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7.2.2. Trata con fines de explotación sexual

grado a este país (España) y que residen en él. En estas situaciones, les ofrecen un contrato para trabajar en el cuidado de envejecientes y les indican el contacto de «amigos» que las van a ayudar a «arreglarles los papeles» para llegar al país. El amigo cubre todos los gastos a cambio de que trabajen y paguen estos gastos. Ellas son trasladadas a España con parada previa en Grecia, y las llevan a fincas de uvas y de tomates, donde las dejan sin pasaportes y las retienen sin salario hasta que paguen la deuda al tratante. Las familias desconocen los lugares de España donde sus hijas han vivido estas situaciones de trata. En las visitas a las comunidades de origen se encontraron familias de jóvenes que han sido víctimas de trata para trabajo forzoso - explotación laboral, las cuales fueron captadas por redes de trata integradas por amistades y familiares.

7.2.2. Trata con fines de explotación sexual

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La modalidad de trata para fines de explotación sexual ha sido establecida, en el marco de las políticas dedicadas a la detección y persecución de la trata en los distintos países, como la modalidad más frecuente y ha contado con especial atención.

La sobrerrepresentación de la trata con fines de explotación sexual está íntimamente ligada a las prácticas moralistas de regulación y control sobre el cuerpo de las mujeres, en las que la violencia estructural por las cuales han ingresado en el circuito de la trata genera a su vez violencia de género, institucional y económica, entre otras (Viteri, Ceja y Yépez, 2017: 55).

El énfasis dado a la trata para la explotación sexual tiene, así, raíces culturales en el patriarcado que derivan en la regulación y control del cuerpo de las mujeres, como bien plantea Viteri, Ceja y Yépez (2017) en la cita anterior.

A pesar del énfasis público de la trata con fines de explotación sexual, el análisis institucional del abordaje de la trata en los países de destino muestra invisibilidades y sesgos en sus registros.

La trata con fines de explotación sexual aparece, en la República Dominicana y en los países de destino, con un vínculo estrecho con la violencia sexual y de género que viven las sobrevivientes entrevistadas, violencia que está normalizada socialmente y que, por tanto, no está visibilizada, al menos que las

mujeres se identifiquen como víctimas de trata y se vinculen con la respuesta institucional a esta. La trata con fines de explotación sexual se presenta, en el caso de las sobrevivientes entrevistadas, en los tres países de estudio.

Los datos de la trata con fines de explotación sexual que se registran tanto en España como en Suiza y Costa Rica (como bien plantean Viteri, Ceja y Yépez, 2017) la muestran como la modalidad más frecuente (como se muestra en el gráfico 3: 51 % en España, 84 % en Suiza y 36 % en Costa Rica). Esta frecuencia de la trata con fines de explotación sexual es cuestionada por estas autoras, que señalan que el establecimiento de las frecuencias de esta modalidad está mediado por el sesgo de identificar la trata per se como basada únicamente en la explotación sexual, dirigiéndose los operativos de detección hacia los negocios de comercio sexual en la «búsqueda de la trata», cuando probablemente, en los negocios de comercio sexual, estas mujeres no sean víctimas de trata para explotación sexual, sino de trata para explotación laboral.

Nosotras, una amiga mía y yo, del mismo barrio, salimos supuestamente hacia España. Que habíamos pagado un viaje a España, con un contrato de trabajo, el cual eso no fue. Porque, cuando nosotros contactamos con esta persona, que trabajaba en Punta Cana, que supuestamente conocía a muchas personas que nos podían conseguir trabajo [...]. Un día llegó con una serie de papeles y nos trajo los contratos. Ahí fue que mi madre me ayudó, que hicimos la hipoteca de la casa y todo eso para que pudiera realizar el viaje [...]. Eran unos 600.000 pesos dominicanos. Cuando hicimos este trámite [...], a él me lo presentó mi amiga, que ella trabajaba allí, en Punta Cana. Me pareció bien. Lo comenté con mi marido y con mi madre, y les pareció a todos bien. Pero, a la hora de salir, no podíamos salir por el Aeropuerto Internacional de las Américas, y hemos salido por Punta Cana. Había una persona que viajaba con nosotros, nos acompañaba todo el rato. Nosotras hicimos escala en Rusia, a Moscú (teníamos que ir a Holanda, pero dijeron que había problemas, nos dijeron que nos podían devolver y que teníamos que cambiar de aeropuerto), y de allí a Turquía. A mí me extrañó, pero me explicaron que teníamos que recoger una tarjeta que me serviría para trabajar allá, y yo todo eso me lo creí. Cuando llegamos, me llevaron directamente a un hotel, con las habitaciones, pero debajo era como si fuera un club de alterne. E inmediatamente, nada más llegamos. Nosotras llegamos como a las 3 o las 4 de la tarde, y a las 6 de la tar-

