64 minute read

Andrés Martin

Next Article
Eduardo Astorga

Eduardo Astorga

Por Andrés Martin Gerente de estudios y evaluación ambiental ORBE Consultores

Advertisement

Responsabilidad en sobrevivencia de compensaciones forestales

Toda corta de bosque nativo se encuentra regulada por la ley 20.283 sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal, y debe hacerse previo plan de manejo aprobado por la Corporación Nacional Forestal (Conaf), en el cual se indica, además de las condiciones específicas de la corta a realizar, el lugar y las condiciones técnicas en la que se repone el bosque cortado. El objeto de la reposición es mantener la representatividad y superficies de ecosistemas boscosos presentes en las diferentes situaciones biogeográficas que presenta el país.

De acuerdo al Artículo 14 de la mencionada Ley, los compromisos de regeneración o reforestación establecidos en los planes de manejo aprobados por Conaf, o en las medidas de compensación o reparación establecidas por orden judicial, “se entenderán cumplidos cuando se verifique en terreno una sobrevivencia igual o superior al 75% del número de individuos comprometidos en los respectivos planes de manejo. Esta sobrevivencia deberá determinarse, no antes que dichos individuos cumplan dos años de vida, desde su plantación o regeneración natural”. Así, hasta hace muy poco, el cumplimiento de los planes de manejo de corta y reforestación se acreditaba ante Conaf a partir de los dos años de ejecutada la reposición, mediante un “informe de recepción de obras de reforestación”, acompañando los antecedentes de prendimiento y estado de la reforestación. Luego, una vez que Conaf verificaba el estado de la reforestación, acreditaba el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el plan de manejo respectivo, y entonces el interesado cesaba las actividades de mantención. Sin embargo, esta práctica no aseguraba el fin ambiental que tiene la regeneración o reforestación para la Ley, que busca que un bosque compensado se sustente por sí mismo en el tiempo y así asegure su regeneración natural, lo que con dos años de mantención claramente no es viable en el contexto de estrés que está imponiendo el cambio climático.

En consecuencia, Conaf recientemente ha informado a los consultores y gestores forestales que el hecho de dar por cumplidas las obligaciones previstas en un plan de manejo al cabo de dos años, no puede tomarse como el establecimiento definitivo del bosque, y ello no exime al responsable de asegurar la supervivencia del mismo. Esto puede ser fiscalizado por Conaf hasta por cinco años una vez ejecutada la reposición conforme al art. 48 de la Ley, y por un plazo indefinido por la SMA, si la regeneración o reforestación es un compromiso establecido por una resolución de calificación ambiental.

De esta manera, una “reforestación ejecutada” no es sinónimo de una “reforestación establecida”, y aun cuando se certifique por parte de Conaf el cumplimiento de la reforestación ejecutada, es de responsabilidad del ejecutor la sobrevivencia de la misma en el mediano y largo plazo.

A PESCAR LOS OLORES

Conozca aspectos generales del anteproyecto de norma de olores que se prepara para el sector pesquero, y algunas opciones para controlar estas emisiones.

“S e espera publicar el anteproyecto de norma durante el último trimestre de este año para dar inicio a la consulta pública”. Las palabras pertenecen a Daniela Caimanque, jefa de la Sección de Olores en el Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio del Medio Ambiente (MMA). Y hacen alusión a la primera propuesta regulatoria que se desarrolla en el país para controlar las emisiones de olor en el sector pesquero. La normativa regirá específicamente para las plantas elaboradoras de harina y aceite de pescado, y para las productoras de alimento para peces, en todo el territorio nacional. Y según comenta la especialista, las primeras se concentran en la región del Biobío, mientras que las segundas se ubican mayormente en la región de Los Lagos.

“Las principales unidades emisoras de olor se encuentran en las áreas de recepción de materia prima, producción y disposición de producto terminado, y planta de tratamiento de riles, dependiendo de la existencia de estas áreas en cada caso. Adicionalmente, es importante destacar la existencia de emisiones

Gentileza Ecolife

Una correcta medición es fundamental para realizar estudios de impacto odorante y controlar las emisiones. fugitivas”, expone la representante de la autoridad encargada de desarrollar esta normativa.

LÍMITES Y BUENAS PRÁCTICAS

Tal como ocurrió con la norma que regula las emisiones odoríferas en los criaderos de cerdo, el anteproyecto para el sector pesquero –que al 25 de octubre aún no se publicaba– planteará límites de emisión para las instalaciones reguladas.

En relación a esto, Daniela Caimanque señala: “La propuesta normativa posee un enfoque tecnológico, por lo que, para determinar los valores establecidos como límites de emisión de olor se han considerado las mejores tecnologías disponibles para la reducción de olor desde su origen. Adicionalmente, se ha considerado la exigencia de prácticas operacionales que contribuirá a la reducción de las emisiones de olor con acciones complementarias al límite de emisión”.

La profesional destaca, asimismo, que “la medición de olores se encuentra estandarizada de manera objetiva internacionalmente mediante normas técnicas que señalan los procedimientos de medición y que han sido considerados para la propuesta normativa. Estas normas técnicas se encuentran homologadas oficialmente en el país”. ¿Qué requerimientos se incluirán entre las prácticas operacionales para controlar los olores? La jefa de la Sección de Olores del MMA responde: “Dentro del conjunto de exigencias, se puede destacar que aun cuando la fuente emisora cuente con la mejor tecnología disponible para abatimiento de olores debe asegurar su buen funcionamiento. Para ello se exigirá un programa de monitoreo de parámetros operacionales en línea, para ser conectado a los sistemas informáticos de la Superintendencia del Medio Ambiente. Esto permitirá, por ejemplo, realizar un análisis de la relación de las contingencias

Alejandra Hernández indica que los cocedores y enfriadores son las principales fuentes odorantes en estas plantas. La norma regirá para plantas elaboradoras de harina y aceite de pescado, y de alimentos para peces, señala Daniela Caimanque. Katia Ritter señala que la medición continua es clave para entender el comportamiento de los olores en esta industria.

de olor con los registros de las mediciones continuas con respuestas mucho más inmediatas a la ciudadanía”.

Daniela Caimanque también comenta que los resultados del costo-beneficio de la propuesta normativa serán informados en el proceso de consulta pública. Y detalla el proceso de análisis que han llevado a cabo al respecto: “En la evaluación de costos se consideró la implementación de tecnologías de remoción y reducción de olor necesarias para cumplir los estándares de emisión, así como los costos de fiscalización, monitoreo y reporte asociados. Para los beneficios, se estimó el valor económico de la población afecta por la reducción de malos olores, mediante una metodología de valoración contingente. Además, se integró el concepto de justicia ambiental al análisis, por lo que se realiza una evaluación no monetaria complementaria al análisis de costo-beneficio”.

MEDICIÓN Y CONTROL

A la espera de conocer en detalle el anteproyecto de norma, resulta conveniente que las fuentes reguladas vayan preparándose para cumplir con las futuras exigencias. En ese contexto, representantes de dos empresas proveedoras de soluciones en este ámbito analizan el panorama en el sector pesquero y presentan algunas alternativas para medir y controlar sus emisiones.

Alejandra Hernández, ingeniero civil químico y key account manager de Ecolife, explica primero que las principales fuentes emisoras de olor en estas instalaciones “son los cocedores y enfriadores. Ambos emiten hacia el exterior sus descargas odorantes y la carga dependerá del tiempo de maduración de la materia prima; en algunos casos el olor se da en la materia que está descompuesta o en el traslado de ésta desde el puerto a alguna planta que esté más alejada. Esto se da sobre todo en las plantas 60 Días durará el proceso de consulta pública, una vez que se publique el anteproyecto de norma. En ese periodo cualquier persona natural o en representación de organizaciones, con o sin personalidad jurídica, podrá presentar su opinión y observaciones, a través de los canales habilitados por el Ministerio del Medio Ambiente.

productoras de harina de pescado”.

La especialista agrega que un desafío que se presenta en este sector es el alto “contenido de aminas presentes en las cargas odorantes, lo que dificulta el control de las emisiones, debido al costo que pueden tener, considerando que son plantas que procesan por temporada de pesca y no todo el año”.

Por su parte, Katia Valentina Ritter, gerente de medio ambiente de Envirowelt, ratifica que, de acuerdo al levantamiento hecho por la empresa en el marco de la instalación de su prototipo de medición de olor a mar E-Nase, las principales fuentes emisoras en las plantas elaboradoras de aceite y harina de pescado, y en las productoras de alimento para peces son los estanques de almacenamiento, las zonas de cocción, secado y prensado, los evaporadores y calderas, además de las plantas de tratamiento de residuos líquidos industriales (riles) en las instalaciones que cuentan con estos sistemas depuradores. ¿Qué tecnologías se suelen utilizar para

medir el nivel de estas emisiones y su impacto?

Alejandra Hernández responde: “Si consideramos emisiones odorantes, se debe realizar estudio de impacto odorante (EIO) y proyectar su pluma para evaluar hasta dónde es el impacto y con cuántas unidades de olores llegamos a los receptores sensibles. Si, por el contrario, evaluamos niveles de gases presentes en el ambiente se deben instalar monitores de gases ambientales a la salida de las chimeneas y en distintos lugares dentro de las empresas, para medir las ppm (partes por millón) disponibles de gases en el ambiente”.

