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ENTREVISTA
A pesar de los obstáculos que el enemigo quiere poner y frente a una pandemia que viene afectando al mundo entero, la Obra del Señor avanza y el Poder de Dios viene transformando miles de vidas en Honduras.
ELISEO AQUINO
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La Obra se inició el 1 de mayo de 1966, en la ciudad de Tegucigalpa, capital de Honduras. El reverendo Luis M. Ortiz llegó acompañado por el hermano Teodoro Marrero y levantaron rápidamente la primera congregación. Gracias al respaldo de Dios y la acogida de los vecinos y hermanos de la colonia "Las Crucitas" se levantó la primera congregación del Movimiento Misionero Mundial (MMM) en el país.
Luego la Obra ingresó al departamento del Paraíso, en una aldea llamada Camalotal. De allí se fue extendiendo en 11 departamentos distribuidos en 28 presbiterios. En la actualidad, el MMM tiene el mayor número de iglesias en esta zona.
El reverendo Heriberto Chacón, Supervisor Nacional de Honduras, informa cómo el pueblo de Dios viene trabajando sin detenerse, a pesar de las adversidades que existen por la COVID-19.
¿Cómo se encuentra la iglesia de Honduras en medio de la pandemia?
Nos ha afectado, pero gracias a Dios ningún pastor, ni hermano de la iglesia ha fallecido. Se han enfermado, pero luego se han recuperado. Hemos visto que mucha gente está llegando porque no le queda otra alternativa, todo ser humano tiene que poner sus ojos en Jesucristo
Existe un sentir en los hermanos en buscar a Dios. La iglesia está con expectativa, vienen y nos pregunta pastor cuándo va a haber campañas, ayunos, vigilias. Esto indica que las personas tienen sed del Señor. Nosotros, como pastores, tenemos que brindar las facilidades; si la gente quiere acercarse a Jesús tenemos que abrir las puertas.
¿Cómo se lleva a cabo la evangelización en Honduras?
Aquí realizamos planes de trabajo y hacemos evangelismo personal; llevamos la Palabra de Dios casa por casa, además oramos y ayunamos para pedir que Cristo rompa cadenas, levante más obreros, que podamos entrar a otros departamentos para que la Obra pueda crecer.
Nosotros hemos llegado a lugares que nadie ha llegado. Una vez fui a una aldea donde se había predicado el Evangelio, se habían convertido casi todos, solo faltaba uno. La última vez que fui ya estaban todos convertidos y hoy tenemos una iglesia grande y una casa pastoral también.
En Honduras existen más católicos, pero la población evangélica ha crecido. Hay lugares donde rechazan la Palabra de Dios, pero en otros existe buena acogida. Recién hemos hecho una campaña en lugar llamado la Mosquitia y se convirtieron más de 70 personas; existen solo siete departamentos donde no hemos llegado. Esperamos alcanzar esas zonas, aunque nos faltan obreros para seguir avanzando, pero vamos a llegar.
Usted menciona que faltan obreros, ¿qué puede decir al respecto?
La Biblia nos dice en Mateo 9:35-38 que "Jesús recorría todas las ciudades y aldeas y, al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies" es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Lo primero que tenemos que hacer es orar, pedir a Dios obreros.
Una vez oramos al Señor por una zona que faltaba evangelizar, pedimos obreros y Dios nos respondió, llegaron los obreros, al final nos faltaba lugar para instalarlos. Como supervisor insto a los hermanos a llevar la carga misionera en el corazón y también que oren para llegar a
los departamentos de que nos faltan. Estamos planeando hallar los obreros necesarios para llegar a otros departamentos.
Pastor, tenemos un panorama marcado por la pandemia, ¿qué planes tienen para la iglesia en Honduras?
Cuando lleguen las vacunas queremos pedir permiso al gobierno a fin de invitar a los Oficiales Internacionales para un ayuno de pastores. También esperamos hacer nuestra convención presencial en agosto y queremos comprar un terreno para hacer un Centro de Convenciones. No tenemos oro ni plata, pero confiamos en el Señor.
¿Qué petición tiene usted para Honduras?
Como supervisor aquí en Honduras, pido que oremos a Dios por un avivamiento, no solo para que lleguen las almas, sino también para que los hermanos en la iglesia sientan la necesidad de estar cerca de Dios, sientan la necesidad de asistir a los templos, de evangelizar casa por casa y de ir al campo misionero. Por esta razón pido a los hermanos en el mundo que oren por Honduras para que la obra del Señor avance.
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