PASEO BOTÁNICO-LITERARIO «FERNANDO QUIÑONES» ENMARCADO DENTRO DE LA IX RUTA QUIÑONES
I M P R E S I O N E S D E U N A R U TA
I M P R E S I O N E S D E U N A R U TA
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uando Blanca Flores y la Asociación Amigos de Quiñones nos propusieron (o le propusimos —el orden de los factores no altera el producto—) una ruta botánico-literaria por el Parque Genovés empezamos a imaginar cómo organizarla. Había que seleccionar una serie de poemas o fragmentos y asociarlos a la amalgama de elementos naturales que se pueden encontrar en el afamado parque gaditano. Tras meditarlo, nos decantamos por llevar a cabo un recorrido a través la Generación del 50, ya que el poeta homenajeado se suele clasificar dentro de ese grupo y buscar así el vínculo que mantuvo con otros poetas de esa generación, especialmente con Julio Mariscal, poeta que residió durante diez años en nuestro pueblo, y que mantuvo amistad con Quiñones, e incluso juntos debieron pasear por nuestro pueblo, además de por Cádiz, ciudad donde se conocieron y, por supuesto, por Arcos, pueblo natal de Mariscal donde Fernando lo visitó en alguna ocasión. La selección de los poemas y de las plantas contendrá con toda seguridad numerosos olvidos imperdonables. Confiamos en que las ausencias se vean mitigadas al reconocer la calidad que encontramos en dicha época de nuestra historia literaria y la posibilidad de pasear por el majestuaoso parque y gozar de sus primores. Esperamos, con todo, que disfrutéis de este paseo, que nos embriaguemos de naturaleza y de poesía, con la compañía de estos hombres y mujeres que en algún momento de sus vidas tocaron el mismo suelo que nosotros pisamos ahora. Algunas introducciones han sido tomadas o inspiradas en el libro Poetas andaluces de los años cincuenta, de Mª del Carmen García Tejera y José Antonio Hernández Guerrero. También nos hemos servido de otros libros como Platero (1948-1953) de Hernández Guerrero, de la Poesía completa de Julio Mariscal, preparada por Blanca Flores para la Isla de Siltolá o de la reciente biografía de Carlos Edmundo de Ory, obra de Mané García Gil, editada por la Fundación Lara.
GLORIA FUERTES Es uno de los referentes de la literatura infantil española del siglo XX, aunque es ampliamente reconocida también por su poesía social. Son muchas las facetas literarias. Colocó a las personas como ejes de su obra y mantuvo una gran relación con muchos de los poetas andaluces y gaditanos de los 50 como es el caso de Fernando Quiñones. Fue colaboradora de las revistas gaditanas, y fundó junto a autores andaluces como Julio Mariscal y Antonio Gala la revista Arquero de Poesía.
GEOGRAFÍA HUMANA
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irad mi continente contenido brazos, piernas y tronco inmesurado, pequeños son mis pies, chicas mis manos, hondos mis ojos, bastante bien mis senos. Tengo un lago debajo de la frente, a veces se desborda y por las cuencas, donde se bañan las niñas de mis ojos, cuando el llanto me llega hasta las piernas y mis volcanes tiemblan en la danza. Por el norte limito con la duda, por el este limito con el otro, por el oeste Corazón Abierto y por el sur con tierra castellana. Dentro del continente hay contenido, los estados unidos de mi cuerpo, el estado de pena por la noche, el estado de risa por el alma —estado de soltera todo el día—. Al mediodía tengo terremotos si el viento de una carta no me llega, el fuego se enfurece y va y me arrasa las cosechas de trigo de mi pecho.
El bosque de mis pelos mal peinados se eriza cuando el río de la sangre recorre el continente, y por no haber pecado me perdona. El mar que me rodea es muy variable, se llama Mar Mayor o Mar de Gente a veces me sacude los costados, a veces me acaricia suavemente; depende de las brisas o del tiempo, del ciclo o del ciclón, tal vez depende, el caso es que mi caso es ser la isla llamada a sumergirse o sumergerse en las aguas del océano humano conocido por vulgo vulgarmente. Acabo mi lección de geografía. Mirad mi contenido continente. [Gloria Fuertes, Cómo atar los bigotes del tigre. 1969]
AQUILINO DUQUE Abogado y escritor, ha cultivado la poesía neopopular (en la linea albertiana). El andalucismo patente en algunos de sus poemas convive con una actitud cosmopolita. En la poesía de Aquilino Duque aparecen las formas cultas y populares; la meditación sobre el amor, la soledad y la muerte junto con una actitud de compromiso ético e incluso de sátira política [Fuente: Poetas andaluces de los cincuenta. Mª del Carmen García Tejera y José Antonio Hernández Guerrero. Fundación Lara. Sevilla. 2003]. Amigo también de Quiñones y de nuestro admirado Julio Mariscal con el cual paseó por las calles de Paterna, Duque combina formas cultas con populares y eso hace su poesía muy universal y andaluza a la vez.