Katia Valentina Ritter entrega otros detalles: “Actualmente hay formas como el método de la encuesta (molestia por olores perceptiva), método de la grilla (olor de campo), olfatómetros de gases (muestras de olor) y modelaciones de olor/pluma (estudios odorantes mediante softwares). Todos los servicios que hoy existen se complementan en la evaluación y gestión odorante. El desafío es una medición continua e histórica del olor en la fuente (in situ) lo cual trata de cubrir nuestro prototipo, por lo que la tecnología es aún un campo que requiere más desarrollo”.

La especialista subraya la relevancia de una buena medición indicando que para controlar estos contaminantes es necesario primero tener líneas de base odorante, es decir, saber al menos cuáles son las fuentes de una industria y su correspondiente tasa de emisión de olor (TEO), para luego hacer planes de gestión de olor (PGO) e implementar acciones concretas en las líneas de proceso que permitan reducir las emisiones. Respecto de las tecnologías que hoy se ocupan para bajar las cargas odorantes menciona los scrubbers y biofiltros. “Sin embargo, como el olor es algo que puede durar un segundo o más y es multifactorial (depende del sentido, percepción, frecuencia, tipo de fuente, horas de operación y otros factores), la medición continua es de real importancia para entender el comportamiento de los olores en la industria”, recalca.

A su vez, Alejandra Hernández indica que “como medidas tecnológicas, hoy se pueden utilizar cortinas de atomización de productos neutralizantes de olores, las que se pueden instalar en los ductos de salida o perimetrales a las empresas. Estas mismas pueden ser evaluadas mediante olfatometría de campo o dinámica y tener el porcentaje de reducción de unidades de olor. En Ecolife podemos apoyar al rubro pesquero en esa tecnología”.

APORTES PARA LA NORMA

Considerando su conocimiento técnico en la materia, las representantes de ambas empresas aportan algunos aspectos técnicos relevantes que, a su juicio, debiera considerar la norma de emisión para olores pesqueros que está en desarrollo.

“Lo más importante, tanto para esta norma de emisiones, como para cualquier otro sector es que se separen claramente los gases de los olores, ya que esto tiende a confundirse. Lo que debemos controlar son las emisiones odorantes que finalmente afectan a la población”, afirma Alejandra Hernández, añadiendo que la regulación “debe dejar claro las unidades de olor que puede recibir el primer receptor”.

Por su parte, Katia Valentina Ritter opina que la futura norma “debe considerar equipos de medición, procesos de certificación de los equipos, parecido a lo que ocurrió con los CEMS, y también hacer un cruce entre el concepto técnico de TEO y las ouE/m3 (unidades de olor europeas por metro cúbico) que son totalmente diferentes”. Asimismo, considera importante que la regulación atienda las particularidades de la industria pesquera y defina con claridad los conceptos, las condiciones operacionales, lo que se mide y las metas de reducción para que la industria pueda implementar las mejores medidas o herramientas para no sólo cumplir la norma, sino también optimizar sus procesos y desempeño ambiental.

A propósito de la cuestionada tecnología propuesta para remediar un amplio terreno en Las Salinas, revisamos las prácticas usadas en Chile para limpiar suelos contaminados por hidrocarburos.

El pasado 12 de septiembre, el Comité de Ministros debió decidir sobre un controvertido proyecto que pese a contar con aprobación ambiental, había recibido 23 recursos de reclamación: la iniciativa de la empresa Inmobiliaria Las Salinas, ligada al grupo Copec, que busca biorremediar un terreno de 17 hectáreas ubicado en Viña del Mar, históricamente contaminado con hidrocarburos, para luego construir allí una serie de edificios de viviendas, hoteles, oficinas y comercio. ¿Qué dijeron las autoridades? Dieron su visto bueno a las labores de saneamiento, basadas en el uso de microorganismos que degradan contaminantes, pero no habilitaron el desarrollo del proyecto inmobiliario, imponiendo además varias condiciones para mejorar la información y la participación ciudadana, y reducir al máximo los riesgos del proceso. Pese a ello, vecinos del sector anunciaron que recurrirían a los tribunales para revertir la aprobación del proyecto, señalando que el método aplicado –que incluye la remoción y el traslado de las tierras contaminadas a un depósito de seguridad en Santiago– es riesgoso para la población. Este caso es un ejemplo emblemático de una problemática compleja en la que Chile presenta serios retrasos y cuesta mucho abordar: la remediación de suelos contaminados, muchos de los cuales se han convertido en pasivos ambientales. A eso “contribuye”, entre otros factores, la carencia de un marco regulatorio que exija a los responsables hacerse cargo de esta tarea y señale las condiciones que se deben cumplir en esos casos. Pese a eso, en nuestro país, igualmente, hay quienes desarrollan iniciativas de este tipo, en particular relacionadas con la limpieza de suelos contaminados con hidrocarburos. ¿Qué técnicas se utilizan y cómo se podría optimizar este trabajo? A continuación, entregamos algunas orientaciones al respecto.

TÉCNICAS UTILIZADAS

Según el último informe publicado sobre el Estado del Medio Ambiente en Chile, al año 2020 en nuestro país existían más de 3.360 sitios con potencial presencia de contaminantes, principalmente hidrocarburos y metales pesados (arsénico, plomo, antimonio, cadmio y litio, entre otros). Esto, como consecuencia de distintas actividades industriales: minería y derivados (30,9%), disposición inadecuada de residuos (24,2%), industria y manufactura (21,3%), silvoagropecuario (8,7%); y otros (14,7%).

En ese contexto, Carla Riveros, profesional de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), comenta que uno de los principales métodos que se ocupan en Chile para limpiar terrenos contaminados por hidrocarburos “es la excavación y retiro del suelo contaminado reponiendo el suelo afectado. También se ha empezado la aplicación de técnicas de tratamiento in situ de biorremediación mediante el uso de microorganismos y control de temperatura y humedad, que permiten acelerar el proceso de descomposición del hidrocarburo considerando el proceso natural de recuperación de suelos”.

Añade que las ventajas y desventajas de estas alternativas, “en general, se asocian a la efectividad y costo de la técnica y dependen de las condiciones del sitio. Si bien el retiro del suelo contaminado puede ser más rápido, dependiendo de los volúmenes y la distancia puede tener un costo mayor que dificulta su ejecución. En este caso, también se tiene la desventaja que se pierde ese suelo, ya que la disposición se hace considerando su carácter de contaminado. Por otra parte, el uso de técnicas de biorremediación permite recuperar el suelo para un uso posterior evitando su pérdida”.

Cristóbal Girardi, líder de monitoreo y remediación ambiental en Fundación Chile, agrega antecedentes que van en la misma línea. “La principal técnica de remediación que se ha utilizado en Chile es la excavación de suelos y posterior disposición como residuo peligroso. Lamentablemente, en nuestro país no se exige, como en países desarrollados, el tratamiento de los suelos antes de ser dispuestos, por lo que finalmente, se traslada el problema del suelo contaminado del sitio de origen a uno que cuenta con mejores condiciones para controlar el contacto de los contaminantes con el ambiente y los receptores”, dice.

Luego comenta que, en los más de 15 años de experiencia de Fundación Chile en este campo, “no abundan los casos en que hemos logrado implementar o hemos sabido de la aplicación de métodos o técnicas alternativas a la excavación, como por ejemplo, la biorremediación mediante la utilización de biopilas, compostaje, fitorremediación-fitoestabilización, tratamientos térmicos y tratamientos fisicoquímicos. Destacan algunos casos exitosos de biorremediación, como la de fosas contaminadas por la explotación de hidrocarburos y la fitoestabilización de pasivos ambientales de la industria minera, entre otros. Una de las razones más importantes por las que no abunda la implementación de este tipo de técnicas se asocia con los cortos tiempos exigidos para la remediación”.

En relación a la conveniencia de uno u otro método, Girardi señala que la ventaja de la excavación y disposición final, “es que es un método adecuado para remediar suelos con altas concentraciones de contaminantes y es efectivo en un corto plazo, lo que reduce el costo final de la implementación, sin embargo, tiene la gran desventaja mencionada anteriormente, que no involucra la descontaminación del suelo, por lo tanto, es poco sustentable. Si se exigiera el tratamiento del suelo, sería una alternativa más ambientalmente amigable”.

Por el contrario, sostiene que las técnicas de biorremediación “tienen la ventaja de ser más sustentables, posibles de implementar in situ, eficientes para niveles medios y bajos de concentraciones de hidrocarburos y relativamente económicas de implementar. Pero tienen la desventaja de, en general, no ser aplicables en sitios altamente contaminados y requerir periodos más largos de implementación, y pueden generar productos secundarios indeseados o tóxicos”.

Agrega que las técnicas térmicas y fisicoquímicas, en tanto, son muy efectivas, pueden utilizarse en sitios altamente contaminados y requieren tiempos de implementación relativamente cortos. “Sin embargo, pueden generar productos secundarios indeseados o tóxicos y presentar costos relativamente altos de implementación”, advierte el especialista de Fundación Chile.

Al mismo tiempo, concluye que, en general, lo aconsejable es que, en función de las características del suelo y los hidrocarburos presentes, se implemente una combinación de técnicas, lo que ayuda a aumentar la eficiencia del proceso y a obtener buenos resultados a costos razonables.

Jorge Alcaíno, cofundador y responsable de proyectos en la empresa EnSoil, lideró la evaluación técnica encargada por el Ministerio del Medio Ambiente en el año 2018, para luego generar un plan de remediación de la playa Las Petroleras, en la Región de Antofagasta, el cual aún no se concreta.

