Carlos Pérez Mujica
月見 Tsukimi
Carlos Pérez Mujica Nació en La Independencia de San Felipe, estado Yaracuy (Venezuela). Médico Cirujano. Anatomista. Especialista en Imagenología y Diagnóstico por Imágenes. Profesor de Anatomía Humana Normal de la Universidad de Los Andes. Colabora como articulista en varios diarios regionales escribiendo la columna La Cola del Escorpión. Como narrador recibió Mención de Honor en el “Concurso de Cuento, Ensayo y Poesía DAES ULA” por Tetralogía de la Desesperanza (1991). Produjo y condujo el programa radial Collage dedicado a la difusión cultural (1994-97). Ganador del Primer Premio del “Concurso Literario APULA” mención poesía por Haiku Tropical (2004). Cuarto Lugar “Concurso de Cuento y Poesía breve de la Librería Mediática”, Mención Cuento (2014). Primer Lugar, Segundo Lugar y Tercer Lugar “Concurso de Cuento y Poesía breve de la Librería Mediática”, Mención Poesía (2015). Ha publicado las siguientes obras: Haiku Tropical (2004), Asahi El Alba (2008), Haizoo (2011), Palomares (2014), Haikus desde los Andes Venezolanos (2015). Asiduo participante en las diversas versiones del Festival Mundial de Poesía desde 2006. Conferencista, dedicado al estudio y la difusión de la poesía japonesa especialmente del Haiku.
Ukumarito (voz quechua), representación indígena del oso frontino, tomada de un petroglifo hallado en la Mesa de San Isidro, en las proximidades de Santa Cruz de Mora. Mérida – Venezuela.
El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial el perro y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores de Venezuela, tiene como objeto fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la publicación de autores, principalmente inéditos. A través de un Consejo Editorial Popular, se realiza la selección de los títulos a publicar dentro de un plan de abierta participación.
Como homenaje a uno de los maestros del ensayo en Hispanoamérica la Colección Mariano Picón Salas propone, abarcando los diferentes tópicos dentro del género. La serie Documentos se inscribe en el pensamiento como herramienta educativa y de investigación. En el ámbito de lo social, el libro aquí adquiere un aspecto relevante por su vinculación directa con el Estado y las comunidades, fortaleciendo su papel protagónico en el actual proceso de cambios necesarios para la inclusión a la nueva sociedad que aspiramos en el siglo XXI.
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© Carlos Pérez Mujica © Fundación Editorial el perro y la rana, 2016 Ministerio del Poder Popular para la Cultura Centro Simón Bolívar, Torre Norte, Piso 21, El Silencio, Caracas – Venezuela 1010 Telfs.: (0212) 377.2811 / 808.4986 RIF: G-20007541-4 sistemanacionaldeimprentas@gmail.com editorial@elperroylarana.gob.ve http://www.elperroylarana.gob.ve Ediciones Sistema de Editoriales Regionales, Mérida Calle 21, entre Av 2 y 3. Centro Cultural Tulio Febres Cordero, nivel sótano Mérida – Venezuela merida.ser.fepr@gmail.com @SNIMerida https://issuu.com/imprentamerida Diseño y diagramación YesYKa Quintero Depósito Legal: DC2016001280 ISBN: 978-980-14-3622-5
月見 Tsukimi Carlos Pérez Mujica Fundación Editorial el perro y la rana Sistema de Editoriales Regionales - Mérida. 2016 Colección Ramón Palomares
Prólogo Los haikús de Carlos Pérez Mujica
No es difícil entender por qué la más afortunada de la formas de la poesía clásica japonesa, el haikú, logró en todo el mundo la reputación que ya había alcanzado en su país de origen: simbolizaba un estado de espíritu cercano a la iluminación, devenido de la tradición budista del satori, capaz de despertar, en la representatividad de lo real, un destello culminante de emoción, estética y ontológica, con ínfimos elementos expresivos. Tanto como literaria, el haikú se transformó así en experiencia fundamentalmente espiritual: intentó fundir el mundo objetivo, o un instante
