Revista intropia Septiembre 2017

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SEPTIEMBRE 2017


Dirección, redactora, editora, maquetación, portada y diseño : Isabel Di Vinci

Nicolás López Moreno https://www.facebook.com/nicolas.lopezmoreno.5 Adelina Gn https://www.facebook.com/ranitazul/ Alex Madueño http://asfaltomojado.rimasasociadas.com Ana Centellas https://anacentellas.wordpress.com/ Katherine Hoz @kattherinehoz Fran Rubio Varela https://www.facebook.com/fran.rubiovarela Graci Bordón https://www.facebook.com/gbordonartiles María del Rocio https://www.facebook.com/profile.php?id=100001596284005 Maria Hi https://www.facebook.com/maria.hl.311 Ana Cañamares https://www.facebook.com/ana.canamares Elena Saavedra twitter YouAreWriterES Rita Turza https://www.facebook.com/rita.turza.3 José Luis Álvarez Gallego https://www.facebook.com/joseluisalvarezgallego.3 Eva Zamora htpp://evazamora72.blogspot.com.es/ Gabriela Romualdo Ramirez - https://www.facebook.com/GabaRamirezOficial/

Intropia es una revista de divulgación cultural del arte Cada autor-a se hace responsable de sus opiniones . Los contenidos de esta revista son exclusivos registrados cada texto pertenece a cada autor que lo ha escrito. No se permite la modificación del conteniod o plaggio. Algunas de las imágenes son rescatadas de bancos de imágenes libres de derechos. Código de registro : 1708253358853

Youtube : isabeldivinci Facebook : https://www.facebook.com/textosisabeldivinci/ Instagram : @isabeldivinci Email : isabeldivinci@gmail.com

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Definición Entropia es una noción que procede de un vocablo griego que puede traducirse ‘‘vuelta’’ o ‘‘transformación’’ (utilizado en sentido figurado) Intropia es una variación de entropia, como nombre, que define el orden dentro del caos. Intropia es un proyecto colaborativo, una revista, un fanzine, un medio de expresión que auna a diversos artistas con diferentes perfiles, con la máxima de crear, mostrar nuestros trabajos, una selección de textos, poesías, ilustraciones, fotografías, diseño gráfico, collage, pintura, arte digital...cualquier expresión artística es bienvenida, para difundir el arte, por el mero placer de mostrarlo.

Tengo ganas de ser el tiempo que marca tu vida Tengo ganas de decirte al oído te estaba esperando. Tengo ganas de llamarte para hablarnos horas, días, años... Que el tiempo sea un espacio de tiempo que pase mientras nos abrazamos entre sabanas mirando a través de la ventana, la luz que baña tu cuerpo sobre mis manos que nos comamos entre risas, enteras noches completas.

Intropia actualmente es una revista GRATUITA, en la cual participan voluntariamente todas las personas que la realizamos

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SUMA+RIO 6-7

Adelina Gn

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Alex Madueño

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Ana Centellas

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Katherine Hoz

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Fran Rubio Varela

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Graci Bordón

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María del Rocio

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Maria Hi

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Ana Cañamares

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Elena Saavedra

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Rita Turza

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José Luis Álvarez Gallego

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Imágenes

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Eva Zamora

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Isabel Di Vinci

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Gabriela Romualdo Ramirez

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Nicolás López Moreno

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Nicolás

López Moreno

Nicolás López Moreno https://www.facebook.com/nicolas.lopezmoreno.5

Hasta ahora vivía en una nube una maldita casualidad me bajó de tu traición por fin me enteré y de oscuro negro todo se tiñó... Mi amor se partió con mi corazón y la razón de mi vida desapareció triste canción me acompañe porque para mí está demás el sol... Por tristezas mis alegrías cambio las lágrimas ya secan dejando cicatriz mis únicos compañeros son vacíos mi vida pereció al irse mi amor por ti... Nada más que decir si no añade nada palabras huecas que salen de mi para que mentir, me has destrozado y nada hay del hombre que fui... Sé que dicen que de todo se sale pero que alguien me diga por donde ir pues en el laberinto de la soledad juro que yo no puedo ni sé salir... Ahora solo me queda la espera que el fin sea el principio del camino que todo sea paz en mi interior y olvidar para siempre el amor...