de, nosotras ya teníamos que ponernos ropa para bajar. Le digo a una señora (porque ya a la persona que nos llevó yo no la vi más) que no podía ser; pero me dijo que sí, que teníamos que bajar, y me pidió mi pasaporte para hacerle una copia, pero ¡no me lo devolvió nunca! También el teléfono, el billete de vuelta (aunque luego supe que no tenía validez, era como un truco que hacen ellos, one way le llaman) (dominicana sobreviviente de trata 12 Esp.).

La trata con fines de explotación sexual hacia España se esconde tras contratos de trabajo (como en Suiza y Costa Rica) con rutas de desvío a través de países como Colombia, Turquía y Grecia. Estas informaciones fluyen desde el trabajo de campo realizado en comunidades de la República Dominicana, donde familias de sobrevivientes de trata en España entrevistadas señalan que sus hijas y hermanas han ido a España con estos contratos, pero que duran un tiempo sin saber de ellas y se enteran de que las han desviado a estos países.

La mayoría de las sobrevivientes entrevistadas fueron víctimas de trata para explotación sexual. Ellas no se consideran como tales. Tienen miedo de criminalizar a las personas que las captaron, que son familiares, amistades y personas cercanas a sus redes de relaciones primarias y territoriales, además del miedo a la red de tratantes en sí. Los relatos de las condiciones en que vivieron la explotación sexual muestran realidades muy difíciles para ellas. Varias de ellas contaban lo que vivieron como un desahogo.

Yo vine porque mi madre me obligó a ir a Panamá para ganar mucho dinero como mi prima. Ella hizo los contactos con la señora reclutadora de jóvenes y le llevaron mi acta de nacimiento; ella sacó el pasaporte con mi foto y sacó la visa. Entonces, cuando me entregó el pasaporte, me dijo: «Este día es que te vas». El viaje estaba pautado para el 26 de enero. Yo no sabía que yo no me iba a ir con ella. Yo solo la vi el día que me dio el pasaporte. Me dijo: «Alguien te va a recoger en tu casa para irnos a Panamá». El señor me recogió bien temprano en mi pueblo y, de camino a Santo Domingo, se paró en un apartamento y me violó. Nos fuimos en el avión. Él llevaba los pasaportes de nosotras, las jóvenes que íbamos en el vuelo, y presentaban en Panamá los 2,000 dólares que teníamos que presentar como que íbamos de compras a Panamá. Me llevaron al apartamento de la señora reclutadora que tenía camarotes. Cuando llegamos a las 8 de la noche al apartamento, no habían llegado las muchachas de

donde ellas trabajaban y otras estaban alistándose para irse porque trabajaban de noche. Me acosté a llorar. Al día siguiente, llegó la señora reclutadora, en la noche, desde República Dominicana. Entonces me dice: «Cuando llegue mañana, vamos a ir a un lugar, ahí tú vas a trabajar». Pensé que era un lugar donde uno trabajaba normal. Al día siguiente, cuando vamos a un lugar, había muchas dominicanas en el lugar; llegamos temprano, y todas en top. Llegó el dueño del bar y me dice: «Entre ahí y póngase una ropa». «O entro a la habitación y me pongo un bikini», él dijo que sí. ¡Oh!, me quedo anonadada y sorprendida. Todas tenían un uniforme que era un leotardo con las nalgas afuera, tenían lacitos. Era un uniforme, pero era casi desnuda. Ahí solo había playa y mujeres trabajando. Duramos 15 días encerradas en el apartamento. Luego la señora organizó un viaje a Costa Rica y nos llevó por la frontera por tierra. Ella llevaba los pasaportes y tenía la visa de Costa Rica (no sé si era visa legal). Nos fuimos de madrugada, 5 dominicanas, a otro apartamento de la señora reclutadora, aquí en Costa Rica. Ella habló con las muchachas que vivían en el apartamento y les dijo que nos llevaran a un night club para bailar desnudas. Allí nos quedamos trabajando (dominicana sobreviviente de trata 14 C. R.).

