ESPACIO ACTUARIAL
Nº 46
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PRIMAVERA 2020
ENTREVISTA
Ángel Linares
¿Qué motivos te llevaron a ser actuario? Cuando estudié la carrera de Ciencias Económicas, hace 60 años, la especialidad de actuariado la estudiábamos siete u ocho alumnos. Unos elegían esta especialidad por tener relaciones familiares dentro del sector y por tanto el puesto de trabajo asegurado, otros, porque así, aunque con bastante más dificultad, tenían dos títulos universitarios, economista y actuario, lo cual era importante para el curriculum, y otros, como mi caso, por recomendación de algún catedrático. ¿Qué es lo que más te ha agradado del trabajo de actuario y cuál es la parte menos atractiva? ¿Qué actividades realizas además de la profesional? Actualmente, como actuario, estoy jubilado, aunque no alejado del mundo del seguro ya que con cierta periodicidad escribo algún artículo en la revista “Actualidad Aseguradora” con la que colaboro desde hace cerca de veinticinco años. Asimismo, trabajo como Auditor-Censor Jurado de Cuentas. A lo largo de mi vida he simultaneado las profesiones de Actuario y Censor Jurado de Cuentas, que han sido plasmadas en la publicación de varios libros en la Editorial Mapfre sobre contabilidad y auditoria de entidades aseguradoras. Pero, la que más satisfacciones me ha ofrecido ha sido la actividad de la enseñanza de la ciencia del seguro, que he practicado durante toda mi vida, en la Universidad Complutense, en la Universidad de Alcalá o, más recientemente, en la Facultad de Ciencias del Seguro de Mapfre.
En mi caso, he trabajado más tiempo en el “campo contrario” que en el interno de una entidad aseguradora. He trabajado en algunas grandes empresas del antiguo INI, dirigiendo los departamentos de seguros y después en la fundación y desarrollo de MUSINI. Luego he prestado mis servicios en Price Waterhouse Coopers dirigiendo el departamento actuarial. Todo ello me ha llevado a conocer profundamente muchas entidades aseguradoras y a mantener fructíferos contactos con los departamentos actuariales de las distintas compañías a las que he auditado, lo que me han enriquecido, ya que uno se cree que lo sabe todo hasta que ve lo que sucede en otras entidades. Todo ello me ha proporcionado, aparte de una amplia visión de la profesión, unas amistades que han perdurado toda la vida. ¿Cómo ves el futuro de la profesión?
actuarios
¿Qué elementos consideras claves en nuestra formación?
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Los actuarios somos la máxima autoridad en cuanto a la técnica aseguradora y así debe reconocerse a todos los efectos, además, y a ello le doy la máxima importancia, también somos los responsables de la aplicación en las compañías aseguradoras de la ciencia actuarial con la máxima ortodoxia posible. En esta innegociable cuestión debemos tener el máximo apoyo de la DGSFP.
La “autoritas” que antes se nos reconocía a los actuarios, dentro de las compañías, se está perdiendo. Antes se nos reconocía tal condición dentro de las entidades, hoy veo que somos sustituidos por el marketing y eso no es bueno. Leyendo los informes elaborados por la DGSFP vemos que entre 2008 y 2018 se han producido 111.310 reclamaciones ante el organismo correspondiente. Me parece, que para los que hemos dedicado nuestra vida