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Adelina Gn Adelina Gn https://www.facebook.com/ranitazul/

SIEMPRE INTENTÉ RECORDAR PARA NO TENER QUE OLVIDARTE Capítulo 7 Retomando la lectura del capítulo anterior... Sin ninguna duda ellos dos en aquel trayecto hablarían de lo sucedido, me comprometo a contaros cada una de las conversaciones que les mantuvieron entretenidos en tan largo viaje... Pero primero con mucha cautela os voy a decir lo que yo pensé cuando llegué a mi casa y sentado repase cada una de las consecuencias que trajo aquel único coqueteo infortunado que tuvimos el rubio y yo en presencia de Pedro, su compañero... Pero creo que no va a hacer falta y que a bien queréis saber algo que no habéis leído aún, ya que lo que yo pienso sobre aquello que ocurrió en el tren a la hora de decirnos adiós lo tenéis muy reciente en vuestras retinas y una imagen, como sé que vosotros acertáis a imaginar, vale más que mil palabras aunque sean escritas por quien las vivió. Así que tomad con fuerza, no se os caiga de las manos, esta endeble, pero fuerte a su vez novela, pues como en la mayoría de las veces todo en la vida no acaba como comienza y sin discusión alguna en un relato tanto sea verdad o ficción ocurre de igual forma. Atreveros a salir adelante y empezar vosotros a atar cabos desde el primer párrafo hasta estas líneas en las que ya por fin os voy a describir con palabras el porqué siempre intente recordar para no tener que olvidarle... La llamada sucedió meses después de su partida, Pedro había empeorado y se apagaba poco a poco... pero Mario no quería privarme de mi libertad, prohibiendo que abandonase nuestra tierra para estar a su lado y así de aquel modo tan simple le dije que le quería y que necesitaba estar a su lado cuando la fatalidad ocurriese... Tendré que echar mano de los recuerdos... para que siempre estés en ellos y así no olvidarte... Hazlo amigo yo así lo hago... me decía él... cuando siendo fiel a sus sentimientos me seguía diciendo... yo desde aquella última despedida también te añoro Ximo... pero a Pedro le quiero tanto y ahora me necesita más que nunca, te seguiré teniendo en mis pensamientos, recuerda Ximo, recuerda, pero no vivas de ellos la vida es tan bonita querido... concluía diciendo. Su voz entrecortada por el llanto se deja de oír, por aquella centralita a la que acudí para escucharla y ya nunca más volví a oírla, ni triste, ni jovial como siempre había sido la de Mario. Creí que me moría, los meses y años pasaron, tantos como otra década nos separó de nuevo, envejeciendo solo y triste me encontraba, ya que ni su voz escuchaba... mi carácter extrovertido como buen entendedor, se volvió huraño y complicado de entender valga la redundancia... La abundancia de mis remordimientos por no haber luchado por mi rubio me mortificaban... veía mi muerte cercana y no quería que sucediese sin volver a verlo... sin saber que él ya se estaba apagando.

Continuara..... Septiembre 2017

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Sin corta ni perezosa, expresión esta muy valenciana, me plante como un ninot de falla, igual que aquel día, en la estación del Norte... era de imaginar que Pidal ya había partido, por lo que me acerque a lamtaquilla pidiendo un billete para Madrid... el que más pronto salga dije a la taquillera y más rápido llegue le insistí, los años habían pasado y no había duda de que llegaría antes de lo que ellos tardaron aquella última vez en llegar... Recordar que tengo pendiente de relataros aquella conversación que los dos tuvieron camino a Madrid... Me senté en el primer vagón que subí, una anciana mujer seria mi compañera de viaje, con el mismo destino que el mío, pero con una misión no muy diferente a la mía, iba a recluirse en una residencia que sus hijos habían convenido para ella, de igual forma que yo iba a encarcelarme, al lado de aquellos amigos para no estar solo... a cierta edad ya la soledad te destierra hasta de la vida... Me hice el dormido no quería que la mujer pasase mal viaje a mi lado y seguro que si la veía llorar y triste me uniría a su pesar y aquellasería la más penosa de las travesías, para nosotros y para el resto de los pasajeros. Cuando aquella nueva voz que yo desconocía dio la señal de partir... Dos escandalosos pitidos se escucharon y levantando el banderín rojo dio la salida al maquinista... ya estábamos en marcha, destino a Madrid donde mi rubio sin saber que iba, me esperaba junto a Pedro. Ahora ya sé lo que se dijeron, en el momento que llegue a la estación de Atocha llamé desde una cabina a Mario quien me regaño por no haberle avisado, me recordó la dirección, siempre los recuerdos, tomé un taxi hasta su casa, su voz me había parecido débil pero no le pregunté ni por él, ni por nadie, solo ansiaba volverlo a ver y abrazarlo, si Pedro me lo permitía... Qué aquello estaba claro que iba a suceder, era un hecho, pues Mario me comunicaría en breve que Pedro hacía dos años que había muerto a causa de su enfermedad... Entonces fui yo quien me enfade y le reproché la poca confianza que había tenido por no decirme lo ocurrido, le reñí por no haberme avisado, pues yo hubiese acudido a su lado para consolarlo... Fue entonces cuando me contó aquella charla que los dos tuvieron hacía ya diez años cuando partieron de Valencia... en la que ambos se juraron que nunca se separarían ni después de la muerte de uno de ellos, ya que Pedro le hacía saber que se había dado cuenta de que los dos sienten algo más que amistad con aquel devaneo fortuito que causó la despedida... Ahora que estaba alli y sabía todo lo que hablaron, me alegré de no haber ido antes, hubiese creado sin duda una infidelidad, y de nuevo el más perjudicado hubiese sido yo, ya me tendría que haber vuelto cabizbajo si lo que ahora sabía lo hubiese descubierto entonces. Pero de todos modos estaba contento pues podría gozar de la compañía de Mario, si no como pareja aunque nos queríamos, sí como amigos... esos que entienden que hay que estar para las buenas y para las malas... y ahora él delicado de salud era mi amigo el rubio...

