mujeres y se opuso al trabajo infantil.

Pastor en varias iglesias y templos de los estados de Florida y Connecticut y del barrio de Manhattan, donde predicó las buenas nuevas con firmeza, ocupó diversos cargos administrativos en la congregación a la que perteneció y formó parte de la Junta de Misiones Extranjeras de la Iglesia Metodista y del Concilio Federal de Iglesias de Cristo en América. Fundador de la Sociedad de himnos de América, fue miembro de las juntas directivas de numerosas instituciones cristianas de los Estados

Unidos, China y Japón que difundieron la sana doctrina. Autor de una docena de cánticos de fe, tuvo una vasta experiencia ministrando el mensaje del Salvador a multitudes fundamentalmente en las calles de Nueva York.

Reconocido como uno de los evangélicos más sobresalientes de su generación, el Rev. North, quien murió el 17 de diciembre de 1935, dejó al partir de este mundo un bálsamo de esperanza con su poema “Entre el vaivén de la ciudad”. Un medicamento espiritual que, con sus versos llenos de imágenes del Redentor, previene que Jesús pronto descenderá de los cielos.

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