Este relato coincide con muchos de los relatos de las dominicanas sobrevivientes de trata entrevistadas en los tres países. En él se muestra la captación de la joven dominicana a través de su madre, que se puso en contacto con la señora reclutadora de jóvenes26. La joven no tenía claro si su madre sabía o no que estaba introduciendo a su hija en una red de trata porque la prima mantuvo siempre en silencio la información de cómo llegó al país y de todo lo que pasó. En el relato se muestra cómo se moviliza a las víctimas de trata de un negocio a otro, con despojo de sus documentos para que no se escapen y con un movimiento continuo de largas distancias, iniciando en Panamá y terminando en Costa Rica. Las jóvenes se encuentran en una encerrona: de hablarles de un restaurante en el que irían a trabajar como camareras, terminan en un bar o en un night club como bailarinas exóticas y tienen que ejercer el trabajo sexual. Las instituciones gubernamentales y no gubernamentales entrevistadas describen este mismo proceso que relatan las mujeres sobrevivientes de trata en los tres países: desde su captación en la República Dominicana hasta la

26 Este término de «señora reclutadora de jóvenes» lo utilizamos para sustituir el apodo de la señora que aparece en gran parte de las entrevistas de las sobrevivientes de trata en Costa Rica. Esta señora todavía sigue reclutando jóvenes y cuenta con una agencia de viajes desde donde los organiza.

llegada al bar donde se ven recluidas. En todos los casos (referidos por instituciones gubernamentales, no gubernamentales y sobrevivientes) se hacen las mismas ofertas de trabajo como «saloneras» (camareras), en restaurantes, hoteles, en salas de belleza y como empleadas domésticas. Estos casos que describen las instituciones son diferentes de los de las sobrevivientes entrevistadas, pues ninguna de estas denunció, mientras que los casos que se acreditan parten de denuncias de mujeres que logran escapar o que son detectadas en operativos.

Tengo mapeado, en el 2018, una ciudadana de origen dominicano que pide ayuda a cuerpos policiales. Los cuerpos policiales, al ver que es extranjera, le dicen que tiene que ir a [la] Policía de Migración. Aquí se le da la atención correspondiente, se escucha. Ella narra que logra escapar de un bar restaurante, que estaba siendo sometida a explotación sexual. La tratante era dominicana, se encargaba de captar en su país de origen, transporte, traslado al país como única finalidad que era la explotación. Esto fue gracias a la astucia de ella, que logra escapar y pedir ayuda en la capital viniendo de una provincia (institución gubernamental 7 C. R.).

En otros casos de sobrevivientes, las mujeres fueron víctimas de trata previo a llegar a Costa Rica, España y Suiza, en otros países de Europa y del Caribe, específicamente en Grecia y Trinidad y Tobago. Las condiciones son muy parecidas, con personas que les arreglan el viaje e igualmente les quitan el pasaporte y las dejan prisioneras en el lugar. Cuando logran salir de la situación de trata y regresan a la República Dominicana, vuelven a salir hacia otro país utilizando los contactos con familiares y de nuevo entran en una red de trata para explotación sexual. Estas mujeres fueron doblemente víctimas de trata en países de Europa (incluido Rusia), Turquía, el Caribe y en Costa Rica. En Suiza y España se encuentran sobrevivientes de trata que han vivido la ruta de la trata desde la República Dominicana con un tiempo en Costa Rica. Fueron víctimas de trata en Costa Rica y luego salieron hacia España. En estos casos, Costa Rica es un país de tránsito.

Un elemento que se destaca en las entrevistas a las sobrevivientes de trata es cómo se repite en sus vidas el círculo de la trata o del tráfico ilícito en distintos países. En un caso, la mujer, luego de ser víctima de trata en Trinidad

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