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AlexMadueño Alex Madueño http://asfaltomojado.rimasasociadas.com

08:08 Yo también soy marea ardiente marea de futuro ya escrito yo también soy número de afiliación engranaje del destino pero de vez en cuando levanto la cabeza escribo, fotografío lo que me rodea para luego volverme a escabullir en la trinchera de nóminas y finales de meses raquíticos vestir bien y heridas tapadas pero limpias café y McDonalds supervivencia y capitalismo aúllan las rimas por los pasillos de mármol y también de granito…

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Alex [a-m]

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Ana Centellas

Ana Centellas https://anacentellas.wordpress.com/

CRUEL REALIDAD

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Hola cariño. Te escribo desde el insomnio. Desde ese insomnio que solo saben producir tan bien aquella muela rabiosa (sí, vuelve a dar la lata, sabes que no he vuelto a tomar el antibiótico, solo que no había querido decirte nada) y los ardores de estómago tan maravillosos de la cena rápida de anoche. Ya sé que no debí haberlo hecho, pero sí, volví a llamar al repartidor de pizza. No te preocupes, ya me tomé el ibuprofeno para el dolor de muelas y la ranitidina para el ardor de estómago, sabes que la teoría me la he sabido siempre muy bien. Pero el insomnio de hoy, por muchas muelas que utilice como excusa ni muchos ardores que me queje de tener, aunque sean verdad, el verdadero insomnio de hoy viene causado por la pregunta que me formulaste ayer, así como quien no quiere la cosa. De hecho, ya no me duele la muela, bendito ibuprofeno; ni tengo ardor de estómago, bendita pastillita efervescente que actúa en un santiamén. Pero sigo sin poder dormir. El insomnio continúa, crónico y agotador. “¿Alguna vez has hecho algo por mí?”, me preguntaste con toda tu inocencia. Ahí sí que no había ninguna pastilla que pudiera tomar para protegerme del debate que se abrió en mi interior. Un debate que llevaba tiempo gestándose y que de repente tomó forma de una manera brutal. ¿Alguna vez había hecho algo por ti? Es más, ¿había hecho algo alguna vez en toda mi vida? El insomnio me acompaña, fiel compañero de debate interior; y no me abandona en toda la noche. Ya me gustaría que hubiese alguna pastilla para este insomnio, algún tipo de realiprofeno. Quizá alguna vacuna que nos inmunice para estos golpes de realidad que te golpean la cara de una forma tan brutal. La realidad estaba allí, esperándome cruel al amanecer, como si fuese el resultado paciente del insomnio provocado por ella misma de manera consciente. Y no fue hasta ese momento, hasta que recibí esa bofetada de crueldad, que no conseguí conciliar el sueño. Un sueño no reparador, pero sí tranquilo, con la conciencia puesta en lo que debía hacer a partir de entonces.