determinado del mismo, con un estado de plenitud en el cual ser y estar logran fusionarse. Esta aprehensión del instante por la letra, a la vez descriptiva y sugestiva –y aquí presento mis excusas por la arbitrariedad de citar algo que escribí en sitio distinto– “conforma una extraña realidad: la descripción no describe ni la sugestión adjetiviza: propicia el centelleo, el chispazo iluminador de la imagen como lo haría el flash de una cámara fotográfica de lente semivelado. La “fotografía” resultante traza los contornos de la representación para que la capacidad intelectual y emotiva del lector trasponga la mera referencia objetiva y cree una nueva realidad, una fugaz pero insondable revelación”. No es la primera vez que Carlos Pérez Mujica aborda y logra penetrar en el relámpago de este diminuto colibrí literario. Un libro suyo anterior, Haikú tropical, contiene doscientos cincuenta haikús, casi todos bajo la preceptiva tradicional de los tres versos de 5, 7 y 5 sílabas que conformaron al pequeño instrumento lírico desde que se
desprendiera de la tanka, forma comúnmente utilizada en la poesía clásica nipona, de cinco versos en dos estrofas conformadas respectivamente por 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas sin rima, y específicamente del haikai-renga, conformado por tres versos penta, hepta y penta silábicos que se sucedían en especie de juego contrapuntístico en el que participaban dos o más poetas y que podía alcanzar la extensión que sus participantes le otorgaran. Hijo putativo de este último, el haikú se independizará para emprender una de las aventuras más afortunadas que forma poética alguna haya alcanzado universalmente. En su libro anterior Carlos Pérez Mujica incursionaba con el pequeño poema de diecisiete sílabas (preceptiva que por lo demás el tiempo y los autores, entre ellos el propio autor, se han encargado de matizar o eludir aunque conservando la estructura de tres versos) en diversos temas de la cotidianidad y su acontecer, privilegiando escenarios y circunstancias vividos, sentidos y/o evocados en una
atmósfera de cercana nostalgia, y lo hacía con pleno dominio significativo de la imagen y precisión del lenguaje. En esta compilación, sin embargo, todos los haikús están dedicados a la magia selenita que ha deslumbrado al ser humano desde sus remotos orígenes. Y si en aquel hallamos estos reveladores ejemplos: Sobre el sereno azul pasa la garza rompiendo el agua. … Es invisible la pasión que despides pero se mira. … Entre hoja y sombra dispuesta a la plegaria canta la rana.
… A la intemperie las lenguas del huracán lamen la playa. En este, nombrado Tsukimi en honor del festival que en Japón se dedica a la observación de la luna, sus textos alcanzan fulgores simbólicos más cercanos a la tradición temática de una forma lírica que tuvo a cultores tan reputados como Basho y sus continuadores Buson, de decantada perfección; Issa, quien a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX lo utilizó para evocar, más allá de los fulgores esperados, intensos y dolidos cuadros existenciales en los que humor y sarcasmo increpan o parafrasean la desconcertante realidad; o Shiki Masaoka, de fines del XIX, quien cultivó un agnosticismo de ruptura, rebelde, lúcido y dotado de maestría, ante “el espectáculo del mundo”:
Luna encantada Hoy te has puesto el vestido De calabaza. … Muere la noche Y entre la luna y yo No queda nada. … Cuelga la luna De la noche oscura Como una hostia. … Resopla el viento Y disuelta en el agua Queda la luna.