HUERTA Y JARDÍN
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omo rosa de fuegos de artificio estalla, estrella azul, el agapanto. Se arremolinan diez espadas verdes. ¿Qué sería del mundo si a la hora de la siesta no se oyera el rumor de las cigarras o al lubricán enmudeciera el grillo? En el verano más atroz siempre habrá un pozo de agua fresca y una brisa que salte de poniente. Y en la raya de mar del horizonte la gran naranja del verano se trueca en gajo de limón lunero. [Aquilino Duque, Entreluces. 2009]
JULIO MARISCAL Del Julio Mariscal, poeta, poco vamos a descubrir. Más que nada porque ya ha sido estudiado en profundidad, entre otros por nuestra anfitriona de hoy, Blanca Flores, que ha movido cielo y tierra para buscar las raíces del arcense por los pueblos por donde él pasó. Entre ellos, el nuestro, donde Blanca se entrevistó en su momento con infinidad de personas que lo conocieron. En Paterna, Mariscal profundizó en el flamenco fomentando el cante del cual Paterna es cuna, la Petenera, e incluso fue uno de los promotores de su concurso, por el cual pasaron en su momento artistas de la talla de Lola Flores o Manolo Escobar y más recientemente, David Palomar, María Terremoto o Diana Navarro, entre otros. Además durante su estancia en Paterna se publicaron obras fundamentales del arcense como Tierra o Tierra de secanos. De él traemos uno de los poemas mortuorios más bellos escritos en lengua española, en palabras de Pedro Sevilla.
CIPRÉS
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quí, donde los hombres se han tendido para olvidarse dentro de su muerte, tú sigues vertical, sin ofrecerte, limpio y sonoro al último latido. ¿Qué manos que ya fueron se han unido en tierra cruda para sostenerte? ¿Qué talle de otro abril vino a traerte ejemplo en las cenizas de su olvido? Bocas sin risa, senos, cabelleras, se mezclan en tu sangre, envenenada por el terrible empeño de la altura. ¡Qué loco derrochar de primaveras en el tapete verde de la nada para que se cumpliera tu hermosura! [Julio Mariscal, Corral de muertos, 1953]
CARLOS EDMUNDO DE ORY Hijo del modernista gaditano Eduardo de Ory, quizá el representante más importante del movimiento, que llegó a recibir a Rubén Darío (gran admirador de gaditanos, especialmente de Castelar). Carlos Edmundo, poeta extravagante, conocido por los aerolitos, y por su vinculación al Postismo, movimiento alrededor del cual dirigió en Madrid revistas como Postismo y La cervatana, durante su etapa madrileña. Recibiría en Madrid a Fernando Quiñones en su primera visita a la capital.
LAS HOJAS DE LA VIDA
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almeras en un desierto bajo un cielo de donde arranca su raíz eso es el ser humano enhiesto diz que bien plantado en un suelo común. Ya mueve cinco ramas al tuntún y colma su experiencia de infeliz árbol vivo con ojos y nariz manos orejas lengua en el simún. No hay nada fijo todo es transitorio la realidad de un prisma de ilusiones y la materia una invención verbal. ¿Qué son las cosas? Campo vibratorio un juego de electrones y protones bullendo más allá del Bien y el Mal. [Carlos Edmundo de Ory, 1979]
JUAN DE DIOS RUIZ COPETE Nació en Prado del Rey (Cádiz), en 1930. Ha destacado como crítico literario después de una etapa inicial dedicada a la poesía y a la narrativa, en la que fundó, en Arcos de la Frontera, junto a Julio Mariscal y los hermanos Antonio y Carlos Murciano, entre otros, la revista Alcaraván. En su faceta de crítico y ensayista, ha sido colaborador asiduo del diario ABC y de las revistas La Estafeta Literaria y Poesía Hispánica, entre otras.