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Katherine Hoz Katherine Hoz @kattherinehoz

MUJER PROHIBIDA. Me enamoré de una mujer prohibida, poco a poco se convirtió en mi vida, me enamoré de sus prohibidos ojos, me enamoré de su sonrisa prohibida, tan convincente con demasiada sensatez, tan sensible con una admirable habilidad de enamorarme con su cabello y sus labios. Mujer prohibida me enamoraste, con poca dulzura y ternura, yo era el camino; ella era mi brújula, prohibida, inteligente, bella, a veces indecisa, confusa, otras veces más que decidida, esa mujer prohibida era mi debilidad. Esa mujer era capaz de tentar mi cordura, con la manía de su sonrisa hacía enloquecer mi locura, la locura que yo era incapaz de controlar pero que ella era experta en desatar, con sólo rozar su piel con mi piel hacía erizar mis ganas de recorrer el sendero de su cuerpo con mis labios.

Mujer prohibida seguirás siendo mi favorita.

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Mujer prohibida llena de principios sin temor al peligro, prohibida de los pies a la cabeza, llena de sencillez y franqueza, tan espontánea pero a veces compleja, mujer prohibida con demasiada belleza.

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Fran Rubio Varela Fran Rubio Varela https://www.facebook. com/fran.rubiovarela

EL SOL TAMBIEN SABE AGUARDAR. Acariciemonos, le decía, acariciemonos ! Y como.... si mis manos están atadas. Rompelas, rompe las cuerdas! bien sé que lo deseas, tanto como yo sentirlas. Si fueran cadenas de hierro, si fueran de cáñamo, como que el sol nace tras cada noche, que mis manos lo harían. Entonces, cómo? cómo acallar mis voces? cómo apagar éste infierno...? cómo respirar tus ojos? Si se que mueren escondidos en las sombras... Dímelo, cómo?.

Piensa que tal vez no ahora, piensa que tal vez no aquí, pero piensa que el sol también sabe aguardar, y la luna sangrar, y yo te sangro y también te aguardo, no aquí ni ahora, sin cadenas ni cáñamo, pero cierto como que la muerte también me aguarda, y que ella libera, mi vida, mi amor ella es tuya. Tal vez no sea en la muerte de esta vida pero si en la vida de nuestra muerte.

Sabes que esté sol agota, que esté sol agita, pero no es nuestro momento, no lo es a nuestro pesar.

Solo piensa en mí, piensa en mi silencio porque es tan solo tuyo, piensa en mi razón, cada noche la pierdo piensa en mi llanto, acunalo y no lo olvides.

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Sabes que el agua corre, como los días también lo hacen, sabes que el aire despeina, que el otoño llaga y el invierno marchita.

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Graci Bordón Graci Bordón https://www.facebook.com/gbordonartiles

SER Y NO SER La vida a veces se asemeja a un francotirador que apunta a la belleza y la liquida de un tiro entre las cejas con su fusil de precisión y mira telescópica. En ocasiones la vida me parece un verdugo homicida y solitario que retuerce latidos y decapita crónicas.

Entonces me percato de que en todo lo que se ama estriba la tristeza, mientras la vida impávida acribilla a balazos las rosas y los días que inertes se desploman exudando ausencias y destierros, mientras por los pasillos se escuchan voces y los pasos siguen.

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Quizá la vida sea ese asesino insociable y huraño que apuñala minutos hasta ver cómo exánimes se desangran tras una esquina en sombras.

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María del Rocio

María del Rocio https://www.facebook.com/profile.php?id=100001596284005

Tú, fuiste lo que no soy,
 lo que nunca seré.
 Eres, la canción de mi silencio.
 Eres, la caricia anhelada, los besos nunca suficientes.
 Eres mi llamado quedo,
 mi llanto callado. Eres, el consejo deseado,
 el regaño amado.
 Fuiste: rectitud, aplomo; 
dignidad, orgullo.
 Inquebrantable guía, hasta
 tu último suspiro.
 Diste, manos suaves;
 y miradas firmes. Espíritu indomable, de grito callado.
 De ti, tengo tan poco; pero soy tu todo.
 No soy esa fuerza, menos entereza.
 Pero, soy tu hija.
 Lo poco que soy, cada célula, átomo en mí, te amó madre mía.
 Y te recuerdo;
 te llevaré, toda mi vida.
 Tú serás siempre, la guerrera incansable.
 La que dio todo y no esperó nada.

