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Hablemos del perfeccionismo: Características, causas y consecuencias
Por: Mery Zayat H.
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos buscado la perfección; ya sea en un examen, una presentación, dentro del trabajo, en una cita o simplemente preparando una cena para recibir a nuestros amigos o familiares. Pero, ¿qué actitudes diferencian y definen a alguien como perfeccionista? Existe una diferencia entre aquel que aspira al perfeccionismo en momentos y espacios selectos de su vida y aquel cuya vida se rige de acuerdo con sus estándares de perfección. Este artículo busca detallar el concepto del perfeccionismo en la psicología, diferenciar entre los tipos de perfeccionismo, entender lo que implica tener una personalidad perfeccionista y las consecuencias del perfeccionismo en la vida del individuo.
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Burns (1980) define el perfeccionismo como “la aplicación de altos estándares más allá del alcance o la razón, el esfuerzo compulsivo e incesante hacia metas imposibles y la evaluación del propio valor exclusivamente en términos de productividad y logro”.
Se trata de un rasgo complejo de la personalidad, sin una definición universalmente aceptada, que ha sido conceptualizado con base en distintas facetas de naturaleza intrapersonal e interpersonal. Aunque existen muchas maneras para definir y describir al perfeccionismo, la mayoría de las teorías identifican tres rasgos o características principales:
1. Adoptar estándares que son extremadamente difíciles o imposibles de alcanzar 2. Establecer expectativas tan altas que dañen en vez de mejorar su desempeño 3. La presencia de otros problemas mentales, como la depresión o ansiedad
En 1978, Hamachek diferenció dos tipos de perfeccionismo: el “perfeccionismo normal” o “perfeccionismo adaptativo”, que puede ser sano, positivo y funcional y el “perfeccionismo neurótico”, también conocido como “perfeccionismo desadaptativo”, que puede ser insano, negativo y disfuncional. Los perfeccionistas adaptativos presentan altos estándares de desempeño y baja discrepancia, mientras que los perfeccionistas desadaptativos presentan altos estándares de desempeño y alta discrepancia. Dentro de estas definiciones, podemos entender la discrepancia como “la percepción de que constantemente uno no logra cumplir con los altos estándares que se ha establecido para sí mismo”. En ambos casos hay altos estándares de desempeño, pero lo que cambia es la percepción que se tiene de sí mismo. Para los perfeccionistas desadaptativos, dentro de los estándares que se autoimponen está la sensación de no haber alcanzado las metas propuestas. En el adaptativo esta sensación de insatisfacción es menor o menos rígida.
Se estima que entre dos cuartos y dos tercios de la población, independientemente de la edad, podrían presentar perfeccionismo, ya sea adaptativo o desadaptativo. La investigación ha proporcionado evidencias acerca de sus múltiples causas, y señala que hay diversos factores que interactúan entre sí para aumentar la vulnerabilidad del individuo hacia el desarrollo del perfeccionismo.
Según Flett, Hewitt, Oliver y MacDonald (2002) el perfeccionismo está causado por factores internos y externos al sujeto, es decir que el perfeccionismo se desarrolla a partir de las relaciones entre el individuo y el ambiente, enfatizando el papel de los factores familiares.
De acuerdo con Antony y Swinson (1998), “estamos constantemente sujetos a la evaluación, la crítica, la corrección y los reconocimientos a lo largo de nuestra vida. La sociedad continuamente nos dice si lo hemos hecho bien o si lo hemos hecho mal.” El perfeccionista no solamente experimenta las demandas que vienen de afuera, sino que se agrega presiones a sí mismo para sobresalir o llegar a cierto nivel. Como consecuencia del ciclo en el que se encuentra el perfeccionista de generar estándares tan altos, seguidos por su percibida inhabilidad por alcanzarlos, esta búsqueda se vuelve exhaustiva y con el tiempo sumamente dañina.
Los psicólogos a menudo consideran que el perfeccionismo tiene dos dimensiones: los esfuerzos y las preocupaciones del perfeccionista. Los esfuerzos del perfeccionista son la combinación de estándares personales extremadamente altos que los perfeccionistas imponen y las preocupaciones del perfeccionista combinan miedos y angustias por cometer errores.
Por otro lado, existen varias teorías sobre las causas o raíces del perfeccionismo, pero las tres principales teorías psicológicas son:
1. Teoría del Apego: Sugiere que en tiempos de amenaza, buscamos el apoyo de nuestros padres o cuidadores y una falta de cuidado o negligencia lleva a apego inseguro y una capacidad reducida de regulación emocional y búsqueda de apoyo. Los modelos que formamos en nuestra vida temprana son los que vamos a llevar en la adultez, y tendrán un impacto en el acoplo y las relaciones interpersonales.
2. Teoría Centrada en la Persona: Sugiere que las personas tienen un impulso natural para actualizar su potencial, y como parte de este, pueden intuir si algo les va a ayudar o a dañar la habilidad para actualizarse a sí mismos. Inicialmente las experiencias son unitarias, más tarde, con la interacción con los padres, los niños empiezan a discriminar entre ¿qué soy yo?, y ¿qué no soy yo?, es decir, los niños se dan cuenta de que el valor propio y la consideración positiva, dependen de la aceptación de los demás y de alcanzar sus expectativas de desempeño.
3. Teoría de la Psicología Personal: Kohut y Wolf proponen que la autoestima de los niños y su desarrollo personal depende de cómo los papás atienden sus necesidades. Aunque pudiera sonar extraño, esta teoría relaciona el perfeccionismo con crecer recibiendo elogios constantemente, algo que parecería lógico para elevar el autoestima de un niño u adolescente puede generar que este siempre esté en busca de mantenerse en ese nivel. Por el otro lado, si un niño crece siendo criticado o humillado, tendrá una baja autoestima, que se puede reflejar en un perfeccionista por el simple hecho de buscar ser aceptado, tratando de cubrir ese sentimiento de inferioridad.
Pero, ¿cómo afecta al individuo ser perfeccionista?
Las personas perfeccionistas parece que nunca están satisfechas con sí mismas, lo cual puede generar una baja autoestima relacionada con una constante sensación de fracaso y desilusión. El perfeccionista vive en constantes niveles de estrés elevado, el cual puede tener efectos físicos como dolores de espalda, migrañas, estreñimiento, etc.
Asimismo, existe una relación entre el perfeccionismo y el OCD (Trastorno Obsesivo- Compulsivo) debido a su necesidad de certeza y control. Las personas altamente perfeccionistas también pueden caer en trastornos alimenticios, como la anorexia y la bulimia. Entre los factores psicológicos involucrados en la causa de los trastornos alimenticios, la baja autoestima y el perfeccionismo han sido merecedores de particular atención. También se relaciona a los perfeccionistas con otros trastornos como la depresión y el trastorno de ansiedad generalizada.
Podemos concluir que a veces buscar ser los mejores puede ser útil, ya que retarnos a ser cada día una mejor versión de nosotros mismos nos puede hacer crecer como personas y como sociedad. Sin embargo, el exigirnos perfección y límites poco realistas puede ser sumamente perjudicial si es llevado al extremo, ya que puede poner en riesgo nuestra salud mental y/o física. Es importante aprender a valorarnos y a ponernos estándares alcanzables y realistas. Debemos de soltar y permitirnos equivocarnos, reconociendo que no siempre podemos ser perfectos, ya que al final solo somos seres humanos y parte del ser humano es permitirnos nuestros errores y tropiezos para así crecer y evolucionar.