AL BORDE DE UNA ESTRELLA
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regúntame muchacho: por qué el silencio verde se proclama en nostalgia, por qué su molde tibio participa en mi hechura. Subiendo, todavía, por los últimos puentes, por las primeras lluvias que no traían mensajes, cuando las madrugadas se enredaban al sueño, cuando yo confundía vientos de bocacalle, ya la nube se ampliaba por abarcar mi frente. Pero no me arrepiento. En aquellas espumas donde el sol no se pudre, donde se convertía la sangre en un sigilo, los árboles gritaban para evitar la angustia que se difuminaba, cayendo de los pómulos. La gran veleta azul convertía las luces en un crecer de cúpulas agrandando las tardes, y mientras las palmeras, los vértices del pino lanzaban sus señales al sauce y a los pájaros nosotros conspirábamos al ordenar los montes y al guardar en la frente lo más infinito. Y solo cuando el viento restalla mariposas, asomando la punta de la sabiduría,
el llanto prodigioso se levantaba en pico, anulando el delirio de la primera espiga. Hoy cualquier olorcillo, con algún manotazo se atreve a abrirme bocas donde habitan las nubes, y aparecen los júbilos llenos de corazones, de sublevados pálpitos y voces conmovidas, porque también entonces, casi diariamente, el amor como un pulpo se asomaba a los labios. Dos golpes de nevada, hacen esta antevíspera, que se levanta ahora al borde de la estrella, que se proclama al roce de un credo en la garganta, y que se constituye pidiendo ampliaciones. Por eso la inauguro en cada voz clamada, porque sé que en esta agua de lluvia procurarán las alas pisarme los talones, unirse a mis cabellos batidos en bandera. porque sé que en el hueco de mis ojos tendidos, se injertarán de fuerza al abrir mis pestañas. [Juan de Dios Ruiz. «Platero» Nº 16. Abril 1952]
ELENA MARTÍN VIVALDI Granadina, fue archivera y bibliotecaria y trabajó en Osuna, Sevilla, Huelva y Granada. Aunque por su nacimiento y muerte está próxima al 27 (1907), por los años de publicación de sus poemas se la vincula al 50. Poeta intimista y melancólica, constituye un enlace entre la poesía del 27 y poetas actuales como Luis García Montero, pasando, por supuesto, por la generación del 50. En el jardín botánico de la universidad de Granada se inspiró a menudo con un árbol hermano de este que contemplamos.
GINKGO BILOBA
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n árbol. Bien. Amarillo de otoño. Y esplendoroso se abre al cielo, codicioso de más luz. Grita su brillo hacia el jardín. Y sencillo, libre, su color derrama frente al azul. Como llama crece, arde, se ilumina su sangre antigua. Domina todo el aire rama a rama. Todo el aire, rama a rama, se enciende por la amarilla plenitud del árbol. Brilla lo que, sólo azul, se inflama de un fuego de oro: oriflama. No bandera. Alegre fuente de color: Clava ascendente su áureo mástil hacia el cielo.
De tantos siglos su anhelo nos alcanza. Luz de oriente. Amarillo. Aún no imagina el viento, la desbandada de sus hojas, ya apagada su claridad. Se avecina la tarde gris. Ni adivina su soledad, esa tristeza de sus ramas. Fue certeza, alegria – ¡otoño ! - . Faro de abierta luz. Desamparo después. ¿Dónde tu belleza ? Elena Martín Vivaldi, 1996
PILAR PAZ PASAMAR María del Pilar Paz Pasamar nació en Jerez de la Frontera, Cádiz, el 13 de febrero de 1933, hija del coronel jerezano Arturo Paz Varela y de la maña Pilar Pasamar Mingote. Sus padres protagonizan una historia de amor propia del siglo XIX que marcará la vida de Pilar: la madre era una cantante de arias de ópera y zarzuela, amante del teatro y con un prometedor porvenir en la música, que, por cierta reticencia familiar y por conocer a quien sería su marido, abandonó su carrera de cantante. Otro hecho fundamental vendría a marcar su historia, como la de todo el país: el estallido de la guerra civil en 1936. La madre, según recuerda la autora, incapaz de soportar la ausencia del marido, se acerca hasta el frente en un coche con ella y su hermana, en medio de un bombardeo. Era el año 1939, y la atrocidad de la guerra quedó grabada en sus recuerdos, así como el amor incondicional de sus padres. [Fuente: Centro virtual Cervantes]
FRAGMENTO DE UNA ENTREVISTA...
