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Periódico Manantial México D. F.
Hugo Zemelman Merino, Director Ipecal. Estela Quintar, Secretaria Académica, Ipecal. Miguel Alberto González González, Director Publicaciones, Ipecal. Se aceptan artículos o textos, siempre y cuando el autor se haga responsable de las fuentes y los conceptos que decide abordar. Se pueden enviar a los correos publicaciones@ipecal.edu.mx, miguelg@ipecal.edu.mx Año 1. Edición 3. Enero de 2012.
¿Para qué investigar, para que estudiar? Adriana Silva Silva 1 “La sociedad en que emergen las ciencias humanas y se depura el carácter científico de la educación, es la misma que encierra la locura en el manicomio, interna la enfer1
Psicóloga, (C)Mgr. Terapeuta Familiar Sistémica en práctica, Maestría en Psicología-Universidad Simón Bolívar, Barranquilla-Colombia. Editora Revista online Cátedra Sistémica. Correo Electrónico adrisofia77@gmail.com
medad en el hospital, enclaustra al delincuente en la institución carcelaria, arrincona la sexualidad en la alcoba matrimonial, recluye la producción en las fábricas y encierra el proceso enseñanza-aprendizaje en el aula de clases. En el ejercicio de disciplinamiento generalizado que se constituye, surgen saberes de examen como la psicología, la pedagogía, la criminología. Saberes que al epistemologizarlos, o al enmarcarlos en los esquemas filosóficos-jurídicos, se desprenden de los bajos fondos de donde han surgido” Salazar (1998) Si alguna vez hubo dudas en que las matemáticas y el arte, no podían concebirse en el mismo tiempo y espacio, mutuamente interdependientes, incluyentes y a la vez desafiantes, donde los límites entre lo objetivo y subjetivo se desdibujan, lo real-objetivo y real-subjetivo se encuentran, y quienes por mucho tiempo han gastado energías en comprobar lo “inconveniente” de esta aseveración, seguramente se sentirán decepcionados, Escher en su obra así lo muestra. A quienes han tratado de “dividir” la disciplina con la pretensión de cientifizarla, lamento decirles a principios de la institucionalización de la Psicología en Colombia (20 de Noviembre de 1947), con la creación del Instituto de Psicología Aplicada si no antes-, se verían opacados por la necesidad primigenia del intercambio de saberes y de coconstrucción de las disciplinas, lo de la internacionalización en esos tiempos no era nada nuevo (como
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Periódico Manantial muchos pretenden hoy día), se constituía en la fuente primaria de creación, de retroalimentación y de inclusión disciplinar, no está de más hacer una invitación a leer el texto que escribe Mercedes Rodrigo Bellido “Introducción al Estudio de la Psicología” (1949), escrito para médicos y al parecer de quien escribe más vigente que nunca. Para médicos? Si tal cual, como una necesidad de comprensión; primero la
historia de la psicología y su imparable carrera en busca de la cientificidad (que aún no entiendo del todo) y segundo, en una concepción primaria de la importancia de la comprensión de los procesos psíquicos en el tratamiento físico de las “dolencias humanas”, se veía una intención clara de procesos interdisciplinarios, aunque todavía me pregunto, ¿En qué momento todos estos procesos de detuvieron? ¿En qué momento comenzó la carrera por la parcelación de la vida social, cognitiva, afectiva, física, espiritual, biológica, geográfica, histórica entre otros del ser humano? ¿En qué momento se “involucionó” de la interdisciplinariedad a una multidisciplinariedad? que en nada propone la solución de situaciones multifoca-
les en las ciencias sociales y humanas. Miranda (1998), plantea lo siguiente: Las ciencias humanas se constituyen en el siglo XIX, cuando -el hombre- aparece como objeto de una positividad, como aquello que hay que pensar y aquello que hay que saber. En primera instancia, la biología asume el problema del hombre en cuanto ser vivo, para explicar su funcionamiento. Luego la economía lo considera en cuanto que trabaja, en torno a la cuestión de sus necesidades. Y finalmente la Filología se ocupa de él en cuanto que habla, enfrentándose al ámbito del significado. Posteriormente la psicología se ocupa de él, en cuanto que es un ser en sinergia con el mundo que le rodea -aunque muchas veces no lo sepa-, pero que de alguna manera siempre ha estado “preocupada” en demostrar que los hechos del hombre, pueden ser medibles, y entonces lo que en un principio se concibió como un todo, fue necesario fragmentarlo para poder explicarlo, pero se les olvidó volver a totalizar, y de cada fragmento surge una escuela. García Mínguez (2005), plantea que se necesita una concepción que no sólo asimile la esencia aristotélica, sino un posicionamiento dialéctico e interesado en el desarrollo humano; siendo que el ser humano y sus múltiples acciones no se encuentran ni se realizan en el vacío individual, están ubicados dentro de un marco