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Donde estes

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Maria Hi Maria Hi https://www.facebook.com/maria.hl.311

El paraíso existe

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En la fresca noche estival, arrebujados entre las sábanas, arrobados por la emoción; en unas horas clareará. En esta mañana de finales del mes de julio y al alba, con el cacareo vecino del gallo y el vago aullido de algún perro saldremos con las primeras luces, al despuntar el día, entusiasmados con el itinerario de la excursión programada. Atravesamos el pequeño pueblo adormecido. Los cerros del monte y sus lomas se desadormecen y animan con el ajetreo de nuestros pasos. Nos gratifican con la olorosa fragancia de cardones, tabaibas, el cercano trino del alcairón y el espejismo del luminoso cromatismo de la aurora. Ya, pues, en el extramuro de la pequeña localidad, avanzamos para luego adentrarnos en sus lomas y cerros y proseguir el rumbo del sendero escogido, deleitándonos con el frescor del relente matutino y el vislumbre de las impresionantes panorámicas de sus espectaculares rincones, vinculados con la memoria y huella de mis ancestros. Continuamos por el declive de una vereda abrupta y angosta. Desde la elevación de su risco se divisa la visión de una pintura que impresiona y estremece los sentidos por lo sobrecogedor de su dantesca belleza, ya por siempre clavada en mi retina, acentuado su mágico encanto con el amanecer del día, como si tuviera recién unos minutos de imaginado y engendrado por los dioses. Más allá del morro de los peñascos, en los despeñaderos de sus umbríos abismos, se prolonga la vastedad e inmensidad de la angostura de la cuenca del barranco, salteado de depresiones y socavones con abundante pedregal de lajas, cascajos y roquedos. Flanqueando el barranco, en las proximidades de su garganta, tal un maravilloso milagro, hay enclavada una humilde casita abandonada, rodeada de una huerta de regadío, vestigio de un antaño del que se desatan nostalgias, como resultado de las evocaciones alegres del acontecer de los años de su existencia, plagada de fragancias. En sus inmediaciones, una cueva que tuvo en su momento el uso de despensa, cocina y hogar de jippys, su alpende para cobijo de los animales, el sobrecogedor barranco, imponente, escalofriante y monumental, donde en tiempo de lluvias abundantes se desmanda el agua de su canal y de las escorrentías de los declives de su vertiente, anegando sus alrededores. Están constituidos sus desfiladeros por la alineación de peñascos gigantes y de más tamaños, generando estos un aluvión de arroyuelos y remansos de cristalinas aguas cuando se aplaca el aguacero del temporal. Acude a mi mente el eco de la historia de aquel niño del pueblo cercano, cuando lo acorraló la oscuridad de la noche, aguardando por el favor y protección de su pariente, que no se personó. Quedándose solo, rodeado por la oscura penumbra de estos desolados andurriales, bajo el único amparo y resguardo del abrigo de esta casita, sin más auxilio que los aullidos de las lóbregas sombras nocturnas y el hambre de su alma, donde el ser corajudo era la única ficha que le quedaba por apostar... Reanudamos la marcha, tomando un atajo barranco abajo, bordeándolo. Cualquiera puede desorientarse y extraviarse en las brechas de su garganta, surcada de aristas y resaltes. Únicamente el caminante hábil y mañoso sabe que senderos tomar para marchar del área de su monte y huir de su odisea. Subimos por las empinadas laderas, por su vertiente más abrupta, aprovechando una bifurcación del terreno. Desde el nivel de nuestra ubicación, admiramos la tempestuosa belleza del paisaje, rodeado de la grandiosidad de sus cañadas y moles solidificadas, como si de una tempestad petrificada se tratase. Continuamos pateando y ascendiendo unos kilómetros más hasta llegar al pueblo vecino, rodeado de su gigantesca y monumental presa, nutrida de leyendas, donde lo imponente de su pintura y lo exiguo del número de sus habitantes, lo bautizan como un espacio de gran encanto y esplendor...

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Ana Cañamares Ana Cañamares https://www.facebook.com/ana.canamares

HIJO MÍO Que soy libre, me dicen. Pero si quisiera tener otro hijo tendría que llevarlo al Banco de la esquina porque suya es mi casa. Mi niño llamaría padre al director y madre a la cajera aprendería a andar con una silla de oficinista dormiría en un cajón del archivador y yo sólo sería un pariente lejano que le sonreiría desde mi puesto en la cola. Me pasaría de vez en cuando con la excusa de ampliar la hipoteca sólo para ver qué tal me lo crían cómo le afecta el aire acondicionado si sabe poner un fax y si el director le regala un juego de sartenes

(De La alambrada de mi boca)

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por su cumpleaños.

