Reflexiones para l temporada de la cuaresma y Semana Santa 2015cuaresmales final pdf 2015

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INTERAMERICANA DE PUERTO RICO

Reflexiones para el tiempo de la

Cuaresma y la Semana Santa febrero-abril de 2015

Vicepresidencia de Asuntos Religiosos


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INDICE Jesús en el huerto de los olivos………………………………………………………....1 Prof. Amílcar S. Soto Judas, qué desilusión………………………………………………………………….….4 Rvdo. José E. Rodríguez ¡Qué noche! …………………………………………………………………………………….9 Rvda. Lucy Rosario Y yo que estaba guardando las lágrimas para una ocasión que las mereciera……………….. Rvdo. Rafael Hiraldo

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Una sentencia en siete actos………………………………………………………………..… Rvdo. Arnaldo L. Cintrón

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De las espinas a la gloria…………………………………………………………………..…. Rvda. Arelis Cardona

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“¡Mujeres de Jerusalén! No lloren por mí”…………………………………………………… 22 Rvda. Dra. Maricarmen Laureano Jesús crucificado……………………………………………………………………………… 26 Rvda. Dra. Ileana Vargas Breve reflexión sobre la crucifixión de Jesús………………………………….………………29 Dr. Luis Borri La muerte no va conmigo………………………………………………………………………31 Rvdo. Julio R Vargas Las primeras testigos de la resurrección………………………………………….……………35 Rvdo. Norberto Domínguez

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Lucas 22:39-46 JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS

Prof. Amílcar Soto Quijano Director Oficina Capellanía Recinto de Arecibo Tradición presbiteriana “A solas al huerto yo voy, cuando duerme aun la floresta” Estas son las primeras palabras de uno de mis himnos favoritos. Muchos recuerdos llegan a mi mente al escucharlo, entre ellos recuerdos de mi niñez en la iglesia. Nací y me crie en una comunidad de fe y gran parte de mi vida está relacionada a la iglesia. Su liturgia, celebraciones y enseñanzas son parte de mi ADN como hijo de pastor. Quiero hacer mención ahora de mis recuerdos sobre la Semana Santa, en especial sobre uno que guardo en mi mente con mucha nitidez: los servicios de Jueves Santo. Pasé mi niñez en la Iglesia Metodista de Río Piedras Heights. Allí el “Culto de Jueves Santo y Santa Cena” tenía una importancia significativa. Uno llegaba al templo que, según se acostumbraba, estaba en oscuridad y solo la luz tenue de varias velas en el altar alumbraba el hermoso techo en madera. La liturgia, el liturgista y la himnología eran escogidos para tan significativo culto para que al unísono lograran un ambiente de tensión, tristeza, anticipación y retrospección. Yo niño lo percibía. Recuerdo que las primeras veces que pasé al altar a comulgar, tendría 9 o 10 años, fue bajo ese ambiente, en ese culto. Yo podía sentir el dolor y angustia de un Jesús que mañana van a crucificar. Recuerdo en ocasiones mirar a las esquinas de la nave, por las ventanas, o detrás de mí para poder ver la figura de aquel ser desesperado ante un final accidentado y cruel. Más aun podía ver a mi alrededor esa misma tensión y quebranto en los hermanos de la iglesia como preámbulo al gran viernes. Pero para mí ese viernes sería un día libre más, programas en diversos canales con “Cristos” mexicanos o españoles en la tv y predicaciones kilométricas (en ocasiones mi padre en el sermón “Las 7 palabras”).


Se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oró, diciendo: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. Lleno de angustia oraba más intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Lc 22:41- 44 Al sentarme a escribir esta reflexión era imposible no volver a aquel culto y reconocer aquel sentimiento que experimentaba allí, hoy lo puedo identificar como esa angustia interna de dolor y ansiedad tan común en estos días. Aquella congregación se hacía parte de aquel ambiente de tristeza donde hasta se podía oír a la distancia una oración por fuerzas y un clamor por misericordia. Jesús iniciaba su camino al Gólgota sintiendo un dolor fuerte, no físico sino interno. Ese lugar profundo y bien nuestro donde lo que acontece solo Dios y uno lo sabe. En ese lugar del corazón donde se encuentran las cosas que nos gustan, las que esperamos, las que anhelamos, junto a las que nos duelen. La oración de Jesús en el Getsemaní nos presenta esa área íntima de su corazón así como la prensa sacaba el preciado aceite al fruto de los olivos. Primeramente y con toda la razón, el maestro aboga por sí mismo. Esa parte íntima siempre responderá de manera personal ante toda experiencia diaria, en este caso una de ansiedad y peligro, ¿no es acaso esa nuestra primera reacción humana ante una situación de crisis? Muchos seres humanos sufren todos los días de ansiedad y tensión ante situaciones difíciles que se aproximan. Este dolor es igual y tan profundo como el físico en muchas ocasiones. Procurar un alivio o escape es lo natural pues a nadie le gusta sufrir. Sin embargo, Jesús sabe que apenas comienza los últimos pasos de un plan divino para traer la salvación a este mundo. Un plan que no se puede cambiar, ni posponer y solo Él lo puede cumplir, de ahí seguidamente afirma su deseo que se haga la voluntad de Su padre, para el beneficio nuestro. Cuando descubrimos nuestra impotencia ante unas situaciones nada agradables nuestro interior se inunda de ansiedad y tristeza. Aprendamos de Jesús quien “llegando a sudar sangre” ante su realidad procuró que la voluntad de Dios se cumpla ante la suya. Siempre pensamos que nadie puede entender nuestros sentimientos de angustia, ya sean expresados o suprimidos. Ya que es inevitable o estamos sumergidos en ellos nos sentimos como un náufrago en una isla perdida y sin solución. Hoy nos topamos con un Jesús solo físicamente y solo sentimentalmente. Sus soñolientos discípulos han obviado su cara toda la noche y en la densidad del monte ni se enteran de las lágrimas del maestro. En nuestro diario caminamos y vivimos con dolor y ni los más cercanos entienden nuestro humor, nuestra expresión facial o conducta. Estando rodeados de gente solo vemos la solitaria “playa” de nuestra isla solitaria. “Él conmigo esta, puedo oír Su voz y que suyo dice seré” 2


La respuesta de Dios no se hace esperar. Contamos con un Dios vivo que nos asiste en el momento de crisis. Solo Él puede llegar a lo profundo del corazón para darnos consuelo, dirección y sostén. No nos susurra al oído que eliminará la situación, pero sí Su presencia nos traerá el consuelo necesario y la sensibilidad para sentirlo durante el “valle de sombras de muerte”. El Padre nos alertó que en éste mundo tendríamos aflicciones que tocarían nuestra más profundas fibras. Momentos nada agradables que tenemos que afrontar de cualquier manera. Todos subiremos a Getsemaní, pero todos seres escuchados y consolados por El. Son muchas las cosas que aprender de este momento en el monte Getsemaní. Primeramente establecer esa relación “Dios y yo” debe ser diaria, antes de nuestras crisis y después de ellas. Mis amigos y hermanos colaboran, ayudan y motivan en el caminar pero en última instancia esa conexión con el Padre es totalmente personal. Aprendemos a presentarnos de manera sincera y humana en ese dilema de voluntades pues al Padre nada le podemos esconder. Recordemos que la Biblia nos dice que Su voluntad es perfecta y agradable aunque desde nuestro Getsemaní lo que vemos es el camino al Gólgota. Aunque físicamente creamos que sudamos “gotas de sangre” y nuestra alma no pueda más. Jesús se levantó de aquella piedra donde oró al Padre decidido a enfrentar lo ineludible. El reconocer la compañía de Dios nos brinda una diferente perspectiva de la situación, nuestra “isla solitaria” ya no lo es. No somos unos náufragos sentimentales. Alguien nos acompaña en el cuarto más profundo de nuestro corazón donde nadie puede entrar. Las fuerzas que provienen del cielo mueven nuestros pasos llevando nuestra cruz y también nos levanta triunfantes al tercer día. Confiemos pues en el Dios Soberano, que conoce nuestros corazones, nuestras luchas y aun así promete estar con nosotros hasta el final para Su gloria y honra. “Y el encanto que hallo en él allí, con nadie tener podré.”

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Lucas 22.47-54 JUDAS, QUÉ DESILUSIÓN… Rvdo. José Eliú Rodríguez Director Oficina de Capellanía Recinto de Barranquitas Tradición wesleyana 47 Mientras todavía estaba Él hablando, he aquí, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos, y se acercó a Jesús para besarle. 48 Pero Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? 49 Y cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? 50 Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Deteneos! Basta de esto. Y tocando la oreja al siervo, lo sanó. 52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra Él: ¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón? 53 Cuando estaba con vosotros cada día en el templo, no me echasteis mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros. 54 Habiéndole arrestado, se lo llevaron y le condujeron a la casa del sumo sacerdote;…. La Biblia de las Américas (1986) Situación Una de las experiencias más decepcionante y frustrante por la que a veces pasamos es ser traicionado por la persona que menos esperamos. Es doloroso descubrir y saber que la persona a quien le has brindado tu amistad y depositado tu confianza te ha traicionado. Esta lección trata de la traición a Jesús por parte de Judas. Según el Diccionario de la Real Academia Española traición es una falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener hacia algo o hacia alguien. Cabe añadir, que es defraudar la confianza mediante una acción o dicho contrario a lo esperado. Interesante por demás es ponderar las motivaciones que puede tener una persona para traicionar a quien ha confiado en él. Algunas de las supuestas razones podrían ser: celos, interés 4