Bienvenida pues esta pequeĂąa alhaja de interiores candiles con la que Carlos PĂŠrez Mujica nos abre otra ventana de iluminaciones imprevistas. Gustavo Pereira
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En el Japón, septiembre es el mes del tsukimi, un festival literalmente dedicado a contemplar la luna. Es durante esta festividad cuando se organizan reuniones para observar la primera luna llena del otoño, aunque eventualmente se extiende a los días sucesivos. Contradictoriamente septiembre es el mes de las lluvias o de nagametsuki, De acuerdo con el calendario lunar, el plenilunio que aparece alrededor del noveno mes recibía el nombre de “Luna de mediados de otoño”, o chūshū no meigetsu en romanji, una de las cuatro maneras de escribir en idioma japonés y se hizo costumbre organizar fiestas para la contemplación lunar y apreciar así su particular belleza además de festejar la llegada del otoño. De aquí viene el nombre de esta fiesta. Tsukimi | 17
En la superficie de la luna, los japoneses ven un conejo que amasa mochis, una especie de pastelillos redondos de pasta de arroz. Cuenta una leyenda que Buda en una de sus reencarnaciones fue un Conejo. Buda les pidió a sus amigos animales que los días de luna llena ofrecieran comida extra a los humanos. Todos trajeron pescado, carne, frutas menos el conejo, que sólo pudo traer algo de su alimento, hierba, no muy del agrado de los seres humanos. Buda le pidió entonces al conejo sacrificarse y este presuroso saltó a la hoguera, pero la flama no estaba caliente y sobrevivió. Buda en muestra de aprecio por su gesto dibujó un conejo en la luna como recordatorio del desprendimiento del lepórido. Desde entonces, como ofrenda a los dioses, durante el tsukimi los japoneses colocan varios alimentos bajo la luz de la luna: tsukimi dango (mochis especiales de esta festividad), castañas, sake, así como ramas de suzuki, yerba que al parecer apetecen los conejos. También se pueden
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pedir deseos y se escucha música ejecutada con instrumentos tradicionales, siempre por supuesto, contemplando la luna. Afirman además, que la luna de la cosecha es la más bella de todo el año. El tsukimi como otras tantas tradiciones japonesas es originario de la China y se extendió al archipiélago nipón en el periodo Heian (794-1185) para popularizarse durante el periodo Edo. Como con tantas otras influencias provenientes de China, los japoneses fueron adaptando el tsukimi hasta darle un matiz propio. Al principio, la festividad fue acogida únicamente por las clases dominantes, que aprovechaban la celebración para recitar poemas bajo la luz de la luna mientras degustaban un suculento banquete pero muy pronto se popularizó y en los actuales momentos persiste bien como actividad pública al aire libre o efectuada en la intimidad del hogar. Entre los poemas que se recitaban en estas ocasiones, ocupaban un puesto importante los haiku dedicados a
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nuestro satélite natural. Y por otra parte, la contemplación de la luna de otoño se convirtió en un verdadero tema de inspiración para la creación poética. En este opúsculo se encuentran recogidos tantos versos como días de otoño dejó el cielo contemplar el ciclo lunar. Con la levedad de una libélula, la majestuosidad de una mariposa y la luminosidad de una luciérnaga, la luna transita por las noches convirtiendo en selenitas a los seres vivos, nadie escapa del influjo lunar, desde las mareas hasta las conductas díscolas de la gente sufren un incremento en los días de plenilunio. La cantidad de lunáticos es inherente a la fase de la luna que esté actuando y hasta para la policía y los demás cuerpos de seguridad las noches de luna llena se vuelven una pesadilla. A los poetas les resulta altamente tóxico el influjo de la luna y debido a esto, este poemario registra el resultado de esta atracción que ejerce Selene sobre la creación literaria que no es si no a que dudarlo, otro tipo de locura.
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Toma ahora el jarro de dulce de leche y tiralo al viento para que al regarse salpique de estrellas la tiniebla. Ramรณn Palomares (1935-2016) El Reino
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Entre las nubes Esconde su gordura La luna llena
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Luna encantada Hoy te has puesto el vestido De calabaza
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Con tanta noche La luna luce al fondo Maravillosa
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La luna emergiĂł De pronto y sin avisar De entre las nubes
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El sol celoso Se esconde de la luna Para espiarla
Tsukimi | 27
Encantadoras Se ven esas nubes con La luna llena
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Al amanecer Entre estrellas dormidas Canta la luna
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Vivaz saltĂł un pez Destello de escamas Bajo la luna
30 | Carlos PĂŠrez Mujica
Como de café La noche, pues de azúcar Se ve la luna
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Paseo nocturno La luna tras los bambĂşes Es una cebra
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Llegรณ el invierno Y en el cielo hay una gran Bola de nieve
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Ya es madrugada Y tĂş sigues sin dormir Insomne luna
34 | Carlos PĂŠrez Mujica
TambiĂŠn a la mar La luna le resulta Irresistible
Tsukimi | 35
El mar se empina Tratando de alcanzarte Lejana luna
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Cesa la lluvia Y se llenan de lunas Todas las charcas
Tsukimi | 37
TambiĂŠn los gatos Le cantan a la luna Sus serenatas
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Alucinando Veo la luna danzar Sobre una rama
Tsukimi | 39
Casi sin querer El gancho de la luna Rasga las nubes
40 | Carlos PĂŠrez Mujica
Basho, la luna Dirige el concierto Del viejo estanque
Tsukimi | 41
Tiene la noche Un aroma embriagador ¿Será la luna?