De acuerdo a su experiencia, el especialista expone: “Existe una gran variedad de tecnologías tales como la remoción, biorremediación, oxidación, desorción térmica, incineración. Sin embargo, en mi conocimiento en Chile solo se ha utilizado de manera significativa la remoción de material y disposición. He escuchado que ha habido pruebas, principalmente de universidades y en el proyecto de Las Salinas, para utilizar otras tecnologías como la biorremediación; y también he sabido de planes para implementar incineración o desorción térmica en las fosas de Magallanes, pero hasta donde sé no se han implementado a gran escala”.

Sobre ese escenario, resume: “En palabras simples, actualmente todo o casi todo el suelo contaminado no se limpia, se bota, lo que es en sí una verdadera lástima”.

Cristóbal Girardi dice que la técnica más usada en Chile es excavar los suelos y disponerlos como residuo peligroso. Se requiere legislación que obligue a los responsables a descontaminar los suelos, plantea José Luis Campos. Carla Riveros dice que el MMA avanzará en una norma primaria de calidad ambiental para suelos. Un plan de remediación debe mezclar un análisis económico, ambiental, social y técnico, subraya Jorge Alcaíno.

En relación a los criterios a considerar para aplicar una u otra alternativa de tratamiento, Alcaíno acota: “Hay una multitud de criterios que considerar que parten de los recursos disponibles y los objetivos y/o requerimientos finales para el suelo. En este sentido, si bien la biorremediación es en general lo más sustentable, puede lamentablemente no ser costo efectiva o no calzar con los tiempos requeridos para un proyecto en particular. En otras tecnologías también existe falta de equipamiento y/o experiencia. Por ejemplo, si bien la desorción térmica o incineración pueden ser muy efectivas, son tecnologías muy caras que en este momento habría que importar”.

Asimismo, advierte que se deben tener en cuenta numerosos factores técnicos, como el tipo de hidrocarburo (gasolina, diésel, fuel oil, aceite), las condiciones ambientales, el tipo de suelo y el entorno social donde se encuentra el proyecto, entre otros.

“Definir la técnica a utilizar solo es una parte de un plan de remediación, lo que en sí es algo complejo que debe mezclar un análisis económico, ambiental, social y técnico. Por lo mismo, debe ser realizado por profesionales experimentados y evaluado por un ente especializado, idealmente en un proceso aparte del actual SEIA”, sostiene el representante de EnSoil.

INNOVACIONES Y MEJORAS

¿Qué innovaciones podrían aportar al mejor desarrollo de proyectos de limpieza de suelos con hidrocarburos?

Desde la academia, José Luis Campos, doctor en Ciencias Químicas y profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencia de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), sostiene primero que “entre las diferentes tecnologías disponibles para eliminar hidrocarburos es preferible aplicar aquellas basadas en tratamientos biológicos ya que no afectan a la estructura del suelo, ni implican el uso masivo de solventes químicos. Además, son generalmente, las menos costosas y ambientalmente menos dañinas, aunque toman más tiempo –semanas o meses– en comparación a las tecnologías no biológica”.

Luego indica que, aunque siempre se irán mejorando las tecnologías existentes, no van a existir soluciones “milagrosas”, por lo que el tratamiento de los suelos contaminados “va a ser un proceso caro y lento. Por ello, más que pensar en cómo mejorar el tratamiento de suelos contaminados con hidrocarburos, los esfuerzos se deberían centrar en cómo evitarlos. Esto pasaría por llevar a cabo mejores praxis y mantenciones en las empresas que manejen hidrocarburos con el fin de evitar derrames accidentales. Otra estrategia para prevenir este tipo de contaminación sería ir reduciendo la dependencia de los hidrocarburos, cambiándolos por otras fuentes de energía más amigables con el medio ambiente”, plantea Campos.

Desde el MMA, Carla Riveros señala otras opciones para optimizar estas iniciativas: “En general, la remediación de suelos es un área que en base a la ciencia y tecnología busca innovar en técnicas para la limpieza y recuperación de suelos. Un aporte para mejorar el desarrollo de proyectos de descontaminación podría darse en mecanismos que permitan validar la correcta ejecución de las acciones de descontaminación, en un proceso transparente y participativo”.

Una opinión similar expresa Cristóbal Girardi: “En Chile, en particular, si bien es importante seguir investigando en la temática desde la ciencia básica y aplicada, se requiere innovar en la forma en que se plantean y aprueban este tipo de proyectos. Es fundamental que los proyectos de remediación se diseñen y planifiquen en un marco colaborativo, con participación activa de los distintos actores interesados: autoridades, privados, academia, consultoras ambientales, ONGs y comunidad, entre otros. La implementación de este tipo de trabajo colaborativo desde un inicio, permite informar, considerar las principales preocupaciones que puede generar el proyecto, aclarar los beneficios y los riesgos para los distintos actores y en particular para la población, obteniendo así la validación del proyecto por parte de cada uno de los interesados, lo que facilita y hace viable su implementación”.

BIORREMEDIACIÓN EN LAS SALINAS

En relación al proyecto específico de Inmobiliaria Las Salinas para sanear el terreno contaminado en Viña del Mar, desde el punto de vista técnico, dos de los especialistas consultados consideran apropiado el método planteado.

Cristóbal Girardi sostiene: “La propuesta de remediación es adecuada para la condición del sitio en cuestión, es innovadora y cumple con los más altos estándares de los proyectos de remediación que se realizan en países líderes en la temática. Esta considera no sólo la biorremediación del suelo mediante la implementación de biopilas, sino que también combina esta técnica con la excavación y disposición final de los suelos más contaminados, la biorremediación mejorada de las aguas subterráneas, propiciando un ambiente más adecuado para que las bacterias nativas con capacidad de degradar los hidrocarburos aumenten su tasa de degradación y, eventualmente, la utilización de la técnica de bioaumentación, que considera la adición de bacterias con alto potencial de degradar hidrocarburos e inocuas para el medio ambiente y la salud de las personas a la matriz contaminada”.

El experto de Fundación Chile destaca también que esta propuesta surge de años de pruebas a nivel de laboratorio y piloto, que permitieron, a través de la colaboración de distintos actores de la academia,

consultoras ambientales y privados, establecer una estrategia eficiente. “Adicionalmente, se consideran las medidas necesarias para tener un impacto limitado para los receptores de los alrededores del sitio durante la ejecución de los trabajos. No obstante, ya que este es uno de los temas que más preocupa a la población, podría difundirse y explicarse claramente, es decir, demostrar que se tienen considerados los mejores controles disponibles para evitar la volatilización de los contaminantes durante el proceso de excavación del suelo”, plantea.

Por su parte, José Luis Campos opina que, de las distintas alternativas disponibles hoy en día para eliminar hidrocarburos del suelo, “la tecnología propuesta basada en biopilas es la más adecuada dado que puede tener alta eficacia, no requiere de la adicción que compuestos químicos tóxicos y minimiza el riesgo de que los hidrocarburos sean emitidos al aire o acaben contaminando, aún más, las napas subterráneas”.

El académico de la UAI entrega más detalles sobre el funcionamiento del método planteado: “Esta tecnología promueve la eliminación del contaminante mediante su degradación con bacterias, de forma similar a lo que se hace durante el tratamiento de las aguas servidas. Estas bacterias pueden ser las propias que existen en el suelo a tratar o ser poblaciones microbianas específicas que se añaden si las bacterias autóctonas no son capaces de biodegradar los hidrocarburos. En cualquiera de los casos, las bacterias que se usan son inocuas para la salud humana”.

Advierte que la aplicación de las biopilas requiere excavar el suelo por lo que, si en el terreno de Las Salinas aún persisten hidrocarburos volátiles, el movimiento de tierra se debe hacer bajo condiciones que eviten la emisión de contaminantes al aire, tal como ocurre en las numerosas partes del mundo donde se ha aplicado esta técnica y ya existen protocolos al respecto. Luego explica: “La tierra, una vez extraída del suelo, se tiene que airear para proveer de oxígeno a las bacterias para que éstas puedan degradar los hidrocarburos. El proceso de aireación podría conllevar también cierto riesgo de volatilización de los mismos, por lo que debiese hacerse succionando el aire a través de la biopila, en vez de inyectarlo. De esta forma, en caso de que hubiese una posible transferencia del hidrocarburo al aire succionado, éste se podría tratar antes de ser liberado a la atmósfera. En resumen, la tecnología de las biopilas es una tecnología efectiva y de la que se tiene una amplia experiencia por lo que su aplicación es segura”.

Ambos especialistas coinciden en que, independiente de este proyecto en particular, es muy necesario remediar lo antes posible el terreno contaminado en Las Salinas, “ya que la contaminación no sólo afecta al suelo, sino que también al agua subterránea y, por ende, se está movilizando hacia el mar, por lo que la población puede estar actualmente o en un futuro cercano expuesta a contaminantes que son muy dañinos para la salud”, afirma Girardi.

A su vez, Campos agrega que la degradación natural de los contaminantes tomaría muchos años y el riesgo asociado persistiría. “En ese sentido, es necesario sociabilizar el proyecto de descontaminación entre los ciudadanos para que entiendan que la tecnología a usar implica muchos menos riesgos que la propia presencia de los contaminantes en el suelo y, que, una vez acabado el tratamiento, ese suelo pasará de ser un problema para la ciudad de Viña a convertirse en una oportunidad de desarrollo”, plantea.