solapado de estar en el lugar del líder, desconfianza, decepción o incompatibilidad con los valores y la causa del líder, oportunismo y búsqueda del propio interés, entre otras. En el texto bíblico objeto de esta reflexión nos encontramos con la figura del Judas Iscariote protagonizando una traición. Lucas relata que Judas fue a las autoridades religiosas y acordó con ellos hacer todo lo posible para entregarle a Jesús. Lucas 22:47-54 Nuestro texto pertenece a una unidad literaria más amplia que va desde el capítulo 22:1 al 24:53 conocida como “la historia de la Pasión” que se desarrolla a lo largo de la última semana de vida de Jesús. Conjunto narrativo que es “como una exposición de la historia de la salvación” (Zimmermann, 1969, p.168). Dentro del conjunto narrativo nos encontramos con el arresto de Jesús en Lucas 22:47-54. Ya en Lucas 22:39-40 se nos dice que Jesús salió como era su costumbre al Monte de los Olivos. Una vez allí, se ubicó en el huerto de Getsemaní al oeste del Monte de los Olivos. Pidió a sus discípulos orar con Él. Jesús anticipando lo inevitable no quería estar solo. Él se apartó de ellos a poca distancia para orar también. Los momentos de oración para Jesús fueron intensos. Fue asistido y fortalecido por un ángel. Su angustia y abatimiento (v. 30) fue tal que Lucas dice: “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (v. 44). Expresó al Padre su deseo de no morir (v.42) al mismo tiempo que le dijo estar dispuesto a someterse a la voluntad divina hasta la muerte. Al terminar los momentos de oración, Jesús se acercó a sus discípulos que para su sorpresa los encontró “durmiendo a causa de la tristeza” (v.45). Tristemente se encontró solo. Seguidamente les cuestionó y les exigió levantarse y mantenerse en oración para evitar caer en tentación. Tentación de abandonarlo por el riesgo que implicaba estar con Él. Mientras todavía hablaba Jesús con sus discípulos llegó una multitud al parecer liderada por Judas, quien los llevó al lugar preciso. “Los motivos que tuvo Judas para traicionar y vender a Jesús, son muy difíciles de precisar, aunque el Evangelio de Juan lo presenta explícitamente como ladrón (Juan 12:6). Quizás siguió a Jesús inicialmente, esperando que cumpliera las expectativas mesiánicas de los zelotes y levantara un movimiento de resistencia armada en contra de las fuerzas de la ocupación romana. Cuando se percató, sin embargo, de su plataforma mesiánica pacifista, posiblemente se desencantó de su maestro y le vendió” (Pagán, 2010, p. 262). Estudiosos en la materia tienen la impresión de que Jesús intervino con la turba antes de que Judas se le acercara y lo saludara a la manera oriental de la época con un beso. Todo parece indicar que Jesús siempre estuvo dispuesto a enfrentar lo inevitable sin ofrecer resistencia. Sin 5


embargo, no fue así con los discípulos. Uno de ellos, decidió dar una respuesta violenta en la defensa de Jesús cortando la oreja de uno de los guardias del templo (v.49-50), cosa que el Maestro rechazó e impidió (v.51).

La máxima expresión del rechazo se da en que el mismo

Jesús tocando la oreja del guardia, lo sanó. Debemos entender que no resistir la intención de los sumos sacerdotes, jefes de la guardia y ancianos tiene el propósito, de dejar que los acontecimientos alrededor de la persona de Jesús continúen su curso hasta la muerte de cruz (Stuhlmueller, 1972, p. 409). Igual intención tienen los relatos predictivos y anticipatorios de la pasión como en (Marcos 8:31-33) al afirmar la naturaleza mesiánica y divina de Jesús. Subrayando el cumplimiento de las profecías en donde el mesías debía padecer mucho... morir… y resucitar al tercer día. Cosa que Pedro rechazó e intentó convencer de que no hiciera. A lo que por parte de Jesús le mereció una reprensión (Pagán, 2010, p. 246). A ellos, luego del milagro realizado, Jesús, le replica: “¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón? Cuando estaba con vosotros cada día en el templo, no me echasteis mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros” (v. 52-53). Para los efectos, Jesús nunca pretendió escaparse o esconderse del poder religioso en Jerusalén.

Ya que durante el ministerio de Jesús en

Jerusalén, visitar el Monte de los Olivos, el huerto de Getsemaní o el templo eran actividades diarias. Su ministerio se desarrolló abiertamente ante la mirada de todo el mundo. Lo que impidió su arresto antes, fue la simpatía y el favor del pueblo hacia Jesús. Por ello, su arresto tenía que ser durante la noche y a espaldas de los simpatizantes de Jesús. Judas, se prestó, desafortunadamente, para identificar a Jesús del resto de los discípulos durante la noche. Decisión y acción que le generó unas treinta monedas de plata, el precio tradicional de un esclavo, a la vez, que le robó la paz del espíritu y la vida. Es así como Jesús fue traicionado por Judas, arrestado y entregado a los sumos sacerdotes. Posteriormente, fue llevado al palacio del Sumo Sacerdote Caifás identificado así en Mateo 26:57.

El proyecto de Jesús

Jesús de Nazaret proclamó y presentó el mensaje del Reino de Dios. Un proyecto de vida caracterizado por la práctica del amor, la compasión, la paz y justicia. Vino a este mundo a enseñarnos a vivir bien, es decir, libres de los valores corrientes (anti-valores) que el mundo absolutiza y considera necesarios para ser feliz. Propuso una transmutación de valores dirigidos, ante todo y sobre todo, a rehacer al ser humano de adentro hacia fuera, devolviéndole la felicidad 6


y la paz. Dios, revelado en Cristo, ha puesto fin a toda estrechez y sufrimiento humano al darnos un salvador. Jesús de Nazaret, murió para que se sepa que no todo está permitido. Así, abrió un nuevo horizonte de vida en donde la alegría es una realidad posible porque Dios así lo quiere. En contra de lo que esclaviza, limita, enajena, paraliza, mata la vida y nos deja insatisfechos. El Señor nos llama a la fe y a la esperanza; puntos de partida que permiten actuar responsablemente situados en el horizonte de Dios y no desde los intereses egoístas, vanos y superfluos del momento. Que la vida de Jesús, el que murió y resucitó nos ilumine y guíe por y hacia el camino que conduce a la casa del Padre. La casa de los hijos e hijas de Dios, lugar donde impera el amor y la bondad, la justicia y la paz, la reconciliación y la vida abundante. Porque Él nos perdona y hace que sintamos su amor hoy y por la eternidad. Frente al proyecto y reclamo divino se encuentran los seres humanos con sus reclamos egoístas y la búsqueda del interés propio. En virtud de ello, se resiste el llamado e invitación a escuchar el evangelio y vivir por él. Cuando no hay lugar a la “obediencia de la fe” (Romanos 1: 5) entonces hemos traicionado a Jesús. Donde no se vive conforme a la ley del amor, la paz y la justicia se traiciona la causa de Jesucristo. Aplicación El mundo actual es el escenario de todo tipo de maldad y de pecado (conjunto de malas acciones dirigidas contra sí-mismo y contra los demás) como resultado de la condición pecaminosa de los seres humanos. El bienestar de toda la creación y la seguridad integral de los habitantes de esta tierra se encuentra bajo amenaza. ¿Dónde se encuentra la alternativa a la crisis actual en todos los órdenes de la vida? Se encuentra, en la toma de conciencia de que Dios es algo más que una idea o concepto, es una realidad que se hace presente en nuestra vida y la nutre desde su raíz. Él es, aliento de vida, salud, pan y vino, luz, sabiduría y verdad. Él nos llama para que nos dejemos amar por Él; a que aceptamos lo urgente y lo decisivo, que es reorientar la vida dentro del marco de referencia de los valores cristianos. Son éstos los puntos de partida que nos permiten actuar responsablemente (no al azar), situados en el horizonte de Dios y no desde los intereses egoístas, vanos y superfluos del momento. Puntos de partida para múltiples proyectos de vida que desarrollados asertiva, eficaz y eficientemente serán motivo de mucha satisfacción y beneficio personal y comunitario. Hoy más que nunca, urge el milagro de la solicitud de los unos por los otros para que todos nuestros actos, cuando se realizan, sean benéficos, protectores de la vida y de las buenas relaciones entre todos. Optar por lo contrario es: traicionar la causa de Jesús. Desde la fe y la esperanza en Jesús el compromiso debe ser continuar abriendo y preparando el camino del bienestar para las futuras generaciones. Que toda ciencia, erudición y especialización se traduzca en sabiduría, con propósito para entendernos y comprendernos mejor en función del todo y del sentido de la vida desde la perspectiva de Dios. Que las conquistas del 7


espíritu y del intelecto se canalicen en satisfacer las necesidades comunes del ser humano, presupuestos necesarios para el progreso del Reino de Dios, la convivencia humana y la felicidad. Finalmente, en tanto que de nosotros dependa el que contribuyamos a que se “haga la voluntad de Dios aquí en la tierra como se hace en los cielos” como dice la oración del Padrenuestro. Evitemos traicionar, decepcionar y defraudar al Maestro y a los que confían en nosotros y esperan lo mejor de nosotros.

Bibliografía Lockman Foundation. (1986). La Biblia de las Américas. Anaheim, California: Foundation Publication. Pagán, Samuel. (2010). Jesús de Nazaret vida, enseñanza y significado. España: CLIE. Stuhlmueller, C. (1972). Evangelio Según San Lucas. En Comentario Bíblico << San Jerónimo>> (tomo 3, p. 408). Madrid: Ediciones Cristiandad. Zimmermann, Heinrich. (1969). Los Métodos Histórico-Críticos En El Nuevo Testamento. Madrid: B A C

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Lucas 22:39-46 ¡QUÉ NOCHE!

Rvda. Lucy I. Rosario Medina Directora de la Oficina de Capellanía Recinto de Ponce Tradición metodista Leyendo el pasaje bíblico de Lucas 22 viene a mi mente una de las escenas más impresionantes de la película La Pasión dirigida por Mel Gibson. Aunque es una película de Hollywood con un fuerte contenido de violencia, refleja bastante lo vivido por Jesús esa noche. El capítulo 22 del evangelio recoge todo el acontecimiento. Getsemaní, la escaramuza, la sanidad de un siervo del Sumo sacerdote, el arresto y el juicio por los religiosos a Jesús. Fue entregado por “uno de los doce”, negado por uno “que estaba con él” y juzgado por los que se supone hubieran entendido mejor el mensaje de amor y reconciliación. Sí, porque Jesús había estado con ellos cada día en el templo. Por eso le cuestiona Jesús el por qué vienen de noche sí estuvo cerca de ellos en los mismos lugares y no habían extendido su mano contra él. Ellos temían hacer cualquier cosa en público por causa de la multitud. Esta vez había una agenda más articulada contra Jesús. Lo notamos también en el juicio amañado de los principales sacerdotes y fariseos. El afirmar su rostro para ir a Jerusalén implicaba “dar cara” a aquellos que buscaban la oportunidad para arrestarlo. La circunstancia fue óptima para las autoridades. Parecía que triunfaban las tinieblas A la verdad que no le fue muy bien al Maestro esa noche. Claro, la situación no se quedaría ahí. Hubo un arresto y luego un proceso donde, a lo largo de la pasión, Jesús fue dando su mensaje y ejemplo hasta el final de su ministerio terrenal. Leer estos pasajes que nos relatan los últimos eventos de Jesús podría no gustarnos. Pero necesitamos acercarnos a ellos para ver el marco completo de la vida de Jesús. Un Jesús que es descrito en ese momento, en la versión de la Biblia Dios Habla Hoy, como “lleno de angustia” y en la Nueva Versión Internacional: “Pero, como estaba angustiado se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra”. Pienso que pasó por su mente pensamientos como los que en ocasiones pasan por nuestras también. “Yo me voy, yo no aguanto esto”, “Para qué sacrificarme”, ¿Me desamparas ahora? “Yo que he proclamado que tú y yo somos uno”. “Que el que me ha visto a mi te ha visto a ti, Padre”. Sí. No nos gusta ver a