42 | Carlos Pérez Mujica
En el estanque Ya no hace falta cielo Pa’ verte luna
Tsukimi | 43
Loca la noche Me ofrece como luna un Trozo de melĂłn
44 | Carlos PĂŠrez Mujica
Pรกlida luna Devuelve su desnudez A mi memoria
Tsukimi | 45
A mi ventana Se asoma curiosa La luna llena
46 | Carlos PĂŠrez Mujica
Luna de estĂo Tan chiquitas tus noches Y tan guapa ella
Tsukimi | 47
Diez lunas llenas Ya he visto pasar mientras Tu vuelta espero
48 | Carlos PĂŠrez Mujica
Ya es media noche Y la luna parece Un crisantemo
Tsukimi | 49
La luna nueva No hará que cambie de ella Mi humilde opinión
50 | Carlos Pérez Mujica
En la oscuridad Me mira fijamente La luna llena
Tsukimi | 51
La noche quedó Tan ciega como Borges En luna nueva
52 | Carlos Pérez Mujica
Dos lunas nuevas Me miran en la noche Tus ojos negros
Tsukimi | 53
El monje observa La inmensa luna y ella Lo mira a él
54 | Carlos Pérez Mujica
Con tanto sueĂąo La luna me parece Media pastilla
Tsukimi | 55
Qué maravilla Hoy la luna en mi fogón Es una arepa
56 | Carlos Pérez Mujica
Lo acabo de ver Se ha caĂdo la luna En el estanque
Tsukimi | 57
Negra, la luna En la faz de la noche Es tu sonrisa
58 | Carlos PĂŠrez Mujica
Releyendo a Digu Ryokan (1785-1831)
El ladr贸n huy贸 S贸lo dej贸 la luna En la ventana
Tsukimi | 59
Mi taza con té A lo lejos la luna Tú en mis recuerdos
60 | Carlos Pérez Mujica
De una rama A punto de quebrarse Cuelga la luna
Tsukimi | 61
Observando el eclipse de luna del 15 de abril de 2014
La luna de abril Oculta entre las nubes Se ruboriza
62 | Carlos PĂŠrez Mujica
Observando el eclipse de luna del 15 de abril de 2014
Enrojecida La luna caprichosa Parece Marte
Tsukimi | 63
Observando el eclipse de luna del 15 de abril de 2014
Se ha puesto roja De tanto que la miran La luna llena
64 | Carlos PĂŠrez Mujica
Hoy el lobo saliรณ Dispuesto a aullar, pero Fallรณ la luna
Tsukimi | 65
Le dio a la luna Por ponerle los cuernos A la montaĂąa
66 | Carlos PĂŠrez Mujica
La media luna Al pasar por el bosque Es una hamaca
Tsukimi | 67
Muere la noche Y entre la luna y yo No queda nada
68 | Carlos PĂŠrez Mujica
Dos nubarrones Precisamente ahora Que hay luna llena
Tsukimi | 69
Cruza la noche La barca de la luna Cuando es menguante
70 | Carlos PĂŠrez Mujica
Como una perla Cobijada entre nubes La luna llena
Tsukimi | 71
Se va alejando Ella como la luna Desaparece
72 | Carlos PĂŠrez Mujica
Tremendo apagรณn Cรณmo nos hace falta La luna llena
Tsukimi | 73
Cuelga la luna De la noche oscura Como una hostia
74 | Carlos PĂŠrez Mujica
El sol posaba Y la luna distraĂda SaliĂł en la foto
Tsukimi | 75
Basta tu ausencia Para hacer de la noche Más negra y fría
76 | Carlos Pérez Mujica
Aquella nube Como en “Un perro andaluz” Corta la luna
Tsukimi | 77
Noche de insomnio La luna en la ventana Me hace un guiĂąo
78 | Carlos PĂŠrez Mujica
Luna menguante En la noche cรกlida Es un abanico
Tsukimi | 79
Resopla el viento Y disuelta en el agua Queda la luna
80 | Carlos PĂŠrez Mujica
Aquella mancha Que se le ve a la luna Es un conejo
Tsukimi | 81
Noche de juerga Quedamos frente a frente La luna y yo
82 | Carlos PĂŠrez Mujica
La luna roja En medio de la noche Es un buĂąuelo
Tsukimi | 83
A media noche Perdida entre las luces Se ve la luna
84 | Carlos PĂŠrez Mujica
Claro de luna Encandila al ciervo Por un instante
Tsukimi | 85
Límpida ondea Como recién lavada La blanca luna
86 | Carlos Pérez Mujica
ยกOtra
vez se fue La luz, ojalรก y salga La vieja luna!