DIFICULTADES PARA AVANZAR

Desde una perspectiva más general, el doctor en Ciencias Químicas opina que en Chile “hasta el momento no se ha prestado mucha atención a la contaminación del suelo. Esto puede ser debido a que los contaminantes en el suelo se transportan a una velocidad mucho menor que en el aire o en el agua y que, por lo tanto, hay menos probabilidad de que afecten a la salud de los seres humanos. Si a esto le sumamos que en nuestro país la contaminación por hidrocarburos, salvo posibles accidentes puntuales, está muy acotada a ciertas zonas industriales en donde se producen derrames durante su transporte o carga/descarga, se puede concluir que ésta no es una prioridad en Chile y que, por lo tanto, no ha habido proyectos enfocados a limpiar suelos con presencia de dichos contaminantes”.

En relación a lo mismo, su colega en la Facultad de Ingeniería y Ciencia de la UAI, bioquímico y doctor en Ciencias Biológicas, Bernardo González, comenta: “Es cierto que tiene más prensa lo de Quintero y Las Salinas, pero hay también necesidad de descontaminar sitios de donde se extrae petróleo (ENAP en Tierra del Fuego), se refina y se acumula; y también en talleres mecánicos de envergadura, como los que usa la minería para sus flotas de camiones”. ¿Qué obstáculos existen en nuestro país para concretar estos proyectos de remediación?

José Luis Campos responde: “La principal dificultad es la falta de una legislación que obligue a los responsables del problema a solucionarlo. La eliminación de hidrocarburos de un suelo contaminado supone llevar a cabo proyectos de alto costo y solamente habría un interés por parte de las empresas si el terreno tuviese un alto valor tras la limpieza, lo que ocurre en contadas ocasiones”.

Desde Fundación Chile, Cristóbal Girardi también identifica dicho vacío normativo como un problema relevante, y suma otras carencias: “El Estado no dispone de los fondos requeridos para remediar sitios contaminados que están abandonados o no tienen un dueño identificado. Además, tenemos una normativa poco actualizada, que hace muy engorrosa la tramitación de los permisos requeridos para iniciar un proyecto de remediación, al que, por ejemplo, se le hacen las mismas exigencias que a un proyecto industrial contaminante”.

Añade que, debido a la falta de conocimiento y poca experiencia en la temática de los distintos actores públicos y privados, se pide a estos proyectos cumplir con los objetivos de remediación en plazos muy acotados, “lo que imposibilita la implementación de estrategias de mediano y largo plazo, que son las que se requiere en la mayoría de los casos”. A eso, agrega el poco conocimiento que existe en la opinión pública, “lo que facilita la desinformación y finalmente el rechazo masivo de este tipo de iniciativas”.

En línea con gran parte de lo señalado, Jorge Alcaíno agrega: “Lamentablemente en Chile no existe norma de suelos contaminados. Somos a mi entender el único país OECD que no la posee, estando también algunos de nuestros vecinos (Argentina, Perú, Brasil) más avanzados en materia normativa que nosotros. A mi parecer, el Ministerio del Medio Ambiente está haciendo esfuerzos grandes en avanzar en el tema, pero nos falta bastante. En este sentido, el principal requerimiento ahora es una norma y un sistema de gestión de suelos contaminados que entregue seguridad a los privados y a la autoridad de los estándares a los cuales debemos llegar”.

De manera específica, opina que, para avanzar en la descontaminación de suelos afectados con hidrocarburos, “falta desarrollar más el área técnica y generar incentivos para que efectivamente limpiemos los suelos, y no los desechemos simplemente. Tenemos en Chile excelentes profesionales y científicos además de un sector privado que ha dado pasos importantes en La técnica de biorremediación planteada para sanear el terreno en Las Salinas es apropiado, opinan dos de los especialistas consultados.

reconocer y manejar su responsabilidad ambiental. El suelo tiene memoria y recordará cómo lo hemos tratado”.

MARCO REGULATORIO

Tal como se ha mencionado, una de las principales trabas para avanzar en la remediación de suelos es la falta de un marco regulatorio específico al respecto. De hecho, el instrumento que entrega mayores orientaciones sobre la materia es la “Guía metodológica para la gestión de suelos con potencial presencia de contaminantes”, oficializada por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) en el año 2013, la cual no plantea exigencias, pero se utiliza como base, por parte de las autoridades, para requerir estudios sobre el tema en los procesos de evaluación ambiental de los proyectos pertinentes.

En relación a esto, Carla Riveros recuerda que hoy en día las empresas que pretenden limpiar suelos contaminados “deben cumplir con la normativa sanitaria y ambiental existente en Chile. Por ejemplo, el SEIA (Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental) establece los mecanismos para evaluar el impacto de la actividad a realizar y, en el caso de suelo, define las normas de referencia que se deben usar para hacer esta evaluación”.

Con respecto al desarrollo de un marco regulatorio específico, la profesional del MMA comenta que entre 2021 y 2022 se desarrolló el estudio “Elaboración de propuesta de instrumento(s) normativo de gestión y descontaminación de suelos contaminados”, el cual “se encuentra finalizado y disponible para su consulta en la página del SINIA. Actualmente, se está desarrollando un proceso de socialización y revisión del estudio con la División Jurídica y las autoridades ministeriales”.

Añade que las herramientas regulatorias a impulsar surgirán del análisis del estudio mencionado y de las iniciativas de normas existentes en el Congreso. “En el corto plazo, en el Programa de Regulación Ambiental se priorizó avanzar en una norma primaria de calidad ambiental para suelos”, informa.

Un paso relevante que, sin duda, puede impulsar la remediación de los suelos contaminados con hidrocarburos en Chile.

VEGETACIÓN SOBRE RELAVES

La fitorremediación ayuda a controlar la contaminación generada por estos residuos mineros. ¿Cuál es su avance y cómo se puede impulsar en Chile?

Según el catastro del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), actualizado a octubre de 2022, en Chile existen 764 depósitos de relaves mineros, de los cuales 110 están activos, 473 inactivos, 173 abandonados, 7 en construcción y 1 en revisión. Estas instalaciones contienen varios miles de millones de metros cúbicos de residuos generados por la principal actividad económica del país y, como tal, hacerse cargo de su gestión de manera adecuada y sustentable constituye uno de los desafíos ambientales más complejos para este sector.

Una alternativa que puede aportar en esta necesaria tarea es la fitorremediación, vale decir, “el uso de vegetación (plantas arbustivas, árboles) sobre relaves mineros con el fin de evitar la dispersión de material particulado, inmovilizar elementos metálicos y no metálicos en los tejidos vegetales y, además, recuperar el paisaje”, tal como lo define Yasna Tapia, ingeniera en alimentos y doctora en Química Agrícola, especialista en la materia. ¿Cuál es el nivel de avance de esta tecnología en Chile, qué potencial tiene como solución para afrontar esta problemática ambiental y cómo se puede impulsar? Tres conocedores del tema entregan luces al respecto.

ALGUNOS AVANCES

Dando un contexto general sobre la problemática de los relaves mineros en Chile, Andrés León, jefe de la Oficina de Gestión Ambiental y Cierre de Faenas, de la Subdirección Nacional de Minería, del Sernageomin, señala: “Los depósitos de relaves son una de las instalaciones de mayor complejidad en términos sociales y ambientales, dado que corresponden a un residuo remanente y de grandes proporciones para el país, por lo cual, en su diseño, construcción, operación y cierre, se debe cumplir los más altos estándares ambientales. En este sentido, requiere de estudios permanentes y su desarrollo debe ser capaz de adaptarse y adecuarse a los avances en innovación y mejor tecnología disponible”.

Luego indica que, según su experiencia con el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) y la Ley Nº 20.551 sobre Cierre de Faenas e Instalaciones Mineras, “existen variadas iniciativas en la línea de la innovación y el cuidado del medio ambiente en la minería. Sin embargo, para el caso de la fitorremediación en relaves consideramos que es algo que no se ha explorado completamente”. Y añade: “Si bien existen diversos estudios a nivel académico y algunas aplicaciones de fitorremediación, donde se han tenido ciertos resultados exitosos, es necesario un mayor esfuerzo en investigación y desarrollo, donde se requiere centrar los esfuerzos y recursos de los actores públicos y privados, tales como los Ministerios de Minería y Medio Ambiente, Sernageomin, universidades, centros de investigación, empresas mineras, entre otros”.

Yasna Tapia ejerce como académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile e investigadora asociada del Advanced Mining Technology Center (AMTC), y ha trabajado en varios proyectos de fitorremediación de estos depósitos de residuos mineros, incluyendo dos actualmente en curso. Desde esa perspectiva, sostiene: “Existen avances significativos en los últimos 20 años, donde se ha constatado el establecimiento de plantas sobre los relaves mineros en faenas con plan de cierre”.

Enseguida detalla que han verificado “que tranques de la región de Coquimbo y región de O’Higgins han establecido plantaciones de árboles y plantas arbustivas. Las especies efectivas han sido plantas nativas de Chile del género Atriplex y Baccharis. Desde nuestra unidad de investigación tenemos ensayos con varias especies del género Atriplex atacamensis, además de Carpobrotus chilensis”.

Para Andrés León se requiere más investigación, con apoyo público y privado, para seguir avanzando en la materia. El avance de la fitorremediación de relaves en Chile es incipiente y tiene mucho potencial, dice Bernardo González. Según Yasna Tapia, convendría exigir esta técnica en los planes de cierre que deben presentar las mineras. La fitorremediación puede ayudar a remediar los tranques de relaves de la gran minería del cobre.