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Elena Saavedra Elena Saavedra twitter YouAreWriterES

Gracias por estar ahí Me enseñaste muchas cosas me hiciste no sentirme sola cuando más te necesitabas tú a mi lado estabas Me contabas todas las noches un cuento para hacerme dormir lo recuerdo como si fuera anoche no es algo que quiera suprimir Gracias abuelo por estar ahí gracias por hacerme sentir así porque tu nieta siempre seré y por ello siempre te querré

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Eres para mí casi como un padre te doy las gracias por cuidarme cuando no estaba mi madre te doy las gracias por completarme

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Rita Turza Rita Turza https://www.facebook.com/rita.turza.3

Como un lobo Me voy guardando las ganas de verte, de besarte, de beberme todas las palabras de tu boca. Me voy guardando las ganas de poseerte, de tocarte, de arrancarte la piel con mi fuego. Me voy guardando las ganas de comerte como un lobo hambriento en mitad de la noche.

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(Del poemario “Mil maneras de versarte�)

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José Luis Álvarez Gallego José Luis Álvarez Gallego https://www.facebook.com/joseluisalvarezgallego.3

DE TUS CADERASDe tus caderas viajaré al universo. tras el deseo de sentir lo mas bello, en tu cuerpo con delirio me estrello, quisiera escribir en ellas mis versosCaderas solamente de un poeta, acariciar tu cuerpo es bella poesia, ese deseo de conocerte un dia, y compartir tu sueño en otra meta. AFRODITA fuego verde entre rosa rojas, el alma incandescente te remansa, las aguas de tu cuerpo el sexo que te aloja. Mujer total ardiente poesia de todas palabras, indefinible lluvia de pasion,y altiva primavera., la rosa intensa del jardin que labras.

@isabeldivinci

ESMERALDA-13-8-2O17-@DERECHOS DE AUTOR J-L-A

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Eva Zamora TIÉNTAME

Eva Zamora htpp://evazamora72.blogspot.com.es/

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Abre las ventanas de tu cuerpo, las puertas de tu alma y hazme hueco en tu corazón. Tiéntame para que penetre, déjame seducirte, invítame a poseerte y fundámonos en un solo ser. Tiéntame para que haga de ti mi refugio, allí me quedaré, en él echaré raíces. Tiéntame y ten por seguro que te convertirás en mi patria.

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Isabel Di Vinci www.isabeldivinci.com

Ella (para K) Mientras había luces a medias Y gente a medias, nos bailábamos enteras Y entre las letras que sonaban había una música que no tenía sonido entre tus manos en el compás del ritmo, tu sonrisa pedía más, y mi tiempo era menos pero nos dedicaremos los minutos que hagan falta cuando nuestros caminos vuelvan a encontrarse esta vez sin testigos.

Pero que suena en el ambiente.

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Es algo que no se ha forjado

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Gabriela Romualdo Ramirez https://www.facebook.com/GabaRamirezOficial/