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Jesús así. Vulnerable, ansioso, con indecisión… Nos gusta verlo triunfante. Como es representado en los domingos de resurrección, ¡Victorioso! Durante mi ministerio en la iglesia local siempre alguien en la congregación me preguntaba por qué tenemos que estar tristes si el Señor no está muerto…hay que estar en victoria porque él resucito, esos himnos tan solemnes ya no se usan, etc., etc., etc. No. No nos gusta el Jesús que nos narra el capítulo 22 del evangelio de Lucas. Pero en ocasiones nos parecemos más al Jesús del Getsemaní que el del Domingo de Resurrección. Ahora, el elemento que le permitió vencer la cruz fue la oración y la confianza en que aunque se sintió sólo tenía la certeza de que su Padre estaría con él hasta el cumplimiento de su hora. ¿Acaso esa no es la promesa que él nos ha hecho? “…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin. (Mateo 28: 20b) En el mundo tendréis aflicción pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33) Jesús conoce el rechazo, el dolor y lo que se siente cuando se interpretan mal sus palabras. Pero nunca se dejó llevar por el miedo ni por lo difícil que se le presentaron las circunstancias. No. Fue firme. En el juicio fue claro al contestar las preguntas. “Si les digo que sí, no me van a creer. Y si les hago preguntas, no me van a contestar. Pero desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios todopoderoso”. Y cuando insisten: “¿Así que tú eres el Hijo de Dios? Ustedes mismos han dicho que lo soy”. Como interpretaron sus palabras fue producto de su ceguera y fanatismo religiosos. Conocían a Jesús pero prefirieron no reconocer que era el Mesías. “A los suyos vino y los suyos no le conocieron”. Hoy en muchas ocasiones estamos frente a los “sanedrines” de nuestra época. Donde hay entendimiento, no se puede expresar una idea diferente y las mentes están cargadas prejuicios y malas interpretaciones. Solo se escucha lo que se quiere escuchar y la guía nuestra vida no es la vida y obra de Jesús quien estuvo dispuesto a tomar la copa, aunque Getsemaní pedía a su Padre que la pasara de él.

no de de en

En su arresto y juicio se manipuló la ley contra él, pero Jesús fue firme y fiel. Rehusó el uso de la violencia, ni siquiera en defensa propia. Al contrario, en el mismo Getsemaní interviene con Pedro que intentó defenderlo y hiere a un siervo del Sumo sacerdote. Y para bendición del siervo, queda sanado en el mismo momento en que Jesús se percata que fue herido. La “violencia” de la justicia no es la violencia de las armas que matan, sino de la verdad que desenmascara y desarma al adversario mismo. Para el poder injusto, el justo es un peligro. (Storniolo, 2002)

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No. No fue fácil para Jesús esa noche ni el día siguiente. Pero para alegría y regocijo nuestro, él venció la muerte con poder, como dice el himno. Jesús, la persona que fue hasta el final en la lucha por la justicia del reino cumpliendo con el proyecto de Dios. Termino con las palabras del autor de Hebreos: “Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión. Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer; y consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen…” (Hebreos 4: 14-16, 5:7-9) Referencias

Storniolo, Ivo. (2002). Como leer el evangelio de Lucas-Los pobres construyen la nueva historia. Editorial San Pablo. La Biblia Nueva Versión Internacional La Biblia Dios habla Hoy

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Juan 18.15-40 Y YO QUE ESTABA GUARDANDO LAS LÁGRIMAS PARA UNA OCASIÓN QUE LAS MERECIERA

Rvdo. Rafael Hiraldo Román, Ph.D. Director Oficina de Capellanía Recinto de Fajardo Tradición bautista

Añejar lágrimas, no es tan raro como nos parece de primera intención, ese proceso de aguantar porque no queremos que nadie se entere de los procesos que pasamos ya sea por alguna experiencia de abuso o para evitar mayores consecuencias, nos resulta doloroso y en ocasiones logra secar todas las lágrimas las cuales evolucionan en actitudes casi imposible de lidiar. El miedo de otra parte es un factor clave tanto para que las lágrimas corran o se almacenen, las emociones de alegría, sorpresa y coraje nos exponen a la explosión de las mismas. Pero, esa ocasión tan especial que nos arranca un gemir de alma adentro, es algo único y esos son los momentos que esas lagrimas añejadas surgen como el descorchar de lo mejor de nosotros. Pero, no es por la celebración, todo lo contrario es por el dolor profundo de no dar, no llegar, no haber dicho o hecho lo que era necesario y sucumbir ante el momento duro. Ante nosotros y nosotras se nos expone la narrativa de Juan 18: 15-40, la cual trabajaremos en conjunto con la de Mateo 26:69-74. Es el momento donde el más atrevido, vocal y arriesgado de los discípulos niega a Jesús. Lo triste del caso es que previamente fue el mismo Pedro quien casi le prohíbe cumplir con su misión, el mismo que le declaro como el Cristo y quien lanzó un ataque físico contra uno de los que llego para arrestar a Jesús. Como si se tratara de una escena repetida, en la consciencia de Pedro se quedaron grabadas las palabras “me negaras tres veces ante de que cante el gallo…” desde nuestra silla cómoda y desde nuestra perspectiva es fácil señalar y apuntar sobre el fallido momento donde Pedro niega a su amado maestro. Añejar las lágrimas para tal ocasión… fue un largo proceso, no ocurrió de la noche a la mañana. Es que el sabor amargo de ver a quien se ama estar en manos de sus enemigos y tener que ser observador en las gradas no es fácil y sobre todo el escuchar las mentiras y falsas acusaciones cuando por naturaleza fuimos su mayor defensor y el más vocal de todos sus seguidores. 12


Las escenas son claras y se exponen ante nuestra consideración. VV. 15-18- Pedro le sigue desde la multitud y cuando es reconocido por las autoridades… no soy, no lo conozco. La pregunta es ¿cuántas veces somos de la multitud que asiste a adorar y cuando la autoridad nos pide cosas que no van acorde con nuestras creencias y ética negamos lo que somos? Yo no soy…si voy de vez en cuando a la iglesia etc… Eso de salvar el pellejo es cosa de todos los días. Entonces el ser de la multitud no nos hace inocentes, ya que nuestro hablar hay algo que nos delata como alguien que intimo con Jesús. Es que relacionarse con la vida, deja un no sé qué de felicidad y paz, que por más que lo escondamos se nos escapa. Otra lágrima para el frasco de añejar, esa tiene un toque de dulzura y un color brillante (¿será por lo de la vida?). Los vv. 19-24, nos dicen que se fue a calentar y lo reconocieron como uno que era de sus discípulos… no soy… nuevamente esa frase que se utiliza en la versión Dios Habla Hoy, me intriga “no soy”… es que contrasta con las palabras de Jesús en el mismo evangelio de Juan: “ Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “Yo soy la vid verdadera” Declaraciones que le identifican con la esencia misma del Padre, el gran Yo soy… esa negación de no soy es como un desprenderse de la vid y secarse sin frutos y morir porque sin la vid no hay vida… y las ramas de la vid no sirven para construir, para hacer fuego… sin estar injertadas es como un tirarse al vacío y ser cargado por el viento hacia la nada. Ese desprendimiento de lo vivido, creído y expresado, es abrirse al vacío del ser, es el ateísmo práctico, creer pero vivir como si no creyésemos en algo. Es una de esas lágrimas que se añejan, en lo más oscuro del ser, porque evoca la no luz y la no vida. Son las lágrimas que son para consumo privado y solo se comparten entre Dios y nosotros. Esas son las que guardamos en las botellas más elaboradas y que se llenan de polvo y tela arañas en la bodega de la soledad espiritual. En algunas personas crean ese sabor amargo a que no se pueden perdonar a ellos o ellas mismos/as y les entra ese sentimiento de abandono y vergüenza que no les deja ser y en ocasiones impiden a los demás poder ser. Los VV 19-24, son un doble choque, nuevamente es reconocido y niega su realidad, lo triste es que no se convierte en rutina o costumbre, si no en dolor que va en aumento… en Mateo nos narra que lloró amargamente… es que nadie se puede acostumbrar a negar sus experiencias intrínsecas con lo divino, lo extrínseco eso se puede dejar a un lado. Es que la fe madura es una fe que piensa y cuestiona es inquisitiva por naturaleza y no le es extraño el dudar en ocasiones, el molestarse con Dios en otras y el querer desaparecer. Pero al ser una madura, reconoce sus limitaciones y comienza a trabajar con todo lo que cree, lo que no cree, lo que acepta y lo que no puede aceptar… es una fe propia que logra esa intimidad personal y única que sobrepasa los nombres institucionales y denominacionales para hacerse una fe de amistad con Dios. Quien no posee esta experiencia, se corre el riesgo de desarrollar raíces de amargura o una religiosidad a la medida. Pedro… escucho al gallo cantar tres veces… lo que podemos interpretar como los

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testigos (los cantos) de que las palabras de Jesús fueron ciertas para su dolor y porque no pueden ser ciertas para su reconciliación. El canto del gallo es el canto de la mañana que marca una nueva oportunidad… cada uno de nosotros nos encontramos en diversas situaciones, donde con nuestro hablar, actitudes, sectarismo e exclusivismo religioso negamos a Jesús. En otras somos uno más de la muchedumbre y dejamos pasar el mosquito y colamos el camello… pero, la realidad del caso es que en esta semana de reflexión y recogimiento nuestras miradas no se quedan en la oscuridad del viernes, todo lo contario se central en la ¡alegría del domingo! De esa ocasión cuando las lágrimas que guardamos para una ocasión especial deben salir a flote, porque somos amados, sanados, aceptados, perdonados y pasamos de muerte a vida! Y yo que estaba guardando mis lágrimas para una ocasión que las mereciera… pues la encontré lloro frente a la vida abundante que he encontrado en Jesús Señor nuestro…