Otra visión desde el mundo académico entrega Bernardo González, bioquímico y doctor en Ciencias Biológicas que dicta clases en la Facultad de Ingeniería y Ciencia de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). A su juicio, el nivel de avance de la fitorremediación de relaves mineros en Chile es “incipiente”. Luego expone las razones: “Aunque la fitorremediación y sus variantes (fitoestabilización, fitoextracción, revegetación, entre otras), tienen un gran potencial para ser aplicadas en el tratamiento de relaves –en especial, la fitoestabilización y la revegetación–, en la práctica su aplicación ha estado restringida por problemas de costo y efectividad. Entre los problemas de costos están la necesidad de aplicar riego continuo, ya que la mayoría de los relaves se ubica en regiones de escasa pluviosidad. También se requiere transporte de aditivos para mejorar o acondicionar los relaves, tal que asemejen algo a suelos productivos donde las especies vegetales puedan colonizar y asentarse. Y se da que las fuentes de estos aditivos están alejadas de la mayoría de los sitios a fitorremediar”.

Frente a esas problemáticas, Yasna Tapia plantea algunas soluciones: “El agua de riego no debiera ser un problema para el desarrollo de estos proyectos si las especies vegetales se seleccionan adecuadamente. El punto crítico (costo) es la enmienda orgánica que debe aplicarse al menos dos años en los relaves, sin embargo, debiesen provenir de residuos agroindustriales compostados u otros desechos orgánicos para disminuir el costo”.

En relación a los progresos técnicos más relevantes que se han registrado en esta materia, Bernardo González destaca “el estudio de especies nativas, locales que presentan potencial mayor para ser utilizadas en fitorremediación de estos relaves. Lo que está más claro es que especies no nativas tienen escaso éxito (por ejemplo, el uso de eucaliptus). En cambio, el uso de especies como el espino o el romerillo, en ensayos a escala pequeña, revelan un mayor éxito relativo”.

Además, el académico de la UAI resalta como un avance importante “la promulgación y aplicación de la Ley de Cierre de Faenas Mineras, la cual exige que todo proyecto nuevo o en curso, tenga un plan definido a aplicar una vez que termine la operación, en los que tecnologías basadas en la fitorremediación tienen gran relevancia. Desafortunadamente, esta Ley no aplica a sitios de relaves abandonados”.

ALCANCE Y REQUERIMIENTOS

Considerando el escenario descrito, cabe preguntarse: ¿qué alcance podría llegar a tener la fitorremediación para afrontar la problemática de estos pasivos mineros en Chile, y qué se requiere para seguir desarrollándola? Yasna Tapia responde de manera categórica: “La fitorremediación es la estrategia más sustentable en particular para las grandes superficies de suelos que cubren los tranques de relaves de la gran minería del cobre. La generación de vegetación sobre los relaves mineros es, sin lugar a dudas, como lo constatan

las experiencias de países mineros, el indicador que el paisaje se recuperará”.

Y en cuanto a lo que se necesita para seguir impulsándola, la académica de la Universidad de Chile indica: “Sería recomendable que esta técnica sea exigible en los planes de cierre a cargo de Sernageomin”.

En relación a esto, Andrés León comenta: “Bajo el alero de este Gobierno estamos revisando la normativa minera, entre otras la Ley de Cierre de Faenas Mineras y el Reglamento de Depósitos de Relaves, donde existe un importante interés en reforzar requisitos que aseguren la estabilidad química y física enfocados en soluciones sustentables, incorporar obligaciones respecto a una estrategia de cierre progresivo y fortalecer los planes de seguimiento, de acuerdo a lo cual se permita fomentar técnicas como la fitoestabilización, bioremedación y rehabilitación de áreas mineras”.

A su vez, Bernardo González opina que la fitorremediación de relaves tiene mucho potencial. Y a continuación advierte: “Se requiere mayor investigación caso a caso, porque cada sitio de relave posee características únicas (composición, emplazamiento, volumen, historia), lo que hace muy difícil que soluciones definidas para un sitio de relave, puedan ser replicadas en otro sitio. La búsqueda de especies vegetales apropiadas y el tipo y fuente de aditivos acondicionadores que se podrían necesitar es también un requerimiento para poder aplicar tecnologías de fitorremediación, caso a caso”.

Desde el Sernageomin, Andrés León acota que “existe un alto potencial en el desarrollo de experiencias” y también subraya la necesidad de realizar más investigaciones en torno a esta materia. “Dicha investigación debe enfocarse en los posibles usos de la fitorremediación y el financiamiento de proyectos, los cuales pueden centrarse en el saneamiento ambiental respecto al tratamiento de metales pesados, arsénico, plomo, etc., donde se logre una recuperación de suelos contaminados, o el tratamiento de los relaves que puedan ser utilizados para otra actividad productiva. La remediación de pasivos ambientales mineros o relaves abandonados también es una tarea pendiente y una necesidad que se tiene en el país, donde los relaves afectan directamente a la población, por lo que buscar este tipo de soluciones amigables con el medio ambiente e innovadoras impacta alta y positivamente en lo social y ambiental”, acota.

Añade que para avanzar en esa dirección se requieren incentivos a través de mecanismos normativos y económicos. Con respecto a eso, comenta que el Sernageomin “ha avanzado en la incorporación de guías metodológicas, que dan certeza en cuanto a directrices para una minería más sustentable, donde se permite la incorporación de medidas de cierre innovadoras, conforme con las evaluaciones de riesgos físicos y químicos”.

El jefe de la Oficina de Gestión Ambiental y Cierre de Faenas en el Sernageomin sostiene, además: “En el caso de pasivos ambientales mineros y faenas mineras abandonadas, es necesario centrar los esfuerzos de los distintos actores mencionados anteriormente, para desarrollar iniciativas y allegar recursos suficientes que permitan su implementación”.

Agrega que en las faenas mineras que se encuentran actualmente en operación “es importante no cometer errores del pasado, por lo cual es importante considerar que la actual normativa ambiental y sectorial establece obligaciones para evitar la generación de pasivos ambientales mineros. No obstante, se requiere continuar incorporando nuevas tecnologías, de última generación, amigable con el medio ambiente e innovadoras, que permitan hacerse cargo de los problemas que puedan generar los residuos mineros, y permitan adicionalmente recuperar áreas que fueron utilizadas por la industria minera, centrándose en las demandas socioambientales de la población”, señala León.

En ese contexto, concluye que es necesario fomentar la investigación e innovación relacionada con la fitorremediación y otras técnicas, de forma ligada al desarrollo de la minería, sumando esfuerzos y recursos entre actores públicos y privados, y con la participación de las comunidades, las empresas mineras, la academia y los organismos públicos vinculados al área ambiental.

Residuos contaminantes

Napa freática

Pluma de agua

Flujo de agua subterránea

Barrera Permeable Reactiva Agua tratada

Las barreras permeables reactivas son una de las tecnologías más utilizadas para descontaminar aguas subterráneas y controlar el drenaje ácido de minas.

Pese a su enorme trascendencia, en general, poco y nada se sabe de las aguas subterráneas y su valor. Para graficar su importancia, solo un par de cifras: aportan la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico por la población mundial y alrededor del 25% de la extraída para el riego, según un reciente reporte de la ONU. No obstante, la relevancia y potencial de estos recursos naturales, “no se comprenden lo suficiente y se subestiman, contaminan, gestionan mal y sobreexplotan”, sostiene el informe.

En ese contexto, bien vale destacar una de las soluciones tecnológicas que se han posicionado entre las más eficientes para mantener los acuíferos libres de contaminación: las barreras permeables reactivas (BPR).

De acuerdo al Manual de Tecnologías de

Las BPR son muy usadas para tratar aguas contaminadas como los drenajes ácidos mineros.

3Tipos de contaminantes se controlan con el empleo de las BPR: compuestos orgánicos volátiles, semivolátiles e inorgánicos. La tecnología también se puede utilizar, aunque probablemente con menos eficacia, en el tratamiento de algunos hidrocarburos combustibles.

Remediación de Sitios Contaminados, desarrollado por Fundación Chile (FCh) con el apoyo de Corfo, las BPR son una técnica in situ de descontaminación diseñada para interceptar el paso del agua subterránea, eliminando así los contaminantes presentes en ésta mediante procesos físicos, químicos o biológicos. “Se trata de un sistema reactivo complementado por otro sistema que conduce el flujo de agua hacia la barrera. La zona de tratamiento se puede generar directamente usando materiales reactivos como Hierro 0-valente (ZVI), o indirectamente utilizando materiales diseñados para estimular procesos secundarios: por ejemplo, la adición de sustrato de carbono y nutrientes para mejorar la actividad microbiana”, señala.

Una publicación de Cochilco aporta otros antecedentes sobre la misma tecnología: “Utiliza el mismo principio de acción que los humedales anaeróbicos o biorreactores de compostaje, y son muy usados para tratar aguas contaminadas como los drenajes ácidos mineros. El método consiste en intersectar el flujo del agua contaminada con una barrera de reactivos, como una mezcla de orgánicos y cal, que sea lo suficientemente permeable para que el agua fluya a través de ella”.

