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Las protestas en Cuba son inusuales. En los últimos 62 años, solo en dos oportunidades la población salió a manifestarse en las calles. La última vez ocurrió a principios de julio último, agobiada por las restricciones, el hambre y la falta de

libertades. ESTEBAN GUERRA

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CUBA Y SU PATRIA O VIDA

Cada vez es más evidente que las promesas de libertad, justicia social, sociedad sin clases y paz, hecha por Fidel Castro hace seis décadas fueron mentiras. Resultaron solo restricciones, hipocresía, autoritarismo, un régimen familiar autocrático que lavó el cerebro de un pueblo sumiso.

Durante los últimos sesenta años, cuatro millones de cubanos han dejado la isla rumbo a Estados Unidos y otros países en busca de un nuevo porvenir y la libertad, dividiendo familias enteras. Los que se quedaron soportan con estoicismo las restricciones de un régimen abusivo y totalitario que ha instaurado una sociedad empobrecida.

La primera vez que los cubanos salieron a protestar durante el régimen socialista que se inauguró en 1959, fue en agosto de 1994, en una manifestación llamada “maleconazo”. En Cuba faltaba la comida, los apagones duraban horas y había una enorme presión de quienes buscaban irse a Estados Unidos por cualquier vía.

En aquella oportunidad, miles de cubanos se lanzaron a las calles y fue necesario que el propio dictador, Fidel Castro, se apersonara ante los manifestantes y dialogara con ellos para disuadirlos.

PATRIA O VIDA Esas protestas antigubernamentales no volvieron a registrarse hasta el domingo 11 de julio último, cuando una gran cantidad de personas salieron a calles y plazas en diversas ciudades cubanas para volver a protestar por hambre y la difícil situación de la isla a raíz del coronavirus.

La pandemia golpeó a los cubanos justo cuando se tambaleaban por el aumento de las sanciones provenientes del anterior gobierno norteamericano de Donald Trump y la represión de su propio gobierno cada vez más descarnado.

Las sanciones estadounidenses afectaron la frágil economía de Cuba originada a la mala gestión financiera, lo que privó al gobierno de una fuente vital de divisas para cubrir una amplia gama de necesidades. Desde hace años el gobierno viene también lidiando el colapso económico de Venezuela, su aliado regional más cercano.

Por otro lado, el turismo, una de las principales fuentes de ingreso en la isla, se paralizó bruscamente cuando el país entró en un confinamiento total a causa del virus. En los primeros cinco meses de este año, el número de viajeros internacionales a Cuba cayó casi un 90 por ciento, en comparación con el mismo periodo en 2020, según la agencia nacional de estadísticas.

Asimismo, los cubanos en el exterior ya no podían enviar medicinas y dinero para sus familiares debido al cierre de la isla a causa de la pandemia que ha afectado duramente a la población.

El precio de los bienes también se ha disparado, con una inflación que subió aproximadamente 500 por ciento y sigue aumentando, asegura Pavel Vidal Alejandro, un execonomista del banco central cubano que ahora es profesor de economía en la Pontificia Universidad Javeriana en Colombia.

Cada vez con más problemas de liquidez, el gobierno cubano comenzó a cobrar por bienes difíciles de encontrar en moneda extranjera. Las colas para conseguir comida, que ya eran un ritual diario para muchos cubanos, abarcaban varias cuadras y obligaban a las personas a congregarse a medida que aumentaba el número de casos de coronavirus.

LAS EXIGENCIAS Las demandas de los cubanos son variadas. Piden que se terminen las largas filas para conseguir alimentos y medicamentos debido al desabastecimiento de bienes básicos; demandan que se acelere el plan de vacunación contra la COVID-19 ante un aumento en los contagios y exigen que se ponga fin a los

Las redes sociales como Facebook y Twitter fueron un actor protagónico en las protestas. La gente en las calles tomaba con sus celulares imágenes, hablaban por teléfono y buscaban enviar fotos a familiares o subirlas a la red. Así logró que el mundo mirara con asombro las inusuales protestas.

intermitentes cortes de energía que sufre la isla, sobre todo en el verano.

También hubo reclamos por un cambio político en la isla que se expresó en las consignas que cantaban muchos de los manifestantes como “¡Libertad!”, “¡Abajo la dictadura!” y “Patria o vida” en oposición al conocido lema castrista “Patria o muerte

La dictadura cubana culpó de las protestas a las redes sociales y denunció al gobierno de Estados Unidos por provocar un estallido artificial. Dice entender el “malestar de la ciudadanía”, pero las califica como “disturbios” o “desórdenes” de elementos antisociales y delincuenciales orquestados desde Estados Unidos y consecuencia de un bloqueo económico ejercido durante años.

Las redes sociales como Facebook y Twitter fueron un actor protagónico en las protestas. La gente en las calles tomaba con sus celulares imágenes, hablaban por teléfono y buscaban enviar fotos a familiares o subirlas a la red. Así logró que el mundo mirara con asombro las inusuales protestas.

La reacción gubernamental fue de una dura represión. Detuvo a disidentes y periodistas, ordenó un amplio despliegue de los cuerpos de seguridad en las zonas más “conflictivas” y llamó a salir a la calle a los partidarios del régimen para expresar su “adhesión a la revolución”.

Al mismo tiempo, evitando que el mundo siga informándose de las protestas, bloqueó el acceso total o parcial del servicio de Internet móvil, redes sociales como Facebook y plataformas de mensajería como WhatsApp.

Los incidentes esta vez fueron mayores que los de 1994. Hubo una verdadera ola de manifestaciones que estremeció ciudades y pueblos en todo el país, en las que participaron miles de personas. Aunque internet sigue cortado o funcionando mal, poco a poco han circulado vídeos en las redes sociales que muestran las protestas.

Las protestas son resultado de la crisis económica, de la pandemia que ocasionó muchas muertes y desnudó las deficiencias hospitalarias; y del mayor acceso a Internet que ahora permite que los cubanos reciban más información y puedan organizarse más fácilmente vía las redes sociales. La gran pregunta es: ¿Continuarán las manifestaciones?

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