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Juan José García La inteligencia económica es necesaria para España y la inteligencia competitiva lo es para las empresas

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La inteligencia económica es necesaria para España y la inteligencia competitiva lo es para las empresas

Juan José García // Coronel (R) Ejército de Tierra. intcompetitiva.jjgarcia@gmail.com

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Los riesgos geopolíticos que afectan a España son muchos y con unas consecuencias muy diferentes en función de los intereses del Estado o de cualquier organización que puedan verse afectados. A esos riesgos, hay que unir los derivados de hechos que se consideran poco probables, pero que no por ello dejan de producirse (los atentados del 11-S o posteriores, la crisis económica, la pandemia o la invasión de Ucrania por Rusia, por citar solo algunos).

Es fundamental intentar anticipar las consecuencias en cada caso, los distintos escenarios que se pueden presentar con posterioridad o disponer de toda la información necesaria para tomar las decisiones adecuadas en función de los intereses o estrategias de cada organización.

En esa necesidad de anticipar y tomar medidas hay un plano que corresponde al Estado, con aspectos a considerar por el gobierno y los distintos organismos de la administración pública española. También hay otro que se refiere a las empresas y organizaciones privadas a los que aspectos como la proyección internacional, la inestabilidad económica, el entorno de seguridad cambiante y el mundo competitivo que nos rodea no le resultan ajenos.

Tener un campo de juego con estos condicionantes, y seguro que otros más que se podrían añadir en función de intereses concretos o de zonas geográfi-

La Inteligencia como producto, es decir el uso de buena información que ha sido elaborada y analizada, se ha utilizado siempre para la toma de decisiones por los Gobiernos, en el ámbito militar y también en el mundo empresarial

cas de especial interés, hace necesario disponer de los conocimientos, herramientas y apoyos imprescindibles para poder actuar con garantías o, al menos, con las mismas garantías que los competidores, sean países o empresas.

La Inteligencia como producto, es decir el uso de buena información que ha sido elaborada y analizada, se ha utilizado siempre para la toma de decisiones por los Gobiernos, en el ámbito militar y también en el mundo empresarial. Inteligencia y economía se han necesitado mutuamente para la salvaguarda de los intereses nacionales y de los particulares.

En el plano estatal una herramienta fundamental para cubrir esos objetivos es la Inteligencia Económica (IE), que la podemos entender como Inteligencia de contenido económico/empresarial elaborada por el Estado en apoyo a los intereses económicos del país y a la actividad de las empresas en el exterior(1) .

De la misma forma, en el caso de las empresas y organizaciones privadas, la Inteligencia denominada Competitiva (IC) que necesitan se puede definir como una herramienta de gestión o una práctica empresarial que consiste en un proceso sistemático, estructurado, legal y ético por el que se recoge y analiza información que, una vez convertida en Inteligencia, se difunde a los responsables de la toma de decisiones para facilitar las mismas, mejorando así su competitividad, su capacidad de influencia y las posibilidades para defender sus activos e intereses(1) .

Son muchos los países que, cada vez más y mejor, organizan su IE para utilizarla en beneficio de sus intereses económicos y su competitividad y esa actividad, realizada de forma completa y bien coordinada, hace que esos intereses estén bien defendidos en el plano internacional y que sus empresas dispongan de todo el apoyo institucional cuando es necesario. A ello suman la aportación de cada empresa, a título individual y con sus propios recursos, para que en cada momento su estrategia de actuación y sus decisiones sean las más convenientes para sus intereses.

1 Definición del equipo económico del CNI en 2009 que figura en el informe Mesías de 2018.

La evolución que ha seguido la IE en España durante lo que va de siglo ha sido importante, pero aún son muchas las voces que llaman la atención sobre la necesidad de disponer de un sistema más eficiente de IE, con más medios y mejor coordinado, como una forma de paliar las carencias actuales.

Es imprescindible contar con estrategias que utilicen al máximo los recursos disponibles a todos los niveles del Estado y de cada organización, pública o privada, para hacer frente a las consecuencias de los riesgos geopolíticos actuales y para competir en las mejores condiciones en el terreno internacional.

La dimensión del Estado es muy importante, pero no lo es menos lo que cada organización pueda aportar de forma individual y es, en esta parte, donde también queda aún mucho camino por recorrer en España, ya que el número de empresas que están implantando un sistema de IC está aumentando, pero no estamos en el nivel que sería deseable y necesario.

Muchas empresas han sabido evolucionar y superar las crisis en el pasado; pero, ante el panorama internacional actual, no resulta sencillo disponer de toda la información que se necesita para tomar decisiones ni se está suficientemente protegido de los riesgos que se pueden derivar. Las empresas españolas deben concienciarse de la necesidad de disponer de los medios y procedimientos internos que ayuden a definir y materializar sus necesidades de información y de Inteligencia en cada momento para hacer frente a cada situación y para ayudar en la toma de decisiones.

La IC ayuda a conocer mejor el entorno geográfico, los mercados y la competencia; puede incrementar la capacidad de influencia, mejorar la protección de los activos materiales e inmateriales, ayudar a anticipar los problemas e identificar futuras oportunidades. Analiza el significado de cada cambio que se produce y la influencia que su evolución puede tener, utilizando las herramientas y los procedimientos adecuados para defender los intereses en cada caso.

Las técnicas de análisis que utilizan los expertos sirven para obtener y procesar la abundante información disponible hoy en día sobre cualquier ámbito, facilitan la integración de las incertidumbres de cada momento y llevan a cabo una labor de prospección que permite a las organizaciones adelantarse a los acontecimientos. La capacidad para prevenir riesgos de todo tipo y para adelantar los escenarios de futuro son de gran utilidad para las organizaciones privadas y las empresas.

La IC aún tiene una implantación poco homogénea en las empresas españolas. En algunos casos es desconocida y en otros conocen sus bondades, pero falta decisión para implantarla o se hace de forma incompleta. En el caso de agrupaciones sectoriales de empresas u otro tipo de organizaciones no suelen ponerse en práctica soluciones centralizadas que den servicio a sus asociados o éstas tienen un alcance muy limitado.

La denominada Cultura de Inteligencia, aplicada al ámbito económico y empresarial se debe alcanzar a todos los niveles y generar un mayor aprovechamiento de las capacidades públicas y privadas de nuestro país. Una mayor actividad del Estado en el ámbito de la IE que le compete, una mejor coordinación con las empresas y una mayor concienciación de éstas sobre el uso de la IC deberían ser los pasos a seguir para mejorar la proyección exterior de España y la competitividad de nuestras empresas en el mundo actual. n

Foto: iStock.com/metamorworks

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