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San Juan 18: 15-40; 19:1-16 UNA SENTENCIA EN SIETE ACTOS Rvdo. Arnaldo Luis Cintrón Miranda Director Oficina de Capellanía Recinto de Guayama Tradición metodista Ha llegado el tiempo de Cuaresma, un tiempo para reflexionar y de cambio al estilo de Jesús según la Agenda Bíblica 2015 de los Claretianos. La vida, obra y ministerio de Jesús siempre nos impacta en todo lo que significa su pasión, muerte y resurrección. Es interesante notar que cada paso que damos en esta vida conlleva un sin número de procesos que nos llevan hacia un fin en particular. En el caso de Jesús ante las autoridades romanas y judías fue precisamente una de procesos intensos y en ciertas medidas muy difíciles por su complejidad existencial. Su proceso judicial y condenatorio fue uno marcado por las incongruencias e inconsistencias para probar su culpabilidad fuera de toda duda razonable, lo que al fin de cuentas le llevó a la muerte. Los procesos judiciales son muy incisivos y crueles cuando se trata en este particular de alguien que hizo mucho bien y que fue malinterpretado por la sociedad de su época. Cada proceso desde la perspectiva de la cultura judicial tiene sus formas y maneras de llevar a cabo sus procedimientos y reglas las que tienen como objetivo resolver el caso bajo investigación. Pero es en el cuarto evangelio donde se relata con mayor amplitud el proceso de Cristo ante Pilato (Biblia Comentada Profesores de Salamanca, 1962). Según los comentarios de Luis Alonso Schökel en la Biblia del Peregrino (2006), Juan presenta el juicio de Jesús ante el gobernador romano en una serie de siete pequeñas escenas o diálogos, fuera y dentro del palacio. A continuación estaré compartiendo estos diálogos desde una perspectiva del tiempo presente: 

La primera escena ante la gente (18:29-32) anuncia que se trata de una cuestión de vida o de muerte a manos de los romanos. Muchas veces las situaciones cotidianas nos pintan escenarios de vida o muerte. Las decisiones que tomamos nos pueden ubicar en uno de estos escenarios y puede ser que uno de ellos predomine.

La segunda escena (18:33-37) dentro del palacio, Jesús se proclama rey, su reinado y poder no es como el del mundo. La visión e iniciativas de Jesús eran muy adelantadas a su época. Su visión de la vida era comunicar las buenas nuevas de un evangelio integral e inclusivo para todos y todas. Su forma de pensar era distinta, no ostentaba poder, se interesaba por la necesidad de los demás. 15


La tercera escena (18: 38-40) de nuevo ante la gente, Pilato proclama la inocencia de Jesús, el pueblo judío rechaza la propuesta del líder romano dando paso a la propuesta del pueblo de soltar a Barrabás. Muchas son las propuestas que se esgrimen ante diferentes escenarios. En cambio Jesús presentaba una propuesta de vida abundante para la humanidad. Sin embargo, el pueblo no entendió esa propuesta y prefirió la propuesta que no prometía resultados, ni tan siquiera un aliento de esperanza.

La cuarta escena, la escena central (19:1-3) en esta escena Jesús es insultado y rechazado como rey. Existen personas que por simplemente expresar su modo de pensar y de ver las cosas son rechazados e insultados hasta la humillación y el desprecio. En Jesús tenemos el espacio para ser aceptados con nuestras diferencias de criterio.

La quinta escena (19: 4-7) Pilato vuelve a salir a proclamar la inocencia de Jesús. En la sociedad que nos ha tocado vivir son muchos los que sufren la injusticia de ser acusados injustamente. Cada una de estas personas reclama un trato justo y sobre todo que son inocentes fuera de toda duda razonable. Los mártires del siglo XXI son precisamente los menos afortunados y los que cierta medida han sido iconos de justicia para otros/as.

La sexta escena (19:8-12) en las manos de Pilato estaba la decisión de soltarle o de crucificarle. Muchas veces nuestros temores e inseguridades no nos permiten tomar la decisión adecuada. Pilato estaba en cierta forma asustado por la decisión que tenía que tomar. ¿Cuáles son nuestros temores e inquietudes?

La última escena (19:13-16) Pilato manifiesta su temor ante la autoridad del César. Ese temor le hace expresar una declaración suprema sobre Jesús. Le dice a la multitud, ahí tienen a su rey. El pueblo rechaza a Jesús como rey, pero prefieren aceptar al César. Muchas veces la gente rechaza lo que en realidad es bueno por escoger lo que en apariencia parece ser bueno. Recordemos que no podemos vivir de apariencias como el pueblo pretendía vivir, es importante ser auténticos.

Recomendaciones para aprender a vivir en novedad de vida: 1. En esta época de Cuaresma es necesario aprender a vivir en una actitud de reflexión que nos lleve a unas acciones concretas de humildad y amor. 2. Es importante que no asumamos una postura de juicio y de señalar los defectos del otro o de la otra, sino más bien presentar alternativas que humanicen nuestra forma de actuar. 16


3. La Cuaresma es un tiempo de repensar nuestra manera de ver la vida y de cómo ésta deberá seguir su curso. Vamos a también a repensar para aprender más del amor y la misericordia. 4. Es muy fácil condenar y emitir juicios sobre los demás, pero que difícil es mirar la viga que está en nuestro ojo para poder ver la paja en el otro ojo. 5. La Cuaresma nos invita a ver la grandeza de Jesús desde la perspectiva de una oportunidad de revisión y relanzamiento de lo mejor de nosotros/as (Agenda Bíblica, 2015).

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Juan 19.1-6 DE LAS ESPINAS A LA GLORIA Rvda. Arelis Cardona Directora Oficina de Capellanía Recinto Metropolitano Tradición Presbiteriana

Cuando era niña en el patio de mi casa había una planta hermosa que además de florecer en un rojo intenso, tenía muchas espinas. Cuando inquirí sobre el nombre, me sorprendí con la respuesta: Corona de Cristo. El evangelio de Juan alude a la corona de espinas diciendo que fueron los soldados quienes la trenzaron y la colocaron sobre su cabeza. También lo vistieron con una capa de color rojo oscuro, simulando las insignias reales. Espinas y Manto, una planta florecida. Aunque la corona no es descrita con detalles bien debía estar hecha de los abundantes cardos que en la tierra de Jerusalén abundan. Ramas secas y punzantes. El diálogo entre Pilato y Jesús comienza en Juan 18:33. Preguntas y respuestas que fortalecen el convencimiento de la falta de razones para condenar a Jesús. Sin embargo, la perícopa que nos ocupa, inicia con la sentencia. El pueblo tuvo la oportunidad de soltarle, pero persistieron en su contra. Pilato da las órdenes correspondientes y el doloroso proceso de la pasión de Jesús inicia. Primero los azotes, seguidos por la burla. La corona y el manto, son la excusa para la mofa. La respuesta ofrecida por Jesús ante el interrogatorio de Pilato en Juan18:37b, muy probablemente provoca la acción. Visten a Jesús como Rey, proclamándolo y despreciándolo, a la misma vez. Algo había en el rostro de Jesús. Pilato lo vuelve a llevar al pueblo con la esperanza de que el pueblo percibiera lo que él veía, les da la oportunidad para que recapacite. Que se den cuenta de su inocencia, de su bondad. ¡Miren!, les dice. Cuando Jesús salió, tenía puesta la corona de espinas y el manto color rojo oscuro.

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Cuando lo vieron los jefes de los sacerdotes y los guardianes del templo, la respuesta no se hizo esperar: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! No hay cruz sin corona ni corona sin cruz. Las heridas provocadas por la corona de espinas, por el martirio, las heridas que laceraron la piel y las que hirieron su alma, fueron de incalculable valor. El castigo, aunque injusto, anticipaba la victoria. El cuarto canto del siervo sufriente lo expresa así: Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5 RVA La lectura del canto completo (Isaías 52:13-53:12) muestra que los sufrimientos formaban parte de los planes de Dios y sirvieron para reparar los pecados de su pueblo. De las espinas a la gloria: Después de tanta aflicción verá la luz y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un lugar entre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se entregó a la muerte y fue contado entre los malvados cuando en realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores. Isaías 53:11-12 DHH El cuerpo roto de Jesús es un camino de salud, de liberación y de nueva vida, dice Nouwen. Desde sus heridas, Cristo proporcionó vida. Desde nuestros dolores y soledad nos podemos convertir en sanadores para otros y para otras. Durante la Cuaresma conforme medites en la vida y ministerio de Jesús, cuando ante sus intensos momentos, te detengas; cuando sientas el peso de tus propios dolores y sinsabores; cuando el dolor de las espinas sobre su frente te recuerde el tuyo propio, medita:

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Por cada dolor que se tiene que sufrir Por cada carga, cada inquietud… Hay una razón. Por cada pena que baja la cabeza, Por cada lágrima que se derrama… Hay una razón. Por cada ansiedad, cada tormento, Por cada estado lastimoso, Por cada dolorosa noche solitaria… Hay una razón. Pero si confiamos en Dios Como debe ser, todo se Resuelve por nuestro bien… Pues Él sabe la razón.

Te invito a que siembre una plantita como la que había en mi casa. La Corona de Cristo, con sus coloridas flores y sus espinas, te recordará que es posible encontrar propósito y belleza en el dolor y en la soledad. El Cristo que experimentó de las espinas a la gloria, el que conoce y se identifica con tu dolor, te acompaña para sanarte, para fortalecerte. Para darte vida y para que tú también la puedas dar a los demás.

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Referencias:

Biblegateway.com La Biblia de Estudio Dios Habla Hoy. 1994. Sociedades Bíblicas Unidas. EUA. Nouwen, Henri. 1971. El Sanador Herido. España: Grafilia. R_Espinas_Cruz recuperado de www.iglesiareformada.com/R-Espinas_Cruz.html, 29 de enero de 2015.

