Festeja sin hacer daño
Por
Psic. Jenifer
Lucía Rangel Ordaz, de Iskalti Ayuda
Durante mi educación profesional mis profesores y diversos autores me han enseñado que para poder entender a un ser humano tenemos que conocerlo desde una perspectiva Bio-Psico-Social, y a lo largo del tiempo en que he desempeñado mi carrera esto es algo que he confirmado.
Lo que queremos decir con el término Bio-Psico-Social es que todas las personas se encuentran integradas por tres factores: Factor biológico: este factor se compone por la carga genética con la que cada persona ha nacido y el estilo de vida con el que cuida su cuerpo.
Factor psicológico: se encuentra compuesto por la estructura del pensamiento, autocontrol, sentimientos y personalidad.
Factor social: este se refiere al tipo de influencia, favorable y desfavorable, que ha recibido por el ambiente y que ha sido fundamental para crear sus creencias y valores.
En este boletín nos vamos a centrar en el factor social, los seres humanos somos seres sociales que se encuentran en constante convivencia, y en México algo que nos caracteriza es nuestra forma de socializar y disfrutar nuestras tradiciones. Una de las fechas que más disfrutamos es el maratón “Guadalupe Reyes”, en donde se aprovechan las posadas, se festeja el día de la virgen, nochebuena y fiestas de fin de año para convivir con nuestros seres queridos, y algo que no puede faltar es el uso de la pirotecnia. La pirotecnia es algo muy lindo de ver, sin embargo, por celebrar estas tradiciones nos olvidamos de empatizar con personas que viven esto con malestar.
Un grupo de personas que más padece de estos festejos son las personas diagnosticadas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), un gran porcentje de las personas con TEA cuentan con hipersensibilidad, y para poder entender cómo vivencian los festejos este grupo de la población a continuación les explicare las características importantes que conlleva este Trastorno.
El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo, es decir, este se manifiesta desde los primeros años de vida, dificultando la interacción social, educativa y personal del individuo. Se caracteriza por un conjunto de dificultades en la comunicación social y en la interacción social en distintos contextos de la vida (retraso en la adquisición del habla, contacto visual atípico, dificultad para entender y anticipar sentimientos o pensamientos de las otras personas, dificultad para la compresión y usos de gestos, ausencia de interés por relacionarse con los otros, etc.), además de intereses restringidos y conductas repetitivas (movimientos motores o sonidos repetitivos, repetición constante de rutinas, hipersensibilidad o falta de reacción ante estímulos sensoriales, etc.).
La Organización Mundial de la Salud, (Fernandez & Onandia, 2022) menciona que en el 1% de la población infantil tiene TEA, aunque la gran variabilidad entre estudios sugiere que la prevalencia puede ser mayor.
Distintos estudios mencionan que las funciones cognitivas afectadas en personas con TEA son la utilización de estrategias, así como la modulación e integración de la información se encuentran alteradas, presentando también déficits en la asociación semántica, planificación, flexibilidad cognitiva, memoria de trabajo, también se han observados alteraciones en la formación de conceptos, la atención social, la cual se caracteriza por la atención preferencial a estímulos sociales.
Uno de los aspectos del lenguaje que parece verse más afectado es el lenguaje pragmático (uso adecuado del lenguaje, entender las intenciones de los demás ya sea por el lenguaje verbal y no verbal, tomar en cuenta las normas sociales, etc.) y el discurso, ambos componentes de la comunicación social (Fernández et al, 2022). Sin embargo, se ha concluido que el perfil cognitivo de personas con TEA es variable, en la actualidad cuando se realiza el diagnóstico es acompañado de especificadores de gravedad en la comunicación social, y en los comportamientos restringidos y repetitivos.
Una de las características más comunes entre las personas con TEA, es la presencia de dificultades en el proceso de integración sensorial. La percepción es el proceso mediante el cual el organismo recoge, interpreta y comprende la información del mundo exterior mediante los sentidos. Ayres (como se citó en Vives et al, 2022) define el término de integración sensorial como el proceso neurológico que posibilita organizar las sensaciones provenientes tanto del cuerpo como del entorno, dando una respuesta adaptativa y haciendo posible que podamos interactuar con el entorno que nos rodea de una manera efectiva y lo considera como la base de posteriores aspectos del desarrollo como el emocional, cognitivo, comunicativo y motor.
Ninguna persona tiene una integración sensorial perfecta, pero podemos decir que es adecuada si nos permite participar en las actividades de la vida diaria de una manera satisfactoria. En caso contrario, hablamos de una disfunción del procesamiento sensorial.
Según el DSM-5 (2013), una de las características más usuales y vinculada con los TEA es la aparición de hiper o hiporeactividad ante estímulos sensoriales. La hiper o hiposensibilidad se puede definir como la conducta a mostrar un interés poco habitual por aspectos sensoriales del entorno (indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicas, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).