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legué a Platero uno de esos veranos de vacaciones de la mano de José Manuel Caballero Bonald, que se había interesado mucho por mis poemas, los que había escrito desde los catorce hasta los dieciséis años y que ahora formaban parte de mi primer libro: Mara. Ese verano se celebraba en Cádiz el primer curso usiversitario para extranjeros. Un acto a celebrar era en el teatro Arbolí. Lo primero que me sorprendió [...] fue ver a un soldadito raso de Infantería de marina que pasaba el brazo y apretujaba el cuello, sobre los hombres del almirante Martel. Aquel soldatito era Fernando Quiñones. Nuestro cometido, el de José Luis Tejada, Quiñones, y mío, era el de recitar nuestros propios versos ante un auditorio que considerábamos importante: José María Peman, Miguel Martínez del Cerro, el gobernador civil Varcárcel -que nos había prometido ayuda, como así fue- y los estudiantes extranjeros, en su mayoría hispanoamericanos. El soldadito «relaciones públicas» de Platero convirtió mi «primera corrida» en una actuación folklórica. Al fallarle el cantaor del grupo de Sección Femenina que actuaría con los poetas, me
pidió angustiadísimo que me colocase un traje de gitana y saliera al escenario a bailarle algo al público. Así lo hice y tuve un gran éxito aunque mi imagen de poetisa quedó un tanto confusa ante los «maestros» asistentes. Luego tuve ocasión, tambien con el grupo, de visitarles y leerles mis poemas. Lo que no puede evitar en aquel verano fue el asedio y persecución de algunos americanos que continuaban emperrados en oirme cantar lo de la «Pepa». Aquello se lo perdoné a Fernando Quiñones y desde ahí nació una amistad verdadera y mi incorporación definitiva al núcleo fundador de Platero. Yo ya conocía la obra de Juan Ramon Jiménez, Gerardo Diego, Gabriela Mistral, Machado, San Juan de la Cruz, y ellos me descubrieron a Vicente Aleixandre, Salinas, Guillén ,Hernández, Cernuda y muchos otros. Platero (1848-1954) Historia, antología e índices de una revista literaria gaditana, José Antonio Hernández Guerrero
FERNANDO QUIÑONES Ya hemos avanzado la vinculación de Fernando Quiñones y nuestro pueblo, a través de su amigo, el poeta arcense Julio Mariscal. Al menos de igual importancia hay otro aspecto que lo acerca a Paterna: el flamenco. Gran estudioso de palos flamencos profundizó en la Petenera e incluso en sus Poemas flamencos, sale a la palestra Paterna tanto en la introducción como en su «Responsillo por Dolores la Petenera». En nuestra opinión, Paterna está en deuda con Fernando Quiñones. De alguna manera, hoy comenzamos a saldar esa deuda.
10 de Octubre de 1992 (Diario de Cádiz)
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omo tantas otras materias, la Zoología no acaba, ni mucho menos, de andar en orden por nuestro Cádiz. Claro que sufre alguna nota positiva, como el cardumen de jurela que, para llenazo y gozo de pescadores, visitó la Alameda unas cuantas tardes seguidas a mediados de septiembre. Pero eso de situar una cuadra, por muy provisional que sea, como generosa proveedora de moscas para la Universidad, o mantener en el Parque un mini-zoo tan absolutamente impresentable como el que padecemos, ya no son, además de ingratas, cosas de la naturaleza sino del Ayuntamiento. La superpoblación de patos bajo la ex cascada del Parque Genovés y su descuidada alimentación, bien invitan a un donativo y posterior banquete dispuesto por entidades caritativas y traducible a un radiante estofado. La pomposa jaula de palomas no presenta ejemplares distintos a los que nos salen de entre los pies en cualquier calle o plaza gaditana. Y de los cinco o seis monos ni hablemos. El hedor de sus cubiles debe llegar hasta la base americana de Rota -algo es algo- y una encomiable medida de seguridad ha previsto cubrir, con un rectángulo de espesa tela metálica, dos tercios de la reja exhibidora, de modo que cualquier desmas o mordisco simiesco es imposible. Pero la solución resulta tan chapucera, tan rebastísima, que también es ya imposible ver a los monos mismos, mire usted que bien.
© Cecilio Chaves © Amigos de Quiñones
En el Decalogo literario del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, el décimo mandamiento dice así: «Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea, pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él». Mijita a mijita. El Cádiz de Fernando Quiñones, Blanca Flores Cueto. Cazador de Ratas. 2018
Fernando Quiñones junto a Gerardo Diego en el Parque Genovés en 1953.