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Lucas 23:28 “¡MUJERES DE JERUSALÉN! NO LLOREN POR MÍ”. LAS QUE VINIERON A CONSOLAR SON CONSOLADAS

Rvda. Dra. Maricarmen Laureano Ortega Directora del Programa de Capellanía CeDIn Elemental Tradición discípulos de Cristo

¿Le ha pasado que cuando ha visitado a una persona enferma o que está atravesando una crisis, en la experiencia resulta ser usted ministrado? Esta parece haber sido la experiencia de algunas de las mujeres que salieron al encuentro de Jesús en su camino al Gólgota para ser crucificado. En un mezclado grupo de personas que seguían la crucifixión de Jesús, estaban en su mayoría las mujeres del pueblo de Jerusalén, las que no pertenecían a su grupo habitual de discípulas y que se dieron cita para la acostumbrada procesión funeral. Para éstas, el ritual de gritos y llanto aliviaba la culpa de la multitud que había contribuido al enjuiciamiento de Jesús. Sin embargo, otro grupo de mujeres, que habían seguido a Jesús desde Jerusalén (Marcos 15:40; Lucas 23:27) se presentaron en la escena y lloraron de tristeza ante la inminente muerte de quién bien pudo haber sido su profeta, rabino o amigo. Como en otros relatos de los evangelios, aquí no aparecen los nombres que identifiquen a este grupo de mujeres, lo que es lamentable. Sin embargo, esto no evita que ellas lleguen a representar en sí mismas a la cuidad, lugar por la que el mismo Señor lloró (Lucas 19: 41). Estas seguidoras de Jesús representan la ternura de quienes son capaces de compadecerse ante quien podía llegar a ser su propio padre, hermano o hijo. Tanto el juicio como la condena injusta e ilegal de Jesús las expone a la realidad de su propia fragilidad: Hoy es él, mañana uno de sus propias familias. Aún así, la solidaridad se alza en este pasaje a través de lo que al mínimo se les permitía hacer: llorar, con el fin de hacerle saber al Maestro su pesar por lo que le acontecía. Pero, estas mujeres de Jerusalén no sólo lloraban por Jesús sino que además se descargaban emocionalmente de la opresión romana y de la hipocresía de los religiosos de la época. Recordemos además que la muerte de Jesús significaba para muchos de aquellos ciudadanos, judíos de su época, el fin de su añorada liberación del sanguinario imperio que los gobernaba. La catarsis de estas mujeres, mediante gritos y lágrimas, no sólo representó el dolor sino que también eran una mezcla de sentimientos de impotencia y desesperanza. Debió ser psicológicamente abrumador pensar, ¿cómo es que nos matan a un hijo sin que nosotras (madres, hermanas y amigas) no podamos dar nuestras vidas en su defensa?

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Además de exponerse a los peligros de a ser identificadas y señaladas como simpatizantes del condenado a muerte, el gran desafío de aquella experiencia tan desgarradora era: ¿cómo consolar a quien nos habló de esperanza, pero ahora está caído? No hay otra solución que inevitablemente gritar y llorar con y por él. Ahora bien, ¿son estas acciones una manera adecuada de mitigar la enfermedad, la crisis, la desesperanza? El grito de estas mujeres no es sólo un sobresalto ante la sorpresa de un infortunio que se vive, se espere o no. Es una manera de decir: “Queremos que ocurra algo distinto de lo que nuestros ojos están viendo y nuestros corazones experimentando”. Es la denuncia de quien se siente estremecido e impotente por lo que presencia y le sucede a alguien que ama. El llanto, por su lado, es la descarga emocional de un corazón que vive el dolor de otro como si fuese el suyo propio. Concluimos entonces que ambas manifestaciones, grito y llanto, son la expresión de mujeres, que conmovidas por la tristeza, quisieron expresar su solidaridad hacia aquel que las siguió, las alcanzó y las acompañó en sus propios dolores. ¿Habrá mayor prueba de gratitud que estar con quién con nosotras estuvo? ¿Qué mayor virtud que estar con él y la que ahora sufre? ¿Por qué ocultar la autenticidad de nuestros sentimientos si deseamos comunicarle al otro que estamos presentes? ¿Qué error podría haber en replicar respetuosamente sus sentimientos de tristeza? Es como decir: “Estoy contigo y tan cerca de ti que siento lo que tú sientes”. Por mi parte, quiero ser consolada por aquellos que son capaces, en forma genuina, de llorar conmigo mi dolor para con ello ser consolada luego. En la persona de Jesús, el Dios de toda consolación siguió el paso de la vida de estas mujeres, las alcanzó a ellas y a sus familias, así que estas mujeres en este relato lo siguieron y lo hicieron hasta la cruz. Cuando un acto de acompañamiento y de solidaridad como éste se hace presente, no puede pasarse por alto. Así que, muy a pesar de su fatiga física y emocional, Jesús se vuelve hacia ellas, como lo hizo más adelante con Pedro para instruirlo y exhortarlo sobre las consecuencias de su negación (Lucas 22:61). Lo que Jesús les dice a estas mujeres no deja de ser sorprendente. Podemos imaginar que su petición de que no llorasen por él las dejó pasmadas y sin habla. Esta expresión, interesante por demás, deja al descubierto en Jesús un claro entendimiento de su identidad como hijo de Dios y de su propósito existencial, que fue salvar a la humanidad. Ese, “No lloren por mí”, es como un “no se angustien por lo que ahora me está pasando. He venido para este sacrificio y esta entrega en la cruz. El motivo de mi vida es salvar, por medio de este sacrificio, a los seres humanos. Y no sólo eso, nos parece oír el, “No se los había dicho…” de Jesús. Si no fuese así, él podría rogar al Padre, quien enviaría una hueste de ángeles para defenderlo (Mateo 26:53). Jesús les advertía a estas mujeres con ese, “No lloren por mí”, que estaba exactamente haciendo lo que su Padre le había encomendado. Por otro lado, algunos exégetas sugieren que estas palabras de Jesús son puestas aquí para reafirmar su identidad como profeta, las que se confirman a su vez en las Escrituras de los profetas (Zacarías 12:10), debido a sus palabras pronunciadas en su entrada la ciudad de Jerusalén (Lucas 19:4344):

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“Llegará el momento en que sus enemigos vendrán y harán rampas alrededor de la cuidad para atacarla por todos lados. La destruirán por completo, y no dejarán en pie una sola pared. Todos ustedes morirán y sufrirán todo esto, porque no quisieron reconocer que Dios me envió a salvarlos” (TLA). El modo y tono de exhortación en la que Jesús le habla a estas mujeres nos hace pensar que se trataba de un grupo de sus discípulas, que como dijimos anteriormente, se encontraban entre aquella multitud que le seguía. Estas palabras de advertencia parecen referirse a la destrucción de las cuidad y del templo (Oseas 10:8), lo que sucedería varias décadas después o a la persecución, que cómo pueblo suyo, experimentarían sus discípulos. Es así como vemos que aún en medio de su dolor, el Señor no desaprovechó el momento para instruir y alertar a sus discípulas sobre la destrucción que sobrevendría sobre la ciudad y por la que sus familias serían terriblemente afectadas. En otro acto de amor sacrificial y abnegado, Jesús se vuelve a olvidar de sí mismo para advertir, y con ello proteger, a sus seguidoras. Viendo que estas mujeres sufrían su dolor, lo que a su vez se puede interpretar como un acto de confianza y credibilidad hacia su persona, Jesús se apodera de su conocimiento omnisciente y vuelve advertirles que se preparen sobre un mal que vendrá sobre Jerusalén. Por ello, les aconseja: “Más bien, lloren por ustedes y sus hijos”. Claro está, este mal vendrá como consecuencia de quienes hacen lo malo (Lucas 23:31), pero, como sucede, les afectará a todos. Ahora bien, es evidente que detrás de esta advertencia está el cuidado de Dios para protegerlas, proveyéndoles así la oportunidad de comprender los hechos que habrían de venir y fortalecer su fe, antes de enfrentar una situación tan devastadora como la que él mismo describe. Así, la catástrofe vendrá como consecuencia para los que hicieron mal, pero a los suyos no los dejaría sin su cuidado sino que estaría con ellos hasta el fin (Mateo 28:20). La expresión, “Más bien” denota una sugerencia de, “mejor hagan esto otro”. En otras palabras, dedíquese a “fortalecerse para lo que tendrán que enfrentar”. Más que un señalamiento proveniente de un juicio incriminatorio sobre estas mujeres discípulas, sus palabras se convierten en el consejo de un amigo que no desea que les tome inadvertida una tragedia, exhortándoles a su vez a que se preparen. Esta Escritura nos ofrece una lección sobre que podemos continuar confiando en quien nos cuida de esta manera. Así, aún camino a la cruz su Dios continuaba cuidándolas. Jesús sacó de su persona, de sus recursos internos, de su propia fe y confianza en su Padre, algo para ofrecer a aquellas mujeres que vinieron a acompañarlo en su vía crucis. Su dolor y sufrimiento no le impidieron ver que ellas necesitaban a su vez la certeza de su protección y guía. De esta manera, quienes vinieron a consolar fueron consoladas. Esto nos enseña sobre la necesidad de ver al que está quebrantado, no sólo como a quién vamos a alentar, sino además como un ente de fortaleza y de aliento para nosotros mismos como consoladores. El hecho de que alguien este caído no significa necesariamente que ya carezca de experiencia, de una historia de fe, de una confianza, o como Jesús, de recursos para iluminar desde su dolor

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nuestras vidas. Pensar lo contrario es perder la riqueza de frutos que se recogen en el mejor de los tiempos, cuando la fe es puesta a prueba. Nuevamente el Señor comparte una palabra profética con las mujeres para no sólo hacerlas conocedoras de un muy importante mensaje para los suyos, sino además para comisionarlas a comunicar un mensaje de advertencia y de juicio para con su generación; privilegio que hasta ese momento le era delegado a los profetas varones. Algunas de estas mujeres que acompañaron al Señor en el camino hacia el Calvario, debido al peligro de ser identificadas, lo continuaron siguiendo por medio de sus miradas, o sea, desde lejos (Lucas 23:49). No lo abandonaron, sino que se fijaron en dónde pusieron su cuerpo (Lucas 23:55), estuvieron presentes en su muerte, participaron de su entierro (23:50-56) y fueron las primeras testigos y a las que se les encomendó anunciar la resurrección de Jesús (Lucas 24:4-7; 8-12). Enfrentaron la dura prueba de perder a su Señor, pero al resistir esa prueba se mantuvieron en la expectativa de poder consolar a otros… ¡y así lo hicieron!, con el mensaje más contundente que existe sobre le tierra: El Señor vive y ha consolado a las que vinieron a consolar.

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Juan 19:19-24 JESÚS CRUCIFICADO Rev. Dra. Ileana M. Vargas-Santiago Directora Oficina de Capellanía Escuela de Optometría Tradición bautista

Comienzo esta reflexión con los versos del Soneto a Jesús crucificado cuya autoría se le adjudica a Santa Teresa de Jesús (Siglo XVI). No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar ore so de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.