La hipersensibilidad aparece como una sobrecarga sensorial que involucra a uno o varios sentidos, en situaciones o niveles de intensidad que para otros individuos no son molestos y que no son consecuencia de un aumento en la intensidad de los estímulos, provocado conductas desproporcionadas para la situación, esta característica se puede presentar desde los primeros años de vida (Alba & Ariza, 2021).
Muchas de las personas con TEA y que presentan hipersensibilidad se encuentran en un constante estado de alerta, vigilancia, confusión y estrés. La hipersensibilidad se encuentra relacionada con todos los sentidos del cuerpo, está se encuentra relacionada con dificultades táctiles (las personas rechazan ser tocadas, hipersensibilidad a ciertos tejidos de la ropa, etc.), auditivas (los sonidos son percibidos como intensos), y también se manifiesta hipersensibilidad visual ante la intensidad con la que perciben la luz, los colores, etc.
Es por esto que existen testimonios de personas con trastorno del espectro autista y distintas campañas que promueven la concientización del uso de pirotecnia en estas fechas de festejo.
Los fuegos artificiales llevan consigo muchos tipos de riesgos, como lo son quemaduras, lesiones en los ojos, lesiones auditivas, concentración de partículas contaminantes, provoca miedo y estrés en los animales, en las personas con TEA generan un alto nivel de ansiedad y estrés e incluso, pueden causarles crisis, episodios en los que se ponen tensos, lloran, gritan, se tapan los oídos desesperadamente y en algunos casos conductas agresivas hacia sí mismo y a sus cuidadores y pueden llegar a presentar convulsiones.
Ante esta situación también sufren los familiares de las personas con este trastorno, ya que en la mayoría de los casos es difícil controlar y hacer sentir a salvo a la persona que está viviendo un bombardeo de sonidos y emociones.
Los familiares con un integrante con trastorno del espectro autista por lo general tratan de informarle que es lo que ocurre en estas celebraciones, utilizando libros y videos, y también suelen colocarles auriculares insonoros cuando inician los petardos.
Muchas otras familias suelen incluir una señalización de color azul en la puerta de la casa, algún moño o adorno, para indicar que en ese hogar vive una persona con TEA, de esta forma los vecinos pueden ser empáticos y utilizar los cohetes en un lugar alejado de esta casa.
Los niños y adultos con autismo sufren con la pirotecnia, antes de usarla piensa en ellos y festeja sin hacer daño.
La Coordinación Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación ha publicado una serie de recomendaciones para hacer un uso seguro de los juegos pirotécnicos, algunas de las recomendaciones son las siguientes:
Abstenerse de guardar los artificios pirotécnicos en los bolsillos de la ropa o chamarra, pues pueden incendiarse y causar graves daños al portador.
No utilizar ropa sintética al quemar los cohetes, pues en caso de accidente, este tipo de ropa se adhiere a la piel y puede causar daños más severos.
No quemar varios productos pirotécnicos al mismo tiempo, pues se puede producir una explosión o incendio.
Los productos pirotécnicos deben resguardarse en un lugar fresco, seco, alejado de una fuente calor o llama, y no deben encontrarse al alcance de los niños.
Sin embargo, estas recomendaciones no son suficientes para poder empatizar con muchas familias, por lo que se invita a las personas en considerar lo siguiente:
Conoce a la comunidad en la que vives, conoce si en tu colonia vive una persona con autismo u otra condición con hipersensibilidad, recuerda el significado de un moño azul en la fachada de una casa.
Para los que quieren un poco de fuego en su celebración (pero sin pirotecnia), los ratoncitos son ideales, no producen sonidos fuertes y la familia puede divertirse un momento.
Busca otras alternativas para celebrar, puedes hacer uso de burbujas, realiza alguna manualidad, lanza papel picado e inventa alguna tradición divertida.
escolar.
experiencia
Fernández-Alvarado, & Onandia-Hinchado,
Perfil cognitivo del trastorno del espectro autista en población infantojuvenil: una revisión sistemática. Revista de psicología clínica con niños y adolescentes, 9(no 3), 1–14. https://doi.org/10.21134/rpcna.2022.09.3.3 Seijas Gómez, R. (2015). Atención, memoria y funciones ejecutivas en los trastornos del espectro autista: ¿cuánto hemos avanzado desde Leo Kanner? Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 35(127), 573–586. https://doi.org/10.4321/s0211-57352015000300009. Vives-Vilarroig, J., Ruiz-Bernardo, P., & García-Gómez, A.
La integración sensorial y su importancia en el aprendizaje de los niños con trastorno de espectro autista. Cadernos Brasileiros de Terapia Ocupacional, 30. https://doi.org/10.1590/2526-8910.ctoar22662988
Referencias: Alba, B. G., & Ariza, D. R. (2021). Hipersensibilidad sensorial en el entorno
La
escolar de Isabel y Emmit. Revista de educación inclusiva, 14(2), 121–136. https://revistaeducacioninclusiva.es/index.php/REI/article/view/714/647
I. (2022).
(2022).