TEMA DE PORTADA // nº 50 // Primavera 2022
La inteligencia económica es necesaria para España y la inteligencia competitiva lo es para las empresas Juan José García // Coronel (R) Ejército de Tierra. intcompetitiva.jjgarcia@gmail.com
Los riesgos geopolíticos que afectan a España son muchos y con unas consecuencias muy diferentes en función de los intereses del Estado o de cualquier organización que puedan verse afectados. A esos riesgos, hay que unir los derivados de hechos que se consideran poco probables, pero que no por ello dejan de producirse (los atentados del 11-S o posteriores, la crisis económica, la pandemia o la invasión de Ucrania por Rusia, por citar solo algunos). Es fundamental intentar anticipar las consecuencias en cada caso, los distintos escenarios que se pueden presentar con posterioridad o disponer de toda la información necesaria para tomar las decisiones adecuadas en función de los intereses o estrategias de cada organización.
La Inteligencia como producto, es decir el uso de buena información que ha sido elaborada y analizada, se ha utilizado siempre para la toma de decisiones por los Gobiernos, en el ámbito militar y también en el mundo empresarial En esa necesidad de anticipar y tomar medidas hay un plano que corresponde al Estado, con aspectos a considerar por el gobierno y los distintos organismos de la administración pública española. También hay otro que se refiere a las empresas y organizaciones privadas a los que aspectos como la proyección internacional, la inestabilidad económica, el entorno de seguridad cambiante y el mundo competitivo que nos rodea no le resultan ajenos. Tener un campo de juego con estos condicionantes, y seguro que otros más que se podrían añadir en función de intereses concretos o de zonas geográfi-
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Actuarios
cas de especial interés, hace necesario disponer de los conocimientos, herramientas y apoyos imprescindibles para poder actuar con garantías o, al menos, con las mismas garantías que los competidores, sean países o empresas. La Inteligencia como producto, es decir el uso de buena información que ha sido elaborada y analizada, se ha utilizado siempre para la toma de decisiones por los Gobiernos, en el ámbito militar y también en el mundo empresarial. Inteligencia y economía se han necesitado mutuamente para la salvaguarda de los intereses nacionales y de los particulares. En el plano estatal una herramienta fundamental para cubrir esos objetivos es la Inteligencia Económica (IE), que la podemos entender como Inteligencia de contenido económico/empresarial elaborada por el Estado en apoyo a los intereses económicos del país y a la actividad de las empresas en el exterior(1). De la misma forma, en el caso de las empresas y organizaciones privadas, la Inteligencia denominada Competitiva (IC) que necesitan se puede definir como una herramienta de gestión o una práctica empresarial que consiste en un proceso sistemático, estructurado, legal y ético por el que se recoge y analiza información que, una vez convertida en Inteligencia, se difunde a los responsables de la toma de decisiones para facilitar las mismas, mejorando así su competitividad, su capacidad de influencia y las posibilidades para defender sus activos e intereses(1). Son muchos los países que, cada vez más y mejor, organizan su IE para utilizarla en beneficio de sus intereses económicos y su competitividad y esa actividad, realizada de forma completa y bien coordinada, hace que esos intereses estén bien defendidos en el plano internacional y que sus empresas dispongan de todo el apoyo institucional cuando es necesario. A ello suman la aportación de cada empresa, a título individual y con sus propios recursos, para que en cada momento su estrategia de actuación y sus decisiones sean las más convenientes para sus intereses.
1 Definición del equipo económico del CNI en 2009 que figura en el informe Mesías de 2018.