La grandeza de esta acción histórica ha mantenido a muchos entretenidos en múltiples interpretaciones. La podemos observar desde la realidad artística y cultural en “La Crucifixión Blanca”, un óleo de Marc Chagall (1938) preservado en el Instituto de Arte de Chicago. El mismo expresa la muerte de Jesús en la cruz incluyendo la realidad europea. Quizás un Francisco Oller lo hubiese plasmado de similar manera para Puerto Rico. Pudiésemos añadir los acontecimientos naturales, astronómicos y las actividades sísmicas que se mencionan en tres de los cuatro Evangelios, pero la realidad de la muerte sigue siendo hasta el día de hoy un enigma para muchos. La muerte es un aspecto y una etapa de la vida cotidiana de la cual ni se habla y mucho menos se planifica. Pocas, muy pocas personas lo hacemos. Llegada esa ocasión la gran 26


interrogante sería: ¿cumplimos con la misión que Dios quería?, ¿cuántos compromisos incluimos en nuestra agenda persiguiendo el plan de Dios para nuestras vidas y la de su pueblo?, ¿cuántas oportunidades despilfarramos? o ¿cuántas dejamos sin concluir? Ese no fue el caso de Jesús. Precisamente lo que hace desde la cruz es terminar con absoluta claridad y convicción su misión. La cruz que se levantó en el centro del Monte Calvario era evidencia de la única alternativa para hacer espacio vital para cada ser humano. El Nuevo Testamento recopila los hechos, los testimonios y los resultados para que tengamos acceso total a Dios. El pasaje del Evangelio de Juan recoge el proceso indescriptible de humillaciones, desprecios y exclusión que Jesús experimentó. Un escarnio ilimitado de torturas a la vista de todos. Pero lo que sucedió allí no fue mera casualidad. No hubo nada dado al azar. Las Escrituras en el Antiguo Testamento anticiparon, describieron y anunciaron que así sería. Desde la acción inhumana de Pilato que le instaló un rótulo como insulto y reproche para los judíos, exhibido ante los presentes que entendieron el mensaje porque estaba escrito en hebreo (arameo, el idioma de los judíos), griego (el idioma común del imperio) y latín (el idioma de los oficiales y soldados romanos). Como si no fuese suficiente los soldados desgarraron sus vestidos. Normalmente el judío tenía 5 artículos de ropa: túnica (la ropa interna), capa (la ropa externa), cinto, sandalias y el turbante. Cuando se crucificaba un criminal parte del sueldo de los soldados que participaban era la ropa del crucificado. Aún los detalles más pequeños se hicieron realidad. “Las condiciones fueron selladas y ratificadas por el derramamiento de sangre. Cada condición había sido establecida claramente por el modelo perfecto de su vida sin pecado y se había previsto para la redacción de su ley magnificada, por el Espíritu Santo, en la mente de cada creyente”, nos dice Joe Crews. Echemos mano a los retos de la Cuaresma. Cultivemos nuestras virtudes, valores, dones y talentos otorgados a través de este sacrificio. Dios no solicita nada que no nos haya otorgado con anticipación. La caridad, la bondad y la misericordia deben ser parte de los rótulos que nos identifiquen (no tienen que estar escritos) pero sí huellas vivientes a través de nuestra vida cotidiana para que todos lo puedan leer. Entre los “artículos” que podemos ofrecer está la oración, la humildad, la paz, el gozo, la fe y la esperanza. El regalo de Jesús nos invita a caminar la vida siguiendo los valores del Reino y exigencias distintas a las que proclama nuestra sociedad y nuestro país. Es una temporada para la renovación, la unidad y la misericordia. Muchos estamos preocupados por el futuro con tensión, ansiedad, estrés y angustia; tristes y desorientados en lo que pueda pasar. Más nuestra esperanza está en Dios que reina sobre todo. Dios está en control. No existe tal cosa como la suerte, eso lo dejamos a la Loto, el Pega 2,3 y 4 y al Powerball. El Salmo 93:1 dice: “Jehová reina, se vistió de magnificencia, 27


Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también al mundo y no se moverá”. El responderá a tu clamor y al nuestro. Responderá a nuestra y a tu necesidad.

Realicemos nuestra parte y el Señor nos afirmará, fortalecerá y proveerá en las diarias luchas y adversidades. No habrá gigante que no derrotemos con una sola piedrecilla. Levantémonos y caminemos con el ejemplo del crucificado para descansar en Sus promesas y movernos en y con Su fuerza. Mayor es el que está con nosotros. Crea que Dios está trabajando y cambiando las cosas a nuestro favor, sabiendo que Él nos tiene sostenidos en Su mano hagamos realidad Su reino entre nosotros. Elevemos la bandera de victoria porque Él ha vencido al mundo. Así nos ayude Dios. Amén.

Referencias

www.albalearning.com Archivo en MP3 www.bibliaparalela.com Crews, Joe. Why the Old Covenant Failed,Amazing Facts,Inc. Roseville, CA. 2010. La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif,http://www.lockman.org. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1999 by Biblica, Inc.® Used by permission. All rights reserved worldwide.

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Lucas 23.32-42 BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS Luis Antonio Borri Díaz, Ed. D. Director Oficina de Capellanía Facultad de Derecho Tradición católica

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También llevaban a dos criminales, para crucificarlos junto con Jesús. 33Cuando llegaron al sitio llamado La Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda. 34Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Y los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. 35La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él, diciendo: —Salvó a otros; que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido. 36 Los soldados también se burlaban de Jesús. Se acercaban y le daban a beber vino agrio, 37diciéndole: —¡Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo! 38 Y había un letrero sobre su cabeza, que decía: «Éste es el Rey de los judíos.» 39 Uno de los criminales que estaban colgados, lo insultaba: —¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros! 40 Pero el otro reprendió a su compañero, diciéndole: —¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? 41Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo. 42 Luego añadió: —Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar. 43 Jesús le contestó: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. “Dime con quién andas, y te diré quién eres”. Este es un dicho popular y se utiliza con frecuencia para emitir una opinión sobre los atributos de las personas, buenos o malos. Como expresión, es parte de la literatura popular que cae bajo el renglón de la “sabiduría popular”, y se recurre a ella para aconsejar como para justificar una opinión sobre el carácter moral de las personas. La gran bondad de las expresiones de la “sabiduría popular” es que son accesibles ya que sus mensajes se captan independientemente de la complejidad de la realidad que se intenta discernir. Precisamente en esto último descansa el desacierto de estas expresiones: no promueven 29


la comprensión de la situación de interés en su debido contexto – distorsionando así la verdad que se busca comprender. No nos podemos olvidar que Jesús no solamente se reunió con reconocidos “pecadores” y “pecadoras”; varios de éstos fueron sus seguidores más íntimos. Su declaración como Hijo de Dios ante Caifás y los líderes religiosos judíos era evidencia de una tal blasfemia que justificaba la condena de muerte. Expresiones como “dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” lo vincularon con los Zelotas, considerados enemigos del Imperio Romano y por tal razón, condenables a la crucifixión. En el seguimiento de Jesús, la realidad de su cruel e injusta muerte no debe ser una excusa para distraernos; pues el crucificado, muerto y sepultado, ha resucitado y vive entre nosotros. En el seguimiento de Jesus, esto no es un mero “slogan” o unos versos para un corito; su resurrección es la esencia de la fe y el fundamento de la vida. En el seguimiento de Jesus, su actual presencia entre nosotros no es menos histórica que cuando les enseñó a sus seguidores el Padre Nuestro o las Bienaventuranzas. El reto no es porrear un “slogan”, el reto es discernir su constante presencia y saber responder caminando sobre sus huellas aún en el momento más íntimo, y espero que no sea el más solo, nuestra propia muerte.

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Juan 19.25-42 LA MUERTE NO VA CONMIGO1

Rvdo. Julio R. Vargas Vidal Ayudante Ejecutivo del Vicepresidente de Asuntos Religiosos Tradición metodista

Introducción El Evangelio según San Juan presenta con mayores detalles todo el proceso de Cristo desde su arresto hasta su resurrección: 3 capítulos, 138 versos. Así como lo expresó anteriormente en este documento mi colega, el Rvdo. Arnaldo Cintrón, Luis Alonso Schökel presenta el juicio de Jesús ante Pilato en una serie de siete pequeñas escenas. El texto que nos compete pertenece a otro grupo de siete escenas que Schökel desglosa de la siguiente manera:       

Primera escena (19.17-18) Segunda escena (19.19-22) Tercera escena (19.23-24) Cuarta escena (19.25-27) Quinta escena (19.28-30) Sexta escena (19.31-37) Séptima escena (19.38-42)

Nos ocuparemos de las últimas cuatro escenas. La muerte no iba con ellos ni ellas… María, la madre de Jesús La tía de Jesús María, la esposa de Cleofás María Magdalena El discípulo amado José de Arimatea Nicodemo

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Este título está inspirado en el poema canción del mismo nombre, escrito por Patricio Manns y Horacio Salinas y grabado por el grupo musical chileno Inti-Illimani (http://inti-illimani.cl/la-muerte-no-va-conmigo/).