La muerte de Don Enrique Don Enrique yacía moribundo en su habitación. Le habían traído a casa, después de haber pasado treinta días en una clínica, donde su situación no fue más alentadora que ahora. Estuvo luchando por sobrevivir tras un derrame cerebral. Uno de sus vasos sanguíneos estalló un lunes por la mañana, mientras todos dormían un intenso dolor de cabeza lo despertó; y nada volvió a ser igual. Eran las 20:00 hrs de un día sábado, en el mes de abril, de hace 30 años. Don Enrique esperaba su muerte con resignación, y se soltaba de la vida cada vez un poco más. Tres días antes, es decir, el miércoles de esa semana, el parecía estar recuperándose, dio una señal positiva y hasta podía hablar. Su voz era débil, herida, aguardientosa, pero se escuchaba seguro de si mismo. - Doctor, mis hijos, ¿están aquí? - Quiero verlos. Su Doctor, que era el de toda su vida, le toco el brazo a Don Enrique asintiendo, revisó unos segundos después sus pupilas, y arrugó el entrecejo. - En un momento estarán aquí. Y así paso. Dijo sentirse muy cansado y lo poco que habló a sus hijos los desalentó. - Si no fuera porque el sábado es el preámbulo del día domingo, sería el día perfecto; y yo no tengo tanta energía como para vivir diez días más. Este sábado moriré. Don Enrique años atrás había decretado su muerte para un día sábado, y quería de veras que fuera así. Le parecía un día casi perfecto para morir. - Hijos, vengan todos a verme, me queda poco tiempo, y no me voy de viaje. Voy a morir. Cuando lo cuestionaron sobre el cese a la lucha por vivir, el respondió que su muerte no era una decisión, no era algo que él planeara, no era algo que ansiaba. Y que agradecía sus corazonadas porque prefería irse y dejar el menor desorden posible. - El viernes antes de enfermarme, dejé todo en su lugar, en mi escritorio no había pendientes, hice el jardín el domingo, hice algunas llamadas, terminé la novela que leía, acudí a misa -No había dejado pendientesAunque el presentía que su partida era par el sábado, la muerte empezó el día jueves; en el limbo. Por medio de una de sus nueras, se despidió del que sería su último nieto, le tocó el vientre y le pidió; lo primero que hagas, confíalo a Dios. Después habló con el resto de sus nietos, y sus últimas palabras para ellos fueron una bendición. Esa había sido la parte fácil, porque ahora iba a sufrir de verdad. Ante la presencia de la que por 40 años habría sido su esposa, se iba a despojar de las sábanas hediondas a muerte, a enfermedad y de ese olor a hospital; se despojaría de traje de pobre víctima, de su cuero mentiroso, de sus ojos infieles y sus manos lujuriosas; se harían polvo sus huesos Antes de tiempo, para que ahora quedara expuesta su sola conciencia y esas ganas de aceptar su verdad. - Perdóname mujer. No sé cuántas veces te fui infiel. Lo decía con su machismo aplastado, ahora que era muy tarde para su abnegada mujer. Tarde porque ella ya estaba más hedionda que sus sábanas, ella olía a una vieja infelicidad. Estaba marcada por putas, concubinas anónimas y chismes que se dicen por ahí. - Y encima le tenía piedadEnrique le decía a su mujer lo que ella ya sabía, algo que había digerido desde tantos años atrás. - Mujer quiero que sepas que Te amé. Gracias por los hijos y por tu amor. Don Enrique decía lo que decía, porque sabía que se lo debía, porque nunca lo dijo, porque por su falta de hombría, nunca antes el dolor de aquella mujer le importó. Le dolía y lo podría ver su obra terminada; una mujer de arrugas prematuras, mirada vacía, brazos fríos, sin palabras, sumisa, resignada, condenada, engañada, con un sello de infeliz. Eso lo carcomía, lo humillaba tanto, como ver que ella no hablo más que para aconsejarle que no abusara, que no debía hablar tanto.