A su vez, un trabajo de investigación realizado al alero de la Universidad de Oviedo (UdO), en España, precisa que los contaminantes presentes en las aguas subterráneas “atraviesan de forma natural la barrera, siendo degradados a elementos no nocivos (orgánicos) o adsorbidos por el reactivo”.

ZANJA CONTINUA

El documento de FCh agrega que la construcción de las BRP puede considerar unidades permanentes, semi-permanentes o reemplazables. “La configuración más comúnmente usada es la de una zanja continua que se rellena con el material de tratamiento. Esta zanja es perpendicular a la intersección con la pluma

De acuerdo al Manual, estas barreras son una técnica in situ de descontaminación diseñada para interceptar el paso del agua subterránea. La tecnología implica el uso materiales reactivos como Hierro 0-valente (ZVI).

https://connellygpm.com/zero-valent-iron-zvi/

(que incorpora el material contaminante) y el flujo del agua subterránea. Otra configuración frecuente es llamada embudo y puerta, en la cual paredes de baja permeabilidad (embudo) dirigen las aguas subterráneas hacia una zona de tratamiento permeable (puerta)”, precisa.

El espesor de la zanja debe ser el adecuado “para permitir un tiempo de contacto suficientemente largo para asegurar la degradación o adsorción de los contaminantes”, asegura el estudio de la UdO.

Ahí se agrega que en el caso de una zanja tipo pared continua, la barrera es reactiva y permeable en su totalidad, minimizando las perturbaciones hidráulicas. En cambio, en un sistema de embudo (filtros) y puerta la pluma con agua y contaminantes es dirigida, con la ayuda de paredes impermeables, hacia una o varias puertas que constituyen la zona reactiva. “Con esta segunda configuración se elimina el problema del establecimiento de caminos preferenciales de las aguas subterráneas en la longitud de la pared. Así, el consumo de reactivos se optimiza”, detalla.

Añade que la barrera, en cualquiera de las dos opciones, es anclada al sustrato impermeable subyacente para que la contaminación no pueda fluir por debajo de la pared. Lo anterior ocurre a profundidades que varían entre 10 y 20 metros.

El análisis de la UdO destaca que para que las BPR operen correctamente se deben controlar ciertos parámetros, como el volumen de material reactivo instalado, el cual depende de las dimensiones de la barrera, de la extensión de la pluma de contaminación, del flujo de agua a tratar, de la cinética de los contaminantes y sus subproductos, y de la capacidad de adsorción del reactivo.

CUATRO MECANISMOS

A medida que el agua subterránea contaminada traspasa pasivamente la pared de tratamiento, los materiales de relleno o compuestos reactivos eliminan los contaminantes presentes en el agua mediante cuatro mecanismos. Los documentos citados los detallan:

• Transformación química: Las sustancias dañinas se transforman, mediante reacción química, en compuestos inocuos o inofensivos. • Adsorción: Los contaminantes quedan atrapados en las paredes de la barrera permeable. Se utiliza carbón activo y zeolitas, que son capaces de adsorber las sustancias en su superficie. Suele ocuparse, sobre todo, para el tratamiento de compuestos orgánicos. • Precipitación: Utiliza agentes precipitantes, como la caliza, para inducir la precipitación de los compuestos nocivos, principalmente inorgánicos, quedando retenidos en las paredes de la barrera.

Por ejemplo, aguas subterráneas contaminadas por efluentes ácidos con plomo pueden tratarse con material filtrante

compuesto de cal que asegura la neutralización de las aguas y la precipitación del plomo. • Degradación o biodegradación: Ciertos contaminantes orgánicos son degradados a compuestos menos o nada tóxicos aguas abajo de la zona de reacción. Ocurre, por ejemplo, a través de la estimulación del crecimiento de microorganismos que transformen, en su metabolismo, las sustancias contaminantes en CO2 y agua.

“La aplicación exitosa de esta tecnología requiere una caracterización acabada de los contaminantes, del régimen de flujo del agua subterránea y de la geología del subsuelo”, advierte el Manual de FCh, que resalta las ventajas de las barreras: • Permiten degradar o inmovilizar los contaminantes in situ, sin necesidad de bombearlos a la superficie. • No requieren la entrada continua de energía, dado que es el gradiente natural del flujo del agua subterránea el que se utiliza para transportar los contaminantes a través de la zona de tratamiento. • Una vez construidas, las barreras carecen de partes móviles, equipamiento y ruido.

“Los materiales reactivos que se sitúan en las zanjas no perjudican ni a las aguas subterráneas ni a las personas”, afirma.

También señala sus desventajas: • Lentitud en el tratamiento: Depende del flujo natural de agua subterránea. • Dificultad de construcción y diseño (profundidad y ancho de la barrera pueden quedar limitados por los equipos de excavación disponibles). • Pueden perder su capacidad de reacción, lo que requiere sustituir el medio reactivo. • La permeabilidad de la barrera puede disminuir debido a la precipitación de sales. • La actividad biológica o precipitación química pueden limitar la permeabilidad de la barrera.

¿Rendimiento de esta tecnología? “Depende estrechamente de las condiciones hidrogeoquímicas, pero también del tipo de proceso instalado. Un sistema físico-químico bien dimensionado puede alcanzar un rendimiento de más del 95%, siendo inferior en procesos biológicos”, concluye la investigación de la UdO.

FCAB presentó en Experiencia E su plan de reconversión de patios ferroviarios y los avances para que sus locomotoras operen con hidrógeno verde.

En el marco de su compromiso con la sustentabilidad y los objetivos de desarrollo sostenible, FCAB presentó a la comunidad, en la feria Experiencia E realizada en Santiago, detalles de dos importantes proyectos que lleva adelante: la transformación a hidrógeno verde (H2v) de sus locomotoras (Retrofit) y la reconversión de patios ferroviarios (PRPF), que aportará a la calidad de vida y sustentabilidad de la ciudad de Antofagasta. En materia de energías renovables, la empresa líder en transporte de carga en el norte de Chile está desarrollado el Proyecto Retrofit, innovación que apunta a que sus locomotoras, que hoy funcionan con diésel, puedan operar 100% con hidrógeno verde. Esto, con el objetivo de disminuir considerablemente sus emisiones de gases de efecto invernadero. Katharina Jenny Arroyo, Gerenta General de FCAB, destaca que “este inédito proyecto busca potenciar el uso del hidrógeno verde en el transporte, evitando las emisiones de gases de efecto invernadero. Dejar de operar con diésel para hacerlo 100% con H2v es un desafío ambicioso y emblemático para una empresa como FCAB que está ad-portas de cumplir 134 años, y que hoy está comprometida a disminuir la huella de carbono y contribuir a una minería más verde”.

RECONVERSIÓN DE SUELOS

A su vez, el proyecto de remediación de suelos es parte del plan de reconversión de patios ferroviarios del Ferrocarril Antofagasta y busca marcar un precedente en materia de transformación de suelos industriales. “El objetivo es dar a éstos un uso distinto, potenciando el desarrollo regional, la calidad de vida de sus habitantes, el patrimonio y la sostenibilidad del territorio a través de la vinculación permanente y colaborativa entre diversos actores”, plantea la ejecutiva.

La remediación implicará habilitar 48 hectáreas de suelos que por más de 133 años han sido utilizadas para tareas propias del transporte de cargas. Los trabajos contemplan la remoción de tierra con maquinaria especializada de baja carga para disminuir al máximo las molestias y ruidos para los vecinos. Terminadas las cuatro fases del proyecto de habilitación, el suelo quedará en condiciones para un uso futuro distinto al actual.

“Nuestro compromiso como FCAB está con la Región de Antofagasta, habilitando los suelos que nos han albergado durante más de 133 años. Así le podremos aportar una mejor calidad de vida a los antofagastinos, potenciando, además, el negocio y la logística ferroviaria con innovación y nuevas tecnologías que permitan proyectar un desarrollo sostenible para la Región”, comenta el Gerente de Sustentabilidad y Desarrollo Territorial de la empresa, Jaime Henríquez.

Este inédito proyecto, que ya cuenta con una resolución de calificación ambiental favorable, aborda desafíos de corto, mediano y largo plazo. Considera la revalorización de espacios que hasta hoy son industriales y que pronto serán urbanizados, con una diversidad de usos que los dotará de una nueva vitalidad que promoverá redes continuas entre los barrios actuales y futuros.

SANEAMIENTO AMBIENTAL

Este es el objetivo del servicio de saneamiento y recuperación de suelos contaminados con las mejores tecnologías disponibles que ofrece Hidronor a lo largo del país.

¿Tiene una idea de cuántos sitios con potencial presencia de contaminantes se han identificado en nuestro país? Según el último informe sobre el Estado del Medio Ambiente en Chile, al 2020 existían 3.360 sitios (activos y pasivos) con esa característica, de los cuales un 30% es producto de la actividad minera. Otro dato sorprendente es que la mayor parte se sitúa en la Región de La Araucanía, por la acción de la industria manufacturera y la disposición inadecuada de residuos. Sin embargo, la superficie contaminada más extensa forma parte de las regiones de Antofagasta y Atacama como consecuencia de las faenas mineras.

También llama mucho la atención que, aunque desde el año 2009 Chile avanza en el desarrollo de normativas que regulen el tratamiento y disposición de terrenos contaminados, a la fecha aún no disponemos de una legislación específica en la materia y tampoco para suelos, siendo el único país de la OCDE que no la tiene.