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Para estos personajes la muerte de Jesús, su Maestro, era dolorosa, gráfica y muy real. Ya no eran meros presagios de una muerte anunciada. El drama de redención se desenvolvía frente a la María la madre de Jesús, la hermana de María, María la esposa de Cleofás, María Magdalena y el discípulo amado.2 La muerte no iba con ellos ni ellas… Allí estaban en solidaridad y apoyo. Las tres Marías y el discípulo amado (curiosamente y extremadamente raro verlo anónimo) simbolizan el sector fiel a Jesús, fieles hasta la muerte. La madre del Cristo recibe como nueva familia, como hermano de Jesús, al discípulo amado. No les importó el “qué dirán” ni la lógica de la falacia de asociación. Y para Jesús era igual: la muerte no iba con él. Desde la cruz supo asumir su conciencia social para con los necesitados, en esta ocasión con la viuda de su madre. Y en ese gesto que todos conocemos como la Quinta Palabra, delega en su discípulo el cuidado de su madre. Con estas palabras el discípulo a quien Jesús amaba fue señalado para representarle, sobre todo como testigo (es quien eventualmente escribe este evangelio). La muerte no iba con Jesús… Y aún desde la cruz demostró tener completo dominio de la situación. Aquel que supo pedirle agua a la samaritana ahora pide agua otra vez, para luego dar de su propia agua a toda la humanidad. Completó de una vez y para siempre la obra que el Padre le encomendó realizar. Allí murió, entregó su espíritu al Padre y el Espíritu a los creyentes. El último cumplimiento de su obra es morir, y su morir es un don. La sangre y agua que fluyen de su costado traspasado significan los dos grandes sacramentos de iniciación que tiene la iglesia: el bautismo y la eucaristía. Con éstos Cristo, por medio de la Iglesia, continúa dando a luz a los creyentes y alimentándolos con su propio cuerpo y sangre. Lo último que hace, antes de morir, es emitir un grito…pero un grito de triunfo. La muerte no iba con él. La muerte no iba con José y Nicodemo… José de Arimatea y Nicodemo eran discípulos incógnitos. Aun así se presentaron para enterrar el cuerpo del Maestro. No se sabe realmente por qué estos dos discípulos menos conocidos reclamaron el cuerpo. Quizás esperaríamos este gesto de Pedro, Santiago y Juan, pero es interesante notar que, al caer la tarde del sábado, la tarea cayó en las manos de estos dos seguidores secretos de Jesús. La muerte de Jesús da valor incluso a los discípulos tímidos y temerosos. Un estudio cuidadoso del Nuevo Testamento, en conjunto con ciertos escritos judíos, dan mucha luz sobre las costumbres fúnebres de los judíos en tiempos de Cristo. Muchos de los

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El evangelio de Juan calla intencionalmente el nombre de este discípulo.

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detalles a continuación los sacamos de la obra del estudioso Alfred Edersheim que, aunque pertenece al siglo 19 no deja de ser una rica en detalles históricos y sociales.3 Cuando un hebreo moría, su cuerpo era colocado en plena tierra, arena o sal. Lo primero que se hacía era cerrar y asegurar los ojos y boca del cadáver, esto luego de asegurarse con certeza sobre la muerte del individuo. Hechos 9.37 afirma que el cuerpo era lavado con agua tibia, siendo esta costumbre llamada “purificación de los muertos”. Las uñas y el cabello eran recortados y el cuerpo era ungido con aceite para ser preparado para el entierro (Mateo 26.12; Lucas 23.56; Juan 19.39).

Gamaliel, la autoridad rabínica del primer siglo de la era cristiana, introdujo una reforma a las prácticas extravagantes que tenían las familias más pudientes. Consecuentemente, la mayoría de los hebreos fueron envueltos en lino no costoso. Las narrativas de los Evangelios (Juan 20.5, 7; Juan 11.44) afirman que el cuerpo de Jesús fue envuelto en “envolturas de lino”, con un “sudario” sobre la cabeza (posiblemente para evitar que la quijada se cayera). Un acercamiento más detallado de algunas costumbres fúnebres judías nos dará luz en algunos pasajes neotestamentarios, sobre todo aquello conocido como el entierro secundario. De acuerdo a la tradición rabínica, el entierro secundario (del cual leemos en Mateo 8.22 y Lucas 9.60) era una de las tres ceremonias religiosas más importantes. Podemos ver esto en el aspirante a seguidor de Jesús cuando le dice, “Señor, déjame primero enterrar a mi padre” (Mateo 8.21 y Lucas 9.59). Él no habla de esperar a que su padre anciano o enfermo muera, sino de anticiparse al momento en que reúna los huesos de su padre y los coloque en un osario, en cuyo momento se habrán completado el tiempo de luto y los ritos. La contestación de Jesús probablemente se refiere literalmente a los muertos, no a los muertos espirituales. “Deja que los muertos entierren a sus muertos” significa que los muertos que están en la tumba familiar deben hacerse cargo del entierro.4 El enterramiento se hacía lo más rápido posible, frecuentemente el mismo día, y esto lo afirma Hechos 5.6, 10 y 8.2. Hechos 9.38 en adelante afirma también que hubo excepciones a esta costumbre. Los judíos no practicaban la cremación, esto debido a que creían que tal práctica era pagana y tenían la superstición de que el alma podía sentir lo que se le hacía al cuerpo. Los cementerios eran ubicados fuera de la ciudad (Mateo 8.28; 27.7, 52-53). Se hacía una marcha desde el hogar del fallecido hasta la tumba, y el cadáver era cargado en un féretro 3

Alfred Edersheim. Alfred Edersheim Collection (3-in-1): Sketches of Jewish Social Life, The Temple, Jesus the Messiah (2012). Kindle Electronic Edition: Chapter 10: In Death and After Death, Locations 2089-2187). 4 Craig A. Evans. Jesus and the Ossuaries: What Jewish Burial Practices Reveal about the Beginning of Christianity (Waco, TX: Baylor University Press, 2003). Kindle Electronic Edition: Introduction, Locations 207-214).

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(Lucas 7.14), probablemente de madera. Durante el trayecto hacia la tumba, el féretro podía ser cargado por varios familiares y amistades. Las mujeres eran requeridas para que dirigieran la procesión, esto debido que los hombres sentían que eran responsables de introducir la muerte al mundo. Jeremías 9.17 y Mateo 9.23 documentan la costumbre de contratar plañideras, quienes gritaban y se daban contra el pecho, y músicos que acompañaban la procesión fúnebre. Una vez llegaban al cementerio, se elevaba un discurso y el cuerpo era depositado en la tumba. Muchas veces éstas eran cuevas y dentro se encontraban nichos que podían albergar varios cuerpos. Usualmente una tumba podía acomodar unos ocho cuerpos. La entrada de las tumbas usualmente era asegurada por una puerta o una piedra grande (Mateo 27.66; Marcos 15.46; Juan 11.38-39). La muerte no va ni siquiera con las costumbres de la época. Un entierro como tal hubiese tomado algún tiempo y aun así hubieran tenido que avanzar antes del anochecer y el comienzo del sábado. El cadáver de Jesús no sería arrojado a la fosa común de los ajusticiados (Is 53.9) ni abandonado a la intemperie y las fieras. Jesús recibiría una honrosa sepultura. Gracias a José y Nicodemo –el discípulo clandestino y el visitante nocturno –la iglesia comenzó a honrar la muerte de Jesús. Para estos dos no fue tarde si la dicha era buena y, en el kairós, expresaron su devoción (antes en secreto, ahora en público). Los aromas y lienzos usados no eran comunes y corrientes para el entierro de muertos, sino más bien eran de corte festivo (Salmo 45.9; Pr 7.17; Cantares 4.14). Schökel opina que quizás sea parte de un homenaje póstumo que intentó reprimir un poco el hedor de la eventual putrefacción. Jeremías 34.5 narra que en los funerales reales se quemaban perfumes y éstos no servía para ungir cadáveres. Con los lienzos de lino envolvieron totalmente el cuerpo del Maestro. Este relato joánico de la Pasión se lee cada Viernes Santo porque es rico en buenas nuevas teológicas y cristológicas. La interacción de Jesús con los diferentes personajes del proceso, y la de dichos personajes entre sí, ofrece abundante material para la reflexión. Se nos invita a leer cuidadosamente el texto, visualizar sus contenidos como hechos acontecidos en la vida real, e identificar situaciones contemporáneas donde el proceso de Jesús continúa de la misma manera turbia e injusta en las vidas de los hijos de Dios. Cuando esto hacemos apreciamos más la realidad del proceso y la profundidad del amor de Dios por nosotros y nosotras. Por otro lado podemos apreciar mejor la fidelidad del grupo de discípulos que se mantuvo junto a Jesús, para quienes la muerte no iba con ellos ni ellas. 34


Hoy recordamos el sufrimiento y la muerte de Jesús por la crucifixión. Su vida ejemplificó la vida, el amor, la justicia y la fe toda vez que molestó lo establecido y expuso toda hipocresía. El mundo no pudo con esto y trató de eliminarlo del mapa. Y a pesar de que a estas alturas las tiendas y comercios están llenas de huevitos de Pascua, ésta es la época más sombría del calendario eclesiástico. No quiero sonar pesimista, pero sí realista: Viernes Santo y Sábado Santo (a mi parecer no debe llamarse Sábado de Gloria) simbolizan la “ausencia” de Dios. Ambos días están cargados de incertidumbre y vacío. La fe Pascual nació de las tinieblas y, así como los discípulos, en ocasiones tenemos que esperar en las sombras hasta que eventualmente un destello de luz aparezca en el horizonte.

Preguntas para reflexionar: 1. 2. 3. 4.

¿Qué injusticias en nuestra sociedad necesitan una respuesta valiente y quizás chocante? ¿Qué dones o tesoros tengo que solamente deben compartirse concienzudamente? ¿Qué podemos hacer para liberar a aquellas personas que sufren de injusticias y dolor? ¿Cuáles son las sombras que nos cubren y que nos imposibilitan ver a Dios?

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Marcos 16:1-18 LAS PRIMERAS TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN

Rvdo. Norberto Domínguez Rodríguez Vicepresidente de Asuntos Religiosos Universidad de Interamericana de Puerto Rico Tradición bautista

El pasaje de Marcos 16:1-8 tiene una estructura temática con una serie de sub divisiones que nos sugiere considerar el tema de las mujeres y la resurrección. Para efectos del análisis el pasaje ha sido estructurado de la siguiente manera: vv.1-3 experiencia de las mujeres ante la tumba; vv.4-7 las mujeres y la tumba y v.8 las mujeres después de la tumba; los sub-puntos los divido de la siguiente manera: vv.1-2 ilusión ante la tumba; v. 3 desilusión, preocupación; vv. 4-7 elementos dentro de la tumba: v. 4 solución, v.5 ocupación, v.6 proclamación, v. 7 comisión y v. 8 reacción. En el relato bíblico de la tumba vacía encontramos a tres mujeres que según Marcos acompañan a Jesús durante su ministerio en Galilea, en su muerte en la cruz y ahora las encontramos en la tumba, estas son: Magdalena, María la madre Jacobo, y Salomé. “Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirlo” (v.1) La hermenéutica feminista reconoce en la exégesis bíblica que Jesús, si bien no dedicó especial atención al “tema femenino”, entre otras porque esta realidad, en tanto que tematizada es un fenómeno moderno, si demostró con su actitud, con sus hechos, con sus relaciones, un comportamiento que degeneraba y contrastaba con la valoración negativa y cargada de prejuicios que pesaba sobre la mujer en algunos sectores de la sociedad de su tiempo. En sus relaciones de amistad, se puede decir que en este terreno Jesús de Nazaret fue un auténtico revolucionario. En la sociedad de aquel tiempo las mujeres no contaban para nada; debían incluso evitar en público la compañía masculina. Las fuentes judías contemporáneas están llenas de animosidad contra la mujer, quien según Josefo, vale en todos los aspectos menos que el hombre. Hasta con la propia mujer, así se aconsejaba, ha de hablarse poco, y absolutamente nada con la extraña. Las mujeres vivían en lo posible retiradas de la vida pública; en el templo sólo tenían acceso hasta el patio de las mujeres y respecto a la obligación de la plegaria estaba equiparado a los esclavos. Los evangelios, sin embargo, cualquiera que sea la historicidad de los detalles biográficos, no tienen reparos en hablar de la relación de Jesús con determinadas mujeres. Lo cual quiere decir que 36