Tsukimi | 87
Sin luna en casa Basta una luciĂŠrnaga Como linterna
88 | Carlos PĂŠrez Mujica
La luna pide Riendo pĂcaramente Que le haga un haiku
Tsukimi | 89
Paciente esperĂŠ A que entrara la noche Y hoy no hubo luna
90 | Carlos PĂŠrez Mujica
La luna llena De brillo sobre el agua Deja una estela
Tsukimi | 91
Es media noche Ya no hay nadie despierto ¡Ah sí, la luna!
92 | Carlos Pérez Mujica
Es tan pequeĂąa La chaca, que a duras penas Cabe la luna
Tsukimi | 93
Pasa el caracol Y tras su hĂşmeda huella Se va la luna
94 | Carlos PĂŠrez Mujica
Índice Prólogo
9
Entre las nubes
23
Luna encantada
24
Con tanta noche
25
La luna emergió
26
El sol celoso
27
Encantadoras
28
Al amanecer
29
Vivaz saltó un pez
30
Como de café
31
Paseo nocturno
32
Llegó el invierno
33
Ya es madrugada
34
También a la mar
35
El mar se empina
36
Cesa la lluvia
37
También los gatos
38
Alucinando
39
Casi sin querer
40
Basho, la luna
41
Tiene la noche
42
En el estanque
43
Loca la noche
44
Pálida luna
45
A mi ventana
46
Luna de estío
47
Diez lunas llenas
48
Ya es media noche
49
La luna nueva
50
En la oscuridad
51
La noche quedó
52
Dos lunas nuevas
53
El monje observa
54
Con tanto sueño
55
Qué maravilla
56
Lo acabo de ver
57
Negra, la luna
58
El ladrón huyó
59
Mi taza con té
60
De una rama
61
La luna de abril
62
Enrojecida
63
Se ha puesto roja
64
Hoy el lobo salió
65
Le dio a la luna
66
La media luna
67
Muere la noche
68
Dos nubarrones
69
Cruza la noche
70
Como una perla
71
Se va alejando
72
Tremendo apagón
73
Cuelga la luna
74
El sol posaba
75
Basta tu ausencia
76
Aquella nube
77
Noche de insomnio
78
Luna menguante
79
Resopla el viento
80
Aquella mancha
81
Noche de juerga
82
La luna roja
83
A media noche
84
Claro de luna
85
Límpida ondea
86
Otra vez se fue
87
Sin luna en casa
88
La luna pide
89
Paciente esperé
90
La luna llena
91
Es media noche
92
Es tan pequeña
93
Pasa el caracol
94
VersiĂłn digital, octubre de 2016 Sistema de Editoriales Regionales MĂŠrida - Venezuela
Colección Ramón Palomares Tsukimi En este, nombrado Tsukimi en honor del festival que en Japón se dedica a la observación de la luna, sus textos alcanzan fulgores simbólicos más cercanos a la tradición temática de una forma lírica que tuvo a cultores tan reputados como Basho y sus continuadores Buson, de decantada perfección; Issa, quien a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX lo utilizó para evocar, más allá de los fulgores esperados, intensos y dolidos cuadros existenciales en los que humor y sarcasmo increpan o parafrasean la desconcertante realidad; o Shiki Masaoka, de fines del XIX, quien cultivó un agnosticismo de ruptura, rebelde, lúcido y dotado de maestría, ante “el espectáculo del mundo”.
Sistema de Editoriales Regionales
Mérida
Carlos Pérez Mujica (Yaracuy, Venezuela, 18 de marzo 1960)
Médico de profesión. Docente de la Universidad de Los Andes (ULA). Recibió Mención de Honor en el Concurso de DAES ULA con Tetralogía de la Desesperanza (1991). Produjo y condujo el programa radial “Collage” (1994-97). Ganador del Primer Premio del “Concurso Literario APULA” mención poesía con Haiku Tropical (2004). Asiduo participante en el Festival Mundial de Poesía desde 2006. A publicado Asahi (El Alba) 2008. Haizoo (2011). Es Administrador del blog Haizoo y el blog La Cola del Escorpión.