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La hepatitis no debe esperar
Cada 30 segundos fallece una persona consecuencia de este padecimiento D
e acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 30 segundos fallece una persona consecuencia de hepatitis producida por algún virus, por lo que la comunidad internacional sanitaria apuesta al diagnóstico temprano de este padecimiento que afecta a uno de los órganos fundamentales del cuerpo humano, el hígado.
La importancia del hígado para los seres vivos radica en que se encarga de purificar la sangre y permite su coagulación, produce bilis, líquido que descompone las grasas y permite la digestión, además almacena glucosa para proveer de energía al cuerpo cuando lo necesita.
Cuando este órgano se inflama, se habla de una hepatitis producida por los virus A, B, C, D o E, aunque también puede originarse consecuencia del padecimiento de hígado graso, enfermedades autoinmunes o derivada del consumo prolongado de medicamentos, herbolaria y alcohol.
De las inflamaciones producidas por virus, que son las causantes del mayor número de muertes, la del tipo A suele ser la más común, esta generalmente no produce complicaciones porque las personas infectadas no presentan síntomas y su organismo crea anticuerpos, aunque en zonas donde el riesgo de contraerla es muy alto, se aplica la vacuna.
Al igual que la E, la hepatitis del tipo A se adquiere cuando por la falta de higiene en su preparación o tratamiento, se consumen alimentos o agua contaminados con heces de alguien enfermo.
La B puede ser trasmitida de madre a hijo durante el parto, y tal como la C y la D, a través del contacto con fluidos corporales de una persona infectada o sangre contaminada durante procedimientos médicos y demás actividades que involucran el uso de material punzocortante. Para prevenir los diferentes tipos de hepatitis, el ISSSTE recomienda a sus derechohabientes poner especial cuidado en la higiene personal, así como del correcto lavado y desinfección de los alimentos y bebidas que consumen.
También es importante el uso de preservativo y el manejo adecuado e higiene de los instrumentos que entran en contacto con la sangre; y para el caso específico de la prevención del tipo B, la vacuna, que debe aplicarse en tres dosis desde el nacimiento del bebé y hasta sus seis meses de edad, es de vital importancia.
De acuerdo con la OMS, cada año las hepatitis B y C causan la muerte de más de un millón de personas que no recibieron diagnóstico ni atención temprana, por lo que la inflamación derivó en fibrosis, cirrosis, cáncer de hígado y diversas complicaciones.
El diagnóstico oportuno de este padecimiento es posible en gran medida gracias a la detección temprana de sus síntomas y para lograrlo el Instituto sugiere a la derechohabiencia estar atentos a señales como coloración oscura de la orina y amarillenta en piel y ojos, náuseas, fiebre, cansancio, dolor articular y pérdida de apetito, y en caso de detectarlos, acudir a su clínica de medicina familiar de inmediato, pues la hepatitis no debe esperar.