Jesús se había liberado de la costumbre que imponía la segregación de la mujer. Jesús, en efecto, no muestra ningún desprecio por las mujeres, sino que las trata con sorprendente naturalidad: unas mujeres lo acompañan a Él y a sus discípulos desde Galilea a Jerusalén (Mc. 15, 40ƒ); Él mismo siente un afecto personal hacia algunas mujeres (Lc. 10, 38-42/Juan 11); unas mujeres asisten también a su muerte y sepultura (Mc. 15,40) La situación, jurídica y humanamente tan precaria, de la mujer en la sociedad de aquel tiempo hubo de resultar considerablemente revalorizada al prohibir Jesús el divorcio por parte del marido, a quién sólo bastaba presentar el libelo de repudio”(29). Ahora bien si es cierto que el relato, Cristo está ausente el autor intenta que el lector se convenza que Jesús ha resucitado. El medio o los recursos que va utilizar no son al Cristo resucitado, ni tampoco a Pedro o a los discípulos como dictaba la tradición con Pablo de la resurrección. Las figuras centrales son las mujeres. Marcos utiliza la tumba que el original griego viene de la raíz recordar, que sirve como elemento de memorial, de recuerdo: “Muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, recién salido el sol”. (v.2) Desde la óptica hermenéutica feminista esta narrativa de mujeres en la tumba vacía puede ser utilizada para la formulación de una nueva relectura del texto y contrarrestar la oposición de la lectura patriarcal que fomenta la experiencia de las mujeres como oprimidas, no-personas y con el pleno derecho de ser un igual con el hombre. Desde esta óptica esta presencia de las mujeres en la tumba vacía es la apertura de las buenas noticias del evangelio para las mujeres y su rol como líderes en medio de la iglesia. Es interesante notar la gran cantidad de mujeres que son mencionadas ya sea por sus nombres o anónimas en el evangelio de Marcos (1:30, 5:25, 7:24,14:3,15:40). 3 Pero decían entre sí: --¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? 4 Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, aunque era muy grande. Las mujeres caminaban a la tumba con ilusión de ungir el cuerpo de Jesús, pero en el camino se percatan que no podrían entrar, ya que no contaban con la ayuda para remover la piedra. Aquí la acción de remover la piedra tiene connotaciones revelatorias, parecidas al momento de la muerte de Cristo, donde el velo del templo se rasgó en dos, dejando ver un nuevo comienzo de la gracia de Dios. La piedra estaba en la mente de las mujeres. Se preguntaban quién nos moverá la piedra, el cual señala el escritor que era muy grande. La mujer a lo largo de toda nuestra historia siempre ha sido colocada en “desventaja” frente al varón. Le corresponde a la mujer frente a la realidad opresiva tomar su lugar en Dios, mediante el poder de la resurrección. La revelación bíblica es una oferta de vida, de libertad y de amor para todas las personas. Para su sorpresa, las mujeres se percatan que al llegar a la tumba esta se encuentra vacía. Podemos inferir que hay un mensaje sutil, no es necesaria la figura masculina para que 37


Dios pueda revelarse a las mujeres. Aquí no encontramos las figuras principales del cristianismo de los primeros creyentes, es decir Pedro o los apóstoles. Las mujeres ante la desilusión llegan a la tumba y encuentran solución, Dios se había anticipado. El término ver viene del griego “anablepo” tiene el uso etimológico para indicar cuando una persona ha perdido la visión y la vuelve a recobrar. Las mujeres a diferencia a los discípulos fueron receptivas y entendieron el mensaje de Jesús, pero aquí, representa un acto revelador donde la mujer ven desde su interioridad y entienden que están punto de recibir una gran encomienda. Cuantas experiencias de pérdida y dolor atraviesan las mujeres en mundo tan desigual que en ocasiones les hacen olvidarse del proyecto de amor de Dios en sus vidas. Se debe recordar que en la cultura judía del primer siglo la opresión de la mujer llegaba a límites increíbles. La mujer era una ciudadana de segunda clase, menos que una persona. Estaba confinada al espacio privado de la casa; el espacio público era dominio masculino. No se la podía saludar ni era lícito hablar con ella en público. Los rabinos recomendaban que ni siquiera el esposo conversara con ella si iban por la calle, porque hacerlo era para él una especie de deshonra. Ningún varón podía hablar personalmente con una mujer casada, sino que debía hacerlo por medio del esposo, es decir, hacerle la pregunta al esposo para que éste, a su vez, le preguntara a ella. En tal contexto, podemos imaginar el escándalo que debe haber sido que algunas mujeres acompañaran a Jesús y sus discípulos varones en sus viajes. Las mujeres en la tumba vacía son protagonista del mensaje de la resurrección. 5 Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca, y se asustaron. 6 Pero él les dijo: -No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron. Marcos utiliza la palabra “nianicos” joven para referirse al personaje que encuentran las mujeres. Es interesante que no utiliza “antropos” “aner” hombre, sino nio que significa nuevo y niscos que refiere a victoria. En otras palabras la presencia del joven sentado a la diestra no es otra cosa que el anuncio de un nuevo comienzo para la mujer no solo en ámbito espiritual en su relación con Dios, sino también en lugar dentro del servicio en la iglesia y el mundo. La mujer recupera lo perdido, se devuelve su posición en la comunidad. Las mujeres quedan maravilladas por la presencia del joven vestido de blanco, su reacción más que de fobia, miedo paralizante es de temor reverente, semejante a las apariciones de ángeles en el Antiguo Testamento como en los demás evangelios. Podemos notar que hasta aquí las mujeres no salen corriendo despavorida a causa del personaje. --No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron fueron las palabras del joven. Nazaret era una cuidad de Galilea que significa raíz, cuidad catalogada como de segunda clase por la elite judía. Fue el lugar donde Jesús realizó su ministerio de sanidad y liberación 38


entre las personas más necesitadas. El verbo “el que fue crucificado” está en participio perfecto y refiere una acción terminada en el pasado, pero que continua teniendo un efecto en nosotros hasta el momento que se habla. El evento de la cruz sirve como medio para anunciar la liberación de las mujeres del dictamen de Génesis 3:16 --Multiplicaré en gran manera los dolores en tus embarazos, con dolor darás a luz los hijos, tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti. Por lo tanto, la mujer no tiene por qué sufrir agresión de parte de ninguna entidad humana o estructural, esta debe vivir el evangelio liberador de Jesús. Me gusta la expresión de Marcos puesta en los labios del joven: “no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron” Hay elemento empírico donde puede comprobarse que Jesús se levantó de entre los muerto y no está allí. En otras palabras lo que antes existía que era la muerte no se quedó en ese status, se levantó, así mismo son las mujeres por ellas misma sin la dependencia de los hombres son llamadas a resucitar a levantarse del lugar que se les ha impuesto en la sociedad. En este punto debemos hacernos la pregunta ¿a quienes fueron dirigidas esta narrativa? ¿Sería posible que se esté escribiendo directamente a la comunidad de mujeres de Marcos? Es sabido que en el primer siglo encontramos a un sector de mujeres anónimas y ricas que siguieron a Jesús y sostenían económicamente a los discípulos. 7 Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os dijo. 8 Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque les había entrado temblor y espanto; y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo. Nos encontramos en la parte final del pasaje, donde hay una comisión un mandato para que las mujeres le comunicaran a los discípulos y a Pedro que Galilea sería el encuentro del resucitado con sus discípulos tal como les había anticipado (8:31,9:31,10:34). Es interesante notar que el encuentro con sus discípulos es en Galilea y no en Jerusalén. El relato finaliza como inicia el evangelio en la inmediaciones de Galilea (1:9). Para Marcos el asunto de ubicación de las narrativas tiene un carácter más teológico que geográfico. Entre los primeros tres milagros que Jesús lleva a cabo luego de regresar del desierto se encuentra la sanidad de la suegra de Pedro: Al salir de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. 30 La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, y en seguida le hablaron de ella. 31 Entonces él se acercó, la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente se le pasó la fiebre y los servía. Nuevamente queda manifiesto el lugar que Jesús le da a la mujer. Marcos nos muestra a las mujeres que huyen llenas de miedo (fobia). Pareciera que estas valientes mujeres, que no vacilaron ante la cruz, ahora no pueden recibir el gozo de la Pascua nueva, en vez de anunciar callan. A diferencia de la primera reacción, donde las mujeres se llenan de temor a su encuentro con el joven, ahora Marcos apunta que luego recibir la comisión es que salen huyendo del sepulcro. Dicha reacción nos ofrece una pauta hermenéutica para 39


entender la reacción de las mujeres. En otras palabras, el ángel las encomienda para una tarea que estaba asignada a los apóstoles, hombres, masculinos. ¿Cuál sería las consecuencia de responder a la afirmativo de la comisión? En los relatos de los evangelios aparecen las mujeres como testigos, pero los discípulos nunca les creyeron, tuvo que atestiguarlo Pedro y Juan, entre otros para poder ser aceptado por la comunidad. Las mujeres son confrontadas, a la vez convocadas a salir de su statu quo, de la condición impuesta de unos roles asignados por la sociedad que ocasiones ellas mismas validan y tratan de obstaculizar su plena realización humana. El poder de la resurrección es el medio para que las mujeres se pongan en pie. Se invita a la mujer a participar de una nueva cosmología cristiana tradicional de hablar a las necesidades de las personas en búsquedas de salud, vida y esperanza. El final queda abierto ante sus lectores (verso 8) es una invitación para quienes leen se animen a convertirse en testigos juntos a las mujeres. Si, a pesar del silencio de los apóstoles y de las mujeres, el mensaje ha resonado en toda la tierra, es porque el resucitado continúa actuando más allá de la constancia de los hombres y mujeres. Ya el mundo nuevo está en marcha.

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