1 minute read
Cheschire
Llama a misamigos dijo el hombre mientras intentaba levantar un poco la cabeza. Los tubos transparentes ocupaban los orificios de su nariz y otro le oprimía el labio inferior, así que la voz era apenas comprensible. La mujer acercó su oído a la cara del hombre que articuló las mismas palabras, sin fuerzas esta vez para intentar incorporarse un poco.
Tus amigos no están, murieron todos en el accidente. –le respondió una voz a su lado. Los ojos de él se abrieron un poco, pero el cansancio le hizo volver a cerrarlos. Por su mente fatigada comenzaron a pasar imágenes de los últimos segundos en el auto, justo antes de estrellarse contra el muro del puente, que no soportó el impacto y se quebró, dejándolos a ellos volar sobre el lago oscuro, hasta estrellarse con la masa de agua que no demoró mucho en tragárselos. No recuerda nada más, ni siquiera cómo llegó al hospital, ni por qué ella parece desdibujarse a intervalos, dejando en el aire solo su sonrisa como el Gato de Cheshire. Entonces la recordó a su lado, en el asiento del acompañante, tomando su brazo aterrada justo antes de que él perdiera el conocimiento. Sus ojos volvieron a abrirse y el pecho se le agitó por la hiperventilación. —¡No todos murieron!, ¡tú estás aquí!, ¡tú estás aquí! -gritó desesperado.Sin dejar de sonreír, la mujer extendió la mano pálida y en un ademán suave lo invitó a seguirla. No puedo marcharme sin ti. Vamos, nuestros amigos nos esperan.El hombre agradeció el contacto con aquellos dedos traslucidos y se incorporó, esta vez sin fatiga. Sin los molestos tubos oprimiéndole la boca, pudo por fin sonreír, como un Gato de Cheshire.
Advertisement