Pese a esta realidad, desde hace más de 25 años Hidronor está presente en la industria nacional con servicios que aportan a la remediación ambiental, destacando, entre otros, la remediación y saneamiento de terrenos contaminados, con lo que ayuda a combatir el cambio climático.

“En Hidronor cuidamos el medio ambiente entregando soluciones integrales para la remedia-

ción, saneamiento y revalorización de pasivos ambientales, como los depósitos de relaves abandonados y terrenos contaminados con hidrocarburos y otras sustancias”, comenta Gonzalo Velásquez, gerente de Medio Ambiente de la compañía, quien detalla que en la última década han gestionado exitosamente más de 450 mil toneladas de suelos contaminados.

El ejecutivo agrega que el objetivo de Hidronor es aportar valor para disminuir los principales impactos de la actividad industrial provocada por la dispersión, derrame o traslado de sustancias peligrosas que finalmente se acumulan en los suelos de las instalaciones industriales, generando así diversas enfermedades para los seres humanos y también efectos negativos para el medio ambiente.

SERVICIOS Y TECNOLOGÍAS

Velásquez detalla que la empresa cuenta con un equipo altamente especializado para realizar trabajos de muestreo, análisis, remoción, tratamiento y/o recuperación de las zonas contaminadas. “Antes y durante el proceso efectuamos rigurosos controles analíticos que nos permiten determinar la peligrosidad y principales contaminantes presentes en cada terreno, para posteriormente aplicar el tratamiento más adecuado y asegurar la descontaminación del mismo. Como resultado de nuestro servicio de remediación, el lugar queda en óptimas condiciones para diversos usos industriales, agrícolas, turísticos y habitacionales, entre otros, evitando de esta manera que afecte el entorno natural y humano”, afirma.

Aportando más detalles, el gerente de Medio Ambiente de la compañía especifica las técnicas de saneamiento y recuperación empleadas: • Contención: Con la que evitan el paso de contaminantes hacia posibles masas de agua subterráneas. Pueden ser barreras verticales, horizontales hidráulicas, sellado superficial, entre otras. • Almacenamiento y confinamiento: Con la que reducen la movilidad de contaminantes a través de procesos físico-químicos. En esta línea, destacan la estabilización por inertización, microencapsulado y vitrificación. No obstante, el almacenamiento de residuos se realiza mediante la extracción total de suelos contaminados y su transporte a depósitos de seguridad controlados. • Descontaminación: La que implica la extracción de contaminantes por medio de evaporación. Opciones: extracción por aire, agua, por fases, agentes químicos, oxidación, desorción térmica, entre otras. Las Contribuir a la revalorización de los terrenos contaminados es un objetivo permanente de la empresa.

Gonzalo Velásquez destaca que Hidronor ha gestionado adecuadamente más de 450 mil toneladas de suelos contaminados en la última década.

10 Mil metros cuadrados es la superficie sobre la cual los proyectos de remediación de suelos deben someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.

emisiones deben tratarse en forma previa a su descarga a la atmósfera. Otra alternativa de descontaminación es la biorremediación.

“Como empresa especialista en la gestión y tratamiento de residuos industriales y peligrosos seguiremos incorporando día a día las tecnologías más avanzadas de la industria para ofrecer a nuestros clientes los mejores resultados en materia de recuperación de suelos contaminados”, sostiene el especialista.

GESTIÓN DE RELAVES

Por su parte, Pablo Seguel, ingeniero especialista en Desarrollo de Servicios para la Zona Norte de Hidronor, destaca la labor que desarrolla la empresa en relación directa con el sector minero, que es responsable de un 20% de los residuos declarados a nivel nacional.

El profesional pone de relieve el trabajo que realizan para gestionar los relaves como residuos, sobre todo los abandonados, que en muchos casos deben ser saneados para que “dejen de generar potenciales riesgos a la población y al medio ambiente, asegurando su estabilidad física y química”, asegura.

La empresa, en concreto, moviliza estos residuos contaminados hasta sus instalaciones en Antofagasta, donde son estabilizados y posteriormente trasladados a un depósito de seguridad que cuenta con impermeabilización basal para su confinamiento seguro. “Contamos con la infraestructura tecnológica necesaria y un sistema de gestión basado en las normas ISO 14001 e ISO 45001 que nos permiten prestar este servicio de la mejor manera”, afirma Seguel.

Menciona, asimismo, algunos desafíos que tenemos como país en la materia: avanzar a estándares de países desarrollados con lineamientos de la OCDE, en políticas de conducta empresarial responsable y en la implementación del Acuerdo de Escazú; contar con una normativa de suelos contaminados; considerar al suelo como un recurso y acelerar la regeneración de terrenos contaminados; y contar con un plan de acción para la gestión de los residuos contenidos en los pasivos ambientales mineros.

Oxynova descompone contaminantes orgánicos e inorgánicos de forma natural y rápida, generando beneficios económicos y ambientales

Texto y fotos: Agranco Corp USA

Chile es el principal productor de cobre del mundo y el segundo mayor productor mundial de litio. A su vez, el sector minero contribuye con el 11% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que lo convierte en un sector clave en la economía del país.

En contrapartida, la minería ocasiona inconvenientes significativos para el medio ambiente. Los desechos mineros, las aguas residuales ácidas y los metales pesados a menudo contaminan los cuerpos de agua, en los que algunas plantas de procesamiento de metales han descargado sus residuos durante décadas. Como resultado de la contaminación minera, varias ciudades de Chile han sido consideradas “zonas de sacrificio”, vale decir, áreas donde comunidades y ecosistemas locales enteros han recibido niveles peligrosos de polución en nombre del “crecimiento económico” o la “prosperidad nacional”, con graves efectos sobre la salud de sus habitantes. Así lo corroboró, por ejemplo, una investigación de la Universidad Católica de Chile que concluyó que los riesgos de morir por enfermedades cerebrovasculares y cáncer de pulmón entre los residentes de Huasco y Tocopilla –zonas de sacrificio cercanas a las actividades mineras del norte del país– eran varias veces más altos que el promedio nacional. En ese contexto, tratar los residuos mineros es clave para mitigar sus impactos sobre la salud y el medio ambiente, sin embargo, las técnicas convencionales para hacerlo suelen ser ineficientes e insostenibles. Frente a ello, la biorremediación ha surgido como una solución rentable y amigable con la naturaleza. Esta práctica utiliza microorganismos para destruir o transfor-

mar materiales de desecho. Este enfoque encaja bien con el movimiento “verde” mundial en curso, ya que utiliza reacciones bioquímicas naturales para descomponer los residuos sin necesidad de usar productos químicos.

FORMA DE ACCIÓN

El nitrógeno y el fósforo son elementos importantes para eliminar en el proceso de tratamiento de aguas residuales, ya que sus niveles excesivos promueven el crecimiento de algas y otros organismos fotosintéticos en el agua, lo que amenaza la salud humana y animal.

La biorremediación se utiliza a nivel mundial para eliminar estos nutrientes de las aguas residuales. Ciertas bacterias eliminan el nitrógeno del agua al transformar el amoníaco en nitrato, el nitrato en nitrito y luego en gas nitrógeno. A medida que proliferan las bacterias beneficiosas, absorben fosfato y lo convierten en biomasa celular, que se elimina del sistema.

Por otra parte, los hidrocarburos de petróleo están entre los contaminantes ambientales más frecuentes. Su presencia en el suelo o el agua mata muchos microorganismos, inhibiendo la funcionalidad de la comunidad microbiana. Como solución a esta problemática, se han estudiado y descubierto varias bacterias que degradan el petróleo. Estos microorganismos han demostrado la capacidad única de producir ciertas enzimas para descomponer el hidrocarburo en una forma de carbono biológicamente más disponible. Luego, las bacterias degradan aún más este compuesto durante el ciclo del ácido cítrico para crear dióxido de carbono y energía.

OXYNOVA

Oxynova es un producto de biorremediación diseñado específicamente para descomponer rápidamente compuestos orgánicos e inorgánicos que se encuentran comúnmente en suelos y aguas contaminadas por residuos mineros e industriales. Está conformado por hongos, bacterias beneficiosas y enzimas que catalizan un sinnúmero de reacciones de descomposición diferentes.

Se trata de una solución natural de base biológica, certificada por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), y se utiliza en una variedad de sectores diferentes: desde el tratamiento de aguas residuales hasta la acuicultura y el compostaje.

A continuación, se presentan algunos casos concretos que dan cuenta de su eficacia y beneficio:

— Remediación de contaminación con petróleo:

Oxynova se aplicó en un lugar afectado por un derrame de petróleo en Colombia. El sitio se dividió en dos cuadrantes: uno que recibió el producto y un área de control, que fueron aireadas mecánicamente cada mes con maquinaria pesada. Después de 30 días de prueba, el cuadrante que recibió Oxynova tenía un 60% menos de hidrocarburos en comparación con el sitio de control. Así, las bacterias y enzimas de este producto pudieron acelerar la descomposición de los hidrocarburos, creando un ambiente más seguro para la flora y fauna natural de la región en un período de tiempo más corto.

— Planta de tratamiento de aguas residuales de Homestead:

En Florida, Estados Unidos, la planta de tratamiento de aguas residuales de Homestead trata un promedio de 20.000 m3/d con cuatro reactores secuenciales por lotes (SBR). La planta estaba experimentando altas concentraciones de nutrientes en sus aguas residuales y altos costos de electricidad debido al uso continuo de sopladores. Se realizó un piloto para bioaumentar los SBR con Oxynova, con el objetivo de mejorar la calidad del efluente. A lo largo de la prueba de tres semanas, los SBR bioaumentados experimentaron una reducción del 77% en fosfatos, una reducción del 29% en nitratos y un 15% menos en el consumo de electricidad. Los investigadores concluyeron que la incorporación de Oxynova en esta planta mejoró la calidad del agua efluente y redujo el costo operativo.