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Periódico Manantial histórico, social, educativo, cultural, biológico, físico, que llevan a contemplar todas las esferas que comprometen y comprende al ser humano. Más allá de los planteamientos rigurosos, se observa una realidad que puede y debe mejorarse, continua García Mínguez (2005), ya sea porque disponga de potencialidades o bien porque aparezca con debilidades, carencias o disfuncionalidades. Desde las diversas miradas en las ciencias sociales, a la luz de estas consideraciones encontramos la praxis y la investigación. Lo que nos lleva a reflexionar sobre el verdadero sentido de la práctica y de la investigación (sea desde diversos enfoques epistemológicos y desde los múltiples campos de acción), ¿Para qué se investiga? ¿Quién investiga? ¿Quién se beneficia con la investigación? ¿Qué impacto pretende?, mejor aún, ¿Cómo medimos ese impacto?, pues en esta época de títulos y la carrera por la “visibilización”; pues las respuestas en un sentido utilitario y estéril,-a excepción de contados esfuerzos personales e institucionales. Haciendo uso del principio del isomorfismo entre la función de la investigación/investigador y La función de la terapia/ terapeuta; para quien escribe estas líneas, es la de generar crisis, en tanto que replantea/an en el proceso investigativoterapéutico las formas en las que el o los que llegan a consulta buscan su felicidad o por lo menos intentar acercarse a ella y en este intercam-
bio, el investigador-terapeuta también -como humano al fin y al cabose transforma y comienza a buscar su felicidad con otras perspectivas. Es en este sentido que la investigación-terapia puede ser vista como un conjunto de técnicas y estrategias para lograr nuevas miradas y formas de ver y plantearse el mundo, es útil, sí y solo sí, influyen en el consultante (población objetivo) y en el terapeuta (investigador). Esto sólo puede ser posible si quien ejerce las veces de terapeutainvestigador mantiene una actitud abierta y de constante autorregulación y autodeterminación, en su práctica profesional y personal. Pero realmente ¿Esto ocurre?, ¿cuál es el sentido final de todo proceso de formación? ¿Cómo se mide si hay impacto real? ¿Quién decide finalmente si se ajusta a la realidad o no? ¿Quién valida el proceso de formación? ¿La academia? O ¿la sociedad que demanda acciones y respuestas concretas?, ¿se están dando las respuestas a estas demandas? Y si es así, ¿desde qué perspectiva? (Aludiendo a todos los niveles desde primaria hasta la etapa pos-doctoral). Miranda (1998), en relación a las anteriores preguntas: La Universidad, es ejemplo de la disociación y encarnación de un discurso humanista (formación integral, desarrollo social, realización personal, autonomía) y prácticas disciplinarias de control y vigilancia (rutinización del trabajo, control de asis-
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Periódico Manantial tencia, examen). Se asiste al privilegio de las relaciones primarias (contacto cara a cara entre docentes y estudiantes), presencialidad extendida para satisfacción del ojo y exámenes regulares de inspección permanente. Lo que un filósofo colombiano denomina pedagogía de los humores y de los hedores, mientras que por su cuenta se extiende descuidadamente las redes electrónicas de información, los canales de televisión por cable, los sistemas de telefonía celular y los sistemas de comunicación multimodal. Cabe preguntarse, ¿cuál es la sociedad que tiene en mente la Universidad? ¿Se corresponde esa imagen con los rasgos de nuestra sociedad contemporánea? La universidad es el lugar en donde originariamente se cree situar la producción, reproducción y circulación del saber socialmente válido. Y así mismo, la formación axiológica integral (entendiéndose disciplinamiento) de los ciudadanos prosigue Miranda (1998). Cuando en la actualidad desde un paradigma ecosistémico, se está iniciando la comprensión que “la universidad” corre por fuera de 4 paredes, es decir, la cultura, lo social y su realidad cotidiana que construye, mantiene y fortalece una diversidad de imaginarios, la familia, los medios de comunicación, la tecnología; desde aquí surge una pregunta: ¿Tiene en cuenta la oferta programática de la Universidad, esta realidad fluctuante, viva? ¿Qué ocurre cuando los estudiantes de las ciencias sociales, humanas y de la Salud, se encuentran en contextos sociales, cultura-
les, ambientales, geográficos que son verdaderos sistemas abiertos? ¿Son capaces de “leer” el contexto y en consecuencia realizar un abordaje respetuoso de esa realidad misma?
Para terminar esta reflexión, sería necesario proponer un enfoque formativo orientado a reconocer todos los actores en el proceso de cocrear conocimiento, no sólo quien asiste a la universidad y “valida” su conocimiento académico a través de un diploma, posee un saber; en este sentido el respeto frente a otros saberes válidos permitirá entonces la búsqueda de nuevos estilos de enseñanza-aprendizaje y una actitud abierta al diálogo que dinamizaría variados procesos de reconocimiento y transformación social.
“ El poder sólo es realidad donde palabra y acto no se han separado, donde las palabras no están vacías y los hechos no son brutales, donde
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Periódico Manantial las palabras no se emplean para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destituir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades” Arendt (1958).
Notas Bibliográficas: 1. Arendt. H. (1958). La condición Humana, Editorial Paidós. 2. García M. (2005). Racionalidad de la Educación Social en Tiempos de Cambio. Documento en fotocopia cedido por el mismo autor. 3. Miranda, M. (1998). Ponencia presentada en el II Encuentro de Psicólogos Metropolitanos, 24 y 25 de Julio de 1998. 4. Rodrigo, M. (1949). Introducción al Estudio de la Psicología. Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Psicología Aplicada.
La cultura y su expresión Por Luis Fernando Valero2.
El año pasado, al cumplirse 10 años de la trágica destrucción de las estatuas gigantes de Buda en Bamiyán (Afganistán) por los fanáticos religiosos talibanes, la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, señaló que “desde entonces hemos presenciado otros casos en los que el patrimonio cultural ha sido presa de conflictos, disturbios políticos y apropiaciones ilícitas. Todos nosotros, gobernantes, educadores y profesionales de los medios informativos, debemos sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia que tienen las normas de protección de los bienes culturales establecidas en la Convención del Patrimonio Mundial de 1972, en el Convenio de La Haya para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado y su segundo Protocolo, y en la Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedades ilícitas de bienes culturales”. Estas palabras vienen perfectas para lo que acaba de ocurrir con el
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Doctor en Educación, docente e investigador español. Correo Electrónico. iglesias1939@gmail.com
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Periódico Manantial mural que el artista salvadoreño Fernando Llort desarrolló en la Catedral de San Salvador; extraña que algunas personalidades, sean de la índole que sean, a estas alturas de la civilización se permitan ciertas órdenes, sin encomendarse, ni a Dios ni al diablo (con perdón, dado el asunto que estamos tratando), pero es que no puede uno menos que quedarse anonado antes esas acciones.
ello la UNESCO no es partidaria de que se reconstruyan las estatuas de Buda. Por ello un grupo de expertos examinará a qué medios se puede recurrir para mostrar sus restos y los nichos, preservando al mismo tiempo el paisaje cultural de Bamiyán y las investigaciones arqueológicas. Lo acontecido con la obra de Llort es irreparable y ello debe motivar a los que la han destruido a una reparación adecuada al daño hecho y en consonancia con la realidad que circundaba la obra. Cuando el 26 de septiembre de 1997 un fuerte temblor de tierra afectó a las regiones italianas de Umbría y Las Marcas destruyendo La Basílica Papal de San Francisco de Asís, el San Jerónimo, atribuido por algunos a Giotto joven, donde estaban representados los cuatro doctores de la iglesia, la figura de San Mateo, la bóveda donde se representan los Cuatro Evangelistas de Cimabue, todo el mundo apuntó a su reparación inmediata.
Después de las barbaridades que han hecho algunas personas en nombre de “Dios” en la historia, otros, con más criterio, deberían estar vacunados, pero ya se ve que no. El problema que tiene la destrucción de una obra de arte es que su reconstrucción es prácticamente imposible cuando se han deteriorado partes sustanciales de la misma, por
Cuesta creer que ahora en San salvador responsables de la Iglesia católica hayan actuado tan vandálicamente. ¡Cuesta creerlo! La cultura como han comentado numerosos entendidos es sobre todo compartir, experimentar, sentir, hacer y vivir juntos. La cultura es sobre el contenido de la vida, la comprensión y expresión de nuestra realidad y nuestras reac-
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Periódico Manantial ciones ante el mundo. Androulla Vassiliou, Comisaria europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, ha repetido en numerosas ocasiones que “El patrimonio cultural es una pieza clave de la diversidad cultural y la historia que compartimos”. Es de esperar que las autoridades responsables de este hecho en El Salvador no mantengan la posición de “sostenella y no enmedalla”, que señala Cervantes en su Quijote, por un falso prurito de autoridad y encuentren una solución adecuada para reparar el daño causado a una obra de arte que muchos salvadoreños apreciaban y que no era más que la expresión de la pluralidad y el respeto que toda obra desarrollada con dignidad y correcta intención merece. Amén
Lo que comunica la obra de arte. Inspirado en Hans Georg Gadamer. Verdad y Método II. Germán Guarín Jurado 3. ¿Cómo, qué comunica la obra de arte? Quizá no comunica nada en especial, tan sólo un mundo abierto, más que constituido por constituir, al cual preguntar en horizonte de lo posible. La obra de arte está ahí, nos dice Hans Georg Gadamer, le hacemos preguntas y no nos contesta, tampoco está presente ahí el artista para resolver nuestras inquietudes. La obra de arte extrema, desafía al máximo nuestra experiencia lectora porque su mundo nos parece no conocido, incognoscible en sí mismo, apenas expuesto a nuestras deliberaciones, a veces a nuestro monólogo interior. La obra nos deja solos con nuestras exclamaciones, interrogantes, dudas, interpretaciones. Su diálogo con nosotros es casi imperceptible.
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Docente e investigador Universidad de Manizales e Instituto de Pensamiento y cultura latinoamericana-México. Estudios: Candidato a Doctor en didáctica-IPECAL, México. Magister en Educación Universidad de Manizales. Ha participado en eventos académicos en México, Chile, Brasil y Colombia. Publicaciones: libro Razones para la racionalidad en horizonte de complejidad. Tiene ponencias y artículos en diferentes revistas universitarias. E-mail. gerguaju@hotmail.com
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Periódico Manantial En la experiencia lectora de la obra de arte interpretamos allende las intencionalidades, las motivaciones del autor, del creador; incluso, en el silencio del lector, en sus propias preocupaciones sobre la obra hay un más allá, externo a él y al autor mismo, es el texto de la obra. La experiencia lectora se ubica siempre en el fondo del texto, en sus formas y figuras, por lo que la interpretación ha de solucionar el cruce de cierta experiencia lingüística contenida en la obra con la experiencia psicológica en la trama autor-lector. Este es un de los grandes problemas en la hermenéutica contemporánea, lograr el cruce de experiencia psicológica y experiencia lingüística en términos de experiencia lectora. Lo anterior configura una situación dialogal de lector-texto-autor, en un permanente descentramiento. Gadamer lo nombra, desde Wittgenstein, un juego lingüístico. Pero el juego no se atiene sólo a las reglas intrínsecas del texto, a la gramática del texto de la obra de arte, a su retórica de discurso, a lo que estrictamente es el juego lingüístico. No hay juego sin jugadores, esto es clave de lectura en la hermenéutica, a diferencia de la semiología. Jugadores, juego lingüístico son uno en la obra de arte siempre y cuando exista experiencia lectora móvil, abierta. Esta experiencia completa la obra, actualiza la obra, le da historicidad a la obra.
Desnudo recostado, 1919. Modigliani.
De ahí que entre semiólogos y hermeneutas, críticos de arte, artistas, sea frecuente la siguiente pregunta: ¿la obra de arte es comunicación o es interpretación? Para que sea comunicación en sentido estricto la obra de arte debe ser clara, legible, sencilla, pública, no debe constituir un lenguaje privado, y no lo es. Sin interpretación, la obra no es comunicable, y para que constituya tal cosa exigen traducir de un lenguaje en otro. Como cuando transponemos signos y códigos, mensajes entre lenguas extranjeras y nuestra lengua nativa. La obra de arte es asimilada al lenguaje usual para poder ser interpretada, traducida, para hacerla comunicable. La obra de arte es literatura, es obra de arte lingüística. ¿Qué decir al respecto? El texto está ahí, inacabado, es obra abierta, dice Umberto Eco. El diálogo con él no es una dialéctica pregunta-respuesta porque nada ni nadie responde en él, responde por él-dice Gadamer-. Es una obra que nunca se comprende del todo, conserva en ella una reserva de sentido. La obra perdura en las propias incompletudes que posee, en las incertidumbres que genera: “la obra de arte es un reto a
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Periódico Manantial nuestra comprensión porque escapa a todas las interpretaciones y opone una resistencia nunca superable a ser traducida a la identidad de un concepto” (Gadamer, 1992, pág.15). En esta peculiaridad crea un diálogo incierto. La poética en la obra de arte es poética propiamente, también es retórica, es gramática, es estilística, es lírica, es onírica, hay en ella una infinitud lingüística inconmensurable; precisamente por eso es diálogo, comunicación, interpretación. Más que creación, la obra de arte es experiencia lectora. Dice Gadamer: “Sostengo que es la lectura y no la reproducción el auténtico modo de experiencia de la obra de arte, el que la define en calidad de tal. Se trata de una lectura en el sentido eminente del término…en realidad la lectura es la forma efectiva de todo encuentro con el arte. No se da sólo en los textos, sino también en lo plástico, en lo arquitectónico. “(Gadamer, 1992, pág.24) ¿Cómo se lee? Como situación dialogal, como conversación quizá, pero no es suficiente. De ahí la importancia de la noción de texto, como expresión fija, como escritura a ser leída, como obra lingüística sobre la que hay que preguntar: ¿se comprende bien?, ¿se comprende recurriendo al autor?, ¿se comprende lo que el autor quiso decir, plasmar?, ¿qué ocurre con la lectura de la obra cuando nada se sabe del autor? En el texto de la obra, como huella verbal que es, no se remite el lector a algo mentado por el autor, por él intencionado, expresado de
un adentro psíquico a un afuera sino a algo compartido, ya puesto en común, expuesto, y en esta comprensión interpreta. Pero lo anterior va más allá del texto, afecta el conjunto de las relaciones entre nosotros, las visiones de conjunto que tenemos, nuestro modo de coexistir, emparentarnos o no frente a los textos del mundo. Por ello hay que preguntar ¿cómo nos vincula el arte, en su autonomía textual, lingüística, cómo nos permite intimar, ser-los-unos-con-los-otros? Cuando, lo sabemos, el propio lenguaje no permite acceder al ser individual –que se mantiene también independiente de la obra- , tampoco al ser colectivo que igual mantiene su halo de misterio. No obstante, el lenguaje es siempre una mediación, un camino de en medio entre la conciencia individual y la conciencia colectiva, la conciencia empírica de lo real. Lo que obliga a descentrarse de las subjetividades puras, ya en sentido personal, ya en sentido social, a sumergirnos en el potencial de alteridades que es la obra lingüística, el texto, ocasión de encontrarnos distantes de aprioris, prejuicios, imperativos subjetivistas.
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Periódico Manantial Tomar la posta
Juan de Dios Gallego Mejía 4
Hombre en el cruce de caminos, 1934. Diego Rivera.
Toda situación dialogal mediante obras lingüísticas, textos de mundo, nos acerca en la potencialidad de nuestras alteridades, sin convocar subjetividades supremas, en la apertura lingüística del mundo, en la fluidificación de los lenguajes, cuando es posible “sumergirse en algo con alguien” (Gadamer, 1992, pag.324). La obra de arte es un texto provocador al respecto. Más que ningún otro texto quizá, el de la obra de arte, por su inexactitud, por su inconmensurabilidad, por su noparametralidad, nos ofrece la prenda de comunicarnos altercadamente, disonantemente.
El eco de los tiempos resuena. Comunidades enteras de diversos lugares del mundo aguzan sus sentidos intentando reconocer señales que den cuenta del movimiento del sujeto. En esta dinámica, desde el seno de las mismas comunidades surgen lecturas que van desde la opinión particularizada como resultado de la subjetivización 5, hasta elaboraciones epistémicas6 como expresión visible de la objetivación del sujeto historizado que ha logrado ganar en conciencia de su condi-
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Docente e investigador. Estudios. Licenciado en Ciencias Sociales, magister en educación con énfasis en relaciones pedagógicas, especialista en historia regional, especialista en gerencia educativa, Doctorando en Conocimiento y cultura en América Latina IPECAL, A. C. México. Publicaciones. Posee publicaciones en diferentes revistas. Email. jdegm08@yahoo.es 5
FREIRE, Paulo. Pedagogía del Oprimido. Bogotá: América latina editorial. 1967, pág. 30 6
ZEMELMAN, Hugo. Necesidad de Conciencia. Un modo de construir conocimiento. México: Anthropos, 2002, pág. 40.
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Periódico Manantial ción en términos de colocación en la realidad. Dentro de esta enorme gama de señales, surgen en el panorama múltiples lenguajes de distinto orden que desde sus propias posibilidades, están dando cuenta de otras opciones de realidad, más allá de aquellas que cruzan por instancias hegemónicas del poder, consolidados gracias a la naturalización de sistemas de creencias que terminan por desplegarse en las comunidades mismas bajo la forma de “falsos sentidos comunes” 7 y logran convertirse en referente de actuación, haciéndonos creer que vamos por el camino correcto. En esta perspectiva y en relación con esa gama de señales, cabe preguntar por la forma como las nuevas generaciones de pensamiento estamos asumiendo un papel político dinamizador para recoger la posta, no para repetir las viejas consignas, sino para generar giros necesarios de sentido acorde a los contextos actuales, dando posibilidad a utopías móviles que abran opciones de realidad y así desbordar la idea de que los jóvenes, de manera pasiva, esperan el mundo que han diseñado los mayores. En este panorama existen apuestas que nos han puesto a pensar la realidad de América Latina, permitiendo
advertir que somos eje geopolítico 8 (minería, recursos naturales no renovables, espacio atmosférico más limpio, fuentes hídricas, biodiversidad, mano de obra barata) de convergencia para los intereses económicos, políticos, sociales, entre otros, de grandes empresas y potencias mundiales, quienes compiten por otras formas de repartir el mundo, apuestas que instan a pensarnos como sujetos de realidad que de cuenta de nuestras potencialidades, poniendo en sospecha categorías como progreso, subdesarrollo, democracia, seguridad, etc.
Ahora, cabe nuevamente preguntar ¿De qué manera estamos recogiendo las categorías y mantenemos vigente la apuesta por el pensamiento crítico? De qué manera nos estamos haciendo cargo de la posta conceptual, epistémica y desde allí dar cuenta de otras miradas de mundo? Recoger la posta significa algo más allá de ser comentarista de la obra. Se trata de pasar de la
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CESEÑA, Esther. Los desafíos de las emancipaciones en un contexto militarizado. Chile: Clacso. 2006.
Suplemento especial. Jornada Minera. 500 años de saqueo. EN: Periódico La Jornada. México D.F: Lunes 14 de noviembre de 2011.
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Periódico Manantial traducción teórica (fuero de la didáctica) a la práctica formativa (fuero de lo político y lo ético) en tanto sujetos situados, responsables y actores de la realidad social. Significa mantenerse erguido, ser implacable, habitar en la incomodidad y el malestar como pulsión para verse en relación de historicidad 9 como exigencia para dar cuenta de lo que sucede.
Pero esa incomodidad y ese malestar, adquieren fuerza no en la apuesta del intelectual solitario de encumbrado ego académico, sino en el contexto del lazo afectivo de proximidad, de acogimiento y reconocimiento, sin que ello implique renunciar a posturas, más bien entrando en lo que podría denominarse como frecuencia epistémica de realidad como forma de estar siempre siendo.
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ZEMELMAN, Hugo. Horizontes de la Razón I. México: Anthropos, 2003, pág. 173.
Esta actitud epistémica es una manifestación clave del sujeto historizado que es capaz de operar y sentir desde la magia, los mitos, los sueños, desde el azar necesario del presente histórico a la presencia histórica, de tomar la posta para abrir horizontes de sentido.