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Por último él la tomo de la mano; - Soy un cobarde mujer, no sé si me iré en paz- Ella le tocó la frente y suspiró-. Luego de un rato se reincorporó mentalmente, y se repitió agradecido por haber dejado años atrás el inmundo vicio del alcohol. Lloró hacía sus adentros por los años en que el ansia desmedido por el aguardiente y la carne lo alejaron de todos ellos, e incluso de si mismo, para luego escupirlo hinchado, acabado, jodido, enfermo, viejo y con una inacabable cruda moral. Para esos momentos ya era la tarde del jueves; familiares iban, venían y la vida de Don Enrique se iba a apagando paulatinamente, regulada por sus arrepentimientos, confesiones, y perdones. Y seguía avanzando en el túnel que lo conduciría al día de su muerte. Don Enrique, viejo avaro, ahora gastaba una absurda suma, en algo que ni siquiera lo iba a salvar, y puso un hasta aquí. Pidió ser llevado a su casa, quería apagarse en la que hasta el momento de su fin, sería su casa. Hubo contradicciones, pero el viejo insistió, insistía porque era sensato y porque le pesaba gastar lo acumulado en algo tan patético como un viejo acabado. Era como una última voluntad, y Don Enrique fue llevado a su casa la tarde del viernes; donde sus hijos se turnaban la vigilia y la sotana para escuchar a su padre. Don Enrique, hombre colérico, cada vez que miraba a sus hijos, el veía seres tristes, de muinas entripadas, de heridas cerradas pero visibles; veía con tristeza y frustración a hombres y mujeres descorazonadas, mal forjados, carentes de amor de un padre cuando niños, faltos del cariño de su madre, que no los supo abrazar, porque pasaba horas refugiada en su cocina, o fingiendo que sacudía muebles, o porque pasaba horas encerrada en si misma sentada en una silla, mirando la nada. Le dolía a Don Enrique ver esos hijos criados bajo su yugo, guardando silencios en sus noches de arrebato, cuando él quebraba pocillos, platos y cada vez un poco más sus tiernos corazones y el de su ya congelada madre. Veía en sus hijos rencores callados, ignorados porque no se siente bien guardar rencor hacia los padres. Tenía frente a él, hijos inseguros, fúricos, machos y sumisas moldeados a imagen y semejanza de sus padres. ¡Que sufrir! Don Enrique en sus buenos tiempos, había sido también un hombre honrado, inteligente , amigo, querido, intelectual, derecho. Si lo ponían sentado sobre arcas llenas de lana, él al pararse, se sacudía de pies a cabeza, ni por accidente se llevaría lo que no era suyo. Así era también Don Enrique. Un magnífico dibujante, brillante escritor, amante de los libros y los retratos. El único delito penal en su vida era la bigamia; la bigamia que fue descubierta o quizás solo confirmada por una de sus hijas; ańos atrás su hija una noche recibió una llamada de emergencia. Su padre yacía accidentado en su coche a la orilla de una carretera, pero no estaba solo. Don Enrique viajaba con su amante. Y su hija tuvo que verlo, tragarse el nudo y sentirlo por años atrapado en sus intestinos, en aquel momento solo debía ayudar a su destartalado y alcoholizado padre. - ¡Qué vergüenza! -Pensaba Don Enrique en su lecho de muerteEl juicio se tornaba duro, como si alguien lo hubiera programado para desarrollarse con tanta precisión a cada minuto y hora de sus últimos sorbos de vida. A esas alturas, el moribundo ya había sufrido penas, fuegos, látigos, hogueras; era su infierno prefabricado, estaba pagando con tanta consecuencia viva y basto arrepentimiento su traición. Le amaneció sin voz, se le acabo en perdón, tenía ojeras, que eran dos lunares oscuros bajo sus mirada. Tenía los labios partidos y su corazón era una flama latente desabrida, vulnerable al menor soplido de viento. Don Enrique había dormido un rato. Cuando despertó, ya era sábado, uno como todos los demás, casi perfecto. Luminoso, se escuchaba cantar un pajarillo, olía el patio a húmedo, a café; y murmuraban gentes en la sala. Entraba aire por los quicios de puertas y ventanas, y de no estar él moribundo, y si este día no fuera el preámbulo del domingo y ese molesto ruido de su monitor, sería perfecto. Estaba tranquilo, desahogado, sediento, y adolorido. Había ahora un olor a esterilidad, a medicinas, a miedo que no era suyo, si no ajeno; olía a preparativos de un inminente funeral. El teléfono timbraba a cada momento, y él permanecía sólo, mientras miraba el ventilador girar cansado, como si estuviera a punto de morir también. Horas después su hija le administraba medicamentos, que llevaban una dosis de esperanza porque el hombre decidiera aferrarse a vivir; la tarde transcurrió desabrida, pesada, callada, caliente, desesperante, con un ansía de que amaneciera nuevamente y que su padre despertara en domingo, quizás para sus hijos significaría que se quedaría un tiempo más. Pero Don Enrique estaba muriendo, esa era la realidad.

Don Enrique se empezaba a soltar, ya estaba bien, era la hora ideal de su día casi perfecto. Acérquense hijos, mujer. Me llega la hora, es mi día, me empiezo a marchar. Este es el día que más me gusta; el sábado es un día en el que todos estamos siempre en casa, no hay deberes, no hay trabajo, los pendientes se terminan el viernes y se retoman el domingo por la noche. Los sábados son pacíficos, luminosos, azules, la gente ríe, es un día de descanso, no hay tráfico, el panadero grita más tarde; es un día que hasta el día en que enfermé, me significó mucha felicidad, ausencia de tensiones, libre de preocupaciones, de cuidar el jardín, recolectar fruta, de tener,os a ustedes aquí; eran mis sábados de noches de películas viejas, y palomitas de maíz. Quédense tranquilos, no me voy de sus corazones, solo voy a morir, en mi día casi perfecto voy a morir. Don Enrique respiró cada vez menos por un rato, mantuvo los ojos cerrados; agonizó dramáticamente, al final se le apagaron los circuitos, esa fue la luz que vio. Y murió, murió sabiendo que quizás le faltaba más infierno al morir. Sabiendo que aunque sus seres queridos no hablaron mucho, él había recibido el perdón. Septiembre 2017

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Sábado, 20:00 hrs.

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