— Aplicación en acuicultura:

Oxynova se administró a estanques de camarones que experimentaron una alta mortalidad debido a bacterias patógenas. Cinco de diez estanques recibieron el producto; los diez estanques fueron alimentados con la misma dieta y tenían una densidad de población de 150 pls/m2 al inicio del ciclo. Al final del ciclo, las piscinas con Oxynova experimentaron un aumento del 24% en la supervivencia de los camarones y un aumento del 15% en el rendimiento. Los investigadores concluyeron que el biorremediador pudo reducir la carga patógena en el agua y el lodo, como también aumentar la productividad del sistema, lo que permite que los camarones prosperen.

Estos y otros ejemplos muestran que Oxynova es una tecnología innovadora y eficaz que puede generar diversos beneficios en una amplia gama de sectores. En Chile, esta solución natural se está probando actualmente en el tratamiento de aguas residuales domésticas, en la industria vinícola y en la acuicultura. Para obtener más información sobre el éxito de Oxynova en Chile y las pruebas en curso, comuníquese con: techsupport@agrancousa.com

En la planta de tratamiento de aguas residuales de Homestead, Oxynova mejoró la calidad del agua efluente y redujo el costo operativo.

El biorremediador disminuyó la carga patógena y la mortalidad en estanques de camarones

Los microorganismos de Oxynova aceleraron la descomposición de hidrocarburos en un sitio afectado por un derrame en Colombia.

¿Qué desafíos y oportunidades tiene el sector minero para mitigar las emisiones de GEI vinculadas al abastecimiento de bienes y servicios, y así lograr la carbono neutralidad? Un estudio las identifica.

Si el proceso a la carbono neutralidad en el mundo equivaliera a completar un maratón, que considera 42 kilómetros, apenas estaríamos transitando los primeros metros.

Uno de los sectores productivos que inició esta carrera para disminuir considerablemente sus emisiones de carbono es el minero. En Chile, por ejemplo, la industria del cobre ha ido incorporando de manera creciente energías renovables no convencionales a sus instalaciones y procesos, lo que le está permitiendo reducir sus descargas de gases de efecto invernadero (GEI) de alcance 1 y 2. Las primeras están concentradas en las operaciones que son intensivas en el consumo de combustibles como el diésel, mientras que las segundas se vinculan, sobre todo, a procesos muy demandantes de energía eléctrica.

En contrapartida, la minería del cobre está al debe en el control de las emisiones de GEI indirectas de alcance 3 (EA3), que se originan en actividades propias de sus proveedores de bienes y servicios. Algunos ejemplos son la producción de insumos críticos, el transporte marítimo de materias primas y productos, los vuelos nacionales e internacionales, y las faenas desarrolladas por empresas contratistas.

El problema para el rubro es que más del 50% de estas emisiones proviene precisamente del segmento de proveedores. Así lo concluyó la “Guía sobre emisiones en la cadena de suministro de la minería: Línea base sectorial y propuestas para la acción”, desarrollada por el Ministerio de Minería y la Corporación Alta Ley con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.

MEDIDAS INCIPIENTES

El estudio constató que “mientras la gran mayoría de los esfuerzos han estado concentrados en estimar, definir metas de reducción e implementar acciones para mitigar las emisiones de GEI de Alcance 1 y 2 de la minería del cobre, la contabilización de las EA3 por la industria es mucho más incipiente y las medidas para reducirlas lo son aún más”.

En todo caso, el anteproyecto de la Política Nacional Minera 2050 plantea la necesidad de establecer metas de emisiones alcance 3 y luego monitorear su cumplimiento.

Para avanzar, la Guía hace el ejercicio de generar un marco teórico sobre las EA3 en la minería del cobre. En esa línea, ofrece una carac-

La producción de insumos críticos, como las bolas de molienda, es una fuente importante de emisiones de GEI indirectas de alcance 3. terización de la organización industrial de la cadena de suministros de los principales insumos y servicios, proponiendo una herramienta de cálculo de emisiones de alcance 3 que recoja las particularidades y oportunidades de este sector en Chile.

“La finalidad es mejorar los datos disponibles a nivel país y disponer de información valiosa para los cálculos específicos y gestión efectiva de sus emisiones y potenciales efectos de distintas medidas en Chile, apoyando la toma de decisiones del gobierno, las empresas y otros agentes relevantes de la cadena de valor de la minería del cobre”, asegura el informe.

Ahí se definieron las 15 categorías que componen el alcance 3 de la minería y se identificaron las actividades y/o insumos críticos en términos de EA3: el proceso de fundición y refinería, los aceros (bolas y revestimientos), los explosivos, los combustibles, el ácido sulfúrico, la cal y el transporte marítimo de productos.

MÚLTIPLES OPORTUNIDADES

A partir de los hallazgos, la Guía da a conocer los desafíos y oportunidades existentes para un trabajo colaborativo entre los actores relevantes de la industria minera del cobre que contribuyan a su descarbonización haciéndose cargo de las EA3. A saber:

— Metodológicas

• Definir formas de reportar las EA3: Para que atiendan los requerimientos de los grupos objetivos y permitan establecer comparaciones entre empresas y países sin cometer errores de doble o falta de contabilidad, sub o sobre estimando el nivel de emisiones.

• Desarrollar guías específicas para el cálculo de emisio-

nes: Aunque en la minería del cobre se ha fomentado la medición, reporte y establecimiento de metas relacionadas con la huella de carbono, “resulta clave generar esfuerzos colectivos colaborativos que faciliten la discusión hacia una estandarización o desarrollo de una guía aplicada al sector, más aún si se trata de las emisiones de alcance 3”, destaca el documento. • Diseñar reportes con información desglosada: Las compañías mineras globales deberían reportar sus valores de EA3 de manera desagregada, ya que con frecuencia lo hacen sin un desglose por mineral, operación y país, lo que dificulta aislar la contribución del negocio de cobre a estas mediciones.

• Fortalecer capacidades para medir y gestionar emisiones:

En la mayoría de los proveedores de la minería, que son numerosos y heterogéneos, no existen sistemas de medición y gestión de emisiones. De ahí la necesidad y oportunidad de fortalecer las capacidades internas en este sentido.

— De información

• Generar información de fuentes confiables: Si bien gran parte de la información relacionada a la medición de EA3 se considera sensible para el negocio, se debe generar información pública de fuentes confiables. La Guía plantea que “garantizar la confidencialidad de la información necesaria para aproximarse a la medición de las EA3, a partir de estadísticas del sector minero, es una oportunidad concreta para esta industria”. • Establecer una metodología estándar: Desarrollar una metodología que establezca claramente los límites de qué medir y cómo medir, y por consiguiente la sistematización de la informa-

El transporte marítimo de materias primas y productos origina también un volumen considerable de EA3.

ción entre empresas, es una oportunidad de colaboración entre las compañías mineras para reportar y comparar las EA3.

• Contar con organizaciones que verifiquen la calidad de la

información: Dada la heterogeneidad entre las compañías mineras y el incipiente desarrollo de capacidades para la medición de

EA3, es clave la existencia de organismos independientes que verifiquen y certifiquen las emisiones reportadas por las compañías. • Considerar factores de emisión locales: La práctica ideal sería usar factores de emisión propios de cada proveedor y, en su ausencia, utilizar aquellos que sean estándares e internacionalmente validados. Éstos, sin embargo, no necesariamente reflejan las condiciones reales bajo las cuales fueron producidos los bienes, ni tampoco las diferencias en los factores de emisión de los países de origen y sus respectivas matrices energéticas.

— De capacidades de las empresas

• Homogeneizar capacidades internas: Esto, dado que el conocimiento o capacidades internas asociadas al cálculo de las emisiones de GEI es heterogéneo, existiendo compañías con un alto entendimiento y conocimiento en el tema versus otras que descansan en consultores externos.

• Superar el rezago y la heterogeneidad en los proveedo-

res: Se debe superar el desconocimiento generalizado sobre las

emisiones de dióxido de carbono equivalente (CO2e) de sus productos que tienen las empresas proveedoras de la minería. “Algunas han avanzado hacia la determinación de la huella de carbono organizacional, lo cual es un avance, entendiendo que deben apuntar a cuantificar las emisiones de los productos que comercializan”, indica el informe. • Generar sistemas de información específicos: Las empresas tienen la oportunidad de hacerlo para registrar y gestionar la información relativa a las emisiones a lo largo de la cadena de valor.

“Partir por sistematizar esta información, para luego realizar estimaciones de EA3 a partir de una metodología estándar a definir, es crucial”, señala.

— De capacidades institucionales

• Generar capacidades en servicios públicos: El Estado debe desarrollar las capacidades al interior de sus órganos técnicos para que participen en las discusiones en igualdad de condiciones con los representantes de las compañías mineras. • Definir metodología estándar: Debe generarse un esfuerzo sistemático y colaborativo entre el Estado y los actores de la cadena de valor para determinar una metodología estándar para la medición, reporte y verificación de las EA3 de la industria del cobre que permita llevar a la práctica su cálculo a nivel del país.

This article is from: